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Parerga y paralipómena

Parerga y Paralipómena. Escritos filosóficos menores (Parerga und Paralipomena. Kleine philosophische Schriften, en el original alemán) es el título de la última obra que escribió el filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860). Fue publicada por primera vez a finales de 1851, convirtiéndose, en poco tiempo, en el primer libro de su autor que tuvo auténtica repercusión, lo que hizo de Schopenhauer el filósofo de moda, otorgándole la fama que durante la mayor parte de su vida le había sido esquiva.

Parerga y paralipómena
de Arthur Schopenhauer
Género Ensayo
Idioma Alemán
Fecha de publicación 1851

El biógrafo de Schopenhauer Rüdiger Safranski presenta la obra de este modo:

En 1850 [Schopenhauer] concluye los Parerga y Paralipomena, obra en la que ha trabajado durante los últimos seis años. Se trata de "escritos secundarios" y "cosas pendientes", o, como él mismo dice, "pensamientos dispersos, aunque sistemáticamente ordenados, sobre diversos temas". Entre ellos se encuentran los aforismos llamados: Aforismos sobre la sabiduría del vivir, que tan famosos llegarían a ser después.[1]

En su presentación de la edición separada del tercer opúsculo del primer tomo, Sobre la filosofía universitaria, escribe Francesc Jesús Hernàndez i Dobón:

Esta crítica mordaz ["Sobre la filosofía universitaria"] y los "Aforismos sobre la sabiduría de la vida" fueron (...) los pasajes de su libro que más influyeron en la difusión y popularidad que alcanzó entonces la filosofía de Schopenhauer, que se extendió pronto más allá de las fronteras germanas.[2]

Una edición ampliada apareció en 1862, póstumamente, preparada por Julius Frauenstädt, discípulo de Schopenhauer. Todas las ediciones modernas se basan en ésta, aunque en algunos casos con ampliaciones menores adicionales.

El título del libro hace referencia, mediante dos palabras griegas, a la clase de materiales que contiene: en efecto, el primer volumen recoge seis «obras accesorias» (Nebenarbeiten) u opúsculos, los Parerga, mientras que el segundo reúne, distribuidos en 32 capítulos, los Paralipomena, palabra que viene a traducirse como «suplementos» o «apéndices». Algunos editores subrayan expresamente esta división.[3]

Objetivos de la obra y circunstancias de su publicación

 
Fotografía coloreada de Schopenhauer, realizada en 1859 por Johann Schäfer.[4]

A pesar del fracaso editorial y académico de todas sus obras anteriores, Schopenhauer nunca dejó de creer en el futuro reconocimiento al que su obra estaba destinada. Una vez realizada la reedición de su obra capital, El mundo como voluntad y representación (1844, con un segundo tomo adicional de «Complementos»), así como la reedición de la obra que supuso la «introducción» a su sistema: Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente (1847; la primera edición se había realizado en 1813), y completada así la edición de sus obras doctrinales fundamentales, concibió la redacción de un libro donde reunir opúsculos que no habían tenido cabida en las citadas obras principales, escritos con un estilo más popular, que favoreciese la divulgación de su filosofía. En sus propias palabras, la obra era «más popular, sin comparación, que todo lo anterior» y presentaba su «filosofía para el mundo».[5]

Schopenhauer escribió a su antiguo editor, Brockhaus, el 26 de julio de 1850 ofreciéndole la obra con vistas a su publicación. Brockhaus, escarmentado por los fracasos de las dos ediciones de Die Welt als Wille und Vorstellung (1819 y 1844),[6]​ rechazó la propuesta. Después de que otras editoriales hicieran lo mismo, el «apóstol» de Schopenhauer, Julius Frauenstädt, halló una librería berlinesa, A.W. Hayn, dispuesta a publicar los dos gruesos tomos del libro, que finalmente se publicó en noviembre de 1851.[7]

Tras la muerte del filósofo, la misma editorial publicó en 1862 la segunda edición de Parerga und Paralipomena, preparada por J. Frauenstädt, con el subtítulo «segunda edición, mejorada y aumentada a partir del legado manuscrito del autor».

Contenido: Tomo I

 
Primera edición de "Parerga y Paralipómena"

El primer tomo, además de un breve «Prólogo» general a la obra, fechado en diciembre de 1850, consiste en seis opúsculos independientes entre sí (sin numerar), en el siguiente orden: «Esbozo de una historia de la doctrina de lo ideal y lo real», «Fragmentos para la historia de la filosofía», «Sobre la filosofía de universidad», «Especulación trascendente sobre la aparente intencionalidad en el destino del individuo», «Ensayo sobre la visión de espíritus y lo que con ella se relaciona» y «Aforismos sobre la sabiduría de la vida».

El lema del libro es una cita clásica de Juvenal: Vitam impendere vero («dedicar la vida a la verdad», Sátiras, IV, 91).

El «Prólogo» (Vorwort) describe muy brevemente la naturaleza del libro, consistente en «algunos tratados sobre temas particulares, muy heterogéneos» y «pensamientos sueltos sobre objetos aún más diversos» que no tenían cabida en las «obras sistemáticas más importantes», y la clase de lectores a los que se dirige: ante todo, el libro ha de aportar un complemento a aquellos que ya conocen las obras previas del filósofo, pero también será accesible a quienes no están familiarizados con ellas.[8]

«Esbozo de una historia de la doctrina de lo ideal y lo real»

En el primer opúsculo de los ParergaSkizze einer Geschichte der Lehre vom Idealen und Realen»), Schopenhauer expone su visión de la historia del problema de la «cosa en sí » de Kant en la filosofía moderna, remontándolo a la duda sobre la realidad del mundo externo planteada por Descartes, «padre de la filosofía moderna».[9]​ El problema, según Schopenhauer, consiste en

la cuestión de qué es objetivo en nuestro conocimiento y qué es subjetivo en él; por tanto, la de qué se ha de atribuir en él a posibles cosas diferentes de nosotros y qué se ha de atribuir a nosotros mismos. En nuestra cabeza, en efecto, surgen imágenes, no por ocasión interna –procedentes acaso del arbitrio o de la asociación de ideas–; por consiguiente, [surgen] por ocasión externa. Tan sólo estas imágenes son lo inmediatamente conocido para nosotros, lo dado. ¿Qué relación pueden tener con cosas que existan completamente separadas e independientemente de nosotros y que de alguna manera vengan a ser causa de estas imágenes? ¿Tenemos certeza de que, sencillamente, existan tales cosas? Y, en ese caso, ¿nos dan las imágenes también información sobre su constitución?.[10]

Recuperando una terminología empleada con anterioridad por Schelling, Schopenhauer designa como «lo real» esas presuntas cosas independientes de nuestro modo de conocimiento, mientras que lo «ideal» son las cosas tal como las conocemos (representaciones, fenómenos). Conforme a esta terminología, escribe:

Éste es el problema a consecuencia del cual desde hace doscientos años el esfuerzo principal de los filósofos es separar con pureza lo ideal, es decir, lo que corresponde solamente y como tal a nuestro conocimiento, de lo real, es decir, de lo que existe independientemente de él, por medio de un nítido corte en línea recta, y de este modo establecer la relación mutua de ambos.[11]

Planteada la cuestión, Schopenhauer pasa a exponer de forma resumida las aportaciones de diversos filósofos al problema a lo largo de los dos últimos siglos. Tras una breve referencia a posibles anticipos del mismo en la antigüedad (en concreto, remite a Plotino), comienza por Descartes, que, con su dubito, cogito, ergo sum («dudo, pienso, luego soy»)[12]​ subrayó «la certeza única de la conciencia subjetiva, en oposición a la [certeza] problemática de todo lo demás».[13]​ Sin embargo, Descartes terminó admitiendo un acceso del conocimiento a lo real en sí, garantizado por la existencia de Dios. Con todo, aún retuvo la diferencia entre la inmediatez del conocimiento del sujeto y la mediatez del conocimiento de los objetos externos, al establecer un dualismo entre la «cosa pensante» (res cogitans) y la «cosa extensa» (res extensa).

Inicialmente fueron estas soluciones las que otros filósofos quisieron modificar: Schopenhauer presenta en primer lugar a Malebranche, con su teoría de las «causas ocasionales» y la idea de que «vemos todas las cosas inmediatamente en Dios», teorías mediante las cuales el filósofo francés explica la posibilidad de acceder a los objetos reales como tales.[14]​ El sistema de la armonía preestablecida y la monadología de Leibniz surgieron, según Schopenhauer, como respuesta a las ideas de Malebranche. Leibniz establece con aquel sistema dos mundos diferentes opuestos, incapaces de obrar el uno sobre el otro, pero que marchan armónicamente porque Dios lo estableció así.[15]

Después de criticar el «monstruoso absurdo» sentado por Leibniz,[16]​ Schopenhauer presenta la solución de Spinoza, quien quiso eliminar el dualismo cartesiano afirmando que la res extensa y la res cogitans eran una única sustancia, considerada desde diferentes puntos de vista. Y, así, escribió Spinoza: ordo et connexio idearum idem est ac ordo et connexio rerum («el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas»).[17]​ De esta manera se garantizaría el acceso del conocimiento a lo real. Ahora bien, Schopenhauer, partiendo de los resultados de la filosofía kantiana, critica en la solución de Spinoza el erróneo presupuesto de identificar las «cosas extensas» (los objetos de la percepción sensible) con las «cosas en sí mismas» independientes de nuestro modo de conocerlas. En efecto, la extensión no es lo opuesto a la representación, sino que cae dentro de ella; la verdadera cuestión es la de si existe algo independiente de nuestro representar.[18]

George Berkeley, dándose cuenta de aquel error, estableció un radical idealismo, al reducir los objetos extensos a representaciones («ideas», en su terminología) y negando el supuesto (lockeano) de una «materia» incognoscible como sustrato de aquellos. Para Berkeley, todo se reduce a «espíritus» (es decir, sujetos cognoscentes y volentes) e «ideas» (esto es, representaciones en general: percepciones, conceptos, etc.). Sin embargo, de nuevo admitió la figura de Dios como garante de la coherencia de las ideas de los diferentes espíritus y causa última de las ideas en general.[19]

Anterior a Berkeley, John Locke se aferró al «sano, pero rudo entendimiento» para sostener su postura realista. Aunque Schopenhauer rechaza los argumentos de Locke en defensa de tal postura, superada por Berkeley, aplaude la distinción que hizo entre «cualidades primarias» y «cualidades secundarias». Para Locke, las cualidades primarias de las cosas son aquellas que el pensamiento no puede eliminar: extensión, impenetrabilidad, figura, movimiento o reposo y número. Las cualidades secundarias son el producto o efecto de las cualidades primarias sobre nuestros sentidos: color, sonido, gusto, etc. y son de origen y naturaleza subjetiva, mientras que las primarias son reales.[20]

David Hume puso en entredicho la validez de la ley de causalidad, a la que apelaba Locke para determinar lo real (causa de lo subjetivo, la representación). El escepticismo de Hume dio ocasión a las reflexiones de Immanuel Kant con las que quedaron superados los puntos de vista anteriores. Las que Locke llamaba cualidades primarias, el espacio, el tiempo, así como las categorías (causalidad, cantidad, sustancia...), precisamente por esa característica de no poder ser «eliminadas» con el pensamiento, por ser universales y necesarias, Kant las determinó como formas a priori del conocimiento, que hacen posible la experiencia en general. De este modo, también ellas eran de naturaleza y origen subjetivo. Como resultado, no conocemos en absoluto las cosas tal como son en sí mismas (sino solamente sus «fenómenos» o «manifestaciones», Erscheinungen) y lo real (la «cosa en sí») queda, para Kant, como una mera X, inaccesible.[21]

Concluyendo la historia del problema de lo real y lo ideal, Schopenhauer se ubica a sí mismo en dicha historia como aquel filósofo que, admitiendo los resultados de la filosofía de Kant, ha sabido hallar una vía de acceso a la «cosa en sí», no, como hasta entonces se había hecho, buscándola en la representación (los objetos), sino buscándola en aquel que representa, el sujeto, en aquello que hay en él que no es, precisamente, representación: y tal es, en efecto, la voluntad.[22]

En el «Apéndice» («Anhang») de este opúsculo, Schopenhauer despacha las doctrinas y «aportaciones» (que pone en duda como tales) de los tres filósofos postkantianos más importantes del llamado idealismo alemán, Fichte, Schelling y Hegel, a quienes no considera auténticos filósofos, sino meros sofistas,[23]​ debido a la «deshonestidad» de su método filosófico, que apela a meras imposiciones, estilo ininteligible, mistificaciones, etc.[24]​ En lo que concierne al problema de lo real y lo ideal, critica en primer lugar a Fichte, por haber eliminado la kantiana «cosa en sí» sin justificación, convirtiendo las representaciones en meros productos del sujeto (el Yo).[25]​ La filosofía de la identidad de Schelling incurre, a pesar de la mediación de Kant, en el mismo defecto que la de Spinoza, señalado más arriba, ya que, formulada a imitación del sistema de Spinoza, identifica lo ideal y lo real entendiendo como «lo real» los objetos de la percepción externa. Schelling, por otra parte, llevó más lejos el error al pretender la reducción de la Metafísica a la Física.[26]​ Con todo, Schopenhauer alaba en Schelling la «amalgama ecléctica» en que consistía su filosofía, así como sus esfuerzos en la Naturphilosophie.[27]​ Hegel, imitando en parte a Schelling, desde un planteamiento similar al de éste, identificó lo real y lo ideal, esta vez con predominancia de lo segundo, consistiendo el mundo en «el automovimiento dialéctico del concepto», previa hipóstasis (en el sentido kantiano: cosificación, sustancialización) de lo ideal (esto es, lo propio de la representación) como una suerte de cosa en sí, independiente del sujeto. Durante la exposición, Schopenhauer aprovecha para lanzar algunas de sus célebres invectivas contra Hegel.[28]

«Fragmentos para la historia de la filosofía»

El opúsculo «Fragmente zur Geschichte der Philosophie» es, con más de un centenar de páginas,[29]​ el segundo más largo del primer volumen de los Parerga y se divide en catorce parágrafos, con sus correspondientes epígrafes. De ellos, el más voluminoso es el § 13, dedicado a un nuevo examen de la filosofía de Kant (después del apéndice de El mundo como voluntad y representación y la parte consagrada a la ética kantiana en Sobre el fundamento de la moral).

En el § 1, «Sobre la misma», esto es, sobre la Historia de la filosofía, Schopenhauer expresa sus opiniones sobre el estudio de esta disciplina y su aversión hacia el empleo de los manuales, recomendando la lectura directa de los filósofos:

«Leer, en vez de las propias obras de los filósofos, exposiciones cualesquiera de sus doctrinas o, en general, historias de la filosofía es como si uno quisiera que otro le masticase la comida.»[30]

Como alternativa a tales manuales, Schopenhauer propone meras colecciones de capítulos y pasajes principales de los filósofos. De acuerdo, pues, con esta idea, el opúsculo no pretende ser un manual de esa clase, sino una serie de reflexiones del autor con motivo del estudio de las obras originales de filósofos del pasado.[31]

Esas reflexiones consisten, en casi todos los casos, en buscar, en las filosofías anteriores, coincidencias o anticipos de las propias doctrinas de Schopenhauer, o bien de las doctrinas de Kant. Así, por ejemplo, en el § 2 («Filosofía presocrática») menciona que los eleatas ya avanzaron una distinción entre fenómenos y noúmenos que sería próxima a la distinción kantiana (en la que se usaron los mismos términos);[32]​ en el papel del odio (neikos) y el amor (filía) en Empédocles ve un cierto anticipo de su propia teoría de la voluntad ciega, al que se añade el pesimismo explícito en la obra del filósofo de Agrigento;[33]​ en Pitágoras, busca anticipos de su propia metafísica de la música.[34]​ De los filósofos presocráticos alaba además las numerosas anticipaciones científicas, entre otras, la de la teoría de la nebulosa protosolar (de Kant y Laplace) en Anaxímenes, Empédocles y Demócrito.[35]​ En el § 3, acerca de Sócrates, Schopenhauer compara a éste con Kant, en cuanto enemigo del dogmatismo;[36]​ el § 4, sobre Platón, se consagra a la crítica de éste como precursor del racionalismo y la llamada psicología racional, lo que lleva a Schopenhauer a un excurso sobre la historia de la crítica de la psychologia rationalis (de Aristóteles a Kant), pero al final alaba la noción platónica de contemplación, con la que se relaciona el Libro III de El mundo...[37]​ En el parágrafo sobre Aristóteles, Schopenhauer principalmente critica los perjuicios que su sistema habría causado al desarrollo de la ciencia natural.[38]​ El § 6, sobre los estoicos, aparte de una comparación del logos spermatikós (razón seminal) con la forma substantialis de los escolásticos (que Schopenhauer relaciona a su vez con las ideas platónicas), se consagra a discutir la fidelidad de las Disertaciones de Arriano con respecto a Epicteto y el estoicismo en general.[39]​ De los neoplatónicos, aparte de unos juicios de estilo (más bien negativos) sobre Porfirio, Jámblico y Proclo, aplaude en Plotino la doctrina monista del hen kai pan («todo es uno») –que, según Schopenhauer, provendría de influencias hinduistas– y el latente idealismo del libro VII de la tercera Enéada.[40]​ En el breve parágrafo (§ 8) sobre los gnósticos, bromea sobre la introducción de seres intermedios entre Dios y el mundo (los eones, el demiurgo, etc.) para explicar el mal y la caída, con lo cual «[los gnósticos] echan la culpa del soberano [Dios] a los ministros».[41]​ De Escoto Eriúgena, así como del modelo filosófico de éste, el pseudo Dionisio Areopagita, Schopenhauer alaba la tendencia monista y el planteamiento del problema del origen del mal.[42]​ El difuso parágrafo (§ 10) sobre la Escolástica define ésta sobre la base de su sumisión a las Escrituras y presenta unas breves reflexiones sobre el problema de los universales en la disputa entre realistas y nominalistas.[43]

El examen de la filosofía moderna comienza (§ 11, «Bacon de Verulamio») con una comparación de Aristóteles y Francis Bacon, a quien Schopenhauer concede el mérito de la promoción del método inductivo y el empirismo,[44]​ pero se desarrolla sobre todo en el genérico § 12, titulado «La filosofía de los modernos».[45]​ Como hilo conductor de dicho examen, Schopenhauer plantea una metáfora tomada del mundo de la contabilidad: tal como en ésta los cálculos no deben dejar un «resto» o «residuo», lo mismo debe hacer la filosofía a la hora de explicar el enigma del mundo.[46]​ Tal residuo fue en el sistema de Descartes el dualismo de la «cosa pensante» y la «cosa extensa», cuya interacción resultaba inexplicable; la resolución de dicho problema fue la tarea de sus sucesores: Malebranche, Leibniz, Spinoza.[47]​ Aquí el fallo vino de la falta de un examen previo del origen de los conceptos y en concreto el de sustancia. La idea de la necesidad de tal examen hay que agradecérsela a Locke (que, en esto, fue seguido por Kant).[48]​ Otro error fundamental de los racionalistas fue dar la primacía a la representación abstracta (los conceptos) sobre la intuitiva (percepción).[49]​ De la monadología de Leibniz, también surgida de aquella concepción precrítica, dogmática, de la sustancia, Schopenhauer considera que «todo es residuo». Sin embargo, valora en Leibniz su oposición al materialismo y su tendencia al idealismo.[50]Kant, en fin, reduce aquel concepto (trascendente) de sustancia a una mera categoría, una forma a priori del pensamiento, que no nos faculta para conocer la «cosa en sí», por lo que la esencia (Wesen) a la base de los cuerpos y las almas podría ser idéntica.[51]​ Esta doctrina kantiana, escribe Schopenhauer,

«me abrió el camino a la comprensión de que el propio cuerpo de cada uno es solamente la intuición que surge en su cerebro de su propia voluntad, relación que, entonces, extendida a todos los cuerpos, resultó en la descomposición del mundo en voluntad y representación.»[52]

Dejando el tema de la sustancia, Schopenhauer repasa brevemente la historia del idealismo desde Descartes, que por haber partido de la inmediatez de lo subjetivo abrió una nueva época de la filosofía, si bien luego se enredó en círculos viciosos al buscar en Dios el garante de las verdades y la realidad objetiva del mundo externo; por eso solo Berkeley es el auténtico «padre del idealismo» –que es «la base de toda verdadera filosofía»–.[53]Locke, mediante su distinción entre «cualidades primarias» y «secundarias» (que aquí Schopenhauer remonta a Demócrito), preparó el camino al idealismo crítico de Kant.[54]​ Finalmente, de conformidad con aquel giro hacia la subjetividad, Schopenhauer logró determinar la oscura «cosa en sí» kantiana como la voluntad que hallamos en nuestro interior.[55]

A este parágrafo sigue el largo § 13 mencionado antes, que contiene «Todavía algunas aclaraciones sobre la filosofía kantiana».[56]​ Schopenhauer presenta el texto como «un ensayo... que trata de arrojar sobre la profundidad kantiana mi claridad».[57]​ La exposición comienza presentando los «resultados negativos de la filosofía kantiana»: la vieja pretensión de la Metafísica de ser una ciencia apodíctica (es decir, de certeza absoluta) a partir de conceptos puros se probó imposible: Locke probó el origen empírico de los conceptos universales; Kant halló que algunos (las categorías) son puros, pero restringió su uso a la experiencia posible (con lo que se desautorizaba a la Metafísica como ciencia de lo que está más allá de la naturaleza). No obstante, la determinación del origen subjetivo tanto de la sensación (Locke) como de lo formal que aporta el intelecto (Kant) traía como consecuencia el carácter meramente fenoménico de la experiencia: la «cosa en sí» a la que apunta el fenómeno quedaba como incognoscible.[58]

Tras unas aclaraciones sobre términos kantianos como la distinción entre lo «trascendental» y lo «trascendente», el idealismo trascendental, etc.,[59]​ sigue una nueva exposición del modo como Schopenhauer ve el proceso histórico-filosófico que llevó de Locke a Kant pasando por Hume.[60]​ Contra Hume, Kant probó la aprioridad de la causalidad, a la vez que proscribió su uso trascendente: ahora bien, precisamente en este punto Kant cometió una inconsecuencia, al presentar a veces la «cosa en sí» como causa o fundamento del fenómeno, con lo que precisamente aplicaba la ley causal a lo trascendente. Así lo señaló Schulze-«Enesidemo», sin que el kantiano Reinhold supiera defender bien la doctrina de su maestro.[61]​ Schopenhauer introduce aquí un excurso donde explica qué es lo que realmente para Kant remitía directamente a la «cosa en sí» —esto es, lo empírico, lo contingente, lo «dado», la «materia» (Stoff) a la que se aplican las formas intelectuales—, presenta sus propias objeciones y su solución sobre aquello que permite propiamente defender la existencia de la «cosa en sí».[62]​ Después de esto, regresa a la cuestión histórica y recuerda cómo fueron las objeciones de Schulze las que dieron pie, primero, al idealismo de Fichte, en el que se eliminaba la «cosa en sí» y, previa eliminación de lo a posteriori, se reducía todo al sujeto; segundo, a la filosofía de la identidad de Schelling, que eliminó la distinción de lo ideal y lo real mezclándolo «en la papilla de la identidad absoluta»; y, finalmente, a Hegel (aquí Schopenhauer en vez de presentar argumentos le dedica unas cuantas invectivas, así como a los alemanes, invocando para lo último a Wieland, Mozart, Beethoven y otros).[63]

En el pasaje que sigue, Schopenhauer procede a reivindicar el valor de la dialéctica trascendental de la Crítica de la razón pura:

«A las páginas más brillantes y meritorias de la filosofía kantiana pertenece indiscutiblemente la Dialéctica trascendental, por cuyo medio de la cual levantó los cimientos de la Teología y la Psicología especulativas de tal manera que desde entonces no se ha sido capaz, ni con la mejor voluntad, de ponerlos de nuevo. ¡Qué beneficio para el espíritu humano!»[64]

Con ocasión de este tema, Schopenhauer presenta su propia versión de la crítica a los «paralogismos» de la psicología racional (esto es, las tesis sobre la simplicidad, sustancialidad e inmortalidad del alma);[65]​ luego, hace otro tanto con la crítica kantiana de la cosmología racional, aunque aquí, a diferencia de Kant, favorece en general a las «antítesis» del capítulo de las antinomias (como lo había hecho en la «Crítica de la filosofía kantiana»);[66]​ y en tercer lugar, tras volver a aplaudir la crítica de Kant a la teología especulativa, expone también su propia versión de la crítica de las pruebas de la existencia de Dios (el argumento cosmológico, el ontológico y el físico-teológico).[67]​ De aquí pasa Schopenhauer a protestar contra los intentos de los postkantianos de salvar la teología después de los ataques de Kant, lo que le conduce a unas reflexiones críticas sobre el origen de la religión, sobre el teísmo y el panteísmo.[68]

El último parágrafo del opúsculo (§ 14) se consagra a «Unas observaciones sobre mi propia filosofía», donde Schopenhauer celebra la sencillez (simplex sigillum veri), la unidad y coherencia de su filosofía, que describe aquí como un «dogmatismo inmanente» (por oposición al dogmatismo trascendente combatido por Kant).[69]​ También se jacta de la base inductiva de su sistema y su fidelidad al método analítico[70]​ y de que siempre busca «llegar hasta el fondo» de las cosas:

«Por eso la humanidad ha aprendido de mí muchas cosas que nunca olvidará, y mis escritos no perecerán».[71]

A esta declaración de «modestia» siguen unas reflexiones sueltas: el rechazo de una concepción teísta (o panteísta) de su concepto de la voluntad; una breve defensa del «pesimismo» que se le reprochaba a su filosofía; una discusión sobre las influencias —afirmadas por algunos— de Schelling o Fichte sobre el pensamiento fundamental de Schopenhauer; y una breve diatriba contra la «conjura de los criados» (Chamfort), que le convirtió, en sus propias palabras, en «el Kaspar Hauser de los profesores de filosofía».[72]

«Sobre la filosofía de universidad»

El famoso opúsculo «Über die Universitäts-Philosophie», tercero de los Parerga,[73]​ es un escrito polémico contra la filosofía institucional de mediados del siglo XIX, en el que Schopenhauer presenta una feroz diatriba contra la misma. El texto, relativamente largo, no presenta subdivisiones y los argumentos se exponen de una manera, por así decir, espiral, sin un orden muy claro.

En el primer párrafo, Schopenhauer reconoce las ventajas de la enseñanza universitaria de la filosofía, así como en la educación secundaria, pues se facilita así su divulgación; no obstante, esto no sería imprescindible, pues

«los que se aman y han nacido el uno para el otro se encuentran fácilmente: las almas emparentadas se saludan ya desde lejos».[74]

El hecho de convertir la filosofía en una profesión acarrea a la filosofía misma, como «libre investigación de la verdad», mayores perjuicios que ventajas tiene la enseñanza universitaria de dicha disciplina. En igual medida perjudica la filosofía por encargo de los gobiernos a la filosofía «por encargo de la naturaleza y la humanidad».[75]

En efecto, para Schopenhauer, el problema fundamental de la filosofía universitaria proviene de la injerencia e intromisión del Estado —que es quien subvenciona las universidades— en las tendencias que ha de favorecer la filosofía. Y las tendencias que favorece el gobierno son las de la Iglesia y la teología oficial: de este modo, se establece de antemano la «verdad» que la filosofía ha de buscar. Este problema no se presenta con otras ciencias enseñadas en la universidad, pues solo la filosofía entra en un terreno común con la religión.[76]​ Como resultado, se tiene una «filosofía de rueca»,[77]​ una «filosofía estatal»[78]​ y hasta una «filosofía de chiste».[79]​ Los profesores de filosofía se someten y se adaptan a este orden impuesto desde fuera, pues su interés principal es la manutención, el sueldo (aquí cita Schopenhauer con ironía el dicho latino clásico primum vivere deinde philosophari).[80]

Schopenhauer menciona algunos ejemplos históricos de los efectos de tal intromisión: los gobiernos intervinieron en las antiguas disputas entre realistas y nominalistas, aristotélicos y ramistas, cartesianos y aristotélicos y, más recientemente, en castigos y advertencias a Wolff, Kant, Fichte y Hegel.[81]​ Como ejemplo recentísimo, menciona (en la 2ª edición) el caso de Kuno Fischer, reprendido por enseñar el panteísmo en 1853.[82]

Al mismo estado de cosas atribuye Schopenhauer el desplazamiento de la filosofía de Kant por la de los filósofos postkantianos. Y es que:

«la Crítica de la razón pura es, dicho con toda seriedad, la carta de despido de la que hasta entonces había sido la ancilla theologiae [sierva de la teología], que así se negó de una vez para siempre a servir a su estricta señora».[83]

Justamente por este motivo se favoreció, según Schopenhauer, el triunfo rápido de los postkantianos,[84]​ ya que éstos venían a recuperar, transformada (a veces como un panteísmo encubierto[85]​), la vieja teología racional, por mediación del concepto de lo Absoluto y con ayuda de facultades intelectuales inventadas, como una «Razón» que «intuye» ese Absoluto.[86]​ De esta manera, por intereses extrafilosóficos se desplazó y olvidó la filosofía de Kant, «el más importante de todos los fenómenos filosóficos hasta ahora habidos».[87]

En este opúsculo, Schopenhauer insiste mucho en la crítica de los postkantianos, principalmente Fichte, Schelling y Hegel, a quienes denomina «sofistas»[88]​ apelando a la definición que dio Platón de los sofistas como aquellos que ganan dinero con la filosofía.[89]​ Además, les reprocha la «fanfarronería» (Windbeutelei) y el deseo de causar una impresión de profundidad mediante el empleo de un lenguaje y una jerga incomprensible.[90]​ Schopenhauer ataca aquí con especial dureza al «servil»[91]​ Hegel, quien habría buscado el apoyo oficial no solo gracias a su «religión absoluta» sino también mediante su apología y glorificación del Estado.[92]​ A él y a su escuela Schopenhauer les hace responsables, por su perniciosísima influencia, de la degradación, no solo de la filosofía, sino de la literatura alemana en general, de la recaída en el materialismo, del deterioro de la lengua alemana y aun de la moda de las barbas.[93]​ Paradójicamente, lo mismo que ocasionó el éxito de la «pseudofilosofía» hegeliana fue lo que trajo su crisis y hasta su persecución, cuando se descubrió que el panteísmo latente en ella no se avenía bien con el teísmo oficial.[94]​ Fue en este momento cuando se produjo el sonado episodio del retorno de Schelling (en 1841), llamado por el Estado para atacar el hegelianismo y promover la religión oficial.[95]

Otros filósofos postkantianos a los que Schopenhauer menciona desdeñosamente son: Herbart,[96]Schleiermacher,[97]​ Jakob Salat[98]​ y Fries, si bien a este último le concede el mérito de haber sido de los pocos (junto a Wilhelm Traugott Krug) que osaron criticar el sistema de Hegel.[99]​ Schopenhauer observa que, mientras que los auténticos filósofos del pasado solo tarde y con dificultad obtuvieron reconocimiento, esos filósofos alemanes del siglo XIX han obtenido una rápida fama,[100]​ lo que han conseguido gracias al amiguismo y corporativismo que reinan en el mundo de los profesores de filosofía.[101]​ En contraste, los «auténticos filósofos» muy rara vez fueron también profesores, siendo Kant una de las escasas excepciones, que fue posible porque Kant no enseñaba su propia filosofía desde la cátedra.[102]​ La enseñanza de la filosofía en la universidad es incluso un absurdo, ya que se trata de una ciencia que aún no existe, que siempre se busca;[103]​ al recibir cátedras, los profesores se ven en la obligación de estar en posesión de tal ciencia.[104]​ Y, además, para proteger tanto su status como los intereses a los que sirven, tienen que impedir que la auténtica filosofía los desplace. Por eso Schopenhauer habla de una «conspiración de los mediocres» contra el genio y el mérito auténtico:[105]​ «éste es un obstáculo principal del progreso de la humanidad en todos los campos».[106]

Contra esa «filosofía estatal» sometida a los imperativos de la religión oficial, escribe Schopenhauer:

«La filosofía no es ninguna iglesia ni ninguna religión. Es el pequeño lugarcito en el mundo, accesible a poquísimos, donde la siempre y en todas partes odiada y perseguida verdad debe estar por una vez libre de toda presión y coacción, celebrar por así decir sus Saturnales, que conceden libertad de expresión aun al esclavo, y donde ella debe tener incluso la prerrogativa y la última palabra, dominando ella sola absolutamente, sin admitir nada más a su lado. En efecto, el mundo entero y todo lo que hay en él está repleto de intención (Absicht), mayormente intención baja, vulgar y mala: sólo un pequeño lugar debe reconocidamente estar libre de aquella y abrirse exclusivamente a la comprensión (Einsicht), y, por cierto, a la comprensión de las más importantes y decisivas relaciones de todas: y ese lugar es la filosofía.»[107]

Y es que una de las condiciones de la auténtica filosofía consiste, según el filósofo, en «que uno se sostenga sobre sus propias piernas y no reconozca ningún amo».[108]​ Otras de esas condiciones se explican a lo largo del tratado[109]​ y Schopenhauer habla de una «aristocracia natural» por la que el genio filosófico solo raras veces se presenta en la Historia.[110]​ La gravedad de una manipulación de la filosofía como la descrita radica en el dominio que la filosofía ejerce sobre el espíritu de la época (Zeitgeist),[111]​ constituyendo incluso el «bajo fundamental» de la Historia política.[112]

Concluyendo, Schopenhauer propone, con cierta ironía, que en las universidades se enseñe exclusivamente Lógica (en la medida en que se trata de una ciencia segura y terminada) y una muy sucinta Historia de la filosofía como introducción a la misma: sucinta, para que no les quede a los profesores espacio para expresar sus propias opiniones y porque, como se dijo en el opúsculo anterior, a los filósofos hay que conocerlos directamente a través de sus obras.[113]

«Especulación trascendente sobre la aparente intencionalidad en el destino del individuo»

En el cuarto opúsculo de los Parerga, llamado «Transcendente Spekulation über die anscheinende Absichtlichkeit im Schicksale des Einzelnen», tenemos, como el título indica, una «especulación trascendente», que el autor reconoce como «una mera fantasía metafísica» que «no puede llevar a ningún resultado firme»,[114]​ consagrada a buscar una explicación (conjetural), desde las premisas de la filosofía del autor, a la universal creencia en el destino y la providencia, la guía sobrenatural de los acontecimientos del mundo, creencia que se halla en todos los tiempos y pueblos, y aun entre los no supersticiosos.[115]

Schopenhauer observa en primer lugar que esa creencia, como toda creencia religiosa, surge menos del conocimiento que de nuestra voluntad, pues es «ante todo, hija de nuestra menesterosidad (Bedürftigkeit)». Y así, aun cuando el azar generalmente nos perjudica y nos gasta toda clase de bromas, cuando alguna vez nos favorece queremos ver en ello la mano de la providencia como algo evidentísimo, y lo extendemos incluso a esas ocasiones en que el azar nos perjudica, viendo un beneficio oculto en ello. Visto así, suponer una intención en el azar es una idea que roza la temeridad; una idea que, o es lo más absurdo del mundo, o lo más profundo imaginable.

La estricta necesidad de todo cuanto sucede es, según Schopenhauer (que en esto sigue a Kant), una verdad universal y a priori, que se podría designar como «un fatalismo demostrable».[116]​ Según este autor, una confirmación a posteriori del mismo la ofrece el «hecho ya indudable» de que en el sonambulismo por magnetismo, así como a veces en el sueño común, se produce el fenómeno de la «segunda visión» (videncia), en la que se prevén acontecimientos futuros, a menudo hasta los detalles, y de tal modo que, en ocasiones, precisamente al intentar evitarlos se termina provocándolos (como se mostraba en ciertas tragedias griegas). Schopenhauer se remite para esto a obras de Bende Bendsen, Kieser y Jung Stilling. La mántica probaría, pues, la realidad de la heimarmene (destino).[117]​ Pero la cuestión es que, más allá de esto, existe una intuición (Einsicht) de que esa necesidad no es ciega, sino que encubre una intención: ese sería un «fatalismo trascendente». Éste se percibe en que ciertos acontecimientos de la vida parecen llevar el sello de una necesidad moral o interna, como si hubiera un plan en ello.[118]​ Schopenhauer subraya que esto es válido únicamente al nivel de los individuos (aprovechando para lanzar una tácita pulla antihegeliana):

«No en la Historia universal, como se afirma entre los profesores de filosofía, sino en la vida del individuo hay plan y totalidad. Los pueblos existen tan sólo in abstracto: los individuos son lo real. Por eso la Historia universal carece de significación metafísica directa: propiamente es una mera configuración casual».[119]

Esa aparente conformidad a un plan de los sucesos de la vida individual se explica en parte, para Schopenhauer, mediante su teoría del carácter innato: hay una especie de «brújula interior», un instinto guía, inconsciente.[120]​ Pero falta la otra parte, la de las circunstancias, lo que viene de fuera; ver un plan también en esto se asemeja, por ejemplo, a cuando imaginamos ver rostros en las manchas de una pared. Ahora bien, también barruntamos que lo justo y provechoso para nosotros tal vez no es aquello que proyectamos y deseamos.[121]​ Y así surge el «pensamiento muy trascendente» según el cual «este mundus phaenomenon [mundo fenoménico] en el que domina el azar tiene a la base por doquier y universalmente un mundus intelligibilis [mundo inteligible], el cual domina sobre el mismo azar».[122]​ La naturaleza lo hace todo por el género (la especie, la idea platónica), despreciando el individuo; ahora bien, aquí se trata, no de la naturaleza (el fenómeno), sino de lo que reside más allá de ella, lo metafísico, lo cual existe entero e indiviso en cada individuo. La cuestión, pues, es si a cada carácter individual se corresponde el destino que le toca (lo sobrevenido desde fuera) o bien no hay relación alguna entre ellos.[123]

Aunque siempre creemos ser dueños de nuestras acciones, cuando miramos retrospectivamente al camino de nuestra vida, nos sorprendemos al ver que a veces parece como si una extraña fuerza hubiese guiado nuestros pasos. Schopenhauer aduce, para mostrar lo universal de tal perspectiva, numerosas citas de clásicos: Shakespeare, Luciano, Heródoto, Goethe y el profeta Jeremías (10:23).[124]​ Nuestras acciones son, según Schopenhauer, el producto necesario de dos factores: primero, el carácter, inmutable, y que solo conocemos a posteriori, y, segundo, los motivos, que provienen del exterior. «Pero el yo que juzga sobre el proceso resultante es el sujeto del conocer, ajeno a ambos como tal y mero espectador crítico de su obrar. De ahí que a veces pueda sorprenderse.»[125]​ Hay, sin embargo, un factor más en aquella creencia, el cual también se ha reflejado a menudo en la literatura: que, en esa mirada retrospectiva, vemos un intenso contraste entre la casualidad física (azar) de ciertos acontecimientos y su aparente (e indemostrable) necesidad metafísico-moral. Desde este punto de vista, parece haber «un poder secreto e inexplicable», un «hilo secreto»,[126]​ de tal modo que se cumple el ducunt volentem fata, nolentem trahunt («los hados guían al bien dispuesto, y arrastran al que reniega»).[127]​ Aun la aparente casualidad y error serían los instrumentos de la «mano invisible» del destino.[128]​ Se postula aquí, pues, una unidad última de la necesidad y el azar, alcanzar un concepto claro de la cual unidad le parece a Schopenhauer imposible.[129]​ Dicha unidad sería aquello que los antiguos llamaban heimarmene o fatum (destino), así como el genio o daimon que guiaba para ellos la vida del individuo, y también la providencia (pronoia) del cristianismo, conceptos que, según Schopenhauer, difieren solo por la tendencia al antropomorfismo.[130]​ Schopenhauer dedica un largo pasaje a la exposición de la figura del daimon o genio conductor en la Historia, citando a Plutarco, Menandro, Platón, Porfirio, Estobeo, Horacio, Apuleyo, Jámblico, Proclo y Paracelso, entre otros.[131]

La cuestión de la unidad de azar y necesidad se presenta de modo análogo en la teleología de la naturaleza, en la que es muy frecuente vérselas con fenómenos que en principio no obedecen a ningún plan consciente y que sin embargo parece como si lo hicieran.[132]

Una nueva perspectiva se abre con el análisis del concepto de azar o casualidad: «casuales» son acontecimientos que coinciden en el tiempo sin que haya relación causal directa entre ellos. No existe, sin embargo, la casualidad absoluta, sino que siempre es relativa, pues indica justamente la falta de relación causal entre acontecimientos; ahora bien, las series causales aparentemente aisladas se entrelazan en sus eslabones, de manera que hay una complicadísima red común. (Schopenhauer hace una analogía con los meridianos y los paralelos, que serían respectivamente las líneas causales y, los paralelos, las líneas de lo simultáneo y aparentemente inconexo.)[133]​ De aquí que pueda sostenerse que todo se refleja y resuena en todo, como en el hipocrático panta sympnoia («todo conspira»). En esto reposaría la posibilidad de adivinar el futuro mediante objetos que parecen no tener ninguna relación, como las aves en la ornitomancia, las cartas (tarot), los posos del café, etcétera.[134]

Schopenhauer busca una analogía en lo que sucede en el sueño. En los sueños, en efecto, se presentan circunstancias y motivos «casuales», dispuestos por un poder secreto: pero en este caso ese poder no puede ser otro que nuestra propia voluntad, «desde una posición que no cae en nuestra conciencia soñadora». Las cosas que suceden en los sueños a menudo chocan y se oponen a nuestros deseos. Pero esto es justamente lo mismo que sucede en la vida.[135]​ Según esto, podría inferirse que también en la vigilia, en la vida real, es nuestra voluntad la que rige secretamente los acontecimientos que nos sobrevienen, esto es, aquella «conjuración del destino».[136]​ Esto concuerda con el «resultado principal» de la filosofía de Schopenhauer, conforme a la cual lo que presenta y mantiene el fenómeno (Phänomen) del mundo es la voluntad, la misma que vive en cada individuo, y concuerda asimismo con la frecuente comparación de la vida con el sueño. Sin duda cada uno es el «secreto director teatral de sus sueños» y acaso lo sería también del curso de su vida. Naturalmente no se trata aquí, recuerda Schopenhauer, de la voluntad «cognoscible empíricamente» sino de otro nivel, más profundo, de la misma.[137]​ (En apoyo de esta concepción, invoca un par de citas de Escoto Eriúgena donde se habla, entre paradojas, de la simultánea ignorancia y omnisciencia de un Dios que es pura voluntad.[138]​) Pero, a pesar de lo dicho, sucede que, a diferencia de en el sueño, en la vida los otros no son meros fantasmas, sino tan reales como uno, que a su vez forma parte del «sueño» de los otros. Habría que suponer, pues, algo así como —tomando el término de Leibniz— una «armonía preestablecida» de todos los «sueños de la vida».[139]

Hay, así, dos clases radicalmente distintas de conexión de los acontecimientos de la vida humana: una objetiva, la de la causalidad física, y otra subjetiva, también determinada necesariamente, en la que las escenas se suceden como en un drama, conforme al plan de un poeta. La unidad de esas dos series, de la que resultaría aquella «armonía preestablecida», excede a nuestra capacidad de comprensión. Pero el espanto que produce la idea disminuye si recordamos que el sujeto del «gran sueño» es en cierto sentido uno solo, la voluntad de vivir, y que la pluralidad de los fenómenos está condicionada por el espacio y el tiempo.[140]

Volviendo a la cuestión de la adivinación y premonición, Schopenhauer denuncia el error cientificista por el cual se opone a aquella el determinismo de la necesidad física; para Schopenhauer, es esta última justamente la que se halla en la base de la adivinación.[141]​ En efecto, gracias a la distinción kantiana entre «cosa en sí» y fenómeno —unida a la reducción schopenhaueriana de ambos a voluntad y representación—, es posible mostrar la compatibilidad (aunque sea desde lejos) de tres oposiciones:

  • 1) La de la libertad de la voluntad en sí y la necesidad de todas las acciones del individuo (determinismo).
  • 2) La del mecanicismo (causa eficiente) y la «técnica de la naturaleza» o teleología (causa final).[142]
  • 3) La de la casualidad o contingencia en los acontecimientos de la vida individual frente a la necesidad moral del curso de la vida, conforme a una finalidad trascendente para el individuo («providencia»).

La conciliación de cada una de estas oposiciones aclara la de las otras.[143]

Terminando el opúsculo, Schopenhauer observa que, gracias a aquella mirada retrospectiva al curso de la vida en la que vislumbramos un misterioso plan, y especialmente gracias a los golpes del destino, surge una impresión metafísica sobre la voluntad que favorece la que, para Schopenhauer, es la meta última de la existencia temporal: el abandono (Abwenden) de la voluntad de vivir. Esa guía invisible y siempre dudosa nos acompaña hasta el momento de la muerte, «ese auténtico resultado y, en esa medida, meta de la vida», momento decisivo y temible que Schopenhauer describe aquí, con cierta oscuridad, como «una crisis en el más estricto sentido de la palabra: un juicio universal (Weltgericht)».[144]

«Ensayo sobre la visión de espíritus y lo que con ella se relaciona»

En este cuarto opúsculo («Versuch über das Geistersehn und was damit zusammenhängt»[145]​), Schopenhauer se hace eco de la «rehabilitación» en Alemania de las historias de visiones de espectros y de la magia en «los últimos 25 años» (esto es, mediados de los años 1830), la cual, para Schopenhauer, se justifica porque las pruebas en contra que anteriormente se habían empleado no eran lo bastante firmes: las pruebas metafísicas se basaban en fundamentos inseguros, mientras que las pruebas empíricas solo afectaban a casos particulares (fraudes, etc.), y porque se presuponía que los fantasmas eran percibidos de la misma manera que los cuerpos físicos.[146]​ Aunque se presentan como tales en la percepción, para Schopenhauer, justamente no es así: apelando a su teoría de la intelectualidad de la intuición, según la cual las impresiones sensibles solo llegan a formar una intuición (percepción) mediante la aplicación de las formas intelectuales subjetivas de la causalidad, el espacio y el tiempo, indica la posibilidad de que ese mismo proceso de elaboración (inconsciente) de la percepción tenga lugar a partir de otra clase de impresiones que las de los cinco sentidos.[147]​ Tanto en un caso como en otro, surge la cuestión de la relación de los fenómenos con la «cosa en sí», y desde esta «posición trascendental», según Schopenhauer,

«tal vez se desprendería que al fenómeno de los espíritus no va aneja ni más ni menos idealidad que al fenómeno de los cuerpos, al cual reconocidamente subyace de manera inevitable el idealismo y por eso sólo mediante un largo rodeo puede remontarse a la cosa en sí, es decir, a lo verdaderamente real».[148]

De esta manera da el autor la pauta de lo que sigue en el opúsculo; hasta ahora se habían intentado explicaciones espiritualistas de los fenómenos de fantasmas (lo cual, para Schopenhauer, es una posición realista-dogmática) —incluso la crítica de Kant en Los sueños de un visionario explicados por los sueños de la metafísica (1764) se refería a esa clase de explicaciones—, pero Schopenhauer propone aquí «una explicación idealista».[149]​ No se detendrá en la enumeración de hechos, pues para eso existe otra bibliografía, sino en buscar una teoría que los explique; tampoco se cuidará de combatir el «escepticismo de la ignorancia» (que triunfaba, según dice, en la Inglaterra de la época), que se dedicaba a negar aquellos hechos.[150]

En relación con lo dicho sobre la intuición, Schopenhauer comienza por un examen de los sueños, un claro ejemplo de percepciones sin influjo externo, muy diferentes de las meras imaginaciones en cuanto a su intensidad, complejidad, detalle, etc. y sobre todo porque a las fantasías les acompaña una conciencia de la arbitrariedad que falta en el sueño, que se presenta como real.[151]​ La aparente disminución de la actividad de la memoria permite a Schopenhauer establecer una analogía del sueño con la locura, conforme a su teoría sobre la misma.[152]​ Como todos los fenómenos, el sueño debe conformarse al principio de razón suficiente: ¿cuál es la causa o fundamento de los sueños? Descartados el influjo externo y la asociación de ideas,[153]​ Schopenhauer afirma que solo queda la posibilidad de que el estímulo sea fisiológico; a partir de él, el cerebro actuaría como lo hace con las sensaciones externas, configurando los estímulos como percepciones.[154]​ El fenómeno del sueño, en fin, muestra la posibilidad de intuiciones (percepciones) con un origen distinto al sensorial. Para esa facultad, Schopenhauer propone el término Traumorgan («órgano del sueño»).[155]

Una vez establecido esto, Schopenhauer pasa al examen de clases excepcionales de sueños, comenzando por la «vigilia en el sueño» (Schlafwachen), que no se ha de confundir con el duermevela sino que es como un despertarse dentro del sueño, percibiendo objetos reales del entorno y del exterior. El filósofo llama a esto un «soñar verdadero», Wahrträumen. La descripción que ofrece Schopenhauer parece aludir en cierto momento a lo que hoy se denomina «viaje astral».[156]​ Pasa a continuación al fenómeno del sonambulismo, empezando por hipótesis fisiológicas al respecto, como las de Reil, Treviranus y Johann Baptist van Helmont.[157]​ Del sonambulismo, lo que interesa a Schopenhauer es la «clarividencia» (Hellsehn, videncia) que a veces se presenta, la cual, no dependiendo de impresiones externas, habría que remontar de nuevo a aquel «órgano del sueño».[158]​ Que de ese modo pueda llegarse a un conocimiento real y objetivo es un hecho, dice Schopenhauer, que solo puede explicarse desde la metafísica, como un atravesar el principio de individuación, un separarse de las condiciones del fenómeno.[159]​ Después de nuevas conjeturas fisiológicas para explicar el origen de estos fenómenos, así como de las alucinaciones,[160]​ regresa al fenómeno del Wahrträumen: es una visión de la realidad que a veces se limita al entorno inmediato pero otras veces va más allá, no solo en el espacio sino en el tiempo: se trata en el último caso de la videncia o adivinación, que se extiende desde el diagnóstico sorprendente de enfermedades a la premonición de accidentes o la muerte; en ocasiones, a acontecimientos nimios.[161]​ Cuando se presentan de manera muy clara, se trata de sueños teoremáticos; cuando se mezclan con el sueño normal, son sueños alegóricos, distinción debida a Artemidoro y su Oneirokritikon (que Schopenhauer prefiere con mucho a la reciente Symbolik des Traumes de Gotthilf Heinrich von Schubert).[162]​ Como una tercera clase, aún más difusa, estarían los presentimientos. Todas estas manifestaciones, en fin, del sonambulismo y el «sueño magnético» (hipnosis, mesmerismo), así como otras —la capacidad sanadora—, proceden, según Schopenhauer, de una intensificación o potenciación del sueño normal y de esta manera se les aplica la explicación dada antes sobre el fundamento de los sueños.[163]

Después de unas nuevas conjeturas fisiológicas para explicar el origen de esos fenómenos, mediante la oposición polar de cerebro y «nervios simpáticos»,[164]​ Schopenhauer recuerda que lo sorprendente de los fenómenos de la videncia resulta menos inconcebible si tenemos presente que el mundo objetivo no es más que un fenómeno cerebral, cuyo orden habitual se deja de lado hasta cierto punto en aquellos. En efecto, para la «cosa en sí» kantiana son vanas las distinciones de lo cercano y lejano, presente, pasado y futuro. Recíprocamente, esos hechos dan «en cierto modo una confirmación fáctica» a la doctrina kantiana: en efecto, la mántica (adivinación) confirma la idealidad del tiempo.[165]

Por su lado, el magnetismo animal (mesmerismo) ha mostrado la posibilidad de un efecto inmediato de la voluntad, a distancia: esto es, la magia.[166]​ Así,

«lo mágico es al obrar físico lo que la mántica a la conjetura racional: es una real y completa actio in distans, tal como la auténtica mántica, v.g. la videncia de los sonámbulos, es passio a distante».[167]

De ahí que la credibilidad de la una, o la duda sobre ella, siempre vaya ligada a la de la otra. Todos estos fenómenos, en fin, están emparentados, como ramas de un mismo tronco, que apuntan a un nexo de los seres que reside más allá de la naturaleza (esto es, del reino del espacio, tiempo y causalidad).[168]​ Estos hechos «mágicos» confirman, no solo la doctrina kantiana de la oposición de fenómeno y cosa en sí y sus leyes, sino la propia doctrina de Schopenhauer: en efecto, el auténtico agente en aquellos no es sino la voluntad, manifestándose aquí como la «cosa en sí».[169]​ Adicionalmente, esos fenómenos ofrecen una refutación del materialismo y el naturalismo. Por eso, dice Schopenhauer, son, «al menos desde el punto de vista filosófico, los más importantes, sin comparación, entre los hechos que nos ofrece la experiencia en conjunto; por eso es obligación de todo erudito familiarizarse a fondo con ellos».[170]​ Aunque dé más enigmas que soluciones, el «magnetismo animal» es para la filosofía «el más valioso en contenido de todos los descubrimientos jamás realizados»: es la «metafísica práctica» de Bacon, una «metafísica experimental», de la que Schopenhauer espera mucho:

«Vendrá un tiempo en el que la filosofía, el magnetismo animal y la ciencia natural progresada sin parangón en todas sus ramas se arrojarán mutuamente una luz tan clara que se verán verdades que sin ello no se podía esperar alcanzar».[171]

Tras un excurso sobre el rechazo y hasta persecución del magnetismo animal en Gran Bretaña, debido según Schopenhauer a los intereses del clero,[172]​ regresa al tema inicial: lo común en aquellos fenómenos es que se recibe una intuición (percepción) que se presenta como real y objetiva, pero a través de un órgano diferente al normal, que antes llamó Schopenhauer «órgano del sueño».[173]​ Schopenhauer enumera diferentes clases de percepciones sin estímulo externo sensible: 1) el delirio que acompaña a ciertas enfermedades; 2) las alucinaciones que a veces acompañan a la locura; 3) alucinaciones no debidas a enfermedad; 4) visiones que preceden a la propia muerte (Schopenhauer aduce algunos relatos reales, de Walter Scott y Goethe entre otros); 5) visiones que anuncian peligros a las personas (Schopenhauer cuenta aquí los avisos de genios como el daimon socrático o los fatum de Paracelso); 6) premoniciones o visiones de lo futuro que no afectan directamente a la persona que las tiene («segunda visión», second sight, o «deuteroscopia», según la terminología de Horst), para las cuales Schopenhauer menciona bibliografía reciente (Kieser, Jung Stilling, etc.) y antigua (Homero, Heródoto...); 7) visiones de lo pasado, especialmente de personas muertas, de lo cual hay muchos relatos en clásicos como Plinio el Joven, Luciano, Plutarco, Suetonio o, más reciente, la aparición del espíritu de Maupertuis en la Academia berlinesa, narrado por Friedrich Nicolai; 8) visiones debidas a un pensamiento vivo y anhelante en otras personas, vivas o muertas, así como «sueños simpáticos» (compartidos por varias personas), y el fenómeno de los Doppelgänger; 9), finalmente, las apariciones de espíritus propiamente dichas.[174]

Aunque con dudas, Schopenhauer da por buena la plausibilidad de muchas de esas historias de apariciones de fantasmas, a veces por la fiabilidad de los narradores, otras, por la concordancia, incluso en los detalles, en muchas épocas y lugares, etc.[175]​ Desde el punto de vista metafísico, lo interesante en esos fenómenos es la supuesta relación con algo objetivo, real y empírico. En ellos se difumina la escisión de sujeto y objeto. Cuando estos fenómenos se presentan solo para un individuo aislado, surge la duda, a menudo para el propio individuo, de si lo que se ha experimentado fue meramente subjetivo (una alucinación, por ejemplo). Ahora bien,

«en general, la distinción entre lo subjetivo y lo objetivo en el fondo no es absoluta, sino que siempre permanece relativa: pues todo lo objetivo lo es en la medida en que es condicionado en general por un sujeto, e incluso, propiamente, sólo se halla en él, a su vez subjetivamente, justamente por lo cual en última instancia tiene razón el idealismo».[176]

Estos fenómenos, y los sueños, son meras representaciones, sí, pero tanto como lo son los objetos del mundo real (con la diferencia de que aquellos siguen otras leyes). Igual que con la cuestión (cartesiana) de la realidad del mundo externo, también con respecto a estos fenómenos existen realismo, idealismo, escepticismo y finalmente —gracias a este opúsculo de Schopenhauer—, criticismo.[177]​ Gracias al idealismo, cree Schopenhauer, se ha abierto una puerta para la restitución y comprensión tanto de la magia como de las visiones y fenómenos de apariciones. La incredulidad y el escepticismo de los pensadores al respecto proceden de que esos fenómenos son imposibles conforme a las leyes a priori de la naturaleza: pero justamente aquellos permiten confirmar que esas leyes no son absolutas ni «verdades eternas», sino meras funciones cerebrales, que no alcanzan a la «cosa en sí». La videncia, repite Schopenhauer, confirma la doctrina kantiana de la idealidad de espacio, tiempo y causalidad, mientras que la magia confirma que el núcleo íntimo de todas las cosas es la voluntad.[178]​ Inversamente, ambas doctrinas permiten cierta comprensión de esos fenómenos.[179]

En las últimas páginas del opúsculo, Schopenhauer trata de explicar la posibilidad de que los muertos se comuniquen con los vivos, pues tal cosa no se aviene muy bien con su sistema (según el cual la voluntad, ciertamente, es indestructible, pero no lo individual, ni lo intelectual), sugiriendo, después de varias conjeturas, que, una vez más, en la idealidad del tiempo tendríamos un atisbo de explicación. Schopenhauer termina manifestando su esperanza de haber aportado «aunque sea, una débil luz» al tema.[180]

«Aforismos sobre la sabiduría de la vida»: Cap. 1. «División fundamental»

Inspirándose en la división de los bienes de la vida en la Ética a Nicómaco (I, 8) de Aristóteles —bienes externos, del alma y del cuerpo—, Schopenhauer propone una diferente: 1) Lo que uno es (la personalidad, en sentido amplio: salud, fuerza, belleza, temperamento, carácter moral, inteligencia); 2) lo que uno tiene (propiedad, posesiones); 3) lo que uno representa (honor, rango, fama...). El mayor bien corresponde a aquello que uno es, de lo cual depende cómo se percibe lo exterior, hasta el punto de que «en un mismo ambiente, cada cual vive en un mundo distinto».[181]​ La principal riqueza de la vida viene de ahí, pues «todo lo que existe y sucede para el hombre sólo existe inmediatamente en su conciencia y sucede para ésta», y todo depende de cómo se concibe la realidad.[182]​ Puesto que el carácter está prefijado, la vida consiste en variaciones sobre un mismo tema. Ahí, en el carácter (innato), se establece ya la medida de la felicidad posible de cada uno; y especialmente determinan dicha medida los límites de las capacidades espirituales de cada cual: pues los goces más elevados son los del espíritu.[183]​ Los bienes (2) y (3) tan solo tienen la ventaja para uno de que no dependen del tiempo (el cual mengua las facultades anímicas) y de que se pueden adquirir.[184]

Cap. 2. «De lo que uno es»

Schopenhauer comienza este capítulo insistiendo en que este aspecto es, con mucho, el que más aporta a la felicidad, tras lo cual el autor pasa a concretar qué es lo que recae entre las cosas que uno es.[185]​ Entre éstas, la primera y más importante, asegura, es tener alegría de espíritu (Heiterkeit des Sinnes), la cual nada tiene que ver con la posesión de riquezas (más bien al contrario) y sí mucho con la de una buena salud, pues «las nueve décimas partes de nuestra felicidad se fundan solamente en la salud».[186]​ Por eso mismo,

«es la más grave locura sacrificar la salud a cualquier otra cosa: riqueza, carrera, estudios, fama, por no hablar de la voluptuosidad y los goces fugitivos; más bien hay que subordinarlo todo a ella».[187]

No obstante, la salud no es condición suficiente de aquella alegría, la cual parece depender mucho del temperamento: por ejemplo, los melancólicos tienden a verlo todo negro; según sean las personas, tienen mayor o menor receptividad para lo agradable o lo desagradable, etc.[188]

Parcialmente emparentada con la salud, la belleza contribuye indirectamente a la felicidad por la impresión que produce sobre los demás, sirviendo como una «carta abierta de recomendación, que nos gana los corazones de antemano».[189]

Los dos enemigos de la felicidad son el dolor y el tedio; la vida humana oscila entre uno y otro, pues cuando la necesidad y el dolor cesan, se presenta el aburrimiento. La capacidad de alejarse de éste depende de las fuerzas intelectuales: en este sentido hay personas que tienen un gran vacío interior, lo que les mueve a buscar con avidez estímulos externos; a ello se opone la riqueza interior, espiritual, que, sin embargo, conlleva una mayor sensibilidad para los dolores morales en general.[190]​ Esto se relaciona asimismo con la sociabilidad, pues

«cuanto más tiene uno en sí mismo, tanto menos necesita de fuera y tanto menos pueden, asimismo, ser los demás para él. Por eso conduce la eminencia del espíritu a la insociabilidad.»[191]

Schopenhauer insiste en esta distinción, y escribe:

«La gente vulgar se preocupa tan sólo de pasar el tiempo; quien tiene algún talento, en aprovecharlo».[192]

Así, las «cabezas limitadas» andan siempre pendientes de buscar, para escapar al tedio, motivos que les distraigan; Schopenhauer recuerda aquí el ejemplo, que aparece con frecuencia en sus obras, de los juegos de naipes (aunque en este lugar, por una vez, también dice algo en su favor).[193]​ Según este criterio, pues, es la riqueza interior la que ayuda más a la felicidad, y además está libre de los peligros de depender de lo exterior:

«Pues de los demás, y en general del exterior, en ningún aspecto puede esperarse mucho. Lo que uno puede ser para otro tiene límites muy estrechos: al final, cada uno se queda solo, y entonces todo depende de quién es ahora el que está solo.»[194]

Tras desarrollar un poco más esta idea,[195]​ Schopenhauer, inspirándose en la afirmación aristotélica conforme a la cual el goce radica en la actividad de las fuerzas,[196]​ plantea una división de las tres fuerzas fisiológicas fundamentales (siguiendo el esquema de Kielmeyer) y sus correspondientes goces: 1) los goces de la «fuerza reproductiva»: comer, beber, digerir, reposar, dormir; 2) los de la «irritabilidad»: viajes, baile, deporte, etc.; y 3) los de la «sensibilidad»: contemplar, pensar, sentir, escribir poesía, esculpir, pintar, hacer música, estudiar, leer, etc. Para el ser humano, los más importantes son los terceros, pues son los que le distinguen de los animales: son los placeres espirituales.[197]

Las últimas páginas del capítulo se consagran a reforzar todas estas últimas ideas, insistiendo sobre todo entre el contraste entre la vida de los inteligentes y la gente ordinaria.[198]​ Como nota final, recuerda que en el § 22 de Sobre el fundamento de la moral ya expuso que la excelencia moral «hace inmediatamente feliz».[199]

Cap. 3. «De lo que uno tiene»

De acuerdo con la división de Epicuro de las necesidades humanas (o los placeres), las posesiones y el lujo han de contarse entre las que no son «ni naturales ni necesarias». En efecto, el límite de la riqueza que se desea depende del horizonte de necesidades de cada cual y siempre es relativo.[200]​ Las aspiraciones dependen, pues, del horizonte de lo que se considera posible alcanzar, y

«la riqueza se asemeja al agua salada: cuanto más se bebe, más sediento está uno. Lo mismo vale para la fama».[201]

La razón por la que los hombres desean siempre más dinero (incluso el poder se desea, según Schopenhauer, por la riqueza a la que conduce) es que es un «Proteo infatigable», que se convierte en cada objeto deseado en cada momento:

«Sólo el dinero es el bien absoluto: pues no provee meramente a una sola necesidad in concreto, sino a la necesidad en general, in abstracto[202]

Las siguientes páginas del capítulo se dedican a algunos consejos y reflexiones sobre el ahorro y una breve psicología del servilismo.[203]​ Como nota final, Schopenhauer observa humorísticamente que en este capítulo no ha contado mujer e hijos como algo que uno tiene, «pues más bien uno es tenido por ellos».[204]

Cap. 4. «De lo que uno representa»

Se trata en este capítulo de «nuestra existencia en la opinión de los demás», la cual, «a causa de alguna debilidad especial de nuestra naturaleza, se valora universalmente en exceso, aunque ya la menor reflexión podría enseñarnos que en sí misma es inesencial para nuestra felicidad».[205]​ El juicio de los demás nos afecta sobremanera, tanto cuando se trata de elogios como de críticas; Schopenhauer recomienda «moderar en lo posible esa gran sensibilidad hacia la opinión ajena» tanto en un caso como en el otro; si no, «uno permanece esclavo de la opinión y el parecer ajeno». Una correcta apreciación del valor de lo que somos en y por nosotros mismos, frente a lo que somos a ojos de los demás, ha de contribuir, pues, a nuestra felicidad.[206]​ Y es que

«quien atribuye gran valor a la opinión de los hombres, les hace demasiado honor».[207]

Lo esencial, como se dijo en los capítulos previos, es la salud y, en segundo lugar, los medios para mantenernos; a estos bienes hay que subordinar el valor del honor, la fama, etc. No obstante, si se persiguen empleos, títulos, condecoraciones y aun la riqueza, la ciencia y las artes, es principalmente con el fin de obtener mayor respeto de los demás, lo cual, para Schopenhauer, viene a demostrar «la magnitud de la necedad humana».[208]​ La preocupación excesiva por el «¿qué dirán?» (qu'en dira-t-on?) constituye «esa necedad que se ha denominado vanidad (vanitas), para indicar lo vacío e insignificante de este esfuerzo» y es, como la avaricia, un olvidar el fin por los medios, que es «una especie de manía innata».[209]

Esa «necedad de nuestra naturaleza» tiene tres vástagos principales: la ambición, el orgullo y la vanidad. Según Schopenhauer, los dos últimos se diferencian en que el orgullo es una alta autoestima que proviene del interior, mientras que la vanidad es el esfuerzo por alcanzarla desde el exterior (los demás).[210]​ Después de unas líneas contra la modestia —una virtud falsa a ojos de Schopenhauer—[211]​ éste arremete contra «la especie más barata de orgullo», esto es, el orgullo nacional:

«Quien posee méritos personales significativos más bien reconocerá del modo más claro los defectos de su propia nación (...). Pero todo necio miserable que no tiene nada de nada de lo que poder estar orgulloso se agarra a este último recurso de enorgullecerse de la nación a la que precisamente pertenece; con ello se siente cómodo y, en gratitud, está dispuesto a defender πυξ και λαξ [con pies y manos] todos los defectos y tonterías que le son propios a aquella».[212]

El objeto del capítulo, esto es, lo que uno representa para los demás, puede, según Schopenhauer, dividirse en: rango, honor y fama. Al primero, el rango o jerarquía (Rang, en alemán), le dedica una página escasa: se trata del deseo de adquirir condecoraciones y títulos y la admiración popular hacia ellos, que Schopenhauer desdeña de forma tajante calificando el fenómeno como «una pura comedia».[213]​ La discusión del honor, en cambio, ocupa buena parte del capítulo.

Schopenhauer comienza por definir el honor como «objetivamente, la opinión de otros acerca de nuestro valor, y, subjetivamente, nuestro temor a dicha opinión».[214]​ El origen de tal sentimiento lo localiza Schopenhauer en la precariedad de la existencia humana, que hace muy ventajosa la vida en comunidad: de ahí surge el deseo de ser tenido como un miembro útil a la sociedad. Pronto se da uno cuenta de que lo que aquí importa no es que uno crea ser útil de ese modo, sino que lo crean los demás, y entonces se esfuerza en conseguir lo segundo. De ahí, pues, el sentimiento del honor así como el de vergüenza o pudor, que tiene su correlato fisiológico en el rubor.[215]​ Dependiendo de las clases de relaciones interhumanas, hay diversos tipos de honor, siendo los principales el honor civil o burgués (bürgerliche Ehre), el de cargo u oficio (Amtsehre) y el honor sexual.

El honor burgués radica en la presuposición de que respetamos los derechos de los demás sin incurrir en injusticia. En cierto modo tiene un carácter negativo, ya que se presupone en uno y mantenerlo consiste en no perderlo. Schopenhauer comenta alguno de los modos de perderlo (en particular, la calumnia), el valor relativo de esta clase de honor así como la relación que existe, a su parecer, entre dicha forma de honor y la veneración hacia las canas y la ancianidad.[216]

El honor del cargo (o del oficio, Amtsehre) consiste en que la persona que posee un empleo u ocupa un cargo cumpla con las cualidades exigidas para el mismo y las correspondientes obligaciones. Schopenhauer incluye en esta categoría el honor militar.[217]

El honor sexual se divide en honor femenino y honor masculino y constituye en ambos casos «un esprit de corps bien entendido». El más importante es el primero, pues «en la vida femenina, la relación sexual es lo principal». Posee esa clase de honor la mujer que no se entrega a ningún hombre antes de casarse y solo al marido una vez casada. La utilidad buscada con esta forma de honor, según Schopenhauer, es lograr la fidelidad de los esposos y así garantizar la manutención de las esposas e hijos.[218]​ Tras unas reflexiones sobre el adulterio y el concubinato,[219]​ Schopenhauer describe brevemente el honor masculino como contraparte del femenino: aquí todo radica en asegurar la fidelidad de la esposa y el castigo de su infidelidad. Es el tema de algunas obras de Shakespeare (Otelo) y Calderón (El médico de su honra y A secreto agravio, secreta venganza).[220]

Los tres tipos de honor tratados hasta aquí se hallan, dice Schopenhauer, en todos los pueblos y épocas. Existe, no obstante, otro género de honor, exclusivamente occidental y surgido en la Edad Media: el llamado honor caballeresco o point d'honneur.[221]​ Schopenhauer dedica un buen número de páginas a la descripción de este género de honor artificial, a su modo de ver, cuyo código desgrana con cierta ironía[222]​ y que critica con gran dureza, escandalizado por la costumbre de los duelos debidos a presuntas ofensas, costumbre todavía en boga en la Alemania de mediados del siglo XIX (particularmente en el mundo universitario).[223]​ La exposición de los géneros de honor termina, en fin, con la del honor nacional, que radica no solo en que la nación sea digna de confianza o crédito, sino, sobre todo, en que sea temible.[224]

El último tema importante del capítulo es el de la fama o gloria. A diferencia del honor, cuya cualidad negativa ya fue expuesta, la fama se obtiene por los actos u obras realizados. Schopenhauer reflexiona, entre otras cosas, sobre la enemiga de la fama —la envidia—, sobre la fama duradera y la pasajera, así como las diferencias en el modo de alcanzarla en el mundo de la poesía, las ciencias y, especialmente, en la filosofía.[225]

Cap. 5. «Parénesis y máximas»

El quinto capítulo recopila, de manera fragmentaria, cincuenta y tres consejos eudemonológicos, agrupados en cuatro secciones temáticas.[226]​ En la introducción, Schopenhauer avisa de lo incompleto de la colección, a la que podrían añadirse las «excelentes reglas para la vida» ofrecidas a lo largo de la Historia, desde las de Teognis y Salomón hasta las de La Rochefoucauld.[227]

  • A. «Generales». En esta primera sección se reúnen tres consejos. En el primero, el fragmento más importante y extenso, Schopenhauer recuerda su teoría (ya expuesta en El mundo..., § 58) según la cual solo el dolor es de naturaleza positiva, mientras que la de todo goce y felicidad es negativa. También Voltaire había dicho que «le bonheur n'est qu'un rêve, et la doleur est réelle» («la felicidad no es más que un sueño, y el dolor es real»). Según esto, como se dijo, la eudemonología (doctrina de la felicidad) es un término eufemístico, pues de lo que se trata no es de ser feliz, sino de ser menos desgraciado. El optimismo es, pues, un gran mal, ya que necesariamente conduce a la frustración de las ilusiones y es «la fuente de mucha infelicidad». Más bien, «lo mejor que el mundo tiene que ofrecer es una existencia sin dolor, tranquila, soportable»;[228]​ y es que
«es sumamente fácil ser infeliz; en cambio, ser muy feliz no sólo es difícil, sino enteramente imposible».[229]
Schopenhauer cita la famosa aurea mediocritas de Horacio y recuerda que, según su filosofía, «toda nuestra existencia es algo que sería mejor que no existiese» y la suma sabiduría consiste en negarla.[230]​ Así, según la segunda máxima, para juzgar de la felicidad de un hombre no hay que fijarse en lo que le complace, sino en lo que le aflige.[231]​ En el n.º 3, recomienda tener cuidado con las ilusiones y los proyectos a largo plazo.[232]
  • B. «Concernientes a nuestra conducta con nosotros mismos». Esta segunda sección presenta diecisiete consejos (numerados del 4 al 20) que giran en torno al clásico gnothi seautón («conócete a ti mismo») y la administración sabia y prudente de la propia vida: reflexionar sobre el curso de la misma, no centrarse excesivamente en el pasado ni en el futuro, no ambicionar en demasía (según el precepto abstinere et substinere), etc.[233]​ En el n.º 9, Schopenhauer recomienda perseguir el ideal de la autarquía siguiendo el omnia mea mecum porto («todo lo mío lo llevo conmigo») de Demetrio de Falero. Ya Aristóteles dijo que «la felicidad (eudaimonia) es para los que se bastan a sí mismos (autarkoi)».[234]​ En este contexto, Schopenhauer dedica unas páginas a las ventajas e inconvenientes de la soledad.[235]​ El n.º 10, consagrado a la envidia, connatural al ser humano según Schopenhauer pero enemiga de nuestra felicidad, da ocasión a una breve exposición de las tres clases de aristocracias que existen según el autor: 1) la del nacimiento y el rango; 2) la del dinero; y 3) la del espíritu.[236]​ En el n.º 13, Schopenhauer recomienda poner freno a la fantasía y la imaginación, pues son el demagogo de nuestra parte irracional y bestial, el «populacho» que habita en el interior de cada persona.[237]​ En el n.º 17, recuerda los perjuicios de la falta de actividad y la necesidad humana de esforzarse y superar obstáculos.[238]​ Los últimos consejos, en el n.º 20, tratan de los cuidados del cuerpo y la salud, especialmente en relación con la administración de las fuerzas espirituales (cerebrales).[239]
  • C. «Concernientes a nuestra conducta con los demás». En este apartado Schopenhauer compila las máximas y consejos n.º 21-46, relativos a la prudencia en el comportamiento social, que van desde el «vive y deja vivir»[240]​ hasta reflexiones sobre la amistad,[241]​ pasando por consejos sobre cortesía,[242]​ sobre el modo de guardar secretos,[243]​ sobre la contención de la ira,[244]​ sobre la conveniencia y el modo de poner en práctica las máximas morales,[245]​ etc. El tono general lo da una concepción negativa de la naturaleza humana:
«"Ni amar ni odiar" contiene la mitad de toda mundología [Weltklugheit]; "no decir nada y no creer nada", la otra mitad. Desde luego, a un mundo que hace necesarias reglas como éstas y las siguientes, se le da la espalda con gusto».[246]
En algunos breves excursos, Schopenhauer toca temas como el de la astrología, «que refiere la marcha de los grandes cuerpos celestes al mísero yo» (una muestra, para el autor, del ilimitado egocentrismo humano),[247]​ el nepotismo[248]​ o la guerra (citando a Voltaire: «En todas las guerras, no se trata más que de robar»).[249]
  • D. «Concernientes a nuestra conducta con el curso del mundo y el destino». El mundo se rige, según dice Schopenhauer recogiendo el pensar de los antiguos, por tres poderes: la astucia, la fuerza y la fortuna (la Τυχη de los griegos). El más importante y poderoso de ellos es el tercero.[250]​ Las máximas reunidas en esta última sección (n.º 47-53) consisten en su mayoría en consejos y normas de prudencia relativos al modo de hacer frente a los vaivenes de la fortuna.[251]

Cap. 6. «De la diferencia de las edades de la vida»

El último capítulo de los Aforismos ofrece, a modo de complemento, observaciones relativas a las diferentes edades de la vida humana (infancia, juventud, madurez y vejez). Pues, con el tiempo, dice Schopenhauer, va cambiando nuestro temperamento, aunque no nuestro carácter, inmutable, según lo expuesto en la obra principal del autor.[252]

La infancia es para Schopenhauer la edad de la comprensión intuitiva (perceptual) de la realidad, la visión poética de las cosas, la captación de las ideas platónicas,[253]​ a las que se consagra el libro III de El mundo como voluntad y representación. La infancia es la Arcadia de la vida humana,[254]​ debido a ese predominio de la contemplación, y a que los niños no tienen que enfrentarse con la verdadera esencia del mundo: y es que

«Todas las cosas son espléndidas de ver, pero horribles de ser».[255]

La juventud es la etapa en que se busca la felicidad y comienza el auténtico enfrentamiento con la realidad; por eso mismo y porque, como se dijo, la felicidad es una quimera, es también la época del descontento, el desengaño. Schopenhauer desconseja crear ilusiones novelescas en los jóvenes y recomienda, por el contrario, educar en el desengaño.[256]​ La madurez la describe Schopenhauer, en fin, como etapa de la asimilación de la infelicidad.[257]

El resto del capítulo se consagra a reflexiones diversas relacionadas con el tema: por ejemplo, en torno a la sensación de que el tiempo pasa cada vez a mayor velocidad a medida que avanza nuestra edad,[258]​ o acerca de los contrastes de la percepción de la vida en la juventud y en la vejez.[259]​ Al final, Schopenhauer traza una suerte de astrología alternativa diferente a la usual, comparando los planetas, de mayor a menor proximidad con el sol, con las sucesivas décadas de la vida humana.[260]

Contenido: Tomo II

El segundo tomo, subtitulado Pensamientos sueltos, pero sistemáticamente ordenados, sobre múltiples objetos (Vereinzelte, jedoch systematisch geordnete Gedanken über vielerlei Gegenstände) se divide en 32 capítulos, independientes entre sí, cada uno de los cuales reúne diversos parágrafos (numerados, en el conjunto de la obra, del § 1 al § 396) a excepción del último capítulo («Algunos versos»), que consta de un prólogo y dieciséis poemas, sin seguir ya la numeración de parágrafos. Cada uno de los parágrafos constituye el desarrollo de un pensamiento, a menudo de forma aforística, de manera bastante parecida a las obras más conocidas de Friedrich Nietzsche, reconocidamente deudor de Schopenhauer.

  • Cap. 1. «Sobre la filosofía y su método» (§§ 1-21)
  • Cap. 2. «Sobre la Lógica y la Dialéctica» (§§ 22-26)
  • Cap. 3. «Pensamientos concernientes al intelecto en general y en cada relación» (§§ 27-60)
  • Cap. 4. «Algunas consideraciones sobre la oposición de la cosa en sí y el fenómeno» (§§ 61-67)
  • Cap. 5. «Unas palabras sobre el panteísmo» (§§ 68-69)
  • Cap. 6. «Sobre la filosofía y la ciencia natural» (§§ 70-102)
  • Cap. 7. «Sobre la doctrina de los colores» (§§ 103-107)
  • Cap. 8. «Sobre la Ética» (§§ 108-119)
  • Cap. 9. «Sobre la doctrina del derecho y la política» (§§ 120-133)
  • Cap. 10. «Sobre la doctrina de la indestructibilidad de verdadero nuestro ser por la muerte» (§§ 134-141)
  • Cap. 11. «Suplementos a la doctrina de la nihilidad de la existencia» (§§ 142-147a)
  • Cap. 12. «Suplementos a la doctrina del sufrimiento del mundo» (§§ 148-156a)
  • Cap. 13. «Sobre el suicidio» (§§ 157-160)
  • Cap. 14. «Suplementos a la doctrina de la afirmación y negación de la voluntad de vivir» (§§ 161-173)
  • Cap. 15. «Sobre la religión» (§§ 174-182)
  • Cap. 16. «Algo sobre la literatura sánscrita» (§§ 183-190)
  • Cap. 17. «Unas consideraciones arqueológicas» (§§ 191-195)
  • Cap. 18. «Unas consideraciones mitológicas» (§§ 196-204)
  • Cap. 19. «Sobre la metafísica de lo bello y la estética» (§§ 205-234)
  • Cap. 20. «Sobre juicio, crítica, aplauso y fama» (§§ 235-243)
  • Cap. 21. «Sobre la erudición y los eruditos» (§§ 244-256)
  • Cap. 22. «Pensar por sí mismo» (§§ 257-271)
  • Cap. 23. «Sobre la literatura y el estilo» (§§ 272-289)
  • Cap. 24. «Sobre la lectura y los libros» (§§ 290-297)
  • Cap. 25. «Sobre la lengua y las palabras» (§§ 298-303a)
  • Cap. 26. «Observaciones psicológicas» (§§ 304-361)
  • Cap. 27. «Sobre las mujeres» (§§ 362-371)
  • Cap. 28. «Sobre la educación» (§§ 372-376)
  • Cap. 29. «Sobre la fisiognómica» (§ 377)
  • Cap. 30. «Sobre el ruido y el sonido» (§ 378)
  • Cap. 31. «Alegorías, parábolas y fábulas» (§ 379-396)
  • Cap. 32. «Algunos versos»

Bibliografía

Ediciones en alemán

  • Parerga und Paralipomena. Kleine philosophische Schriften. Berlín, A.W. Hayn, noviembre de 1851. 2ª edic. (póstuma), 1862.
  • Sämtliche Werke. Edición de A. Hübscher. Mannheim, Brockhaus, 1988 (Jubiläumausgabe in 7 Bänden). 7 volúmenes. {ISBN 3-7653-0410-7} En los volúmenes V y VI se incluyen los Tomos I y II de Parerga y Paralipómena.
  • Sämtliche Werke. Edición a cargo de W.F. von Löhneysen. Frankfurt am Main, Suhrkamp Taschenbuch Verlag, 1986, 5 vols. {ISBN 3-518-09737-7} En los volúmenes IV y V se incluyen los Tomos I y II de Parerga y Paralipómena.

Obra completa

Ediciones completas en español

Ediciones parciales en español

N.B. Parte de esta información procede del «Anexo bibliográfico» de F.J. Hernàndez i Dobón, contenido en su edición de Sobre la filosofía universitaria, Valencia, 1989 (ver abajo, en esta lista, para el ISBN), pp. 31ss.

  • Eudemonología. Tratado de mundología o arte del bien vivir; Metafísica de lo bello y estética. Trad. de L. Jiménez García de la Luna. Madrid, 1901. (Contiene el último opúsculo del Tomo I y los caps. 1, 13, 16, 17 y 20 del Tomo II.)
  • El amor, las mujeres y la muerte. Trad. de A. López White. Valencia, F. Sempere y Cía, 1902. Reediciones de esta trad.: Valencia, Prometeo, 1966; Madrid, Edaf, 1966 y 1984 {ISBN 84-7166-264-7}. (Incluye traducciones, a menudo con lagunas, de los capítulos 1-4, 8, 24 y 27 del Tomo II.)
  • Estudios de historia filosófica. Trad. de Edmundo González Blanco. Madrid, La España Moderna, s/f. (ca. principios del s. XX.) (Contiene los dos primeros opúsculos del tomo I.)
  • Eudemonología. Tratado del mundo o arte de bien vivir. Trad. de E. González Blanco. Madrid, s/f (ca. principios del s. XX.) Reediciones de esta trad.: Buenos Aires, Siglo Veinte, 1943; EDAF, 1965, 1970, 1981. (Contiene el último opúsculo del Tomo I.)
  • La nigromancia. Trad. de E. González Blanco. Madrid, La España Moderna, s/f (principios del s. XX). (Contiene los opúsculos 4º y 5º del Tomo I y los caps. 4, 5 y 13 del Tomo II.)
  • Estudios sobre la religión, estética y arqueología. Trad. de E. González Blanco. Madrid, La España Moderna, s/f (principios del s. XX). (Contiene los caps. 15-20 del tomo II.)
  • Aforismos de filosofía práctica. Trad. de L. Roig de Lluis. Madrid, Espasa-Calpe, 1927. (Incl. el último opúsculo del Tomo I.)
  • Escritos literarios. Trad. de E. González Blanco. Madrid, Mundo Latino, 1928. (Contiene los caps. 16, 21, 22, 24 y 25 del tomo II.)
  • Eudemonología. Aforismos sobre la sabiduría de la vida, seguidos de Pensamientos escogidos. Edic. de J. B. Bergua. Madrid, Ediciones Ibéricas, 1961. (Sin ISBN.) (Contiene el último opúsculo del Tomo I y los caps. 20 y 27 –con lagunas– del Tomo II.)
  • Fragmentos sobre la historia de la filosofía. Trad. de V. Romano García. Buenos Aires, Aguilar, 1966. Reed. Sarpe, 1984. (Contiene el 2º opúsculo del Tomo I.)
  • Aforismos sobre la sabiduría de la vida. Trad. M. Chamorro. Buenos Aires, Aguilar, 1970, 1981. (6º opúsculo del Tomo I.)
  • La sabiduría de la vida. En torno a la filosofía. El amor, las mujeres, la muerte y otros temas. México, Porrúa, 1984. (Recopila trads. de E. González Blanco.)
  • Sobre la filosofía universitaria. Edic a cargo de F.J. Hernàndez i Dobón. Valencia, Natán, 1989. {ISBN 84-86648-07-6}
  • Sobre la filosofía de universidad. Trad. y presentación de Mariano Rodríguez González. Madrid, Tecnos, 1991. {ISBN 84-309-1954-6}
  • La lectura, los libros y otros ensayos. Prólogo de A. Izquierdo; trad. de E. González Blanco y Miguel Urquiola. Madrid, Edaf, 1996. {ISBN 84-414-0098-9} (Incluye los caps. 19-22 y 25 del Tomo II.)
  • Ensayo sobre las visiones de fantasmas. Trad. de Agustín Izquierdo. Ed. Valdemar. Madrid, 1997. {ISBN 84-7702-217-8}
  • Parerga y paralipomena I. Introd. de M. Crespillo, Preliminar de M. Parmeggiani, traducción (de 1907-1908) de Edmundo González Blanco (revisada por M. Parmeggiani). Málaga, Ágora, 1997. {ISBN 84-8160-066-0} (Incluye «Bosquejo de una historia de la teoría de lo ideal y de lo real» y «Fragmentos para la historia de la filosofía».)
  • Parerga y paralipomena II. Preliminar de M. Parmeggiani, traducción (de 1907-1908) de Edmundo González Blanco (revisada por M. Parmeggiani). Málaga, Ágora, 1997. {ISBN 84-8160-067-9} (Incluye «Sobre la filosofía universitaria», «Especulación trascendental [sic] sobre la aparente intencionalidad en el destino del individuo», «Ensayo sobre la nigromancia [sic] y lo que con ella se relaciona». Este último título traduce el del 5º opúsculo del Tomo I.)
  • Parerga y paralipomena III. Traducción (de 1899) de A. Zozaya (revisada por M. Parmeggiani). Málaga, Ágora, 1997. (Incluye «Aforismos sobre la sabiduría de la vida».) Los tomos previstos IV-VI de esta edición (donde debía presentarse una traducción completa del tomo II) no llegaron a publicarse.

Literatura secundaria

  • HÜBSCHER, Arthur: Denker gegen den Strom. Bonn, Bouvier Verlag, 1988 (4. Aufl.). {ISBN 3-416-00950-9}
  • SAFRANSKI, Rüdiger: Schopenhauer y los años salvajes de la filosofía. Madrid, Alianza, 1991. {ISBN 84-206-2699-6} Sobre los Parerga, cf. pp. 450s (circunstancias de la edición del libro), 451ss (contexto cultural en Alemania en los años 1850), 455ss (razones del éxito de la obra).

Notas y referencias

  1. Safranski, p. 450.
  2. F.J. Hernàndez i Dobón, «Prólogo» a Arthur Schopenhauer: Sobre la filosofía universitaria, Valencia, Natán, 1989. {ISBN 84-86648-07-6}, p. 3.
  3. Así lo hace W.F. von Löhneysen en su edición de las obras completas de Schopenhauer (véase sección «Bibliografía»): en el vol. IV de su edición, p. 5, se titula Parerga al Tomo I, y en el vol. V, p. 5, Paralipomena al Tomo II. Para esta división, Löhneysen se apoya en un esbozo de prólogo redactado por Schopenhauer en 1845, que se reproduce en el vol. IV (edic. cit.), p. 595.
  4. Cf. W. Abendroth, Arthur Schopenhauer, Reinbek bei Hamburg, Rowohlt Taschenbuch Verlag, 1967, 1993 (16ª edic.) {ISBN 3 499 50133 3}, p. 121.
  5. Carta a Brockhaus del 26 de julio de 1850, en: Gesammelte Briefe. Herausgegeben von Arthur Hübscher. 2., verbesserte und ergänzte Ausgabe. Bonn, Bouvier, 1987 {ISBN 3-416-01901-6}, pág. 244 (en adelante se citará como GBr). Citado en Safranski, 450.
  6. Cf. Safranski, 447.
  7. Safranski, 450s.
  8. Parerga und Paralipomena, I, p. VII. En adelante se citarán los dos tomos según las abreviaturas P I y P II remitiendo a la paginación de la edición de A. Hübscher (ver bibliografía), en la que respectivamente corresponden a los volúmenes V y VI. La traducción de Trotta reproduce esta paginación en los márgenes de las páginas, junto al texto.
  9. P I, p. 3.
  10. P I, p. 3.
  11. P I, p. 3.
  12. R. Descartes, Principia philosophiae, I, 7. Citado en P I, p. 4.
  13. P I, p. 4.
  14. P I, p. 5
  15. P I, pp. 6-8.
  16. P I, p. 8.
  17. Spinoza, Ethica, II, prop. 7. Citado en P I, p. 7, nota, y p. 10.
  18. P I, pp. 8-14.
  19. P I, pp. 14s.
  20. P I, pp. 15-19.
  21. P I, pp. 17s y 19s.
  22. P I, pp. 20s.
  23. P I, p. 22.
  24. P I, pp. 25s.
  25. P I, p. 27.
  26. P I, pp. 27-30.
  27. P I, p. 26s.
  28. P I, pp. 30s. Algo sobre Hegel se avanza en las pp. 24 y 25.
  29. En la edición de Hübscher, ocupa las pp. 33-145 del volumen V; en la de Löhneysen, las pp. 33-170 del volumen IV.
  30. P I, 35.
  31. P I, 35s.
  32. P I, 36s
  33. P I, pp. 38-40.
  34. P I, p. 42.
  35. P I, pp. 40s.
  36. P I, pp. 44ss.
  37. P I, pp. 47-51.
  38. P I, pp. 51-56.
  39. P I, pp. 56-60.
  40. P I, pp. 60-65.
  41. P I, 65.
  42. P I, pp. 65-69.
  43. P I, pp. 69-71.
  44. P I, pp. 71s; cf. también p. 54.
  45. P I, pp. 72-84.
  46. P I, p. 72s.
  47. P I, pp. 73-75.
  48. P I, pp. 75s.
  49. P I, p. 77.
  50. P I, pp. 79-81.
  51. P I, p. 81.
  52. P I, p. 81.
  53. P I, p. 82.
  54. P I, pp. 82s.
  55. P I, p. 83.
  56. P I, pp. 84-138.
  57. P I, p. 84.
  58. P I, 84-87.
  59. P I, pp. 87-91.
  60. P I, pp. 91-95
  61. P I, pp. 95s.
  62. P I, pp. 96-101.
  63. P I, pp. 101-103.
  64. P I, pp. 103s.
  65. P I, pp. 104-109.
  66. P I, pp. 109-112.
  67. P I, pp. 112-118.
  68. P I, pp. 119-138.
  69. P I, 138s.
  70. P I, pp. 139s.
  71. P I, p. 141.
  72. P I, pp. 141-145.
  73. P I, pp. 147-210.
  74. «Denn was sich liebt und für einander geboren ist, findet sich leicht zusammen: verwandte Seelen grüßen sich schon aus der Ferne». P I, p. 149.
  75. P I, p. 149.
  76. La intromisión del Estado y la Iglesia en los asuntos de la filosofía es aludida en todo el conjunto del opúsculo, pero especialmente pueden verse las pp. 149-151, 200, 205s en P I.
  77. Rockenphilosophie: P I, 158, 195.
  78. Staatsphilosophie: P I, 166s.
  79. Spaaßphilosophie, P I, 167 y 169.
  80. P I, pp. 150, 158s, 162, 196. La frase latina se cita en 158.
  81. P I, p. 179. En la p. 152 comenta en concreto el caso de Fichte y la Atheismusstreit (polémica sobre el ateísmo).
  82. P I, 152 (adición de la 2ª edic., póstuma).
  83. P I, p. 200.
  84. P I, pp. 179, 180s, 191
  85. P I, pp. 198s.
  86. P I, pp. 196-198.
  87. P I, pp. 181s.
  88. P I, 167, 179.
  89. P I, 164s. Para Platón, remite al comienzo del diálogo Protágoras; también cita a otros autores, como Jenofonte, en defensa de la definición.
  90. Cf. P I, pp. 172s, 173s, 174s, entre otros.
  91. P I, 155.
  92. P I, pp. 153, 154s, 157s, 164. Otras alusiones a Hegel en las pp. 158, 166, 173, 174, 177, 178, 182, 186.
  93. P I, pp. 176-178, 184, 185ss (de las barbas se habla en 187s).
  94. P I, pp. 155s, cf. 205.
  95. P I, pp. 156s.
  96. P I, pp. 169, 174, 182, 188, 192 y 194.
  97. P I, pp. 169, 174, 182.
  98. P I, 174.
  99. P I, p. 194.
  100. P I, pp. 168s.
  101. P I, pp. 169, 171s, 193.
  102. P I, pp. 151s, 161s.
  103. P I, p. 193
  104. P I, p. 161.
  105. P I, pp. 175s.
  106. P I, p. 176.
  107. P I, 203.
  108. P I, p. 206.
  109. Cf. P I, pp. 160-163, 166, 167, 168, 170s, 176, 203, 206.
  110. Cf. especialmente P I, pp. 189 y 209s; se alude a lo mismo en algunos de los pasajes citados en la nota anterior.
  111. P I, p. 166.
  112. P I, p. 168. Este pasaje, así como la mención del Zeitgeist, tienen un curioso eco hegeliano.
  113. P I, p. 208.
  114. P I, p. 213.
  115. P I, pp. 213s.
  116. P I, p. 215. Remite aquí a su memoria Sobre la libertad de la voluntad, p. 60 de la 2ª edic. (sec. III, hacia el final).
  117. P I, p. 215s.
  118. P I, pp. 216s.
  119. P I, 217. Schopenhauer remite a Die Welt..., § 35.
  120. P I, pp. 218s.
  121. P I, pp. 219s.
  122. P I, p. 220.
  123. Ibid.
  124. P I, pp. 220-222.
  125. P I, p. 222.
  126. P I, pp. 222s.
  127. Schopenhauer ( P I, 222) remite la cita a Séneca, Cartas a Lucilio, CVII. Realmente se trata, según el propio Séneca, de una traducción de Cicerón del célebre «Himno a Zeus» del estoico Cleantes.
  128. P I, p. 223.
  129. Ibid.
  130. Ibid.
  131. P I, pp. 223-225.
  132. P I, pp. 225s.
  133. P I, pp. 227s.
  134. P I, pp. 229.
  135. P I, 229-231.
  136. P I, 230s.
  137. P I, p. 232.
  138. ibid.
  139. P I, p. 233.
  140. P I, pp. 233s.
  141. P I, p. 234.
  142. Para este punto, Schopenhauer remite a Kant, Crítica del juicio, § 78, y a su propio El mundo como voluntad y representación, tomo II, cap. 26 (pp. 379-385 de la edic. de Hübscher).
  143. P I, p. 235.
  144. P I, pp. 236s.
  145. P I, pp. 239-329.
  146. P I, p. 241.
  147. P I, pp. 242s.
  148. P I, p. 243.
  149. Ibid.
  150. P I, pp. 243s.
  151. P I, pp. 244-246.
  152. P I, 246. Para la teoría de la locura como una alteración de la memoria Schopenhauer remite a El mundo..., tomo I, § 36, y tomo II, cap. 32.
  153. Este punto se explica en la p. 247.
  154. P I, pp. 246-253.
  155. P I, pp. 253s.
  156. cf. P I, p. 254-256.
  157. P I, pp. 256ss.
  158. P I, pp. 263s.
  159. P I, p. 264.
  160. P I, pp. 264-267.
  161. P I, 267-270.
  162. P I, 271-273.
  163. P I, pp. 273ss.
  164. P I, pp. 277ss.
  165. P I, pp. 280s.
  166. Schopenhauer recuerda aquí que ya dedicó un capítulo a la magia en Sobre la voluntad en la naturaleza.
  167. P I, p. 281s.
  168. P I, 282.
  169. P I, pp. 283s. En pp. 284s se reformulan estas ideas.
  170. P I, 284.
  171. P I, p. 285.
  172. P I, pp. 286-289.
  173. P I, p. 289.
  174. P I, pp. 294-312.
  175. P I, pp. 314-317.
  176. P I, p. 318.
  177. P I, 317-319. En la última página citada, Schopenhauer equipara una frase de la vidente Prevorst con la doctrina kantiana de fenómeno y cosa en sí.
  178. P I, pp. 319-321.
  179. P I, pp. 321ss.
  180. P I, pp. 325-329.
  181. P I, pp. 335s.
  182. P I, p. 337.
  183. P I, pp. 337s.
  184. P I, pp. 339s.
  185. P I, pp. 343s.
  186. P I, pp. 344-346.
  187. P I, p. 346.
  188. P I, pp. 346-348.
  189. P I, 348s.
  190. P I, pp. 349s.
  191. P I, p. 351.
  192. P I, p. 352.
  193. P I, pp. 352s.
  194. P I, p. 353.
  195. P I, pp. 353-355.
  196. Aristóteles, Ética a Nicómaco, I, 7 y VII, 13 y 14.
  197. P I, pp. 355-357.
  198. P I, pp. 357-366.
  199. P I, p. 366.
  200. P I, pp. 367s.
  201. P I, p. 368.
  202. P I, p. 369.
  203. P I, pp. 369ss.
  204. P I, p. 374.
  205. P I, p. 375.
  206. P I, pp. 375s.
  207. P I, p. 377.
  208. P I, pp. 377s.
  209. P I, pp. 378s.
  210. P I, pp. 381s.
  211. P I, pp. 382s.
  212. P I, p. 383.
  213. P I, p. 384.
  214. P I, p. 385.
  215. P I, pp. 385s.
  216. P I, pp. 386-388.
  217. P I, pp. 388s.
  218. P I, p. 390.
  219. P I, 390-392.
  220. P I, pp. 392s.
  221. P I, p. 393.
  222. P I, pp. 393-399.
  223. P I, pp. 400-416.
  224. P I, p. 416.
  225. P I, pp. 416-430.
  226. Una 'parénesis' es una «exhortación o amonestación», según la RAE (enlace consultado el 23 de octubre de 2008).
  227. P I, p. 431.
  228. P I, pp. 431-436.
  229. P I, p. 436.
  230. P I, pp. 436-438.
  231. P I, p. 438.
  232. P I, pp. 438-440.
  233. cf. P I, pp. 440-473, passim.
  234. Aristóteles, Ética a Eudemo, VII, 2, 1238a12. Citado en P I, p. 446.
  235. P I, pp. 446-459.
  236. P I, pp. 459s.
  237. P I, pp. 462-465.
  238. P I, p. 467-469.
  239. P I, 471-473.
  240. P I, p. 474 (n.º 21).
  241. cf. P I, pp. 477 (n.º 23), 478 (n.º 25), 480s (n.º 28), 488-490 (nº33).
  242. P I, pp. 493s (n.º 36).
  243. P I, pp. 495-497 (n.º 42).
  244. P I, p. 497 (n.º 45).
  245. P I, pp. 485-487 (n.º 30).
  246. P I, p. 497.
  247. P I, p. 479s.
  248. P I, p. 492, nota.
  249. P I, p. 485.
  250. P I, p. 498.
  251. Cf. P I, pp. 498-507, passim, especialmente los parénesis y máximas n.º 48-52.
  252. P I, p. 508. Para la doctrina del carácter inmutable, cf. por ejemplo El mundo como voluntad y representación, lib. IV, § 55.
  253. P I, pp. 508ss. Para más sobre la infancia, Schopenhauer remite al cap. 31 del segundo tomo de El mundo...
  254. P I, p. 511
  255. «Alle Dinge sind herrlich zu sehn, aber schrecklich zu sein.» P I, p. 510.
  256. P I, pp. 511ss.
  257. P I, pp. 512s.
  258. P I, pp. 515ss, 519s.
  259. P I, pp. 524s.
  260. P I, pp. 529s. La lista termina propiamente con Urano, ya que la figura del último planeta, Neptuno, no encaja con el esquema que Schopenhauer quiere presentar).

Véase también

Enlaces externos

  • Cap. XV (Über Religion) de Parerga und Paralipomena (en alemán)
  •   Datos: Q929229
  •   Multimedia: Parerga and Paralipomena

parerga, paralipómena, parerga, paralipómena, escritos, filosóficos, menores, parerga, paralipomena, kleine, philosophische, schriften, original, alemán, título, última, obra, escribió, filósofo, alemán, arthur, schopenhauer, 1788, 1860, publicada, primera, fi. Parerga y Paralipomena Escritos filosoficos menores Parerga und Paralipomena Kleine philosophische Schriften en el original aleman es el titulo de la ultima obra que escribio el filosofo aleman Arthur Schopenhauer 1788 1860 Fue publicada por primera vez a finales de 1851 convirtiendose en poco tiempo en el primer libro de su autor que tuvo autentica repercusion lo que hizo de Schopenhauer el filosofo de moda otorgandole la fama que durante la mayor parte de su vida le habia sido esquiva Parerga y paralipomenade Arthur SchopenhauerGeneroEnsayoIdiomaAlemanFecha de publicacion1851 editar datos en Wikidata El biografo de Schopenhauer Rudiger Safranski presenta la obra de este modo En 1850 Schopenhauer concluye los Parerga y Paralipomena obra en la que ha trabajado durante los ultimos seis anos Se trata de escritos secundarios y cosas pendientes o como el mismo dice pensamientos dispersos aunque sistematicamente ordenados sobre diversos temas Entre ellos se encuentran los aforismos llamados Aforismos sobre la sabiduria del vivir que tan famosos llegarian a ser despues 1 En su presentacion de la edicion separada del tercer opusculo del primer tomo Sobre la filosofia universitaria escribe Francesc Jesus Hernandez i Dobon Esta critica mordaz Sobre la filosofia universitaria y los Aforismos sobre la sabiduria de la vida fueron los pasajes de su libro que mas influyeron en la difusion y popularidad que alcanzo entonces la filosofia de Schopenhauer que se extendio pronto mas alla de las fronteras germanas 2 Una edicion ampliada aparecio en 1862 postumamente preparada por Julius Frauenstadt discipulo de Schopenhauer Todas las ediciones modernas se basan en esta aunque en algunos casos con ampliaciones menores adicionales El titulo del libro hace referencia mediante dos palabras griegas a la clase de materiales que contiene en efecto el primer volumen recoge seis obras accesorias Nebenarbeiten u opusculos los Parerga mientras que el segundo reune distribuidos en 32 capitulos los Paralipomena palabra que viene a traducirse como suplementos o apendices Algunos editores subrayan expresamente esta division 3 Indice 1 Objetivos de la obra y circunstancias de su publicacion 2 Contenido Tomo I 2 1 Esbozo de una historia de la doctrina de lo ideal y lo real 2 2 Fragmentos para la historia de la filosofia 2 3 Sobre la filosofia de universidad 2 4 Especulacion trascendente sobre la aparente intencionalidad en el destino del individuo 2 5 Ensayo sobre la vision de espiritus y lo que con ella se relaciona 2 6 Aforismos sobre la sabiduria de la vida Cap 1 Division fundamental 2 6 1 Cap 2 De lo que uno es 2 6 2 Cap 3 De lo que uno tiene 2 6 3 Cap 4 De lo que uno representa 2 6 4 Cap 5 Parenesis y maximas 2 6 5 Cap 6 De la diferencia de las edades de la vida 3 Contenido Tomo II 4 Bibliografia 4 1 Ediciones en aleman 5 Obra completa 5 1 Ediciones completas en espanol 5 2 Ediciones parciales en espanol 5 3 Literatura secundaria 6 Notas y referencias 7 Vease tambien 8 Enlaces externosObjetivos de la obra y circunstancias de su publicacion Editar Fotografia coloreada de Schopenhauer realizada en 1859 por Johann Schafer 4 A pesar del fracaso editorial y academico de todas sus obras anteriores Schopenhauer nunca dejo de creer en el futuro reconocimiento al que su obra estaba destinada Una vez realizada la reedicion de su obra capital El mundo como voluntad y representacion 1844 con un segundo tomo adicional de Complementos asi como la reedicion de la obra que supuso la introduccion a su sistema Sobre la cuadruple raiz del principio de razon suficiente 1847 la primera edicion se habia realizado en 1813 y completada asi la edicion de sus obras doctrinales fundamentales concibio la redaccion de un libro donde reunir opusculos que no habian tenido cabida en las citadas obras principales escritos con un estilo mas popular que favoreciese la divulgacion de su filosofia En sus propias palabras la obra era mas popular sin comparacion que todo lo anterior y presentaba su filosofia para el mundo 5 Schopenhauer escribio a su antiguo editor Brockhaus el 26 de julio de 1850 ofreciendole la obra con vistas a su publicacion Brockhaus escarmentado por los fracasos de las dos ediciones de Die Welt als Wille und Vorstellung 1819 y 1844 6 rechazo la propuesta Despues de que otras editoriales hicieran lo mismo el apostol de Schopenhauer Julius Frauenstadt hallo una libreria berlinesa A W Hayn dispuesta a publicar los dos gruesos tomos del libro que finalmente se publico en noviembre de 1851 7 Tras la muerte del filosofo la misma editorial publico en 1862 la segunda edicion de Parerga und Paralipomena preparada por J Frauenstadt con el subtitulo segunda edicion mejorada y aumentada a partir del legado manuscrito del autor Contenido Tomo I Editar Primera edicion de Parerga y Paralipomena El primer tomo ademas de un breve Prologo general a la obra fechado en diciembre de 1850 consiste en seis opusculos independientes entre si sin numerar en el siguiente orden Esbozo de una historia de la doctrina de lo ideal y lo real Fragmentos para la historia de la filosofia Sobre la filosofia de universidad Especulacion trascendente sobre la aparente intencionalidad en el destino del individuo Ensayo sobre la vision de espiritus y lo que con ella se relaciona y Aforismos sobre la sabiduria de la vida El lema del libro es una cita clasica de Juvenal Vitam impendere vero dedicar la vida a la verdad Satiras IV 91 El Prologo Vorwort describe muy brevemente la naturaleza del libro consistente en algunos tratados sobre temas particulares muy heterogeneos y pensamientos sueltos sobre objetos aun mas diversos que no tenian cabida en las obras sistematicas mas importantes y la clase de lectores a los que se dirige ante todo el libro ha de aportar un complemento a aquellos que ya conocen las obras previas del filosofo pero tambien sera accesible a quienes no estan familiarizados con ellas 8 Esbozo de una historia de la doctrina de lo ideal y lo real Editar En el primer opusculo de los Parerga Skizze einer Geschichte der Lehre vom Idealen und Realen Schopenhauer expone su vision de la historia del problema de la cosa en si de Kant en la filosofia moderna remontandolo a la duda sobre la realidad del mundo externo planteada por Descartes padre de la filosofia moderna 9 El problema segun Schopenhauer consiste en la cuestion de que es objetivo en nuestro conocimiento y que es subjetivo en el por tanto la de que se ha de atribuir en el a posibles cosas diferentes de nosotros y que se ha de atribuir a nosotros mismos En nuestra cabeza en efecto surgen imagenes no por ocasion interna procedentes acaso del arbitrio o de la asociacion de ideas por consiguiente surgen por ocasion externa Tan solo estas imagenes son lo inmediatamente conocido para nosotros lo dado Que relacion pueden tener con cosas que existan completamente separadas e independientemente de nosotros y que de alguna manera vengan a ser causa de estas imagenes Tenemos certeza de que sencillamente existan tales cosas Y en ese caso nos dan las imagenes tambien informacion sobre su constitucion 10 Recuperando una terminologia empleada con anterioridad por Schelling Schopenhauer designa como lo real esas presuntas cosas independientes de nuestro modo de conocimiento mientras que lo ideal son las cosas tal como las conocemos representaciones fenomenos Conforme a esta terminologia escribe Este es el problema a consecuencia del cual desde hace doscientos anos el esfuerzo principal de los filosofos es separar con pureza lo ideal es decir lo que corresponde solamente y como tal a nuestro conocimiento de lo real es decir de lo que existe independientemente de el por medio de un nitido corte en linea recta y de este modo establecer la relacion mutua de ambos 11 Planteada la cuestion Schopenhauer pasa a exponer de forma resumida las aportaciones de diversos filosofos al problema a lo largo de los dos ultimos siglos Tras una breve referencia a posibles anticipos del mismo en la antiguedad en concreto remite a Plotino comienza por Descartes que con su dubito cogito ergo sum dudo pienso luego soy 12 subrayo la certeza unica de la conciencia subjetiva en oposicion a la certeza problematica de todo lo demas 13 Sin embargo Descartes termino admitiendo un acceso del conocimiento a lo real en si garantizado por la existencia de Dios Con todo aun retuvo la diferencia entre la inmediatez del conocimiento del sujeto y la mediatez del conocimiento de los objetos externos al establecer un dualismo entre la cosa pensante res cogitans y la cosa extensa res extensa Inicialmente fueron estas soluciones las que otros filosofos quisieron modificar Schopenhauer presenta en primer lugar a Malebranche con su teoria de las causas ocasionales y la idea de que vemos todas las cosas inmediatamente en Dios teorias mediante las cuales el filosofo frances explica la posibilidad de acceder a los objetos reales como tales 14 El sistema de la armonia preestablecida y la monadologia de Leibniz surgieron segun Schopenhauer como respuesta a las ideas de Malebranche Leibniz establece con aquel sistema dos mundos diferentes opuestos incapaces de obrar el uno sobre el otro pero que marchan armonicamente porque Dios lo establecio asi 15 Despues de criticar el monstruoso absurdo sentado por Leibniz 16 Schopenhauer presenta la solucion de Spinoza quien quiso eliminar el dualismo cartesiano afirmando que la res extensa y la res cogitans eran una unica sustancia considerada desde diferentes puntos de vista Y asi escribio Spinoza ordo et connexio idearum idem est ac ordo et connexio rerum el orden y conexion de las ideas es el mismo que el orden y conexion de las cosas 17 De esta manera se garantizaria el acceso del conocimiento a lo real Ahora bien Schopenhauer partiendo de los resultados de la filosofia kantiana critica en la solucion de Spinoza el erroneo presupuesto de identificar las cosas extensas los objetos de la percepcion sensible con las cosas en si mismas independientes de nuestro modo de conocerlas En efecto la extension no es lo opuesto a la representacion sino que cae dentro de ella la verdadera cuestion es la de si existe algo independiente de nuestro representar 18 George Berkeley dandose cuenta de aquel error establecio un radical idealismo al reducir los objetos extensos a representaciones ideas en su terminologia y negando el supuesto lockeano de una materia incognoscible como sustrato de aquellos Para Berkeley todo se reduce a espiritus es decir sujetos cognoscentes y volentes e ideas esto es representaciones en general percepciones conceptos etc Sin embargo de nuevo admitio la figura de Dios como garante de la coherencia de las ideas de los diferentes espiritus y causa ultima de las ideas en general 19 Anterior a Berkeley John Locke se aferro al sano pero rudo entendimiento para sostener su postura realista Aunque Schopenhauer rechaza los argumentos de Locke en defensa de tal postura superada por Berkeley aplaude la distincion que hizo entre cualidades primarias y cualidades secundarias Para Locke las cualidades primarias de las cosas son aquellas que el pensamiento no puede eliminar extension impenetrabilidad figura movimiento o reposo y numero Las cualidades secundarias son el producto o efecto de las cualidades primarias sobre nuestros sentidos color sonido gusto etc y son de origen y naturaleza subjetiva mientras que las primarias son reales 20 David Hume puso en entredicho la validez de la ley de causalidad a la que apelaba Locke para determinar lo real causa de lo subjetivo la representacion El escepticismo de Hume dio ocasion a las reflexiones de Immanuel Kant con las que quedaron superados los puntos de vista anteriores Las que Locke llamaba cualidades primarias el espacio el tiempo asi como las categorias causalidad cantidad sustancia precisamente por esa caracteristica de no poder ser eliminadas con el pensamiento por ser universales y necesarias Kant las determino como formas a priori del conocimiento que hacen posible la experiencia en general De este modo tambien ellas eran de naturaleza y origen subjetivo Como resultado no conocemos en absoluto las cosas tal como son en si mismas sino solamente sus fenomenos o manifestaciones Erscheinungen y lo real la cosa en si queda para Kant como una mera X inaccesible 21 Concluyendo la historia del problema de lo real y lo ideal Schopenhauer se ubica a si mismo en dicha historia como aquel filosofo que admitiendo los resultados de la filosofia de Kant ha sabido hallar una via de acceso a la cosa en si no como hasta entonces se habia hecho buscandola en la representacion los objetos sino buscandola en aquel que representa el sujeto en aquello que hay en el que no es precisamente representacion y tal es en efecto la voluntad 22 En el Apendice Anhang de este opusculo Schopenhauer despacha las doctrinas y aportaciones que pone en duda como tales de los tres filosofos postkantianos mas importantes del llamado idealismo aleman Fichte Schelling y Hegel a quienes no considera autenticos filosofos sino meros sofistas 23 debido a la deshonestidad de su metodo filosofico que apela a meras imposiciones estilo ininteligible mistificaciones etc 24 En lo que concierne al problema de lo real y lo ideal critica en primer lugar a Fichte por haber eliminado la kantiana cosa en si sin justificacion convirtiendo las representaciones en meros productos del sujeto el Yo 25 La filosofia de la identidad de Schelling incurre a pesar de la mediacion de Kant en el mismo defecto que la de Spinoza senalado mas arriba ya que formulada a imitacion del sistema de Spinoza identifica lo ideal y lo real entendiendo como lo real los objetos de la percepcion externa Schelling por otra parte llevo mas lejos el error al pretender la reduccion de la Metafisica a la Fisica 26 Con todo Schopenhauer alaba en Schelling la amalgama eclectica en que consistia su filosofia asi como sus esfuerzos en la Naturphilosophie 27 Hegel imitando en parte a Schelling desde un planteamiento similar al de este identifico lo real y lo ideal esta vez con predominancia de lo segundo consistiendo el mundo en el automovimiento dialectico del concepto previa hipostasis en el sentido kantiano cosificacion sustancializacion de lo ideal esto es lo propio de la representacion como una suerte de cosa en si independiente del sujeto Durante la exposicion Schopenhauer aprovecha para lanzar algunas de sus celebres invectivas contra Hegel 28 Fragmentos para la historia de la filosofia Editar El opusculo Fragmente zur Geschichte der Philosophie es con mas de un centenar de paginas 29 el segundo mas largo del primer volumen de los Parerga y se divide en catorce paragrafos con sus correspondientes epigrafes De ellos el mas voluminoso es el 13 dedicado a un nuevo examen de la filosofia de Kant despues del apendice de El mundo como voluntad y representacion y la parte consagrada a la etica kantiana en Sobre el fundamento de la moral En el 1 Sobre la misma esto es sobre la Historia de la filosofia Schopenhauer expresa sus opiniones sobre el estudio de esta disciplina y su aversion hacia el empleo de los manuales recomendando la lectura directa de los filosofos Leer en vez de las propias obras de los filosofos exposiciones cualesquiera de sus doctrinas o en general historias de la filosofia es como si uno quisiera que otro le masticase la comida 30 Como alternativa a tales manuales Schopenhauer propone meras colecciones de capitulos y pasajes principales de los filosofos De acuerdo pues con esta idea el opusculo no pretende ser un manual de esa clase sino una serie de reflexiones del autor con motivo del estudio de las obras originales de filosofos del pasado 31 Esas reflexiones consisten en casi todos los casos en buscar en las filosofias anteriores coincidencias o anticipos de las propias doctrinas de Schopenhauer o bien de las doctrinas de Kant Asi por ejemplo en el 2 Filosofia presocratica menciona que los eleatas ya avanzaron una distincion entre fenomenos y noumenos que seria proxima a la distincion kantiana en la que se usaron los mismos terminos 32 en el papel del odio neikos y el amor filia en Empedocles ve un cierto anticipo de su propia teoria de la voluntad ciega al que se anade el pesimismo explicito en la obra del filosofo de Agrigento 33 en Pitagoras busca anticipos de su propia metafisica de la musica 34 De los filosofos presocraticos alaba ademas las numerosas anticipaciones cientificas entre otras la de la teoria de la nebulosa protosolar de Kant y Laplace en Anaximenes Empedocles y Democrito 35 En el 3 acerca de Socrates Schopenhauer compara a este con Kant en cuanto enemigo del dogmatismo 36 el 4 sobre Platon se consagra a la critica de este como precursor del racionalismo y la llamada psicologia racional lo que lleva a Schopenhauer a un excurso sobre la historia de la critica de la psychologia rationalis de Aristoteles a Kant pero al final alaba la nocion platonica de contemplacion con la que se relaciona el Libro III de El mundo 37 En el paragrafo sobre Aristoteles Schopenhauer principalmente critica los perjuicios que su sistema habria causado al desarrollo de la ciencia natural 38 El 6 sobre los estoicos aparte de una comparacion del logos spermatikos razon seminal con la forma substantialis de los escolasticos que Schopenhauer relaciona a su vez con las ideas platonicas se consagra a discutir la fidelidad de las Disertaciones de Arriano con respecto a Epicteto y el estoicismo en general 39 De los neoplatonicos aparte de unos juicios de estilo mas bien negativos sobre Porfirio Jamblico y Proclo aplaude en Plotino la doctrina monista del hen kai pan todo es uno que segun Schopenhauer provendria de influencias hinduistas y el latente idealismo del libro VII de la tercera Eneada 40 En el breve paragrafo 8 sobre los gnosticos bromea sobre la introduccion de seres intermedios entre Dios y el mundo los eones el demiurgo etc para explicar el mal y la caida con lo cual los gnosticos echan la culpa del soberano Dios a los ministros 41 De Escoto Eriugena asi como del modelo filosofico de este el pseudo Dionisio Areopagita Schopenhauer alaba la tendencia monista y el planteamiento del problema del origen del mal 42 El difuso paragrafo 10 sobre la Escolastica define esta sobre la base de su sumision a las Escrituras y presenta unas breves reflexiones sobre el problema de los universales en la disputa entre realistas y nominalistas 43 El examen de la filosofia moderna comienza 11 Bacon de Verulamio con una comparacion de Aristoteles y Francis Bacon a quien Schopenhauer concede el merito de la promocion del metodo inductivo y el empirismo 44 pero se desarrolla sobre todo en el generico 12 titulado La filosofia de los modernos 45 Como hilo conductor de dicho examen Schopenhauer plantea una metafora tomada del mundo de la contabilidad tal como en esta los calculos no deben dejar un resto o residuo lo mismo debe hacer la filosofia a la hora de explicar el enigma del mundo 46 Tal residuo fue en el sistema de Descartes el dualismo de la cosa pensante y la cosa extensa cuya interaccion resultaba inexplicable la resolucion de dicho problema fue la tarea de sus sucesores Malebranche Leibniz Spinoza 47 Aqui el fallo vino de la falta de un examen previo del origen de los conceptos y en concreto el de sustancia La idea de la necesidad de tal examen hay que agradecersela a Locke que en esto fue seguido por Kant 48 Otro error fundamental de los racionalistas fue dar la primacia a la representacion abstracta los conceptos sobre la intuitiva percepcion 49 De la monadologia de Leibniz tambien surgida de aquella concepcion precritica dogmatica de la sustancia Schopenhauer considera que todo es residuo Sin embargo valora en Leibniz su oposicion al materialismo y su tendencia al idealismo 50 Kant en fin reduce aquel concepto trascendente de sustancia a una mera categoria una forma a priori del pensamiento que no nos faculta para conocer la cosa en si por lo que la esencia Wesen a la base de los cuerpos y las almas podria ser identica 51 Esta doctrina kantiana escribe Schopenhauer me abrio el camino a la comprension de que el propio cuerpo de cada uno es solamente la intuicion que surge en su cerebro de su propia voluntad relacion que entonces extendida a todos los cuerpos resulto en la descomposicion del mundo en voluntad y representacion 52 Dejando el tema de la sustancia Schopenhauer repasa brevemente la historia del idealismo desde Descartes que por haber partido de la inmediatez de lo subjetivo abrio una nueva epoca de la filosofia si bien luego se enredo en circulos viciosos al buscar en Dios el garante de las verdades y la realidad objetiva del mundo externo por eso solo Berkeley es el autentico padre del idealismo que es la base de toda verdadera filosofia 53 Locke mediante su distincion entre cualidades primarias y secundarias que aqui Schopenhauer remonta a Democrito preparo el camino al idealismo critico de Kant 54 Finalmente de conformidad con aquel giro hacia la subjetividad Schopenhauer logro determinar la oscura cosa en si kantiana como la voluntad que hallamos en nuestro interior 55 A este paragrafo sigue el largo 13 mencionado antes que contiene Todavia algunas aclaraciones sobre la filosofia kantiana 56 Schopenhauer presenta el texto como un ensayo que trata de arrojar sobre la profundidad kantiana mi claridad 57 La exposicion comienza presentando los resultados negativos de la filosofia kantiana la vieja pretension de la Metafisica de ser una ciencia apodictica es decir de certeza absoluta a partir de conceptos puros se probo imposible Locke probo el origen empirico de los conceptos universales Kant hallo que algunos las categorias son puros pero restringio su uso a la experiencia posible con lo que se desautorizaba a la Metafisica como ciencia de lo que esta mas alla de la naturaleza No obstante la determinacion del origen subjetivo tanto de la sensacion Locke como de lo formal que aporta el intelecto Kant traia como consecuencia el caracter meramente fenomenico de la experiencia la cosa en si a la que apunta el fenomeno quedaba como incognoscible 58 Tras unas aclaraciones sobre terminos kantianos como la distincion entre lo trascendental y lo trascendente el idealismo trascendental etc 59 sigue una nueva exposicion del modo como Schopenhauer ve el proceso historico filosofico que llevo de Locke a Kant pasando por Hume 60 Contra Hume Kant probo la aprioridad de la causalidad a la vez que proscribio su uso trascendente ahora bien precisamente en este punto Kant cometio una inconsecuencia al presentar a veces la cosa en si como causa o fundamento del fenomeno con lo que precisamente aplicaba la ley causal a lo trascendente Asi lo senalo Schulze Enesidemo sin que el kantiano Reinhold supiera defender bien la doctrina de su maestro 61 Schopenhauer introduce aqui un excurso donde explica que es lo que realmente para Kant remitia directamente a la cosa en si esto es lo empirico lo contingente lo dado la materia Stoff a la que se aplican las formas intelectuales presenta sus propias objeciones y su solucion sobre aquello que permite propiamente defender la existencia de la cosa en si 62 Despues de esto regresa a la cuestion historica y recuerda como fueron las objeciones de Schulze las que dieron pie primero al idealismo de Fichte en el que se eliminaba la cosa en si y previa eliminacion de lo a posteriori se reducia todo al sujeto segundo a la filosofia de la identidad de Schelling que elimino la distincion de lo ideal y lo real mezclandolo en la papilla de la identidad absoluta y finalmente a Hegel aqui Schopenhauer en vez de presentar argumentos le dedica unas cuantas invectivas asi como a los alemanes invocando para lo ultimo a Wieland Mozart Beethoven y otros 63 En el pasaje que sigue Schopenhauer procede a reivindicar el valor de la dialectica trascendental de la Critica de la razon pura A las paginas mas brillantes y meritorias de la filosofia kantiana pertenece indiscutiblemente la Dialectica trascendental por cuyo medio de la cual levanto los cimientos de la Teologia y la Psicologia especulativas de tal manera que desde entonces no se ha sido capaz ni con la mejor voluntad de ponerlos de nuevo Que beneficio para el espiritu humano 64 Con ocasion de este tema Schopenhauer presenta su propia version de la critica a los paralogismos de la psicologia racional esto es las tesis sobre la simplicidad sustancialidad e inmortalidad del alma 65 luego hace otro tanto con la critica kantiana de la cosmologia racional aunque aqui a diferencia de Kant favorece en general a las antitesis del capitulo de las antinomias como lo habia hecho en la Critica de la filosofia kantiana 66 y en tercer lugar tras volver a aplaudir la critica de Kant a la teologia especulativa expone tambien su propia version de la critica de las pruebas de la existencia de Dios el argumento cosmologico el ontologico y el fisico teologico 67 De aqui pasa Schopenhauer a protestar contra los intentos de los postkantianos de salvar la teologia despues de los ataques de Kant lo que le conduce a unas reflexiones criticas sobre el origen de la religion sobre el teismo y el panteismo 68 El ultimo paragrafo del opusculo 14 se consagra a Unas observaciones sobre mi propia filosofia donde Schopenhauer celebra la sencillez simplex sigillum veri la unidad y coherencia de su filosofia que describe aqui como un dogmatismo inmanente por oposicion al dogmatismo trascendente combatido por Kant 69 Tambien se jacta de la base inductiva de su sistema y su fidelidad al metodo analitico 70 y de que siempre busca llegar hasta el fondo de las cosas Por eso la humanidad ha aprendido de mi muchas cosas que nunca olvidara y mis escritos no pereceran 71 A esta declaracion de modestia siguen unas reflexiones sueltas el rechazo de una concepcion teista o panteista de su concepto de la voluntad una breve defensa del pesimismo que se le reprochaba a su filosofia una discusion sobre las influencias afirmadas por algunos de Schelling o Fichte sobre el pensamiento fundamental de Schopenhauer y una breve diatriba contra la conjura de los criados Chamfort que le convirtio en sus propias palabras en el Kaspar Hauser de los profesores de filosofia 72 Sobre la filosofia de universidad Editar El famoso opusculo Uber die Universitats Philosophie tercero de los Parerga 73 es un escrito polemico contra la filosofia institucional de mediados del siglo XIX en el que Schopenhauer presenta una feroz diatriba contra la misma El texto relativamente largo no presenta subdivisiones y los argumentos se exponen de una manera por asi decir espiral sin un orden muy claro En el primer parrafo Schopenhauer reconoce las ventajas de la ensenanza universitaria de la filosofia asi como en la educacion secundaria pues se facilita asi su divulgacion no obstante esto no seria imprescindible pues los que se aman y han nacido el uno para el otro se encuentran facilmente las almas emparentadas se saludan ya desde lejos 74 El hecho de convertir la filosofia en una profesion acarrea a la filosofia misma como libre investigacion de la verdad mayores perjuicios que ventajas tiene la ensenanza universitaria de dicha disciplina En igual medida perjudica la filosofia por encargo de los gobiernos a la filosofia por encargo de la naturaleza y la humanidad 75 En efecto para Schopenhauer el problema fundamental de la filosofia universitaria proviene de la injerencia e intromision del Estado que es quien subvenciona las universidades en las tendencias que ha de favorecer la filosofia Y las tendencias que favorece el gobierno son las de la Iglesia y la teologia oficial de este modo se establece de antemano la verdad que la filosofia ha de buscar Este problema no se presenta con otras ciencias ensenadas en la universidad pues solo la filosofia entra en un terreno comun con la religion 76 Como resultado se tiene una filosofia de rueca 77 una filosofia estatal 78 y hasta una filosofia de chiste 79 Los profesores de filosofia se someten y se adaptan a este orden impuesto desde fuera pues su interes principal es la manutencion el sueldo aqui cita Schopenhauer con ironia el dicho latino clasico primum vivere deinde philosophari 80 Schopenhauer menciona algunos ejemplos historicos de los efectos de tal intromision los gobiernos intervinieron en las antiguas disputas entre realistas y nominalistas aristotelicos y ramistas cartesianos y aristotelicos y mas recientemente en castigos y advertencias a Wolff Kant Fichte y Hegel 81 Como ejemplo recentisimo menciona en la 2ª edicion el caso de Kuno Fischer reprendido por ensenar el panteismo en 1853 82 Al mismo estado de cosas atribuye Schopenhauer el desplazamiento de la filosofia de Kant por la de los filosofos postkantianos Y es que la Critica de la razon pura es dicho con toda seriedad la carta de despido de la que hasta entonces habia sido la ancilla theologiae sierva de la teologia que asi se nego de una vez para siempre a servir a su estricta senora 83 Justamente por este motivo se favorecio segun Schopenhauer el triunfo rapido de los postkantianos 84 ya que estos venian a recuperar transformada a veces como un panteismo encubierto 85 la vieja teologia racional por mediacion del concepto de lo Absoluto y con ayuda de facultades intelectuales inventadas como una Razon que intuye ese Absoluto 86 De esta manera por intereses extrafilosoficos se desplazo y olvido la filosofia de Kant el mas importante de todos los fenomenos filosoficos hasta ahora habidos 87 En este opusculo Schopenhauer insiste mucho en la critica de los postkantianos principalmente Fichte Schelling y Hegel a quienes denomina sofistas 88 apelando a la definicion que dio Platon de los sofistas como aquellos que ganan dinero con la filosofia 89 Ademas les reprocha la fanfarroneria Windbeutelei y el deseo de causar una impresion de profundidad mediante el empleo de un lenguaje y una jerga incomprensible 90 Schopenhauer ataca aqui con especial dureza al servil 91 Hegel quien habria buscado el apoyo oficial no solo gracias a su religion absoluta sino tambien mediante su apologia y glorificacion del Estado 92 A el y a su escuela Schopenhauer les hace responsables por su perniciosisima influencia de la degradacion no solo de la filosofia sino de la literatura alemana en general de la recaida en el materialismo del deterioro de la lengua alemana y aun de la moda de las barbas 93 Paradojicamente lo mismo que ocasiono el exito de la pseudofilosofia hegeliana fue lo que trajo su crisis y hasta su persecucion cuando se descubrio que el panteismo latente en ella no se avenia bien con el teismo oficial 94 Fue en este momento cuando se produjo el sonado episodio del retorno de Schelling en 1841 llamado por el Estado para atacar el hegelianismo y promover la religion oficial 95 Otros filosofos postkantianos a los que Schopenhauer menciona desdenosamente son Herbart 96 Schleiermacher 97 Jakob Salat 98 y Fries si bien a este ultimo le concede el merito de haber sido de los pocos junto a Wilhelm Traugott Krug que osaron criticar el sistema de Hegel 99 Schopenhauer observa que mientras que los autenticos filosofos del pasado solo tarde y con dificultad obtuvieron reconocimiento esos filosofos alemanes del siglo XIX han obtenido una rapida fama 100 lo que han conseguido gracias al amiguismo y corporativismo que reinan en el mundo de los profesores de filosofia 101 En contraste los autenticos filosofos muy rara vez fueron tambien profesores siendo Kant una de las escasas excepciones que fue posible porque Kant no ensenaba su propia filosofia desde la catedra 102 La ensenanza de la filosofia en la universidad es incluso un absurdo ya que se trata de una ciencia que aun no existe que siempre se busca 103 al recibir catedras los profesores se ven en la obligacion de estar en posesion de tal ciencia 104 Y ademas para proteger tanto su status como los intereses a los que sirven tienen que impedir que la autentica filosofia los desplace Por eso Schopenhauer habla de una conspiracion de los mediocres contra el genio y el merito autentico 105 este es un obstaculo principal del progreso de la humanidad en todos los campos 106 Contra esa filosofia estatal sometida a los imperativos de la religion oficial escribe Schopenhauer La filosofia no es ninguna iglesia ni ninguna religion Es el pequeno lugarcito en el mundo accesible a poquisimos donde la siempre y en todas partes odiada y perseguida verdad debe estar por una vez libre de toda presion y coaccion celebrar por asi decir sus Saturnales que conceden libertad de expresion aun al esclavo y donde ella debe tener incluso la prerrogativa y la ultima palabra dominando ella sola absolutamente sin admitir nada mas a su lado En efecto el mundo entero y todo lo que hay en el esta repleto de intencion Absicht mayormente intencion baja vulgar y mala solo un pequeno lugar debe reconocidamente estar libre de aquella y abrirse exclusivamente a la comprension Einsicht y por cierto a la comprension de las mas importantes y decisivas relaciones de todas y ese lugar es la filosofia 107 Y es que una de las condiciones de la autentica filosofia consiste segun el filosofo en que uno se sostenga sobre sus propias piernas y no reconozca ningun amo 108 Otras de esas condiciones se explican a lo largo del tratado 109 y Schopenhauer habla de una aristocracia natural por la que el genio filosofico solo raras veces se presenta en la Historia 110 La gravedad de una manipulacion de la filosofia como la descrita radica en el dominio que la filosofia ejerce sobre el espiritu de la epoca Zeitgeist 111 constituyendo incluso el bajo fundamental de la Historia politica 112 Concluyendo Schopenhauer propone con cierta ironia que en las universidades se ensene exclusivamente Logica en la medida en que se trata de una ciencia segura y terminada y una muy sucinta Historia de la filosofia como introduccion a la misma sucinta para que no les quede a los profesores espacio para expresar sus propias opiniones y porque como se dijo en el opusculo anterior a los filosofos hay que conocerlos directamente a traves de sus obras 113 Especulacion trascendente sobre la aparente intencionalidad en el destino del individuo Editar En el cuarto opusculo de los Parerga llamado Transcendente Spekulation uber die anscheinende Absichtlichkeit im Schicksale des Einzelnen tenemos como el titulo indica una especulacion trascendente que el autor reconoce como una mera fantasia metafisica que no puede llevar a ningun resultado firme 114 consagrada a buscar una explicacion conjetural desde las premisas de la filosofia del autor a la universal creencia en el destino y la providencia la guia sobrenatural de los acontecimientos del mundo creencia que se halla en todos los tiempos y pueblos y aun entre los no supersticiosos 115 Schopenhauer observa en primer lugar que esa creencia como toda creencia religiosa surge menos del conocimiento que de nuestra voluntad pues es ante todo hija de nuestra menesterosidad Bedurftigkeit Y asi aun cuando el azar generalmente nos perjudica y nos gasta toda clase de bromas cuando alguna vez nos favorece queremos ver en ello la mano de la providencia como algo evidentisimo y lo extendemos incluso a esas ocasiones en que el azar nos perjudica viendo un beneficio oculto en ello Visto asi suponer una intencion en el azar es una idea que roza la temeridad una idea que o es lo mas absurdo del mundo o lo mas profundo imaginable La estricta necesidad de todo cuanto sucede es segun Schopenhauer que en esto sigue a Kant una verdad universal y a priori que se podria designar como un fatalismo demostrable 116 Segun este autor una confirmacion a posteriori del mismo la ofrece el hecho ya indudable de que en el sonambulismo por magnetismo asi como a veces en el sueno comun se produce el fenomeno de la segunda vision videncia en la que se preven acontecimientos futuros a menudo hasta los detalles y de tal modo que en ocasiones precisamente al intentar evitarlos se termina provocandolos como se mostraba en ciertas tragedias griegas Schopenhauer se remite para esto a obras de Bende Bendsen Kieser y Jung Stilling La mantica probaria pues la realidad de la heimarmene destino 117 Pero la cuestion es que mas alla de esto existe una intuicion Einsicht de que esa necesidad no es ciega sino que encubre una intencion ese seria un fatalismo trascendente Este se percibe en que ciertos acontecimientos de la vida parecen llevar el sello de una necesidad moral o interna como si hubiera un plan en ello 118 Schopenhauer subraya que esto es valido unicamente al nivel de los individuos aprovechando para lanzar una tacita pulla antihegeliana No en la Historia universal como se afirma entre los profesores de filosofia sino en la vida del individuo hay plan y totalidad Los pueblos existen tan solo in abstracto los individuos son lo real Por eso la Historia universal carece de significacion metafisica directa propiamente es una mera configuracion casual 119 Esa aparente conformidad a un plan de los sucesos de la vida individual se explica en parte para Schopenhauer mediante su teoria del caracter innato hay una especie de brujula interior un instinto guia inconsciente 120 Pero falta la otra parte la de las circunstancias lo que viene de fuera ver un plan tambien en esto se asemeja por ejemplo a cuando imaginamos ver rostros en las manchas de una pared Ahora bien tambien barruntamos que lo justo y provechoso para nosotros tal vez no es aquello que proyectamos y deseamos 121 Y asi surge el pensamiento muy trascendente segun el cual este mundus phaenomenon mundo fenomenico en el que domina el azar tiene a la base por doquier y universalmente un mundus intelligibilis mundo inteligible el cual domina sobre el mismo azar 122 La naturaleza lo hace todo por el genero la especie la idea platonica despreciando el individuo ahora bien aqui se trata no de la naturaleza el fenomeno sino de lo que reside mas alla de ella lo metafisico lo cual existe entero e indiviso en cada individuo La cuestion pues es si a cada caracter individual se corresponde el destino que le toca lo sobrevenido desde fuera o bien no hay relacion alguna entre ellos 123 Aunque siempre creemos ser duenos de nuestras acciones cuando miramos retrospectivamente al camino de nuestra vida nos sorprendemos al ver que a veces parece como si una extrana fuerza hubiese guiado nuestros pasos Schopenhauer aduce para mostrar lo universal de tal perspectiva numerosas citas de clasicos Shakespeare Luciano Herodoto Goethe y el profeta Jeremias 10 23 124 Nuestras acciones son segun Schopenhauer el producto necesario de dos factores primero el caracter inmutable y que solo conocemos a posteriori y segundo los motivos que provienen del exterior Pero el yo que juzga sobre el proceso resultante es el sujeto del conocer ajeno a ambos como tal y mero espectador critico de su obrar De ahi que a veces pueda sorprenderse 125 Hay sin embargo un factor mas en aquella creencia el cual tambien se ha reflejado a menudo en la literatura que en esa mirada retrospectiva vemos un intenso contraste entre la casualidad fisica azar de ciertos acontecimientos y su aparente e indemostrable necesidad metafisico moral Desde este punto de vista parece haber un poder secreto e inexplicable un hilo secreto 126 de tal modo que se cumple el ducunt volentem fata nolentem trahunt los hados guian al bien dispuesto y arrastran al que reniega 127 Aun la aparente casualidad y error serian los instrumentos de la mano invisible del destino 128 Se postula aqui pues una unidad ultima de la necesidad y el azar alcanzar un concepto claro de la cual unidad le parece a Schopenhauer imposible 129 Dicha unidad seria aquello que los antiguos llamaban heimarmene o fatum destino asi como el genio o daimon que guiaba para ellos la vida del individuo y tambien la providencia pronoia del cristianismo conceptos que segun Schopenhauer difieren solo por la tendencia al antropomorfismo 130 Schopenhauer dedica un largo pasaje a la exposicion de la figura del daimon o genio conductor en la Historia citando a Plutarco Menandro Platon Porfirio Estobeo Horacio Apuleyo Jamblico Proclo y Paracelso entre otros 131 La cuestion de la unidad de azar y necesidad se presenta de modo analogo en la teleologia de la naturaleza en la que es muy frecuente verselas con fenomenos que en principio no obedecen a ningun plan consciente y que sin embargo parece como si lo hicieran 132 Una nueva perspectiva se abre con el analisis del concepto de azar o casualidad casuales son acontecimientos que coinciden en el tiempo sin que haya relacion causal directa entre ellos No existe sin embargo la casualidad absoluta sino que siempre es relativa pues indica justamente la falta de relacion causal entre acontecimientos ahora bien las series causales aparentemente aisladas se entrelazan en sus eslabones de manera que hay una complicadisima red comun Schopenhauer hace una analogia con los meridianos y los paralelos que serian respectivamente las lineas causales y los paralelos las lineas de lo simultaneo y aparentemente inconexo 133 De aqui que pueda sostenerse que todo se refleja y resuena en todo como en el hipocratico panta sympnoia todo conspira En esto reposaria la posibilidad de adivinar el futuro mediante objetos que parecen no tener ninguna relacion como las aves en la ornitomancia las cartas tarot los posos del cafe etcetera 134 Schopenhauer busca una analogia en lo que sucede en el sueno En los suenos en efecto se presentan circunstancias y motivos casuales dispuestos por un poder secreto pero en este caso ese poder no puede ser otro que nuestra propia voluntad desde una posicion que no cae en nuestra conciencia sonadora Las cosas que suceden en los suenos a menudo chocan y se oponen a nuestros deseos Pero esto es justamente lo mismo que sucede en la vida 135 Segun esto podria inferirse que tambien en la vigilia en la vida real es nuestra voluntad la que rige secretamente los acontecimientos que nos sobrevienen esto es aquella conjuracion del destino 136 Esto concuerda con el resultado principal de la filosofia de Schopenhauer conforme a la cual lo que presenta y mantiene el fenomeno Phanomen del mundo es la voluntad la misma que vive en cada individuo y concuerda asimismo con la frecuente comparacion de la vida con el sueno Sin duda cada uno es el secreto director teatral de sus suenos y acaso lo seria tambien del curso de su vida Naturalmente no se trata aqui recuerda Schopenhauer de la voluntad cognoscible empiricamente sino de otro nivel mas profundo de la misma 137 En apoyo de esta concepcion invoca un par de citas de Escoto Eriugena donde se habla entre paradojas de la simultanea ignorancia y omnisciencia de un Dios que es pura voluntad 138 Pero a pesar de lo dicho sucede que a diferencia de en el sueno en la vida los otros no son meros fantasmas sino tan reales como uno que a su vez forma parte del sueno de los otros Habria que suponer pues algo asi como tomando el termino de Leibniz una armonia preestablecida de todos los suenos de la vida 139 Hay asi dos clases radicalmente distintas de conexion de los acontecimientos de la vida humana una objetiva la de la causalidad fisica y otra subjetiva tambien determinada necesariamente en la que las escenas se suceden como en un drama conforme al plan de un poeta La unidad de esas dos series de la que resultaria aquella armonia preestablecida excede a nuestra capacidad de comprension Pero el espanto que produce la idea disminuye si recordamos que el sujeto del gran sueno es en cierto sentido uno solo la voluntad de vivir y que la pluralidad de los fenomenos esta condicionada por el espacio y el tiempo 140 Volviendo a la cuestion de la adivinacion y premonicion Schopenhauer denuncia el error cientificista por el cual se opone a aquella el determinismo de la necesidad fisica para Schopenhauer es esta ultima justamente la que se halla en la base de la adivinacion 141 En efecto gracias a la distincion kantiana entre cosa en si y fenomeno unida a la reduccion schopenhaueriana de ambos a voluntad y representacion es posible mostrar la compatibilidad aunque sea desde lejos de tres oposiciones 1 La de la libertad de la voluntad en si y la necesidad de todas las acciones del individuo determinismo 2 La del mecanicismo causa eficiente y la tecnica de la naturaleza o teleologia causa final 142 3 La de la casualidad o contingencia en los acontecimientos de la vida individual frente a la necesidad moral del curso de la vida conforme a una finalidad trascendente para el individuo providencia La conciliacion de cada una de estas oposiciones aclara la de las otras 143 Terminando el opusculo Schopenhauer observa que gracias a aquella mirada retrospectiva al curso de la vida en la que vislumbramos un misterioso plan y especialmente gracias a los golpes del destino surge una impresion metafisica sobre la voluntad que favorece la que para Schopenhauer es la meta ultima de la existencia temporal el abandono Abwenden de la voluntad de vivir Esa guia invisible y siempre dudosa nos acompana hasta el momento de la muerte ese autentico resultado y en esa medida meta de la vida momento decisivo y temible que Schopenhauer describe aqui con cierta oscuridad como una crisis en el mas estricto sentido de la palabra un juicio universal Weltgericht 144 Ensayo sobre la vision de espiritus y lo que con ella se relaciona Editar En este cuarto opusculo Versuch uber das Geistersehn und was damit zusammenhangt 145 Schopenhauer se hace eco de la rehabilitacion en Alemania de las historias de visiones de espectros y de la magia en los ultimos 25 anos esto es mediados de los anos 1830 la cual para Schopenhauer se justifica porque las pruebas en contra que anteriormente se habian empleado no eran lo bastante firmes las pruebas metafisicas se basaban en fundamentos inseguros mientras que las pruebas empiricas solo afectaban a casos particulares fraudes etc y porque se presuponia que los fantasmas eran percibidos de la misma manera que los cuerpos fisicos 146 Aunque se presentan como tales en la percepcion para Schopenhauer justamente no es asi apelando a su teoria de la intelectualidad de la intuicion segun la cual las impresiones sensibles solo llegan a formar una intuicion percepcion mediante la aplicacion de las formas intelectuales subjetivas de la causalidad el espacio y el tiempo indica la posibilidad de que ese mismo proceso de elaboracion inconsciente de la percepcion tenga lugar a partir de otra clase de impresiones que las de los cinco sentidos 147 Tanto en un caso como en otro surge la cuestion de la relacion de los fenomenos con la cosa en si y desde esta posicion trascendental segun Schopenhauer tal vez se desprenderia que al fenomeno de los espiritus no va aneja ni mas ni menos idealidad que al fenomeno de los cuerpos al cual reconocidamente subyace de manera inevitable el idealismo y por eso solo mediante un largo rodeo puede remontarse a la cosa en si es decir a lo verdaderamente real 148 De esta manera da el autor la pauta de lo que sigue en el opusculo hasta ahora se habian intentado explicaciones espiritualistas de los fenomenos de fantasmas lo cual para Schopenhauer es una posicion realista dogmatica incluso la critica de Kant en Los suenos de un visionario explicados por los suenos de la metafisica 1764 se referia a esa clase de explicaciones pero Schopenhauer propone aqui una explicacion idealista 149 No se detendra en la enumeracion de hechos pues para eso existe otra bibliografia sino en buscar una teoria que los explique tampoco se cuidara de combatir el escepticismo de la ignorancia que triunfaba segun dice en la Inglaterra de la epoca que se dedicaba a negar aquellos hechos 150 En relacion con lo dicho sobre la intuicion Schopenhauer comienza por un examen de los suenos un claro ejemplo de percepciones sin influjo externo muy diferentes de las meras imaginaciones en cuanto a su intensidad complejidad detalle etc y sobre todo porque a las fantasias les acompana una conciencia de la arbitrariedad que falta en el sueno que se presenta como real 151 La aparente disminucion de la actividad de la memoria permite a Schopenhauer establecer una analogia del sueno con la locura conforme a su teoria sobre la misma 152 Como todos los fenomenos el sueno debe conformarse al principio de razon suficiente cual es la causa o fundamento de los suenos Descartados el influjo externo y la asociacion de ideas 153 Schopenhauer afirma que solo queda la posibilidad de que el estimulo sea fisiologico a partir de el el cerebro actuaria como lo hace con las sensaciones externas configurando los estimulos como percepciones 154 El fenomeno del sueno en fin muestra la posibilidad de intuiciones percepciones con un origen distinto al sensorial Para esa facultad Schopenhauer propone el termino Traumorgan organo del sueno 155 Una vez establecido esto Schopenhauer pasa al examen de clases excepcionales de suenos comenzando por la vigilia en el sueno Schlafwachen que no se ha de confundir con el duermevela sino que es como un despertarse dentro del sueno percibiendo objetos reales del entorno y del exterior El filosofo llama a esto un sonar verdadero Wahrtraumen La descripcion que ofrece Schopenhauer parece aludir en cierto momento a lo que hoy se denomina viaje astral 156 Pasa a continuacion al fenomeno del sonambulismo empezando por hipotesis fisiologicas al respecto como las de Reil Treviranus y Johann Baptist van Helmont 157 Del sonambulismo lo que interesa a Schopenhauer es la clarividencia Hellsehn videncia que a veces se presenta la cual no dependiendo de impresiones externas habria que remontar de nuevo a aquel organo del sueno 158 Que de ese modo pueda llegarse a un conocimiento real y objetivo es un hecho dice Schopenhauer que solo puede explicarse desde la metafisica como un atravesar el principio de individuacion un separarse de las condiciones del fenomeno 159 Despues de nuevas conjeturas fisiologicas para explicar el origen de estos fenomenos asi como de las alucinaciones 160 regresa al fenomeno del Wahrtraumen es una vision de la realidad que a veces se limita al entorno inmediato pero otras veces va mas alla no solo en el espacio sino en el tiempo se trata en el ultimo caso de la videncia o adivinacion que se extiende desde el diagnostico sorprendente de enfermedades a la premonicion de accidentes o la muerte en ocasiones a acontecimientos nimios 161 Cuando se presentan de manera muy clara se trata de suenos teorematicos cuando se mezclan con el sueno normal son suenos alegoricos distincion debida a Artemidoro y su Oneirokritikon que Schopenhauer prefiere con mucho a la reciente Symbolik des Traumes de Gotthilf Heinrich von Schubert 162 Como una tercera clase aun mas difusa estarian los presentimientos Todas estas manifestaciones en fin del sonambulismo y el sueno magnetico hipnosis mesmerismo asi como otras la capacidad sanadora proceden segun Schopenhauer de una intensificacion o potenciacion del sueno normal y de esta manera se les aplica la explicacion dada antes sobre el fundamento de los suenos 163 Despues de unas nuevas conjeturas fisiologicas para explicar el origen de esos fenomenos mediante la oposicion polar de cerebro y nervios simpaticos 164 Schopenhauer recuerda que lo sorprendente de los fenomenos de la videncia resulta menos inconcebible si tenemos presente que el mundo objetivo no es mas que un fenomeno cerebral cuyo orden habitual se deja de lado hasta cierto punto en aquellos En efecto para la cosa en si kantiana son vanas las distinciones de lo cercano y lejano presente pasado y futuro Reciprocamente esos hechos dan en cierto modo una confirmacion factica a la doctrina kantiana en efecto la mantica adivinacion confirma la idealidad del tiempo 165 Por su lado el magnetismo animal mesmerismo ha mostrado la posibilidad de un efecto inmediato de la voluntad a distancia esto es la magia 166 Asi lo magico es al obrar fisico lo que la mantica a la conjetura racional es una real y completa actio in distans tal como la autentica mantica v g la videncia de los sonambulos es passio a distante 167 De ahi que la credibilidad de la una o la duda sobre ella siempre vaya ligada a la de la otra Todos estos fenomenos en fin estan emparentados como ramas de un mismo tronco que apuntan a un nexo de los seres que reside mas alla de la naturaleza esto es del reino del espacio tiempo y causalidad 168 Estos hechos magicos confirman no solo la doctrina kantiana de la oposicion de fenomeno y cosa en si y sus leyes sino la propia doctrina de Schopenhauer en efecto el autentico agente en aquellos no es sino la voluntad manifestandose aqui como la cosa en si 169 Adicionalmente esos fenomenos ofrecen una refutacion del materialismo y el naturalismo Por eso dice Schopenhauer son al menos desde el punto de vista filosofico los mas importantes sin comparacion entre los hechos que nos ofrece la experiencia en conjunto por eso es obligacion de todo erudito familiarizarse a fondo con ellos 170 Aunque de mas enigmas que soluciones el magnetismo animal es para la filosofia el mas valioso en contenido de todos los descubrimientos jamas realizados es la metafisica practica de Bacon una metafisica experimental de la que Schopenhauer espera mucho Vendra un tiempo en el que la filosofia el magnetismo animal y la ciencia natural progresada sin parangon en todas sus ramas se arrojaran mutuamente una luz tan clara que se veran verdades que sin ello no se podia esperar alcanzar 171 Tras un excurso sobre el rechazo y hasta persecucion del magnetismo animal en Gran Bretana debido segun Schopenhauer a los intereses del clero 172 regresa al tema inicial lo comun en aquellos fenomenos es que se recibe una intuicion percepcion que se presenta como real y objetiva pero a traves de un organo diferente al normal que antes llamo Schopenhauer organo del sueno 173 Schopenhauer enumera diferentes clases de percepciones sin estimulo externo sensible 1 el delirio que acompana a ciertas enfermedades 2 las alucinaciones que a veces acompanan a la locura 3 alucinaciones no debidas a enfermedad 4 visiones que preceden a la propia muerte Schopenhauer aduce algunos relatos reales de Walter Scott y Goethe entre otros 5 visiones que anuncian peligros a las personas Schopenhauer cuenta aqui los avisos de genios como el daimon socratico o los fatum de Paracelso 6 premoniciones o visiones de lo futuro que no afectan directamente a la persona que las tiene segunda vision second sight o deuteroscopia segun la terminologia de Horst para las cuales Schopenhauer menciona bibliografia reciente Kieser Jung Stilling etc y antigua Homero Herodoto 7 visiones de lo pasado especialmente de personas muertas de lo cual hay muchos relatos en clasicos como Plinio el Joven Luciano Plutarco Suetonio o mas reciente la aparicion del espiritu de Maupertuis en la Academia berlinesa narrado por Friedrich Nicolai 8 visiones debidas a un pensamiento vivo y anhelante en otras personas vivas o muertas asi como suenos simpaticos compartidos por varias personas y el fenomeno de los Doppelganger 9 finalmente las apariciones de espiritus propiamente dichas 174 Aunque con dudas Schopenhauer da por buena la plausibilidad de muchas de esas historias de apariciones de fantasmas a veces por la fiabilidad de los narradores otras por la concordancia incluso en los detalles en muchas epocas y lugares etc 175 Desde el punto de vista metafisico lo interesante en esos fenomenos es la supuesta relacion con algo objetivo real y empirico En ellos se difumina la escision de sujeto y objeto Cuando estos fenomenos se presentan solo para un individuo aislado surge la duda a menudo para el propio individuo de si lo que se ha experimentado fue meramente subjetivo una alucinacion por ejemplo Ahora bien en general la distincion entre lo subjetivo y lo objetivo en el fondo no es absoluta sino que siempre permanece relativa pues todo lo objetivo lo es en la medida en que es condicionado en general por un sujeto e incluso propiamente solo se halla en el a su vez subjetivamente justamente por lo cual en ultima instancia tiene razon el idealismo 176 Estos fenomenos y los suenos son meras representaciones si pero tanto como lo son los objetos del mundo real con la diferencia de que aquellos siguen otras leyes Igual que con la cuestion cartesiana de la realidad del mundo externo tambien con respecto a estos fenomenos existen realismo idealismo escepticismo y finalmente gracias a este opusculo de Schopenhauer criticismo 177 Gracias al idealismo cree Schopenhauer se ha abierto una puerta para la restitucion y comprension tanto de la magia como de las visiones y fenomenos de apariciones La incredulidad y el escepticismo de los pensadores al respecto proceden de que esos fenomenos son imposibles conforme a las leyes a priori de la naturaleza pero justamente aquellos permiten confirmar que esas leyes no son absolutas ni verdades eternas sino meras funciones cerebrales que no alcanzan a la cosa en si La videncia repite Schopenhauer confirma la doctrina kantiana de la idealidad de espacio tiempo y causalidad mientras que la magia confirma que el nucleo intimo de todas las cosas es la voluntad 178 Inversamente ambas doctrinas permiten cierta comprension de esos fenomenos 179 En las ultimas paginas del opusculo Schopenhauer trata de explicar la posibilidad de que los muertos se comuniquen con los vivos pues tal cosa no se aviene muy bien con su sistema segun el cual la voluntad ciertamente es indestructible pero no lo individual ni lo intelectual sugiriendo despues de varias conjeturas que una vez mas en la idealidad del tiempo tendriamos un atisbo de explicacion Schopenhauer termina manifestando su esperanza de haber aportado aunque sea una debil luz al tema 180 Aforismos sobre la sabiduria de la vida Cap 1 Division fundamental Editar Inspirandose en la division de los bienes de la vida en la Etica a Nicomaco I 8 de Aristoteles bienes externos del alma y del cuerpo Schopenhauer propone una diferente 1 Lo que uno es la personalidad en sentido amplio salud fuerza belleza temperamento caracter moral inteligencia 2 lo que uno tiene propiedad posesiones 3 lo que uno representa honor rango fama El mayor bien corresponde a aquello que uno es de lo cual depende como se percibe lo exterior hasta el punto de que en un mismo ambiente cada cual vive en un mundo distinto 181 La principal riqueza de la vida viene de ahi pues todo lo que existe y sucede para el hombre solo existe inmediatamente en su conciencia y sucede para esta y todo depende de como se concibe la realidad 182 Puesto que el caracter esta prefijado la vida consiste en variaciones sobre un mismo tema Ahi en el caracter innato se establece ya la medida de la felicidad posible de cada uno y especialmente determinan dicha medida los limites de las capacidades espirituales de cada cual pues los goces mas elevados son los del espiritu 183 Los bienes 2 y 3 tan solo tienen la ventaja para uno de que no dependen del tiempo el cual mengua las facultades animicas y de que se pueden adquirir 184 Cap 2 De lo que uno es Editar Schopenhauer comienza este capitulo insistiendo en que este aspecto es con mucho el que mas aporta a la felicidad tras lo cual el autor pasa a concretar que es lo que recae entre las cosas que uno es 185 Entre estas la primera y mas importante asegura es tener alegria de espiritu Heiterkeit des Sinnes la cual nada tiene que ver con la posesion de riquezas mas bien al contrario y si mucho con la de una buena salud pues las nueve decimas partes de nuestra felicidad se fundan solamente en la salud 186 Por eso mismo es la mas grave locura sacrificar la salud a cualquier otra cosa riqueza carrera estudios fama por no hablar de la voluptuosidad y los goces fugitivos mas bien hay que subordinarlo todo a ella 187 No obstante la salud no es condicion suficiente de aquella alegria la cual parece depender mucho del temperamento por ejemplo los melancolicos tienden a verlo todo negro segun sean las personas tienen mayor o menor receptividad para lo agradable o lo desagradable etc 188 Parcialmente emparentada con la salud la belleza contribuye indirectamente a la felicidad por la impresion que produce sobre los demas sirviendo como una carta abierta de recomendacion que nos gana los corazones de antemano 189 Los dos enemigos de la felicidad son el dolor y el tedio la vida humana oscila entre uno y otro pues cuando la necesidad y el dolor cesan se presenta el aburrimiento La capacidad de alejarse de este depende de las fuerzas intelectuales en este sentido hay personas que tienen un gran vacio interior lo que les mueve a buscar con avidez estimulos externos a ello se opone la riqueza interior espiritual que sin embargo conlleva una mayor sensibilidad para los dolores morales en general 190 Esto se relaciona asimismo con la sociabilidad pues cuanto mas tiene uno en si mismo tanto menos necesita de fuera y tanto menos pueden asimismo ser los demas para el Por eso conduce la eminencia del espiritu a la insociabilidad 191 Schopenhauer insiste en esta distincion y escribe La gente vulgar se preocupa tan solo de pasar el tiempo quien tiene algun talento en aprovecharlo 192 Asi las cabezas limitadas andan siempre pendientes de buscar para escapar al tedio motivos que les distraigan Schopenhauer recuerda aqui el ejemplo que aparece con frecuencia en sus obras de los juegos de naipes aunque en este lugar por una vez tambien dice algo en su favor 193 Segun este criterio pues es la riqueza interior la que ayuda mas a la felicidad y ademas esta libre de los peligros de depender de lo exterior Pues de los demas y en general del exterior en ningun aspecto puede esperarse mucho Lo que uno puede ser para otro tiene limites muy estrechos al final cada uno se queda solo y entonces todo depende de quien es ahora el que esta solo 194 Tras desarrollar un poco mas esta idea 195 Schopenhauer inspirandose en la afirmacion aristotelica conforme a la cual el goce radica en la actividad de las fuerzas 196 plantea una division de las tres fuerzas fisiologicas fundamentales siguiendo el esquema de Kielmeyer y sus correspondientes goces 1 los goces de la fuerza reproductiva comer beber digerir reposar dormir 2 los de la irritabilidad viajes baile deporte etc y 3 los de la sensibilidad contemplar pensar sentir escribir poesia esculpir pintar hacer musica estudiar leer etc Para el ser humano los mas importantes son los terceros pues son los que le distinguen de los animales son los placeres espirituales 197 Las ultimas paginas del capitulo se consagran a reforzar todas estas ultimas ideas insistiendo sobre todo entre el contraste entre la vida de los inteligentes y la gente ordinaria 198 Como nota final recuerda que en el 22 de Sobre el fundamento de la moral ya expuso que la excelencia moral hace inmediatamente feliz 199 Cap 3 De lo que uno tiene Editar De acuerdo con la division de Epicuro de las necesidades humanas o los placeres las posesiones y el lujo han de contarse entre las que no son ni naturales ni necesarias En efecto el limite de la riqueza que se desea depende del horizonte de necesidades de cada cual y siempre es relativo 200 Las aspiraciones dependen pues del horizonte de lo que se considera posible alcanzar y la riqueza se asemeja al agua salada cuanto mas se bebe mas sediento esta uno Lo mismo vale para la fama 201 La razon por la que los hombres desean siempre mas dinero incluso el poder se desea segun Schopenhauer por la riqueza a la que conduce es que es un Proteo infatigable que se convierte en cada objeto deseado en cada momento Solo el dinero es el bien absoluto pues no provee meramente a una sola necesidad in concreto sino a la necesidad en general in abstracto 202 Las siguientes paginas del capitulo se dedican a algunos consejos y reflexiones sobre el ahorro y una breve psicologia del servilismo 203 Como nota final Schopenhauer observa humoristicamente que en este capitulo no ha contado mujer e hijos como algo que uno tiene pues mas bien uno es tenido por ellos 204 Cap 4 De lo que uno representa Editar Se trata en este capitulo de nuestra existencia en la opinion de los demas la cual a causa de alguna debilidad especial de nuestra naturaleza se valora universalmente en exceso aunque ya la menor reflexion podria ensenarnos que en si misma es inesencial para nuestra felicidad 205 El juicio de los demas nos afecta sobremanera tanto cuando se trata de elogios como de criticas Schopenhauer recomienda moderar en lo posible esa gran sensibilidad hacia la opinion ajena tanto en un caso como en el otro si no uno permanece esclavo de la opinion y el parecer ajeno Una correcta apreciacion del valor de lo que somos en y por nosotros mismos frente a lo que somos a ojos de los demas ha de contribuir pues a nuestra felicidad 206 Y es que quien atribuye gran valor a la opinion de los hombres les hace demasiado honor 207 Lo esencial como se dijo en los capitulos previos es la salud y en segundo lugar los medios para mantenernos a estos bienes hay que subordinar el valor del honor la fama etc No obstante si se persiguen empleos titulos condecoraciones y aun la riqueza la ciencia y las artes es principalmente con el fin de obtener mayor respeto de los demas lo cual para Schopenhauer viene a demostrar la magnitud de la necedad humana 208 La preocupacion excesiva por el que diran qu en dira t on constituye esa necedad que se ha denominado vanidad vanitas para indicar lo vacio e insignificante de este esfuerzo y es como la avaricia un olvidar el fin por los medios que es una especie de mania innata 209 Esa necedad de nuestra naturaleza tiene tres vastagos principales la ambicion el orgullo y la vanidad Segun Schopenhauer los dos ultimos se diferencian en que el orgullo es una alta autoestima que proviene del interior mientras que la vanidad es el esfuerzo por alcanzarla desde el exterior los demas 210 Despues de unas lineas contra la modestia una virtud falsa a ojos de Schopenhauer 211 este arremete contra la especie mas barata de orgullo esto es el orgullo nacional Quien posee meritos personales significativos mas bien reconocera del modo mas claro los defectos de su propia nacion Pero todo necio miserable que no tiene nada de nada de lo que poder estar orgulloso se agarra a este ultimo recurso de enorgullecerse de la nacion a la que precisamente pertenece con ello se siente comodo y en gratitud esta dispuesto a defender py3 kai la3 con pies y manos todos los defectos y tonterias que le son propios a aquella 212 El objeto del capitulo esto es lo que uno representa para los demas puede segun Schopenhauer dividirse en rango honor y fama Al primero el rango o jerarquia Rang en aleman le dedica una pagina escasa se trata del deseo de adquirir condecoraciones y titulos y la admiracion popular hacia ellos que Schopenhauer desdena de forma tajante calificando el fenomeno como una pura comedia 213 La discusion del honor en cambio ocupa buena parte del capitulo Schopenhauer comienza por definir el honor como objetivamente la opinion de otros acerca de nuestro valor y subjetivamente nuestro temor a dicha opinion 214 El origen de tal sentimiento lo localiza Schopenhauer en la precariedad de la existencia humana que hace muy ventajosa la vida en comunidad de ahi surge el deseo de ser tenido como un miembro util a la sociedad Pronto se da uno cuenta de que lo que aqui importa no es que uno crea ser util de ese modo sino que lo crean los demas y entonces se esfuerza en conseguir lo segundo De ahi pues el sentimiento del honor asi como el de verguenza o pudor que tiene su correlato fisiologico en el rubor 215 Dependiendo de las clases de relaciones interhumanas hay diversos tipos de honor siendo los principales el honor civil o burgues burgerliche Ehre el de cargo u oficio Amtsehre y el honor sexual El honor burgues radica en la presuposicion de que respetamos los derechos de los demas sin incurrir en injusticia En cierto modo tiene un caracter negativo ya que se presupone en uno y mantenerlo consiste en no perderlo Schopenhauer comenta alguno de los modos de perderlo en particular la calumnia el valor relativo de esta clase de honor asi como la relacion que existe a su parecer entre dicha forma de honor y la veneracion hacia las canas y la ancianidad 216 El honor del cargo o del oficio Amtsehre consiste en que la persona que posee un empleo u ocupa un cargo cumpla con las cualidades exigidas para el mismo y las correspondientes obligaciones Schopenhauer incluye en esta categoria el honor militar 217 El honor sexual se divide en honor femenino y honor masculino y constituye en ambos casos un esprit de corps bien entendido El mas importante es el primero pues en la vida femenina la relacion sexual es lo principal Posee esa clase de honor la mujer que no se entrega a ningun hombre antes de casarse y solo al marido una vez casada La utilidad buscada con esta forma de honor segun Schopenhauer es lograr la fidelidad de los esposos y asi garantizar la manutencion de las esposas e hijos 218 Tras unas reflexiones sobre el adulterio y el concubinato 219 Schopenhauer describe brevemente el honor masculino como contraparte del femenino aqui todo radica en asegurar la fidelidad de la esposa y el castigo de su infidelidad Es el tema de algunas obras de Shakespeare Otelo y Calderon El medico de su honra y A secreto agravio secreta venganza 220 Los tres tipos de honor tratados hasta aqui se hallan dice Schopenhauer en todos los pueblos y epocas Existe no obstante otro genero de honor exclusivamente occidental y surgido en la Edad Media el llamado honor caballeresco o point d honneur 221 Schopenhauer dedica un buen numero de paginas a la descripcion de este genero de honor artificial a su modo de ver cuyo codigo desgrana con cierta ironia 222 y que critica con gran dureza escandalizado por la costumbre de los duelos debidos a presuntas ofensas costumbre todavia en boga en la Alemania de mediados del siglo XIX particularmente en el mundo universitario 223 La exposicion de los generos de honor termina en fin con la del honor nacional que radica no solo en que la nacion sea digna de confianza o credito sino sobre todo en que sea temible 224 El ultimo tema importante del capitulo es el de la fama o gloria A diferencia del honor cuya cualidad negativa ya fue expuesta la fama se obtiene por los actos u obras realizados Schopenhauer reflexiona entre otras cosas sobre la enemiga de la fama la envidia sobre la fama duradera y la pasajera asi como las diferencias en el modo de alcanzarla en el mundo de la poesia las ciencias y especialmente en la filosofia 225 Cap 5 Parenesis y maximas Editar El quinto capitulo recopila de manera fragmentaria cincuenta y tres consejos eudemonologicos agrupados en cuatro secciones tematicas 226 En la introduccion Schopenhauer avisa de lo incompleto de la coleccion a la que podrian anadirse las excelentes reglas para la vida ofrecidas a lo largo de la Historia desde las de Teognis y Salomon hasta las de La Rochefoucauld 227 A Generales En esta primera seccion se reunen tres consejos En el primero el fragmento mas importante y extenso Schopenhauer recuerda su teoria ya expuesta en El mundo 58 segun la cual solo el dolor es de naturaleza positiva mientras que la de todo goce y felicidad es negativa Tambien Voltaire habia dicho que le bonheur n est qu un reve et la doleur est reelle la felicidad no es mas que un sueno y el dolor es real Segun esto como se dijo la eudemonologia doctrina de la felicidad es un termino eufemistico pues de lo que se trata no es de ser feliz sino de ser menos desgraciado El optimismo es pues un gran mal ya que necesariamente conduce a la frustracion de las ilusiones y es la fuente de mucha infelicidad Mas bien lo mejor que el mundo tiene que ofrecer es una existencia sin dolor tranquila soportable 228 y es que es sumamente facil ser infeliz en cambio ser muy feliz no solo es dificil sino enteramente imposible 229 Schopenhauer cita la famosa aurea mediocritas de Horacio y recuerda que segun su filosofia toda nuestra existencia es algo que seria mejor que no existiese y la suma sabiduria consiste en negarla 230 Asi segun la segunda maxima para juzgar de la felicidad de un hombre no hay que fijarse en lo que le complace sino en lo que le aflige 231 En el n º 3 recomienda tener cuidado con las ilusiones y los proyectos a largo plazo 232 B Concernientes a nuestra conducta con nosotros mismos Esta segunda seccion presenta diecisiete consejos numerados del 4 al 20 que giran en torno al clasico gnothi seauton conocete a ti mismo y la administracion sabia y prudente de la propia vida reflexionar sobre el curso de la misma no centrarse excesivamente en el pasado ni en el futuro no ambicionar en demasia segun el precepto abstinere et substinere etc 233 En el n º 9 Schopenhauer recomienda perseguir el ideal de la autarquia siguiendo el omnia mea mecum porto todo lo mio lo llevo conmigo de Demetrio de Falero Ya Aristoteles dijo que la felicidad eudaimonia es para los que se bastan a si mismos autarkoi 234 En este contexto Schopenhauer dedica unas paginas a las ventajas e inconvenientes de la soledad 235 El n º 10 consagrado a la envidia connatural al ser humano segun Schopenhauer pero enemiga de nuestra felicidad da ocasion a una breve exposicion de las tres clases de aristocracias que existen segun el autor 1 la del nacimiento y el rango 2 la del dinero y 3 la del espiritu 236 En el n º 13 Schopenhauer recomienda poner freno a la fantasia y la imaginacion pues son el demagogo de nuestra parte irracional y bestial el populacho que habita en el interior de cada persona 237 En el n º 17 recuerda los perjuicios de la falta de actividad y la necesidad humana de esforzarse y superar obstaculos 238 Los ultimos consejos en el n º 20 tratan de los cuidados del cuerpo y la salud especialmente en relacion con la administracion de las fuerzas espirituales cerebrales 239 C Concernientes a nuestra conducta con los demas En este apartado Schopenhauer compila las maximas y consejos n º 21 46 relativos a la prudencia en el comportamiento social que van desde el vive y deja vivir 240 hasta reflexiones sobre la amistad 241 pasando por consejos sobre cortesia 242 sobre el modo de guardar secretos 243 sobre la contencion de la ira 244 sobre la conveniencia y el modo de poner en practica las maximas morales 245 etc El tono general lo da una concepcion negativa de la naturaleza humana Ni amar ni odiar contiene la mitad de toda mundologia Weltklugheit no decir nada y no creer nada la otra mitad Desde luego a un mundo que hace necesarias reglas como estas y las siguientes se le da la espalda con gusto 246 En algunos breves excursos Schopenhauer toca temas como el de la astrologia que refiere la marcha de los grandes cuerpos celestes al misero yo una muestra para el autor del ilimitado egocentrismo humano 247 el nepotismo 248 o la guerra citando a Voltaire En todas las guerras no se trata mas que de robar 249 D Concernientes a nuestra conducta con el curso del mundo y el destino El mundo se rige segun dice Schopenhauer recogiendo el pensar de los antiguos por tres poderes la astucia la fuerza y la fortuna la Tyxh de los griegos El mas importante y poderoso de ellos es el tercero 250 Las maximas reunidas en esta ultima seccion n º 47 53 consisten en su mayoria en consejos y normas de prudencia relativos al modo de hacer frente a los vaivenes de la fortuna 251 Cap 6 De la diferencia de las edades de la vida Editar El ultimo capitulo de los Aforismos ofrece a modo de complemento observaciones relativas a las diferentes edades de la vida humana infancia juventud madurez y vejez Pues con el tiempo dice Schopenhauer va cambiando nuestro temperamento aunque no nuestro caracter inmutable segun lo expuesto en la obra principal del autor 252 La infancia es para Schopenhauer la edad de la comprension intuitiva perceptual de la realidad la vision poetica de las cosas la captacion de las ideas platonicas 253 a las que se consagra el libro III de El mundo como voluntad y representacion La infancia es la Arcadia de la vida humana 254 debido a ese predominio de la contemplacion y a que los ninos no tienen que enfrentarse con la verdadera esencia del mundo y es que Todas las cosas son esplendidas de ver pero horribles de ser 255 La juventud es la etapa en que se busca la felicidad y comienza el autentico enfrentamiento con la realidad por eso mismo y porque como se dijo la felicidad es una quimera es tambien la epoca del descontento el desengano Schopenhauer desconseja crear ilusiones novelescas en los jovenes y recomienda por el contrario educar en el desengano 256 La madurez la describe Schopenhauer en fin como etapa de la asimilacion de la infelicidad 257 El resto del capitulo se consagra a reflexiones diversas relacionadas con el tema por ejemplo en torno a la sensacion de que el tiempo pasa cada vez a mayor velocidad a medida que avanza nuestra edad 258 o acerca de los contrastes de la percepcion de la vida en la juventud y en la vejez 259 Al final Schopenhauer traza una suerte de astrologia alternativa diferente a la usual comparando los planetas de mayor a menor proximidad con el sol con las sucesivas decadas de la vida humana 260 Contenido Tomo II EditarEl segundo tomo subtitulado Pensamientos sueltos pero sistematicamente ordenados sobre multiples objetos Vereinzelte jedoch systematisch geordnete Gedanken uber vielerlei Gegenstande se divide en 32 capitulos independientes entre si cada uno de los cuales reune diversos paragrafos numerados en el conjunto de la obra del 1 al 396 a excepcion del ultimo capitulo Algunos versos que consta de un prologo y dieciseis poemas sin seguir ya la numeracion de paragrafos Cada uno de los paragrafos constituye el desarrollo de un pensamiento a menudo de forma aforistica de manera bastante parecida a las obras mas conocidas de Friedrich Nietzsche reconocidamente deudor de Schopenhauer Cap 1 Sobre la filosofia y su metodo 1 21 Cap 2 Sobre la Logica y la Dialectica 22 26 Cap 3 Pensamientos concernientes al intelecto en general y en cada relacion 27 60 Cap 4 Algunas consideraciones sobre la oposicion de la cosa en si y el fenomeno 61 67 Cap 5 Unas palabras sobre el panteismo 68 69 Cap 6 Sobre la filosofia y la ciencia natural 70 102 Cap 7 Sobre la doctrina de los colores 103 107 Cap 8 Sobre la Etica 108 119 Cap 9 Sobre la doctrina del derecho y la politica 120 133 Cap 10 Sobre la doctrina de la indestructibilidad de verdadero nuestro ser por la muerte 134 141 Cap 11 Suplementos a la doctrina de la nihilidad de la existencia 142 147a Cap 12 Suplementos a la doctrina del sufrimiento del mundo 148 156a Cap 13 Sobre el suicidio 157 160 Cap 14 Suplementos a la doctrina de la afirmacion y negacion de la voluntad de vivir 161 173 Cap 15 Sobre la religion 174 182 Cap 16 Algo sobre la literatura sanscrita 183 190 Cap 17 Unas consideraciones arqueologicas 191 195 Cap 18 Unas consideraciones mitologicas 196 204 Cap 19 Sobre la metafisica de lo bello y la estetica 205 234 Cap 20 Sobre juicio critica aplauso y fama 235 243 Cap 21 Sobre la erudicion y los eruditos 244 256 Cap 22 Pensar por si mismo 257 271 Cap 23 Sobre la literatura y el estilo 272 289 Cap 24 Sobre la lectura y los libros 290 297 Cap 25 Sobre la lengua y las palabras 298 303a Cap 26 Observaciones psicologicas 304 361 Cap 27 Sobre las mujeres 362 371 Cap 28 Sobre la educacion 372 376 Cap 29 Sobre la fisiognomica 377 Cap 30 Sobre el ruido y el sonido 378 Cap 31 Alegorias parabolas y fabulas 379 396 Cap 32 Algunos versos Bibliografia EditarEdiciones en aleman Editar Parerga und Paralipomena Kleine philosophische Schriften Berlin A W Hayn noviembre de 1851 2ª edic postuma 1862 Samtliche Werke Edicion de A Hubscher Mannheim Brockhaus 1988 Jubilaumausgabe in 7 Banden 7 volumenes ISBN 3 7653 0410 7 En los volumenes V y VI se incluyen los Tomos I y II de Parerga y Paralipomena Samtliche Werke Edicion a cargo de W F von Lohneysen Frankfurt am Main Suhrkamp Taschenbuch Verlag 1986 5 vols ISBN 3 518 09737 7 En los volumenes IV y V se incluyen los Tomos I y II de Parerga y Paralipomena Obra completa EditarEdiciones completas en espanol Editar Parerga y paralipomena Madrid Trotta 2 vols 2006 y 2009 Tomo I 2006 2ª edicion 2009 ISBN 978 84 8164 879 9 tomo II 2009 ISBN 978 84 9879 049 8 Parerga y Paralipomena Escritos filosoficos sobre diversos temas Madrid Valdemar 2009 ISBN 978 84 7702 631 0 Ediciones parciales en espanol Editar N B Parte de esta informacion procede del Anexo bibliografico de F J Hernandez i Dobon contenido en su edicion de Sobre la filosofia universitaria Valencia 1989 ver abajo en esta lista para el ISBN pp 31ss Eudemonologia Tratado de mundologia o arte del bien vivir Metafisica de lo bello y estetica Trad de L Jimenez Garcia de la Luna Madrid 1901 Contiene el ultimo opusculo del Tomo I y los caps 1 13 16 17 y 20 del Tomo II El amor las mujeres y la muerte Trad de A Lopez White Valencia F Sempere y Cia 1902 Reediciones de esta trad Valencia Prometeo 1966 Madrid Edaf 1966 y 1984 ISBN 84 7166 264 7 Incluye traducciones a menudo con lagunas de los capitulos 1 4 8 24 y 27 del Tomo II Estudios de historia filosofica Trad de Edmundo Gonzalez Blanco Madrid La Espana Moderna s f ca principios del s XX Contiene los dos primeros opusculos del tomo I Eudemonologia Tratado del mundo o arte de bien vivir Trad de E Gonzalez Blanco Madrid s f ca principios del s XX Reediciones de esta trad Buenos Aires Siglo Veinte 1943 EDAF 1965 1970 1981 Contiene el ultimo opusculo del Tomo I La nigromancia Trad de E Gonzalez Blanco Madrid La Espana Moderna s f principios del s XX Contiene los opusculos 4º y 5º del Tomo I y los caps 4 5 y 13 del Tomo II Estudios sobre la religion estetica y arqueologia Trad de E Gonzalez Blanco Madrid La Espana Moderna s f principios del s XX Contiene los caps 15 20 del tomo II Aforismos de filosofia practica Trad de L Roig de Lluis Madrid Espasa Calpe 1927 Incl el ultimo opusculo del Tomo I Escritos literarios Trad de E Gonzalez Blanco Madrid Mundo Latino 1928 Contiene los caps 16 21 22 24 y 25 del tomo II Eudemonologia Aforismos sobre la sabiduria de la vida seguidos de Pensamientos escogidos Edic de J B Bergua Madrid Ediciones Ibericas 1961 Sin ISBN Contiene el ultimo opusculo del Tomo I y los caps 20 y 27 con lagunas del Tomo II Fragmentos sobre la historia de la filosofia Trad de V Romano Garcia Buenos Aires Aguilar 1966 Reed Sarpe 1984 Contiene el 2º opusculo del Tomo I Aforismos sobre la sabiduria de la vida Trad M Chamorro Buenos Aires Aguilar 1970 1981 6º opusculo del Tomo I La sabiduria de la vida En torno a la filosofia El amor las mujeres la muerte y otros temas Mexico Porrua 1984 Recopila trads de E Gonzalez Blanco Sobre la filosofia universitaria Edic a cargo de F J Hernandez i Dobon Valencia Natan 1989 ISBN 84 86648 07 6 Sobre la filosofia de universidad Trad y presentacion de Mariano Rodriguez Gonzalez Madrid Tecnos 1991 ISBN 84 309 1954 6 La lectura los libros y otros ensayos Prologo de A Izquierdo trad de E Gonzalez Blanco y Miguel Urquiola Madrid Edaf 1996 ISBN 84 414 0098 9 Incluye los caps 19 22 y 25 del Tomo II Ensayo sobre las visiones de fantasmas Trad de Agustin Izquierdo Ed Valdemar Madrid 1997 ISBN 84 7702 217 8 Parerga y paralipomena I Introd de M Crespillo Preliminar de M Parmeggiani traduccion de 1907 1908 de Edmundo Gonzalez Blanco revisada por M Parmeggiani Malaga Agora 1997 ISBN 84 8160 066 0 Incluye Bosquejo de una historia de la teoria de lo ideal y de lo real y Fragmentos para la historia de la filosofia Parerga y paralipomena II Preliminar de M Parmeggiani traduccion de 1907 1908 de Edmundo Gonzalez Blanco revisada por M Parmeggiani Malaga Agora 1997 ISBN 84 8160 067 9 Incluye Sobre la filosofia universitaria Especulacion trascendental sic sobre la aparente intencionalidad en el destino del individuo Ensayo sobre la nigromancia sic y lo que con ella se relaciona Este ultimo titulo traduce el del 5º opusculo del Tomo I Parerga y paralipomena III Traduccion de 1899 de A Zozaya revisada por M Parmeggiani Malaga Agora 1997 Incluye Aforismos sobre la sabiduria de la vida Los tomos previstos IV VI de esta edicion donde debia presentarse una traduccion completa del tomo II no llegaron a publicarse Literatura secundaria Editar HUBSCHER Arthur Denker gegen den Strom Bonn Bouvier Verlag 1988 4 Aufl ISBN 3 416 00950 9 SAFRANSKI Rudiger Schopenhauer y los anos salvajes de la filosofia Madrid Alianza 1991 ISBN 84 206 2699 6 Sobre los Parerga cf pp 450s circunstancias de la edicion del libro 451ss contexto cultural en Alemania en los anos 1850 455ss razones del exito de la obra Notas y referencias Editar Safranski p 450 F J Hernandez i Dobon Prologo a Arthur Schopenhauer Sobre la filosofia universitaria Valencia Natan 1989 ISBN 84 86648 07 6 p 3 Asi lo hace W F von Lohneysen en su edicion de las obras completas de Schopenhauer vease seccion Bibliografia en el vol IV de su edicion p 5 se titula Parerga al Tomo I y en el vol V p 5 Paralipomena al Tomo II Para esta division Lohneysen se apoya en un esbozo de prologo redactado por Schopenhauer en 1845 que se reproduce en el vol IV edic cit p 595 Cf W Abendroth Arthur Schopenhauer Reinbek bei Hamburg Rowohlt Taschenbuch Verlag 1967 1993 16ª edic ISBN 3 499 50133 3 p 121 Carta a Brockhaus del 26 de julio de 1850 en Gesammelte Briefe Herausgegeben von Arthur Hubscher 2 verbesserte und erganzte Ausgabe Bonn Bouvier 1987 ISBN 3 416 01901 6 pag 244 en adelante se citara como GBr Citado en Safranski 450 Cf Safranski 447 Safranski 450s Parerga und Paralipomena I p VII En adelante se citaran los dos tomos segun las abreviaturas P I y P II remitiendo a la paginacion de la edicion de A Hubscher ver bibliografia en la que respectivamente corresponden a los volumenes V y VI La traduccion de Trotta reproduce esta paginacion en los margenes de las paginas junto al texto P I p 3 P I p 3 P I p 3 R Descartes Principia philosophiae I 7 Citado en P I p 4 P I p 4 P I p 5 P I pp 6 8 P I p 8 Spinoza Ethica II prop 7 Citado en P I p 7 nota y p 10 P I pp 8 14 P I pp 14s P I pp 15 19 P I pp 17s y 19s P I pp 20s P I p 22 P I pp 25s P I p 27 P I pp 27 30 P I p 26s P I pp 30s Algo sobre Hegel se avanza en las pp 24 y 25 En la edicion de Hubscher ocupa las pp 33 145 del volumen V en la de Lohneysen las pp 33 170 del volumen IV P I 35 P I 35s P I 36s P I pp 38 40 P I p 42 P I pp 40s P I pp 44ss P I pp 47 51 P I pp 51 56 P I pp 56 60 P I pp 60 65 P I 65 P I pp 65 69 P I pp 69 71 P I pp 71s cf tambien p 54 P I pp 72 84 P I p 72s P I pp 73 75 P I pp 75s P I p 77 P I pp 79 81 P I p 81 P I p 81 P I p 82 P I pp 82s P I p 83 P I pp 84 138 P I p 84 P I 84 87 P I pp 87 91 P I pp 91 95 P I pp 95s P I pp 96 101 P I pp 101 103 P I pp 103s P I pp 104 109 P I pp 109 112 P I pp 112 118 P I pp 119 138 P I 138s P I pp 139s P I p 141 P I pp 141 145 P I pp 147 210 Denn was sich liebt und fur einander geboren ist findet sich leicht zusammen verwandte Seelen grussen sich schon aus der Ferne P I p 149 P I p 149 La intromision del Estado y la Iglesia en los asuntos de la filosofia es aludida en todo el conjunto del opusculo pero especialmente pueden verse las pp 149 151 200 205s en P I Rockenphilosophie P I 158 195 Staatsphilosophie P I 166s Spaassphilosophie P I 167 y 169 P I pp 150 158s 162 196 La frase latina se cita en 158 P I p 179 En la p 152 comenta en concreto el caso de Fichte y la Atheismusstreit polemica sobre el ateismo P I 152 adicion de la 2ª edic postuma P I p 200 P I pp 179 180s 191 P I pp 198s P I pp 196 198 P I pp 181s P I 167 179 P I 164s Para Platon remite al comienzo del dialogo Protagoras tambien cita a otros autores como Jenofonte en defensa de la definicion Cf P I pp 172s 173s 174s entre otros P I 155 P I pp 153 154s 157s 164 Otras alusiones a Hegel en las pp 158 166 173 174 177 178 182 186 P I pp 176 178 184 185ss de las barbas se habla en 187s P I pp 155s cf 205 P I pp 156s P I pp 169 174 182 188 192 y 194 P I pp 169 174 182 P I 174 P I p 194 P I pp 168s P I pp 169 171s 193 P I pp 151s 161s P I p 193 P I p 161 P I pp 175s P I p 176 P I 203 P I p 206 Cf P I pp 160 163 166 167 168 170s 176 203 206 Cf especialmente P I pp 189 y 209s se alude a lo mismo en algunos de los pasajes citados en la nota anterior P I p 166 P I p 168 Este pasaje asi como la mencion del Zeitgeist tienen un curioso eco hegeliano P I p 208 P I p 213 P I pp 213s P I p 215 Remite aqui a su memoria Sobre la libertad de la voluntad p 60 de la 2ª edic sec III hacia el final P I p 215s P I pp 216s P I 217 Schopenhauer remite a Die Welt 35 P I pp 218s P I pp 219s P I p 220 Ibid P I pp 220 222 P I p 222 P I pp 222s Schopenhauer P I 222 remite la cita a Seneca Cartas a Lucilio CVII Realmente se trata segun el propio Seneca de una traduccion de Ciceron del celebre Himno a Zeus del estoico Cleantes P I p 223 Ibid Ibid P I pp 223 225 P I pp 225s P I pp 227s P I pp 229 P I 229 231 P I 230s P I p 232 ibid P I p 233 P I pp 233s P I p 234 Para este punto Schopenhauer remite a Kant Critica del juicio 78 y a su propio El mundo como voluntad y representacion tomo II cap 26 pp 379 385 de la edic de Hubscher P I p 235 P I pp 236s P I pp 239 329 P I p 241 P I pp 242s P I p 243 Ibid P I pp 243s P I pp 244 246 P I 246 Para la teoria de la locura como una alteracion de la memoria Schopenhauer remite a El mundo tomo I 36 y tomo II cap 32 Este punto se explica en la p 247 P I pp 246 253 P I pp 253s cf P I p 254 256 P I pp 256ss P I pp 263s P I p 264 P I pp 264 267 P I 267 270 P I 271 273 P I pp 273ss P I pp 277ss P I pp 280s Schopenhauer recuerda aqui que ya dedico un capitulo a la magia en Sobre la voluntad en la naturaleza P I p 281s P I 282 P I pp 283s En pp 284s se reformulan estas ideas P I 284 P I p 285 P I pp 286 289 P I p 289 P I pp 294 312 P I pp 314 317 P I p 318 P I 317 319 En la ultima pagina citada Schopenhauer equipara una frase de la vidente Prevorst con la doctrina kantiana de fenomeno y cosa en si P I pp 319 321 P I pp 321ss P I pp 325 329 P I pp 335s P I p 337 P I pp 337s P I pp 339s P I pp 343s P I pp 344 346 P I p 346 P I pp 346 348 P I 348s P I pp 349s P I p 351 P I p 352 P I pp 352s P I p 353 P I pp 353 355 Aristoteles Etica a Nicomaco I 7 y VII 13 y 14 P I pp 355 357 P I pp 357 366 P I p 366 P I pp 367s P I p 368 P I p 369 P I pp 369ss P I p 374 P I p 375 P I pp 375s P I p 377 P I pp 377s P I pp 378s P I pp 381s P I pp 382s P I p 383 P I p 384 P I p 385 P I pp 385s P I pp 386 388 P I pp 388s P I p 390 P I 390 392 P I pp 392s P I p 393 P I pp 393 399 P I pp 400 416 P I p 416 P I pp 416 430 Una parenesis es una exhortacion o amonestacion segun la RAE enlace consultado el 23 de octubre de 2008 P I p 431 P I pp 431 436 P I p 436 P I pp 436 438 P I p 438 P I pp 438 440 cf P I pp 440 473 passim Aristoteles Etica a Eudemo VII 2 1238a12 Citado en P I p 446 P I pp 446 459 P I pp 459s P I pp 462 465 P I p 467 469 P I 471 473 P I p 474 n º 21 cf P I pp 477 n º 23 478 n º 25 480s n º 28 488 490 nº33 P I pp 493s n º 36 P I pp 495 497 n º 42 P I p 497 n º 45 P I pp 485 487 n º 30 P I p 497 P I p 479s P I p 492 nota P I p 485 P I p 498 Cf P I pp 498 507 passim especialmente los parenesis y maximas n º 48 52 P I p 508 Para la doctrina del caracter inmutable cf por ejemplo El mundo como voluntad y representacion lib IV 55 P I pp 508ss Para mas sobre la infancia Schopenhauer remite al cap 31 del segundo tomo de El mundo P I p 511 Alle Dinge sind herrlich zusehn aber schrecklich zusein P I p 510 P I pp 511ss P I pp 512s P I pp 515ss 519s P I pp 524s P I pp 529s La lista termina propiamente con Urano ya que la figura del ultimo planeta Neptuno no encaja con el esquema que Schopenhauer quiere presentar Vease tambien EditarArthur Schopenhauer El mundo como voluntad y representacion El arte de ser feliz Eudemonologia Dilema del erizo Parerga ParalipomenaEnlaces externos EditarCap XV Uber Religion de Parerga und Paralipomena en aleman Datos Q929229 Multimedia Parerga and ParalipomenaObtenido de https es wikipedia org w index php title Parerga y paralipomena amp oldid 135773810, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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