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Pintura barroca de España

La pintura barroca española es aquella realizada a lo largo del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII en España.[1]​ La reacción frente a la belleza en exceso idealizada y las distorsiones manieristas, presente en la pintura de comienzos de siglo, perseguirá, ante todo, la verosimilitud para hacer fácil la comprensión de lo narrado, sin pérdida del «decoro» de acuerdo con las demandas de la iglesia contrarreformista. La introducción, poco después de 1610, de los modelos naturalistas propios del caravaggismo italiano, con la iluminación tenebrista, determinará el estilo dominante en la pintura española de la primera mitad del siglo. Más adelante llegarán las influencias del barroco flamenco debido al mandato que se ejerce en la zona, pero no tanto a consecuencia de la llegada de Rubens a España, donde se encuentra en 1603 y 1628, como por la afluencia masiva de sus obras, junto con las de sus discípulos, que tiene lugar a partir de 1638. Su influencia, sin embargo, se verá matizada por la del viejo Tiziano y su técnica de pincelada suelta y factura deshecha sin la que no podría explicarse la obra de Velázquez. El pleno barroco de la segunda mitad del siglo, con su vitalidad e inventiva, será el resultado de conjugar las influencias flamencas con las nuevas corrientes que vienen de Italia con la llegada de los decoradores al fresco Mitelli y Colonna en 1658 y la de Luca Giordano en 1692. A pesar de la crisis general que afectó de forma especialmente grave a España, esta época es conocida como el Siglo de Oro de la pintura española, por la gran cantidad, calidad y originalidad de figuras de primera fila que produjo.

Diego Velázquez: Las Meninas o La familia de Felipe IV, 1656, óleo sobre lienzo, 310 cm × 276 cm, Museo del Prado.
Juan de Valdés Leal: In ictu oculi, una de las Postrimerías, 1672, óleo sobre lienzo, 220 cm x 216 cm, Hospital de la Caridad de Sevilla.

Características

Clientes y mecenas

La iglesia y las instituciones con ella relacionadas (cofradías y hermandades), así como los particulares que encargaban pinturas para sus capillas y fundaciones, continuaron constituyendo la principal clientela de los pintores. De ahí también la importancia de la pintura religiosa, que en plena Contrarreforma se usará como un arma al servicio de la Iglesia católica. Los pintores que trabajaban para ella se vieron sometidos a limitaciones y al control de los rectores de los templos en cuanto a la elección de los asuntos, como es lógico, pero también en el modo de tratarlos, siendo frecuente que en los contratos se propusiesen los modelos que el pintor debía seguir o se hiciese constar la necesaria conformidad del prior.[2]​ En sentido contrario, trabajar para la iglesia proporcionaba al pintor no sólo una considerable fuente de ingresos, sino prestigio y consideración popular al hacer posible la exposición pública de su trabajo.[3]

 
Juan Bautista Martínez del Mazo: Un estanque en el Buen Retiro, 1637, óleo sobre lienzo, 147 × 114 cm. Museo del Prado.

En segundo lugar ha de considerarse el patrocinio de la corte, que en el caso de Felipe IV permite hablar de un «verdadero mecenazgo».[4]​ Desde Madrid Rubens escribía en 1628 a un amigo: «Aquí me dedico a pintar, como hago en todas partes, y he hecho ya un retrato ecuestre de Su Majestad, que le ha complacido mucho. Es verdad que la pintura le deleita extremadamente, y en mi opinión este príncipe está dotado de excelentes cualidades. Tengo trato personal con él, pues, como me alojo en palacio, viene a verme casi todos los días».[5]​ La decoración del nuevo Palacio del Buen Retiro dio lugar a importantes encargos llevados a cabo con premura: a los pintores españoles se les confió la decoración del Salón de Reinos, con los retratos ecuestres de Velázquez, una serie de cuadros de batallas, con las victorias recientes de los ejércitos de Felipe IV, y el ciclo de Los trabajos de Hércules de Zurbarán, en tanto en Roma se encargaron a artistas norteños, entre ellos Claudio de Lorena y Nicolas Poussin, dos series de países con figuras para la Galería de los Paisajes.[6]​ Otro ciclo fue el encargado en Nápoles a Giovanni Lanfranco, Domenichino y otros artistas de más de treinta cuadros de la historia de Roma, al que pertenecía el Combate de mujeres de José de Ribera.[7]​ La prohibición de trasladar cuadros de otros palacios reales y las prisas de Olivares por completar la decoración del nuevo palacio forzaron a la compra de numerosas obras a coleccionistas particulares, hasta totalizar los cerca de 800 cuadros que colgaron de sus paredes. Entre los vendedores se contaba Velázquez, quien en 1634 vendió al rey La túnica de José y La fragua de Vulcano, pintadas en Italia, junto con algunas obras ajenas, entre ellas una copia de la Dánae de Tiziano, cuatro paisajes, dos bodegones y otros dos cuadros de flores.[8]

Inmediatamente se procedió a decorar la Torre de la Parada. El núcleo principal estuvo constituido por el ciclo de sesenta y tres pinturas mitológicas encargadas en 1636 a Rubens y su taller, de las que el pintor dio los diseños y se reservó la ejecución de catorce.[9]​ Los paisajes, vistas de los sitios reales, se encargaron en esta ocasión a pintores españoles (José Leonardo, Félix Castelo y otros), y Velázquez contribuyó con los filósofos Esopo y Menipo y el retrato de Marte.

El viejo Alcázar también vio notablemente incrementada su colección de pintura. Algunas de las nuevas adquisiciones del monarca despertaron por igual admiración y quejas; así, cuando en 1638 salieron de Roma La bacanal de los andrios y la Ofrenda a Venus, dos de las obras más admiradas de Tiziano, hubo un coro de protestas entre los artistas de la ciudad.[10]​ Se procedió además a una reordenación de sus fondos, con la participación de Velázquez, dando prioridad a los criterios estéticos. Así, en la planta baja del ala del mediodía, en las llamadas Bóvedas de Tiziano, se reunió un conjunto singular de treinta y ocho lienzos, con las Poesías encargadas por Felipe II a Tiziano, reunidas ahora con la Bacanal y algunas otras pinturas del veneciano, la Eva de Durero, las Tres Gracias de Rubens y algunas más de Jordaens, Ribera y Tintoretto cuyo denominador común era la presencia femenina, en su mayor parte con desnudos.[11]​ Para completar esta serie de remodelaciones partió Velázquez a Italia en 1648, con el encargo de comprar estatuas y contratar a un especialista en pintura al fresco, encargo que finalmente recayó en Angelo Michele Colonna y Agostino Mitelli. Entre tanto se continuó trabajando en el Alcázar y así, por ejemplo, en 1649 a Francisco Camilo se le encargaron una serie de escenas de las Metamorfosis de Ovidio que no contentaron al rey.[12]

Dentro del patrocinio cortesano han de considerarse también los decorados escenográficos. Para las representaciones teatrales del Buen Retiro se trajo a los ingenieros italianos Cosme Lotti y Baccio del Bianco, que introdujeron las tramoyas y los juegos de mutaciones toscanas. Francisco Rizi fue durante muchos años el director de los teatros reales y se conservan algunos de los dibujos de sus telones, en los que participaron también otros artistas, como el granadino José de Cieza, pintor de perspectivas, que obtendría por ello el codiciado título de pintor del rey.[13]

Las decoraciones efímeras de fachadas y arcos triunfales en ocasiones festivas, patrocinadas por los ayuntamientos o por los gremios, constituyeron otra fuente de encargos de pintura principalmente profana. Especialmente famosas fueron, por los testimonios literarios y algunas estampas que de ellas se han conservado, las entradas en Madrid de Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV, y de las dos esposas de Carlos II, María Luisa de Orleáns y Mariana de Neoburgo, en las que participaron artistas del relieve de Claudio Coello.[14]

En cuanto a la clientela privada es difícil hacer generalizaciones a la vista de los datos disponibles. Podría decirse que la nobleza, en términos generales, se mostró poco sensible al arte, concentrando sus esfuerzos en la dotación de capillas privadas.[15]​ Pero algunos miembros de la alta nobleza, especialmente los más cercanos al rey y quienes desempeñaron tareas de gobierno en Italia y Flandes, reunieron grandes colecciones y, en ocasiones, caso de los virreyes de Nápoles con Ribera o de Olivares con Alonso Cano, actuaron como auténticos mecenas. Entre ellos se encontraban «algunos de los más ávidos coleccionistas de Europa».[16]​ Para la primera mitad del siglo Carducho mencionaba veinte importantes colecciones madrileñas entre las que destacaban las del marqués de Leganés, con predilección por la pintura flamenca, y la de Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, almirante de Castilla, que habiendo recibido de su madre, Vittoria Colonna, una importante colección de obras devotas, la amplió con no pocas mitologías, con originales o copias de Rubens, Tiziano, Correggio o Tintoretto.[17][18]​ Esta predilección por la pintura extranjera redujo sin duda los encargos a pintores españoles, pero ha de tenerse en cuenta que muchas obras figuraban en los inventarios sin nombre de autor y, cuando lo llevaban, no siempre se trataba de originales. Gaspar Méndez de Haro, marqués del Carpio, con una impresionante colección de más de dos mil piezas, entre las que destacaba la Venus del espejo de Velázquez, contaba también con obras de Juan van der Hamen y Angelo Nardi, junto con otras de pintores de segunda fila como Gabriel Terrazas y Juan de Toledo, además de copias de Rubens, Tiziano y el propio Velázquez hechas por Juan Bautista Martínez del Mazo.[19]​ En la colección de los duques de Benavente, donde no faltaba pintura flamenca e italiana, el núcleo lo constituían las pinturas de Murillo, cerca de cuarenta.[20]​ Excepcional era la colección del nuevo almirante, Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, protector de Juan de Alfaro, por la ordenación casi museística de sus fondos. Sus cuadros se distribuían en salas temáticas dedicadas a los países, los bodegones y las marinas, al lado de otras consagradas a los grandes maestros: Rubens, Rafael, Bassano, Ribera y Pedro de Orrente, cada uno con su propia pieza separada. Otra más se dedicaba a los eminentes españoles, donde colgaba el Sueño del caballero de Pereda junto a obras de Antolínez y Carreño.[21]

Tampoco pueden extraerse conclusiones generales en lo que se refiere a otras clases sociales, ante la ausencia de estudios globales. Siendo común la posesión de pinturas como parte del ajuar doméstico, podría resultar exagerado en muchos casos hablar de auténtico coleccionismo.[22]​ Los inventarios toledanos de la segunda mitad del siglo conservados, algo más de doscientos ochenta, con 13.555 pinturas, podrían dar pistas sobre el género de pinturas que se conservaban en las casas: 5866 (43,92%) de asunto religioso por 6424 de asunto profano (48%, resto sin especificar), ocupando los primeros lugares los países y los temas alegóricos. El porcentaje de pintura religiosa era mayor cuanto más se descendía en la escala social, llegando a representar el 52,83% entre los artífices y oficiales, por solo un 33% de pintura profana. En el extremo opuesto, las colecciones de pintura de los canónigos de la catedral, con 62 cuadros de promedio, estaban formadas por un 59% de asuntos profanos frente a un 37% de asuntos religiosos.[23]​ La variedad, con todo, era enorme, y se pueden encontrar desde colecciones formadas exclusivamente por pinturas religiosas hasta otras, como la un desconocido llamado Antonio González Cardeña, que tenía en Madrid en 1651 algo más de cincuenta pinturas entre las que no había ninguna de Jesús ni de la Virgen, pero sí catorce de «unos payses y apóstoles», un paraíso terrenal, diez naturalezas muertas, un bodegón de Snyders (la única de la que se daba nombre de autor), seis lienzos de asuntos de historia y batallas, una marina, seis perspectivas con historias no especificadas, un número indeterminado de «liencecitos de flores», unas «gladiadoras», otro de «una mujer desnuda y un mozo tocando el órgano», dos del rapto de Helena, otro del rapto de Europa y uno más de Neptuno.[24]

Los pintores y su consideración social

 
José Antolínez: El pintor pobre, circa 1670, óleo sobre lienzo, 201 cm x 125 cm, Múnich, Alte Pinakothek. Junto a los grandes maestros, que obtenían encargos de la iglesia o de la corte, una pléyade de artistas menores se ganaban malamente la vida produciendo casi en serie pinturas de todo género, que ellos mismo se encargaban de vender en sus tiendas o en la venta ambulante.
 
Alonso Cano: Descenso al Limbo, hacia 1646-1652, óleo sobre lienzo, 169 x 120 cm. Los Ángeles, County Museum. «A pesar de que es obvio que debió de estudiar un modelo directamente del natural, según la costumbre del siglo XVII, el sentido de la belleza no le falló al artista, que convirtió a esta Eva en una de las figuras más encantadoras del arte español.» Harold E. Wethey.
 
Claudio Coello: Triunfo de San Agustín, 1664, óleo sobre lienzo, 271 cm x 203 cm, Museo del Prado; la pintura religiosa del pleno barroco se puso al servicio de la Iglesia triunfante.

Otra circunstancia que debe tenerse en cuenta es la escasa consideración social en que se tenía a los artistas, al ser considerada la pintura como un oficio mecánico, y como tal sujeto a las cargas económicas y exclusión de honores que pesaban sobre los menospreciados oficios bajos y serviles, prejuicios que sólo serían superados en el siglo XVIII. A lo largo de todo el XVII los pintores lucharon por ver reconocido su oficio como arte liberal. Fueron célebres los pleitos por evitar el pago de la alcabala.[25]​ Los esfuerzos de Velázquez por ser admitido en la Orden de Santiago buscaban también ese reconocimiento social. Muchos tratados teóricos de esta época, además de proporcionar datos biográficos sobre los artistas, representaban un esfuerzo por dar mayor dignidad a la profesión. Entre los tratadistas estuvieron Francisco Pacheco, Vicente Carducho y el aragonés Jusepe Martínez, defensores en lo formal de los valores y la estética del clasicismo, con una tendencia hacia el idealismo mayor de la que se aprecia en las obras realmente producidas, muy influidas por el naturalismo tenebrista.

Los gremios, en ocasiones dominados por los doradores, y los talleres donde se formaban los artistas, sin embargo, actuaron muchas veces en sentido contrario. También era contraria a la dignidad de la pintura, a juicio de Palomino, la costumbre de los pintores modestos de tener tienda abierta como era usual entre los artesanos. La iniciación profesional, muy temprana, no favorecía la formación intelectual, siendo pocos los artistas que mostraron una genuina preocupación cultural. Entre las excepciones, Francisco Pacheco, el maestro de Velázquez, buscó siempre rodearse de intelectuales con los que se carteaba. También Diego Valentín Díaz en Valladolid tenía una biblioteca de 576 volúmenes (145 Velázquez), pero algunas otras bibliotecas eran francamente modestas e incluso podían no disponer de ningún libro. Caso extremo era el de Antonio de Pereda, quien según Palomino era analfabeto aunque le gustaba hacerse leer libros.[26]

Tras el Concilio de Trento la iglesia trató de imponer normas morales más rígidas en cuestiones de sexualidad. Se publicaron algunos tratados que en defensa de la castidad reprobaban pintar desnudos, encabezados por la extensa Primera parte de las excelencias de la virtud de la castidad de fray José de Jesús María, editada en 1601. Buscando obtener su prohibición se publicó anónimamente en Madrid en 1632 la Copia de los pareceres y censuras (...) sobre el abuso de las figuras, y pinturas lascivas y deshonestas; en que se muestra que es pecado mortal pintarlas, esculpirlas, y tenerlas patentes donde sean vistas. Algunos de los teólogos consultados, sin embargo, no se mostraban igual de intransigentes, recordando que los desnudos eran utilizados también en la iglesia para la pintura de Adán y Eva y otros santos y mártires.[27]​ Contrario también a los desnudos en pintura, fray Juan de Rojas y Auxá se vio obligado a reconocer su abundancia en la colección real, proponiendo como remedio cubrirlos con velos cuando hubiese damas delante.[28]​ Estos prejuicios ante el desnudo se trasladaron a los pintores incidiendo en su formación. Así Francisco Pacheco, que se decía censor de las pinturas sagradas en su decencia y culto, aconsejaba a los pintores que hubiesen de retratar el desnudo femenino imitar cabezas y manos del natural y estudiar el resto a través de estampas y de estatuas.[14]​ Sin embargo, mediado el siglo se generalizaron las academias, que fomentaban el estudio con modelo vivo, siempre masculino. Un testimonio gráfico de ellas dejó José García Hidalgo en sus Principios para estudiar el nobilísimo arte de la pintura (1693), no obstante hacerse él mismo eco de iguales prejuicios.[29]

Los géneros

Pintura religiosa

Para Francisco Pacheco el fin principal de la pintura era persuadir a los hombres a la piedad y llevarlos a Dios. De ahí el aspecto realista que adoptará la pintura religiosa de la primera mitad del siglo y la rápida aceptación de las corrientes naturalistas, al permitir al fiel sentirse formando parte del hecho representado.

El lugar privilegiado es el retablo mayor de los templos, pero abundan también las obras para la devoción particular y proliferan los retablos menores, en capillas y naves laterales. A semejanza del retablo de El Escorial, divididos en calles y cuerpos, suelen ser mixtos, de pintura y escultura. En la segunda mitad del siglo, y a la vez que se imponen los grandes retablos de orden gigante, se produce una tendencia a eliminar las escenas múltiples y a dar un desarrollo más amplio al episodio central. Es el momento glorioso de la gran pintura religiosa, antes de que, ya a finales del siglo, quede frecuentemente relegada al ático, siendo el cuerpo principal del retablo obra de madera y talla. En esta etapa del pleno barroco, a la vez que bajo la influencia de Luca Giordano, presente en España, se pintan al fresco espectaculares rompimientos de gloria en las bóvedas de las iglesias, se harán corrientes las representaciones triunfales (Apoteosis de San Hermenegildo de Francisco de Herrera el Mozo, San Agustín de Claudio Coello, ambas en el Museo del Prado) en composiciones dominadas por las líneas diagonales y desbordantes de vitalidad.

Las imágenes de los santos de mayor devoción proliferan en todos los tamaños y son frecuentes las repeticiones dentro de un mismo taller. Los santos preferidos –además de los recientemente canonizados como Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola o San Isidro- lo son por su vinculación con alguno de los aspectos en los que mayor insistencia pone la Contrarreforma: la penitencia, ilustrada por las imágenes de San Pedro en lágrimas, la Magdalena, San Jerónimo y otros santos penitentes. La caridad, a través de la limosna (Santo Tomás de Villanueva) o la atención a los enfermos (San Juan de Dios, Santa Isabel de Hungría), junto con algunos mártires como testigos de la fe.

El culto a la Virgen, como el culto a San José (fomentado por Santa Teresa) aumenta en la misma medida en que será combatido por los protestantes. Motivo iconográfico característicamente español será el de la Inmaculada, con todo el país, encabezado por los monarcas, empeñado por voto en la defensa de ese dogma aún no definido por el Papa. Por razones semejantes la adoración a la Eucaristía y las representaciones eucarísticas cobran creciente importancia (Claudio Coello, Adoración de la Sagrada Forma de El Escorial). Los temas evangélicos, muy abundantes, frecuentemente serán tratados con la misma idea de combatir la herejía protestante: la Última Cena refleja el momento de la consagración eucarística; los milagros de Cristo harán referencia a las obras de misericordia (así, la serie de pinturas de Murillo para el Hospital de la Caridad de Sevilla). Por el contrario, son escasas las representaciones del Antiguo Testamento, dadas las reservas que su lectura ofrecía a los católicos, y los temas elegidos lo son en tanto que se interpretan como anuncios de la venida de Cristo o son modelos de ella (así el Sacrificio de Isaac, con un significado analógico al de la pasión de Cristo).[30]

Los géneros profanos

Se desarrollaron en España otros géneros, además con unas características propias que permiten hablar de una Escuela Española: el bodegón y el retrato. La expresión «pintura de bodegón» aparece ya documentada en 1599. El austero bodegón español es diferente de las suntuosas «mesas de cocina» flamencas; a partir de la obra de Sánchez Cotán quedó definido como un género de composiciones sencillas, geométricas, de líneas duras, e iluminación tenebrista.

 
Juan de Espinosa: Bodegón de uvas, manzanas y ciruelas, 1630, óleo sobre lienzo, 76 × 59 cm, Museo del Prado; ejemplo de bodegón típico español de la primera mitad del siglo.

Se alcanzó tal éxito que muchos artistas siguieron a Sánchez Cotán: Felipe Ramírez, Alejandro de Loarte, el pintor cortesano Juan van der Hamen y León, Juan Fernández, el Labrador, Juan de Espinosa, Francisco Barrera, Antonio Ponce, Francisco Palacios, Francisco de Burgos Mantilla y otros. También la escuela sevillana contribuyó a definir las características del bodegón español, con Velázquez y Zurbarán a la cabeza. Este bodegón característico español, no exento de influencias italianas y flamencas, vio transformado su carácter a partir de la mitad del siglo, cuando la influencia flamenca hizo que las representaciones fueran más suntuosas y complejas, hasta teatrales, con contenidos alegóricos. Los cuadros de flores de Juan de Arellano o las vanitas de Antonio de Pereda o Valdés Leal son el resultado de esta influencia foránea sobre lo que hasta entonces era un género marcado por la sobriedad.

Por el contrario, la pintura de costumbres o de género, a la que los tratadistas se referían propiamente como pintura de bodegón, distinta de la pintura de flores y de frutas, a pesar de la atención que le dedicó Velázquez, apenas tuvo cultivadores. Descalificada agriamente por Carducho, únicamente se pueden mencionar alguna obra de Loarte y el conjunto de lienzos que se han venido atribuyendo a Puga, hasta que ya a mediados de siglo y con destino al mercado nórdico Murillo recoja una imagen del vivir callejero en sus escenas de niños mendigos y pilluelos.[31]

Por lo que se refiere al retrato, se consolidó una forma de retratar propia de la Escuela Española, muy alejada de la pompa cortesana del resto de Europa; en esta consolidación resultará decisiva la figura del Greco. El retrato español hunde sus raíces, por un lado, en la escuela italiana (Tiziano) y por otro en la pintura hispano-flamenca de Antonio Moro y Sánchez Coello. Las composiciones son sencillas, sin apenas adornos, transmitiendo la intensa humanidad y dignidad del retratado; este, a diferencia de lo que es general en la Contrarreforma no forzosamente resulta alguien de gran importancia social, pues lo mismo se retrata a un rey que a un niño mendigo. Puede verse un ejemplo en el notable El pie varo, también llamado El patizambo que José de Ribera pintó en 1642. Se distingue de los retratos de otras escuelas por esa austeridad, el mostrar descarnadamente el alma del representado, cierto escepticismo y fatalismo ante la vida, y todo ello en un estilo naturalista a la hora de captar los rasgos del modelo, alejado del clasicismo que paradójicamente defendían por lo general los teóricos.[32]​ Como es propio de la Contrarreforma, predomina lo real frente a lo ideal. El retrato español, así consolidado en el siglo XVII con los magníficos ejemplos de Velázquez, pero también con los retratos de Ribera, Juan Ribalta o Zurbarán, mantuvo estas características hasta la obra de Goya.

 
Diego Velázquez: El bufón don Sebastián de Morra, h. 1645, óleo sobre lienzo, 106,5 × 81,5 cm. Museo del Prado; retrato español del siglo XVII, realista, austero, sin ornamentaciones.

En menor medida, pueden encontrarse temas históricos y mitológicos, de los que algunos ejemplos han sido señalados ya a propósito del coleccionismo. En cualquier caso, si se compara con el siglo XVI, hubo un aumento notable de pinturas mitológicas, al no ir destinadas exclusivamente a las residencias reales y establecerse una producción de lienzos independientes que, lógicamente, estaban al alcance de un mayor público y permitían una variedad iconográfica mayor.[33]​ El paisaje, lo que se conocía como pintura «de países»,[34]​ como el bodegón, fue considerado un tema menor por los tratadistas, que colocaban la representación de la figura humana en la cima de la figuración artística. En sus Diálogos de la pintura, Carducho consideraba que los paisajes serían, como mucho, adecuados para una casa de campo o lugar de retiro ocioso, pero que siempre serían más valiosos si se enriquecían con alguna historia sacra o profana. Del mismo tenor son las palabras de Pacheco en su Arte de la pintura, que recordando los paisajes que hacen artistas extranjeros (menciona a Brill, Muziano y Cesare Arbasia, de quien habría aprendido el español Antonio Mohedano) admite que «es parte en la pintura que no se debe despreciar», pero sigue la tradición al advertir que son asuntos «de poca gloria y estimación entre los antiguos».[35]​ Los inventarios post mortem revelan, sin embargo, que fue un género muy estimado por los coleccionistas, aunque al ser raro que en ellos se diesen los nombres de los autores no es posible saber cuántos fueron producidos por artistas españoles y cuántos fueron importados.[36]​ A diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con la pintura holandesa, en España no hubo auténticos especialistas en el género, a excepción, quizá, del guipuzcoano activo en Sevilla y colaborador de Murillo Ignacio de Iriarte, aunque algunos pintores como Francisco Collantes y Benito Manuel Agüero en Madrid son conocidos por sus paisajes con o sin figuras, género en el que también las fuentes mencionan con elogio al cordobés Antonio del Castillo.[37]

Escuelas

Durante la primera mitad del siglo los más importantes centros de producción se localizaron en Madrid, Toledo, Sevilla y Valencia. Pero aunque sea habitual clasificar a los pintores en relación con el lugar donde trabajaron, esto no sirve para explicar ni las grandes diferencias entre los pintores ni tampoco la propia evolución de la pintura barroca en España. En la segunda mitad de siglo, decaen en importancia Toledo y Valencia, centrándose la producción pictórica en Madrid y en Sevilla principalmente aunque nunca dejase de haber pintores de cierto relieve repartidos por toda la geografía española.

Primera mitad del siglo XVII

 
Sánchez Cotán: Bodegón con membrillo, repollo, melón y pepino, h. 1602, óleo sobre lienzo, 68,9 × 84,46 cm, San Diego Museum of Art, San Diego (California).

La escuela madrileña

A comienzos de siglo trabajaban en Madrid y Toledo una serie de pintores directamente relacionados con los artistas italianos que vinieron a trabajar al Monasterio de El Escorial; los ejemplos paradigmáticos son Eugenio Cajés (1575-1634) y Vicente Carducho (1576/1578-1638). En la escuela de El Escorial se formaron también Sánchez Cotán y Francisco Ribalta. Influidos por la presencia en Madrid de Orazio Borgianni y las pinturas de Carlo Saraceni adquiridas para la catedral de Toledo por el cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas, buen coleccionista y atento a las novedades de Italia, trataban los temas religiosos con mayor realismo que en la pintura inmediatamente anterior, pero sin incurrir en esa pérdida del decoro que en Roma tantos reprochaban a Caravaggio. Pueden ser recordados en este orden Juan van der Hamen (1596-1631), que pintó tanto bodegones como escenas religiosas y retratos, Pedro Núñez del Valle, que se titulaba «Académico romano», influido tanto por el clasicismo boloñés de Guido Reni como por el caravaggismo y que pintó paisajes además de pintura religiosa, y Juan Bautista Maíno (1578-1649), quien viajó también a Italia donde conoció y se dejó influir por la obra de Caravaggio y Annibale Carracci, y que realizó obras de colores claros y figuras escultóricas.

La escuela toledana

En Toledo se creó una escuela pictórica en la que sobresale Juan Sánchez Cotán (1560?-1627), pintor ecléctico y variado del que se estiman especialmente sus bodegones. En esta España de principios de siglo alcanzó especial relieve el tipo de bodegón dedicado a las frutas y las hortalizas. Sánchez Cotán, que no pudo conocer la obra de Caravaggio, lo mismo que Juan van der Hamen, desarrolla un estilo cercano a lo que hacían pintores –y pintoras- holandeses o flamencos como Osias Beert y Clara Peeters, e italianos como Fede Galizia, estrictamente contemporáneos e igualmente interesados en la iluminación tenebrista, lejos de las más complicadas naturalezas muertas de otros maestros flamencos.[38]​ La composición en los bodegones de Cotán es sencilla: unas pocas piezas colocadas geométricamente en el espacio. Para explicar estos bodegones se han dado interpretaciones místicas y se ha dicho que la ordenación de sus elementos se podía relacionar con la proporción y la armonía, tal como las entendía el neoplatonismo.[39]​ Debe advertirse, con todo, que los escritores contemporáneos nunca encontraron explicaciones de esas características, limitándose a ponderar la exactitud en la imitación del natural.[40][41]​ En su Naturaleza muerta con frutos (Bodegón con membrillo, repollo, melón y pepino) de la Fine Arts Gallery de San Diego se aprecia la sencillez de este tipo de representación: cuatro frutos colocados en un marco geométrico, en el borde inferior y el extremo izquierdo, dejando en intenso negro el centro y la mitad derecha del cuadro, con lo que cada una de las piezas puede verse en todo detalle. Llama la atención ese marco arquitectónico en el que encuadra sus frutos y piezas de caza; puede que aluda a las alacenas típicas de la España de la época, pero también le sirve, indudablemente, para reforzar la ilusión de perspectiva.[42]

Otros artistas toledanos destacados fueron Luis Tristán y Pedro Orrente. Tristán fue discípulo del Greco, y estudió en Italia entre 1606 y 1611. Desarrolló un tenebrismo de corte personal y ecléctico, como se puede apreciar en el retablo mayor de la iglesia de Yepes (1616). Orrente residió igualmente en Italia entre 1604 y 1612, donde trabajó en el taller de los Bassano en Venecia. Su obra, llevada a cabo entre Murcia, Toledo y Valencia, se centró en los temas bíblicos, con un tratamiento muy realista de las figuras, animales y objetos, como en el San Sebastián de la Catedral de Valencia (1616) y la Aparición de Santa Leocadia de la Catedral de Toledo (1617).[43]

 
José de Ribera: El pie varo, 1642, óleo sobre lienzo, 164 por 92-94 cm, Museo del Louvre.

La escuela valenciana

A los tenebristas Francisco Ribalta (1565-1628) y José de Ribera (1591-1652) se los enmarca en la llamada escuela valenciana. A principios de siglo trabaja Ribalta, quien se encuentra en Valencia desde 1599. Allí pervivía una pintura religiosa heredera de Juan de Juanes. El estilo de Ribalta, formado en el naturalismo escurialense se adecuaba mejor a los principios contrarreformistas. Sus escenas son de composición simple, centradas en personajes de emoción contenida. Entre sus obras destacan el Crucificado abrazando a San Bernardo y San Francisco confortado por un ángel del Museo del Prado, o La Santa Cena del retablo del Colegio del Patriarca y el retablo de Portacoeli (Museo de Valencia), del que procede su conocido San Bruno. Discípulos suyos fueron su hijo Juan Ribalta, artista excelentemente dotado cuya carrera truncó una muerte prematura, quien supo conjugar las lecciones paternas con la influencia de Pedro de Orrente, y Jerónimo Jacinto Espinosa, que continuó con el naturalismo tenebrista hasta fecha muy tardía, cuando en el resto de España se practicaba el barroco pleno. Sus obras se caracterizan por fuertes claroscuros, como en El milagro del Cristo del Rescate (1623), Muerte de San Luis Beltrán (1653), Aparición de Cristo a San Ignacio (1658), etc.

Aunque por su origen se le menciona en esta escuela, lo cierto es que José de Ribera trabajó siempre en Italia, donde ya estaba en 1611, antes de cumplir los veinte años, no ejerciendo influencia alguna en Valencia.[44]​ En Roma entró en contacto con los ambientes caravaggistas, adoptando el naturalismo tenebrista. Sus modelos eran gentes sencillas, a quienes representaba caracterizados como apóstoles o filósofos con toda naturalidad, reproduciendo gestos, expresiones y arrugas. Establecido en Nápoles, y tras un encuentro con Velázquez, sus claroscuros se fueron suavizando influido por el clasicismo veneciano. Entre sus obras más célebres se encuentran La Magdalena penitente del Museo del Prado, parte de una serie de santos penitentes, El martirio de San Felipe, El sueño de Jacob, San Andrés, Santísima Trinidad, Inmaculada Concepción (Agustinas de Monterrey, Salamanca) y la serie de obras maestras que al final de su carrera pintó para la cartuja de San Martino en Nápoles, entre ellas la Comunión de los Apóstoles; también pintó un par de luminosos paisajes puros (colección de los duques de Alba en el Palacio de Monterrey) y temas mitológicos, algunos de ellos encargados por los virreyes españoles en Nápoles: Apolo y Marsias, Venus y Adonis, Teoxenia o La visita de los dioses a los hombres, Sileno borracho, además de retratos como el ecuestre de don Juan José de Austria o el ya mencionado El pie varo que, como el de la Mujer barbuda pintado para el III duque de Alcalá, responde al gusto propio de la época por los casos extraordinarios.

La escuela andaluza

 
Juan de Roelas: Martirio de San Andrés, 1609-1613, Museo de Bellas Artes de Sevilla.

A comienzos de siglo, en Sevilla, dominaba aún una pintura tradicional con influencias flamencas. Su mejor representante era el manierista Francisco Pacheco (suegro y maestro de Velázquez) (1564-1654), pintor y erudito, autor de un tratado titulado El Arte de la Pintura publicado tras su muerte. Al clérigo Juan de Roelas (h. 1570-1625) se atribuye haber introducido el colorismo a lo veneciano en Sevilla, y con ello, se le considera el verdadero progenitor del estilo barroco en la Baja Andalucía. Sus obras no son tenebristas, sino que opta por el barroco luminoso y colorista que tiene su precedente en la pintura manierista italiana. Entre sus obras puede citarse el Martirio de San Andrés (Museo de Sevilla). Esta primera generación de pintores sevillanos se cierra con Francisco Herrera el Viejo (h. 1590-1656), maestro de su hijo, Herrera el Mozo. Herrera será uno de los pintores de transición desde el manierismo hasta el barroco e impulsor de este último. Aparecen en él ya muy manifiestos la pincelada rápida y el crudo realismo del estilo barroco.

En este rico ambiente de Sevilla, ciudad entonces en pleno auge económico derivado del comercio con América, se formaron Zurbarán, Alonso Cano y Velázquez. El extremeño Francisco de Zurbarán (1598-1664) es, sin duda, el máximo exponente de la pintura religiosa, al que no por casualidad le motejaron de «pintor de frailes». No obstante, también son notables sus bodegones, aunque ni en su época se le conoció especialmente por ellos ni, de hecho, han sobrevivido muchos ejemplos porque se dedicó a ellos de manera puramente circunstancial. Su estilo es tenebrista, de composición sencilla, y velando siempre por lograr una representación real de los objetos y de las personas. Realiza varias series de pinturas de monjes de distintas órdenes, como los cartujos de Sevilla o los jerónimos de la Sacristía del Monasterio de Guadalupe, siendo sus obras más conocidas: Fray Gonzalo de Illescas, Fray Pedro Machado, Inmaculada, La misa del Padre Cabañuelas, La visión del Padre Salmerón, San Hugo en el refectorio de los Cartujos, Santa Catalina, Tentación de San Jerónimo.

Por otro lado, su coetáneo Alonso Cano (1601-1667) es considerado fundador de la escuela barroca granadina. Inicialmente tenebrista, cambió el estilo al conocer la pintura veneciana en las colecciones reales cuando fue nombrado pintor de cámara por el Conde-duque de Olivares. Alonso Cano, compañero y amigo de Velázquez en el taller de su común maestro, Francisco Pacheco, adoptó formas idealizadas, clásicas, huyendo del crudo realismo de otros contemporáneos. Entre sus obras maestras se cuentan los lienzos sobre la «Vida de la Virgen», en la Catedral de Granada.

Velázquez

Descuella en este siglo la figura de Diego Velázquez, uno de los genios de la pintura universal. Nacido en Sevilla en el año 1599 y muerto en Madrid en 1660, se le considera pleno dominador de la luz y la oscuridad. Es el máximo retratista, dedicando sus esfuerzos no sólo a los reyes y su familia, sino también a figuras menores como los bufones de la corte, a quienes reviste de gran dignidad y seriedad. En su época precisamente se le consideró como el mejor retratista, incluso por aquellos de sus contemporáneos como Vicente Carducho que, imbuidos del clasicismo, criticaban su naturalismo o que se dedicara a un género como este, considerado menor.

 
Diego Velázquez: El triunfo de Baco, 1628-1629, óleo sobre lienzo, 165 cm × 225 cm, Museo del Prado.

En su primera época sevillana, Velázquez pintó escenas de género que Francisco Pacheco y Antonio Palomino denominaron «bodegones», que no hacía sino seguir el modelo de los cuadros de cocinas creados por Aertsen y Beuckelaer en las provincias del sur de los Países Bajos, entonces bajo el poder de los Austria,[45]​ existiendo unas relaciones comerciales muy intensas entre Flandes y Sevilla.[46]​ Estas escenas darían a Velázquez su primera fama, no siendo simples «pinturas de flores y frutos», sino escenas de género. Entrarían en esta categoría, entre otros cuadros, varios que se encuentran en museos fuera de España, hecho que revela lo atractivo que resultaban estas composiciones para el gusto europeo: El almuerzo (h. 1617, Museo del Ermitage), Vieja friendo huevos (1618, Galería nacional de Escocia), Cristo en casa de Marta y María (1618, National Gallery de Londres) y El aguador de Sevilla (1620, Apsley House). Son escenas que tienen detalles de bodegón típicos con jarras de cerámica, pescados, huevos, etc. Estas escenas se representan con gran realismo, en un ambiente marcadamente tenebrista y con una paleta de colores muy reducida.

Velázquez no se centró únicamente en la pintura religiosa o los retratos cortesanos, sino que en mayor o menor medida, trató otros temas, como los históricos (La rendición de Breda) o los mitológicos (El triunfo de Baco, La Fragua de Vulcano, La fábula de Aracné). En su catálogo aparecen también bodegones y paisajes e incluso uno de los muy escasos desnudos femeninos de la pintura española clásica: la Venus del espejo.

Recibió la influencia del tenebrismo caravagista, pero luego también la de Rubens, y estas diversas corrientes confluyeron en una obra realista, que supo tratar con enorme maestría la atmósfera, la luz y el espacio pictórico. Por ello, se le considera una figura que está entre el tenebrismo de la primera mitad del siglo y el barroco pleno de la segunda. Destaca sobre todo por conseguir un efecto tan realista de profundidad, que parece que hay atmósfera con polvillo flotante entre las figuras. Dominó de forma absoluta e insuperable la perspectiva aérea, como ejemplifican sus Meninas.

Vinculados a la obra de Velázquez están su yerno, Juan Bautista Martínez del Mazo (1605-1667) y quien fuera su ayudante, luego pintor independiente, Juan de Pareja (1610-1670).

Segunda mitad del siglo XVII

Este momento ya no está dominado por el caravagismo, sino que se siente la influencia del barroco flamenco rubensiano y el barroco italiano. Ya no son cuadros con profundos contrastes de luz y sombras, sino que predomina en ellos un intenso cromatismo que recuerda a la escuela veneciana. Se produce una teatralidad propia del barroco pleno, lo cual tiene cierta lógica dado que se emplea para expresar, por un lado, el triunfo de la Iglesia contrarreformista pero, también, a un tiempo, es una especie de telón o aparato teatral que pretende ocultar la inexorable decadencia del imperio español. Se incorpora además la pintura decorativa al fresco de grandes paredes y bóvedas, con efectos escénicos y trampantojo. En relación con ese ambiente de decadencia está la proliferación de ciertos temas como la vanitas, para señalar la fugacidad de las cosas terrenales, y que a diferencia de las vanitas holandesas, por tener que reforzar el aspecto religioso de este tema, solían incluir referencias sobrenaturales muy explícitas.[47]

La escuela madrileña

Entre las figuras que mejor representan la transición desde el tenebrismo hacia el barroco pleno se encuentran fray Juan Andrés Ricci (1600-1681) y Francisco de Herrera el Mozo (1627-1685), hijo de Herrera el Viejo. Herrera el Mozo marchó muy temprano a estudiar a Italia y al volver en 1654, difundió el gran barroco decorativo italiano, como puede verse en su San Hermenegildo del Museo del Prado. Se convirtió en el copresidente de la Academia de Sevilla, presidida por Murillo, pero trabajó sobre todo en Madrid.

El vallisoletano Antonio de Pereda (1611-1678), centrado principalmente en la pintura religiosa para iglesias y conventos madrileños, pintó algunas vanitas en las que se aludía a la fugacidad de los placeres terrenales y que proporcionan el tono que dominaba en este subgénero dentro del bodegón o naturaleza muerta a mediados de siglo. Entre ellas se le atribuye la celebérrima El sueño del caballero (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), en la que, junto al caballero dormido, hay todo un repertorio de las vanidades de este mundo: insignias de poder (el globo terráqueo, coronas) y objetos preciosos (joyas, dinero, libros), junto a las calaveras, las flores que pronto se marchitan y la vela medio gastada que recuerdan que las cosas humanas son breves. Por si hubiera alguna duda sobre el sentido del cuadro, un ángel corre junto al caballero con una cinta en la que, a modo de charada, se dibujan un sol atravesado por un arco y flecha con la inscripción: AETERNE PUNGIT, CITO VOLAT ET OCCIDIT, esto es, «[El tiempo] hiere siempre, vuela rápido y mata», lo que en su conjunto se podría interpretar como una advertencia: «La fama de las grandes hazañas se desvanecerá como un sueño».[48]​ Su Alegoría de la vanidad de la vida, en el Kunsthistorisches de Viena está protagonizada por una figura alada en torno a la cual se repiten los mismos temas: el globo terráqueo, numerosas calaveras, un reloj, dinero, etc. En otras ocasiones, sin embargo (Vanitas del Museo de Zaragoza), se limitará a unos pocos elementos esenciales: calaveras y reloj, más acomodados a su personal estilo, poco dado a las composiciones complejas.[49]

 
Juan Carreño de Miranda: Carlos II, con armadura, 1681, óleo sobre lienzo, 232 x 125 cm. Museo del Prado.

El pleno barroco viene representado por Francisco Rizi (1614-1685), hermano de Juan Ricci y también por Juan Carreño de Miranda (1614-1685). Se considera que Carreño de Miranda es el segundo mejor retratista de su época, detrás de Velázquez; muy conocidos son sus retratos de Carlos II y de la reina viuda, Mariana de Austria. De entre sus discípulos, destaca Mateo Cerezo (1637-1666), admirador de Tiziano y Van Dyck. Otro artista destacado fue José Antolínez, discípulo de Francisco Rizi, aunque con fuerte influencia veneciana y flamenca. Autor de obras religiosas y de género, donde destacan sus Inmaculadas, de influencia velazqueña en la intensidad cromática, con preponderancia de los tonos plateados. Sebastián Herrera Barnuevo, discípulo de Alonso Cano, fue arquitecto, pintor y escultor, destacando en el retrato, con un estilo influido por la escuela veneciana, especialmente Tintoretto y Veronés.[50]

La última gran figura del barroco madrileño es Claudio Coello (1642-1693), pintor de corte. Sus mejores obras, sin embargo, no son los retratos sino las pinturas religiosas, en las que aúna un dibujo y perspectiva velazqueños con una aparatosidad teatral que recuerda a Rubens: La adoración de la Sagrada Forma y El Triunfo de San Agustín.

La escuela andaluza

 
Bartolomé Esteban Murillo: El mendigo o Joven mendigo, h. 1650, óleo sobre lienzo, 134 cm × 110 cm, Museo del Louvre.

Una tercera época dentro de la escuela andaluza, en particular la sevillana, está representada por Murillo y Valdés Leal, fundadores en 1660 de una academia que afilió a una pléyade de pintores. A Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682) se le recordó en el siglo XIX sobre todo por sus Inmaculadas y sus representaciones blandas, sentimentales, del Niño Jesús, pero en la Europa de su tiempo fue muy popular como pintor de escenas de género con pilluelos que viven su pobreza con dignidad (Niños comiendo fruta, Niño mirando por la ventana). Su obra presenta una evolución, siendo cada vez menos tenebrista. A su primera época pertenece la conocida Sagrada Familia del Pajarito y el ciclo del Convento de San Francisco de Sevilla. Posteriormente su técnica se fue aligerando, enriqueciendo el colorido y adoptando una pincelada más suelta. Murillo procuró representar imágenes de gusto burgués, suaves, sin violencias ni dramatismos y eludiendo en todo momento los aspectos desagradables de la vida. Dentro de la obra religiosa de Murillo, cabe mencionar también: El Niño Jesús del corderito, El Buen Pastor, El martirio de San Andrés, Rebeca y Eliezer, La Anunciación, Santas Justa y Rufina y las varias versiones de la Inmaculada Concepción, imagen para la que creó un modelo iconográfico que se continuó imitando en Sevilla durante un siglo, además de los excepcionales medios puntos pintados para la iglesia sevillana de Santa María la Blanca, con El sueño del patricio. Realizó asimismo retratos al estilo elegante de Van Dyck.

Por su parte, Juan de Valdés Leal (1622-1690) es conocido sobre todo por los dos cuadros llamados las Postrimerías pintados para el Hospital de la Caridad de Sevilla, grandes composiciones en las que se representa el triunfo de la Muerte (alegóricamente representada por esqueletos y calaveras) sobre las vanidades del mundo (simbolizadas en armaduras y libros). Encontraría su paralelismo en la literatura ascética de la época, e incluso en temas medievales que se ocupan del poder igualatorio de la muerte, pues la muerte no hace distinciones entre estados, como ocurría en las danzas de la Muerte. Su estilo es fogoso, sirviéndose de pinceladas gruesas y sueltas y primando el color sobre el dibujo.

El siglo XVIII

 
Jesús concede a San Francisco la indulgencia de la Porciúncula, de Antonio Viladomat.

Durante las primeras décadas del siglo XVIII perduraron las formas barrocas en la pintura, hasta la irrupción del estilo rococó, de influencia francesa, a mediados de siglo. La llegada de los Borbones supuso una gran afluencia de artistas extranjeros a la corte, como Jean Ranc, Louis-Michel Van Loo y Michel-Ange Houasse. Sin embargo, en las zonas periféricas continuó la labor iniciada por las principales escuelas seiscentistas: en Sevilla, por ejemplo, los discípulos de Murillo continuaron su estilo casi hasta 1750. Cabe remarcar que fuera de la corte, el clero y la nobleza regional se mantuvieron fieles a la estética barroca, existiendo una continuidad ininterrumpida de las formas artísticas hasta bien entrado el siglo XVIII.

Una figura de transición fue Acisclo Antonio Palomino, que, nacido en 1655, vivió hasta 1726, por lo que realizó una intensa labor en ambos siglos. Iniciado en la carrera eclesiástica, la abandonó por la pintura, trasladándose de su Córdoba natal a Madrid en 1678, donde estudió con Carreño y Claudio Coello. En 1688 obtuvo el título de pintor del rey, recibiendo el encargo de pintar las bóvedas de la capilla del Ayuntamiento de Madrid (1693-1699). Colaboró estrechamente con Luca Giordano, del que aprendió el estilo barroco pleno italiano. Entre 1697 y 1701 realizó los frescos de la iglesia de los Santos Juanes en Valencia, y entre 1705 y 1707 decoró el Convento de San Esteban de Salamanca. Sus inicios se enmarcaron en un estilo cercano al de la escuela madrileña, con especial influencia de Coello, pero tras su contacto con Giordano se aclaró su paleta, realizando composiciones donde demuestra su gran dominio del escorzo.

Otra figura de relevancia fue Miguel Jacinto Meléndez, ovetense instalado en Madrid, donde conoció a Palomino, como él nombrado pintor del rey en 1712. Fue retratista, realizando numerosos retratos de Felipe V y sus hijos, pero se dedicó principalmente a la pintura religiosa, influida por Coello y Rizi, con un gran refinamiento y delicado colorido que apuntan al rococó: Anunciación (1718), Sagrada Familia (1722).

En el ámbito valenciano José Vergara Gimeno (1726-1799) asimiló la estela tardobarroca de Palomino, especialmente en sus grandes composiciones al fresco, actualizando las fórmulas ya consagradas por Juan de Juanes y los Ribalta y creando otras nuevas con las que se introduce en la estética neoclásica, a la que también pertenece la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos que fundó (1768) junto con su hermano Ignacio y que dará dignidad a los estudios reglados.

Por último, cabría mencionar al catalán Antonio Viladomat, que acusó su colaboración con el pintor italiano Ferdinando Galli Bibbiena en la época en que Barcelona fue sede de la corte del archiduque Carlos de Austria, pretendiente a la corona española. Por su influjo el estilo de Viladomat fluctuó entre una curiosa pervivencia del naturalismo seiscentista y el pleno barroco. Destacan sus pinturas en la Capilla de los Dolores de Mataró (1722) y la serie sobre la vida de San Francisco del Museo Nacional de Arte de Cataluña (1727). También realizó bodegones y escenas de género, como las Cuatro Estaciones del Museo Nacional de Arte de Cataluña.[51]

Pintura barroca en los Virreinatos españoles de América

 
La anunciación de la Virgen, de Luis de Riaño (1632).

Las primeras influencias fueron del tenebrismo sevillano, principalmente de Zurbarán –algunas de cuyas obras aún se conservan en México y Perú–, como se puede apreciar en la obra de los mexicanos José Juárez y Sebastián López de Arteaga, y del boliviano Melchor Pérez de Holguín. En Cuzco, esta influencia sevillana fue interpretada de modo particular, con abundante uso de oro y una aplicación de estilo indígena en los detalles, si bien inspirándose por lo general en estampas flamencas. La Escuela cuzqueña de pintura surgió a raíz de la llegada del pintor italiano Bernardo Bitti en 1583, que introdujo el manierismo en América. Destacó la obra de Luis de Riaño, discípulo del italiano Angelino Medoro, autor de los murales del templo de Andahuaylillas. También destacaron los pintores indios Diego Quispe Tito y Basilio Santa Cruz Puma Callao, así como Marcos Zapata, autor de los cincuenta lienzos de gran tamaño que cubren los arcos altos de la Catedral de Cuzco.

En el siglo XVIII los retablos escultóricos empezaron a ser sustituidos por cuadros, desarrollándose notablemente la pintura barroca en América. Igualmente, creció la demanda de obras de tipo civil, principalmente retratos de las clases aristocráticas y de la jerarquía eclesiástica. La principal influencia será la de Murillo, y en algún caso –como en Cristóbal de Villalpando– la de Valdés Leal. La pintura de esta época tiene un tono más sentimental, con formas más dulces y blandas. Destacan Gregorio Vázquez de Arce en Colombia, y Juan Rodríguez Juárez y Miguel Cabrera en México.[52]

El periodo de mayor apogeo se dio entre 1650 y 1750, época en que aparecen una serie de maestros trabajando en México, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. La cultura barroca demostró una gran pasión por los temas mitológicos, especialmente en las pinturas de los arcos triunfales que se construían para la entrada de los virreyes y otros grandes personajes. Otros temas de gran interés fueron los dedicados a la iconografía de la Biblia, impulsada por el espíritu de la Contrarreforma. La ciudad de Quito tomó protagonismo bajo el patronazgo de las órdenes religiosas de dominicos y jesuitas.[53]

Véase también

Referencias

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  • AA.VV. (1991). Enciclopedia del Arte Garzanti. Ediciones B, Barcelona. ISBN 84-406-2261-9. 
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  • Azcárate Ristori, José María de; Pérez Sánchez, Alfonso Emilio; Ramírez Domínguez, Juan Antonio (1983). Historia del Arte. Anaya, Madrid. ISBN 84-207-1408-9. 
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    • Pintura barroca en España (1600-1750). Madrid, Cátedra. 1992. ISBN 84-376-0994-1. 
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  • Prater, Andreas: «El Barroco» en Los maestros de la pintura occidental, págs. 222 y 223, © Ed. Taschen, 2005, ISBN 3-8228-4744-5
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Notas

  1. Alfonso E. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España (1600-1750), Madrid, Cátedra, 1992, ISBN 84-376-0994-1. Para la pintura barroca española del siglo XVIII, con artistas destacados como Antonio Palomino, Miguel Jacinto Meléndez o el catalán Antoni Viladomat, véanse las páginas 403-431.
  2. Pérez Sánchez (1992), pág. 35.
  3. Pérez Sánchez (1992), págs. 33 y 41.
  4. Pérez Sánchez (1992), pág. 37.
  5. Jonathan Brown, «Felipe IV como mecenas y coleccionista», en El palacio del rey planeta (2005), pág. 47.
  6. Capitelli, Giovanna, «Los paisajes para el Palacio del Buen Retiro», en El palacio del rey planeta (2005), páginas 241-284.
  7. Úbeda de los Cobos, Andrés, «El ciclo de la historia de Roma antigua», en El palacio del rey planeta (2005), páginas 169-239.
  8. Brown y Elliot (1985), págs. 124-126.
  9. Jonathan Brown, «Felipe IV como mecenas y coleccionista», en El palacio del rey planeta (2005), pág. 52.
  10. Jonathan Brown, «Felipe IV como mecenas y coleccionista», en El palacio del rey planeta (2005), pág. 53.
  11. Portús (1998), págs. 112-124.
  12. Pérez Sánchez (1992), pág. 302.
  13. Pérez Sánchez (1992), págs. 62 y 387.
  14. Pérez Sánchez (1992), pág. 61.
  15. Pérez Sánchez (1992), pág. 40.
  16. Jordan, pág. 27.
  17. Morán y Checa (1985), págs. 283-284.
  18. Portús (1998), págs. 138-140.
  19. Morán y Checa (1985), pág. 297. Burke y Cherry, n.º 109, 114 y 115, han publicado los inventarios hechos a su muerte, en 1687, contabilizando 1108 pinturas en Madrid y 325 en Nápoles, entre ellas el retrato de Olimpia Pamphili de Velázquez. Agobiado por las deudas, en 1682 se hizo almoneda en Roma de otras 1016 pinturas de su colección. Los representantes de la marquesa viuda veían dificultades para la venta, pues «no hay quien pueda comprarla, si no es que sea el Emperador o rey de Francia.»
  20. Morán y Checa (1985), pág. 301.
  21. Morán y Checa (1985), págs. 299-300.
  22. Pérez Sánchez (1992), pág. 41.
  23. Revenga (2002), págs. 357-367.
  24. Agulló (1981), pág. 35.
  25. Gállego (1995), págs. 22-29.
  26. Pérez Sánchez (1992), págs. 17-26.
  27. Portús (1999), págs. 36-42. El propio Portús observa, ante la escasez de noticias relativas a intervenciones inquisitoriales en esta materia, que, por ejemplo, «entre los cientos de condenados por la Inquisición cordobesa en esa época, ninguno lo fue por poseer o realizar pinturas de esta clase, aunque hay unos cuantos que lo fueron por falta de respeto a las imágenes sagradas», pág. 39.
  28. Juan de Rojas, Catecismo real, y alfabeto coronado... , Madrid, 1672, págs. 96-101.
  29. Pérez Sánchez (1992), pág. 23.
  30. Pérez Sánchez (1992), págs. 43-51.
  31. Pérez Sánchez (1992), págs. 54-55.
  32. Calvo Serraller cita en su pág. 181 a John Berger quien, hablando del Esopo de Velázquez, considera que es fácil ver que es un cuadro español:
    La intransigencia, la austeridad y el escepticismo que en él se perciben son cosas muy españolas.
  33. López Torrijos (1985), pág. 16.
  34. El término «paisaje» se introduce en el castellano con posterioridad.
  35. Calvo Serraller, pág. 256.
  36. En la segunda mitad del siglo y en una localidad como Toledo, que no era ya un centro destacado de creación artística, los paisajes, 1.555 en total, ocupaban el segundo lugar en las colecciones particulares, tras la pintura religiosa: Revenga Domínguez (2002), pág. 359.
  37. Pérez Sánchez (1992), págs. 253-255 y 271.
  38. Pérez Sánchez (1983), pág. 30.
  39. Schneider, págs. 122-123.
  40. Pérez Sánchez (1983) págs. 13-14.
  41. Marías, págs. 580-584.
  42. Calvo Serraller, pág. 288.
  43. De Antonio (1989), p. 90.
  44. Spinosa, pág. 15.
  45. Schneider, pág. 45.
  46. Calvo Serraller, pág. 287.
  47. Charles Sterling, autor de Still life painting: from antiquity to the twentieth century, citado por Calvo Serraller, pág. 306.
  48. Schneider, pág. 80.
  49. Angulo-Pérez Sánchez, pág. 158.
  50. De Antonio (1989), p. 120.
  51. Pérez Sánchez (1992), p. 403-431.
  52. Azcárate-Pérez-Ramírez (1983), p. 598.
  53. Arte iberoamericano desde la colonización a la independencia. Summa Artis. Historia general del arte. Vol. XXVIII. Espasa Calpe, Madrid 1985. ISBN 84-239-5228-2

Enlaces externos

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  • Pintura Barroca en España (Arte España)
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pintura, barroca, españa, pintura, barroca, española, aquella, realizada, largo, siglo, xvii, primera, mitad, siglo, xviii, españa, reacción, frente, belleza, exceso, idealizada, distorsiones, manieristas, presente, pintura, comienzos, siglo, perseguirá, ante,. La pintura barroca espanola es aquella realizada a lo largo del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII en Espana 1 La reaccion frente a la belleza en exceso idealizada y las distorsiones manieristas presente en la pintura de comienzos de siglo perseguira ante todo la verosimilitud para hacer facil la comprension de lo narrado sin perdida del decoro de acuerdo con las demandas de la iglesia contrarreformista La introduccion poco despues de 1610 de los modelos naturalistas propios del caravaggismo italiano con la iluminacion tenebrista determinara el estilo dominante en la pintura espanola de la primera mitad del siglo Mas adelante llegaran las influencias del barroco flamenco debido al mandato que se ejerce en la zona pero no tanto a consecuencia de la llegada de Rubens a Espana donde se encuentra en 1603 y 1628 como por la afluencia masiva de sus obras junto con las de sus discipulos que tiene lugar a partir de 1638 Su influencia sin embargo se vera matizada por la del viejo Tiziano y su tecnica de pincelada suelta y factura deshecha sin la que no podria explicarse la obra de Velazquez El pleno barroco de la segunda mitad del siglo con su vitalidad e inventiva sera el resultado de conjugar las influencias flamencas con las nuevas corrientes que vienen de Italia con la llegada de los decoradores al fresco Mitelli y Colonna en 1658 y la de Luca Giordano en 1692 A pesar de la crisis general que afecto de forma especialmente grave a Espana esta epoca es conocida como el Siglo de Oro de la pintura espanola por la gran cantidad calidad y originalidad de figuras de primera fila que produjo Diego Velazquez Las Meninas o La familia de Felipe IV 1656 oleo sobre lienzo 310 cm 276 cm Museo del Prado Juan de Valdes Leal In ictu oculi una de las Postrimerias 1672 oleo sobre lienzo 220 cm x 216 cm Hospital de la Caridad de Sevilla Indice 1 Caracteristicas 1 1 Clientes y mecenas 1 2 Los pintores y su consideracion social 2 Los generos 2 1 Pintura religiosa 2 2 Los generos profanos 3 Escuelas 4 Primera mitad del siglo XVII 4 1 La escuela madrilena 4 2 La escuela toledana 4 3 La escuela valenciana 4 4 La escuela andaluza 4 5 Velazquez 5 Segunda mitad del siglo XVII 5 1 La escuela madrilena 5 2 La escuela andaluza 6 El siglo XVIII 7 Pintura barroca en los Virreinatos espanoles de America 8 Vease tambien 9 Referencias 9 1 Notas 10 Enlaces externosCaracteristicas EditarClientes y mecenas Editar La iglesia y las instituciones con ella relacionadas cofradias y hermandades asi como los particulares que encargaban pinturas para sus capillas y fundaciones continuaron constituyendo la principal clientela de los pintores De ahi tambien la importancia de la pintura religiosa que en plena Contrarreforma se usara como un arma al servicio de la Iglesia catolica Los pintores que trabajaban para ella se vieron sometidos a limitaciones y al control de los rectores de los templos en cuanto a la eleccion de los asuntos como es logico pero tambien en el modo de tratarlos siendo frecuente que en los contratos se propusiesen los modelos que el pintor debia seguir o se hiciese constar la necesaria conformidad del prior 2 En sentido contrario trabajar para la iglesia proporcionaba al pintor no solo una considerable fuente de ingresos sino prestigio y consideracion popular al hacer posible la exposicion publica de su trabajo 3 Juan Bautista Martinez del Mazo Un estanque en el Buen Retiro 1637 oleo sobre lienzo 147 114 cm Museo del Prado En segundo lugar ha de considerarse el patrocinio de la corte que en el caso de Felipe IV permite hablar de un verdadero mecenazgo 4 Desde Madrid Rubens escribia en 1628 a un amigo Aqui me dedico a pintar como hago en todas partes y he hecho ya un retrato ecuestre de Su Majestad que le ha complacido mucho Es verdad que la pintura le deleita extremadamente y en mi opinion este principe esta dotado de excelentes cualidades Tengo trato personal con el pues como me alojo en palacio viene a verme casi todos los dias 5 La decoracion del nuevo Palacio del Buen Retiro dio lugar a importantes encargos llevados a cabo con premura a los pintores espanoles se les confio la decoracion del Salon de Reinos con los retratos ecuestres de Velazquez una serie de cuadros de batallas con las victorias recientes de los ejercitos de Felipe IV y el ciclo de Los trabajos de Hercules de Zurbaran en tanto en Roma se encargaron a artistas nortenos entre ellos Claudio de Lorena y Nicolas Poussin dos series de paises con figuras para la Galeria de los Paisajes 6 Otro ciclo fue el encargado en Napoles a Giovanni Lanfranco Domenichino y otros artistas de mas de treinta cuadros de la historia de Roma al que pertenecia el Combate de mujeres de Jose de Ribera 7 La prohibicion de trasladar cuadros de otros palacios reales y las prisas de Olivares por completar la decoracion del nuevo palacio forzaron a la compra de numerosas obras a coleccionistas particulares hasta totalizar los cerca de 800 cuadros que colgaron de sus paredes Entre los vendedores se contaba Velazquez quien en 1634 vendio al rey La tunica de Jose y La fragua de Vulcano pintadas en Italia junto con algunas obras ajenas entre ellas una copia de la Danae de Tiziano cuatro paisajes dos bodegones y otros dos cuadros de flores 8 Inmediatamente se procedio a decorar la Torre de la Parada El nucleo principal estuvo constituido por el ciclo de sesenta y tres pinturas mitologicas encargadas en 1636 a Rubens y su taller de las que el pintor dio los disenos y se reservo la ejecucion de catorce 9 Los paisajes vistas de los sitios reales se encargaron en esta ocasion a pintores espanoles Jose Leonardo Felix Castelo y otros y Velazquez contribuyo con los filosofos Esopo y Menipo y el retrato de Marte El viejo Alcazar tambien vio notablemente incrementada su coleccion de pintura Algunas de las nuevas adquisiciones del monarca despertaron por igual admiracion y quejas asi cuando en 1638 salieron de Roma La bacanal de los andrios y la Ofrenda a Venus dos de las obras mas admiradas de Tiziano hubo un coro de protestas entre los artistas de la ciudad 10 Se procedio ademas a una reordenacion de sus fondos con la participacion de Velazquez dando prioridad a los criterios esteticos Asi en la planta baja del ala del mediodia en las llamadas Bovedas de Tiziano se reunio un conjunto singular de treinta y ocho lienzos con las Poesias encargadas por Felipe II a Tiziano reunidas ahora con la Bacanal y algunas otras pinturas del veneciano la Eva de Durero las Tres Gracias de Rubens y algunas mas de Jordaens Ribera y Tintoretto cuyo denominador comun era la presencia femenina en su mayor parte con desnudos 11 Para completar esta serie de remodelaciones partio Velazquez a Italia en 1648 con el encargo de comprar estatuas y contratar a un especialista en pintura al fresco encargo que finalmente recayo en Angelo Michele Colonna y Agostino Mitelli Entre tanto se continuo trabajando en el Alcazar y asi por ejemplo en 1649 a Francisco Camilo se le encargaron una serie de escenas de las Metamorfosis de Ovidio que no contentaron al rey 12 Dentro del patrocinio cortesano han de considerarse tambien los decorados escenograficos Para las representaciones teatrales del Buen Retiro se trajo a los ingenieros italianos Cosme Lotti y Baccio del Bianco que introdujeron las tramoyas y los juegos de mutaciones toscanas Francisco Rizi fue durante muchos anos el director de los teatros reales y se conservan algunos de los dibujos de sus telones en los que participaron tambien otros artistas como el granadino Jose de Cieza pintor de perspectivas que obtendria por ello el codiciado titulo de pintor del rey 13 Las decoraciones efimeras de fachadas y arcos triunfales en ocasiones festivas patrocinadas por los ayuntamientos o por los gremios constituyeron otra fuente de encargos de pintura principalmente profana Especialmente famosas fueron por los testimonios literarios y algunas estampas que de ellas se han conservado las entradas en Madrid de Mariana de Austria segunda esposa de Felipe IV y de las dos esposas de Carlos II Maria Luisa de Orleans y Mariana de Neoburgo en las que participaron artistas del relieve de Claudio Coello 14 En cuanto a la clientela privada es dificil hacer generalizaciones a la vista de los datos disponibles Podria decirse que la nobleza en terminos generales se mostro poco sensible al arte concentrando sus esfuerzos en la dotacion de capillas privadas 15 Pero algunos miembros de la alta nobleza especialmente los mas cercanos al rey y quienes desempenaron tareas de gobierno en Italia y Flandes reunieron grandes colecciones y en ocasiones caso de los virreyes de Napoles con Ribera o de Olivares con Alonso Cano actuaron como autenticos mecenas Entre ellos se encontraban algunos de los mas avidos coleccionistas de Europa 16 Para la primera mitad del siglo Carducho mencionaba veinte importantes colecciones madrilenas entre las que destacaban las del marques de Leganes con predileccion por la pintura flamenca y la de Juan Alfonso Enriquez de Cabrera almirante de Castilla que habiendo recibido de su madre Vittoria Colonna una importante coleccion de obras devotas la amplio con no pocas mitologias con originales o copias de Rubens Tiziano Correggio o Tintoretto 17 18 Esta predileccion por la pintura extranjera redujo sin duda los encargos a pintores espanoles pero ha de tenerse en cuenta que muchas obras figuraban en los inventarios sin nombre de autor y cuando lo llevaban no siempre se trataba de originales Gaspar Mendez de Haro marques del Carpio con una impresionante coleccion de mas de dos mil piezas entre las que destacaba la Venus del espejo de Velazquez contaba tambien con obras de Juan van der Hamen y Angelo Nardi junto con otras de pintores de segunda fila como Gabriel Terrazas y Juan de Toledo ademas de copias de Rubens Tiziano y el propio Velazquez hechas por Juan Bautista Martinez del Mazo 19 En la coleccion de los duques de Benavente donde no faltaba pintura flamenca e italiana el nucleo lo constituian las pinturas de Murillo cerca de cuarenta 20 Excepcional era la coleccion del nuevo almirante Juan Gaspar Enriquez de Cabrera protector de Juan de Alfaro por la ordenacion casi museistica de sus fondos Sus cuadros se distribuian en salas tematicas dedicadas a los paises los bodegones y las marinas al lado de otras consagradas a los grandes maestros Rubens Rafael Bassano Ribera y Pedro de Orrente cada uno con su propia pieza separada Otra mas se dedicaba a los eminentes espanoles donde colgaba el Sueno del caballero de Pereda junto a obras de Antolinez y Carreno 21 Tampoco pueden extraerse conclusiones generales en lo que se refiere a otras clases sociales ante la ausencia de estudios globales Siendo comun la posesion de pinturas como parte del ajuar domestico podria resultar exagerado en muchos casos hablar de autentico coleccionismo 22 Los inventarios toledanos de la segunda mitad del siglo conservados algo mas de doscientos ochenta con 13 555 pinturas podrian dar pistas sobre el genero de pinturas que se conservaban en las casas 5866 43 92 de asunto religioso por 6424 de asunto profano 48 resto sin especificar ocupando los primeros lugares los paises y los temas alegoricos El porcentaje de pintura religiosa era mayor cuanto mas se descendia en la escala social llegando a representar el 52 83 entre los artifices y oficiales por solo un 33 de pintura profana En el extremo opuesto las colecciones de pintura de los canonigos de la catedral con 62 cuadros de promedio estaban formadas por un 59 de asuntos profanos frente a un 37 de asuntos religiosos 23 La variedad con todo era enorme y se pueden encontrar desde colecciones formadas exclusivamente por pinturas religiosas hasta otras como la un desconocido llamado Antonio Gonzalez Cardena que tenia en Madrid en 1651 algo mas de cincuenta pinturas entre las que no habia ninguna de Jesus ni de la Virgen pero si catorce de unos payses y apostoles un paraiso terrenal diez naturalezas muertas un bodegon de Snyders la unica de la que se daba nombre de autor seis lienzos de asuntos de historia y batallas una marina seis perspectivas con historias no especificadas un numero indeterminado de liencecitos de flores unas gladiadoras otro de una mujer desnuda y un mozo tocando el organo dos del rapto de Helena otro del rapto de Europa y uno mas de Neptuno 24 Los pintores y su consideracion social Editar Jose Antolinez El pintor pobre circa 1670 oleo sobre lienzo 201 cm x 125 cm Munich Alte Pinakothek Junto a los grandes maestros que obtenian encargos de la iglesia o de la corte una pleyade de artistas menores se ganaban malamente la vida produciendo casi en serie pinturas de todo genero que ellos mismo se encargaban de vender en sus tiendas o en la venta ambulante Alonso Cano Descenso al Limbo hacia 1646 1652 oleo sobre lienzo 169 x 120 cm Los Angeles County Museum A pesar de que es obvio que debio de estudiar un modelo directamente del natural segun la costumbre del siglo XVII el sentido de la belleza no le fallo al artista que convirtio a esta Eva en una de las figuras mas encantadoras del arte espanol Harold E Wethey Claudio Coello Triunfo de San Agustin 1664 oleo sobre lienzo 271 cm x 203 cm Museo del Prado la pintura religiosa del pleno barroco se puso al servicio de la Iglesia triunfante Otra circunstancia que debe tenerse en cuenta es la escasa consideracion social en que se tenia a los artistas al ser considerada la pintura como un oficio mecanico y como tal sujeto a las cargas economicas y exclusion de honores que pesaban sobre los menospreciados oficios bajos y serviles prejuicios que solo serian superados en el siglo XVIII A lo largo de todo el XVII los pintores lucharon por ver reconocido su oficio como arte liberal Fueron celebres los pleitos por evitar el pago de la alcabala 25 Los esfuerzos de Velazquez por ser admitido en la Orden de Santiago buscaban tambien ese reconocimiento social Muchos tratados teoricos de esta epoca ademas de proporcionar datos biograficos sobre los artistas representaban un esfuerzo por dar mayor dignidad a la profesion Entre los tratadistas estuvieron Francisco Pacheco Vicente Carducho y el aragones Jusepe Martinez defensores en lo formal de los valores y la estetica del clasicismo con una tendencia hacia el idealismo mayor de la que se aprecia en las obras realmente producidas muy influidas por el naturalismo tenebrista Los gremios en ocasiones dominados por los doradores y los talleres donde se formaban los artistas sin embargo actuaron muchas veces en sentido contrario Tambien era contraria a la dignidad de la pintura a juicio de Palomino la costumbre de los pintores modestos de tener tienda abierta como era usual entre los artesanos La iniciacion profesional muy temprana no favorecia la formacion intelectual siendo pocos los artistas que mostraron una genuina preocupacion cultural Entre las excepciones Francisco Pacheco el maestro de Velazquez busco siempre rodearse de intelectuales con los que se carteaba Tambien Diego Valentin Diaz en Valladolid tenia una biblioteca de 576 volumenes 145 Velazquez pero algunas otras bibliotecas eran francamente modestas e incluso podian no disponer de ningun libro Caso extremo era el de Antonio de Pereda quien segun Palomino era analfabeto aunque le gustaba hacerse leer libros 26 Tras el Concilio de Trento la iglesia trato de imponer normas morales mas rigidas en cuestiones de sexualidad Se publicaron algunos tratados que en defensa de la castidad reprobaban pintar desnudos encabezados por la extensa Primera parte de las excelencias de la virtud de la castidad de fray Jose de Jesus Maria editada en 1601 Buscando obtener su prohibicion se publico anonimamente en Madrid en 1632 la Copia de los pareceres y censuras sobre el abuso de las figuras y pinturas lascivas y deshonestas en que se muestra que es pecado mortal pintarlas esculpirlas y tenerlas patentes donde sean vistas Algunos de los teologos consultados sin embargo no se mostraban igual de intransigentes recordando que los desnudos eran utilizados tambien en la iglesia para la pintura de Adan y Eva y otros santos y martires 27 Contrario tambien a los desnudos en pintura fray Juan de Rojas y Auxa se vio obligado a reconocer su abundancia en la coleccion real proponiendo como remedio cubrirlos con velos cuando hubiese damas delante 28 Estos prejuicios ante el desnudo se trasladaron a los pintores incidiendo en su formacion Asi Francisco Pacheco que se decia censor de las pinturas sagradas en su decencia y culto aconsejaba a los pintores que hubiesen de retratar el desnudo femenino imitar cabezas y manos del natural y estudiar el resto a traves de estampas y de estatuas 14 Sin embargo mediado el siglo se generalizaron las academias que fomentaban el estudio con modelo vivo siempre masculino Un testimonio grafico de ellas dejo Jose Garcia Hidalgo en sus Principios para estudiar el nobilisimo arte de la pintura 1693 no obstante hacerse el mismo eco de iguales prejuicios 29 Los generos EditarPintura religiosa Editar Para Francisco Pacheco el fin principal de la pintura era persuadir a los hombres a la piedad y llevarlos a Dios De ahi el aspecto realista que adoptara la pintura religiosa de la primera mitad del siglo y la rapida aceptacion de las corrientes naturalistas al permitir al fiel sentirse formando parte del hecho representado El lugar privilegiado es el retablo mayor de los templos pero abundan tambien las obras para la devocion particular y proliferan los retablos menores en capillas y naves laterales A semejanza del retablo de El Escorial divididos en calles y cuerpos suelen ser mixtos de pintura y escultura En la segunda mitad del siglo y a la vez que se imponen los grandes retablos de orden gigante se produce una tendencia a eliminar las escenas multiples y a dar un desarrollo mas amplio al episodio central Es el momento glorioso de la gran pintura religiosa antes de que ya a finales del siglo quede frecuentemente relegada al atico siendo el cuerpo principal del retablo obra de madera y talla En esta etapa del pleno barroco a la vez que bajo la influencia de Luca Giordano presente en Espana se pintan al fresco espectaculares rompimientos de gloria en las bovedas de las iglesias se haran corrientes las representaciones triunfales Apoteosis de San Hermenegildo de Francisco de Herrera el Mozo San Agustin de Claudio Coello ambas en el Museo del Prado en composiciones dominadas por las lineas diagonales y desbordantes de vitalidad Las imagenes de los santos de mayor devocion proliferan en todos los tamanos y son frecuentes las repeticiones dentro de un mismo taller Los santos preferidos ademas de los recientemente canonizados como Santa Teresa de Jesus San Ignacio de Loyola o San Isidro lo son por su vinculacion con alguno de los aspectos en los que mayor insistencia pone la Contrarreforma la penitencia ilustrada por las imagenes de San Pedro en lagrimas la Magdalena San Jeronimo y otros santos penitentes La caridad a traves de la limosna Santo Tomas de Villanueva o la atencion a los enfermos San Juan de Dios Santa Isabel de Hungria junto con algunos martires como testigos de la fe El culto a la Virgen como el culto a San Jose fomentado por Santa Teresa aumenta en la misma medida en que sera combatido por los protestantes Motivo iconografico caracteristicamente espanol sera el de la Inmaculada con todo el pais encabezado por los monarcas empenado por voto en la defensa de ese dogma aun no definido por el Papa Por razones semejantes la adoracion a la Eucaristia y las representaciones eucaristicas cobran creciente importancia Claudio Coello Adoracion de la Sagrada Forma de El Escorial Los temas evangelicos muy abundantes frecuentemente seran tratados con la misma idea de combatir la herejia protestante la Ultima Cena refleja el momento de la consagracion eucaristica los milagros de Cristo haran referencia a las obras de misericordia asi la serie de pinturas de Murillo para el Hospital de la Caridad de Sevilla Por el contrario son escasas las representaciones del Antiguo Testamento dadas las reservas que su lectura ofrecia a los catolicos y los temas elegidos lo son en tanto que se interpretan como anuncios de la venida de Cristo o son modelos de ella asi el Sacrificio de Isaac con un significado analogico al de la pasion de Cristo 30 Los generos profanos Editar Se desarrollaron en Espana otros generos ademas con unas caracteristicas propias que permiten hablar de una Escuela Espanola el bodegon y el retrato La expresion pintura de bodegon aparece ya documentada en 1599 El austero bodegon espanol es diferente de las suntuosas mesas de cocina flamencas a partir de la obra de Sanchez Cotan quedo definido como un genero de composiciones sencillas geometricas de lineas duras e iluminacion tenebrista Juan de Espinosa Bodegon de uvas manzanas y ciruelas 1630 oleo sobre lienzo 76 59 cm Museo del Prado ejemplo de bodegon tipico espanol de la primera mitad del siglo Se alcanzo tal exito que muchos artistas siguieron a Sanchez Cotan Felipe Ramirez Alejandro de Loarte el pintor cortesano Juan van der Hamen y Leon Juan Fernandez el Labrador Juan de Espinosa Francisco Barrera Antonio Ponce Francisco Palacios Francisco de Burgos Mantilla y otros Tambien la escuela sevillana contribuyo a definir las caracteristicas del bodegon espanol con Velazquez y Zurbaran a la cabeza Este bodegon caracteristico espanol no exento de influencias italianas y flamencas vio transformado su caracter a partir de la mitad del siglo cuando la influencia flamenca hizo que las representaciones fueran mas suntuosas y complejas hasta teatrales con contenidos alegoricos Los cuadros de flores de Juan de Arellano o las vanitas de Antonio de Pereda o Valdes Leal son el resultado de esta influencia foranea sobre lo que hasta entonces era un genero marcado por la sobriedad Por el contrario la pintura de costumbres o de genero a la que los tratadistas se referian propiamente como pintura de bodegon distinta de la pintura de flores y de frutas a pesar de la atencion que le dedico Velazquez apenas tuvo cultivadores Descalificada agriamente por Carducho unicamente se pueden mencionar alguna obra de Loarte y el conjunto de lienzos que se han venido atribuyendo a Puga hasta que ya a mediados de siglo y con destino al mercado nordico Murillo recoja una imagen del vivir callejero en sus escenas de ninos mendigos y pilluelos 31 Por lo que se refiere al retrato se consolido una forma de retratar propia de la Escuela Espanola muy alejada de la pompa cortesana del resto de Europa en esta consolidacion resultara decisiva la figura del Greco El retrato espanol hunde sus raices por un lado en la escuela italiana Tiziano y por otro en la pintura hispano flamenca de Antonio Moro y Sanchez Coello Las composiciones son sencillas sin apenas adornos transmitiendo la intensa humanidad y dignidad del retratado este a diferencia de lo que es general en la Contrarreforma no forzosamente resulta alguien de gran importancia social pues lo mismo se retrata a un rey que a un nino mendigo Puede verse un ejemplo en el notable El pie varo tambien llamado El patizambo que Jose de Ribera pinto en 1642 Se distingue de los retratos de otras escuelas por esa austeridad el mostrar descarnadamente el alma del representado cierto escepticismo y fatalismo ante la vida y todo ello en un estilo naturalista a la hora de captar los rasgos del modelo alejado del clasicismo que paradojicamente defendian por lo general los teoricos 32 Como es propio de la Contrarreforma predomina lo real frente a lo ideal El retrato espanol asi consolidado en el siglo XVII con los magnificos ejemplos de Velazquez pero tambien con los retratos de Ribera Juan Ribalta o Zurbaran mantuvo estas caracteristicas hasta la obra de Goya Diego Velazquez El bufon don Sebastian de Morra h 1645 oleo sobre lienzo 106 5 81 5 cm Museo del Prado retrato espanol del siglo XVII realista austero sin ornamentaciones En menor medida pueden encontrarse temas historicos y mitologicos de los que algunos ejemplos han sido senalados ya a proposito del coleccionismo En cualquier caso si se compara con el siglo XVI hubo un aumento notable de pinturas mitologicas al no ir destinadas exclusivamente a las residencias reales y establecerse una produccion de lienzos independientes que logicamente estaban al alcance de un mayor publico y permitian una variedad iconografica mayor 33 El paisaje lo que se conocia como pintura de paises 34 como el bodegon fue considerado un tema menor por los tratadistas que colocaban la representacion de la figura humana en la cima de la figuracion artistica En sus Dialogos de la pintura Carducho consideraba que los paisajes serian como mucho adecuados para una casa de campo o lugar de retiro ocioso pero que siempre serian mas valiosos si se enriquecian con alguna historia sacra o profana Del mismo tenor son las palabras de Pacheco en su Arte de la pintura que recordando los paisajes que hacen artistas extranjeros menciona a Brill Muziano y Cesare Arbasia de quien habria aprendido el espanol Antonio Mohedano admite que es parte en la pintura que no se debe despreciar pero sigue la tradicion al advertir que son asuntos de poca gloria y estimacion entre los antiguos 35 Los inventarios post mortem revelan sin embargo que fue un genero muy estimado por los coleccionistas aunque al ser raro que en ellos se diesen los nombres de los autores no es posible saber cuantos fueron producidos por artistas espanoles y cuantos fueron importados 36 A diferencia de lo que ocurre por ejemplo con la pintura holandesa en Espana no hubo autenticos especialistas en el genero a excepcion quiza del guipuzcoano activo en Sevilla y colaborador de Murillo Ignacio de Iriarte aunque algunos pintores como Francisco Collantes y Benito Manuel Aguero en Madrid son conocidos por sus paisajes con o sin figuras genero en el que tambien las fuentes mencionan con elogio al cordobes Antonio del Castillo 37 Escuelas EditarDurante la primera mitad del siglo los mas importantes centros de produccion se localizaron en Madrid Toledo Sevilla y Valencia Pero aunque sea habitual clasificar a los pintores en relacion con el lugar donde trabajaron esto no sirve para explicar ni las grandes diferencias entre los pintores ni tampoco la propia evolucion de la pintura barroca en Espana En la segunda mitad de siglo decaen en importancia Toledo y Valencia centrandose la produccion pictorica en Madrid y en Sevilla principalmente aunque nunca dejase de haber pintores de cierto relieve repartidos por toda la geografia espanola Primera mitad del siglo XVII Editar Sanchez Cotan Bodegon con membrillo repollo melon y pepino h 1602 oleo sobre lienzo 68 9 84 46 cm San Diego Museum of Art San Diego California La escuela madrilena Editar A comienzos de siglo trabajaban en Madrid y Toledo una serie de pintores directamente relacionados con los artistas italianos que vinieron a trabajar al Monasterio de El Escorial los ejemplos paradigmaticos son Eugenio Cajes 1575 1634 y Vicente Carducho 1576 1578 1638 En la escuela de El Escorial se formaron tambien Sanchez Cotan y Francisco Ribalta Influidos por la presencia en Madrid de Orazio Borgianni y las pinturas de Carlo Saraceni adquiridas para la catedral de Toledo por el cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas buen coleccionista y atento a las novedades de Italia trataban los temas religiosos con mayor realismo que en la pintura inmediatamente anterior pero sin incurrir en esa perdida del decoro que en Roma tantos reprochaban a Caravaggio Pueden ser recordados en este orden Juan van der Hamen 1596 1631 que pinto tanto bodegones como escenas religiosas y retratos Pedro Nunez del Valle que se titulaba Academico romano influido tanto por el clasicismo bolones de Guido Reni como por el caravaggismo y que pinto paisajes ademas de pintura religiosa y Juan Bautista Maino 1578 1649 quien viajo tambien a Italia donde conocio y se dejo influir por la obra de Caravaggio y Annibale Carracci y que realizo obras de colores claros y figuras escultoricas La escuela toledana Editar En Toledo se creo una escuela pictorica en la que sobresale Juan Sanchez Cotan 1560 1627 pintor eclectico y variado del que se estiman especialmente sus bodegones En esta Espana de principios de siglo alcanzo especial relieve el tipo de bodegon dedicado a las frutas y las hortalizas Sanchez Cotan que no pudo conocer la obra de Caravaggio lo mismo que Juan van der Hamen desarrolla un estilo cercano a lo que hacian pintores y pintoras holandeses o flamencos como Osias Beert y Clara Peeters e italianos como Fede Galizia estrictamente contemporaneos e igualmente interesados en la iluminacion tenebrista lejos de las mas complicadas naturalezas muertas de otros maestros flamencos 38 La composicion en los bodegones de Cotan es sencilla unas pocas piezas colocadas geometricamente en el espacio Para explicar estos bodegones se han dado interpretaciones misticas y se ha dicho que la ordenacion de sus elementos se podia relacionar con la proporcion y la armonia tal como las entendia el neoplatonismo 39 Debe advertirse con todo que los escritores contemporaneos nunca encontraron explicaciones de esas caracteristicas limitandose a ponderar la exactitud en la imitacion del natural 40 41 En su Naturaleza muerta con frutos Bodegon con membrillo repollo melon y pepino de la Fine Arts Gallery de San Diego se aprecia la sencillez de este tipo de representacion cuatro frutos colocados en un marco geometrico en el borde inferior y el extremo izquierdo dejando en intenso negro el centro y la mitad derecha del cuadro con lo que cada una de las piezas puede verse en todo detalle Llama la atencion ese marco arquitectonico en el que encuadra sus frutos y piezas de caza puede que aluda a las alacenas tipicas de la Espana de la epoca pero tambien le sirve indudablemente para reforzar la ilusion de perspectiva 42 Otros artistas toledanos destacados fueron Luis Tristan y Pedro Orrente Tristan fue discipulo del Greco y estudio en Italia entre 1606 y 1611 Desarrollo un tenebrismo de corte personal y eclectico como se puede apreciar en el retablo mayor de la iglesia de Yepes 1616 Orrente residio igualmente en Italia entre 1604 y 1612 donde trabajo en el taller de los Bassano en Venecia Su obra llevada a cabo entre Murcia Toledo y Valencia se centro en los temas biblicos con un tratamiento muy realista de las figuras animales y objetos como en el San Sebastian de la Catedral de Valencia 1616 y la Aparicion de Santa Leocadia de la Catedral de Toledo 1617 43 Jose de Ribera El pie varo 1642 oleo sobre lienzo 164 por 92 94 cm Museo del Louvre La escuela valenciana Editar A los tenebristas Francisco Ribalta 1565 1628 y Jose de Ribera 1591 1652 se los enmarca en la llamada escuela valenciana A principios de siglo trabaja Ribalta quien se encuentra en Valencia desde 1599 Alli pervivia una pintura religiosa heredera de Juan de Juanes El estilo de Ribalta formado en el naturalismo escurialense se adecuaba mejor a los principios contrarreformistas Sus escenas son de composicion simple centradas en personajes de emocion contenida Entre sus obras destacan el Crucificado abrazando a San Bernardo y San Francisco confortado por un angel del Museo del Prado o La Santa Cena del retablo del Colegio del Patriarca y el retablo de Portacoeli Museo de Valencia del que procede su conocido San Bruno Discipulos suyos fueron su hijo Juan Ribalta artista excelentemente dotado cuya carrera trunco una muerte prematura quien supo conjugar las lecciones paternas con la influencia de Pedro de Orrente y Jeronimo Jacinto Espinosa que continuo con el naturalismo tenebrista hasta fecha muy tardia cuando en el resto de Espana se practicaba el barroco pleno Sus obras se caracterizan por fuertes claroscuros como en El milagro del Cristo del Rescate 1623 Muerte de San Luis Beltran 1653 Aparicion de Cristo a San Ignacio 1658 etc Aunque por su origen se le menciona en esta escuela lo cierto es que Jose de Ribera trabajo siempre en Italia donde ya estaba en 1611 antes de cumplir los veinte anos no ejerciendo influencia alguna en Valencia 44 En Roma entro en contacto con los ambientes caravaggistas adoptando el naturalismo tenebrista Sus modelos eran gentes sencillas a quienes representaba caracterizados como apostoles o filosofos con toda naturalidad reproduciendo gestos expresiones y arrugas Establecido en Napoles y tras un encuentro con Velazquez sus claroscuros se fueron suavizando influido por el clasicismo veneciano Entre sus obras mas celebres se encuentran La Magdalena penitente del Museo del Prado parte de una serie de santos penitentes El martirio de San Felipe El sueno de Jacob San Andres Santisima Trinidad Inmaculada Concepcion Agustinas de Monterrey Salamanca y la serie de obras maestras que al final de su carrera pinto para la cartuja de San Martino en Napoles entre ellas la Comunion de los Apostoles tambien pinto un par de luminosos paisajes puros coleccion de los duques de Alba en el Palacio de Monterrey y temas mitologicos algunos de ellos encargados por los virreyes espanoles en Napoles Apolo y Marsias Venus y Adonis Teoxenia o La visita de los dioses a los hombres Sileno borracho ademas de retratos como el ecuestre de don Juan Jose de Austria o el ya mencionado El pie varo que como el de la Mujer barbuda pintado para el III duque de Alcala responde al gusto propio de la epoca por los casos extraordinarios La escuela andaluza Editar Juan de Roelas Martirio de San Andres 1609 1613 Museo de Bellas Artes de Sevilla A comienzos de siglo en Sevilla dominaba aun una pintura tradicional con influencias flamencas Su mejor representante era el manierista Francisco Pacheco suegro y maestro de Velazquez 1564 1654 pintor y erudito autor de un tratado titulado El Arte de la Pintura publicado tras su muerte Al clerigo Juan de Roelas h 1570 1625 se atribuye haber introducido el colorismo a lo veneciano en Sevilla y con ello se le considera el verdadero progenitor del estilo barroco en la Baja Andalucia Sus obras no son tenebristas sino que opta por el barroco luminoso y colorista que tiene su precedente en la pintura manierista italiana Entre sus obras puede citarse el Martirio de San Andres Museo de Sevilla Esta primera generacion de pintores sevillanos se cierra con Francisco Herrera el Viejo h 1590 1656 maestro de su hijo Herrera el Mozo Herrera sera uno de los pintores de transicion desde el manierismo hasta el barroco e impulsor de este ultimo Aparecen en el ya muy manifiestos la pincelada rapida y el crudo realismo del estilo barroco En este rico ambiente de Sevilla ciudad entonces en pleno auge economico derivado del comercio con America se formaron Zurbaran Alonso Cano y Velazquez El extremeno Francisco de Zurbaran 1598 1664 es sin duda el maximo exponente de la pintura religiosa al que no por casualidad le motejaron de pintor de frailes No obstante tambien son notables sus bodegones aunque ni en su epoca se le conocio especialmente por ellos ni de hecho han sobrevivido muchos ejemplos porque se dedico a ellos de manera puramente circunstancial Su estilo es tenebrista de composicion sencilla y velando siempre por lograr una representacion real de los objetos y de las personas Realiza varias series de pinturas de monjes de distintas ordenes como los cartujos de Sevilla o los jeronimos de la Sacristia del Monasterio de Guadalupe siendo sus obras mas conocidas Fray Gonzalo de Illescas Fray Pedro Machado Inmaculada La misa del Padre Cabanuelas La vision del Padre Salmeron San Hugo en el refectorio de los Cartujos Santa Catalina Tentacion de San Jeronimo Por otro lado su coetaneo Alonso Cano 1601 1667 es considerado fundador de la escuela barroca granadina Inicialmente tenebrista cambio el estilo al conocer la pintura veneciana en las colecciones reales cuando fue nombrado pintor de camara por el Conde duque de Olivares Alonso Cano companero y amigo de Velazquez en el taller de su comun maestro Francisco Pacheco adopto formas idealizadas clasicas huyendo del crudo realismo de otros contemporaneos Entre sus obras maestras se cuentan los lienzos sobre la Vida de la Virgen en la Catedral de Granada Velazquez Editar Descuella en este siglo la figura de Diego Velazquez uno de los genios de la pintura universal Nacido en Sevilla en el ano 1599 y muerto en Madrid en 1660 se le considera pleno dominador de la luz y la oscuridad Es el maximo retratista dedicando sus esfuerzos no solo a los reyes y su familia sino tambien a figuras menores como los bufones de la corte a quienes reviste de gran dignidad y seriedad En su epoca precisamente se le considero como el mejor retratista incluso por aquellos de sus contemporaneos como Vicente Carducho que imbuidos del clasicismo criticaban su naturalismo o que se dedicara a un genero como este considerado menor Diego Velazquez El triunfo de Baco 1628 1629 oleo sobre lienzo 165 cm 225 cm Museo del Prado En su primera epoca sevillana Velazquez pinto escenas de genero que Francisco Pacheco y Antonio Palomino denominaron bodegones que no hacia sino seguir el modelo de los cuadros de cocinas creados por Aertsen y Beuckelaer en las provincias del sur de los Paises Bajos entonces bajo el poder de los Austria 45 existiendo unas relaciones comerciales muy intensas entre Flandes y Sevilla 46 Estas escenas darian a Velazquez su primera fama no siendo simples pinturas de flores y frutos sino escenas de genero Entrarian en esta categoria entre otros cuadros varios que se encuentran en museos fuera de Espana hecho que revela lo atractivo que resultaban estas composiciones para el gusto europeo El almuerzo h 1617 Museo del Ermitage Vieja friendo huevos 1618 Galeria nacional de Escocia Cristo en casa de Marta y Maria 1618 National Gallery de Londres y El aguador de Sevilla 1620 Apsley House Son escenas que tienen detalles de bodegon tipicos con jarras de ceramica pescados huevos etc Estas escenas se representan con gran realismo en un ambiente marcadamente tenebrista y con una paleta de colores muy reducida Velazquez no se centro unicamente en la pintura religiosa o los retratos cortesanos sino que en mayor o menor medida trato otros temas como los historicos La rendicion de Breda o los mitologicos El triunfo de Baco La Fragua de Vulcano La fabula de Aracne En su catalogo aparecen tambien bodegones y paisajes e incluso uno de los muy escasos desnudos femeninos de la pintura espanola clasica la Venus del espejo Recibio la influencia del tenebrismo caravagista pero luego tambien la de Rubens y estas diversas corrientes confluyeron en una obra realista que supo tratar con enorme maestria la atmosfera la luz y el espacio pictorico Por ello se le considera una figura que esta entre el tenebrismo de la primera mitad del siglo y el barroco pleno de la segunda Destaca sobre todo por conseguir un efecto tan realista de profundidad que parece que hay atmosfera con polvillo flotante entre las figuras Domino de forma absoluta e insuperable la perspectiva aerea como ejemplifican sus Meninas Vinculados a la obra de Velazquez estan su yerno Juan Bautista Martinez del Mazo 1605 1667 y quien fuera su ayudante luego pintor independiente Juan de Pareja 1610 1670 Segunda mitad del siglo XVII EditarEste momento ya no esta dominado por el caravagismo sino que se siente la influencia del barroco flamenco rubensiano y el barroco italiano Ya no son cuadros con profundos contrastes de luz y sombras sino que predomina en ellos un intenso cromatismo que recuerda a la escuela veneciana Se produce una teatralidad propia del barroco pleno lo cual tiene cierta logica dado que se emplea para expresar por un lado el triunfo de la Iglesia contrarreformista pero tambien a un tiempo es una especie de telon o aparato teatral que pretende ocultar la inexorable decadencia del imperio espanol Se incorpora ademas la pintura decorativa al fresco de grandes paredes y bovedas con efectos escenicos y trampantojo En relacion con ese ambiente de decadencia esta la proliferacion de ciertos temas como la vanitas para senalar la fugacidad de las cosas terrenales y que a diferencia de las vanitas holandesas por tener que reforzar el aspecto religioso de este tema solian incluir referencias sobrenaturales muy explicitas 47 La escuela madrilena Editar Entre las figuras que mejor representan la transicion desde el tenebrismo hacia el barroco pleno se encuentran fray Juan Andres Ricci 1600 1681 y Francisco de Herrera el Mozo 1627 1685 hijo de Herrera el Viejo Herrera el Mozo marcho muy temprano a estudiar a Italia y al volver en 1654 difundio el gran barroco decorativo italiano como puede verse en su San Hermenegildo del Museo del Prado Se convirtio en el copresidente de la Academia de Sevilla presidida por Murillo pero trabajo sobre todo en Madrid Antonio de Pereda y Salgado El sueno del caballero 1655 oleo sobre lienzo 152 x 217 cm Real Academia de Bellas Artes de San Fernando El vallisoletano Antonio de Pereda 1611 1678 centrado principalmente en la pintura religiosa para iglesias y conventos madrilenos pinto algunas vanitas en las que se aludia a la fugacidad de los placeres terrenales y que proporcionan el tono que dominaba en este subgenero dentro del bodegon o naturaleza muerta a mediados de siglo Entre ellas se le atribuye la celeberrima El sueno del caballero Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la que junto al caballero dormido hay todo un repertorio de las vanidades de este mundo insignias de poder el globo terraqueo coronas y objetos preciosos joyas dinero libros junto a las calaveras las flores que pronto se marchitan y la vela medio gastada que recuerdan que las cosas humanas son breves Por si hubiera alguna duda sobre el sentido del cuadro un angel corre junto al caballero con una cinta en la que a modo de charada se dibujan un sol atravesado por un arco y flecha con la inscripcion AETERNE PUNGIT CITO VOLAT ET OCCIDIT esto es El tiempo hiere siempre vuela rapido y mata lo que en su conjunto se podria interpretar como una advertencia La fama de las grandes hazanas se desvanecera como un sueno 48 Su Alegoria de la vanidad de la vida en el Kunsthistorisches de Viena esta protagonizada por una figura alada en torno a la cual se repiten los mismos temas el globo terraqueo numerosas calaveras un reloj dinero etc En otras ocasiones sin embargo Vanitas del Museo de Zaragoza se limitara a unos pocos elementos esenciales calaveras y reloj mas acomodados a su personal estilo poco dado a las composiciones complejas 49 Juan Carreno de Miranda Carlos II con armadura 1681 oleo sobre lienzo 232 x 125 cm Museo del Prado El pleno barroco viene representado por Francisco Rizi 1614 1685 hermano de Juan Ricci y tambien por Juan Carreno de Miranda 1614 1685 Se considera que Carreno de Miranda es el segundo mejor retratista de su epoca detras de Velazquez muy conocidos son sus retratos de Carlos II y de la reina viuda Mariana de Austria De entre sus discipulos destaca Mateo Cerezo 1637 1666 admirador de Tiziano y Van Dyck Otro artista destacado fue Jose Antolinez discipulo de Francisco Rizi aunque con fuerte influencia veneciana y flamenca Autor de obras religiosas y de genero donde destacan sus Inmaculadas de influencia velazquena en la intensidad cromatica con preponderancia de los tonos plateados Sebastian Herrera Barnuevo discipulo de Alonso Cano fue arquitecto pintor y escultor destacando en el retrato con un estilo influido por la escuela veneciana especialmente Tintoretto y Verones 50 La ultima gran figura del barroco madrileno es Claudio Coello 1642 1693 pintor de corte Sus mejores obras sin embargo no son los retratos sino las pinturas religiosas en las que auna un dibujo y perspectiva velazquenos con una aparatosidad teatral que recuerda a Rubens La adoracion de la Sagrada Forma y El Triunfo de San Agustin La escuela andaluza Editar Bartolome Esteban Murillo El mendigo o Joven mendigo h 1650 oleo sobre lienzo 134 cm 110 cm Museo del Louvre Una tercera epoca dentro de la escuela andaluza en particular la sevillana esta representada por Murillo y Valdes Leal fundadores en 1660 de una academia que afilio a una pleyade de pintores A Bartolome Esteban Murillo 1618 1682 se le recordo en el siglo XIX sobre todo por sus Inmaculadas y sus representaciones blandas sentimentales del Nino Jesus pero en la Europa de su tiempo fue muy popular como pintor de escenas de genero con pilluelos que viven su pobreza con dignidad Ninos comiendo fruta Nino mirando por la ventana Su obra presenta una evolucion siendo cada vez menos tenebrista A su primera epoca pertenece la conocida Sagrada Familia del Pajarito y el ciclo del Convento de San Francisco de Sevilla Posteriormente su tecnica se fue aligerando enriqueciendo el colorido y adoptando una pincelada mas suelta Murillo procuro representar imagenes de gusto burgues suaves sin violencias ni dramatismos y eludiendo en todo momento los aspectos desagradables de la vida Dentro de la obra religiosa de Murillo cabe mencionar tambien El Nino Jesus del corderito El Buen Pastor El martirio de San Andres Rebeca y Eliezer La Anunciacion Santas Justa y Rufina y las varias versiones de la Inmaculada Concepcion imagen para la que creo un modelo iconografico que se continuo imitando en Sevilla durante un siglo ademas de los excepcionales medios puntos pintados para la iglesia sevillana de Santa Maria la Blanca con El sueno del patricio Realizo asimismo retratos al estilo elegante de Van Dyck Por su parte Juan de Valdes Leal 1622 1690 es conocido sobre todo por los dos cuadros llamados las Postrimerias pintados para el Hospital de la Caridad de Sevilla grandes composiciones en las que se representa el triunfo de la Muerte alegoricamente representada por esqueletos y calaveras sobre las vanidades del mundo simbolizadas en armaduras y libros Encontraria su paralelismo en la literatura ascetica de la epoca e incluso en temas medievales que se ocupan del poder igualatorio de la muerte pues la muerte no hace distinciones entre estados como ocurria en las danzas de la Muerte Su estilo es fogoso sirviendose de pinceladas gruesas y sueltas y primando el color sobre el dibujo El siglo XVIII Editar Jesus concede a San Francisco la indulgencia de la Porciuncula de Antonio Viladomat Durante las primeras decadas del siglo XVIII perduraron las formas barrocas en la pintura hasta la irrupcion del estilo rococo de influencia francesa a mediados de siglo La llegada de los Borbones supuso una gran afluencia de artistas extranjeros a la corte como Jean Ranc Louis Michel Van Loo y Michel Ange Houasse Sin embargo en las zonas perifericas continuo la labor iniciada por las principales escuelas seiscentistas en Sevilla por ejemplo los discipulos de Murillo continuaron su estilo casi hasta 1750 Cabe remarcar que fuera de la corte el clero y la nobleza regional se mantuvieron fieles a la estetica barroca existiendo una continuidad ininterrumpida de las formas artisticas hasta bien entrado el siglo XVIII Una figura de transicion fue Acisclo Antonio Palomino que nacido en 1655 vivio hasta 1726 por lo que realizo una intensa labor en ambos siglos Iniciado en la carrera eclesiastica la abandono por la pintura trasladandose de su Cordoba natal a Madrid en 1678 donde estudio con Carreno y Claudio Coello En 1688 obtuvo el titulo de pintor del rey recibiendo el encargo de pintar las bovedas de la capilla del Ayuntamiento de Madrid 1693 1699 Colaboro estrechamente con Luca Giordano del que aprendio el estilo barroco pleno italiano Entre 1697 y 1701 realizo los frescos de la iglesia de los Santos Juanes en Valencia y entre 1705 y 1707 decoro el Convento de San Esteban de Salamanca Sus inicios se enmarcaron en un estilo cercano al de la escuela madrilena con especial influencia de Coello pero tras su contacto con Giordano se aclaro su paleta realizando composiciones donde demuestra su gran dominio del escorzo Otra figura de relevancia fue Miguel Jacinto Melendez ovetense instalado en Madrid donde conocio a Palomino como el nombrado pintor del rey en 1712 Fue retratista realizando numerosos retratos de Felipe V y sus hijos pero se dedico principalmente a la pintura religiosa influida por Coello y Rizi con un gran refinamiento y delicado colorido que apuntan al rococo Anunciacion 1718 Sagrada Familia 1722 En el ambito valenciano Jose Vergara Gimeno 1726 1799 asimilo la estela tardobarroca de Palomino especialmente en sus grandes composiciones al fresco actualizando las formulas ya consagradas por Juan de Juanes y los Ribalta y creando otras nuevas con las que se introduce en la estetica neoclasica a la que tambien pertenece la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos que fundo 1768 junto con su hermano Ignacio y que dara dignidad a los estudios reglados Por ultimo cabria mencionar al catalan Antonio Viladomat que acuso su colaboracion con el pintor italiano Ferdinando Galli Bibbiena en la epoca en que Barcelona fue sede de la corte del archiduque Carlos de Austria pretendiente a la corona espanola Por su influjo el estilo de Viladomat fluctuo entre una curiosa pervivencia del naturalismo seiscentista y el pleno barroco Destacan sus pinturas en la Capilla de los Dolores de Mataro 1722 y la serie sobre la vida de San Francisco del Museo Nacional de Arte de Cataluna 1727 Tambien realizo bodegones y escenas de genero como las Cuatro Estaciones del Museo Nacional de Arte de Cataluna 51 Pintura barroca en los Virreinatos espanoles de America EditarArticulo principal Arte colonial hispanoamericano La anunciacion de la Virgen de Luis de Riano 1632 Las primeras influencias fueron del tenebrismo sevillano principalmente de Zurbaran algunas de cuyas obras aun se conservan en Mexico y Peru como se puede apreciar en la obra de los mexicanos Jose Juarez y Sebastian Lopez de Arteaga y del boliviano Melchor Perez de Holguin En Cuzco esta influencia sevillana fue interpretada de modo particular con abundante uso de oro y una aplicacion de estilo indigena en los detalles si bien inspirandose por lo general en estampas flamencas La Escuela cuzquena de pintura surgio a raiz de la llegada del pintor italiano Bernardo Bitti en 1583 que introdujo el manierismo en America Destaco la obra de Luis de Riano discipulo del italiano Angelino Medoro autor de los murales del templo de Andahuaylillas Tambien destacaron los pintores indios Diego Quispe Tito y Basilio Santa Cruz Puma Callao asi como Marcos Zapata autor de los cincuenta lienzos de gran tamano que cubren los arcos altos de la Catedral de Cuzco En el siglo XVIII los retablos escultoricos empezaron a ser sustituidos por cuadros desarrollandose notablemente la pintura barroca en America Igualmente crecio la demanda de obras de tipo civil principalmente retratos de las clases aristocraticas y de la jerarquia eclesiastica La principal influencia sera la de Murillo y en algun caso como en Cristobal de Villalpando la de Valdes Leal La pintura de esta epoca tiene un tono mas sentimental con formas mas dulces y blandas Destacan Gregorio Vazquez de Arce en Colombia y Juan Rodriguez Juarez y Miguel Cabrera en Mexico 52 El periodo de mayor apogeo se dio entre 1650 y 1750 epoca en que aparecen una serie de maestros trabajando en Mexico Colombia Ecuador Peru y Bolivia La cultura barroca demostro una gran pasion por los temas mitologicos especialmente en las pinturas de los arcos triunfales que se construian para la entrada de los virreyes y otros grandes personajes Otros temas de gran interes fueron los dedicados a la iconografia de la Biblia impulsada por el espiritu de la Contrarreforma La ciudad de Quito tomo protagonismo bajo el patronazgo de las ordenes religiosas de dominicos y jesuitas 53 Vease tambien EditarEscuela madrilena Escuela sevillana de pintura Pintores de Espana del barroco Pintores barrocos de Espana en wikicommonsReferencias EditarAA VV 2005 El palacio del rey planeta Felipe IV y el Buen Retiro Madrid Museo del Prado catalogo de la exposicion ISBN 84 8480 081 4 AA VV 1991 Enciclopedia del Arte Garzanti Ediciones B Barcelona ISBN 84 406 2261 9 Agullo Cobo Mercedes 1981 Mas noticias sobre pintores madrilenos de los siglos XVI al XVIII Madrid Ayuntamiento de Madrid Delegacion de Cultura ISBN 84 500 4974 1 Angulo Iniguez Diego y Perez Sanchez Alfonso E Pintura madrilena del segundo tercio del siglo XVII 1983 Madrid Instituto Diego Velazquez CSIC ISBN 84 00 05635 3 Azcarate Ristori Jose Maria de Perez Sanchez Alfonso Emilio Ramirez Dominguez Juan Antonio 1983 Historia del Arte Anaya Madrid ISBN 84 207 1408 9 Brown Jonathan y Elliott J H 1985 Un palacio para el rey Madrid Alianza Forma ISBN 84 292 5111 1 Burke Marcus y Cherry Peter 1997 Collections of paintings in Madrid 1601 1755 Getty Publications Los Angeles ISBN 0 89236 496 3 Calvo Serraller F Los generos de la pintura Taurus Madrid c Santillana Ediciones Generales S L 2005 ISBN 84 306 0517 7 De Antonio Trinidad 1989 El siglo XVII espanol Historia 16 Madrid Gallego Julian 1995 El pintor de artesano a artista Granada Diputacion provincial ISBN 84 7807 151 2 Jordan William B 2005 Juan van der Hamen y Leon y la corte de Madrid Madrid Patrimonio Nacional ISBN 84 7120 387 1 Lopez Torrijos Rosa 1985 La mitologia en la pintura espanola del Siglo de Oro Madrid Catedra ISBN 84 376 0500 8 Marias Fernando 1989 El largo siglo XVI Madrid Taurus ISBN 84 306 0102 3 Moran Miguel y Checa Fernando 1985 El coleccionismo en Espana De la camara de maravillas a la galeria de pinturas Madrid Catedra ISBN 84 376 0501 6 Perez Sanchez Alfonso Emilio EL Siglo XVII EL SIGLO DE ORO en el articulo Espana pags 582 y 583 del Diccionario Larousse de la Pintura I Planeta Agostini Barcelona 1987 ISBN 84 395 0649 X El barroco espanol Pintura pags 575 598 en Historia del arte Madrid c Ed Anaya 1986 ISBN 84 207 1408 9 Pintura espanola de bodegones y floreros de 1600 a Goya Madrid Ministerio de Cultura catalogo de la exposicion 1983 ISBN 84 500 9335 X Pintura barroca en Espana 1600 1750 Madrid Catedra 1992 ISBN 84 376 0994 1 Portus Perez Javier 1998 La Sala Reservada del Museo del Prado y el coleccionismo de pintura de desnudo en la corte espanola 1554 1838 Madrid Museo del Prado ISBN 84 8003 120 4 Prater Andreas El Barroco en Los maestros de la pintura occidental pags 222 y 223 c Ed Taschen 2005 ISBN 3 8228 4744 5 Revenga Dominguez Paula 2002 Pintura y sociedad en el Toledo barroco Toledo Servicio de Publicaciones Junta de Comunidades de Castilla La Mancha ISBN 84 7788 224 X Schneider Norbert Naturaleza muerta c 1992 Benedikt Taschen ISBN 3 8228 0670 6 Spinosa Nicola 2006 Ribera L opera completa Napoles Electa ISBN 88 510 0288 6 VV AA El Barroco espanol Pintura pags 253 263 en Historia del arte Editorial Vicens Vives Barcelona c E Barnechea A Fernandez y J de R Haro 1984 ISBN 84 316 1780 2 Wethey Harold E 1983 Alonso Cano Pintor escultor y arquitecto Madrid Alianza Forma ISBN 84 206 7035 9 Notas Editar Alfonso E Perez Sanchez Pintura barroca en Espana 1600 1750 Madrid Catedra 1992 ISBN 84 376 0994 1 Para la pintura barroca espanola del siglo XVIII con artistas destacados como Antonio Palomino Miguel Jacinto Melendez o el catalan Antoni Viladomat veanse las paginas 403 431 Perez Sanchez 1992 pag 35 Perez Sanchez 1992 pags 33 y 41 Perez Sanchez 1992 pag 37 Jonathan Brown Felipe IV como mecenas y coleccionista en El palacio del rey planeta 2005 pag 47 Capitelli Giovanna Los paisajes para el Palacio del Buen Retiro en El palacio del rey planeta 2005 paginas 241 284 Ubeda de los Cobos Andres El ciclo de la historia de Roma antigua en El palacio del rey planeta 2005 paginas 169 239 Brown y Elliot 1985 pags 124 126 Jonathan Brown Felipe IV como mecenas y coleccionista en El palacio del rey planeta 2005 pag 52 Jonathan Brown Felipe IV como mecenas y coleccionista en El palacio del rey planeta 2005 pag 53 Portus 1998 pags 112 124 Perez Sanchez 1992 pag 302 Perez Sanchez 1992 pags 62 y 387 a b Perez Sanchez 1992 pag 61 Perez Sanchez 1992 pag 40 Jordan pag 27 Moran y Checa 1985 pags 283 284 Portus 1998 pags 138 140 Moran y Checa 1985 pag 297 Burke y Cherry n º 109 114 y 115 han publicado los inventarios hechos a su muerte en 1687 contabilizando 1108 pinturas en Madrid y 325 en Napoles entre ellas el retrato de Olimpia Pamphili de Velazquez Agobiado por las deudas en 1682 se hizo almoneda en Roma de otras 1016 pinturas de su coleccion Los representantes de la marquesa viuda veian dificultades para la venta pues no hay quien pueda comprarla si no es que sea el Emperador o rey de Francia Moran y Checa 1985 pag 301 Moran y Checa 1985 pags 299 300 Perez Sanchez 1992 pag 41 Revenga 2002 pags 357 367 Agullo 1981 pag 35 Gallego 1995 pags 22 29 Perez Sanchez 1992 pags 17 26 Portus 1999 pags 36 42 El propio Portus observa ante la escasez de noticias relativas a intervenciones inquisitoriales en esta materia que por ejemplo entre los cientos de condenados por la Inquisicion cordobesa en esa epoca ninguno lo fue por poseer o realizar pinturas de esta clase aunque hay unos cuantos que lo fueron por falta de respeto a las imagenes sagradas pag 39 Juan de Rojas Catecismo real y alfabeto coronado Madrid 1672 pags 96 101 Perez Sanchez 1992 pag 23 Perez Sanchez 1992 pags 43 51 Perez Sanchez 1992 pags 54 55 Calvo Serraller cita en su pag 181 a John Berger quien hablando del Esopo de Velazquez considera que es facil ver que es un cuadro espanol La intransigencia la austeridad y el escepticismo que en el se perciben son cosas muy espanolas Lopez Torrijos 1985 pag 16 El termino paisaje se introduce en el castellano con posterioridad Calvo Serraller pag 256 En la segunda mitad del siglo y en una localidad como Toledo que no era ya un centro destacado de creacion artistica los paisajes 1 555 en total ocupaban el segundo lugar en las colecciones particulares tras la pintura religiosa Revenga Dominguez 2002 pag 359 Perez Sanchez 1992 pags 253 255 y 271 Perez Sanchez 1983 pag 30 Schneider pags 122 123 Perez Sanchez 1983 pags 13 14 Marias pags 580 584 Calvo Serraller pag 288 De Antonio 1989 p 90 Spinosa pag 15 Schneider pag 45 Calvo Serraller pag 287 Charles Sterling autor de Still life painting from antiquity to the twentieth century citado por Calvo Serraller pag 306 Schneider pag 80 Angulo Perez Sanchez pag 158 De Antonio 1989 p 120 Perez Sanchez 1992 p 403 431 Azcarate Perez Ramirez 1983 p 598 Arte iberoamericano desde la colonizacion a la independencia Summa Artis Historia general del arte Vol XXVIII Espasa Calpe Madrid 1985 ISBN 84 239 5228 2Enlaces externos Editar Wikimedia Commons alberga una categoria multimedia sobre Pintura barroca de Espana Wikimedia Commons alberga una categoria multimedia sobre Pintores barrocos espanoles Pintura Barroca en Espana Arte Espana Datos Q6076358 Multimedia Baroque paintings in Spain Q6076358 Obtenido de https es wikipedia org w index php title Pintura barroca de Espana amp oldid 144859598, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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