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Bartolomé Esteban Murillo

Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, bautizado el 1 de enero de 1618–3 de abril de 1682) fue un pintor barroco español. Formado en el naturalismo tardío, evolucionó hacia fórmulas propias del barroco pleno con una sensibilidad que a veces anticipa el rococó en algunas de sus más peculiares e imitadas creaciones iconográficas, como la Inmaculada Concepción o el Buen Pastor en figura infantil. Personalidad central de la escuela sevillana, con un elevado número de discípulos y seguidores que llevaron su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII, fue también el pintor español mejor conocido y más apreciado fuera de España, el único del que Sandrart incluyó una breve y fabulada biografía en su Academia picturae eruditae de 1683 con el Autorretrato del pintor grabado por Richard Collin.[2]​ Condicionado por la clientela, el grueso de su producción está formado por obras de carácter religioso con destino a iglesias y conventos sevillanos, pero a diferencia de otros grandes maestros españoles de su tiempo, cultivó también la pintura de género de forma continuada e independiente a lo largo de buena parte de su carrera.[3]

Autorretrato, hacia 1670, óleo sobre lienzo, 122 x 107 cm, Londres, National Gallery. Inscripción: Bartus Murillo seipsum depin/gens pro filiorum votis acpreci/bus explendis. En este cuadro, pintado por deseo de sus hijos, Murillo se autorretrató dentro de un marco con forma ovalada y con molduras, apoyando en él una mano para reforzar el efecto naturalista del trampantojo y acompañado por los instrumentos propios del arte de pintor: lápiz, papel y compás para el dibujo, paleta y pinceles para el color, en una demostración de orgullo por la posición social alcanzada con su oficio solo comparable en la pintura española al autorretrato de Velázquez en Las meninas.[1]

Vida y obra

 
Partida de bautismo del pintor de 1 de enero de 1618.
 
Pila donde fue bautizado.

Murillo debió de nacer en los últimos días de 1617 pues fue bautizado en la parroquia de Santa María Magdalena de Sevilla el 1 de enero de 1618.[4]​ Era el menor de catorce hermanos, hijos del barbero Gaspar Esteban y de María Pérez Murillo, que procedía de una familia de plateros y contaba entre sus parientes cercanos con algún pintor. Conforme al uso anárquico de la época, aunque alguna vez firmó Esteban adoptó comúnmente el segundo apellido de la madre. Su padre era un acomodado barbero, cirujano y sangrador al que en ocasiones se le da tratamiento de bachiller,[5]​ y del que en un documento de 1607 se decía que era «rico y ahorrador», arrendatario de algunos bienes inmuebles junto a la iglesia de San Pablo cuyos derechos heredó Bartolomé y le proporcionaron rentas durante casi toda su vida. Con nueve años y en el plazo de seis meses quedó huérfano de padre y madre y fue puesto bajo la tutela de una de sus hermanas mayores, Ana, casada también con un barbero cirujano, Juan Agustín de Lagares. El joven Bartolomé debió de mantener buenas relaciones con la pareja pues no mudó de domicilio hasta su matrimonio, en 1645, y en 1656 su cuñado, ya viudo, le nombró albacea testamentario.[6]

Formación y primeros años

 
La Virgen con fray Lauterio, san Francisco de Asís y santo Tomás de Aquino, hacia 1638-1640, óleo sobre lienzo, 216 x 170 cm, Cambridge, Fitzwilliam Museum. Una cartela en el ángulo inferior derecho explica el contenido de este inusual asunto, en el que la Virgen aconseja al franciscano fray Lauterio, estudiante de teología, la consulta de la Summa Theologiae del aquinatense para resolver sus dudas de fe.

Apenas se tienen noticias documentales de los primeros años de vida de Murillo y de su formación como pintor. Consta que en 1633, cuando contaba quince años, solicitó licencia para pasar a América con algunos familiares, motivo por el que hizo testamento en favor de una sobrina.[7]​ Según la costumbre de la época, por esos años o algo antes debió de iniciar su formación artística. Es muy posible que, como afirmó Antonio Palomino, se formase en el taller de Juan del Castillo, casado con una de las hijas de Antonio Pérez, tío y padrino de bautismo de Murillo y pintor de imaginería él mismo.[8]​ Pintor discreto, caracterizado por la sequedad del dibujo y la amable expresividad de sus rostros, la influencia de Castillo se advierte con claridad en las que probablemente sean las más tempranas de las obras conservadas de Murillo, cuyas fechas de ejecución podrían corresponder a 1638-1640: La Virgen entregando el rosario a Santo Domingo (Sevilla, Palacio arzobispal y antigua colección del conde de Toreno) y La Virgen con fray Lauterio, san Francisco de Asís y santo Tomás de Aquino (Cambridge, Fitzwilliam Museum), de dibujo seco y alegre colorido.[9][10]

Según Palomino, al dejar el taller de Juan del Castillo lo bastante capacitado para «mantenerse pintando de feria (lo cual entonces prevalecía mucho), hizo una partida de pinturas para cargazón de Indias; y habiendo por este medio adquirido un pedazo de caudal, pasó a Madrid, donde con la protección de Velázquez, su paisano (...), vio repetidas veces las eminentes pinturas de Palacio».[11]​ Aunque no es improbable que, como otros pintores sevillanos, pintase en sus comienzos cuadros de devoción para el lucrativo comercio americano,[12]​ nada indica que viajase a Madrid en estas fechas como tampoco es probable que realizase el viaje a Italia que le atribuyó Sandrart y desmintió Palomino, tras investigar la cuestión, según decía, con «exacta diligencia». Por lo demás, según pensaba el cordobés, la infundada suposición de un viaje a Italia nacía de «que los extranjeros no quieren conceder en esta arte el laurel de la Fama a ningún español, si no ha pasado por las aduanas de Italia: sin advertir, que Italia se ha transferido a España en las estatuas, pinturas eminentes, estampas, y libros; y que el estudio del natural (con estos antecedentes) en todas partes abunda».[13]

Palomino, que había llegado a conocerlo aunque no lo tratase, decía haber oído a otros pintores que en sus primeros años «se había estado encerrado todo aquel tiempo en su casa estudiando por el natural, y que de esta suerte había adquirido la habilidad» con la que, al exponer sus primeras obras públicas, pintadas para el convento de los franciscanos de Sevilla, se ganó el respeto y la admiración de sus paisanos, quienes hasta ese momento nada sabían de su existencia y progresos en el arte.[14]​ En cualquier caso, el estilo que se manifiesta en sus primeras obras importantes, como lo son esas pinturas del claustro chico del convento de San Francisco, pudo aprenderlo sin salir de Sevilla en artistas de la generación anterior como Zurbarán o Francisco de Herrera el Viejo.

Sevilla en el siglo XVII

Ostentando el monopolio del comercio con las Indias y contando con Audiencia, diversos tribunales de justicia, entre ellos el de la Inquisición, arzobispado, Casa de Contratación, Casa de Moneda, consulados y aduanas, Sevilla era a comienzos del siglo XVII el «paradigma de ciudad».[15]​ Aunque los 130 000 habitantes con los que contaba a finales del siglo XVI habían disminuido algo a consecuencia de la peste de 1599 y la expulsión de los moriscos, cuando nació Murillo seguía siendo una ciudad cosmopolita, la más poblada de las españolas y una de las mayores del continente europeo. A partir de 1627 comenzaron a advertirse algunos síntomas de crisis a causa de la disminución del comercio con Indias, que lentamente se desplazaba hacia Cádiz, el estallido de la Guerra de los Treinta Años y la separación de Portugal. Pero el mayor impacto lo produjo la epidemia de peste de 1649, de efectos devastadores. La población se redujo a la mitad, contabilizándose unos 60 000 muertos, y ya no se recuperó: amplias zonas urbanas, sobre todo en las parroquias populares de la zona norte, quedaron semidesiertas y con sus casas convertidas en solares.[16]

 
Josua van Belle, 1670, óleo sobre lienzo, 125 x 102 cm, Dublín, National Gallery of Ireland. Murillo retrató a Belle, comerciante neerlandés llegado a Sevilla en 1663, con la elegante actitud propia del retrato nórdico que pudo conocer en las colecciones de pintura de los comerciantes de esa procedencia establecidos en la ciudad, ante una cortina de vivo color púrpura que no se aprecia en esta reproducción.

Aunque la crisis afectó de manera desigual a los diversos segmentos de la población, el nivel de vida general disminuyó. Las clases populares, las más afectadas por ella, protagonizaron en 1652 un motín de corto alcance causado por el hambre, pero en líneas generales la caridad funcionó como paliativo de la injusticia y la miseria que afectaba por igual a los pordioseros que se agolpaban a las puertas del palacio episcopal, para recibir la hogaza de pan que repartía diariamente el arzobispo, como a los cientos de pobres «vergonzantes» contabilizados en cada parroquia o en instituciones específicamente dedicadas a su atención. Entre estas destacó la Hermandad de la Caridad, revitalizada después de 1663 por Miguel Mañara, quien en 1650 y 1651 había actuado como padrino de bautismo de dos de los hijos de Murillo. El pintor, que era hombre devoto como demuestra su ingreso en la Cofradía del Rosario en 1644, la recepción del hábito de la Venerable Orden Tercera de San Francisco en 1662 y su presencia frecuente en los repartos de pan organizados por las parroquias a las que sucesivamente estuvo adscrito, ingresó también en esta institución en 1665.

Menos afectada por la crisis, la Iglesia también notó sus consecuencias: después de 1649 apenas se establecieron nuevos conventos, tan sólo dos o tres hasta el siglo XIX, frente a los nueve conventos de varones y uno de mujeres que se habían fundado desde el año del nacimiento de Murillo hasta esa fecha.[17]​ Sus cerca de setenta conventos eran, sin duda, más que suficientes para una urbe que había visto disminuir tan drásticamente su población; pero la ausencia de nuevas fundaciones conventuales no puso fin a la demanda de obras de arte, pues templos y cenobios no dejaron de enriquecerse artísticamente por sus propios medios o por donaciones de particulares acomodados, como lo era el propio Mañara.

El comercio con Indias, aunque no generase un tejido industrial, siguió aportando trabajo a tejedores, libreros y artistas. Los compradores de plata, que se encargaban de afinar los lingotes y los llevaban a labrar a la Casa de la Moneda, eran profesionales exclusivos de Sevilla; tampoco les faltó el trabajo a los oficiales de la Casa de la Moneda, al menos por temporadas, cuando arribaba la flota a puerto.[18]​ Y nunca faltaron los comerciantes llegados del extranjero, que hacían de Sevilla una ciudad cosmopolita. Se estima que en 1665 la cifra de extranjeros residentes en Sevilla rondaba los siete mil, aunque como es natural no todos ellos se dedicasen al comercio. Algunos se habían integrado plenamente en la ciudad tras hacer fortuna: Justino de Neve, protector de la iglesia de Santa María la Blanca y del Hospital de Venerables, para los que encargó a Murillo algunas de sus obras maestras, procedía de una de aquellas familias de antiguos comerciantes flamencos establecidos en la ciudad ya en el siglo XVI.[19]​ Otros se incorporaron en fechas más avanzadas: el neerlandés Josua van Belle y el flamenco Nicolás de Omazur, a los que retrató Murillo, llegaron a la ciudad después de 1660. Hombres cultos a la vez que adinerados, hubieron de viajar a Sevilla con retratos y cuadros de aquella procedencia, lo que explicaría la influencia, entre otros, de Bartholomeus van der Helst en los retratos del sevillano.[20]​ Ellos fueron también los encargados de extender la fama de Murillo más allá de la península, singularmente Nicolás de Omazur cuya amistad con el pintor le llevó a encargar, a su muerte, un grabado del Autorretrato ahora conservado en la National Gallery de Londres, acompañado de un texto laudatorio en latín posiblemente redactado por él mismo, que además de comerciante era conocido como poeta.[21]

Primeros encargos

En 1645 Murillo contrajo matrimonio con Beatriz Cabrera Villalobos, de una familia de acomodados labradores de Pilas y sobrina de Tomás Villalobos, platero de oro y familiar del Santo Oficio que la tutelará al pasar a Sevilla.[22]​ El matrimonio tuvo diez hijos, de los que únicamente cinco —la menor de quince días— sobrevivieron a la madre, fallecida el 31 de diciembre de 1663.[23]​ Sólo uno, Gabriel (1655-1700), trasladado a las Indias en 1678, apenas cumplidos los veinte años, y que llegó a ser Corregidor de Naturales de Ubaque (Colombia),[24]​ parece haber seguido el oficio paterno para el que, de creer a Palomino, era sujeto de buenas prendas y «mayores esperanzas».[13]

 
San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres, hacia 1646, óleo sobre lienzo, 173 x 183 cm, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

El mismo año de su matrimonio recibió el primer encargo importante de su carrera: los once lienzos para el claustro chico del convento de San Francisco de Sevilla, en los que trabajó de 1645 a 1648. Dispersos los cuadros tras la Guerra de la Independencia,[25]​ la serie narra con propósito didáctico algunas historias pocas veces representadas de santos de la orden franciscana, en especial seguidores de la Observancia española a la que estaba adscrito el convento. En la elección de sus asuntos se puso el acento en la exaltación de la vida contemplativa y la de oración, representadas en el San Francisco confortado por un ángel, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y La cocina de los ángeles del Louvre; la alegría franciscana, ejemplificada en el San Francisco Solano y el toro (Patrimonio Nacional, Real Alcázar de Sevilla), y el amor al prójimo, reflejado específicamente en el San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres (Real Academia de San Fernando). Con un fuerte acento naturalista, en la tradición del tenebrismo zurbaranesco, recogió en este último lienzo un completo repertorio de tipos populares retratados con apacible dignidad, cuidadosamente ordenados en una sencilla composición de planos paralelos recortados sobre un fondo negro. En el centro, en torno al caldero, destaca un grupo de niños mendigos en el que es posible apreciar ya el interés por los temas infantiles que el pintor nunca abandonará.[26]

Si la serie, en su conjunto, puede explicarse dentro de la tradición monástica iniciada por Pacheco, el naturalismo de algunas de sus piezas y el interés por el claroscuro muestran una afinidad con la obra de Zurbarán que podría considerarse ya arcaica, si se toma en consideración que Velázquez y Alonso Cano, de la misma generación que el maestro extremeño, hacía años que habían abandonado el tenebrismo.[27]​ La atracción por el claroscuro, sin embargo, aún se va a ver acentuada en alguna obra posterior, aunque siempre dentro de su producción temprana, como puede ser la Última Cena de la iglesia de Santa María la Blanca, fechada en 1650. Pero junto a ese gusto por la iluminación intensa y contrastada, en algunos lienzos de la misma serie franciscana se aprecian novedades que, distanciándolo de Zurbarán, permitirían explicar la buena acogida que tuvo el encargo, aunque fuese modestamente pagado: así la difusa iluminación celestial que envuelve al cortejo de santas que acompañan a la Virgen en el lienzo apaisado que representa La muerte de Santa Clara (Dresde, Gemäldegalerie, fechado en 1646), donde además en las figuras de las santas se manifiesta ya el sentido de la belleza con que Murillo acostumbrará a retratar a los personajes femeninos, o el dinamismo de las figuras que pueblan la Cocina de los ángeles, donde se representa al lego fray Francisco de Alcalá en levitación y a los ángeles afanados en sus tareas en la cocina. No obstante, y junto a estos aciertos, se advierte también en el conjunto de la serie cierta torpeza en la forma de resolver los problemas de perspectiva y es patente la utilización de estampas flamencas como fuente de inspiración. A ellas se debe en buena parte el dinamismo de las figuras angélicas, tomadas principalmente de la serie de los Angelorum Icones de Crispijn van de Passe. Otras fuentes empleadas, como Rinaldo y Armida, grabado de Pieter de Jode II sobre una composición de Anton van Dyck solo dos años anterior al encargo de la serie franciscana, demuestran que Murillo podía estar muy al tanto de las últimas novedades en pintura.[28][29]

De 1649 a 1655: el impacto de la peste

 
Sagrada Familia del pajarito, hacia 1649-1650, óleo sobre lienzo, 144 x 188 cm, Madrid, Museo del Prado. Con un tratamiento de la luz y un estudio de los objetos inanimados todavía zurbaranescos, Murillo crea un ambiente intimista de apacible cotidianidad que será el característico de su pintura, abordando el hecho religioso, en el que la figura de San José cobra especial protagonismo, con los recursos propios del naturalismo y una personal y humanísima visión.

En los años inmediatos al terrible impacto de la peste de 1649 no se conocen nuevos encargos de aquella envergadura pero sí un elevado número de imágenes de devoción, entre ellas algunas de las obras más populares del pintor, en las que el interés por la iluminación claroscurista se distancia de lo zurbaranesco por la búsqueda de una mayor movilidad e intensidad emotiva, al interpretar los temas sagrados con delicada e íntima humanidad. Las varias versiones de la Virgen con el Niño o de la llamada Virgen del Rosario (entre ellas las del Museo de Castres, Palacio Pitti y Museo del Prado), la Adoración de los pastores y la Sagrada Familia del pajarito, ambas del Museo del Prado, la juvenil Magdalena penitente de la National Gallery of Ireland y Madrid, colección Arango, o la Huida a Egipto de Detroit, pertenecen a este momento, en el que también abordó por primera vez el tema de la Inmaculada en la llamada Concepción Grande o Concepción de los franciscanos (Sevilla, Museo de Bellas Artes), con la que inició la renovación de su iconografía en Sevilla según el modelo de Ribera.[30]

También pertenece a este momento, en el terreno ya de la pintura profana, el Niño espulgándose o Joven mendigo del Museo del Louvre, el primer testimonio conocido de la atención y dedicación del pintor a los motivos populares con protagonistas infantiles, en el que se ha visto una nota de melancólico pesimismo al mostrar al pequeño esportillero desparasitándose en soledad, un pesimismo que abandonará por completo en las obras posteriores de este género, dotadas de mayor vitalidad y alegría.[31]​ De otro orden son la reaparecida Vieja hilandera de Stourhead House, conocida con anterioridad solo por una copia mediocre guardada en el Museo del Prado, y la Vieja con gallina y cesta de huevos (Múnich, Alte Pinakothek), que pudo pertenecer a Nicolás de Omazur, pinturas de género concebidas casi como retratos de observación directa e inmediata aunque en ellas se acuse también la influencia de la pintura flamenca a través de estampas de Cornelis Bloemaert.[32]​ Por último, de 1650 es también el primer retrato documentado, el de Don Juan de Saavedra (Córdoba, colección privada).[33]

Con su arzobispo y sus más de sesenta conventos, Sevilla era en el siglo XVII un importante foco de cultura religiosa. En ella, la religiosidad popular, alentada por las instituciones eclesiásticas, se manifestó en ocasiones con vehemencia. Así ocurrió en 1615, cuando según Diego Ortiz de Zúñiga y otros cronistas de la época, la ciudad entera se echó a la calle para proclamar la concepción de María sin pecado original en respuesta al sermón de un padre dominico en el que había manifestado una «opinión poco piadosa» en relación con el misterio. En su desagravio se celebraron procesiones y fiestas tumultuosas ese año y los siguientes a las que no faltaron negros y mulatos, y hasta «Moros y Moras», según se decía, hubiesen participado con su propia fiesta de habérseles permitido.[34]​ La peste de 1649 hizo además que se redoblasen algunas devociones con títulos tan significativos como las del Cristo de la Buena Muerte o del Buen Fin, y que se fundasen o renovasen cofradías como la de los Agonizantes, cuyo objetivo era procurar a los hermanos sufragios y digna sepultura.[35]​ En ese ambiente de intensa religiosidad la clientela eclesiástica constituía solo una parte, y quizá no la mayor, de la amplia demanda de pinturas religiosas, lo que permitiría explicar la producción murillesca de estos años, destinada a clientes privados y no a templos o conventos, con la repetición de motivos y la existencia de copias salidas del taller, como ocurre con la Santa Catalina de Alejandría de medio cuerpo, cuyo original, conocido por varias copias, se encuentra actualmente en la Fundación Focus-Abengoa de Sevilla. Numerosos particulares tomaron a su cargo la fundación o dotación de iglesias, conventos y capillas, pero además pinturas o sencillas láminas de asunto religioso no podían faltar en ningún hogar, por modesto que fuera. Un estudio estadístico hecho sobre 224 inventarios sevillanos entre los años 1600 y 1670, con un total de 5 179 pinturas reseñadas, arroja la cifra de 1 741 cuadros de asunto religioso en poder de particulares, es decir, algo más de un tercio del total; pocos más, 1 820, correspondían a la pintura profana de cualquier género y de las restantes 1 618 no se determinaba el motivo pero seguramente muchas de ellas serían también de asunto religioso. Como en otros lugares de España, el porcentaje de pinturas profanas era mayor en las colecciones de la nobleza y el clero, aumentando proporcionalmente la pintura de motivo religioso conforme se descendía en la escala social, hasta ser casi el único género presente en los inventarios de los agricultores y trabajadores en general.[36]

La llegada de Herrera el Mozo a Sevilla y la recepción del pleno barroco

 
San Antonio de Padua, 1656, óleo sobre lienzo, Catedral de Sevilla. El cuadro marca, en opinión de A. E. Pérez Sánchez, la «definitiva inflexión» de Murillo hacia el estilo barroco pleno.

En 1655 llegó a Sevilla Francisco de Herrera el Mozo, procedente de Madrid tras una probable estancia de algunos años en Italia. A poco de llegar pintó el Triunfo del Sacramento de la Catedral de Sevilla, con la novedad de sus grandes figuras situadas a contraluz en el primer plano y el revoloteo de ángeles infantiles tratados con pincelada fluida y casi transparente en las lejanías. Su influencia se podrá advertir de inmediato en el San Antonio de Padua, cuadro de grandes dimensiones que Murillo pintó para la capilla bautismal de la catedral sólo un año después. La neta separación de los espacios celeste y terreno, tradicional en la pintura sevillana, con su equilibrada composición y figuras monumentales, se rompe decididamente aquí, potenciando la diagonal, al situar el rompimiento de gloria desplazado a la izquierda. El santo, a la derecha, extiende los brazos hacia la figura del Niño Jesús, que aparece aislado sobre un fondo vivamente iluminado. La distancia que los separa subraya la intensidad de los sentimientos del santo y su anhelo expectante. El santo se sitúa en un espacio interior en penumbra, pero abierto a una galería con la que se crea un segundo foco de fuerte iluminación con la que consigue una admirable profundidad espacial y evita el violento contraste entre un cielo iluminado y una tierra en sombras, unificando los espacios mediante una luz difusa y vibrante en la que algunos ángeles del primer plano quedan también a contraluz.[37][38]

La propia evolución de su pintura hizo posible esa rápida asimilación de las novedades herrerianas. Del mismo año 1655, terminados en el mes de agosto cuando se colocaron en la sacristía de la catedral, son la pareja de santos sevillanos formada por San Isidoro y San Leandro, cuadros costeados por el acaudalado canónigo Juan Federigui. Tratándose de figuras monumentales, mayores que el natural por ir colocadas en lo alto de las paredes, aparecen bañadas por una luz plateada que provoca en las túnicas blancas destellos brillantes logrados por una técnica de pincelada pastosa y fluida.[39]​ De fecha próxima pueden ser la Lactación de San Bernardo y la Imposición de la casulla a San Ildefonso, ambos en el Museo del Prado, de datación controvertida y origen desconocido. Los cuadros se citan por primera vez en el inventario del Palacio de la Granja de 1746 como pertenecientes a Isabel de Farnesio, probablemente adquiridos durante los años de estancia de la corte en Sevilla. Por su tamaño, de más tres metros de alto y similares dimensiones, cabe suponerlos cuadros de altar, aunque se desconoce la iglesia para la que fueron pintados y si la procedencia, como parece, es la misma para ambos. Todavía se aprecia en ellos el gusto por la iluminación claroscurista y las figuras monumentales, con una composición sobria y detalles decorativos en los que se han advertido recuerdos de Juan de Roelas principalmente para el lienzo de San Bernardo, si bien con un tratamiento de los accesorios más naturalista en Murillo que en su modelo. Pero al mismo tiempo, el sutil empleo de las luces, especialmente en las zonas más intensamente iluminadas, avanza el tratamiento lírico de la materia que será característico de su obra posterior.[40]

Dos importantes conjuntos, cuyos encargos no han podido ser documentados, podrían pertenecer también a este momento por su rico sentido del color y la disposición de algunas figuras a contraluz: los tres monumentales lienzos dedicados a la vida de Juan el Bautista, de los que únicamente se sabe que en 1781 colgaban en el refectorio del convento de religiosas agustinas de San Leandro de Sevilla, vendidos por el convento en 1812 y actualmente dispersos entre los museos de Berlín, Cambridge y Chicago, y la serie del Hijo Pródigo (Dublín, National Gallery of Ireland), de la que algún boceto se conserva en el Museo del Prado, serie inspirada en grabados de Jacques Callot pero que el pintor supo adaptar a su propio estilo pictórico y al ambiente sevillano del momento en las vestimentas y fisonomías de sus protagonistas. Esta aproximación histórica es especialmente reseñable en el lienzo llamado El hijo pródigo hace vida disoluta, en el que se ha visto una escena costumbrista contemporánea con todos los elementos propios de un bodegón y otros detalles naturalistas hábilmente resueltos, como la figura del músico que, situado a contraluz, hace más agradable el banquete, el perrillo que asoma bajo el mantel o los generosos escotes de las damas engalanadas con ropas de vistosos colores y comedido erotismo.[41]

Años de plenitud

En 1658 pasó algunos meses en Madrid. Se desconocen los motivos de este viaje y lo que hiciera durante su estancia en la ciudad, pero cabe suponer que, estimulado por Herrera, quisiese conocer las últimas novedades que en materia de pintura se practicaban en la corte. De regreso a Sevilla se ocupó en la fundación de una academia de dibujo, cuya primera sesión tuvo lugar el 2 de enero de 1660 en la casa lonja. Su objetivo era permitir tanto a los maestros de pintura y escultura como a los jóvenes aprendices perfeccionarse en el dibujo anatómico del desnudo, para lo que la academia facilitaría su práctica con modelo vivo, sufragado por los maestros, que aportaban también el gasto en leña y velas, pues las sesiones tenían lugar por la noche. Murillo fue su primer copresidente, junto con Herrera el Mozo, que marchó ese mismo año a Madrid para asentarse definitivamente en la corte.[42]​ En noviembre de 1663 aún participó en la sesión que acordó la redacción de las constituciones de la academia, pero para entonces había dejado ya su presidencia, pues al frente de ella aparece en la documentación Sebastián de Llanos y Valdés. Según Palomino, que pondera siempre el carácter apacible de Murillo y su modestia, la habría abandonado y establecido academia particular en su propia casa, para no vérselas con el carácter altivo de Juan de Valdés Leal, elegido presidente a continuación, quien «en todo quería ser solo».[43]

 
Nacimiento de la Virgen, 1660, París, Museo del Louvre.

De ese año 1660 es también una de las obras más significativas y admiradas de su producción: el Nacimiento de la Virgen del Museo del Louvre, pintado para sobrepuerta de la Capilla de la Concepción Grande de la catedral sevillana. En el centro, bajo un pequeño rompimiento de gloria, un grupo de matronas y ángeles en composición decreciente deudora de Rubens se arremolinan alegres en torno a la recién nacida, de la que emana un foco de luz que ilumina intensamente el primer plano y se degrada hacia el fondo. De este modo crea efectos atmosféricos en las escenas laterales, más retrasadas y con focos de luz autónomos, en las que aparecen santa Ana a la izquierda, en una cama bajo dosel, contrastando su tenue iluminación con la de la silla situada en primer término a contraluz, y dos doncellas a la derecha secando los pañales al fuego de una chimenea. Esta cuidadosamente estudiada jerarquización de las luces recuerda a críticos como Diego Angulo la pintura neerlandesa y en concreto la pintura de Rembrandt, que Murillo pudo conocer a través de estampas o incluso por la presencia de alguna de sus obras en colecciones sevillanas, como la de Melchor de Guzmán, marqués de Villamanrique, de quien se sabe que poseía un cuadro de Rembrandt que expuso públicamente en 1665 con ocasión de la inauguración de la iglesia de Santa María la Blanca.[44]

Influencias holandesas y flamencas se señalan también en sus paisajes, elogiados ya por Palomino, quien a propósito de ellos decía: «no es de omitir la célebre habilidad, que tuvo nuestro Murillo en los países». Descontado algún paisaje puro de atribución dudosa, como el Paisaje con cascada del Museo del Prado, se trata de fondos paisajísticos en composiciones narrativas. Los mejores ejemplares en este orden corresponden a los cuatro lienzos conservados de la serie de historias de Jacob que pintó para el marqués de Villamanrique, expuestos en la fachada de su palacio en las fiestas de consagración de la iglesia de Santa María la Blanca en 1665 y pintados probablemente hacia 1660.[45]​ Palomino, confundiendo el sujeto, pues habla de historias de la vida de David, cuenta que el marqués de Villamanrique encargó los paisajes a Ignacio de Iriarte, especialista en el género, y las figuras a Murillo, pero que al disputar los pintores sobre quién había de hacer el primero su parte, Murillo, enfadado, le dijo «que si pensaba, que le había menester para los países, se engañaba: y así él solo hizo las tales pinturas con historias, y países, cosa tan maravillosa como suya; las cuales trajo a Madrid dicho señor Marqués».[46]

 
Jacob pone las varas al ganado de Labán, hacia 1660-1665, óleo sobre lienzo, 213 x 358 cm, Dallas, Meadows Museum. El lienzo, perteneciente a una serie de historias de la vida de Jacob, muestra la habilidad de Murillo en la creación de paisajes.

La serie, que originalmente debía de estar formada por cinco cuadros de los que solo se conocen cuatro, se encontraba en el siglo XVIII en Madrid en poder del marqués de Santiago y a comienzos del siglo XIX ya se había dispersado. En la actualidad se localizan dos de sus historias en el Museo del Ermitage, las que representan a Jacob bendecido por Isaac y La escala de Jacob, y las dos restantes en Estados Unidos: Jacob busca los ídolos domésticos en la tienda de Raquel, conservada en el Cleveland Museum of Art, y Jacob pone las varas al rebaño de Labán, propiedad del Meadows Museum de Dallas. Los amplios paisajes, especialmente en estos dos últimos, ordenados en torno a un motivo central y abiertos a un fondo luminoso lejano sobre el que se recortan los perfiles difusos de las montañas, sugieren el conocimiento de paisajistas flamencos como Joos de Momper o Jan Wildens,[47]​ y quizá también de los paisajes italianos de Gaspard Dughet, estrictamente contemporáneo, en tanto la atención prestada al ganado, abundante en ambos cuadros, parece remitir a Orrente reinterpretado a la rica manera del sevillano.[37]​ Con absoluto naturalismo, Murillo representará en el Jacob pone las varas al rebaño de Labán incluso el apareamiento de las ovejas al que hace alusión el texto bíblico (Génesis, 30, 31), lo que por cuestiones de decoro se ocultó bajo repintes probablemente ya en el siglo XIX, para volver a salir a la luz en el XX.[45]

Los grandes encargos

La serie de pinturas para Santa María la Blanca

Poco antes de morir el papa Urbano VIII, en 1644, una decretal de la Congregación romana del Santo Oficio, en manos de los dominicos, prohibió atribuir el término inmaculada a la concepción de María en lugar de predicarlo directamente de la Virgen, del modo como sus partidarios habían pasado de concepción de la Virgen Inmaculada a Inmaculada Concepción de la Virgen. La decretal no se hizo pública y solo comenzó a ser conocida cuando el Santo Oficio censuró algunos libros por aquel motivo. Al llegar la noticia a Sevilla, el cabildo respondió colgando un cuadro de la Inmaculada Concepción de Murillo con la inscripción «Concebida sin pecado» y la propia ciudad se dirigió a las Cortes de Castilla en 1649 reclamando la intervención del rey. Nada cambió durante el pontificado de Inocencio X, pero al ser elevado al solio pontificio Alejandro VII en 1655 Felipe IV redobló los esfuerzos para obtener la anulación de la decretal y una aprobación de la fiesta de la Inmaculada Concepción como se había venido celebrando en España. Tras las numerosas gestiones de los emisarios españoles, el 8 de diciembre de 1661 el papa Alejandro VII promulgó la Constitución Apostólica Sollicitudo omnium ecclesiarum, que si bien no era todavía la definición dogmática que algunos esperaban, proclamaba la antigüedad de la pía creencia, admitía su fiesta, y afirmaba que ya pocos católicos la rechazaban. La constitución fue acogida en España con entusiasmo y por todas partes se celebraron grandes fiestas, de las que han quedado numerosos testimonios artísticos.[48]

Pinturas para la iglesia de Santa María la Blanca
 
El sueño del patricio.
 
El patricio Juan y su esposa ante el papa Liberio.
Pintados entre 1662 y 1665, los dos medios puntos de más de 5 metros de ancho que decoraban la nave central, actualmente en el Museo del Prado, narran la fundación de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, o Santa María de las Nieves, advocación del templo sevillano.

En conmemoración de la constitución apostólica, el párroco de la iglesia de Santa María la Blanca, Domingo Velázquez Soriano, acordó proceder a una remodelación del templo, antigua sinagoga, cuyos trabajos fueron costeados en parte por el canónigo Justino de Neve, probable autor del encargo a Murillo de cuatro cuadros para decorar sus muros. Las obras, que transformaron el viejo edificio medieval en un espectacular templo barroco, se iniciaron en 1662 y estaban concluidas en 1665, inaugurándose con solemnes fiestas descritas minuciosamente por Fernando de la Torre Farfán en Fiestas que celebró la iglesia parroquial de S. María la Blanca, Capilla de la Santa Iglesia Metropolitana, y patriarchal de Sevilla: en obseqvio del nvevo breve concedido por N. Smo. Padre Alexandro VII en favor del pvrissimo mysterio de la Concepción sin culpa Original de María Santiisima. Nuestra Senóra, en el Primero Instante physico de su ser, editada al año siguiente en Sevilla. Farfán describe la iglesia, de cuyos muros colgaban ya las pinturas de Murillo, y los decorados efímeros instalados en la plaza situada ante el templo, donde en un tablado provisional se dispuso un retablo con al menos otras tres pinturas de Murillo propiedad de Neve: una Inmaculada grande en el nicho central y a sus lados el Buen Pastor y San Juan Bautista Niño.

Los cuadros de Murillo, en forma de medio punto, representaban historias de la fundación de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma los dos más grandes, situados en la nave central e iluminados por las claraboyas de la cúpula, y la Inmaculada Concepción y el Triunfo de la Eucaristía en los dos menores, dispuestos en las cabeceras de las naves laterales. Los cuatro salieron de España durante la Guerra de la Independencia y solo los dos primeros, destinados al Museo Napoleón, fueron devueltos en 1816, incorporándose más tarde al Museo del Prado, en tanto los dos restantes, tras sucesivas ventas, pertenecen al Museo del Louvre, el que representa a la Inmaculada, y a una colección particular inglesa el Triunfo de la Eucaristía.

Especialmente las dos primeras son obras magistrales. En el Sueño del patricio Juan y su esposa Murillo representa el momento en que, en sueños, se les aparece la Virgen en el mes de agosto para pedirles la dedicación de un templo en el lugar que verán trazado con nieve en el monte Esquilino. En lugar de mostrarles dormidos en el lecho, Murillo los imagina vencidos por el sueño, él recostado sobre la mesa cubierta por un tapete rojo, sobre la que reposa cerrado el grueso libro en que ha estado leyendo, y ella sobre un cojín, según la costumbre de la época, con la cabeza caída sobre las labores interrumpidas. Incluso un perrillo blanco duerme arremolinado sobre sí mismo. La composición decreciente amplifica la sensación de relajamiento. La penumbra que invade la escena, rota por el halo que envuelve a María con el Niño, aparece matizada por las luces que destacan sutilmente cada detalle de la composición y crean, con el tratamiento fluido y borroso de los contornos, el espacio donde se sitúan las figuras plácidamente.[49]

La historia continúa con la presentación del Patricio Juan y su esposa ante el papa Liberio. Murillo divide la escena, disponiendo a la izquierda al patricio y a su esposa ante el papa, que ha tenido el mismo sueño, y a la derecha representa dibujada en la lejanía la procesión que se dirige al monte para verificar el contenido de los sueños, en la que el papa Liberio reaparece bajo el palio. La escena principal se dispone en un amplio escenario de arquitectura clásica iluminado desde la izquierda. La luz incide principalmente sobre la mujer y el religioso que la acompaña, creando un contraluz con el que destaca sobre la desnuda arquitectura la figura del papa, retratado posiblemente con los rasgos de Alejandro VII. El mismo gusto por los contraluces se encuentra en la procesión, pintada con pincelada ligera y casi abocetada, donde las figuras de los espectadores del primer plano aparecen como bultos sumidos en la sombra, destacando de este modo la luminosidad de la procesión misma.[50]

Pinturas para la iglesia de los capuchinos de Sevilla

 
Santo Tomás de Villanueva, hacia 1668, óleo sobre lienzo, 283 x 188 cm, Sevilla, Museo de Bellas Artes. Pintado para una de las capillas laterales de la iglesia de los capuchinos, Murillo llamaba a este cuadro su Lienzo, según cuenta Antonio Palomino, quien destacaba la figura del mendigo de espaldas, «que parece verdad».

Tras algunas pinturas hechas hacia 1664 para el convento de San Agustín, de las que cabe destacar la que representa a San Agustín contemplando a la Virgen y a Cristo crucificado (Museo del Prado), entre 1665 y 1669 pintó en dos etapas 16 lienzos para la iglesia del convento de capuchinos de Sevilla, destinados a su retablo mayor, los retablos de las capillas laterales y el coro para el que pintó una Inmaculada. Tras la desamortización de Mendizábal de 1836 los cuadros pasaron al Museo de Bellas Artes de Sevilla, salvo el Jubileo de la Porciúncula que ocupaba el centro del retablo mayor, conservado en el Museo Wallraf-Richartz de Colonia. El repertorio de santos que forma este conjunto incluye, según Pérez Sánchez, algunas de las «obras capitales de su mejor momento».[37]​ Las figuras emparejadas de San Leandro y San Buenaventura y de Santas Justa y Rufina, que ocupaban los lados del primer cuerpo del retablo, tienen ese carácter tan propio del pintor de vivos retratos y de profunda humanidad en sus expresiones serenas y melancólicas. Las santas sevillanas, acompañadas por algunos cacharros de cerámica de bella factura en alusión a su profesión de alfareras y a su martirio, sostienen una reproducción de la Giralda en recuerdo del terremoto de 1504, en el que según la tradición impidieron su caída abrazándose a ella, pero su presencia en el retablo se debe a que la iglesia se había construido en el lugar que ocupaba el antiguo anfiteatro donde habían recibido el martirio. También san Leandro aludía a la historia del templo, pues la tradición afirmaba que en aquel lugar había construido un convento antes de la conquista musulmana de la península ibérica, que ahora traspasaba alegóricamente a san Buenaventura, a quien, contrariamente a su habitual iconografía, Murillo representó barbado, por ser convento de capuchinos, y con la maqueta de una iglesia gótica, probablemente copiada de un grabado, para significar su antigüedad.[51]

En los cuadros dedicados a santos franciscanos —San Antonio de Padua, San Félix Cantalicio— pero especialmente en el San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz que figura entre los cuadros más populares del pintor, la suavidad de luces y colores, armonizando sin violencia el pardo del hábito franciscano con los fondos verdosos o con el cuerpo desnudo de Cristo, intensifican el carácter íntimo de sus visiones místicas, despojadas de todo dramatismo. Muy representativa de la evolución del pintor es la Adoración de los pastores, pintada para altar de una capilla lateral. Comparada con otras versiones anteriores del mismo tema, como la conservada en el Museo del Prado de hacia 1650 y estricta observancia naturalista, se puede advertir en ella con toda claridad, la novedad que suponen estas pinturas en cuanto a la factura pictórica de su pincelada ligera y la utilización de la luz para crear con ella el espacio, valiéndose de los contraluces, frente al claroscuro y el modelado prieto de sus primeras obras.[52]

Santo Tomás de Villanueva, el cuadro al que el pintor llamaba «su Lienzo», originalmente situado en la primera capilla de la derecha, ejemplifica bien el grado de magisterio alcanzado por el pintor en esta serie. Tomás de Villanueva, aunque agustino y no franciscano, había sido recientemente canonizado por Alejandro VII y como arzobispo de Valencia había destacado por su espíritu limosnero, lo que resalta Murillo disponiéndole rodeado de mendigos a los que socorre junto a una mesa con un libro abierto, cuya lectura ha abandonado, para significar de este modo que la ciencia teológica sin la caridad no es nada. La escena discurre en un interior de sobria arquitectura clásica y notable profundidad señalada por la alternancia de espacios iluminados y en sombras. Una monumental columna en el plano medio a contraluz permite crear un halo luminoso en torno a la cabeza del santo, cuya estatura acrecienta el mendigo tullido arrodillado ante él, con un estudiado escorzo de su espalda desnuda. Igual de estudiadas parecen las contrastadas psicologías de los mendigos socorridos, desde el anciano encorvado que acerca la mano a los ojos, con gesto de asombro o de incredulidad, la anciana que mira con semblante huraño y el muchacho tiñoso que aguarda suplicante, al niño que en el ángulo inferior izquierdo del lienzo y destacado a contraluz, muestra a su madre con radiante alegría las monedas que ha recibido.[53]

La serie de las obras de misericordia para el Hospital de la Caridad

Pinturas para la iglesia del Hospital de la Caridad
 
Abraham y los tres ángeles, Ottawa, National Gallery.
 
El regreso del hijo pródigo, Washington, National Gallery of Art.
 
La curación del paralítico en la piscina probática, Londres, National Gallery.
Murillo pintó entre 1666 y 1670 «seis jeroglíficos que explican seis de las obras de Misericordia» para la nueva iglesia que, impulsada por Miguel de Mañara, construía la Hermandad de la Caridad, a la que el pintor había ingresado en 1665. En 1672 entregó otros dos cuadros de altar, los únicos que junto con dos de los jeroglíficos de las obras de misericordia se conservan en su lugar.

La Hermandad de la Caridad, fundada según la leyenda a mediados del siglo XV por Pedro Martínez, prebendado de la catedral, para dar sepultura a los ajusticiados, inició su andadura poco antes de 1578, cuando los hermanos alquilaron a la Corona la capilla de San Jorge situada en las Reales Atarazanas y se fecha su primera Regla, en la que se fijaba como objetivo propio de la hermandad enterrar a los muertos. Durante años llevó una vida lánguida, al punto que en 1640 la capilla se encontraba en ruinas y los hermanos decidieron su demolición, iniciando la construcción de una nueva, cuya conclusión se iba a demorar más de 25 años. La peste de 1649 permitió su revitalización, con la incorporación de nuevos hermanos, pero fue el ingreso de Miguel Mañara, heredero de una acaudalada familia de comerciantes de origen corso, y su elección como hermano mayor en diciembre de 1663, lo que impulsó la conclusión de las obras de la iglesia, a las que se añadió la conversión de un almacén de las Atarazanas en hospicio y la reforma de la propia hermandad, que ahora tendría también como objetivos acoger a los vagabundos y darles de comer en su hospicio, convertido en dispensario de incurables, y recoger a los enfermos abandonados para trasladarlos, a hombros de los hermanos si era necesario, hasta los hospitales donde los atendieran.[54]

Fue Mañara con toda probabilidad el autor del programa decorativo, ajustado a un discurso narrativo coherente, y el responsable de elegir a sus artífices: Murillo y Valdés Leal, encargados de las labores pictóricas, Bernardo Simón de Pineda para la arquitectura de los retablos y Pedro Roldán a cargo de la escultura. El acta de la reunión de la hermandad del 13 de julio de 1670, recogida en el Libro de Cabildos, da información de lo que hasta ese momento se llevaba hecho y aclara su significado:

Así mismo propuso Nro. hermano mayor Don Miguel de Mañara como acavada la obra de nra. iglesia y puéstose en ella con la grandeza y hermosura que se ve seis jeroglíficos que explican seis de las obras de Misericordia, haviéndose dejado la de enterrar los muertos que es la principal de nro. Instituto para la Capilla mayor.[55]

Los «jeroglíficos» allí mencionados, ilustración de las obras de misericordia, pueden identificarse con los seis cuadros de Murillo que, según las descripciones de Antonio Ponz y Juan Agustín Ceán Bermúdez, colgaban de los muros de la nave de la iglesia por debajo de la cornisa, formando otra de las series capitales de la etapa madura del pintor. Cuatro de ellos fueron robados por el mariscal Soult durante la guerra de Independencia y se encuentran actualmente dispersos en diferentes museos, conservándose en su lugar únicamente los dos mayores, de formato apaisado, que se situaban en el crucero. Sus asuntos, relacionado cada uno de ellos con una obra de misericordia, son: La curación del paralítico (Londres, National Gallery), visitar a los enfermos; San Pedro liberado por el ángel (San Petersburgo, Museo del Ermitage), redimir a los cautivos; Multiplicación de los panes y los peces, in situ, dar de comer al hambriento; El regreso del hijo pródigo (Washington, National Gallery of Art), vestir al desnudo; Abraham y los tres ángeles (Ottawa, National Gallery), dar posada al peregrino; y Moisés haciendo brotar el agua de la roca de Horeb, in situ, dar de beber al sediento. A propósito de ellos comentaba Ceán Bermúdez:

Los que no conceden a Murillo más que la hermosura del color, podrán observar en la espalda del paralítico de la piscina como entendía la anatomía del cuerpo humano: en los tres ángeles que se aparecen a Abrahán, las proporciones del hombre: en las cabezas de Cristo, Moysés, el padre de familia y de otros personages, la nobleza de los caracteres: la expresión del ánimo en las figuras del hijo Pródigo (...) y en fin verán en estos excelentes cuadros practicadas las reglas de la composición, de la perspectiva y de la óptica, como también la filosofía con que demostraba las virtudes y las pasiones del corazón humano.[56]

Diego Angulo destacó, junto con la capacidad del pintor para no repetirse y su dominio de la gesticulación en los personajes secundarios, que con la diversidad de sus reacciones profundizan los contenidos narrativos, la amplitud del espacio arquitectónico representado en los pórticos de la piscina probática, donde por medio de la luz y el gradual desdibujamiento de las formas se alcanzan notables efectos de perspectiva aérea.[57]​ En los dos lienzos mayores, los más complejos por composición y número de personajes, sin embargo, también recurrió a la inspiración ajena, habiéndose señalado deudas para el Moisés de un lienzo de igual asunto del genovés Gioacchino Assereto, que era bien conocido en Sevilla y actualmente se localiza en el Museo del Prado, y de Herrera el Viejo para la Multiplicación de los panes y los peces, reinterpretados ambos con su particular sensibilidad.[58]

 
San Juan de Dios (detalle), 1672, Sevilla, iglesia del Hospital de la Caridad.

El ciclo de las obras de misericordia encargado a Murillo se completaba con el grupo escultórico del Entierro de Cristo ejecutado por Pedro Roldán, que por representar la obra caritativa más importante en el origen de la institución, enterrar a los muertos, ocupaba el retablo mayor. Aparte de esta serie, la hermandad pagó en 1672 otras cuatro pinturas entregadas por Murillo y Valdes Leal en ese año, cuyos asuntos completaban el mensaje de la anterior conforme a las inquietudes y meditaciones de Mañara, expresadas en su Discurso de la verdad.

Esos cuatro lienzos, rematados en medio punto, eran por una parte los célebres «jeroglíficos de las postrimerías» de Valdés Leal, situados a los pies de la nave, próximos a la entrada del templo, recordando al que entraba la caducidad de los bienes terrenos y la proximidad del juicio divino, en el que la balanza podía inclinarse del lado de la salvación mediante el ejercicio de las obras de misericordia mostradas en la serie anterior; pero como todos los motivos de esa serie habían sido tomados de la Biblia, los dos nuevos cuadros de Murillo, situados en los altares de la nave, venían a proponer a los hermanos modelos de caridad con los que pudieran identificarse más fácilmente, por la mayor cercanía de sus protagonistas: San Juan de Dios y Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos, conservados ambos en su lugar. Ambos servían como ejemplo hasta un grado heroico de las nuevas prácticas caritativas que Mañara había encomendado a la hermandad, implicándose personal y directamente en el ejercicio de la caridad, como él esperaba que hicieran los hermanos, cargando sobre sus hombros si era necesario a los mendigos enfermos en cualquier lado que los encontrasen, tal como había hecho el granadino Juan de Dios, o limpiando sus heridas sin volver el rostro «por muy llagado y asqueroso que esté»,[59]​ de lo que era ejemplo la santa reina húngara. Y es de este modo como Murillo mostraba a sus mendigos enfermos, incluso incidiendo en la interpretación realista y desagradable de las llagas, lo que no dejó de suscitar algunas críticas cuando el cuadro de Santa Isabel de Hungría llegó a París, llevado por las tropas francesas. Tantas críticas como elogios iba a recibir poco después en la misma Francia por la capacidad de los españoles para conjugar lo sublime y lo vulgar.[60]

Otras iconografías religiosas

La Inmaculada Concepción

Se conocen cerca de veinte cuadros con el tema de la Inmaculada pintados por Murillo, una cifra solo superada por José Antolínez y que ha hecho que se le tenga por el pintor de las Inmaculadas, una iconografía de la que no fue inventor pero que renovó en Sevilla, donde la devoción se hallaba profundamente arraigada.

 
Inmaculada Concepción de El Escorial, hacia 1660-1665, óleo sobre lienzo, 206 x 144 cm, Madrid, Museo del Prado.

La más primitiva de las conocidas es, probablemente, la llamada Concepción Grande (Sevilla, Museo de Bellas Artes), pintada para la iglesia de los franciscanos donde se situaba sobre el arco de la capilla mayor, a gran altura, lo que permite explicar la corpulencia de su figura. Por su técnica puede llevarse a una fecha cercana a 1650, cuando se reconstruyó el crucero de la iglesia tras sufrir un hundimiento. Ya en esta primera aproximación al tema Murillo rompió decididamente con el estatismo que caracterizaba a las Inmaculadas sevillanas, atentas siempre a los modelos establecidos por Pacheco y Zurbarán. Influido posiblemente por la Inmaculada de Ribera para las agustinas descalzas de Salamanca, que pudo conocer por algún grabado, Murillo la dotó de vigoroso dinamismo y sentido ascensional mediante el movimiento de la capa. La Virgen viste túnica blanca y manto azul, conforme a la visión de la portuguesa Beatriz de Silva recordada por Pacheco en sus instrucciones iconográficas, pero Murillo prescindió por entero de los restantes atributos marianos que con carácter didáctico abundaban en las representaciones anteriores y, de la tradicional iconografía de la mujer apocalíptica, dejó sólo la luna bajo sus pies y el «vestido de sol», entendido como el fondo atmosférico de color ambarino sobre el que se recorta la silueta de la Virgen. Sobre una peana de nubes sostenida por cuatro angelotes niños y reducido el paisaje a una breve franja brumosa, la sola imagen de María bastaba a Murillo para explicar su concepción inmaculada.[48][61]

La segunda aproximación de Murillo al tema inmaculista está relacionada también con los franciscanos, los grandes defensores del misterio, y es en rigor un retrato, el de fray Juan de Quirós, que en 1651 publicó en dos tomos Glorias de María. El cuadro, de grandes dimensiones y actualmente en el Palacio arzobispal de Sevilla, fue encargado en 1652 a Murillo por la Hermandad de la Vera Cruz que tenía su sede en el convento de San Francisco. El fraile aparece retratado ante una imagen de la Inmaculada, acompañada por ángeles portadores de los símbolos de las letanías, e interrumpe la escritura para mirar al espectador, sentado frente a una mesa en la que reposan los dos gruesos volúmenes que escribió en honor de María. El respaldo del sillón frailuno, superpuesto al borde dorado que enmarca la imagen, permite apreciar sutilmente que el retratado se encuentra ante un cuadro y no en presencia real de la Inmaculada, cuadro dentro del cuadro enmarcado por columnas y festones con guirnaldas. El modelo de la Virgen, con las manos cruzadas sobre el pecho y la vista elevada, es ya el que el pintor va a recrear, sin repetirse nunca, en sus muy numerosas versiones posteriores.[62]

 
Inmaculada Concepción de los Venerables o Inmaculada Soult, hacia 1678, óleo sobre lienzo, 274 x 190 cm, Madrid, Museo del Prado.

En la Inmaculada pintada para la iglesia de Santa María la Blanca, a la que ya se ha hecho mención, también incluyó retratos de devotos del misterio. Torre Farfán identificó entre ellos al párroco, Domingo Velázquez, quien pudo sugerirle al pintor el complejo contenido teológico de este lienzo y de su pareja, el Triunfo de la Eucaristía. Ambos aparecen enlazados y se explican por los textos inscritos en las filacterias dibujadas en ellos: «in principio dilexit eam» (En el principio [Dios] la amó), texto formado con las primeras palabras del Génesis y un versículo del Libro de la Sabiduría (VIII, 3), texto que acompaña a la imagen de la Inmaculada, e «in finem dilexit eos, Joan Cap. XIII», con la alegoría de la Eucaristía, palabras tomadas del relato de la Última Cena en el Evangelio de Juan: «sabiendo Jesús que le había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin». La Inmaculada, cuya definición dogmática reclamaban sus defensores, se asociaba de este modo con la Eucaristía, elemento central de la doctrina católica: la misma manifestación de amor a los hombres que había movido a Jesús al final de sus días en la tierra a encarnarse en el pan, había preservado a María del pecado antes de todos los tiempos. Y aunque es probable que a Murillo se le diesen tanto los asuntos como los textos inscritos, cabe recordar que los pintores sevillanos al ingresar en la academia de dibujo debían prestar juramento de fidelidad al Santo Sacramento y a la doctrina de la Inmaculada.[48]

La Inmaculada de Santa María la Blanca responde por lo demás a un prototipo creado por el pintor hacia 1660 o poco más tarde, años a los que pertenece la llamada Inmaculada de El Escorial (Museo del Prado), una de las más bellas y conocidas del pintor, quien se sirvió aquí de una modelo adolescente, de mayor juventud que en sus restantes versiones. El perfil ondulante de la figura, con la capa apenas despegada del cuerpo en dirección diagonal, y la armonía de los colores azul y blanco del vestido con el gris plateado de las nubes por debajo del resplandor levemente dorado que envuelve la figura de la Virgen, son rasgos que se encuentran en todas sus versiones posteriores hasta la que probablemente sea la última: la Inmaculada Concepción de los Venerables, también llamada Inmaculada Soult (Museo del Prado), que podría haber sido encargada en 1678 por Justino de Neve para uno de los altares del Hospital de los Venerables de Sevilla. A pesar de su considerable tamaño, la Virgen aparece aquí de dimensiones más reducidas al aumentar considerablemente el número de angelitos que revolotean alegres a su alrededor, anticipando el gusto delicado del rococó. Sacada de España por el mariscal Soult, cuando se tenía, según Ceán Bermúdez, por «superior a todas las de su mano», fue adquirida por el Museo del Louvre en 1852 por 586 000 francos de oro, la cifra más alta que se había pagado hasta ese momento por un cuadro. Su posterior ingreso en el Museo del Prado se produjo como consecuencia de un acuerdo firmado entre el gobierno español y el francés de Philippe Pétain en 1940, cuando la estimación del pintor se encontraba en horas bajas, siendo canjeada junto con la Dama de Elche y otras obras de arte por una copia del retrato de Mariana de Austria de Velázquez, entonces propiedad del Museo del Prado, que en aquel momento se consideraba la versión original del retrato.[63]

Jesús niño y san Juanito

 
El Buen Pastor, hacia 1660, óleo sobre lienzo, 123 x 101 cm, Madrid, Museo del Prado.

La Virgen con el Niño en figura aislada y de cuerpo entero es otro de los temas tratados con frecuencia por Murillo. En este caso se trata generalmente de obras de reducido tamaño, destinadas probablemente a oratorios privados. La mayor parte de las conservadas fueron pintadas entre 1650 y 1660, con técnica aún claroscurista e, independientemente de su carácter devoto, con un acusado sentido naturalista de la belleza femenina y de la gracia infantil. A la influencia de Rafael, conocido a través de grabados, se debe sin duda la elegancia de los esbeltos modelos juveniles de sus Vírgenes así como la delicada expresión de los sentimientos maternales que hacen innecesario el acompañamiento de otros símbolos, más propios de la religiosidad medieval pero que podían encontrarse, todavía, en las composiciones de Francisco de Zurbarán dedicadas al mismo asunto. Paralelamente se advierte la influencia de la pintura flamenca, bien representada en Sevilla, en el rico tratamiento de los ropajes, así en algunas de las versiones de las que existe un mayor número de copias antiguas, como son la Virgen del Rosario con el Niño del Museo del Prado o la Virgen con el Niño del Palacio Pitti, en la que a la tierna expresión de la Virgen y la juguetona actitud del Niño se une la elección de una rica gama de tonalidades pastel rosas y azules, anticipo del gusto rococó.[64]

Con idéntico aliento naturalista trató otros motivos del ciclo de la infancia de Cristo, como la Huida a Egipto (Detroit Institute of Arts) o la Sagrada Familia (Prado, Derbyshire, Chatsworth House). El interés del pintor por los temas de la infancia y la propia evolución de la sentimentalidad barroca se pondrán de manifiesto también en las figuras aisladas del Niño Jesús dormido sobre la cruz o bendiciendo y del Bautista niño, o San Juanito, de entre las que cabría recordar la versión conservada en el Museo del Prado, obra tardía, fechable hacia 1675, y una de las más divulgadas del pintor, en la que el Niño con gesto místico y el cordero que lo acompaña se dibujan con pincelada fluida sobre un paisaje plateado de perfiles deshechos.

Del viejo tema del Buen Pastor, interpretado por Murillo en versión infantil, se conocen tres versiones: la que probablemente sea la más antigua de ellas, la del Museo del Prado, pintada hacia 1660, presenta al Niño reposando una mano en la oveja extraviada, erguido, mirando al espectador con cierto aire melancólico y sentado en un bucólico paisaje de ruinas clásicas, lo que hace de ella una eficaz imagen devocional. Una versión posterior, en Londres, Colección Lane, con Jesús en pie conduciendo el rebaño, deja más espacio al paisaje pastoril y el rostro del Niño, dirigido ahora al cielo, gana en expresividad. Su pareja en el pasado, el San Juanito y el cordero de Londres, National Gallery, en el que el pequeño Bautista aparece con el rostro risueño mientras abraza al cordero con infantil frescura, llamó la atención de Gainsborough que pudo poseer una copia e inspirarse en él para su Niño con perro de la colección Alfred Beit. La última versión de este tema (Fráncfort, Städelsches Kunstinstitut), trabajada con notable soltura de pincel y colores suaves, pertenece ya a los años postreros del pintor, con un sentido de la belleza más acentuadamente dulce y delicado. Los niños de la concha del Museo del Prado, donde el Niño Jesús y san Juanito aparecen juntos en actitud de jugar es, como las anteriores, una imagen devocional dirigida a una piedad sencilla pero servida con una depurada técnica pictórica, enormemente popular.[65][66]

Temas de la Pasión

 
Cristo después de la flagelación, óleo sobre lienzo, 113 x 147 cm, Boston, Museum of Fine Arts.

En la pintura de Murillo las escenas de martirio, aunque no falten —Martirio de san Andrés, Museo del Prado– son muy raras. Mucho más frecuentes son las imágenes devocionales y piadosas que le permiten incidir en los aspectos emotivos del asunto representado, despojado de todo contexto narrativo, del mismo modo como abordará los temas de la Pasión de Cristo.[67]

El Ecce homo en figura aislada y formando pareja con la Dolorosa, conforme al modelo de Tiziano, es de los temas de la Pasión la imagen que más se repite, ya sea de busto (Museo del Prado), de medio cuerpo (Nueva York, Hecksecher Museum, h. 1660-70; El Paso, El Paso Museum of Art, h. 1675-82), o en figura completa y sentado (Madrid, colección particular), como pudiera serlo el que formase pareja con la Dolorosa del Museo de Bellas Artes de Sevilla.[68]​ Otra iconografía que se repite es la del Cristo tras la flagelación (Boston, Museum of Fine Arts, h. 1665-1670, y Universidad de Illinois en Urbana-Champaign), asunto no evangélico pero ampliamente tratado por los oradores sagrados, que gustarán de proponer al cristiano, por su fuerza expresiva, la contemplación del redentor desvalido y magullado, recogiendo pudorosamente las vestiduras que han quedado esparcidas por la sala como ejemplo de humildad y de mansedumbre.

Relacionado con este, el tema del Cristo a la columna con san Pedro en lágrimas, que invita a meditar sobre la necesidad del arrepentimiento y el sacramento del perdón, tiene en la producción de Murillo un ejemplo notable por el cliente para el que se pintó, el canónigo Justino de Neve, y por el rico y raro material empleado como soporte: una lámina de obsidiana procedente de México. La pequeña pieza se mencionaba en el inventario de los bienes de Neve hecho a su muerte formando pareja con una Oración en el huerto pintada sobre el mismo material y ambas fueron adquiridas en su almoneda por el cirujano Juan Salvador Navarro, de cuya propiedad pasaron a la de Nicolás de Omazur (Louvre).[69]

En las imágenes de Cristo en la cruz los modelos seguidos son grabados flamencos y no las instrucciones iconográficas de Francisco Pacheco. Cristo se representa generalmente ya muerto, con la señal de la lanzada en el costado y sujeto al madero por tres clavos. Son por lo común piezas de pequeño tamaño y alguna vez pintadas sobre pequeñas cruces de madera como destinadas a la devoción privada y, del mismo modo que había hecho Martínez Montañés en el Cristo de los cálices, imagen de mucha devoción en Sevilla, atenuadas las huellas del martirio para no entorpecer con el abuso de la sangre la contemplación de la bella figura de Cristo.[70]

Los géneros profanos

La pintura de género

 
Niños jugando a los dados, hacia 1665-1675, óleo sobre lienzo, 140 x 108 cm, Múnich, Alte Pinakothek.

En la amplia producción de Murillo se recogen también alrededor de 25 cuadros de género, con motivos principalmente, aunque no exclusivamente, infantiles. Las primeras noticias que se tienen de casi todos ellos proceden de fuera de España, lo que induce a pensar que fueron pintados por encargo de algunos de los comerciantes flamencos asentados en Sevilla, clientes también de pinturas religiosas como pudiera ser Nicolás de Omazur, importante coleccionista de las obras del pintor, y con destino al mercado nórdico, como contrapunto laico quizá de las escenas dedicadas a la infancia de Jesús.[71]​ Algunos de ellos, como los Niños jugando a los dados de la Alte Pinakothek de Múnich, aparecieron mencionados ya a nombre de Murillo en un inventario efectuado en Amberes en 1698 y a comienzos del siglo XVIII fueron adquiridos por Maximiliano de Baviera para la colección real bávara.

Las influencias que pudiera haber recibido del pintor danés Eberhard Keil, llegado a Roma en 1656, y de los bamboccianti holandeses, no bastan por otra parte para explicar el enfoque murillesco del género, que en la escala de sus figuras, integradas en fondos paisajísticos reducidos —pero en todo caso mayores que en la pintura de Keil, quien llena el espacio con sus figuras— y en la elección de sus asuntos, puramente anecdóticos y reflejados con espontánea alegría, crea una pintura de género sin precedentes, nacida del espíritu naturalista de su tiempo y de la atracción que en el pintor ejerce la psicología infantil, puesta de manifiesto también, como ya se ha constatado, en su pintura religiosa.[72][73]

Aunque sus protagonistas son habitualmente niños mendigos o de familias humildes, pobremente vestidos e incluso harapientos, sus figuras transmiten siempre optimismo pues el pintor busca el momento feliz del juego o de la merienda a la que se entregan divertidos. La soledad y el aire de conmiseración con que retrató al Niño espulgándose del Museo del Louvre, que por su técnica y el tratamiento de la luz puede fecharse hacia 1650 o algo antes, desaparecerá en las obras posteriores, con fechas que van de 1665 a 1675. La comparación, propuesta ya por Diego Angulo, entre el Niño espulgándose del Louvre y otro cuadro de asunto semejante pero de fecha posterior, el que representa a una Abuela despiojando a su nieto, conservado en la Pinacoteca de Múnich, ilustra el cambio de actitud: las notas de tristeza y soledad han desaparecido por completo y lo que atrae al pintor es el espíritu infantil siempre dispuesto al juego, retratando al niño entretenido con un mendrugo de pan y distraído con el perrillo que juega entre sus piernas mientras la abuela se encarga de su higiene, trasladando quizá a la pintura el viejo refrán, «niño con piojos saludable y hermoso».[74]​ Esa alegría infantil es la protagonista absoluta de otro lienzo de pequeño formato tratado con pincelada vivaz y abocetada conservado en la National Gallery de Londres, el llamado Niño riendo asomado a la ventana, sin otra anécdota que la simple sonrisa abierta del muchacho asomado a la ventana desde la que ve algo que a él le hace reír pero que a los espectadores del cuadro se les oculta.[74]​También se percibe en la obra del Ermitage ruso Muchacho con un perro.

Cuadros como Dos niños comiendo de una tartera y Niños jugando a los dados —juego desaprobado por los moralistas—, conservados ambos en la pinacoteca de Múnich, aunque pudieran estar inspirados también en refranes o relatos de corte picaresco, que no han podido ser identificados, no parecen responder a otra intención que la de retratar con tono amable a grupos de niños que manifiestan su alegría en el juego o comiendo golosos, y que son capaces de sobrevivir con sus limitados recursos gracias a la vitalidad que les otorga su propia juventud. De tono similar, pero quizá con mayor contenido argumental, son los dos conservados en la Dulwich Picture Gallery: Invitación al juego de pelota a pala, que refleja las dudas del niño enviado a hacer algún recado cuando otro, de aspecto pícaro, le invita a participar en el juego, y el llamado Tres muchachos o Dos golfillos y un negrito, cuya leve anécdota permite al pintor confrontar diversas reacciones psicológicas ante un hecho inesperado: un niño negro con un cántaro al hombro, en el que Murillo podría haber retratado a Martín, su esclavo negro atezado, nacido hacia 1662, llega hasta donde se encuentran otros dos muchachos dispuestos a merendar y con gesto amable les pide un pedazo de la tarta que van a comer, a lo que uno de ellos reacciona divertido en tanto el que tiene la tarta intenta ocultarla entre sus manos con gesto temeroso.[75]

Con el mismo tono amable y anecdótico, atraído por los desheredados y la gente sencilla, con sus reacciones espontáneas, en Dos mujeres en la ventana (Washington, National Gallery of Art) retrató probablemente una escena de burdel, como se viene señalando desde el siglo XIX.[76]​ La llamada Muchacha con flores de la Dulwich Picture Gallery, tenida alguna vez por pintura de género y confundida con una vendedora de flores, responde en cambio mejor al género alegórico y puede interpretarse como una representación de la Primavera, cuya pareja podría ser la personificación del Verano en forma de joven cubierto con turbante y espigas, recientemente ingresada en la National Gallery of Scotland.[77]​ Podría tratarse de los dos cuadros representando dichas estaciones del año que Nicolás de Omazur adquirió en la testamentaría de Justino de Neve, y no serían además las únicas alegorías pintadas por Murillo, pues Omazur era también propietario de un cuadro, actualmente en paradero desconocido, dedicado a La Música, Baco y el Amor.[78]

Retratos

 
Nicolás de Omazur, 1672, óleo sobre lienzo, 83 x 73 cm, Madrid, Museo del Prado.

Aunque su número es relativamente reducido, los retratos pintados por Murillo se encuentran repartidos a lo largo de toda su carrera y presentan una notable variedad formal, a lo que no sería ajeno el gusto de los clientes. El del canónigo Justino de Neve (Londres, National Gallery), sentado en su escritorio, con un perrillo faldero a sus pies y ante un elegante fondo arquitectónico abierto a un jardín, responde perfectamente a modelos propios del retrato español, con el acento puesto en la dignidad del personaje retratado. Retratos de cuerpo entero como el de Don Andrés de Andrade del Metropolitan de Nueva York o el Caballero con golilla del Museo del Prado, acusan la doble influencia de Velázquez y Anton van Dyck que volverá a exhibir con notable maestría, pincelada fluida y sobriedad de color, en el retrato de Don Juan Antonio de Miranda y Ramírez de Vergara (Madrid, colección duques de Alba), una de las últimas obras del pintor, fechada con precisión en 1680 cuando el modelo, canónigo de la catedral, contaba 25 años.

Los retratos de Nicolás de Omazur (Museo del Prado), como el de su esposa Isabel de Malcampo —conocido solo por una copia—, de medio cuerpo e inscritos en un marco ilusionista, responden por el contrario al gusto más específicamente flamenco y neerlandés, tanto por el formato como por su contenido alegórico, al retratarlos llevando en las manos ella unas flores y él una calavera, símbolos propios de la pintura de vanitas, de rica tradición nórdica. Es este el formato elegido también para sus dos autorretratos, uno más juvenil, que se finge pintado sobre una piedra de mármol al modo de un relieve clásico, y el de la National Gallery de Londres, pintado para sus hijos, inscrito en un marco oval a la manera de un trampantojo y acompañado por las herramientas propias de su oficio.

Muy singular y ajeno a todos estos modelos es el Retrato de Don Antonio Hurtado de Salcedo, también llamado El cazador (hacia 1664, colección particular), retrato de gran formato por ir destinado a ocupar un lugar de privilegio en la casa de su cliente, luego marqués de Legarda, al que retrata en plena montería, de frente y erguido, con la escopeta apoyada en tierra y en compañía de un sirviente y tres perros. Nada en él recuerda a los retratos pintados por Velázquez de miembros de la familia real en traje de caza; y al contrario, parece más cercano a ciertas obras de Carreño con posible influencia vandyckiana.[79][80]

Últimos trabajos y muerte

 
Las bodas de Caná, hacia 1670-1675, óleo sobre lienzo, 179 x 235 cm, Birmingham, The Barber Institute. El banquete de bodas permite a Murillo representar una escena de vivo colorido y diversidad de vestuario, con toques orientalizantes también en el mantel, además de un variado repertorio de objetos de bodegón, con el gran cántaro de cerámica como eje de la composición.

Tras la serie del Hospital de la Caridad, espléndidamente pagada, Murillo no recibió nuevos encargos de esa envergadura. Un nuevo ciclo de malas cosechas llevó a la hambruna de 1678 y dos años después un terremoto causó serios daños. Los recursos de la iglesia se dedicaron a la caridad, aplazando el embellecimiento de los templos. Con todo a Murillo no le faltó el trabajo gracias a la protección dispensada por sus viejos amigos, como el canónigo Justino de Neve y los comerciantes extranjeros establecidos en Sevilla, que le encargaron tanto obras de devoción para sus oratorios privados como escenas de género. Nicolás de Omazur, llegado a Sevilla en 1656 con catorce años, llegó a reunir hasta 31 obras de Murillo, alguna tan significativa como Las bodas de Caná de Birmingham, Barber Institute. Otro de esos comerciantes aficionado al pintor fue el genovés Giovanni Bielato, establecido en Cádiz hacia 1662. Bielato falleció en 1681 dejando al convento de capuchinos de su ciudad natal los siete cuadros de Murillo de diferentes épocas que poseía, dispersos en la actualidad en diversos museos. Entre ellos figuraba una nueva versión en formato apaisado del tema de Santo Tomás de Villanueva dando limosna (Londres, The Wallace Collection, hacia 1670), con un nuevo y admirable repertorio de mendigos. Además legó a los capuchinos de Cádiz cierta cantidad de dinero que emplearon en la pintura del retablo de su iglesia, encargado a Murillo.[78]

La leyenda de su muerte, tal como la refiere Antonio Palomino, se relaciona precisamente con este encargo, pues habría muerto como consecuencia de una caída del andamio cuando pintaba, en el propio convento gaditano, el cuadro grande de los Desposorios de Santa Catalina. La caída, sostenía Palomino, le produjo una hernia que «por su mucha honestidad» no se dejó reconocer, muriendo a causa de ella poco tiempo después.[81]​ Lo cierto es que el pintor comenzó a trabajar en esta obra sin salir de Sevilla a finales de 1681 o comienzos de 1682, sobreviniéndole la muerte el 3 de abril de este año. Solo unos días antes, el 28 de marzo, había participado aún en uno de los repartos de pan organizados por la Hermandad de la Caridad, y su testamento, en el que nombraba albaceas a su hijo Gaspar Esteban Murillo, clérigo, a Justino de Neve y a Pedro Núñez de Villavicencio, va fechado en Sevilla el mismo día de su muerte.[82][83]​ En él declaraba estar en deuda con Nicolás de Omazur, a quien había entregado dos lienzos pequeños por valor de sesenta pesos a cuenta de los cien que Omazur la había entregado y que dejaba sin acabar dos lienzos de devoción, uno de Santa Catalina que le había encargado Diego del Campo y por el que ya había cobrado los 32 pesos convenidos y otro de medio cuerpo de Nuestra Señora, encargado por un tejedor «de cuyo nombre no me acuerdo», además del gran lienzo de los Desposorios místicos de santa Catalina para el altar mayor de los capuchinos de Cádiz, del que pudo completar sólo el dibujo sobre el lienzo e iniciar la aplicación del color en las tres figuras principales. De su terminación se encargaría su discípulo Francisco Meneses Osorio, a quien corresponden íntegros los restantes lienzos del retablo conservados todos ellos en el Museo de Cádiz.[84][85]

Discípulos y seguidores

 
Los desposorios místicos de santa Catalina, óleo sobre lienzo, 449 x 325 cm, Cádiz, Museo de Cádiz. La muerte sorprendió a Murillo cuando trabajaba en las pinturas para el retablo mayor de la iglesia de los capuchinos de Cádiz al que pertenecen los Desposorios místicos de santa Catalina, cuya ejecución hubo de completar Francisco Meneses Osorio.

En las últimas décadas del siglo XVII la pintura amable y sosegada de Murillo, con sus modelos de Vírgenes y santos impregnados de una sentimentalidad dulce y delicada, se impuso en Sevilla a la más decididamente barroca y de tintes dramáticos de Valdés Leal, llenando con su influjo buena parte de la pintura sevillana de la centuria siguiente. Se trata, sin embargo, de una influencia superficial, centrada en la imitación de modelos y composiciones, sin alcanzar ninguno de sus seguidores el dominio del dibujo ligero y suelto ni la luminosidad y transparencia del color propias del maestro. De los discípulos directos el mejor conocido y más cercano es Francisco Meneses Osorio, que completó el trabajo apenas iniciado por Murillo en el retablo de los capuchinos de Cádiz.[86]​ Pintor independiente desde 1663, en sus obras más personales se advierte junto con la influencia murillesca la más retardataria de Zurbarán. Otro tanto ocurre con Cornelio Schut, quien llegó a Sevilla probablemente ya formado como pintor, de quien se conocen algunos dibujos muy próximos a los de Murillo. Sus obras al óleo sin embargo nunca pasan de discretas y acusan diversidad de influencias. Personalidad singular es la de Pedro Núñez de Villavicencio, amigo más que discípulo y caballero de la Orden de Malta, lo que le permitió entrar en contacto con la pintura de Mattia Preti. No obstante, sus cuadros con asuntos infantiles (Niños jugando a los dados, Museo del Prado) apenas recuerdan los del maestro si no es por el tema, pues se apartó de él tanto en la composición, siempre más abigarrada en el discípulo, como en la técnica, en la que empleó pinceladas cargadas de pasta.[87][88]

Vinculados a la pintura de Murillo, sin que quepa precisar el grado de relación personal, estuvieron Jerónimo de Bobadilla, Juan Simón Gutiérrez y Esteban Márquez de Velasco, de quienes han llegado algunas obras de cierta calidad muy influidas por el maestro, y el granadino Sebastián Gómez, sobre el que se tejió una leyenda que lo hacía el «esclavo pintor» de Murillo, probablemente por trazar un paralelismo con Velázquez y Juan de Pareja.[89]​ Con Alonso Miguel de Tovar y Bernardo Lorente Germán, el pintor de las Divinas Pastoras, la influencia de Murillo se adentra en la primera mitad del siglo XVIII.[90]​ Ambos, junto con Domingo Martínez, murillesco en el gusto por lo delicado y lo tierno, sirvieron a la corte durante su estancia en Sevilla de 1729 a 1733, un momento de gloria para la pintura de Murillo dada la afición que le demostró la reina Isabel de Farnesio, que compró cuantas obras pudo y entre ellas gran parte de las que actualmente se conservan de su mano en el Museo del Prado. Por esas fechas no quedaba ya en Sevilla ninguna de sus pinturas de género y Palomino escribía, con cierto desconsuelo pues lo que se valoraba era la dulzura del color antes que el dibujo, que «así hoy día, fuera de España, se estima un cuadro de Murillo, más que uno de Ticiano, ni de Van-Dick. ¡Tanto puede la lisonja del colorido, para granjear el aura popular!».[91]

Recepción y valoración crítica

Cuadros de Murillo se documentan desde fechas tempranas en colecciones flamencas y alemanas, principalmente escenas de género como Niños comiendo uvas y melón, en Amberes posiblemente desde 1658, y Niños jugando a los dados, documentado en 1698 en la misma ciudad donde ambos cuadros fueron adquiridos para Maximiliano II. También antes de terminar el siglo llegaron algunas de sus obras a Italia, en este caso de carácter religioso, donadas por el comerciante Giovanni Bielato, y a Inglaterra, llevadas por un tal lord Godolphin que en 1693 habría comprado por un elevado precio el cuadro titulado Niños de Morella, probablemente el que actualmente se conoce como Tres muchachos, subastado con la colección del ministro plenipotenciario inglés en Roma.[92]​ Pero el impulso decisivo para la mayor extensión de su fama vino dado por la primera biografía dedicada al pintor, incluida en la edición latina de 1683 de la Academia nobilissimae artis pictoriae del pintor y tratadista Joachim von Sandrart, quien solo mencionaba a Velázquez, cuyos retratos habían asombrado a los romanos, y dedicaba una biografía a José de Ribera, pero incluyéndolo entre los italianos, siendo por tanto Murillo el único de los españoles con biografía propia, ilustrada además con su autorretrato. En realidad, excepto el dato del nacimiento en Sevilla y el año de su muerte, nada en la biografía de Sandrart era cierto, pero demostraba la elevada estima en que lo tenía al situarlo al nivel de los pintores italianos, como «nuevo Pablo Veronés», e imaginar su entierro acompañado de solemnísimas exequias, llevando el féretro «dos marqueses y cuatro caballeros de diversas órdenes, con acompañamiento de gentío innumerable».[93]

En contraste, y a pesar de que Antonio Palomino afirmaba que una Inmaculada de Murillo se había expuesto en Madrid en 1670, causando general asombro, y que Carlos II lo había llamado a la corte, lo que el pintor habría descartado por su avanzada edad, ninguna de sus pinturas había entrado en las colecciones reales cuando en 1700 se hizo su inventario.[94]​ Será precisamente la biografía que le dedique Palomino, publicada en 1724, y aunque con algunas imprecisiones, la mejor base para el conocimiento y valoración ulterior del artista. En ella daba cuenta de la elevada cotización que alcanzaban sus obras en el extranjero, lo que pudo influir en la adquisición de diecisiete obras del pintor por Isabel de Farnesio durante la estancia de la corte en Sevilla entre 1729 y 1733.

 
José y la mujer de Putifar, hacia 1645, óleo sobre lienzo, 196,5 x 245,3 cm, Kassel, Gemäldegalerie Alte Meister. El cuadro, con una carga erótica poco usual en la pintura española, fue adquirido a nombre de Murillo por el landgrave de Hesse antes de 1765. Confiscado por las tropas francesas, se expuso en el Louvre de 1807 a 1815. Devuelto a sus propietarios fue considerado obra italiana y atribuido por el museo a Simone Cantarini. En 1930 se descubrió la firma del pintor tras una limpieza, lo que no impidió que continuasen las dudas acerca de su autoría reivindicada tras la aparición en colección particular de una segunda versión del mismo asunto de autografía indiscutida.

Mengs, Primer Pintor del rey Carlos III y teórico de la pintura, juzgaba la pintura de Murillo de dos estilos diferentes, el primero de mayor fuerza por atenerse al natural y el segundo de mayor «dulzura». Aunque ya Velázquez era para él un pintor superior, el prestigio de Murillo continuó aumentando a lo largo del siglo XVIII y con él la exportación de sus obras, al punto que en 1779 se dictó una orden, firmada por el conde de Floridablanca, por la que se prohibía expresamente vender a compradores extranjeros sus cuadros, pues «había llegado a noticia del Rey [...] que algunos extranjeros compran en Sevilla todas las pinturas que pueden adquirir de Bartolomé Murillo, y de otros célebres pintores, para extraherlos fuera del Reyno».[95]​ La orden añadía que quienes deseasen vender obras del pintor podían en todo caso dirigirse al rey para ofrecerlas en venta y que fuesen así incorporadas a las colecciones reales, pero los efectos de esta disposición debieron de ser muy limitados, pues sólo tres de sus obras se incorporaron en este periodo a la Corona, una de ellas, una Magdalena penitente actualmente en el museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, decomisada en la aduana de Ágreda cuando se pretendía exportar ilegalmente.[96]

 
John Phillip, La temprana carrera de Murillo, 1634, 1865, Oviedo, Museo de Bellas Artes de Asturias. Una visión romántica de la biografía del pintor

Buena muestra del interés suscitado por la pintura de Murillo en Inglaterra durante el siglo XVIII es el autorretrato del pintor William Hogarth con su dogo, inspirado en el autorretrato del sevillano, y las copias de obras de Murillo hechas por Gainsborough, quien llegó a poseer un San Juan Bautista en el desierto considerado actualmente como trabajo de taller.[97]​ La influencia de Murillo, por otra parte, es evidente en las que Joshua Reynolds llamó fancy pictures, escenas de género protagonizadas por niños, generalmente mendigos, frecuentes sobre todo en los últimos años de actividad de Gainsborough (Niña con perro y cántaro de la colección Bleit, Blessington) y, en alguna medida, presentes también en la pintura del propio Reynolds.[98]

La recepción de Murillo en Francia fue más tardía al ser silenciado por André Félibien. Sin embargo ya en el siglo XVIII llegaron algunas de sus obras al país, entre ellas dos pinturas de género propiedad de la condesa de Verrue y cuatro obras religiosas adquiridas para el Louvre por Luis XVI junto con el Joven mendigo, y será allí donde la popularidad del pintor alcance el punto culminante, ya en el siglo XIX, tras la salida de muchas de sus obras con destino al Musée Napoléon. El mariscal Jean de Dieu Soult se incautó en Sevilla de numerosas obras del pintor, catorce de ellas para su propia colección, muchas de las cuales nunca volvieron a España. Al subastarse su colección en París en 1852 se pagaron 586 000 francos por la conocida como Inmaculada de Soult, el precio más alto pagado hasta entonces por una pintura. Otros lotes importantes de pinturas de Murillo salieron a subasta en París y Londres con las colecciones del banquero Alejandro María Aguado y de Luis Felipe I, altamente valorada tras su exposición en la Galería Española del Louvre entre 1838 y 1848. Entre quienes en Francia apreciaron y elogiaron la obra de Murillo se cuenta el pintor romántico Eugène Delacroix, que copió su Santa Catalina, modelo de belleza femenina, del mismo modo que el realista Henri Fantin Latour iba a dejar su personal versión del Niño mendigo (Castres, Museo Goya). Con Théophile Gautier Murillo iba a consagrarse como el «pintor del cielo», en tanto Velázquez lo era de la tierra, aunque no faltasen tampoco los críticos que, como Louis Viardot, acusaron al pintor de caer en exceso en la vulgaridad con sus nada idealizados tipos populares.

Jacob Burckhardt, tras visitar la Galería Española del Louvre, lo tendrá como uno de los más grandes artistas de todos los tiempos, admirable por el realismo de sus lienzos en el que «la belleza sigue siendo un pedazo de la naturaleza», pero también por su «curioso idealismo», considerando el Autorretrato de Londres superior a los retratos velazqueños. «En Murillo, la belleza es aún un fragmento de naturaleza, y no una meditación que ha atravesado numerosos reflejos», escribe.[99]​ Tras él, Carl Justi, el gran biógrafo de Velázquez, y Wilhelm von Bode sostuvieron el prestigio del pintor en Alemania ya en la segunda mitad del siglo XIX, cuando su fama comenzaba a declinar, acusado por los críticos de ser un pintor empalagoso, en exceso dulce y falto de tensión dramática además de propagandista de la religión católica.[100]

Mucha responsabilidad en ese declive en la valoración crítica tuvieron las múltiples copias de muy mala calidad que se hicieron de sus obras en todo tipo de soportes, desde estampas devotas y calendarios a cajas de bombones, olvidando juzgarle, según Enrique Lafuente Ferrari, en «su medio y en su tiempo», tarea a la que se entregarán, ya en el siglo XX, August L. Mayer o Diego Angulo Íñiguez, entre otros, quienes trazarán una biografía del pintor basada en la documentación y despojada de mitos, a la vez que este último presentaba en 1980, en vísperas del tercer centenario de su muerte, el catálogo depurado de su obra completa.[96]

Véase también

Referencias

Notas

  1. Murillo (1617-1682), p. 220.
  2. Murillo (1617-1682), p. 101, texto de Ellis Waterhouse.
  3. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, p. 349.
  4. López Gutiérrez, Antonio J.; Ortega López, Aurora J. «Los Esteban Murillo: una familia de feligreses en la Parroquia de Santa María Magdalena». En Beltrán Martínez, Lidia; Quiles García, Fernando, ed. Cartografía Murillesca - Año de Murillo MMXVII - Los Pasos Contados. p. 46. Consultado el 29 de noviembre de 2018. 
  5. Navarrete Prieto, El joven Murillo, p. 17.
  6. Valdivieso (2010), pp. 16-19.
  7. Hereza (2107), pp. 29-30. La licencia para viajar a América otorgada por la Casa de Contratación a su hermana María Murillo y su esposo, tras el correspondiente examen de limpieza de sangre, los declaraba «cristianos viejos limpios de toda mala raza de moros, judíos, ni penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición, ni que son de los nuevos convertidos a la santa fe católica, ni que no son de los prohibidos a pasar a las Indias».
  8. Hereza (2107), pp. 23 y 34-35.
  9. Murillo (1617-1682), pp. 55 y 106.
  10. Navarrete Prieto, El joven Murillo, pp. 202-205.
  11. Palomino, El museo pictórico, p. 410.
  12. Tratos comerciales de diversa naturaleza con el Nuevo Mundo, en los que Murillo adelantaba o prestaba dinero, se documentan en distintos momentos de su carrera posterior; véase Kinkead (2006), pp. 355, 356, 361-362, etc. Alguna de esas actividades comerciales pudo estar en el origen del breve encarcelamiento del pintor por deudas en octubre de 1655: ver Hereza (2017), pp. 76-77.
  13. Palomino, El museo pictórico, p. 411.
  14. Palomino, El museo pictórico, pp. 410-411.
  15. Bennasar y Vincent, España. Los Siglos de Oro, p. 194.
  16. Murillo (1617-1682), Antonio Domínguez Ortiz, «La Sevilla de Murillo», pp. 43-45 y 51.
  17. Murillo (1617-1682), Antonio Domínguez Ortiz, «La Sevilla de Murillo», p. 45.
  18. Murillo (1617-1682), Antonio Domínguez Ortiz, «La Sevilla de Murillo», p. 47.
  19. Murillo (1617-1682), Antonio Domínguez Ortiz, «La Sevilla de Murillo», p. 50.
  20. Murillo (1617-1682), p. 222.
  21. Murillo (1617-1682), p. 224.
  22. Hereza, (2017), p. 48.
  23. Kinkead (2006), pp. 365-366. En su testamento, declarándose mujer legítima de Bartolomé Murillo y haciéndose llamar «Dª Beatriz de Sotomayor y Cabrera», dejaba por herederos a sus hijos José Esteban Murillo, de catorce años, Francisca Murillo, de nueve, Gabriel Murillo, de ocho, Gaspar Esteban, de dos, y «María Morillo (sic) que así quiero que se llame de edad de 15 días». También declaraba no saber escribir.
  24. Murillo, Gabriel (Pintor). En Biblioteca Luis Ángel Arango. Consultado el 2 de diciembre de 2013.
  25. Acerca de la sustracción y dispersión de la serie, véase Ignacio Cano Rivero, «Conjuntos desaparecidos y dispersos de Murillo: la serie para el Claustro Chico del convento de San Francisco de Sevilla», en Navarrete-Pérez Sánchez (dir), (2009), pp. 69-93.
  26. Murillo (1617-1682), pp. 57 y 112.
  27. Murillo (1617-1682), p. 58.
  28. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, pp. 349-350.
  29. Navarrete-Pérez Sánchez (dir), pp. 22-26. Véase también, en la misma obra colectiva, el estudio iconográfico de Odile Delenda, «El Claustro Chico del convento Casa Grande de San Francisco», pp. 211-219.
  30. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, pp. 350-351.
  31. Murillo (1617-1682), p. 116.
  32. Navarrete-Pérez Sánchez (dir), pp. 260-267.
  33. Hereza (2017), p. 67.
  34. Stratton, Suzanne, «La Inmaculada Concepción en el arte español», , Revista de la Fundación Universitaria Española (1988), tomo I, 2., cap. III, "La Inmaculada Concepción durante el reinado de Felipe III".
  35. Murillo (1617-1682), Antonio Domínguez Ortiz, «La Sevilla de Murillo», pp. 45 y 52.
  36. Martín Morales, Francisco Manuel, «Aproximación al estudio del mercado de cuadros en la Sevilla barroca (1600-1670)», Archivo Hispalense, tomo 69, nº 210, 1986, pp. 137-160.
  37. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, p. 352.
  38. Murillo (1617-1682), pp 58-60.
  39. Murillo (1617-1682), pp 136-138.
  40. Murillo (1617-1682), pp. 142-144.
  41. Valdivieso (2010), pp 97-101.
  42. Valdivieso, Murillo, p. 19.
  43. Palomino, El museo pictórico, p. 444.
  44. Murillo (1617-1682), p. 60.
  45. Murillo (1617-1682), p. 170.
  46. Palomino, El museo pictórico, pp. 417-418.
  47. Valdivieso, Murillo, p. 118.
  48. Stratton, Suzanne, «La Inmaculada Concepción en el arte español», , Revista de la Fundación Universitaria Española (1988), tomo I, 2., cap. IV, "La Inmaculada Concepción durante el reinado de Felipe IV".
  49. Murillo (1617-1682), pp. 61-63 y 180.
  50. Murillo (1617-1682), p. 181.
  51. Murillo (1617-1682), pp. 63 y 188-190.
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  53. Murillo (1617-1682), pp. 66 y 192.
  54. Brown, Imágenes e ideas... pp. 179-185.
  55. Cit. Brown, Imágenes e ideas... p. 197.
  56. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, Imprenta de la viuda de Ibarra, 1800, tomo II, pp. 52-53.
  57. Murillo (1617-1682), pp. 67-69.
  58. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, p. 358.
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  61. Valdivieso, Murillo, pp. 203-204.
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  63. Murillo (1617-1682), pp. 166 y 248.
  64. Murillo (1617-1682), pp. 122-126.
  65. Murillo (1617-1682), pp. 73, 103, 158 y 176.
  66. Valdivieso (2010), pp. 164-172.
  67. Ayala Mallory, Bartolomé Esteban Murillo, p. 33.
  68. Valdivieso (2010), pp 178-180 y 358.
  69. Finaldi (2012), Catálogo, n.º 13-14, pp. 130-135, ficha firmadas por Elena Cenalmor Bruqetas.
  70. Valdivieso (2010), p. 183
  71. Murillo (1617-1682), p. 104.
  72. Murillo (1617-1682), p. 73.
  73. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, p. 359.
  74. Murillo (1617-1682), pp. 73-74.
  75. Murillo (1617-1682), pp. 228-235. El texto del catálogo llamaba en realidad Juan al esclavo negro, que decían nacido en 1657. Murillo tuvo en su servicio doméstico esclavos y esclavas; una de estas, Juana de Santiago, criada morena, según aparecía empadronada en 1650 (Hereza, 2017, p. 227), efectivamente dio a luz a un niño en 1657, pero fue bautizado con el nombre de Felipe, actuando de padrino Martín Atienza, discípulo del pintor (Hereza, 2017, p. 337), y falleció antes de cumplir los cuatro años, en julio de 1661 (Hereza, 2017, p. 366). Otro hijo de Juana, llamado Tomás, debió de nacer hacia 1656, según el documento por el que Murillo, teniéndole buena voluntad por haberse criado en su casa, le daba la libertad a condición de que se ausentase de Sevilla, tras haber protagonizado algún incidente por el que se encontraba en la cárcel. De este decía la carta de libertad dada en septiembre de 1676 que era «blanco, de buen cuerpo, cabello crespo y de edad de diecinueve a veinte años» (Hereza, 2017, p. 480). Sí era negro Martín, «esclavo cautivo sujeto a servidumbre y por habido de buena guerra y no de paz», de edad de unos dieciocho años, según declaraba en 1680 en el documento por el que Murillo vendía al joven esclavo al arbitrista Rodrigo Díaz de Noreña por 736 reales (Hereza, 2017, p. 511).
  76. Brown (1982-1983), pp. 35-43, sugirió interpretaciones eróticas tanto para esta como para algunas otras escenas de género, como la Vieja espulgando a un niño o, principalmente, el llamado Grupo de figuras de Fort Worth, Kimbell Art Museum, «pintura libidinosa» que, según afirmaba, tiene por protagonistas a una prostituta y a una alcahueta. En Brown (1990), p. 279, reafirmándose en esta interpretación, explicaba que, «a primera vista, el erotismo de la composición de Murillo parece moderado, pero la visión del trasero del muchacho a través de un agujero en los pantalones sugiere ciertas prácticas sexuales prohibidas que obviamente excitaban a alguno de los clientes del artista». Valdivieso (2002), pp. 353-359, por su parte, rechazó escandalizado tales sugerencias, afirmando equivocadamente que la pederastia era perseguida en Sevilla por la Inquisición, y admitía únicamente que las protagonistas de Dos mujeres a la ventana pudieran ser, en efecto, dos «cortesanas», pero sin que en ningún caso cupiese entender por ello «que esta escena contiene una incitación al contacto sexual o carnal».
  77. Valdivieso (2002), p. 356.
  78. Brown (1990), p. 278.
  79. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, pp. 360-361.
  80. Murillo (1617-1682), pp. 74, 174, 224 y 252.
  81. Palomino, El museo pictórico, p. 417.
  82. Valdivieso (2010), pp. 23-24.
  83. Kinkead (2006), pp. 375 y ss. recoge el testamento de Murillo con el inventario de sus bienes hecho por los albaceas testamentarios y los resultados de la almoneda.
  84. Valdivieso, Murillo, p. 201.
  85. Hereza (2017), p. 540.
  86. Ayala Mallory, Bartolomé Esteban Murillo, p. 31.
  87. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, pp. 362-363.
  88. Serrera-Valdivieso, La época de Murillo, pp. 14-16.
  89. García Felguera, La fortuna de Murillo, pp. 175-179.
  90. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, pp. 417-422.
  91. Palomino, El museo pictórico, p. 412.
  92. Hellwig, Karin, «La recepción de Murillo en Europa», en Navarrete-Pérez Sánchez (dir), p. 111.
  93. Hellwig, Karin, «La recepción de Murillo en Europa», en Navarrete-Pérez Sánchez (dir), pp. 98-99.
  94. Valdivieso (2010), p. 36.
  95. Hellwig, Karin, «La recepción de Murillo en Europa», en Navarrete-Pérez Sánchez (dir), pp. 97 y 99.
  96. Valdivieso (2010), pp. 37 y 285.
  97. Hellwig, Karin, «La recepción de Murillo en Europa», en Navarrete-Pérez Sánchez (dir), pp. 111-112.
  98. García Felguera, La fortuna de Murillo, pp. 46-47.
  99. Burkhardt, Jakob (2009). «Sobre Murillo (1842)». Ensayistas alemanes del siglo XIX Una antología. Universidad de Buenos Aires. Consultado el 6 de julio de 2020. 
  100. Hellwig, Karin, «La recepción de Murillo en Europa», en Navarrete-Pérez Sánchez (dir), pp. 97, 100 y 108-109.

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Enlaces externos

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  • Bartolomé Esteban Murillo, en la página web del Museo del Prado.
  • Retrato de Bartolomé Esteban Murillo con un epítome sobre su vida incluido en el libro Retratos de Españoles ilustres, publicado en el año de 1791.
  • El crítico de arte Santiago Amón comenta la obra de Murillo para RTVE
  • Bartolomé Esteban Murillo en la base de datos del Patrimonio mueble de Andalucía. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
  • Obras digitalizadas de Bartolomé Esteban Murillo en la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España
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bartolomé, esteban, murillo, murillo, redirige, aquí, para, otras, acepciones, véase, murillo, desambiguación, sevilla, bautizado, enero, 1618, abril, 1682, pintor, barroco, español, formado, naturalismo, tardío, evolucionó, hacia, fórmulas, propias, barroco, . Murillo redirige aqui Para otras acepciones vease Murillo desambiguacion Bartolome Esteban Murillo Sevilla bautizado el 1 de enero de 1618 3 de abril de 1682 fue un pintor barroco espanol Formado en el naturalismo tardio evoluciono hacia formulas propias del barroco pleno con una sensibilidad que a veces anticipa el rococo en algunas de sus mas peculiares e imitadas creaciones iconograficas como la Inmaculada Concepcion o el Buen Pastor en figura infantil Personalidad central de la escuela sevillana con un elevado numero de discipulos y seguidores que llevaron su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII fue tambien el pintor espanol mejor conocido y mas apreciado fuera de Espana el unico del que Sandrart incluyo una breve y fabulada biografia en su Academia picturae eruditae de 1683 con el Autorretrato del pintor grabado por Richard Collin 2 Condicionado por la clientela el grueso de su produccion esta formado por obras de caracter religioso con destino a iglesias y conventos sevillanos pero a diferencia de otros grandes maestros espanoles de su tiempo cultivo tambien la pintura de genero de forma continuada e independiente a lo largo de buena parte de su carrera 3 Autorretrato hacia 1670 oleo sobre lienzo 122 x 107 cm Londres National Gallery Inscripcion Bartus Murillo seipsum depin gens pro filiorum votis acpreci bus explendis En este cuadro pintado por deseo de sus hijos Murillo se autorretrato dentro de un marco con forma ovalada y con molduras apoyando en el una mano para reforzar el efecto naturalista del trampantojo y acompanado por los instrumentos propios del arte de pintor lapiz papel y compas para el dibujo paleta y pinceles para el color en una demostracion de orgullo por la posicion social alcanzada con su oficio solo comparable en la pintura espanola al autorretrato de Velazquez en Las meninas 1 Indice 1 Vida y obra 1 1 Formacion y primeros anos 1 2 Sevilla en el siglo XVII 1 3 Primeros encargos 1 4 De 1649 a 1655 el impacto de la peste 1 5 La llegada de Herrera el Mozo a Sevilla y la recepcion del pleno barroco 1 6 Anos de plenitud 1 7 Los grandes encargos 1 7 1 La serie de pinturas para Santa Maria la Blanca 1 7 2 Pinturas para la iglesia de los capuchinos de Sevilla 1 7 3 La serie de las obras de misericordia para el Hospital de la Caridad 1 8 Otras iconografias religiosas 1 8 1 La Inmaculada Concepcion 1 8 2 Jesus nino y san Juanito 1 8 3 Temas de la Pasion 1 9 Los generos profanos 1 9 1 La pintura de genero 1 9 2 Retratos 1 10 Ultimos trabajos y muerte 2 Discipulos y seguidores 3 Recepcion y valoracion critica 4 Vease tambien 5 Referencias 5 1 Notas 5 2 Bibliografia 6 Enlaces externosVida y obra EditarMurillo y la iglesia de la Magdalena Partida de bautismo del pintor de 1 de enero de 1618 Pila donde fue bautizado Murillo debio de nacer en los ultimos dias de 1617 pues fue bautizado en la parroquia de Santa Maria Magdalena de Sevilla el 1 de enero de 1618 4 Era el menor de catorce hermanos hijos del barbero Gaspar Esteban y de Maria Perez Murillo que procedia de una familia de plateros y contaba entre sus parientes cercanos con algun pintor Conforme al uso anarquico de la epoca aunque alguna vez firmo Esteban adopto comunmente el segundo apellido de la madre Su padre era un acomodado barbero cirujano y sangrador al que en ocasiones se le da tratamiento de bachiller 5 y del que en un documento de 1607 se decia que era rico y ahorrador arrendatario de algunos bienes inmuebles junto a la iglesia de San Pablo cuyos derechos heredo Bartolome y le proporcionaron rentas durante casi toda su vida Con nueve anos y en el plazo de seis meses quedo huerfano de padre y madre y fue puesto bajo la tutela de una de sus hermanas mayores Ana casada tambien con un barbero cirujano Juan Agustin de Lagares El joven Bartolome debio de mantener buenas relaciones con la pareja pues no mudo de domicilio hasta su matrimonio en 1645 y en 1656 su cunado ya viudo le nombro albacea testamentario 6 Formacion y primeros anos Editar La Virgen con fray Lauterio san Francisco de Asis y santo Tomas de Aquino hacia 1638 1640 oleo sobre lienzo 216 x 170 cm Cambridge Fitzwilliam Museum Una cartela en el angulo inferior derecho explica el contenido de este inusual asunto en el que la Virgen aconseja al franciscano fray Lauterio estudiante de teologia la consulta de la Summa Theologiae del aquinatense para resolver sus dudas de fe Apenas se tienen noticias documentales de los primeros anos de vida de Murillo y de su formacion como pintor Consta que en 1633 cuando contaba quince anos solicito licencia para pasar a America con algunos familiares motivo por el que hizo testamento en favor de una sobrina 7 Segun la costumbre de la epoca por esos anos o algo antes debio de iniciar su formacion artistica Es muy posible que como afirmo Antonio Palomino se formase en el taller de Juan del Castillo casado con una de las hijas de Antonio Perez tio y padrino de bautismo de Murillo y pintor de imagineria el mismo 8 Pintor discreto caracterizado por la sequedad del dibujo y la amable expresividad de sus rostros la influencia de Castillo se advierte con claridad en las que probablemente sean las mas tempranas de las obras conservadas de Murillo cuyas fechas de ejecucion podrian corresponder a 1638 1640 La Virgen entregando el rosario a Santo Domingo Sevilla Palacio arzobispal y antigua coleccion del conde de Toreno y La Virgen con fray Lauterio san Francisco de Asis y santo Tomas de Aquino Cambridge Fitzwilliam Museum de dibujo seco y alegre colorido 9 10 Segun Palomino al dejar el taller de Juan del Castillo lo bastante capacitado para mantenerse pintando de feria lo cual entonces prevalecia mucho hizo una partida de pinturas para cargazon de Indias y habiendo por este medio adquirido un pedazo de caudal paso a Madrid donde con la proteccion de Velazquez su paisano vio repetidas veces las eminentes pinturas de Palacio 11 Aunque no es improbable que como otros pintores sevillanos pintase en sus comienzos cuadros de devocion para el lucrativo comercio americano 12 nada indica que viajase a Madrid en estas fechas como tampoco es probable que realizase el viaje a Italia que le atribuyo Sandrart y desmintio Palomino tras investigar la cuestion segun decia con exacta diligencia Por lo demas segun pensaba el cordobes la infundada suposicion de un viaje a Italia nacia de que los extranjeros no quieren conceder en esta arte el laurel de la Fama a ningun espanol si no ha pasado por las aduanas de Italia sin advertir que Italia se ha transferido a Espana en las estatuas pinturas eminentes estampas y libros y que el estudio del natural con estos antecedentes en todas partes abunda 13 Palomino que habia llegado a conocerlo aunque no lo tratase decia haber oido a otros pintores que en sus primeros anos se habia estado encerrado todo aquel tiempo en su casa estudiando por el natural y que de esta suerte habia adquirido la habilidad con la que al exponer sus primeras obras publicas pintadas para el convento de los franciscanos de Sevilla se gano el respeto y la admiracion de sus paisanos quienes hasta ese momento nada sabian de su existencia y progresos en el arte 14 En cualquier caso el estilo que se manifiesta en sus primeras obras importantes como lo son esas pinturas del claustro chico del convento de San Francisco pudo aprenderlo sin salir de Sevilla en artistas de la generacion anterior como Zurbaran o Francisco de Herrera el Viejo Sevilla en el siglo XVII Editar Ostentando el monopolio del comercio con las Indias y contando con Audiencia diversos tribunales de justicia entre ellos el de la Inquisicion arzobispado Casa de Contratacion Casa de Moneda consulados y aduanas Sevilla era a comienzos del siglo XVII el paradigma de ciudad 15 Aunque los 130 000 habitantes con los que contaba a finales del siglo XVI habian disminuido algo a consecuencia de la peste de 1599 y la expulsion de los moriscos cuando nacio Murillo seguia siendo una ciudad cosmopolita la mas poblada de las espanolas y una de las mayores del continente europeo A partir de 1627 comenzaron a advertirse algunos sintomas de crisis a causa de la disminucion del comercio con Indias que lentamente se desplazaba hacia Cadiz el estallido de la Guerra de los Treinta Anos y la separacion de Portugal Pero el mayor impacto lo produjo la epidemia de peste de 1649 de efectos devastadores La poblacion se redujo a la mitad contabilizandose unos 60 000 muertos y ya no se recupero amplias zonas urbanas sobre todo en las parroquias populares de la zona norte quedaron semidesiertas y con sus casas convertidas en solares 16 Josua van Belle 1670 oleo sobre lienzo 125 x 102 cm Dublin National Gallery of Ireland Murillo retrato a Belle comerciante neerlandes llegado a Sevilla en 1663 con la elegante actitud propia del retrato nordico que pudo conocer en las colecciones de pintura de los comerciantes de esa procedencia establecidos en la ciudad ante una cortina de vivo color purpura que no se aprecia en esta reproduccion Aunque la crisis afecto de manera desigual a los diversos segmentos de la poblacion el nivel de vida general disminuyo Las clases populares las mas afectadas por ella protagonizaron en 1652 un motin de corto alcance causado por el hambre pero en lineas generales la caridad funciono como paliativo de la injusticia y la miseria que afectaba por igual a los pordioseros que se agolpaban a las puertas del palacio episcopal para recibir la hogaza de pan que repartia diariamente el arzobispo como a los cientos de pobres vergonzantes contabilizados en cada parroquia o en instituciones especificamente dedicadas a su atencion Entre estas destaco la Hermandad de la Caridad revitalizada despues de 1663 por Miguel Manara quien en 1650 y 1651 habia actuado como padrino de bautismo de dos de los hijos de Murillo El pintor que era hombre devoto como demuestra su ingreso en la Cofradia del Rosario en 1644 la recepcion del habito de la Venerable Orden Tercera de San Francisco en 1662 y su presencia frecuente en los repartos de pan organizados por las parroquias a las que sucesivamente estuvo adscrito ingreso tambien en esta institucion en 1665 Menos afectada por la crisis la Iglesia tambien noto sus consecuencias despues de 1649 apenas se establecieron nuevos conventos tan solo dos o tres hasta el siglo XIX frente a los nueve conventos de varones y uno de mujeres que se habian fundado desde el ano del nacimiento de Murillo hasta esa fecha 17 Sus cerca de setenta conventos eran sin duda mas que suficientes para una urbe que habia visto disminuir tan drasticamente su poblacion pero la ausencia de nuevas fundaciones conventuales no puso fin a la demanda de obras de arte pues templos y cenobios no dejaron de enriquecerse artisticamente por sus propios medios o por donaciones de particulares acomodados como lo era el propio Manara El comercio con Indias aunque no generase un tejido industrial siguio aportando trabajo a tejedores libreros y artistas Los compradores de plata que se encargaban de afinar los lingotes y los llevaban a labrar a la Casa de la Moneda eran profesionales exclusivos de Sevilla tampoco les falto el trabajo a los oficiales de la Casa de la Moneda al menos por temporadas cuando arribaba la flota a puerto 18 Y nunca faltaron los comerciantes llegados del extranjero que hacian de Sevilla una ciudad cosmopolita Se estima que en 1665 la cifra de extranjeros residentes en Sevilla rondaba los siete mil aunque como es natural no todos ellos se dedicasen al comercio Algunos se habian integrado plenamente en la ciudad tras hacer fortuna Justino de Neve protector de la iglesia de Santa Maria la Blanca y del Hospital de Venerables para los que encargo a Murillo algunas de sus obras maestras procedia de una de aquellas familias de antiguos comerciantes flamencos establecidos en la ciudad ya en el siglo XVI 19 Otros se incorporaron en fechas mas avanzadas el neerlandes Josua van Belle y el flamenco Nicolas de Omazur a los que retrato Murillo llegaron a la ciudad despues de 1660 Hombres cultos a la vez que adinerados hubieron de viajar a Sevilla con retratos y cuadros de aquella procedencia lo que explicaria la influencia entre otros de Bartholomeus van der Helst en los retratos del sevillano 20 Ellos fueron tambien los encargados de extender la fama de Murillo mas alla de la peninsula singularmente Nicolas de Omazur cuya amistad con el pintor le llevo a encargar a su muerte un grabado del Autorretrato ahora conservado en la National Gallery de Londres acompanado de un texto laudatorio en latin posiblemente redactado por el mismo que ademas de comerciante era conocido como poeta 21 Primeros encargos Editar En 1645 Murillo contrajo matrimonio con Beatriz Cabrera Villalobos de una familia de acomodados labradores de Pilas y sobrina de Tomas Villalobos platero de oro y familiar del Santo Oficio que la tutelara al pasar a Sevilla 22 El matrimonio tuvo diez hijos de los que unicamente cinco la menor de quince dias sobrevivieron a la madre fallecida el 31 de diciembre de 1663 23 Solo uno Gabriel 1655 1700 trasladado a las Indias en 1678 apenas cumplidos los veinte anos y que llego a ser Corregidor de Naturales de Ubaque Colombia 24 parece haber seguido el oficio paterno para el que de creer a Palomino era sujeto de buenas prendas y mayores esperanzas 13 San Diego de Alcala dando de comer a los pobres hacia 1646 oleo sobre lienzo 173 x 183 cm Madrid Real Academia de Bellas Artes de San Fernando El mismo ano de su matrimonio recibio el primer encargo importante de su carrera los once lienzos para el claustro chico del convento de San Francisco de Sevilla en los que trabajo de 1645 a 1648 Dispersos los cuadros tras la Guerra de la Independencia 25 la serie narra con proposito didactico algunas historias pocas veces representadas de santos de la orden franciscana en especial seguidores de la Observancia espanola a la que estaba adscrito el convento En la eleccion de sus asuntos se puso el acento en la exaltacion de la vida contemplativa y la de oracion representadas en el San Francisco confortado por un angel de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y La cocina de los angeles del Louvre la alegria franciscana ejemplificada en el San Francisco Solano y el toro Patrimonio Nacional Real Alcazar de Sevilla y el amor al projimo reflejado especificamente en el San Diego de Alcala dando de comer a los pobres Real Academia de San Fernando Con un fuerte acento naturalista en la tradicion del tenebrismo zurbaranesco recogio en este ultimo lienzo un completo repertorio de tipos populares retratados con apacible dignidad cuidadosamente ordenados en una sencilla composicion de planos paralelos recortados sobre un fondo negro En el centro en torno al caldero destaca un grupo de ninos mendigos en el que es posible apreciar ya el interes por los temas infantiles que el pintor nunca abandonara 26 Si la serie en su conjunto puede explicarse dentro de la tradicion monastica iniciada por Pacheco el naturalismo de algunas de sus piezas y el interes por el claroscuro muestran una afinidad con la obra de Zurbaran que podria considerarse ya arcaica si se toma en consideracion que Velazquez y Alonso Cano de la misma generacion que el maestro extremeno hacia anos que habian abandonado el tenebrismo 27 La atraccion por el claroscuro sin embargo aun se va a ver acentuada en alguna obra posterior aunque siempre dentro de su produccion temprana como puede ser la Ultima Cena de la iglesia de Santa Maria la Blanca fechada en 1650 Pero junto a ese gusto por la iluminacion intensa y contrastada en algunos lienzos de la misma serie franciscana se aprecian novedades que distanciandolo de Zurbaran permitirian explicar la buena acogida que tuvo el encargo aunque fuese modestamente pagado asi la difusa iluminacion celestial que envuelve al cortejo de santas que acompanan a la Virgen en el lienzo apaisado que representa La muerte de Santa Clara Dresde Gemaldegalerie fechado en 1646 donde ademas en las figuras de las santas se manifiesta ya el sentido de la belleza con que Murillo acostumbrara a retratar a los personajes femeninos o el dinamismo de las figuras que pueblan la Cocina de los angeles donde se representa al lego fray Francisco de Alcala en levitacion y a los angeles afanados en sus tareas en la cocina No obstante y junto a estos aciertos se advierte tambien en el conjunto de la serie cierta torpeza en la forma de resolver los problemas de perspectiva y es patente la utilizacion de estampas flamencas como fuente de inspiracion A ellas se debe en buena parte el dinamismo de las figuras angelicas tomadas principalmente de la serie de los Angelorum Icones de Crispijn van de Passe Otras fuentes empleadas como Rinaldo y Armida grabado de Pieter de Jode II sobre una composicion de Anton van Dyck solo dos anos anterior al encargo de la serie franciscana demuestran que Murillo podia estar muy al tanto de las ultimas novedades en pintura 28 29 De 1649 a 1655 el impacto de la peste Editar Sagrada Familia del pajarito hacia 1649 1650 oleo sobre lienzo 144 x 188 cm Madrid Museo del Prado Con un tratamiento de la luz y un estudio de los objetos inanimados todavia zurbaranescos Murillo crea un ambiente intimista de apacible cotidianidad que sera el caracteristico de su pintura abordando el hecho religioso en el que la figura de San Jose cobra especial protagonismo con los recursos propios del naturalismo y una personal y humanisima vision En los anos inmediatos al terrible impacto de la peste de 1649 no se conocen nuevos encargos de aquella envergadura pero si un elevado numero de imagenes de devocion entre ellas algunas de las obras mas populares del pintor en las que el interes por la iluminacion claroscurista se distancia de lo zurbaranesco por la busqueda de una mayor movilidad e intensidad emotiva al interpretar los temas sagrados con delicada e intima humanidad Las varias versiones de la Virgen con el Nino o de la llamada Virgen del Rosario entre ellas las del Museo de Castres Palacio Pitti y Museo del Prado la Adoracion de los pastores y la Sagrada Familia del pajarito ambas del Museo del Prado la juvenil Magdalena penitente de la National Gallery of Ireland y Madrid coleccion Arango o la Huida a Egipto de Detroit pertenecen a este momento en el que tambien abordo por primera vez el tema de la Inmaculada en la llamada Concepcion Grande o Concepcion de los franciscanos Sevilla Museo de Bellas Artes con la que inicio la renovacion de su iconografia en Sevilla segun el modelo de Ribera 30 Tambien pertenece a este momento en el terreno ya de la pintura profana el Nino espulgandose o Joven mendigo del Museo del Louvre el primer testimonio conocido de la atencion y dedicacion del pintor a los motivos populares con protagonistas infantiles en el que se ha visto una nota de melancolico pesimismo al mostrar al pequeno esportillero desparasitandose en soledad un pesimismo que abandonara por completo en las obras posteriores de este genero dotadas de mayor vitalidad y alegria 31 De otro orden son la reaparecida Vieja hilandera de Stourhead House conocida con anterioridad solo por una copia mediocre guardada en el Museo del Prado y la Vieja con gallina y cesta de huevos Munich Alte Pinakothek que pudo pertenecer a Nicolas de Omazur pinturas de genero concebidas casi como retratos de observacion directa e inmediata aunque en ellas se acuse tambien la influencia de la pintura flamenca a traves de estampas de Cornelis Bloemaert 32 Por ultimo de 1650 es tambien el primer retrato documentado el de Don Juan de Saavedra Cordoba coleccion privada 33 Con su arzobispo y sus mas de sesenta conventos Sevilla era en el siglo XVII un importante foco de cultura religiosa En ella la religiosidad popular alentada por las instituciones eclesiasticas se manifesto en ocasiones con vehemencia Asi ocurrio en 1615 cuando segun Diego Ortiz de Zuniga y otros cronistas de la epoca la ciudad entera se echo a la calle para proclamar la concepcion de Maria sin pecado original en respuesta al sermon de un padre dominico en el que habia manifestado una opinion poco piadosa en relacion con el misterio En su desagravio se celebraron procesiones y fiestas tumultuosas ese ano y los siguientes a las que no faltaron negros y mulatos y hasta Moros y Moras segun se decia hubiesen participado con su propia fiesta de haberseles permitido 34 La peste de 1649 hizo ademas que se redoblasen algunas devociones con titulos tan significativos como las del Cristo de la Buena Muerte o del Buen Fin y que se fundasen o renovasen cofradias como la de los Agonizantes cuyo objetivo era procurar a los hermanos sufragios y digna sepultura 35 En ese ambiente de intensa religiosidad la clientela eclesiastica constituia solo una parte y quiza no la mayor de la amplia demanda de pinturas religiosas lo que permitiria explicar la produccion murillesca de estos anos destinada a clientes privados y no a templos o conventos con la repeticion de motivos y la existencia de copias salidas del taller como ocurre con la Santa Catalina de Alejandria de medio cuerpo cuyo original conocido por varias copias se encuentra actualmente en la Fundacion Focus Abengoa de Sevilla Numerosos particulares tomaron a su cargo la fundacion o dotacion de iglesias conventos y capillas pero ademas pinturas o sencillas laminas de asunto religioso no podian faltar en ningun hogar por modesto que fuera Un estudio estadistico hecho sobre 224 inventarios sevillanos entre los anos 1600 y 1670 con un total de 5 179 pinturas resenadas arroja la cifra de 1 741 cuadros de asunto religioso en poder de particulares es decir algo mas de un tercio del total pocos mas 1 820 correspondian a la pintura profana de cualquier genero y de las restantes 1 618 no se determinaba el motivo pero seguramente muchas de ellas serian tambien de asunto religioso Como en otros lugares de Espana el porcentaje de pinturas profanas era mayor en las colecciones de la nobleza y el clero aumentando proporcionalmente la pintura de motivo religioso conforme se descendia en la escala social hasta ser casi el unico genero presente en los inventarios de los agricultores y trabajadores en general 36 La llegada de Herrera el Mozo a Sevilla y la recepcion del pleno barroco Editar San Antonio de Padua 1656 oleo sobre lienzo Catedral de Sevilla El cuadro marca en opinion de A E Perez Sanchez la definitiva inflexion de Murillo hacia el estilo barroco pleno En 1655 llego a Sevilla Francisco de Herrera el Mozo procedente de Madrid tras una probable estancia de algunos anos en Italia A poco de llegar pinto el Triunfo del Sacramento de la Catedral de Sevilla con la novedad de sus grandes figuras situadas a contraluz en el primer plano y el revoloteo de angeles infantiles tratados con pincelada fluida y casi transparente en las lejanias Su influencia se podra advertir de inmediato en el San Antonio de Padua cuadro de grandes dimensiones que Murillo pinto para la capilla bautismal de la catedral solo un ano despues La neta separacion de los espacios celeste y terreno tradicional en la pintura sevillana con su equilibrada composicion y figuras monumentales se rompe decididamente aqui potenciando la diagonal al situar el rompimiento de gloria desplazado a la izquierda El santo a la derecha extiende los brazos hacia la figura del Nino Jesus que aparece aislado sobre un fondo vivamente iluminado La distancia que los separa subraya la intensidad de los sentimientos del santo y su anhelo expectante El santo se situa en un espacio interior en penumbra pero abierto a una galeria con la que se crea un segundo foco de fuerte iluminacion con la que consigue una admirable profundidad espacial y evita el violento contraste entre un cielo iluminado y una tierra en sombras unificando los espacios mediante una luz difusa y vibrante en la que algunos angeles del primer plano quedan tambien a contraluz 37 38 La propia evolucion de su pintura hizo posible esa rapida asimilacion de las novedades herrerianas Del mismo ano 1655 terminados en el mes de agosto cuando se colocaron en la sacristia de la catedral son la pareja de santos sevillanos formada por San Isidoro y San Leandro cuadros costeados por el acaudalado canonigo Juan Federigui Tratandose de figuras monumentales mayores que el natural por ir colocadas en lo alto de las paredes aparecen banadas por una luz plateada que provoca en las tunicas blancas destellos brillantes logrados por una tecnica de pincelada pastosa y fluida 39 De fecha proxima pueden ser la Lactacion de San Bernardo y la Imposicion de la casulla a San Ildefonso ambos en el Museo del Prado de datacion controvertida y origen desconocido Los cuadros se citan por primera vez en el inventario del Palacio de la Granja de 1746 como pertenecientes a Isabel de Farnesio probablemente adquiridos durante los anos de estancia de la corte en Sevilla Por su tamano de mas tres metros de alto y similares dimensiones cabe suponerlos cuadros de altar aunque se desconoce la iglesia para la que fueron pintados y si la procedencia como parece es la misma para ambos Todavia se aprecia en ellos el gusto por la iluminacion claroscurista y las figuras monumentales con una composicion sobria y detalles decorativos en los que se han advertido recuerdos de Juan de Roelas principalmente para el lienzo de San Bernardo si bien con un tratamiento de los accesorios mas naturalista en Murillo que en su modelo Pero al mismo tiempo el sutil empleo de las luces especialmente en las zonas mas intensamente iluminadas avanza el tratamiento lirico de la materia que sera caracteristico de su obra posterior 40 Dos importantes conjuntos cuyos encargos no han podido ser documentados podrian pertenecer tambien a este momento por su rico sentido del color y la disposicion de algunas figuras a contraluz los tres monumentales lienzos dedicados a la vida de Juan el Bautista de los que unicamente se sabe que en 1781 colgaban en el refectorio del convento de religiosas agustinas de San Leandro de Sevilla vendidos por el convento en 1812 y actualmente dispersos entre los museos de Berlin Cambridge y Chicago y la serie del Hijo Prodigo Dublin National Gallery of Ireland de la que algun boceto se conserva en el Museo del Prado serie inspirada en grabados de Jacques Callot pero que el pintor supo adaptar a su propio estilo pictorico y al ambiente sevillano del momento en las vestimentas y fisonomias de sus protagonistas Esta aproximacion historica es especialmente resenable en el lienzo llamado El hijo prodigo hace vida disoluta en el que se ha visto una escena costumbrista contemporanea con todos los elementos propios de un bodegon y otros detalles naturalistas habilmente resueltos como la figura del musico que situado a contraluz hace mas agradable el banquete el perrillo que asoma bajo el mantel o los generosos escotes de las damas engalanadas con ropas de vistosos colores y comedido erotismo 41 Anos de plenitud Editar En 1658 paso algunos meses en Madrid Se desconocen los motivos de este viaje y lo que hiciera durante su estancia en la ciudad pero cabe suponer que estimulado por Herrera quisiese conocer las ultimas novedades que en materia de pintura se practicaban en la corte De regreso a Sevilla se ocupo en la fundacion de una academia de dibujo cuya primera sesion tuvo lugar el 2 de enero de 1660 en la casa lonja Su objetivo era permitir tanto a los maestros de pintura y escultura como a los jovenes aprendices perfeccionarse en el dibujo anatomico del desnudo para lo que la academia facilitaria su practica con modelo vivo sufragado por los maestros que aportaban tambien el gasto en lena y velas pues las sesiones tenian lugar por la noche Murillo fue su primer copresidente junto con Herrera el Mozo que marcho ese mismo ano a Madrid para asentarse definitivamente en la corte 42 En noviembre de 1663 aun participo en la sesion que acordo la redaccion de las constituciones de la academia pero para entonces habia dejado ya su presidencia pues al frente de ella aparece en la documentacion Sebastian de Llanos y Valdes Segun Palomino que pondera siempre el caracter apacible de Murillo y su modestia la habria abandonado y establecido academia particular en su propia casa para no verselas con el caracter altivo de Juan de Valdes Leal elegido presidente a continuacion quien en todo queria ser solo 43 Nacimiento de la Virgen 1660 Paris Museo del Louvre De ese ano 1660 es tambien una de las obras mas significativas y admiradas de su produccion el Nacimiento de la Virgen del Museo del Louvre pintado para sobrepuerta de la Capilla de la Concepcion Grande de la catedral sevillana En el centro bajo un pequeno rompimiento de gloria un grupo de matronas y angeles en composicion decreciente deudora de Rubens se arremolinan alegres en torno a la recien nacida de la que emana un foco de luz que ilumina intensamente el primer plano y se degrada hacia el fondo De este modo crea efectos atmosfericos en las escenas laterales mas retrasadas y con focos de luz autonomos en las que aparecen santa Ana a la izquierda en una cama bajo dosel contrastando su tenue iluminacion con la de la silla situada en primer termino a contraluz y dos doncellas a la derecha secando los panales al fuego de una chimenea Esta cuidadosamente estudiada jerarquizacion de las luces recuerda a criticos como Diego Angulo la pintura neerlandesa y en concreto la pintura de Rembrandt que Murillo pudo conocer a traves de estampas o incluso por la presencia de alguna de sus obras en colecciones sevillanas como la de Melchor de Guzman marques de Villamanrique de quien se sabe que poseia un cuadro de Rembrandt que expuso publicamente en 1665 con ocasion de la inauguracion de la iglesia de Santa Maria la Blanca 44 Influencias holandesas y flamencas se senalan tambien en sus paisajes elogiados ya por Palomino quien a proposito de ellos decia no es de omitir la celebre habilidad que tuvo nuestro Murillo en los paises Descontado algun paisaje puro de atribucion dudosa como el Paisaje con cascada del Museo del Prado se trata de fondos paisajisticos en composiciones narrativas Los mejores ejemplares en este orden corresponden a los cuatro lienzos conservados de la serie de historias de Jacob que pinto para el marques de Villamanrique expuestos en la fachada de su palacio en las fiestas de consagracion de la iglesia de Santa Maria la Blanca en 1665 y pintados probablemente hacia 1660 45 Palomino confundiendo el sujeto pues habla de historias de la vida de David cuenta que el marques de Villamanrique encargo los paisajes a Ignacio de Iriarte especialista en el genero y las figuras a Murillo pero que al disputar los pintores sobre quien habia de hacer el primero su parte Murillo enfadado le dijo que si pensaba que le habia menester para los paises se enganaba y asi el solo hizo las tales pinturas con historias y paises cosa tan maravillosa como suya las cuales trajo a Madrid dicho senor Marques 46 Jacob pone las varas al ganado de Laban hacia 1660 1665 oleo sobre lienzo 213 x 358 cm Dallas Meadows Museum El lienzo perteneciente a una serie de historias de la vida de Jacob muestra la habilidad de Murillo en la creacion de paisajes La serie que originalmente debia de estar formada por cinco cuadros de los que solo se conocen cuatro se encontraba en el siglo XVIII en Madrid en poder del marques de Santiago y a comienzos del siglo XIX ya se habia dispersado En la actualidad se localizan dos de sus historias en el Museo del Ermitage las que representan a Jacob bendecido por Isaac y La escala de Jacob y las dos restantes en Estados Unidos Jacob busca los idolos domesticos en la tienda de Raquel conservada en el Cleveland Museum of Art y Jacob pone las varas al rebano de Laban propiedad del Meadows Museum de Dallas Los amplios paisajes especialmente en estos dos ultimos ordenados en torno a un motivo central y abiertos a un fondo luminoso lejano sobre el que se recortan los perfiles difusos de las montanas sugieren el conocimiento de paisajistas flamencos como Joos de Momper o Jan Wildens 47 y quiza tambien de los paisajes italianos de Gaspard Dughet estrictamente contemporaneo en tanto la atencion prestada al ganado abundante en ambos cuadros parece remitir a Orrente reinterpretado a la rica manera del sevillano 37 Con absoluto naturalismo Murillo representara en el Jacob pone las varas al rebano de Laban incluso el apareamiento de las ovejas al que hace alusion el texto biblico Genesis 30 31 lo que por cuestiones de decoro se oculto bajo repintes probablemente ya en el siglo XIX para volver a salir a la luz en el XX 45 Los grandes encargos Editar La serie de pinturas para Santa Maria la Blanca Editar Poco antes de morir el papa Urbano VIII en 1644 una decretal de la Congregacion romana del Santo Oficio en manos de los dominicos prohibio atribuir el termino inmaculada a la concepcion de Maria en lugar de predicarlo directamente de la Virgen del modo como sus partidarios habian pasado de concepcion de la Virgen Inmaculada a Inmaculada Concepcion de la Virgen La decretal no se hizo publica y solo comenzo a ser conocida cuando el Santo Oficio censuro algunos libros por aquel motivo Al llegar la noticia a Sevilla el cabildo respondio colgando un cuadro de la Inmaculada Concepcion de Murillo con la inscripcion Concebida sin pecado y la propia ciudad se dirigio a las Cortes de Castilla en 1649 reclamando la intervencion del rey Nada cambio durante el pontificado de Inocencio X pero al ser elevado al solio pontificio Alejandro VII en 1655 Felipe IV redoblo los esfuerzos para obtener la anulacion de la decretal y una aprobacion de la fiesta de la Inmaculada Concepcion como se habia venido celebrando en Espana Tras las numerosas gestiones de los emisarios espanoles el 8 de diciembre de 1661 el papa Alejandro VII promulgo la Constitucion Apostolica Sollicitudo omnium ecclesiarum que si bien no era todavia la definicion dogmatica que algunos esperaban proclamaba la antiguedad de la pia creencia admitia su fiesta y afirmaba que ya pocos catolicos la rechazaban La constitucion fue acogida en Espana con entusiasmo y por todas partes se celebraron grandes fiestas de las que han quedado numerosos testimonios artisticos 48 Pinturas para la iglesia de Santa Maria la Blanca El sueno del patricio El patricio Juan y su esposa ante el papa Liberio Pintados entre 1662 y 1665 los dos medios puntos de mas de 5 metros de ancho que decoraban la nave central actualmente en el Museo del Prado narran la fundacion de la Basilica de Santa Maria la Mayor de Roma o Santa Maria de las Nieves advocacion del templo sevillano En conmemoracion de la constitucion apostolica el parroco de la iglesia de Santa Maria la Blanca Domingo Velazquez Soriano acordo proceder a una remodelacion del templo antigua sinagoga cuyos trabajos fueron costeados en parte por el canonigo Justino de Neve probable autor del encargo a Murillo de cuatro cuadros para decorar sus muros Las obras que transformaron el viejo edificio medieval en un espectacular templo barroco se iniciaron en 1662 y estaban concluidas en 1665 inaugurandose con solemnes fiestas descritas minuciosamente por Fernando de la Torre Farfan en Fiestas que celebro la iglesia parroquial de S Maria la Blanca Capilla de la Santa Iglesia Metropolitana y patriarchal de Sevilla en obseqvio del nvevo breve concedido por N Smo Padre Alexandro VII en favor del pvrissimo mysterio de la Concepcion sin culpa Original de Maria Santiisima Nuestra Senora en el Primero Instante physico de su ser editada al ano siguiente en Sevilla Farfan describe la iglesia de cuyos muros colgaban ya las pinturas de Murillo y los decorados efimeros instalados en la plaza situada ante el templo donde en un tablado provisional se dispuso un retablo con al menos otras tres pinturas de Murillo propiedad de Neve una Inmaculada grande en el nicho central y a sus lados el Buen Pastor y San Juan Bautista Nino Los cuadros de Murillo en forma de medio punto representaban historias de la fundacion de la Basilica de Santa Maria la Mayor de Roma los dos mas grandes situados en la nave central e iluminados por las claraboyas de la cupula y la Inmaculada Concepcion y el Triunfo de la Eucaristia en los dos menores dispuestos en las cabeceras de las naves laterales Los cuatro salieron de Espana durante la Guerra de la Independencia y solo los dos primeros destinados al Museo Napoleon fueron devueltos en 1816 incorporandose mas tarde al Museo del Prado en tanto los dos restantes tras sucesivas ventas pertenecen al Museo del Louvre el que representa a la Inmaculada y a una coleccion particular inglesa el Triunfo de la Eucaristia Especialmente las dos primeras son obras magistrales En el Sueno del patricio Juan y su esposa Murillo representa el momento en que en suenos se les aparece la Virgen en el mes de agosto para pedirles la dedicacion de un templo en el lugar que veran trazado con nieve en el monte Esquilino En lugar de mostrarles dormidos en el lecho Murillo los imagina vencidos por el sueno el recostado sobre la mesa cubierta por un tapete rojo sobre la que reposa cerrado el grueso libro en que ha estado leyendo y ella sobre un cojin segun la costumbre de la epoca con la cabeza caida sobre las labores interrumpidas Incluso un perrillo blanco duerme arremolinado sobre si mismo La composicion decreciente amplifica la sensacion de relajamiento La penumbra que invade la escena rota por el halo que envuelve a Maria con el Nino aparece matizada por las luces que destacan sutilmente cada detalle de la composicion y crean con el tratamiento fluido y borroso de los contornos el espacio donde se situan las figuras placidamente 49 La historia continua con la presentacion del Patricio Juan y su esposa ante el papa Liberio Murillo divide la escena disponiendo a la izquierda al patricio y a su esposa ante el papa que ha tenido el mismo sueno y a la derecha representa dibujada en la lejania la procesion que se dirige al monte para verificar el contenido de los suenos en la que el papa Liberio reaparece bajo el palio La escena principal se dispone en un amplio escenario de arquitectura clasica iluminado desde la izquierda La luz incide principalmente sobre la mujer y el religioso que la acompana creando un contraluz con el que destaca sobre la desnuda arquitectura la figura del papa retratado posiblemente con los rasgos de Alejandro VII El mismo gusto por los contraluces se encuentra en la procesion pintada con pincelada ligera y casi abocetada donde las figuras de los espectadores del primer plano aparecen como bultos sumidos en la sombra destacando de este modo la luminosidad de la procesion misma 50 Pinturas para la iglesia de los capuchinos de Sevilla Editar Santo Tomas de Villanueva hacia 1668 oleo sobre lienzo 283 x 188 cm Sevilla Museo de Bellas Artes Pintado para una de las capillas laterales de la iglesia de los capuchinos Murillo llamaba a este cuadro su Lienzo segun cuenta Antonio Palomino quien destacaba la figura del mendigo de espaldas que parece verdad Tras algunas pinturas hechas hacia 1664 para el convento de San Agustin de las que cabe destacar la que representa a San Agustin contemplando a la Virgen y a Cristo crucificado Museo del Prado entre 1665 y 1669 pinto en dos etapas 16 lienzos para la iglesia del convento de capuchinos de Sevilla destinados a su retablo mayor los retablos de las capillas laterales y el coro para el que pinto una Inmaculada Tras la desamortizacion de Mendizabal de 1836 los cuadros pasaron al Museo de Bellas Artes de Sevilla salvo el Jubileo de la Porciuncula que ocupaba el centro del retablo mayor conservado en el Museo Wallraf Richartz de Colonia El repertorio de santos que forma este conjunto incluye segun Perez Sanchez algunas de las obras capitales de su mejor momento 37 Las figuras emparejadas de San Leandro y San Buenaventura y de Santas Justa y Rufina que ocupaban los lados del primer cuerpo del retablo tienen ese caracter tan propio del pintor de vivos retratos y de profunda humanidad en sus expresiones serenas y melancolicas Las santas sevillanas acompanadas por algunos cacharros de ceramica de bella factura en alusion a su profesion de alfareras y a su martirio sostienen una reproduccion de la Giralda en recuerdo del terremoto de 1504 en el que segun la tradicion impidieron su caida abrazandose a ella pero su presencia en el retablo se debe a que la iglesia se habia construido en el lugar que ocupaba el antiguo anfiteatro donde habian recibido el martirio Tambien san Leandro aludia a la historia del templo pues la tradicion afirmaba que en aquel lugar habia construido un convento antes de la conquista musulmana de la peninsula iberica que ahora traspasaba alegoricamente a san Buenaventura a quien contrariamente a su habitual iconografia Murillo represento barbado por ser convento de capuchinos y con la maqueta de una iglesia gotica probablemente copiada de un grabado para significar su antiguedad 51 En los cuadros dedicados a santos franciscanos San Antonio de Padua San Felix Cantalicio pero especialmente en el San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz que figura entre los cuadros mas populares del pintor la suavidad de luces y colores armonizando sin violencia el pardo del habito franciscano con los fondos verdosos o con el cuerpo desnudo de Cristo intensifican el caracter intimo de sus visiones misticas despojadas de todo dramatismo Muy representativa de la evolucion del pintor es la Adoracion de los pastores pintada para altar de una capilla lateral Comparada con otras versiones anteriores del mismo tema como la conservada en el Museo del Prado de hacia 1650 y estricta observancia naturalista se puede advertir en ella con toda claridad la novedad que suponen estas pinturas en cuanto a la factura pictorica de su pincelada ligera y la utilizacion de la luz para crear con ella el espacio valiendose de los contraluces frente al claroscuro y el modelado prieto de sus primeras obras 52 Santo Tomas de Villanueva el cuadro al que el pintor llamaba su Lienzo originalmente situado en la primera capilla de la derecha ejemplifica bien el grado de magisterio alcanzado por el pintor en esta serie Tomas de Villanueva aunque agustino y no franciscano habia sido recientemente canonizado por Alejandro VII y como arzobispo de Valencia habia destacado por su espiritu limosnero lo que resalta Murillo disponiendole rodeado de mendigos a los que socorre junto a una mesa con un libro abierto cuya lectura ha abandonado para significar de este modo que la ciencia teologica sin la caridad no es nada La escena discurre en un interior de sobria arquitectura clasica y notable profundidad senalada por la alternancia de espacios iluminados y en sombras Una monumental columna en el plano medio a contraluz permite crear un halo luminoso en torno a la cabeza del santo cuya estatura acrecienta el mendigo tullido arrodillado ante el con un estudiado escorzo de su espalda desnuda Igual de estudiadas parecen las contrastadas psicologias de los mendigos socorridos desde el anciano encorvado que acerca la mano a los ojos con gesto de asombro o de incredulidad la anciana que mira con semblante hurano y el muchacho tinoso que aguarda suplicante al nino que en el angulo inferior izquierdo del lienzo y destacado a contraluz muestra a su madre con radiante alegria las monedas que ha recibido 53 La serie de las obras de misericordia para el Hospital de la Caridad Editar Pinturas para la iglesia del Hospital de la Caridad Abraham y los tres angeles Ottawa National Gallery El regreso del hijo prodigo Washington National Gallery of Art La curacion del paralitico en la piscina probatica Londres National Gallery Murillo pinto entre 1666 y 1670 seis jeroglificos que explican seis de las obras de Misericordia para la nueva iglesia que impulsada por Miguel de Manara construia la Hermandad de la Caridad a la que el pintor habia ingresado en 1665 En 1672 entrego otros dos cuadros de altar los unicos que junto con dos de los jeroglificos de las obras de misericordia se conservan en su lugar La Hermandad de la Caridad fundada segun la leyenda a mediados del siglo XV por Pedro Martinez prebendado de la catedral para dar sepultura a los ajusticiados inicio su andadura poco antes de 1578 cuando los hermanos alquilaron a la Corona la capilla de San Jorge situada en las Reales Atarazanas y se fecha su primera Regla en la que se fijaba como objetivo propio de la hermandad enterrar a los muertos Durante anos llevo una vida languida al punto que en 1640 la capilla se encontraba en ruinas y los hermanos decidieron su demolicion iniciando la construccion de una nueva cuya conclusion se iba a demorar mas de 25 anos La peste de 1649 permitio su revitalizacion con la incorporacion de nuevos hermanos pero fue el ingreso de Miguel Manara heredero de una acaudalada familia de comerciantes de origen corso y su eleccion como hermano mayor en diciembre de 1663 lo que impulso la conclusion de las obras de la iglesia a las que se anadio la conversion de un almacen de las Atarazanas en hospicio y la reforma de la propia hermandad que ahora tendria tambien como objetivos acoger a los vagabundos y darles de comer en su hospicio convertido en dispensario de incurables y recoger a los enfermos abandonados para trasladarlos a hombros de los hermanos si era necesario hasta los hospitales donde los atendieran 54 Fue Manara con toda probabilidad el autor del programa decorativo ajustado a un discurso narrativo coherente y el responsable de elegir a sus artifices Murillo y Valdes Leal encargados de las labores pictoricas Bernardo Simon de Pineda para la arquitectura de los retablos y Pedro Roldan a cargo de la escultura El acta de la reunion de la hermandad del 13 de julio de 1670 recogida en el Libro de Cabildos da informacion de lo que hasta ese momento se llevaba hecho y aclara su significado Asi mismo propuso Nro hermano mayor Don Miguel de Manara como acavada la obra de nra iglesia y puestose en ella con la grandeza y hermosura que se ve seis jeroglificos que explican seis de las obras de Misericordia haviendose dejado la de enterrar los muertos que es la principal de nro Instituto para la Capilla mayor 55 Los jeroglificos alli mencionados ilustracion de las obras de misericordia pueden identificarse con los seis cuadros de Murillo que segun las descripciones de Antonio Ponz y Juan Agustin Cean Bermudez colgaban de los muros de la nave de la iglesia por debajo de la cornisa formando otra de las series capitales de la etapa madura del pintor Cuatro de ellos fueron robados por el mariscal Soult durante la guerra de Independencia y se encuentran actualmente dispersos en diferentes museos conservandose en su lugar unicamente los dos mayores de formato apaisado que se situaban en el crucero Sus asuntos relacionado cada uno de ellos con una obra de misericordia son La curacion del paralitico Londres National Gallery visitar a los enfermos San Pedro liberado por el angel San Petersburgo Museo del Ermitage redimir a los cautivos Multiplicacion de los panes y los peces in situ dar de comer al hambriento El regreso del hijo prodigo Washington National Gallery of Art vestir al desnudo Abraham y los tres angeles Ottawa National Gallery dar posada al peregrino y Moises haciendo brotar el agua de la roca de Horeb in situ dar de beber al sediento A proposito de ellos comentaba Cean Bermudez Los que no conceden a Murillo mas que la hermosura del color podran observar en la espalda del paralitico de la piscina como entendia la anatomia del cuerpo humano en los tres angeles que se aparecen a Abrahan las proporciones del hombre en las cabezas de Cristo Moyses el padre de familia y de otros personages la nobleza de los caracteres la expresion del animo en las figuras del hijo Prodigo y en fin veran en estos excelentes cuadros practicadas las reglas de la composicion de la perspectiva y de la optica como tambien la filosofia con que demostraba las virtudes y las pasiones del corazon humano 56 Diego Angulo destaco junto con la capacidad del pintor para no repetirse y su dominio de la gesticulacion en los personajes secundarios que con la diversidad de sus reacciones profundizan los contenidos narrativos la amplitud del espacio arquitectonico representado en los porticos de la piscina probatica donde por medio de la luz y el gradual desdibujamiento de las formas se alcanzan notables efectos de perspectiva aerea 57 En los dos lienzos mayores los mas complejos por composicion y numero de personajes sin embargo tambien recurrio a la inspiracion ajena habiendose senalado deudas para el Moises de un lienzo de igual asunto del genoves Gioacchino Assereto que era bien conocido en Sevilla y actualmente se localiza en el Museo del Prado y de Herrera el Viejo para la Multiplicacion de los panes y los peces reinterpretados ambos con su particular sensibilidad 58 San Juan de Dios detalle 1672 Sevilla iglesia del Hospital de la Caridad El ciclo de las obras de misericordia encargado a Murillo se completaba con el grupo escultorico del Entierro de Cristo ejecutado por Pedro Roldan que por representar la obra caritativa mas importante en el origen de la institucion enterrar a los muertos ocupaba el retablo mayor Aparte de esta serie la hermandad pago en 1672 otras cuatro pinturas entregadas por Murillo y Valdes Leal en ese ano cuyos asuntos completaban el mensaje de la anterior conforme a las inquietudes y meditaciones de Manara expresadas en su Discurso de la verdad Esos cuatro lienzos rematados en medio punto eran por una parte los celebres jeroglificos de las postrimerias de Valdes Leal situados a los pies de la nave proximos a la entrada del templo recordando al que entraba la caducidad de los bienes terrenos y la proximidad del juicio divino en el que la balanza podia inclinarse del lado de la salvacion mediante el ejercicio de las obras de misericordia mostradas en la serie anterior pero como todos los motivos de esa serie habian sido tomados de la Biblia los dos nuevos cuadros de Murillo situados en los altares de la nave venian a proponer a los hermanos modelos de caridad con los que pudieran identificarse mas facilmente por la mayor cercania de sus protagonistas San Juan de Dios y Santa Isabel de Hungria curando a los tinosos conservados ambos en su lugar Ambos servian como ejemplo hasta un grado heroico de las nuevas practicas caritativas que Manara habia encomendado a la hermandad implicandose personal y directamente en el ejercicio de la caridad como el esperaba que hicieran los hermanos cargando sobre sus hombros si era necesario a los mendigos enfermos en cualquier lado que los encontrasen tal como habia hecho el granadino Juan de Dios o limpiando sus heridas sin volver el rostro por muy llagado y asqueroso que este 59 de lo que era ejemplo la santa reina hungara Y es de este modo como Murillo mostraba a sus mendigos enfermos incluso incidiendo en la interpretacion realista y desagradable de las llagas lo que no dejo de suscitar algunas criticas cuando el cuadro de Santa Isabel de Hungria llego a Paris llevado por las tropas francesas Tantas criticas como elogios iba a recibir poco despues en la misma Francia por la capacidad de los espanoles para conjugar lo sublime y lo vulgar 60 Otras iconografias religiosas Editar La Inmaculada Concepcion Editar Se conocen cerca de veinte cuadros con el tema de la Inmaculada pintados por Murillo una cifra solo superada por Jose Antolinez y que ha hecho que se le tenga por el pintor de las Inmaculadas una iconografia de la que no fue inventor pero que renovo en Sevilla donde la devocion se hallaba profundamente arraigada Inmaculada Concepcion de El Escorial hacia 1660 1665 oleo sobre lienzo 206 x 144 cm Madrid Museo del Prado La mas primitiva de las conocidas es probablemente la llamada Concepcion Grande Sevilla Museo de Bellas Artes pintada para la iglesia de los franciscanos donde se situaba sobre el arco de la capilla mayor a gran altura lo que permite explicar la corpulencia de su figura Por su tecnica puede llevarse a una fecha cercana a 1650 cuando se reconstruyo el crucero de la iglesia tras sufrir un hundimiento Ya en esta primera aproximacion al tema Murillo rompio decididamente con el estatismo que caracterizaba a las Inmaculadas sevillanas atentas siempre a los modelos establecidos por Pacheco y Zurbaran Influido posiblemente por la Inmaculada de Ribera para las agustinas descalzas de Salamanca que pudo conocer por algun grabado Murillo la doto de vigoroso dinamismo y sentido ascensional mediante el movimiento de la capa La Virgen viste tunica blanca y manto azul conforme a la vision de la portuguesa Beatriz de Silva recordada por Pacheco en sus instrucciones iconograficas pero Murillo prescindio por entero de los restantes atributos marianos que con caracter didactico abundaban en las representaciones anteriores y de la tradicional iconografia de la mujer apocaliptica dejo solo la luna bajo sus pies y el vestido de sol entendido como el fondo atmosferico de color ambarino sobre el que se recorta la silueta de la Virgen Sobre una peana de nubes sostenida por cuatro angelotes ninos y reducido el paisaje a una breve franja brumosa la sola imagen de Maria bastaba a Murillo para explicar su concepcion inmaculada 48 61 La segunda aproximacion de Murillo al tema inmaculista esta relacionada tambien con los franciscanos los grandes defensores del misterio y es en rigor un retrato el de fray Juan de Quiros que en 1651 publico en dos tomos Glorias de Maria El cuadro de grandes dimensiones y actualmente en el Palacio arzobispal de Sevilla fue encargado en 1652 a Murillo por la Hermandad de la Vera Cruz que tenia su sede en el convento de San Francisco El fraile aparece retratado ante una imagen de la Inmaculada acompanada por angeles portadores de los simbolos de las letanias e interrumpe la escritura para mirar al espectador sentado frente a una mesa en la que reposan los dos gruesos volumenes que escribio en honor de Maria El respaldo del sillon frailuno superpuesto al borde dorado que enmarca la imagen permite apreciar sutilmente que el retratado se encuentra ante un cuadro y no en presencia real de la Inmaculada cuadro dentro del cuadro enmarcado por columnas y festones con guirnaldas El modelo de la Virgen con las manos cruzadas sobre el pecho y la vista elevada es ya el que el pintor va a recrear sin repetirse nunca en sus muy numerosas versiones posteriores 62 Inmaculada Concepcion de los Venerables o Inmaculada Soult hacia 1678 oleo sobre lienzo 274 x 190 cm Madrid Museo del Prado En la Inmaculada pintada para la iglesia de Santa Maria la Blanca a la que ya se ha hecho mencion tambien incluyo retratos de devotos del misterio Torre Farfan identifico entre ellos al parroco Domingo Velazquez quien pudo sugerirle al pintor el complejo contenido teologico de este lienzo y de su pareja el Triunfo de la Eucaristia Ambos aparecen enlazados y se explican por los textos inscritos en las filacterias dibujadas en ellos in principio dilexit eam En el principio Dios la amo texto formado con las primeras palabras del Genesis y un versiculo del Libro de la Sabiduria VIII 3 texto que acompana a la imagen de la Inmaculada e in finem dilexit eos Joan Cap XIII con la alegoria de la Eucaristia palabras tomadas del relato de la Ultima Cena en el Evangelio de Juan sabiendo Jesus que le habia llegado la hora de pasar de este mundo al Padre habiendo amado a los suyos los amo hasta el fin La Inmaculada cuya definicion dogmatica reclamaban sus defensores se asociaba de este modo con la Eucaristia elemento central de la doctrina catolica la misma manifestacion de amor a los hombres que habia movido a Jesus al final de sus dias en la tierra a encarnarse en el pan habia preservado a Maria del pecado antes de todos los tiempos Y aunque es probable que a Murillo se le diesen tanto los asuntos como los textos inscritos cabe recordar que los pintores sevillanos al ingresar en la academia de dibujo debian prestar juramento de fidelidad al Santo Sacramento y a la doctrina de la Inmaculada 48 La Inmaculada de Santa Maria la Blanca responde por lo demas a un prototipo creado por el pintor hacia 1660 o poco mas tarde anos a los que pertenece la llamada Inmaculada de El Escorial Museo del Prado una de las mas bellas y conocidas del pintor quien se sirvio aqui de una modelo adolescente de mayor juventud que en sus restantes versiones El perfil ondulante de la figura con la capa apenas despegada del cuerpo en direccion diagonal y la armonia de los colores azul y blanco del vestido con el gris plateado de las nubes por debajo del resplandor levemente dorado que envuelve la figura de la Virgen son rasgos que se encuentran en todas sus versiones posteriores hasta la que probablemente sea la ultima la Inmaculada Concepcion de los Venerables tambien llamada Inmaculada Soult Museo del Prado que podria haber sido encargada en 1678 por Justino de Neve para uno de los altares del Hospital de los Venerables de Sevilla A pesar de su considerable tamano la Virgen aparece aqui de dimensiones mas reducidas al aumentar considerablemente el numero de angelitos que revolotean alegres a su alrededor anticipando el gusto delicado del rococo Sacada de Espana por el mariscal Soult cuando se tenia segun Cean Bermudez por superior a todas las de su mano fue adquirida por el Museo del Louvre en 1852 por 586 000 francos de oro la cifra mas alta que se habia pagado hasta ese momento por un cuadro Su posterior ingreso en el Museo del Prado se produjo como consecuencia de un acuerdo firmado entre el gobierno espanol y el frances de Philippe Petain en 1940 cuando la estimacion del pintor se encontraba en horas bajas siendo canjeada junto con la Dama de Elche y otras obras de arte por una copia del retrato de Mariana de Austria de Velazquez entonces propiedad del Museo del Prado que en aquel momento se consideraba la version original del retrato 63 Jesus nino y san Juanito Editar El Buen Pastor hacia 1660 oleo sobre lienzo 123 x 101 cm Madrid Museo del Prado La Virgen con el Nino en figura aislada y de cuerpo entero es otro de los temas tratados con frecuencia por Murillo En este caso se trata generalmente de obras de reducido tamano destinadas probablemente a oratorios privados La mayor parte de las conservadas fueron pintadas entre 1650 y 1660 con tecnica aun claroscurista e independientemente de su caracter devoto con un acusado sentido naturalista de la belleza femenina y de la gracia infantil A la influencia de Rafael conocido a traves de grabados se debe sin duda la elegancia de los esbeltos modelos juveniles de sus Virgenes asi como la delicada expresion de los sentimientos maternales que hacen innecesario el acompanamiento de otros simbolos mas propios de la religiosidad medieval pero que podian encontrarse todavia en las composiciones de Francisco de Zurbaran dedicadas al mismo asunto Paralelamente se advierte la influencia de la pintura flamenca bien representada en Sevilla en el rico tratamiento de los ropajes asi en algunas de las versiones de las que existe un mayor numero de copias antiguas como son la Virgen del Rosario con el Nino del Museo del Prado o la Virgen con el Nino del Palacio Pitti en la que a la tierna expresion de la Virgen y la juguetona actitud del Nino se une la eleccion de una rica gama de tonalidades pastel rosas y azules anticipo del gusto rococo 64 Con identico aliento naturalista trato otros motivos del ciclo de la infancia de Cristo como la Huida a Egipto Detroit Institute of Arts o la Sagrada Familia Prado Derbyshire Chatsworth House El interes del pintor por los temas de la infancia y la propia evolucion de la sentimentalidad barroca se pondran de manifiesto tambien en las figuras aisladas del Nino Jesus dormido sobre la cruz o bendiciendo y del Bautista nino o San Juanito de entre las que cabria recordar la version conservada en el Museo del Prado obra tardia fechable hacia 1675 y una de las mas divulgadas del pintor en la que el Nino con gesto mistico y el cordero que lo acompana se dibujan con pincelada fluida sobre un paisaje plateado de perfiles deshechos Del viejo tema del Buen Pastor interpretado por Murillo en version infantil se conocen tres versiones la que probablemente sea la mas antigua de ellas la del Museo del Prado pintada hacia 1660 presenta al Nino reposando una mano en la oveja extraviada erguido mirando al espectador con cierto aire melancolico y sentado en un bucolico paisaje de ruinas clasicas lo que hace de ella una eficaz imagen devocional Una version posterior en Londres Coleccion Lane con Jesus en pie conduciendo el rebano deja mas espacio al paisaje pastoril y el rostro del Nino dirigido ahora al cielo gana en expresividad Su pareja en el pasado el San Juanito y el cordero de Londres National Gallery en el que el pequeno Bautista aparece con el rostro risueno mientras abraza al cordero con infantil frescura llamo la atencion de Gainsborough que pudo poseer una copia e inspirarse en el para su Nino con perro de la coleccion Alfred Beit La ultima version de este tema Francfort Stadelsches Kunstinstitut trabajada con notable soltura de pincel y colores suaves pertenece ya a los anos postreros del pintor con un sentido de la belleza mas acentuadamente dulce y delicado Los ninos de la concha del Museo del Prado donde el Nino Jesus y san Juanito aparecen juntos en actitud de jugar es como las anteriores una imagen devocional dirigida a una piedad sencilla pero servida con una depurada tecnica pictorica enormemente popular 65 66 Temas de la Pasion Editar Cristo despues de la flagelacion oleo sobre lienzo 113 x 147 cm Boston Museum of Fine Arts En la pintura de Murillo las escenas de martirio aunque no falten Martirio de san Andres Museo del Prado son muy raras Mucho mas frecuentes son las imagenes devocionales y piadosas que le permiten incidir en los aspectos emotivos del asunto representado despojado de todo contexto narrativo del mismo modo como abordara los temas de la Pasion de Cristo 67 El Ecce homo en figura aislada y formando pareja con la Dolorosa conforme al modelo de Tiziano es de los temas de la Pasion la imagen que mas se repite ya sea de busto Museo del Prado de medio cuerpo Nueva York Hecksecher Museum h 1660 70 El Paso El Paso Museum of Art h 1675 82 o en figura completa y sentado Madrid coleccion particular como pudiera serlo el que formase pareja con la Dolorosa del Museo de Bellas Artes de Sevilla 68 Otra iconografia que se repite es la del Cristo tras la flagelacion Boston Museum of Fine Arts h 1665 1670 y Universidad de Illinois en Urbana Champaign asunto no evangelico pero ampliamente tratado por los oradores sagrados que gustaran de proponer al cristiano por su fuerza expresiva la contemplacion del redentor desvalido y magullado recogiendo pudorosamente las vestiduras que han quedado esparcidas por la sala como ejemplo de humildad y de mansedumbre Relacionado con este el tema del Cristo a la columna con san Pedro en lagrimas que invita a meditar sobre la necesidad del arrepentimiento y el sacramento del perdon tiene en la produccion de Murillo un ejemplo notable por el cliente para el que se pinto el canonigo Justino de Neve y por el rico y raro material empleado como soporte una lamina de obsidiana procedente de Mexico La pequena pieza se mencionaba en el inventario de los bienes de Neve hecho a su muerte formando pareja con una Oracion en el huerto pintada sobre el mismo material y ambas fueron adquiridas en su almoneda por el cirujano Juan Salvador Navarro de cuya propiedad pasaron a la de Nicolas de Omazur Louvre 69 En las imagenes de Cristo en la cruz los modelos seguidos son grabados flamencos y no las instrucciones iconograficas de Francisco Pacheco Cristo se representa generalmente ya muerto con la senal de la lanzada en el costado y sujeto al madero por tres clavos Son por lo comun piezas de pequeno tamano y alguna vez pintadas sobre pequenas cruces de madera como destinadas a la devocion privada y del mismo modo que habia hecho Martinez Montanes en el Cristo de los calices imagen de mucha devocion en Sevilla atenuadas las huellas del martirio para no entorpecer con el abuso de la sangre la contemplacion de la bella figura de Cristo 70 Los generos profanos Editar La pintura de genero Editar Ninos jugando a los dados hacia 1665 1675 oleo sobre lienzo 140 x 108 cm Munich Alte Pinakothek En la amplia produccion de Murillo se recogen tambien alrededor de 25 cuadros de genero con motivos principalmente aunque no exclusivamente infantiles Las primeras noticias que se tienen de casi todos ellos proceden de fuera de Espana lo que induce a pensar que fueron pintados por encargo de algunos de los comerciantes flamencos asentados en Sevilla clientes tambien de pinturas religiosas como pudiera ser Nicolas de Omazur importante coleccionista de las obras del pintor y con destino al mercado nordico como contrapunto laico quiza de las escenas dedicadas a la infancia de Jesus 71 Algunos de ellos como los Ninos jugando a los dados de la Alte Pinakothek de Munich aparecieron mencionados ya a nombre de Murillo en un inventario efectuado en Amberes en 1698 y a comienzos del siglo XVIII fueron adquiridos por Maximiliano de Baviera para la coleccion real bavara Las influencias que pudiera haber recibido del pintor danes Eberhard Keil llegado a Roma en 1656 y de los bamboccianti holandeses no bastan por otra parte para explicar el enfoque murillesco del genero que en la escala de sus figuras integradas en fondos paisajisticos reducidos pero en todo caso mayores que en la pintura de Keil quien llena el espacio con sus figuras y en la eleccion de sus asuntos puramente anecdoticos y reflejados con espontanea alegria crea una pintura de genero sin precedentes nacida del espiritu naturalista de su tiempo y de la atraccion que en el pintor ejerce la psicologia infantil puesta de manifiesto tambien como ya se ha constatado en su pintura religiosa 72 73 Aunque sus protagonistas son habitualmente ninos mendigos o de familias humildes pobremente vestidos e incluso harapientos sus figuras transmiten siempre optimismo pues el pintor busca el momento feliz del juego o de la merienda a la que se entregan divertidos La soledad y el aire de conmiseracion con que retrato al Nino espulgandose del Museo del Louvre que por su tecnica y el tratamiento de la luz puede fecharse hacia 1650 o algo antes desaparecera en las obras posteriores con fechas que van de 1665 a 1675 La comparacion propuesta ya por Diego Angulo entre el Nino espulgandose del Louvre y otro cuadro de asunto semejante pero de fecha posterior el que representa a una Abuela despiojando a su nieto conservado en la Pinacoteca de Munich ilustra el cambio de actitud las notas de tristeza y soledad han desaparecido por completo y lo que atrae al pintor es el espiritu infantil siempre dispuesto al juego retratando al nino entretenido con un mendrugo de pan y distraido con el perrillo que juega entre sus piernas mientras la abuela se encarga de su higiene trasladando quiza a la pintura el viejo refran nino con piojos saludable y hermoso 74 Esa alegria infantil es la protagonista absoluta de otro lienzo de pequeno formato tratado con pincelada vivaz y abocetada conservado en la National Gallery de Londres el llamado Nino riendo asomado a la ventana sin otra anecdota que la simple sonrisa abierta del muchacho asomado a la ventana desde la que ve algo que a el le hace reir pero que a los espectadores del cuadro se les oculta 74 Tambien se percibe en la obra del Ermitage ruso Muchacho con un perro Nino espulgandose hacia 1650 Paris Museo del Louvre Tres muchachos Dos golfillos y un negrito hacia 1670 Londres Dulwich Picture Gallery Nino riendo asomado a la ventana hacia 1675 Londres National Gallery Cuadros como Dos ninos comiendo de una tartera y Ninos jugando a los dados juego desaprobado por los moralistas conservados ambos en la pinacoteca de Munich aunque pudieran estar inspirados tambien en refranes o relatos de corte picaresco que no han podido ser identificados no parecen responder a otra intencion que la de retratar con tono amable a grupos de ninos que manifiestan su alegria en el juego o comiendo golosos y que son capaces de sobrevivir con sus limitados recursos gracias a la vitalidad que les otorga su propia juventud De tono similar pero quiza con mayor contenido argumental son los dos conservados en la Dulwich Picture Gallery Invitacion al juego de pelota a pala que refleja las dudas del nino enviado a hacer algun recado cuando otro de aspecto picaro le invita a participar en el juego y el llamado Tres muchachos o Dos golfillos y un negrito cuya leve anecdota permite al pintor confrontar diversas reacciones psicologicas ante un hecho inesperado un nino negro con un cantaro al hombro en el que Murillo podria haber retratado a Martin su esclavo negro atezado nacido hacia 1662 llega hasta donde se encuentran otros dos muchachos dispuestos a merendar y con gesto amable les pide un pedazo de la tarta que van a comer a lo que uno de ellos reacciona divertido en tanto el que tiene la tarta intenta ocultarla entre sus manos con gesto temeroso 75 Con el mismo tono amable y anecdotico atraido por los desheredados y la gente sencilla con sus reacciones espontaneas en Dos mujeres en la ventana Washington National Gallery of Art retrato probablemente una escena de burdel como se viene senalando desde el siglo XIX 76 La llamada Muchacha con flores de la Dulwich Picture Gallery tenida alguna vez por pintura de genero y confundida con una vendedora de flores responde en cambio mejor al genero alegorico y puede interpretarse como una representacion de la Primavera cuya pareja podria ser la personificacion del Verano en forma de joven cubierto con turbante y espigas recientemente ingresada en la National Gallery of Scotland 77 Podria tratarse de los dos cuadros representando dichas estaciones del ano que Nicolas de Omazur adquirio en la testamentaria de Justino de Neve y no serian ademas las unicas alegorias pintadas por Murillo pues Omazur era tambien propietario de un cuadro actualmente en paradero desconocido dedicado a La Musica Baco y el Amor 78 Retratos Editar Nicolas de Omazur 1672 oleo sobre lienzo 83 x 73 cm Madrid Museo del Prado Aunque su numero es relativamente reducido los retratos pintados por Murillo se encuentran repartidos a lo largo de toda su carrera y presentan una notable variedad formal a lo que no seria ajeno el gusto de los clientes El del canonigo Justino de Neve Londres National Gallery sentado en su escritorio con un perrillo faldero a sus pies y ante un elegante fondo arquitectonico abierto a un jardin responde perfectamente a modelos propios del retrato espanol con el acento puesto en la dignidad del personaje retratado Retratos de cuerpo entero como el de Don Andres de Andrade del Metropolitan de Nueva York o el Caballero con golilla del Museo del Prado acusan la doble influencia de Velazquez y Anton van Dyck que volvera a exhibir con notable maestria pincelada fluida y sobriedad de color en el retrato de Don Juan Antonio de Miranda y Ramirez de Vergara Madrid coleccion duques de Alba una de las ultimas obras del pintor fechada con precision en 1680 cuando el modelo canonigo de la catedral contaba 25 anos Los retratos de Nicolas de Omazur Museo del Prado como el de su esposa Isabel de Malcampo conocido solo por una copia de medio cuerpo e inscritos en un marco ilusionista responden por el contrario al gusto mas especificamente flamenco y neerlandes tanto por el formato como por su contenido alegorico al retratarlos llevando en las manos ella unas flores y el una calavera simbolos propios de la pintura de vanitas de rica tradicion nordica Es este el formato elegido tambien para sus dos autorretratos uno mas juvenil que se finge pintado sobre una piedra de marmol al modo de un relieve clasico y el de la National Gallery de Londres pintado para sus hijos inscrito en un marco oval a la manera de un trampantojo y acompanado por las herramientas propias de su oficio Muy singular y ajeno a todos estos modelos es el Retrato de Don Antonio Hurtado de Salcedo tambien llamado El cazador hacia 1664 coleccion particular retrato de gran formato por ir destinado a ocupar un lugar de privilegio en la casa de su cliente luego marques de Legarda al que retrata en plena monteria de frente y erguido con la escopeta apoyada en tierra y en compania de un sirviente y tres perros Nada en el recuerda a los retratos pintados por Velazquez de miembros de la familia real en traje de caza y al contrario parece mas cercano a ciertas obras de Carreno con posible influencia vandyckiana 79 80 Ultimos trabajos y muerte Editar Las bodas de Cana hacia 1670 1675 oleo sobre lienzo 179 x 235 cm Birmingham The Barber Institute El banquete de bodas permite a Murillo representar una escena de vivo colorido y diversidad de vestuario con toques orientalizantes tambien en el mantel ademas de un variado repertorio de objetos de bodegon con el gran cantaro de ceramica como eje de la composicion Tras la serie del Hospital de la Caridad esplendidamente pagada Murillo no recibio nuevos encargos de esa envergadura Un nuevo ciclo de malas cosechas llevo a la hambruna de 1678 y dos anos despues un terremoto causo serios danos Los recursos de la iglesia se dedicaron a la caridad aplazando el embellecimiento de los templos Con todo a Murillo no le falto el trabajo gracias a la proteccion dispensada por sus viejos amigos como el canonigo Justino de Neve y los comerciantes extranjeros establecidos en Sevilla que le encargaron tanto obras de devocion para sus oratorios privados como escenas de genero Nicolas de Omazur llegado a Sevilla en 1656 con catorce anos llego a reunir hasta 31 obras de Murillo alguna tan significativa como Las bodas de Cana de Birmingham Barber Institute Otro de esos comerciantes aficionado al pintor fue el genoves Giovanni Bielato establecido en Cadiz hacia 1662 Bielato fallecio en 1681 dejando al convento de capuchinos de su ciudad natal los siete cuadros de Murillo de diferentes epocas que poseia dispersos en la actualidad en diversos museos Entre ellos figuraba una nueva version en formato apaisado del tema de Santo Tomas de Villanueva dando limosna Londres The Wallace Collection hacia 1670 con un nuevo y admirable repertorio de mendigos Ademas lego a los capuchinos de Cadiz cierta cantidad de dinero que emplearon en la pintura del retablo de su iglesia encargado a Murillo 78 La leyenda de su muerte tal como la refiere Antonio Palomino se relaciona precisamente con este encargo pues habria muerto como consecuencia de una caida del andamio cuando pintaba en el propio convento gaditano el cuadro grande de los Desposorios de Santa Catalina La caida sostenia Palomino le produjo una hernia que por su mucha honestidad no se dejo reconocer muriendo a causa de ella poco tiempo despues 81 Lo cierto es que el pintor comenzo a trabajar en esta obra sin salir de Sevilla a finales de 1681 o comienzos de 1682 sobreviniendole la muerte el 3 de abril de este ano Solo unos dias antes el 28 de marzo habia participado aun en uno de los repartos de pan organizados por la Hermandad de la Caridad y su testamento en el que nombraba albaceas a su hijo Gaspar Esteban Murillo clerigo a Justino de Neve y a Pedro Nunez de Villavicencio va fechado en Sevilla el mismo dia de su muerte 82 83 En el declaraba estar en deuda con Nicolas de Omazur a quien habia entregado dos lienzos pequenos por valor de sesenta pesos a cuenta de los cien que Omazur la habia entregado y que dejaba sin acabar dos lienzos de devocion uno de Santa Catalina que le habia encargado Diego del Campo y por el que ya habia cobrado los 32 pesos convenidos y otro de medio cuerpo de Nuestra Senora encargado por un tejedor de cuyo nombre no me acuerdo ademas del gran lienzo de los Desposorios misticos de santa Catalina para el altar mayor de los capuchinos de Cadiz del que pudo completar solo el dibujo sobre el lienzo e iniciar la aplicacion del color en las tres figuras principales De su terminacion se encargaria su discipulo Francisco Meneses Osorio a quien corresponden integros los restantes lienzos del retablo conservados todos ellos en el Museo de Cadiz 84 85 Discipulos y seguidores Editar Los desposorios misticos de santa Catalina oleo sobre lienzo 449 x 325 cm Cadiz Museo de Cadiz La muerte sorprendio a Murillo cuando trabajaba en las pinturas para el retablo mayor de la iglesia de los capuchinos de Cadiz al que pertenecen los Desposorios misticos de santa Catalina cuya ejecucion hubo de completar Francisco Meneses Osorio En las ultimas decadas del siglo XVII la pintura amable y sosegada de Murillo con sus modelos de Virgenes y santos impregnados de una sentimentalidad dulce y delicada se impuso en Sevilla a la mas decididamente barroca y de tintes dramaticos de Valdes Leal llenando con su influjo buena parte de la pintura sevillana de la centuria siguiente Se trata sin embargo de una influencia superficial centrada en la imitacion de modelos y composiciones sin alcanzar ninguno de sus seguidores el dominio del dibujo ligero y suelto ni la luminosidad y transparencia del color propias del maestro De los discipulos directos el mejor conocido y mas cercano es Francisco Meneses Osorio que completo el trabajo apenas iniciado por Murillo en el retablo de los capuchinos de Cadiz 86 Pintor independiente desde 1663 en sus obras mas personales se advierte junto con la influencia murillesca la mas retardataria de Zurbaran Otro tanto ocurre con Cornelio Schut quien llego a Sevilla probablemente ya formado como pintor de quien se conocen algunos dibujos muy proximos a los de Murillo Sus obras al oleo sin embargo nunca pasan de discretas y acusan diversidad de influencias Personalidad singular es la de Pedro Nunez de Villavicencio amigo mas que discipulo y caballero de la Orden de Malta lo que le permitio entrar en contacto con la pintura de Mattia Preti No obstante sus cuadros con asuntos infantiles Ninos jugando a los dados Museo del Prado apenas recuerdan los del maestro si no es por el tema pues se aparto de el tanto en la composicion siempre mas abigarrada en el discipulo como en la tecnica en la que empleo pinceladas cargadas de pasta 87 88 Vinculados a la pintura de Murillo sin que quepa precisar el grado de relacion personal estuvieron Jeronimo de Bobadilla Juan Simon Gutierrez y Esteban Marquez de Velasco de quienes han llegado algunas obras de cierta calidad muy influidas por el maestro y el granadino Sebastian Gomez sobre el que se tejio una leyenda que lo hacia el esclavo pintor de Murillo probablemente por trazar un paralelismo con Velazquez y Juan de Pareja 89 Con Alonso Miguel de Tovar y Bernardo Lorente German el pintor de las Divinas Pastoras la influencia de Murillo se adentra en la primera mitad del siglo XVIII 90 Ambos junto con Domingo Martinez murillesco en el gusto por lo delicado y lo tierno sirvieron a la corte durante su estancia en Sevilla de 1729 a 1733 un momento de gloria para la pintura de Murillo dada la aficion que le demostro la reina Isabel de Farnesio que compro cuantas obras pudo y entre ellas gran parte de las que actualmente se conservan de su mano en el Museo del Prado Por esas fechas no quedaba ya en Sevilla ninguna de sus pinturas de genero y Palomino escribia con cierto desconsuelo pues lo que se valoraba era la dulzura del color antes que el dibujo que asi hoy dia fuera de Espana se estima un cuadro de Murillo mas que uno de Ticiano ni de Van Dick Tanto puede la lisonja del colorido para granjear el aura popular 91 Recepcion y valoracion critica EditarCuadros de Murillo se documentan desde fechas tempranas en colecciones flamencas y alemanas principalmente escenas de genero como Ninos comiendo uvas y melon en Amberes posiblemente desde 1658 y Ninos jugando a los dados documentado en 1698 en la misma ciudad donde ambos cuadros fueron adquiridos para Maximiliano II Tambien antes de terminar el siglo llegaron algunas de sus obras a Italia en este caso de caracter religioso donadas por el comerciante Giovanni Bielato y a Inglaterra llevadas por un tal lord Godolphin que en 1693 habria comprado por un elevado precio el cuadro titulado Ninos de Morella probablemente el que actualmente se conoce como Tres muchachos subastado con la coleccion del ministro plenipotenciario ingles en Roma 92 Pero el impulso decisivo para la mayor extension de su fama vino dado por la primera biografia dedicada al pintor incluida en la edicion latina de 1683 de la Academia nobilissimae artis pictoriae del pintor y tratadista Joachim von Sandrart quien solo mencionaba a Velazquez cuyos retratos habian asombrado a los romanos y dedicaba una biografia a Jose de Ribera pero incluyendolo entre los italianos siendo por tanto Murillo el unico de los espanoles con biografia propia ilustrada ademas con su autorretrato En realidad excepto el dato del nacimiento en Sevilla y el ano de su muerte nada en la biografia de Sandrart era cierto pero demostraba la elevada estima en que lo tenia al situarlo al nivel de los pintores italianos como nuevo Pablo Verones e imaginar su entierro acompanado de solemnisimas exequias llevando el feretro dos marqueses y cuatro caballeros de diversas ordenes con acompanamiento de gentio innumerable 93 En contraste y a pesar de que Antonio Palomino afirmaba que una Inmaculada de Murillo se habia expuesto en Madrid en 1670 causando general asombro y que Carlos II lo habia llamado a la corte lo que el pintor habria descartado por su avanzada edad ninguna de sus pinturas habia entrado en las colecciones reales cuando en 1700 se hizo su inventario 94 Sera precisamente la biografia que le dedique Palomino publicada en 1724 y aunque con algunas imprecisiones la mejor base para el conocimiento y valoracion ulterior del artista En ella daba cuenta de la elevada cotizacion que alcanzaban sus obras en el extranjero lo que pudo influir en la adquisicion de diecisiete obras del pintor por Isabel de Farnesio durante la estancia de la corte en Sevilla entre 1729 y 1733 Jose y la mujer de Putifar hacia 1645 oleo sobre lienzo 196 5 x 245 3 cm Kassel Gemaldegalerie Alte Meister El cuadro con una carga erotica poco usual en la pintura espanola fue adquirido a nombre de Murillo por el landgrave de Hesse antes de 1765 Confiscado por las tropas francesas se expuso en el Louvre de 1807 a 1815 Devuelto a sus propietarios fue considerado obra italiana y atribuido por el museo a Simone Cantarini En 1930 se descubrio la firma del pintor tras una limpieza lo que no impidio que continuasen las dudas acerca de su autoria reivindicada tras la aparicion en coleccion particular de una segunda version del mismo asunto de autografia indiscutida Mengs Primer Pintor del rey Carlos III y teorico de la pintura juzgaba la pintura de Murillo de dos estilos diferentes el primero de mayor fuerza por atenerse al natural y el segundo de mayor dulzura Aunque ya Velazquez era para el un pintor superior el prestigio de Murillo continuo aumentando a lo largo del siglo XVIII y con el la exportacion de sus obras al punto que en 1779 se dicto una orden firmada por el conde de Floridablanca por la que se prohibia expresamente vender a compradores extranjeros sus cuadros pues habia llegado a noticia del Rey que algunos extranjeros compran en Sevilla todas las pinturas que pueden adquirir de Bartolome Murillo y de otros celebres pintores para extraherlos fuera del Reyno 95 La orden anadia que quienes deseasen vender obras del pintor podian en todo caso dirigirse al rey para ofrecerlas en venta y que fuesen asi incorporadas a las colecciones reales pero los efectos de esta disposicion debieron de ser muy limitados pues solo tres de sus obras se incorporaron en este periodo a la Corona una de ellas una Magdalena penitente actualmente en el museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando decomisada en la aduana de Agreda cuando se pretendia exportar ilegalmente 96 John Phillip La temprana carrera de Murillo 1634 1865 Oviedo Museo de Bellas Artes de Asturias Una vision romantica de la biografia del pintor Buena muestra del interes suscitado por la pintura de Murillo en Inglaterra durante el siglo XVIII es el autorretrato del pintor William Hogarth con su dogo inspirado en el autorretrato del sevillano y las copias de obras de Murillo hechas por Gainsborough quien llego a poseer un San Juan Bautista en el desierto considerado actualmente como trabajo de taller 97 La influencia de Murillo por otra parte es evidente en las que Joshua Reynolds llamo fancy pictures escenas de genero protagonizadas por ninos generalmente mendigos frecuentes sobre todo en los ultimos anos de actividad de Gainsborough Nina con perro y cantaro de la coleccion Bleit Blessington y en alguna medida presentes tambien en la pintura del propio Reynolds 98 La recepcion de Murillo en Francia fue mas tardia al ser silenciado por Andre Felibien Sin embargo ya en el siglo XVIII llegaron algunas de sus obras al pais entre ellas dos pinturas de genero propiedad de la condesa de Verrue y cuatro obras religiosas adquiridas para el Louvre por Luis XVI junto con el Joven mendigo y sera alli donde la popularidad del pintor alcance el punto culminante ya en el siglo XIX tras la salida de muchas de sus obras con destino al Musee Napoleon El mariscal Jean de Dieu Soult se incauto en Sevilla de numerosas obras del pintor catorce de ellas para su propia coleccion muchas de las cuales nunca volvieron a Espana Al subastarse su coleccion en Paris en 1852 se pagaron 586 000 francos por la conocida como Inmaculada de Soult el precio mas alto pagado hasta entonces por una pintura Otros lotes importantes de pinturas de Murillo salieron a subasta en Paris y Londres con las colecciones del banquero Alejandro Maria Aguado y de Luis Felipe I altamente valorada tras su exposicion en la Galeria Espanola del Louvre entre 1838 y 1848 Entre quienes en Francia apreciaron y elogiaron la obra de Murillo se cuenta el pintor romantico Eugene Delacroix que copio su Santa Catalina modelo de belleza femenina del mismo modo que el realista Henri Fantin Latour iba a dejar su personal version del Nino mendigo Castres Museo Goya Con Theophile Gautier Murillo iba a consagrarse como el pintor del cielo en tanto Velazquez lo era de la tierra aunque no faltasen tampoco los criticos que como Louis Viardot acusaron al pintor de caer en exceso en la vulgaridad con sus nada idealizados tipos populares Jacob Burckhardt tras visitar la Galeria Espanola del Louvre lo tendra como uno de los mas grandes artistas de todos los tiempos admirable por el realismo de sus lienzos en el que la belleza sigue siendo un pedazo de la naturaleza pero tambien por su curioso idealismo considerando el Autorretrato de Londres superior a los retratos velazquenos En Murillo la belleza es aun un fragmento de naturaleza y no una meditacion que ha atravesado numerosos reflejos escribe 99 Tras el Carl Justi el gran biografo de Velazquez y Wilhelm von Bode sostuvieron el prestigio del pintor en Alemania ya en la segunda mitad del siglo XIX cuando su fama comenzaba a declinar acusado por los criticos de ser un pintor empalagoso en exceso dulce y falto de tension dramatica ademas de propagandista de la religion catolica 100 Mucha responsabilidad en ese declive en la valoracion critica tuvieron las multiples copias de muy mala calidad que se hicieron de sus obras en todo tipo de soportes desde estampas devotas y calendarios a cajas de bombones olvidando juzgarle segun Enrique Lafuente Ferrari en su medio y en su tiempo tarea a la que se entregaran ya en el siglo XX August L Mayer o Diego Angulo Iniguez entre otros quienes trazaran una biografia del pintor basada en la documentacion y despojada de mitos a la vez que este ultimo presentaba en 1980 en visperas del tercer centenario de su muerte el catalogo depurado de su obra completa 96 Vease tambien EditarAnexo Galeria de cantaros y lozas en Murillo Categoria Cuadros de Bartolome Esteban Murillo Museo Casa de MurilloReferencias EditarNotas Editar Murillo 1617 1682 p 220 Murillo 1617 1682 p 101 texto de Ellis Waterhouse Perez Sanchez Pintura barroca en Espana p 349 Lopez Gutierrez Antonio J Ortega Lopez Aurora J Los Esteban Murillo una familia de feligreses en la Parroquia de Santa Maria Magdalena En Beltran Martinez Lidia Quiles Garcia Fernando ed Cartografia Murillesca Ano de Murillo MMXVII Los Pasos Contados p 46 Consultado el 29 de noviembre de 2018 Navarrete Prieto El joven Murillo p 17 Valdivieso 2010 pp 16 19 Hereza 2107 pp 29 30 La licencia para viajar a America otorgada por la Casa de Contratacion a su hermana Maria Murillo y su esposo tras el correspondiente examen de limpieza de sangre los declaraba cristianos viejos limpios de toda mala raza de moros judios ni penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisicion ni que son de los nuevos convertidos a la santa fe catolica ni que no son de los prohibidos a pasar a las Indias Hereza 2107 pp 23 y 34 35 Murillo 1617 1682 pp 55 y 106 Navarrete Prieto El joven Murillo pp 202 205 Palomino El museo pictorico p 410 Tratos comerciales de diversa naturaleza con el Nuevo Mundo en los que Murillo adelantaba o prestaba dinero se documentan en distintos momentos de su carrera posterior vease Kinkead 2006 pp 355 356 361 362 etc Alguna de esas actividades comerciales pudo estar en el origen del breve encarcelamiento del pintor por deudas en octubre de 1655 ver Hereza 2017 pp 76 77 a b Palomino El museo pictorico p 411 Palomino El museo pictorico pp 410 411 Bennasar y Vincent Espana Los Siglos de Oro p 194 Murillo 1617 1682 Antonio Dominguez Ortiz La Sevilla de Murillo pp 43 45 y 51 Murillo 1617 1682 Antonio Dominguez Ortiz La Sevilla de Murillo p 45 Murillo 1617 1682 Antonio Dominguez Ortiz La Sevilla de Murillo p 47 Murillo 1617 1682 Antonio Dominguez Ortiz La Sevilla de Murillo p 50 Murillo 1617 1682 p 222 Murillo 1617 1682 p 224 Hereza 2017 p 48 Kinkead 2006 pp 365 366 En su testamento declarandose mujer legitima de Bartolome Murillo y haciendose llamar Dª Beatriz de Sotomayor y Cabrera dejaba por herederos a sus hijos Jose Esteban Murillo de catorce anos Francisca Murillo de nueve Gabriel Murillo de ocho Gaspar Esteban de dos y Maria Morillo sic que asi quiero que se llame de edad de 15 dias Tambien declaraba no saber escribir Murillo Gabriel Pintor En Biblioteca Luis Angel Arango Consultado el 2 de diciembre de 2013 Acerca de la sustraccion y dispersion de la serie vease Ignacio Cano Rivero Conjuntos desaparecidos y dispersos de Murillo la serie para el Claustro Chico del convento de San Francisco de Sevilla en Navarrete Perez Sanchez dir 2009 pp 69 93 Murillo 1617 1682 pp 57 y 112 Murillo 1617 1682 p 58 Perez Sanchez Pintura barroca en Espana pp 349 350 Navarrete Perez Sanchez dir pp 22 26 Vease tambien en la misma obra colectiva el estudio iconografico de Odile Delenda El Claustro Chico del convento Casa Grande de San Francisco pp 211 219 Perez Sanchez Pintura barroca en Espana pp 350 351 Murillo 1617 1682 p 116 Navarrete Perez Sanchez dir pp 260 267 Hereza 2017 p 67 Stratton Suzanne La Inmaculada Concepcion en el arte espanol Cuadernos de Arte e Iconografia Revista de la Fundacion Universitaria Espanola 1988 tomo I 2 cap III La Inmaculada Concepcion durante el reinado de Felipe III Murillo 1617 1682 Antonio Dominguez Ortiz La Sevilla de Murillo pp 45 y 52 Martin Morales Francisco Manuel Aproximacion al estudio del mercado de cuadros en la Sevilla barroca 1600 1670 Archivo Hispalense tomo 69 nº 210 1986 pp 137 160 a b c Perez Sanchez Pintura barroca en Espana p 352 Murillo 1617 1682 pp 58 60 Murillo 1617 1682 pp 136 138 Murillo 1617 1682 pp 142 144 Valdivieso 2010 pp 97 101 Valdivieso Murillo p 19 Palomino El museo pictorico p 444 Murillo 1617 1682 p 60 a b Murillo 1617 1682 p 170 Palomino El museo pictorico pp 417 418 Valdivieso Murillo p 118 a b c Stratton Suzanne La Inmaculada Concepcion en el arte espanol Cuadernos de Arte e Iconografia Revista de la Fundacion Universitaria Espanola 1988 tomo I 2 cap IV La Inmaculada Concepcion durante el reinado de Felipe IV Murillo 1617 1682 pp 61 63 y 180 Murillo 1617 1682 p 181 Murillo 1617 1682 pp 63 y 188 190 Murillo 1617 1682 pp 63 65 Murillo 1617 1682 pp 66 y 192 Brown Imagenes e ideas pp 179 185 Cit Brown Imagenes e ideas p 197 Cean Bermudez Diccionario historico de los mas ilustres profesores de las Bellas Artes en Espana Madrid Imprenta de la viuda de Ibarra 1800 tomo II pp 52 53 Murillo 1617 1682 pp 67 69 Perez Sanchez Pintura barroca en Espana p 358 Brown Imagenes e ideas pp 201 202 Murillo 1617 1682 p 70 Valdivieso Murillo pp 203 204 Valdivieso Murillo p 205 Murillo 1617 1682 pp 166 y 248 Murillo 1617 1682 pp 122 126 Murillo 1617 1682 pp 73 103 158 y 176 Valdivieso 2010 pp 164 172 Ayala Mallory Bartolome Esteban Murillo p 33 Valdivieso 2010 pp 178 180 y 358 Finaldi 2012 Catalogo n º 13 14 pp 130 135 ficha firmadas por Elena Cenalmor Bruqetas Valdivieso 2010 p 183 Murillo 1617 1682 p 104 Murillo 1617 1682 p 73 Perez Sanchez Pintura barroca en Espana p 359 a b Murillo 1617 1682 pp 73 74 Murillo 1617 1682 pp 228 235 El texto del catalogo llamaba en realidad Juan al esclavo negro que decian nacido en 1657 Murillo tuvo en su servicio domestico esclavos y esclavas una de estas Juana de Santiago criada morena segun aparecia empadronada en 1650 Hereza 2017 p 227 efectivamente dio a luz a un nino en 1657 pero fue bautizado con el nombre de Felipe actuando de padrino Martin Atienza discipulo del pintor Hereza 2017 p 337 y fallecio antes de cumplir los cuatro anos en julio de 1661 Hereza 2017 p 366 Otro hijo de Juana llamado Tomas debio de nacer hacia 1656 segun el documento por el que Murillo teniendole buena voluntad por haberse criado en su casa le daba la libertad a condicion de que se ausentase de Sevilla tras haber protagonizado algun incidente por el que se encontraba en la carcel De este decia la carta de libertad dada en septiembre de 1676 que era blanco de buen cuerpo cabello crespo y de edad de diecinueve a veinte anos Hereza 2017 p 480 Si era negro Martin esclavo cautivo sujeto a servidumbre y por habido de buena guerra y no de paz de edad de unos dieciocho anos segun declaraba en 1680 en el documento por el que Murillo vendia al joven esclavo al arbitrista Rodrigo Diaz de Norena por 736 reales Hereza 2017 p 511 Brown 1982 1983 pp 35 43 sugirio interpretaciones eroticas tanto para esta como para algunas otras escenas de genero como la Vieja espulgando a un nino o principalmente el llamado Grupo de figuras de Fort Worth Kimbell Art Museum pintura libidinosa que segun afirmaba tiene por protagonistas a una prostituta y a una alcahueta En Brown 1990 p 279 reafirmandose en esta interpretacion explicaba que a primera vista el erotismo de la composicion de Murillo parece moderado pero la vision del trasero del muchacho a traves de un agujero en los pantalones sugiere ciertas practicas sexuales prohibidas que obviamente excitaban a alguno de los clientes del artista Valdivieso 2002 pp 353 359 por su parte rechazo escandalizado tales sugerencias afirmando equivocadamente que la pederastia era perseguida en Sevilla por la Inquisicion y admitia unicamente que las protagonistas de Dos mujeres a la ventana pudieran ser en efecto dos cortesanas pero sin que en ningun caso cupiese entender por ello que esta escena contiene una incitacion al contacto sexual o carnal Valdivieso 2002 p 356 a b Brown 1990 p 278 Perez Sanchez Pintura barroca en Espana pp 360 361 Murillo 1617 1682 pp 74 174 224 y 252 Palomino El museo pictorico p 417 Valdivieso 2010 pp 23 24 Kinkead 2006 pp 375 y ss recoge el testamento de Murillo con el inventario de sus bienes hecho por los albaceas testamentarios y los resultados de la almoneda Valdivieso Murillo p 201 Hereza 2017 p 540 Ayala Mallory Bartolome Esteban Murillo p 31 Perez Sanchez Pintura barroca en Espana pp 362 363 Serrera Valdivieso La epoca de Murillo pp 14 16 Garcia Felguera La fortuna de Murillo pp 175 179 Perez Sanchez Pintura barroca en Espana pp 417 422 Palomino El museo pictorico p 412 Hellwig Karin La recepcion de Murillo en Europa en Navarrete Perez Sanchez dir p 111 Hellwig Karin La recepcion de Murillo en Europa en Navarrete Perez Sanchez dir pp 98 99 Valdivieso 2010 p 36 Hellwig Karin La recepcion de Murillo en Europa en Navarrete Perez Sanchez dir pp 97 y 99 a b Valdivieso 2010 pp 37 y 285 Hellwig Karin La recepcion de Murillo en Europa en Navarrete Perez Sanchez dir pp 111 112 Garcia Felguera La fortuna de Murillo pp 46 47 Burkhardt Jakob 2009 Sobre Murillo 1842 Ensayistas alemanes del siglo XIX Una antologia Universidad de Buenos Aires Consultado el 6 de julio de 2020 Hellwig Karin La recepcion de Murillo en Europa en Navarrete Perez Sanchez dir pp 97 100 y 108 109 Bibliografia Editar Ayala Mallory Nina 1983 Bartolome Esteban Murillo Madrid Alianza Editorial ISBN 84 206 7038 3 Bennassar Bartolome Vincent Bernard 2000 Espana Los Siglos de Oro Barcelona Editorial Critica ISBN 84 7423 971 0 Brown Jonathan 1980 Imagenes e ideas en la pintura espanola del siglo XVII Madrid Alianza Editorial ISBN 84 206 7014 6 Brown Jonathan 1982 83 Murillo pintor de temas eroticos Una faceta inadvertida de su obra Goya 169 171 Brown Jonathan 1990 La Edad de Oro de la pintura en Espana Madrid Editorial Nerea ISBN 84 86763 48 7 Finaldi Gabriele ed 2012 Murillo y Justino de Neve El arte de la amistad Madrid Sevilla Londres Museo Nacional del Prado Fundacion Focus Abengoa Dulwich Picture Gallery Catalogo de la exposicion ISBN 978 84 8480 235 8 Garcia Felguera Maria de los Santos 2017 La fortuna de Murillo Sevilla Diputacion de Sevilla e Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla ISBN 978 84 7798 407 8 Hereza Pablo 2017 Corpus Murillo Biografia y documentos Sevilla Ayuntamiento de Sevilla Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla ISBN 978 84 9102 052 3 Kinkead Duncan T 2006 Pintores y doradores en Sevilla 1650 1699 Documentos Bloomington In AuthorHouse ISBN 1 4259 7205 5 Murillo 1617 1682 Catalogo de la exposicion celebrada en el Museo del Prado 8 octubre 12 diciembre 1982 Madrid Ministerio de Cultura Fundacion Juan March 1982 ISBN 84 7075 249 9 Navarrete Prieto Benito y Perez Sanchez Alfonso E Dir 2009 El joven Murillo Bilbao Museo de Bellas Artes de Bilbao y Junta de Andalucia ISBN 978 84 96763 21 0 Palomino Antonio 1988 El museo pictorico y escala optica III El parnaso espanol pintoresco laureado Madrid Aguilar S A de Ediciones ISBN 84 03 88005 7 Perez Sanchez Alfonso E 1992 Pintura barroca en Espana 1600 1750 Madrid Ediciones Catedra ISBN 84 376 0994 1 Serrera Contreras Juan Miguel Valdivieso Gonzalez Enrique 1982 La epoca de Murillo Antecedentes y consecuentes de su pintura Sevilla Artes Graficas Padura Deposito Legal SE 225 1982 Valdivieso Enrique 1990 Murillo Sombras de la tierra luces del cielo Madrid Silex ISBN 84 7737 029 X Valdivieso Enrique 2002 A proposito de las interpretaciones eroticas en pinturas de Murillo de asunto popular Archivo Espanol de Arte LXXV 300 Valdivieso Enrique 2010 Murillo Catalogo razonado de pinturas Madrid El Viso ISBN 978 84 95241 77 1 Enlaces externos Editar Wikimedia Commons alberga una galeria multimedia sobre Bartolome Esteban Murillo Wikimedia Commons alberga una categoria multimedia sobre Bartolome Esteban Murillo Bartolome Esteban Murillo en la pagina web del Museo del Prado Retrato de Bartolome Esteban Murillo con un epitome sobre su vida incluido en el libro Retratos de Espanoles ilustres publicado en el ano de 1791 El critico de arte Santiago Amon comenta la obra de Murillo para RTVE Bartolome Esteban Murillo en la base de datos del Patrimonio mueble de Andalucia Instituto Andaluz del Patrimonio Historico Obras digitalizadas de Bartolome Esteban Murillo en la Biblioteca Digital Hispanica de la Biblioteca Nacional de Espana Datos Q192062 Multimedia Bartolome Esteban Murillo Citas celebres Bartolome Esteban MurilloObtenido de https es wikipedia org w index php title Bartolome Esteban Murillo amp oldid 138517324, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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