fbpx
Wikipedia

Persecución de Diocleciano

La persecución de Diocleciano,[nota 1]​ también llamada «Gran Persecución», fue la última y quizá más sangrienta persecución a cristianos en el Imperio romano.[nota 2][7]​ En 303, la tetrarquía formada por los augusti Diocleciano y Maximiano y los césares Galerio y Constancio emitió una serie de edictos que abolían los derechos legales de los cristianos y exigían a la vez que cumplieran con las prácticas religiosas tradicionales.[nota 3]​ Edictos posteriores se enfocaron en el clero y demandaban sacrificios universales, ordenando a todos los habitantes realizar sacrificios a los dioses. La persecución varió en intensidad a lo largo del imperio —las represiones más débiles se presentaron en Galia y Britania, donde únicamente se aplicó el primer edicto, mientras que las más violentas se dieron en las provincias orientales—. Aunque las leyes persecutorias serían anuladas por diferentes emperadores en distintas épocas, pero el Edicto de Milán (313) de Constantino y Licinio ha marcado tradicionalmente el fin de la persecución a los cristianos.[9]

La última oración de los mártires cristianos, por Jean-Léon Gérôme (1883). La persecución de Diocleciano, que fue la más violenta de todas, tenía el único fin de frenar la rápida expansión del cristianismo.

Introducción

Los cristianos habían sido objeto de discriminación a nivel local en el Imperio, aunque los primeros emperadores se mostraron reacios a la posibilidad de formular leyes directamente contra ellos. No obstante, desde el principio el propio cristianismo había sido visto como una amenaza para las tradiciones del Imperio romano. De igual forma, los cristianos eran vistos como parte de una «sociedad secreta», de la cual siempre se sospechaba y, por estrictas razones, era mantenida al margen de la sociedad. A pesar de esto, en los dos primeros siglos de la era cristiana, ningún emperador emitió leyes contra la fe o su Iglesia. Durante este periodo, la mayoría de las persecuciones realizadas hacia estos fueron hechas por funcionarios del gobierno local. Para un imperio de una vasta extensión que integraba pueblos muy diversos, los cristianos podían aparecer como una amenaza, puesto que rechazaban los festejos públicos, se negaban a participar en el culto imperial, recelaban de los cargos públicos y eran abiertamente críticos con las religiones tradicionales, despertando más la desconfianza del propio Diocleciano. Hacia la década de 250, durante los reinados de Decio y Valeriano, comenzaron a aprobarse determinadas leyes contra la práctica del cristianismo. Este tipo de legislación obligaba a los cristianos a realizar sacrificios a los dioses paganos (acción vedada por su religión), o de lo contrario, afrontar la prisión y la pena de muerte. Al subir al trono Galieno en 260, este ordenó por decreto un cese temporal a la persecución. Tras la llegada al trono de Diocleciano en 284 se produjo un cambio gradual en la actitud oficial hacia las minorías religiosas; en los primeros quince años de su reinado, Diocleciano purgó el ejército de cristianos, condenó a los maniqueos a muerte y se rodeó de oponentes públicos a la cristiandad. La preferencia de Diocleciano por un gobierno firme, combinada con la imagen de restaurador del pasado glorioso de Roma que quiso transmitir, propició la más profunda persecución en la historia de Roma. Hacia el año 302 Galerio, pagano devoto, presionó a Diocleciano para empezar una persecución general de los cristianos. Tras consultar al oráculo de Apolo, su respuesta fue entendida como un apoyo a la posición de Galerio y en 303 se inició la persecución generalizada.

La persecución, en un principio planeada por una autoridad suprema imperial, llevó a la promulgación de cuatro edictos sucesivos que marcaron el ritmo y las acciones emprendidas en contra de la Iglesia. Asimismo, el rigor con que cada una de estas medidas fueron aplicadas, varió en intensidad a lo largo del Imperio, con un grado mayor en los territorios orientales, gobernados por Diocleciano y Galerio, y menor en los gobernados por Constancio. Su hijo Constantino, al ser proclamado augusto en 306, finalizó las persecuciones en los territorios bajo su mando y ofreció a los cristianos la restitución completa de todo lo perdido. Ese mismo año, en Italia, el usurpador Majencio desplazó al sucesor de Maximiano, Severo, prometiendo una total tolerancia religiosa. Galerio dio por finalizada la persecución en Oriente en 311, pero fue reanudada en Egipto, Palestina y Asia Menor por su sucesor, Maximino. Constantino y Licinio, el sucesor de Severo, firmaron el «Edicto de Milán» en 313, que ofrecía una aceptación más profunda y comprensiva del cristianismo de lo que proponía el edicto de Galerio. Cuando Licinio derrotó a Maximino en 313 terminó definitivamente la persecución en Oriente.

La persecución no consiguió detener el crecimiento de la iglesia cristiana. En 324, Constantino era el único gobernante del Imperio y el cristianismo se había convertido en su religión predilecta. Aunque la persecución tuvo como resultado la muerte —de acuerdo con estimaciones actuales— de 3000 a 3500 cristianos, así como la tortura, encarcelamiento o destierro de muchos otros, la mayoría de los cristianos eludieron el castigo. La persecución causó, sin embargo, que muchas iglesias se dividiesen entre aquellos que habían cumplido con las imposiciones imperiales (los «traditores»),[nota 4]​ y aquellos que se habían mantenido «puros». Algunos cismas, como el de los Donatistas en el norte de África (que no se reconciliaron con la iglesia católica hasta después de 411) y los Melecianos en Egipto, persistieron largo tiempo tras las persecuciones. En los siglos posteriores, algunos cristianos crearon un «culto a los mártires» y exageraron las barbaridades de la era de las persecuciones. Estos relatos fueron criticados desde la época de la Ilustración y posteriormente, de forma notable, por Edward Gibbon. Historiadores modernos, como Geoffrey de Ste. Croix, han intentado determinar si las fuentes cristianas exageraron el alcance de la persecución de Diocleciano.

Contexto

 
La Persecución de Diocleciano no logró su objetivo de destruir la comunidad cristiana, y a partir del año 324, bajo el gobierno de Constantino I, el cristianismo se convirtió en la religión dominante del imperio. Sin embargo, las reformas de Diocleciano cambiaron de forma fundamental la estructura del gobierno imperial y ayudaron a estabilizarlo económica y militarmente.

Persecuciones previas

La difusión del cristianismo pasó por una serie de adversidades desde su origen hasta su legalización por el emperador Constantino. El Estado romano la consideraba como una religión ilegal,[10]​ y sus seguidores mantuvieron una mala reputación durante los primeros dos siglos de la doctrina.[11]​ En términos generales, la población los veía como los integrantes sospechosos de una «sociedad secreta» que se comunicaban por medio de un código privado, y que preferían mantenerse al margen de la vida pública.[12][13][10]​ Esto desencadenó una ira colectiva que habría de sentar el precedente de las primeras persecuciones contra los cristianos.[11]​ Es posible datar los antecedentes al año 112, cuando el gobernador de Bitinia y Ponto, Plinio, recibió varias listas de denuncias contra cristianos realizadas por ciudadanos anónimos, que el emperador Trajano le recomendó ignorar.[14]​ A su vez, las autoridades civiles de Lyon detuvieron en 177 a una horda pagana que sacaba a los cristianos de sus casas para lincharlos.

Los seguidores de los cultos tradicionales percibían a los cristianos como «criaturas extrañas» que no eran lo suficientemente «romanos» pero tampoco del todo «bárbaros».[15]​ Esta noción se reforzaba todavía más con ciertas acciones como su rechazo a las antiguas tradiciones, al culto imperial, a los festivales o a tomar parte en los cargos públicos.[16]​ Al ignorar las prácticas de la religión tradicional romana, prácticamente se deslindaron de un elemento que formaba parte importante del tejido social.[nota 5][18]​ En adición a lo anterior, se consideraba que las conversiones tenían un impacto negativo en los vínculos familiares de los romanos, y podían llevar a que un pagano denunciara a su esposa cristiana, o que una familia despojara de su herencia a sus hijos por convertirse al cristianismo, por citar algunos ejemplos.[19]​ De acuerdo con Tácito, los cristianos mostraban «odio hacia la raza humana» (odium generis humani),[20]​ en tanto que los más crédulos creían que estos hacían uso de magia negra para concretar fines revolucionarios,[21]​ y que practicaban el incesto y el canibalismo.[22]

Pese al descontento de las masas, ningún emperador romano emitió leyes contra la iglesia cristiana durante sus primeros doscientos años de presencia. Más bien, las persecuciones que tuvieron lugar en esta época se llevaron a cabo bajo ciertas jurisdicciones locales.[23]​ Así podemos citar las acciones llevadas a cabo por el gobernador Plinio, en Bitinia y Ponto en 111,[24]​ seguido de los hostigamientos religiosos en Esmirna, Lyon y Escilio en 156, 177 y 180, cuya responsabilidad recayó ya sea en el gobernador de la provincia —en el caso de Lyon— o en el procónsul —en el par de ciudades restantes—.[25][26]​ Cabe aclarar que la ejecución de cristianos ordenada por el emperador Nerón, por haber estado supuestamente implicados en el incendio del año 64, se trató de un asunto local que no tuvo repercusión más allá de los límites de Roma.[27]​ Si bien estas primeras persecuciones se caracterizaron por su violencia, al mismo tiempo resultaron ser esporádicas, breves y limitadas,[28]​ por lo que representaron una leve amenaza para el cristianismo en general.[29]​ No obstante, sus seguidores se volvieron más conscientes de la amenaza que suponía la coerción del Estado al llevar a cabo este tipo de acciones.[30]

Los emperadores adoptaron un rol más hostil hacia el cristianismo a partir del siglo III, cuando se suscitaron las primeras persecuciones gubernamentales contra sus seguidores.[31]​ Para entonces, los cristianos ya habían dejado de ser ese «grupo [de clase] baja que fomentaba el descontento» en la población, y algunos de ellos contaban con riquezas o pertenecían a la clase alta, tal y como lo describió el erudito Orígenes, en el año 248, al referirse a una «multitud de personas que se convertían a la fe [cristiana], incluso hombres ricos y personas con posiciones honorables, [así como] damas de alto refinamiento y linaje».[32]​ De acuerdo con la Historia Augusta —un texto de fiabilidad dudosa que data del siglo IV—, Septimio Severo publicó un rescripto en el que prohibió la conversión al judaísmo y al cristianismo en algún instante entre los años 193 y 211.[33][nota 6]​ A su vez, Maximino Tracio centró su atención en los líderes cristianos en el período comprendido entre 235 y 238,[nota 7][36]​ mientras que Decio declaró mediante un edicto en 250 que todos los habitantes del imperio debían realizar sacrificios a los dioses y consumir la carne sacrificada, con tal de refrendar su apoyo al culto tradicional.[37]​ La renuencia de los cristianos a esto último llevó al arresto y ejecución de líderes cristianos como los obispos Fabián y Babilas, a cargo de Roma y Antioquía respectivamente,[38]​ así como de otros seguidores como Pionio de Esmirna,[nota 8][40]​ y el propio Orígenes.[41]

La persecución de Decio tuvo serias consecuencias para el cristianismo: en Cartago se produjo una apostasía —renuncia de fe— masiva, mientras que el obispo Euctemon incitó a sus feligreses en Esmirna a que se sacrificaran junto con él.[42][43][44]​ De no ser por la muerte del emperador durante una batalla a mediados de 251, y ante la presencia mayormente urbana de la iglesia, habría sido fácil de identificar y erradicar su jerarquía.[45]​ La proclamación por Valeriano —amigo de Decio— de un nuevo edicto persecutorio en julio de 257 tomó por sorpresa a los cristianos debido a que, hasta entonces, el nuevo líder romano había mostrado una «cordialidad excepcional».[46]​ A lo largo de un año su decreto condenó a los seguidores del cristianismo al trabajo forzado en minas o, en el peor de los casos, al exilio. No fue sino hasta el siguiente edicto, en agosto de 258, que se incorporó la pena de muerte a todo aquel que profesara esa religión. De forma similar a lo sucedido con Decio, la persecución de Valeriano solamente se vio interrumpida por su muerte en junio de 260. El reinado de su hijo Galieno, entre 260 y 268, marcó el comienzo de una «pequeña paz de la Iglesia» que se extendió durante cuatro décadas, caracterizadas por el cese de las persecuciones contra los cristianos,[47]​ hasta que Diocleciano asumió el poder en noviembre de 284.[48]

La persecución y la ideología de la tetrarquía

Participantes de la Diarquía y Tetrarquía
 
 
 
 
Diocleciano y Maximiano formaron parte de una diarquía. Sin embargo, esta forma de gobierno no resultó suficiente para afrontar la totalidad de los problemas del imperio y se tuvo que optar por una tetrarquía, nombrando a Galerio y a Constancio I.

Diocleciano, que fue proclamado emperador el 20 de noviembre de 284, era conservador en materia de religión, seguidor del tradicional culto romano. A diferencia de Aureliano (r. 270–75), Diocleciano no adoptó ningún nuevo culto; de hecho, prefirió siempre a los dioses más antiguos, esto es a las deidades olímpicas.[49]​ No obstante, sí pretendió inspirar un resurgimiento religioso a nivel general.[50]​ Como panegirista de Maximiano, declaró: «Has colmado a los dioses con altares y estatuas, templos y ofrendas, que dedicaste con tu propio nombre e imagen, cuya santidad aumenta con el ejemplo que diste de veneración a los dioses. Seguramente, los hombres entienden ahora qué poder reside en los dioses, cuando los adoraste con tanto fervor».[51]​ Como parte de sus planes de resurgimiento, Diocleciano invirtió en edificaciones de tipo religioso. Un cuarto de todas las inscripciones que hacen referencia a reparaciones en los templos del norte de África entre el 276 y 395 datan de su reinado.[52]​ Diocleciano asoció su imagen con la del líder del panteón romano, Júpiter, mientras que su coemperador Maximiano se asoció a Hércules.[53]​ Esta conexión entre dios y emperador ayudó a legitimar las demandas de poder de los emperadores y a vincular estrechamente el gobierno imperial y el culto tradicional.[54]

Diocleciano no favoreció sólo a Júpiter y Hércules, lo que habría sido un drástico cambio en la tradición pagana. Por ejemplo, Heliogábalo había intentado fomentar su propio dios, dejando de lado al resto, y fracasó de forma estrepitosa. Construyó templos a Isis y Serapis en Roma y un templo del Sol en Italia.[50]​ Diocleciano, en cambio, favoreció a los dioses que proveían seguridad a todo el imperio, en lugar de las deidades locales de las provincias. En África, el resurgimiento de Diocleciano se centró en Júpiter, Hércules, Mercurio, Apolo y el culto imperial. El culto a Saturno, el Baal-Hammon romano, fue descuidado.[55]​ También en la iconografía imperial Júpiter y Hércules lo acaparaban todo.[56]​ El mismo patrón de favoritismo afectó a Egipto; las deidades nativas egipcias no vieron ningún tipo de resurgimiento, ni se utilizó la sagrada escritura jeroglífica en esa época. La unidad de culto era un aspecto central de la política religiosa diocleciana.[55]

Al igual que sus predecesores César Augusto y Trajano, Diocleciano se presentaba como «el restaurador».[57]​ Incitaba al pueblo para que su reinado y forma de gobierno, la tetrarquía (gobierno por cuatro emperadores), fuera visto como una renovación de los valores tradicionales romanos y, tras el anárquico siglo III, como un retorno a la «Edad de Oro de Roma».[58]​ Bajo esta visión, reforzó la preferencia romana por las costumbres antiguas, así como la oposición imperial a sociedades independientes. Sin embargo, la figura de Diocleciano fue muy inusual por su postura activista hacia el régimen, su creencia en que el poder de un gobierno central podía impulsar grandes cambios en la sociedad y en la moral. La mayoría de los emperadores anteriores habían sido muy cautos en sus políticas administrativas y prefirieron trabajar sobre estructuras preestablecidas en lugar de reformularlas.[59]​ Por el contrario, Diocleciano deseaba reformar todos los aspectos de la vida pública para adecuarlos a sus objetivos. Bajo su gobierno, la acuñación de monedas, la fiscalidad, la arquitectura, el derecho y la historia fueron radicalmente reconstruidos para reflejar su ideología tradicionalista y autoritaria. La reforma del «tejido moral» del Imperio (y la erradicación de las minorías religiosas) constituía solamente un primer paso de este proceso.[60]

Las posición única de cristianos y judíos en el Imperio comenzó a volverse cada vez más evidente. Los judíos habían logrado una cierta tolerancia imperial en atención a la gran antigüedad de su fe.[61]​ Quedaron al margen de la persecución de Decio[62]​ y siguieron disfrutando de igual situación durante las persecuciones del gobierno tetrárquico.[nota 9]​ Debido a que practicaban una nueva y poco familiar fe,[61]​ que por esta época no se identificaba de forma típica con el judaísmo, los cristianos no tenían esa excusa.[64]​ Además, los cristianos se habían ido distanciando de su herencia judía durante toda su historia.[65]

La persecución no fue la única manifestación del fervor moral de la tetrarquía. En 295, Diocleciano o su César (emperador subordinado), Galerio,[66][67]​ promulgó un edicto desde Damasco en el que se proscribían los matrimonios incestuosos y se afirmaba la supremacía de las leyes romanas sobre la legislación local.[66][nota 10]​ Su preámbulo insiste en que es tarea de todo emperador hacer cumplir los preceptos sagrados de las leyes romanas, porque «los propios dioses inmortales favorecerán y estarán en paz con Roma [...] si nos hemos asegurado de que todos los sujetos a nuestra autoridad lleven una vida piadosa, religiosa, pacífica y casta en todos los aspectos».[68]​ Estos principios, llevados a sus últimas instancias, requerían lógicamente que los emperadores romanos impusieran la conformidad religiosa.[69]

Apoyo público

Las comunidades cristianas crecieron rápidamente en muchas regiones del Imperio (especialmente en las orientales) a partir del año 260, cuando Galieno trajo una paz momentánea a la Iglesia.[70]​ Las fuentes para calcular las cifras de conversos son casi inexistentes, aunque la historiadora y socióloga Keith Hopkins ha dado estimaciones aproximadas y tentativas sobre la población cristiana en el siglo III. Hopkins estima que la comunidad cristiana creció de una población de 1,1 millones en el año 250, a una población de 6 millones en el año 300, cerca del 10% de la población total del Imperio.[nota 11][72]​ La religión cristiana se extendió incluso a las zonas rurales, donde nunca antes se había establecido de forma importante.[73]​ A finales del siglo III, las iglesias ya no eran tan discretas como lo habían sido los dos siglos anteriores. De hecho, grandes iglesias destacaban en algunas de las mayores ciudades del Imperio.[74]​ La iglesia de Nicomedia, por ejemplo, se edificó sobre una colina, por encima del palacio imperial.[75]​ Estas nuevas iglesias probablemente representaban, no sólo el crecimiento absoluto de la población cristiana, sino también la mayor prosperidad de la comunidad cristiana.[nota 12][77]​ En algunas zonas donde los cristianos eran influyentes, como el norte de África y Egipto, las deidades tradicionales comenzaron a perder credibilidad.[73]

Se desconoce el apoyo que se dio entre la aristocracia a las persecuciones.[78]​ Después de la paz de Galieno, los cristianos alcanzaron altos cargos en el gobierno romano. El propio Diocleciano eligió a varios cristianos para asumir destacados puestos gubernamentales,[79]​ y su esposa e hija puede que simpatizaran con la Iglesia.[80]​ Hubo muchos que deseaban ser mártires, así como numerosos gobernadores provinciales dispuestos a ignorar cualquier edicto persecutorio de los emperadores. El mismo Constancio era conocido por desaprobar las políticas de persecución. Las clases bajas tampoco demostraron el entusiasmo que habían mostrado durante persecuciones anteriores,[81]​ y ya no creían en las acusaciones calumniosas que fueron tan populares en los siglos I y II.[82][nota 13]​ Quizá, como sugiere el historiador Timothy Barnes, porque para entonces la Iglesia ya había sido aceptada como otra parte de sus vidas.[81]

Por otro lado, entre los más altos cargos de la administración imperial hubo hombres que eran ideológicamente opuestos a la tolerancia hacia los cristianos, como el filósofo Porfirio de Tiro y el gobernador de Bitinia, Sosiano Hierocles.[84]​ Para E. R. Dodds, los trabajos de estos hombres demostraron «la alianza de los intelectuales paganos con el orden establecido».[85]​ Hierocles consideraba que las creencias cristianas eran absurdas: si los cristianos aplicasen sus propios principios de modo consistente, rezarían a Apolonio de Tiana en lugar de Jesús. Los milagros de Apolonio habían sido mucho más impresionantes y Apolonio nunca tuvo la temeridad de autoproclamarse «Dios».[86]​ Las escrituras estaban llenas de «mentiras y contradicciones»; Pedro y Pablo habían propagado solamente falsedades.[87]​ A comienzos del siglo IV, un filósofo no identificado publicó un panfleto atacando a los cristianos. Este personaje, que pudo haber sido un discípulo del neoplatónico Jámblico, solía ser invitado a cenar en la corte imperial.[88]​ El propio Diocleciano estaba rodeado de una camarilla de anticristianos.[nota 14]

Porfirio tuvo cierta contención en su crítica del cristianismo, al menos en sus primeras obras, Sobre el retorno del alma y Filosofía de los oráculos. Tenía pocas quejas acerca de Jesús, a quien elogió como un individuo santo y un hombre «humilde». A los seguidores de Cristo, sin embargo, los tildaba de «arrogantes».[91]​ Alrededor de 290, Porfirio escribió una obra de quince volúmenes titulada Contra los cristianos.[nota 15][93]​ En la obra expresaba su conmoción por la rápida expansión del cristianismo.[94]​ También revisó sus opiniones anteriores sobre Jesús y cuestionó la exclusión que hacía a los ricos de la posibilidad de entrar en el Reino de los Cielos,[95]​ y su permisividad con respecto a los demonios que residen en los cuerpos de los cerdos.[96]​ Al igual que Hierocles, comparó desfavorablemente a Jesús con Apolonio de Tiana.[97]​ Además, sostuvo que los cristianos blasfemaban al adorar a un ser humano y no al Dios Supremo, y que cometían un acto de traición prohibiendo la práctica del tradicional culto romano: «¿Qué tipo de castigo no deberíamos aplicar, en justicia, a quienes son prófugos de las costumbres de sus padres?».[98]

Los sacerdotes paganos también estaban interesados en que se suprimiera toda amenaza a la religión tradicional.[99]​ El cristiano Arnobio, que escribió durante el reinado de Diocleciano, atribuía razones financieras a los prestatarios de servicios paganos:

Los augures, los intérpretes de sueños, los adivinos, los profetas y sus fervientes seguidores, siempre vanos... por temor a que sus propias artes se redujeran a nada, y para que pudieran extorsionar las escasas contribuciones de los devotos, ahora pocos e infrecuentes, gritan alto: «Los dioses están desatendidos, y en los templos hay ahora una presencia muy escasa. Las antiguas ceremonias están expuestas a la burla, y a largos tiempos honrando ritos de instituciones antes sagradas que desaparecen bajo las supersticiones de nuevas religiones».[100]

Creían que la presencia de los cristianos perturbaba sus ceremonias; se pensaba que nublaban la vista de los oráculos y entorpecían el reconocimiento de los dioses a sus sacrificios.[99]

Primeras persecuciones

Cristianos en el ejército

 
San Jorge ante Diocleciano. Se trata de un mural que data del siglo XIV, ubicado en el monasterio de Ubisi, región de Imericia, Georgia. La tradición cristiana coloca el martirio de Jorge, un oficial del ejército romano, en el reinado de Diocleciano.[101]

Al concluir las guerras persas en 299, los coemperadores Diocleciano y Galerio viajaron de Persia a la ciudad de Antioquía, en la provincia romana de Siria. Lactancio cuenta que en Antioquía, en algún momento de 299, los emperadores realizaron sacrificios y adivinaciones como intento de predecir el futuro. Los arúspices, lectores de augurios en animales sacrificados, fueron incapaces de obtener una lectura clara y siguieron fallando después de varios intentos. El maestro arúspice finalmente concluyó que este fallo se debía a las interrupciones en el proceso ocasionadas por hombres profanos. Se había observado que algunos cristianos en la casa imperial habían realizado la señal de la cruz durante dichas ceremonias, por lo que fueron culpados de haber interrumpido la adivinación de los arúspices. Diocleciano, enfurecido por estos acontecimientos, declaró que todos los miembros de la corte debían realizar un sacrificio por sí mismos. Diocleciano y Galerio enviaron cartas a los mandos militares, exigiendo que todo el ejército realizase sacrificios, bajo pena de expulsión.[nota 16][106]​ Dado que no hay notas sobre derramamiento de sangre en la narración de Lactancio, los cristianos de la corte imperial debieron haber sobrevivido a estos acontecimientos.[107]

Eusebio de Cesarea, un historiador eclesiástico de la época, cuenta una historia similar: a los comandantes se les ordenó darle a sus tropas a elegir entre el sacrificio o la pérdida de rango. Las condiciones resultaban duras —un soldado perdería su carrera en el ejército, su pensión estatal y sus ahorros personales— pero no fatales. Según Eusebio, la purga tuvo un éxito considerable, aunque se equivoca en los aspectos técnicos de los hechos y su caracterización del alcance de la apostasía resulta ambiguo.[108]​ Eusebio atribuye también la iniciativa de la purga a Galerio, más que a Diocleciano.[109]

El historiador Peter Davies supone que Eusebio se refiere al mismo acto que Lactancio, pero que tuvo conocimiento de los hechos a través de rumores y no sabía nada de la discusión suscitada durante la ceremonia religiosa privada del emperador, a la cual Lactancio tuvo acceso. Dado que fue el ejército de Galerio el purgado —Diocleciano había dejado el suyo en Egipto para sofocar una revuelta—, los antioqueños habrían creído comprensiblemente que Galerio era el instigador.[109]​ El historiador David Woods opina, en cambio, que Eusebio y Lactancio se referían a dos hechos completamente distintos. Según él, Eusebio describe los comienzos de la purga del ejército en Palestina, mientras que Lactancio relata sucesos acaecidos en la corte.[110]​ Woods afirma además que el pasaje en la Crónica de Eusebio fue corrompido en su traducción al latín y que el texto de Eusebio situaba originalmente los inicios de la persecución del ejército en un fuerte radicado en Betthorus (hoy en día Al-Lejjon, Jordania).[111]

Eusebio, Lactancio[112]​ y Constantino coinciden en alegar que Galerio fue el principal impulsor de la purga militar, así como su mayor beneficiario.[113][nota 17]​ Diocleciano, a pesar de su conservadurismo religioso,[115]​ todavía tendía a la tolerancia religiosa.[nota 18]​ Galerio, sin embargo, era un pagano devoto y apasionado. De acuerdo a las fuentes cristianas, él era el principal defensor de la persecución.[119]​ Además deseaba explotar esta postura en su propio beneficio político. Siendo el emperador de menor rango, Galerio siempre era listado el último en documentos imperiales. De hecho, hasta la conclusión de la guerra persa en 299, no obtuvo su propio gran palacio.[120]​ Lactancio constata que Galerio estaba ansioso por alcanzar un rango más alto en la jerarquía imperial.[121]​ La madre de Galerio, Rómula, era una enconada anticristiana; había sido sacerdotisa pagana en Dacia y odiaba a los cristianos porque estos evitaban acudir a sus festivales.[122][123]​ Prestigioso e influyente tras sus victorias en las guerras persas, Galerio podría haber deseado compensar su humillación previa en Antioquía, cuando Diocleciano le obligó a caminar delante de la caravana imperial, en lugar de dentro de la misma. Su resentimiento alimentó su descontento hacia las políticas oficiales de tolerancia; desde 302, es probable que instase a Diocleciano a promulgar una ley general contra los cristianos.[124]​ Dado que Diocleciano ya estaba rodeado por una camarilla de consejeros anticristianos, sus sugerencias debieron verse muy fortalecidas.[125]

Persecución maniquea

La situación se calmó tras la persecución inicial. Durante los tres años siguientes Diocleciano permaneció en Antioquía. Visitó Egipto una vez, durante el invierno de 301-302, donde comenzó el reparto de grano en Alejandría.[124]​ Durante su estancia, algunos maniqueos, seguidores del profeta Mani, fueron denunciados en presencia del procónsul de África. El 31 de marzo del año 302, en un rescripto de Alejandría, Diocleciano ordenó, después de consultarlo con el procónsul de Egipto, que los líderes maniqueos fueran quemados vivos junto con sus escrituras.[126]​ Esta fue la primera vez que una persecución imperial implicaba la destrucción de textos sagrados.[127]​ Los maniqueos de bajo estatus social debían ser ejecutados; aquellos de alto estatus social debían ser enviados a trabajar en las canteras de Proconeso (Isla de Mármara) o en las minas de Panéa. Toda propiedad maniquea debía ser confiscada y depositada en la tesorería imperial.[126]

Diocleciano encontró mucho de lo que ofenderse en la religión maniquea. Su defensa de los cultos romanos tradicionales lo impulsó a utilizar el lenguaje del fervor religioso.[128]​ El procónsul de África envió a Diocleciano un ansioso informe sobre los maniqueos. A finales de marzo de 302, Diocleciano respondió: los maniqueos «han establecido nuevas y hasta ahora desconocidas sectas en oposición a los credos antiguos para poder expulsar las doctrinas que nos han sido concedidas en el pasado por el favor divino, en beneficio de su propia depravada doctrina».[129]​ Continuó diciendo: «[...] nuestro temor es que con el paso del tiempo, ellos procurarán... infectar... todo nuestro imperio... como con el veneno de una serpiente maligna». «Las religiones antiguas no deben ser criticadas por las nuevas y de última moda», escribió.[129]​ Los cristianos del imperio eran vulnerables a la misma línea de pensamiento.[130]

Diocleciano y Galerio, 302–303

Diocleciano estaba en Antioquía en el otoño de 302 cuando tuvo lugar la siguiente fase de la persecución. El diácono Román de Antioquía visitó la corte mientras se efectuaban sacrificios preliminares e interrumpió la ceremonia, denunciando el acto en voz alta. Fue arrestado y condenado a la hoguera, pero Diocleciano revocó la decisión y ordenó, en cambio, que se le cortara la lengua. Román fue ejecutado el 17 de noviembre de 303. La audacia de este cristiano disgustó a Diocleciano, quien salió de la ciudad y se dirigió a Nicomedia para pasar el invierno acompañado de Galerio.[131]

A través de los años, el didactismo religioso y moral de los emperadores iba alcanzando niveles febriles; a instancias de un oráculo, llegaría a su punto culminante.[132]​ Según Lactancio, mientras se encontraba en Nicomedia en 302 Diocleciano y Galerio entraron en una discusión acerca de qué política imperial debían tomar con respecto a los cristianos. Diocleciano argumentó que vetar a los cristianos la participación en la burocracia y el ejército bastaría para apaciguar a los dioses, mientras que Galerio buscaba su exterminio. Trataron de resolver su disputa enviando un mensajero para consultar al oráculo de Apolo en Dídima.[133]Porfirio también pudo haber estado presente en esta reunión.[134]​ A su regreso, el mensajero le dijo a la corte que «los justos en la tierra»[135]​ dificultaban la habilidad de Apolo para hablar. Miembros de la corte de Diocleciano le informaron que esos «justos» solo podían ser los cristianos del imperio. A instancias de la corte, Diocleciano accedió a las demandas de una persecución universal.[136]

Gran persecución

Primer edicto

El 23 de febrero de 303 Diocleciano ordenó que la recientemente construida iglesia cristiana en Nicomedia fuera arrasada, sus escrituras quemadas y sus tesoros confiscados.[137]​ El 23 de febrero era la fiesta de Terminalia, en honor a Término, el dios de las fronteras. Fue el día escogido para acabar con el cristianismo.[138]​ Al día siguiente, Diocleciano publicó el «Edicto contra los cristianos».[nota 19][142]​ Los principales objetivos de la norma eran, como lo habían sido durante la persecución de Valeriano, la propiedad cristiana y el alto clero.[143]​ El decreto ordenaba la destrucción de las escrituras cristianas, los libros litúrgicos y los lugares de culto en todo el Imperio,[nota 20][145]​ y prohibía a los cristianos reunirse a celebrar su culto.[146]​ Asimismo, se privaba a los cristianos del derecho de petición ante los tribunales,[147]​ haciéndolos sujetos potenciales de la tortura judicial;[148]​ los cristianos no podían responder a las acciones interpuestas en contra de ellos en un tribunal;[149]​ y los senadores, équites, decuriones, veteranos y soldados cristianos fueron desprovistos de sus rangos, y los libertos imperiales fueron esclavizados de nuevo.[147]

Diocleciano pidió que el edicto se ejerciera «sin derramamiento de sangre»,[150]​ contra las exigencias de Galerio de que todos los que se negaran a hacer los sacrificios obligatorios fueran condenados a ser quemados vivos.[151]​ En cualquier caso, y a pesar de la solicitud de Diocleciano, los jueces locales a menudo aplicaban ejecuciones durante la persecución, dado que la pena capital era uno de sus poderes discrecionales.[5]​ La recomendación de Galerio —quemar vivos a los cristianos— se convirtió en un método común de ejecución de los cristianos en el Oriente.[152]​ Después de que el edicto fuera publicado en Nicomedia, un hombre llamado Eurius lo arrancó y rompió, gritando «aquí están tus triunfos góticos y sármatas». Fue arrestado por traición, torturado y quemado vivo poco después, convirtiéndose en el primer mártir del edicto.[nota 21][154]​ Las medidas del edicto fueron conocidas e impuestas en Palestina en marzo o abril (justo antes de la Pascua), y estaba siendo aplicado por los cargos oficiales locales de África del Norte entre mayo y junio.[155]​ El primer mártir en Cesarea fue ejecutado el 7 de junio;[156]​ el edicto entró en vigor en Creta a partir del 19 de mayo.[157]​ El primer edicto fue el único edicto legalmente obligatorio en el Occidente,[158]​ mientras que en el Oriente se desarrolló progresivamente una legislación cada vez más dura.

Segundo, tercer y cuarto edicto

En el verano de 303,[159]​ después de una serie de rebeliones en Malatya (Turquía) y Siria, se hizo público un segundo edicto, ordenando el arresto y encarcelamiento de todos los obispos y sacerdotes.[160]​ En opinión del historiador Roger Rees, no había una necesidad racional para este segundo edicto: que Diocleciano lo emitiese indica que o bien no tenía conocimiento de la aplicación del primer edicto, o que pensaba que no estaba siendo aplicado con la rapidez que requería.[161]​ Después de publicarse el segundo decreto, las prisiones se llenaron —el subdesarrollado sistema penitenciario de la época no podía mantener a los diáconos, lectores, sacerdotes, obispos y exorcistas que se le vinieron encima. Eusebio dejó escrito que el decreto produjo el encarcelamiento de tantos sacerdotes que los criminales ordinarios estaban hacinados y tuvieron que ser liberados.[162]

Anticipando la celebración del vigésimo aniversario de su reinado el 20 de noviembre de 303, Diocleciano declaró una amnistía general por medio de su tercer edicto. Cualquier miembro del clero podría ser liberado, siempre y cuando aceptase realizar un sacrificio a los dioses paganos.[163]​ Diocleciano pudo buscar algo de buena prensa con esta legislación. También pudo intentar que se fracturase la comunidad cristiana, al dar a conocer la apostasía del clero.[164]​ La exigencia de sacrificar era algo inaceptable para muchos de los detenidos, aunque sus guardianes a menudo lograron su cumplimiento, al menos nominal. Algunos sacerdotes accedieron voluntariamente y otros, bajo tortura. Los guardias de las prisiones deseaban librarse de los clérigos encarcelados. Eusebio, en sus Mártires de Palestina, registra el caso de un hombre al que, después de ser conducido a un altar, le ataron las manos y fue obligado a completar una ofrenda de sacrificio. Le comunicaron que su acto de sacrificio había sido reconocido y fue sumariamente liberado. De otros se dijo que habían realizado sacrificios cuando en realidad no habían hecho nada.[165]

En 304, el cuarto edicto ordenaba que todas las personas, fuesen hombres, mujeres o niños, deberían reunirse en lugares públicos y realizar un sacrificio colectivo. Si se negaban, serían ejecutados.[166]​ No se conoce la fecha precisa del edicto,[167]​ pero es probable que fuera dictado en enero o febrero de 304, y fue aplicado en los Balcanes en marzo.[168]​ El edicto entró en vigor en Salónica (Grecia) en abril de 304,[169]​ y en Palestina poco tiempo después.[170]​ Este último edicto ni siquiera llegó a aplicarse en los dominios de Maximiano y Constancio. En Oriente, en cambio, estuvo vigente hasta la promulgación en 313 del edicto de Milán de Constantino y Licinio.[171]

Abdicaciones, inestabilidad y tolerancia renovada (305–311)

Diocleciano y Maximiano abdicaron el 1 de mayo de 305. Constancio y Galerio se convirtieron en Augusti (emperadores senior) y se nombró a dos nuevos emperadores, Flavio Severo y Maximino Daya, a quienes se les otorgó el título de Caesaris (emperadores junior).[172]​ Según Lactancio, Galerio manipuló a Diocleciano, asegurándose el acceso de amigos leales al cargo imperial.[173]​ En esta «segunda tetrarquía», parece que sólo los emperadores orientales, Galerio y Maximino, continuaron con las persecuciones.[174]​ Mientras dejaban el cargo, Diocleciano y Maximiano probablemente supusieron que el cristianismo estaría en sus últimos alientos. Las iglesias estaban destruidas, los jefes y las jerarquías eliminadas, y el ejército y la administración pública habían sido purgados. Eusebio afirma que los apóstatas de la fe fueron «innumerables» (μυρίοι).[175]​ En un principio, la nueva tetrarquía parecía más vigorosa que la anterior. Maximino, en particular, era un ávido persecutor.[176]​ En 306 y 309 publicó sus propios edictos en los que exigía sacrificio universal.[177]​ Eusebio acusa también a Galerio de insistir con las persecuciones.[178]

En Occidente, sin embargo, los cabos sueltos de las decisiones dinásticas de Diocleciano estaban a punto de echar abajo la tetraquía. Constantino, hijo de Constancio, y Majencio, hijo de Maximiano, habían sido dejados de lado por la sucesión de Diocleciano, lo que ofendió a los padres y provocó el enojo de los hijos.[172]​ Contra la voluntad de Galerio, Constantino sucedió a su padre el 25 de julio de 306. Finalizó de inmediato todas las persecuciones y ofreció a los cristianos la restitución completa de todo lo que habían perdido durante la persecución.[179]​ Esta declaración dio a Constantino la oportunidad de mostrarse a sí mismo como el libertador de los cristianos oprimidos en todo el imperio.[180]​ Entretanto, Majencio se hizo con el poder en Roma en 306 y también concedió a los cristianos una amplia tolerancia.[181]​ Galerio intentó destronar a Majencio en dos ocasiones, pero no tuvo éxito en ninguna de ellas. Durante la primera campaña contra Majencio, Severo fue capturado, encarcelado y ejecutado.[182]

La paz de Galerio y el Edicto de Milán (311-313)

En Oriente, la persecución finalizó de manera oficial el 30 de abril de 311,[183]​ aunque en Gaza se produjeron martirios hasta el 4 de mayo. Galerio, en su lecho de muerte, emitió una proclamación para terminar con las hostilidades y otorgó a los cristianos el derecho de practicar su religión libremente bajo la ley y de reunirse pacíficamente. La persecución había finalizado.[184]​ Lactancio preserva el texto en latín de este pronunciamiento, describiéndolo como un edicto. Eusebio ofrece una traducción al griego, versión que incluía títulos imperiales y estaba dirigido a los administradores provinciales, sugiriendo que la proclamación era, de hecho, una carta imperial.[185]​ El documento parece haber sido promulgado solamente en las provincias de Galerio.[186]

Entre las demás disposiciones que siempre tomamos por el bien y el interés del Estado, hemos deseado aquí reparar todas las cosas de acuerdo con las leyes y la disciplina pública de los romanos, y de asegurar que incluso los cristianos, que abandonaron las prácticas de sus ancestros, retornen al buen juicio. En verdad, por algún motivo u otro, a esos cristianos les asedió tal autoindulgencia y les poseyó tal insensatez, que dejaron de seguir las prácticas de los antiguos, costumbres que sus propios ancestros pudieron haber instituido, y en su lugar actuaban como les parecía, dictaban sus propias leyes para sí mismos, y se reunían con personas muy variadas en áreas diversas. Cuando se promulgó nuestra orden estableciendo que debían volver a las prácticas de los antiguos, muchos se vieron en peligro, y muchos incluso murieron. Muchos otros perseveraron en su forma de vida, y vimos que ni prestaban a los dioses el culto y veneración debidos, ni lo hacían al dios de los cristianos. En virtud de nuestra afable clemencia y tradición eterna, por la cual es costumbre habitual conceder clemencia a todo el mundo, hemos creído oportuno extenderles también a ellos nuestra más pronta indulgencia, de modo que los cristianos puedan restablecer sus lugares de encuentro, con la condición de que no actúen desordenadamente. Mediante otra carta a los funcionarios detallaremos las condiciones que deben respetar. Consecuentemente, de acuerdo con nuestra indulgencia, deberán rezar a su dios por nuestra salud y por la seguridad del Estado, de modo que el Estado se vea a salvo por todos los frentes y ellos puedan vivir a salvo y seguros en sus propias casas.[187]

Las palabras de Galerio refuerzan la base teológica de la tetrarquía para la persecución; las actas promulgadas no hicieron más que intentar reforzar las prácticas cívicas y religiosas tradicionales, incluso a pesar de que los propios decretos eran completamente no tradicionales. Galerio no hizo nada para violar el espíritu de la persecución; los cristianos seguían siendo criticados por su inconformismo y sus prácticas insensatas; y Galerio no admitió que hubieran hecho nada errado.[188]​ La admisión de que el dios de los cristianos pudiera existir se hizo incluso de mala gana.[189]​ Algunos historiadores de principios del siglo XX afirmaron que el edicto de Galerio anuló definitivamente la antigua «fórmula legal» non licet esse Christianos,[190]​ haciendo del cristianismo una religio licita, «al mismo nivel que el judaísmo»,[191]​ y asegurando las propiedades de los cristianos,[190]​ entre otras cosas.[192]

No todos los historiadores fueron tan entusiastas. El historiador eclesiástico del siglo VII Tillemont calificó el edicto de «insignificante»;[193]​ y, de forma similar Timothy Barnes, historiador de finales del siglo XX advertía que «la novedad o importancia de la medida [de Galerio] no debe ser sobrestimada».[194]​ Barnes señala que la legislación de Galerio sólo otorgó a los cristianos de oriente los derechos que ya poseían aquellos que residían en Italia y África. En la Galia, Hispania y Britania los cristianos contaban con una mayor cantidad de derechos que los ofrecidos por Galerio a los cristianos orientales.[194]​ Otros historiadores de finales del siglo XX como Graeme Clark y David S. Potter defienden que, a pesar de su cobertura, la proclamación del edicto de Galerio es un hito importante en las historias del cristianismo y del Imperio Romano.[195]

La ley de Galerio no se mantuvo en vigor durante mucho tiempo en el área dominada por Maximino. Siete meses después de la proclamación, Maximino retomó en sus territorios la persecución,[196]​ que continuaría hasta el año 313, poco antes de su muerte.[197]​ En un encuentro entre Licinio y Constantino en Milán en febrero de 313, los dos emperadores esbozaron los términos de una paz universal, que fueron publicados el 13 de junio de 313 por el victorioso Licinio en Nicomedia.[198]​ El documento sería denominado en épocas posteriores «Edicto de Milán».[nota 22]

Creemos correcto encomendar estas cosas a su cuidado, para que sepa que hemos dado a los cristianos libertad sin restricciones de culto religioso. Cuando vea que esta les ha sido concedida por nosotros, su señoría sabrá que también hemos otorgado a otras religiones el derecho a una observancia de su culto abierta y libre, por el bien de la paz de nuestros tiempos, que cada uno tenga la oportunidad de rendir culto como le plazca; este reglamento se hace para que no parezca que desmerecemos ninguna dignidad o ninguna religión.[198]

Variación regional

Martirios en el Oriente
Asia Menor Oriente Danubio
Provincias de Diocleciano (303–305)
26[201]
31[202]
Provincias de Galerio (303–305)
14[203]
Provincias de Galerio (Sin fecha)
8[204]
Provincias de Galerio (305–311)
12[205]
12[206]
Davies, 68–69.[nota 23]

La aplicación de los edictos persecutorios no fue homogénea.[208]​ Dado que los tetrarcas eran más o menos soberanos en sus respectivos territorios,[209]​ cada uno de ellos ejercía un gran control sobre la política de persecuciones. En los dominios de Constancio (Britania y Galia) la persecución fue, como mucho, muy leve;[5]​ en los dominios de Maximiano (Italia, Hispania y África), fue firmemente aplicada; en Oriente, bajo Diocleciano (Capadocia, Siria, Palestina y Egipto) y Galerio (Grecia y los Balcanes), se aplicó con más fervor que en las regiones y provincias restantes.[210]​ En lo que respecta a las provincias orientales, Peter Davies calculó el número total de martirios para un artículo de la revista científica The Journal of Theological Studies.[207]​ Davies defendía que los números, pese a basarse en colecciones de actas que estaban incompletas y solo parcialmente fiables, apuntan a que la persecución fue más severa bajo Diocleciano que bajo Galerio.[3]​ El historiador Simon Corcoran, en un epígrafe sobre los orígenes de los primeros edictos persecutorios, criticó a Davies por su exagerada confianza en estos «dudosos actos de martirio» e hizo caso omiso a sus conclusiones.[211]

Britania y Galia

Las fuentes varían a la hora de describir la extensión de la persecución en los dominios de Constancio, aunque todas lo describen como bastante limitada. Lactancio argumenta que la destrucción de los edificios eclesiásticos fue lo peor a lo que los cristianos de estos territorios se enfrentaron.[212]​ Eusebio niega de manera explícita en su Historia Ecclesiastica y en su Vida de Constantino que ninguna iglesia hubiese sido destruida, pero sí incluye a la Galia como un área que sufrió los efectos de la persecución en sus Mártires de Palestina.[213]​ Un grupo de obispos declaró que «Galia estuvo inmune» (immunis est Gallia) de las persecuciones durante el gobierno de Constancio.[214]​ La muerte de Alban de Verulamium, el primer mártir cristiano de Inglaterra, fue datada para esa época, pero la mayoría de los estudiosos la asignan ahora a la época del reinado de Septimio Severo.[215]​ El segundo, tercer y cuarto edictos no parecieron haber sido ejecutados en el Oeste en absoluto; o de haber sido proclamados, no cobraron una fuerza considerable.[216]​ Es posible que las políticas relativamente tolerantes de Constancio fuesen el resultado de los celos internos entre los miembros de la tetrarquía; la persecución, después de todo, había sido el proyecto de los emperadores orientales, no de los occidentales.[5]​ Después de que Constantino sucediera a su padre en 306, instó a la recuperación de los bienes que la Iglesia había perdido en la persecución, y legisló la plena libertad para todos los cristianos en sus dominios.[217]

África

Mientras que la persecución bajo Constancio fue relativamente leve, no existe ninguna duda de la fuerza con que se ejerció en los dominios de Maximiano. Sus efectos fueron registrados en Roma, Sicilia, Hispania y África;[218]​ de hecho, Maximiano alentó la aplicación estricta de los edictos de manera particular en África. La élite política de África fue insistente en que la persecución se cumpliese,[219]​ y los cristianos de África, especialmente en Numidia, fueron igualmente insistentes en su resistencia. Para los númidas, entregar las escrituras era un acto de apostasía terrible.[220]​ África había sido, durante mucho tiempo, el hogar de las «Iglesias de los Mártires»[221]​—en África, los mártires poseían una autoridad religiosa superior a la del propio clero[222]​—y albergaba una variante particularmente intransigente, fanática y legalista del cristianismo.[223]​ Fue en la región occidental en África donde se dieron la mayor cantidad de martirios.[224]

África produjo mártires incluso en los años inmediatamente anteriores a la Gran Persecución. En 298, Maximiliano, un soldado en Tébessa, había sido juzgado por negarse a seguir la disciplina militar;[225]​ en Mauretania, de nuevo en 298, el soldado Marcelo rechazó su bono del ejército y se quitó el uniforme en público.[226]​ Una vez que comenzaron las persecuciones, las autoridades públicas estaban deseosas de hacer valer su autoridad. Anullinus, procónsul de África, amplió el edicto al decidir que, además de la destrucción de las escrituras de los cristianos y las iglesias, el gobierno debía obligar a los cristianos a hacer sacrificios a los dioses paganos.[227]​ El gobernador Valerio Floro implementó la misma política en Numidia durante el verano o el otoño de 303, cuando hizo un llamamiento para celebrar el «día de la quema de incienso», durante el cual los cristianos deberían realizar sacrificios o de lo contrario perderían la vida.[228]​ Aparte de los ya enumerados, los mártires africanos incluyen a Saturnino y a los mártires de Abitina,[229]​ otro grupo martirizado el 12 de febrero de 304 en Cartago,[230]​ y a los mártires de Milevis (Mila, Argelia).[231]

La persecución en África también alentó el desarrollo del donatismo, un movimiento cismático que prohibía cualquier compromiso con el gobierno romano o con los obispos traditores (aquellos que habían entregado las escrituras a las autoridades seculares). Uno de los momentos clave en la ruptura de las relaciones de esta secta con el resto de la iglesia se produjo en Cartago en el año 304. Los cristianos de Abitinae fueron traídos a la ciudad y encarcelados. Los amigos o familiares de los prisioneros vinieron a visitarlos, pero una turba local les opuso resistencia. El grupo de familiares y amigos fue acosado, golpeado y azotado, y la comida que habían traído a sus amigos fue echada por tierra. Este grupo de gente había sido enviado por Mensurio, un obispo de la ciudad, y por Ceciliano, su diácono, por razones que aún siguen sin ser esclarecidas.[232]​ En 311, Ceciliano fue elegido obispo de Cartago. Sus opositores denunciaron que su traditio le hacía indigno del cargo y se negaron a seguir su autoridad, por lo que se declararon a favor de otro candidato, Majorino. Muchos otros en África, incluidos los abitinianos, apoyaron a Majorino contra Ceciliano. El sucesor de Majorino, Donato, daría al movimiento disidente su nombre.[233]​ Para el momento en que Constantino se hizo cargo de la provincia, la iglesia de África se encontraba profundamente dividida.[234]​ Los donatistas no se reconciliarían con el resto de la Iglesia católica hasta después del año 411.[235]

Italia e Hispania

Es probable que Maximiano haya incautado los bienes cristianos en Roma con gran facilidad: los cementerios romanos se hallaban a la vista y los centros de reuniones cristianas eran fáciles de encontrar. Los altos cargos de la Iglesia habrían sido también de personas prominentes. Sin embargo, el obispo de la ciudad, Marcelino, no parece haber ido a la cárcel, hecho que ha llevado a algunos a creer que Maximiano nunca cumplió la orden de detención de clérigos en la ciudad.[143]​ Otros afirman que Marcelino fue un traditor.[236]​ Por otra parte, éste aparece en el depositio episcoporum del siglo IV pero no su feriale, o calendario de fiestas, donde figuraban todos los predecesores de Marcelino desde Fabián, lo cual es una llamativa ausencia en opinión del historiador John Curran.[143]​ Durante cuarenta años, los donatistas comenzaron a difundir rumores de que el propio Marcelino había sido un traditor y que incluso había llegado a realizar sacrificios a los dioses paganos.[237]​ Esta acusación fue tachada como falsa alrededor del siglo V por el «Consejo de Sinuessa», en la vita Marcelli del Liber Pontificalis. Este trabajo afirma que en realidad el obispo había apostatado, pero se redimió a través del martirio unos días después.[143]

Los hechos que sucedieron al supuesto acto de traditio de Marcelino, si es que este ocurrió, son poco claros. Sin embargo, parece haber existido una ruptura en la sucesión episcopal. Marcelino parece haber muerto el 25 de octubre de 304 y (si hubiera apostatado) probablemente fue expulsado de la Iglesia a principios de 303,[238]​ pero su sucesor, Marcelo, no fue consagrado hasta noviembre o diciembre de 306.[239]​ Mientras tanto, dos facciones divergían en la iglesia romana: los cristianos que habían cumplido con los edictos para garantizar su propia seguridad, y los rigoristas, que no toleraban ninguna solución de compromiso con la autoridad secular. Ambos grupos se enfrentaron en luchas callejeras y disturbios, llegando eventualmente incluso a casos de asesinato.[239]​ Marcelo, un rigorista, purgó toda mención de Marcelino de los registros de la Iglesia y eliminó su nombre de la lista oficial de los obispos.[240]​ El propio Marcelo acabaría siendo desterrado de la ciudad y muriendo en el exilio el 16 de enero de 308.[239]

Majencio, mientras tanto, aprovechó la impopularidad de Galerio en Italia (Galerio había introducido los impuestos tanto para la ciudad de Roma como para la provincia italiana por primera vez en la historia del imperio[241]​) para declararse a sí mismo emperador. El 28 de octubre de 306, Majencio convenció a la Guardia Pretoriana de que le apoyase en su motín y para que le invistieran con la púrpura imperial.[242]​ Poco después de su proclamación, Majencio declaró el fin de la persecución y la tolerancia para todos los cristianos en su reino.[243]​ Las noticias viajaron a África, donde en años posteriores un cristiano de Cirta todavía podía recordar la fecha exacta en que «la paz» había sido introducida.[244]​ A pesar de eso, Majencio no autorizó que se restituyeran las propiedades confiscadas.[245]

El 18 de abril de 308, Majencio permitió a los cristianos que hicieran una nueva elección para determinar quién sería el próximo obispo de la ciudad, elección en la que el papa Eusebio resultó victorioso.[246]​ Eusebio era un papa moderado al frente de una iglesia aún dividida. Heraclio, jefe de la facción rigorista, se opuso a la readmisión de los lapsi. Los disturbios continuaron, y Majencio exilió a los dos dirigentes de las respectivas facciones de la ciudad, dejando morir a Eusebio en Sicilia el 21 de octubre.[245]​ El puesto estuvo vacante de nuevo durante casi tres años, hasta que Majencio permitió que se llevase a cabo otra elección. Melquíades fue elegido el 2 de julio de 311, mientras Majencio se preparaba para enfrentarse a Constantino en batalla.[nota 24]​ Majencio, que se enfrentaba a una oposición doméstica cada vez más fuerte contra su gobierno, finalmente aceptó la restitución de los bienes cristianos. Melquíades envió dos diáconos con cartas de Majencio al prefecto de Roma, máxima autoridad de la ciudad, responsable de la publicación de edictos imperiales dentro de la ciudad, para garantizar su cumplimiento.[248]​ Los cristianos africanos recuperaron las propiedades que habían perdido hacia finales de 312.[249]

Fuera de la ciudad de Roma existen menos detalles sobre el progreso y los efectos de la persecución en Italia; no hay muchas muertes que se aseguren en la región. El Acta Eulpi registra el martirio de Euplio en Catania, Sicilia, un cristiano que se atrevió a portar consigo los santos evangelios, negándose a entregarlos. Euplio fue arrestado el 29 de abril de 304, juzgado y martirizado el 12 de agosto del mismo año.[250]​ En Hispania[nota 25]​ el obispo Osio de Córdoba se declaró, tiempo después, como confesor.[5]​ Después de 305, año en el que Diocleciano y Maximiamo abdicaron y Constancio se convirtió en Augusto, no hubo más persecuciones en el oeste. Eusebio declaró que la persecución duró «menos de dos años».[252]

Tras un breve enfrentamiento militar,[253]​ Constantino se enfrentó y derrotó a Majencio, matándole en la Batalla del Puente Milvio, en las afueras de Roma, el 28 de octubre de 312. Entró en la ciudad al día siguiente, pero se negó a participar en la tradicional subida a la Colina Capitolina en el Templo de Júpiter.[254]​ El ejército de Constantino había avanzado hacia Roma bajo un signo cristiano. Se había convertido, al menos oficialmente, en un ejército cristiano.[255]​ La aparente conversión de Constantino también fue visible en otros lugares: Los obispos cenaban en la mesa de Constantino,[256]​ y muchos proyectos de construcción cristiana comenzaron poco después de la victoria. El 9 de noviembre de 312, la antigua sede de la Guardia Imperial fue arrasada para hacer lugar a la archibasílica de San Juan de Letrán.[257]​ Bajo el gobierno de Constantino, el cristianismo llegó a ser el objetivo principal de patronazgo oficial.[258]

Nicomedia

 
Grabado del martirio de Doroteo y Gorgonio.

El 23 de febrero de 303, Diocleciano ordenó que la recién construida iglesia de Nicomedia fuera arrasada. Exigió que se quemaran sus escrituras y que se requisara todo lo de valor para el tesoro imperial.[259]​ A finales de febrero de 303, un incendio destruyó parte del palacio imperial. Galerio convenció a Diocleciano de que los culpables del acto habían sido los cristianos, quienes habían conspirado junto con los eunucos de palacio. Se llevó a cabo una investigación sobre el percance, pero los responsables no fueron encontrados. Según Lactancio, Diocleciano y Galerio discutieron sobre la política imperial hacia los cristianos durante ese invierno. Diocleciano argumentaba que bastaría con prohibir a los cristianos trabajar como funcionarios o en el ejército para recuperar el favor de los dioses, pero Galerio quería ir más allá, y defendía la exterminación;[260]​ por ello, las ejecuciones continuaron.[261]​ Los eunucos Doroteo y Gorgonio fueron eliminados. Un individuo llamado Pedro, fue desnudado, colgado y azotado. Se le echó sal y vinagre sobre las heridas y fue poco a poco hervido sobre una llama abierta. Las ejecuciones prosiguieron al menos hasta el 24 de abril de 303, cuando seis personas, entre ellas el obispo Antimo, fueron decapitadas.[262]​ La persecución se intensificó: Los presbíteros y los clérigos fueron detenidos sin ser acusados de ningún crimen, y condenados a muerte.[263]​ Un segundo incendio ocurrió dieciséis días después del primero y Galerio dejó la ciudad, declarándola insegura.[264]​ Diocleciano pronto lo seguiría.[261]​ Lactancio culpó a los aliados de Galerio de provocar el incendio; Constantino, en una reminiscencia posterior, atribuyó el incendio a «un rayo del cielo».[265]

Lactancio, viviendo aún en Nicomedia, vio los comienzos del apocalipsis en la persecución de Diocleciano;[266]​ aunque cabe aclarar que el mismo Lactancio vio en su ascenso al poder la misma destrucción.[267]​ Los escritos de Lactancio durante la persecución presentan tanto la amargura como el triunfalismo cristiano.[268]​ Su escatología es directamente contraria a las reclamaciones tetrárquicas de «renovación». Mientras Diocleciano afirmaba que había iniciado una nueva era de seguridad y paz, Lactancio veía el comienzo de una revolución cósmica.[269]

Palestina y Siria

Antes del edicto de tolerancia de Galerio

Fecha Muertes
303–305
13
306–310
34
310–311
44
Mártires palestinos enlistados
en Mártires de Palestina.
Clarke, 657–58.

Palestina es la única región en la que se cuenta con un extenso relato local de la persecución: la obra Mártires de Palestina de Eusebio. Eusebio residía en Cesarea, capital de la Palestina Romana, en la época de la persecución, si bien también viajó a Fenicia y Egipto, y quizá también a Arabia.[270]​ Sin embargo, el relato de Eusebio es imperfecto, porque se centra en los mártires que fueron amigos personales suyos antes de que la persecución comenzase, e incluye martirios que tuvieron lugar fuera de Palestina.[271]​ Su cobertura, por lo tanto, es desigual. Por ejemplo, proporciona sólo generalidades en relación al sangriento final de las persecuciones.[272]​ El propio Eusebio reconoce algunos de sus defectos, y al comienzo de su relato sobre el contexto de la persecución en la Historia Ecclesiae, lamenta el carácter incompleto de su reportaje: «¿Cuál podría ser el número de mártires de cada región, y en especial de África y Mauritania, de Tebaida y Egipto?».[273]

Dado que ningún funcionario por debajo del cargo de gobernador tenía poder legal suficiente como para ordenar la pena de muerte, los cristianos más recalcitrantes habrían sido enviados a Cesarea a la espera de su castigo.[274]​ El primer mártir, Procopio, fue trasladado a Cesarea desde Escitópolis (Beit She'an, Israel), donde había sido lector y exorcista. Fue llevado ante el gobernador el 7 de junio de 303, donde se le pidió que realizara sacrificios a los dioses y una libación para los emperadores. Procopio respondió citando a Homero: «el señorío de muchos no es una cosa buena, deja que haya un gobernante, un rey». Procopio fue decapitado por orden del gobernador.[275]

Se sucedieron más martirios durante los meses siguientes,[276]​ con un incremento en la primavera siguiente, cuando el nuevo gobernador, Urbano, publicó el cuarto edicto.[277]​ Eusebio probablemente no ofrece una relación completa de todos los ejecutados bajo el cuarto edicto, sino que alude de pasada a otros presos como Tecla, por ejemplo, aunque no los nombra.[278]

 
Maximino Daya, César de Palestina, Siria y Egipto entre 305 y 312.

El grueso del relato de Eusebio hace referencia al gobierno de Maximino.[272]​ Maximino llegó al cargo de emperador (con el rango de césar) en Nicomedia el 1 de mayo de 305, e inmediatamente después se dirigió hacia Cesarea, según alega Lactancio, para oprimir y pisotear a la diócesis de Oriens.[279]​ Inicialmente, Maximino gobernaba únicamente Egipto y Levante, y publicó su propio edicto de persecución en la primavera del año 306, ordenando la realización general de sacrificios a los dioses.[280]​ El edicto de 304 fue difícil de aplicar, puesto que el gobierno imperial no tenía registros de los habitantes de la ciudad que poseyesen tierras agrícolas.[281]​ Galerio solventó este problema en 306 al efectuar un nuevo censo. Este contenía el nombre de los jefes urbanos y el número de sus dependientes (censos anteriores habían enumerado sólo a las personas que pagaban impuestos sobre la tierra, tales como los propietarios e inquilinos).[282]​ Utilizando estas listas elaboradas por la administración pública, Maximino ordenó a sus heraldos llamar a todos los hombres, mujeres y niños a los templos. Allí, después de que los tribunales llamaran a todos por su nombre, se realizaron los correspondientes sacrificios.[283]

En algún momento posterior a la publicación del primer edicto de Maximino, quizás en 307, Maximino modificó la pena que se debía imponer a los incumplimientos. En lugar de recibir la pena de muerte, los cristianos serían mutilados y condenados a trabajos forzados en las minas del Estado.[284]​ Cuando las minas egipcias comenzaron a estar atestadas de trabajadores, especialmente por el ingreso de los prisioneros cristianos, los reos egipcios empezaron a ser enviados a las minas de cobre en Faeno, ubicada en Palestina, y Cilicia, ubicada en Asia Menor. En Diocesárea (Tzippori, Israel) en la primavera de 308, 97 confesores cristianos fueron recibidos por Firmiliano en las minas de pórfido en Tebaida. Firmiliano cortó los tendones de sus pies izquierdos, cegó sus ojos derechos y los envió a las minas en Palestina.[285][nota 26]​ También se recoge otra ocasión en la que otros 130 cristianos recibieron el mismo castigo: algunos fueron enviados a Faeno y otros a Cilicia.[288]

Eusebio caracteriza a Urbano como un hombre que se divertía variando sus castigos. Un día, poco después de Semana Santa en 307, ordenó que la virgen Teodosia de Tiro (Ṣūr, Líbano) fuera arrojada al mar por conversar con los cristianos que asistían a un juicio y por haber rehusado hacer los pertinentes sacrificios; a los cristianos del tribunal, por su parte, los envió a Faeno.[289]​ En un solo día, 2 de noviembre de 307, Urbano condenó a un hombre llamado Domnino a ser quemado vivo, a tres jóvenes a luchar como gladiadores y a un sacerdote a ser arrojado ante una bestia. El mismo día ordenó que algunos jóvenes fueran castrados, mandó a tres vírgenes a los burdeles y encarceló a varios otros, incluyendo a Pánfilo de Cesarea, un sacerdote, estudioso y teólogo, creador de la biblioteca de Cesarea.[290]​ Poco después Urbano fue cesado del cargo por razones desconocidas, hecho prisionero, torturado y ejecutado, todo en un día de procedimientos acelerados.[291]​ Su reemplazante, Firmiliano, era un soldado veterano y uno de los confidentes de confianza de Maximino.[292]

Eusebio nota que este evento marcó el comienzo de un respiro temporal de la persecución.[293]​ Aunque la datación precisa de esta interrupción no está especificada en las notas de Eusebio, el texto de los Mártires no registra martirios palestinos entre el 25 de julio de 308 y el 13 de noviembre de 309.[294]​ El clima político probablemente incidió en la política persecutoria: este fue el período de la conferencia de Carnunto, que tuvo lugar en noviembre de 308. Maximino probablemente pasó los siguientes meses discutiendo con Galerio su papel en el gobierno imperial, y no tuvo el tiempo suficiente para dedicarse al asunto de los cristianos.[295]

En el otoño de 309,[295]​ Maximino reanudó la persecución mediante la emisión de cartas a los gobernadores provinciales y a su prefecto del pretorio, la más alta autoridad en los procedimientos judiciales después del emperador, exigiendo que los cristianos actuasen de conformidad a las costumbres paganas. Su nueva legislación llamó a un nuevo sacrificio general, junto con un ofrecimiento general de libaciones. Fue aún más sistemática que la primera, y no permitió ninguna excepción con respecto a niños o sirvientes. Logistai (curatores), strategoi, duumviri y tabularii, que mantenían los registros, se encargaron de que no hubiese evasivas.[296]​ Maximino introdujo algunas innovaciones al proceso, convirtiéndose en el único emperador conocido de la persecución que realizó cambios.[297]​ Este edicto requería de la venta de alimentos en las plazas para que fuesen efectivas las libaciones. Por tal razón, Maximino puso centinelas de guardia en las casas de baños y puertas de la ciudad para asegurar que todos los clientes hicieran los sacrificios.[298]​ Emitió copias de las ficticias Actas de Pilato para fomentar el odio popular a Cristo. Las prostitutas confesaron, bajo tortura judicial, haber participado en orgías con los cristianos. Los obispos fueron obligados a trabajar como mozos de cuadra de caballos de la guardia imperial o como responsables de los camellos imperiales.[299]

Maximino también trabajó en favor de un renacimiento de la religión pagana. Nombró a los sumos sacerdotes para cada provincia, hombres que debían vestir ropas blancas y supervisar el culto diario de los dioses.[300]​ Maximino exigió un vigoroso trabajo de restauración para los templos dentro de su dominio y que se encontraban en condiciones de decadencia.[301]

Los siguientes meses fueron testigos de los peores momentos de la persecución.[302]​ El 13 de diciembre de 309, Firmiliano condenó a algunos egipcios arrestados en Ascalón (Ashkelon, Israel) que estaban de camino para visitar a sus confesores en Cilicia. Tres de ellos fueron decapitados; los demás perdieron el pie izquierdo y el ojo derecho. El 10 de enero de 310, Pedro y el obispo Asclepio de la secta dualista cristiana conocida como Marcionismo, ambos de Anaia (Eleuterópolis, Israel), fueron quemados vivos.[303]​ El 16 de febrero, Pánfilo y sus seis compañeros fueron ejecutados. Posteriormente cuatro miembros más de la casa de Pánfilo fueron martirizados por su muestra de solidaridad con los condenados. Los últimos mártires antes del edicto de tolerancia de Galerio fueron ejecutados el 5 y 7 de marzo.[304]​ Tras esto, las ejecuciones se detuvieron. Eusebio no explica este parón repentino, pero coincide con el reemplazo de Firmiliano por Valentiniano, un hombre nombrado en algún momento anterior a la muerte de Galerio.[305]​ La sustitución sólo se atestigua a través de restos epigráficos, como inscripciones en piedra; Eusebio no menciona a Valentiniano en ninguna parte de sus escritos.[306]

Después del edicto de tolerancia de Galerio

A la muerte de Galerio, Maximino se hizo con el control de Asia Menor.[307]​ Incluso después del edicto de tolerancia de Galerio en 311, Maximino continuó con la persecución.[308]​ Su nombre no aparece en la lista de emperadores que publicaron oficialmente el edicto de tolerancia de Galerio, aunque quizás eso se deba a una posterior supresión.[309]​ Eusebio afirma que Maximino no cumplió totalmente las disposiciones del edicto.[310]​ Maximino ordenó a Sabino, su prefecto del pretorio, que escribiese a los gobernadores provinciales, solicitándoles a ellos y a sus subordinados que ignoraran «aquella carta» (en referencia al edicto de Galerio).[311]​ Los cristianos estaban libres de acoso, y su mero cristianismo no supondría la apertura de cargos penales. Sin embargo, a diferencia del edicto de Galerio, la carta de Maximino no establecía normas para las reuniones de cristianos ni tampoco sugería a los cristianos la construcción de más iglesias.[307]

Maximino promulgó nuevas órdenes en otoño de 311 que prohibían a los cristianos congregarse en cementerios.[312]​ Después de publicar estas órdenes, fue abordado por embajadas de las ciudades bajo su gobierno, que solicitaban el comienzo de una nueva persecución general. Lactancio y Eusebio afirman que estas peticiones no fueron voluntarias, sino que se realizaron a instancias del propio Maximino.[313]​ Maximino accedió a las demandas y comenzó a perseguir a los líderes religiosos de las iglesias hacia finales de 311. Pedro de Alejandría fue decapitado el 26 de noviembre de 311.[314]Luciano de Antioquía fue ejecutado en Nicomedia el 7 de enero de 312.[315]​ Según Eusebio, muchos obispos egipcios sufrieron el mismo destino.[314]​ De acuerdo a Lactancio, Maximino mandó que a los confesores se les «arrancasen los ojos, cortasen las manos, amputasen los pies y se les cercenasen la nariz o las orejas».[316]​ Antioquía preguntó a Maximino si podría prohibir a los cristianos vivir en la ciudad.[317]​ En respuesta, Maximino emitió un rescripto animando a cada ciudad a que expulsase a los cristianos. Este rescripto fue publicado en Sardis el 6 de abril de 312, y en Tiro alrededor de mayo o junio.[318]​ Hay tres copias sobrevivientes del rescripto de Maximino en Tiro, Arycanda (Aykiriçay, Turquía) y Colbasa, y todos son esencialmente idénticos.[319]​ Para hacer frente a una queja de Licia y Panfilia sobre las «actividades detestables de los ateos [los cristianos]», Maximino prometió a los provinciales lo que quisieran (tal vez una exención del impuesto de capitación).[320]

Cuando Maximino recibió la noticia de que Constantino había triunfado en la guerra contra Majencio, publicó una nueva carta restaurando a los cristianos sus anteriores libertades.[321]​ Sin embargo, el texto de esta carta, el cual está preservado en el Historia Ecclesiastica de Eusebio, sugiere que la iniciativa fue únicamente de Maximino, y no de Constantino o de Licinio. También es el único pasaje en las fuentes antiguas que establece el fundamento de las acciones de Maximino, sin la hostilidad de Lactancio y Eusebio. Maximino argumenta que apoyó la legislación de Diocleciano y Galerio en sus comienzos, pero, al ser nombrado caesar, se dio cuenta de la reducción que estas políticas tendrían sobre la mano de obra disponible, y comenzó a emplear la persuasión en lugar de la coerción.[322]​ afirma que se resistió a las peticiones de los nicomedianos para expulsar a los cristianos de la ciudad (un evento que Eusebio no registra),[323]​ y que cuando aceptó las demandas de las delegaciones de otras ciudades, lo hizo siguiendo con las costumbres imperiales ya imperantes.[324]​ Maximino concluye su carta haciendo referencia a la carta que escribió después del edicto de Galerio, pidiendo que sus subordinados fuesen indulgentes. No hace referencia a sus primeras cartas, donde alentaba la persecución.[325]

A comienzos de la primavera de 311, a medida que Licinio avanzaba contra Maximino, este último recurrió a la violencia en el trato a sus propios ciudadanos, y a los cristianos en particular.[326]​ En mayo de 313,[327]​ Maximino emitió un nuevo edicto de tolerancia, esperando persuadir con ello a Licinio para que detuviera su avance, y para ganar más apoyo público. Por primera vez, Maximino emitía una ley la cual ofrecía tolerancia comprensiva y los medios para que se pudiera obtener. Al igual que en su carta anterior, Maximino es apologético pero desde un punto de vista unilateral.[328]​ El propio Maximino se absuelve del fracaso de su política, ubicando en su lugar todos los errores en el comportamiento de los jueces locales y demás funcionarios encargados de su puesta en práctica.[329]​ Enmarcó la nueva tolerancia universal como un medio para eliminar toda la ambigüedad y la extorsión. Es entonces cuando Maximino declara la libertad absoluta en la práctica de la religión, alentando a los cristianos a reconstruir sus iglesias y prometiendo restaurar las propiedades perdidas de los cristianos durante la persecución.[330]​ El edicto, no obstante, tuvo poco efecto práctico: Licinio derrotó a Maximino en la batalla de Adrianópolis el 30 de abril de 313;[331]​ y un impotente Maximino se suicidó en Tarso en el verano de 313. El 13 de junio, Licinio publicó el Edicto de Milán en Nicomedia.[332]

Egipto

La obra de Eusebio Mártires de Palestina tan sólo trata la persecución en Egipto de pasada. Sin embargo, cuando Eusebio hace comentarios sobre la región, escribe sobre decenas, veintenas e incluso cientos de cristianos condenados a muerte en un solo día, lo cual haría pensar que Egipto fue la región que más sufrió durante las persecuciones.[333]​ De acuerdo a un informe que Barnes describe como «plausible, mas no verificable», 660 cristianos fueron ejecutados sólo en Alejandría entre los años 303 y 311.[334]​ En Egipto, Pedro de Alejandría huyó de la ciudad que le da su nombre a comienzos de la persecución, dejando a la iglesia sin un líder. Melecio, obispo de Licópolis (Asyut), tomó su lugar. Melecio ordenó sacerdotes sin el permiso de Pedro, lo que causó que algunos obispos se quejaran al propio Pedro. Melecio pronto se negó a tratar a Pedro como ningún tipo de autoridad sobre él, y amplió sus operaciones en Alejandría. Según Epifanio de Salamis, la iglesia se dividió en dos secciones: la «Iglesia Católica», bajo Pedro, y, después de la ejecución de Pedro, del papa Alejandro; y la «Iglesia de los Mártires» bajo Melecio.[335]​ Cuando los dos grupos se encontraron en prisión en Alejandría durante la persecución, Pedro de Alejandría colocó una cortina en medio de su celda. Entonces dijo: «Quienes son de mi punto de vista, vénganse a mi lado; y los de la perspectiva de Melecio, quédense con Melecio.» Divididas, las dos sectas siguieron con sus asuntos, ignorando deliberadamente la existencia de los demás.[336]​ El cisma continuó creciendo durante la persecución, incluso con sus dirigentes en la cárcel,[337]​ y persistió incluso mucho después de las muertes de Pedro y Melecio.[335]​ Se conoce la existencia de cincuenta y un obispados en Egipto en 325; sólo quince de estos se conocen como sedes de la Iglesia cismática.[338]

Legado

La persecución de Diocleciano acabó siendo un fracaso. Tal y como afirma el historiador moderno Robin Fox, fue simplemente «demasiado pequeña y demasiado tardía».[29]​ Los cristianos nunca fueron purgados de manera sistemática en ninguna parte del imperio, y la continua evasión cristiana minó la aplicación de los edictos.[339]​ Algunos recurrieron al soborno para conseguir la libertad.[340]​ Un cristiano llamado Copres escapó de la persecución gracias a un tecnicismo legal: para evitar hacer un sacrificio ante la corte, otorgó a su hermano poder para que lo representara, y fue este quien lo hizo en su lugar.[341]​ Otros simplemente huyeron. Eusebio en su Vita Constantini declaró que «una vez más los campos y los bosques recibieron a los adoradores de Dios».[342]​ Para los teólogos contemporáneos, no había pecado en este comportamiento. Lactancio argumenta que el propio Cristo lo había alentado, y el obispo Pedro de Alejandría citó el Evangelio según San Mateo 10:23 («Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en esta os persiguen, marchaos a otra.»[343]​) en apoyo de esta táctica.[344]

Los paganos simpatizaban con los cristianos más de lo que lo habían hecho en el pasado.[345]​ Lactancio, Eusebio y Constantino escribieron sobre la repulsión ante los excesos de los perseguidores; Constantino habla de las «preocupaciones y aversión a la crueldad» que cometieron.[346]​ La fuerza moral de los mártires ante la muerte había ganado cierta respetabilidad a la fe cristiana en el pasado,[347]​ aunque tuviese un saldo de pocas conversiones.[348]​ Sin embargo, la idea del martirio alentaba a los cristianos en juicio o prisión, fortaleciendo su fe.[349]​ Con la promesa de vida eterna, el martirio era seductor para un creciente segmento de la población que estaba, por citar a Dodds, «enamorado de la muerte».[350]​ Según la famosa frase de Tertuliano, la sangre de los mártires era la semilla de la Iglesia.[351]

A partir del año 324, Constantino, cristiano converso, reinó solo en todo el imperio, y el cristianismo fue el gran beneficiario de la generosidad imperial.[352]​ Los perseguidores habían sido derrotados. El historiador J. Liebeschuetz escribe: «El resultado final de la Gran Persecución fue ofrecer al cristianismo un homenaje que no podría haber conseguido de otro modo.»[353]​ Después de Constantino, la cristianización del Imperio Romano progresó rápidamente. Bajo el gobierno de Teodosio I (378-395), se convirtió en la religión oficial del Estado.[354]​ Para el siglo V, el cristianismo ya era la religión predominante del imperio y jugaba el mismo papel que el paganismo había ocupado hacia finales del siglo III.[355]​ Sin embargo, a causa de la persecución, ciertas comunidades cristianas quedaron divididas entre las que habían pactado con las autoriades imperiales (traditores) y las que se habían resistido. En África, los donatistas, que se opusieron a la elección del supuesto traditor Ceciliano para el obispado de Cartago, continuaron resistiendo a las autoridades centrales de la Iglesia hasta 411.[356]​ De igual forma, los melicianos en Egipto supusieron un cisma para la Iglesia egipcia.[335]

 
Retrato de Edward Gibbon hecho por Henry Walton.

Durante las generaciones futuras, tanto cristianos como paganos vieron en Diocleciano, según afirma el teólogo británico Henry Chadwick, «la personificación de la ferocidad irracional».[357]​ Para los cristianos medievales, Diocleciano era el más aborrecible de todos los emperadores romanos.[358]​ A partir del siglo IV, los cristianos describieron la Gran Persecución del reinado de Diocleciano como un baño de sangre.[359]​ El Liber Pontificalis, una colección de biografías de los Papas, afirma la existencia de 17 000 mártires en un solo mes.[360]​ En el siglo IV, los cristianos crearon el «culto a los mártires» en honor a los caídos.[361]​ Los hagiógrafos retrataron la persecución de una manera mucho más exagerada de lo que en realidad había sido,[362]​ y los cristianos responsables de estos cultos ignoraron ciertos hechos. Su «Era heroica» de mártires, o «Era de los mártires», comenzaría desde el momento del ascenso al poder de Diocleciano en 284, en lugar de 303, fecha en la que las grandes persecuciones empezaron en realidad; fabricaron un gran número de relatos de martirios (de hecho, la mayor parte de los relatos sobre martirios son falsos), exagerando los hechos y mezclando las historias reales con detalles milagrosos.[361]​ De los relatos sobre martirios, únicamente los de Inés de Roma, Sebastián (martirizado hacia el siglo III), Félix y Adauto, y Marcelino y Pedro son remotamente históricos.[359]​ Estos relatos tradicionales fueron cuestionadas por primera vez durante la Ilustración, cuando Henry Dodwell, Voltaire y sobre todo Edward Gibbon pusieron en duda las narraciones tradicionales sobre los mártires cristianos.[363]

En el capítulo final del primer volumen de su obra Historia de la decadencia y caída del Imperio romano (1776), Gibbon afirma que los cristianos exageraron ampliamente la escala de las persecuciones sufridas.[364]

Después de que la Iglesia triunfara sobre todos sus enemigos, tanto el interés como la vanidad de los cautivos los llevó a ampliar el mérito de su propio sufrimiento. Una conveniente distancia temporal y geográfica generó un ámbito para el avance de la ficción; y los casos frecuentes que pudieron ser alegados a los santos mártires, cuyas heridas fueron instantáneamente sanadas, cuya fuerza fue renovada y cuyos miembros amputados milagrosamente se recuperaron, eran extremadamente convenientes para remover cualquier dificultad y silenciar cualquier objeción. Las leyendas más extravagantes, que conducen a la alabanza de la Iglesia, fueron aplaudidas por la multitud incrédula, y al mismo tiempo apoyadas por el poder clerical y sancionadas por la prueba sospechosa de la historia eclesiástica.[365]

A lo largo de su obra, Gibbon señala que la iglesia primitiva subvertía las tradicionales virtudes romanas, perjudicando la estabilidad de la sociedad civil.[364]​ Algunos contemporáneos de Gibbon mostraron su disgusto ante las tendencias antirreligiosas de su obra y lo criticaron por escrito.[366]​ El académico clásico contemporáneo Richard Porson se burló de Gibbon escribiendo que su humanidad nunca dormiría, «a menos que las mujeres fuesen violadas y se persiguiese a los cristianos».[367]

Historiadores posteriores, sin embargo, adoptaron la tesis de Gibbon y la enfatizaron más allá. El historiador marxista[368]Geoffrey de Sainte Croix afirmó en 1954 que «la llamada Gran Persecución fue tan exagerada por la tradición cristiana a un nivel que ni el propio Gibbon podría apreciar por completo.»[369]​ En 1972, el historiador eclesiástico Hermann Dörries admitió avergonzando ante sus colegas que sus simpatías estaban con los cristianos y no con sus perseguidores.[370]​ W.H.C. Frend estima que entre 3000 y 3500 cristianos fueron ejecutados durante la persecución.[371]​ Aunque el número de historias verificables de martirios se ha reducido y las estimaciones totales con respecto al número de víctimas han sido revisadas a la baja, algunos investigadores modernos son menos escépticos que Gibbon en relación a la gravedad de la persecución. Como afirmó el autor Stephen Williams en 1985, «incluso dejando espacio para la imaginación, lo que queda es suficientemente terrible. A diferencia de Gibbon, vivimos en una época que ha experimentado cosas similares y que sabe lo mala que es una civilizada sonrisa de incredulidad ante dichos informes. Las cosas pueden ser, y han sido, tan malas como nuestros peores sueños.»[224]

Algunas víctimas de la persecución

Los nombres (y los restos o reliquias) de muchas de las víctimas de la persecución fueron preservados por la memoria popular, si bien sus hechos fueron adornados por la exageración y la leyenda, de modo que incluso varios de estos personajes pudieron ni siquiera existir. No obstante son venerados como mártires, y buena parte de ellos alcanzaron una gran popularidad por todo el mundo cristiano, dedicándose a sus memorias innumerables iglesias:[372]

Notas

  1. Algunos autores se refieren a este suceso como la «persecución de Diocleciano y Maximiano».[1]​ Estas afirmaciones pueden considerarse correctas, ya que tras la muerte de Diocleciano, quien continuó con las persecuciones en la mayor parte del Imperio fue Maximiano.[2]​ Aun así, la persecución fue más cruel durante el periodo de Diocleciano.[3]
  2. Hay historiadores que describen esta persecución como «la más grande y la última»,[4]​ «la más violenta»,[5]​ y hasta dicen que fue «nada menos que el exterminio del nombre de cristiano».[6]​ Sin embargo, algo poco lógico es que el cristianismo, años después, se convirtiera en la religión principal del Imperio Romano; tras años de luchar por evitar la expansión de esta. Basta considerar, también, que la persecución tuvo una mayor repercusión en la parte oriental que en la occidental.[5]
  3. El cristianismo se identificó primero con el judaísmo, pero las personas pronto lo vieron como una religión diferente. A los judíos los dejaban tranquilos, mayormente. A Roma le pareció mejor simplemente confinarlos y no molestarlos. El cristianismo, sin embargo, era una secta extraña y nueva, y comenzó a extenderse a través de grupos de pueblos y fronteras geográficas; por lo tanto, los emperadores romanos tuvieron que tomar medidas con el fin de frenar el avance de una religión considerada por ellos como «pagana».[8]
  4. En la obra La Iglesia antigua y medieval de José Orlandis, este sostiene que el término «traditores» también hacía referencia a todos aquellos que habían entregado los libros sagrados para su destrucción, quema o alteración
  5. Los primeros oponentes paganos de los cristianos veían a su Dios como un criminal político, ejecutado bajo las órdenes de un gobernador de Judea que se proclamaba asimismo como el «Rey de los Judíos», y creían que sus textos sagrados poseían un alegórico ataque al Estado romano que profetizaba su destrucción inminente —Libro de Apocalipsis. Estos argumentos perdieron efectividad con el paso del tiempo, ya que los cristianos eran visiblemente apolíticos.[17]
  6. Timothy Barnes en Tertullian: A Historical and Literary Study, 151, llama a este supuesto rescripto una «invención» del autor, que refleja sus propios prejuicios religiosos en lugar de la política imperial bajo la Dinastía Severa.
  7. Clarke argumenta que otra evidencia que socava la imagen de Eusebio de la política de Maximino, responde en cambio a una persecución menos violenta.[34][35]
  8. Aunque algunos miembros de la laicidad fueron perseguidos, los objetivos principales eran siempre el clero y los más prominentes predicadores cristianos.[39]
  9. El Talmud de Jerusalén registra que cuando Diocleciano visitó la región, decretó que «los sacrificios debían ser ofrecidos por todos, excepto por los judíos».[63]
  10. El edicto ilegalizó el matrimonio entre hermanos, práctica que durante mucho tiempo fue habitual en Oriente.
  11. Hopkins supone una tasa de crecimiento constante de 3.35% per annum. El estudio de Hopkins se encuentra en Potter, 314. El historiador Robin Lane Fox da una menor estimación de la población cristiana en 300 —4% o 5% de la población total del imperio— pero admite que el número de cristianos creció como resultado de la dureza del 250 a 280 d. C.[71]
  12. Clarke se muestra contrario a considerar un incremento importante en el número o en el estatus social de los cristianos por esta época.[76]
  13. Clarke advierte, sin embargo, que este cambio de actitud puede ser simplemente un artefacto de las fuentes.[83]
  14. Aurelio Víctor describe el círculo alrededor de Diocleciano como un imminentium scrutator;[89]​ Lactancio lo describe como scrutator rerum futurarum.[90]
  15. Es posible una datación posterior, aunque desalentada por el Suda (escrito alrededor del siglo X) donde se registra que Porfirio sólo «sobrevivió hasta [el reinado] de Diocleciano».[92]
  16. Helgeland data el suceso en 301.[102]​ Barnes abogaba en 1976 por una fecha de 302 o «no mucho antes»;[103]​ aunque posteriormente en 1981 propuso la fecha de 299.[104]​ Woods aboga por una fecha cercana a 297, con la base de que Diocleciano y Galerio estuvieron allí en el mismo momento y porque la Crónica de Eusebio asocia la persecución con la derrota de Galerio a manos de Narseh. (Debido a que, aunque Eusebio fecha la derrota hacia 302, ésta realmente ocurrió en 297.)[105]
  17. Davies disputa la identificación de Barnes respecto al emperador no nombrado de Costantino (Oratio ad Coetum Sanctum 22) como Galerio.[114]
  18. Barnes argumenta que Diocleciano estuvo preparado para tolerar el cristianismo —después de todo, vivió a la vista de la iglesia cristiana de Nicomedia, y su esposa y su hija fueron, si no cristianas (según Eusebio, Historia Ecclesiastica 8.1.3; Lactancio, De Mortibus Persecutorum 15.1), por lo menos simpatizantes de la fe— pero bajo la influencia de Galerio se fue aproximando progresivamene a la intolerancia.[116]​ Davies tiene una visión más escéptica de las mismas pruebas.[117]​ Según Valls, Diocleciano se oponía a las demandas de Galerio, insistiendo en que «era suficiente con prohibir la práctica de esta religión a los funcionarios de palacio y a los soldados.» Pero, no pudiendo cambiar la opinión de su César, tanteó la opinión de algunos altos funcionarios y militares y envió un arúspice al Apolo Milesio, tras lo que accedió a la persecución, esforzándose al menos «en que se observase la limitación de que todo se hiciese sin derramamiento de sangre», aunque Galerio deseaba que se quemara vivos a los que se negasen a ofrecer sacrificios.[118]
  19. El edicto en realidad podría no haber sido un «edicto» en el sentido técnico; Eusebio no se refiere a él como tal, y en el epígrafe de Passio Felicis en el cual incluye la palabra edictumexiit edictum imperatorum et Caesarum super omnem faciem terrae») pudo hacerlo como un eco de Lucas 2:1exiit edictum a Caesare Augusto ut profiteretur universus orbis terrae»).[139]​ En otras partes de Passio Felicis, el texto se denomina programma.[140]​ El texto mismo del edicto no ha sobrevivido hasta la actualidad.[141]
  20. Al parecer, esto incluía cualquier casa en la que se encontraran las escrituras.[144]
  21. Gaddis dice que la cita puede ser un insulto en la ascendencia trans-Danubia de Galerio.[153]
  22. El documento no es un edicto, sino una carta.[199]​ Se distinguen por la presencia de una dirección específica en una carta y la ausencia de tal en un edicto.[200]​ La versión del documento preservada por Lactancio (De Mortibus Persecutorum 48.2–12) es una carta para el gobernador de Bithynia, supuestamente enviada desde Nicomedia después de que Licinio tomara la ciudad de Maximino.[199]​ La versión de Eusebio (Historia Ecclesiastica 10.5.2–14) es probablemente una copia enviada al gobernador de Palestina y publicada en Cesarea.[199]
  23. Estas cifras sólo cuentan el número total de martirios, no el número de las personas martirizadas.[207]​ Davies tiene sus figuras de los actos de los mártires realizadas —y recogidas— por los bolandistas.
  24. Los historiadores cristianos contemporáneos, como Lactancio y Eusebio, atribuyeron la victoria al hecho de haber mandado inscribir el anagrama de Cristo en los escudos de los soldados, por inspiración divina, tras una visión que habría provocado su conversión al cristianismo.[247]​ Tras esta victoria, inició una serie de reformas en favor de esta religión.
  25. Cabe aclarar que Hispania fue quizá la región del Occidente donde hubo mayor número de mártires, como lo registra en cantos el poeta Aurelio Prudencio.[251]
  26. S. Lieberman localizó este evento en Lida (Lod, Israel).[286]​ Barnes cree errónea esta ubicación y argumenta que, teniendo en cuenta que Eusebio identifica a la ciudad como completamente judía, es poco probable que hubiera sido Lida, en donde consta la existencia de un obispo cristiano hacia el año 325. Diocesárea, sin embargo, sí que se caracterizaba por el judaísmo tanto entonces como durante mucho tiempo después.[287]

Fuentes

Referencias

  1. Llorca S.J., Bernardino (2001). «Parte I, periodo C, cap. II». Historia de la Iglesia católica I: Edad Antigua: la Iglesia en el mundo grecorromano (8ª edición). Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. pp. 311ss. ISBN 978-84-7914-228-5. ; o véase también Las verdaderas actas de los mártires de Ruinart, pp. 51.
  2. Lane Fox, 1986, p. 596
  3. Davies, 1989, p. 68-69.
  4. Lane Fox, 1986, p. 598
  5. Clarke, 2005, p. 651
  6. Liebeschuetz, 1979, p. 251-252
  7. Gaddis, 2005, p. 29
  8. Williams, 1997, p. 177; Barnes, 1991, p. 148-50; Clarke, 2005, p. 615
  9. VV.AA. (1907). . Enciclopedia Católica. ACI Prensa (traducción). Archivado desde el original el 11 de junio de 2010. Consultado el 14 de julio de 2010. 
  10. Frend, 2006, p. 503
  11. Frend, 2006, p. 511; de Ste. Croix, 1963, p. 15–16
  12. Dodds, 1970, p. 111
  13. MacMullen, 1986, p. 35
  14. Dodds, 1970, p. 110
  15. Schott, 2008, p. 2 citando a Eusebio, Praeparatio Evangelica 1.2.1.
  16. Schott, 2008, p. 1
  17. de Ste. Croix, 1963, p. 15–16
  18. Castelli, 2004, p. 38; Gaddis, 2005, p. 30-31.
  19. Dodds, 1970, p. 115-116, citando a Justino, Apologia 2.2; Tertuliano, 197, p. 3
  20. Tácito, Anales 15.44.6, citado en Frend, 2006, p. 504; Dodds, 1970, p. 110.
  21. Frend, 2006, p. 504, citando a Suetonio, Nero 16.2.
  22. Dodds, 1970, p. 111-112, 112 n.1; de Ste. Croix, 1963, p. 20.
  23. Clarke, 2005, p. 616; Frend, 2006, p. 510. Véase también: Barnes, 1968, p. 32-50; de Ste. Croix, 1963, p. 6-38; Musurillo, 1972, p. Iviii, Ixii; Sherwin-White, 1952, p. 277-314.
  24. Drake, 2000, p. 87-93; Edwards, 2005, p. 579; Frend, 2006, p. 506-8, citando a Plinio, Epístolas 10.96.
  25. Martyrium Polycarpi (Musurillo, 1972, p. 2-12) y Eusebio, 300, p. 4.15; Frend, 2006, p. 509 (Esmirna); Martyrium Scillitanarum acta (Musurillo, 1972, p. 86-89), citado en Frend, 2006, p. 510 (Scillium).
  26. Eusebio, 300, p. 5.1 (Musurillo, 1972, p. 62-85); Edwards, 2005, p. 587; Frend, 2006, p. 508.
  27. Clarke, 2005, p. 869-70
  28. Clarke, 2005, p. 516; Frend, 2006, p. 510; de Ste. roix, 1963, p. 7
  29. Robin Lane Fox, The Classical World: An Epic History of Greece and Rome (Toronto: Penguin, 2006), 576.
  30. Castelli, 2004, p. 38
  31. Drake, 2000, p. 113-14; Frend, 2006, p. 511.
  32. Orígenes, Contra Celsum 3.9, citado y traducido en Frend, 2006, p. 512.
  33. Scriptores Historiae Augustae, Septimius Severus, 17.1; Frend, 2006, p. 511.
  34. Clarke, 2005, p. 621-25
  35. Cipriano, Epístola 75.10.1f; OrígenesContra Celsio 3.15
  36. Eusebio, 300, p. 6.28, citado en Frend, 2006, p. 513
  37. Clarke, 2005, p. 625-27; Frend, 2006, p. 513; Rives, 1999, p. 135.
  38. Eusebio, 300, p. 6.39.4; Clarke, 2005, p. 632, 634; Frend, 2006, p. 514.
  39. Dodds, 1970, p. 108, 108 n.2
  40. E. Leigh Gibson, «Jewish Antagonism or Christian Polemic: The Case of the Martyrdom of Pionius», Journal of Early Christian Studies 9:3 (2001): 339–58.
  41. Joseph Wilson Trigg, Origen (New York: Routledge, 1998), 61.
  42. Clarke, 2005, p. 635; Frend, 2006, p. 514.
  43. Frend, 2006, p. 514, citando a Cyprian, De lapsis 8.
  44. Frend, 2006, p. 514, citando Martyrium Pionii 15 (Musurillo, 1972, p. 156-57).
  45. Frend, 2006, p. 514
  46. Eusebio, 300, p. 7.10.3, citado y traducido en Frend, 2006, p. 515.
  47. Eusebio, 300, p. 7.15; Digeser, 2000, p. 52; Frend, 2006, p. 517
  48. Frend, 2006, p. 517.
  49. Williams, 1997, p. 161.
  50. Williams, 1997, p. 161-62
  51. Panegyrici Latini 11(3)6, citado y traducido en Williams, 1997, p. 162
  52. Frend, 1987, p. 3.
  53. Bowman, Diocletian, 70–71; Corcoran, 2006, p. 40; Liebeschuetz, 1979, p. 235-52, 240-53; Odahl, 2004, p. 43-44; Williams, 1997, p. 58-59.
  54. Curran, 2000, p. 47; Williams, 1997, p. 58-59.
  55. Frend, 1987, p. 4.
  56. Curran, 2000, p. 47.
  57. Inscriptiones Latinae Selectae 617, citado en Potter, 2005, p. 296.
  58. Potter, 2005, p. 296, citando Inscriptiones Latinae Selectae 617, 641, 618; Frend, 1987, p. 3; Lane Fox, 1986, p. 593. Véase también Millar, 182, en «Tetrarchic triumphalism in the Near East».
  59. Potter, 2005, p. 336.
  60. Potter, 2005, p. 333.
  61. Curran, 2000, p. 48.
  62. Clarke, 2005, p. 627.
  63. Palestinian Talmud, Aboda Zara 5.4, citado y traducido en Curran, 2000, p. 48. Véase también: Dodds, 1970, p. 111.
  64. Lane Fox, 1986, p. 430.
  65. Martin Goodman, Rome and Jerusalem (New York: Allen Lane, 2007), 499–505.
  66. Barnes, 1981, p. 19, 295 n.50.
  67. Barnes, 1982, p. 62. n.76.
  68. Mosiacarum et Romanarum Legum Collatio 6.4, citado y traducido en Clarke, 2005, p. 649; Barnes, 1981, p. 19-20.
  69. Barnes, 1981, p. 20. Véase también la obra de Lane Fox, 1986, p. 594.
  70. Davies, 1989, p. 93.
  71. Lane Fox, 1986, p. 590-92. Véase también: Rodney Stark, The Rise of Christianity: A Sociologist Reconsiders History (Princeton: Princeton University Press, 1996).
  72. Hopkins, 1998, p. 191.
  73. Frend, 1987, p. 2.
  74. Keresztes, 1983, p. 379; Lane Fox, 1986, p. 587; Potter, 2005, p. 314.
  75. Keresztes, 1983, p. 379; Potter, 2005, p. 314.
  76. Clarke, 2005, p. 615.
  77. Keresztes, 1983, p. 379.
  78. Barnes, 1981, p. 21.
  79. Eusebio, 300, p. 8.6.2-4, 8.9.7, 8.11.2 citado en Keresztes, 1983, p. 379; Potter, 2005, p. 337, 661 n.16.
  80. Lactancio, 313-15, p. 15.2, citado en Keresztes, 1983, p. 379; Potter, 2005, p. 337, 661 n.16.
  81. Barnes, 1981, p. 21; Clarke, 2005, p. 621-22.
  82. de Ste. Croix, 1963, p. 21.
  83. Clarke, 2005, p. 621-22.
  84. Barnes, 1981, p. 21-22.
  85. Dodds, 1970, p. 109.
  86. Lactancio, 303, p. 5.2.12-13; Digeser, 2000, p. 5.
  87. Lactancio, 303, p. 5.2.3; Frend, 1987, p. 13.
  88. Lactancio, 303, p. 5.2.3ff; Barnes, 1981, p. 22.
  89. Aurelio Víctor, Caes. 39.48, citado en Keresztes, 1983, p. 381.
  90. Lactancio, 313-15, p. 10.1, citado en Keresztes, 1983, p. 379.
  91. Augustino, De Citivae Dei 10.29, citado y traducido en Frend, 1987, p. 9.
  92. Suda, π,2098, citado y traducido en Frend, 1987, p. 10 n.64. Véase también: Barnes, 1994, p. 53-65; Croke; y Digeser, «Religious Toleration».
  93. Frend, 1987, p. 10.
  94. Frend, 1987, p. 10-11.
  95. Porfirio, fragmento 58; Frend, 1987, p. 12.
  96. Porfirio, fragmento 49; Frend, 1987, p. 12.
  97. Porfirio, fragmento 60, 63; Frend, 1987, p. 12.
  98. Porfirio, fragmento 1, traducido en Digeser, 2000, p. 6; Frend, 1987, p. 13 n.89.
  99. Davies, 1989, p. 92.
  100. Arnobio, 295, p. 1.24, citado en Davies, 1989, p. 79-80, de una traducción por Bryce y Campbell.
  101. Walter, 2003, p. 111.
  102. Helgeland, 1974, p. 159.
  103. BaBarnes, 1976, p. 245.
  104. Barnes, 1981, p. 18-19.
  105. Woods, 1992, p. 128-31.
  106. Lactancio, 315, p. 10.1-5; Barnes, 1976, p. 245; Barnes, 1981, p. 18-19; Davies, 1989, p. 78-79; Helgeland, 1974, p. 159; Liebeschuetz, 1979, p. 246-8; Odahl, 2004, p. 65.
  107. Kerezstes, 1983, p. 380.
  108. Eusebio, 300, p. 8.4.2-3; Barnes, 1976, p. 246; Helgeland, 1974, p. 159.
  109. Davies, 1989, p. 89-92.
  110. Woods, 2001, p. 588.
  111. Woods, 2001, p. 589.
  112. Lactancio, 315, p. 10.6, 31.1 y Eusebio, 300, p. 8, apartado 1, 3; Barnes, 1981, p. 19, 294; Keresztes, 1983, p. 381.
  113. Barnes, 1981, p. 19, 294.
  114. Davies, 1989, p. 82-83.
  115. Barnes, 1981, p. 20; Corcoran, 2006, p. 51; Odahl, 2004, p. 54-56, 62.
  116. Barnes, 1981, p. 19-21.
  117. Davies, 1989, p. 66-94.
  118. Navarro-Valls, Rafael. Estado y religión: textos para una reflexión crítica, p. 39.
  119. Jones, 1964, p. 71; Liebeschuetz, 1979, p. 235-52, 246-48. Contra: Davies, 1989, p. 66-94.
  120. Odahl, 65.
  121. Lactancio, 315, p. 9.9-10; Odahl, 2004, p. 303 n.24.
  122. Lactancio, 315, p. 11.1-2; Odahl, 2004, p. 66.
  123. «Su madre adoraba a los dioses de la montaña y, dado que era una mujer sobremanera supersticiosa, ofrecía banquetes casi diariamente y así proporcionaba alimento a sus paisanos. Los cristianos se abstenían de partir y, mientras ella banqueteaba con los paganos, ellos se entregaban al ayuno y a la oración. Concibió por esto odio contra ellos y, con lamentaciones mujeriles, incitaba a su hijo, que no era menos supersticioso que ella, a eliminar a estos hombres [...]» Navarro-Valls, Rafael. Estado y religión: textos para una reflexión crítica, pp. 37-38].
  124. Barnes, 1981, p. 19.
  125. Corcoran, 1996, p. 261; Keresztes, 1983, p. 381.
  126. Barnes, 1981, p. 20; Clarke, 2005, p. 648, citando Inscriptiones Latinae Selectae 660 y Mosiacarum et Romanarum Legum Collatio 25.36–8.
  127. H.M. Gwatkin, «Notes on Some Chronological Questions Connected with the Persecution of Diocletian», English Historical Review 13:51 (1898): 499.
  128. Barnes, 1981, p. 20.
  129. Mosiacarum et Romanarum Legum Collatio 15.3.3f, citado y traducido en Clarke, 2005, p. 648.
  130. Clarke, 2005, p. 647-48.
  131. Barnes, 1981, p. 20-21.
  132. Lane Fox, 1986, p. 595.
  133. Lactancio, 315, p. 10.6-11; Barnes, 1981, p. 21; Odahl, 2004, p. 67.
  134. Schott, 2005, p. 278; Beatrice, 1993, p. 1-47; Digeser, Christian Empire, passim.
  135. Eusebio, 336, p. 2.50. Davies, 1989, p. 80 n.75 cree que esto debió haber sido reescrito como «lo profano sobre la tierra».
  136. Barnes, 1981, p. 21; Elliott, 1996, p. 35-36; Keresztes, 1983, p. 381; Lane Fox, 1986, p. 595; Liebeschuetz, 1979, p. 235-52, 246-48; Odahl, 2004, p. 67; Potter, 2005, p. 338.
  137. Barnes, 1981, p. 22; Clarke, 2005, p. 650; Odahl, 2004, p. 67-69; Potter, 2005, p. 337.
  138. Lactancio, 315, p. 12.1; Barnes, 1981, p. 21; Gaddis, 2005, p. 292; Keresztes, 1983, p. 381.
  139. Corcoran, 1996, p. 179-80.
  140. Corcoran, 1996, p. 180.
  141. Corcoran, 1996, p. 179.
  142. Barnes, 1981, p. 22; Clarke, 2005, p. 650; Potter, 2005, p. 37; de Ste. Croix, 1954, p. 75; Williams, 1997, p. 176.
  143. Curran, 2000, p. 49.
  144. de Ste. Croix, 1954, p. 75.
  145. Eusebio, 300, p. 8.2.4; Eusebio, 305, p. Extracto 1; Optato, 367, p. Apéndice 1; Barnes, 1981, p. 22; Clarke, 2005, p. 650; Liebeschuetz, 1979, p. 249-50; Potter, 2005, p. 337; de Ste. Croix, 1954, p. 75.
  146. Eusebio, 300, p. 9.10.8; Barnes, 1981, p. 22; de Ste. Croix, 1954, p. 75; Liebeschuetz, 1979, p. 249-50.
  147. Clarke, 2005, p. 650-51; Potter, 2005, p. 337; de Ste. Croix, 1954, p. 75-76.
  148. Clarke, 2005, p. 650; de Ste. Croix, 1954, p. 75-76.
  149. Clarke, 2005, p. 650-51; Potter, 2005, p. 337.
  150. Lactancio, 315, p. 11.8, citado en Clarke, 2005, p. 651; Keresztes, 1983, p. 381.
  151. Lactancio, 315, p. 11.8, citado en Keresztes, 1983, p. 381.
  152. Keresztes, 1983, p. 381.
  153. Gaddis, 2005, p. 30, n.4.
  154. Lactancio, De Mortibus Persecutorum 13.2 y Eusebio, Historia Ecclesiastica 8.5.1; Barnes, 1981, p. 22; Corcoran, 1996, p. 179; Williams, 1997, p. 176. Cita de Lactancio y traducción de Williams.
  155. Eusebio, 300, p. 8.2.4; De Martyribus Palestinae praef.; y Acta Felicis (= Musurillo, 266–71); Corcoran, 1996, p. 180; Clarke, 2005, p. 651; Keresztes, 1983, p. 382; Potter, 2005, p. 337.
  156. Eusebio, 300, p. 1.1-2, citado en Corcoran, 1996, p. 180.
  157. Optato, 367, p. Apéndice 1; Corcoran, 1996, p. 180.
  158. Barnes, 1981, p. 23; Corcoran, 1996, p. 181-82.
  159. Corcoran, 1996, p. 181
  160. Eusebio, 300, p. 8.2.5; 8.6.8-9 y De8–9 Martyribus Palestinae praef. 2; Barnes, 1981, p. 24; Corcoran, 1996, p. 181; de Ste. Croix, 1954, p. 76.
  161. Rees, 2004, p. 63.
  162. Eusebio, 300, p. 8.6.8-9; Barnes, 1981, p. 24; de Ste. Croix, 1954, p. 76.
  163. Eusebio, 300, p. 8.6.10; Barnes, 1981, p. 24; Corcoran, 1996, p. 181-82; de Ste. Croix, 1954, p. 76-77.
  164. Rees, 2004, p. 64.
  165. Barnes, 1981, p. 24, citando Eusebio, De Martyribus Palestinae (S), praef. 2; (S) 1.3–4; (L) 1.5b; y Historia Ecclesiastica 8.2.5, 6.10; Corcoran, 1996, p. 181-82; de Ste. Croix, 1954, p. 76-77; Keresztes, 1983, p. 383.
  166. Eusebio, 305, p. 3.1; Barnes, 1981, p. 24; Liebeschuetz, 1979, p. 249-50; de Ste-Croix, 1954, p. 77.
  167. Baynes, 1924, p. 189; de Ste. Croix, 1954, p. 77.
  168. de Ste. Croix, 1954, p. 77.
  169. Barnes, 1981, p. 24, citando Martyrion ton hagion Agapes, Eirenes kai Chiones.
  170. Eusebio, 305, p. 3.1; Barnes, 1981, p. 24.
  171. Liebeschuetz, 1979, p. 250-51.
  172. Barnes, 1981, p. 26-27; Odahl, 2004, p. 72-74; Southern, 152–53.
  173. Lactancio, 315, p. 18; Barnes, 1981, p. 25-26; Odahl, 2004, p. 71.
  174. Keresztes, 1983, p. 384.
  175. Eusebio, 300, p. 8.3.1, citado en Clarke, 2005, p. 655.
  176. Clarke, 2005, p. 655.
  177. Eusebio, 305, p. 4.8, 9.2; Keresztes, 1983, p. 384.
  178. Clarke, 2005, p. 655, citando a Eusebio, 300, p. 8.14.9ff.
  179. Lactancio, 315, p. 24.9 y Divinae Institutiones 1.1.13; Barnes, 1981, p. 28.
  180. Barnes, 1981, p. 28.
  181. Barnes, 1981, p. 30, 38.
  182. Barnes, 1981, p. 30-31.
  183. Clarke, 2005, p. 656; Corcoran, 1996, p. 186.
  184. Clarke, 2005, p. 656.
  185. Lactancio, 315, p. 33.11-35 y Eusebio, 300, p. 8.17-11; Corcoran, 1996, p. 186.
  186. Eusebio, 300, p. 9.1.1; Corcoran, 1996, p. 186, 186 n.68.
  187. Lactancio, 315, p. 34.1-5, citado y traducido en Potter, 2005, p. 355-56. Véase Clarke, 2005, p. 656-57, para una traducción de J.L. Creed.
  188. Potter, 2005, p. 356.
  189. Clarke, 2005, p. 657.
  190. Knipfing, 1922, p. 705, citado en Keresztes, 1983, p. 390.
  191. Knipfing, 1922, p. 705; K. Bihlmeyer, «Das Toleranzedikt des Galerius von 311», Theol. Quartalschr. 94 (1912) 412; y J. Vogt, «Christenverflolgung», RAC 1199, citado en Keresztes, 1983, p. 390.
  192. Keresztes, 1983, p. 390.
  193. Louis-Sébastien Le Nain de Tillemont, Mémoires pour servir à l'histoire ecclésiastique des six premiers siècles (Paris, 1693), 5.44, citado y traducido en Keresztes, 1983, p. 390.
  194. Barnes, 1981, p. 39.
  195. Clarke, 2005, p. 657; Potter, 2005, p. 356.
  196. Eusebio, 300, p. 9.2.1; Clarke, 2005, p. 659.
  197. Barnes, 1981, p. 149.
  198. Fletcher, 1886c 45.1, 48.2, citado y traducido en Clarke, 2005, p. 662-63.
  199. Corcoran, 1996, p. 158-59.
  200. Corcoran, 1996, p. 2.
  201. Davies, 1989, p. 68 n.6
  202. Davies, 1989, p. 68, n.7.
  203. Davies, 1989, p. 69, n.8.
  204. Davies, 1989, p. 69, n.9.
  205. Davies, 1989, p. 69, n.10.
  206. Davies, 1989, p. 69, n.11.
  207. Davies, 1989, p. 68.
  208. Clarke, 2005, p. 651; Keresztes, 1983, p. 384-85.
  209. Corcoran, 2006, p. 45-46; Williams, 1997, p. 67.
  210. Lane Fox, 1986, p. 596; Williams, 1997, p. 180.
  211. Corcoran, 1996, p. 261 n.58.
  212. Lactancio, 315, p. 15.7; Clarke, 2005, p. 651.
  213. Eusebio, 300, p. 8.13.13; Vita Constantini 1.13; y De Martyribus Palestinae 13.12; Clarke, 2005, p. 651, 651 n.149.
  214. Optato, 367, p. 1.22; Clarke, 2005, p. 651, n.149.
  215. Corcoran, 1996, p. 180, citando a Charles Thomas, Christianity in Roman Britain to AD 500 (London: Batsford, 1981), 48–50.
  216. Corcoran, 1996, p. 181-82.
  217. Lactancio, 315, p. 24.9; Barnes, 1981, p. 28; Clarke, 2005, p. 652.
  218. Barnes, 1981, p. 23; Clarke, 2005, p. 651.
  219. Barnes, 1981, p. 23.
  220. Williams, 1997, p. 177.
  221. Frend, 2006, p. 510.
  222. Martyrium Perpetuae et Felicitatis 13.1 (Musurillo, 1972, p. 106-31), citado en Tilley, 2006, p. 391.
  223. Edwards, 2005, p. 585; Tilley, 2006, p. 387, 395; Williams, 1997, p. 179.
  224. Williams, 1997, p. 179.
  225. Acta Maximiliani (Musurillo, 1972, p. 244-49); Tilley, 1997, p. 45-46.
  226. Acta Marcelli (Musurillo, 1972, p. 250-59); Tilley, 1997, p. 46.
  227. Optato, 367, p. Apéndice 1; Barnes, 1981, p. 23.
  228. Corpus Inscriptionum Latinarum 8.6700, citado y traducido en Barnes, 1981, p. 23.
  229. Tilley, Martyr Stories, 25–49; Clarke, 2005, p. 652 n.153.
  230. Clarke, 2005, p. 652 n.153.
  231. Corpus Inscriptionum Latinarum 8.6700 (19353); Clarke, 2005, p. 652 n.153.
  232. Acts of the Abitinian Martyrs 20 (= Tilley, Martyr Stories, 44–46); Tilley, Martyr Stories, xi; The Bible, 9, 57–66.
  233. Tilley, 1997, p. 10.
  234. Barnes, 1981, p. 56.
  235. Tilley, Martyr Stories, xi.
  236. Barnes, 1981, p. 38; Curran, 2000, p. 49.
  237. Barnes, 1981, p. 38, 303 n.100; Curran, 2000, p. 49.
  238. Barnes, 1981, p. 38, 303 n.103.
  239. Barnes, 1981, p. 38, 304 n.106.
  240. Barnes, 1981, p. 38, 303-4 n.105.
  241. Lactancio, 315, p. 23.5; Barnes, 1981, p. 29.
  242. Barnes, 1981, p. 30.
  243. Optato, 367, p. 1.18; Barnes, 1981, p. 38.
  244. Optato, 367, p. Apéndice 1; Barnes, 1981, p. 38.
  245. Barnes, 1981, p. 38.
  246. Barnes, 1981, p. 38, 304 n.107.
  247. Ramón Teja, «El cristianismo primitivo en la sociedad romana». pp. 38.
  248. Barnes, 1981, p. 38-39.
  249. Eusebio, 300, p. 10.5.15-17; Barnes, 1981, p. 39.
  250. Clarke, 2005, p. 651, 651 n.151.
  251. Orlandis, José. Historia de la Iglesia; vol. 1. pp. 56.
  252. Eusebio, 305, p. 13.12, citado en Clarke, 2005, p. 652.
  253. Barnes, 1981, p. 40-41; Odahl, 2004, p. 96-101.
  254. Barnes, 1981, p. 42-44; Odahl, 2004, p. 111. Cf. véase también Curran, 2000, p. 72-75.
  255. Barnes, 1981, p. 48 C.f. contra: MacMullen, 1986, p. 45.
  256. Eusebio, 336, p. 1.42.1; Barnes, 1981, p. 48.
  257. Curran, 2000, p. 93-96, citing Krautheimer, Corpus Basilicarum Christianarum Romanorum, 5.90.
  258. Barnes, 1981, p. 48-49.
  259. Barnes, 1981, p. 22; Odahl, 2004, p. 67-69; Potter, 2005, p. 337; Southern, 168.
  260. Eusebio, 336, p. 2.50.
  261. Barnes, 1981, p. 24.
  262. Barnes, 1981, p. 24; Lane Fox, 1986, p. 596; Williams, 1997, p. 178. Véase también: Keresztes, 1983, p. 382.
  263. Williams, 1997, p. 178.
  264. Barnes, Constantine and Eusebius, 24; Southern, 168; Williams, 177.
  265. Odahl, 2004, p. 68.
  266. Lactancio, 303, p. 7; Williams, 1997, p. 178.
  267. Lactancio, 303, p. 7.16-17; cf. Daniel 7:23–25; Digeser, 2000, p. 149-50.
  268. Trompf, 2000, p. 120.
  269. Williams, 1997, p. 181.
  270. Barnes, 1981, p. 148-50.
  271. Barnes, 1981, p. 154-55.
  272. Keresztes, 1983, p. 389.
  273. Eusebio, 300, p. 8.6.10, citado y traducido en Keresztes, 1983, p. 389.
  274. Barnes, 1981, p. 50.
  275. Eusebio, 305, p. (L) 1.1ff; Barnes, 1981, p. 150-51.
  276. Eusebio, 305, p. (L) 1.5; Barnes, 1981, p. 151.
  277. Eusebio, 305, p. 3.1; Barnes, 1981, p. 151, 356 n.27.
  278. Barnes, 1981, p. 151.
  279. Lactancio, 315, p. 19.1; Barnes, 1981, p. 151.
  280. Eusebio, 305, p. 4.8; Keresztes, 1983, p. 384.
  281. de Ste. Croix, 1954, p. 97, 113; Barnes, 1981, p. 153.
  282. Lactancio, 315, p. 23.1ff; Barnes, 1981, p. 151-52.
  283. Eusebio, 305, p. 4.8; Barnes, 1981, p. 152; Keresztes, 1983, p. 384; Mitchell, 1984, p. 122.
  284. Eusebio, 305, p. 7.1-4; Keresztes, 1983, p. 388. Sobre la condena a los cristianos a las minas, véase J.G. Davies, «Condemnation to the Mines: A Neglected Chapter in the History of the Persecutions», University of Birmingham Historical Journal 6 (1958), 99–107. El mismo castigo se aplicó posteriormente a herejes cristianos, para lo cual véase Mark Gustafson, «Condemnation to the Mines in the Later Roman Empire», Harvard Theological Review 87:4 (1994), 421–33.
  285. Eusebio, 305, p. 8.1-4; Barnes, 1981, p. 153; Keresztes, 1983, p. 388.
  286. Annuaire de l'Institut de Philologie et d'Histoire Orientales et Slaves 7 (1939–44), 410ff.
  287. Barnes, 1981, p. 357 n.39.
  288. Eusebio, 305, p. 8.13; Barnes, 1981, p. 153; Keresztes, 1983, p. 388.
  289. Eusebio, 305, p. 7.1f, citado en Barnes, 1981, p. 152.
  290. Eusebio, 300, p. 8.13.5; De Martyribus Palestinae 7.3ff; 13; Barnes, 1981, p. 152-53; Keresztes, 1983, p. 388.
  291. Eusebio, 305, p. 7.7; Barnes, 1981, p. 153.
  292. Eusebio, 305, p. (L) 8.1; (S) 11.31; Barnes, 1981, p. 153.
  293. Eusebio, 305, p. 9.1, citado en Barnes, 1981, p. 153.
  294. Barnes, 1981, p. 153, 357 n.42.
  295. Barnes, 1981, p. 153.
  296. Eusebio, 305, p. 9.2; Barnes, 1981, p. 153; Keresztes, 1983, p. 384; Mitchell, 1988, p. 112.
  297. Lane Fox, 1986, p. 596.
  298. Eusebio, 305, p. 9.2; Barnes, 1981, p. 153; Keresztes, 1983, p. 384; Lane Fox, 1986, p. 596; Mitchell, 1988, p. 112.
  299. Lane Fox, 1986, p. 596. Sobre las Actas de Pilato, véase también: Johannes Quasten, Patrology, volume I: The Beginnings of Patristic Literature (Westminster, MD: Newman, 1950), 116.
  300. Lane Fox, 1986, p. 596-97.
  301. Mitchell, 1988, p. 112.
  302. Barnes, 1981, p. 154.
  303. Eusebio, 305, p. 10.1ff, citado en Barnes, 1981, p. 154.
  304. Eusebio, 305, p. 11.1ff; Barnes, 1981, p. 154.
  305. Barnes, 1981, p. 154, 357 n.49.
  306. Barnes, 1981, p. 357 n.49.
  307. Mitchell, 1988, p. 113.
  308. Clarke, 2005, p. 660; Mitchell, 1988, p. 113.
  309. Barnes, 1982, p. 22-23; Mitchell, 1988, p. 113 n.21.
  310. Eusebio, 300, p. 9.1.1; Mitchell, 1988, p. 113.
  311. Eusebio, 300, p. 9.1.2, 9.1.3-6; Mitchell, 1988, p. 113.
  312. Eusebio, 300, p. 9.2.1; Clarke, 2005, p. 660; Mitchell, 1988, p. 114.
  313. Eusebio, 300, p. 9.2 y Lactancio, 315, p. 36.3; Mitchell, 1988, p. 114.
  314. Eusebio, 300, p. 9.6.2; Clarke, 2005, p. 660.
  315. Eusebio, 300, p. 9.6.3; Clarke, 2005, p. 660.
  316. Lactancio, 315, p. 36.7, citado y traducido en Clarke, 2005, p. 660.
  317. Eusebio, 300, p. 9.7.3-14, citado en Mitchell, 1988, p. 114.
  318. Mitchell, 1988, p. 114.
  319. Mitchell, 1988, p. 117.
  320. Lane Fox, 1986, p. 598.
  321. Eusebio, 300, p. 9.9a.4-9; Mitchell, 1988, p. 114.
  322. Eusebio, 300, p. 9.9a.2-3; Mitchell, 1988, p. 114.
  323. Eusebio, 300, p. 9.9a.4; Mitchell, 1988, p. 114.
  324. Eusebio, 300, p. 9.9a.5-6; Mitchell, 1988, p. 114.
  325. Eusebio, 300, p. 9.9a.7-9; Mitchell, 1988, p. 114-15.
  326. Eusebio, 300, p. 9.10.1-2 y Lactancio, 315, p. 37.3-42; Mitchell, 1988, p. 115.
  327. Barnes, 1982, p. 68; Mitchell, 1988, p. 115.
  328. Mitchell, 1988, p. 115.
  329. Eusebio, 300, p. 9.10.8-9; Mitchell, 1988, p. 115.
  330. Eusebio, 300, p. 9.10.10-11; Mitchell, 1988, p. 115.
  331. Lactancio, 315, p. 46.8-9; Mitchell, 1988, p. 115.
  332. Mitchell, 1988, p. 116.
  333. Keresztes, 1983, p. 389. Sobre la respuesta egipcia a las persecuciones, véase: Annemarie Luijendijk, «Papyri from the Great Persecution: Roman and Christian Perspectives», Journal of Early Christian Studies 16:3 (2008): 341–369.
  334. Timothy Barnes, Athanasius and Constantius: Theology and Politics in the Constantinian Empire (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1993), 10.
  335. Leadbetter, 2004, p. 259.
  336. Epifanio, Panarion 68.3.3, citado y traducido en MacMullen, 1986, p. 92-93.
  337. MacMullen, 1986, p. 160 n.17.
  338. Lane Fox, 1986, p. 590.
  339. Clarke, 2005, p. 651; Lane Fox, 1986, p. 597-98.
  340. Lane Fox, 1986, p. 597-98.
  341. Oxyrhynchus Papyri 2601, tr. J.R. Rhea, citado en Barnes, 1981, p. 382; Lane Fox, 1986, p. 598.
  342. Eusebio, 336, p. 11.2, citado y traducido en Nicholson, 1989, p. 50.
  343. King James Version, citado en Nicholson, 1989, p. 51.
  344. Nicholson, 1989, p. 50-51.
  345. Drake, 2000, p. 149-53; Lane Fox, 1986, p. 598-601.
  346. Constantino, Oratio ad Sanctum Coetum 22, citado y traducido en Drake, 2000, p. 150.
  347. Drake, 2000, p. 98-103.
  348. Lane Fox, 1986, p. 441 MacMullen, 1986, p. 29-30.
  349. Lane Fox, 1986, p. 441.
  350. Dodds, 1970, p. 135.
  351. Tertuliano, 197, p. 50; Dodds, 1970, p. 133; MacMullen, 1986, p. 29-30.
  352. Barnes, 1981, p. 48-49, 208-13.
  353. Liebeschuetz, 1979, p. 252.
  354. Iole Fargnoli, «Many Faiths and One Emperor: Remarks about the Religious Legislation of Theodosius the Great», Revue Internationale des Droits de l'Antiquité 53 (2006): 146.
  355. Warren Treadgold, A History of the Byzantine State and Society (Standford: Stanford University Press, 1997), 122. Véase también MacMullen, 1986, p. vii, y passim.
  356. Barnes, 1981, p. 56; Tilley, Martyr Stories, xi.
  357. Chadwick, 2001, p. 179.
  358. Richard Gerberding, «The later Roman Empire», in The New Cambridge Medieval History I: c.500–c.700, ed. Paul Fouracre (New York: Cambridge University Press, 2005), 21.
  359. Curran, 2000, p. 50.
  360. Liber Pontificalis 1.162; Curran, 2000, p. 50.
  361. Barnes, 1982, p. 177-80; Curran, 2000, p. 50.
  362. de Ste. Croix, 1954, pp. 103-104.
  363. David Womersley, The Transformation of The Decline and Fall of the Roman Empire, (New York: Cambridge University Press, 1988), 128, 128 n.109.
  364. Womersley, Transformation, 128.
  365. Gibbon, Decline and Fall, ed. David Womersley (London: Allen Lane, 1994), 1.578.
  366. Patricia B. Craddock, Edward Gibbon: Luminous Historian 1772–1794 (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1989), 60–61, 122.
  367. Porson, Letters to Mr. Archdeacon Travis (1790), xxviii, citado en Womersley, Gibbon and the 'Watchmen of the Holy City': The Historian and his Reputation 1776–1815 (New York: Oxford University Press, 2002), 184–85 n.39.
  368. . Archivado desde el original el 8 de junio de 2011. Consultado el 31 de marzo de 2017. 
  369. de Ste. Croix, 1963, p. 104.
  370. Hermann Dörries, Constantine the Great, trans. R.H. Bainton (New York: Harper & Row, 1972), 13 n. 11.
  371. Frend, Martyrdom and Persecution, 393–94; Liebeschuetz, 1979, p. 251-52.
  372. «Foxe, p. 38». Consultado el 31 de marzo de 2017. 
  373. «Liturgia Hispano-Mozárabe: Verísimo, Máxima y Julia». Consultado el 13 de mayo de 2020. 

Bibliografía

Antiguas referencias

  • Arnobio (295). Adversus Nationes. 
  • Bryce, Hamilton (1886). Campbell, Hugh, ed. Against the Heathen, de Ante-Nicene Fathers (Vol. 6. edición). Alexander Roberts, James Donaldson, y A. Cleveland Coxe. Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co. Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight. 
  • Dessau, Hermann (1892). Inscriptiones Latinae Selectae. Berlín: Weidmann, 1892–1916. Consultado el 8 de octubre de 2011. 
  • Eusebio (300). Historia Ecclesiastica. Consultado el 8 de octubre de 2011. 
  • Williamson, G. A (1989). Historia Ecclesiastica. Londres: Penguin. ISBN 97801404453350 |isbn= incorrecto (ayuda). 
  • Eusebio (305). De Martyribus Palestinae. 
  • McGiffert, Arthur Cushman (1890). Martyrs of Palestine. Extraído en Nicene and Post-Nicene Fathers (Vol. 1 edición). Editado por Philip Schaff y Henry Wace. Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co. Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight. 
  • Cureton, William (1861). History of the Martyrs in Palestine by Eusebius of Caesarea, Discovered in a Very Antient Syriac Manuscript. Londres: Williams & Norgate. 
  • Eusebio (336). Vita Constantini. 
  • Richardson, Ernest Cushing (1890). Life of Constantine; Nicene and Post-Nicene Fathers (Vol. 1 edición). Editado por Philip Schaff y Henry Wace. Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co. Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight. 
  • Lactancio (303). Divinae Institutiones. 
  • Fletcher, William (1886a). The Divine Institutes; Ante-Nicene Fathers (Vol. 7 edición). Alexander Roberts, James Donaldson, y A. Cleveland Coxe. Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co. Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight. 
  • Fletcher, William (1886b). On the Anger of God; Ante-Nicene Fathers (Vol. 7. edición). Editado por Alexander Roberts, James Donaldson, y A. Cleveland Coxe. Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co. Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight. 
  • Lactancio (315). Liber De Mortibus Persecutorum. 
  • Fletcher, William (1886c). Of the Manner in Which the Persecutors Died; Ante-Nicene Fathers (Vol. 7. edición). Editado por Alexander Roberts, James Donaldson, y A. Cleveland Coxe. Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co. Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight. 
  • Musurillo, Herbert (1972). The Acts of the Christian Martyrs. Oxford: Clarendon Press. Consultado el 8 de octubre de 2011. 
  • Optato (367). Contra Parmenianum Donatistam. Oxford: Clarendon Press. 
  • Vassall-Phillips, O.R (1917). The Work of St. Optatus Against the Donatists. Londres: Longmans, Green, & Co., transcrito por Roger Pearse en 2006. 
  • Porfirio. Fragments. 
  • Brauunsberg, David (2006). Porphyry, Against the Christians: Fragments en Selected Fathers of the Church. Londres: Longmans, Green, & Co., transcrito por Roger Pearse en 2006. 
  • Tertuliano (197). Apologeticus. Consultado el 8 de octubre de 2011. 
  • Thelwall, S. (1885). Apology; Ante-Nicene Fathers (Vol. 3. edición). Editado por Alexander Roberts, James Donaldson, y A. Cleveland Coxe. (Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co.) Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight. 
  • Tilley, Maureen (1996). Donatist Martyr Stories: The Church in Conflict in Roman North Africa. Liverpool: Liverpool University Press. 

Fuentes modernas

  • Barnes, Timothy D. (1968). «Legislation Against the Christians; 58:1–2». Journal of Roman Studies. pp. 32-50. 
  • Barnes, Timothy D. (1976). «Sossianus Hierocles and the Antecedents of the "Great Persecution"; 80». Journal of Roman Studies. pp. 239-252. 
  • Barnes, Timothy D. (1981). Constantine and Eusebius. Cambridge, MA: Harvard University Press. ISBN 978-0-674-16531-1. Consultado el 10 de octubre de 2011. (requiere registro). 
  • Barnes, Timothy D. (1982). The New Empire of Diocletian and Constantine. Cambridge, MA: Harvard University Press. ISBN 0-7837-2221-4. 
  • Barnes, Timothy D. (1994). «Scholarship or Propaganda? Poprphyry Against the Christians and its Historical Setting; 39». Bulletin of the Institute of Classical Studies. pp. 53-65. 
  • Barnes, Timothy D. (2000). «"Review: Constantine and the Bishops: The Politics of Intolerance"; 54:3–4». Phoenix. pp. 381-383. 
  • Barnes, Timothy D. (2001). «"Monotheists All?"; 55:1–2». Phoenix. pp. 142-162. 
  • Baynes, Norman H. (1924). «"Two Notes on the Great Persecution"; 18:3–4». The Classical Quarterly. pp. 189-194. 
  • Beatrice, Pier Franco (1993). «"Antistes Philosophiae. Ein Christenfeindlicher Propagandist am Hofe Diokletians nach dem Zeugnis des Laktanz"; 33». Aug (en alemán). pp. 1-47. 
  • Castelli, Elizabeth A. (2004). Martyrdom and Memory: Early Christian Culture Making. Nueva York: Columbia University Press. 
  • Chadwick, Henry (2001). The Church in Ancient Society: From Galilee to Gregory the Great. Nueva York: Oxford University Press. 
  • Clarke, Graeme (2005). «"Third-Century Christianity";». En Alan Bowman, Averil Cameron, y Peter Garnsey, ed. The Cambridge Ancient History, Volume XII: The Crisis of Empire. Nueva York: Cambridge University Press. pp. 589-671. ISBN 0-521-30199-8. 
  • Corcoran, Simon (1996). The Empire of the Tetrarchs, Imperial Pronouncements and Government AD 284–324. Oxford: Clarendon Press. ISBN 0-19-814984-0. 
  • Corcoran, Simon (2006). «"Before Constantine;"». En Noel Lenski, ed. The Cambridge Companion to the Age of Constantine. Nueva York: Cambridge University Press. pp. 35–58. ISBN 0-521-52157-2. Consultado el 10 de octubre de 2011. (requiere registro). 
  • Curran, John (2000). Pagan City and Christian Capital: Rome in the Fourth Century. Oxford: Clarendon Press. ISBN 0-19-815278-7. 
  • Davies, P.S. (1989). «The Origin and Purpose of the Persecution of AD 303;" 40:1». Journal of Theological Studies. pp. 66-94. 
  • Digeser, Elizabeth DePalma (2000). The Making of a Christian Empire: Lactantius and Rome. Ítaca: Cornell University Press. ISBN 0-8014-3594-3. 
  • Dodds, E.R. (1970). Pagan and Christian in an Age of Anxiety: Some Aspects of Religious Experience from Marcus Aurelius to Constantine. Nueva York: Norton. Consultado el 10 de octubre de 2011. (requiere registro). 
  • Drake, H.A. (2000). Constantine and the Bishops: The Politics of Intolerance. Baltimore: Johns Hopkins University Press. ISBN 0-8018-6218-3. 
  • Edwards, Mark (2005). «"Christianity, A.D. 70–192"». En Alan Bowman, Averil Cameron, y Peter Garnsey, ed. The Cambridge Ancient History, Volume XII: The Crisis of Empire. Nueva York: Cambridge University Press. pp. 573-588. ISBN 0-521-30199-8. 
  • Elliott, T. G. (1996). The Christianity of Constantine the Great. Scranton, PA: University of Scranton Press. ISBN 0-940866-59-5. 
  • Frend, W.H.C. (1987). «"Prelude to the Great Persecution: The Propaganda War"; 38:1». Journal of Ecclesiastical History. pp. 1-18. 
  • Frend, W.H.C. (2006). «"Persecutions: Genesis and Legacy."». En Margaret M. Mitchell y Frances M. Young, ed. The Cambridge History of Christianity, Volume I: Origins to Constantine. Nueva York: Cambridge University Press. pp. 503-523. ISBN 978-0-521-81239-9. 
  • Gaddis, Michael (2005). There Is No Crime for Those Who Have Christ: Religious Violence in the Christian Roman Empire. Berkeley, Los Ángeles, y Londres: University of California Press. ISBN 0-520-24104-5. 
  • Helgeland, John (1974). «"Christians and the Roman Army A.D. 173–337"; 43:2». Church History. pp. 149-163, 200. 
  • Hopkins, Keith (1998). «"Christian Number and Its Implications"; 6:2». Journal of Early Christian Studies. pp. 185-226. 
  • Jones, A.H.M. (1964). The Later Roman Empire, 284–602: A Social, Economic and Administrative Survey. Oxford: Basil Blackwell. Consultado el 10 de octubre de 2011. (requiere registro). 
  • Keresztes, Paul (1983). «"From the Great Persecution To the Peace of Galerius"; 37:4». Vigiliae Christianae. pp. 379-399. 
  • Knipfing, J.R. (1922). «"The Edict of Galerius (311 A.D.) re-considered"; 1». Revue Belge de Philologie et d'Histoire. pp. 693-705. 
  • Lane Fox, Robin (1986). Pagans and Christians. Nueva York: Alfred A. Knopf. ISBN 0-394-55495-7. 
  • Leadbetter, William (2004). «"From Constantine to Theodosius (and Beyond)."». En Philip Francis Esler, ed. The Early Christian World. Londres: Routledge. pp. 258–292. ISBN 978-0-415-16496-2. Consultado el 10 de octubre de 2011. (requiere registro). 
  • Liebeschuetz, J. H. W. G. (1979). Continuity and Change in Roman Religion. Oxford: Oxford University Press. ISBN 0-19-814822-4. Consultado el 10 de octubre de 2011. 
  • Löhr, Winrich (2002). «"Some Observations on Karl-Heinz Schwarte's 'Diokletians Christengesetz'"; 56:1». Vigiliae Christianae. pp. 75-95. 
  • MacMullen, Ramsay (1986). Christianizing the Roman Empire. New Haven: Yale University Press. ISBN 0-300-03642-6. 
  • Millar, Fergus (1993). The Roman Near East, 31 B.C.–A.D. 337. Cambridge, MA: Harvard University Press. ISBN 0-674-77886-3. Consultado el 10 de octubre de 2011. (requiere registro). 
  • Mitchell, Stephen (1988). «"Maximinus and the Christians in A.D. 312: A New Latin Inscription"; 78». Journal of Roman Studies. pp. 105-124. 
  • Nicholson, Oliver (1989). «"Flight from Persecution as Imitation of Christ: Lactantius' Divine Institutes IV. 18, 1–2"; 40:1». Journal of Theological Studies. pp. 48-65. 
  • Odahl, Charles Matson (2004). Constantine and the Christian Empire. Nueva York: Routledge. ISBN 0-415-38655-1. 
  • Potter, David S. (2005). The Roman Empire at Bay: AD 180–395. Nueva York: Routledge. ISBN 0-415-10058-5. 
  • Rees, Roger (2004). Diocletian and the Tetrarchy. Edimburgo: Edinburgh University Press. ISBN 0-7486-1661-6. 
  • Rives, J.B (1999). «"The Decree of Decius and the Religion of the Empire"; 89». Journal of Roman Studies. pp. 135-154. 
  • de Ste. Croix, G.E.M. (1954). «"Aspects of the Great Persecution"; 47». Harvard Theological Review. pp. 75-113. 
  • de Ste. Croix, G.E.M. (1963). «"Why Were the Early Christians Persecuted?"; 26». Past & Present. pp. 6-38. 
  • Schott, Jeremy M. (2005). «"Porphyry on Christians and Others: "Barbarian Wisdom," Identity Politics, and Anti-Christian Polemics on the Eve of the Great Persecution"; 13:3». Journal of Early Christian Studies. pp. 277-314. 
  • Schott, Jeremy M. (2008). Christianity, Empire, and the Making of Religion in Late Antiquity. Filadelfia: University of Philadelphia Press. ISBN 978-0-8122-4092-4. 
  • Sherwin-White, A.N. (1952). «"The Early Persecutions and Roman Law Again"; 3:2». Journal of Theological Studies. pp. 199-213. 
  • Tilley, Maureen A. (1997). The Bible in Christian North Africa: The Donatist World. Minneapolis Fortress Press. ISBN 0-8006-2880-2. 
  • Tilley, Maureen A. (2006). «"North Africa."». En Margaret M. Mitchell y Frances M. Young, ed. The Cambridge History of Christianity, Volume I: Origins to Constantine. Nueva York: Cambridge University Press. pp. 381-396. ISBN 978-0-521-81239-9. 
  • Trompf, G.W. (2000). Early Christian Historiography: Narratives of redistributive justice. Nueva York: Continuum. ISBN 0-8264-5294-9. 
  • Walter, Christopher (2003). The Warrior Saints in Byzantine Art and Tradition. Ashgate Publishing. ISBN 184014694X. 
  • Williams, Stephen (1997). Diocletian and the Roman Recovery. Nueva York: Routledge. ISBN 0-415-91827-8. 
  • Woods, David (1992). «"Two Notes on the Great Persecution"; 43.1». Journal of Theological Studies. pp. 128-134. 
  • Woods, David (2001). «"'Veturius' and the Beginning of the Diocletianic Persecution"; 54:5». Mnemosyne. pp. 587-591. 
  •   Datos: Q1265674

persecución, diocleciano, persecución, diocleciano, nota, también, llamada, gran, persecución, última, quizá, más, sangrienta, persecución, cristianos, imperio, romano, nota, tetrarquía, formada, augusti, diocleciano, maximiano, césares, galerio, constancio, e. La persecucion de Diocleciano nota 1 tambien llamada Gran Persecucion fue la ultima y quiza mas sangrienta persecucion a cristianos en el Imperio romano nota 2 7 En 303 la tetrarquia formada por los augusti Diocleciano y Maximiano y los cesares Galerio y Constancio emitio una serie de edictos que abolian los derechos legales de los cristianos y exigian a la vez que cumplieran con las practicas religiosas tradicionales nota 3 Edictos posteriores se enfocaron en el clero y demandaban sacrificios universales ordenando a todos los habitantes realizar sacrificios a los dioses La persecucion vario en intensidad a lo largo del imperio las represiones mas debiles se presentaron en Galia y Britania donde unicamente se aplico el primer edicto mientras que las mas violentas se dieron en las provincias orientales Aunque las leyes persecutorias serian anuladas por diferentes emperadores en distintas epocas pero el Edicto de Milan 313 de Constantino y Licinio ha marcado tradicionalmente el fin de la persecucion a los cristianos 9 La ultima oracion de los martires cristianos por Jean Leon Gerome 1883 La persecucion de Diocleciano que fue la mas violenta de todas tenia el unico fin de frenar la rapida expansion del cristianismo Indice 1 Introduccion 2 Contexto 2 1 Persecuciones previas 2 2 La persecucion y la ideologia de la tetrarquia 2 3 Apoyo publico 3 Primeras persecuciones 3 1 Cristianos en el ejercito 3 2 Persecucion maniquea 3 3 Diocleciano y Galerio 302 303 4 Gran persecucion 4 1 Primer edicto 4 2 Segundo tercer y cuarto edicto 4 3 Abdicaciones inestabilidad y tolerancia renovada 305 311 4 4 La paz de Galerio y el Edicto de Milan 311 313 5 Variacion regional 5 1 Britania y Galia 5 2 Africa 5 3 Italia e Hispania 5 4 Nicomedia 5 5 Palestina y Siria 5 5 1 Antes del edicto de tolerancia de Galerio 5 5 2 Despues del edicto de tolerancia de Galerio 5 6 Egipto 6 Legado 7 Algunas victimas de la persecucion 8 Notas 9 Fuentes 9 1 Referencias 9 2 Bibliografia 9 2 1 Antiguas referencias 9 2 2 Fuentes modernasIntroduccion EditarLos cristianos habian sido objeto de discriminacion a nivel local en el Imperio aunque los primeros emperadores se mostraron reacios a la posibilidad de formular leyes directamente contra ellos No obstante desde el principio el propio cristianismo habia sido visto como una amenaza para las tradiciones del Imperio romano De igual forma los cristianos eran vistos como parte de una sociedad secreta de la cual siempre se sospechaba y por estrictas razones era mantenida al margen de la sociedad A pesar de esto en los dos primeros siglos de la era cristiana ningun emperador emitio leyes contra la fe o su Iglesia Durante este periodo la mayoria de las persecuciones realizadas hacia estos fueron hechas por funcionarios del gobierno local Para un imperio de una vasta extension que integraba pueblos muy diversos los cristianos podian aparecer como una amenaza puesto que rechazaban los festejos publicos se negaban a participar en el culto imperial recelaban de los cargos publicos y eran abiertamente criticos con las religiones tradicionales despertando mas la desconfianza del propio Diocleciano Hacia la decada de 250 durante los reinados de Decio y Valeriano comenzaron a aprobarse determinadas leyes contra la practica del cristianismo Este tipo de legislacion obligaba a los cristianos a realizar sacrificios a los dioses paganos accion vedada por su religion o de lo contrario afrontar la prision y la pena de muerte Al subir al trono Galieno en 260 este ordeno por decreto un cese temporal a la persecucion Tras la llegada al trono de Diocleciano en 284 se produjo un cambio gradual en la actitud oficial hacia las minorias religiosas en los primeros quince anos de su reinado Diocleciano purgo el ejercito de cristianos condeno a los maniqueos a muerte y se rodeo de oponentes publicos a la cristiandad La preferencia de Diocleciano por un gobierno firme combinada con la imagen de restaurador del pasado glorioso de Roma que quiso transmitir propicio la mas profunda persecucion en la historia de Roma Hacia el ano 302 Galerio pagano devoto presiono a Diocleciano para empezar una persecucion general de los cristianos Tras consultar al oraculo de Apolo su respuesta fue entendida como un apoyo a la posicion de Galerio y en 303 se inicio la persecucion generalizada La persecucion en un principio planeada por una autoridad suprema imperial llevo a la promulgacion de cuatro edictos sucesivos que marcaron el ritmo y las acciones emprendidas en contra de la Iglesia Asimismo el rigor con que cada una de estas medidas fueron aplicadas vario en intensidad a lo largo del Imperio con un grado mayor en los territorios orientales gobernados por Diocleciano y Galerio y menor en los gobernados por Constancio Su hijo Constantino al ser proclamado augusto en 306 finalizo las persecuciones en los territorios bajo su mando y ofrecio a los cristianos la restitucion completa de todo lo perdido Ese mismo ano en Italia el usurpador Majencio desplazo al sucesor de Maximiano Severo prometiendo una total tolerancia religiosa Galerio dio por finalizada la persecucion en Oriente en 311 pero fue reanudada en Egipto Palestina y Asia Menor por su sucesor Maximino Constantino y Licinio el sucesor de Severo firmaron el Edicto de Milan en 313 que ofrecia una aceptacion mas profunda y comprensiva del cristianismo de lo que proponia el edicto de Galerio Cuando Licinio derroto a Maximino en 313 termino definitivamente la persecucion en Oriente La persecucion no consiguio detener el crecimiento de la iglesia cristiana En 324 Constantino era el unico gobernante del Imperio y el cristianismo se habia convertido en su religion predilecta Aunque la persecucion tuvo como resultado la muerte de acuerdo con estimaciones actuales de 3000 a 3500 cristianos asi como la tortura encarcelamiento o destierro de muchos otros la mayoria de los cristianos eludieron el castigo La persecucion causo sin embargo que muchas iglesias se dividiesen entre aquellos que habian cumplido con las imposiciones imperiales los traditores nota 4 y aquellos que se habian mantenido puros Algunos cismas como el de los Donatistas en el norte de Africa que no se reconciliaron con la iglesia catolica hasta despues de 411 y los Melecianos en Egipto persistieron largo tiempo tras las persecuciones En los siglos posteriores algunos cristianos crearon un culto a los martires y exageraron las barbaridades de la era de las persecuciones Estos relatos fueron criticados desde la epoca de la Ilustracion y posteriormente de forma notable por Edward Gibbon Historiadores modernos como Geoffrey de Ste Croix han intentado determinar si las fuentes cristianas exageraron el alcance de la persecucion de Diocleciano Contexto Editar La Persecucion de Diocleciano no logro su objetivo de destruir la comunidad cristiana y a partir del ano 324 bajo el gobierno de Constantino I el cristianismo se convirtio en la religion dominante del imperio Sin embargo las reformas de Diocleciano cambiaron de forma fundamental la estructura del gobierno imperial y ayudaron a estabilizarlo economica y militarmente Persecuciones previas Editar La difusion del cristianismo paso por una serie de adversidades desde su origen hasta su legalizacion por el emperador Constantino El Estado romano la consideraba como una religion ilegal 10 y sus seguidores mantuvieron una mala reputacion durante los primeros dos siglos de la doctrina 11 En terminos generales la poblacion los veia como los integrantes sospechosos de una sociedad secreta que se comunicaban por medio de un codigo privado y que preferian mantenerse al margen de la vida publica 12 13 10 Esto desencadeno una ira colectiva que habria de sentar el precedente de las primeras persecuciones contra los cristianos 11 Es posible datar los antecedentes al ano 112 cuando el gobernador de Bitinia y Ponto Plinio recibio varias listas de denuncias contra cristianos realizadas por ciudadanos anonimos que el emperador Trajano le recomendo ignorar 14 A su vez las autoridades civiles de Lyon detuvieron en 177 a una horda pagana que sacaba a los cristianos de sus casas para lincharlos Los seguidores de los cultos tradicionales percibian a los cristianos como criaturas extranas que no eran lo suficientemente romanos pero tampoco del todo barbaros 15 Esta nocion se reforzaba todavia mas con ciertas acciones como su rechazo a las antiguas tradiciones al culto imperial a los festivales o a tomar parte en los cargos publicos 16 Al ignorar las practicas de la religion tradicional romana practicamente se deslindaron de un elemento que formaba parte importante del tejido social nota 5 18 En adicion a lo anterior se consideraba que las conversiones tenian un impacto negativo en los vinculos familiares de los romanos y podian llevar a que un pagano denunciara a su esposa cristiana o que una familia despojara de su herencia a sus hijos por convertirse al cristianismo por citar algunos ejemplos 19 De acuerdo con Tacito los cristianos mostraban odio hacia la raza humana odium generis humani 20 en tanto que los mas credulos creian que estos hacian uso de magia negra para concretar fines revolucionarios 21 y que practicaban el incesto y el canibalismo 22 Pese al descontento de las masas ningun emperador romano emitio leyes contra la iglesia cristiana durante sus primeros doscientos anos de presencia Mas bien las persecuciones que tuvieron lugar en esta epoca se llevaron a cabo bajo ciertas jurisdicciones locales 23 Asi podemos citar las acciones llevadas a cabo por el gobernador Plinio en Bitinia y Ponto en 111 24 seguido de los hostigamientos religiosos en Esmirna Lyon y Escilio en 156 177 y 180 cuya responsabilidad recayo ya sea en el gobernador de la provincia en el caso de Lyon o en el proconsul en el par de ciudades restantes 25 26 Cabe aclarar que la ejecucion de cristianos ordenada por el emperador Neron por haber estado supuestamente implicados en el incendio del ano 64 se trato de un asunto local que no tuvo repercusion mas alla de los limites de Roma 27 Si bien estas primeras persecuciones se caracterizaron por su violencia al mismo tiempo resultaron ser esporadicas breves y limitadas 28 por lo que representaron una leve amenaza para el cristianismo en general 29 No obstante sus seguidores se volvieron mas conscientes de la amenaza que suponia la coercion del Estado al llevar a cabo este tipo de acciones 30 Los emperadores adoptaron un rol mas hostil hacia el cristianismo a partir del siglo III cuando se suscitaron las primeras persecuciones gubernamentales contra sus seguidores 31 Para entonces los cristianos ya habian dejado de ser ese grupo de clase baja que fomentaba el descontento en la poblacion y algunos de ellos contaban con riquezas o pertenecian a la clase alta tal y como lo describio el erudito Origenes en el ano 248 al referirse a una multitud de personas que se convertian a la fe cristiana incluso hombres ricos y personas con posiciones honorables asi como damas de alto refinamiento y linaje 32 De acuerdo con la Historia Augusta un texto de fiabilidad dudosa que data del siglo IV Septimio Severo publico un rescripto en el que prohibio la conversion al judaismo y al cristianismo en algun instante entre los anos 193 y 211 33 nota 6 A su vez Maximino Tracio centro su atencion en los lideres cristianos en el periodo comprendido entre 235 y 238 nota 7 36 mientras que Decio declaro mediante un edicto en 250 que todos los habitantes del imperio debian realizar sacrificios a los dioses y consumir la carne sacrificada con tal de refrendar su apoyo al culto tradicional 37 La renuencia de los cristianos a esto ultimo llevo al arresto y ejecucion de lideres cristianos como los obispos Fabian y Babilas a cargo de Roma y Antioquia respectivamente 38 asi como de otros seguidores como Pionio de Esmirna nota 8 40 y el propio Origenes 41 La persecucion de Decio tuvo serias consecuencias para el cristianismo en Cartago se produjo una apostasia renuncia de fe masiva mientras que el obispo Euctemon incito a sus feligreses en Esmirna a que se sacrificaran junto con el 42 43 44 De no ser por la muerte del emperador durante una batalla a mediados de 251 y ante la presencia mayormente urbana de la iglesia habria sido facil de identificar y erradicar su jerarquia 45 La proclamacion por Valeriano amigo de Decio de un nuevo edicto persecutorio en julio de 257 tomo por sorpresa a los cristianos debido a que hasta entonces el nuevo lider romano habia mostrado una cordialidad excepcional 46 A lo largo de un ano su decreto condeno a los seguidores del cristianismo al trabajo forzado en minas o en el peor de los casos al exilio No fue sino hasta el siguiente edicto en agosto de 258 que se incorporo la pena de muerte a todo aquel que profesara esa religion De forma similar a lo sucedido con Decio la persecucion de Valeriano solamente se vio interrumpida por su muerte en junio de 260 El reinado de su hijo Galieno entre 260 y 268 marco el comienzo de una pequena paz de la Iglesia que se extendio durante cuatro decadas caracterizadas por el cese de las persecuciones contra los cristianos 47 hasta que Diocleciano asumio el poder en noviembre de 284 48 La persecucion y la ideologia de la tetrarquia Editar Participantes de la Diarquia y Tetrarquia Diocleciano y Maximiano formaron parte de una diarquia Sin embargo esta forma de gobierno no resulto suficiente para afrontar la totalidad de los problemas del imperio y se tuvo que optar por una tetrarquia nombrando a Galerio y a Constancio I Diocleciano que fue proclamado emperador el 20 de noviembre de 284 era conservador en materia de religion seguidor del tradicional culto romano A diferencia de Aureliano r 270 75 Diocleciano no adopto ningun nuevo culto de hecho prefirio siempre a los dioses mas antiguos esto es a las deidades olimpicas 49 No obstante si pretendio inspirar un resurgimiento religioso a nivel general 50 Como panegirista de Maximiano declaro Has colmado a los dioses con altares y estatuas templos y ofrendas que dedicaste con tu propio nombre e imagen cuya santidad aumenta con el ejemplo que diste de veneracion a los dioses Seguramente los hombres entienden ahora que poder reside en los dioses cuando los adoraste con tanto fervor 51 Como parte de sus planes de resurgimiento Diocleciano invirtio en edificaciones de tipo religioso Un cuarto de todas las inscripciones que hacen referencia a reparaciones en los templos del norte de Africa entre el 276 y 395 datan de su reinado 52 Diocleciano asocio su imagen con la del lider del panteon romano Jupiter mientras que su coemperador Maximiano se asocio a Hercules 53 Esta conexion entre dios y emperador ayudo a legitimar las demandas de poder de los emperadores y a vincular estrechamente el gobierno imperial y el culto tradicional 54 Diocleciano no favorecio solo a Jupiter y Hercules lo que habria sido un drastico cambio en la tradicion pagana Por ejemplo Heliogabalo habia intentado fomentar su propio dios dejando de lado al resto y fracaso de forma estrepitosa Construyo templos a Isis y Serapis en Roma y un templo del Sol en Italia 50 Diocleciano en cambio favorecio a los dioses que proveian seguridad a todo el imperio en lugar de las deidades locales de las provincias En Africa el resurgimiento de Diocleciano se centro en Jupiter Hercules Mercurio Apolo y el culto imperial El culto a Saturno el Baal Hammon romano fue descuidado 55 Tambien en la iconografia imperial Jupiter y Hercules lo acaparaban todo 56 El mismo patron de favoritismo afecto a Egipto las deidades nativas egipcias no vieron ningun tipo de resurgimiento ni se utilizo la sagrada escritura jeroglifica en esa epoca La unidad de culto era un aspecto central de la politica religiosa diocleciana 55 Al igual que sus predecesores Cesar Augusto y Trajano Diocleciano se presentaba como el restaurador 57 Incitaba al pueblo para que su reinado y forma de gobierno la tetrarquia gobierno por cuatro emperadores fuera visto como una renovacion de los valores tradicionales romanos y tras el anarquico siglo III como un retorno a la Edad de Oro de Roma 58 Bajo esta vision reforzo la preferencia romana por las costumbres antiguas asi como la oposicion imperial a sociedades independientes Sin embargo la figura de Diocleciano fue muy inusual por su postura activista hacia el regimen su creencia en que el poder de un gobierno central podia impulsar grandes cambios en la sociedad y en la moral La mayoria de los emperadores anteriores habian sido muy cautos en sus politicas administrativas y prefirieron trabajar sobre estructuras preestablecidas en lugar de reformularlas 59 Por el contrario Diocleciano deseaba reformar todos los aspectos de la vida publica para adecuarlos a sus objetivos Bajo su gobierno la acunacion de monedas la fiscalidad la arquitectura el derecho y la historia fueron radicalmente reconstruidos para reflejar su ideologia tradicionalista y autoritaria La reforma del tejido moral del Imperio y la erradicacion de las minorias religiosas constituia solamente un primer paso de este proceso 60 Las posicion unica de cristianos y judios en el Imperio comenzo a volverse cada vez mas evidente Los judios habian logrado una cierta tolerancia imperial en atencion a la gran antiguedad de su fe 61 Quedaron al margen de la persecucion de Decio 62 y siguieron disfrutando de igual situacion durante las persecuciones del gobierno tetrarquico nota 9 Debido a que practicaban una nueva y poco familiar fe 61 que por esta epoca no se identificaba de forma tipica con el judaismo los cristianos no tenian esa excusa 64 Ademas los cristianos se habian ido distanciando de su herencia judia durante toda su historia 65 La persecucion no fue la unica manifestacion del fervor moral de la tetrarquia En 295 Diocleciano o su Cesar emperador subordinado Galerio 66 67 promulgo un edicto desde Damasco en el que se proscribian los matrimonios incestuosos y se afirmaba la supremacia de las leyes romanas sobre la legislacion local 66 nota 10 Su preambulo insiste en que es tarea de todo emperador hacer cumplir los preceptos sagrados de las leyes romanas porque los propios dioses inmortales favoreceran y estaran en paz con Roma si nos hemos asegurado de que todos los sujetos a nuestra autoridad lleven una vida piadosa religiosa pacifica y casta en todos los aspectos 68 Estos principios llevados a sus ultimas instancias requerian logicamente que los emperadores romanos impusieran la conformidad religiosa 69 Apoyo publico Editar Vista del palacio de Diocleciano Las comunidades cristianas crecieron rapidamente en muchas regiones del Imperio especialmente en las orientales a partir del ano 260 cuando Galieno trajo una paz momentanea a la Iglesia 70 Las fuentes para calcular las cifras de conversos son casi inexistentes aunque la historiadora y sociologa Keith Hopkins ha dado estimaciones aproximadas y tentativas sobre la poblacion cristiana en el siglo III Hopkins estima que la comunidad cristiana crecio de una poblacion de 1 1 millones en el ano 250 a una poblacion de 6 millones en el ano 300 cerca del 10 de la poblacion total del Imperio nota 11 72 La religion cristiana se extendio incluso a las zonas rurales donde nunca antes se habia establecido de forma importante 73 A finales del siglo III las iglesias ya no eran tan discretas como lo habian sido los dos siglos anteriores De hecho grandes iglesias destacaban en algunas de las mayores ciudades del Imperio 74 La iglesia de Nicomedia por ejemplo se edifico sobre una colina por encima del palacio imperial 75 Estas nuevas iglesias probablemente representaban no solo el crecimiento absoluto de la poblacion cristiana sino tambien la mayor prosperidad de la comunidad cristiana nota 12 77 En algunas zonas donde los cristianos eran influyentes como el norte de Africa y Egipto las deidades tradicionales comenzaron a perder credibilidad 73 Se desconoce el apoyo que se dio entre la aristocracia a las persecuciones 78 Despues de la paz de Galieno los cristianos alcanzaron altos cargos en el gobierno romano El propio Diocleciano eligio a varios cristianos para asumir destacados puestos gubernamentales 79 y su esposa e hija puede que simpatizaran con la Iglesia 80 Hubo muchos que deseaban ser martires asi como numerosos gobernadores provinciales dispuestos a ignorar cualquier edicto persecutorio de los emperadores El mismo Constancio era conocido por desaprobar las politicas de persecucion Las clases bajas tampoco demostraron el entusiasmo que habian mostrado durante persecuciones anteriores 81 y ya no creian en las acusaciones calumniosas que fueron tan populares en los siglos I y II 82 nota 13 Quiza como sugiere el historiador Timothy Barnes porque para entonces la Iglesia ya habia sido aceptada como otra parte de sus vidas 81 Por otro lado entre los mas altos cargos de la administracion imperial hubo hombres que eran ideologicamente opuestos a la tolerancia hacia los cristianos como el filosofo Porfirio de Tiro y el gobernador de Bitinia Sosiano Hierocles 84 Para E R Dodds los trabajos de estos hombres demostraron la alianza de los intelectuales paganos con el orden establecido 85 Hierocles consideraba que las creencias cristianas eran absurdas si los cristianos aplicasen sus propios principios de modo consistente rezarian a Apolonio de Tiana en lugar de Jesus Los milagros de Apolonio habian sido mucho mas impresionantes y Apolonio nunca tuvo la temeridad de autoproclamarse Dios 86 Las escrituras estaban llenas de mentiras y contradicciones Pedro y Pablo habian propagado solamente falsedades 87 A comienzos del siglo IV un filosofo no identificado publico un panfleto atacando a los cristianos Este personaje que pudo haber sido un discipulo del neoplatonico Jamblico solia ser invitado a cenar en la corte imperial 88 El propio Diocleciano estaba rodeado de una camarilla de anticristianos nota 14 Porfirio tuvo cierta contencion en su critica del cristianismo al menos en sus primeras obras Sobre el retorno del alma y Filosofia de los oraculos Tenia pocas quejas acerca de Jesus a quien elogio como un individuo santo y un hombre humilde A los seguidores de Cristo sin embargo los tildaba de arrogantes 91 Alrededor de 290 Porfirio escribio una obra de quince volumenes titulada Contra los cristianos nota 15 93 En la obra expresaba su conmocion por la rapida expansion del cristianismo 94 Tambien reviso sus opiniones anteriores sobre Jesus y cuestiono la exclusion que hacia a los ricos de la posibilidad de entrar en el Reino de los Cielos 95 y su permisividad con respecto a los demonios que residen en los cuerpos de los cerdos 96 Al igual que Hierocles comparo desfavorablemente a Jesus con Apolonio de Tiana 97 Ademas sostuvo que los cristianos blasfemaban al adorar a un ser humano y no al Dios Supremo y que cometian un acto de traicion prohibiendo la practica del tradicional culto romano Que tipo de castigo no deberiamos aplicar en justicia a quienes son profugos de las costumbres de sus padres 98 Los sacerdotes paganos tambien estaban interesados en que se suprimiera toda amenaza a la religion tradicional 99 El cristiano Arnobio que escribio durante el reinado de Diocleciano atribuia razones financieras a los prestatarios de servicios paganos Los augures los interpretes de suenos los adivinos los profetas y sus fervientes seguidores siempre vanos por temor a que sus propias artes se redujeran a nada y para que pudieran extorsionar las escasas contribuciones de los devotos ahora pocos e infrecuentes gritan alto Los dioses estan desatendidos y en los templos hay ahora una presencia muy escasa Las antiguas ceremonias estan expuestas a la burla y a largos tiempos honrando ritos de instituciones antes sagradas que desaparecen bajo las supersticiones de nuevas religiones 100 Creian que la presencia de los cristianos perturbaba sus ceremonias se pensaba que nublaban la vista de los oraculos y entorpecian el reconocimiento de los dioses a sus sacrificios 99 Primeras persecuciones EditarCristianos en el ejercito Editar San Jorge ante Diocleciano Se trata de un mural que data del siglo XIV ubicado en el monasterio de Ubisi region de Imericia Georgia La tradicion cristiana coloca el martirio de Jorge un oficial del ejercito romano en el reinado de Diocleciano 101 Al concluir las guerras persas en 299 los coemperadores Diocleciano y Galerio viajaron de Persia a la ciudad de Antioquia en la provincia romana de Siria Lactancio cuenta que en Antioquia en algun momento de 299 los emperadores realizaron sacrificios y adivinaciones como intento de predecir el futuro Los aruspices lectores de augurios en animales sacrificados fueron incapaces de obtener una lectura clara y siguieron fallando despues de varios intentos El maestro aruspice finalmente concluyo que este fallo se debia a las interrupciones en el proceso ocasionadas por hombres profanos Se habia observado que algunos cristianos en la casa imperial habian realizado la senal de la cruz durante dichas ceremonias por lo que fueron culpados de haber interrumpido la adivinacion de los aruspices Diocleciano enfurecido por estos acontecimientos declaro que todos los miembros de la corte debian realizar un sacrificio por si mismos Diocleciano y Galerio enviaron cartas a los mandos militares exigiendo que todo el ejercito realizase sacrificios bajo pena de expulsion nota 16 106 Dado que no hay notas sobre derramamiento de sangre en la narracion de Lactancio los cristianos de la corte imperial debieron haber sobrevivido a estos acontecimientos 107 Eusebio de Cesarea un historiador eclesiastico de la epoca cuenta una historia similar a los comandantes se les ordeno darle a sus tropas a elegir entre el sacrificio o la perdida de rango Las condiciones resultaban duras un soldado perderia su carrera en el ejercito su pension estatal y sus ahorros personales pero no fatales Segun Eusebio la purga tuvo un exito considerable aunque se equivoca en los aspectos tecnicos de los hechos y su caracterizacion del alcance de la apostasia resulta ambiguo 108 Eusebio atribuye tambien la iniciativa de la purga a Galerio mas que a Diocleciano 109 El historiador Peter Davies supone que Eusebio se refiere al mismo acto que Lactancio pero que tuvo conocimiento de los hechos a traves de rumores y no sabia nada de la discusion suscitada durante la ceremonia religiosa privada del emperador a la cual Lactancio tuvo acceso Dado que fue el ejercito de Galerio el purgado Diocleciano habia dejado el suyo en Egipto para sofocar una revuelta los antioquenos habrian creido comprensiblemente que Galerio era el instigador 109 El historiador David Woods opina en cambio que Eusebio y Lactancio se referian a dos hechos completamente distintos Segun el Eusebio describe los comienzos de la purga del ejercito en Palestina mientras que Lactancio relata sucesos acaecidos en la corte 110 Woods afirma ademas que el pasaje en la Cronica de Eusebio fue corrompido en su traduccion al latin y que el texto de Eusebio situaba originalmente los inicios de la persecucion del ejercito en un fuerte radicado en Betthorus hoy en dia Al Lejjon Jordania 111 Eusebio Lactancio 112 y Constantino coinciden en alegar que Galerio fue el principal impulsor de la purga militar asi como su mayor beneficiario 113 nota 17 Diocleciano a pesar de su conservadurismo religioso 115 todavia tendia a la tolerancia religiosa nota 18 Galerio sin embargo era un pagano devoto y apasionado De acuerdo a las fuentes cristianas el era el principal defensor de la persecucion 119 Ademas deseaba explotar esta postura en su propio beneficio politico Siendo el emperador de menor rango Galerio siempre era listado el ultimo en documentos imperiales De hecho hasta la conclusion de la guerra persa en 299 no obtuvo su propio gran palacio 120 Lactancio constata que Galerio estaba ansioso por alcanzar un rango mas alto en la jerarquia imperial 121 La madre de Galerio Romula era una enconada anticristiana habia sido sacerdotisa pagana en Dacia y odiaba a los cristianos porque estos evitaban acudir a sus festivales 122 123 Prestigioso e influyente tras sus victorias en las guerras persas Galerio podria haber deseado compensar su humillacion previa en Antioquia cuando Diocleciano le obligo a caminar delante de la caravana imperial en lugar de dentro de la misma Su resentimiento alimento su descontento hacia las politicas oficiales de tolerancia desde 302 es probable que instase a Diocleciano a promulgar una ley general contra los cristianos 124 Dado que Diocleciano ya estaba rodeado por una camarilla de consejeros anticristianos sus sugerencias debieron verse muy fortalecidas 125 Persecucion maniquea Editar La situacion se calmo tras la persecucion inicial Durante los tres anos siguientes Diocleciano permanecio en Antioquia Visito Egipto una vez durante el invierno de 301 302 donde comenzo el reparto de grano en Alejandria 124 Durante su estancia algunos maniqueos seguidores del profeta Mani fueron denunciados en presencia del proconsul de Africa El 31 de marzo del ano 302 en un rescripto de Alejandria Diocleciano ordeno despues de consultarlo con el proconsul de Egipto que los lideres maniqueos fueran quemados vivos junto con sus escrituras 126 Esta fue la primera vez que una persecucion imperial implicaba la destruccion de textos sagrados 127 Los maniqueos de bajo estatus social debian ser ejecutados aquellos de alto estatus social debian ser enviados a trabajar en las canteras de Proconeso Isla de Marmara o en las minas de Panea Toda propiedad maniquea debia ser confiscada y depositada en la tesoreria imperial 126 Diocleciano encontro mucho de lo que ofenderse en la religion maniquea Su defensa de los cultos romanos tradicionales lo impulso a utilizar el lenguaje del fervor religioso 128 El proconsul de Africa envio a Diocleciano un ansioso informe sobre los maniqueos A finales de marzo de 302 Diocleciano respondio los maniqueos han establecido nuevas y hasta ahora desconocidas sectas en oposicion a los credos antiguos para poder expulsar las doctrinas que nos han sido concedidas en el pasado por el favor divino en beneficio de su propia depravada doctrina 129 Continuo diciendo nuestro temor es que con el paso del tiempo ellos procuraran infectar todo nuestro imperio como con el veneno de una serpiente maligna Las religiones antiguas no deben ser criticadas por las nuevas y de ultima moda escribio 129 Los cristianos del imperio eran vulnerables a la misma linea de pensamiento 130 Diocleciano y Galerio 302 303 Editar Diocleciano estaba en Antioquia en el otono de 302 cuando tuvo lugar la siguiente fase de la persecucion El diacono Roman de Antioquia visito la corte mientras se efectuaban sacrificios preliminares e interrumpio la ceremonia denunciando el acto en voz alta Fue arrestado y condenado a la hoguera pero Diocleciano revoco la decision y ordeno en cambio que se le cortara la lengua Roman fue ejecutado el 17 de noviembre de 303 La audacia de este cristiano disgusto a Diocleciano quien salio de la ciudad y se dirigio a Nicomedia para pasar el invierno acompanado de Galerio 131 A traves de los anos el didactismo religioso y moral de los emperadores iba alcanzando niveles febriles a instancias de un oraculo llegaria a su punto culminante 132 Segun Lactancio mientras se encontraba en Nicomedia en 302 Diocleciano y Galerio entraron en una discusion acerca de que politica imperial debian tomar con respecto a los cristianos Diocleciano argumento que vetar a los cristianos la participacion en la burocracia y el ejercito bastaria para apaciguar a los dioses mientras que Galerio buscaba su exterminio Trataron de resolver su disputa enviando un mensajero para consultar al oraculo de Apolo en Didima 133 Porfirio tambien pudo haber estado presente en esta reunion 134 A su regreso el mensajero le dijo a la corte que los justos en la tierra 135 dificultaban la habilidad de Apolo para hablar Miembros de la corte de Diocleciano le informaron que esos justos solo podian ser los cristianos del imperio A instancias de la corte Diocleciano accedio a las demandas de una persecucion universal 136 Gran persecucion EditarPrimer edicto Editar El 23 de febrero de 303 Diocleciano ordeno que la recientemente construida iglesia cristiana en Nicomedia fuera arrasada sus escrituras quemadas y sus tesoros confiscados 137 El 23 de febrero era la fiesta de Terminalia en honor a Termino el dios de las fronteras Fue el dia escogido para acabar con el cristianismo 138 Al dia siguiente Diocleciano publico el Edicto contra los cristianos nota 19 142 Los principales objetivos de la norma eran como lo habian sido durante la persecucion de Valeriano la propiedad cristiana y el alto clero 143 El decreto ordenaba la destruccion de las escrituras cristianas los libros liturgicos y los lugares de culto en todo el Imperio nota 20 145 y prohibia a los cristianos reunirse a celebrar su culto 146 Asimismo se privaba a los cristianos del derecho de peticion ante los tribunales 147 haciendolos sujetos potenciales de la tortura judicial 148 los cristianos no podian responder a las acciones interpuestas en contra de ellos en un tribunal 149 y los senadores equites decuriones veteranos y soldados cristianos fueron desprovistos de sus rangos y los libertos imperiales fueron esclavizados de nuevo 147 Diocleciano pidio que el edicto se ejerciera sin derramamiento de sangre 150 contra las exigencias de Galerio de que todos los que se negaran a hacer los sacrificios obligatorios fueran condenados a ser quemados vivos 151 En cualquier caso y a pesar de la solicitud de Diocleciano los jueces locales a menudo aplicaban ejecuciones durante la persecucion dado que la pena capital era uno de sus poderes discrecionales 5 La recomendacion de Galerio quemar vivos a los cristianos se convirtio en un metodo comun de ejecucion de los cristianos en el Oriente 152 Despues de que el edicto fuera publicado en Nicomedia un hombre llamado Eurius lo arranco y rompio gritando aqui estan tus triunfos goticos y sarmatas Fue arrestado por traicion torturado y quemado vivo poco despues convirtiendose en el primer martir del edicto nota 21 154 Las medidas del edicto fueron conocidas e impuestas en Palestina en marzo o abril justo antes de la Pascua y estaba siendo aplicado por los cargos oficiales locales de Africa del Norte entre mayo y junio 155 El primer martir en Cesarea fue ejecutado el 7 de junio 156 el edicto entro en vigor en Creta a partir del 19 de mayo 157 El primer edicto fue el unico edicto legalmente obligatorio en el Occidente 158 mientras que en el Oriente se desarrollo progresivamente una legislacion cada vez mas dura Segundo tercer y cuarto edicto Editar En el verano de 303 159 despues de una serie de rebeliones en Malatya Turquia y Siria se hizo publico un segundo edicto ordenando el arresto y encarcelamiento de todos los obispos y sacerdotes 160 En opinion del historiador Roger Rees no habia una necesidad racional para este segundo edicto que Diocleciano lo emitiese indica que o bien no tenia conocimiento de la aplicacion del primer edicto o que pensaba que no estaba siendo aplicado con la rapidez que requeria 161 Despues de publicarse el segundo decreto las prisiones se llenaron el subdesarrollado sistema penitenciario de la epoca no podia mantener a los diaconos lectores sacerdotes obispos y exorcistas que se le vinieron encima Eusebio dejo escrito que el decreto produjo el encarcelamiento de tantos sacerdotes que los criminales ordinarios estaban hacinados y tuvieron que ser liberados 162 Anticipando la celebracion del vigesimo aniversario de su reinado el 20 de noviembre de 303 Diocleciano declaro una amnistia general por medio de su tercer edicto Cualquier miembro del clero podria ser liberado siempre y cuando aceptase realizar un sacrificio a los dioses paganos 163 Diocleciano pudo buscar algo de buena prensa con esta legislacion Tambien pudo intentar que se fracturase la comunidad cristiana al dar a conocer la apostasia del clero 164 La exigencia de sacrificar era algo inaceptable para muchos de los detenidos aunque sus guardianes a menudo lograron su cumplimiento al menos nominal Algunos sacerdotes accedieron voluntariamente y otros bajo tortura Los guardias de las prisiones deseaban librarse de los clerigos encarcelados Eusebio en sus Martires de Palestina registra el caso de un hombre al que despues de ser conducido a un altar le ataron las manos y fue obligado a completar una ofrenda de sacrificio Le comunicaron que su acto de sacrificio habia sido reconocido y fue sumariamente liberado De otros se dijo que habian realizado sacrificios cuando en realidad no habian hecho nada 165 En 304 el cuarto edicto ordenaba que todas las personas fuesen hombres mujeres o ninos deberian reunirse en lugares publicos y realizar un sacrificio colectivo Si se negaban serian ejecutados 166 No se conoce la fecha precisa del edicto 167 pero es probable que fuera dictado en enero o febrero de 304 y fue aplicado en los Balcanes en marzo 168 El edicto entro en vigor en Salonica Grecia en abril de 304 169 y en Palestina poco tiempo despues 170 Este ultimo edicto ni siquiera llego a aplicarse en los dominios de Maximiano y Constancio En Oriente en cambio estuvo vigente hasta la promulgacion en 313 del edicto de Milan de Constantino y Licinio 171 Abdicaciones inestabilidad y tolerancia renovada 305 311 Editar Diocleciano y Maximiano abdicaron el 1 de mayo de 305 Constancio y Galerio se convirtieron en Augusti emperadores senior y se nombro a dos nuevos emperadores Flavio Severo y Maximino Daya a quienes se les otorgo el titulo de Caesaris emperadores junior 172 Segun Lactancio Galerio manipulo a Diocleciano asegurandose el acceso de amigos leales al cargo imperial 173 En esta segunda tetrarquia parece que solo los emperadores orientales Galerio y Maximino continuaron con las persecuciones 174 Mientras dejaban el cargo Diocleciano y Maximiano probablemente supusieron que el cristianismo estaria en sus ultimos alientos Las iglesias estaban destruidas los jefes y las jerarquias eliminadas y el ejercito y la administracion publica habian sido purgados Eusebio afirma que los apostatas de la fe fueron innumerables myrioi 175 En un principio la nueva tetrarquia parecia mas vigorosa que la anterior Maximino en particular era un avido persecutor 176 En 306 y 309 publico sus propios edictos en los que exigia sacrificio universal 177 Eusebio acusa tambien a Galerio de insistir con las persecuciones 178 En Occidente sin embargo los cabos sueltos de las decisiones dinasticas de Diocleciano estaban a punto de echar abajo la tetraquia Constantino hijo de Constancio y Majencio hijo de Maximiano habian sido dejados de lado por la sucesion de Diocleciano lo que ofendio a los padres y provoco el enojo de los hijos 172 Contra la voluntad de Galerio Constantino sucedio a su padre el 25 de julio de 306 Finalizo de inmediato todas las persecuciones y ofrecio a los cristianos la restitucion completa de todo lo que habian perdido durante la persecucion 179 Esta declaracion dio a Constantino la oportunidad de mostrarse a si mismo como el libertador de los cristianos oprimidos en todo el imperio 180 Entretanto Majencio se hizo con el poder en Roma en 306 y tambien concedio a los cristianos una amplia tolerancia 181 Galerio intento destronar a Majencio en dos ocasiones pero no tuvo exito en ninguna de ellas Durante la primera campana contra Majencio Severo fue capturado encarcelado y ejecutado 182 La paz de Galerio y el Edicto de Milan 311 313 Editar En Oriente la persecucion finalizo de manera oficial el 30 de abril de 311 183 aunque en Gaza se produjeron martirios hasta el 4 de mayo Galerio en su lecho de muerte emitio una proclamacion para terminar con las hostilidades y otorgo a los cristianos el derecho de practicar su religion libremente bajo la ley y de reunirse pacificamente La persecucion habia finalizado 184 Lactancio preserva el texto en latin de este pronunciamiento describiendolo como un edicto Eusebio ofrece una traduccion al griego version que incluia titulos imperiales y estaba dirigido a los administradores provinciales sugiriendo que la proclamacion era de hecho una carta imperial 185 El documento parece haber sido promulgado solamente en las provincias de Galerio 186 Entre las demas disposiciones que siempre tomamos por el bien y el interes del Estado hemos deseado aqui reparar todas las cosas de acuerdo con las leyes y la disciplina publica de los romanos y de asegurar que incluso los cristianos que abandonaron las practicas de sus ancestros retornen al buen juicio En verdad por algun motivo u otro a esos cristianos les asedio tal autoindulgencia y les poseyo tal insensatez que dejaron de seguir las practicas de los antiguos costumbres que sus propios ancestros pudieron haber instituido y en su lugar actuaban como les parecia dictaban sus propias leyes para si mismos y se reunian con personas muy variadas en areas diversas Cuando se promulgo nuestra orden estableciendo que debian volver a las practicas de los antiguos muchos se vieron en peligro y muchos incluso murieron Muchos otros perseveraron en su forma de vida y vimos que ni prestaban a los dioses el culto y veneracion debidos ni lo hacian al dios de los cristianos En virtud de nuestra afable clemencia y tradicion eterna por la cual es costumbre habitual conceder clemencia a todo el mundo hemos creido oportuno extenderles tambien a ellos nuestra mas pronta indulgencia de modo que los cristianos puedan restablecer sus lugares de encuentro con la condicion de que no actuen desordenadamente Mediante otra carta a los funcionarios detallaremos las condiciones que deben respetar Consecuentemente de acuerdo con nuestra indulgencia deberan rezar a su dios por nuestra salud y por la seguridad del Estado de modo que el Estado se vea a salvo por todos los frentes y ellos puedan vivir a salvo y seguros en sus propias casas 187 Las palabras de Galerio refuerzan la base teologica de la tetrarquia para la persecucion las actas promulgadas no hicieron mas que intentar reforzar las practicas civicas y religiosas tradicionales incluso a pesar de que los propios decretos eran completamente no tradicionales Galerio no hizo nada para violar el espiritu de la persecucion los cristianos seguian siendo criticados por su inconformismo y sus practicas insensatas y Galerio no admitio que hubieran hecho nada errado 188 La admision de que el dios de los cristianos pudiera existir se hizo incluso de mala gana 189 Algunos historiadores de principios del siglo XX afirmaron que el edicto de Galerio anulo definitivamente la antigua formula legal non licet esse Christianos 190 haciendo del cristianismo una religio licita al mismo nivel que el judaismo 191 y asegurando las propiedades de los cristianos 190 entre otras cosas 192 No todos los historiadores fueron tan entusiastas El historiador eclesiastico del siglo VII Tillemont califico el edicto de insignificante 193 y de forma similar Timothy Barnes historiador de finales del siglo XX advertia que la novedad o importancia de la medida de Galerio no debe ser sobrestimada 194 Barnes senala que la legislacion de Galerio solo otorgo a los cristianos de oriente los derechos que ya poseian aquellos que residian en Italia y Africa En la Galia Hispania y Britania los cristianos contaban con una mayor cantidad de derechos que los ofrecidos por Galerio a los cristianos orientales 194 Otros historiadores de finales del siglo XX como Graeme Clark y David S Potter defienden que a pesar de su cobertura la proclamacion del edicto de Galerio es un hito importante en las historias del cristianismo y del Imperio Romano 195 La ley de Galerio no se mantuvo en vigor durante mucho tiempo en el area dominada por Maximino Siete meses despues de la proclamacion Maximino retomo en sus territorios la persecucion 196 que continuaria hasta el ano 313 poco antes de su muerte 197 En un encuentro entre Licinio y Constantino en Milan en febrero de 313 los dos emperadores esbozaron los terminos de una paz universal que fueron publicados el 13 de junio de 313 por el victorioso Licinio en Nicomedia 198 El documento seria denominado en epocas posteriores Edicto de Milan nota 22 Creemos correcto encomendar estas cosas a su cuidado para que sepa que hemos dado a los cristianos libertad sin restricciones de culto religioso Cuando vea que esta les ha sido concedida por nosotros su senoria sabra que tambien hemos otorgado a otras religiones el derecho a una observancia de su culto abierta y libre por el bien de la paz de nuestros tiempos que cada uno tenga la oportunidad de rendir culto como le plazca este reglamento se hace para que no parezca que desmerecemos ninguna dignidad o ninguna religion 198 Variacion regional EditarMartirios en el OrienteAsia Menor Oriente DanubioProvincias de Diocleciano 303 305 26 201 31 202 Provincias de Galerio 303 305 14 203 Provincias de Galerio Sin fecha 8 204 Provincias de Galerio 305 311 12 205 12 206 Davies 68 69 nota 23 La aplicacion de los edictos persecutorios no fue homogenea 208 Dado que los tetrarcas eran mas o menos soberanos en sus respectivos territorios 209 cada uno de ellos ejercia un gran control sobre la politica de persecuciones En los dominios de Constancio Britania y Galia la persecucion fue como mucho muy leve 5 en los dominios de Maximiano Italia Hispania y Africa fue firmemente aplicada en Oriente bajo Diocleciano Capadocia Siria Palestina y Egipto y Galerio Grecia y los Balcanes se aplico con mas fervor que en las regiones y provincias restantes 210 En lo que respecta a las provincias orientales Peter Davies calculo el numero total de martirios para un articulo de la revista cientifica The Journal of Theological Studies 207 Davies defendia que los numeros pese a basarse en colecciones de actas que estaban incompletas y solo parcialmente fiables apuntan a que la persecucion fue mas severa bajo Diocleciano que bajo Galerio 3 El historiador Simon Corcoran en un epigrafe sobre los origenes de los primeros edictos persecutorios critico a Davies por su exagerada confianza en estos dudosos actos de martirio e hizo caso omiso a sus conclusiones 211 Britania y Galia Editar Las fuentes varian a la hora de describir la extension de la persecucion en los dominios de Constancio aunque todas lo describen como bastante limitada Lactancio argumenta que la destruccion de los edificios eclesiasticos fue lo peor a lo que los cristianos de estos territorios se enfrentaron 212 Eusebio niega de manera explicita en su Historia Ecclesiastica y en su Vida de Constantino que ninguna iglesia hubiese sido destruida pero si incluye a la Galia como un area que sufrio los efectos de la persecucion en sus Martires de Palestina 213 Un grupo de obispos declaro que Galia estuvo inmune immunis est Gallia de las persecuciones durante el gobierno de Constancio 214 La muerte de Alban de Verulamium el primer martir cristiano de Inglaterra fue datada para esa epoca pero la mayoria de los estudiosos la asignan ahora a la epoca del reinado de Septimio Severo 215 El segundo tercer y cuarto edictos no parecieron haber sido ejecutados en el Oeste en absoluto o de haber sido proclamados no cobraron una fuerza considerable 216 Es posible que las politicas relativamente tolerantes de Constancio fuesen el resultado de los celos internos entre los miembros de la tetrarquia la persecucion despues de todo habia sido el proyecto de los emperadores orientales no de los occidentales 5 Despues de que Constantino sucediera a su padre en 306 insto a la recuperacion de los bienes que la Iglesia habia perdido en la persecucion y legislo la plena libertad para todos los cristianos en sus dominios 217 Africa Editar Mientras que la persecucion bajo Constancio fue relativamente leve no existe ninguna duda de la fuerza con que se ejercio en los dominios de Maximiano Sus efectos fueron registrados en Roma Sicilia Hispania y Africa 218 de hecho Maximiano alento la aplicacion estricta de los edictos de manera particular en Africa La elite politica de Africa fue insistente en que la persecucion se cumpliese 219 y los cristianos de Africa especialmente en Numidia fueron igualmente insistentes en su resistencia Para los numidas entregar las escrituras era un acto de apostasia terrible 220 Africa habia sido durante mucho tiempo el hogar de las Iglesias de los Martires 221 en Africa los martires poseian una autoridad religiosa superior a la del propio clero 222 y albergaba una variante particularmente intransigente fanatica y legalista del cristianismo 223 Fue en la region occidental en Africa donde se dieron la mayor cantidad de martirios 224 Africa produjo martires incluso en los anos inmediatamente anteriores a la Gran Persecucion En 298 Maximiliano un soldado en Tebessa habia sido juzgado por negarse a seguir la disciplina militar 225 en Mauretania de nuevo en 298 el soldado Marcelo rechazo su bono del ejercito y se quito el uniforme en publico 226 Una vez que comenzaron las persecuciones las autoridades publicas estaban deseosas de hacer valer su autoridad Anullinus proconsul de Africa amplio el edicto al decidir que ademas de la destruccion de las escrituras de los cristianos y las iglesias el gobierno debia obligar a los cristianos a hacer sacrificios a los dioses paganos 227 El gobernador Valerio Floro implemento la misma politica en Numidia durante el verano o el otono de 303 cuando hizo un llamamiento para celebrar el dia de la quema de incienso durante el cual los cristianos deberian realizar sacrificios o de lo contrario perderian la vida 228 Aparte de los ya enumerados los martires africanos incluyen a Saturnino y a los martires de Abitina 229 otro grupo martirizado el 12 de febrero de 304 en Cartago 230 y a los martires de Milevis Mila Argelia 231 La persecucion en Africa tambien alento el desarrollo del donatismo un movimiento cismatico que prohibia cualquier compromiso con el gobierno romano o con los obispos traditores aquellos que habian entregado las escrituras a las autoridades seculares Uno de los momentos clave en la ruptura de las relaciones de esta secta con el resto de la iglesia se produjo en Cartago en el ano 304 Los cristianos de Abitinae fueron traidos a la ciudad y encarcelados Los amigos o familiares de los prisioneros vinieron a visitarlos pero una turba local les opuso resistencia El grupo de familiares y amigos fue acosado golpeado y azotado y la comida que habian traido a sus amigos fue echada por tierra Este grupo de gente habia sido enviado por Mensurio un obispo de la ciudad y por Ceciliano su diacono por razones que aun siguen sin ser esclarecidas 232 En 311 Ceciliano fue elegido obispo de Cartago Sus opositores denunciaron que su traditio le hacia indigno del cargo y se negaron a seguir su autoridad por lo que se declararon a favor de otro candidato Majorino Muchos otros en Africa incluidos los abitinianos apoyaron a Majorino contra Ceciliano El sucesor de Majorino Donato daria al movimiento disidente su nombre 233 Para el momento en que Constantino se hizo cargo de la provincia la iglesia de Africa se encontraba profundamente dividida 234 Los donatistas no se reconciliarian con el resto de la Iglesia catolica hasta despues del ano 411 235 Italia e Hispania Editar Es probable que Maximiano haya incautado los bienes cristianos en Roma con gran facilidad los cementerios romanos se hallaban a la vista y los centros de reuniones cristianas eran faciles de encontrar Los altos cargos de la Iglesia habrian sido tambien de personas prominentes Sin embargo el obispo de la ciudad Marcelino no parece haber ido a la carcel hecho que ha llevado a algunos a creer que Maximiano nunca cumplio la orden de detencion de clerigos en la ciudad 143 Otros afirman que Marcelino fue un traditor 236 Por otra parte este aparece en el depositio episcoporum del siglo IV pero no su feriale o calendario de fiestas donde figuraban todos los predecesores de Marcelino desde Fabian lo cual es una llamativa ausencia en opinion del historiador John Curran 143 Durante cuarenta anos los donatistas comenzaron a difundir rumores de que el propio Marcelino habia sido un traditor y que incluso habia llegado a realizar sacrificios a los dioses paganos 237 Esta acusacion fue tachada como falsa alrededor del siglo V por el Consejo de Sinuessa en la vita Marcelli del Liber Pontificalis Este trabajo afirma que en realidad el obispo habia apostatado pero se redimio a traves del martirio unos dias despues 143 Los hechos que sucedieron al supuesto acto de traditio de Marcelino si es que este ocurrio son poco claros Sin embargo parece haber existido una ruptura en la sucesion episcopal Marcelino parece haber muerto el 25 de octubre de 304 y si hubiera apostatado probablemente fue expulsado de la Iglesia a principios de 303 238 pero su sucesor Marcelo no fue consagrado hasta noviembre o diciembre de 306 239 Mientras tanto dos facciones divergian en la iglesia romana los cristianos que habian cumplido con los edictos para garantizar su propia seguridad y los rigoristas que no toleraban ninguna solucion de compromiso con la autoridad secular Ambos grupos se enfrentaron en luchas callejeras y disturbios llegando eventualmente incluso a casos de asesinato 239 Marcelo un rigorista purgo toda mencion de Marcelino de los registros de la Iglesia y elimino su nombre de la lista oficial de los obispos 240 El propio Marcelo acabaria siendo desterrado de la ciudad y muriendo en el exilio el 16 de enero de 308 239 Majencio mientras tanto aprovecho la impopularidad de Galerio en Italia Galerio habia introducido los impuestos tanto para la ciudad de Roma como para la provincia italiana por primera vez en la historia del imperio 241 para declararse a si mismo emperador El 28 de octubre de 306 Majencio convencio a la Guardia Pretoriana de que le apoyase en su motin y para que le invistieran con la purpura imperial 242 Poco despues de su proclamacion Majencio declaro el fin de la persecucion y la tolerancia para todos los cristianos en su reino 243 Las noticias viajaron a Africa donde en anos posteriores un cristiano de Cirta todavia podia recordar la fecha exacta en que la paz habia sido introducida 244 A pesar de eso Majencio no autorizo que se restituyeran las propiedades confiscadas 245 El 18 de abril de 308 Majencio permitio a los cristianos que hicieran una nueva eleccion para determinar quien seria el proximo obispo de la ciudad eleccion en la que el papa Eusebio resulto victorioso 246 Eusebio era un papa moderado al frente de una iglesia aun dividida Heraclio jefe de la faccion rigorista se opuso a la readmision de los lapsi Los disturbios continuaron y Majencio exilio a los dos dirigentes de las respectivas facciones de la ciudad dejando morir a Eusebio en Sicilia el 21 de octubre 245 El puesto estuvo vacante de nuevo durante casi tres anos hasta que Majencio permitio que se llevase a cabo otra eleccion Melquiades fue elegido el 2 de julio de 311 mientras Majencio se preparaba para enfrentarse a Constantino en batalla nota 24 Majencio que se enfrentaba a una oposicion domestica cada vez mas fuerte contra su gobierno finalmente acepto la restitucion de los bienes cristianos Melquiades envio dos diaconos con cartas de Majencio al prefecto de Roma maxima autoridad de la ciudad responsable de la publicacion de edictos imperiales dentro de la ciudad para garantizar su cumplimiento 248 Los cristianos africanos recuperaron las propiedades que habian perdido hacia finales de 312 249 Fuera de la ciudad de Roma existen menos detalles sobre el progreso y los efectos de la persecucion en Italia no hay muchas muertes que se aseguren en la region El Acta Eulpi registra el martirio de Euplio en Catania Sicilia un cristiano que se atrevio a portar consigo los santos evangelios negandose a entregarlos Euplio fue arrestado el 29 de abril de 304 juzgado y martirizado el 12 de agosto del mismo ano 250 En Hispania nota 25 el obispo Osio de Cordoba se declaro tiempo despues como confesor 5 Despues de 305 ano en el que Diocleciano y Maximiamo abdicaron y Constancio se convirtio en Augusto no hubo mas persecuciones en el oeste Eusebio declaro que la persecucion duro menos de dos anos 252 Tras un breve enfrentamiento militar 253 Constantino se enfrento y derroto a Majencio matandole en la Batalla del Puente Milvio en las afueras de Roma el 28 de octubre de 312 Entro en la ciudad al dia siguiente pero se nego a participar en la tradicional subida a la Colina Capitolina en el Templo de Jupiter 254 El ejercito de Constantino habia avanzado hacia Roma bajo un signo cristiano Se habia convertido al menos oficialmente en un ejercito cristiano 255 La aparente conversion de Constantino tambien fue visible en otros lugares Los obispos cenaban en la mesa de Constantino 256 y muchos proyectos de construccion cristiana comenzaron poco despues de la victoria El 9 de noviembre de 312 la antigua sede de la Guardia Imperial fue arrasada para hacer lugar a la archibasilica de San Juan de Letran 257 Bajo el gobierno de Constantino el cristianismo llego a ser el objetivo principal de patronazgo oficial 258 Nicomedia Editar Grabado del martirio de Doroteo y Gorgonio El 23 de febrero de 303 Diocleciano ordeno que la recien construida iglesia de Nicomedia fuera arrasada Exigio que se quemaran sus escrituras y que se requisara todo lo de valor para el tesoro imperial 259 A finales de febrero de 303 un incendio destruyo parte del palacio imperial Galerio convencio a Diocleciano de que los culpables del acto habian sido los cristianos quienes habian conspirado junto con los eunucos de palacio Se llevo a cabo una investigacion sobre el percance pero los responsables no fueron encontrados Segun Lactancio Diocleciano y Galerio discutieron sobre la politica imperial hacia los cristianos durante ese invierno Diocleciano argumentaba que bastaria con prohibir a los cristianos trabajar como funcionarios o en el ejercito para recuperar el favor de los dioses pero Galerio queria ir mas alla y defendia la exterminacion 260 por ello las ejecuciones continuaron 261 Los eunucos Doroteo y Gorgonio fueron eliminados Un individuo llamado Pedro fue desnudado colgado y azotado Se le echo sal y vinagre sobre las heridas y fue poco a poco hervido sobre una llama abierta Las ejecuciones prosiguieron al menos hasta el 24 de abril de 303 cuando seis personas entre ellas el obispo Antimo fueron decapitadas 262 La persecucion se intensifico Los presbiteros y los clerigos fueron detenidos sin ser acusados de ningun crimen y condenados a muerte 263 Un segundo incendio ocurrio dieciseis dias despues del primero y Galerio dejo la ciudad declarandola insegura 264 Diocleciano pronto lo seguiria 261 Lactancio culpo a los aliados de Galerio de provocar el incendio Constantino en una reminiscencia posterior atribuyo el incendio a un rayo del cielo 265 Lactancio viviendo aun en Nicomedia vio los comienzos del apocalipsis en la persecucion de Diocleciano 266 aunque cabe aclarar que el mismo Lactancio vio en su ascenso al poder la misma destruccion 267 Los escritos de Lactancio durante la persecucion presentan tanto la amargura como el triunfalismo cristiano 268 Su escatologia es directamente contraria a las reclamaciones tetrarquicas de renovacion Mientras Diocleciano afirmaba que habia iniciado una nueva era de seguridad y paz Lactancio veia el comienzo de una revolucion cosmica 269 Palestina y Siria Editar Antes del edicto de tolerancia de Galerio Editar Fecha Muertes303 305 13306 310 34310 311 44Martires palestinos enlistados en Martires de Palestina Clarke 657 58 Palestina es la unica region en la que se cuenta con un extenso relato local de la persecucion la obra Martires de Palestina de Eusebio Eusebio residia en Cesarea capital de la Palestina Romana en la epoca de la persecucion si bien tambien viajo a Fenicia y Egipto y quiza tambien a Arabia 270 Sin embargo el relato de Eusebio es imperfecto porque se centra en los martires que fueron amigos personales suyos antes de que la persecucion comenzase e incluye martirios que tuvieron lugar fuera de Palestina 271 Su cobertura por lo tanto es desigual Por ejemplo proporciona solo generalidades en relacion al sangriento final de las persecuciones 272 El propio Eusebio reconoce algunos de sus defectos y al comienzo de su relato sobre el contexto de la persecucion en la Historia Ecclesiae lamenta el caracter incompleto de su reportaje Cual podria ser el numero de martires de cada region y en especial de Africa y Mauritania de Tebaida y Egipto 273 Dado que ningun funcionario por debajo del cargo de gobernador tenia poder legal suficiente como para ordenar la pena de muerte los cristianos mas recalcitrantes habrian sido enviados a Cesarea a la espera de su castigo 274 El primer martir Procopio fue trasladado a Cesarea desde Escitopolis Beit She an Israel donde habia sido lector y exorcista Fue llevado ante el gobernador el 7 de junio de 303 donde se le pidio que realizara sacrificios a los dioses y una libacion para los emperadores Procopio respondio citando a Homero el senorio de muchos no es una cosa buena deja que haya un gobernante un rey Procopio fue decapitado por orden del gobernador 275 Se sucedieron mas martirios durante los meses siguientes 276 con un incremento en la primavera siguiente cuando el nuevo gobernador Urbano publico el cuarto edicto 277 Eusebio probablemente no ofrece una relacion completa de todos los ejecutados bajo el cuarto edicto sino que alude de pasada a otros presos como Tecla por ejemplo aunque no los nombra 278 Maximino Daya Cesar de Palestina Siria y Egipto entre 305 y 312 El grueso del relato de Eusebio hace referencia al gobierno de Maximino 272 Maximino llego al cargo de emperador con el rango de cesar en Nicomedia el 1 de mayo de 305 e inmediatamente despues se dirigio hacia Cesarea segun alega Lactancio para oprimir y pisotear a la diocesis de Oriens 279 Inicialmente Maximino gobernaba unicamente Egipto y Levante y publico su propio edicto de persecucion en la primavera del ano 306 ordenando la realizacion general de sacrificios a los dioses 280 El edicto de 304 fue dificil de aplicar puesto que el gobierno imperial no tenia registros de los habitantes de la ciudad que poseyesen tierras agricolas 281 Galerio solvento este problema en 306 al efectuar un nuevo censo Este contenia el nombre de los jefes urbanos y el numero de sus dependientes censos anteriores habian enumerado solo a las personas que pagaban impuestos sobre la tierra tales como los propietarios e inquilinos 282 Utilizando estas listas elaboradas por la administracion publica Maximino ordeno a sus heraldos llamar a todos los hombres mujeres y ninos a los templos Alli despues de que los tribunales llamaran a todos por su nombre se realizaron los correspondientes sacrificios 283 En algun momento posterior a la publicacion del primer edicto de Maximino quizas en 307 Maximino modifico la pena que se debia imponer a los incumplimientos En lugar de recibir la pena de muerte los cristianos serian mutilados y condenados a trabajos forzados en las minas del Estado 284 Cuando las minas egipcias comenzaron a estar atestadas de trabajadores especialmente por el ingreso de los prisioneros cristianos los reos egipcios empezaron a ser enviados a las minas de cobre en Faeno ubicada en Palestina y Cilicia ubicada en Asia Menor En Diocesarea Tzippori Israel en la primavera de 308 97 confesores cristianos fueron recibidos por Firmiliano en las minas de porfido en Tebaida Firmiliano corto los tendones de sus pies izquierdos cego sus ojos derechos y los envio a las minas en Palestina 285 nota 26 Tambien se recoge otra ocasion en la que otros 130 cristianos recibieron el mismo castigo algunos fueron enviados a Faeno y otros a Cilicia 288 Eusebio caracteriza a Urbano como un hombre que se divertia variando sus castigos Un dia poco despues de Semana Santa en 307 ordeno que la virgen Teodosia de Tiro Ṣur Libano fuera arrojada al mar por conversar con los cristianos que asistian a un juicio y por haber rehusado hacer los pertinentes sacrificios a los cristianos del tribunal por su parte los envio a Faeno 289 En un solo dia 2 de noviembre de 307 Urbano condeno a un hombre llamado Domnino a ser quemado vivo a tres jovenes a luchar como gladiadores y a un sacerdote a ser arrojado ante una bestia El mismo dia ordeno que algunos jovenes fueran castrados mando a tres virgenes a los burdeles y encarcelo a varios otros incluyendo a Panfilo de Cesarea un sacerdote estudioso y teologo creador de la biblioteca de Cesarea 290 Poco despues Urbano fue cesado del cargo por razones desconocidas hecho prisionero torturado y ejecutado todo en un dia de procedimientos acelerados 291 Su reemplazante Firmiliano era un soldado veterano y uno de los confidentes de confianza de Maximino 292 Eusebio nota que este evento marco el comienzo de un respiro temporal de la persecucion 293 Aunque la datacion precisa de esta interrupcion no esta especificada en las notas de Eusebio el texto de los Martires no registra martirios palestinos entre el 25 de julio de 308 y el 13 de noviembre de 309 294 El clima politico probablemente incidio en la politica persecutoria este fue el periodo de la conferencia de Carnunto que tuvo lugar en noviembre de 308 Maximino probablemente paso los siguientes meses discutiendo con Galerio su papel en el gobierno imperial y no tuvo el tiempo suficiente para dedicarse al asunto de los cristianos 295 En el otono de 309 295 Maximino reanudo la persecucion mediante la emision de cartas a los gobernadores provinciales y a su prefecto del pretorio la mas alta autoridad en los procedimientos judiciales despues del emperador exigiendo que los cristianos actuasen de conformidad a las costumbres paganas Su nueva legislacion llamo a un nuevo sacrificio general junto con un ofrecimiento general de libaciones Fue aun mas sistematica que la primera y no permitio ninguna excepcion con respecto a ninos o sirvientes Logistai curatores strategoi duumviri y tabularii que mantenian los registros se encargaron de que no hubiese evasivas 296 Maximino introdujo algunas innovaciones al proceso convirtiendose en el unico emperador conocido de la persecucion que realizo cambios 297 Este edicto requeria de la venta de alimentos en las plazas para que fuesen efectivas las libaciones Por tal razon Maximino puso centinelas de guardia en las casas de banos y puertas de la ciudad para asegurar que todos los clientes hicieran los sacrificios 298 Emitio copias de las ficticias Actas de Pilato para fomentar el odio popular a Cristo Las prostitutas confesaron bajo tortura judicial haber participado en orgias con los cristianos Los obispos fueron obligados a trabajar como mozos de cuadra de caballos de la guardia imperial o como responsables de los camellos imperiales 299 Maximino tambien trabajo en favor de un renacimiento de la religion pagana Nombro a los sumos sacerdotes para cada provincia hombres que debian vestir ropas blancas y supervisar el culto diario de los dioses 300 Maximino exigio un vigoroso trabajo de restauracion para los templos dentro de su dominio y que se encontraban en condiciones de decadencia 301 Los siguientes meses fueron testigos de los peores momentos de la persecucion 302 El 13 de diciembre de 309 Firmiliano condeno a algunos egipcios arrestados en Ascalon Ashkelon Israel que estaban de camino para visitar a sus confesores en Cilicia Tres de ellos fueron decapitados los demas perdieron el pie izquierdo y el ojo derecho El 10 de enero de 310 Pedro y el obispo Asclepio de la secta dualista cristiana conocida como Marcionismo ambos de Anaia Eleuteropolis Israel fueron quemados vivos 303 El 16 de febrero Panfilo y sus seis companeros fueron ejecutados Posteriormente cuatro miembros mas de la casa de Panfilo fueron martirizados por su muestra de solidaridad con los condenados Los ultimos martires antes del edicto de tolerancia de Galerio fueron ejecutados el 5 y 7 de marzo 304 Tras esto las ejecuciones se detuvieron Eusebio no explica este paron repentino pero coincide con el reemplazo de Firmiliano por Valentiniano un hombre nombrado en algun momento anterior a la muerte de Galerio 305 La sustitucion solo se atestigua a traves de restos epigraficos como inscripciones en piedra Eusebio no menciona a Valentiniano en ninguna parte de sus escritos 306 Despues del edicto de tolerancia de Galerio Editar A la muerte de Galerio Maximino se hizo con el control de Asia Menor 307 Incluso despues del edicto de tolerancia de Galerio en 311 Maximino continuo con la persecucion 308 Su nombre no aparece en la lista de emperadores que publicaron oficialmente el edicto de tolerancia de Galerio aunque quizas eso se deba a una posterior supresion 309 Eusebio afirma que Maximino no cumplio totalmente las disposiciones del edicto 310 Maximino ordeno a Sabino su prefecto del pretorio que escribiese a los gobernadores provinciales solicitandoles a ellos y a sus subordinados que ignoraran aquella carta en referencia al edicto de Galerio 311 Los cristianos estaban libres de acoso y su mero cristianismo no supondria la apertura de cargos penales Sin embargo a diferencia del edicto de Galerio la carta de Maximino no establecia normas para las reuniones de cristianos ni tampoco sugeria a los cristianos la construccion de mas iglesias 307 Maximino promulgo nuevas ordenes en otono de 311 que prohibian a los cristianos congregarse en cementerios 312 Despues de publicar estas ordenes fue abordado por embajadas de las ciudades bajo su gobierno que solicitaban el comienzo de una nueva persecucion general Lactancio y Eusebio afirman que estas peticiones no fueron voluntarias sino que se realizaron a instancias del propio Maximino 313 Maximino accedio a las demandas y comenzo a perseguir a los lideres religiosos de las iglesias hacia finales de 311 Pedro de Alejandria fue decapitado el 26 de noviembre de 311 314 Luciano de Antioquia fue ejecutado en Nicomedia el 7 de enero de 312 315 Segun Eusebio muchos obispos egipcios sufrieron el mismo destino 314 De acuerdo a Lactancio Maximino mando que a los confesores se les arrancasen los ojos cortasen las manos amputasen los pies y se les cercenasen la nariz o las orejas 316 Antioquia pregunto a Maximino si podria prohibir a los cristianos vivir en la ciudad 317 En respuesta Maximino emitio un rescripto animando a cada ciudad a que expulsase a los cristianos Este rescripto fue publicado en Sardis el 6 de abril de 312 y en Tiro alrededor de mayo o junio 318 Hay tres copias sobrevivientes del rescripto de Maximino en Tiro Arycanda Aykiricay Turquia y Colbasa y todos son esencialmente identicos 319 Para hacer frente a una queja de Licia y Panfilia sobre las actividades detestables de los ateos los cristianos Maximino prometio a los provinciales lo que quisieran tal vez una exencion del impuesto de capitacion 320 Cuando Maximino recibio la noticia de que Constantino habia triunfado en la guerra contra Majencio publico una nueva carta restaurando a los cristianos sus anteriores libertades 321 Sin embargo el texto de esta carta el cual esta preservado en el Historia Ecclesiastica de Eusebio sugiere que la iniciativa fue unicamente de Maximino y no de Constantino o de Licinio Tambien es el unico pasaje en las fuentes antiguas que establece el fundamento de las acciones de Maximino sin la hostilidad de Lactancio y Eusebio Maximino argumenta que apoyo la legislacion de Diocleciano y Galerio en sus comienzos pero al ser nombrado caesar se dio cuenta de la reduccion que estas politicas tendrian sobre la mano de obra disponible y comenzo a emplear la persuasion en lugar de la coercion 322 afirma que se resistio a las peticiones de los nicomedianos para expulsar a los cristianos de la ciudad un evento que Eusebio no registra 323 y que cuando acepto las demandas de las delegaciones de otras ciudades lo hizo siguiendo con las costumbres imperiales ya imperantes 324 Maximino concluye su carta haciendo referencia a la carta que escribio despues del edicto de Galerio pidiendo que sus subordinados fuesen indulgentes No hace referencia a sus primeras cartas donde alentaba la persecucion 325 A comienzos de la primavera de 311 a medida que Licinio avanzaba contra Maximino este ultimo recurrio a la violencia en el trato a sus propios ciudadanos y a los cristianos en particular 326 En mayo de 313 327 Maximino emitio un nuevo edicto de tolerancia esperando persuadir con ello a Licinio para que detuviera su avance y para ganar mas apoyo publico Por primera vez Maximino emitia una ley la cual ofrecia tolerancia comprensiva y los medios para que se pudiera obtener Al igual que en su carta anterior Maximino es apologetico pero desde un punto de vista unilateral 328 El propio Maximino se absuelve del fracaso de su politica ubicando en su lugar todos los errores en el comportamiento de los jueces locales y demas funcionarios encargados de su puesta en practica 329 Enmarco la nueva tolerancia universal como un medio para eliminar toda la ambiguedad y la extorsion Es entonces cuando Maximino declara la libertad absoluta en la practica de la religion alentando a los cristianos a reconstruir sus iglesias y prometiendo restaurar las propiedades perdidas de los cristianos durante la persecucion 330 El edicto no obstante tuvo poco efecto practico Licinio derroto a Maximino en la batalla de Adrianopolis el 30 de abril de 313 331 y un impotente Maximino se suicido en Tarso en el verano de 313 El 13 de junio Licinio publico el Edicto de Milan en Nicomedia 332 Egipto Editar La obra de Eusebio Martires de Palestina tan solo trata la persecucion en Egipto de pasada Sin embargo cuando Eusebio hace comentarios sobre la region escribe sobre decenas veintenas e incluso cientos de cristianos condenados a muerte en un solo dia lo cual haria pensar que Egipto fue la region que mas sufrio durante las persecuciones 333 De acuerdo a un informe que Barnes describe como plausible mas no verificable 660 cristianos fueron ejecutados solo en Alejandria entre los anos 303 y 311 334 En Egipto Pedro de Alejandria huyo de la ciudad que le da su nombre a comienzos de la persecucion dejando a la iglesia sin un lider Melecio obispo de Licopolis Asyut tomo su lugar Melecio ordeno sacerdotes sin el permiso de Pedro lo que causo que algunos obispos se quejaran al propio Pedro Melecio pronto se nego a tratar a Pedro como ningun tipo de autoridad sobre el y amplio sus operaciones en Alejandria Segun Epifanio de Salamis la iglesia se dividio en dos secciones la Iglesia Catolica bajo Pedro y despues de la ejecucion de Pedro del papa Alejandro y la Iglesia de los Martires bajo Melecio 335 Cuando los dos grupos se encontraron en prision en Alejandria durante la persecucion Pedro de Alejandria coloco una cortina en medio de su celda Entonces dijo Quienes son de mi punto de vista venganse a mi lado y los de la perspectiva de Melecio quedense con Melecio Divididas las dos sectas siguieron con sus asuntos ignorando deliberadamente la existencia de los demas 336 El cisma continuo creciendo durante la persecucion incluso con sus dirigentes en la carcel 337 y persistio incluso mucho despues de las muertes de Pedro y Melecio 335 Se conoce la existencia de cincuenta y un obispados en Egipto en 325 solo quince de estos se conocen como sedes de la Iglesia cismatica 338 Legado EditarLa persecucion de Diocleciano acabo siendo un fracaso Tal y como afirma el historiador moderno Robin Fox fue simplemente demasiado pequena y demasiado tardia 29 Los cristianos nunca fueron purgados de manera sistematica en ninguna parte del imperio y la continua evasion cristiana mino la aplicacion de los edictos 339 Algunos recurrieron al soborno para conseguir la libertad 340 Un cristiano llamado Copres escapo de la persecucion gracias a un tecnicismo legal para evitar hacer un sacrificio ante la corte otorgo a su hermano poder para que lo representara y fue este quien lo hizo en su lugar 341 Otros simplemente huyeron Eusebio en su Vita Constantini declaro que una vez mas los campos y los bosques recibieron a los adoradores de Dios 342 Para los teologos contemporaneos no habia pecado en este comportamiento Lactancio argumenta que el propio Cristo lo habia alentado y el obispo Pedro de Alejandria cito el Evangelio segun San Mateo 10 23 Cuando os persigan en una ciudad huid a otra y si tambien en esta os persiguen marchaos a otra 343 en apoyo de esta tactica 344 Los paganos simpatizaban con los cristianos mas de lo que lo habian hecho en el pasado 345 Lactancio Eusebio y Constantino escribieron sobre la repulsion ante los excesos de los perseguidores Constantino habla de las preocupaciones y aversion a la crueldad que cometieron 346 La fuerza moral de los martires ante la muerte habia ganado cierta respetabilidad a la fe cristiana en el pasado 347 aunque tuviese un saldo de pocas conversiones 348 Sin embargo la idea del martirio alentaba a los cristianos en juicio o prision fortaleciendo su fe 349 Con la promesa de vida eterna el martirio era seductor para un creciente segmento de la poblacion que estaba por citar a Dodds enamorado de la muerte 350 Segun la famosa frase de Tertuliano la sangre de los martires era la semilla de la Iglesia 351 A partir del ano 324 Constantino cristiano converso reino solo en todo el imperio y el cristianismo fue el gran beneficiario de la generosidad imperial 352 Los perseguidores habian sido derrotados El historiador J Liebeschuetz escribe El resultado final de la Gran Persecucion fue ofrecer al cristianismo un homenaje que no podria haber conseguido de otro modo 353 Despues de Constantino la cristianizacion del Imperio Romano progreso rapidamente Bajo el gobierno de Teodosio I 378 395 se convirtio en la religion oficial del Estado 354 Para el siglo V el cristianismo ya era la religion predominante del imperio y jugaba el mismo papel que el paganismo habia ocupado hacia finales del siglo III 355 Sin embargo a causa de la persecucion ciertas comunidades cristianas quedaron divididas entre las que habian pactado con las autoriades imperiales traditores y las que se habian resistido En Africa los donatistas que se opusieron a la eleccion del supuesto traditor Ceciliano para el obispado de Cartago continuaron resistiendo a las autoridades centrales de la Iglesia hasta 411 356 De igual forma los melicianos en Egipto supusieron un cisma para la Iglesia egipcia 335 Retrato de Edward Gibbon hecho por Henry Walton Durante las generaciones futuras tanto cristianos como paganos vieron en Diocleciano segun afirma el teologo britanico Henry Chadwick la personificacion de la ferocidad irracional 357 Para los cristianos medievales Diocleciano era el mas aborrecible de todos los emperadores romanos 358 A partir del siglo IV los cristianos describieron la Gran Persecucion del reinado de Diocleciano como un bano de sangre 359 El Liber Pontificalis una coleccion de biografias de los Papas afirma la existencia de 17 000 martires en un solo mes 360 En el siglo IV los cristianos crearon el culto a los martires en honor a los caidos 361 Los hagiografos retrataron la persecucion de una manera mucho mas exagerada de lo que en realidad habia sido 362 y los cristianos responsables de estos cultos ignoraron ciertos hechos Su Era heroica de martires o Era de los martires comenzaria desde el momento del ascenso al poder de Diocleciano en 284 en lugar de 303 fecha en la que las grandes persecuciones empezaron en realidad fabricaron un gran numero de relatos de martirios de hecho la mayor parte de los relatos sobre martirios son falsos exagerando los hechos y mezclando las historias reales con detalles milagrosos 361 De los relatos sobre martirios unicamente los de Ines de Roma Sebastian martirizado hacia el siglo III Felix y Adauto y Marcelino y Pedro son remotamente historicos 359 Estos relatos tradicionales fueron cuestionadas por primera vez durante la Ilustracion cuando Henry Dodwell Voltaire y sobre todo Edward Gibbon pusieron en duda las narraciones tradicionales sobre los martires cristianos 363 En el capitulo final del primer volumen de su obra Historia de la decadencia y caida del Imperio romano 1776 Gibbon afirma que los cristianos exageraron ampliamente la escala de las persecuciones sufridas 364 Despues de que la Iglesia triunfara sobre todos sus enemigos tanto el interes como la vanidad de los cautivos los llevo a ampliar el merito de su propio sufrimiento Una conveniente distancia temporal y geografica genero un ambito para el avance de la ficcion y los casos frecuentes que pudieron ser alegados a los santos martires cuyas heridas fueron instantaneamente sanadas cuya fuerza fue renovada y cuyos miembros amputados milagrosamente se recuperaron eran extremadamente convenientes para remover cualquier dificultad y silenciar cualquier objecion Las leyendas mas extravagantes que conducen a la alabanza de la Iglesia fueron aplaudidas por la multitud incredula y al mismo tiempo apoyadas por el poder clerical y sancionadas por la prueba sospechosa de la historia eclesiastica 365 A lo largo de su obra Gibbon senala que la iglesia primitiva subvertia las tradicionales virtudes romanas perjudicando la estabilidad de la sociedad civil 364 Algunos contemporaneos de Gibbon mostraron su disgusto ante las tendencias antirreligiosas de su obra y lo criticaron por escrito 366 El academico clasico contemporaneo Richard Porson se burlo de Gibbon escribiendo que su humanidad nunca dormiria a menos que las mujeres fuesen violadas y se persiguiese a los cristianos 367 Historiadores posteriores sin embargo adoptaron la tesis de Gibbon y la enfatizaron mas alla El historiador marxista 368 Geoffrey de Sainte Croix afirmo en 1954 que la llamada Gran Persecucion fue tan exagerada por la tradicion cristiana a un nivel que ni el propio Gibbon podria apreciar por completo 369 En 1972 el historiador eclesiastico Hermann Dorries admitio avergonzando ante sus colegas que sus simpatias estaban con los cristianos y no con sus perseguidores 370 W H C Frend estima que entre 3000 y 3500 cristianos fueron ejecutados durante la persecucion 371 Aunque el numero de historias verificables de martirios se ha reducido y las estimaciones totales con respecto al numero de victimas han sido revisadas a la baja algunos investigadores modernos son menos escepticos que Gibbon en relacion a la gravedad de la persecucion Como afirmo el autor Stephen Williams en 1985 incluso dejando espacio para la imaginacion lo que queda es suficientemente terrible A diferencia de Gibbon vivimos en una epoca que ha experimentado cosas similares y que sabe lo mala que es una civilizada sonrisa de incredulidad ante dichos informes Las cosas pueden ser y han sido tan malas como nuestros peores suenos 224 Algunas victimas de la persecucion EditarLos nombres y los restos o reliquias de muchas de las victimas de la persecucion fueron preservados por la memoria popular si bien sus hechos fueron adornados por la exageracion y la leyenda de modo que incluso varios de estos personajes pudieron ni siquiera existir No obstante son venerados como martires y buena parte de ellos alcanzaron una gran popularidad por todo el mundo cristiano dedicandose a sus memorias innumerables iglesias 372 Justa y Rufina en Sevilla 287 Susana de Roma 295 Emeterio y Celedonio de Calahorra 298 Marcelo martir de Leon en Tanger 298 Cosme y Damian en Cilicia 300 Santos hermanos Verisimo Maxima y Julia en Lisboa c 303 373 Expedito de Melitene 303 Erasmo de Formia 303 Ciriaco y Paula en Malaga 303 Jorge 303 Roman de Antioquia c 303 Ciriaco de Atalia 303 Fermin de Amiens 303 Justo de Trieste 303 Gabino de Cerdena 303 Engracia de Zaragoza 303 Victor de Marsella 303 o 304 Eulalia de Merida 304 Marcelino papa 304 Emerenciana en Roma 304 Acisclo y Victoria en Cordoba 304 Pancracio de Roma 304 Lucia de Siracusa 304 Vicente de Zaragoza c 304 Quirico y su madre Julita en Tarso c 304 Justo y Pastor en Alcala de Henares 304 Cipriano y Justina de Antioquia 304 Leocadia de Toledo 304 Servando y German en Cadiz 305 Pantaleon de Nicomedia 305 Ines de Roma 305 Narciso obispo y el diacono Felix en Gerona 307 Dorotea 311 Notas Editar Algunos autores se refieren a este suceso como la persecucion de Diocleciano y Maximiano 1 Estas afirmaciones pueden considerarse correctas ya que tras la muerte de Diocleciano quien continuo con las persecuciones en la mayor parte del Imperio fue Maximiano 2 Aun asi la persecucion fue mas cruel durante el periodo de Diocleciano 3 Hay historiadores que describen esta persecucion como la mas grande y la ultima 4 la mas violenta 5 y hasta dicen que fue nada menos que el exterminio del nombre de cristiano 6 Sin embargo algo poco logico es que el cristianismo anos despues se convirtiera en la religion principal del Imperio Romano tras anos de luchar por evitar la expansion de esta Basta considerar tambien que la persecucion tuvo una mayor repercusion en la parte oriental que en la occidental 5 El cristianismo se identifico primero con el judaismo pero las personas pronto lo vieron como una religion diferente A los judios los dejaban tranquilos mayormente A Roma le parecio mejor simplemente confinarlos y no molestarlos El cristianismo sin embargo era una secta extrana y nueva y comenzo a extenderse a traves de grupos de pueblos y fronteras geograficas por lo tanto los emperadores romanos tuvieron que tomar medidas con el fin de frenar el avance de una religion considerada por ellos como pagana 8 En la obra La Iglesia antigua y medieval de Jose Orlandis este sostiene que el termino traditores tambien hacia referencia a todos aquellos que habian entregado los libros sagrados para su destruccion quema o alteracion Los primeros oponentes paganos de los cristianos veian a su Dios como un criminal politico ejecutado bajo las ordenes de un gobernador de Judea que se proclamaba asimismo como el Rey de los Judios y creian que sus textos sagrados poseian un alegorico ataque al Estado romano que profetizaba su destruccion inminente Libro de Apocalipsis Estos argumentos perdieron efectividad con el paso del tiempo ya que los cristianos eran visiblemente apoliticos 17 Timothy Barnes en Tertullian A Historical and Literary Study 151 llama a este supuesto rescripto una invencion del autor que refleja sus propios prejuicios religiosos en lugar de la politica imperial bajo la Dinastia Severa Clarke argumenta que otra evidencia que socava la imagen de Eusebio de la politica de Maximino responde en cambio a una persecucion menos violenta 34 35 Aunque algunos miembros de la laicidad fueron perseguidos los objetivos principales eran siempre el clero y los mas prominentes predicadores cristianos 39 El Talmud de Jerusalen registra que cuando Diocleciano visito la region decreto que los sacrificios debian ser ofrecidos por todos excepto por los judios 63 El edicto ilegalizo el matrimonio entre hermanos practica que durante mucho tiempo fue habitual en Oriente Hopkins supone una tasa de crecimiento constante de 3 35 per annum El estudio de Hopkins se encuentra en Potter 314 El historiador Robin Lane Fox da una menor estimacion de la poblacion cristiana en 300 4 o 5 de la poblacion total del imperio pero admite que el numero de cristianos crecio como resultado de la dureza del 250 a 280 d C 71 Clarke se muestra contrario a considerar un incremento importante en el numero o en el estatus social de los cristianos por esta epoca 76 Clarke advierte sin embargo que este cambio de actitud puede ser simplemente un artefacto de las fuentes 83 Aurelio Victor describe el circulo alrededor de Diocleciano como un imminentium scrutator 89 Lactancio lo describe como scrutator rerum futurarum 90 Es posible una datacion posterior aunque desalentada por el Suda escrito alrededor del siglo X donde se registra que Porfirio solo sobrevivio hasta el reinado de Diocleciano 92 Helgeland data el suceso en 301 102 Barnes abogaba en 1976 por una fecha de 302 o no mucho antes 103 aunque posteriormente en 1981 propuso la fecha de 299 104 Woods aboga por una fecha cercana a 297 con la base de que Diocleciano y Galerio estuvieron alli en el mismo momento y porque la Cronica de Eusebio asocia la persecucion con la derrota de Galerio a manos de Narseh Debido a que aunque Eusebio fecha la derrota hacia 302 esta realmente ocurrio en 297 105 Davies disputa la identificacion de Barnes respecto al emperador no nombrado de Costantino Oratio ad Coetum Sanctum 22 como Galerio 114 Barnes argumenta que Diocleciano estuvo preparado para tolerar el cristianismo despues de todo vivio a la vista de la iglesia cristiana de Nicomedia y su esposa y su hija fueron si no cristianas segun Eusebio Historia Ecclesiastica 8 1 3 Lactancio De Mortibus Persecutorum 15 1 por lo menos simpatizantes de la fe pero bajo la influencia de Galerio se fue aproximando progresivamene a la intolerancia 116 Davies tiene una vision mas esceptica de las mismas pruebas 117 Segun Valls Diocleciano se oponia a las demandas de Galerio insistiendo en que era suficiente con prohibir la practica de esta religion a los funcionarios de palacio y a los soldados Pero no pudiendo cambiar la opinion de su Cesar tanteo la opinion de algunos altos funcionarios y militares y envio un aruspice al Apolo Milesio tras lo que accedio a la persecucion esforzandose al menos en que se observase la limitacion de que todo se hiciese sin derramamiento de sangre aunque Galerio deseaba que se quemara vivos a los que se negasen a ofrecer sacrificios 118 El edicto en realidad podria no haber sido un edicto en el sentido tecnico Eusebio no se refiere a el como tal y en el epigrafe de Passio Felicis en el cual incluye la palabra edictum exiit edictum imperatorum et Caesarum super omnem faciem terrae pudo hacerlo como un eco de Lucas 2 1 exiit edictum a Caesare Augusto ut profiteretur universus orbis terrae 139 En otras partes de Passio Felicis el texto se denomina programma 140 El texto mismo del edicto no ha sobrevivido hasta la actualidad 141 Al parecer esto incluia cualquier casa en la que se encontraran las escrituras 144 Gaddis dice que la cita puede ser un insulto en la ascendencia trans Danubia de Galerio 153 El documento no es un edicto sino una carta 199 Se distinguen por la presencia de una direccion especifica en una carta y la ausencia de tal en un edicto 200 La version del documento preservada por Lactancio De Mortibus Persecutorum 48 2 12 es una carta para el gobernador de Bithynia supuestamente enviada desde Nicomedia despues de que Licinio tomara la ciudad de Maximino 199 La version de Eusebio Historia Ecclesiastica 10 5 2 14 es probablemente una copia enviada al gobernador de Palestina y publicada en Cesarea 199 Estas cifras solo cuentan el numero total de martirios no el numero de las personas martirizadas 207 Davies tiene sus figuras de los actos de los martires realizadas y recogidas por los bolandistas Los historiadores cristianos contemporaneos como Lactancio y Eusebio atribuyeron la victoria al hecho de haber mandado inscribir el anagrama de Cristo en los escudos de los soldados por inspiracion divina tras una vision que habria provocado su conversion al cristianismo 247 Tras esta victoria inicio una serie de reformas en favor de esta religion Cabe aclarar que Hispania fue quiza la region del Occidente donde hubo mayor numero de martires como lo registra en cantos el poeta Aurelio Prudencio 251 S Lieberman localizo este evento en Lida Lod Israel 286 Barnes cree erronea esta ubicacion y argumenta que teniendo en cuenta que Eusebio identifica a la ciudad como completamente judia es poco probable que hubiera sido Lida en donde consta la existencia de un obispo cristiano hacia el ano 325 Diocesarea sin embargo si que se caracterizaba por el judaismo tanto entonces como durante mucho tiempo despues 287 Fuentes EditarReferencias Editar Llorca S J Bernardino 2001 Parte I periodo C cap II Historia de la Iglesia catolica I Edad Antigua la Iglesia en el mundo grecorromano 8ª edicion Madrid Biblioteca de Autores Cristianos pp 311ss ISBN 978 84 7914 228 5 o vease tambien Las verdaderas actas de los martires de Ruinart pp 51 Lane Fox 1986 p 596 a b Davies 1989 p 68 69 Lane Fox 1986 p 598 a b c d e f Clarke 2005 p 651 Liebeschuetz 1979 p 251 252 Gaddis 2005 p 29 Williams 1997 p 177 Barnes 1991 p 148 50 Clarke 2005 p 615 VV AA 1907 Constantino el Grande Enciclopedia Catolica ACI Prensa traduccion Archivado desde el original el 11 de junio de 2010 Consultado el 14 de julio de 2010 a b Frend 2006 p 503 a b Frend 2006 p 511 de Ste Croix 1963 p 15 16 Dodds 1970 p 111 MacMullen 1986 p 35 Dodds 1970 p 110 Schott 2008 p 2 citando a Eusebio Praeparatio Evangelica 1 2 1 Schott 2008 p 1 de Ste Croix 1963 p 15 16 Castelli 2004 p 38 Gaddis 2005 p 30 31 Dodds 1970 p 115 116 citando a Justino Apologia 2 2 Tertuliano 197 p 3 Tacito Anales 15 44 6 citado en Frend 2006 p 504 Dodds 1970 p 110 Frend 2006 p 504 citando a Suetonio Nero 16 2 Dodds 1970 p 111 112 112 n 1 de Ste Croix 1963 p 20 Clarke 2005 p 616 Frend 2006 p 510 Vease tambien Barnes 1968 p 32 50 de Ste Croix 1963 p 6 38 Musurillo 1972 p Iviii Ixii Sherwin White 1952 p 277 314 Drake 2000 p 87 93 Edwards 2005 p 579 Frend 2006 p 506 8 citando a Plinio Epistolas 10 96 Martyrium Polycarpi Musurillo 1972 p 2 12 y Eusebio 300 p 4 15 Frend 2006 p 509 Esmirna Martyrium Scillitanarum acta Musurillo 1972 p 86 89 citado en Frend 2006 p 510 Scillium Eusebio 300 p 5 1 Musurillo 1972 p 62 85 Edwards 2005 p 587 Frend 2006 p 508 Clarke 2005 p 869 70 Clarke 2005 p 516 Frend 2006 p 510 de Ste roix 1963 p 7 a b Robin Lane Fox The Classical World An Epic History of Greece and Rome Toronto Penguin 2006 576 Castelli 2004 p 38 Drake 2000 p 113 14 Frend 2006 p 511 Origenes Contra Celsum 3 9 citado y traducido en Frend 2006 p 512 Scriptores Historiae Augustae Septimius Severus 17 1 Frend 2006 p 511 Clarke 2005 p 621 25 Cipriano Epistola 75 10 1f OrigenesContra Celsio 3 15 Eusebio 300 p 6 28 citado en Frend 2006 p 513 Clarke 2005 p 625 27 Frend 2006 p 513 Rives 1999 p 135 Eusebio 300 p 6 39 4 Clarke 2005 p 632 634 Frend 2006 p 514 Dodds 1970 p 108 108 n 2 E Leigh Gibson Jewish Antagonism or Christian Polemic The Case of the Martyrdom of Pionius Journal of Early Christian Studies 9 3 2001 339 58 Joseph Wilson Trigg Origen New York Routledge 1998 61 Clarke 2005 p 635 Frend 2006 p 514 Frend 2006 p 514 citando a Cyprian De lapsis 8 Frend 2006 p 514 citando Martyrium Pionii 15 Musurillo 1972 p 156 57 Frend 2006 p 514 Eusebio 300 p 7 10 3 citado y traducido en Frend 2006 p 515 Eusebio 300 p 7 15 Digeser 2000 p 52 Frend 2006 p 517 Frend 2006 p 517 Williams 1997 p 161 a b Williams 1997 p 161 62 Panegyrici Latini 11 3 6 citado y traducido en Williams 1997 p 162 Frend 1987 p 3 Bowman Diocletian 70 71 Corcoran 2006 p 40 Liebeschuetz 1979 p 235 52 240 53 Odahl 2004 p 43 44 Williams 1997 p 58 59 Curran 2000 p 47 Williams 1997 p 58 59 a b Frend 1987 p 4 Curran 2000 p 47 Inscriptiones Latinae Selectae 617 citado en Potter 2005 p 296 Potter 2005 p 296 citando Inscriptiones Latinae Selectae 617 641 618 Frend 1987 p 3 Lane Fox 1986 p 593 Vease tambien Millar 182 en Tetrarchic triumphalism in the Near East Potter 2005 p 336 Potter 2005 p 333 a b Curran 2000 p 48 Clarke 2005 p 627 Palestinian Talmud Aboda Zara 5 4 citado y traducido en Curran 2000 p 48 Vease tambien Dodds 1970 p 111 Lane Fox 1986 p 430 Martin Goodman Rome and Jerusalem New York Allen Lane 2007 499 505 a b Barnes 1981 p 19 295 n 50 Barnes 1982 p 62 n 76 Mosiacarum et Romanarum Legum Collatio 6 4 citado y traducido en Clarke 2005 p 649 Barnes 1981 p 19 20 Barnes 1981 p 20 Vease tambien la obra de Lane Fox 1986 p 594 Davies 1989 p 93 Lane Fox 1986 p 590 92 Vease tambien Rodney Stark The Rise of Christianity A Sociologist Reconsiders History Princeton Princeton University Press 1996 Hopkins 1998 p 191 a b Frend 1987 p 2 Keresztes 1983 p 379 Lane Fox 1986 p 587 Potter 2005 p 314 Keresztes 1983 p 379 Potter 2005 p 314 Clarke 2005 p 615 Keresztes 1983 p 379 Barnes 1981 p 21 Eusebio 300 p 8 6 2 4 8 9 7 8 11 2 citado en Keresztes 1983 p 379 Potter 2005 p 337 661 n 16 Lactancio 313 15 p 15 2 citado en Keresztes 1983 p 379 Potter 2005 p 337 661 n 16 a b Barnes 1981 p 21 Clarke 2005 p 621 22 de Ste Croix 1963 p 21 Clarke 2005 p 621 22 Barnes 1981 p 21 22 Dodds 1970 p 109 Lactancio 303 p 5 2 12 13 Digeser 2000 p 5 Lactancio 303 p 5 2 3 Frend 1987 p 13 Lactancio 303 p 5 2 3ff Barnes 1981 p 22 Aurelio Victor Caes 39 48 citado en Keresztes 1983 p 381 Lactancio 313 15 p 10 1 citado en Keresztes 1983 p 379 Augustino De Citivae Dei 10 29 citado y traducido en Frend 1987 p 9 Suda p 2098 citado y traducido en Frend 1987 p 10 n 64 Vease tambien Barnes 1994 p 53 65 Croke y Digeser Religious Toleration Frend 1987 p 10 Frend 1987 p 10 11 Porfirio fragmento 58 Frend 1987 p 12 Porfirio fragmento 49 Frend 1987 p 12 Porfirio fragmento 60 63 Frend 1987 p 12 Porfirio fragmento 1 traducido en Digeser 2000 p 6 Frend 1987 p 13 n 89 a b Davies 1989 p 92 Arnobio 295 p 1 24 citado en Davies 1989 p 79 80 de una traduccion por Bryce y Campbell Walter 2003 p 111 Helgeland 1974 p 159 BaBarnes 1976 p 245 Barnes 1981 p 18 19 Woods 1992 p 128 31 Lactancio 315 p 10 1 5 Barnes 1976 p 245 Barnes 1981 p 18 19 Davies 1989 p 78 79 Helgeland 1974 p 159 Liebeschuetz 1979 p 246 8 Odahl 2004 p 65 Kerezstes 1983 p 380 Eusebio 300 p 8 4 2 3 Barnes 1976 p 246 Helgeland 1974 p 159 a b Davies 1989 p 89 92 Woods 2001 p 588 Woods 2001 p 589 Lactancio 315 p 10 6 31 1 y Eusebio 300 p 8 apartado 1 3 Barnes 1981 p 19 294 Keresztes 1983 p 381 Barnes 1981 p 19 294 Davies 1989 p 82 83 Barnes 1981 p 20 Corcoran 2006 p 51 Odahl 2004 p 54 56 62 Barnes 1981 p 19 21 Davies 1989 p 66 94 Navarro Valls Rafael Estado y religion textos para una reflexion critica p 39 Jones 1964 p 71 Liebeschuetz 1979 p 235 52 246 48 Contra Davies 1989 p 66 94 Odahl 65 Lactancio 315 p 9 9 10 Odahl 2004 p 303 n 24 Lactancio 315 p 11 1 2 Odahl 2004 p 66 Su madre adoraba a los dioses de la montana y dado que era una mujer sobremanera supersticiosa ofrecia banquetes casi diariamente y asi proporcionaba alimento a sus paisanos Los cristianos se abstenian de partir y mientras ella banqueteaba con los paganos ellos se entregaban al ayuno y a la oracion Concibio por esto odio contra ellos y con lamentaciones mujeriles incitaba a su hijo que no era menos supersticioso que ella a eliminar a estos hombres Navarro Valls Rafael Estado y religion textos para una reflexion critica pp 37 38 a b Barnes 1981 p 19 Corcoran 1996 p 261 Keresztes 1983 p 381 a b Barnes 1981 p 20 Clarke 2005 p 648 citando Inscriptiones Latinae Selectae 660 y Mosiacarum et Romanarum Legum Collatio 25 36 8 H M Gwatkin Notes on Some Chronological Questions Connected with the Persecution of Diocletian English Historical Review 13 51 1898 499 Barnes 1981 p 20 a b Mosiacarum et Romanarum Legum Collatio 15 3 3f citado y traducido en Clarke 2005 p 648 Clarke 2005 p 647 48 Barnes 1981 p 20 21 Lane Fox 1986 p 595 Lactancio 315 p 10 6 11 Barnes 1981 p 21 Odahl 2004 p 67 Schott 2005 p 278 Beatrice 1993 p 1 47 Digeser Christian Empire passim Eusebio 336 p 2 50 Davies 1989 p 80 n 75 cree que esto debio haber sido reescrito como lo profano sobre la tierra Barnes 1981 p 21 Elliott 1996 p 35 36 Keresztes 1983 p 381 Lane Fox 1986 p 595 Liebeschuetz 1979 p 235 52 246 48 Odahl 2004 p 67 Potter 2005 p 338 Barnes 1981 p 22 Clarke 2005 p 650 Odahl 2004 p 67 69 Potter 2005 p 337 Lactancio 315 p 12 1 Barnes 1981 p 21 Gaddis 2005 p 292 Keresztes 1983 p 381 Corcoran 1996 p 179 80 Corcoran 1996 p 180 Corcoran 1996 p 179 Barnes 1981 p 22 Clarke 2005 p 650 Potter 2005 p 37 de Ste Croix 1954 p 75 Williams 1997 p 176 a b c d Curran 2000 p 49 de Ste Croix 1954 p 75 Eusebio 300 p 8 2 4 Eusebio 305 p Extracto 1 Optato 367 p Apendice 1 Barnes 1981 p 22 Clarke 2005 p 650 Liebeschuetz 1979 p 249 50 Potter 2005 p 337 de Ste Croix 1954 p 75 Eusebio 300 p 9 10 8 Barnes 1981 p 22 de Ste Croix 1954 p 75 Liebeschuetz 1979 p 249 50 a b Clarke 2005 p 650 51 Potter 2005 p 337 de Ste Croix 1954 p 75 76 Clarke 2005 p 650 de Ste Croix 1954 p 75 76 Clarke 2005 p 650 51 Potter 2005 p 337 Lactancio 315 p 11 8 citado en Clarke 2005 p 651 Keresztes 1983 p 381 Lactancio 315 p 11 8 citado en Keresztes 1983 p 381 Keresztes 1983 p 381 Gaddis 2005 p 30 n 4 Lactancio De Mortibus Persecutorum 13 2 y Eusebio Historia Ecclesiastica 8 5 1 Barnes 1981 p 22 Corcoran 1996 p 179 Williams 1997 p 176 Cita de Lactancio y traduccion de Williams Eusebio 300 p 8 2 4 De Martyribus Palestinae praef y Acta Felicis Musurillo 266 71 Corcoran 1996 p 180 Clarke 2005 p 651 Keresztes 1983 p 382 Potter 2005 p 337 Eusebio 300 p 1 1 2 citado en Corcoran 1996 p 180 Optato 367 p Apendice 1 Corcoran 1996 p 180 Barnes 1981 p 23 Corcoran 1996 p 181 82 Corcoran 1996 p 181 Eusebio 300 p 8 2 5 8 6 8 9 y De8 9 Martyribus Palestinae praef 2 Barnes 1981 p 24 Corcoran 1996 p 181 de Ste Croix 1954 p 76 Rees 2004 p 63 Eusebio 300 p 8 6 8 9 Barnes 1981 p 24 de Ste Croix 1954 p 76 Eusebio 300 p 8 6 10 Barnes 1981 p 24 Corcoran 1996 p 181 82 de Ste Croix 1954 p 76 77 Rees 2004 p 64 Barnes 1981 p 24 citando Eusebio De Martyribus Palestinae S praef 2 S 1 3 4 L 1 5b y Historia Ecclesiastica 8 2 5 6 10 Corcoran 1996 p 181 82 de Ste Croix 1954 p 76 77 Keresztes 1983 p 383 Eusebio 305 p 3 1 Barnes 1981 p 24 Liebeschuetz 1979 p 249 50 de Ste Croix 1954 p 77 Baynes 1924 p 189 de Ste Croix 1954 p 77 de Ste Croix 1954 p 77 Barnes 1981 p 24 citando Martyrion ton hagion Agapes Eirenes kai Chiones Eusebio 305 p 3 1 Barnes 1981 p 24 Liebeschuetz 1979 p 250 51 a b Barnes 1981 p 26 27 Odahl 2004 p 72 74 Southern 152 53 Lactancio 315 p 18 Barnes 1981 p 25 26 Odahl 2004 p 71 Keresztes 1983 p 384 Eusebio 300 p 8 3 1 citado en Clarke 2005 p 655 Clarke 2005 p 655 Eusebio 305 p 4 8 9 2 Keresztes 1983 p 384 Clarke 2005 p 655 citando a Eusebio 300 p 8 14 9ff Lactancio 315 p 24 9 y Divinae Institutiones 1 1 13 Barnes 1981 p 28 Barnes 1981 p 28 Barnes 1981 p 30 38 Barnes 1981 p 30 31 Clarke 2005 p 656 Corcoran 1996 p 186 Clarke 2005 p 656 Lactancio 315 p 33 11 35 y Eusebio 300 p 8 17 11 Corcoran 1996 p 186 Eusebio 300 p 9 1 1 Corcoran 1996 p 186 186 n 68 Lactancio 315 p 34 1 5 citado y traducido en Potter 2005 p 355 56 Vease Clarke 2005 p 656 57 para una traduccion de J L Creed Potter 2005 p 356 Clarke 2005 p 657 a b Knipfing 1922 p 705 citado en Keresztes 1983 p 390 Knipfing 1922 p 705 K Bihlmeyer Das Toleranzedikt des Galerius von 311 Theol Quartalschr 94 1912 412 y J Vogt Christenverflolgung RAC 1199 citado en Keresztes 1983 p 390 Keresztes 1983 p 390 Louis Sebastien Le Nain de Tillemont Memoires pour servir a l histoire ecclesiastique des six premiers siecles Paris 1693 5 44 citado y traducido en Keresztes 1983 p 390 a b Barnes 1981 p 39 Clarke 2005 p 657 Potter 2005 p 356 Eusebio 300 p 9 2 1 Clarke 2005 p 659 Barnes 1981 p 149 a b Fletcher 1886c 45 1 48 2 citado y traducido en Clarke 2005 p 662 63 a b c Corcoran 1996 p 158 59 Corcoran 1996 p 2 Davies 1989 p 68 n 6 Davies 1989 p 68 n 7 Davies 1989 p 69 n 8 Davies 1989 p 69 n 9 Davies 1989 p 69 n 10 Davies 1989 p 69 n 11 a b Davies 1989 p 68 Clarke 2005 p 651 Keresztes 1983 p 384 85 Corcoran 2006 p 45 46 Williams 1997 p 67 Lane Fox 1986 p 596 Williams 1997 p 180 Corcoran 1996 p 261 n 58 Lactancio 315 p 15 7 Clarke 2005 p 651 Eusebio 300 p 8 13 13 Vita Constantini 1 13 y De Martyribus Palestinae 13 12 Clarke 2005 p 651 651 n 149 Optato 367 p 1 22 Clarke 2005 p 651 n 149 Corcoran 1996 p 180 citando a Charles Thomas Christianity in Roman Britain to AD 500 London Batsford 1981 48 50 Corcoran 1996 p 181 82 Lactancio 315 p 24 9 Barnes 1981 p 28 Clarke 2005 p 652 Barnes 1981 p 23 Clarke 2005 p 651 Barnes 1981 p 23 Williams 1997 p 177 Frend 2006 p 510 Martyrium Perpetuae et Felicitatis 13 1 Musurillo 1972 p 106 31 citado en Tilley 2006 p 391 Edwards 2005 p 585 Tilley 2006 p 387 395 Williams 1997 p 179 a b Williams 1997 p 179 Acta Maximiliani Musurillo 1972 p 244 49 Tilley 1997 p 45 46 Acta Marcelli Musurillo 1972 p 250 59 Tilley 1997 p 46 Optato 367 p Apendice 1 Barnes 1981 p 23 Corpus Inscriptionum Latinarum 8 6700 citado y traducido en Barnes 1981 p 23 Tilley Martyr Stories 25 49 Clarke 2005 p 652 n 153 Clarke 2005 p 652 n 153 Corpus Inscriptionum Latinarum 8 6700 19353 Clarke 2005 p 652 n 153 Acts of the Abitinian Martyrs 20 Tilley Martyr Stories 44 46 Tilley Martyr Stories xi The Bible 9 57 66 Tilley 1997 p 10 Barnes 1981 p 56 Tilley Martyr Stories xi Barnes 1981 p 38 Curran 2000 p 49 Barnes 1981 p 38 303 n 100 Curran 2000 p 49 Barnes 1981 p 38 303 n 103 a b c Barnes 1981 p 38 304 n 106 Barnes 1981 p 38 303 4 n 105 Lactancio 315 p 23 5 Barnes 1981 p 29 Barnes 1981 p 30 Optato 367 p 1 18 Barnes 1981 p 38 Optato 367 p Apendice 1 Barnes 1981 p 38 a b Barnes 1981 p 38 Barnes 1981 p 38 304 n 107 Ramon Teja El cristianismo primitivo en la sociedad romana pp 38 Barnes 1981 p 38 39 Eusebio 300 p 10 5 15 17 Barnes 1981 p 39 Clarke 2005 p 651 651 n 151 Orlandis Jose Historia de la Iglesia vol 1 pp 56 Eusebio 305 p 13 12 citado en Clarke 2005 p 652 Barnes 1981 p 40 41 Odahl 2004 p 96 101 Barnes 1981 p 42 44 Odahl 2004 p 111 Cf vease tambien Curran 2000 p 72 75 Barnes 1981 p 48 C f contra MacMullen 1986 p 45 Eusebio 336 p 1 42 1 Barnes 1981 p 48 Curran 2000 p 93 96 citing Krautheimer Corpus Basilicarum Christianarum Romanorum 5 90 Barnes 1981 p 48 49 Barnes 1981 p 22 Odahl 2004 p 67 69 Potter 2005 p 337 Southern 168 Eusebio 336 p 2 50 a b Barnes 1981 p 24 Barnes 1981 p 24 Lane Fox 1986 p 596 Williams 1997 p 178 Vease tambien Keresztes 1983 p 382 Williams 1997 p 178 Barnes Constantine and Eusebius 24 Southern 168 Williams 177 Odahl 2004 p 68 Lactancio 303 p 7 Williams 1997 p 178 Lactancio 303 p 7 16 17 cf Daniel 7 23 25 Digeser 2000 p 149 50 Trompf 2000 p 120 Williams 1997 p 181 Barnes 1981 p 148 50 Barnes 1981 p 154 55 a b Keresztes 1983 p 389 Eusebio 300 p 8 6 10 citado y traducido en Keresztes 1983 p 389 Barnes 1981 p 50 Eusebio 305 p L 1 1ff Barnes 1981 p 150 51 Eusebio 305 p L 1 5 Barnes 1981 p 151 Eusebio 305 p 3 1 Barnes 1981 p 151 356 n 27 Barnes 1981 p 151 Lactancio 315 p 19 1 Barnes 1981 p 151 Eusebio 305 p 4 8 Keresztes 1983 p 384 de Ste Croix 1954 p 97 113 Barnes 1981 p 153 Lactancio 315 p 23 1ff Barnes 1981 p 151 52 Eusebio 305 p 4 8 Barnes 1981 p 152 Keresztes 1983 p 384 Mitchell 1984 p 122 Eusebio 305 p 7 1 4 Keresztes 1983 p 388 Sobre la condena a los cristianos a las minas vease J G Davies Condemnation to the Mines A Neglected Chapter in the History of the Persecutions University of Birmingham Historical Journal 6 1958 99 107 El mismo castigo se aplico posteriormente a herejes cristianos para lo cual vease Mark Gustafson Condemnation to the Mines in the Later Roman Empire Harvard Theological Review 87 4 1994 421 33 Eusebio 305 p 8 1 4 Barnes 1981 p 153 Keresztes 1983 p 388 Annuaire de l Institut de Philologie et d Histoire Orientales et Slaves 7 1939 44 410ff Barnes 1981 p 357 n 39 Eusebio 305 p 8 13 Barnes 1981 p 153 Keresztes 1983 p 388 Eusebio 305 p 7 1f citado en Barnes 1981 p 152 Eusebio 300 p 8 13 5 De Martyribus Palestinae 7 3ff 13 Barnes 1981 p 152 53 Keresztes 1983 p 388 Eusebio 305 p 7 7 Barnes 1981 p 153 Eusebio 305 p L 8 1 S 11 31 Barnes 1981 p 153 Eusebio 305 p 9 1 citado en Barnes 1981 p 153 Barnes 1981 p 153 357 n 42 a b Barnes 1981 p 153 Eusebio 305 p 9 2 Barnes 1981 p 153 Keresztes 1983 p 384 Mitchell 1988 p 112 Lane Fox 1986 p 596 Eusebio 305 p 9 2 Barnes 1981 p 153 Keresztes 1983 p 384 Lane Fox 1986 p 596 Mitchell 1988 p 112 Lane Fox 1986 p 596 Sobre las Actas de Pilato vease tambien Johannes Quasten Patrology volume I The Beginnings of Patristic Literature Westminster MD Newman 1950 116 Lane Fox 1986 p 596 97 Mitchell 1988 p 112 Barnes 1981 p 154 Eusebio 305 p 10 1ff citado en Barnes 1981 p 154 Eusebio 305 p 11 1ff Barnes 1981 p 154 Barnes 1981 p 154 357 n 49 Barnes 1981 p 357 n 49 a b Mitchell 1988 p 113 Clarke 2005 p 660 Mitchell 1988 p 113 Barnes 1982 p 22 23 Mitchell 1988 p 113 n 21 Eusebio 300 p 9 1 1 Mitchell 1988 p 113 Eusebio 300 p 9 1 2 9 1 3 6 Mitchell 1988 p 113 Eusebio 300 p 9 2 1 Clarke 2005 p 660 Mitchell 1988 p 114 Eusebio 300 p 9 2 y Lactancio 315 p 36 3 Mitchell 1988 p 114 a b Eusebio 300 p 9 6 2 Clarke 2005 p 660 Eusebio 300 p 9 6 3 Clarke 2005 p 660 Lactancio 315 p 36 7 citado y traducido en Clarke 2005 p 660 Eusebio 300 p 9 7 3 14 citado en Mitchell 1988 p 114 Mitchell 1988 p 114 Mitchell 1988 p 117 Lane Fox 1986 p 598 Eusebio 300 p 9 9a 4 9 Mitchell 1988 p 114 Eusebio 300 p 9 9a 2 3 Mitchell 1988 p 114 Eusebio 300 p 9 9a 4 Mitchell 1988 p 114 Eusebio 300 p 9 9a 5 6 Mitchell 1988 p 114 Eusebio 300 p 9 9a 7 9 Mitchell 1988 p 114 15 Eusebio 300 p 9 10 1 2 y Lactancio 315 p 37 3 42 Mitchell 1988 p 115 Barnes 1982 p 68 Mitchell 1988 p 115 Mitchell 1988 p 115 Eusebio 300 p 9 10 8 9 Mitchell 1988 p 115 Eusebio 300 p 9 10 10 11 Mitchell 1988 p 115 Lactancio 315 p 46 8 9 Mitchell 1988 p 115 Mitchell 1988 p 116 Keresztes 1983 p 389 Sobre la respuesta egipcia a las persecuciones vease Annemarie Luijendijk Papyri from the Great Persecution Roman and Christian Perspectives Journal of Early Christian Studies 16 3 2008 341 369 Timothy Barnes Athanasius and Constantius Theology and Politics in the Constantinian Empire Cambridge MA Harvard University Press 1993 10 a b c Leadbetter 2004 p 259 Epifanio Panarion 68 3 3 citado y traducido en MacMullen 1986 p 92 93 MacMullen 1986 p 160 n 17 Lane Fox 1986 p 590 Clarke 2005 p 651 Lane Fox 1986 p 597 98 Lane Fox 1986 p 597 98 Oxyrhynchus Papyri 2601 tr J R Rhea citado en Barnes 1981 p 382 Lane Fox 1986 p 598 Eusebio 336 p 11 2 citado y traducido en Nicholson 1989 p 50 King James Version citado en Nicholson 1989 p 51 Nicholson 1989 p 50 51 Drake 2000 p 149 53 Lane Fox 1986 p 598 601 Constantino Oratio ad Sanctum Coetum 22 citado y traducido en Drake 2000 p 150 Drake 2000 p 98 103 Lane Fox 1986 p 441 MacMullen 1986 p 29 30 Lane Fox 1986 p 441 Dodds 1970 p 135 Tertuliano 197 p 50 Dodds 1970 p 133 MacMullen 1986 p 29 30 Barnes 1981 p 48 49 208 13 Liebeschuetz 1979 p 252 Iole Fargnoli Many Faiths and One Emperor Remarks about the Religious Legislation of Theodosius the Great Revue Internationale des Droits de l Antiquite 53 2006 146 Warren Treadgold A History of the Byzantine State and Society Standford Stanford University Press 1997 122 Vease tambien MacMullen 1986 p vii y passim Barnes 1981 p 56 Tilley Martyr Stories xi Chadwick 2001 p 179 Richard Gerberding The later Roman Empire in The New Cambridge Medieval History I c 500 c 700 ed Paul Fouracre New York Cambridge University Press 2005 21 a b Curran 2000 p 50 Liber Pontificalis 1 162 Curran 2000 p 50 a b Barnes 1982 p 177 80 Curran 2000 p 50 de Ste Croix 1954 pp 103 104 David Womersley The Transformation of The Decline and Fall of the Roman Empire New York Cambridge University Press 1988 128 128 n 109 a b Womersley Transformation 128 Gibbon Decline and Fall ed David Womersley London Allen Lane 1994 1 578 Patricia B Craddock Edward Gibbon Luminous Historian 1772 1794 Baltimore Johns Hopkins University Press 1989 60 61 122 Porson Letters to Mr Archdeacon Travis 1790 xxviii citado en Womersley Gibbon and the Watchmen of the Holy City The Historian and his Reputation 1776 1815 New York Oxford University Press 2002 184 85 n 39 Weekly Worker obituary retrieved Sept 26 2010 Archivado desde el original el 8 de junio de 2011 Consultado el 31 de marzo de 2017 de Ste Croix 1963 p 104 Hermann Dorries Constantine the Great trans R H Bainton New York Harper amp Row 1972 13 n 11 Frend Martyrdom and Persecution 393 94 Liebeschuetz 1979 p 251 52 Foxe p 38 Consultado el 31 de marzo de 2017 Liturgia Hispano Mozarabe Verisimo Maxima y Julia Consultado el 13 de mayo de 2020 Bibliografia Editar Antiguas referencias Editar Arnobio 295 Adversus Nationes fechaacceso requiere url ayuda Bryce Hamilton 1886 Campbell Hugh ed Against the Heathen de Ante Nicene Fathers Vol 6 edicion Alexander Roberts James Donaldson y A Cleveland Coxe Buffalo NY Christian Literature Publishing Co Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight fechaacceso requiere url ayuda Dessau Hermann 1892 Inscriptiones Latinae Selectae Berlin Weidmann 1892 1916 Consultado el 8 de octubre de 2011 Eusebio 300 Historia Ecclesiastica Consultado el 8 de octubre de 2011 Williamson G A 1989 Historia Ecclesiastica Londres Penguin ISBN 97801404453350 isbn incorrecto ayuda fechaacceso requiere url ayuda Eusebio 305 De Martyribus Palestinae fechaacceso requiere url ayuda McGiffert Arthur Cushman 1890 Martyrs of Palestine Extraido en Nicene and Post Nicene Fathers Vol 1 edicion Editado por Philip Schaff y Henry Wace Buffalo NY Christian Literature Publishing Co Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight fechaacceso requiere url ayuda Cureton William 1861 History of the Martyrs in Palestine by Eusebius of Caesarea Discovered in a Very Antient Syriac Manuscript Londres Williams amp Norgate fechaacceso requiere url ayuda Eusebio 336 Vita Constantini fechaacceso requiere url ayuda Richardson Ernest Cushing 1890 Life of Constantine Nicene and Post Nicene Fathers Vol 1 edicion Editado por Philip Schaff y Henry Wace Buffalo NY Christian Literature Publishing Co Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight fechaacceso requiere url ayuda Lactancio 303 Divinae Institutiones fechaacceso requiere url ayuda Fletcher William 1886a The Divine Institutes Ante Nicene Fathers Vol 7 edicion Alexander Roberts James Donaldson y A Cleveland Coxe Buffalo NY Christian Literature Publishing Co Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight fechaacceso requiere url ayuda Lactancio 313 De Ira Dei fechaacceso requiere url ayuda Fletcher William 1886b On the Anger of God Ante Nicene Fathers Vol 7 edicion Editado por Alexander Roberts James Donaldson y A Cleveland Coxe Buffalo NY Christian Literature Publishing Co Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight fechaacceso requiere url ayuda Lactancio 315 Liber De Mortibus Persecutorum fechaacceso requiere url ayuda Fletcher William 1886c Of the Manner in Which the Persecutors Died Ante Nicene Fathers Vol 7 edicion Editado por Alexander Roberts James Donaldson y A Cleveland Coxe Buffalo NY Christian Literature Publishing Co Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight fechaacceso requiere url ayuda Musurillo Herbert 1972 The Acts of the Christian Martyrs Oxford Clarendon Press Consultado el 8 de octubre de 2011 Optato 367 Contra Parmenianum Donatistam Oxford Clarendon Press fechaacceso requiere url ayuda Vassall Phillips O R 1917 The Work of St Optatus Against the Donatists Londres Longmans Green amp Co transcrito por Roger Pearse en 2006 fechaacceso requiere url ayuda Porfirio Fragments fechaacceso requiere url ayuda Brauunsberg David 2006 Porphyry Against the Christians Fragments en Selected Fathers of the Church Londres Longmans Green amp Co transcrito por Roger Pearse en 2006 fechaacceso requiere url ayuda Tertuliano 197 Apologeticus Consultado el 8 de octubre de 2011 Thelwall S 1885 Apology Ante Nicene Fathers Vol 3 edicion Editado por Alexander Roberts James Donaldson y A Cleveland Coxe Buffalo NY Christian Literature Publishing Co Revisado y editado en New Advent por Kevin Knight fechaacceso requiere url ayuda Tilley Maureen 1996 Donatist Martyr Stories The Church in Conflict in Roman North Africa Liverpool Liverpool University Press fechaacceso requiere url ayuda Fuentes modernas Editar Barnes Timothy D 1968 Legislation Against the Christians 58 1 2 Journal of Roman Studies pp 32 50 fechaacceso requiere url ayuda Barnes Timothy D 1976 Sossianus Hierocles and the Antecedents of the Great Persecution 80 Journal of Roman Studies pp 239 252 fechaacceso requiere url ayuda Barnes Timothy D 1981 Constantine and Eusebius Cambridge MA Harvard University Press ISBN 978 0 674 16531 1 Consultado el 10 de octubre de 2011 requiere registro Barnes Timothy D 1982 The New Empire of Diocletian and Constantine Cambridge MA Harvard University Press ISBN 0 7837 2221 4 fechaacceso requiere url ayuda Barnes Timothy D 1994 Scholarship or Propaganda Poprphyry Against the Christians and its Historical Setting 39 Bulletin of the Institute of Classical Studies pp 53 65 fechaacceso requiere url ayuda Barnes Timothy D 2000 Review Constantine and the Bishops The Politics of Intolerance 54 3 4 Phoenix pp 381 383 fechaacceso requiere url ayuda Barnes Timothy D 2001 Monotheists All 55 1 2 Phoenix pp 142 162 fechaacceso requiere url ayuda Baynes Norman H 1924 Two Notes on the Great Persecution 18 3 4 The Classical Quarterly pp 189 194 fechaacceso requiere url ayuda Beatrice Pier Franco 1993 Antistes Philosophiae Ein Christenfeindlicher Propagandist am Hofe Diokletians nach dem Zeugnis des Laktanz 33 Aug en aleman pp 1 47 fechaacceso requiere url ayuda Castelli Elizabeth A 2004 Martyrdom and Memory Early Christian Culture Making Nueva York Columbia University Press fechaacceso requiere url ayuda Chadwick Henry 2001 The Church in Ancient Society From Galilee to Gregory the Great Nueva York Oxford University Press fechaacceso requiere url ayuda Clarke Graeme 2005 Third Century Christianity En Alan Bowman Averil Cameron y Peter Garnsey ed The Cambridge Ancient History Volume XII The Crisis of Empire Nueva York Cambridge University Press pp 589 671 ISBN 0 521 30199 8 fechaacceso requiere url ayuda Corcoran Simon 1996 The Empire of the Tetrarchs Imperial Pronouncements and Government AD 284 324 Oxford Clarendon Press ISBN 0 19 814984 0 fechaacceso requiere url ayuda Corcoran Simon 2006 Before Constantine En Noel Lenski ed The Cambridge Companion to the Age of Constantine Nueva York Cambridge University Press pp 35 58 ISBN 0 521 52157 2 Consultado el 10 de octubre de 2011 requiere registro Curran John 2000 Pagan City and Christian Capital Rome in the Fourth Century Oxford Clarendon Press ISBN 0 19 815278 7 fechaacceso requiere url ayuda Davies P S 1989 The Origin and Purpose of the Persecution of AD 303 40 1 Journal of Theological Studies pp 66 94 fechaacceso requiere url ayuda Digeser Elizabeth DePalma 2000 The Making of a Christian Empire Lactantius and Rome Itaca Cornell University Press ISBN 0 8014 3594 3 fechaacceso requiere url ayuda Dodds E R 1970 Pagan and Christian in an Age of Anxiety Some Aspects of Religious Experience from Marcus Aurelius to Constantine Nueva York Norton Consultado el 10 de octubre de 2011 requiere registro Drake H A 2000 Constantine and the Bishops The Politics of Intolerance Baltimore Johns Hopkins University Press ISBN 0 8018 6218 3 fechaacceso requiere url ayuda Edwards Mark 2005 Christianity A D 70 192 En Alan Bowman Averil Cameron y Peter Garnsey ed The Cambridge Ancient History Volume XII The Crisis of Empire Nueva York Cambridge University Press pp 573 588 ISBN 0 521 30199 8 fechaacceso requiere url ayuda Elliott T G 1996 The Christianity of Constantine the Great Scranton PA University of Scranton Press ISBN 0 940866 59 5 fechaacceso requiere url ayuda Frend W H C 1987 Prelude to the Great Persecution The Propaganda War 38 1 Journal of Ecclesiastical History pp 1 18 fechaacceso requiere url ayuda Frend W H C 2006 Persecutions Genesis and Legacy En Margaret M Mitchell y Frances M Young ed The Cambridge History of Christianity Volume I Origins to Constantine Nueva York Cambridge University Press pp 503 523 ISBN 978 0 521 81239 9 fechaacceso requiere url ayuda Gaddis Michael 2005 There Is No Crime for Those Who Have Christ Religious Violence in the Christian Roman Empire Berkeley Los Angeles y Londres University of California Press ISBN 0 520 24104 5 fechaacceso requiere url ayuda Helgeland John 1974 Christians and the Roman Army A D 173 337 43 2 Church History pp 149 163 200 fechaacceso requiere url ayuda Hopkins Keith 1998 Christian Number and Its Implications 6 2 Journal of Early Christian Studies pp 185 226 fechaacceso requiere url ayuda Jones A H M 1964 The Later Roman Empire 284 602 A Social Economic and Administrative Survey Oxford Basil Blackwell Consultado el 10 de octubre de 2011 requiere registro Keresztes Paul 1983 From the Great Persecution To the Peace of Galerius 37 4 Vigiliae Christianae pp 379 399 fechaacceso requiere url ayuda Knipfing J R 1922 The Edict of Galerius 311 A D re considered 1 Revue Belge de Philologie et d Histoire pp 693 705 fechaacceso requiere url ayuda Lane Fox Robin 1986 Pagans and Christians Nueva York Alfred A Knopf ISBN 0 394 55495 7 fechaacceso requiere url ayuda Leadbetter William 2004 From Constantine to Theodosius and Beyond En Philip Francis Esler ed The Early Christian World Londres Routledge pp 258 292 ISBN 978 0 415 16496 2 Consultado el 10 de octubre de 2011 requiere registro Liebeschuetz J H W G 1979 Continuity and Change in Roman Religion Oxford Oxford University Press ISBN 0 19 814822 4 Consultado el 10 de octubre de 2011 Lohr Winrich 2002 Some Observations on Karl Heinz Schwarte s Diokletians Christengesetz 56 1 Vigiliae Christianae pp 75 95 fechaacceso requiere url ayuda MacMullen Ramsay 1986 Christianizing the Roman Empire New Haven Yale University Press ISBN 0 300 03642 6 fechaacceso requiere url ayuda Millar Fergus 1993 The Roman Near East 31 B C A D 337 Cambridge MA Harvard University Press ISBN 0 674 77886 3 Consultado el 10 de octubre de 2011 requiere registro Mitchell Stephen 1988 Maximinus and the Christians in A D 312 A New Latin Inscription 78 Journal of Roman Studies pp 105 124 fechaacceso requiere url ayuda Nicholson Oliver 1989 Flight from Persecution as Imitation of Christ Lactantius Divine Institutes IV 18 1 2 40 1 Journal of Theological Studies pp 48 65 fechaacceso requiere url ayuda Odahl Charles Matson 2004 Constantine and the Christian Empire Nueva York Routledge ISBN 0 415 38655 1 fechaacceso requiere url ayuda Potter David S 2005 The Roman Empire at Bay AD 180 395 Nueva York Routledge ISBN 0 415 10058 5 fechaacceso requiere url ayuda Rees Roger 2004 Diocletian and the Tetrarchy Edimburgo Edinburgh University Press ISBN 0 7486 1661 6 fechaacceso requiere url ayuda Rives J B 1999 The Decree of Decius and the Religion of the Empire 89 Journal of Roman Studies pp 135 154 fechaacceso requiere url ayuda de Ste Croix G E M 1954 Aspects of the Great Persecution 47 Harvard Theological Review pp 75 113 fechaacceso requiere url ayuda de Ste Croix G E M 1963 Why Were the Early Christians Persecuted 26 Past amp Present pp 6 38 fechaacceso requiere url ayuda Schott Jeremy M 2005 Porphyry on Christians and Others Barbarian Wisdom Identity Politics and Anti Christian Polemics on the Eve of the Great Persecution 13 3 Journal of Early Christian Studies pp 277 314 fechaacceso requiere url ayuda Schott Jeremy M 2008 Christianity Empire and the Making of Religion in Late Antiquity Filadelfia University of Philadelphia Press ISBN 978 0 8122 4092 4 fechaacceso requiere url ayuda Sherwin White A N 1952 The Early Persecutions and Roman Law Again 3 2 Journal of Theological Studies pp 199 213 fechaacceso requiere url ayuda Tilley Maureen A 1997 The Bible in Christian North Africa The Donatist World Minneapolis Fortress Press ISBN 0 8006 2880 2 fechaacceso requiere url ayuda Tilley Maureen A 2006 North Africa En Margaret M Mitchell y Frances M Young ed The Cambridge History of Christianity Volume I Origins to Constantine Nueva York Cambridge University Press pp 381 396 ISBN 978 0 521 81239 9 fechaacceso requiere url ayuda Trompf G W 2000 Early Christian Historiography Narratives of redistributive justice Nueva York Continuum ISBN 0 8264 5294 9 fechaacceso requiere url ayuda Walter Christopher 2003 The Warrior Saints in Byzantine Art and Tradition Ashgate Publishing ISBN 184014694X fechaacceso requiere url ayuda Williams Stephen 1997 Diocletian and the Roman Recovery Nueva York Routledge ISBN 0 415 91827 8 fechaacceso requiere url ayuda Woods David 1992 Two Notes on the Great Persecution 43 1 Journal of Theological Studies pp 128 134 fechaacceso requiere url ayuda Woods David 2001 Veturius and the Beginning of the Diocletianic Persecution 54 5 Mnemosyne pp 587 591 fechaacceso requiere url ayuda Datos Q1265674Obtenido de https es wikipedia org w index php title Persecucion de Diocleciano amp oldid 136259627, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

español

, española, descargar, gratis, descargar gratis, mp3, video, mp4, 3gp, jpg, jpeg, gif, png, imagen, música, canción, película, libro, juego, juegos