Mitología incaica
La mitología incaica es el universo de leyendas y memoria colectiva del Imperio incaico, que tuvo lugar en los actuales territorios de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, incorporando en primera instancia, de manera sistemática, los territorios de la sierra central de Perú hacia el norte.
La mitología inca tuvo éxito por la influencia política, comercial y militar, antes de la conquista de los territorios al sur y norte del Cuzco, que más tarde diera comienzo al naciente imperio. La identidad de los pueblos quechuas en el Perú y Bolivia; y los quichuas (kichwa) en el Ecuador; comparten esta percepción espacial y religiosa que los une por su deidad más significativa: el dios Inti.
La mitología inca se nutría de una serie de leyendas y mitos propios, que sustentó la religión panteísta del Imperio inca, centralizada en Cusco.
A sus dioses, el pueblo inca les rendía culto, al igual que en otras religiones. Algunos nombres de dioses se repetían o eran llamados de igual forma en distintas provincias del pueblo inca. Más tarde, todos estos dioses se unificaron y formaron el que se denomina verdadero panteón inca de divinidades.
Lo aplicado por la cosmogonía inca en el ámbito de las creencias debe ser considerado como uno de los instrumentos más importantes utilizados en el proceso de la formación del imperio a la par de las transformaciones económicas, sociales y de la administración.
Creencias básicas
La investigación académica demuestra que los sistemas de creencias incas se integraron con su visión del cosmos, especialmente en lo que respecta a la forma en que los incas observaban los movimientos de la Vía Láctea y el sistema solar como se ve desde Cusco, la capital inca cuyo nombre significaba el centro de la tierra. Desde esta perspectiva, sus historias representan los movimientos de constelaciones, planetas y formaciones planetarias, todos conectados a sus ciclos agrícolas. Esto fue especialmente importante para los incas, ya que dependían de las temporadas agrícolas cíclicas, que no solo estaban conectadas a ciclos anuales, sino a un ciclo de tiempo mucho más amplio (cada 800 años a la vez). Esta forma de medir el tiempo se implementó para asegurar la transmisión cultural de información clave, a pesar de cambios de régimen o catástrofes sociales.
Después de la conquista española del Perú por Francisco Pizarro, los funcionarios coloniales quemaron los registros que llevaba el Inca. Actualmente existe una teoría propuesta por Gary Urton de que el Quipus podría haber sido un sistema binario capaz de registrar datos fonológicos o logográficos. Aun así, hasta la fecha, todo lo que se conoce se basa en lo registrado por los sacerdotes, en la iconografía de la cerámica y la arquitectura inca, y en los mitos y leyendas que han sobrevivido entre los pueblos de los Andes.
Leyendas de la fundación Inca
Manco Cápac fue el legendario fundador de la Dinastía Inca en Perú y la Dinastía Cusco en Cusco. Las leyendas y la historia que lo rodean son muy contradictorias, especialmente las relativas a su gobierno en el Cuzco y sus orígenes. Según una leyenda, era hijo de Viracocha. En otro, fue sacado de las profundidades del lago Titicaca por el dios sol Inti. Sin embargo, a los plebeyos no se les permitió pronunciar el nombre de Viracocha, lo que posiblemente sea una explicación de la necesidad de tres leyendas fundacionales en lugar de una sola.[1]
También hubo muchos mitos sobre Manco Cápac y su llegada al poder. En un mito, Manco Cápac y su hermano Pacha Kamaq eran hijos del dios sol Inti. A Manco Cápac se le adoraba como el dios del fuego y el sol. En otro mito, Manco Cápac fue enviado con Mama Ocllo (otros incluso mencionan a numerosos hermanos) al lago Titicaca donde resurgieron y se asentaron en la Isla del Sol. Según esta leyenda, Manco Cápac y sus hermanos fueron enviados a la tierra por el dios sol y emergieron de la cueva de Puma Orco en Paqariq Tampu llevando un bastón dorado llamado 'tapac-yauri'. Se les pidió que crearan un Templo del Sol en el lugar donde el bastón se hundía en la tierra para honrar al dios del sol Inti, su padre. Durante el viaje, uno de los hermanos de Manco (Ayar Cachi) fue engañado para que regresara a Puma Urqu y encerrado en el interior o, alternativamente, se convirtió en hielo, porque su comportamiento imprudente y cruel enfureció a las tribus que intentaban gobernar. (huaca).
Pedro Sarmiento de Gamboa escribió que había un cerro denominado Tambotoco, a unos 33 kilómetros de Cuzco, donde ocho hombres y mujeres emergieron como los originales incas. Los hombres eran Manco Capac, Ayar Auca, Ayar Cachi y Ayar Uchu. Las mujeres eran Mama Ocllo, Mama Huaco, Mama Ipacura y Mama Raua.[2]
En otra versión de esta leyenda, en lugar de emerger de una cueva en Cuzco, los hermanos emergieron de las aguas del lago Titicaca. Dado que este fue un mito de origen posterior al de Pacaritambo, puede haber sido creado como una estratagema para atraer a las poderosas tribus aymaras al redil del Tawantinsuyo.
En la leyenda del Inca Viracocha, Manco Cápac era el hijo del Inca Viracocha de Paqariq Tampu, que se encuentra a 25 km al sur de Cuzco. Él y sus hermanos (Ayar Auca, Ayar Cachi y Ayar Uchu); y hermanas (Mama Ocllo, Mama Huaco, Mama Raua y Mama Cura) vivían cerca de Cusco en Paqariq Tampu, uniendo a su gente y los diez ayllu que encontraron en sus viajes para conquistar las tribus del Valle del Cusco. Esta leyenda también incorpora el bastón de oro, que se cree que fue entregado a Manco Cápac por su padre. Los relatos varían, pero según algunas versiones de la leyenda, el joven Manco traicionó celosamente a sus hermanos mayores, los mató y luego se convirtió en soberano del Cusco.
Cosmovisión
El espacio andino era concebido en dos niveles diferentes: horizontal y vertical. En el plano horizontal, los incas veían el mundo de manera dual: hanan y hurin (arriba y abajo). Estas dos mitades eran divididas, a su vez, en otras dos, dando origen a la cuatripartición. Esta división era entendida como complementariedad, oposición y reciprocidad. Mientras que, a nivel vertical, el espacio estaba dividido en tres pachas:
1. Hanan Pacha (mundo de arriba, celestial o supraterrenal): era mundo celestial y solo las personas justas podían entrar en ella, cruzando un puente hecho de pelo. En la tradición andina se definió al Hanan Pacha como el mundo superior donde habitaban los dioses como Viracocha o Wiracocha, Inti, Mama Quilla, etc (Lo que se ve pero no se puede controlar).
2. Kay Pacha (mundo del presente y de aquí): en la cosmovisión andina, Kay Pacha es el nombre del mundo terrenal, donde habitan los seres humanos y pasan sus vidas. Habitan dioses como Pachamama, señora de la tierra, Mama Sara, señora de los frutos y plantas; Pariacaca, señor de las aguas (Lo que se ve y se puede controlar).
3. Uku Pacha (mundo de abajo o mundo de los muertos): en la mitología andina, Uku Pacha era el mundo de abajo o mundo de los muertos, de los niños no nacidos y todo lo que estaba debajo de la superficie de la tierra o del mar. Las fuentes, cuevas u otras de las aberturas de la superficie terrestre eran considerados líneas de comunicación entre el Uku Pacha y el Kay Pacha. Pero no lo veían como un infierno de "castigo", como le ve la religión cristiana, sino como otro mundo de estadía. Habita el Supay o dueño de este mundo; Mama Cocha, señora de las tempestades y la vida marina; y Pachacamac, señor de los temblores y los maremotos (Lo que no se ve y no se puede controlar).
El medio ambiente y la geografía también fueron parte integral de la mitología Inca. Muchas características naturales prominentes dentro del Imperio Inca estaban vinculadas a importantes mitos y leyendas entre los incas.[3] Por ejemplo, el lago Titicaca, un importante cuerpo de agua en el Altiplano, se incorporó a los mitos incas, como el lago de origen a partir del cual comenzó el mundo.[3] De manera similar, muchos de los picos andinos prominentes desempeñaron papeles especiales dentro de la mitología de los incas. Esto se refleja en los mitos sobre la montaña Paxil, de la cual se dice que las personas fueron creadas a partir de granos de maíz que fueron esparcidos por los dioses.[3] Los entornos terrestres no eran el único tipo de entorno importante para la mitología. Los incas a menudo incorporaron las estrellas en leyendas y mitos.[4] Por ejemplo, muchas constelaciones recibieron nombres y se incorporaron a historias, como las formaciones estelares de la Gran Llama y el Zorro.[4] Aunque quizás no se relacione con una sola característica física per se, el sonido ambiental fue extremadamente importante en la mitología inca. Por ejemplo, en el mito de la creación de Viracocha, el sonido de la voz del dios es particularmente importante. Además, los mitos se transmitían oralmente, por lo que la acústica y el sonido de un lugar eran importantes para la mitología inca.[5] Estos ejemplos demuestran el poder que tenía el medio ambiente para crear y experimentar los mitos incas.
Deidades
La mitología andina prehispánica era animista, perfilaba a los astros y a los grandes hechos y fenómenos geográficos como deidades en sí mismas. El único dios en sentido pleno de la palabra, fue Viracocha, el dios creador. Otros dioses importantes eran el sol (inti), la luna (Mama Killa) protectora de las mujeres, la tierra (Pacha Mama) de la fertilidad agrícola, y el rayo (Illapa) trinidad del rayo, trueno y relámpago, y dios de la batalla.
Al igual que los romanos, los incas permitieron que las culturas que integraban en su imperio mantuvieran sus religiones individuales. A continuación se muestran algunos de los diversos dioses adorados por los pueblos del imperio inca, muchos de los cuales tienen responsabilidades y dominios superpuestos. A menos que se indique lo contrario, se puede suponer con seguridad que estos fueron adorados por diferentes ayllus o adorados en determinados estados anteriores.[6]
Wiracocha (en quechua: Apu Qun Tiksi Wiraqucha) era considerado como el esplendor originario o El Señor, Maestro del Mundo. En realidad, fue la primera divinidad de los antiguos habitantes andinos, a saber, los habitantes de Chavín, Huari y especialmente los tiahuanacos, que provenían del Lago Titicaca. El culto al dios creador supuso un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba destinado solo a la nobleza.
Wiracocha al igual que otros dioses, fue un dios nómada. Según los mitos, surgió de las aguas y creó el cielo y la tierra. Tenía un compañero alado, el Pájaro Inti, una especie de pájaro mago sabedor de la actualidad y del futuro. Este pájaro mago no es otro que el Ccori q'inti de las tradiciones orales, el picaflor de oro, mensajero de los dioses, cuyas plumas servían para la mascaypacha o corona del emperador Inca.
WIracocha es representado con dos varas, que al parecer eran realmente estólicas (propulsalanzas) o warakas (hondas gigantes andinas).
Aparte del gran Wiracocha y su corte terrenal de Amautas, o sabios y primeros sacerdotes y administradores, el segundo cordón de clérigos, la nobleza militar y los ayllus o gremios, regidos hasta en su más mínimo movimiento por la ley del Inca, el pueblo llano tenía su panteón con otros dioses menores, a los que probablemente le resultaba más sencillo y cercano dirigirse en busca de favores y soluciones.
El Amaru es la serpiente mitológica divina, engendrado, a pedido de Wiracocha, por el Turumanyay (Arco Iris), quien lo hizo nacer al rasgarse su pecho.
En total, y según algunas tradiciones orales, Wiracocha, el primer sol del mundo antiguo (Ñawpa pacha), el creador con su corte, tuvo cuatro hijos: Kon o Wakon, Mallku, Vichama y Pachacámac. También guardan relación con los cuatro hermanos del mito de los hermanos Ayar, uno de los mitos de la creación del Imperio inca.
De acuerdo con la mitología Inca, Inti es el dios Sol, así como una deidad patrona del Imperio Inca. Su origen exacto se desconoce, la historia más común dice que él es hijo de Wiracocha (Apu Kon Ticsi Wiracocha), dios de las Varas, dios creador de la civilización.
El sol es un factor importante de la vida, pues ofrece calor y luz, por eso el Dios Inti es también conocido como el dador de la vida. Fue adorado por la mayoría de agricultores que confiaban en él para recibir abundantes cosechas. Aunque era el dios más venerado después de Wiracocha, recibió el mayor número de ofrendas. El Sapa Inca, como gobernante imperial, reivindicó su origen divino, al adjudicarse ser descendiente del propio dios "Inti" o "Sol".
El Inti agarraría mayor protagonismo en el panteón divino del Imperio Inca luego de la victoria de estos sobre los chancas durante el reinado del inca Pachacútec, adjudicándole este su victoria.
Mama Killa (en quechua: Mama Killa, Madre Luna) era hermana y esposa de Inti; también era considerada madre del firmamento. De ella se tenía una estatua en el Templo del Sol, en el que una orden de sacerdotisas le rendía culto.
Los incas celebraban en su honor una gran fiesta denominada Coya Raymi Naturalmente, a la diosa Mama Quilla estaba adscrito el fervor religioso de las mujeres, y ellas eran quienes formaban el núcleo de sus fieles seguidoras, ya que nadie mejor que la diosa Mama Quilla podía comprender sus deseos y temores, y darles el amparo buscado.
- Apu era un dios o espíritu de las montañas. Todas las montañas importantes tienen su propio Apu, y algunas de ellas reciben sacrificios para resaltar ciertos aspectos de su ser. A algunas rocas y cuevas también se les atribuye el mérito de tener su propio apu.[7]
- Ataguchu fue un dios que ayudó en el mito de la creación.
- Catequil era el dios del día y el bien
- Pikiru era el dios de la noche y el mal
- Cavillace era una diosa virgen que comía una fruta, que en realidad era el esperma de Coniraya, el dios de la luna. Cuando dio a luz a un hijo, exigió que el padre diera un paso al frente. Nadie lo hizo, así que puso al bebé en el suelo y se arrastró hacia Coniraya. Se avergonzó de la baja estatura de Coniraya entre los dioses y corrió a la costa del Perú, donde se transformó a sí misma y a su hijo en rocas.
- Ch'aska ("Venus") o Ch'aska Quyllur ("estrella de Venus") era la diosa del amanecer y el crepúsculo.
- Coniraya era la deidad lunar que transformó su esperma en una fruta, que luego comió Cavillaca.
- Ekeko era un dios del hogar y la riqueza. Los antiguos hacían muñecos que lo representaban y colocaban una versión en miniatura de sus deseos en el muñeco; se creía que esto hacía que el usuario recibiera lo que deseaba.
- Illapa ("truenos y relámpagos"; también conocido como Apu Illapu, Ilyap'a, Katoylla) era un dios del tiempo muy popular. Sus vacaciones eran el 25 de julio. Se decía que guardaba la Vía Láctea en una jarra y la usaba para crear lluvia. Apareció como un hombre con ropas brillantes, llevando un garrote y piedras. Anteriormente fue el dios principal del Reino de Qulla, por lo que se nombró a la provincia Qullasuyu del Imperio Inca.
- Kon era el dios de la lluvia y el viento que venía del sur. Era hijo de Inti y Mama Killa.
- Mama Allpa era una diosa de la fertilidad representada con múltiples senos.
- Mama Qucha ("madre del mar") era la diosa del mar y los peces, protectora de los marineros y pescadores. En una leyenda, ella fue la madre de Inti y Mama Killa con Wiraqucha.
- Mama Pacha (también conocida como Pachamama) se traduce literalmente como "madre naturaleza" y era la figura más importante de la mitología, solo superada por el sol. Ella era la esposa de Pacha Kamaq, un dragón y una deidad de la fertilidad que presidía la siembra y la cosecha. Ella provocó terremotos.
- Mama Sara ("madre del maíz", también conocida como Saramama) era la diosa del grano. Se la asociaba con el maíz que crecía en múltiplos o era igualmente extraño. Estas extrañas plantas a veces iban vestidas como muñecas de Mama Sara. También se la asoció con los sauces. Tenía varios súbditos:
- Kuka Manka (constelaciones de la copa de la coca) era una constelación que cuidaba de las hierbas mágicas.
- Sara Manka (constelación de la copa de maíz) una constelación que cuidaba de los alimentos vegetales.
- Mama Nina (Madre del Fuego) era la diosa de la luz, el fuego, los volcanes.
- Mama Wayra (Madre de los Vientos) era la diosa del aire y del viento, protectora de las aves. Era considerada como una diosa purificadora.
- Pacha Kamaq ("hacedor de la Tierra") era un dios creador ctónico, antes adorado por los Ichma pero más tarde adoptado en el mito de la creación de los incas.
- Paryaqaqa era un dios del agua en la mitología preincaica que fue adoptado por los incas. Era un dios de las tormentas y un dios creador. Nació halcón pero luego se convirtió en humano.
- Paricia era un dios que envió una inundación para matar a los humanos que no lo respetaban adecuadamente. Posiblemente otro nombre para Pacha Kamaq o Paryaqaqa.
- Huallallo Carhuancho es el dios del fuego y dios principal de los wankas, de perfil maligno y devorador de niños. Exiliado a las junglas por Wiracocha, vive en la soledad comiendo animales, aunque también se alimenta de carne humana. Cierto día, conoce a un niño y planea comérselo. Entonces al niño revelarse como el Inti, el dios Sol, es castigado otra vez por Wiracocha y mandado a una isla, atado de manos y pies, a merced de las aves y otros animales que le picarán por la eternidad.
- Supay era tanto el dios de la muerte como el gobernante del Uku Pacha, así como una raza de demonios.
- Chuychu es el bello arcoíris que estaba por debajo de ambos grandes dioses (Punchao y Chasca) y que fue luego elevado a dios de los nobles debido a que representaba la belleza que estaba reservada para los nobles.
- Mallku (espíritus de las montañas), es una deidad que representa el espíritu y la fuerza de las montañas
- Huari era el dios gigante de la guerra y dios principal de la cultura homónima.
- Turumanyay fue el primer arcoíris (arcoíris de los antiguos), de cuyo pecho nace el Amaru por influencia de Wiracocha.
- Rímac y Chaclla fueron dos dioses hermanos quienes se inmolaron para acabar con una sequía que azotaba la costa en la antigüedad. Rímac se convirtió en un río y Chaclla se volvió la lluvia.
- Yatañamca y Tutañamca son los dioses gemelos de la oscuridad y la noche. Reinaban el mundo al principio de los tiempos, antes de que los dioses se ocuparan de la tierra. Wiracocha envía a Huallallo Carhuancho, dios del fuego, para que los venza y, a la vez, ilumine la tierra, aunque este último se quedara aprovechándose de ella y devorándose a sus fieles.
- Wasikamayuq era el dios tutelar del hogar
- Qhaxra-kamayuq se esforzaba por evitar que los ladrones entraran en la casa
- Los Auquis asumían la vigilancia de cada poblado.
- Urcaguary era el dios de los metales, las joyas y otros objetos subterráneos de gran valor.
- Urquchillay era una deidad que cuidaba a los animales.
Símbolos incas
- Chakana (o Cruz Inca, Tsakana en quechua ancashino) es, según algunos autores modernos, la cruz de tres pasos equivalente simbólica de lo que se conoce en otras mitologías como el Árbol de la Vida, el Árbol del Mundo, etc. A través de un eje central, un chamán viaja en trance al plano inferior o Inframundo y los niveles superiores habitados por los dioses superiores para indagar en las causas de la desgracia en el plano terrestre. La serpiente, el puma y el cóndor son representantes totémicos de los tres niveles. El supuesto significado del símbolo chakana no está respaldado por la literatura académica.
Desplegue y expansión
La mitología sirvió para muchos propósitos dentro del Imperio Inca. La mitología podría utilizarse a menudo para explicar los fenómenos naturales o para dar a los numerosos habitantes del imperio una forma de pensar sobre el mundo. Por ejemplo, hay un mito de origen bien conocido que describe cómo comenzó el Imperio Inca en su centro en Cusco. En este mito de origen, cuatro hombres y mujeres emergieron de una cueva cerca de Cusco, y comenzaron a asentarse dentro del Valle del Cusco, para gran disgusto del pueblo Hualla que ya había estado habitando la tierra.[8] Los Hualla se husubsitían del cultivo de coca y ajíes, que los incas asociaban con los pueblos del Amazonas y que eran percibidos como inferiores y salvajes.[8] Los Inca se enfrentó a la batalla con los Hualla, luchando con bastante crueldad, y finalmente los Inca salieron victoriosos. El mito alega que estos primeros pueblos incas plantarían maíz, un pilar de la dieta inca, en el lugar donde derrotaron brutalmente a los Hualla.[8] Por lo tanto, continúa el mito, el Inca llegó a gobernar todo el Valle del Cusco, antes de finalmente conquistar gran parte del mundo andino..[8]
Al crear este mito, los incas reforzaron su autoridad sobre el imperio. En primer lugar, al asociar a los Hualla con plantas de la selva, el mito del origen del Inca probablemente habría hecho que el oyente pensara que los Hualla eran primitivos en comparación con los Incas. Por lo tanto, la derrota de los Hualla por parte de los incas y su supuesto desarrollo de la agricultura basada en el maíz, respaldaron la noción de que los incas eran los administradores legítimos de la tierra, ya que podían hacer que la tierra fuera productiva y dócil.[8] Estos mitos se reforzaron en los numerosos festivales y ritos que se celebraron en todo el Imperio Inca. Por ejemplo, había festivales del maíz que se celebraban anualmente durante la cosecha. Durante estas fiestas, la élite Inca se celebró junto con el maíz y la principal deidad del Inca, Inti.[8] Como tal, el mito de la siembra de maíz de los incas originales se utilizó para asociar a la élite inca gobernante con los dioses, así como para representarlos como los portadores de la cosecha. De esta manera, los mitos del origen de los incas se utilizaron para justificar la posición de élite de los incas dentro de su vasto y multiétnico imperio. Dentro del Imperio Inca, los incas tenían un estatus especial de "incas por sangre", que les otorgaba importantes privilegios sobre los pueblos no incas.[9] La capacidad de los incas para mantener su posición de élite no fue poca cosa, dado que menos de cincuenta mil incas pudieron gobernar a millones de pueblos no incas. La mitología fue una forma importante por la cual los incas pudieron justificar tanto la legitimidad del estado inca como su posición privilegiada con el estado.
El despliegue estratégico de la mitología inca no terminó después de que el imperio inca fuera colonizado por los españoles. De hecho, la mitología inca se utilizó para resistir y desafiar la autoridad de las autoridades coloniales españolas. Se utilizaron muchos mitos incas para criticar la codicia desenfrenada del imperialismo europeo. Hubo asesinatos y violaciones generalizados de mujeres y niños en América del Sur por parte de los soldados europeos. Por ejemplo, existen mitos entre los indígenas del antiguo imperio Inca que cuentan las historias de extranjeros que llegan a los Andes y destruyen objetos valiosos.[10] Uno de esos mitos es el cuento de Atoqhuarco entre los quechuas, que describe cómo una mujer indígena es destruida en un acto de rebelión contra un extranjero lascivo que, a su vez, finalmente se transforma en un zorro depredador.[10] Las poderosas instituciones coloniales también son criticadas en algunos de estos mitos, y la Iglesia Católica es frecuentemente criticada. Por ejemplo, la historia del sacerdote y el sacristán destaca la hipocresía y la naturaleza abusiva de un sacerdote católico y su trato insensible hacia sus feligreses indígenas.[10] Como tal, estos mitos muestran que la mitología Inca fue estratégicamente desplegada para subvertir y rebelarse contra el dominio español en el antiguo Imperio Inca.
La mitología inca sigue siendo una fuerza poderosa en las comunidades andinas contemporáneas. Después de que las naciones que alguna vez fueron parte del Imperio Inca obtuvieron su independencia de España, muchas de estas naciones lucharon por encontrar un mito de origen adecuado para respaldar la legitimidad de su estado.[11] A principios del siglo XX, hubo un resurgimiento del interés por la herencia indígena de estas nuevas naciones. Si bien estas referencias a la mitología Inca pueden ser más evidentes, como la presencia de Inti en la bandera argentina, otras referencias a la mitología Inca pueden ser más sutiles.[12] Por ejemplo, a fines del siglo XX el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada hizo referencia a los mitos incas sobre la Pachamama, figura de la Madre Tierra Inca, para justificar sus programas de distribución de tierras.[11] Además, los gobiernos modernos continúan haciendo referencia al antiguo Imperio Inca para respaldar sus reclamos de legitimidad, hasta el punto de que existen celebraciones de rituales financiados por el municipio que hacen referencia a la mitología Inca, especialmente en Cusco y sus alrededores.[11] El poder de la mitología inca resuena en la política contemporánea, con políticos como Pedro Castillo haciendo referencias a la mitología e imágenes incas durante sus candidatura.[13] Si bien el Imperio Inca puede haber dejado de existir hace cientos de años, su vibrante mitología continúa influyendo en la vida en toda América andina en la actualidad.
Animales en la mitología Inca
Al igual que otras culturas nativas americanas, la sociedad Inca estuvo fuertemente influenciada por las poblaciones animales locales, tanto como fuentes alimenticias, textiles y de transporte, como también como piedras angulares religiosas y culturales. Muchos mitos y leyendas de los incas incluyen o tratan únicamente sobre un animal o una mezcla de animales y sus interacciones con los dioses, los humanos o el entorno natural.
Perros
Los incas criaban perros para cazar y hurgar en la basura, pero rara vez con fines religiosos. El pueblo Huanca, sin embargo, tenía una base mucho más religiosa para el consumo de carne de perro, ya que en la mitología inca, Parya Qaqa, su dios, se representaba alimentándose únicamente de perro después de que derrotó a otro dios, Huallallo Carhuincho, en una escaramuza. En algunas partes de América del Sur, a los Huanca se les conoce como "los Huanca come perros". Este comportamiento de comer perro fue menospreciado en otras partes del imperio.[14]
También existe una ciudad llamada Alqullaqta, o "Pueblo de los perros", que contiene estatuas de perros y se cree que representan las almas de los perros que han muerto. La gente a menudo guardaba huesos y los dejaba en las estatuas para que les diera una mejor posición en la otra vida.
A veces se creía que los perros podían moverse entre la vida y la muerte y también ver el alma de los muertos. Además, el Inca creía que las almas muertas infelices podían visitar a las personas en forma de perros negros. Se informó que el pueblo aymara de Bolivia creía que los perros estaban asociados con la muerte y el incesto. Creían que los que mueren deben cruzar un océano hacia el más allá en el oído o en la nariz de un perro negro. Además, algunas fuentes informan que las mujeres que duermen solas por la noche pueden quedar embarazadas por fantasmas que producirían un bebé con patas de perro.[14]
Osos
A pesar de que solo hay una especie de oso en América del Sur (el oso de anteojos, Tremarctos ornatus), la historia de la esposa y los hijos del oso es una historia destacada entre los incas.[14] El pueblo andino creía que los osos representaban los hábitos sexuales de hombres y mujeres y se advirtió a las niñas de la “violación de los osos”. Esta historia detalla a un oso que se disfraza de hombre que somete a una niña y la lleva a su cueva donde la alimenta y la cuida. Poco después, descubre a dos niños mitad oso mitad humanos. Con la ayuda de los niños, los tres pueden escapar de la cueva y regresar a la sociedad humana. Los niños oso se entregan al sacerdote de la ciudad que intenta matar a los cachorros varias veces (arrojándolos de los edificios, enviándolos a la naturaleza, enviándolos a los oficiales de combate), pero solo es capaz de hacer que maten al niño oso más joven.[14] El oso mayor supera las pruebas y es enviado a luchar contra un alma condenada, a la que derrota y salva de la condenación. El alma le da al oso su propiedad y riqueza y el hombre oso ahora completamente desarrollado deja la sociedad humana como una paloma blanca. Este cuento podría interpretarse como la difícil historia de un nativo americano contra la sociedad hispana en la que se encuentran, lo que se vuelve más creíble a medida que este folclore se vuelve más prominente después de la conquista española.[14]
Además de esta historia, se cree que los seres mitad oso mitad humanos llamados Ukuku son los únicos que pueden traer hielo desde la cima de las montañas, ya que tienen la inteligencia de los hombres pero la fuerza de los osos. Los payasos ukuku se pueden ver en las celebraciones del Corpus Christi de Cuzco donde peregrinan a un glaciar cercano y pasan la noche en el hielo como iniciación a la virilidad.[15]
Zorros
El zorro generalmente no tenía una buena reputación entre los incas o la gente de los Andes y era visto como un presagio. Los sacrificios a los dioses incluían una variedad de bienes y animales, incluidos los humanos, pero nunca se vio que incluyeran zorros. La mitología Inca contiene referencias a dioses engañados por zorros. En un encuentro, la deidad Cuniraya Viracocha se enfureció con un zorro y dijo: "En cuanto a ti, incluso cuando te escondes y mantienes las distancias, la gente te despreciará por completo y dirá" ¡Ese zorro es un ladrón! " Cuando te maten, te tirarán descuidadamente a ti y a tu piel también”.[16] En otras narraciones, se dice que el zorro trató de robar la luna, pero la luna abrazó al zorro, lo que resultó en manchas en la luna. Finalmente, el zorro todavía juega un papel en la sociedad andina actual donde el aullido de un zorro en el mes de agosto se percibe como un signo de buena suerte.[14]
Los incas tenían nombres indígenas para constelaciones, así como nubes interestelares (nebulosas oscuras) visibles desde el hemisferio sur. El zorro (Atuq en quechua) es el nombre de una nebulosa oscura en la vía láctea, y las narrativas andinas, incluidas las incas, pueden referirse a las nebulosas oscuras en lugar del animal.
Cuyes
Tradicionalmente considerado como una de las comidas preferidas de los dioses, el cuy (Cavia porcellus) se sacrificaba en innumerables ocasiones y de diferentes maneras,[17] se sacrificaban cuyes en la ceremonia del primer corte de cabellos de los niños,[18] también en los rituales relacionados con la limpieza de acequias,[18] los ritos terapéuticos y los de adivinación.[19][20] Los muros de casas recién construidas se rociaban con sangre de cuyes antes de poner el techo, con el fin de garantizar su solidez.[19] Ofrendas de cuyes a Pachacamac se relatan, cuando un grupo yauyos viene a implorar a la divinidad que le devuelva a su hijo Locllahuancupa, quitado como castigo por haber descuidado a su huaca.[20] También se mencionan los cuyes en el marco del culto a la diosa Mama (o Chaupiñamca), esposa de Pachacamac, y a otras huacas como Chuquisuso o Macahuisa entre los yauyos.[19] Se les sacrificaba abriéndolos con la uña del pulgar, ahogándolos en un mate de agua mientras se dirigían a la huaca, luego se les destripaba desde arriba hasta abajo. Se rociaban los ídolos con su sangre, así como los campos en época de siembra; parece que parte de los cuerpos luego se enterraban cerca.
Creencias andinas preincaicas
Antes de la fundación del Imperio Inca, había varias otras culturas en varias áreas del Perú con sus propias creencias, incluidas las culturas de Chavín, Paracas, Moche y Nazca. Se pueden encontrar creencias preincas adicionales en el Manuscrito de Huarochirí, un texto del siglo XVII que registra los mitos, la cultura y las creencias de la gente de la provincia de Huarochirí en los Andes occidentales..[21]
Véase también
Referencias
- The History of the Incas by Pedro Sarmiento De Gamboa, Brian S. Bauer, Vania Smith
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Enlaces externos
- por Juan Candela.
- Mitología Andina por Arturo Gómez.
- por Julio Saransig Picuasi.
- Predicciones de la caída del Imperio incaico