fbpx
Wikipedia

Esquema del psicoanálisis

Esquema del psicoanálisis es una obra póstuma e inacabada de Sigmund Freud escrita en 1938 y publicada en alemán en 1940 con el título Abriss der Psychoanalyse[1][2]​ en Internationale Zeitschrift für Psychoanalyse-Imago (volumen 25, número 1, páginas 7-67).[1]​ Bajo el nombre de An Outline of Psycho-Analysis,[2]​ fue traducida al inglés por James Strachey ese mismo año,[1][2]​ versión que vio la luz en el International Journal of Psychoanalysis (volumen 21, número 1, páginas 27-82).[1]​ La primera traducción al castellano, realizada por Ludovico Rosenthal bajo el título por el que actualmente se la conoce, data de 1951. Algunas traducciones posteriores llevan por título Compendio del psicoanálisis.[1]​ La obra está incluida en el tomo XXIII de las Obras Completas de Amorrortu Editores (traducción de José Luis Etcheverry), a saber, Moisés y la religión monoteísta, Esquema del psicoanálisis y otras obras (1937-1939), en el que aparecen también “Análisis terminable e interminable” y “La escisión del yo en el proceso defensivo”.

Esquema del psicoanálisis
de Sigmund Freud
Idioma Alemán
Título original Abriss der Psychoanalyse
Fecha de publicación 1940
Sigmund Freud
Esquema del psicoanálisis
Análisis terminable e interminable

Según Ernest Jones, Freud habría comenzado su redacción en Viena en abril o mayo de 1938. Sin embargo, en la opinión de Strachey, el hecho de que la primera página del manuscrito llevara la fecha “22 de julio” respaldaría el parecer de los editores alemanes que afirmaban que la escritura de la obra se había iniciado en julio de 1938, cuando Freud ya se encontraba en exilio en Londres. Su redacción se vio interrumpida por una cirugía seria a principios de septiembre[3]​ y su posterior fallecimiento en 1939.[2]

El libro presenta una síntesis de los principales ejes del pensamiento del autor: el aparato psíquico, la teoría de las pulsiones, la sexualidad, el inconsciente, la interpretación de los sueños y la técnica psicoanalítica.[2]​ El propio Freud reconoce en el prólogo de la obra que su propósito no es otro que el de compendiar los principios en los que se sustenta el psicoanálisis para exponerlos sintéticamente.[4]​ Si bien Strachey lo inserta en “la larga serie de obras de divulgación que escribió Freud”, señala que el Esquema tiene la particularidad de ser el único en dicha serie que no está dirigido a un público ajeno al psicoanálisis, sino que constituye “más bien un «curso de repaso» para estudiantes avanzados” y llega a considerarlo “un epílogo sumamente fascinante” concebido “para quienes ya se mueven a sus anchas entre los escritos de Freud”. Pese a ser un texto claro y conciso, contiene algunos pasajes apenas comprensibles para los no iniciados.[5]​ El Esquema ha sido comparado con Psicología del niño de Jean Piaget (escrito en colaboración con Bärbel Inhelder) por cuanto lo que Freud habría hecho en aquel respecto de su psicología dinámica se asemeja al esfuerzo de Piaget por ofrecer en ese libro “una presentación definitiva de la psicología evolutiva” cuya elaboración le había llevado las últimas cuatro décadas.[6]

Contenido

El libro está dividido en tres partes: “La psique y sus operaciones”, “La tarea práctica” y “La ganancia teórica”, subdividida la primera de ellas en cinco apartados (“El aparato psíquico”, “Doctrina de las pulsiones”, “El desarrollo de la función sexual”, “Cualidades psíquicas” y “Un ejemplo: La interpretación de los sueños”), la segunda, en dos (“La técnica psicoanalítica” y “Una muestra de trabajo psicoanalítico”) y la tercera, en otras dos (“El aparato psíquico y el mundo exterior” y “El mundo interior”).

Strachey informa que Freud no le había puesto título a la primera parte de la obra y que los editores alemanes la habían bautizado “Die Natur des Psychischen”, esto es, “La naturaleza de lo psíquico”. Él, en cambio, en su traducción al inglés adoptaba un título “algo más general” (“La psique y sus operaciones”).[3]​ Por otro lado, la mayor brevedad del último capítulo (“El mundo interior”) condujo al traductor a afirmar que:

[...] bien podría habérselo continuado con el examen de temas tales como el sentimiento de culpa —ya tocado, empero, en el capítulo VI—; no obstante, constituye un enigma saber hasta dónde y en qué dirección habría proseguido Freud, ya que el programa trazado por él en el «Prólogo» parece haberse cumplido en grado razonable.[7]

El aparato psíquico

 
La metáfora del iceberg superpone los términos de la primera tópica freudiana (conciencia, preconsciente e inconsciente) y los de la segunda (ello, yo y superyó).

El modelo de aparato psíquico delineado en el Esquema retoma los postulados centrales de lo que dio en llamarse la “segunda tópica freudiana” —que incluye las instancias del ello, el yo y el superyó—, la cual se distingue de una “primera tópica”, que comprende la conciencia, el inconsciente y el preconsciente. Freud denomina ello a la más primitiva provincia del aparato anímico, cuyo contenido concierne a lo heredado, lo innato o lo constitucional y atañe en particular a las pulsiones. La incidencia del mundo exterior alteraría una porción del ello destinada a convertirse en el yo, porción descrita como “un estrato cortical dotado de los órganos para la recepción de estímulos y de los dispositivos para la protección frente a estos” que de allí en más tomará la función de mediar entre aquella otra instancia y el mundo exterior. El yo gobernaría los movimientos voluntarios y tendría a su cargo bregar por la autoconservación del individuo mediante la evitación, el dominio y la cancelación de los estímulos procedentes del exterior, así como también a través del sometimiento de los reclamos pulsionales provenientes del ello, respecto de los cuales debe determinar si se ha de satisfacerlos —y, en caso de ser así, en qué condiciones— o sofocarlos. Así como a partir del ello se originaría del yo, dentro de él nacería más tarde una nueva entidad psíquica (el superyó) consistente en el relicto de la etapa en la que el individuo no ha superado aún el desamparo infantil y se mantiene todavía en estrecha dependencia respecto de sus figuras parentales, cuyos designios pasan a incorporarse en la constitución de esta tercera instancia. El autor argumenta que la relación entre el yo y el superyó de determinado individuo debe su naturaleza a la que le precedió entre el niño y sus padres, quienes, además las idiosincrásicas peculiaridades de sus propios ideales, trasmiten a su hijo “el influjo, por ellos propagado, de la tradición de la familia, la raza y el pueblo, así como los requerimientos del medio social respectivo”.[8]

Doctrina de las pulsiones

 
Edición en alemán de 1921 de Más allá del principio de placer, obra en la que Freud había introducido su nueva concepción del dualismo pulsional a partir de la distinción entre pulsión de vida y pulsión de muerte.

Freud define las pulsiones como “las fuerzas que suponemos tras las tensiones de necesidad del ello”,[9]​ y —conforme a las innovaciones que en la doctrina de las pulsiones había introducido en Más allá del principio de placer[10]​ destaca el carácter conservador que manifiestan pese a constituir ellas la causa de cualquier actividad, en tanto la progresiva complejización que un organismo conquistase abriría paso a una contrapuesta tendencia a regresar a una forma de organización más elemental. Distingue dos tipos de pulsiones fundamentales (Eros y pulsión de destrucción) y ubica dentro de la primera “la oposición entre pulsión de conservación de sí mismo y de conservación de la especie”, es decir, la que media entre la pulsión de autoconservación y la pulsión sexual, “así como la otra entre amor yoico y amor de objeto”,[9]​ la cual stricto sensu no consiste en una oposición —sino, en todo caso, en una suerte de complementariedad— dado que el propio Freud establece en Introducción del narcisismo que narcisismo y amor objetal se nutren de las mismas fuentes y cuanto más se enriquece uno más se empobrece el otro.[11]​ Mientras que Eros pugnaría por constituir unidades de creciente complejidad (ligazón), su contraparte tendría por objeto la disolución de tales nexos y encontraría su fin último en la tarea de “trasportar lo vivo al estado inorgánico”, razón por la cual también es conocida como pulsión de muerte. La libido (energía de Eros), cuyo monto íntegro se concentra al principio sobre el yo, es luego utilizada para investir o catectizar representaciones de objeto, lo cual supone una superación de la etapa narcisista y la trasposición de libido narcisista en libido de objeto. Sin embargo, el yo seguirá cumpliendo la función de almacenarla: de él partirán las nuevas investiduras objetales y a él regresarán cuando un objeto sea resignado o desinvestido.[12]

El desarrollo de la función sexual

 
Edipo y la esfinge (1864), de Gustave Moreau. El complejo de Edipo (hito de la fase fálica, última etapa del desarrollo psicosexual infantil antes del período de latencia), que toma su nombre de la tragedia de Sófocles, representa una de las más célebres teorizaciones freudianas.

Freud discute la diseminada opinión de su época referida a que el corazón de la sexualidad humana concerniría a los quehaceres genitales que acontecieren entre personas de distinto sexo y de que la aspiración por llevar a cabo actos sexuales normalmente no sobrevendría sino hasta la pubertad o el advenimiento de la madurez genésica. Le contrapone tres hechos que no cuadran con tal concepción: la existencia de la homosexualidad, el caso de aquellas personas cuyas apetencias sexuales no aparecían enlazadas a los genitales o a su empleo considerado normal y que por lo mismo recibían el marbete de “perversas” y, por último, el interés que numerosos niños ―que terminaban cayendo en la categoría de “degenerados”― manifestaban respecto de su propios genitales y su excitabilidad.[13]​ El autor atribuye la oposición que el psicoanálisis había encontrado al hecho de que hubiera puesto la lupa sobre esas tres situaciones y de que desestimara las entonces más ampliamente aceptadas ideas sobre la sexualidad para arribar a las siguientes conclusiones:

a. La vida sexual no comienza solo con la pubertad, sino que se inicia enseguida después del nacimiento con nítidas exteriorizaciones.

b. Es necesario distinguir de manera tajante entre los conceptos de «sexual» y de «genital». El primero es el más extenso, e incluye muchas actividades que nada tienen que ver con los genitales.

c. La vida sexual incluye la función de la ganancia de placer a partir de zonas del cuerpo, función que es puesta con posterioridad {nachträglich} al servicio de la reproducción. Es frecuente que ambas funciones no lleguen a superponerse por completo.[14]

Freud sostiene que son palpables ya en la niñez manifestaciones de una vida sexual de pleno derecho cuyo desarrollo se produce con total regularidad y que guardan relación con los fenómenos psíquicos que dominarán la posterior vida erótica de la adultez, entre los que cabe mencionarse la fijación a ciertos objetos y los celos. El desarrollo de la actividad sexual infantil llegaría a su apogeo al final del quinto año de vida, que precede al período de latencia, caracterizado por un aquietamiento pulsional y finalizado el cual el erotismo reemerge durante la pubertad. Freud atribuye un importante papel en el proceso de hominización a tal acometida en dos tiempos de la sexualidad, aparentemente privativa de nuestra especie: menciona la teoría de que el hombre sería descendiente de algún animal cuya maduración genésica habría advenido a los cinco años y agrega que por obra de una importante contingencia ambiental aquel ininterrumpido desarrollo sexual se habría visto perturbado y esto, provocado, entre otras consecuencias, la supresión del carácter periódico de los impulsos libidinales, tan frecuente en el mundo animal. El olvido en el que cae la vasta mayoría de los acontecimientos correspondientes al primer florecimiento de la vida sexual (amnesia infantil) guarda estrecha relación con las hipótesis psicoanalíticas sobre la etiología de las neurosis, así como también con aspectos técnicos del trabajo terapéutico.[15]

Cualidades psíquicas

 
Theodor Lipps, filósofo alemán admirado por Freud, es mencionado en el Esquema por haber sido un importante partidario de la idea de inconsciente.[16]

Freud designa con el nombre de cualidades psíquicas a lo consciente, lo inconsciente y lo preconsciente. Dice que la noción psicoanalítica de conciencia no se distingue de la de los filósofos y la opinión popular, quedando todo lo demás incluido en la categoría de lo inconsciente. Este no supone, empero, un conjunto de elementos homogéneos sino que en su seno se diferencian, por un lado, los procesos pasibles de devenir conscientes sin más, es decir, aquellos que pueden ser evocados para luego apartarse nuevamente de la conciencia dado que esta es un estado sumamente efímero ―trátase aquí de lo preconsciente o susceptible de conciencia― y, por otro, aquellos procesos o contenidos que no tienen expedito acceso a la conciencia (lo inconsciente genuino) y de cuya existencia nos anoticiamos a partir de inferencias y de la traducción de dicho material a una expresión consciente.[17]

Sobre el ello tiene absoluto imperio la cualidad de lo inconsciente. La correspondencia entre inconsciente y ello sería incluso más estrecha que la que existe entre preconsciente y yo. Al comienzo de la vida, el aparato psíquico solo cuenta con un ello y son los estímulos procedentes del mundo exterior los que terminan por alterar aquel sector suyo que acabará convirtiéndose en el yo. Este habrá de incorporarse algunos de los contenidos originariamente pertenecientes al ello, traspuestos ahora al estado preconsciente, mientras que otros materiales se convertirán en el núcleo del ello, conservando su carácter inconsciente y su inasequibilidad. Sin embargo, el desarrollo del yo está marcado por la cesión a lo inconsciente de contenidos que ya había asimilado, y también ante algunas nuevas impresiones se retirará dejándoles la posibilidad de imprimir una huella únicamente en el ello. Es esta porción del ello la que merece el nombre de lo reprimido. Una y otra de las parcelas del ello (el “núcleo del ello” y “lo reprimido”) se solapan, respectiva y aproximadamente, con lo congénito originario y lo que ha sido adquirido durante el desarrollo del yo.[18]

Un ejemplo: La interpretación de los sueños

 
Edición en alemán de 1900 de La interpretación de los sueños, obra en la que Freud había diferenciado el contenido manifiesto de los pensamientos oníricos latentes

Los sueños, que Freud reconoce como actos psíquicos, constituyen un privilegiado objeto de estudio para la indagación psicoanalítica. Uno de los hitos inaugurales del arte de la interpretación de los sueños fue el reconocimiento de que lo que de estos se retiene en la memoria al despertar no es más que una fachada (contenido manifiesto) y, por lo tanto, no se condice con el genuino proceso onírico, que corresponde a los pensamientos oníricos latentes.[19]​ El trabajo del sueño (denominado elaboración onírica en la traducción de Luis López Ballesteros y de Torres;[20]Traumarbeit bajo la pluma de Freud) es el encargado de trasponer estos pensamientos en aquella figuración manifiesta. Los contenidos inconscientes que pugnarían por adquirir la propiedad de preconsciente y situarse al alcance del yo solo lo conseguirían a costa de una desfiguración onírica.[21]

Dos tipos de acontecimientos pueden brindar la oportunidad para que se forme un sueño: en el primero, un deseo reprimido cobra vigor durante el dormir y esto le permite alcanzar al yo (sueños desde el ello); en el segundo, un anhelo preconsciente al que no se le concedió satisfacción durante el día es investido de una intensidad suplementaria procedente de lo inconsciente (sueños desde el yo).[22]​ Freud estima en mucho la contribución de los sueños al psicoanálisis porque los contenidos que del ello que se cuelan en el yo arrastran tras sí las modalidades de trabajo de lo inconsciente. Define el trabajo del sueño como “un caso de elaboración inconciente de procesos de pensamiento preconcientes”,[nota 1]​ lo que no impide que las formaciones oníricas que de él surgen sean el resultado de un compromiso entre instancias.[23]

Las normas que regulan el acaecer inconsciente son fundamentalmente dos: condensación y desplazamiento. La primera se discierne en la propensión a reunir en singulares aglomeraciones elementos heterogéneos que la actividad mental preconsciente de la vigilia se habría mostrado resuelta a no poner en conexión. Una pequeña pieza del contenido manifiesto podrá ser el modesto representante de vastas ilaciones de pensamientos latentes al punto que el texto objetivo del sueño es a menudo un compendio sumamente sucinto si se lo compara con la exuberancia de aquellos pensamientos. Por su parte, el desplazamiento, mecanismo íntimamente enlazado con el de la condensación, permite que un elemento ceda a otro su quantum energético, por lo que este segundo elemento se impone con particular claridad en el relato del sueño, pudiendo conducir al error de hacernos creer que es por ello el más digno merecedor de nuestra atención, cuando en realidad desempeñaba un papel poco destacado en los pensamientos oníricos; complementariamente lo que en tales ilaciones inconscientes sea lo principal puede aparecer representado por las más insignificantes trazas en el contenido manifiesto.[24]

Las normas que gobiernan la lógica no operarían en lo inconsciente, que queda definido como “el reino de la alógica”. Afanes y tendencias antagónicos conviven allí a veces sin suscitar el menor conflicto por no influirse recíprocamente, otras provocando uno en el que, sin embargo, no se toma partido por ninguna opción en particular, sino que estas se funden en un compromiso de la más absurda constitución por poner lado a lado exigencias inconciliables. Esto guarda estrecho vínculo con que los opuestos, lejos de mantenerse apartados, son tomados como si fueran una y la misma cosa: así, cada elemento del contenido manifiesto del sueño puede figurar precisamente a su contrario. Para interpretar un sueño exitosamente se vuelven indispensables las asociaciones que el propio soñante establezca entre los elementos del texto del sueño. Tales asociaciones permitirían recuperar los eslabones faltantes para que, partiendo del contenido manifiesto, pueda colegirse el latente.[25]

La técnica psicoanalítica

 
Edición en alemán de 1923 de El yo y el ello, obra en la que Freud había introducido su concepción sobre los tres vasallajes del yo, correspondientes al ello, el superyó y la realidad objetiva.

El yo neurótico se revelaría incapaz de llevar a buen término las obligaciones impuestas por la sociedad en particular y el mundo exterior en su conjunto. Una considerable porción de sus propias vivencias no se encuentran dentro de sus dominios por obra de la represión. Su actividad se ve cercenada por las restricciones superyoicas y sus esfuerzos se dilapidan en interminables luchas contra el ello, cuyas constantes intrusiones menoscaban su organización y lo escinden intestinamente, escisión que fue objeto de su propio artículo por parte de Freud. Está imposibilitado para producir síntesis alguna y se encuentra “desgarrado por aspiraciones que se contrarían unas a otras, por conflictos no tramitados, dudas no resueltas.”[26]​ El abrumado yo requiere auxilio y a él debe coaligarse el analista para, apoyándose tanto el uno como el otro en la realidad objetiva, entre ambos hacer frente a reclamos pulsionales y de la conciencia moral.[27]​ Freud deja claro, sin embargo, que no es legítimo abusar del influjo pedagógico que el analista pueda ejercer sobre el paciente: la extensión de las inhibiciones en el desarrollo de este habrán de indicar hasta qué punto será lícito hacerlo.[28]

Condición del tratamiento es la estricta obediencia a la regla fundamental del psicoanálisis, que le compele a no dejar por fuera de lo que relate nada de lo que se le vuelva evidente a partir de su observación de sí, incluso si lo juzgare desagradable, sin importancia o sin sentido. La neutralización de la autocrítica permitirá la afluencia de una gran cantidad de material que llevará sobre sí la impronta de lo inconsciente.[29]​ A cambio de la promesa del enfermo de no guardarse para sí nada de lo que la percepción de sí mismo ponga a su disposición, el analista garantiza discreción y se entrega a la labor de interpretar los contenidos que brotan de su relato. Para que tal pacto de trabajo colaborativo entre paciente y analista sea posible el yo del primero debe haber retenido cierto ordenamiento interno que le permita no permanecer ajeno a los reclamos que a él le dirija el mundo exterior. Tal requisito no se verificaría en el yo psicótico, que el autor considera incapacitado para sostener su palabra respecto del pacto celebrado y a veces incluso de concertarlo.[30]

Inicialmente este yo es hecho partícipe de una labor interpretativa meramente intelectual, que tiene por fin la supresión de las lagunas mnésicas,[26]​ es decir, un ensanche de su conocimiento sobre sí mismo. Empero, Freud desaconseja precipitarse a hacer al paciente consabedor de lo que el analista ya ha vislumbrado: ceder a ello antes del momento apropiado puede resultar perjudicial para el análisis y sería conveniente aguardar hasta que el propio individuo se encuentre lo suficientemente cerca de la intelección que este pretende brindarle, de suerte que solo un paso lo separe de ella.[31]​ El analista se procura para sí la potencia del superyó del enfermo y se incita al yo librar batalla frente a cada reclamo pulsional, aniquilando las resistencias, hasta llegar a que lo que había sido reprimido trueque su condición por la de lo preconsciente y sea restituido al yo.[26]

Si bien Freud identifica en el afán por curarse e incluso en el interés intelectual por el psicoanálisis factores que contribuyen a la concreción de los propósitos del analista, mejores servicios para ello prestará siempre la transferencia positiva,[26]​ la cual llega a provocar que el paciente tase en poco el designio de curarse y de desligarse de su sufrimiento para, en lugar de ello, abrazar la aspiración de ganarse el favor del analista.[32]​ En sentido contrario se esfuerzan la transferencia negativa —que no solo se echa por tierra la remisión sintomática, sino que también puede cancelar la convicción que el paciente pudo haber desarrollado acerca de la eficacia del método psicoanalítico—,[32]​ la resistencia de la represión ―es decir, la renuencia del yo a encarar la ardua tarea que se le plantea,[26]​ por considerar riesgoso al empeño terapéutico, al que ve como un potencial prodigador de sensaciones displacenteras―,[33]​ el sentimiento inconsciente de culpa procedente del superyó —que, procedente de la severidad del superyó, establece que el individuo no es digno de ser librado de sus padecimientos— y la desmezcla pulsional, origen de una forma de resistencia que se delata con particular nitidez en aquellos neuróticos en los que el afán autoconservatorio parece haberse alterado y que dan la impresión de tener por propósito perjudicarse a sí mismos.[34]​ Otros elementos desfavorables son la inercia psíquica o pesantez en el movimiento libidinal, mientras que entre los coadyuvantes se cuentan “la aptitud de la persona para la sublimación pulsional […], […] su capacidad para elevarse sobre la vida pulsional grosera, y el poder relativo de sus funciones intelectuales.”[35]

Una muestra de trabajo psicoanalítico

 
Wilhelm Roux, padre de la embriología experimental. Para dar cuenta de por qué las primeras experiencias traumáticas provocan en el yo menoscabos que dan la impresión de ser desmesuradamente profundos, Freud se vale de una analogía y recuerda los trabajos de Roux, quien había demostrado que introducir un alfiler en el cuerpo de un animal ya desarrollado no tenía las mismas consecuencias que hacerlo en un grupo de células germinales en el transcurso de la mitosis.[36]

Freud se pregunta por qué la vida de los neuróticos es más penosa, más sufriente que la del resto si ni su constitución congénita ni las experiencias que atraviesan se distinguen en gran medida de las de otras personas, y responde que ello ha de cargarse en la cuenta de “unas disarmonías cuantitativas”. Cada particular configuración de la vida humana encontraría su causa en la conjugación entre propensiones innatas e impresiones de carácter contingente. Así, puede existir cierta predisposición a que determinado componente pulsional se desarrolle con excesivo vigor o a que no tenga la fuerza suficiente; y, a su vez, las vivencias accidentales impondrán requerimientos particulares a cada individuo e incluso puede darse el caso de que, cuando impongan los mismos reclamos a dos personas distintas, la constitución de una de ellas le permita sobrellevar mucho mejor lo que la de la otra apenas puede afrontar.[37]

Tanto los reclamos del ello como las excitaciones procedentes del exterior pueden provocar un efecto traumático. El inerme yo infantil procura protegerse de ambos a través de unos intentos de huida ―precisamente en ello radican las represiones― que más adelante serán desventajosos y terminarán restringiendo el desarrollo duraderamente. Freud sostiene que, en su tarea de convertirse en un individuo civilizado en pocos años, el niño recorrerá, de manera sumamente compendiada, un vasto trecho del desarrollo cultural de la humanidad. Para ello, no puede privársele de la guía de la educación dado que los padres oficiarán de precursores del superyó y, en su calidad de tales, orientarán al yo del infantil sujeto mediante restricciones y sanciones, induciéndolo así a reprimir determinados impulsos. Los requerimientos culturales han de contarse, pues, entre los factores predisponentes a la neurosis.[38]

El psicoanálisis sostiene la idea de que las tempranas experiencias infantiles tendrán un impacto incomparable en el ulterior desarrollo del individuo. Cobran entonces gran significatividad contingencias tales como el abuso sexual perpetrado en esos años por adultos, una seducción por un niño algo mayor, como pudiera ser un hermano, y el tomar conocimiento, sea visual o auditivamente, de relaciones sexuales entre los padres. Estas experiencias a menudo atizan la sensibilidad sexual del niño, de cuyas propias apetencias concupiscentes ya no podrá sustraerse. Tales vivencias se entregan a la represión y contribuyen así a la causación de una compulsión neurótica que más adelante obstaculizará al yo el gobierno sobre la función sexual, induciéndolo incluso a una perdurable enajenación respecto de ella. Este extrañamiento de la sexualidad daría ocasión a una neurosis, mientras que la ausencia de él propendería a las perversiones y al trastocamiento no solo de la vida sexual sino también de otros aspectos de la existencia.[39]

Aunque muy profundas puedan ser las impresiones dejadas por las mencionadas experiencias, Freud hace mayor hincapié en otra que todos los niños habrían de atravesar ―y que no dependería entonces de lo contingente―, dado que es consecuencia del largo período que viven bajo la protección de sus padres, a saber el complejo de Edipo, personaje mitológico helénico que tras asesinar a su padre, Layo, contrae matrimonio con su madre, Yocasta. En el hecho de que en la fase fálica cobre por primera vez expresión psicológica la diferencia entre los sexos encontraría su causa el que el atravesamiento del complejo de Edipo no suponga una situación simétrica para varones y mujeres.[39]

Freud dedica las restantes páginas de esta sección a exponer los pormenores de la asimetría edípica, que muy sucintamente puede explicarse de la siguiente manera. Tras hallar el niño —sea su sexo el que fuere— su primer objeto erótico en el pecho materno, este es luego completado en la persona de la madre, quien —al ingresar el varoncito en la fase fálica y comenzar a masturbarse fantaseando con la idea de poseerla corporalmente y a desear tomar el lugar de su padre— reprende el onanismo de su hijo con la amenaza de que ella o el padre del niño le cortarán el miembro. Sin embargo, tal advertencia solo resulta eficaz si antes o después de la misma tuvo él la ocasión de ver los genitales femeninos, los cuales, desprovistos de ese órgano que tanto estima en sí mismo, lo obligan a prestar creencia a lo que se le ha dicho y a abandonar más o menos completamente sus esfuerzos por convertirse en el amante de su madre para resguardar su pene, cayendo así preso del complejo de castración. En cambio, la niña, que permanece a salvo de la angustia de castración, respondería con insatisfacción por haberle sido denegado aquello que el varoncito tiene, al punto que la envidia de pene la llevaría a un desasimiento de su madre: no puede dejar de achacarle el haberla traído al mundo sin esa posesión que su hermano exhibe orgulloso. Toma entonces a su padre como nuevo objeto de amor, primero por el “deseo de disponer de su pene”, que luego es remplazado por el de recibir de él un hijo. La amenaza de castración mueve al niño a abandonar el complejo de Edipo, mientras que la falta de pene prepara a la niña para ingresar en él.[40]

El aparato psíquico y el mundo exterior

La primera parte de esta sección está destinada al examen de las relaciones entre el ello, el yo y el mundo exterior.[41]​ Freud sostiene a continuación que esfuerzos que el frágil yo aún no plenamente desarrollado de la primera infancia emprende para resguardarse de los peligros que lo acechan en esa etapa de la vida le infringen daños permanentes. El hecho de que el niño sea protegido por sus padres de los peligros del mundo exterior tiene por consecuencia la angustia que lo aqueja ante la posibilidad de la pérdida de amor, que lo expondría indefenso. Tras haber ingresado en el complejo de Edipo, el varoncito, preso de la angustia de castración ―cuya efectivización dependería de tal pérdida de amor―, se ve en la necesidad de movilizar sus defensas contra sus propias mociones edípicas, es decir, reprimirlas. Por muy “acordes al fin” que tales represiones prueben ser en dicha circunstancia, resultan “psicológicamente insuficientes cuando la posterior reanimación de la vida sexual refuerza las exigencias pulsionales en aquel tiempo rechazadas.” Freud es de la opinión de que podría prevenirse la contracción de la neurosis si se le concediera plena libertad al yo infantil respecto de su vida sexual y se le evitara la necesidad emprender la represión de sus impulsos. Por otro lado, esa temprana cohibición de la pulsión sexual ―que supone un posicionamiento del yo en favor del mundo exterior y en detrimento del interior― contribuye al “apronte del individuo para la cultura.” Inhabilitados para alcanzar una satisfacción directa, los reclamos pulsionales deberán entonces transitar otros caminos que conduzcan a satisfacciones sustitutivas. Tales desvíos llevarán a su desexulización y a un apartamiento respecto de sus primigenias metas pulsionales. Para Freud, no sería poco lo que nuestro patrimonio cultural le debería a semejante coartación de la sexualidad.[42]

Si el origen del yo y las cualidades que en el curso de su desarrollo fue incorporando encuentran su causa en el vínculo con la realidad objetiva, para Freud sería lícito inferir que en los estados patológicos el yo se aproxima al ello al tiempo que se debilita o suprime tal vínculo con el mundo exterior. Según el autor, los datos provistos por la clínica apoyarían dicha inferencia por cuanto el desencadenamiento de una psicosis suele tener lugar en ocasiones en las que la realidad objetiva se haya tornado intolerablemente desgarradora o en las que las pulsiones hayan alcanzado niveles hipertróficos. La contraposición de las exigencias del ello y de la realidad provocaría una escisión psíquica con dos posturas coexistentes: “la que toma en cuenta la realidad objetiva, la normal, y otra que bajo el influjo de lo pulsional desase al yo de la realidad.” El desenlace estará supeditado a la fuerza relativa de una y de otra: en caso de prevalecer la que desestima las condiciones del mundo exterior, sobrevendrá la irrupción de la psicosis; si se impusiera la otra, se observará “una curación aparente de la enfermedad delirante”, que se habría retirado a lo inconsciente.[43]

Esta escisión del yo que se vuelve tan evidente en las psicosis es igualmente constatable “en otros estados más semejantes a las neurosis y, en definitiva, en estas mismas.” Freud se declara particularmente convencido de ello en lo que refiere al fetichismo, que él sitúa entre las perversiones y se desarrollaría a partir de la ausencia de reconocimiento por parte del paciente ―casi siempre varón― de la falta de pene en la mujer, la cual, en tanto “prueba de la posibilidad de su propia castración”, no puede ser bien recibida. La percepción sensorial sobre la real configuración genital femenina es desmentida y el individuo se aferra a la creencia contraria, sin que por ello la percepción desmentida haya dejado de resultar eficaz dado que el sujeto no se atreverá a afirmar que ha visto un pene allí donde la realidad le ha indicado que no lo hay. En lugar de ello, el fetichista se valdrá bien de alguna parte del cuerpo, bien de algún objeto, y le concederá la importancia del pene cuya ausencia se resiste a reconocer plenamente. En la mayor parte de los casos, el fetiche es precisamente algo vislumbrado en esa misma ocasión en que tomó conocimiento de la conformación de los genitales en la mujer o que se aviene bien a la función de hacer las veces de sustituto simbólico del pene.[44]

Para Freud, sin embargo, no es correcto denominar “escisión del yo” a lo que acontece a partir de la formación del fetiche; se trata aquí de una formación de compromiso en cuya génesis ha participado el mecanismo del desplazamiento. El fetiche responde al propósito de desbaratar la mencionada prueba de la posibilidad de la castración, de forma que el fetichista pueda sentirse a salvo de la angustia que la amenaza de castración le provoca: la representación de una mujer provista de pene resta credibilidad a tal amenaza y la posesión de dicho órgano por parte del individuo ya no se encontraría, pues, en peligro. Empero, sostiene Freud que existen fetichistas que padecen de la misma angustia de castración que quienes no lo son y se comportan frente ella del mismo modo que estos. Por consiguiente, su manera de conducirse manifiesta simultáneamente dos premisas contrarias: mientras que, por un lado, no se resignan a aceptar lo que su percepción les ha indicado (la falta de pene en la mujer), por el otro, dan crédito a ello. Estas dos posturas “subsisten una junto a la otra durante toda la vida sin influirse recíprocamente.” En ello consiste precisamente la escisión del yo, que, por lo demás, esclarece el hecho de que a menudo el fetichismo no domine la vida sexual del individuo de manera excluyente: aun en esos casos, lo que Freud denomina “conducta sexual normal” tiene cierto espacio para desarrollarse de manera más o menos amplia, al punto que en ocasiones el fetichismo “se retira a un papel modesto o a la condición de mero indicio.” Esto revela que los fetichistas no terminan de consumar el desasimiento del yo respecto de la realidad objetiva.[45]

Por lo demás, la escisión del yo no es una peculiaridad privativa del fetichismo. El yo del niño, confrontado con las imposiciones del mundo real, recurre a las represiones para tramitar los requerimientos pulsionales, pero también se encuentra a menudo en posición de defenderse de alguna advertencia procedente de la realidad exterior que se le presente como desagradable y lo hace precisamente a través de una desmentida de las percepciones que lo ponen al corriente de tal reclamo. Las desmentidas son para Freud bastante frecuentes y exceden el caso de los fetichistas. Él las considera “unas medidas que se tomaron a medias, unos intentos incompletos de desasirse de la realidad objetiva.” El reconocimiento complementa siempre a la desautorización y se establece, pues, una escisión del yo a causa de la coexistencia de dos posturas antagónicas. Se verifica como “un rasgo universal de las neurosis” la subsistencia en el psiquismo de una misma persona de dos actitudes contrarias. La particularidad de la neurosis radicaría en que mientras que una de ellas corresponde al yo, la otra pertenece al ello. Independientemente de que el esfuerzo por defenderse emprendido por el yo esté dirigido a determinada percepción del mundo exterior o a cierta moción pulsional originada en el mundo interior, nunca logra su objetivo de manera perfecta: la postura subyacente no deja de producir efectos en la vida anímica del individuo.[46]

El mundo interior

Freud describe al yo como un mediador entre el ello y el mundo exterior que toma a su cargo la satisfacción los reclamos pulsionales del primero, así como también las percepciones del segundo, y que, bregando por la autoconservación, se pone a la defensiva ante requerimientos hiperintensos procedentes de cualquiera de los dos, mientras se deja orientar por las prescripciones de un principio de placer modificado. Afirma que tal representación conserva su validez para explicar la real naturaleza de las cosas solo hasta aproximadamente los cinco años del individuo, momento en el que sobrevendría una importante alteración, a saber, cierta porción del mundo exterior es resignado en cuanto objeto, así más no sea de forma parcial, para ser incorporada en el interior del yo mediante una identificación.[47]

Esta nueva instancia psíquica prosigue las funciones que habían ejercido aquellas personas [los objetos abandonados] del mundo exterior;[nota 2]​ observa al yo, le da órdenes, lo juzga y lo amenaza con castigos, en un todo como los progenitores, cuyo lugar ha ocupado. Llamamos superyó a esa instancia, y la sentimos, en sus funciones de juez, como nuestra conciencia moral.[47]

Freud subraya el hecho de que con frecuencia el superyó muestra una severidad que supera la que habían exhibido los padres. El yo debe rendirle cuentas no solo sobre sus actos consumados, sino también sobre sus pensamientos e intenciones incumplidas, de los que el superyó parece estar al corriente. El superyó es para Freud el “heredero del complejo de Edipo” y su instauración no tiene lugar sino hasta el sepultamiento de aquel. Es eso mismo lo que permite dar cuenta de la exagerada severidad que en ocasiones revela: esta no guarda correspondencia con un arquetipo objetivo; en lugar de ello, concierne a la intensidad de la defensa contra las tentaciones edípicas.[48]

Freud sostiene que en tanto yo y superyó trabajen de consuno, es difícil identificar las exteriorizaciones de cada provincia anímica, si bien los distanciamientos entre uno y otro se vuelven sumamente nítidos. Los reproches que la conciencia moral dirige al yo dan cuenta de la angustia del niño por la pérdida de amor, angustia que a partir de la instalación del superyó aparece subrogada por la instancia moral. Por el contrario, en aquellas ocasiones en las que el yo logra imponerse por sobre la tentación de incurrir en alguna acción que el superyó reprobaría, se eleva el sentimiento de sí y se refuerza el orgullo. De lo antedicho se desprende el corolario de que el superyó, pese a haber sido integrado en el mundo interior del sujeto, se comporta respecto del yo como una suerte de mundo exterior.[49]

Para todas las posteriores épocas de la vida subroga el influjo de la infancia del individuo, el cuidado del niño, la educación y la dependencia de los progenitores […]. Y, con ello, no sólo adquieren vigencia las cualidades personales de esos progenitores,[nota 3]​ sino también todo cuanto haya ejercido efectos de comando sobre ellos mismos, las inclinaciones y requerimientos del estado social en que viven, las disposiciones y tradiciones de la raza de la cual descienden.[49]

El “poder del presente” aparece representado en el mundo exterior; las tendencias heredadas o el pasado orgánico son acogidos en el ello, y el superyó, que solo más tarde entra en escena, constituye el precipitado de un herencia cultural que el niño ha de asimilar en pocos años y, por consiguiente, podría decirse que se ubica en una posición intermedia entre el ello y el mundo exterior en tanto integra los influjos del pasado y del presente: “En la institución del superyó uno vivencia, digamos así, un ejemplo del modo en que el presente es traspuesto en pasado.”[50]

Notas

  1. En la edición de Amorrortu de las obras completas de Freud, los términos conciente, inconciente y preconciente no aparecen escritos con -sc-, aunque el Diccionario de la Real Academia Española —que no admite tampoco el término preconsciente— da por válidas consciente e inconsciente.
  2. Los corchetes aparecen en el original y corresponden a una interpolación de James Strachey, traductor de Freud al inglés y responsable de la Standard Edition.
  3. En la edición de Amorrortu de las obras completas de Freud, el adverbio sólo aparece acentuado, conservando la vieja grafía.

Referencias

  1. Strachey, 2013, p. 135.
  2. Roudinesco y Plon, 2011, pp. 26-27.
  3. Strachey, 2013, p. 136.
  4. Freud, 2013a, p. 139.
  5. Strachey, 2013, p. 137.
  6. Piaget y Inhelder, 2007, p. 9.
  7. Strachey, 2013, pp. 136-137.
  8. Freud, 2013a, pp. 143-145.
  9. Freud, 2013a, p. 146.
  10. Freud, Sigmund (2013b). «Más allá del principio de placer». Obras completas (José Luis Etcheverry, trad.). XVIII - Más allá del principio de placer, Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras (1920-1922). Buenos Aires: Amorrortu Editores. pp. 1-62. ISBN 978-950-518-594-8. 
  11. Freud, Sigmund (1992). «Introducción del narcisismo». Obras completas (José Luis Etcheverry, trad.). XIV - Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico, Trabajos sobre metapsicología y otras obras (1914-1916). Buenos Aires: Amorrortu Editores. pp. 65-98. ISBN 950-518-590-1. 
  12. Freud, 2013a, pp. 146-148.
  13. Freud, 2013a, p. 150.
  14. Freud, 2013a, pp. 150-151.
  15. Freud, 2013a, p. 151.
  16. Freud, 2013a, p. 156.
  17. Freud, 2013a, pp. 157-158.
  18. Freud, 2013a, pp. 160-161.
  19. Freud, 2013a, p. 163.
  20. Freud, Sigmund (1966). «La elaboración onírica». La interpretación de los sueños (Luis López Ballesteros y de Torres, trad.). Buenos Aires: Círculo de lectores. pp. 291-404. ISBN 950-19-0022-3. 
  21. Freud, 2013a, pp. 163-164.
  22. Freud, 2013a, p. 164.
  23. Freud, 2013a, p. 165.
  24. Freud, 2013a, pp. 165-166.
  25. Freud, 2013a, p. 167.
  26. Freud, 2013a, p. 181.
  27. Freud, 2013a, pp. 173-174.
  28. Freud, 2013a, p. 176.
  29. Freud, 2013a, p. 175.
  30. Freud, 2013a, p. 174.
  31. Freud, 2013a, p. 178.
  32. Freud, 2013a, p. 177.
  33. Freud, 2013a, p. 179.
  34. Freud, 2013a, p. 180.
  35. Freud, 2013a, p. 182.
  36. Freud, 2013a, p. 185.
  37. Freud, 2013a, pp. 183-184.
  38. Freud, 2013a, pp. 184-185.
  39. Freud, 2013a, p. 187.
  40. Freud, 2013a, pp. 188-194.
  41. Freud, 2013a, pp. 199-201.
  42. Freud, 2013a, pp. 201-203.
  43. Freud, 2013a, pp. 203-204.
  44. Freud, 2013a, p. 204.
  45. Freud, 2013a, pp. 204-205.
  46. Freud, 2013a, pp. 205-206.
  47. Freud, 2013a, p. 207.
  48. Freud, 2013a, pp. 207-208.
  49. Freud, 2013a, p. 208.
  50. Freud, 2013a, pp. 208-209.

Bibliografía

  •   Datos: Q16002914

esquema, psicoanálisis, obra, póstuma, inacabada, sigmund, freud, escrita, 1938, publicada, alemán, 1940, título, abriss, psychoanalyse, internationale, zeitschrift, für, psychoanalyse, imago, volumen, número, páginas, bajo, nombre, outline, psycho, analysis, . Esquema del psicoanalisis es una obra postuma e inacabada de Sigmund Freud escrita en 1938 y publicada en aleman en 1940 con el titulo Abriss der Psychoanalyse 1 2 en Internationale Zeitschrift fur Psychoanalyse Imago volumen 25 numero 1 paginas 7 67 1 Bajo el nombre de An Outline of Psycho Analysis 2 fue traducida al ingles por James Strachey ese mismo ano 1 2 version que vio la luz en el International Journal of Psychoanalysis volumen 21 numero 1 paginas 27 82 1 La primera traduccion al castellano realizada por Ludovico Rosenthal bajo el titulo por el que actualmente se la conoce data de 1951 Algunas traducciones posteriores llevan por titulo Compendio del psicoanalisis 1 La obra esta incluida en el tomo XXIII de las Obras Completas de Amorrortu Editores traduccion de Jose Luis Etcheverry a saber Moises y la religion monoteista Esquema del psicoanalisis y otras obras 1937 1939 en el que aparecen tambien Analisis terminable e interminable y La escision del yo en el proceso defensivo Esquema del psicoanalisisde Sigmund FreudIdiomaAlemanTitulo originalAbriss der PsychoanalyseFecha de publicacion1940Sigmund FreudMoises y la religion monoteistaEsquema del psicoanalisisAnalisis terminable e interminable editar datos en Wikidata Segun Ernest Jones Freud habria comenzado su redaccion en Viena en abril o mayo de 1938 Sin embargo en la opinion de Strachey el hecho de que la primera pagina del manuscrito llevara la fecha 22 de julio respaldaria el parecer de los editores alemanes que afirmaban que la escritura de la obra se habia iniciado en julio de 1938 cuando Freud ya se encontraba en exilio en Londres Su redaccion se vio interrumpida por una cirugia seria a principios de septiembre 3 y su posterior fallecimiento en 1939 2 El libro presenta una sintesis de los principales ejes del pensamiento del autor el aparato psiquico la teoria de las pulsiones la sexualidad el inconsciente la interpretacion de los suenos y la tecnica psicoanalitica 2 El propio Freud reconoce en el prologo de la obra que su proposito no es otro que el de compendiar los principios en los que se sustenta el psicoanalisis para exponerlos sinteticamente 4 Si bien Strachey lo inserta en la larga serie de obras de divulgacion que escribio Freud senala que el Esquema tiene la particularidad de ser el unico en dicha serie que no esta dirigido a un publico ajeno al psicoanalisis sino que constituye mas bien un curso de repaso para estudiantes avanzados y llega a considerarlo un epilogo sumamente fascinante concebido para quienes ya se mueven a sus anchas entre los escritos de Freud Pese a ser un texto claro y conciso contiene algunos pasajes apenas comprensibles para los no iniciados 5 El Esquema ha sido comparado con Psicologia del nino de Jean Piaget escrito en colaboracion con Barbel Inhelder por cuanto lo que Freud habria hecho en aquel respecto de su psicologia dinamica se asemeja al esfuerzo de Piaget por ofrecer en ese libro una presentacion definitiva de la psicologia evolutiva cuya elaboracion le habia llevado las ultimas cuatro decadas 6 Indice 1 Contenido 1 1 El aparato psiquico 1 2 Doctrina de las pulsiones 1 3 El desarrollo de la funcion sexual 1 4 Cualidades psiquicas 1 5 Un ejemplo La interpretacion de los suenos 1 6 La tecnica psicoanalitica 1 7 Una muestra de trabajo psicoanalitico 1 8 El aparato psiquico y el mundo exterior 1 9 El mundo interior 2 Notas 3 Referencias 4 BibliografiaContenido EditarEl libro esta dividido en tres partes La psique y sus operaciones La tarea practica y La ganancia teorica subdividida la primera de ellas en cinco apartados El aparato psiquico Doctrina de las pulsiones El desarrollo de la funcion sexual Cualidades psiquicas y Un ejemplo La interpretacion de los suenos la segunda en dos La tecnica psicoanalitica y Una muestra de trabajo psicoanalitico y la tercera en otras dos El aparato psiquico y el mundo exterior y El mundo interior Strachey informa que Freud no le habia puesto titulo a la primera parte de la obra y que los editores alemanes la habian bautizado Die Natur des Psychischen esto es La naturaleza de lo psiquico El en cambio en su traduccion al ingles adoptaba un titulo algo mas general La psique y sus operaciones 3 Por otro lado la mayor brevedad del ultimo capitulo El mundo interior condujo al traductor a afirmar que bien podria haberselo continuado con el examen de temas tales como el sentimiento de culpa ya tocado empero en el capitulo VI no obstante constituye un enigma saber hasta donde y en que direccion habria proseguido Freud ya que el programa trazado por el en el Prologo parece haberse cumplido en grado razonable 7 El aparato psiquico Editar Vease tambien Ello yo y superyo La metafora del iceberg superpone los terminos de la primera topica freudiana conciencia preconsciente e inconsciente y los de la segunda ello yo y superyo El modelo de aparato psiquico delineado en el Esquema retoma los postulados centrales de lo que dio en llamarse la segunda topica freudiana que incluye las instancias del ello el yo y el superyo la cual se distingue de una primera topica que comprende la conciencia el inconsciente y el preconsciente Freud denomina ello a la mas primitiva provincia del aparato animico cuyo contenido concierne a lo heredado lo innato o lo constitucional y atane en particular a las pulsiones La incidencia del mundo exterior alteraria una porcion del ello destinada a convertirse en el yo porcion descrita como un estrato cortical dotado de los organos para la recepcion de estimulos y de los dispositivos para la proteccion frente a estos que de alli en mas tomara la funcion de mediar entre aquella otra instancia y el mundo exterior El yo gobernaria los movimientos voluntarios y tendria a su cargo bregar por la autoconservacion del individuo mediante la evitacion el dominio y la cancelacion de los estimulos procedentes del exterior asi como tambien a traves del sometimiento de los reclamos pulsionales provenientes del ello respecto de los cuales debe determinar si se ha de satisfacerlos y en caso de ser asi en que condiciones o sofocarlos Asi como a partir del ello se originaria del yo dentro de el naceria mas tarde una nueva entidad psiquica el superyo consistente en el relicto de la etapa en la que el individuo no ha superado aun el desamparo infantil y se mantiene todavia en estrecha dependencia respecto de sus figuras parentales cuyos designios pasan a incorporarse en la constitucion de esta tercera instancia El autor argumenta que la relacion entre el yo y el superyo de determinado individuo debe su naturaleza a la que le precedio entre el nino y sus padres quienes ademas las idiosincrasicas peculiaridades de sus propios ideales trasmiten a su hijo el influjo por ellos propagado de la tradicion de la familia la raza y el pueblo asi como los requerimientos del medio social respectivo 8 Doctrina de las pulsiones Editar Veanse tambien Pulsion de vida y pulsion de muertey Libido Edicion en aleman de 1921 de Mas alla del principio de placer obra en la que Freud habia introducido su nueva concepcion del dualismo pulsional a partir de la distincion entre pulsion de vida y pulsion de muerte Freud define las pulsiones como las fuerzas que suponemos tras las tensiones de necesidad del ello 9 y conforme a las innovaciones que en la doctrina de las pulsiones habia introducido en Mas alla del principio de placer 10 destaca el caracter conservador que manifiestan pese a constituir ellas la causa de cualquier actividad en tanto la progresiva complejizacion que un organismo conquistase abriria paso a una contrapuesta tendencia a regresar a una forma de organizacion mas elemental Distingue dos tipos de pulsiones fundamentales Eros y pulsion de destruccion y ubica dentro de la primera la oposicion entre pulsion de conservacion de si mismo y de conservacion de la especie es decir la que media entre la pulsion de autoconservacion y la pulsion sexual asi como la otra entre amor yoico y amor de objeto 9 la cual stricto sensu no consiste en una oposicion sino en todo caso en una suerte de complementariedad dado que el propio Freud establece en Introduccion del narcisismo que narcisismo y amor objetal se nutren de las mismas fuentes y cuanto mas se enriquece uno mas se empobrece el otro 11 Mientras que Eros pugnaria por constituir unidades de creciente complejidad ligazon su contraparte tendria por objeto la disolucion de tales nexos y encontraria su fin ultimo en la tarea de trasportar lo vivo al estado inorganico razon por la cual tambien es conocida como pulsion de muerte La libido energia de Eros cuyo monto integro se concentra al principio sobre el yo es luego utilizada para investir o catectizar representaciones de objeto lo cual supone una superacion de la etapa narcisista y la trasposicion de libido narcisista en libido de objeto Sin embargo el yo seguira cumpliendo la funcion de almacenarla de el partiran las nuevas investiduras objetales y a el regresaran cuando un objeto sea resignado o desinvestido 12 El desarrollo de la funcion sexual Editar Vease tambien Desarrollo psicosexual Edipo y la esfinge 1864 de Gustave Moreau El complejo de Edipo hito de la fase falica ultima etapa del desarrollo psicosexual infantil antes del periodo de latencia que toma su nombre de la tragedia de Sofocles representa una de las mas celebres teorizaciones freudianas Freud discute la diseminada opinion de su epoca referida a que el corazon de la sexualidad humana concerniria a los quehaceres genitales que acontecieren entre personas de distinto sexo y de que la aspiracion por llevar a cabo actos sexuales normalmente no sobrevendria sino hasta la pubertad o el advenimiento de la madurez genesica Le contrapone tres hechos que no cuadran con tal concepcion la existencia de la homosexualidad el caso de aquellas personas cuyas apetencias sexuales no aparecian enlazadas a los genitales o a su empleo considerado normal y que por lo mismo recibian el marbete de perversas y por ultimo el interes que numerosos ninos que terminaban cayendo en la categoria de degenerados manifestaban respecto de su propios genitales y su excitabilidad 13 El autor atribuye la oposicion que el psicoanalisis habia encontrado al hecho de que hubiera puesto la lupa sobre esas tres situaciones y de que desestimara las entonces mas ampliamente aceptadas ideas sobre la sexualidad para arribar a las siguientes conclusiones a La vida sexual no comienza solo con la pubertad sino que se inicia enseguida despues del nacimiento con nitidas exteriorizaciones b Es necesario distinguir de manera tajante entre los conceptos de sexual y de genital El primero es el mas extenso e incluye muchas actividades que nada tienen que ver con los genitales c La vida sexual incluye la funcion de la ganancia de placer a partir de zonas del cuerpo funcion que es puesta con posterioridad nachtraglich al servicio de la reproduccion Es frecuente que ambas funciones no lleguen a superponerse por completo 14 Freud sostiene que son palpables ya en la ninez manifestaciones de una vida sexual de pleno derecho cuyo desarrollo se produce con total regularidad y que guardan relacion con los fenomenos psiquicos que dominaran la posterior vida erotica de la adultez entre los que cabe mencionarse la fijacion a ciertos objetos y los celos El desarrollo de la actividad sexual infantil llegaria a su apogeo al final del quinto ano de vida que precede al periodo de latencia caracterizado por un aquietamiento pulsional y finalizado el cual el erotismo reemerge durante la pubertad Freud atribuye un importante papel en el proceso de hominizacion a tal acometida en dos tiempos de la sexualidad aparentemente privativa de nuestra especie menciona la teoria de que el hombre seria descendiente de algun animal cuya maduracion genesica habria advenido a los cinco anos y agrega que por obra de una importante contingencia ambiental aquel ininterrumpido desarrollo sexual se habria visto perturbado y esto provocado entre otras consecuencias la supresion del caracter periodico de los impulsos libidinales tan frecuente en el mundo animal El olvido en el que cae la vasta mayoria de los acontecimientos correspondientes al primer florecimiento de la vida sexual amnesia infantil guarda estrecha relacion con las hipotesis psicoanaliticas sobre la etiologia de las neurosis asi como tambien con aspectos tecnicos del trabajo terapeutico 15 Cualidades psiquicas Editar Veanse tambien Conciencia psicologia Inconscientey Preconsciente Theodor Lipps filosofo aleman admirado por Freud es mencionado en el Esquema por haber sido un importante partidario de la idea de inconsciente 16 Freud designa con el nombre de cualidades psiquicas a lo consciente lo inconsciente y lo preconsciente Dice que la nocion psicoanalitica de conciencia no se distingue de la de los filosofos y la opinion popular quedando todo lo demas incluido en la categoria de lo inconsciente Este no supone empero un conjunto de elementos homogeneos sino que en su seno se diferencian por un lado los procesos pasibles de devenir conscientes sin mas es decir aquellos que pueden ser evocados para luego apartarse nuevamente de la conciencia dado que esta es un estado sumamente efimero tratase aqui de lo preconsciente o susceptible de conciencia y por otro aquellos procesos o contenidos que no tienen expedito acceso a la conciencia lo inconsciente genuino y de cuya existencia nos anoticiamos a partir de inferencias y de la traduccion de dicho material a una expresion consciente 17 Sobre el ello tiene absoluto imperio la cualidad de lo inconsciente La correspondencia entre inconsciente y ello seria incluso mas estrecha que la que existe entre preconsciente y yo Al comienzo de la vida el aparato psiquico solo cuenta con un ello y son los estimulos procedentes del mundo exterior los que terminan por alterar aquel sector suyo que acabara convirtiendose en el yo Este habra de incorporarse algunos de los contenidos originariamente pertenecientes al ello traspuestos ahora al estado preconsciente mientras que otros materiales se convertiran en el nucleo del ello conservando su caracter inconsciente y su inasequibilidad Sin embargo el desarrollo del yo esta marcado por la cesion a lo inconsciente de contenidos que ya habia asimilado y tambien ante algunas nuevas impresiones se retirara dejandoles la posibilidad de imprimir una huella unicamente en el ello Es esta porcion del ello la que merece el nombre de lo reprimido Una y otra de las parcelas del ello el nucleo del ello y lo reprimido se solapan respectiva y aproximadamente con lo congenito originario y lo que ha sido adquirido durante el desarrollo del yo 18 Un ejemplo La interpretacion de los suenos Editar Vease tambien Interpretacion de los suenos Edicion en aleman de 1900 de La interpretacion de los suenos obra en la que Freud habia diferenciado el contenido manifiesto de los pensamientos oniricos latentes Los suenos que Freud reconoce como actos psiquicos constituyen un privilegiado objeto de estudio para la indagacion psicoanalitica Uno de los hitos inaugurales del arte de la interpretacion de los suenos fue el reconocimiento de que lo que de estos se retiene en la memoria al despertar no es mas que una fachada contenido manifiesto y por lo tanto no se condice con el genuino proceso onirico que corresponde a los pensamientos oniricos latentes 19 El trabajo del sueno denominado elaboracion onirica en la traduccion de Luis Lopez Ballesteros y de Torres 20 Traumarbeit bajo la pluma de Freud es el encargado de trasponer estos pensamientos en aquella figuracion manifiesta Los contenidos inconscientes que pugnarian por adquirir la propiedad de preconsciente y situarse al alcance del yo solo lo conseguirian a costa de una desfiguracion onirica 21 Dos tipos de acontecimientos pueden brindar la oportunidad para que se forme un sueno en el primero un deseo reprimido cobra vigor durante el dormir y esto le permite alcanzar al yo suenos desde el ello en el segundo un anhelo preconsciente al que no se le concedio satisfaccion durante el dia es investido de una intensidad suplementaria procedente de lo inconsciente suenos desde el yo 22 Freud estima en mucho la contribucion de los suenos al psicoanalisis porque los contenidos que del ello que se cuelan en el yo arrastran tras si las modalidades de trabajo de lo inconsciente Define el trabajo del sueno como un caso de elaboracion inconciente de procesos de pensamiento preconcientes nota 1 lo que no impide que las formaciones oniricas que de el surgen sean el resultado de un compromiso entre instancias 23 Las normas que regulan el acaecer inconsciente son fundamentalmente dos condensacion y desplazamiento La primera se discierne en la propension a reunir en singulares aglomeraciones elementos heterogeneos que la actividad mental preconsciente de la vigilia se habria mostrado resuelta a no poner en conexion Una pequena pieza del contenido manifiesto podra ser el modesto representante de vastas ilaciones de pensamientos latentes al punto que el texto objetivo del sueno es a menudo un compendio sumamente sucinto si se lo compara con la exuberancia de aquellos pensamientos Por su parte el desplazamiento mecanismo intimamente enlazado con el de la condensacion permite que un elemento ceda a otro su quantum energetico por lo que este segundo elemento se impone con particular claridad en el relato del sueno pudiendo conducir al error de hacernos creer que es por ello el mas digno merecedor de nuestra atencion cuando en realidad desempenaba un papel poco destacado en los pensamientos oniricos complementariamente lo que en tales ilaciones inconscientes sea lo principal puede aparecer representado por las mas insignificantes trazas en el contenido manifiesto 24 Las normas que gobiernan la logica no operarian en lo inconsciente que queda definido como el reino de la alogica Afanes y tendencias antagonicos conviven alli a veces sin suscitar el menor conflicto por no influirse reciprocamente otras provocando uno en el que sin embargo no se toma partido por ninguna opcion en particular sino que estas se funden en un compromiso de la mas absurda constitucion por poner lado a lado exigencias inconciliables Esto guarda estrecho vinculo con que los opuestos lejos de mantenerse apartados son tomados como si fueran una y la misma cosa asi cada elemento del contenido manifiesto del sueno puede figurar precisamente a su contrario Para interpretar un sueno exitosamente se vuelven indispensables las asociaciones que el propio sonante establezca entre los elementos del texto del sueno Tales asociaciones permitirian recuperar los eslabones faltantes para que partiendo del contenido manifiesto pueda colegirse el latente 25 La tecnica psicoanalitica Editar Vease tambien Tecnica psicoanalitica Edicion en aleman de 1923 de El yo y el ello obra en la que Freud habia introducido su concepcion sobre los tres vasallajes del yo correspondientes al ello el superyo y la realidad objetiva El yo neurotico se revelaria incapaz de llevar a buen termino las obligaciones impuestas por la sociedad en particular y el mundo exterior en su conjunto Una considerable porcion de sus propias vivencias no se encuentran dentro de sus dominios por obra de la represion Su actividad se ve cercenada por las restricciones superyoicas y sus esfuerzos se dilapidan en interminables luchas contra el ello cuyas constantes intrusiones menoscaban su organizacion y lo escinden intestinamente escision que fue objeto de su propio articulo por parte de Freud Esta imposibilitado para producir sintesis alguna y se encuentra desgarrado por aspiraciones que se contrarian unas a otras por conflictos no tramitados dudas no resueltas 26 El abrumado yo requiere auxilio y a el debe coaligarse el analista para apoyandose tanto el uno como el otro en la realidad objetiva entre ambos hacer frente a reclamos pulsionales y de la conciencia moral 27 Freud deja claro sin embargo que no es legitimo abusar del influjo pedagogico que el analista pueda ejercer sobre el paciente la extension de las inhibiciones en el desarrollo de este habran de indicar hasta que punto sera licito hacerlo 28 Condicion del tratamiento es la estricta obediencia a la regla fundamental del psicoanalisis que le compele a no dejar por fuera de lo que relate nada de lo que se le vuelva evidente a partir de su observacion de si incluso si lo juzgare desagradable sin importancia o sin sentido La neutralizacion de la autocritica permitira la afluencia de una gran cantidad de material que llevara sobre si la impronta de lo inconsciente 29 A cambio de la promesa del enfermo de no guardarse para si nada de lo que la percepcion de si mismo ponga a su disposicion el analista garantiza discrecion y se entrega a la labor de interpretar los contenidos que brotan de su relato Para que tal pacto de trabajo colaborativo entre paciente y analista sea posible el yo del primero debe haber retenido cierto ordenamiento interno que le permita no permanecer ajeno a los reclamos que a el le dirija el mundo exterior Tal requisito no se verificaria en el yo psicotico que el autor considera incapacitado para sostener su palabra respecto del pacto celebrado y a veces incluso de concertarlo 30 Inicialmente este yo es hecho participe de una labor interpretativa meramente intelectual que tiene por fin la supresion de las lagunas mnesicas 26 es decir un ensanche de su conocimiento sobre si mismo Empero Freud desaconseja precipitarse a hacer al paciente consabedor de lo que el analista ya ha vislumbrado ceder a ello antes del momento apropiado puede resultar perjudicial para el analisis y seria conveniente aguardar hasta que el propio individuo se encuentre lo suficientemente cerca de la inteleccion que este pretende brindarle de suerte que solo un paso lo separe de ella 31 El analista se procura para si la potencia del superyo del enfermo y se incita al yo librar batalla frente a cada reclamo pulsional aniquilando las resistencias hasta llegar a que lo que habia sido reprimido trueque su condicion por la de lo preconsciente y sea restituido al yo 26 Si bien Freud identifica en el afan por curarse e incluso en el interes intelectual por el psicoanalisis factores que contribuyen a la concrecion de los propositos del analista mejores servicios para ello prestara siempre la transferencia positiva 26 la cual llega a provocar que el paciente tase en poco el designio de curarse y de desligarse de su sufrimiento para en lugar de ello abrazar la aspiracion de ganarse el favor del analista 32 En sentido contrario se esfuerzan la transferencia negativa que no solo se echa por tierra la remision sintomatica sino que tambien puede cancelar la conviccion que el paciente pudo haber desarrollado acerca de la eficacia del metodo psicoanalitico 32 la resistencia de la represion es decir la renuencia del yo a encarar la ardua tarea que se le plantea 26 por considerar riesgoso al empeno terapeutico al que ve como un potencial prodigador de sensaciones displacenteras 33 el sentimiento inconsciente de culpa procedente del superyo que procedente de la severidad del superyo establece que el individuo no es digno de ser librado de sus padecimientos y la desmezcla pulsional origen de una forma de resistencia que se delata con particular nitidez en aquellos neuroticos en los que el afan autoconservatorio parece haberse alterado y que dan la impresion de tener por proposito perjudicarse a si mismos 34 Otros elementos desfavorables son la inercia psiquica o pesantez en el movimiento libidinal mientras que entre los coadyuvantes se cuentan la aptitud de la persona para la sublimacion pulsional su capacidad para elevarse sobre la vida pulsional grosera y el poder relativo de sus funciones intelectuales 35 Una muestra de trabajo psicoanalitico Editar Veanse tambien Neurosisy Desarrollo psicosexual Wilhelm Roux padre de la embriologia experimental Para dar cuenta de por que las primeras experiencias traumaticas provocan en el yo menoscabos que dan la impresion de ser desmesuradamente profundos Freud se vale de una analogia y recuerda los trabajos de Roux quien habia demostrado que introducir un alfiler en el cuerpo de un animal ya desarrollado no tenia las mismas consecuencias que hacerlo en un grupo de celulas germinales en el transcurso de la mitosis 36 Freud se pregunta por que la vida de los neuroticos es mas penosa mas sufriente que la del resto si ni su constitucion congenita ni las experiencias que atraviesan se distinguen en gran medida de las de otras personas y responde que ello ha de cargarse en la cuenta de unas disarmonias cuantitativas Cada particular configuracion de la vida humana encontraria su causa en la conjugacion entre propensiones innatas e impresiones de caracter contingente Asi puede existir cierta predisposicion a que determinado componente pulsional se desarrolle con excesivo vigor o a que no tenga la fuerza suficiente y a su vez las vivencias accidentales impondran requerimientos particulares a cada individuo e incluso puede darse el caso de que cuando impongan los mismos reclamos a dos personas distintas la constitucion de una de ellas le permita sobrellevar mucho mejor lo que la de la otra apenas puede afrontar 37 Tanto los reclamos del ello como las excitaciones procedentes del exterior pueden provocar un efecto traumatico El inerme yo infantil procura protegerse de ambos a traves de unos intentos de huida precisamente en ello radican las represiones que mas adelante seran desventajosos y terminaran restringiendo el desarrollo duraderamente Freud sostiene que en su tarea de convertirse en un individuo civilizado en pocos anos el nino recorrera de manera sumamente compendiada un vasto trecho del desarrollo cultural de la humanidad Para ello no puede privarsele de la guia de la educacion dado que los padres oficiaran de precursores del superyo y en su calidad de tales orientaran al yo del infantil sujeto mediante restricciones y sanciones induciendolo asi a reprimir determinados impulsos Los requerimientos culturales han de contarse pues entre los factores predisponentes a la neurosis 38 El psicoanalisis sostiene la idea de que las tempranas experiencias infantiles tendran un impacto incomparable en el ulterior desarrollo del individuo Cobran entonces gran significatividad contingencias tales como el abuso sexual perpetrado en esos anos por adultos una seduccion por un nino algo mayor como pudiera ser un hermano y el tomar conocimiento sea visual o auditivamente de relaciones sexuales entre los padres Estas experiencias a menudo atizan la sensibilidad sexual del nino de cuyas propias apetencias concupiscentes ya no podra sustraerse Tales vivencias se entregan a la represion y contribuyen asi a la causacion de una compulsion neurotica que mas adelante obstaculizara al yo el gobierno sobre la funcion sexual induciendolo incluso a una perdurable enajenacion respecto de ella Este extranamiento de la sexualidad daria ocasion a una neurosis mientras que la ausencia de el propenderia a las perversiones y al trastocamiento no solo de la vida sexual sino tambien de otros aspectos de la existencia 39 Aunque muy profundas puedan ser las impresiones dejadas por las mencionadas experiencias Freud hace mayor hincapie en otra que todos los ninos habrian de atravesar y que no dependeria entonces de lo contingente dado que es consecuencia del largo periodo que viven bajo la proteccion de sus padres a saber el complejo de Edipo personaje mitologico helenico que tras asesinar a su padre Layo contrae matrimonio con su madre Yocasta En el hecho de que en la fase falica cobre por primera vez expresion psicologica la diferencia entre los sexos encontraria su causa el que el atravesamiento del complejo de Edipo no suponga una situacion simetrica para varones y mujeres 39 Freud dedica las restantes paginas de esta seccion a exponer los pormenores de la asimetria edipica que muy sucintamente puede explicarse de la siguiente manera Tras hallar el nino sea su sexo el que fuere su primer objeto erotico en el pecho materno este es luego completado en la persona de la madre quien al ingresar el varoncito en la fase falica y comenzar a masturbarse fantaseando con la idea de poseerla corporalmente y a desear tomar el lugar de su padre reprende el onanismo de su hijo con la amenaza de que ella o el padre del nino le cortaran el miembro Sin embargo tal advertencia solo resulta eficaz si antes o despues de la misma tuvo el la ocasion de ver los genitales femeninos los cuales desprovistos de ese organo que tanto estima en si mismo lo obligan a prestar creencia a lo que se le ha dicho y a abandonar mas o menos completamente sus esfuerzos por convertirse en el amante de su madre para resguardar su pene cayendo asi preso del complejo de castracion En cambio la nina que permanece a salvo de la angustia de castracion responderia con insatisfaccion por haberle sido denegado aquello que el varoncito tiene al punto que la envidia de pene la llevaria a un desasimiento de su madre no puede dejar de achacarle el haberla traido al mundo sin esa posesion que su hermano exhibe orgulloso Toma entonces a su padre como nuevo objeto de amor primero por el deseo de disponer de su pene que luego es remplazado por el de recibir de el un hijo La amenaza de castracion mueve al nino a abandonar el complejo de Edipo mientras que la falta de pene prepara a la nina para ingresar en el 40 El aparato psiquico y el mundo exterior Editar Vease tambien Ello yo y superyo La primera parte de esta seccion esta destinada al examen de las relaciones entre el ello el yo y el mundo exterior 41 Freud sostiene a continuacion que esfuerzos que el fragil yo aun no plenamente desarrollado de la primera infancia emprende para resguardarse de los peligros que lo acechan en esa etapa de la vida le infringen danos permanentes El hecho de que el nino sea protegido por sus padres de los peligros del mundo exterior tiene por consecuencia la angustia que lo aqueja ante la posibilidad de la perdida de amor que lo expondria indefenso Tras haber ingresado en el complejo de Edipo el varoncito preso de la angustia de castracion cuya efectivizacion dependeria de tal perdida de amor se ve en la necesidad de movilizar sus defensas contra sus propias mociones edipicas es decir reprimirlas Por muy acordes al fin que tales represiones prueben ser en dicha circunstancia resultan psicologicamente insuficientes cuando la posterior reanimacion de la vida sexual refuerza las exigencias pulsionales en aquel tiempo rechazadas Freud es de la opinion de que podria prevenirse la contraccion de la neurosis si se le concediera plena libertad al yo infantil respecto de su vida sexual y se le evitara la necesidad emprender la represion de sus impulsos Por otro lado esa temprana cohibicion de la pulsion sexual que supone un posicionamiento del yo en favor del mundo exterior y en detrimento del interior contribuye al apronte del individuo para la cultura Inhabilitados para alcanzar una satisfaccion directa los reclamos pulsionales deberan entonces transitar otros caminos que conduzcan a satisfacciones sustitutivas Tales desvios llevaran a su desexulizacion y a un apartamiento respecto de sus primigenias metas pulsionales Para Freud no seria poco lo que nuestro patrimonio cultural le deberia a semejante coartacion de la sexualidad 42 Si el origen del yo y las cualidades que en el curso de su desarrollo fue incorporando encuentran su causa en el vinculo con la realidad objetiva para Freud seria licito inferir que en los estados patologicos el yo se aproxima al ello al tiempo que se debilita o suprime tal vinculo con el mundo exterior Segun el autor los datos provistos por la clinica apoyarian dicha inferencia por cuanto el desencadenamiento de una psicosis suele tener lugar en ocasiones en las que la realidad objetiva se haya tornado intolerablemente desgarradora o en las que las pulsiones hayan alcanzado niveles hipertroficos La contraposicion de las exigencias del ello y de la realidad provocaria una escision psiquica con dos posturas coexistentes la que toma en cuenta la realidad objetiva la normal y otra que bajo el influjo de lo pulsional desase al yo de la realidad El desenlace estara supeditado a la fuerza relativa de una y de otra en caso de prevalecer la que desestima las condiciones del mundo exterior sobrevendra la irrupcion de la psicosis si se impusiera la otra se observara una curacion aparente de la enfermedad delirante que se habria retirado a lo inconsciente 43 Esta escision del yo que se vuelve tan evidente en las psicosis es igualmente constatable en otros estados mas semejantes a las neurosis y en definitiva en estas mismas Freud se declara particularmente convencido de ello en lo que refiere al fetichismo que el situa entre las perversiones y se desarrollaria a partir de la ausencia de reconocimiento por parte del paciente casi siempre varon de la falta de pene en la mujer la cual en tanto prueba de la posibilidad de su propia castracion no puede ser bien recibida La percepcion sensorial sobre la real configuracion genital femenina es desmentida y el individuo se aferra a la creencia contraria sin que por ello la percepcion desmentida haya dejado de resultar eficaz dado que el sujeto no se atrevera a afirmar que ha visto un pene alli donde la realidad le ha indicado que no lo hay En lugar de ello el fetichista se valdra bien de alguna parte del cuerpo bien de algun objeto y le concedera la importancia del pene cuya ausencia se resiste a reconocer plenamente En la mayor parte de los casos el fetiche es precisamente algo vislumbrado en esa misma ocasion en que tomo conocimiento de la conformacion de los genitales en la mujer o que se aviene bien a la funcion de hacer las veces de sustituto simbolico del pene 44 Para Freud sin embargo no es correcto denominar escision del yo a lo que acontece a partir de la formacion del fetiche se trata aqui de una formacion de compromiso en cuya genesis ha participado el mecanismo del desplazamiento El fetiche responde al proposito de desbaratar la mencionada prueba de la posibilidad de la castracion de forma que el fetichista pueda sentirse a salvo de la angustia que la amenaza de castracion le provoca la representacion de una mujer provista de pene resta credibilidad a tal amenaza y la posesion de dicho organo por parte del individuo ya no se encontraria pues en peligro Empero sostiene Freud que existen fetichistas que padecen de la misma angustia de castracion que quienes no lo son y se comportan frente ella del mismo modo que estos Por consiguiente su manera de conducirse manifiesta simultaneamente dos premisas contrarias mientras que por un lado no se resignan a aceptar lo que su percepcion les ha indicado la falta de pene en la mujer por el otro dan credito a ello Estas dos posturas subsisten una junto a la otra durante toda la vida sin influirse reciprocamente En ello consiste precisamente la escision del yo que por lo demas esclarece el hecho de que a menudo el fetichismo no domine la vida sexual del individuo de manera excluyente aun en esos casos lo que Freud denomina conducta sexual normal tiene cierto espacio para desarrollarse de manera mas o menos amplia al punto que en ocasiones el fetichismo se retira a un papel modesto o a la condicion de mero indicio Esto revela que los fetichistas no terminan de consumar el desasimiento del yo respecto de la realidad objetiva 45 Por lo demas la escision del yo no es una peculiaridad privativa del fetichismo El yo del nino confrontado con las imposiciones del mundo real recurre a las represiones para tramitar los requerimientos pulsionales pero tambien se encuentra a menudo en posicion de defenderse de alguna advertencia procedente de la realidad exterior que se le presente como desagradable y lo hace precisamente a traves de una desmentida de las percepciones que lo ponen al corriente de tal reclamo Las desmentidas son para Freud bastante frecuentes y exceden el caso de los fetichistas El las considera unas medidas que se tomaron a medias unos intentos incompletos de desasirse de la realidad objetiva El reconocimiento complementa siempre a la desautorizacion y se establece pues una escision del yo a causa de la coexistencia de dos posturas antagonicas Se verifica como un rasgo universal de las neurosis la subsistencia en el psiquismo de una misma persona de dos actitudes contrarias La particularidad de la neurosis radicaria en que mientras que una de ellas corresponde al yo la otra pertenece al ello Independientemente de que el esfuerzo por defenderse emprendido por el yo este dirigido a determinada percepcion del mundo exterior o a cierta mocion pulsional originada en el mundo interior nunca logra su objetivo de manera perfecta la postura subyacente no deja de producir efectos en la vida animica del individuo 46 El mundo interior Editar Freud describe al yo como un mediador entre el ello y el mundo exterior que toma a su cargo la satisfaccion los reclamos pulsionales del primero asi como tambien las percepciones del segundo y que bregando por la autoconservacion se pone a la defensiva ante requerimientos hiperintensos procedentes de cualquiera de los dos mientras se deja orientar por las prescripciones de un principio de placer modificado Afirma que tal representacion conserva su validez para explicar la real naturaleza de las cosas solo hasta aproximadamente los cinco anos del individuo momento en el que sobrevendria una importante alteracion a saber cierta porcion del mundo exterior es resignado en cuanto objeto asi mas no sea de forma parcial para ser incorporada en el interior del yo mediante una identificacion 47 Esta nueva instancia psiquica prosigue las funciones que habian ejercido aquellas personas los objetos abandonados del mundo exterior nota 2 observa al yo le da ordenes lo juzga y lo amenaza con castigos en un todo como los progenitores cuyo lugar ha ocupado Llamamos superyo a esa instancia y la sentimos en sus funciones de juez como nuestra conciencia moral 47 Freud subraya el hecho de que con frecuencia el superyo muestra una severidad que supera la que habian exhibido los padres El yo debe rendirle cuentas no solo sobre sus actos consumados sino tambien sobre sus pensamientos e intenciones incumplidas de los que el superyo parece estar al corriente El superyo es para Freud el heredero del complejo de Edipo y su instauracion no tiene lugar sino hasta el sepultamiento de aquel Es eso mismo lo que permite dar cuenta de la exagerada severidad que en ocasiones revela esta no guarda correspondencia con un arquetipo objetivo en lugar de ello concierne a la intensidad de la defensa contra las tentaciones edipicas 48 Freud sostiene que en tanto yo y superyo trabajen de consuno es dificil identificar las exteriorizaciones de cada provincia animica si bien los distanciamientos entre uno y otro se vuelven sumamente nitidos Los reproches que la conciencia moral dirige al yo dan cuenta de la angustia del nino por la perdida de amor angustia que a partir de la instalacion del superyo aparece subrogada por la instancia moral Por el contrario en aquellas ocasiones en las que el yo logra imponerse por sobre la tentacion de incurrir en alguna accion que el superyo reprobaria se eleva el sentimiento de si y se refuerza el orgullo De lo antedicho se desprende el corolario de que el superyo pese a haber sido integrado en el mundo interior del sujeto se comporta respecto del yo como una suerte de mundo exterior 49 Para todas las posteriores epocas de la vida subroga el influjo de la infancia del individuo el cuidado del nino la educacion y la dependencia de los progenitores Y con ello no solo adquieren vigencia las cualidades personales de esos progenitores nota 3 sino tambien todo cuanto haya ejercido efectos de comando sobre ellos mismos las inclinaciones y requerimientos del estado social en que viven las disposiciones y tradiciones de la raza de la cual descienden 49 El poder del presente aparece representado en el mundo exterior las tendencias heredadas o el pasado organico son acogidos en el ello y el superyo que solo mas tarde entra en escena constituye el precipitado de un herencia cultural que el nino ha de asimilar en pocos anos y por consiguiente podria decirse que se ubica en una posicion intermedia entre el ello y el mundo exterior en tanto integra los influjos del pasado y del presente En la institucion del superyo uno vivencia digamos asi un ejemplo del modo en que el presente es traspuesto en pasado 50 Notas Editar En la edicion de Amorrortu de las obras completas de Freud los terminos conciente inconciente y preconciente no aparecen escritos con sc aunque el Diccionario de la Real Academia Espanola que no admite tampoco el termino preconsciente da por validas consciente e inconsciente Los corchetes aparecen en el original y corresponden a una interpolacion de James Strachey traductor de Freud al ingles y responsable de la Standard Edition En la edicion de Amorrortu de las obras completas de Freud el adverbio solo aparece acentuado conservando la vieja grafia Referencias Editar a b c d e Strachey 2013 p 135 a b c d e Roudinesco y Plon 2011 pp 26 27 a b Strachey 2013 p 136 Freud 2013a p 139 Strachey 2013 p 137 Piaget y Inhelder 2007 p 9 Strachey 2013 pp 136 137 Freud 2013a pp 143 145 a b Freud 2013a p 146 Freud Sigmund 2013b Mas alla del principio de placer Obras completas Jose Luis Etcheverry trad XVIII Mas alla del principio de placer Psicologia de las masas y analisis del yo y otras obras 1920 1922 Buenos Aires Amorrortu Editores pp 1 62 ISBN 978 950 518 594 8 Freud Sigmund 1992 Introduccion del narcisismo Obras completas Jose Luis Etcheverry trad XIV Contribucion a la historia del movimiento psicoanalitico Trabajos sobre metapsicologia y otras obras 1914 1916 Buenos Aires Amorrortu Editores pp 65 98 ISBN 950 518 590 1 Freud 2013a pp 146 148 Freud 2013a p 150 Freud 2013a pp 150 151 Freud 2013a p 151 Freud 2013a p 156 Freud 2013a pp 157 158 Freud 2013a pp 160 161 Freud 2013a p 163 Freud Sigmund 1966 La elaboracion onirica La interpretacion de los suenos Luis Lopez Ballesteros y de Torres trad Buenos Aires Circulo de lectores pp 291 404 ISBN 950 19 0022 3 Freud 2013a pp 163 164 Freud 2013a p 164 Freud 2013a p 165 Freud 2013a pp 165 166 Freud 2013a p 167 a b c d e Freud 2013a p 181 Freud 2013a pp 173 174 Freud 2013a p 176 Freud 2013a p 175 Freud 2013a p 174 Freud 2013a p 178 a b Freud 2013a p 177 Freud 2013a p 179 Freud 2013a p 180 Freud 2013a p 182 Freud 2013a p 185 Freud 2013a pp 183 184 Freud 2013a pp 184 185 a b Freud 2013a p 187 Freud 2013a pp 188 194 Freud 2013a pp 199 201 Freud 2013a pp 201 203 Freud 2013a pp 203 204 Freud 2013a p 204 Freud 2013a pp 204 205 Freud 2013a pp 205 206 a b Freud 2013a p 207 Freud 2013a pp 207 208 a b Freud 2013a p 208 Freud 2013a pp 208 209 Bibliografia EditarFreud Sigmund 2013a Esquema del psicoanalisis Obras completas Jose Luis Etcheverry trad XXIII Moises y la religion monoteista Esquema del psicoanalisis y otras obras 1937 1939 Buenos Aires Amorrortu Editores pp 133 209 ISBN 978 950 518 599 3 Piaget Jean Inhelder Barbel 2007 Advertencia Psicologia del nino Madrid Ediciones Morata pp 9 10 ISBN 978 84 7112 103 5 Roudinesco Elisabeth Michel Plon 2011 Dictionnaire de la psychanalyse en frances Paris Fayard ISBN 978 2 253 08854 7 Strachey James 2013 Nota introductoria a Esquema del psicoanalisis Obras completas de Sigmund Freud Jose Luis Etcheverry trad XXIII Moises y la religion monoteista Esquema del psicoanalisis y otras obras 1937 1939 Buenos Aires Amorrortu Editores pp 135 137 ISBN 978 950 518 599 3 Datos Q16002914Obtenido de https es wikipedia org w index php title Esquema del psicoanalisis amp oldid 127010696, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

español

, española, descargar, gratis, descargar gratis, mp3, video, mp4, 3gp, jpg, jpeg, gif, png, imagen, música, canción, película, libro, juego, juegos