Carlos Mugica
Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe[1] (Buenos Aires, 7 de octubre de 1930-Villa Luro, Buenos Aires; 11 de mayo de 1974) fue un sacerdote argentino fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y del movimiento de Curas villeros, así como partícipe las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970. El apostolado de Mugica se caracterizó por su «opción preferencial por los pobres», principio fundamental de la Teología del pueblo y su adhesión al peronismo. La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero, siendo uno de los fundadores del movimiento conocido como curas villeros. Murió ametrallado por un individuo después de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano, en Villa Luro.[2] Entre 2012 y 2016 la justicia estableció que el asesino era policía y miembro del grupo parapolicial de extrema derecha Triple A.[3] Sus restos fueron trasladados en 1999 a la a iglesia Cristo Obrero, de la Villa 31, en una ceremonia encabezada por el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, posteriormente elegido como papa Francisco,[4] quien ya siendo papa lo definió como un gran sacerdote que luchaba por la justicia.[5] Varios sectores lo consideran un mártir.[6][7][8][9][10] La Villa de Retiro, donde realizó gran parte de su obra, lleva en su memoria el nombre de Barrio Padre Carlos Mugica.
Carlos Mugica | ||
---|---|---|
Carlos Mugica en 1970 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe | |
Nacimiento | 7 de octubre de 1930 Buenos Aires (Argentina) | |
Fallecimiento | 11 de mayo de 1974 (43 años) Villa Luro (Buenos Aires, Argentina) | |
Causa de muerte | Herida por arma de fuego | |
Nacionalidad | Argentina | |
Familia | ||
Padres | Adolfo Mugica Carmen Echagüe | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Sacerdote católico, profesor, columnista y escritor | |
Miembro de | Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo | |
Biografía
Primeros años
Carlos Mugica nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Era uno de los siete hijos del matrimonio de Adolfo Mugica y de Carmen Echagüe. Su padre fue un político conservador, fundador del Partido Demócrata Nacional, por el cual fue diputado durante el período 1938-1942, siendo luego ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del radical intransigente Arturo Frondizi en 1961. Su madre era parte de una familia de terratenientes adinerados de Buenos Aires.[11] Nació en uno de los departamentos del Palacio de los Patos, un edificio ubicado en el «aristocrático» Barrio Norte de Buenos Aires, donde tienen o han tenido su vivienda destacados políticos, empresarios o celebridades.[12]
Realizó sus estudios primarios en el colegio Domingo Faustino Sarmiento, conocido como «Cinco Esquinas» y sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, del que egresó en 1948,[13][14] aunque el tercero y cuarto año los realizó en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza.[15]
Se destacó en los deportes, especialmente el fútbol, siendo «hincha fanático» del Racing Club de Avellaneda, disfrutando también del tenis, la natación, el boxeo y el automovilismo.[12][15]
Su familia era cristiana practicante y fue criado en un clima de piedad religiosa, aunque él mismo cuestionaría ese tipo de fe, como «una fe trascendentalista, muy preocupada por la salvación del alma, que no turbaba para nada la conformidad que sentíamos hacia todo lo que nos rodeaba».[12] Mugica atribuía su primer acercamiento a un sentido trascendente de la vida y la religión, a su cura confesor durante la niñez, el padre Antonio María Aguirre, a quien consideraba que era «un hombre que vivía para los demás: A él, después de Dios y mi madre le debo la vocación sacerdotal», dijo en un reportaje publicado en 1973.[12]
En 1949 ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde cursó la carrera de abogacía hasta tercer año.[13] En 1950 viajó a Roma a la celebración del Año Santo, con varios sacerdotes y con su amigo Alejandro Mayol, experiencia que lo llevó a madurar la idea de ser sacerdote.[15]
Ordenación como sacerdote
En marzo de 1952, con 21 años, ingresó en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires ubicado en Villa Devoto, cuando iniciaba su tercer año de la carrera de derecho, que abandonaría unos meses después.[12][16]
Como seminarista se destacó por su entrega a la oración y su tendencia a buscar «lo perfecto», con una visión de la «religiosidad individualista«, «fiel al eslógan: salva tu alma».[15] A fines de 1954 comenzó a colaborar pastoralmente con el padre Juan José Iriarte en las misiones a conventillos y casas de la parroquia Santa Rosa de Lima, en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, de la que éste era teniente cura.[15][12] El propio Mugica describió aquella primera experiencia de contacto con «la gente humilde» y su religiosidad;
El padre Iriarte visitaba a la gente de la parroquia; no la esperaba, la iba a buscar. No se trataba solamente de ir con la palabra de Dios; se trataba de recoger la palabra de los hombres. Tratábamos de hablar con la gente, de comprender. Era un barrio popular y la gente humilde siempre tiene problemas; había por supuesto, que evangelizar, llevar a cada uno la seguridad de que todos eran hijos de Dios, pero aparte, había que tratar de llegar a todo lo demás. A fines de 1954 y durante todo el año 55, íbamos con el padre Iriarte a visitar a la gente en sus casas. Una vez por semana, íbamos a un conventillo que quedaba en la calle Catamarca y charlábamos con la gente. Yo preparaba unos muchachos que luego tomaron la primera comunión; los domingos jugábamos al fútbol.Padre Mugica[12]
Ese mismo año realizó su primera misión al Chaco santafesino, donde tomó contacto, según sus propios dichos, con «el dolor de los pobres».[17]
Compromiso social y político
Carlos Mugica había sido educado en una familia antiperonista de clase alta, que le transmitió de niño los prejuicios y estereotipos con que el antiperonismo rechazaba y denigraba al movimiento peronista. Él mismo celebró el golpe de Estado de septiembre de 1955 que derrocó todos los poderes, nacionales y provinciales del gobierno constitucional que presidía Juan Domingo Perón, junto a su familia y los sectores de clase alta del Barrio Norte, donde las iglesias hicieron sonar las campanas para festejar.[12]
Pero fue al año siguiente que su visión de la realidad política daría un giro completo y comienza a adherir fervientemente al peronismo.[18] Según su propio relato sucedió en el conventillo de la calle Catamarca, al que iba semanalmente:
Una noche, fui al conventillo como de costumbre. Tenía que atravesar un callejón medio a oscuras y de pronto, bajo la luz muy tenue de la única bombita, vi escrito, con tiza y en letras bien grandes: ‘Sin Perón, no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos’. La gente del conventillo me conocía bien, yo había intimado bastante con ella durante todo ese tiempo (después seguí yendo, casi todo el año 56). Sin embargo, para mí lo que vi escrito fue un golpe: esa noche fue el otro momento decisivo en mi vida. En la casa encontré a la gente aplastada, con una gran tristeza. Yo era un miembro de la Iglesia y ellos le atribuían a la Iglesia parte de la responsabilidad de la caída de Perón. Me sentí bastante incómodo, aunque no me dijeron nada. Cuando salí a la calle aspiré en el barrio la tristeza. La gente humilde estaba de duelo por la caída de Perón. Y si la gente humilde estaba de duelo, entonces yo estaba descolocado: yo estaba en la vereda de enfrente.[12]
Yo fui antiperonista hasta los 26 años y mi proceso de acercamiento al peronismo coincidió con mi cristianización. Es decir, en la medida en que descubrí en el Evangelio, a través de la Teología que la Iglesia es de todos pero ante todo es de los pobres, como decía Juan XXIII y que Cristo evangeliza a todo sin distinción de personas, pero sí con distinción de grupos y prefiere a los de su propia condición, a los pobres, empecé a mirar las cosas desde otro punto de vista.[19]Padre Mugica
En noviembre de 1957 escribió su primera obra: «El católico frente a los partidos políticos», para la revista del Seminario.[15]
Fue ordenado sacerdote por el cardenal Antonio Caggiano el 20 de diciembre de 1959 en la catedral de Buenos Aires. Junto con Mugica fueron ordenados otros catorce compañeros de promoción que habían completado sus estudios: Hugo Amaral, Alfredo Beranger, Ernesto Bernardi, Héctor Blanes, Norberto Catanese, Alejandro Cordeyro, Gilberto Furlán, Nicolás González, Carlos Hernando, Alejandro Mayol, Luis H. Rivas, Mariano Soja, Alberto Penas y Juan Zárate.[20].[21]
Luego de su ordenación desarrolló durante un año su trabajo pastoral en la diócesis de Reconquista, en el chaco santafesino, al norte del país, donde el padre Iriarte había sido designado obispo.[22] vicario cooperador de la parroquia Nuestra Señora del Socorro, con funciones en la secretaría del cardenal Antonio Caggiano, mientras actuaba como asesor de jóvenes universitarios y profesor de teología en la Universidad del Salvador.[16]
Regresó a Buenos Aires en 1960. Trabajó hasta 1963 al servicio del cardenal Antonio Caggiano, quien a su vez lo destinó como vicario cooperador a la parroquia Nuestra Señora del Socorro, en Barrio Norte, frecuentada por la clase alta.[15] Simultáneamente comenzó a desempeñarse como asesor de la Juventud de Acción Católica, así como de los alumnos de su excolegio Nacional Buenos Aires, y entre los universitarios de Medicina y Ciencias Económicos de la Universidad de Buenos Aires.[15] También comenzó a dictar clases como profesor de teología en la Universidad del Salvador, en las facultades de Psicopedagogía y de Derecho.[15]
En 1961 comenzó a desempeñarse como capellán en una sede recientemente abierta del colegio Paulina de Mallinckrodt, situada en el sector YPF de la Villa 31.[23] Esta tarea sería la que le abriría las puertas a la actividad y el compromiso que más lo identificarían en el futuro, como «cura villero», con base en la Villa de Retiro o Villa 31, que hoy lleva su nombre.
Por este entonces, dictó también una homilía semanal en Radio Municipal.[15]
En Acción Católica su presencia muchos estudiantes lo tomaron como referente. Particularmente Gustavo Ramus, Fernando Abal Medina y Mario E. Firmenich, futuros fundadores de Montoneros.[15] En 1964, la JEC del Buenos Aires tomó fuerza con el ingreso de Carlos Gustavo Ramus, que llegó a ser su presidente, incorporando a Mario Eduardo Firmenich, entre otros. Pocos años después, bajo la dirección de Fernando Abal Medina, éstos fundarían la célula primigenia de la organización armada Montoneros. A su vez integraron a compañeros de lo que luego sería la promoción 1967, como el José Pablo Ventura y Miguel Talento, que ya en la universidad conducirían la Juventud Universitaria Peronista, rama universitaria de la Tendencia Revolucionaria de la Juventud Peronista, y la conducción de Montoneros.
Mugica formó a esos jóvenes en la cosmovisión de Pierre Teilhard de Chardin, en el humanismo de Jacques Maritain, y en la doctrina del compromiso con el mundo de Emmanuel Mounier, Yves Congar,[24] y Michel Quoist, teólogos de cabecera de las nuevas generaciones.
El 18 de octubre de 1965 participó de las Jornadas de Diálogo entre Católicos y Marxistas, realizadas en la Facultad de Filosofía y Letras, desencadenando críticas entre algunos sectores episcopales conservadores.[15] Crítico con el Gobierno de Arturo Illía, de la Unión Cívica Radical del Pueblo, comenzó a ser resistido por la feligresía del Socorro porque «hacía política en la misa», pidiendo que lo sacaran.[15] Mugica pasó entonces a desempeñarse como vicario en la parroquia Inmaculada Concepción de María, en la calle Independencia.
En 1966, dirigió una misión rural de la Juventud Estudiantil Católica en Santa Fe, que marcó hondamente a Mugica y los jóvenes, anticipando el debate sobre la opción por la lucha armada que caracterizaría los años siguientes.[15]
Concilio Vaticano II
Entre octubre de 1962 y diciembre de 1965 se desarrolló en Roma el Concilio Vaticano II, bajo el liderazgo de los papas Juan XXIII y Paulo VI. El Concilio buscó sacar a la Iglesia católica del «estado de virtual aislamiento respecto de su época», para vincularla con los problemas, transformaciones e injusticias que atravesaban el mundo.[25] Entre otros temas el Concilio Temas tales como el papel de los laicos, la libertad religiosa, la admisión de los “errores” de la Iglesia, la vida sexual y la inequidad en la redistribución de la riqueza.[26]
Fue el eje de una transformación de la Iglesia católica que había empezado unos años antes y se continuaría después, con experiencias sociales como los curas obreros franceses, algunos de los cuales emigraron a la Argentina amparados por el obispo de Avellaneda, Jerónimo Podestá, conocido como el «obispo de los obreros», para inspirar la creación de los curas villeros, del que Mugica sería uno de sus máximos exponentes. Encíclicas papales como Mater et Magistra (1958) y Pacem in Terris (1963), a las que luego se sumaría Populorum progressio (1967), consolidaron una línea de compromiso social y en cierta medida también político, para la acción pastoral.
En el marco del Concilio Vaticano II surgieron también otras dos corrientes a las que se ligaría Mugica: el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, creado en 1967, y la teología de la liberación, como modalidad teológica latinoamericana y latinoamericanista, surgida a partir de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Medellín en 1968, que redactó el Documento de Medellín, en el que se formuló por primera vez la opción por los pobres.
En este marco de transformación de la Iglesia católica, a nivel mundial, latinoamericano y nacional, se desarrollaría la acción pastoral y el compromiso político de Mugica, en los ocho años que van de 1966 a 1974, con dos etapas bien marcadas: la dictadura autodenominada «Revolución Argentina» (1966-1973) y el gobierno constitucional peronista (1973-1974).
Dictadura, cristianismo y revolución
El 28 de junio de 1966 un golpe de Estado derrocó al presidente Arturo Illia e impuso una dictadura liderada por el general Juan Carlos Onganía, la primera en proponerse como régimen permanente, estableciendo una política represiva bajo el marco de la Doctrina de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos. La permanencia de la dictadura y la abolición definitiva de los partidos políticos, tuvo como respuesta el surgimiento de acciones insurreccionales masivas y organizaciones guerrilleras, bajo banderas expresadas bajo términos como «liberación nacional» y «revolución».
A fines de 1967 viajó a Bolivia para reclamar por los restos de del Che Guevara, que había sido asesinado por el gobierno boliviano poco antes sin darle cristiana sepultura y haciendo desaparecer el cadáver. Sin poder obtener una respuesta favorable del gobierno boliviano siguió se dirigió a Francia.
El 31 de diciembre, ya en Francia, Mugica fue uno de los 270 sacerdotes que adhirieron al Mensaje de los 18 Obispos del Tercer Mundo que liderados por el obispo brasileño Hélder Cámara, habían redactado el 15 de agosto anterior, para apoyar el «llamado angustioso del Papa Pablo VI en la encíclica Populorum Progressio, en el que se vinculaba la situación de pobreza y desamparo de los ciudadanos del Tercer Mundo con la explotación a la que el "imperialismo del dinero" de las corporaciones multinacionales los someten, con el aval de los gobiernos, y expresando el compromiso religioso con la superación de la misma.[27] Este documento es una toma de posición definitivamente en contra de “los opresores del mundo de los pobres”, e invita a los cristianos a adherir a “otro sistema social menos alejado de la moral evangélica”, rechazando al mismo tiempo al “colectivismo totalitario y la persecución religiosa”.[28][29][30] Poco después sumaban 400 los sacerdotes argentinos que adhirieron al documento -un 10% de los sacerdotes del país-,[26] tomando el nombre Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) y conformaron un Comité organizador.[31]
En mayo de 1968 estaba en París cuando sucedieron las insurrecciones obrero-estudiantiles del Mayo francés. En octubre, luego de once meses en el exterior, regresó a la Argentina y participó de una reunión del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM).[13]
En 1969, durante el gobierno de Juan Carlos Onganía, se decretó el estado de sitio, se clausuró la Confederación General del Trabajo de los Argentinos y se produjo el arresto de Raimundo Ongaro y Agustín Tosco, entre otros. Carlos Mugica y Reinaldo Conforti, asesor nacional de Juventud Obrera Católica, declararon en nombre del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo de Buenos Aires que se trataba de una situación de tiranía, y señalaron que el gobierno, que se decía católico, sería responsable de que un pueblo religioso y creyente se volcara por desesperanza al ateísmo y al materialismo.[32]
En 1972 el Boletín Eclesiástico de Buenos Aires, órgano oficial del Arzobispado, había publicado un documento áspero sin firma en el que se criticaban las posturas teológicas que Mugica había expresado en su artículo «Jesús y la política de su época». Mugica escribió una respuesta de 18 páginas, con la asistencia de Luis Rivas, Lucio Gera y Rafael Tello. Mugica quiso que ese escrito también fuera publicado en el Boletín Eclesiástico de Buenos Aires, lo que nunca sucedió.[33]
El 7 de noviembre de 1972 Perón publicó una solicitada anunciando que, teniendo en cuenta que la dictadura había reconocido públicamente que no había causas contra él, había decidido volver a la Argentina el 17 de noviembre.[34] Los organizadores del retorno tomaron la decisión de realizar el vuelo de regreso de Perón en un avión chárter, en el que lo acompañaran su esposa María Estela Martínez de Perón o simplemente Isabel Perón y personalidades peronistas destacadas de todo el quehacer nacional. Fueron seleccionadas 153 personas de todos los sectores del peronismo, encabezadas por Héctor Cámpora. Entre ellas, como integrantes del tercermundistas estuvieron Carlos Mugica y Jorge Vernazza.[35][36] El regreso de Perón se realizó en un avión chárter de la empresa Alitalia que partió de Roma a la medianoche del día 16 de noviembre, con un plan de vuelo de 15 horas.
El 6 de diciembre de 1972, a instancias de Carlos Mugica, sesenta integrantes del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo fueron recibidos por Juan Domingo Perón en su residencia de Vicente López. Las respuestas de Perón, de tono generalista y ambiguo, no resultaron satisfactorias para muchos, pero el rumbo de la opción política asumida por la mayoría no se modificó.[24]
Democracia y último año de vida
En los meses previos a las elecciones de marzo de 1973, en el momento que se confeccionaban las listas de candidatos, proceso en el que Montoneros tuvo una influencia determinante debido a la movilización masiva de la juventud que había logrado, Mugica recibió la oferta de encabezar la lista de diputados nacionales del Frejuli por la Ciudad de Buenos Aires. La candidatura fue discutida en el seno del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que tomó la decisión de no participar en cargos electivos.[37]
En 1973, se publicó un libro titulado Peronismo y cristianismo, que contiene fragmentos de artículos escritos por Carlos Mugica para diversos medios gráficos durante la autodenominada Revolución Argentina (1966-1973), en tanto que el capítulo «El rol del sacerdote» es el texto de una disertación pronunciada en el Instituto de Psicología Integral, como parte del ciclo Ideología y Rol Profesional, que esa institución realizara en 1971.[38] En la obra Entre dos fuegos. Vida y asesinato del padre Mugica se indica que el libro fue publicado sin el consentimiento de Mugica.[39]
Mugica consideraba que la violencia armada era justa y necesaria para oponerse a la dictadura y que fue el factor decisivo para la caída del gobierno de Lanusse y la realización de elecciones libres el 11 de marzo de 1973. Pero luego del retorno de Perón a la Argentina, Mugica sostuvo que había que cesar en el uso de la violencia, cuestionando por ello a los sindicatos, los grupos de derecha peronista y los grupos guerrilleros, peronistas y marxistas.[40]
El 7 de septiembre de 1973, Mugica pronunció el sermón en una misa en conmemoración por la muerte de Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus, dos de los fundadores de Montoneros, de los que él mismo fue confesor. Su mensaje tuvo como contexto el ataque al Comando de Sanidad por parte del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) el día anterior, en plena campaña electoral que llevaría a Juan Domingo Perón a su tercera presidencia.
Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados... Hechos como el de ayer, en momentos en que la Argentina expone su visión justicialista en Argel y el general Carcagno nos habla del ejército liberador y no opresor, resultan una provocación [...] Es muy fácil gritar "¡Montoneros!", o salir en manifestación. Pero no es fácil matar el egoísmo que tenemos dentro.[41][42][43][44]
El 1 de noviembre de 1973 Mugica fue entrevistado para una película sobre los Sacerdotes del Tercer Mundo, defendió el socialismo, como un modelo más cercano al ideal de la vida cristiana.[45]
En un programa radial realizado en Chivilcoy el 11 de noviembre de 1973, Mugica criticó la violencia armada por parte de Montoneros y la juventud peronista, condenando puntualmente el asesinato del secretario general de la CGR, José Ignacio Rucci, aún cuando fuera como respuesta a las ejecuciones de jóvenes militantes y actos armados provenientes de grupos sindicales o de derecha, como sucedió en la Masacre de Ezeiza:
[...] Creo que la guerrilla tiene pleno sentido durante la dictadura militar y ningún sentido durante el gobierno constitucional. No tienen que actuar como organizaciones armadas. No se tienen que disolver, por ahora. Para mí la ejecución de Rucci fue un gravísimo error que de hecho se tradujo en un desastre político para la JP... En este momento, ¡para nada las armas! En este momento el problema es entre las armas que tienen los sindicatos, las armas que tiene el CdeO (Comando de Organización Peronista) y las armas que tiene la guerrilla, el Ejército no tiene que ver para nada. Si para vos la burocracia sindical y el CdeO es el pueblo, allá vos. Y para mí muchos de los guerrilleros tampoco son pueblo, te aviso: son pequeñoburgueses intelectuales que aprenden la revolución en un libro y no en la realidad, ¡y juegan con el pueblo! ¡Juegan con el pueblo! ¡Le quitaron la alegría tremenda de experimentar a Perón presidente dos días después de habar sido elegido! Y crearon un clima imperdonable de miedo al pueblo [...] un error tremendo de la burocracia montonera, la nueva burocracia [...] ¿Quién mató a Rucci? ¡Los montoneros! No es que yo opino, ¡Lo sé! Los montoneros lo hicieron saber directamente. Una cosa es la violencia cuando se han agotado todas las instancias posibles de acción, y otra cosa es la violencia cuando hay un gobierno constitucional elegido por el pueblo. En este momento el ejercicio de la violencia es una ejercicio de la acción antipueblo. Es antipueblo... Entonces me tengo que preguntar: ¿nosotros vamos a golpear? ¿Y si golpeamos evitamos que avancen los asesinatos? Pero da la impresión que por cada reacción de la JP se acentúa mucho más... Entonces, a veces, por un purismo revolucionario lo que hacemos es garantizar la ejecución de cuatro compañeros más.[46]
Hacia la misma época, en noviembre de 1973, Mugica reflexionaba sobre el pacifismo y la lucha armada en estos términos:
Yo creo que el tema de la no violencia hay que verlo en cada lugar. Creo que en el Brasil puede tener sentido, en el sentido de que en este momento la conciencia política del pueblo brasileño no es la conciencia política del pueblo argentino, porque en ellos no existe el peronismo, entonces en este momento, pretender que es posible una insurrección armada, es una utopía. A lo mejor dentro de tres años no lo va a ser. Entonces Helder Cámara decía 'no, en este momento el ejercicio de la defensa violenta, o de la defensa insurreccional, lo único que va a lograr es la exacerbación de la violencia sobre el pueblo'... Bueno, pero esa es la situación de Brasil. Acá en la Argentina si no hubiera habido insurrección armada todavía lo tendríamos a Lanusse en el gobierno, esa es la realidad. Con los no violentos seguiríamos con Lanusse, acá. Acá la que precipitó el proceso fue la guerrilla. Creo que toda persona que tenga dos dedos de frente lo advierte. Ni los Curas del Tercer Mundo, ni la CGT. Que todos esos factores también contribuyeron, si, pero el detonante fue la guerrilla.[47]
En un programa de TV, el cura aseguró que, en su visión, el marxismo y la lucha de clases eran "un colonialismo cultural" en la Argentina, ya completamente enfrentado en lo ideológico con los sectores de izquierda dentro del Justicialismo.[48]
Los ataques contra el padre Mugica recrudecieron, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Luego de dejar su cargo de asesor ad honorem del Ministerio de Desarrollo Social el 29 de agosto de 1973,[49] fue fustigado por El Caudillo, publicación muy cercana al ministro José López Rega el 7 de diciembre de 1973.[50] (El ministro había intentado inculparlo burdamente de no presentar "comprobantes de pago" por los materiales entregados en las villas a lo que el padre Carlos respondió que no solo había presentado todo, sino que él seguiría apoyando al inminente gobierno del general Perón.)
Tras el ataque del ERP a la Guarnición Militar de Azul (integrada por el Regimiento X de Caballería Blindada y el Grupo de Artillería Blindado 1) realizado el 19 de enero de 1974, Mugica aseveró:
[...] la violencia ejercida contra un regimiento del ejército, cuyo comandante en jefe es el Teniente General Perón, presidente plebiscitado por los argentinos, además de absurda, y antipueblo, es inhumana y anticristiana.[51]
Carlos Mugica instó a la paz y a apoyar al gobierno constitucional de Perón. Se le atribuye un ascendente destacado sobre la juventud militante, y la participación en la conformación de la «JP Lealtad», la mayor escisión que experimentó la organización Montoneros en sus filas, y que tuviera al padre Jorge Galli —también sacerdote del Tercer Mundo— como uno de sus máximos referentes.[52] En los primeros meses de 1974, entre el 30 y el 50% de los integrantes de Montoneros habrían dejado esa organización y pasado a formar parte de la JP Lealtad (así lo aseguró Alejandro Peyrú en el artículo La JP Lealtad, publicado en el anuario 2010 de la Revista Lucha Armada, y en una entrevista a J. M. Duarte, autor del libro Entregado por nosotros. Montoneros y el asesinato del Padre Mugica).[53]
Cuestionando la postura de Mugica, la revista Militancia (Número 38, página 48), dirigida por los abogados Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña y vocera del Peronismo de Base, del 28 de marzo de 1974, en la sección titulada «Cárcel del Pueblo», en la que regularmente se denunciaba a los «enemigos de la Revolución», se leía que Carlos Mugica trataba «de ser al mismo tiempo un conservador progresista, un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado, un revolucionario y defensor del Sistema», para concluir: «Por todo lo expuesto, quede Carlos Mugica preso en la Cárcel del Pueblo [...]».[54]
Su asesinato
Mugica recibía críticas de diferentes sectores, incluyendo amenazas de muerte y atentados contra su vida. El 11 de mayo de 1974, después de las 8 de la noche, fue emboscado cuando se disponía a subir a su auto Renault 4 azul estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano de la calle Zelada 4771 en el barrio porteño de Villa Luro donde acababa de celebrar misa. Mugica estaba acompañado de su amigo, el Ricardo Capelli. Fueron atacados con armas de fuego por dos hombres: Mugica recibió catorce balazos de frente disparados con una ametralladora, mientras que Capelli recibió cuatro, .[55] Los testigos del hecho, en particular Capelli, identificaron como autor material a Eduardo Almirón, un policía miembro de la Triple A, que había estado sentado en los bancos traseros de la iglesia, mientras Mugica celebraba la misa. Tanto Capelli como Mujica conocían al asesino, porque trabajaba como guardaespaldas del ministro José López Rega en el Ministerio de Bienestar Social, donde también habían trabajado ellos hasta poco meses antes.[56][55][57]
Ambos fueron trasladados al hospital Juan F. Salaberry —hoy plaza Salaberry donde una placa recuerda a Mugica— del vecino barrio de Mataderos, donde fueron operados por el doctor Marcelo Larcade. El propio Larcade ha relatado que Mugica insistió en que primero fuera atendido su amigo:
Yo no quiero que me operes a mí antes que a él.Carlos Mugica[55]
En el quirófano había al menos unas 300 personas, de uniforme y de civil: «había una banda de mafiosos adentro del quirófano que lo único que buscaba era la certificación de la muerte de Carlos».[55] Al fallecer Mugica «hubo como una especie de desbande y luego salieron. El objetivo estaba cumplido. Era la certificación», dice el doctor Larcade.[55] La operación de Mugica duró aproximadamente dos horas, pero por la gravedad y cantidad de las heridas sus posibilidades de sobrevivir eran muy pocas.[55] El doctor Larcade ha contado que el parte quirúrgico y la historia clínica que confeccionó inmediatamente después de la operación, desaparecieron y que nunca fue citado a declarar, algo completamente inusual cuando se trataba de muertes violentas.[55] Capelli fue trasladado al Rawson donde recibió la visita de Jorge Conti, yerno de José López Rega, acto que Capelli tomó como una amenaza de muerte. A partir de ese momento Capelli fue perseguido, amenazado e incluso mantenido como detenido-desaparecido en 1978.[55]
Mugica fue el segundo de los -al menos- diecinueve militantes de la Villa 31 que fueron asesinados o detenidos-desaparecidos.[58] Pocos meses después el Ejército secuestró y destruyó los discos del álbum Misa para el Tercer Mundo, una obra musical religiosa editada por RCA, cuya letra le correspondió, con música de Roberto Lar y que fue interpretada por el Grupo Vocal Argentino.[59] Décadas después el álbum fue recreado a partir de los pocos ejemplares sobrevivientes.
Autoría del crimen
El crimen no fue investigado judicialmente. Recién en 2007, más de treinta años después, se abrió la investigación. Extrajudicialmente, se plantearon diversas hipótesis acerca de quiénes habían ejecutado el crimen. La agencia oficial del Gobierno atribuyó el asesinato a los grupos que habían lanzado una «campaña de terror contra todas la instituciones de la República, cuyos efectos ya se hicieron sentir en relación al sindicalismo y las Fuerzas Armadas».[60] Martín De Biase señala que en ese momento la tendencia fue señalar a la organización Montoneros o al ERP, atribuyendo el móvil a las críticas que Mugica había hecho.[39] Por entonces también venían actuando grupos parapoliciales de derecha, que habían cometido atentados, amenazas y asesinatos, contra militantes y figuras acusadas de izquierda, «zurdas» o comunistas.
Montoneros difundió de inmediato un comunicado, publicado en los periódicos del 13 de mayo de 1974 negando la autoría del hecho e imputaba el mismo a "las bandas armadas de derecha": el último acto público del Padre Mugica había sido una misa por un dirigente villero asesinado por la policía. Desde las páginas de medios de prensa enrolados en la posición de José López Rega, ministro de Bienestar Social, se insistió en esa versión y poco después el propio ministro bautizaba un barrio recién construido en Ciudadela con el nombre Presbítero Carlos Mugica.[39]
Décadas después la justicia reabrió la investigación y convocó a los testigos presenciales del hecho, que incriminaron a la organización de derecha Alianza Anticomunista Argentina (La Triple A) e identificaron a Rodolfo Eduardo Almirón como el autor material del crimen.[61] Según versiones de testigos, el autor fue un individuo con bigotes. Mugica fue baleado con una ametralladora Ingram MAC-10. Los proyectiles le afectaron abdomen y tórax; trasladado al hospital, falleció a los pocos minutos. Ese modelo de arma era el utilizado en atentados por la Triple A. Según Miguel Bonasso, al conocerse la muerte del dirigente peronista, Arturo Sampay le dijo:
«[...] el asesinato del padre Mugica es la respuesta de Perón al retiro de ustedes en la Plaza. Es una operación maquiavélica, destinada a que los militantes de la Tendencia se maten entre sí. Demasiado inteligente para que se le haya ocurrido al animal de López Rega.»[62]
En 2012 el entonces senador peronista Antonio Cafiero, en el programa de televisión Tiene la palabra, reveló por primera vez que el padre Mugica le había dicho dos días antes de morir que creía que podía ser asesinado por Montoneros.[63]
El 12 de julio de 2012 el juez Norberto Oyarbide emitió una declaración en la que hizo público que «Rodolfo Eduardo Almirón fue el autor inmediato del homicidio de Carlos Francisco Sergio Mugica, en el marco del accionar delictivo de la Triple A». Fundó su decisión a fin de «declarar la verdad de lo que aconteció, y así brindar una respuesta a los familiares de la víctima y a la sociedad». En ese expediente resultaron centrales los testimonios de Carlos Capelli y Helena Goñi, amigos y colaboradores de Carlos Mugica.[61] La investigación relativa al asesinato de Carlos Mugica integra una megacausa sobre los delitos presuntamente cometidos por la Triple A, imprescriptibles por haber sido declarados de "lesa humanidad". La causa estuvo en etapa de instrucción desde su reapertura en 2006, y en ella actúa como querellante la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Rodolfo Eduardo Almirón, sindicado como el autor material del asesinato de Mugica y jefe operativo de la Triple A, fue extraditado desde España y murió en la Argentina en 2009, tras haber pasado detenido en prisión un breve lapso y ser beneficiado con el arresto domiciliario.[64]
El 19 de febrero de 2016 la jueza María Servini de Cubría condenó por el delito de asociación ilícita, por haber pertenecido a la Triple A, a Jorge Héctor Conti, Carlos Alejandro Gustavo Villone, Julio José Yessi, Norberto Cozzani y Rubén Arturo Pascuzzi. En el juicio quedó acreditado que esa organización parapolicial realizó el asesinato del padre Mugica.[65]
En conexión con la causa por asociación ilícita citada en el párrafo anterior, en abril de 2016 el fiscal Eduardo Taiano, pidió a la jueza Servini de Cubría, que se condene a Jorge Conti, Carlos Villone, Julio José Yessi y Rubén Pascuzzi, por cuatro homicidios, privaciones ilegítimas de la libertad y lesiones graves. Uno de los cuatro homicidios es el de Carlos Mugica.[66]
La Fiscalía dio a conocer el pedido de condena en estos términos:
El 11 de mayo de 1974, después de las 20, Eduardo Almirón, secundado por Miguel Ángel Rovira, disparó cinco veces contra Carlos Mugica a metros de la iglesia San Francisco Solano. Junto a él se encontraba Ricardo Rubens Capelli, que sufrió lesiones graves por balas provenientes desde adelante. Así lo determinó el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°5 el 12 de julio de 2012, en el marco del expediente 14.905/2009, a través del testimonio de al menos cuatro testigos del homicidio que vieron también cómo los atacantes escapaban a bordo de un Chevrolet de color verde claro, que luego se identificó como robado.[66]
Con todo, las opiniones de diferentes historiadores y periodistas sobre los alcances de las responsabilidades en el crimen de Carlos Mugica distan de ser unánimes. Mientras Felipe Pigna, Eduardo Anguita y Martín Caparrós se posicionaron a favor de la tesis que sostiene una responsabilidad plena de la Alianza Anticomunista Argentina.[67][68] Por su parte el historiador Javier Garín niega que la Triple A haya existido y actuado mientras vivía Perón: "Cuando muere el Padre Mugica todas las sospechas se dirigen contra Montoneros". Según el autor el Padre Mugica era un activo colaborador de Perón en la conformación de la JP Lealtad para vaciar de militantes a Montoneros.[69]
Ricardo Capelli dijo en el programa de Felipe Pigna de Radio Nacional 18/5/2014 que al llegar a la capilla de San Francisco Solano con Mugica, para dar misa, advirtió la presencia de Rodolfo Almirón - mano derecha de López Rega. Al salir, luego de dar la misa, se dirigían al auto Renault 4L para retirarse y alguien llama al padre Mugica. Este se vuelve. Los demás siguen caminando. Se escucha un fuerte insulto de Mugica ante algo que ve y a continuación el tableteo del arma con que le dispararon. Los disparos le llegan a Capelli. Uno le golpea en el hombro y lo tira. Al caer ve que Mugica está herido, deslizándose contra la pared hasta quedar sentado y ve claramente a Rodolfo Almirón con el arma en la mano. Es el arma que les disparó a ambos: Mugica y el propio Ricardo Capelli. Los que iban con el grupo del cura los cargan en el auto, que con 5 ocupantes no tenía fuerza para tomar mucha velocidad y lo llevan para ser atendido por médicos. (Fuente: Radio Nacional Argentina - Programa: Historias de Nuestra Historia - 18/5/2014)
Juan Manuel Duarte (en un libro muy criticado por quienes fueron cercanos a los padres Vernazza y Ricciardelli)[70] escribió que, más allá de quienes oficiaron como autores materiales del crimen, entre fines de 1973 y principios de 1974 Carlos Mugica recibió ataques, tanto de las filas de Montoneros como de los esbirros de José López Rega —líder de la Alianza Anticomunista Argentina—, «en una especie de pacto tácito».[71] En efecto, las publicaciones cercanas a la izquierda y derecha peronista (Militancia y El caudillo) recriminaron al sacerdote su origen —ya que no provenía de las villas sino de una familia de clase alta—, su exposición mediática y su influencia entre los pobres y los jóvenes. Las respuestas de Mugica parecieron irritarles más todavía: el sacerdote señaló que los hermanos villeros jamás le habían cuestionado que hubiera crecido en Recoleta y que solo sus críticos lo veían como un problema.
En 2020, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich afirmó en un programa de TV que había sido Montoneros, organización a la que ella misma pertenecía, la que cometió el asesinato, reservándose la identidad de los autores inmediatos.[72]
Legado
Carlos Mugica es considerado por sus seguidores como un ejemplo de coherencia entre las ideas y la acción, y de fortaleza de fe, la cual trabajaba en forma constante, instando a quienes le rodeaban a no claudicar e insistir en la oración y la entrega a Dios. En palabras del libro Padre Mugica, una vida para el pueblo:
En poco más de 13 años de labor sacerdotal, había llegado a ser ampliamente conocido en la país. Su asesinato conmovió profundamente. Miles de personas desfilaron ante su féretro, primero en la parroquia de San Francisco Solano y después en la capilla de Cristo Obrero en la Villa de Retiro. Una impresionante multitud, que reunía exponentes de todas las clases sociales, pero especialmente a los pobres de las «villas miseria», lo acompañó por más de 50 cuadras hasta la Recoleta, en una manifestación de fe con tal profundo sentido religioso y popular que no se tiene memoria, en nuestra ciudad, de otra similar.[73]
El 9 de octubre de 1999 los restos de Carlos Mugica se trasladaron desde el cementerio de la Recoleta hasta la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro, donde descansan actualmente. El traslado hasta ese sitio, donde el sacerdote había desplegado su mayor actividad como «cura villero», había sido sugerido por el Equipo de Sacerdotes para las Villas de la Arquidiócesis de Buenos Aires, y fue encabezado por el entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio.[74]
Sus frases y oraciones
Luego de que el 2 de julio de 1971 estallara una bomba frente al edificio donde vivían los padres de Mugica, y que cuatro desconocidos se presentaran en la Villa de Retiro en busca del sacerdote, Carlos pronunció una frase que se citaría como su testamento espiritual,[75] y que tomó difusión luego de su muerte:
Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición.[76]Carlos Mugica, agosto de 1971
Carlos Mugica creó varias oraciones propias. Entre ellas se cuenta la siguiente de 1969,[77] reiterada hoy por los «curas villeros»:
Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.
Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas,
de las que puedo no sufrir, ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no,
porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
Señor, perdóname por decirles 'no solo de pan vive el hombre'
y no luchar con todo para que rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí.
Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz.[78]
Homenajes
- Tras su trágica muerte, los vecinos de la Villa 31 llamaron con su nombre a dicho asentamiento, y existe un anteproyecto para urbanizar la zona y denominarla como «Barrio Padre Mugica».[79]
- En el 2014 fue erigido un memorial en la avenida 9 de julio a 40 años de su muerte.
Parroquia San Francisco Solano de Villa Luro - Placa conmemorativa del asesinato del sacerdote Carlos Mugica
Parroquia San Francisco Solano de Villa Luro - Detalle de la placa conmemorativa
Memorial erigido en la Avenida 9 de Julio en el 40º aniversario de la muerte del padre Mugica. En la foto, la entonces presidenta Cristina Fernández.
Filmografía
En 1999 se estrenó el filme documental Padre Mugica sobre su vida.
Vídeos
- Gustavo Gordillo y Gabriel Mariotto (1998). Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Documental "Padre Mugica".
- Luis Barone. Documental sobre el Padre Mugica, "Los malditos caminos".
Referencias
Notas
Citas
- «Carlos Mugica, un cura para un mundo mejor». Ministerio de Cultura de la Nación Argentina. 7 de octubre de 2021. Consultado el 20 de septiembre de 2022. «Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació en Villa Luro, ciudad de Buenos Aires, el 7 de octubre de 1930... »
- https://www.pagina12.com.ar/193141-mugica-el-sacerdote-de-los-pobres
- https://www.elhistoriador.com.ar/cae-asesinado-por-la-triple-a-el-sacerdote-carlos-mugica-11-de-mayo-de-1974/
- «Fuerte reivindicación de la Iglesia de la figura del padre Carlos Mugica». Patagonia Rebelde Web. 5 de mayo de 2014.
- «'El trabajo que se hace en las villas no es ideológico, es apostólico'. Lo afirmó Francisco en una entrevista con una radio del Bajo Flores; elogio al padre Mugica». La Nación. 14 de marzo de 2014. «También fue contundente cuando se le preguntó su opinión sobre la obra de algunos curas que fueron a trabajar a las villas en los años 60 y 70, como Rodolfo Ricciardelli, Jorge Vernazza y Carlos Mugica. "Algunos dicen que son curas comunistas. No. Éstos eran grandes sacerdotes que luchaban por la justicia", afirmó. »
- Báez, Fabián (13 de mayo de 2017). «Mugica, el mártir que nunca quiso la violencia ni la lucha armada». Infobae.
- Bernasconi, Hernán (10 de octubre de 2021). «El papa Francisco, los curas villeros y el padre Carlos Mugica». Infobae.
- Bazán, Julio (9 de mayo de 2021). «Padre Mugica, el mártir villero». TN.
- «¿Quién fue el padre argentino Carlos Francisco Mugica?». Telesur. 11 de mayo de 2021.
- «Carlos Mugica, the martyr of the villas miserias». La Stampa. 11 de mayo de 2014.
- Arabian, Lidia Ana (Marzo de 2001). «¿Quién fue el padre Mugica?». La Fogata. Buenos Aires. Consultado el 12 de septiembre de 2018.
- ↑ Cuestionario (1). mayo de 1973 https://www.elhistoriador.com.ar/el-padre-mugica-cuenta-su-historia/
|url=
sin título (ayuda). - ↑ Marcote, Leonardo (11 de mayo de 2018). «Argentina. El Padre Mugica: “El que no es idealista es un cadáver viviente». Resumen Latinoamericano.
- Colegio Nacional de Buenos Aires (1948). . Archivado desde nombre=Carlos+Francisco+Sergio&apellido=Mugica&egreso=1948&division=0&profesion=&email=&paginar=20&op=Buscar&form_build_id=form-bd1f759d25217ed47e841a12ade6c6de&form_id=exalumnos_form el original el 12 de mayo de 2014. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- ↑ de la Serna, Eduardo (11 de mayo de 2008). «La vida del Padre Carlos». Nac & Pop.
- ↑ Mignone, Emilio F. (2006). Iglesia y dictadura. El papel de la Iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar (2.ª edición). Buenos Aires: Ediciones del Pensamiento Nacional-Editorial Colihue. pp. 234 y ss. ISBN 950-581-379-1. Consultado el 19 de marzo de 2012.
- Mugica, 1973, p. 15.
- «Padre Mugica, el primer cura villero». Ministerio de Cultura de la Nación. 10 de mayo de 2020.
- Mugica, 1973, p. 18.
- de Biase, 1998, p. 67.
- Amuchástegui, María Mercedes (2010). Lucio Gera y la pastoral popular: una interpretación histórica de sus orígenes. Tesis de Licenciatura. Universidad Católica Argentina, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Historia. Consultado el 30 de enero de 2015.
- Mugica, 1984, pp. 171, 216.
- Snitcofsky, Valeria Laura. «Villas de Buenos Aires. Historia, experiencia y prácticas reivindicativas de sus habitantes (1958-1983)». Filo Digital (Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires): 156.
- ↑ Touris, Claudia (2005). «Neo-integralismo, denuncia profética y Revolución en la trayectoria del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo». Prismas (Revista de historia intelectual) (9): 229-239. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- Di Stefano, Roberto; Zanatta, Loris (2000). Historia de la Iglesia argentina, desde la conquista hasta fines del siglo XX. Buenos Aires: Grijalbo. p. 469.
- ↑ Martínez, Carolina (30, 31 de mayo y 1 de junio de 2007). «Juventud católica y peronismo (1955-1973)». I Jornadas Nacionales de Historia Social (La Falda, Córdoba: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata).
- Mensaje de los 18 Obispos del Tercer Mundo, 15 de agosto de 1967.
- «Movimiento de sacerdotes para el tercer mundo, la otra iglesia (República Argentina 1967-1976)».
- Catoggio, María Soledad. «Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y Servicios de Inteligencia: 1969-1970». PIET-CONICET.
- Mangione, Mónica (2001). «El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo». Ciencias Sociales.
- Mangione, Mónica (2001) Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. CEME,.
- Verbitsky, Horacio (2013). Vigilia de armas. Tomo 3: Del Cordobazo de 1969 al 23 de marzo de 1976. Editorial Sudamericana. Consultado el 30 de diciembre de 2013.
- Luego del asesinato de Carlos Mugica, se hallaron entre sus documentos y objetos personales publicaciones de Luis Rivas, que se conservan en la Universidad Católica de Córdoba: «Los bienes de la justicia. La pobreza: opción de vida y precedencia de valores» (Revista Bíblica 32 (1970) 245-251) y «Jesús entre sus contemporáneos» (Revista Bíblica 33 (1971):111-123). Ver: Universidad Católica de Córdoba. «Archivo Carlos Mugica». Consultado el 30 de enero de 2015.
- Perón, Juan Domingo (2006). . Buenos Aires: Instituto Nacional “Juan Domingo Perón” de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas. Archivado desde el original el 23 de diciembre de 2016. Consultado el 22 de febrero de 2017.
- Mendelevich, Pablo (11 de marzo de 2013). «La proscripción del peronismo, un error histórico». La Nación.
- Mendelevich, Pablo (13 de octubre de 1997). «El otro 17. Un cuarto de siglo después». Clarín.
- Mangione, Mónica (2001). El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Buenos Aires. p. 22.
- Mugica, Carlos (1973). . 100 páginas (1ª edición). Buenos Aires: Editorial Merlín. Archivado desde el original el 5 de septiembre de 2013. Consultado el 30 de diciembre de 2013. Posteriormente lo reeditaron otras editoriales (Gea, Punto de Encuentro). ISBN 9789872762056.
- ↑ de Biase, 1998.
- Urquiza, Fernando Carlos (2006). «Las transformaciones de la Iglesia argentina: del Concilio Vaticano II a la recuperación democrática». Cartapacio de Derecho 11: 1-30. Consultado el 30 de diciembre de 2013. «El padre Mugica –confesor de algunos de los líderes del grupo Montoneros— les dijo en una ocasión frente a testigos a propósito del retorno de Perón: "Se acabó esta joda. Ahora que el gobierno es constitucional, ustedes se meten los fierros en el culo..." Esta expresión condena el uso político de la violencia y de las armas (fierros). » El autor refiere a un relato de Elena Goñi, amiga de Carlos Mugica, citado por Wornat, O. (2002), Nuestra Santa Madre. Buenos Aires: Ediciones B, p. 128.
- de La Serna, Eduardo. . Cuadernos de la memoria. Archivado desde el original el 25 de enero de 2014. Consultado el 30 de diciembre de 2013.
- Uranga, Washington (11 de mayo de 2004). «"Tenemos que estar junto al pueblo"». Página/12. Consultado el 30 de diciembre de 2013.
- Duarte, Juan Manuel (2014). Entregado por nosotros: Montoneros y el asesinato del padre Carlos Mugica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. p. 11. ISBN 978-950-07-4750-9. Consultado el 27 de mayo de 2016.
- Duarte, Juan Manuel (2014). Entregado por nosotros: Montoneros y el asesinato del padre Carlos Mugica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. p. 100. ISBN 978-950-07-4750-9. Consultado el 27 de mayo de 2016. Recogido por el diario Mayoría del 8 de septiembre de 1973.
- «Entrevista al Padre Mugica». JMC. 1 de noviembre de 1973.
- Duarte, Juan Manuel (2014). Entregado por nosotros: Montoneros y el asesinato del padre Carlos Mugica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. p. 126. ISBN 978-950-07-4750-9. Consultado el 27 de mayo de 2016. Grabación de la entrevista en cintas magnetofónicas conservadas por Jorge Rulli, miembro fundador de la Juventud Peronista.
- Jorge Rulli y M. Mendoza (18 de mayo de 2014). «A 40 Años del Asesinato del Padre Mugica». Política, economía y opinión. p. 66:22 y ss.
- «Carlos Múgica critica el marxismo y la lucha de clases».
- Carlos Mugica renuncia al Ministerio de Bienestar Social 1973, consultado el 13 de mayo de 2021.
- Duarte, Juan Manuel (2014). Entregado por nosotros: Montoneros y el asesinato del padre Carlos Mugica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. p. 136. ISBN 978-950-07-4750-9.
- Duarte, Juan Manuel (2014). Entregado por nosotros: Montoneros y el asesinato del padre Carlos Mugica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. p. 148. ISBN 978-950-07-4750-9. Consultado el 27 de mayo de 2016. Recogido por el diario Mayoría del 19 de abril de 1974.
- Duzdevich, Aldo; Raffoul, Norberto; Beltramini, Rodolfo (2015). La Lealtad: Los Montoneros que se quedaron con Perón. Buenos Aires: Sudamericana. p. 11. ISBN 978-950-07-5312-8.
- Duarte, Juan Manuel (2014). Entregado por nosotros: Montoneros y el asesinato del padre Carlos Mugica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. p. 148. ISBN 978-950-07-4750-9. Consultado el 27 de mayo de 2016.
- «Cárcel del Pueblo — Hoy Carlos Mugica». Militancia — Peronista para la liberación. Año 2 (38): 48. 28 de marzo de 1974. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- ↑ Sucarrat, María (11 de mayo de 2014). «Los guardianes de Mugica». Tiempo Argentino.
- Moure, Sofía (23 de junio de 2020). «El sobreviviente». Anccom. Universidad de Buenos Aires.
- «Archivo histórico: Renuncia del Padre Mugica». Televisión Pública. 2022.
- Alberto Chejolán (25-3-74), R.P. Carlos Múgica (11-5-74), Tomás Pedro Bibiano (8-4-76), Héctor Natalio Sobel (20-4-76), Francisco Ricardo Torres (11-5-76), Lucía María Cullen (21-6-76), Marianne Erize (15-10-76), Epifanio Rodríguez (5-10-76), Santiago “Chango” Astelarra (24-11-76), Dora María Acosta (1-3-77), Gerónimo Nicolás Puca (3-3-77), Carlos Guillermo Mazzucco (20-3-1977), Rodolfo Walsh (25-3-77), Carlos Gustavo Cortiñas (15-4-77), Alberto “Galleta” Alfaro (9-7-77), Enrique Sayago (10-9-77), Patricia Álvarez De Mazzucco (24-9-77), Martín Aleman (8-3-78) y María Del Carmen Artero (11-10-78). Cabrera, Fátima (11 de mayo de 2020). «Haciendo memoria de Carlos Mugica». Haroldo.
- «Plegaria para una misa sin nacer». La Pulseada. 25 de julio de 2014.
- Bellotta, 1997, p. 25.
- ↑ Hausser, Irina (2014). «El fantasma de la Triple A». Página 12 (Buenos Aires): 21. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- Bonasso, Miguel (1997). El presidente que no fue. Los archivos ocultos del peronismo. Buenos Aires: Editorial Planeta. p. 603. ISBN 950-742-796-1.
- Todo Noticias (ed.). «Antonio Cafiero afirma que al Padre Mugica lo mató Montoneros». Consultado el 30 de diciembre de 2013.
- Télam (Agencia Nacional de Noticias) (9 de mayo de 2014). «Triple A: Finalmente, Oyarbide cerró la instrucción de la causa y la elevó a juicio "por escrito"». Consultado el 12 de mayo de 2014.
- «Condenaron por asociación ilícita a cinco integrantes de la Triple A». Fiscales. 28 de marzo de 2016. «El fallo recuerda que Paino “aseguró que le habían encargado el asesinato” del diputado Rodolfo Ortega Peña y que pudo ver una lista de las personas que la asociación ejecutaría, entre los que nombró al padre Carlos Mugica y al ex subjefe de policía Julio Troxler, entre otros... Tuvo gran peso el testimonio de Ricardo Rubens Capelli, quien fue testigo y resultó baleado en el asesinato de Mugica: estando internado en el Hospital Rawson recibió la visita de Conti, quien le comunicó que López Rega se ponía a disposición “para lo que necesite”. Su reacción fue inmediata: le pidió a sus amigos que lo sacaran de ahí “porque iba a ser boleta”. »
- ↑ «Pidieron reclusión perpetua para cuatro integrantes de la Triple A». Fiscales. 1 de abril de 2016.
- Reato, Ceferino (10 de mayo de 2014). «¿Quién mató a Mugica?». Infobae. Consultado el 13 de mayo de 2014.
- Larraquy, Marcelo (11 de mayo de 2014). «Padre Mugica: el legado de su vida y las dudas que aún despierta su muerte». Diario Clarín. Consultado el 13 de mayo de 2014. Larraquy escribió que el crimen se atribuyó a la Triple A aunque todavía se sospecha de Montoneros y recordó que Carlos Mugica le confió a Jacobo Timerman, director del diario La Opinión,lo difícil que le resultaba sobrellevar el enfrentamiento político con Mario Firmenich, uno de los fundadores de Montoneros: «Le producía ansiedad, dolor, angustia»
- EL ULTIMO PERON – SUS IDEAS – SUS POLITICAS - CONFERENCIA
- Solicitada publicada en Tiempo Argentino el 13 de mayo de 2014. https://www.tiempoar.com.ar/wp-content/uploads/2021/04/1439-1.pdf
- Duarte, Juan Manuel (2014). Entregado por nosotros: Montoneros y el asesinato del padre Carlos Mugica. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. ISBN 978-950-07-4750-9. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- Patricia Bullrich: "Los Montoneros mataron al Padre Mugica". Disponible en https://www.lanacion.com.ar/politica/patricia-bullrich-su-militancia-jp-tengo-autocritica-nid2469029
- Mugica, Carlos (prólogo de Justo Laguna, obispo de Morón; introducción de Jorge Vernazza) (1984). Padre Mugica, una vida para el pueblo. Provincia de Buenos Aires: Pequén Ediciones. p. 11. ISBN 950-9333-04-2. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- Rey, Alejandra (9 de octubre de 1999). «Los restos del padre Mugica llegan a la villa». Diario La Nación. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- Verbitsky, Horacio (2013). Vigilia de armas. Tomo 3: Del Cordobazo de 1969 al 23 de marzo de 1976. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. pp. 139-140. ISBN 978-950-07-3049-5.
- Vernazza, Jorge (1989). Para comprender una vida con los pobres: Los curas villeros. Buenos Aires: Editorial Guadalupe. p. 21. ISBN 950-500-218-1. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- Retamozo, Martín (2012). Movimientos sociales. Subjetividad y acción de los trabajadores desocupados. México: Flacso. p. 8. ISBN 978-607-7629-12-2. Consultado el 30 de enero de 2015.
- Premat, Silvina (2010). Curas villeros: De Mugica al Padre Pepe. Historia de lucha y esperanza. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. ISBN 978-950-07-3220-8. Consultado el 11 de mayo de 2014.
- Página 12 - Se puso en marcha la mesa participativa para urbanizar la Villa 31: Será el barrio Carlos Mugica
Bibliografía
- de Biase, Martín (1998). Entre dos fuegos. Vida y asesinato del padre Mugica. Buenos Aires: Ediciones de la Flor. ISBN 9789505152360. OCLC 981443292.
- Bellotta, Araceli (1997). «Carlos Mugica, el cura de las villas». Todo es Historia (Buenos Aires) (361): 8.
- Canaletti, Ricardo; Barbano, Rolando (2009). Todos mataron: Génesis de la Triple A - El pacto siniestro entre la Federal, el gobierno y la muerte. Buenos Aires: Planeta. ISBN 9789504921264.
- Mugica, Carlos (1984). Padre Mugica, una vida para el pueblo. Buenos Aires: Pequén Ediciones. ISBN 9789509333048. OCLC 12078817.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Carlos Mugica.
- Peronismo y Cristianismo - Carlos Mugica.