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Asedio en la Antigua Grecia

La poliorcética, o arte del asedio —de la conquista (y por extensión, de la defensa) de las plazas fuertes—, se originó durante la Antigua Grecia. Este tipo de asedios se originaron a partir del momento en el que se sobrepasó el estadio del mero sitio mediante un desarrollo excepcional de las técnicas militares, que apenas fueron llevadas más allá durante la Edad Media, hasta la invención de las armas de fuego. La importancia de las técnicas de asedio se debió al aumento del papel estratégico de la ciudad en detrimento del territorio en la defensa global de la polis.

Los orígenes

 
Muralla de Micenas desde la Puerta de los Leones.

Dejando aparte la tablilla de Micenas, en la que se ven honderos, arqueros y lanzadores de piedras librar una batalla bajo los muros de una ciudad, la descripción de Homero del asalto lanzado en carro por los troyanos contra el campamento fortificado de los aqueos, y la anécdota del Caballo de Troya, nada hay, excepto las fortificaciones descubiertas por los arqueólogos, que nos informe sobre la evolución de la poliorcética griega antes de finales de la Época Arcaica.

Desde el Neolítico, las preocupaciones defensivas presiden la organización del plano urbano. Más que mediante la construcción de recintos fortificados, de extensión y tamaño muy limitados, se puede observar la adaptación de la propia arquitectura civil para fines militares: las calles son estrechas y tortuosas, mientras que los muros de las casas, sobre todo en los límites de las aglomeraciones, se refuerzan en ocasiones para servir de murallas. Este sistema de protección, a pesar de su apariencia rudimentaria, es de una gran eficacia y permite sacar el mejor partido, con los menores esfuerzos, de los accidentes del terreno. En el siglo IV a. C. todavía será recomendado por Platón, en Leyes, que se preocupa por no separar topográficamente del marco ordinario de la vida privada el dispositivo de defensa colectiva, para incrementar así la combatividad de los ciudadanos.

La autonomía estructural y el poderío arquitectónico de los recintos amurallados tendieron, no obstante, a reforzarse en el trascurso del primer milenio a. C., dado el progreso de las técnicas de construcción, el enriquecimiento de las comunidades y la concentración de recursos sociales en manos de las aristocracias palaciegas (puede que también por influencia de los hititas, que por esas fechas ya se habían forjado una reputación de expertos en fortificaciones).[1]

Fue entre mediados del siglo XIV a. C. y finales del XIII a. C. cuando las acrópolis micénicas, a la sazón residencias reales, se rodearon de imponentes murallas de bloques ciclópeos, más o menos bien labrados y colocados sin mortero. Su anchura variaba entre los 4 y los 17 m, y su altura entre los 4 y los 9 m. Su trazado se verá determinado generalmente por la orografía, pero en ocasiones también se dividía en cortas secciones rectilíneas separadas por pequeñas descolgaduras, como en Gla, lugar situado en una isla del lago Copaide de Beocia. Las aberturas eran escasas: cuatro puertas en Gla, una puerta y una poterna en Micenas, Tirinto y Atenas, generalmente provistas de una rampa de acceso paralela a la muralla y flanqueada además por resaltos macizos que formaban un antepatio, como en Tirinto, o por torres, como en Micenas, Atenas y Gla.

 
Puerta Arcadia de Mesene.

Las puertas eran, como es evidente, los únicos puntos débiles del perímetro fortificado; de ahí las excepcionales precauciones tomadas para obligar al asaltante a presentarse ante ellas en una posición desfavorable, por su lado izquierdo, que no estaba protegido por el escudo y expuesto a las armas de los defensores. Era más bien sitiándolas como se podía esperar apoderarse de esas fortalezas, en las que probablemente se refugiara la población del territorio; por ese motivo, los constructores tomaron a menudo la precaución de acondicionar galerías subterráneas que conducían a fuentes situadas al pie de la muralla.

No parece que antes del siglo V a. C. volviera a producirse ninguna modificación en el arte de las fortificaciones y en los procedimientos de asedio. Aquello que importa en los recintos urbanos, cuyo número se incrementó notablemente a partir de la época arcaica, era su valor estático, el aspecto pasivo de su poderío; formadas por una estructura de ladrillos secados al sol, cimentados por lo general sobre una base de piedras aparejadas, con escasas aberturas y dotadas de algunas torres cuadradas de flanqueo (sobre todo en las proximidades de las puertas), es evidente que no fueron concebidas para resistir un asalto en toda regla.

Los relatos de los historiadores demuestran de hecho que los sitios fueron, hasta la guerra del Peloponeso, el método de asedio más extendido y eficaz. Una vez construido un muro de contravalación de ladrillos sin cocer o de piedras puestas en seco, en ocasiones completado en dirección al exterior con otro de circunvalación, a los sitiadores no les quedaba más que mantener la guardia, recurrir a sus reservas y armarse de paciencia.[2]​ De este modo reconocían su incapacidad para forzar la entrada de la ciudad; una incapacidad que dejaba ver, sobre todo, su repugnancia a correr un riesgo semejante debido a que para ellos, lo esencial del conflicto era el control del territorio.

Durante la guerra del Peloponeso, los atenienses fueron los únicos que tuvieron los medios económicos y el valor político de sacrificar a sangre fría, como les había aconsejado Pericles, la defensa del territorio a la salvaguardia de la ciudad, ya que para ellos era el único medio de mantener su imperio, proveedor de tributos, que se encontraba amenazado por la superioridad terrestre de los espartanos. Pese a ello, su estrategia, por circunstancial y coyuntural que fuera y pese a su fracaso final, prefiguraba en cierta medida la nueva estrategia adoptada por la mayoría de las ciudades griegas a partir del siglo IV a. C.

El desarrollo y la práctica del asalto

Esta nueva estrategia no le concedía importancia absoluta ni al territorio, como en la estrategia tradicional, ni a la ciudad, como en la estrategia de Pericles. Hacía un uso ponderado y gradual de uno y otra, con lo que intentaba diversificar las posibilidades de resistencia en torno al núcleo urbano, que en adelante se convirtió en el último reducto de defensa. Así, la conquista de la ciudad, generalmente depositaria de botines prometedores y tan necesarios para el final del conflicto, se convirtió en el objetivo principal de los agresores.

Esta tendencia se acentuó a comienzos de la época helenística. El desarrollo de la poliorcética griega data del momento en que —mientras el cuerpo cívico tendía a desgajarse del territorio y a identificarse con la ciudad— el problema de la defensa se presentó en términos puramente técnicos.

No obstante, esta evolución estratégica no hubiera trastornado hasta tal punto los procedimientos de asedio si la calidad de las tropas y la organización general del ejército no hubieran sufrido con la crisis de las polis.

Sin el desarrollo de las tropas ligeras, la práctica del asalto, que exigía unas disposiciones físicas y psicológicas por completo diferentes a las del asedio, hubiera tenido más problemas para imponerse. Hasta la aparición de Estados de naturaleza tiránica o monárquica, capaces de realizar un esfuerzo de guerra hasta entonces desconocido, no se pudo disponer de un parque de asedio lo bastante grande como para que un asedio fuera una empresa rentable. No fue una casualidad, ni el mero efecto de una causa concreta de carácter técnico, social o político, que la poliorcética griega alcanzara su apogeo en tiempos de Alejandro Magno y de los diádocos, durante el transcurso de los encarnizados conflictos que acompañaron al nacimiento de los imperios. Fue el resultado de una conjunción de fuerzas y apetitos nuevos, liberados por el estallido de la ciudad: la desaparición del soldado-ciudadano, el fracaso del modo de combate hoplítico y el desencadenamiento del poder convertido en absoluto, que se alimentaba a sí mismo y no se preocupaba más que de hacerse más grande.

Las tropas de asalto

La difusión de la práctica de los asaltos tendió, en primer lugar, a incrementar la importancia relativa de las tropas ligeras y probablemente también a aligerar el equipo de la infantería. Para Ifícrates, el tipo ideal del «conquistador de ciudades» era el peltasta.

Por otra parte, tuvo como resultado importantes innovaciones tácticas destinadas a mejorar el poder de choque de los asaltantes. Por eso los siracusanos, en guerra con los cartagineses, fueron los primeros griegos en tomar conciencia, a finales del siglo V a. C., de la eficacia del «asalto continuo» realizado por oleadas sucesivas y, por consiguiente, de la necesidad de contar con reservas. Por ese mismo motivo, a partir de Alejandro se constituyeron en el seno de los ejércitos, comandos especializados en escalar murallas.

Por último, la guerra de asedio contribuyó a revalorizar el uso de la sorpresa, de las añagazas y de la traición en detrimento del enfrentamiento abierto, así como del valor individual, más o menos provocado por el cebo de las recompensas, en detrimento del heroísmo colectivo.

Así, el perfeccionamiento de la poliorcética favoreció en Grecia la decadencia del soldado-ciudadano y el desarrollo del profesionalismo militar, agravando a la vez la crisis social y política que había sido su origen; tanto más cuanto que estuvo acompañado, desde la época de Dionisio I (comienzos del siglo IV a. C.) hasta la de Demetrio Poliorcetes (comienzos del siglo III a. C.), de un desarrollo considerable de la técnica militar, que exigía una mayor movilización de medios materiales y humanos.

Las armas incendiarias

 
Uso del fuego griego, según un manuscrito bizantino.

Un arma tan primitiva como el fuego no dejó de representar durante toda la Antigüedad un papel importante en la guerra de asedio, porque la madera continuó siendo un material esencial en la arquitectura civil e incluso pasó a formar una parte esencial en la composición de los puntos más expuestos de las fortificaciones (puertas, caminos de ronda y empalizadas diversas), y también debido a los perfeccionamientos que se produjeron en las armas incendiarias para terminar con los sistemas de protección imaginados por los defensores.

A menudo se limitaba a crear inmensas hogueras, calculando con atención la dirección del viento. Los asaltantes lanzaban pez y azufre sobre ella para activar la combustión, mientras que los asediados creaban frente a sus edificaciones pantallas de piel fresca y lanzaban contra la hoguera agua, tierra y vinagre (cuyas cualidades como extintor eran muy apreciadas por los antiguos). También se supo desde muy pronto cómo actuar a distancia y con mayor precisión. Desde las guerras médicas se utilizaban flechas forradas de estopa encendida. Durante la guerra del Peloponeso se pusieron a punto una especie de lanzas-antorcha de las que Tucídides nos ha dejado una detallada descripción, que se probaron contra el atrincherado ateniense de Delio, en el invierno del 424 a. C. dice Tucídides:

[...] los beocios...utilizaron una máquina que venció. He aquí cómo era: tras haber cortado en dos una larga viga, la vaciaron por completo y unieron con exactitud las dos partes para hacer una especie de tubo; en el extremo suspendieron, mediante cadenas, un caldero, dentro del cual penetraba, desde la viga, un pico de fuelle de hierro que hacía escuadra; el resto de la madera también estaba revestida de hierro en gran parte de su longitud. Empujaban desde lejos las máquinas, con carros, contra la muralla en los sitios en donde había más sarmientos y madera; después, cuando estaba cerca, introducían grandes fuelles en el extremo de la viga que estaba en su lado y los accionaban. El aire, que llegaba con presión al caldero, lleno de carbones encendidos, de azufre y de pez, encendía una gran llama; lo que prendía fuego a la muralla, tanto y tan bien, que nadie podía permanecer en ella; los hombres la abandonaron y huyeron y, de este modo, se conquistó el muro.[3]

Estos procedimientos se perfeccionaron y se diversificaron a partir del siglo IV a. C., teniendo a menudo los asediados cada vez más y mejores medios para destruir las obras de carpintería que los asaltantes levantaban delante de sus murallas. Se inventaron entonces numerosos tipos de erizos incendiarios, de concepto análogo al que describe así Eneas el Táctico:

Preparad dos garrotes semejantes a manos de mortero, pero mucho mayores; en ambos extremos clavad clavos de hierro, unos pequeños, los otros grandes y, en el resto del garrote, por todo su contorno, arriba y abajo, pequeños paquetes de virulentos productos incendiarios. El objeto debe tener el aspecto de un rayo tal y como es representado. Hay que lanzarlo contra la máquina que avanza, preparándolo de tal manera que se quede clavado a ella y que, como está fijo, el fuego sea persistente.[4]

Las recetas de los productos incendiarios fueron refinándose.[5]​ Eneas recomendaba utilizar «una mezcla de pez, azufre, estopa, incienso en polvo y serrín de pino».[6]​ Tras las expediciones de Alejandro se usaron a veces fuegos líquidos, como el asfalto o el betún líquido. En el siglo III, Julio el Africano preconizaba incluso el empleo de un fuego «autónomo», que era un anuncio del fuego griego inventado por Calínico de Heliópolis hacia el 668-673:

A mediodía, a pleno sol, se tritura en un mortero negro, a partes iguales, azufre natural, sal gema, ceniza, piedra del cielo y pirita. Después se añade jugo de moras negras y asfalto de Zante sin secar, todavía líquido (cada uno de estos productos a partes iguales), para conseguir un producto que se parezca al hollín. Después se le añade al asfalto una pizca de cal viva. Se debe triturar cuidadosamente a mediodía, a pleno sol, protegiéndose la cara, puesto que se inflamará súbitamente. Una vez que se haya producido, hay que recubrir el producto con un recipiente cualquiera de cobre, para poder conservarlo así listo en un bote, sin exponerlo nunca al sol. Ahora, si deseáis incendiar el equipo de vuestros enemigos o cualquier otro objeto, lo untaréis por la noche, a escondidas; cuando salga el sol, todo arderá[7]

Sin embargo, Arquímedes lo haría mejor todavía si es cierto, como dicen autores tardíos, que en el 211 a. C. lograra incendiar los navíos romanos que participaban en el sitio de Siracusa utilizando espejos para captar el fuego del cielo.[8]

Las obras con armazón

Arietes

 
Plano de una catapulta.[9]

Otro tipo de máquinas de asedio estaba formado por las «obras con armazón». Estas incluían, en primer lugar, los arietes, que habrían sido «inventados» durante el asedio de Samos,[10]​ en el 440-439 a. C., por un ingeniero de Pericles, Artemón de Clazómenas. Sin duda se inspiró en modelos orientales, dado que este tipo de máquinas era de uso corriente en Asia occidental desde los tiempos del último Imperio asirio, y era conocido incluso desde mucho antes, con formas más primitivas, desde el tercer milenio a. C.

De comienzos del siglo V a. C. es una cabeza de ariete de bronce, descubierta en el estadio de Olimpia. Se trata de un artefacto paralelepípedo de 25,2 cm de alto, 18,5 cm de largo y 9 cm de ancho, con paredes de entre 9 y 10 mm de grueso, que termina, por su parte anterior, en una arista flanqueada por una doble hilera de dientes de 4,7 cm de largo. A cada lado de las caras verticales de esta arma hay cuatro agujeros en los que aún se conservan algunos de los clavos que la fijaban en el extremo de una viga de madera encastrada en un saliente de la parte superior. Este ingenio, que debido a sus dimensiones y a la delgadez de sus paredes era propulsado a mano, no estaba destinado a embestir, o a aplastar las piedras del paramento, sino a aflojarlas y arrancarlas (entra en lo posible también que estuviera destinado a atacar puertas y poternas).

Más complejos de manejar y de mayor potencia eran los arietes (probablemente colgantes) que utilizaron los lacedemonios delante de Platea en el 429 a. C. y, sobre todo, los de los comienzos de la época helenística, cuyos servidores se colocaban bajo protecciones móviles llamadas tortugas.

Los mayores de esos arietes-tortuga fueron construidos en el 305 a. C. por Demetrio Poliorcetes («Poliorcetes» = «Expugnador de Ciudades») para el asedio de Rodas. Según Diodoro Sículo,[11]

eran de dimensiones inauditas, pues cada uno tenía una viga de 120 codos [53,28 m] cubierta de hierro, provista de una punta comparable al espolón de un navío y fácil de propulsar, porque estaba montada sobre ruedas y era puesta en movimiento, en el transcurso del combate, por más de 1000 hombres.

Este logro técnico fue igualado posteriormente por un tal Hegetor de Bizancio que, según Ateneo, Vitruvio y el propio ingeniero bizantino, construyó un ariete de iguales dimensiones, pero que estaba suspendido sobre cables y que era puesto en movimiento por 100 hombres. Ya estuviera montado sobre ruedas, colocado sobre cilindros rotatorios (a veces se lo llamaba «taladro»), o colgado de un armazón, el ariete, sin sufrir modificaciones importantes, siguió siendo el arma favorita de los asaltantes hasta el final de la Antigüedad.

Torres de asedio

 
Asedio de Tiro, dibujo de 1696, en el que se aprecian claramente las torres de asedio.

A partir de finales del siglo V a. C., los asaltantes también hicieron uso de torres de asalto de madera que les permitían ocupar una posición dominante para apoyar con sus armas arrojadizas la acción de los arietes y, en ocasiones, irrumpir asimismo en el interior de la ciudad.

Por la rampa de asalto de Motia en el 397 a. C., Dionisio I de Siracusa:

hizo avanzar contra la muralla las torres rodantes, de seis pisos, que habían sido construidas en función de la altura de las casas (dotándolas a continuación de puentes voladizos) para invadir por la fuerza el tejado de las casas vecinas.[12]

A partir del 340 a. C., Filipo II de Macedonia estuvo en condiciones de levantar torres de asedio de 80 codos (37,04 m).[12]​ En cuanto a Alejandro Magno, utilizó contra Halicarnaso y Tiro torres de 100 codos de alto.

En el periodo helenístico, las más poderosas y complejas de esas torres recibieron el nombre de helepolis o helépola («conquistadora de ciudades»).

Las máquinas lanzadoras

 
Puntas de hierro utilizadas en las saetas del escorpión.

La artillería se componía de muchos tipos de máquinas lanzadoras, que se caracterizaban por el modo de propulsión, la naturaleza del proyectil y la técnica de construcción.

Por una parte estaba la ballesta (gastrafetes, arcuballista), basada en el principio del arco, y el ingenio de torsión (la catapulta griega), cuyos dos brazos se enganchaban a madejas de fibras elásticas (tendones y crines animales, cabellos femeninos).

 
Catapulta.

También estaban las máquinas de flechas, ya fueran de pequeñas dimensiones (llamada primero escorpión y luego manubalista), ya de gran tamaño (llamada oxibeles oxybela y catapulta, después balistas), y el lanzador de piedras (petróbolo o litóbolo en griego, y latín, según las épocas, balista, onager y scorpio).

Cada una de estas categorías tenía además numerosas variantes, según el modo en que la fuerza motriz se comunicara a los proyectiles: las catapultas oxíbelas de tipo eurítono se diferenciaban de las catapultas petróbolas de tipo palíntono por la disposición de los tensores, que tenían una línea que a veces recordaba al perfil de los arcos simples y a veces al de los arcos compuestos, frente a las catapultas y balistas tradicionales, que tenían siempre dos brazos propulsores.

En estas máquinas hay que incluir un cierto número de modelos experimentales puestos a punto por los ingenieros helenísticos:

Las primeras máquinas lanzadoras —meras ballestas o ya basadas en la torsión— fueron inventadas en el 399 a. C. por los ingenieros griegos que Dionisio I había hecho ir a Siracusa para emprender la lucha contra los cartagineses.

A continuación se difundieron lentamente por Grecia durante la primera mitad del siglo IV a. C., y luego con mayor rapidez por Macedonia en tiempos de Alejandro Magno. De esa fecha data, si no la invención, la mejora de las máquinas de torsión, como atestigua la puesta en servicio de petróbolos durante el sitio de Tiro en el 332 a. C.

Su evolución y adecuamiento es difícil de determinar, aunque se perfeccionaron muchos detalles. Por ejemplo, h. 275 a. C. se empezaron a realizar tablas de calibrado que establecían las relaciones fijas entre el diámetro de las madejas propulsoras, la longitud o el peso de los proyectiles y las dimensiones de las diferentes piezas de las máquinas.

Fue en la época helenística cuando se utilizaron las mayores piezas de artillería que conoció la Antigüedad, capaces de arrojar flechas de 4 codos[13]​ y balas de 3 talentos[14]​ a una distancia que variaba entre los 100 y los 300 m. Este armamento comenzó probablemente a declinar a partir del siglo III a. C., sobre todo por la falta de especialistas, lo que redujo la importancia relativa del principio de la torsión respecto a la del arco.

Las máquinas lanzadoras tuvieron un papel creciente en los combates en campo abierto y las batallas navales; pero no por ello dejaron de estar destinadas esencialmente a las guerras de asedio.

Los trabajos de desmonte

A diferencia de las máquinas de asalto, los trabajos de desmonte y de zapa nunca cayeron en desuso. La construcción de un terraplén de asalto durante la Antigüedad se hizo siempre del mismo modo: con los materiales que había a mano y procurando que la calzada no pudiera venirse abajo durante el asedio. En el 429 a. C., delante de Platea, los peloponesios

... con los troncos que cortaron en el Citerón, se pusieron a construir por los dos lados del terraplén, entrecruzándolos a modo de muro de paramento, para impedir que el terraplén no se desparramara demasiado; adentro acarrearon fajina, piedras, tierra y todo lo que se pudiera amontonar de un modo eficaz. Estuvieron terraplenando durante setenta días y setenta noches sin interrupción, distribuidos en turnos, unos llevando materiales mientras los otros dormían o comían; y los jefes lacedemonios que estaban asociados al mando de las fuerzas, los obligaban al trabajo.[15][16][17]

Con las zapas y las minas se pretendía provocar el derrumbamiento de la muralla o del terraplén de asalto enemigo y proporcionar a los asaltantes una vía de acceso al interior de la plaza fuerte.

Los griegos recurrieron a ellas desde mediados del siglo V a. C., y después, durante la Guerra del Peloponeso, por lo menos por parte de los defensores. En Platea fueron los asediados quienes, tras haber intentado ralentizar la construcción del terraplén retirando los materiales acumulados al pie de la muralla,

desde la ciudad excavaron, tomando una referencia en la rampa, y comenzaron así, por debajo, a llevarse con ellos los materiales de relleno. Durante mucho tiempo, los de fuera no se dieron cuenta; continuaron rellenando, pero con menos eficacia, pues los materiales que arrojaban eran sustraídos por debajo y no hacían más que reemplazar a los que se llevaban. [18]

Tanto los textos como los descubrimientos arqueológicos demuestran que los procedimientos de la guerra de minas no se modificaron apenas durante toda la Antigüedad.

Las reacciones de los asediados

El único medio que tenían los asediados de resistir los ataques realizados con gran refuerzo de las máquinas de asalto, era no solo reforzando la guardia de las murallas —en ocasiones recurriendo a perros—[19]​ para prevenir los golpes de mano, sino rivalizando en ingenio técnico con los agresores para contrarrestar los progresos del enemigo, delante y detrás de la línea fortificada tanto como en la propia muralla.

Algunos de los procedimientos utilizados eran puramente defensivos: fosas, trampas y fortificaciones varias, colchones y pantallas contra los proyectiles. Lo más importante era sobre todo la potencia de tiro de los defensores y su capacidad para poner a punto «antimáquinas» de una diversidad y complejidad iguales a las de los ingenios de ataque.

Filón de Bizancio, a finales del siglo III a. C., recomendaba las «antimáquinas»:

Contra las galerías y las obras de carpintería hay que colocar, en el canalón que sobresalga de una obra de carpintería interior o de una torre, piedras de 3 talentos;[20]​ que en el extremo del canalón haya batientes de puerta con goznes a cada lado, mantenidos cerrados mediante amarras que baste con soltar para que los batientes se abran por la presión de la piedra, que resbala y cae sobre las galerías. Las amarras aseguran el cierre posterior y se repetirá la operación.

Al hacer caer piedras grandes desde lo alto de obras de carpintería, lanzando otras por medio de petróbolos, palíntonos y de onagros, y dejando caer piedras con peso de talentos por las ventanas, se intentará aplastar sus protecciones (...)

Contra las obras de carpintería situadas en las cercanías (...), tras haber agujereado la muralla en ese sector en los lugares adecuados, colocaremos bolas de madera móviles en las aberturas y, al golpearlas con ayuda de un contra-ariete encima de la plataforma de base, aplastaremos sin dificultad la obra de carpintería, el ariete, el trépano, el modillón y todo lo que pudieran acercar.

Esa es la razón por la que las vigas redondeadas se colocan transversalmente en los agujeros, para que el ariete, tanto hacia el interior como hacia el exterior, gracias a las bolas de madera, sea puesto con facilidad.

Para este ariete hay que construir un soporte tan sólido como sea posible, para que aquellos que lo empujan hacia adelante, teniendo los pies bien asentados, puedan golpear lo más violentamente posible (...).

Si el sector del ataque está en pendiente, hay que lanzar las ruedas con guadañas o piedras grandes, pues así es como destruiremos el mayor número posible de enemigos en un mínimo tiempo.

Si la aproximación se produce desde el mar, hay que disponer paneles bien escondidos y provistos de clavos, y sembrar de trampas de hierro y de madera e interrumpir con empalizadas los lugares fácilmente accesibles (...).

También es útil tener dispuestas gruesas redes de lino contra los que trepan por las murallas con escalas y con puentes levadizos, puesto que, cuando se lanzan contra los asaltantes, es fácil hacerlos prisioneros cuando la red se cierra.

Lo mismo sucede con las picas en forma de anzuelo; proyectadas con la ayuda de maromas, y retiradas después hacia arriba, cuando se enganchan en los barriletes y los paneles de protección y se tira de las maromas, pueden arrancar una buena parte de ellos.[21][22][23][24]

La acción de estas «antimáquinas» necesitaba verse apoyada con salidas que, cuidadosamente preparadas, permitían sembrar la confusión en las filas enemigas y dañar sus obras de carpintería. Los asediados, al abandonar el principio de la defensa lineal, creaban así una zona de resistencia que amortiguaba a menudo el poder de choque de las tropas asaltantes.

El arte de las fortificaciones

 

A partir del siglo IV a. C., las fortificaciones griegas dejaron de tener valor exclusivamente por su poderío estático. En adelante, fueron concebidas de manera que incrementaran la potencia de fuego y favorecieran las intervenciones ofensivas de los asediados en la cercanía de las murallas. Este resultado se alcanzó, en concreto, mediante la excavación de fosos defensivos y la construcción de antemuros delante de las murallas, mediante el vaciado de las torres de muralla, gracias a la invención del trazado en cremallera y en dientes de sierra, así como aumentando el número de poternas.[25][26][27]

No obstante, solo durante los dos siglos siguientes —con un cierto retraso con respecto a los progresos de la poliorcética— se difundieron en la arquitectura militar ideas nuevas, que pretendían la diversificación y la articulación de los medios de defensa a ras de tierra y en altura. En adelante, la menor masa de las murallas y de las obras defensivas dejó de ser un obstáculo para los asediados. Su utilidad pasó a ser la de la táctica que materializaban. Se pasó de una arquitectura ponderal a una arquitectura de movimiento.

El tipo más perfecto de fortaleza helénica lo representa el castillo de Euríalo en Siracusa. Ya se ha descartado que fuera obra de los ingenieros de Dionisio I:

 
Diferencia entre la mampostería ciclópea, mostrada en el rectángulo azul, y la mampostería de sillares, fuera del rectángulo.

El arte griego de las fortificaciones alcanzó su culmen en Siracusa en tiempos de Arquímedes, al final de una evolución cuyos diferentes aspectos se pueden analizar con más facilidad en otros yacimientos helenísticos menos complejos, desde el punto de vista técnico, y más homogéneos desde el punto de vista cronológico.

Selinunte presenta, en la primera mitad del siglo III a. C., una versión simplificada de los fosos y bastiones siracusanos.
El reemplazo del remate almenado por un alto parapeto lleno de ventanas e incluso la transformación del camino de ronda en una galería parcial o totalmente cubierta están atestiguados en Heraclea del Latmos y en Atenas desde los últimos años del siglo IV a. C. Y vuelven a aparecer, con una forma más elaborada, en Sida, Panfilia (sur de Asia Menor) en la primera mitad del siglo II a. C.

En la misma época, el sector meridional del recinto de Mileto reproduce un trazado en cremallera reforzado por torres muy salientes, mientras que en Marsella, a orillas del puerto antiguo, se organizaba una línea fortificada hábilmente articulada.

La capacidad de las torres para atacar de flanco, sobre todo cerca de las puertas, se incrementó tanto por el desarrollo de su potencia como por la adopción de varias plantas variadas: pentagonal, hexagonal, en forma de herradura o de un concepto incluso más inteligente.

Son ejemplos, entre otros muchos, de unas innovaciones técnicas que, en lo esencial, siguen las enseñanzas de Filón de Bizancio, y cuya importancia se puede apreciar en el hecho de que continuaron siendo útiles, con algunas mejoras, hasta finales de la Edad Media.

Véase también

Notas

  1. Garlan, Yvon (2003). La guerra en la Antigüedad. Madrid: Aldebarán Ediciones. p. 106. ISBN 84-95414-31-7. 
  2. Imagen de contravalación el 2 de febrero de 2007 en Wayback Machine. (en inglés)
  3. Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, iv, 100, 1-4.
  4. Eneas el Táctico, Poliorcética, xxxiii, 2.
  5. M. Mercier: Le feu grégois. Les feux de guerre depuis l’antiquité. La poudre à canon; J. R. Partington: A history of Greek fire and gundpower (pág. 141).
  6. Eneas el Táctico: Poliorcética, xxxv.
  7. Sexto Julio Africano, Cestes, ii, 11
  8. W. E. Knowles Middleton: Archimedes, Kircher, Buffon and the burning-mirrors (pp. 533-543).
  9. La catapulta era un ingenio con resortes, cuya instalación era simple y podía hacerse en campaña con la madera que se procuraban los montadores, sin que fuera necesario emplear cremalleras y todos esos herrajes que demandaban tiempo y obreros especializados para montarlas. La de la imagen es muy antigua y recuerda a la catapulta de los romanos.
  10. El asedio de Samos duró casi 9 meses, desde agosto de 440 a. C. hasta mayo del 439 a. C.
  11. Diodoro Sículo, Biblioteca histórica, xx, 95, 1
  12. Diodoro Sículo, Biblioteca histórica, xiv, 74, 3.
  13. 1,85 m.
  14. 78 kg.
  15. Tucídides, ii, 75, 2-3.
  16. Entramado de troncos a modo de reja o formando una empalizada para contener los desprendimientos.
  17. Estos jefes lacedemonios (xenagoí) eran puestos al mando de tropas extranjeras y estaban asociados a los comandantes de los contingentes de cada ciudad aliada, con la misión de conseguir una mayor uniformidad y eficacia operativa.
  18. Tucídides, ii, 76, 2.
  19. R. M. Cook: Dogs in battle (pág. 38-42), Fests. A. Rumpf (1952).
  20. Unos 75 kg.
  21. Filón de Bizancio, Poliorcética, v, 3, 8-10.
  22. Filón de Bizancio, Poliorcética, v, 15-17.
  23. Filón de Bizancio, Poliorcética, v, 45-51.
  24. Filón de Bizancio, Poliorcética, v, 65-66.
  25. Winter, 1971.
  26. Yvon Garlan: Fortification et historie grecque (pág. 245-260).
  27. F. G. Maier: Griechische Mauerbauinschriften, 1961.

Bibliografía

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  •   Datos: Q3625537

asedio, antigua, grecia, poliorcética, arte, asedio, conquista, extensión, defensa, plazas, fuertes, originó, durante, antigua, grecia, este, tipo, asedios, originaron, partir, momento, sobrepasó, estadio, mero, sitio, mediante, desarrollo, excepcional, técnic. La poliorcetica o arte del asedio de la conquista y por extension de la defensa de las plazas fuertes se origino durante la Antigua Grecia Este tipo de asedios se originaron a partir del momento en el que se sobrepaso el estadio del mero sitio mediante un desarrollo excepcional de las tecnicas militares que apenas fueron llevadas mas alla durante la Edad Media hasta la invencion de las armas de fuego La importancia de las tecnicas de asedio se debio al aumento del papel estrategico de la ciudad en detrimento del territorio en la defensa global de la polis Indice 1 Los origenes 2 El desarrollo y la practica del asalto 3 Las tropas de asalto 4 Las armas incendiarias 5 Las obras con armazon 5 1 Arietes 5 2 Torres de asedio 6 Las maquinas lanzadoras 7 Los trabajos de desmonte 8 Las reacciones de los asediados 9 El arte de las fortificaciones 10 Vease tambien 11 Notas 12 BibliografiaLos origenes Editar Muralla de Micenas desde la Puerta de los Leones Dejando aparte la tablilla de Micenas en la que se ven honderos arqueros y lanzadores de piedras librar una batalla bajo los muros de una ciudad la descripcion de Homero del asalto lanzado en carro por los troyanos contra el campamento fortificado de los aqueos y la anecdota del Caballo de Troya nada hay excepto las fortificaciones descubiertas por los arqueologos que nos informe sobre la evolucion de la poliorcetica griega antes de finales de la Epoca Arcaica Desde el Neolitico las preocupaciones defensivas presiden la organizacion del plano urbano Mas que mediante la construccion de recintos fortificados de extension y tamano muy limitados se puede observar la adaptacion de la propia arquitectura civil para fines militares las calles son estrechas y tortuosas mientras que los muros de las casas sobre todo en los limites de las aglomeraciones se refuerzan en ocasiones para servir de murallas Este sistema de proteccion a pesar de su apariencia rudimentaria es de una gran eficacia y permite sacar el mejor partido con los menores esfuerzos de los accidentes del terreno En el siglo IV a C todavia sera recomendado por Platon en Leyes que se preocupa por no separar topograficamente del marco ordinario de la vida privada el dispositivo de defensa colectiva para incrementar asi la combatividad de los ciudadanos La autonomia estructural y el poderio arquitectonico de los recintos amurallados tendieron no obstante a reforzarse en el trascurso del primer milenio a C dado el progreso de las tecnicas de construccion el enriquecimiento de las comunidades y la concentracion de recursos sociales en manos de las aristocracias palaciegas puede que tambien por influencia de los hititas que por esas fechas ya se habian forjado una reputacion de expertos en fortificaciones 1 Fue entre mediados del siglo XIV a C y finales del XIII a C cuando las acropolis micenicas a la sazon residencias reales se rodearon de imponentes murallas de bloques ciclopeos mas o menos bien labrados y colocados sin mortero Su anchura variaba entre los 4 y los 17 m y su altura entre los 4 y los 9 m Su trazado se vera determinado generalmente por la orografia pero en ocasiones tambien se dividia en cortas secciones rectilineas separadas por pequenas descolgaduras como en Gla lugar situado en una isla del lago Copaide de Beocia Las aberturas eran escasas cuatro puertas en Gla una puerta y una poterna en Micenas Tirinto y Atenas generalmente provistas de una rampa de acceso paralela a la muralla y flanqueada ademas por resaltos macizos que formaban un antepatio como en Tirinto o por torres como en Micenas Atenas y Gla Puerta Arcadia de Mesene Las puertas eran como es evidente los unicos puntos debiles del perimetro fortificado de ahi las excepcionales precauciones tomadas para obligar al asaltante a presentarse ante ellas en una posicion desfavorable por su lado izquierdo que no estaba protegido por el escudo y expuesto a las armas de los defensores Era mas bien sitiandolas como se podia esperar apoderarse de esas fortalezas en las que probablemente se refugiara la poblacion del territorio por ese motivo los constructores tomaron a menudo la precaucion de acondicionar galerias subterraneas que conducian a fuentes situadas al pie de la muralla No parece que antes del siglo V a C volviera a producirse ninguna modificacion en el arte de las fortificaciones y en los procedimientos de asedio Aquello que importa en los recintos urbanos cuyo numero se incremento notablemente a partir de la epoca arcaica era su valor estatico el aspecto pasivo de su poderio formadas por una estructura de ladrillos secados al sol cimentados por lo general sobre una base de piedras aparejadas con escasas aberturas y dotadas de algunas torres cuadradas de flanqueo sobre todo en las proximidades de las puertas es evidente que no fueron concebidas para resistir un asalto en toda regla Los relatos de los historiadores demuestran de hecho que los sitios fueron hasta la guerra del Peloponeso el metodo de asedio mas extendido y eficaz Una vez construido un muro de contravalacion de ladrillos sin cocer o de piedras puestas en seco en ocasiones completado en direccion al exterior con otro de circunvalacion a los sitiadores no les quedaba mas que mantener la guardia recurrir a sus reservas y armarse de paciencia 2 De este modo reconocian su incapacidad para forzar la entrada de la ciudad una incapacidad que dejaba ver sobre todo su repugnancia a correr un riesgo semejante debido a que para ellos lo esencial del conflicto era el control del territorio Durante la guerra del Peloponeso los atenienses fueron los unicos que tuvieron los medios economicos y el valor politico de sacrificar a sangre fria como les habia aconsejado Pericles la defensa del territorio a la salvaguardia de la ciudad ya que para ellos era el unico medio de mantener su imperio proveedor de tributos que se encontraba amenazado por la superioridad terrestre de los espartanos Pese a ello su estrategia por circunstancial y coyuntural que fuera y pese a su fracaso final prefiguraba en cierta medida la nueva estrategia adoptada por la mayoria de las ciudades griegas a partir del siglo IV a C El desarrollo y la practica del asalto EditarEsta nueva estrategia no le concedia importancia absoluta ni al territorio como en la estrategia tradicional ni a la ciudad como en la estrategia de Pericles Hacia un uso ponderado y gradual de uno y otra con lo que intentaba diversificar las posibilidades de resistencia en torno al nucleo urbano que en adelante se convirtio en el ultimo reducto de defensa Asi la conquista de la ciudad generalmente depositaria de botines prometedores y tan necesarios para el final del conflicto se convirtio en el objetivo principal de los agresores Esta tendencia se acentuo a comienzos de la epoca helenistica El desarrollo de la poliorcetica griega data del momento en que mientras el cuerpo civico tendia a desgajarse del territorio y a identificarse con la ciudad el problema de la defensa se presento en terminos puramente tecnicos No obstante esta evolucion estrategica no hubiera trastornado hasta tal punto los procedimientos de asedio si la calidad de las tropas y la organizacion general del ejercito no hubieran sufrido con la crisis de las polis Sin el desarrollo de las tropas ligeras la practica del asalto que exigia unas disposiciones fisicas y psicologicas por completo diferentes a las del asedio hubiera tenido mas problemas para imponerse Hasta la aparicion de Estados de naturaleza tiranica o monarquica capaces de realizar un esfuerzo de guerra hasta entonces desconocido no se pudo disponer de un parque de asedio lo bastante grande como para que un asedio fuera una empresa rentable No fue una casualidad ni el mero efecto de una causa concreta de caracter tecnico social o politico que la poliorcetica griega alcanzara su apogeo en tiempos de Alejandro Magno y de los diadocos durante el transcurso de los encarnizados conflictos que acompanaron al nacimiento de los imperios Fue el resultado de una conjuncion de fuerzas y apetitos nuevos liberados por el estallido de la ciudad la desaparicion del soldado ciudadano el fracaso del modo de combate hoplitico y el desencadenamiento del poder convertido en absoluto que se alimentaba a si mismo y no se preocupaba mas que de hacerse mas grande Las tropas de asalto EditarLa difusion de la practica de los asaltos tendio en primer lugar a incrementar la importancia relativa de las tropas ligeras y probablemente tambien a aligerar el equipo de la infanteria Para Ificrates el tipo ideal del conquistador de ciudades era el peltasta Por otra parte tuvo como resultado importantes innovaciones tacticas destinadas a mejorar el poder de choque de los asaltantes Por eso los siracusanos en guerra con los cartagineses fueron los primeros griegos en tomar conciencia a finales del siglo V a C de la eficacia del asalto continuo realizado por oleadas sucesivas y por consiguiente de la necesidad de contar con reservas Por ese mismo motivo a partir de Alejandro se constituyeron en el seno de los ejercitos comandos especializados en escalar murallas Por ultimo la guerra de asedio contribuyo a revalorizar el uso de la sorpresa de las anagazas y de la traicion en detrimento del enfrentamiento abierto asi como del valor individual mas o menos provocado por el cebo de las recompensas en detrimento del heroismo colectivo Asi el perfeccionamiento de la poliorcetica favorecio en Grecia la decadencia del soldado ciudadano y el desarrollo del profesionalismo militar agravando a la vez la crisis social y politica que habia sido su origen tanto mas cuanto que estuvo acompanado desde la epoca de Dionisio I comienzos del siglo IV a C hasta la de Demetrio Poliorcetes comienzos del siglo III a C de un desarrollo considerable de la tecnica militar que exigia una mayor movilizacion de medios materiales y humanos Las armas incendiarias Editar Uso del fuego griego segun un manuscrito bizantino Un arma tan primitiva como el fuego no dejo de representar durante toda la Antiguedad un papel importante en la guerra de asedio porque la madera continuo siendo un material esencial en la arquitectura civil e incluso paso a formar una parte esencial en la composicion de los puntos mas expuestos de las fortificaciones puertas caminos de ronda y empalizadas diversas y tambien debido a los perfeccionamientos que se produjeron en las armas incendiarias para terminar con los sistemas de proteccion imaginados por los defensores A menudo se limitaba a crear inmensas hogueras calculando con atencion la direccion del viento Los asaltantes lanzaban pez y azufre sobre ella para activar la combustion mientras que los asediados creaban frente a sus edificaciones pantallas de piel fresca y lanzaban contra la hoguera agua tierra y vinagre cuyas cualidades como extintor eran muy apreciadas por los antiguos Tambien se supo desde muy pronto como actuar a distancia y con mayor precision Desde las guerras medicas se utilizaban flechas forradas de estopa encendida Durante la guerra del Peloponeso se pusieron a punto una especie de lanzas antorcha de las que Tucidides nos ha dejado una detallada descripcion que se probaron contra el atrincherado ateniense de Delio en el invierno del 424 a C dice Tucidides los beocios utilizaron una maquina que vencio He aqui como era tras haber cortado en dos una larga viga la vaciaron por completo y unieron con exactitud las dos partes para hacer una especie de tubo en el extremo suspendieron mediante cadenas un caldero dentro del cual penetraba desde la viga un pico de fuelle de hierro que hacia escuadra el resto de la madera tambien estaba revestida de hierro en gran parte de su longitud Empujaban desde lejos las maquinas con carros contra la muralla en los sitios en donde habia mas sarmientos y madera despues cuando estaba cerca introducian grandes fuelles en el extremo de la viga que estaba en su lado y los accionaban El aire que llegaba con presion al caldero lleno de carbones encendidos de azufre y de pez encendia una gran llama lo que prendia fuego a la muralla tanto y tan bien que nadie podia permanecer en ella los hombres la abandonaron y huyeron y de este modo se conquisto el muro 3 Estos procedimientos se perfeccionaron y se diversificaron a partir del siglo IV a C teniendo a menudo los asediados cada vez mas y mejores medios para destruir las obras de carpinteria que los asaltantes levantaban delante de sus murallas Se inventaron entonces numerosos tipos de erizos incendiarios de concepto analogo al que describe asi Eneas el Tactico Preparad dos garrotes semejantes a manos de mortero pero mucho mayores en ambos extremos clavad clavos de hierro unos pequenos los otros grandes y en el resto del garrote por todo su contorno arriba y abajo pequenos paquetes de virulentos productos incendiarios El objeto debe tener el aspecto de un rayo tal y como es representado Hay que lanzarlo contra la maquina que avanza preparandolo de tal manera que se quede clavado a ella y que como esta fijo el fuego sea persistente 4 Las recetas de los productos incendiarios fueron refinandose 5 Eneas recomendaba utilizar una mezcla de pez azufre estopa incienso en polvo y serrin de pino 6 Tras las expediciones de Alejandro se usaron a veces fuegos liquidos como el asfalto o el betun liquido En el siglo III Julio el Africano preconizaba incluso el empleo de un fuego autonomo que era un anuncio del fuego griego inventado por Calinico de Heliopolis hacia el 668 673 A mediodia a pleno sol se tritura en un mortero negro a partes iguales azufre natural sal gema ceniza piedra del cielo y pirita Despues se anade jugo de moras negras y asfalto de Zante sin secar todavia liquido cada uno de estos productos a partes iguales para conseguir un producto que se parezca al hollin Despues se le anade al asfalto una pizca de cal viva Se debe triturar cuidadosamente a mediodia a pleno sol protegiendose la cara puesto que se inflamara subitamente Una vez que se haya producido hay que recubrir el producto con un recipiente cualquiera de cobre para poder conservarlo asi listo en un bote sin exponerlo nunca al sol Ahora si deseais incendiar el equipo de vuestros enemigos o cualquier otro objeto lo untareis por la noche a escondidas cuando salga el sol todo ardera 7 Sin embargo Arquimedes lo haria mejor todavia si es cierto como dicen autores tardios que en el 211 a C lograra incendiar los navios romanos que participaban en el sitio de Siracusa utilizando espejos para captar el fuego del cielo 8 Las obras con armazon EditarArietes Editar Plano de una catapulta 9 Otro tipo de maquinas de asedio estaba formado por las obras con armazon Estas incluian en primer lugar los arietes que habrian sido inventados durante el asedio de Samos 10 en el 440 439 a C por un ingeniero de Pericles Artemon de Clazomenas Sin duda se inspiro en modelos orientales dado que este tipo de maquinas era de uso corriente en Asia occidental desde los tiempos del ultimo Imperio asirio y era conocido incluso desde mucho antes con formas mas primitivas desde el tercer milenio a C De comienzos del siglo V a C es una cabeza de ariete de bronce descubierta en el estadio de Olimpia Se trata de un artefacto paralelepipedo de 25 2 cm de alto 18 5 cm de largo y 9 cm de ancho con paredes de entre 9 y 10 mm de grueso que termina por su parte anterior en una arista flanqueada por una doble hilera de dientes de 4 7 cm de largo A cada lado de las caras verticales de esta arma hay cuatro agujeros en los que aun se conservan algunos de los clavos que la fijaban en el extremo de una viga de madera encastrada en un saliente de la parte superior Este ingenio que debido a sus dimensiones y a la delgadez de sus paredes era propulsado a mano no estaba destinado a embestir o a aplastar las piedras del paramento sino a aflojarlas y arrancarlas entra en lo posible tambien que estuviera destinado a atacar puertas y poternas Mas complejos de manejar y de mayor potencia eran los arietes probablemente colgantes que utilizaron los lacedemonios delante de Platea en el 429 a C y sobre todo los de los comienzos de la epoca helenistica cuyos servidores se colocaban bajo protecciones moviles llamadas tortugas Los mayores de esos arietes tortuga fueron construidos en el 305 a C por Demetrio Poliorcetes Poliorcetes Expugnador de Ciudades para el asedio de Rodas Segun Diodoro Siculo 11 eran de dimensiones inauditas pues cada uno tenia una viga de 120 codos 53 28 m cubierta de hierro provista de una punta comparable al espolon de un navio y facil de propulsar porque estaba montada sobre ruedas y era puesta en movimiento en el transcurso del combate por mas de 1000 hombres Este logro tecnico fue igualado posteriormente por un tal Hegetor de Bizancio que segun Ateneo Vitruvio y el propio ingeniero bizantino construyo un ariete de iguales dimensiones pero que estaba suspendido sobre cables y que era puesto en movimiento por 100 hombres Ya estuviera montado sobre ruedas colocado sobre cilindros rotatorios a veces se lo llamaba taladro o colgado de un armazon el ariete sin sufrir modificaciones importantes siguio siendo el arma favorita de los asaltantes hasta el final de la Antiguedad Torres de asedio Editar Asedio de Tiro dibujo de 1696 en el que se aprecian claramente las torres de asedio A partir de finales del siglo V a C los asaltantes tambien hicieron uso de torres de asalto de madera que les permitian ocupar una posicion dominante para apoyar con sus armas arrojadizas la accion de los arietes y en ocasiones irrumpir asimismo en el interior de la ciudad Por la rampa de asalto de Motia en el 397 a C Dionisio I de Siracusa hizo avanzar contra la muralla las torres rodantes de seis pisos que habian sido construidas en funcion de la altura de las casas dotandolas a continuacion de puentes voladizos para invadir por la fuerza el tejado de las casas vecinas 12 A partir del 340 a C Filipo II de Macedonia estuvo en condiciones de levantar torres de asedio de 80 codos 37 04 m 12 En cuanto a Alejandro Magno utilizo contra Halicarnaso y Tiro torres de 100 codos de alto En el periodo helenistico las mas poderosas y complejas de esas torres recibieron el nombre de helepolis o helepola conquistadora de ciudades Vease tambien HelepolisLas maquinas lanzadoras Editar Puntas de hierro utilizadas en las saetas del escorpion La artilleria se componia de muchos tipos de maquinas lanzadoras que se caracterizaban por el modo de propulsion la naturaleza del proyectil y la tecnica de construccion Por una parte estaba la ballesta gastrafetes arcuballista basada en el principio del arco y el ingenio de torsion la catapulta griega cuyos dos brazos se enganchaban a madejas de fibras elasticas tendones y crines animales cabellos femeninos Catapulta Tambien estaban las maquinas de flechas ya fueran de pequenas dimensiones llamada primero escorpion y luego manubalista ya de gran tamano llamada oxibeles oxybela y catapulta despues balistas y el lanzador de piedras petrobolo o litobolo en griego y latin segun las epocas balista onager y scorpio Cada una de estas categorias tenia ademas numerosas variantes segun el modo en que la fuerza motriz se comunicara a los proyectiles las catapultas oxibelas de tipo euritono se diferenciaban de las catapultas petrobolas de tipo palintono por la disposicion de los tensores que tenian una linea que a veces recordaba al perfil de los arcos simples y a veces al de los arcos compuestos frente a las catapultas y balistas tradicionales que tenian siempre dos brazos propulsores En estas maquinas hay que incluir un cierto numero de modelos experimentales puestos a punto por los ingenieros helenisticos la catapulta de aire comprimido del alejandrino Ctesibio hacia el 270 a C la catapulta de repeticion construida en Rodas por Dionisio de Alejandria la catapulta de resortes de bronce realizada por Filon de Bizancio a finales del siglo III a C Las primeras maquinas lanzadoras meras ballestas o ya basadas en la torsion fueron inventadas en el 399 a C por los ingenieros griegos que Dionisio I habia hecho ir a Siracusa para emprender la lucha contra los cartagineses A continuacion se difundieron lentamente por Grecia durante la primera mitad del siglo IV a C y luego con mayor rapidez por Macedonia en tiempos de Alejandro Magno De esa fecha data si no la invencion la mejora de las maquinas de torsion como atestigua la puesta en servicio de petrobolos durante el sitio de Tiro en el 332 a C Su evolucion y adecuamiento es dificil de determinar aunque se perfeccionaron muchos detalles Por ejemplo h 275 a C se empezaron a realizar tablas de calibrado que establecian las relaciones fijas entre el diametro de las madejas propulsoras la longitud o el peso de los proyectiles y las dimensiones de las diferentes piezas de las maquinas Fue en la epoca helenistica cuando se utilizaron las mayores piezas de artilleria que conocio la Antiguedad capaces de arrojar flechas de 4 codos 13 y balas de 3 talentos 14 a una distancia que variaba entre los 100 y los 300 m Este armamento comenzo probablemente a declinar a partir del siglo III a C sobre todo por la falta de especialistas lo que redujo la importancia relativa del principio de la torsion respecto a la del arco Las maquinas lanzadoras tuvieron un papel creciente en los combates en campo abierto y las batallas navales pero no por ello dejaron de estar destinadas esencialmente a las guerras de asedio Los trabajos de desmonte EditarA diferencia de las maquinas de asalto los trabajos de desmonte y de zapa nunca cayeron en desuso La construccion de un terraplen de asalto durante la Antiguedad se hizo siempre del mismo modo con los materiales que habia a mano y procurando que la calzada no pudiera venirse abajo durante el asedio En el 429 a C delante de Platea los peloponesios con los troncos que cortaron en el Citeron se pusieron a construir por los dos lados del terraplen entrecruzandolos a modo de muro de paramento para impedir que el terraplen no se desparramara demasiado adentro acarrearon fajina piedras tierra y todo lo que se pudiera amontonar de un modo eficaz Estuvieron terraplenando durante setenta dias y setenta noches sin interrupcion distribuidos en turnos unos llevando materiales mientras los otros dormian o comian y los jefes lacedemonios que estaban asociados al mando de las fuerzas los obligaban al trabajo 15 16 17 Con las zapas y las minas se pretendia provocar el derrumbamiento de la muralla o del terraplen de asalto enemigo y proporcionar a los asaltantes una via de acceso al interior de la plaza fuerte Los griegos recurrieron a ellas desde mediados del siglo V a C y despues durante la Guerra del Peloponeso por lo menos por parte de los defensores En Platea fueron los asediados quienes tras haber intentado ralentizar la construccion del terraplen retirando los materiales acumulados al pie de la muralla desde la ciudad excavaron tomando una referencia en la rampa y comenzaron asi por debajo a llevarse con ellos los materiales de relleno Durante mucho tiempo los de fuera no se dieron cuenta continuaron rellenando pero con menos eficacia pues los materiales que arrojaban eran sustraidos por debajo y no hacian mas que reemplazar a los que se llevaban 18 Tanto los textos como los descubrimientos arqueologicos demuestran que los procedimientos de la guerra de minas no se modificaron apenas durante toda la Antiguedad Las reacciones de los asediados EditarEl unico medio que tenian los asediados de resistir los ataques realizados con gran refuerzo de las maquinas de asalto era no solo reforzando la guardia de las murallas en ocasiones recurriendo a perros 19 para prevenir los golpes de mano sino rivalizando en ingenio tecnico con los agresores para contrarrestar los progresos del enemigo delante y detras de la linea fortificada tanto como en la propia muralla Algunos de los procedimientos utilizados eran puramente defensivos fosas trampas y fortificaciones varias colchones y pantallas contra los proyectiles Lo mas importante era sobre todo la potencia de tiro de los defensores y su capacidad para poner a punto antimaquinas de una diversidad y complejidad iguales a las de los ingenios de ataque Filon de Bizancio a finales del siglo III a C recomendaba las antimaquinas Contra las galerias y las obras de carpinteria hay que colocar en el canalon que sobresalga de una obra de carpinteria interior o de una torre piedras de 3 talentos 20 que en el extremo del canalon haya batientes de puerta con goznes a cada lado mantenidos cerrados mediante amarras que baste con soltar para que los batientes se abran por la presion de la piedra que resbala y cae sobre las galerias Las amarras aseguran el cierre posterior y se repetira la operacion Al hacer caer piedras grandes desde lo alto de obras de carpinteria lanzando otras por medio de petrobolos palintonos y de onagros y dejando caer piedras con peso de talentos por las ventanas se intentara aplastar sus protecciones Contra las obras de carpinteria situadas en las cercanias tras haber agujereado la muralla en ese sector en los lugares adecuados colocaremos bolas de madera moviles en las aberturas y al golpearlas con ayuda de un contra ariete encima de la plataforma de base aplastaremos sin dificultad la obra de carpinteria el ariete el trepano el modillon y todo lo que pudieran acercar Esa es la razon por la que las vigas redondeadas se colocan transversalmente en los agujeros para que el ariete tanto hacia el interior como hacia el exterior gracias a las bolas de madera sea puesto con facilidad Para este ariete hay que construir un soporte tan solido como sea posible para que aquellos que lo empujan hacia adelante teniendo los pies bien asentados puedan golpear lo mas violentamente posible Si el sector del ataque esta en pendiente hay que lanzar las ruedas con guadanas o piedras grandes pues asi es como destruiremos el mayor numero posible de enemigos en un minimo tiempo Si la aproximacion se produce desde el mar hay que disponer paneles bien escondidos y provistos de clavos y sembrar de trampas de hierro y de madera e interrumpir con empalizadas los lugares facilmente accesibles Tambien es util tener dispuestas gruesas redes de lino contra los que trepan por las murallas con escalas y con puentes levadizos puesto que cuando se lanzan contra los asaltantes es facil hacerlos prisioneros cuando la red se cierra Lo mismo sucede con las picas en forma de anzuelo proyectadas con la ayuda de maromas y retiradas despues hacia arriba cuando se enganchan en los barriletes y los paneles de proteccion y se tira de las maromas pueden arrancar una buena parte de ellos 21 22 23 24 La accion de estas antimaquinas necesitaba verse apoyada con salidas que cuidadosamente preparadas permitian sembrar la confusion en las filas enemigas y danar sus obras de carpinteria Los asediados al abandonar el principio de la defensa lineal creaban asi una zona de resistencia que amortiguaba a menudo el poder de choque de las tropas asaltantes El arte de las fortificaciones Editar Muro de la Acropolis de Atenas A partir del siglo IV a C las fortificaciones griegas dejaron de tener valor exclusivamente por su poderio estatico En adelante fueron concebidas de manera que incrementaran la potencia de fuego y favorecieran las intervenciones ofensivas de los asediados en la cercania de las murallas Este resultado se alcanzo en concreto mediante la excavacion de fosos defensivos y la construccion de antemuros delante de las murallas mediante el vaciado de las torres de muralla gracias a la invencion del trazado en cremallera y en dientes de sierra asi como aumentando el numero de poternas 25 26 27 No obstante solo durante los dos siglos siguientes con un cierto retraso con respecto a los progresos de la poliorcetica se difundieron en la arquitectura militar ideas nuevas que pretendian la diversificacion y la articulacion de los medios de defensa a ras de tierra y en altura En adelante la menor masa de las murallas y de las obras defensivas dejo de ser un obstaculo para los asediados Su utilidad paso a ser la de la tactica que materializaban Se paso de una arquitectura ponderal a una arquitectura de movimiento El tipo mas perfecto de fortaleza helenica lo representa el castillo de Eurialo en Siracusa Ya se ha descartado que fuera obra de los ingenieros de Dionisio I Articulos principales Arquitectura militar en la Antigua Grecia Eurialoy Muros Largos Diferencia entre la mamposteria ciclopea mostrada en el rectangulo azul y la mamposteria de sillares fuera del rectangulo El arte griego de las fortificaciones alcanzo su culmen en Siracusa en tiempos de Arquimedes al final de una evolucion cuyos diferentes aspectos se pueden analizar con mas facilidad en otros yacimientos helenisticos menos complejos desde el punto de vista tecnico y mas homogeneos desde el punto de vista cronologico Selinunte presenta en la primera mitad del siglo III a C una version simplificada de los fosos y bastiones siracusanos El reemplazo del remate almenado por un alto parapeto lleno de ventanas e incluso la transformacion del camino de ronda en una galeria parcial o totalmente cubierta estan atestiguados en Heraclea del Latmos y en Atenas desde los ultimos anos del siglo IV a C Y vuelven a aparecer con una forma mas elaborada en Sida Panfilia sur de Asia Menor en la primera mitad del siglo II a C En la misma epoca el sector meridional del recinto de Mileto reproduce un trazado en cremallera reforzado por torres muy salientes mientras que en Marsella a orillas del puerto antiguo se organizaba una linea fortificada habilmente articulada La capacidad de las torres para atacar de flanco sobre todo cerca de las puertas se incremento tanto por el desarrollo de su potencia como por la adopcion de varias plantas variadas pentagonal hexagonal en forma de herradura o de un concepto incluso mas inteligente Son ejemplos entre otros muchos de unas innovaciones tecnicas que en lo esencial siguen las ensenanzas de Filon de Bizancio y cuya importancia se puede apreciar en el hecho de que continuaron siendo utiles con algunas mejoras hasta finales de la Edad Media Vease tambien EditarGuerra en la antigua Grecia Marina de guerra en la antigua Grecia Arquitectura militar en la Antigua GreciaNotas Editar Garlan Yvon 2003 La guerra en la Antiguedad Madrid Aldebaran Ediciones p 106 ISBN 84 95414 31 7 Imagen de contravalacion Archivado el 2 de febrero de 2007 en Wayback Machine en ingles Tucidides Historia de la Guerra del Peloponeso iv 100 1 4 Eneas el Tactico Poliorcetica xxxiii 2 M Mercier Le feu gregois Les feux de guerre depuis l antiquite La poudre a canon J R Partington A history of Greek fire and gundpower pag 141 Eneas el Tactico Poliorcetica xxxv Sexto Julio Africano Cestes ii 11 W E Knowles Middleton Archimedes Kircher Buffon and the burning mirrors pp 533 543 La catapulta era un ingenio con resortes cuya instalacion era simple y podia hacerse en campana con la madera que se procuraban los montadores sin que fuera necesario emplear cremalleras y todos esos herrajes que demandaban tiempo y obreros especializados para montarlas La de la imagen es muy antigua y recuerda a la catapulta de los romanos El asedio de Samos duro casi 9 meses desde agosto de 440 a C hasta mayo del 439 a C Diodoro Siculo Biblioteca historica xx 95 1 a b Diodoro Siculo Biblioteca historica xiv 74 3 1 85 m 78 kg Tucidides ii 75 2 3 Entramado de troncos a modo de reja o formando una empalizada para contener los desprendimientos Estos jefes lacedemonios xenagoi eran puestos al mando de tropas extranjeras y estaban asociados a los comandantes de los contingentes de cada ciudad aliada con la mision de conseguir una mayor uniformidad y eficacia operativa Tucidides ii 76 2 R M Cook Dogs in battle pag 38 42 Fests A Rumpf 1952 Unos 75 kg Filon de Bizancio Poliorcetica v 3 8 10 Filon de Bizancio Poliorcetica v 15 17 Filon de Bizancio Poliorcetica v 45 51 Filon de Bizancio Poliorcetica v 65 66 Winter 1971 Yvon Garlan Fortification et historie grecque pag 245 260 F G Maier Griechische Mauerbauinschriften 1961 Bibliografia EditarAdam J P L architecture militaire grecque Paris 1981 Adcock F E The greek and macedonian art of war Berkeley University of California Press 1957 Alexander L Greek and roman artillery C J 41 1946 Anderson J K Military theory and practice in the age of Xenophon Berkeley University of California Press 1970 Austin N J E Ammianus on warfare Bruselas 1979 Avallone E Lezioni di storia militare Roma 1966 Aymard A Remarques sur poliorcetique grecque Etudes d histoire ancienne Paris 1967 Baatz D Teile hellenistichen geschutze aus Griecheland pp 68 75 Aan 1979 BaatZ D Hellenistische katapulte aus Ephyra Epirus pp 211 233 A M 97 1982 Barker E P Palintonon and euthytonon pp 82 91 C Q XIV 1920 Barthel W Die katapulta von emporion En Frankfurter Zeitung 1914 Bass G F A History of seafaring based on underwater archaeology Londres Thames and Hudson 1972 Clausetti E Fortificazioni e machine bellische pp 1 55 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