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Antijesuitismo

El antijesuitismo es la crítica radical o la oposición frontal a la existencia misma de la Compañía de Jesús fundada por Ignacio de Loyola en la primera mitad del siglo XVI, posiciones defendidas tanto dentro de la Iglesia católica como en los ámbitos protestantes o laicos. Uno de los momentos en los que más arreció el antijesuitismo fue a mediados del siglo XVIII cuando la orden fue expulsada de las principales monarquías católicas y finalmente fue suprimida por el papa Clemente XIV en 1773. Restaurada en 1814, a lo largo de los dos siglos siguientes volvió a ser objeto de fuertes críticas y de nuevo fue expulsada de determinados estados, en algunos de ellos más de una vez -como ocurrió en España: 1835 y 1932-. El antijesuitismo está considerado como una de las raíces y una de las formas del anticlericalismo.[1]

Grabado de Jean Leclerc de 1612 que muestra una escena de la vida de Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas.

Las críticas a los jesuitas en los siglos XVI y XVII

La orden de los jesuitas desde su fundación por Ignacio de Loyola fue objeto de críticas en el seno de la propia Iglesia católica. Las primeras fueron dirigidas contra el propio Ignacio de Loyola, que tuvo que hacer frente a siete procesos incoados por la Inquisición —en los cuatro procesos que sufrió entre 1526 y 1527 fue acusado de alumbradismo—. Las razones que se adujeron fueron que defendía la oración mental o la comunión prácticamente diaria —por lo que fue considerado un loco—. Pero también contra la propia Compañía de Jesús que fue condenada en 1549 y 1554 por «perturbadora de la paz de la Iglesia» —en 1542 el padre Doménech había sido expulsado de París y en 1548 el padre Bobadilla de Roma—.[2]

 
El dominico Melchor Cano fue uno de los más duros críticos de los jesuitas

La crítica más "furibunda" a los jesuitas fue la del dominico Melchor Cano -lo que iniciaría una larga rivalidad entre las dos órdenes—. El detonante de la misma fue la prohibición de los jesuitas, o de quienes hubieran seguido los Ejercicios espirituales que éstos propugnaban, decretada por el arzobispo de Toledo en 1551 basándose en el hecho de que entre los miembros de la orden había descendientes de conversos por lo que no tenían el estatuto de limpieza de sangre que se exigía a todos los sacerdotes y religiosos de su diócesis —la más importante y rica de la Corona de Castilla—. La crítica de Cano se basaba en tres argumentos: el primero era la comunión diaria, lo que consideraba algo propio de un perturbado; el segundo era el nombre de "Compañía de Jesús" dado a la orden —lo que menoscababa al resto de congregaciones religiosas, como si éstas no fueran verdaderamente cristianas— y su propia organización que Cano calificaba de "luterana" —carecían de reglas monacales, no se levantaban a maitines, no eran frugales en sus comidas, despreciaban las penitencias, y, sobre todo, no llevaban hábito lo que les confundía con los seglares, como si no formaran parte del clero—; el tercero, era su concepto de la fe, que Cano asimilaba a la de los alumbrados.[3]

Según el historiador Antonio Domínguez Ortiz la animadversión hacia los jesuitas dentro de la Iglesia se debían a las novedades que intentaban introducir en el catolicismo: "no tenían largas horas de rezo, no imponían pesadas mortificaciones, tenían buen cuidado de que no los confundieran con los frailes. Propagaban una religiosidad de nuevo estilo, acomodada a la sociedad renacentista y barroca, mientras que las órdenes tradicionales seguían apegadas al legado medieval. No podían evitar cierto aire de superioridad, de modernidad, y esto chocaba, despertaba recelos. La Inquisición y el propio Felipe II mostraban desconfianza al principio".[4]

 
Una de las primeras versiones del sello de la Compañía de Jesús (Iglesia del Gesù, Roma). El trigrama "IHS", comprendido por las tres primeras letras griegas de "IHΣOYΣ" (Jesús).

Pero las críticas también fueron hechas desde dentro de la propia Compañía de Jesús o por parte de algún antiguo miembro expulsado de la misma, como Antonio Beruete que en 1588 criticó la obediencia ciega que debían los miembros de la orden al superior de la Compañía y que según él anulaba su conciencia, por lo que nada impediría, que si una persona influida por el diablo alcanzara el más alto rango dentro de la misma, ésta se convirtiera en un ejército del mal dirigido por Satanás para destruir la Iglesia desde dentro. Beruete también acusaba a los jesuitas de centrar su atención en la nobleza, dejando de lado a los pobres y a los necesitados. Por su parte, el jesuita Juan de Mariana escribió en 1602 un Tratado del gobierno de la Compañía de Jesús, en el que recogía muchas de estas críticas, pero ordenó que solo fuera publicado después de su muerte; sin embargo, sus papeles fueron secuestrados y quemados, y el texto no vería la luz hasta 1768, justo un año después de la expulsión de los jesuitas de España de 1767, volviéndose a reeditar en 1931, tras la proclamación de la Segunda República Española.[5]

Por su parte los protestantes desplegaron una campaña antijesuítica, sobre todo cuando la bula papal de Julio III de 1550 matizó la finalidad inicial de la orden al pasar de la genérica lucha por la propagación de la fe, a la defensa militante de la misma. Uno de los más destacados protagonistas de la campaña fue el luterano Johannes Wigang, que publicó un anticatecismo que se hacía eco de la consideración de los jesuitas como Jeswider, como encarnación del Anticristo. Cuando murió Ignacio de Loyola en 1556 Lucas Oleander afirmó que el fallecido había bajado a los infiernos.[3]

Las críticas y los recelos en el mundo católico también se debieron al éxito inmediato que cosecharon los jesuitas, especialmente en el ámbito educativo de lo que hoy llamaríamos "enseñanza secundaria". "Sus colegios albergaban a los hijos de la nobleza, de la burguesía rica y también a otros menos favorecidos por la fortuna. En realidad no excluían a nadie. Su enseñanza, lo mismo en el aspecto pedagógico que en el humanístico, era superior al habitual. Y además, gratuita. Sus colegios tenían rentas propias y subvenciones otorgadas por los municipios de las poblaciones donde prestaban sus servicios".[4]

Por último, los jesuitas se dotaron de una escuela filosófico-teológica propia, basada en lo esencial en Santo Tomás de Aquino, lo que "produjo encarnizadas polémicas" teológicas con otras órdenes religiosas, especialmente con los dominicos y los agustinos. Los dos principales temas objeto de controversia, fueron la cuestión de la gracia y la predestinación —los jesuitas defendían un mayor equilibrio entre la acción de la gracia de Dios, preponderante para agustinos y dominicos, y la libre determinación de la voluntad humana— y los criterios aplicables a la moralidad de los actos humanos —en el que los jesuitas defendían el probabilismo, que sus oponentes calificaban de laxismo—.[6]

La disputa entre las órdenes religiosas y la nueva Compañía de Jesús nos ha dejado testimonios del "odio interno dentro del clero, con repercusiones incalculables", según Caro Baroja.[7]​ Este mismo autor cita la colección de cartas que recibió el jesuita Rafael Pereyra entre 1634 y 1648 -que fueron publicadas dos siglos más tarde- en las que sus corresponsales, también jesuitas, relataban las faltas, vicios e incluso crímenes cometidos por miembros del clero regular.[8]​ "Los jesuitas llamaban «frailes» a las personas sucias, indecorosas e ignorantes".[9]

Los monarcas católicos también desconfiaban de la Compañía de Jesús a causa del cuarto voto de la orden, que ordenaba la obediencia absoluta al papa, y de la doctrina del tiranicidio o regicidio que se atribuía a toda la orden aunque solo la había defendido Juan de Mariana en su tratado De Rege, que fue quemado en público. A pesar de ello los jesuitas obtuvieron la confianza de muchos soberanos católicos que tomaron como confesores a algún miembro de la orden. En la Monarquía Hispánica a lo largo del siglo XVII la influencia y el prestigio social de los jesuitas fue aumentando, gracias, entre otras cosas, a los vínculos que establecieron con la poderosa Inquisición española y con los colegiales, no menos poderosos, pues sus miembros copaban los altos cargos de la corte de los Austrias. Sin embargo, el cargo clave de confesor del rey siguió en manos de los dominicos, aunque en el reinado de Carlos II el jesuita alemán Juan Everardo Nithard, confesor de la reina Mariana de Austria, alcanzó una gran poder. La culminación de su ascensión "política" se produjo con la llegada de los borbones a la Monarquía de España ya que tanto Felipe V como Fernando VI tuvieron confesores jesuitas, el P.Daubenton y el P.Rávago, respectivamente —aunque ninguno de los dos fue un modelo de conducta—.[10]

En antijesuitismo en el siglo XVIII

 
Expulsión de los jesuitas de Portugal en 1759 por el ministro Marqués de Pombal (grabado de la época)

La difusión del jansenismo —doctrina y movimiento de una fuerte carga antijesuítica— y de la Ilustración a lo largo del siglo XVIII dejó desfasados ciertos aspectos del ideario jesuítico, especialmente, según Antonio Domínguez Ortiz, "sus métodos educativos, y en general, su concepto de la autoridad y del Estado. Una monarquía cada vez más laicizada y más absoluta empezó a considerar a los jesuitas no como colaboradores útiles, sino como competidores molestos". Además continuaron los conflictos con las órdenes religiosas tradicionales, como la inclusión en el Índice de Libros Prohibidos de la Historia Pelagiana del cardenal agustino Noris, gracias a la influencia que tenía la Compañía en la Inquisición, o como el rechazo que produjo la publicación de la obra Fray Gerundio de Campazas del Padre Isla, en la que el jesuita satirizaba a los frailes, y que se convertiría en una de las fuentes más utilizadas por los escritores anticlericales españoles de las décadas y siglos siguientes.[11]

La llegada al trono del nuevo rey Carlos III en 1759 supuso un duro golpe para el poder y la influencia de la Compañía, pues el nuevo monarca, a diferencia de sus dos antecesores, no era nada favorable a los jesuitas, influido por su madre la reina Isabel de Farnesio, que "siempre les tuvo prevención", y por el ambiente antijesuítico que predominaba en la corte Nápoles de donde provenía. Así que Carlos III rompiendo la tradición de los Borbones nombró como confesor real al fraile descalzo Padre Eleta.[12]

El antijesuitismo de los siglos XIX y XX

En 1811 el liberal anticlerical Bartolomé José Gallardo en su famoso Diccionario crítico-burlesco recogió las críticas hechas a los jesuitas en los tres siglos anteriores:[13]

Los teólogos de la Compañía han sido los principales corruptores de la doctrina cristiana. Apenas hay absurdo moral de que no haya sido autor o maestro algún jesuita; ni acción criminosa que no haya encontrado en ellos agentes, incitadores, disculpa o absolución: la calumnia, el perjurio, el robo, la simonía, la compensación oculta, las reservas mentales, el fornicio, la sodomía, el asesinato... cúmulo horrible de errores, torpezas y atrocidades que propenden a confundir la razón, a hacer dudosa la fe, y romper los vínculos de la sociedad civil

El republicano moderado Emilio Castelar atribuyó las posiciones reaccionarias de la Iglesia (Syllabus, encíclica Quanta Cura, Concilio Vaticano I) a la «fuerza negra» de los jesuitas. Una posición similar podía leerse en una hoja de propaganda distribuida en Santiago de Compostela durante la Revolución de 1868 y que hablaba del «Poder Negro»:[14]

Ha caído un tirano que se llama Isabel de Borbón, pero ese tirano no era más que otro que aún queda en pie, y como la culebra venenosa empieza a enroscarse en la naciente Revolución... Este reptil astuto y repugnante es el Poder Negro que tienen en Roma su caverna y que se le conoce con los nombres de jesuitismo, clericalismo y neocatolicismo.

El escritor Leopoldo Alas Clarín, autor de La Regenta, afirmó en 1878 que el espíritu de los jesuitas era «antes papista que católico» y que la Compañía «predica el absurdo, destruye la propiedad más sagrada, la del espíritu: pero no importa... persigamos a los socialistas y ensalcemos y protejamos el jesuitismo».[15]

A principios del siglo XX destacó el sacerdote Segismundo Pey Ordeix que escribió numerosas obras contra los jesuitas, entre las que El jesuitismo y sus abusos —publicada en 1901— tal vez sea la más representativa. En ella recoge una supuesta encíclica del siglo XVIII que recogería una profecía que anticipaba los futuros crímenes de la «secta» de los «ignacianos» —es decir, de los jesuitas, a los que equipara con los anarquistas por su poder disgregador de la verdadera fe—, y en el prólogo defiende que el ataque a los jesuitas lo hace para defender a la Iglesia católica:[16]

Ha llegado la hora de acometer con resolución el examen crítico de ese misterio llamado Compañía de Jesús, a quien sus devotos veneran con culto idolátrico, y a quien sus enemigos y los mismos católicos tienen un miedo cerval impropio de estos tiempos

Referencias

Bibliografía

  •   Datos: Q16530815

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El antijesuitismo es la critica radical o la oposicion frontal a la existencia misma de la Compania de Jesus fundada por Ignacio de Loyola en la primera mitad del siglo XVI posiciones defendidas tanto dentro de la Iglesia catolica como en los ambitos protestantes o laicos Uno de los momentos en los que mas arrecio el antijesuitismo fue a mediados del siglo XVIII cuando la orden fue expulsada de las principales monarquias catolicas y finalmente fue suprimida por el papa Clemente XIV en 1773 Restaurada en 1814 a lo largo de los dos siglos siguientes volvio a ser objeto de fuertes criticas y de nuevo fue expulsada de determinados estados en algunos de ellos mas de una vez como ocurrio en Espana 1835 y 1932 El antijesuitismo esta considerado como una de las raices y una de las formas del anticlericalismo 1 Grabado de Jean Leclerc de 1612 que muestra una escena de la vida de Ignacio de Loyola fundador de los jesuitas Indice 1 Las criticas a los jesuitas en los siglos XVI y XVII 2 En antijesuitismo en el siglo XVIII 3 El antijesuitismo de los siglos XIX y XX 4 Referencias 5 BibliografiaLas criticas a los jesuitas en los siglos XVI y XVII EditarLa orden de los jesuitas desde su fundacion por Ignacio de Loyola fue objeto de criticas en el seno de la propia Iglesia catolica Las primeras fueron dirigidas contra el propio Ignacio de Loyola que tuvo que hacer frente a siete procesos incoados por la Inquisicion en los cuatro procesos que sufrio entre 1526 y 1527 fue acusado de alumbradismo Las razones que se adujeron fueron que defendia la oracion mental o la comunion practicamente diaria por lo que fue considerado un loco Pero tambien contra la propia Compania de Jesus que fue condenada en 1549 y 1554 por perturbadora de la paz de la Iglesia en 1542 el padre Domenech habia sido expulsado de Paris y en 1548 el padre Bobadilla de Roma 2 El dominico Melchor Cano fue uno de los mas duros criticos de los jesuitas La critica mas furibunda a los jesuitas fue la del dominico Melchor Cano lo que iniciaria una larga rivalidad entre las dos ordenes El detonante de la misma fue la prohibicion de los jesuitas o de quienes hubieran seguido los Ejercicios espirituales que estos propugnaban decretada por el arzobispo de Toledo en 1551 basandose en el hecho de que entre los miembros de la orden habia descendientes de conversos por lo que no tenian el estatuto de limpieza de sangre que se exigia a todos los sacerdotes y religiosos de su diocesis la mas importante y rica de la Corona de Castilla La critica de Cano se basaba en tres argumentos el primero era la comunion diaria lo que consideraba algo propio de un perturbado el segundo era el nombre de Compania de Jesus dado a la orden lo que menoscababa al resto de congregaciones religiosas como si estas no fueran verdaderamente cristianas y su propia organizacion que Cano calificaba de luterana carecian de reglas monacales no se levantaban a maitines no eran frugales en sus comidas despreciaban las penitencias y sobre todo no llevaban habito lo que les confundia con los seglares como si no formaran parte del clero el tercero era su concepto de la fe que Cano asimilaba a la de los alumbrados 3 Segun el historiador Antonio Dominguez Ortiz la animadversion hacia los jesuitas dentro de la Iglesia se debian a las novedades que intentaban introducir en el catolicismo no tenian largas horas de rezo no imponian pesadas mortificaciones tenian buen cuidado de que no los confundieran con los frailes Propagaban una religiosidad de nuevo estilo acomodada a la sociedad renacentista y barroca mientras que las ordenes tradicionales seguian apegadas al legado medieval No podian evitar cierto aire de superioridad de modernidad y esto chocaba despertaba recelos La Inquisicion y el propio Felipe II mostraban desconfianza al principio 4 Una de las primeras versiones del sello de la Compania de Jesus Iglesia del Gesu Roma El trigrama IHS comprendido por las tres primeras letras griegas de IHSOYS Jesus Pero las criticas tambien fueron hechas desde dentro de la propia Compania de Jesus o por parte de algun antiguo miembro expulsado de la misma como Antonio Beruete que en 1588 critico la obediencia ciega que debian los miembros de la orden al superior de la Compania y que segun el anulaba su conciencia por lo que nada impediria que si una persona influida por el diablo alcanzara el mas alto rango dentro de la misma esta se convirtiera en un ejercito del mal dirigido por Satanas para destruir la Iglesia desde dentro Beruete tambien acusaba a los jesuitas de centrar su atencion en la nobleza dejando de lado a los pobres y a los necesitados Por su parte el jesuita Juan de Mariana escribio en 1602 un Tratado del gobierno de la Compania de Jesus en el que recogia muchas de estas criticas pero ordeno que solo fuera publicado despues de su muerte sin embargo sus papeles fueron secuestrados y quemados y el texto no veria la luz hasta 1768 justo un ano despues de la expulsion de los jesuitas de Espana de 1767 volviendose a reeditar en 1931 tras la proclamacion de la Segunda Republica Espanola 5 Por su parte los protestantes desplegaron una campana antijesuitica sobre todo cuando la bula papal de Julio III de 1550 matizo la finalidad inicial de la orden al pasar de la generica lucha por la propagacion de la fe a la defensa militante de la misma Uno de los mas destacados protagonistas de la campana fue el luterano Johannes Wigang que publico un anticatecismo que se hacia eco de la consideracion de los jesuitas como Jeswider como encarnacion del Anticristo Cuando murio Ignacio de Loyola en 1556 Lucas Oleander afirmo que el fallecido habia bajado a los infiernos 3 Las criticas y los recelos en el mundo catolico tambien se debieron al exito inmediato que cosecharon los jesuitas especialmente en el ambito educativo de lo que hoy llamariamos ensenanza secundaria Sus colegios albergaban a los hijos de la nobleza de la burguesia rica y tambien a otros menos favorecidos por la fortuna En realidad no excluian a nadie Su ensenanza lo mismo en el aspecto pedagogico que en el humanistico era superior al habitual Y ademas gratuita Sus colegios tenian rentas propias y subvenciones otorgadas por los municipios de las poblaciones donde prestaban sus servicios 4 Por ultimo los jesuitas se dotaron de una escuela filosofico teologica propia basada en lo esencial en Santo Tomas de Aquino lo que produjo encarnizadas polemicas teologicas con otras ordenes religiosas especialmente con los dominicos y los agustinos Los dos principales temas objeto de controversia fueron la cuestion de la gracia y la predestinacion los jesuitas defendian un mayor equilibrio entre la accion de la gracia de Dios preponderante para agustinos y dominicos y la libre determinacion de la voluntad humana y los criterios aplicables a la moralidad de los actos humanos en el que los jesuitas defendian el probabilismo que sus oponentes calificaban de laxismo 6 La disputa entre las ordenes religiosas y la nueva Compania de Jesus nos ha dejado testimonios del odio interno dentro del clero con repercusiones incalculables segun Caro Baroja 7 Este mismo autor cita la coleccion de cartas que recibio el jesuita Rafael Pereyra entre 1634 y 1648 que fueron publicadas dos siglos mas tarde en las que sus corresponsales tambien jesuitas relataban las faltas vicios e incluso crimenes cometidos por miembros del clero regular 8 Los jesuitas llamaban frailes a las personas sucias indecorosas e ignorantes 9 Los monarcas catolicos tambien desconfiaban de la Compania de Jesus a causa del cuarto voto de la orden que ordenaba la obediencia absoluta al papa y de la doctrina del tiranicidio o regicidio que se atribuia a toda la orden aunque solo la habia defendido Juan de Mariana en su tratado De Rege que fue quemado en publico A pesar de ello los jesuitas obtuvieron la confianza de muchos soberanos catolicos que tomaron como confesores a algun miembro de la orden En la Monarquia Hispanica a lo largo del siglo XVII la influencia y el prestigio social de los jesuitas fue aumentando gracias entre otras cosas a los vinculos que establecieron con la poderosa Inquisicion espanola y con los colegiales no menos poderosos pues sus miembros copaban los altos cargos de la corte de los Austrias Sin embargo el cargo clave de confesor del rey siguio en manos de los dominicos aunque en el reinado de Carlos II el jesuita aleman Juan Everardo Nithard confesor de la reina Mariana de Austria alcanzo una gran poder La culminacion de su ascension politica se produjo con la llegada de los borbones a la Monarquia de Espana ya que tanto Felipe V como Fernando VI tuvieron confesores jesuitas el P Daubenton y el P Ravago respectivamente aunque ninguno de los dos fue un modelo de conducta 10 En antijesuitismo en el siglo XVIII Editar Expulsion de los jesuitas de Portugal en 1759 por el ministro Marques de Pombal grabado de la epoca La difusion del jansenismo doctrina y movimiento de una fuerte carga antijesuitica y de la Ilustracion a lo largo del siglo XVIII dejo desfasados ciertos aspectos del ideario jesuitico especialmente segun Antonio Dominguez Ortiz sus metodos educativos y en general su concepto de la autoridad y del Estado Una monarquia cada vez mas laicizada y mas absoluta empezo a considerar a los jesuitas no como colaboradores utiles sino como competidores molestos Ademas continuaron los conflictos con las ordenes religiosas tradicionales como la inclusion en el Indice de Libros Prohibidos de la Historia Pelagiana del cardenal agustino Noris gracias a la influencia que tenia la Compania en la Inquisicion o como el rechazo que produjo la publicacion de la obra Fray Gerundio de Campazas del Padre Isla en la que el jesuita satirizaba a los frailes y que se convertiria en una de las fuentes mas utilizadas por los escritores anticlericales espanoles de las decadas y siglos siguientes 11 La llegada al trono del nuevo rey Carlos III en 1759 supuso un duro golpe para el poder y la influencia de la Compania pues el nuevo monarca a diferencia de sus dos antecesores no era nada favorable a los jesuitas influido por su madre la reina Isabel de Farnesio que siempre les tuvo prevencion y por el ambiente antijesuitico que predominaba en la corte Napoles de donde provenia Asi que Carlos III rompiendo la tradicion de los Borbones nombro como confesor real al fraile descalzo Padre Eleta 12 El antijesuitismo de los siglos XIX y XX EditarEn 1811 el liberal anticlerical Bartolome Jose Gallardo en su famoso Diccionario critico burlesco recogio las criticas hechas a los jesuitas en los tres siglos anteriores 13 Los teologos de la Compania han sido los principales corruptores de la doctrina cristiana Apenas hay absurdo moral de que no haya sido autor o maestro algun jesuita ni accion criminosa que no haya encontrado en ellos agentes incitadores disculpa o absolucion la calumnia el perjurio el robo la simonia la compensacion oculta las reservas mentales el fornicio la sodomia el asesinato cumulo horrible de errores torpezas y atrocidades que propenden a confundir la razon a hacer dudosa la fe y romper los vinculos de la sociedad civil El republicano moderado Emilio Castelar atribuyo las posiciones reaccionarias de la Iglesia Syllabus enciclica Quanta Cura Concilio Vaticano I a la fuerza negra de los jesuitas Una posicion similar podia leerse en una hoja de propaganda distribuida en Santiago de Compostela durante la Revolucion de 1868 y que hablaba del Poder Negro 14 Ha caido un tirano que se llama Isabel de Borbon pero ese tirano no era mas que otro que aun queda en pie y como la culebra venenosa empieza a enroscarse en la naciente Revolucion Este reptil astuto y repugnante es el Poder Negro que tienen en Roma su caverna y que se le conoce con los nombres de jesuitismo clericalismo y neocatolicismo El escritor Leopoldo Alas Clarin autor de La Regenta afirmo en 1878 que el espiritu de los jesuitas era antes papista que catolico y que la Compania predica el absurdo destruye la propiedad mas sagrada la del espiritu pero no importa persigamos a los socialistas y ensalcemos y protejamos el jesuitismo 15 A principios del siglo XX destaco el sacerdote Segismundo Pey Ordeix que escribio numerosas obras contra los jesuitas entre las que El jesuitismo y sus abusos publicada en 1901 tal vez sea la mas representativa En ella recoge una supuesta enciclica del siglo XVIII que recogeria una profecia que anticipaba los futuros crimenes de la secta de los ignacianos es decir de los jesuitas a los que equipara con los anarquistas por su poder disgregador de la verdadera fe y en el prologo defiende que el ataque a los jesuitas lo hace para defender a la Iglesia catolica 16 Ha llegado la hora de acometer con resolucion el examen critico de ese misterio llamado Compania de Jesus a quien sus devotos veneran con culto idolatrico y a quien sus enemigos y los mismos catolicos tienen un miedo cerval impropio de estos tiemposReferencias Editar Navarra Ordono 2013 p 57 Navarra Ordono 2013 p 60 a b Navarra Ordono 2013 p 60 61 a b Dominguez Ortiz 2005 p 132 Navarra Ordono 2013 p 62 63 Dominguez Ortiz 2005 p 133 135 Caro Baroja 2008 p 65 Caro Baroja 2008 p 65 72 Navarra Ordono 2013 p 58 Dominguez Ortiz 2005 p 135 136 Dominguez Ortiz 2005 p 135 137 Dominguez Ortiz 2005 p 13 138 Navarra Ordono 2013 p 63 Navarra Ordono 2013 p 63 64 Navarra Ordono 2013 p 68 Navarra Ordono 2013 p 66 69 Bibliografia EditarCaro Baroja Julio 2008 1980 Historia del anticlericalismo espanol Madrid Caro Raggio ISBN 978 84 7035 188 4 Dominguez Ortiz Antonio 2005 1988 Carlos III y la Espana de la Ilustracion Madrid Alianza Editorial ISBN 84 206 5970 3 Navarra Ordono Andreu 2013 El anticlericalismo Una singularidad de la cultura espanola Madrid Catedra ISBN 978 84 376 3129 5 Datos Q16530815Obtenido de https es wikipedia org w index php title Antijesuitismo amp oldid 128980345, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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