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Guerra en la antigua península ibérica

La guerra en la antigua península ibérica ocupó un importante lugar en las crónicas históricas durante los conflictos que conformaron la Conquista de Hispania. El carácter guerrero de los distintos pueblos prerromanos fue puesto de manifiesto a lo largo de conflictos con Cartago, el Imperio Romano y entre ellos mismos, así como en las Guerras Púnicas, donde constituyeron una parte importante del ejército cartaginés. En sus tratados y escritos, los autores grecolatinos describen consistentemente a los combatientes iberos como hombres que amaban la guerra, que preferían celosamente la muerte antes que la capitulación y que profesaban una lealtad inquebrantable a quienesquiera que fueran sus señores.[1]

Guerrero sonando una trompa. Obra íbera en piedra caliza del siglo II a. C. Museo Arqueológico Nacional de España, Madrid.

Trasfondo

Los historiadores griegos y latinos concurren en que la mayoría de pueblos de la península ibérica prerromana eran culturas guerreras, las cuales practicaban la guerra tribal de manera habitual. La pobreza de algunas regiones impulsaba a muchas de ellas la vida mercenaria y el saqueo de tierras más fértiles y ricas para su sustento.[2]​ Como reflejo de esta situación, las armas y su uso eran de carácter sagrado, hasta el punto de que les resultaba preferible perder la vida antes que la libertad o el oficio bélico.[3][4]​ Estos valores han sido comparados con los de culturas contemporáneas como la griega y la germánica.[3]​ A lo largo de las fuentes es común encontrar ejemplos de ciudades hispanas que, ante el asedio de púnicos o romanos, optaban por la resistencia indefinida y la inmolación antes que rendirse, siendo los ejemplos más conocidos Numancia, Sagunto y Calagurris.[4]

 
Avance romano en la península ibérica.

Animados por sus deseos de libertad e independencia, los pueblos hispanos demoraron la conquista peninsular del Imperio Romano durante doscientos años, más que ningún otro territorio que acabara anexado a sus provincias. El transcurso de esta conquista fue tan cruento para los ejércitos romanos que, en palabras de Cicerón, no se trató de una lucha por la victoria, sino por la mera supervivencia.[4]​ En este aspecto debe destacarse Viriato, caudillo de la tribu lusitana, que jamás concedió derrota decisiva, y que incluso llegaría a obligar a Roma a firmar un efímero pero vergonzoso tratado de paz.[2]​ El valor, la austeridad y la resistencia de los guerreros hispanos los convirtieron en codiciados aliados y mercenarios,[4]​ destacando en particular los expedicionarios celtíberos que sirvieron a Aníbal durante la Segunda Guerra Púnica o los milicianos lusitanos que siguieron a Quinto Sertorio en la guerra homónima.[5]

Los autores alaban la lealtad de los iberos. A través de la devotio, un juramento por el cual ofrecían seguramente su vida por la de su caudillo y que los ligaba a él, los guerreros rendían culto a sus líderes. Era común que sus guardias personales no sobrevivieran a los jefes, ya que, de caer éstos, ellos le seguirían, ya fuera luchando hasta morir o cometiendo suicidios. Algunos emperadores romanos elegían a ciudadanos iberos como guardias con la seguridad de que su lealtad y arrojo no tendrían duda aún en las circunstancias más adversas y desfavorables.[1]

Organización militar

Aunque conflictos como las guerras celtíberas protagonizaron ciertas coaliciones de tamaño respetable entre sus pueblos, las tribus de Hispania no formaban grandes ejércitos al uso de Roma y Cartago, agrupaciones que por otra parte raramente tenían recursos para administrar, sino que componían contingentes modestos y localizados. Tampoco solían ser combatientes profesionales, limitándose éstos a mercenarios y vasallos, sino que más comúnmente formaban milicias informales en acordancia con necesidades colectivas.

Existían regiones sureñas y celtíberas donde se daba la costumbre de la guerra frontal, lo que a menudo les granjeaba la inferioridad ante las fuerzas de Roma y Cartago,[6]​ pero eran en realidad el pillaje, la emboscada y la guerrilla en lo que se imponían los pueblos hispanos, sobre todo las tribus célticas que durante mayor tiempo resistieron el avance de los invasores.

Infantería

La infantería hispana solía ser ligera de armadura, y empleaba equipamiento y técnicas que atraían la comparación de los historiadores con los peltastas griegos, favoreciendo el movimiento y la desenvoltura para atacar a la carga y retirarse de la misma manera.[4][7]​ Eran usuales las armas arrojadizas, como las jabalinas y las hondas, hechas famosas estas últimas por los afamados honderos baleáricos, pero destacaban también las armas blancas, en especial las espadas conocidas como gladius hispaniensis y falcata.[8]

"En un paso estrecho 300 lusitanos se enfrentaron a 1000 romanos, y como consecuencia de la atalla 70 de los primeros y 320 de los segundos quedaron muertos. Cuando los victoriosos lusitanos se retiraron y se dispersaron con confianza, uno de sus infantes quedó separado y se vio rodeado por un destacamento de caballería que les perseguía. El guerrero solitario atravesó el caballo de uno de los jinetes con lanza y con un golpe de su espada decapitó al romano, produciendo tal terror entre los demás que optaron por retirarse con prudencia ante la arrogante mirada del lusitano.
Orosio, Siete libros de historia contra los paganos, 5.4

La infantería hispana, cuando se equipaba de escudos pesados, también podía ser efectiva en primera línea. [7]​ Iberos y celtíberos ocuparon confortablemente la vanguardia de Aníbal en la Batalla de Cannas, divididos en speirai (unidades similares a los manípulos romanos) y entremezclados con similares grupos de galos, mientras los honderos baleáricos apoyaban desde la retaguardia.[7]​ Otros episodios describen también a combatientes celtíberos logrando atravesar formaciones romanas con la fuerza de sus cargas.[9]

Caballería

La caballería de la península ibérica contaba con un renombre especial. Las crónicas ensalzan continuamente los caballos ibéricos, a los que describen como rápidos, resistentes y bien domados, y en todo punto superiores a los corceles itálicos o africanos.[2][4]​ Se les atribuía una gran facilidad para escalar terrenos montañosos y dejar atrás a perseguidores, y estaban adiestrados para esperar a sus jinetes si éstos desmontaban en el campo de batalla. Ésta táctica, la de apearse y luchar a pie cuando convenía, relegando así el caballo a un método de escape cuando este último se hiciera necesario, era una costumbre especialmente favorecida por los ilergetes y celtíberos.[4]​ También era frecuente que cada jinete llevase en la grupa a un segundo guerrero, al cual insertaban en el campo de batalla para formar pequeños grupos de infantería, y que posteriormente extraían de nuevo a uña de caballo a la hora de emprender la retirada.[2][4]​ Predominaban tanto la caballería hostigadora, dedicada a lanzar jabalinas y armas arrojadizas,[9]​ como la pesada, armada con escudo pesado y lanza.[8]

Aníbal utilizó fuerzas de caballería lusitana, celtíbera y vetona en sus guerras contra Roma, particularmente durante la Batalla de Cannas, donde se desempeñaron con gran efectividad. Livio llegaría a afirmar que gran parte de las victorias cartaginesas, como las de Trebia y Cannas, se debieron principalmente a que sus contingentes disponían de la mejor caballería.[4][7]​ Los jinetes de Hispania llegaron a ser valorados sobre incluso la legendaria caballería numida, con Livio llegando a constatar que los hispanos eran "sus rivales en velocidad y sus superiores en fuerza y coraje".[10]​ A causa de esto, Roma solicitaría a sus ciudades aliadas en Celtiberia el envío a Italia de algunos sus propios jinetes, que utilizaron para contrarrestar a sus homólogos púnicos y negociar con ellos con miras a hacerles desertar.[11]

 
Viriato, imaginado por Ramón Padró y Pedret, 1882.

Esta costumbre continuó después de la guerra, como prueban los episodios en los que, tras la toma o conquista de una ciudad, se les exigía a sus ciudadanos un número de jinetes de guerra para que se integrasen en el ejército romano en calidad de auxiliares rehenes.[12]​ Ejemplos particularmente conocidos fueron las Alae Asturum, las Alae Arevacorum y un famoso contingente vetón llamado Ala Hispanorum Vettonum.[9]​ Además, ciertas formaciones de caballería usadas por los cántabros, los llamados círculus cantábricus y cantábricus ímpetus, fueron adoptadas por el resto de équites romanos.[9]

Tácticas

Los hispanos entraban en combate profiriendo grandes alaridos (llamados por los romanos barritus) y entonando cánticos guerreros para atemorizar a sus enemigos.[4]​ Las fuerzas lusitanas bajo el mando de Viriato eran famosas por la táctica denominada concursare, en la que los combatientes fingían cargar contra las líneas enemigas, sólo para entonces frenar y dar media vuelta, lanzándoles burlas y armas arrojadizas en el lapso. Este movimiento se llevaba a cabo todas las veces que fuera necesario hasta que el enemigo, perdiendo la paciencia y buscando terminar con el hostigamiento, rompía filas y emprendía la persecución de sus atacantes. En ese momento, los iberos procurarían llevar a los perseguidores hasta emboscadas y terrenos abruptos donde sus propias fuerzas tuvieran la ventaja.[2]​ También era común dividir sus fuerzas para dispersarse durante la retirada o ejecutar distracciones con algunos grupos mientras otros huían o flanqueaban al enemigo.[2]

El conocimiento del entorno aportaba a los pueblos nativos una importante ventaja: la habilidad de las tribus hispanas para esconderse y huir por la vegetación y la orografía daba a los romanos la sensación de estar tratando de combatir a un enemigo intangible.[2]​ También ha aparecido en las crónicas el uso de la propia fauna ibérica para la guerra. Se cree que el caudillo oretano Orisón utilizó toros con las astas ardiendo para ahuyentar decisivamente a los elefantes de guerra cartagineses, mientras que también existe tradición oral de guerrilleros liberando lobos y toros salvajes en el interior de los campamentos romanos para provocar el caos.[13]

Aunque la flexibilidad y originalidad de estas tácticas ha sido descrita con frecuencia como producto de la desorganización tribal, otros cronistas señalan la importante coordinación necesaria para su ejecución y advierten una maquinaria militar mucho más avanzada de la que se acredita. Lucilio consideró a Viriato "el Aníbal bárbaro" en alabanza a su capacidad estratégica. Aun así, el entrenamiento de los ejércitos hispanos radicaba mayormente en la experiencia práctica. Según textos clásicos, el citado caudillo se ejercitó en el arte de la guerrilla gracias a sus razias y correrías de juventud para saquear otras regiones de la península.[2]​ Así mismo, cuando no se hallaban en tiempo de guerra, los hispanos se entretenían con la caza, pequeñas incursiones y con luchas de gladiadores, ya fueran armadas o desarmadas.[2]

Mujeres guerreras

Las crónicas indican que las mujeres de varias tribus hispanas iban a la guerra con la misma facilidad que los varones en caso necesario. Al internarse en Lusitania y sus alrededores, el romano Décimo Junio Bruto encontró ciudades donde las mujeres combatían al lado de los hombres, luchando al lado de éstos hasta el último aliento y muriendo sin proferir un grito, y lo mismo sucedió entre cuando entró en Gallaecia.[9]​ Un episodio aún más destacable sucedió durante la Segunda Guerra Púnica en Salmantica, cuyas mujeres organizaron un engaño y atacaron a los púnicos con armas ocultas al rendir la ciudad, lo que permitió a la población huir a los montes y hacerse fuerte allí.[9]

La reputación belicosa de las hispanas era tan elevada que se formó toda una leyenda amazoniana a su alrededor, la cual fue retratada por Antonio Diógenes en sus escritos.[9]​ De la misma forma en que los hombres cometían suicidio si eran capturados, las iberas de todas las etnias estrangulaban a sus propios hijos y después se daban muerte para evitar vivir el resto de su vida en la esclavitud.[14]

Mercenariado

El mercenariado ha pasado a la historia como una costumbre bien asentada en la península ibérica. Abandonar la propia comunidad para servir como combatiente en otras era una solución para una juventud que a menudo se veía desprovista de posesiones, tierras para optar o maneras de ganarse la vida.[15]​ Estos mercenarios no trabajaban individualmente, sino en pequeñas unidades unidas por un vínculo social y acaudilladas por uno o más líderes.[15]​ A partir del siglo V a.C., el trabajo mercenario se volvió un fenómeno social en Hispania, por el cual grandes masas de guerreros viajaban desde puntos muy recónditos para unirse a los ejércitos de Cartago, Roma, Sicilia y Grecia, así como otras tribus hispánicas.[16]​ Autores como Estrabón y Tucídides describen a los mercenarios hispanos como una de las mejores fuerzas militares en el mediterráneo, así como, según Livio, la unidad más experimentada en el ejército de Cartago.[17]Polibio les atribuye también la razón de la victoria de Aníbal en varias batallas de la Segunda Guerra Púnica.[4][8]

Equipamiento

Indumentaria y armadura

 
Recreación de guerrero ibero del siglo III, equipado con falcata, puñal, caetra, falera y linotórax.

Las fuentes son unánimes en que los hispanos solían llevar poca o ninguna armadura, prefiriendo la agilidad y la libertad de movimientos a una protección inherente que su estilo de lucha poco podría haber aprovechado. Vestían túnicas cortas, capas y perneras de lana o lino, así como grebas y brazales de cuero o bronce. Sólo ocasionalmente se armaban de pectorales discoidales de bronce (llamados faleras) o cotas de malla,[4]​ ya que favorecían un simple linotórax con tejido de lino y esparto mojado en vinagre y soluciones salinas para darle rigidez.[2]

En la cabeza llevaban cascos de cuero o tendón, aunque también existían modelos de bronce, incluyendo el casco montefortino, y a veces luciendo penachos coloreados. La decoración de los yelmos a menudo tenía motivos bestiales: Silio menciona una unidad de caballería de Uxama cuyos yelmos lucían mandíbulas de animales para atemorizar a sus enemigos,[18]​ y existen representaciones de cascos con forma de fauces de lobo o cabezas de oso.[9]​ Sin embargo, también era habitual era llevar la cabeza al descubierto, con los cabellos largos y sueltos o trenzados en la nuca. Los guerreros cántabros se ataban una tira de cuero en la frente, de modo similar a otros pueblos celtas.[4]​ Existen además indicios de que los celtíberos se aplicaban pinturas de guerra naranjas.[19]

Espadas

La espada era una de las armas más utilizadas por los guerreros hispanos. El modelo más popular en la península, sobre todo en el centro y el norte, era la espada recta, corta y de doble filo, probablemente evolucionada a partir del diseño de la cultura de Hallstatt. Cobró una especial importancia en manos de los mercenarios celtíberos al servicio de Cartago durante la Segunda Guerra Púnica: su habilidad para punzar y tajar con la misma eficacia, así como su versatilidad para apuñalar en escaramuzas a varias distancias y desde la protección de un escudo, impulsó a los romanos a adoptarla para sus propias tropas, llamándola gladius hispaniensis.[2][4][20]​ Paradójicamente, esta espada se volvió mucho más relevante históricamente para Roma que para la propia Hispania.

En el sur y suroeste de Iberia, sin embargo, se forjaba la falcata, posiblemente la más icónica de las armas ibéricas. Esta espada era de un solo filo y estaba provista de una característica curva descendente y ascendente a la vez, cuya disposición le aportaba una enorme fuerza de tajo y una capacidad decente de estocada. A diferencia de las anteriores, las falcatas habrían sido más útiles para el corto alcance y el combate individualizado y espaciado, alejado de las formaciones con escudos.[4]​ A pesar de su procedencia sureña, se conoce su uso en gran parte de la península gracias al comercio y a los expolios de guerra.[2]

Escudos

 
Estatua de Viriato luciendo caetra.

En Hispania, el énfasis en la defensa se hacía en los escudos y en la destreza de su empleo. Se utilizaban dos tipos de escudos diferenciados por las crónicas, el redondo (llamado caetra) y el oblongo (apodado scutum por su parecido al homólogo romano).

La caetra, popular entre la infantería ligera, era un broquel cóncavo y de dimensiones relativamente pequeñas, aunque éstas podían ir desde los 30cm hasta los 90cm.[2][4]​ Se fabricaba en cuero y madera, con embrazaduras de piel que llegaban hasta el hombro y un umbo de metal que servía de elemento ofensivo.[2]​ En combate, la caetra debía usarse de una manera activa, y no simplemente para cubrir el cuerpo tras ella. Los lusitanos eran especialmente hábiles en su manejo: Diodoro narraba que giraban el escudo de tal manera que bloqueaban cualquier proyectil con él. Además de su uso militar, la caetra servía a los galaicos y otras tribus para marcar el ritmo de bailes y cantos de guerra por medio de golpes sobre su superficie.[4]​ Los guerreros armados con este escudo recibían de parte de los romanos la denominación de caetrati.

El scutum, por su parte, era propio de la infantería pesada.[9]​ Era rectangular, ovalado u hexagonal, aunque también podía tener forma redonda.[9]​ y de un tamaño mucho mayor al de la caetra, apto para cubrir las dos terceras partes del cuerpo. Estaba hecho de madera plana, en lugar de cóncava, en un diseño que los romanos compararon con el clásico escudo galo. Los que cargaban con esta protección eran llamados scutati.[2][4][8]

Los honderos baleáricos usaban también escudos de cuero endurecido, atado a un brazo a fin de dejar ambas manos libres para el empleo de la honda.[8]

Jabalinas

La jabalina era probablemente el principal arma arrojadiza de los guerreros hispanos. Las crónicas las definen de muchas maneras, a veces diferenciándolas poco de la lanza o la flecha y haciendo más énfasis en su carácter proyectil que en su morfología. Sin embargo, se conocen dos modelos principales: la falárica y el soliferrum.[2][4]

 
Viriato con lanza y caetra.

La falárica, descrita por Livio, era una jabalina de asta de madera de abeto rematada por una contera de hierro cuadrada, similar al pilum romano. Medía un metro de longitud y poseía una punta aguzada que, sumada a la fuerza cinética de su lanzamiento, le permitía atravesar cuerpos y armaduras. También podía empaparse de pez o atarse con estopa para formar un proyectil incendiario, apta para asedios y guerra psicológica.[2][4]​ El soliferrum, en cambio, era una sola pieza de hierro forjado en forma de aguja, generalmente de 1cm de grosor y de uno a dos metros de longitud. Su parte media solía llevar un engrosamiento de para asirla mejor con la mano, y su extremo anterior a veces incorporaba pequeños anzuelos.[4]​ La potencia del soliferrum era similarmente imponente y, a diferencia de la falárica, su uso no disminuyó tras la ocupación romana, sino que duró hasta el final del Siglo III.[2]​ Ambos modelos de jabalina solían llevarse en haces atados con una tira de cuero, y a veces empleaban resortes o lanzaderas para ayudar a la tarea de arrojarlas, aunque eran más comúnmente lanzadas a mano.[2]

Arcos

Existe evidencia de que se conocía el arco y la flecha en las áreas costeras a través del contacto fenicio y griego, pero su uso parece no haber ganado popularidad mucho más allá de estas zonas,[6][21]​ probablemente a causa de la mayor utilidad de la jabalina y la honda en la guerra hispana en comparación con el arco simple disponible, y desaparece mayormente a partir del siglo siglo V a. C. hasta después de la conquista romana.[6]

Lanzas

El uso de la lanza no arrojadiza era menos común que la jabalina, pero parece extendido también entre las diversas tribus hispanas. El modelo ibero constaba de una punta de hierro de 20cm a 60cm de longitud que iría adosada a un asta de madera, el extremo opuesto del cual contaría con un regatón de hierro para ayudar a clavar la lanza en el suelo y actuar como contrapeso. Algunos lusitanos usaban puntas de bronce más baratas.[4]​ Esta descripción parece poco distinguida de la falárica anteriormente mencionada, y en efecto Estrabón parece tratarlas indistintamente.[4]​ Sin embargo, la menor lanzabilidad de los modelos recuperados hace pensar que su uso estaba definitivamente restringido al cuerpo a cuerpo, posiblemente entre las infanterías más pesadas.[2]

Hondas

 
Interpretación moderna de un hondero baleárico.

La honda es una de las armas más icónicas de la Hispania prerromana. Su uso se cita a lo largo de la península, desde los lusitanos a los iberos del sur, aunque en ninguna otra región cobró tanta importancia como en las islas Baleares,[4]​ cuyo mismo nombre parece hacer referencia a estas armas. Su factura se realizaba con cuero o junco negro tejido con tendón, con ciertas modificaciones según la tribu: los peninsulares utilizaban una sola, mientras que los baleáricos, más especializados, portaban cada uno tres hondas de distintas dimensiones -una atada a la frente y las otras dos colgando del cinto-, para utilizar según la distancia a la que tuvieran que combatir.[2][4][8]​ Los proyectiles podían obedecer también a varios modelos, como bolas de arcilla cocida, piezas de plomo o simples cantos rodados, algunas veces de un peso alrededor de medio kilo (1 mina, equivalente a 436 gramos). A juzgar por excavaciones en castros ibéricos, la munición se fundía en pequeños grupos en moldes de esteatita.[2]

El entrenamiento de los baleáricos en el uso de esta arma era especialmente intenso: Estrabón afirma que las madres colgaban la comida de sus hijos de ramas altas de árboles y les obligaban a romper la rama de un tiro de honda para hacerse con ella.[4]​ La potencia de las hondas iberas era tal que Ovidio creía que los baleáricos fundían el plomo de sus municiones en pleno vuelo debido a la velocidad que le imprimían. Aunque esto supone una obvia exageración, da fe del temor que esta arma infundía en los romanos. La fuerza centrífuga de la que se vale la honda, sumada al peso de los proyectiles, que eran lanzados a la vez y en gran número, podía matar a un hombre de un solo impacto y lesionar a un superviviente. Esto hacía estragos en las líneas enemigas, tanto por la mortandad que causaba como porque deshacía las líneas enemigas desorganizando y abriendo huecos en su caballería e infantería.[8]

Puñales

Diodoro y Estrabón advierten que los lusitanos y celtíberos se servían de largos puñales para el terreno cuerpo a cuerpo, posiblemente para rematar a enemigos caídos. Algunos tenían forma ancha y triangular, similar al gladio, mientras que otros eran corvos como la falcata. En ocasiones, a la vaina de la espada se le trabajaba un segundo hueco para llevar el puñal en ella.[4]

Hachas

Los hachas de guerra parecen haber tenido cierta frecuencia entre los cántabros y otros pueblos norteños, en los que Silio Itálico cita al menos un guerrero de renombre, Laro, blandiendo un hacha de dos hojas (llamado por los romanos bipennis).[4]​ Además, un denario de Arsaos representa a un jinete celtíbero empleando un hacha arrojadizo de doble hoja, identificado por algunos autores como una versión local del arma lanzable llamada cateia que empleaban galos y germanos.[9]

Otros

Un as de Ventipo representa a un guerrero armado con escudo y un bidente o tridente. Otras monedas de Olaiunikos y Turiasu representan a guerreros esgrimiendo armas en forma de hoz, similares a la falx dacia.[22]

Según Estrabón, no era raro para un guerrero hispano llevar un pequeño vial o receptáculo lleno de un veneno de acción rápida para cometer suicidio si era derrotado y desarmado. Este veneno podría haber sido extraído del ranúnculo (probablemente Ranunculus sardonia, o aún Ranunculus sceleratus), rico en protoanemonina, que tenía el curioso efecto de contraer los músculos faciales del fallecido en una distintiva mueca en forma de sonrisa, simulando así que el suicida se reía de sus enemigos desde el inframundo. También podría haberse empleado cicuta (Coniun maculatum) o perejil de perro (Aethusa cynapium), cuyo principio activo, la cicutina, termina con el funcionamiento del sistema nervioso central.[23]

Referencias

  1. Los guerreros iberos el 9 de mayo de 2008 en Wayback Machine.
  2. Luis Silva, Viriathus and the Lusitanian Resistance to Rome 155-139 BC, 2013
  3. Las armas en los poblados ibéricos: teoría, método y resultados
  4. María Paz García-Gelabert, Estudio del Armamento prerromano en la península ibérica a través de los textos clásicos
  5. Luciano Pérez Vilatela (2000). Lusitania: historia y etnología. Real Academia de Historia. ISBN 978-84-895126-8-9. 
  6. Fernando Quesada Sanz, La utilización del arco y las flechas en la cultura ibérica
  7. Fernando Quesada Sanz, Iberians as enemies, 2015
  8. Gregory Daly (2005). Cannae: The Experience of Battle in the Second Punic War. Routledge. ISBN 978-11-345071-2-2. 
  9. Eduardo Peralta Labrador (2003). Los cántabros antes de Roma. Real Academia de la Historia. ISBN 9788489512597. 
  10. Tito Livio, 21-30 (26)
  11. Apiano, Las Guerras Púnicas, 30
  12. Fernando Quesada Sanz, Mar Zamora Merchán, El Caballo en la Antigua Iberia: estudios sobre los équidos en la Edad del Hierro, 2003, Real Academia de la Historia
  13. José Calles Vales, Leyendas Tradicionales, 2001, Libsa Editorial
  14. Ramón Menéndez Pidal, Historia de España, vol. II, Madrid, 1962
  15. Joaquín Gómez-Pantoja, Eduardo Sánchez Moreno (2007). Protohistoria y Antigüedad de la Península Ibérica II. Sílex Ediciones. ISBN 978-84-773718-2-3. 
  16. María Paz García-Gelabert Pérez, José María Blázquez Martínez. «Mercenarios hispanos en las fuentes literarias y la arqueología». Habis. 
  17. Livy (2009). Hannibal's War, 21-30. Oxford University Press. ISBN 978-01-995559-7-0. 
  18. Silio Itálico, Punica, 3, 384
  19. Analysis of a Celtiberian protective paste and its possible use by Arevaci warriors, Jesús Martín-Gil, Gonzalo Palacios-Leblé, Pablo Martín Ramos and Francisco J. Martín-Gil, E-Keltoi vol. 5 - http://www.uwm.edu/Dept/celtic/ekeltoi/volumes/vol5/5_3/index.html
  20. Andrea Salimbeti, Raffaele D’Amato (2014). The Carthaginians 6th–2nd Century BC. Bloomsbury Publishing. ISBN 978-17-820077-7-7. 
  21. Hispania antiqua, Colegio Universitario de Álava, 2000
  22. Blázquez Martínez, J. M. (2001). Las guerras en Hispania y su importancia para la carrera militar de Aníbal, de Escipión el Africano, de Mario, de Cn. Pompeyo, de Sertorio, de Afranio, de Terencio Varrón, de Julio César y de Augusto. Aquila legionis 1, 2001, 11-65
  23. Estrabón, III.4

Bibliografía

  • Quesada Sanz, Fernando (2010). Armas de la antigua Iberia: de Tartesos a Numancia. La esfera de los libros. ISBN 9788497349505. 

Enlaces externos

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La guerra en la antigua peninsula iberica ocupo un importante lugar en las cronicas historicas durante los conflictos que conformaron la Conquista de Hispania El caracter guerrero de los distintos pueblos prerromanos fue puesto de manifiesto a lo largo de conflictos con Cartago el Imperio Romano y entre ellos mismos asi como en las Guerras Punicas donde constituyeron una parte importante del ejercito cartagines En sus tratados y escritos los autores grecolatinos describen consistentemente a los combatientes iberos como hombres que amaban la guerra que preferian celosamente la muerte antes que la capitulacion y que profesaban una lealtad inquebrantable a quienesquiera que fueran sus senores 1 Guerrero sonando una trompa Obra ibera en piedra caliza del siglo II a C Museo Arqueologico Nacional de Espana Madrid Indice 1 Trasfondo 2 Organizacion militar 2 1 Infanteria 2 2 Caballeria 2 3 Tacticas 2 4 Mujeres guerreras 2 5 Mercenariado 3 Equipamiento 3 1 Indumentaria y armadura 3 2 Espadas 3 3 Escudos 3 4 Jabalinas 3 5 Arcos 3 6 Lanzas 3 7 Hondas 3 8 Punales 3 9 Hachas 3 10 Otros 4 Referencias 5 Bibliografia 6 Enlaces externosTrasfondo EditarLos historiadores griegos y latinos concurren en que la mayoria de pueblos de la peninsula iberica prerromana eran culturas guerreras las cuales practicaban la guerra tribal de manera habitual La pobreza de algunas regiones impulsaba a muchas de ellas la vida mercenaria y el saqueo de tierras mas fertiles y ricas para su sustento 2 Como reflejo de esta situacion las armas y su uso eran de caracter sagrado hasta el punto de que les resultaba preferible perder la vida antes que la libertad o el oficio belico 3 4 Estos valores han sido comparados con los de culturas contemporaneas como la griega y la germanica 3 A lo largo de las fuentes es comun encontrar ejemplos de ciudades hispanas que ante el asedio de punicos o romanos optaban por la resistencia indefinida y la inmolacion antes que rendirse siendo los ejemplos mas conocidos Numancia Sagunto y Calagurris 4 Avance romano en la peninsula iberica Animados por sus deseos de libertad e independencia los pueblos hispanos demoraron la conquista peninsular del Imperio Romano durante doscientos anos mas que ningun otro territorio que acabara anexado a sus provincias El transcurso de esta conquista fue tan cruento para los ejercitos romanos que en palabras de Ciceron no se trato de una lucha por la victoria sino por la mera supervivencia 4 En este aspecto debe destacarse Viriato caudillo de la tribu lusitana que jamas concedio derrota decisiva y que incluso llegaria a obligar a Roma a firmar un efimero pero vergonzoso tratado de paz 2 El valor la austeridad y la resistencia de los guerreros hispanos los convirtieron en codiciados aliados y mercenarios 4 destacando en particular los expedicionarios celtiberos que sirvieron a Anibal durante la Segunda Guerra Punica o los milicianos lusitanos que siguieron a Quinto Sertorio en la guerra homonima 5 Los autores alaban la lealtad de los iberos A traves de la devotio un juramento por el cual ofrecian seguramente su vida por la de su caudillo y que los ligaba a el los guerreros rendian culto a sus lideres Era comun que sus guardias personales no sobrevivieran a los jefes ya que de caer estos ellos le seguirian ya fuera luchando hasta morir o cometiendo suicidios Algunos emperadores romanos elegian a ciudadanos iberos como guardias con la seguridad de que su lealtad y arrojo no tendrian duda aun en las circunstancias mas adversas y desfavorables 1 Organizacion militar EditarAunque conflictos como las guerras celtiberas protagonizaron ciertas coaliciones de tamano respetable entre sus pueblos las tribus de Hispania no formaban grandes ejercitos al uso de Roma y Cartago agrupaciones que por otra parte raramente tenian recursos para administrar sino que componian contingentes modestos y localizados Tampoco solian ser combatientes profesionales limitandose estos a mercenarios y vasallos sino que mas comunmente formaban milicias informales en acordancia con necesidades colectivas Existian regiones surenas y celtiberas donde se daba la costumbre de la guerra frontal lo que a menudo les granjeaba la inferioridad ante las fuerzas de Roma y Cartago 6 pero eran en realidad el pillaje la emboscada y la guerrilla en lo que se imponian los pueblos hispanos sobre todo las tribus celticas que durante mayor tiempo resistieron el avance de los invasores Infanteria Editar La infanteria hispana solia ser ligera de armadura y empleaba equipamiento y tecnicas que atraian la comparacion de los historiadores con los peltastas griegos favoreciendo el movimiento y la desenvoltura para atacar a la carga y retirarse de la misma manera 4 7 Eran usuales las armas arrojadizas como las jabalinas y las hondas hechas famosas estas ultimas por los afamados honderos balearicos pero destacaban tambien las armas blancas en especial las espadas conocidas como gladius hispaniensis y falcata 8 En un paso estrecho 300 lusitanos se enfrentaron a 1000 romanos y como consecuencia de la atalla 70 de los primeros y 320 de los segundos quedaron muertos Cuando los victoriosos lusitanos se retiraron y se dispersaron con confianza uno de sus infantes quedo separado y se vio rodeado por un destacamento de caballeria que les perseguia El guerrero solitario atraveso el caballo de uno de los jinetes con lanza y con un golpe de su espada decapito al romano produciendo tal terror entre los demas que optaron por retirarse con prudencia ante la arrogante mirada del lusitano Orosio Siete libros de historia contra los paganos 5 4 La infanteria hispana cuando se equipaba de escudos pesados tambien podia ser efectiva en primera linea 7 Iberos y celtiberos ocuparon confortablemente la vanguardia de Anibal en la Batalla de Cannas divididos en speirai unidades similares a los manipulos romanos y entremezclados con similares grupos de galos mientras los honderos balearicos apoyaban desde la retaguardia 7 Otros episodios describen tambien a combatientes celtiberos logrando atravesar formaciones romanas con la fuerza de sus cargas 9 Caballeria Editar La caballeria de la peninsula iberica contaba con un renombre especial Las cronicas ensalzan continuamente los caballos ibericos a los que describen como rapidos resistentes y bien domados y en todo punto superiores a los corceles italicos o africanos 2 4 Se les atribuia una gran facilidad para escalar terrenos montanosos y dejar atras a perseguidores y estaban adiestrados para esperar a sus jinetes si estos desmontaban en el campo de batalla Esta tactica la de apearse y luchar a pie cuando convenia relegando asi el caballo a un metodo de escape cuando este ultimo se hiciera necesario era una costumbre especialmente favorecida por los ilergetes y celtiberos 4 Tambien era frecuente que cada jinete llevase en la grupa a un segundo guerrero al cual insertaban en el campo de batalla para formar pequenos grupos de infanteria y que posteriormente extraian de nuevo a una de caballo a la hora de emprender la retirada 2 4 Predominaban tanto la caballeria hostigadora dedicada a lanzar jabalinas y armas arrojadizas 9 como la pesada armada con escudo pesado y lanza 8 Anibal utilizo fuerzas de caballeria lusitana celtibera y vetona en sus guerras contra Roma particularmente durante la Batalla de Cannas donde se desempenaron con gran efectividad Livio llegaria a afirmar que gran parte de las victorias cartaginesas como las de Trebia y Cannas se debieron principalmente a que sus contingentes disponian de la mejor caballeria 4 7 Los jinetes de Hispania llegaron a ser valorados sobre incluso la legendaria caballeria numida con Livio llegando a constatar que los hispanos eran sus rivales en velocidad y sus superiores en fuerza y coraje 10 A causa de esto Roma solicitaria a sus ciudades aliadas en Celtiberia el envio a Italia de algunos sus propios jinetes que utilizaron para contrarrestar a sus homologos punicos y negociar con ellos con miras a hacerles desertar 11 Viriato imaginado por Ramon Padro y Pedret 1882 Esta costumbre continuo despues de la guerra como prueban los episodios en los que tras la toma o conquista de una ciudad se les exigia a sus ciudadanos un numero de jinetes de guerra para que se integrasen en el ejercito romano en calidad de auxiliares rehenes 12 Ejemplos particularmente conocidos fueron las Alae Asturum las Alae Arevacorum y un famoso contingente veton llamado Ala Hispanorum Vettonum 9 Ademas ciertas formaciones de caballeria usadas por los cantabros los llamados circulus cantabricus y cantabricus impetus fueron adoptadas por el resto de equites romanos 9 Tacticas Editar Los hispanos entraban en combate profiriendo grandes alaridos llamados por los romanos barritus y entonando canticos guerreros para atemorizar a sus enemigos 4 Las fuerzas lusitanas bajo el mando de Viriato eran famosas por la tactica denominada concursare en la que los combatientes fingian cargar contra las lineas enemigas solo para entonces frenar y dar media vuelta lanzandoles burlas y armas arrojadizas en el lapso Este movimiento se llevaba a cabo todas las veces que fuera necesario hasta que el enemigo perdiendo la paciencia y buscando terminar con el hostigamiento rompia filas y emprendia la persecucion de sus atacantes En ese momento los iberos procurarian llevar a los perseguidores hasta emboscadas y terrenos abruptos donde sus propias fuerzas tuvieran la ventaja 2 Tambien era comun dividir sus fuerzas para dispersarse durante la retirada o ejecutar distracciones con algunos grupos mientras otros huian o flanqueaban al enemigo 2 El conocimiento del entorno aportaba a los pueblos nativos una importante ventaja la habilidad de las tribus hispanas para esconderse y huir por la vegetacion y la orografia daba a los romanos la sensacion de estar tratando de combatir a un enemigo intangible 2 Tambien ha aparecido en las cronicas el uso de la propia fauna iberica para la guerra Se cree que el caudillo oretano Orison utilizo toros con las astas ardiendo para ahuyentar decisivamente a los elefantes de guerra cartagineses mientras que tambien existe tradicion oral de guerrilleros liberando lobos y toros salvajes en el interior de los campamentos romanos para provocar el caos 13 Aunque la flexibilidad y originalidad de estas tacticas ha sido descrita con frecuencia como producto de la desorganizacion tribal otros cronistas senalan la importante coordinacion necesaria para su ejecucion y advierten una maquinaria militar mucho mas avanzada de la que se acredita Lucilio considero a Viriato el Anibal barbaro en alabanza a su capacidad estrategica Aun asi el entrenamiento de los ejercitos hispanos radicaba mayormente en la experiencia practica Segun textos clasicos el citado caudillo se ejercito en el arte de la guerrilla gracias a sus razias y correrias de juventud para saquear otras regiones de la peninsula 2 Asi mismo cuando no se hallaban en tiempo de guerra los hispanos se entretenian con la caza pequenas incursiones y con luchas de gladiadores ya fueran armadas o desarmadas 2 Mujeres guerreras Editar Las cronicas indican que las mujeres de varias tribus hispanas iban a la guerra con la misma facilidad que los varones en caso necesario Al internarse en Lusitania y sus alrededores el romano Decimo Junio Bruto encontro ciudades donde las mujeres combatian al lado de los hombres luchando al lado de estos hasta el ultimo aliento y muriendo sin proferir un grito y lo mismo sucedio entre cuando entro en Gallaecia 9 Un episodio aun mas destacable sucedio durante la Segunda Guerra Punica en Salmantica cuyas mujeres organizaron un engano y atacaron a los punicos con armas ocultas al rendir la ciudad lo que permitio a la poblacion huir a los montes y hacerse fuerte alli 9 La reputacion belicosa de las hispanas era tan elevada que se formo toda una leyenda amazoniana a su alrededor la cual fue retratada por Antonio Diogenes en sus escritos 9 De la misma forma en que los hombres cometian suicidio si eran capturados las iberas de todas las etnias estrangulaban a sus propios hijos y despues se daban muerte para evitar vivir el resto de su vida en la esclavitud 14 Mercenariado Editar Articulo principal Mercenarios de la antigua peninsula iberica El mercenariado ha pasado a la historia como una costumbre bien asentada en la peninsula iberica Abandonar la propia comunidad para servir como combatiente en otras era una solucion para una juventud que a menudo se veia desprovista de posesiones tierras para optar o maneras de ganarse la vida 15 Estos mercenarios no trabajaban individualmente sino en pequenas unidades unidas por un vinculo social y acaudilladas por uno o mas lideres 15 A partir del siglo V a C el trabajo mercenario se volvio un fenomeno social en Hispania por el cual grandes masas de guerreros viajaban desde puntos muy reconditos para unirse a los ejercitos de Cartago Roma Sicilia y Grecia asi como otras tribus hispanicas 16 Autores como Estrabon y Tucidides describen a los mercenarios hispanos como una de las mejores fuerzas militares en el mediterraneo asi como segun Livio la unidad mas experimentada en el ejercito de Cartago 17 Polibio les atribuye tambien la razon de la victoria de Anibal en varias batallas de la Segunda Guerra Punica 4 8 Equipamiento EditarIndumentaria y armadura Editar Recreacion de guerrero ibero del siglo III equipado con falcata punal caetra falera y linotorax Las fuentes son unanimes en que los hispanos solian llevar poca o ninguna armadura prefiriendo la agilidad y la libertad de movimientos a una proteccion inherente que su estilo de lucha poco podria haber aprovechado Vestian tunicas cortas capas y perneras de lana o lino asi como grebas y brazales de cuero o bronce Solo ocasionalmente se armaban de pectorales discoidales de bronce llamados faleras o cotas de malla 4 ya que favorecian un simple linotorax con tejido de lino y esparto mojado en vinagre y soluciones salinas para darle rigidez 2 En la cabeza llevaban cascos de cuero o tendon aunque tambien existian modelos de bronce incluyendo el casco montefortino y a veces luciendo penachos coloreados La decoracion de los yelmos a menudo tenia motivos bestiales Silio menciona una unidad de caballeria de Uxama cuyos yelmos lucian mandibulas de animales para atemorizar a sus enemigos 18 y existen representaciones de cascos con forma de fauces de lobo o cabezas de oso 9 Sin embargo tambien era habitual era llevar la cabeza al descubierto con los cabellos largos y sueltos o trenzados en la nuca Los guerreros cantabros se ataban una tira de cuero en la frente de modo similar a otros pueblos celtas 4 Existen ademas indicios de que los celtiberos se aplicaban pinturas de guerra naranjas 19 Espadas Editar La espada era una de las armas mas utilizadas por los guerreros hispanos El modelo mas popular en la peninsula sobre todo en el centro y el norte era la espada recta corta y de doble filo probablemente evolucionada a partir del diseno de la cultura de Hallstatt Cobro una especial importancia en manos de los mercenarios celtiberos al servicio de Cartago durante la Segunda Guerra Punica su habilidad para punzar y tajar con la misma eficacia asi como su versatilidad para apunalar en escaramuzas a varias distancias y desde la proteccion de un escudo impulso a los romanos a adoptarla para sus propias tropas llamandola gladius hispaniensis 2 4 20 Paradojicamente esta espada se volvio mucho mas relevante historicamente para Roma que para la propia Hispania En el sur y suroeste de Iberia sin embargo se forjaba la falcata posiblemente la mas iconica de las armas ibericas Esta espada era de un solo filo y estaba provista de una caracteristica curva descendente y ascendente a la vez cuya disposicion le aportaba una enorme fuerza de tajo y una capacidad decente de estocada A diferencia de las anteriores las falcatas habrian sido mas utiles para el corto alcance y el combate individualizado y espaciado alejado de las formaciones con escudos 4 A pesar de su procedencia surena se conoce su uso en gran parte de la peninsula gracias al comercio y a los expolios de guerra 2 Gladius FalcataEscudos Editar Estatua de Viriato luciendo caetra En Hispania el enfasis en la defensa se hacia en los escudos y en la destreza de su empleo Se utilizaban dos tipos de escudos diferenciados por las cronicas el redondo llamado caetra y el oblongo apodado scutum por su parecido al homologo romano La caetra popular entre la infanteria ligera era un broquel concavo y de dimensiones relativamente pequenas aunque estas podian ir desde los 30cm hasta los 90cm 2 4 Se fabricaba en cuero y madera con embrazaduras de piel que llegaban hasta el hombro y un umbo de metal que servia de elemento ofensivo 2 En combate la caetra debia usarse de una manera activa y no simplemente para cubrir el cuerpo tras ella Los lusitanos eran especialmente habiles en su manejo Diodoro narraba que giraban el escudo de tal manera que bloqueaban cualquier proyectil con el Ademas de su uso militar la caetra servia a los galaicos y otras tribus para marcar el ritmo de bailes y cantos de guerra por medio de golpes sobre su superficie 4 Los guerreros armados con este escudo recibian de parte de los romanos la denominacion de caetrati El scutum por su parte era propio de la infanteria pesada 9 Era rectangular ovalado u hexagonal aunque tambien podia tener forma redonda 9 y de un tamano mucho mayor al de la caetra apto para cubrir las dos terceras partes del cuerpo Estaba hecho de madera plana en lugar de concava en un diseno que los romanos compararon con el clasico escudo galo Los que cargaban con esta proteccion eran llamados scutati 2 4 8 Los honderos balearicos usaban tambien escudos de cuero endurecido atado a un brazo a fin de dejar ambas manos libres para el empleo de la honda 8 Jabalinas Editar La jabalina era probablemente el principal arma arrojadiza de los guerreros hispanos Las cronicas las definen de muchas maneras a veces diferenciandolas poco de la lanza o la flecha y haciendo mas enfasis en su caracter proyectil que en su morfologia Sin embargo se conocen dos modelos principales la falarica y el soliferrum 2 4 Viriato con lanza y caetra La falarica descrita por Livio era una jabalina de asta de madera de abeto rematada por una contera de hierro cuadrada similar al pilum romano Media un metro de longitud y poseia una punta aguzada que sumada a la fuerza cinetica de su lanzamiento le permitia atravesar cuerpos y armaduras Tambien podia empaparse de pez o atarse con estopa para formar un proyectil incendiario apta para asedios y guerra psicologica 2 4 El soliferrum en cambio era una sola pieza de hierro forjado en forma de aguja generalmente de 1cm de grosor y de uno a dos metros de longitud Su parte media solia llevar un engrosamiento de para asirla mejor con la mano y su extremo anterior a veces incorporaba pequenos anzuelos 4 La potencia del soliferrum era similarmente imponente y a diferencia de la falarica su uso no disminuyo tras la ocupacion romana sino que duro hasta el final del Siglo III 2 Ambos modelos de jabalina solian llevarse en haces atados con una tira de cuero y a veces empleaban resortes o lanzaderas para ayudar a la tarea de arrojarlas aunque eran mas comunmente lanzadas a mano 2 Arcos Editar Existe evidencia de que se conocia el arco y la flecha en las areas costeras a traves del contacto fenicio y griego pero su uso parece no haber ganado popularidad mucho mas alla de estas zonas 6 21 probablemente a causa de la mayor utilidad de la jabalina y la honda en la guerra hispana en comparacion con el arco simple disponible y desaparece mayormente a partir del siglo siglo V a C hasta despues de la conquista romana 6 Lanzas Editar El uso de la lanza no arrojadiza era menos comun que la jabalina pero parece extendido tambien entre las diversas tribus hispanas El modelo ibero constaba de una punta de hierro de 20cm a 60cm de longitud que iria adosada a un asta de madera el extremo opuesto del cual contaria con un regaton de hierro para ayudar a clavar la lanza en el suelo y actuar como contrapeso Algunos lusitanos usaban puntas de bronce mas baratas 4 Esta descripcion parece poco distinguida de la falarica anteriormente mencionada y en efecto Estrabon parece tratarlas indistintamente 4 Sin embargo la menor lanzabilidad de los modelos recuperados hace pensar que su uso estaba definitivamente restringido al cuerpo a cuerpo posiblemente entre las infanterias mas pesadas 2 Hondas Editar Interpretacion moderna de un hondero balearico La honda es una de las armas mas iconicas de la Hispania prerromana Su uso se cita a lo largo de la peninsula desde los lusitanos a los iberos del sur aunque en ninguna otra region cobro tanta importancia como en las islas Baleares 4 cuyo mismo nombre parece hacer referencia a estas armas Su factura se realizaba con cuero o junco negro tejido con tendon con ciertas modificaciones segun la tribu los peninsulares utilizaban una sola mientras que los balearicos mas especializados portaban cada uno tres hondas de distintas dimensiones una atada a la frente y las otras dos colgando del cinto para utilizar segun la distancia a la que tuvieran que combatir 2 4 8 Los proyectiles podian obedecer tambien a varios modelos como bolas de arcilla cocida piezas de plomo o simples cantos rodados algunas veces de un peso alrededor de medio kilo 1 mina equivalente a 436 gramos A juzgar por excavaciones en castros ibericos la municion se fundia en pequenos grupos en moldes de esteatita 2 El entrenamiento de los balearicos en el uso de esta arma era especialmente intenso Estrabon afirma que las madres colgaban la comida de sus hijos de ramas altas de arboles y les obligaban a romper la rama de un tiro de honda para hacerse con ella 4 La potencia de las hondas iberas era tal que Ovidio creia que los balearicos fundian el plomo de sus municiones en pleno vuelo debido a la velocidad que le imprimian Aunque esto supone una obvia exageracion da fe del temor que esta arma infundia en los romanos La fuerza centrifuga de la que se vale la honda sumada al peso de los proyectiles que eran lanzados a la vez y en gran numero podia matar a un hombre de un solo impacto y lesionar a un superviviente Esto hacia estragos en las lineas enemigas tanto por la mortandad que causaba como porque deshacia las lineas enemigas desorganizando y abriendo huecos en su caballeria e infanteria 8 Punales Editar Diodoro y Estrabon advierten que los lusitanos y celtiberos se servian de largos punales para el terreno cuerpo a cuerpo posiblemente para rematar a enemigos caidos Algunos tenian forma ancha y triangular similar al gladio mientras que otros eran corvos como la falcata En ocasiones a la vaina de la espada se le trabajaba un segundo hueco para llevar el punal en ella 4 Hachas Editar Los hachas de guerra parecen haber tenido cierta frecuencia entre los cantabros y otros pueblos nortenos en los que Silio Italico cita al menos un guerrero de renombre Laro blandiendo un hacha de dos hojas llamado por los romanos bipennis 4 Ademas un denario de Arsaos representa a un jinete celtibero empleando un hacha arrojadizo de doble hoja identificado por algunos autores como una version local del arma lanzable llamada cateia que empleaban galos y germanos 9 Otros Editar Un as de Ventipo representa a un guerrero armado con escudo y un bidente o tridente Otras monedas de Olaiunikos y Turiasu representan a guerreros esgrimiendo armas en forma de hoz similares a la falx dacia 22 Segun Estrabon no era raro para un guerrero hispano llevar un pequeno vial o receptaculo lleno de un veneno de accion rapida para cometer suicidio si era derrotado y desarmado Este veneno podria haber sido extraido del ranunculo probablemente Ranunculus sardonia o aun Ranunculus sceleratus rico en protoanemonina que tenia el curioso efecto de contraer los musculos faciales del fallecido en una distintiva mueca en forma de sonrisa simulando asi que el suicida se reia de sus enemigos desde el inframundo Tambien podria haberse empleado cicuta Coniun maculatum o perejil de perro Aethusa cynapium cuyo principio activo la cicutina termina con el funcionamiento del sistema nervioso central 23 Referencias Editar a b Los guerreros iberos Archivado el 9 de mayo de 2008 en Wayback Machine a b c d e f g h i j k l m n n o p q r s t u Luis Silva Viriathus and the Lusitanian Resistance to Rome 155 139 BC 2013 a b Las armas en los poblados ibericos teoria metodo y resultados a b c d e f g h i j k l m n n o p q r s t u v w x y z aa Maria Paz Garcia Gelabert Estudio del Armamento prerromano en la peninsula iberica a traves de los textos clasicos Luciano Perez Vilatela 2000 Lusitania historia y etnologia Real Academia de Historia ISBN 978 84 895126 8 9 a b c Fernando Quesada Sanz La utilizacion del arco y las flechas en la cultura iberica a b c d Fernando Quesada Sanz Iberians as enemies 2015 a b c d e f g Gregory Daly 2005 Cannae The Experience of Battle in the Second Punic War Routledge ISBN 978 11 345071 2 2 a b c d e f g h i j k Eduardo Peralta Labrador 2003 Los cantabros antes de Roma Real Academia de la Historia ISBN 9788489512597 Tito Livio 21 30 26 Apiano Las Guerras Punicas 30 Fernando Quesada Sanz Mar Zamora Merchan El Caballo en la Antigua Iberia estudios sobre los equidos en la Edad del Hierro 2003 Real Academia de la Historia Jose Calles Vales Leyendas Tradicionales 2001 Libsa Editorial Ramon Menendez Pidal Historia de Espana vol II Madrid 1962 a b Joaquin Gomez Pantoja Eduardo Sanchez Moreno 2007 Protohistoria y Antiguedad de la Peninsula Iberica II Silex Ediciones ISBN 978 84 773718 2 3 Maria Paz Garcia Gelabert Perez Jose Maria Blazquez Martinez Mercenarios hispanos en las fuentes literarias y la arqueologia Habis Livy 2009 Hannibal s War 21 30 Oxford University Press ISBN 978 01 995559 7 0 Silio Italico Punica 3 384 Analysis of a Celtiberian protective paste and its possible use by Arevaci warriors Jesus Martin Gil Gonzalo Palacios Leble Pablo Martin Ramos and Francisco J Martin Gil E Keltoi vol 5 http www uwm edu Dept celtic ekeltoi volumes vol5 5 3 index html Andrea Salimbeti Raffaele D Amato 2014 The Carthaginians 6th 2nd Century BC Bloomsbury Publishing ISBN 978 17 820077 7 7 Hispania antiqua Colegio Universitario de Alava 2000 Blazquez Martinez J M 2001 Las guerras en Hispania y su importancia para la carrera militar de Anibal de Escipion el Africano de Mario de Cn Pompeyo de Sertorio de Afranio de Terencio Varron de Julio Cesar y de Augusto Aquila legionis 1 2001 11 65 Estrabon III 4Bibliografia EditarQuesada Sanz Fernando 2010 Armas de la antigua Iberia de Tartesos a Numancia La esfera de los libros ISBN 9788497349505 Enlaces externos Editar Wikimedia Commons alberga una categoria multimedia sobre Guerra en la antigua peninsula iberica Armas y ritos en la iberia prerromana Datos Q5887979 Multimedia Category Iberian warriorsObtenido de https es wikipedia org w index php title Guerra en la antigua peninsula iberica amp oldid 136718152, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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