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Bernardo de Iriarte

Bernardo de Iriarte Nieves Rabelo (Puerto de la Orotava, 18 de febrero de 1735 - Burdeos, 13 de julio de 1814) fue un destacado político, diplomático en los reinados de Fernando VI, Carlos III, Carlos IV y José I. Era hermano de Tomás de Iriarte.

Bernardo de Iriarte

Retrato de Bernardo Iriate (1797) por Goya
(Museo de Bellas Artes de Estrasburgo).
Información personal
Nacimiento 18 de febrero de 1735
Puerto de la Orotava, Tenerife, España
Fallecimiento 13 de julio de 1814
Burdeos, Francia
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Diplomático y político
Miembro de

Introducción

La llegada de los Borbones a España dio nuevos aires a una monarquía que se encontraba en un momento crítico de su existencia. En las últimas décadas de la Casa de Austria la Monarquía Hispánica daba la sensación de ser un cuerpo sin vida y sin energía, de la misma manera que su último titular, Carlos II.

Sin embargo, la situación en la que se hallaba la Corona no se debía tan solo a los problemas que tuviera el último monarca de los Austria para gobernar, sino que, como dice Jaime Contreras, «lo que falló rotundamente fueron los cuerpos políticos que representaron a la aristocracia, a ciertos sectores eclesiásticos y a los concejos urbanos más representativos». Tanto a las instituciones de la administración como a los hombres que la formaban, les faltó la energía necesaria para gobernar aquella monarquía y llevar a cabo las reformas necesarias, para tomar las decisiones que el monarca no podía tomar.

Ayudado por sus consejeros franceses, Felipe V introdujo una serie de cambios en la administración para dar nueva vida a este cuerpo. Así, aparecieron las secretarías del Despacho, nuevas instituciones con las que los asuntos se atendían con mayor rapidez y, quizá, con más eficacia que en los viejos y lentos Consejos. Junto a innovaciones como ésta, los Borbones van a utilizar, frente a la aristocracia que copa los puestos en las últimas décadas de los Habsburgo, a gente modesta para ocupar los cargos de las secretarías, las embajadas, los cuerpos del ejército y la marina, y en general todos aquellos puestos en los que los monarcas necesitan a gente de confianza y preparada.

Estos hombres, reclutados de entre los grupos más bajos del estamento nobiliario, desarrollarán su carrera al servicio del rey, y gracias a este servicio obtendrán honores y riquezas, llegando a codearse con lo más alto de la nobleza de la época. Eran, de la misma manera que Marco Tulio Cicerón en la República romana tardía, homo novus, hombres nuevos con los que reformar la monarquía, de la que llegarán a convertirse en piezas básicas. Fueron hombres como José de Grimaldo, José Patiño, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Campomanes, Floridablanca o Jovellanos; gente de pocos recursos propios, pero que ascendieron gracias a sus servicios a la monarquía y a su propia capacidad.

Dentro de estos hombres se puede enmarcar a Bernardo de Iriarte, que es el personaje en el que se centra este trabajo. Si bien no llegó a alcanzar los altos puestos que lograron los mencionados arriba, puede servir tan bien como ellos para conocer como funcionaba aquella administración, pues, como veremos, siguió el cursus honorum paso a paso.

Los primeros años

Bernardo de Iriarte Nieves Rabelo nació en Puerto de la Cruz, en la isla de Tenerife, el 18 de febrero de 1735, hijo de Bernardo de Iriarte Cisneros y de Bárbara Cleta Marcelina de las Nieves-Ravelo y Hernández de Oropesa. Su familia, sin embargo, no era de las islas Canarias, sino del País Vasco, ya que su abuelo, Juan de Iriarte y Echeverría, era un noble de Oñate. Sin embargo, como le ocurriría al propio Bernardo más adelante en su vida, el servicio a la Corona, propio, como veremos, de la familia Iriarte, llevó al padre hasta Puerto de la Cruz. Aquí vivió Bernardo de Iriarte hasta la edad de quince años, cuando se fue a Madrid. Durante esos años debió de recibir de su padre una educación orientada a prepararle para servir al rey de la misma manera que él y sus hermanos habían hecho.

La llamada de la corte

Dice Julio Caro Baroja: «Porque el tío apoyaba al sobrino, el mercader de lonja pudiente prefería llamar al paisano, para que le ayudara en los negocios». En efecto, era costumbre que cuando una persona en Madrid necesitaba de la ayuda de otros, buscara en su lugar de origen o en su familia para conseguir a la persona necesaria. Además de asegurar una fidelidad que de otra manera no se podría conseguir, se conseguía así promocionar tanto a la familia como a los paisanos, defendiendo de esta manera aquellos grupos con los que un personaje se sentía más cercano. Era algo típico del Antiguo Régimen que se mantuvo en el XVIII con enorme vitalidad: un ejemplo es la familia Cuadra, cuya fortuna se hizo cuando Sebastián de la Cuadra y Llarena fue nombrado secretario de Estado a finales del reinado de Felipe V. Familiares suyos como Nicolás o Diego accedieron a esa secretaría, manteniendo a la familia dentro de la administración durante generaciones.

Siguiendo este modelo, Bernardo de Iriarte fue llamado por su tío, don Juan de Iriarte, para que le ayudara en sus trabajos eruditos. Don Juan había sido bibliotecario del rey y, desde 1742, traductor de la secretaría de Estado, gracias, entre otras cosas, a que hablaba latín, francés e italiano. Ya en 1727 había pedido esta plaza, pero no la consiguió entonces, a pesar de contar con el apoyo del duque de Béjar. De él decía Guillermo Clarke al marqués de Villarias en 1742, cuando solicitó el puesto de traductor, que tenía buena voluntad pero que no se sabía nada sobre el «sigilo y fidelidad que se refieren para el servicio de dicha plaza».

Don Juan llamó a Bernardo para que le ayudara en el Diccionario latino-español, con 6.000 reales de sueldo anual, y encargándose de la educación del joven. Dado el carácter políglota del tío, y teniendo en cuenta la carrera posterior de Bernardo, es más que probable que don Juan le enseñara en estos años que pasaron juntos en la Corte las lenguas que conocía. Un tiempo que debió servir al joven para empezar a darse a conocer entre los círculos oficiales, para llamar la atención de aquellos que podían tener alguna influencia a la hora de adjudicar los puestos de la monarquía.

Primeros destinos

En 1756 consiguió Bernardo su primer cargo dentro de la Administración como secretario de la Legación española en Parma, siendo posteriormente nombrado Encargado de Negocios en la misma ciudad. No es de extrañar que este primer puesto dependiera de la secretaría de Estado. Como ya hemos visto, su tío, don Juan, era traductor de la secretaría, y debió mover sus contactos dentro de ese organismo para conseguir ese destino para su joven pupilo, al cual, probablemente, había enseñado italiano. Y en la mencionada secretaría el conocimiento de lenguas era uno de los más destacados méritos que había para entrar.

Tras una estancia de alrededor de dos años en Parma, volvió Bernardo a Madrid como oficial octavo de la secretaría de Estado, el 15 de abril de 1758, siendo nombrado, en apenas unos meses, en agosto, oficial séptimo, con un sueldo anual de 15000 reales de vellón. Empezaba a seguir el camino tradicional dentro de la secretaría de Estado, comenzando con una serie de tareas que le ponían en contacto con los trabajos que se realizaban: ayudando a su tío tuvo que tener, sin duda, algún contacto con los oficiales y los negocios que se despachaban en aquel departamento. Y con su estancia en Parma tuvo un primer acercamiento a la realidad del trabajo diplomático. Es posible que fuera en experiencias como las de Iriarte en las que pensaba Floridablanca cuando instauró, en 1785, la figura de los «jóvenes de lenguas»: jóvenes que eran enviados a los países europeos para que aprendieran la lengua del país y los avances que en esos países tuvieran lugar, además de empezar a foguear a los futuros diplomáticos y estadistas. Tras este primer contacto, adquirida experiencia en el manejo de los asuntos diplomáticos, pasó a la oficina de la secretaría de estado, donde empezaba por abajo del todo, para ir subiendo peldaños paso a paso, en función de las vacantes que fueran apareciendo en la oficina.

Tras unos pocos años en Madrid, en mayo de 1760 el joven Bernardo fue enviado como secretario a la embajada en Londres, una de las más delicadas para el gobierno español, ya que Gran Bretaña fue, en el siglo XVIII, el principal enemigo de la monarquía, dado el interés británico en introducirse en las Indias españolas. Con este nuevo destino seguía, como anteriormente, la costumbre de la secretaría: ser enviado en los primeros años a una misión en el extranjero, para aprovechar los conocimientos que tenía y continuar con su formación. En efecto, los oficiales no eran figuras estáticas, enclaustradas en las oficinas de su departamento, sino que eran agentes activos de la monarquía, utilizados para diversas misiones, con las que mejorar, además, su preparación para futuras tareas. Enviados al extranjero cuando ya eran oficiales, volvían más tarde a la oficina, recuperando el puesto que habían dejado al marchar y aportando los nuevos conocimientos adquiridos.

Esto ocurrió con Iriarte, que volvió bastante pronto para lo que era habitual, ya que en 1761 estaba de vuelta en Madrid, debido a la entrada de España en la Guerra de los Siete Años frente a Gran Bretaña. Parece ser que la estancia de don Bernardo no fue todo lo positiva que hubiera deseado su protagonista, debido a las malas relaciones con el embajador, el conde de Fuentes, y a la enfermedad, debida al exceso de trabajo y a las condiciones climáticas. Según su propio testimonio, «fue infinito lo que escribí (...)¡Cuantas veces me puse a trabajar a las 6 de la mañana, y a las 6 de la mañana siguiente todavía estaba con la pluma en la mano!». Sobre su laboriosidad parece que no hubo muchas dudas, pues el mismo conde de Fuentes, el embajador con el que había tenido malas relaciones, opinaba que, aun estando «descontento de él, en assumptos particulares, repetidas veces ha escrito, y últimamente al tiempo de su partida, haciendo justicia à su aplicación, zelo, y talento, y que ha sido excesivo su trabajo, por la concurrencia de graves y disputados negocios, que allí han ocurrido en su tiempo». A todos estos problemas, hubo de añadirse una mala experiencia personal, debido al robo, en la residencia londinense del embajador español, de 140 guineas. Por esta razón, tuvo que pedir «algún alivio», y se le concedieron 250 doblones de oro para poder viajar hasta Madrid.

Oficial de la secretaría de Estado

Con su regreso a Madrid, Bernardo de Iriarte comienza una nueva etapa en su vida, ya que, frente al ajetreo de sus primeros años, con continuos viajes por Europa al servicio del monarca, va a asentarse en Madrid, sirviendo en la secretaría de Estado como oficial. Su experiencia sirve para analizar esta institución, los hombres que la forman, sus costumbres y su ascenso social, ya que don Bernardo fue un ejemplo perfecto de los oficiales.

Al regresar a Madrid, se le restableció en su puesto en la secretaría de Estado, si bien en apenas dos años ya era oficial cuarto de dicho departamento, en febrero de 1763. Desde aquí, hasta noviembre de 1773, cuando alcanza la plaza de oficial mayor más antiguo, el puesto más importante de la secretaría aparte del de secretario, Iriarte sigue el escalafón de manera regular, ascendiendo puesto a puesto dentro de la secretaría, un lento pero constante avance. Este cursus honorum, común a todos los que entraban en la administración, le familiarizó con los diversos asuntos del departamento, así que al llegar al puesto de oficial mayor más antiguo estaba perfectamente capacitado para supervisar la labor de todos sus colegas, tarea que le correspondía en este puesto.

En efecto, la organización de la secretaría de Estado estaba pensada para que los oficiales fueran ascendiendo peldaño a peldaño, un ascenso rectilíneo, con lo que iban tratando todos los asuntos, ya que cada oficial se encargaba de temas distintos. La misión de estos hombres consistía en poner a disposición del soberano y del secretario de Estado todos los medios disponibles para que tomaran la decisión correcta. Ofrecían información y consejo sobre los asuntos, de manera que cuando llegaba a sus superiores era un tema que ya había sido considerado por anterioridad por especialistas, que ofrecían una guía sobre el camino a seguir. Los oficiales fueron conscientes de la importancia que tenían dentro de la estructura del Estado y de los conocimientos especiales que tenían con respecto al resto de la administración, formándose una conciencia de grupo, un grupo de técnicos especializados al servicio del monarca. Se trataba, además, de un grupo privilegiado debido a su cercanía al monarca y al secretario de Estado, con los que trataban en no pocas ocasiones, lo que redundaba en el propio beneficio de los oficiales. Tomando el caso de Iriarte, parece que mantuvo una relación especialmente buena con el secretario Jerónimo Grimaldi, según sugiere Cotarelo por un poema satírico contra el ministro italiano después del fracaso de la expedición contra Argel de Alejandro O'Reilly en 1775. Después, con Floridablanca, hubo una primera época de buenas relaciones seguida de una posterior en la que éstas se agriaron, como veremos más adelante.

Esta conciencia de grupo les lleva, por ejemplo, a realizar una reclamación conjunta para un aumento de sueldo en 1763, ya que no tienen suficiente con lo que reciben en aquel momento, teniendo en cuenta que representan a Su Majestad ante los embajadores extranjeros, con los que tratan frecuentemente, y deben, por tanto, llevar un nivel de vida acorde a esa representación. Parafraseando al marqués de la Ensenada, «por el criado conocerán al señor». Si debían representar al rey, debían tener un sueldo adecuado para representarle de manera digna. Actuaron aquí conjuntamente, hallándose entre ellos Iriarte, y recibieron el apoyo del secretario de aquellos años, el recién nombrado Grimaldi, que se ganó así el reconocimiento y lealtad de su oficina.

Junto a esta conciencia de grupo, se debió desarrollar entre estos hombres una profunda amistad, que se mantuvo a lo largo de los años, basada en un profundo conocimiento los unos de los otros, fruto de largas jornadas de trabajo conjunto. No es de extrañar, por tanto, que se nombraran albaceas testamentarios los unos de los otros, como ocurre en el caso de Bernardo de Iriarte, nombrado albacea por Bernardo del Campo, marqués del Campo, en su testamento de 1798. Su amistad debía datar de las décadas de 1760 y 1770, cuando coincidieron en la secretaría de Estado. Cuando falleció Bernardo del Campo, se tuvo que ocupar Iriarte de las disposiciones testamentarias de su antiguo colega, un trabajo que no le agradaba en absoluto, pues como decía a Mariano Luis de Urquijo en abril de 1800, “mucho deseo salir de este enredo que me ha dexado el buen Campo. Le perdono esta perrada, como las varias que me jugó en vida”. Esta amistad no impedía, sin embargo, reconocer algunos defectos entre los colegas, como los que veía Iriarte en Campo: «Repito a V.M. [Urquijo nuevamente] que Campo y todas sus cosas eran como su Vaxilla, Plaqué: Apariencia y no substancia».

En cuanto al sueldo de los oficiales, éstos iban de mayor a menor, en función del puesto que ocupara cada uno. Así, el oficial mayor más antiguo era el que más cobraba, mientras que el último era el que tenía el salario más bajo. Con el ascenso dentro del escalafón, se ganaba en responsabilidad y dinero. Los sueldos eran percibidos de manera trimestral o cuatrimestral, y si bien no había descuentos (a excepción del dinero destinado al Montepío, que estudiaremos a continuación), parece ser que la regla general era que los salarios se pagaran con retraso. Estos se empezaban a cobrar desde el momento en que eran nombrados oficiales, y en el caso de los ascensos, desde el momento en que quedaba vacante la plaza a ocupar.

A pesar de ello, como hemos visto con la queja expresada en 1763, los salarios no siempre permitían a los oficiales vivir de acuerdo a su nivel de vida, por lo que había una serie de gratificaciones y ayudas con las que ayudar a estos servidores del rey. Así, en 1763 se establecieron las ayudas de costa ordinarias, sobresueldo anual de 9.000 reales de vellón, para vivir con la decencia adecuada a un oficial de la primera secretaría. Otra ayuda eran las ayudas de costa extraordinaria, con motivo de la entrada o salida de la secretaría: así, un oficial recién nombrado la recibía para poder costearse el uniforme. Junto a éstas y otras ayudas, los oficiales de la secretaría se beneficiaron también de la existencia del Montepío, al cual se destinaba una parte del sueldo, que se recibía años después, bien por la jubilación del antiguo oficial (algo que no ocurría siempre, solo en los casos en los que este no podía, por enfermedad o cualquier otra causa, seguir sirviendo al monarca), bien por la familia de éste una vez muerto. En el caso de Bernardo de Iriarte, de una manera u otra debió conseguir vivir de una manera más que digna, a juzgar por la colección de arte que reunió a lo largo de su vida.

Junto a todos estos beneficios económicos, hay que tener en cuenta que los oficiales tenían derecho a toda una serie de honores por ser servidores del rey. Éstos, que quizá hoy en día puedan parecernos un tanto irrelevantes, tenían entonces una gran importancia, y sin duda eran valorados altamente por los propios oficiales. Por una parte, eran considerados Criados de Su Majestad, desde 1715, y también fueron considerados Secretarios del Rey. Tenían derecho a recibir el tratamiento de Señoría, el uso de uniforme, carruaje (derecho a tener una calesa, tres acémilas y una mula) y un lugar especial para presenciar las celebraciones públicas. Asimismo, era costumbre que recibieran alguna condecoración por sus servicios, que en el caso concreto de Bernardo de Iriarte se tradujo en la Orden de Carlos III, recibida el 28 de diciembre de 1772.

Sociabilidad de un oficial de la secretaría

Un oficial de la secretaría de Estado era un personaje importante dentro de la corte. Era alguien cercano al monarca y a la figura de uno de los personajes más importantes y poderosos del país, el secretario de Estado. Además, mientras que éste podía caer en desgracia y ser reemplazado con relativa facilidad (es lo que les ocurrió, por ejemplo, a Ricardo Wall y Grimaldi), los oficiales, como hemos visto, mantenían su puesto durante largos años, hasta que pasaban a ocupar un puesto honorífico al final de su carrera. Por tanto, los oficiales eran personajes buscados dentro de la sociedad madrileña, hombres con poder e influencias, lo que les introducía dentro de las altas esferas sociales. Éste era otro de los beneficios que implicaba el servicio al rey: personas de oscuros orígenes sociales que acababan coincidiendo en los salones, en condiciones de igualdad, con los grandes señores. Si esto ya había ocurrido en siglos anteriores a la Edad Moderna, en el XVIII se dio con mayor asiduidad si cabe, pues es en el Siglo de las Luces cuando los salones, las academias y otros centros de sociabilidad vivieron su edad de oro.

A lo largo y ancho de toda Europa podemos ver como los nobles, científicos, gobernantes y burgueses ilustrados se dedicaban con verdadero entusiasmo a estos centros, lugares donde se reunían y exponían sus ideas sobre distintos asuntos, en un clima de camaradería e igualdad que no encontramos en otras esferas. España, y Madrid más en concreto, no fue ajena a esta moda, y encontramos en la capital multitud de lugares donde los ilustrados se reunían para discutir sobre diversos asuntos. Estos lugares recibieron, además, la protección real, como la Real Academia Española, fundada en los primeros años del reinado de Felipe V, y cuyos miembros recibieron el privilegio de ser nombrados «criados de su Real Casa [del Rey]». Fueron vistos por algunos como los centros desde los cuales impulsar la modernización de España, donde debatir sobre cuales eran los medios más adecuados para mejorar el país, como Campomanes con las Sociedades económicas de amigos del país, que intentó promover por toda España a imagen y semejanza de la Matritense.

Cualquiera que quería ser algo en Madrid debía dejarse ver en estos centros. Fue así, por ejemplo, como Campomanes localizó a Jovellanos, y a partir de aquí se inició el ascenso del segundo, el cual trabó también amistad con Francisco Cabarrús en otro salón. Y Bernardo de Iriarte, responsable de sus hermanos pequeños, Domingo, diplomático como él, y Tomás, el famoso escritor (al que llevaba quince años), frecuentó estos salones y sociedades, donde trabó amistad con personalidades importantes, que luego podía movilizar para favorecer a su familia. Así, frecuentó la tertulia que tenía lugar en casa de Pablo Olavide, en la década de 1760, siendo quizá aquí donde trabó su amistad con Campomanes, el cual le propondría años después, con éxito, para la Sociedad Económica Matritense. Otros salones que frecuentó fueron el de la condesa de Montijo, donde debió encontrar a Urquijo (con el que ya hemos visto que se carteaba a finales de siglo y que, según parece, era amigo de su hermano Domingo), Cabarrús y Jovellanos, y el de la Fonda de San Sebastián, donde los Iriarte entablaron amistad con otro literato, José Cadalso.

La presencia en todos estos salones y sociedades (también perteneció, desde 1774, a la Academia de Bellas Artes de San Fernando), aparte de permitir a Bernardo de Iriarte disfrutar de la compañía de personas con inquietudes similares a las suyas, le proporcionó toda una serie de conexiones muy útiles a la hora de defender los intereses de su familia, como por ejemplo los de su hermano Tomás, que vivía con él en Madrid. Así, por ejemplo, cuando estalló una polémica entre su hermano y un antiguo protegido de Esquilache, un tal Sedano, Bernardo movilizó a sus amistades, como Campomanes, en la defensa de su hermano. Más adelante, en 1779, consiguió que Floridablanca, que por entonces era ya el hombre fuerte del gobierno de Carlos III, patrocinara la publicación de un poema de su hermano, llamado «La música». La ausencia de estas amistades podían acabar con las esperanzas de una familia, como les ocurre nuevamente a Bernardo y Tomás de Iriarte, cuando en 1785 el segundo aspira a encargarse de los papeles del Consejo de Estado. Sin embargo, parece que por aquella época habían perdido el favor de Floridablanca, y el deseado ascenso no se produjo.

Consejero del rey

Una vez alcanzada, en 1776, la posición más alta dentro de la secretaría de Estado como oficial mayor más antiguo, fue enviado a Roma dos años después como secretario de la embajada. Era una de las embajadas más prestigiosas, un premio por tanto a su carrera. Poco después le vemos, sin embargo, de vuelta en Madrid, y en 1780 es nombrado consejero de capa y espada del Consejo de Indias. Era éste el destino habitual de los oficiales mayores de la secretaría de Estado, un puesto honorífico, con el que coronar una larga trayectoria al servicio del monarca, que le permitiría pasar con tranquilidad los últimos años de su vida. Con toda la experiencia adquirida a lo largo de su carrera, se esperaba que los antiguos oficiales que ofrecieran el consejo de su experiencia sobre los distintos asuntos que trataban.

Ocurría sin embargo, y esto le pasó también a Iriarte, que eran colocados en Consejos sobre los que sabían poco o nada. En el Consejo de Indias poco podría aportar, pues lo suyo eran los asuntos de estado, a los que había dedicado su carrera profesional, y aunque sin duda había visto temas que afectaban a las Indias, no era el terreno que dominaba. En 1785 se intentó remediar esta situación, haciendo del Consejo de Estado la salida natural de los antiguos oficiales de la secretaría de Estado, si bien se mantuvo también el Consejo de Indias y el de Guerra, debido a «la instrucción que en ambos Tribunales se requiere de los Tratados, intereses y relaciones con las Naciones extranjeras y de otras materias de Estado». Junto a este destino, fue nombrado también vocal de la Junta de Comercio y Moneda en 1782 y vicepresidente de la Compañía de Filipinas en 1787.

Fue en esta década de 1780 donde debió perder el favor que tenía cerca del conde de Floridablanca, auténtico primer ministro de Carlos III en aquellos años. Es posible que en estos años se produjera un acercamiento de los Iriarte hacia el otro gran patrón de la corte de Carlos III, el conde de Aranda, embajador en aquellos años en la corte de Luis XVI. Domingo, hermano de Bernardo, pasó en 1787 de la embajada de Viena a la de Versalles, con el mismo cargo de secretario de la embajada, y sería así como se pondrían en contacto con el noble aragonés.

Quizá por esta posible cercanía con Aranda, opuesto a la política de Floridablanca, se opuso Bernardo de Iriarte al ministro de Carlos III y después de Carlos IV, urdiendo un complot en 1789 junto a Delitala para desprestigiar a Floridablanca a los ojos del rey, además de presentar un memorial criticando la política del ministro murciano. Fue por esto detenido y se le inició un proceso, sin que sepamos cual fue el resultado del mismo. La posterior caída de Floridablanca y el consiguiente ascenso de Aranda mitigaron, sin embargo, cualquier posible castigo que cayera sobre Bernardo de Iriarte, pues en 1791 le encontramos como vicepresidente de la junta de gobierno y el año siguiente como viceprotector de la Real Academia de San Fernando.

En diciembre de 1792 cayó Aranda del gobierno. Habían pasado tres años desde el estallido de la Revolución francesa, que puso en tela de juicio todo lo que sonara a Ilustración. Carlos IV había utilizado a las dos grandes figuras políticas del reinado de su padre, y ninguna había dado los resultados que él esperaba. Ni la oposición intransigente a la revolución, que preconizaba Floridablanca, ni el tímido entendimiento con ella que defendía Aranda surtieron efecto. Ante esta tesitura, Carlos IV decidió buscar un hombre nuevo, al margen de los enfrentamientos de la corte, con nuevos aires e ideas. Así, nombró a su favorito, Manuel Godoy, para hacer frente a una de las coyunturas más complicadas de los últimos siglos.

Los años de Godoy

Carente de cualquier tipo de prestigio personal, tanto por su juventud como por sus orígenes, Godoy se rodeó de numerosas figuras de renombre, para dotar de mayor peso a su gobierno. Esto le convirtió en «foco de atención y esperanza por parte de un grupo de jóvenes intelectuales, Juan Pablo Forner, Leandro Fernández de Moratín, Meléndez Valdés, como posible partidario de la Ilustración». Durante este primer gobierno de Godoy, Bernardo de Iriarte fue una de esas figuras con las que el nuevo ministro trató de dar mayor fuerza a su gobierno. Así, fue nombrado consejero camarista en el Consejo de Indias, y más adelante vocal de la Junta de Agricultura, Comercio y Navegación de Ultramar.

Durante estos primeros años de Godoy, Iriarte conservó el favor del ministro, pues en 1798, cuando se casó, con más de sesenta años, con Antonia Sáenz de Tejada, solicitó que si ésta quedaba viuda recibiera una pensión del Montepío, y Godoy le apoyó escribiendo una carta a Jovellanos. Normalmente, no habría ningún problema, pero desde 1788 se estableció que perderían los beneficios del Montepío aquellos que contrajesen matrimonio después de haber cumplido los sesenta años, e Iriarte debió movilizar a sus amistades, como Godoy, para conseguir la licencia.

Sin embargo, algo debió ocurrir años después, pues Iriarte perdió en 1802 su cargo de consejero del Consejo de Indias, sin que tengamos noticias de algún tipo de enfermedad o indisposición que le impidiera ejercer el cargo. Quizá le ocurrió lo que a tantos otros ilustrados: se desengañó con Godoy. De hecho, si Jovellanos fue desterrado a Mallorca, Iriarte fue expulsado de Madrid y desterrado a Valencia primero y después a Andalucía.

Afrancesado

Cuando en 1802 Iriarte fue relevado de su cargo en el Consejo de Indias, debió pensar que sus casi cincuenta años de servicio a la monarquía tocaban a su fin. Tenía por entonces la más que respetable edad de sesenta y siete años y contaba con la enemistad del todopoderoso Godoy. No era un buen panorama si hubiera querido volver a la administración. Sin embargo, la invasión napoleónica de 1808 cambió todas las cosas, y le ofrecería a nuestro protagonista una última oportunidad. Fueron cambios tan profundos, que cambio hasta la propia posición de Iriarte, que de dar un donativo de 500 reales en septiembre de 1808 para contribuir al esfuerzo bélico, pasó a ser uno de los ministros de José I. Ya en enero de 1809, apenas unos meses después de su donativo, fue enviado Iriarte como uno de los diplomáticos que envió Madrid a Napoleón para tratar sobre la sumisión de la capital al emperador francés.

Tras este acercamiento, Iriarte pasó a ser uno de los ministros de José I, uno de todos esos ilustrados que habían servido bajo Carlos III y Carlos IV, y que acudieron a la llamada del nuevo monarca pensando que con él se daría el esfuerzo necesario para llevar a cabo las reformas que necesitaba España. Hombres que habían diseñado proyectos que, por unas razones u otras, no pudieron llevar a cabo en los reinados anteriores, y que ahora veían que los podían llevar a cabo.

Fueron hombres como el propio Iriarte, Cabarrús, Urquijo, Miguel José de Azanza, etc. Como dice Miguel Artola, «con rara unanimidad (...), los ilustrados del tiempo de Carlos III se enrolaron bajo las banderas de José I, constituyendo el núcleo del partido que se llamaría afrancesado». Muchos de ellos habían servido también en el primer gobierno de Godoy, al que vieron, al principio, como una nueva posibilidad de reforma. Pronto, como hemos visto se desencantaron, y vieron como sus proyectos para una reforma templada del país no se llevaban a cabo. Con el nuevo reinado, intentarán poner en práctica esos proyectos, sin tener en cuenta que el tiempo había pasado, y que las viejas propuestas quizá ya no eran tan útiles como lo podían haber sido anteriormente. Como dijo despectivamente el embajador francés, el conde de la Forest, sobre un plan económico de Cabarrús, ministro de Hacienda: «El conde de Cabarrús vaciaba una vieja cartera».

La nueva administración llevó a cabo una serie de reformas siguiendo el modelo imperial francés para hacer más fácil y directo el gobierno del país, basándose en dos puntos clave: la centralización y el aumento de poderes del monarca. Aparece la figura del ministro-secretario, una especie de primer ministro cuya función es la coordinar al resto del gabinete, y acompaña al soberano donde quiera que éste vaya. Destaca también la creación del ministro de Interior, una figura copiada de la existente en Francia en aquellos años, sustituto del Consejo de Castilla, y que se encargaba del gobierno del país. Otra innovación importante (siguiendo también el modelo francés) fue la del Consejo de Estado, en el cual quedó integrado Bernardo de Iriarte el 8 de marzo de 1809.

El Consejo de Estado estuvo formado, en su mayoría, por antiguos consejeros del estado Borbón, como ocurre en el caso de Iriarte. A ellos se les sumaban los ministros, y trataban aquellos asuntos que el monarca sometía a su consideración. Dividido en secciones, cada una de éstas preparaba los asuntos encomendados, que después eran sometidos a discusión por todo el Consejo, y el parecer era enviado al rey. Junto a estas funciones, también se ocupaba de solucionar contenciosos dentro de la Administración y sus miembros eran utilizados en distintas tareas por el monarca (si bien esto no le ocurrió a Iriarte).

La importancia de esta institución en el reinado de José I fue muy importante dado que sustituyó a las Cortes, que nunca fueron convocadas, para aprobar las leyes. Como vemos, se trataba de un órgano de gran utilidad, un fondo humano, dotado de experiencia y conocimientos, del que el monarca se podía servir en cualquier momento, ya fuera para tomar consejo, ya fuera para encomendar misiones especiales. Sin embargo, por unas razones o por otras, no ofreció los resultados que se esperaban de él, algo de lo que se quejaba el conde de la Forest, el crítico embajador francés, que se lamentaba de los problemas que muchas veces se presentaron para que funcionara de la manera adecuada.

Y es que a este Consejo le ocurrió lo mismo que a tantas otras instituciones del estado bonapartista español: la falta de recursos debido a la guerra. Con la búsqueda de fondos con los que financiarla, ésta fue la principal preocupación del gobierno en aquellos años. El fracaso en esta tarea, junto a la dependencia crónica de Francia, llevó a la parálisis al gobierno en muchas ocasiones, pues no conseguía imponerse a los generales de Napoleón, que eran los auténticos señores del país, gracias a su control sobre los ejércitos. Cuando llegó la derrota de las armas francesas, el estado de José I se vino abajo, y todos los colaboradores españoles con los que contaba se tuvieron que ir a Francia. En el país vecino recibieron ayuda por los servicios prestados, a pesar de las dificultades por las que atravesaba el propio estado francés. Entre éstos se encontraba Bernardo de Iriarte, que falleció en julio de 1814 en Burdeos.

Conclusión

Uno a uno, Bernardo de Iriarte fue siguiendo todos los pasos de una carrera típica dentro de la administración. Su caso, que es el que hemos estudiado, podría ser extrapolado a otros personajes, con resultados similares: largos años de servicio a la Corona que terminan, normalmente, con la misma muerte del personaje. El caso de Bernardo de Iriarte fue excepcional, tanto por su longevidad como por el período que vivió (los años de la Revolución francesa y Godoy). No obstante, al final acabó muriendo al servicio de un rey de España, aunque en un sistema distinto del que había conocido toda su vida.

Servir a la monarquía era un servicio exigente, al que solo unos pocos afortunados podían acceder, los más preparados o aquellos que tenían un contacto dentro de ella. Un servicio en el que estaba claro quién era el señor (el rey) y quién los sirvientes (todos los demás). Sin embargo, el grado de complejidad que adquirieron los negocios, su enorme volumen, hicieron de estos siervos de la monarquía personajes auténticamente insustituibles, sin los cuales el enorme aparato burocrático no funcionaría. Así, adquirieron un poder extraordinario, una influencia destacada, y consiguieron que el rey, en teoría su señor, quedara completamente a merced suya. Parafraseando a John Elliott, y llevando las cosas un poco al extremo, podríamos decir que «sería difícil decir (...), quiénes eran los señores y quiénes los criados».

Archivos

Archivo Histórico Nacional, Sección de Estado, Legajos: 3418, 3549

Bibliografía

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bernardo, iriarte, nieves, rabelo, puerto, orotava, febrero, 1735, burdeos, julio, 1814, destacado, político, diplomático, reinados, fernando, carlos, carlos, josé, hermano, tomás, iriarte, retrato, bernardo, iriate, 1797, goya, museo, bellas, artes, estrasbur. Bernardo de Iriarte Nieves Rabelo Puerto de la Orotava 18 de febrero de 1735 Burdeos 13 de julio de 1814 fue un destacado politico diplomatico en los reinados de Fernando VI Carlos III Carlos IV y Jose I Era hermano de Tomas de Iriarte Bernardo de IriarteRetrato de Bernardo Iriate 1797 por Goya Museo de Bellas Artes de Estrasburgo Informacion personalNacimiento18 de febrero de 1735Puerto de la Orotava Tenerife EspanaFallecimiento13 de julio de 1814Burdeos FranciaNacionalidadEspanolaInformacion profesionalOcupacionDiplomatico y politicoMiembro deReal Academia EspanolaReal Academia de Ciencias y Artes de Barcelona editar datos en Wikidata Indice 1 Introduccion 2 Los primeros anos 2 1 La llamada de la corte 2 2 Primeros destinos 3 Oficial de la secretaria de Estado 3 1 Sociabilidad de un oficial de la secretaria 4 Consejero del rey 4 1 Los anos de Godoy 4 2 Afrancesado 5 Conclusion 6 Archivos 7 Bibliografia 8 Enlaces externosIntroduccion EditarLa llegada de los Borbones a Espana dio nuevos aires a una monarquia que se encontraba en un momento critico de su existencia En las ultimas decadas de la Casa de Austria la Monarquia Hispanica daba la sensacion de ser un cuerpo sin vida y sin energia de la misma manera que su ultimo titular Carlos II Sin embargo la situacion en la que se hallaba la Corona no se debia tan solo a los problemas que tuviera el ultimo monarca de los Austria para gobernar sino que como dice Jaime Contreras lo que fallo rotundamente fueron los cuerpos politicos que representaron a la aristocracia a ciertos sectores eclesiasticos y a los concejos urbanos mas representativos Tanto a las instituciones de la administracion como a los hombres que la formaban les falto la energia necesaria para gobernar aquella monarquia y llevar a cabo las reformas necesarias para tomar las decisiones que el monarca no podia tomar Ayudado por sus consejeros franceses Felipe V introdujo una serie de cambios en la administracion para dar nueva vida a este cuerpo Asi aparecieron las secretarias del Despacho nuevas instituciones con las que los asuntos se atendian con mayor rapidez y quiza con mas eficacia que en los viejos y lentos Consejos Junto a innovaciones como esta los Borbones van a utilizar frente a la aristocracia que copa los puestos en las ultimas decadas de los Habsburgo a gente modesta para ocupar los cargos de las secretarias las embajadas los cuerpos del ejercito y la marina y en general todos aquellos puestos en los que los monarcas necesitan a gente de confianza y preparada Estos hombres reclutados de entre los grupos mas bajos del estamento nobiliario desarrollaran su carrera al servicio del rey y gracias a este servicio obtendran honores y riquezas llegando a codearse con lo mas alto de la nobleza de la epoca Eran de la misma manera que Marco Tulio Ciceron en la Republica romana tardia homo novus hombres nuevos con los que reformar la monarquia de la que llegaran a convertirse en piezas basicas Fueron hombres como Jose de Grimaldo Jose Patino Zenon de Somodevilla y Bengoechea Campomanes Floridablanca o Jovellanos gente de pocos recursos propios pero que ascendieron gracias a sus servicios a la monarquia y a su propia capacidad Dentro de estos hombres se puede enmarcar a Bernardo de Iriarte que es el personaje en el que se centra este trabajo Si bien no llego a alcanzar los altos puestos que lograron los mencionados arriba puede servir tan bien como ellos para conocer como funcionaba aquella administracion pues como veremos siguio el cursus honorum paso a paso Los primeros anos EditarBernardo de Iriarte Nieves Rabelo nacio en Puerto de la Cruz en la isla de Tenerife el 18 de febrero de 1735 hijo de Bernardo de Iriarte Cisneros y de Barbara Cleta Marcelina de las Nieves Ravelo y Hernandez de Oropesa Su familia sin embargo no era de las islas Canarias sino del Pais Vasco ya que su abuelo Juan de Iriarte y Echeverria era un noble de Onate Sin embargo como le ocurriria al propio Bernardo mas adelante en su vida el servicio a la Corona propio como veremos de la familia Iriarte llevo al padre hasta Puerto de la Cruz Aqui vivio Bernardo de Iriarte hasta la edad de quince anos cuando se fue a Madrid Durante esos anos debio de recibir de su padre una educacion orientada a prepararle para servir al rey de la misma manera que el y sus hermanos habian hecho La llamada de la corte Editar Dice Julio Caro Baroja Porque el tio apoyaba al sobrino el mercader de lonja pudiente preferia llamar al paisano para que le ayudara en los negocios En efecto era costumbre que cuando una persona en Madrid necesitaba de la ayuda de otros buscara en su lugar de origen o en su familia para conseguir a la persona necesaria Ademas de asegurar una fidelidad que de otra manera no se podria conseguir se conseguia asi promocionar tanto a la familia como a los paisanos defendiendo de esta manera aquellos grupos con los que un personaje se sentia mas cercano Era algo tipico del Antiguo Regimen que se mantuvo en el XVIII con enorme vitalidad un ejemplo es la familia Cuadra cuya fortuna se hizo cuando Sebastian de la Cuadra y Llarena fue nombrado secretario de Estado a finales del reinado de Felipe V Familiares suyos como Nicolas o Diego accedieron a esa secretaria manteniendo a la familia dentro de la administracion durante generaciones Siguiendo este modelo Bernardo de Iriarte fue llamado por su tio don Juan de Iriarte para que le ayudara en sus trabajos eruditos Don Juan habia sido bibliotecario del rey y desde 1742 traductor de la secretaria de Estado gracias entre otras cosas a que hablaba latin frances e italiano Ya en 1727 habia pedido esta plaza pero no la consiguio entonces a pesar de contar con el apoyo del duque de Bejar De el decia Guillermo Clarke al marques de Villarias en 1742 cuando solicito el puesto de traductor que tenia buena voluntad pero que no se sabia nada sobre el sigilo y fidelidad que se refieren para el servicio de dicha plaza Don Juan llamo a Bernardo para que le ayudara en el Diccionario latino espanol con 6 000 reales de sueldo anual y encargandose de la educacion del joven Dado el caracter poliglota del tio y teniendo en cuenta la carrera posterior de Bernardo es mas que probable que don Juan le ensenara en estos anos que pasaron juntos en la Corte las lenguas que conocia Un tiempo que debio servir al joven para empezar a darse a conocer entre los circulos oficiales para llamar la atencion de aquellos que podian tener alguna influencia a la hora de adjudicar los puestos de la monarquia Primeros destinos Editar En 1756 consiguio Bernardo su primer cargo dentro de la Administracion como secretario de la Legacion espanola en Parma siendo posteriormente nombrado Encargado de Negocios en la misma ciudad No es de extranar que este primer puesto dependiera de la secretaria de Estado Como ya hemos visto su tio don Juan era traductor de la secretaria y debio mover sus contactos dentro de ese organismo para conseguir ese destino para su joven pupilo al cual probablemente habia ensenado italiano Y en la mencionada secretaria el conocimiento de lenguas era uno de los mas destacados meritos que habia para entrar Tras una estancia de alrededor de dos anos en Parma volvio Bernardo a Madrid como oficial octavo de la secretaria de Estado el 15 de abril de 1758 siendo nombrado en apenas unos meses en agosto oficial septimo con un sueldo anual de 15000 reales de vellon Empezaba a seguir el camino tradicional dentro de la secretaria de Estado comenzando con una serie de tareas que le ponian en contacto con los trabajos que se realizaban ayudando a su tio tuvo que tener sin duda algun contacto con los oficiales y los negocios que se despachaban en aquel departamento Y con su estancia en Parma tuvo un primer acercamiento a la realidad del trabajo diplomatico Es posible que fuera en experiencias como las de Iriarte en las que pensaba Floridablanca cuando instauro en 1785 la figura de los jovenes de lenguas jovenes que eran enviados a los paises europeos para que aprendieran la lengua del pais y los avances que en esos paises tuvieran lugar ademas de empezar a foguear a los futuros diplomaticos y estadistas Tras este primer contacto adquirida experiencia en el manejo de los asuntos diplomaticos paso a la oficina de la secretaria de estado donde empezaba por abajo del todo para ir subiendo peldanos paso a paso en funcion de las vacantes que fueran apareciendo en la oficina Tras unos pocos anos en Madrid en mayo de 1760 el joven Bernardo fue enviado como secretario a la embajada en Londres una de las mas delicadas para el gobierno espanol ya que Gran Bretana fue en el siglo XVIII el principal enemigo de la monarquia dado el interes britanico en introducirse en las Indias espanolas Con este nuevo destino seguia como anteriormente la costumbre de la secretaria ser enviado en los primeros anos a una mision en el extranjero para aprovechar los conocimientos que tenia y continuar con su formacion En efecto los oficiales no eran figuras estaticas enclaustradas en las oficinas de su departamento sino que eran agentes activos de la monarquia utilizados para diversas misiones con las que mejorar ademas su preparacion para futuras tareas Enviados al extranjero cuando ya eran oficiales volvian mas tarde a la oficina recuperando el puesto que habian dejado al marchar y aportando los nuevos conocimientos adquiridos Esto ocurrio con Iriarte que volvio bastante pronto para lo que era habitual ya que en 1761 estaba de vuelta en Madrid debido a la entrada de Espana en la Guerra de los Siete Anos frente a Gran Bretana Parece ser que la estancia de don Bernardo no fue todo lo positiva que hubiera deseado su protagonista debido a las malas relaciones con el embajador el conde de Fuentes y a la enfermedad debida al exceso de trabajo y a las condiciones climaticas Segun su propio testimonio fue infinito lo que escribi Cuantas veces me puse a trabajar a las 6 de la manana y a las 6 de la manana siguiente todavia estaba con la pluma en la mano Sobre su laboriosidad parece que no hubo muchas dudas pues el mismo conde de Fuentes el embajador con el que habia tenido malas relaciones opinaba que aun estando descontento de el en assumptos particulares repetidas veces ha escrito y ultimamente al tiempo de su partida haciendo justicia a su aplicacion zelo y talento y que ha sido excesivo su trabajo por la concurrencia de graves y disputados negocios que alli han ocurrido en su tiempo A todos estos problemas hubo de anadirse una mala experiencia personal debido al robo en la residencia londinense del embajador espanol de 140 guineas Por esta razon tuvo que pedir algun alivio y se le concedieron 250 doblones de oro para poder viajar hasta Madrid Oficial de la secretaria de Estado EditarCon su regreso a Madrid Bernardo de Iriarte comienza una nueva etapa en su vida ya que frente al ajetreo de sus primeros anos con continuos viajes por Europa al servicio del monarca va a asentarse en Madrid sirviendo en la secretaria de Estado como oficial Su experiencia sirve para analizar esta institucion los hombres que la forman sus costumbres y su ascenso social ya que don Bernardo fue un ejemplo perfecto de los oficiales Al regresar a Madrid se le restablecio en su puesto en la secretaria de Estado si bien en apenas dos anos ya era oficial cuarto de dicho departamento en febrero de 1763 Desde aqui hasta noviembre de 1773 cuando alcanza la plaza de oficial mayor mas antiguo el puesto mas importante de la secretaria aparte del de secretario Iriarte sigue el escalafon de manera regular ascendiendo puesto a puesto dentro de la secretaria un lento pero constante avance Este cursus honorum comun a todos los que entraban en la administracion le familiarizo con los diversos asuntos del departamento asi que al llegar al puesto de oficial mayor mas antiguo estaba perfectamente capacitado para supervisar la labor de todos sus colegas tarea que le correspondia en este puesto En efecto la organizacion de la secretaria de Estado estaba pensada para que los oficiales fueran ascendiendo peldano a peldano un ascenso rectilineo con lo que iban tratando todos los asuntos ya que cada oficial se encargaba de temas distintos La mision de estos hombres consistia en poner a disposicion del soberano y del secretario de Estado todos los medios disponibles para que tomaran la decision correcta Ofrecian informacion y consejo sobre los asuntos de manera que cuando llegaba a sus superiores era un tema que ya habia sido considerado por anterioridad por especialistas que ofrecian una guia sobre el camino a seguir Los oficiales fueron conscientes de la importancia que tenian dentro de la estructura del Estado y de los conocimientos especiales que tenian con respecto al resto de la administracion formandose una conciencia de grupo un grupo de tecnicos especializados al servicio del monarca Se trataba ademas de un grupo privilegiado debido a su cercania al monarca y al secretario de Estado con los que trataban en no pocas ocasiones lo que redundaba en el propio beneficio de los oficiales Tomando el caso de Iriarte parece que mantuvo una relacion especialmente buena con el secretario Jeronimo Grimaldi segun sugiere Cotarelo por un poema satirico contra el ministro italiano despues del fracaso de la expedicion contra Argel de Alejandro O Reilly en 1775 Despues con Floridablanca hubo una primera epoca de buenas relaciones seguida de una posterior en la que estas se agriaron como veremos mas adelante Esta conciencia de grupo les lleva por ejemplo a realizar una reclamacion conjunta para un aumento de sueldo en 1763 ya que no tienen suficiente con lo que reciben en aquel momento teniendo en cuenta que representan a Su Majestad ante los embajadores extranjeros con los que tratan frecuentemente y deben por tanto llevar un nivel de vida acorde a esa representacion Parafraseando al marques de la Ensenada por el criado conoceran al senor Si debian representar al rey debian tener un sueldo adecuado para representarle de manera digna Actuaron aqui conjuntamente hallandose entre ellos Iriarte y recibieron el apoyo del secretario de aquellos anos el recien nombrado Grimaldi que se gano asi el reconocimiento y lealtad de su oficina Junto a esta conciencia de grupo se debio desarrollar entre estos hombres una profunda amistad que se mantuvo a lo largo de los anos basada en un profundo conocimiento los unos de los otros fruto de largas jornadas de trabajo conjunto No es de extranar por tanto que se nombraran albaceas testamentarios los unos de los otros como ocurre en el caso de Bernardo de Iriarte nombrado albacea por Bernardo del Campo marques del Campo en su testamento de 1798 Su amistad debia datar de las decadas de 1760 y 1770 cuando coincidieron en la secretaria de Estado Cuando fallecio Bernardo del Campo se tuvo que ocupar Iriarte de las disposiciones testamentarias de su antiguo colega un trabajo que no le agradaba en absoluto pues como decia a Mariano Luis de Urquijo en abril de 1800 mucho deseo salir de este enredo que me ha dexado el buen Campo Le perdono esta perrada como las varias que me jugo en vida Esta amistad no impedia sin embargo reconocer algunos defectos entre los colegas como los que veia Iriarte en Campo Repito a V M Urquijo nuevamente que Campo y todas sus cosas eran como su Vaxilla Plaque Apariencia y no substancia En cuanto al sueldo de los oficiales estos iban de mayor a menor en funcion del puesto que ocupara cada uno Asi el oficial mayor mas antiguo era el que mas cobraba mientras que el ultimo era el que tenia el salario mas bajo Con el ascenso dentro del escalafon se ganaba en responsabilidad y dinero Los sueldos eran percibidos de manera trimestral o cuatrimestral y si bien no habia descuentos a excepcion del dinero destinado al Montepio que estudiaremos a continuacion parece ser que la regla general era que los salarios se pagaran con retraso Estos se empezaban a cobrar desde el momento en que eran nombrados oficiales y en el caso de los ascensos desde el momento en que quedaba vacante la plaza a ocupar A pesar de ello como hemos visto con la queja expresada en 1763 los salarios no siempre permitian a los oficiales vivir de acuerdo a su nivel de vida por lo que habia una serie de gratificaciones y ayudas con las que ayudar a estos servidores del rey Asi en 1763 se establecieron las ayudas de costa ordinarias sobresueldo anual de 9 000 reales de vellon para vivir con la decencia adecuada a un oficial de la primera secretaria Otra ayuda eran las ayudas de costa extraordinaria con motivo de la entrada o salida de la secretaria asi un oficial recien nombrado la recibia para poder costearse el uniforme Junto a estas y otras ayudas los oficiales de la secretaria se beneficiaron tambien de la existencia del Montepio al cual se destinaba una parte del sueldo que se recibia anos despues bien por la jubilacion del antiguo oficial algo que no ocurria siempre solo en los casos en los que este no podia por enfermedad o cualquier otra causa seguir sirviendo al monarca bien por la familia de este una vez muerto En el caso de Bernardo de Iriarte de una manera u otra debio conseguir vivir de una manera mas que digna a juzgar por la coleccion de arte que reunio a lo largo de su vida Junto a todos estos beneficios economicos hay que tener en cuenta que los oficiales tenian derecho a toda una serie de honores por ser servidores del rey Estos que quiza hoy en dia puedan parecernos un tanto irrelevantes tenian entonces una gran importancia y sin duda eran valorados altamente por los propios oficiales Por una parte eran considerados Criados de Su Majestad desde 1715 y tambien fueron considerados Secretarios del Rey Tenian derecho a recibir el tratamiento de Senoria el uso de uniforme carruaje derecho a tener una calesa tres acemilas y una mula y un lugar especial para presenciar las celebraciones publicas Asimismo era costumbre que recibieran alguna condecoracion por sus servicios que en el caso concreto de Bernardo de Iriarte se tradujo en la Orden de Carlos III recibida el 28 de diciembre de 1772 Sociabilidad de un oficial de la secretaria Editar Un oficial de la secretaria de Estado era un personaje importante dentro de la corte Era alguien cercano al monarca y a la figura de uno de los personajes mas importantes y poderosos del pais el secretario de Estado Ademas mientras que este podia caer en desgracia y ser reemplazado con relativa facilidad es lo que les ocurrio por ejemplo a Ricardo Wall y Grimaldi los oficiales como hemos visto mantenian su puesto durante largos anos hasta que pasaban a ocupar un puesto honorifico al final de su carrera Por tanto los oficiales eran personajes buscados dentro de la sociedad madrilena hombres con poder e influencias lo que les introducia dentro de las altas esferas sociales Este era otro de los beneficios que implicaba el servicio al rey personas de oscuros origenes sociales que acababan coincidiendo en los salones en condiciones de igualdad con los grandes senores Si esto ya habia ocurrido en siglos anteriores a la Edad Moderna en el XVIII se dio con mayor asiduidad si cabe pues es en el Siglo de las Luces cuando los salones las academias y otros centros de sociabilidad vivieron su edad de oro A lo largo y ancho de toda Europa podemos ver como los nobles cientificos gobernantes y burgueses ilustrados se dedicaban con verdadero entusiasmo a estos centros lugares donde se reunian y exponian sus ideas sobre distintos asuntos en un clima de camaraderia e igualdad que no encontramos en otras esferas Espana y Madrid mas en concreto no fue ajena a esta moda y encontramos en la capital multitud de lugares donde los ilustrados se reunian para discutir sobre diversos asuntos Estos lugares recibieron ademas la proteccion real como la Real Academia Espanola fundada en los primeros anos del reinado de Felipe V y cuyos miembros recibieron el privilegio de ser nombrados criados de su Real Casa del Rey Fueron vistos por algunos como los centros desde los cuales impulsar la modernizacion de Espana donde debatir sobre cuales eran los medios mas adecuados para mejorar el pais como Campomanes con las Sociedades economicas de amigos del pais que intento promover por toda Espana a imagen y semejanza de la Matritense Cualquiera que queria ser algo en Madrid debia dejarse ver en estos centros Fue asi por ejemplo como Campomanes localizo a Jovellanos y a partir de aqui se inicio el ascenso del segundo el cual trabo tambien amistad con Francisco Cabarrus en otro salon Y Bernardo de Iriarte responsable de sus hermanos pequenos Domingo diplomatico como el y Tomas el famoso escritor al que llevaba quince anos frecuento estos salones y sociedades donde trabo amistad con personalidades importantes que luego podia movilizar para favorecer a su familia Asi frecuento la tertulia que tenia lugar en casa de Pablo Olavide en la decada de 1760 siendo quiza aqui donde trabo su amistad con Campomanes el cual le propondria anos despues con exito para la Sociedad Economica Matritense Otros salones que frecuento fueron el de la condesa de Montijo donde debio encontrar a Urquijo con el que ya hemos visto que se carteaba a finales de siglo y que segun parece era amigo de su hermano Domingo Cabarrus y Jovellanos y el de la Fonda de San Sebastian donde los Iriarte entablaron amistad con otro literato Jose Cadalso La presencia en todos estos salones y sociedades tambien pertenecio desde 1774 a la Academia de Bellas Artes de San Fernando aparte de permitir a Bernardo de Iriarte disfrutar de la compania de personas con inquietudes similares a las suyas le proporciono toda una serie de conexiones muy utiles a la hora de defender los intereses de su familia como por ejemplo los de su hermano Tomas que vivia con el en Madrid Asi por ejemplo cuando estallo una polemica entre su hermano y un antiguo protegido de Esquilache un tal Sedano Bernardo movilizo a sus amistades como Campomanes en la defensa de su hermano Mas adelante en 1779 consiguio que Floridablanca que por entonces era ya el hombre fuerte del gobierno de Carlos III patrocinara la publicacion de un poema de su hermano llamado La musica La ausencia de estas amistades podian acabar con las esperanzas de una familia como les ocurre nuevamente a Bernardo y Tomas de Iriarte cuando en 1785 el segundo aspira a encargarse de los papeles del Consejo de Estado Sin embargo parece que por aquella epoca habian perdido el favor de Floridablanca y el deseado ascenso no se produjo Consejero del rey EditarUna vez alcanzada en 1776 la posicion mas alta dentro de la secretaria de Estado como oficial mayor mas antiguo fue enviado a Roma dos anos despues como secretario de la embajada Era una de las embajadas mas prestigiosas un premio por tanto a su carrera Poco despues le vemos sin embargo de vuelta en Madrid y en 1780 es nombrado consejero de capa y espada del Consejo de Indias Era este el destino habitual de los oficiales mayores de la secretaria de Estado un puesto honorifico con el que coronar una larga trayectoria al servicio del monarca que le permitiria pasar con tranquilidad los ultimos anos de su vida Con toda la experiencia adquirida a lo largo de su carrera se esperaba que los antiguos oficiales que ofrecieran el consejo de su experiencia sobre los distintos asuntos que trataban Ocurria sin embargo y esto le paso tambien a Iriarte que eran colocados en Consejos sobre los que sabian poco o nada En el Consejo de Indias poco podria aportar pues lo suyo eran los asuntos de estado a los que habia dedicado su carrera profesional y aunque sin duda habia visto temas que afectaban a las Indias no era el terreno que dominaba En 1785 se intento remediar esta situacion haciendo del Consejo de Estado la salida natural de los antiguos oficiales de la secretaria de Estado si bien se mantuvo tambien el Consejo de Indias y el de Guerra debido a la instruccion que en ambos Tribunales se requiere de los Tratados intereses y relaciones con las Naciones extranjeras y de otras materias de Estado Junto a este destino fue nombrado tambien vocal de la Junta de Comercio y Moneda en 1782 y vicepresidente de la Compania de Filipinas en 1787 Fue en esta decada de 1780 donde debio perder el favor que tenia cerca del conde de Floridablanca autentico primer ministro de Carlos III en aquellos anos Es posible que en estos anos se produjera un acercamiento de los Iriarte hacia el otro gran patron de la corte de Carlos III el conde de Aranda embajador en aquellos anos en la corte de Luis XVI Domingo hermano de Bernardo paso en 1787 de la embajada de Viena a la de Versalles con el mismo cargo de secretario de la embajada y seria asi como se pondrian en contacto con el noble aragones Quiza por esta posible cercania con Aranda opuesto a la politica de Floridablanca se opuso Bernardo de Iriarte al ministro de Carlos III y despues de Carlos IV urdiendo un complot en 1789 junto a Delitala para desprestigiar a Floridablanca a los ojos del rey ademas de presentar un memorial criticando la politica del ministro murciano Fue por esto detenido y se le inicio un proceso sin que sepamos cual fue el resultado del mismo La posterior caida de Floridablanca y el consiguiente ascenso de Aranda mitigaron sin embargo cualquier posible castigo que cayera sobre Bernardo de Iriarte pues en 1791 le encontramos como vicepresidente de la junta de gobierno y el ano siguiente como viceprotector de la Real Academia de San Fernando En diciembre de 1792 cayo Aranda del gobierno Habian pasado tres anos desde el estallido de la Revolucion francesa que puso en tela de juicio todo lo que sonara a Ilustracion Carlos IV habia utilizado a las dos grandes figuras politicas del reinado de su padre y ninguna habia dado los resultados que el esperaba Ni la oposicion intransigente a la revolucion que preconizaba Floridablanca ni el timido entendimiento con ella que defendia Aranda surtieron efecto Ante esta tesitura Carlos IV decidio buscar un hombre nuevo al margen de los enfrentamientos de la corte con nuevos aires e ideas Asi nombro a su favorito Manuel Godoy para hacer frente a una de las coyunturas mas complicadas de los ultimos siglos Los anos de Godoy Editar Carente de cualquier tipo de prestigio personal tanto por su juventud como por sus origenes Godoy se rodeo de numerosas figuras de renombre para dotar de mayor peso a su gobierno Esto le convirtio en foco de atencion y esperanza por parte de un grupo de jovenes intelectuales Juan Pablo Forner Leandro Fernandez de Moratin Melendez Valdes como posible partidario de la Ilustracion Durante este primer gobierno de Godoy Bernardo de Iriarte fue una de esas figuras con las que el nuevo ministro trato de dar mayor fuerza a su gobierno Asi fue nombrado consejero camarista en el Consejo de Indias y mas adelante vocal de la Junta de Agricultura Comercio y Navegacion de Ultramar Durante estos primeros anos de Godoy Iriarte conservo el favor del ministro pues en 1798 cuando se caso con mas de sesenta anos con Antonia Saenz de Tejada solicito que si esta quedaba viuda recibiera una pension del Montepio y Godoy le apoyo escribiendo una carta a Jovellanos Normalmente no habria ningun problema pero desde 1788 se establecio que perderian los beneficios del Montepio aquellos que contrajesen matrimonio despues de haber cumplido los sesenta anos e Iriarte debio movilizar a sus amistades como Godoy para conseguir la licencia Sin embargo algo debio ocurrir anos despues pues Iriarte perdio en 1802 su cargo de consejero del Consejo de Indias sin que tengamos noticias de algun tipo de enfermedad o indisposicion que le impidiera ejercer el cargo Quiza le ocurrio lo que a tantos otros ilustrados se desengano con Godoy De hecho si Jovellanos fue desterrado a Mallorca Iriarte fue expulsado de Madrid y desterrado a Valencia primero y despues a Andalucia Afrancesado Editar Cuando en 1802 Iriarte fue relevado de su cargo en el Consejo de Indias debio pensar que sus casi cincuenta anos de servicio a la monarquia tocaban a su fin Tenia por entonces la mas que respetable edad de sesenta y siete anos y contaba con la enemistad del todopoderoso Godoy No era un buen panorama si hubiera querido volver a la administracion Sin embargo la invasion napoleonica de 1808 cambio todas las cosas y le ofreceria a nuestro protagonista una ultima oportunidad Fueron cambios tan profundos que cambio hasta la propia posicion de Iriarte que de dar un donativo de 500 reales en septiembre de 1808 para contribuir al esfuerzo belico paso a ser uno de los ministros de Jose I Ya en enero de 1809 apenas unos meses despues de su donativo fue enviado Iriarte como uno de los diplomaticos que envio Madrid a Napoleon para tratar sobre la sumision de la capital al emperador frances Tras este acercamiento Iriarte paso a ser uno de los ministros de Jose I uno de todos esos ilustrados que habian servido bajo Carlos III y Carlos IV y que acudieron a la llamada del nuevo monarca pensando que con el se daria el esfuerzo necesario para llevar a cabo las reformas que necesitaba Espana Hombres que habian disenado proyectos que por unas razones u otras no pudieron llevar a cabo en los reinados anteriores y que ahora veian que los podian llevar a cabo Fueron hombres como el propio Iriarte Cabarrus Urquijo Miguel Jose de Azanza etc Como dice Miguel Artola con rara unanimidad los ilustrados del tiempo de Carlos III se enrolaron bajo las banderas de Jose I constituyendo el nucleo del partido que se llamaria afrancesado Muchos de ellos habian servido tambien en el primer gobierno de Godoy al que vieron al principio como una nueva posibilidad de reforma Pronto como hemos visto se desencantaron y vieron como sus proyectos para una reforma templada del pais no se llevaban a cabo Con el nuevo reinado intentaran poner en practica esos proyectos sin tener en cuenta que el tiempo habia pasado y que las viejas propuestas quiza ya no eran tan utiles como lo podian haber sido anteriormente Como dijo despectivamente el embajador frances el conde de la Forest sobre un plan economico de Cabarrus ministro de Hacienda El conde de Cabarrus vaciaba una vieja cartera La nueva administracion llevo a cabo una serie de reformas siguiendo el modelo imperial frances para hacer mas facil y directo el gobierno del pais basandose en dos puntos clave la centralizacion y el aumento de poderes del monarca Aparece la figura del ministro secretario una especie de primer ministro cuya funcion es la coordinar al resto del gabinete y acompana al soberano donde quiera que este vaya Destaca tambien la creacion del ministro de Interior una figura copiada de la existente en Francia en aquellos anos sustituto del Consejo de Castilla y que se encargaba del gobierno del pais Otra innovacion importante siguiendo tambien el modelo frances fue la del Consejo de Estado en el cual quedo integrado Bernardo de Iriarte el 8 de marzo de 1809 El Consejo de Estado estuvo formado en su mayoria por antiguos consejeros del estado Borbon como ocurre en el caso de Iriarte A ellos se les sumaban los ministros y trataban aquellos asuntos que el monarca sometia a su consideracion Dividido en secciones cada una de estas preparaba los asuntos encomendados que despues eran sometidos a discusion por todo el Consejo y el parecer era enviado al rey Junto a estas funciones tambien se ocupaba de solucionar contenciosos dentro de la Administracion y sus miembros eran utilizados en distintas tareas por el monarca si bien esto no le ocurrio a Iriarte La importancia de esta institucion en el reinado de Jose I fue muy importante dado que sustituyo a las Cortes que nunca fueron convocadas para aprobar las leyes Como vemos se trataba de un organo de gran utilidad un fondo humano dotado de experiencia y conocimientos del que el monarca se podia servir en cualquier momento ya fuera para tomar consejo ya fuera para encomendar misiones especiales Sin embargo por unas razones o por otras no ofrecio los resultados que se esperaban de el algo de lo que se quejaba el conde de la Forest el critico embajador frances que se lamentaba de los problemas que muchas veces se presentaron para que funcionara de la manera adecuada Y es que a este Consejo le ocurrio lo mismo que a tantas otras instituciones del estado bonapartista espanol la falta de recursos debido a la guerra Con la busqueda de fondos con los que financiarla esta fue la principal preocupacion del gobierno en aquellos anos El fracaso en esta tarea junto a la dependencia cronica de Francia llevo a la paralisis al gobierno en muchas ocasiones pues no conseguia imponerse a los generales de Napoleon que eran los autenticos senores del pais gracias a su control sobre los ejercitos Cuando llego la derrota de las armas francesas el estado de Jose I se vino abajo y todos los colaboradores espanoles con los que contaba se tuvieron que ir a Francia En el pais vecino recibieron ayuda por los servicios prestados a pesar de las dificultades por las que atravesaba el propio estado frances Entre estos se encontraba Bernardo de Iriarte que fallecio en julio de 1814 en Burdeos Conclusion EditarUno a uno Bernardo de Iriarte fue siguiendo todos los pasos de una carrera tipica dentro de la administracion Su caso que es el que hemos estudiado podria ser extrapolado a otros personajes con resultados similares largos anos de servicio a la Corona que terminan normalmente con la misma muerte del personaje El caso de Bernardo de Iriarte fue excepcional tanto por su longevidad como por el periodo que vivio los anos de la Revolucion francesa y Godoy No obstante al final acabo muriendo al servicio de un rey de Espana aunque en un sistema distinto del que habia conocido toda su vida Servir a la monarquia era un servicio exigente al que solo unos pocos afortunados podian acceder los mas preparados o aquellos que tenian un contacto dentro de ella Un servicio en el que estaba claro quien era el senor el rey y quien los sirvientes todos los demas Sin embargo el grado de complejidad que adquirieron los negocios su enorme volumen hicieron de estos siervos de la monarquia personajes autenticamente insustituibles sin los cuales el enorme aparato burocratico no funcionaria Asi adquirieron un poder extraordinario una influencia destacada y consiguieron que el rey en teoria su senor quedara completamente a merced suya Parafraseando a John Elliott y llevando las cosas un poco al extremo podriamos decir que seria dificil decir quienes eran los senores y quienes los criados Archivos EditarArchivo Historico Nacional Seccion de Estado Legajos 3418 3549Bibliografia EditarARTOLA M Los afrancesados Madrid Alianza 1989 BADORREY MARTIN B Los origenes del Ministerio de Asuntos Exteriores 1714 1808 p 394 Biblioteca Diplomatica Espanola Madrid 1999 BURKHOLDER MARK A Biographical Dictionary of Councilors 1717 1808 Greenwood Press Westport 1986 CARO BAROJA Julio La hora navarra del XVIII personas familias negocios e ideas Diputacion Foral de Pamplona 1969 CONTRERAS Jaime Carlos II El 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