Manco Inca
Manco Inca Yupanqui, también conocido como Manco Cápac II, fue un noble Inca, militar, político, líder de la resistencia y primer soberano del reino independiente de Vilcabamba.
Manco Inca | ||
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Inca de Vilcabamba | ||
Cápac Inca | ||
1533 - 1536 | ||
Predecesor | Túpac Hualpa | |
Sucesor | Paullu Inca | |
Inca de Vilcabamba | ||
1537 - 1545 | ||
Sucesor | Sayri Túpac | |
Información personal | ||
Nacimiento | Alrededor de 1515 (probablemente 1514[1]) Cuzco o Tiahuanaco[2] | |
Fallecimiento | Alrededor de 1545 Vilcabamba | |
Familia | ||
Dinastía | Hanan Qusqu | |
Padre | Huayna Cápac | |
Consorte | Cora Ocllo | |
Descendencia | Titu Cusi Yupanqui, Sayri Túpac, Túpac Amaru I, Cusi Huarcay, entre otros. | |
Vivió en los últimos años del Imperio Inca y participó en la conquista inca de la región de Moxos.[3] Durante la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa, Manco Inca apoyó al primero; por lo que acabada la guerra con la victoria del bando atahualpista tuvo que esconderse de las represalias del ejército de Atahualpa en el Cuzco. Cuando recibió la noticia de la captura de Atahualpa a manos de los españoles decidió ofrecerles ayuda creyendo que lo liberarían de las «malignas tropas de Quito».[4] A cambio de entregarles Cuzco los españoles lo nombraron emperador Inca, pero a causa de los múltiples abusos que cometían contra él y su pueblo, decidió escapar y rebelarse.[5]
La guerra de Manco Inca supuso el mayor enfrentamiento militar de la Conquista del Perú: los ejércitos cusqueños cortaron los caminos entre Lima y Cuzco, sitiaron ambas ciudades y en 1536 estuvieron cerca de tomar el Cuzco y expulsar definitivamente a los españoles;[6] sin embargo, ante la llegada de los refuerzos españoles de Diego de Almagro y Alonso de Alvarado, Manco se refugió en Vilcabamba por tener que dar de baja a sus tropas por el excesivo tiempo que estaba tomando la guerra. Lideró la resistencia desde su reino independiente hasta que fue asesinado en 1545, apuñalado por un grupo de siete españoles almagristas que lo traicionaron.[7]
Biografía hasta el sitio del Cuzco
Origen y entronización
Manco Inca fue uno de los más de 500 hijos del Inca Huayna Cápac y probablemente nació en 1515 en el Cuzco.[8] Aunque, según el historiador José Antonio del Busto, Manco Inca nació en 1514 en el Tiahuanaco.[9]
Durante la guerra civil, las tropas de Atahualpa tomaron el Cuzco bajo el mando del general Quizquiz y asesinaron a los descendientes de Huayna Cápac, a los partidarios de Huáscar, y a todo aquel que pudiera intentar tomar el lugar del Inca. Fue por esta razón por la que Manco Inca se vio obligado a huir evitando cualquier contacto con los atahualpistas.[10]
El 14 de noviembre de 1533, Manco se encontró con Francisco Pizarro y su contingente, tanto inca como español. Esta entrevista y otros hechos previos, como la captura y muerte de Atahualpa en Cajamarca, llevaron a Manco Inca a creer que los españoles eran «salvadores» enviados por los dioses.[4] Al presentarse a Pizarro, este le respondió:
Has de saber que yo vine con el único propósito de protegerte y liberarte de esta gente de Quito, podéis creer que yo no vengo en provecho mío.
Chalcuchímac, uno de los 3 generales principales de Atahualpa en la guerra civil, había sido tomado preso a traición por el español Hernando Pizarro, y sobre su final existen dos versiones: Una de ellas dice que para convencer a Manco Inca, Francisco Pizarro lo quemó vivo delante de aquel. Por otro lado, José Antonio del Busto cita a Pedro Sánchez de la Hoz cuando afirma que el general ya había muerto un día antes del arribo de Manco Inca:[11]
Informado el Gobernador de todas estas acusaciones y comprobando cuánto de verdad había en ello, mandó que fuese quemado vivo en medio de la plaza, y así se hizo, que los principales y más familiares suyos eran los que ponían más diligencia en prender el fuego (...) toda la gente de la tierra se alegró infinito de su muerte, porque era muy aborrecido de todos por conocer lo cruel que era.Pedro Sánchez de la Hoz.
En la mañana del sábado 15 de noviembre, día de San Eugenio, las tropas hispano-indígenas ingresaron a la capital (Cuzco) por el cerro de Carmenca (actual barrio de Santa Ana) para luego bajar por un camino que llevaba a un río y que posteriormente bautizaron como «El callejón de la Conquista» o «La calle de los Conquistadores».[12] Tras saquear el Coricancha, los templos y palacios más importantes del Cuzco, Francisco Pizarro coronó a Manco Inca como Sapa Inca.[13]
Gobierno bajo el vasallaje español
Una vez nombrado, Pizarro solicitó a Manco Inca que organizara un ejército que combatiera a las tropas del general atahualpista Quizquiz. Pizarro, además, lo apoyaría con caballos y soldados españoles.[10] Unos espías informaron a Manco Inca de las intenciones de las tropas de Quizquiz para atacar Jauja, dándole la opción de enviar justo a tiempo a su ejército bajo el mando de su hermano; Paullu Inca. Tras la batalla, Quizquiz y sus guerreros se vieron obligados a retirarse hacia Tarma. Sin embargo, fueron expulsados también de esta ciudad debido a que sus habitantes eran huascaristas. Finalmente, Quizquiz fue asesinado por un noble inca, Huayna Palcón, partidario de la rendición ante los españoles.[14] Finalizada la guerra contra los que acabaron con su panaca, se esperaría que existiese armonía entre el Inca y los españoles, sin embargo la realidad fue diferente. Pronto el nuevo monarca se dio cuenta del craso error de confiar en los peninsulares por la serie de razones siguientes:
- Estando en el palacio de sus antepasados, no podía reinar.
- No podía recibir a sus súbditos sin ser vigilado.
- No podía circular por el Cuzco con libertad.
- Veía múltiples abusos que cometían los españoles contra las mujeres de la nobleza, pueblo y vírgenes del sol.
- Se burlaban de él con bromas muy pesadas.
- Era, desde el principio, un rehén de los conquistadores, llegando a ser en dos ocasiones un vilipendiado prisionero.
Por estas y otras razones planeó sacudirse de la influencia española. No obstante, sus planes fueron descubiertos y fue hecho prisionero a mediados del año 1535.
Huida del Cuzco y proclama en Calca
Mientras seguía prisionero Manco Inca, llegó a la capital imperial el conquistador Hernando Pizarro, incipiente teniente de gobernador general del Cuzco, quien prontamente lo puso en libertad en febrero de 1536, aunque sin que pudiera salir de la ciudad de Cuzco.
El monarca escondió su ira y se mostró resignado ante el español, al cual en señal de agradecimiento le regaló una vajilla, estatuas, vigas del Coricancha y aríbalos, todos hechos enteramente de oro. Notando el aumento de la ambición de Hernando le ofreció traerle la estatua del Inca Huayna Cápac «toda de oro, incluso las tripas».
El ambicioso español le creyó y el 18 de abril de 1536 el Inca salió del Cuzco junto al sumo sacerdote o Vila Oma pero ya no regresó. Su primer refugio fue Calca, adonde llamó a sus generales y curacas fieles y lanzó la siguiente arenga: «Yo estoy determinado a no dejar cristiano en vida en toda la tierra y para eso quiero poner cerco en el Cusco; quien de vosotros pensara servirme, servirme en esto, ha de poner sobre tal caso la vida; beba por estos vasos y no con otra condición».
Los principales fueron bebiendo uno a uno la chicha en señal de aprobación y entrega a la causa de la reconquista, y el ejército se iba formando desde todas partes del imperio. Asimismo, se le unieron varios pueblos que sí reconocían las virtudes del estado incaico en su favor, e incluso un español. Manco Inca nombra como jefe de su ejército a Vilaoma y como maestre de campo a Paucar Huaman.
Asedio del Cuzco
Entre los meses de mayo de 1536 y marzo de 1537, Manco Inca sitió a la ciudad de Cuzco, iniciando de esta manera la guerra de reconquista incaica.
Primer soberano del Estado independiente de Vilcabamba
Asentamiento en Vilcabamba y otras acciones
Con la llegada de las tropas de Almagro desde Chile, Manco Inca se retiró a Ollantaytambo para pasar de allí hacia Vilcabamba. Desde allí, e invitado por los antis, marchó hacia Chachapoyas, derrotando en Ongoy a un ejército español que intentó sorprenderlo, obteniendo una aplastante victoria en la que solo se salvaron dos cristianos. Sin embargo tuvo que distraer sus victoriosas fuerzas en sostener un nuevo frente: El de los huancas.
Se abre el frente huanca
El Inca mandó a someterlos y castigarles por haberse aliado a los españoles, para lo cual mandó expediciones de castigo que acabaron vencidas por la coalición huancas-españoles. Enfurecido el Inca, marchó el mismo saliendo de Sapallanga matando a todos los que encontró en reñidos combates en el camino. Llegó a Jauja, la Grande, donde se produjo un gran combate en el que tropas españolas participaron de lado de los huancas. Tras dos días de combate, el Inca vence al ejército enemigo matando 50 españoles y miles de aliados huancas. Tras estas acciones de castigo en el valle del Mantaro, Manco Inca regresa al sur donde manda sacar al ídolo huanca, llamado Varihuillca, y echarlo al río Mantaro, cumpliendo de esta forma su venganza.
Otras acciones posteriores
Después de terminada la campaña huanca, el Inca pasa a Pillcosuni, donde en Yeñupay derrota y pone en fuga a una expedición española. Después de producida la batalla de las Salinas el 6 de abril de 1538, Manco Inca regresa a Vilcabamba y Victos, desde donde pone espías y atalayas en los caminos que llevan a esa región, enterándose de que una gran expedición iba en su búsqueda al mando de Gonzalo Pizarro y con la compañía de sus traidores hermanos, Paullo, Inguill y Huaspar. Salió Manco a defender el paso y para mejor cumplir se encastilló en una fortalecilla de piedra junto a un río.
La lucha fue tan tenaz como ardua, prolongándose durante 10 días. En la refriega caen presos del monarca Inguill y Huaspar, y pese a las súplicas de la coya Curi Ocllo, los decapitó diciendo: «más justo es que corte yo sus cabezas que no llevar ellos la mía».
Se reanuda la lucha con furor y los españoles logran capturar la fortalecilla. Acosado por sus enemigos, Manco Inca hubo de echarse al río y atravesarlo a nado, ganando la otra orilla para gritar a sus burlados adversarios desde ella: «Yo soy Manco Inca, yo soy Manco Inca», para desconcertarlos y que lo dejasen de buscar, pero no pudo impedir que capturen a su esposa la Coya y al general Cusi Rimanchi.
Los vencedores partieron inmediatamente al Cusco y, estando descansando en Pampacona, algunos quisieron violar a la Coya pero ella se defendió cubriéndose con «cosas hediondas y de desprecio», por lo que el abuso no se consumó. Así llegaron al pueblo de Tambo, donde para vengarse de su marido entendieron más provechoso matar a la Coya, lo que hicieron los ballesteros asaeteándola. También sirvió la ocasión para encender varias hogueras y matar en ellas al valeroso Villac Umu y a los generales Tisoc, Taipi, Tangui, Huallpa, Urca Huaranga y Atoc Supi; días después estando ya en Yucay, los españoles quemaron a Ozcoc y Curi Atao, también caudillos de la rebelión incaica, en mayo de 1539.
Últimos actos
Vuelto el Inca a Vilcabamba, hizo hurtar del Cusco a su hijo Titu Cusi Yupanqui y a la madre de este, saliéndolos a recibir a Victos en 1541. Estando en Victos llegaron siete almagristas sobrevivientes de las Salinas, suplicando servir al Inca a perpetuidad si este protegía sus vidas. Aceptó Manco Inca a tomarlos como vasallos para aprender mejor los usos de la guerra entre los españoles, por lo que pronto se supo que ningún indio los debería tocar siendo establecidos como criados y amigos del Inca. Pronto los españoles alcanzaron amistad con el monarca, enseñándole a este y a su corte a perfeccionar sus conocimientos sobre los caballos y adentrándolo también en los juegos de bolos y el herrón. Manco yupanqui utilizó a los esclavos para que se vayan a la guerra a luchar con otros
Asesinato
Alonso de Toro, teniente gobernador general de Cuzco, ofreció en 1545 (algunos sostienen que fue en 1544) una oportunidad a los almagristas que habían traicionado a España. Les dijo que si mataban a Manco Inca les perdonarían, y ellos aceptaron; por lo que un día de los primeros meses de 1545, en Vilcabamba, los siete almagristas asesinaron a Manco Inca delante de su hijo,[15] Titu Cusi Yupanqui, quien fue más tarde cronista y narró la muerte de su padre:
Estaban un día con mucho regocijo jugando al herrón (nota: juego antiguo con tejo de hierro, que tenía hueco en el centro, y que se trataba de meter en un clavo hincado en el suelo) solos mi padre y ellos y yo, que entonces era muchacho, sin pensar mi padre cosa ninguna ni haber dado crédito a una india de uno de ellos, llamada Bauba, que le había dicho muchos días antes que le querían matar aquellos españoles. Sin ninguna sospecha de esto ni de otra cosa se holgaba con ellos como antes; y en este juego como dicho tengo, yendo mi padre a levantar el herrón para haber de jugar, descargaron todos sobre él con puñales y cuchillos y algunas espadas; y mi padre como se sintió herido, con mucha rabia de la muerte, procuraba defenderse de una parte y de otra; mas como era solo y ellos siete, y mi padre no tenía arma ninguna, al fin lo derrocaron al suelo con muchas heridas y lo dejaron por muerto. Y unos andes, que a la sazón llegaron y el capitán Rimachi Yupangui, les pararon luego de tal suerte, que antes que pudiesen huir mucho trecho, a unos tomaron el camino mal de su grado, derrocándolos de sus caballos abajo, y trayéndolos por fuerza para sacrificarlos. A todos los cuales dieron muy crudas muertes.
Los españoles salieron por la puerta celebrando la muerte del que fuera su protector y amigo, mas los descubrió el capitán Rimachi Yupanqui, quien con algunos antis les cortó la retirada derribándolos de sus cabalgaduras y arrastrándolos hasta el poblado, donde enterados de los sucedido, dieron cruel muerte a aquellos, quemando a los más culpados. Las cabezas de los siete españoles que asesinaron a Manco Inca fueron exhibidas en las plazas y calles de Vitcos y Vilcabamba.[16]
Manco Inca sobrevivió unos cuantos días en agonía y entre las últimas conversaciones que tuvo con su hijo se encuentra este mensaje:
No te dejes engañar con sus melosas palabras, son todas mentiras, si tú les crees te engañarán como lo hicieron conmigo.[15]
Le sucedió su segundo hijo, Sayri Túpac, quien renunció y dejó el trono a su hermano mayor (hijo mayor de Manco Inca) llamado Titu Cusi Yupanqui y cuando este murió le dejó el trono a su hermano llamado Túpac Amaru I. Los cuatro incas de Vilcabamba fueron de la familia de Manco Inca.[17]
Véase también
Predecesor: Túpac Hualpa | 2° Cápac Inca Nombrado por españoles 1533 - 1536 | Sucesor: Paullu Inca |
Predecesor: — | 1° Inca de Vilcabamba 1537 - 1545 | Sucesor: Sayri Túpac |
Referencias
- Del Busto Duthurburu, José Antonio. La conquista del Perú. Lima, Perú: El Comercio S.A. p. 125.
- Del Busto Duthurburu, José Antonio. La conquista del Perú. Lima, Perú: El Comercio S.A. p. 125.
- Del Busto (1981). «La rebelión de Manco Inca». La conquista del Perú. Lima, Perú: El Comercio S.A.
- ↑ Angles Vargas, p. 124.
- Cortazar, p. 149.
- Villanueva Sotomayor, p. 64.
- Huerta, p. 57.
- biografica.info (ed.). . Archivado desde el original el 11 de agosto de 2016. Consultado el 21 de marzo de 2008.
- Del Busto, José Antonio (1981). «La rebelión de Manco Inca». La conquista del Perú. Lima, Perú: El Comercio S.A. p. 125.
- ↑ Angles Vargas, p. 125.
- del Busto, p. 219.
- del Busto, pp. 172-173.
- Angles Vargas, p. 126.
- Villanueva Sotomayor, p. 50.
- ↑ Villanueva Sotomayor, p. 71.
- perukanko.net (ed.). . Archivado desde el original el 5 de diciembre de 2007. Consultado el 21 de marzo de 2008.
- Villanueva Sotomayor, p. 72.
Bibliografía
- Angles Vargas, Víctor (1988). Historia del Cusco incaico (Tercera edición). Lima: Industrial gráfica S.A.
- Cortazar, Pedro Felipe (1968). Documental del Perú: Cusco. Lima: IOPPE.
- del Busto, José Antonio (2006). Marchas y navegaciones en la conquista del Perú. Lima: Instituto Riva-Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú. p. 379.
- del Busto, José Antonio (2001). Pizarro. Lima: Ediciones COPÉ, Departamento de Relaciones Públicas de Petroperu.
- Huerta, Carlos (2013). Cronología de la Conquista de los Reinos del Perú (1524 - 1572). Lima.
- Villanueva Sotomayor, Julio (2002). El Perú en los tiempos modernos. Lima: Empresa periodística Nacional S.A.
Enlaces externos
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