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Fiebre amarilla en Buenos Aires

Las epidemias de fiebre amarilla en Buenos Aires (enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti) tuvieron lugar en los años 1852, 1858, 1870 y 1871.[2]​ La suscitada en este último año fue un desastre que mató aproximadamente al 8% de los porteños: en una urbe donde normalmente el número de fallecimientos diarios no llegaba a 20, hubo días en los que murieron más de 500 personas,[3]​ y se pudo contabilizar un total aproximado de 14 000 muertos por esa causa, la mayoría inmigrantes italianos, españoles, franceses y de otras partes de Europa.[4][5]

Juan Manuel Blanes, Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires (1871). Óleo sobre tela, 230 x 180 cm. Museo Nacional de Artes Visuales[1]

En numerosas ocasiones la enfermedad había llegado a Buenos Aires en los barcos que arribaban desde la costa del Brasil, donde era endémica.[2]​ No obstante, la epidemia de 1871 se cree que habría provenido de Asunción del Paraguay, portada por los soldados argentinos que regresaban de la Guerra de la Triple Alianza;[6]​ ya que previamente se había propagado en la ciudad de Corrientes.[7]​ En su peor momento, la población porteña se redujo a menos de la tercera parte, debido al éxodo de quienes abandonaron la ciudad para intentar escapar del flagelo.[2]

Algunas de las principales causas de la propagación de esta enfermedad, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, fueron:[8]

  • la provisión insuficiente de agua potable;
  • la contaminación de las napas de agua por los desechos humanos;
  • el clima cálido y húmedo en el verano;
  • el hacinamiento en que vivían, sin que se tomaran medidas sanitarias para ellos, especialmente en la epidemia de 1871, los inmigrantes europeos de bajo nivel higiénico que ingresaban en forma incesante a la zona más sureña de la ciudad;
  • los saladeros que contaminaban el Riachuelo -límite sur de la ciudad-, el relleno de terrenos bajos con residuos y los riachos -denominados «zanjones»- que recorrían la urbe infectados por lo que la población arrojaba en ellos.

La plaga de 1871 hizo tomar conciencia a las autoridades de la urgente necesidad de mejorar las condiciones de higiene de la ciudad, de establecer una red de distribución de agua potable y de construir cloacas y desagües.[9]

Un testigo de esta catástrofe, de nombre Mardoqueo (Mordejai) Navarro, escribió el 9 de abril, la siguiente descripción en su diario personal:[10]

«... Los negocios cerrados, calles desiertas. Faltan médicos, muertos sin asistencia. Huye el que puede. Heroísmo de la Comisión Popular...».

Brotes de fiebre amarilla anteriores a 1871

 
Mosquito Aedes aegypti.

Desde 1881, gracias a las investigaciones del cubano Carlos Juan Finlay, se describe en detalle a la enfermedad como una zoonosis. Antes de esa fecha, los médicos atribuían la causa de muchas epidemias a lo que llamaban miasmas, emanaciones fétidas de aguas impuras que se suponía flotaban en el ambiente.[11]

Los primeros casos de esta enfermedad -a la que se le solía llamar «vómito negro» debido a las hemorragias que produce a nivel gastrointestinal- aparecieron en la región del Río de la Plata a mediados de la década de 1850: en 1852 provocó una epidemia en Buenos Aires. Sin embargo, por una nota dirigida al practicante Soler, se sabe que hubo brotes antes de ese año;[2]​ de hecho, la primera mención de una posible infección de esta enfermedad data del año 1798.[12]

Según algunas fuentes, en el año 1857 una tercera parte de la población de Montevideo sufrió el contagio del virus, transportado por barcos provenientes de Brasil.[13]​ En 1858, esa epidemia se trasladó con menor intensidad a Buenos Aires, sin dejar víctimas fatales.[14]

La prensa porteña solía manifestar su preocupación por el arribo de los buques brasileños[15]​ debido a los antecedentes citados y a que la fiebre era una enfermedad costera con carácter endémico en los puertos cariocas, entre ellos Río de Janeiro, por aquella época capital del Imperio del Brasil. La Historia de la Universidad de Buenos Aires y su influencia en la Cultura Argentina (La Facultad de Medicina y sus Escuelas), de Eliseo Cantón, exponía que la epidemia era llevada por los navíos mercantes del Imperio al sur. Agregaba que en el mes de febrero de 1870 -verano en el hemisferio sur- se había localizado un caso en el Hotel Roma -ubicado en la calle Cangallo, en pleno centro de la ciudad- traída por un pasajero enfermo del vapor Piutou; y habían llegado a morir por la enfermedad unas 100 personas.[2]

Epidemia de 1871

Contexto

 
Plano de Buenos Aires en 1870.

En 1871 convivían en la ciudad de Buenos Aires el Gobierno Nacional, presidido por Domingo Faustino Sarmiento, el de la Provincia de Buenos Aires, con el gobernador Emilio Castro, y el municipal, presidido por Narciso Martínez de Hoz: no existía aún el cargo de Intendente, creado 9 años después al federalizarse la ciudad; estos tres gobiernos tenían enfrentamientos políticos y jurisdiccionales.[16]

Situada sobre una llanura, la ciudad no tenía sistema de drenaje, salvo el caso particular de unos pocos miles de habitantes que obtenían agua sin impurezas gracias a que en 1856, ante una propuesta de Eduardo Madero, el Ferrocarril Oeste decidió aumentar el calibre del caño que transportaba agua desde la Recoleta, donde estaban los filtros que servían para quitar las impurezas del agua que se utilizaba para el buen funcionamiento de las locomotoras a vapor, hasta la Estación del Parque, para poder así satisfacer también la demanda de agua de los vecinos.[8]​ Para el resto de la población, la situación era muy precaria en lo sanitario y existían muchos focos infecciosos, como por ejemplo los conventillos, generalmente habitados por inmigrantes pobres venidos de Europa o afroargentinos, que se hacinaban en su interior y carecían de las normas de higiene más elementales. Otro foco infeccioso era el Riachuelo —límite sur de la ciudad— convertido en sumidero de aguas servidas y de desperdicios arrojados por los saladeros y mataderos situados en sus costas. Dado que se carecía de un sistema de cloacas, los desechos humanos acababan en los pozos negros, que contaminaban las napas de agua y en consecuencia los pozos, que constituían una de las dos principales fuentes del vital elemento para la mayoría de la población.[8]​ La otra fuente era el Río de La Plata, de donde el agua se extraía cerca de la ribera contaminada y se distribuía por medio de carros aguateros, sin ningún saneamiento previo.[8]

Por añadidura, los residuos de todo tipo se utilizaban para nivelar terrenos y calles.[17]​ Éstas eran muy angostas, no existían avenidas —la primera fue la Avenida de mayo, inaugurada en el año 1894— y las plazas eran pocas, casi desprovistas de vegetación.[6]

La ciudad crecía vertiginosamente debido principalmente a la gran inmigración extranjera: para esa época vivían tantos argentinos como extranjeros, y estos últimos sobrepasarían a los criollos pocos años más tarde. El primer censo argentino de 1869 registró en la Ciudad de Buenos Aires 177 787 habitantes, de los cuales 88 126 (49,6 %) eran extranjeros; de estos, 44 233 -la mitad de los extranjeros- eran italianos y 14 609 españoles. Además de los conventillos mencionados, sobre 19 000 viviendas urbanas, 2 300 eran de madera o barro y paja.[6]

Además de las epidemias de fiebre amarilla, en 1867 y 1868 se habían producido varios brotes de cólera, que habían costado la vida a centenares de personas y también estaban relacionados con la Guerra de la Triple Alianza, entre cuyos combatientes había causado varios miles de muertes.[18]

Frente a esa situación, el censo antes citado indicaba que en Buenos Aires había apenas 160 médicos, menos de uno por cada 1000 habitantes.[6]

Las instituciones públicas no estaban preparadas para hacer frente a las consecuencias de las deplorables condiciones higiénicas en que se encontraba la ciudad. Al respecto, en marzo de 1870 la prensa comentó con preocupación una nota enviada por la Municipalidad al Ministerio de Hacienda de la Provincia de Buenos Aires, en la que informaba de su carencia de recursos. El 2 de abril del mismo año, el diario La Prensa comentaba en su editorial, bajo el título Desorganización de la Municipalidad, lo siguiente:

«Los amagos de fiebre amarilla, las recientes inundaciones, alarmando justamente al pueblo, le han impulsado a dirigir su voz a la Corporación pidiendo se tomen las medidas necesarias y urgentes para remediar los funestos males de que está amenazado, y la Municipalidad fijando la vista en sus arcas, tiene que cruzar los brazos y permanecer impasible y sorda hasta el clamor que hasta a ella llega...».[19]

Antecedentes inmediatos

Desde principios del año 1870 se había tenido noticias en Buenos Aires de un recrudecimiento de la fiebre amarilla en Río de Janeiro. En el mes de febrero —y nuevamente en marzo— se logró evitar el desembarco de pasajeros infectados que llegaron en dos vapores desde esa ciudad. No obstante, el presidente Sarmiento vetó el proyecto de extender la cuarentena a todos los buques procedentes de esa ciudad y en una oportunidad ordenó autorizar el desembarco de los pasajeros de dos buques provenientes de Río de Janeiro y la prisión del médico del puerto de Buenos Aires por haberlo impedido.[20]

A fines de ese año se declaró una epidemia de fiebre amarilla en Asunción del Paraguay, donde la población vivía en un estado de pobreza extrema. La Guerra de la Triple Alianza había finalizado recientemente con la derrota de Paraguay y los diarios locales atribuyeron la epidemia a la llegada de algunas decenas de soldados paraguayos prisioneros que habían sido repatriados desde el Brasil. La población, debilitada por el hambre, tenía pocas posibilidades de resistir la epidemia y se llegaron a registrar veinticinco muertes por día, no existiendo registros del total de víctimas.[21]

Dos hechos facilitaron la entrada de la epidemia a la Argentina: por un lado, tras la muerte de quince de sus hombres, el general Julio de Vedia evacuó centenares de soldados desde Villa Occidental —situada frente a Asunción— a la ciudad de Corrientes, y así la enfermedad llegó a territorio argentino.[22][21]​ Por otro lado, algunos diarios —como The Standard de Buenos Aires— consideraron que no se trataba de fiebre amarilla sino de afecciones gástricas, y que el número de muertes diarios no era alarmante, lo que contribuyó a que no se tomara recaudo alguno para prevenir su traslado a la capital argentina.[21]

Durante la guerra, la ciudad de Corrientes había sido el centro de comunicación y abastecimiento de las tropas aliadas, incluidas las brasileñas, de modo que no es seguro que la enfermedad haya llegado desde el Paraguay. En esta ciudad de 11 000 habitantes, murieron de fiebre amarilla alrededor de 2 000 personas entre diciembre de 1870 y junio del año siguiente.[7][nota 1]​ La mayor parte de la población huyó, incluyendo el gobierno completo; hasta tal punto estaba abandonada la ciudad que un ciudadano llamado Gregorio Zeballos entró por su cuenta al despacho abandonado de la Casa de Gobierno y se hizo cargo en forma provisoria de la gobernación sin que nadie se le opusiera. Otras poblaciones de la provincia de Corrientes sufrieron el castigo de la enfermedad, como San Luis del Palmar, Bella Vista y San Roque, que sumaron unas quinientas víctimas más.[23]

A lo largo de la Guerra de la Triple Alianza, sucesivos grupos de combatientes arribaron a Buenos Aires. Estaban formados principalmente por oficiales, y correctamente controlados desde el punto de vista sanitario. En cambio, durante el año 1870 y a principios de 1871 llegaron directamente desde Asunción y Villa Occidental grandes contingentes que no habían sido sometidos a ningún recaudo sanitario ni cuarentena.[24]

Los sucesos

Gran parte de los sucesos son conocidos gracias a Mardoqueo Navarro, un comerciante catamarqueño que vivía en Buenos Aires, dedicado a publicar en la prensa algunas notas históricas. Este contacto con la prensa le permitió interiorizarse de las discusiones acerca de si se trataba o no de una epidemia de fiebre amarilla, de modo que reunió notas sobre el asunto para una posible publicación en un periódico.[25]​ La gravedad de la epidemia y la enorme cantidad de información que reunió le impidieron su publicación en los diarios, pero se convirtió en un retrato en vivo sobre el desarrollo del drama. Con frases breves y cortantes dejó registro de los puntos sobresalientes de cada jornada, constituyéndose con el tiempo en un documento único, que sería publicado por el autor en el mismo año de la epidemia.

Inicio de la epidemia

 
Casa donde se habría registrado uno de los primeros casos según la Revista Caras y Caretas, 1899.

Aunque las estadísticas no lo recuerdan, se da como fecha de iniciación de la epidemia el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Pública de San Telmo Las mismas tuvieron lugar en dos manzanas del barrio de San Telmo, lugar que agrupaba a numerosos conventillos: en los inquilinatos de Bolívar 392 (entre Cochabamba y San Juan) y en Cochabamba 113 (entre Bolívar y Perú),[26]​ fueron los primeros focos de iniciación y propagación. En Bolívar 392, un pequeño inquilinato de ocho cuartos, el italiano Ángel Bignollo de 68 de años de edad y su nuera Colomba de 18, contrajeron la enfermedad siendo asistidos por el doctor Juan Antonio Argerich, quien no pudo evitar sus muertes. En el certificado de defunción Argerich expresó que el deceso del primero se debió a una gastroenteritis, y el de la segunda a una inflamación de los pulmones; pero en la notificación que Filemón Naón, comisario de la Sección 14, elevó al jefe de la policía, Enrique Gorman, se consignó que ambos eran casos de fiebre amarilla.[27]

La Comisión Municipal, que presidía don Narciso Martínez de Hoz, desoyó las advertencias de los doctores Luis Tamini, Santiago Larrosa y Leopoldo Montes de Oca sobre la presencia de un brote epidémico, y no dio a publicidad los casos.[6]​ En esta fecha, Mardoqueo Navarro ya parecía desconfiar de los datos de la autoridad, pues en su diario anotó, con cierta ironía:

«27 de enero: Según las listas oficiales de la Municipalidad, 4 de otras fiebres, ninguna de la amarilla».
(el texto subrayado figuraba así en el diario de Navarro)

Aunque a partir de esa fecha se registraron cada vez más casos -principalmente en el mencionado barrio de San Telmo- la Municipalidad continuó con los preparativos relacionados con los festejos oficiales del carnaval, que en aquella época era un acontecimiento multitudinario y de importancia para la ciudad.[28]​ A fines de febrero el médico Eduardo Wilde, que venía atendiendo casos de enfermos, aseguró que se estaba en presencia de un brote febril —el 22 de febrero se habían registrado 10 casos— e hizo desalojar algunas manzanas.[29]​ Pero los festejos de carnaval entretenían demasiado a la población como para escuchar su advertencia, los porteños se divertían en bailes y desfiles de comparsas y algunos, como Manuel Bilbao, director de La República, afirmaban rotundamente que no se trataba de casos de fiebre amarilla.[30]

 
La epidemia prosperó en los conventillos humildes de los barrios del sur, muy poblados y poco higiénicos.

El mes de febrero terminó con un registro de 300 casos en total, y el mes de marzo comenzó con más de 40 muertes diarias, llegando a 100 el día 6, todas a consecuencia de la fiebre.

Recién el 2 de marzo, cuando el carnaval llegaba a su fin, las autoridades prohibieron su festejo: la peste ahora azotaba también a los barrios aristocráticos. Se prohibieron los bailes y más de la tercera parte de los ciudadanos decidió abandonar la ciudad.[30]

El 4 de marzo, el diario La Tribuna comentaba que en horas de la noche, las calles eran tan sombrías que «verdaderamente parece que el terrible flagelo hubiese arrasado con todos sus habitantes».[31]​ Sin embargo, aún se estaba lejos de lo peor.

El Hospital General de Hombres, el Hospital General de Mujeres, el Hospital Italiano y la Casa de Niños Expósitos no dieron abasto con la cantidad de pacientes. Se crearon entonces otros centros de emergencia, como el Lazareto de San Roque -actual Hospital Ramos Mejía- y se alquilaron otros privados.

El puerto fue puesto en cuarentena y las provincias limítrofes impidieron el ingreso de personas y mercaderías procedentes de Buenos Aires. Los alquileres aumentaron fuertemente en los alrededores de la ciudad.[32]

La Comisión Popular

El municipio fue incapaz de sobrellevar la situación, por lo que en respuesta a una campaña periodística iniciada por el periodista Evaristo Federico Carriego de la Torre, miles de vecinos se congregaron, el 13 de marzo, en la Plaza de la Victoria -actual Plaza de Mayo- para designar una «Comisión Popular de Salud Pública». Al día siguiente, tal agrupación nombró como presidente al abogado José Roque Pérez y como vicepresidente al periodista Héctor Varela; además, la conformaron, entre otros, el vicepresidente de la Nación Adolfo Alsina, Adolfo Argerich, el poeta Carlos Guido y Spano, el expresidente de la Nación Bartolomé Mitre, el canónigo Domingo César, el sacerdote irlandés Patricio Dillon y el nombrado Carriego.[nota 2]​ Este último exhortaba:

«Cuando tantos huyen, que haya siquiera algunos que permanezcan en el lugar del peligro socorriendo a aquellos que no pueden proporcionarse una regular asistencia».

Entre otras funciones, la comisión tuvo como tarea la expulsión de aquellas personas que vivían en lugares afectados por la plaga, y en algunos casos, se quemaban sus pertenencias. La situación era aún más trágica cuando los desalojados eran inmigrantes humildes o que aún no hablaban bien el español, por lo que no entendían la razón de tales medidas. Los italianos, que eran mayoría entre los extranjeros, fueron en parte injustamente acusados por el resto de la población de haber traído la plaga desde Europa. Unos 5000 de ellos realizaron pedidos al consulado de Italia para retornar a su país, pero había muy pocos cupos; además, muchos de los que lograron embarcar, murieron en altamar.[33]

En cuanto a la población negra, el vivir en condiciones miserables los transformó en uno de los grupos poblacionales con mayor tasa de contagio. Según crónicas de la época, el ejército cercó las zonas donde residían y no les permitió emigrar hacia el Barrio Norte, donde la población blanca se estableció y escapó de la calamidad. Murieron masivamente y fueron sepultados en fosas comunes.[34]

A mediados de mes los muertos eran más de 150 por día y llegaron a 200 el 20 de marzo. Entre las víctimas, estuvieron Luis José de la Peña, educador y exministro de Justo José de Urquiza, el exdiputado Juan Agustín García, el doctor Ventura Bosch y el pintor Franklin Rawson; también murieron los doctores Francisco Javier Muñiz, Carlos Keen y Adolfo Argerich. El 24 de marzo, falleció el presidente de la Comisión Popular, José Roque Pérez, quien ya había escrito su testamento cuando asumió el cargo ante la certidumbre de que moriría contagiado.[35]

Mientras tanto, a mediados de marzo, el presidente Domingo Sarmiento y su vicepresidente Adolfo Alsina abandonaron la ciudad en un tren especial, acompañados por otros 70 individuos, gesto que fue muy criticado por los periódicos.[36]​ También la Corte Suprema en pleno, los cinco ministros del Poder Ejecutivo Nacional y la mayor parte de los diputados y senadores abandonaron la ciudad.[20]

Síntomas y tratamiento

 
Placa recordatoria de las víctimas por Fiebre amarilla en la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, barrio de San Telmo.

El peor problema a enfrentar era la ignorancia: ni siquiera los médicos sabían qué era lo que causaba la enfermedad. Como la epidemia era más fuerte en las zonas más pobladas del sur de la ciudad, las autoridades supusieron que la principal causa era el hacinamiento de la población pobre de los conventillos; de lo que dedujeron que la solución era echar la gente a la calle.[37]​ Alarmados por la suciedad que encontraron en las viviendas de la población infectada, culparon a ésta y destruyeron las pertenencias de sus habitantes. Cuando se hizo evidente que la cantidad de muertos era mayor en los barrios céntricos pero la cantidad era proporcionalmente mayor en los arrabales más cercanos al Riachuelo, culparon a las «miasmas» o vapores pútridos de las orillas de este.[38]

También se culpó a los pozos ciegos, que nunca se evacuaban.[38]​ Se llegó a afirmar que algunas de las causas posibles eran la «falta de ozono» o la «falta de tensión eléctrica» en el oxígeno del aire porteño.[39]

Una observación del doctor Guillermo Rawson podría haber llevado a entender el vector del contagio: muchas familias habían huido tempranamente de la capital a algún pueblo cercano, y Rawson observó que los miembros de esas familias que regresaban a la ciudad —aunque fuese por unas horas— solían enfermar, pero no contagiaban a sus familiares. Lo que faltaba fuera de las zonas húmedas de la ciudad era el mosquito Aedes aegypti; pero ni Rawson ni los demás médicos sabían que este es el vector de la enfermedad, algo que no sería descubierto hasta una década más tarde.[40]

De modo que, aparte de expulsar a los habitantes de los conventillos, tarea de la que se encargaba la Comisión Popular, los médicos sólo podían actuar sobre los síntomas.[14]​ Estos se desarrollaban en dos períodos: en el primero el paciente tenía repentinos dolores de cabeza con escalofríos y decaimiento general. Luego seguía el calor y el sudor, la lengua se ponía blanca y había carencia de sueño. El pulso se aceleraba y aparecían dolores en el estómago, los riñones, muslos, extremidades o sobre los ojos. La sed se intensificaba y el paciente se debilitaba enormemente, sus miembros se agitaban fuertemente. A veces existían vómitos biliosos de color amarillo, o solo náuseas. En este punto la enfermedad a veces podía ser vencida naturalmente y el paciente se hallaba mejor al día siguiente con tan solo dolores de cabeza y debilidad en el cuerpo, y al poco tiempo se recuperaba. Pero si los síntomas y signos se agravaban, se llegaba entonces al segundo período de la enfermedad: la piel del paciente tomaba color amarillo, los vómitos se volvían sanguinolentos y finalmente negros. Las deyecciones también eran negras y el enfermo experimentaba opresión en el pecho y dolores en la boca del estómago. La orina disminuía hasta suprimirse completamente. Se producían hemorragias en las encías, lengua, nariz y ano. El paciente carecía de sed y a veces tenía hipo, su pulso se debilitaba. Llegaba entonces el delirio, seguido de la muerte.[41]

Durante el primer período, el médico provocaba adrede la transpiración con baños de pies con harina de mostaza, ingestión de dos o tres tazas de infusión de saúco o de borraja, y envolvía al paciente con mantas. Luego de algunas horas le suministraba aceite de ricino o magnesia calcinada. También le provocaba vómitos dándole a tomar agua tibia con tártaro emético. Pero si la persona ya tenía vómitos debido a la enfermedad, entonces le administraban purgante. Para la sed, solo agua fresca, a lo sumo con limón. Para los dolores de cabeza se aplicaban paños en la frente con agua fría mezclada con vinagre.[41]

Si la enfermedad ya había llegado al segundo período, el especialista le administraba sulfato de quinina cada dos horas. Luego agua destilada de menta, algunas gotas de éter sulfúrico y jarabe de quina. Dos veces por día se hacía una enema con corteza de quina roja disuelta en agua y se aplicaban sinapismos (medicamentos externos con polvo de mostaza). En riñones, muslos y piernas se friccionaba el cuerpo con vinagre aromático. El enfermo era alimentado con caldos de puchero, algo de vino y chupaba gajos de naranja. También se usaba alcanfor, valeriana, calomelano y almizcle. Se le daba importancia a la desinfección con el gas cloro, al que se consideraba un preventivo; a las personas que habitaban los lugares en los que atacaba el flagelo se les aconsejaba lavarse las manos con una solución de cloruro de cal en agua, o agua de Labarraque (cloruro de sodio), y limpiar los cuartos con este líquido. Otras medidas preventivas eran mantener aseadas las calles y la casa, ventilar las habitaciones, preparar los recipientes para recibir las deyecciones de los enfermos con líquido desinfectante, alejarse de los lugares húmedos y bajos, tomar alimentos en cantidad conveniente y conservar «las buenas costumbres»; hacer ejercicio corporal, no dejarse dominar por los pesares y tristezas, sustraerse a las «emociones morales vehementes» y vencer el miedo que inspiraba la enfermedad.[41]

La actuación de la Iglesia Católica y de los médicos

Aunque las autoridades nacionales y provinciales huían de la ciudad y aconsejaban oficialmente hacer lo mismo (fue la única ocasión en la historia de Buenos Aires en que las autoridades aconsejaron el éxodo),[10]​ el clero secular y regular permaneció en sus puestos, asistiendo en sus domicilios a enfermos y moribundos. Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, también conocidas como Hermanitas de la Caridad, cerraron sus establecimientos de enseñanza para poder dedicarse a trabajar en los hospitales. Mientras Navarro, judío sefardí, destacó estos hechos en su diario, estas nobles acciones de la curia fueron algo silenciadas por los cronistas de la época adscriptos al anticlericalismo.[42]​ Una placa del Monumento del actual Parque Florentino Ameghino que recuerda a las víctimas enterradas allí, agrupa a 21 de ellas bajo el título de sacerdotes y religiosas del bajo clero regular y a dos bajo el de Hermanas de caridad. Debe agregarse que la Orden de Hermanas de la Caridad, como refuerzo ante la emergencia envió desde Francia a otras religiosas de su congregación. De esta orden fallecieron por la fiebre 7 religiosas.

Las parroquias recibían a los médicos y a los enfermos, y en ellas funcionaban las Comisiones Populares Parroquiales. Por disposición municipal, el sacerdote estaba obligado a expedir las licencias para sepulturas previa presentación del certificado médico, todo ello sumado al cumplimento de sus deberes evangélicos. Señalaba Ruiz Moreno en La peste histórica de 1871 que «el sacerdote no tenía descanso».

El cura Eduardo O'Gorman,[nota 3]​ párroco de San Nicolás de Bari, se preocupó por hallar solución a las necesidades de numerosos niños desamparados y huérfanos y en abril fundó el Asilo de Huérfanos, del que se hizo cargo personalmente hasta que —pasada la epidemia— la Sociedad de Beneficencia lo sustituyó.[43]

Los testimonios de algunos anticlericales notables como Eduardo Wilde afirman que la mayor parte del clero huyó de la ciudad[29]​ pero las cifras parecen desmentir esa afirmación, ya que fallecieron durante la epidemia más de 50 sacerdotes y el propio arzobispo Federico Aneiros estuvo muy grave, y además perdió a su madre y una hermana que se habían quedado en la ciudad con él.[44]​ Las cifras de mortalidad por profesiones revelarían que el clero fue el grupo que mayor cantidad de vidas humanas perdió en la tragedia y dio un testimonio de la dedicación que tuvo durante los aciagos días:[45]

«Pero he visto también, señores, en altas horas de la noche, en medio de aquella pavorosa soledad, a un hombre vestido de negro, caminando por aquellas desiertas calles. Era el sacerdote, que iba a llevar la última palabra de consuelo al moribundo».

Navarro da cuenta el día 27 de abril que ya habían muerto 49 sacerdotes. En definitiva, de los 292 sacerdotes que había en la ciudad el médico higienista Guillermo Rawson calculó en 60 los muertos por la epidemia, frente a los 12 médicos, 2 practicantes, 4 miembros de la comisión popular y 22 integrantes del Consejo de Higiene pública.[42]

Entre los médicos que fallecieron en labores para contrarrestar la enfermedad estuvieron los doctores Manuel Gregorio Argerich, su hermano Adolfo Argerich, Francisco Javier Muñiz, Zenón del Arca -decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires-, Caupolicán Molina,[nota 4]​ Ventura Bosch, Sinforoso Amoedo, Guillermo Zapiola y Vicente Ruiz Moreno. Otros médicos que permanecieron en su puesto o incluso acudieron a la ciudad, y sobrevivieron, fueron Pedro Mallo, José Juan Almeyra,[nota 5]Juan Antonio Argerich, Eleodoro Damianovich,[nota 6]Leopoldo Montes de Oca, Juan Ángel Golfarini, Manuel María Biedma y Pedro A. Pardo.

 
Tomás Liberato Perón, primer docente de la cátedra de Medicina Legal de la UBA formó parte de los equipos médicos que combatieron la enfermedad.

Tomás Liberato Perón, abuelo del quien fue tres veces presidente constitucional de la Argentina, Juan Domingo Perón, y que fue el primer docente que tuvo a su cargo la cátedra de Medicina Legal en la Facultad de Derecho[46]​ y miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales,[47]​ formó parte de los equipos médicos que combatieron la enfermedad. Dado que en ese momento parte del agua para el consumo de la población se extraía del Riachuelo, integró un equipo dedicado a prohibir que los saladeros ubicados sobre sus riberas arrojaran sus efluentes en el curso de agua.[48]

Entierro de las víctimas

 
Monumento erigido en 1873 a los caídos por la fiebre amarilla de 1871, en el centro del Parque Ameghino, barrio de Parque Patricios, Buenos Aires. (Obra de José Ferrari).

La ciudad contaba solamente 40 coches fúnebres, de modo que los ataúdes se apilaban en las esquinas a la espera de que coches con recorrido fijo los transportasen. Debido a la gran demanda, se sumaron los coches de plaza, que cobraban tarifas excesivas. El mismo problema con los precios se dio con los medicamentos, que en verdad poco servían para aliviar los síntomas. Como eran cada vez más los muertos, y entre ellos se contaban los carpinteros, dejaron de fabricarse los ataúdes de madera para comenzar a envolverse los cadáveres en trapos. Por otra parte, los carros de basura se incorporaron al servicio fúnebre y se inauguraron fosas colectivas.

Por otro lado, el número de saqueos y asaltos a viviendas aumentaron: existieron casos donde los ladrones accionaban disfrazados de enfermeros para introducirse en las casas de los enfermos. Fue incesante la actividad que desarrolló la Comisaría N.º 14, a cargo del Comisario Lisandro Suárez: día y noche recorrían las calles, cerrando con candados —cuyas llaves eran entregadas al Jefe de Policía— las puertas de calle de las casas de San Telmo, abandonadas precipitadamente por sus dueños.

El cementerio del Sur, situado donde actualmente se encuentra el parque Ameghino en la Avenida Caseros al 2300, vio rápidamente colmada su capacidad. El gobierno municipal adquirió entonces siete hectáreas en la Chacarita de los Colegiales (donde hoy se encuentra el Parque Los Andes, entre las actuales avenida Corrientes y las calles Guzmán, Dorrego y Jorge Newbery) y creó allí el nuevo Cementerio del Oeste. Quince años más tarde, este se trasladaría a pocos metros de allí, al actual Cementerio de la Chacarita.[49]

El 4 de abril fallecieron 400 enfermos, y el administrador de dicho cementerio informó a los miembros de la Comisión Popular que tenía 630 cadáveres sin sepultar —además de otros que había encontrado por el camino— y que 12 de sus sepultureros habían muerto. Fue entonces cuando Héctor Varela, Carlos Guido Spano y Manuel Bilbao, entre otros, tomaron la decisión de oficiar de enterradores; al hacerlo rescataron de la fosa común a algunas personas que aún manifestaban signos de vida, entre ellas una francesa lujosamente vestida.[50]

No fue el único caso: en su diario, Navarro afirmaba que hubo enterramientos de gente viva. Esto se condice con relatos de diversos periódicos: por ejemplo, "La Prensa" del 18 de abril comentaba de un tal Pittaluga, que fue dado por muerto y "revivió" en camino al cementerio, y de otro caso, ocurrido el 15 de abril, en que un enfermero se pescó una borrachera y al ir a su casa se desvaneció y quedó sobre una calle, hasta que fue levantado por un recolector de cadáveres que lo arrojó a una fosa. El supuesto muerto tuvo la suerte de despertarse a tiempo, justo cuando comenzaban a rociarlo con cal.[50]

En el Cementerio de la Chacarita llegaron a enterrarse 564 personas en un solo día, y en la memoria colectiva quedó el recuerdo macabro de las inhumaciones nocturnas de cadáveres.[49]

El Ferrocarril Oeste de Buenos Aires extendió una línea a lo largo de la calle Corrientes (hoy avenida) hasta el mencionado nuevo cementerio de la Chacarita, con el objetivo de inaugurar lo que se dio en llamar el tren de la muerte: realizaba dos viajes cada noche, sólo para transportar cadáveres de personas atacadas por la epidemia. El trayecto se iniciaba en la estación Bermejo, situada en la esquina sudoeste de la calle homónima (hoy Jean Jaurés) con Corrientes. Tenía luego dos paradas, una en la esquina sudoeste de Corrientes y Medrano; y otra en Corrientes y Scalabrini Ortiz (entonces llamada Camino Ministro Inglés) ángulo sudeste. La "parada fúnebre" final era en el apeadero de Corrientes y Dorrego, en la esquina de la "quinta de Alsina", junto al cementerio, donde los cadáveres eran dejados amontonados en galpones utilizados como depósitos.[nota 7][51]

El pico de la epidemia

El 7 de abril —era Viernes Santo— murieron 380 personas por la fiebre (y apenas 8 por otras causas). El Sábado de Gloria fallecieron 430 de fiebre. Del 9 al 11 de abril se registraron más de 500 defunciones diarias, siendo el día 10 el del pico máximo de la epidemia, con 563 muertes; debe considerarse que el promedio diario normal de muertes antes de la tragedia era de veinte individuos. Comenzaron a producirse además casos fulminantes, gente que moría uno o dos días después de contraer la enfermedad.[3]

En la Memoria presentada a la Municipalidad en la Comisión de Salubridad de la Parroquia del Socorro 1871-1872, se describe en detalle la situación de los conventillos en cuanto a la mugre y su estado de abandono y desidia:

«(...) la comisión multiplicó las visitas domiciliarias, y fijó toda su atención en los Conventillos, y casas de inquilinato. En los últimos días del mes de Marzo, hizo sacar de una de éstas, situada en la calle de Artes 433, montones inmensos de basura, perros muertos, estiércol en descomposición, y una crecidísima cantidad de huevos podridos. Es casi imposible decir exactamente lo que costó a la Comisión cambiar el aspecto detestable de esta casa. El desalojo de los Conventillos vino enseguida. En estos establecimientos era especialmente en donde la fiebre se desarrollaba con más vigor. Como hubiera sido inhumano y cruel arrojar a sus habitantes a la calle, la Comisión les decía que por el tren del Ferro-Carril del Oeste se les facilitaría pasaje gratis para que salieran a la campaña en donde hallarían casa. Si esto no les cuadraba, habían ya viviendas improvisadas bajo los Sauces de la Ribera. Sin embargo, los asilados en los conventillos no entendían absolutamente nada, y seguían obstinados en aquellos mortíferos alojamientos.
«La inquebrantable resistencia, la ignorancia, la decisión que mostraban para no abandonar aquellos lugares en que la muerte iba a encontrar un gran elemento a su insaciable voracidad, fueron otros tantos escollos contra los cuales fue a chocar la buena voluntad de que la Comisión hacía alarde. Por último, y después de mucha perseverancia, algunos fueron desalojados. Con otros fue necesario solicitar la acción de la autoridad para dejar cumplido el mandato.(...)
«(...) debemos tratar de evitar que en lo sucesivo, se repita el caso que un cadáver quede cuatro días insepulto, ó que presenciemos las horribles escenas que han visto los que realmente hemos penetrado en medio de esos repugnantes cuadros de miseria, dolor y degradación moral; la mayor parte de esta gente muere por falta de recursos, otros no quieren curarse, por ser vulgar entre ellos la idea, que el Gobierno paga médicos para matarlos. En estos parages es donde se manifiesta lo terrible que serán en el porvenir, las masas ignorantes que viven en nuestro país; en los conventillos se encuentran cadáveres comidos por los ratones, otros alumbrados en el suelo, muchachos saltando por encima de enfermos espirando; la mayor parte hacinados en un mismo cuarto, también nos ocultan los cadáveres para tener tiempo de sustraer sus camas, hay quienes abandonan sus deudos en el último trance de su vida, sin querer prestarse a encajonarlos, y más de una vez, al penetrar en los corralones, he visto a los Inspectores Seguí, Viovide, Salvadores y Lopez, haciendo de peones cargando con los cadáveres, de actos tan meritorios, como testigo ocular y miembro de esta Comisión, me permito enumerarlos, haciendo una mención especial del Sr. Seguí que es el Inspector que de mí depende, por la cooperación que me ha prestado noche y día, para atender un servicio tan urgente, como penoso (...)»[52]

El 15 de abril, como consecuencia de la pretensión de la Comisión Popular de incendiar los conventillos -en uno de ellos se llegaron a contabilizar 72 muertos-, el Municipio decidió emitir una ordenanza que disponía el desalojo de las casas de inquilinato.

Las autoridades que aún no habían abandonado la ciudad ofrecieron pasajes gratis a los más humildes y habilitaron vagones del ferrocarril como viviendas de emergencia en zonas alejadas. La Comisión Popular también aconsejaba abandonar la urbe «lo más pronto posible». En la mencionada fecha del pico de muertes (10 de abril), los gobiernos Nacional y Provincial decretaron feriado hasta fin de mes, una medida que —en realidad— oficializaba lo que de hecho ya estaba sucediendo.

Todos los diarios cerraron, con dos excepciones: La Prensa redujo a dos páginas su edición, que normalmente era de cuatro; y el diario La Nación continuó normalmente, pese a la gran cantidad de enfermos de su personal y pese a que el propio director también había caído en la desgracia.[45]

Últimos casos

Ayudada por los primeros fríos del invierno, la cifra comenzó a descender en la segunda mitad de abril, hasta llegar a 89. Sin embargo, a fin de mes se produjo un nuevo pico de 161, probablemente provocado por el regreso de algunos de los autoevacuados, lo que condujo a su vez a una nueva huida. El mes terminó en definitiva con un saldo de más de 7 500 muertos por el flagelo, y menos de 500 por otras enfermedades.

Los decesos disminuyeron en mayo, y a mediados de ese mes la ciudad recuperó su actividad normal; el día 20 la comisión dio por finalizada su misión. El 2 de junio, por primera vez, ya no se registró ningún caso.

Años después, el afamado historiador Paul Groussac, que fue testigo de la catástrofe, afirmaba que

«Por centenares sucumbían los enfermos, sin médico en su dolencia, sin sacerdote en su agonía, sin plegaria en su féretro».

El médico higienista Guillermo Rawson testimoniaba haber visto

«...al hijo abandonado por el padre; he visto a la esposa abandonada por el esposo; he visto al hermano moribundo abandonado por el hermano...».

Fuera de la ciudad, hubo casos de fiebre amarilla en prácticamente todas las localidades cercanas, en todos los casos introducida por enfermos venidos de la capital. En el pueblo de Morón, por ejemplo, se registraron 40 casos mortales entre el 15 de marzo y el 9 de mayo.[53]

En otras provincias —aparte de Corrientes— los daños fueron mucho menores. En Santa Fe, el gobierno se ufanaba de haber logrado evitar el ingreso de la enfermedad,[54]​ mientras en Córdoba hubo un número indeterminado de víctimas en los barrios más pobres de la capital.[55]

Cifras finales

Fallecidos por la fiebre amarilla, comparación de cifras
Revista
Quirúrgica
Mardoqueo
Navarro
Enero 6 6
Febrero 318 298
Marzo 4992 4895
Abril 7564 7535
Mayo 845 842
Junio 38 38
Total 13 763 13 614

El diario inglés The Standard publicó una cifra de víctimas fatales por la fiebre que se consideró exagerada y provocó indignación a los porteños: 26 000 muertos.[56]​ El doctor Guillermo Rawson afirmó que fallecieron 106 personas por cada 1000 habitantes, cifra también considerada muy alta. Es difícil establecer con exactitud la cantidad correcta, pero los datos de las fuentes más serias la cifran entre los 13 500 y 14 500.

En efecto, la cifra considerada oficial es la que dio la Revista Médico Quirúrgica de la Asociación Médica Bonaerense, una entidad que concentraba a muchos profesionales que habían colaborado en el combate de la epidemia. La Asociación contabilizó 13 763 muertos, que es a su vez una cifra mayor —aunque muy cercana— a la registrada por Mardoqueo Navarro. Las cifras de este último —más bajas que las aportadas por otros autores— fueron publicadas gracias a la imprenta del desaparecido diario República, acompañadas con un cuadro con las estadísticas de mortalidad, por mes y por nacionalidad.[3]​ El 10 de abril de 1894, las cifras fueron nuevamente publicadas en los Anales del Departamento Nacional de Higiene (n.º 15 del año IV del mes de abril de 1894). Sin embargo, no fue hasta cincuenta años después que un estudioso puso su atención en las notas de Navarro: el doctor Carlos Fonso Gandolfo, profesor de enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, dictó en 1940 una conferencia basada esencialmente en dichas notas. Con el nombre de La epidemia de fiebre amarilla de 1871, la conferencia apareció en el tomo III de las Publicaciones de la Cátedra de Historia de la medicina, tomo III del año 1940.[57]

La cifra de Navarro fue tomada por cierta por el historiador Miguel Ángel Scenna.[58]​ El doctor José Pena a principios de la década de 1890 investigó la cantidad de cadáveres de personas fallecidas por la fiebre registrados en los cementerios, obteniendo:

Cementerio del Sur 11 044
Cementerio de la Chacarita  3 423
Total 14 467

Sin embargo acotó que "Es posible que mi estimación contenga también errores, explicables quizá porque muchos fallecidos por enfermedades comunes fueron anotados a continuación de los febricientes sin establecer el verdadero diagnóstico; pero aun así se ve que la mortalidad absoluta producida por la epidemia osciló alrededor de los 14 000".[5]

A continuación, el cuadro de las cifras de Navarro por nacionalidad y mes, y el detalle de cuantos murieron por otras enfermedades:

Estadística de Mardoqueo Navarro
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Sub totales Totales
generales
Fiebre amarilla Otras enfer-
medades
Fiebre amarilla Otras enfer-
medades
Fiebre amarilla Otras enfer-
medades
Fiebre amarilla Otras enfer-
medades
Fiebre amarilla Otras enfer-
medades
Fiebre amarilla Otras enfer-
medades
Fiebre amarilla Otras enfer-
medades
Argentinos 2 610 90 456 1312 424 1762 258 238 297 3 263 3397 2308 5705
Italianos 4 79 167 86 2280 173 3365 108 364 58 21 64 6201 568 6769
Españoles - 36 25 34 552 42 935 24 88 34 8 21 1608 191 1799
Franceses - 28 5 13 407 29 879 24 91 21 2 17 1384 132 1516
Ingleses - 5 2 6 112 7 95 8 11 5 - 3 220 34 254
Alemanes - 3 1 4 87 3 132 6 12 4 1 1 233 21 254
Varios - 27 8 29 145 46 367 43 48 39 3 32 571 216 787
Totales 6 788 298 628 4895 724 7535 471 842 458 38 401 13 614 3470 17 084

Estos números adquieren su verdadera dimensión al ser confrontados con los datos de mortalidad de los años anteriores y posteriores a la tragedia: el año 1871 terminó con un total de 20 748 muertos en la ciudad, contra los 5886 del año anterior, y los 5982 del año 1869.

La mayor parte de las víctimas vivían en los barrios de San Telmo y Monserrat (el centro de Buenos Aires) y en los barrios situados en proximidades del Riachuelo, bajos y húmedos, aptos para la proliferación de mosquitos.[41]​ Del total de muertos, 10 217 —un 75 % del total— fueron inmigrantes, especialmente italianos.[4]

Consecuencias

Tras la muerte del presidente de la Comisión Popular había asumido el cargo su vicepresidente, Héctor Varela, de intolerante conducción. La comisión había entrado en conflictos con las comisiones de Higiene, la Municipal, la Médica y todas las autoridades. Como si fuese poco, sus integrantes se habían peleado entre sí; el propio Varela lo hizo con quien había sido hasta entonces su amigo, el militar y escritor Lucio V. Mansilla.

Muchos historiadores han considerado a esta epidemia como una de las principales causas de la notable disminución de las personas de piel negra en Buenos Aires,[59][60]​ pues hizo estragos entre ellos, que en su mayor parte vivían en condiciones miserables en la zona sur de la ciudad, cerca de las zonas bajas de los arroyos y el Riachuelo.[61]​ No obstante, estudios demográficos detallados ponen en duda que la epidemia haya tenido efectos demográfica terminales sobre ese sector de la población.[4]

El final de la epidemia dio lugar al inicio de numerosos juicios, relacionados con testamentos sospechosos de haber sido fraguados por delincuentes que buscaban hacer fortuna a costa de los verdaderos herederos; de acuerdo al testimonio de Navarro, el día 1 de junio —cuando aún había 51 enfermos y se registraron cuatro nuevos casos— el número de fallecidos sin herederos era de 117. Además, algunas casas abandonadas habían sido saqueadas por ladrones. Una vez más, el día 22 de junio, el cronista sintetizó lacónicamente la canallesca situación:

«La epidemia: olvidada. El campo de los muertos de ayer es el escenario de los cuervos de hoy: Testamentos y concursos, edictos y remates son en el asunto. ¡¡¡AY DE TI JERUSALEM!!!».[nota 8]

El 21 de junio de 1871 se fundó la primera Orden de Caballería Argentina, a la que se denominó "Cruz de Hierro de Caballeros de la Orden de los Mártires", que le fue concedida a quienes habían auxiliado a los damnificados por la enfermedad.[62]

Mejoras sanitarias en Buenos Aires

A partir de la epidemia, las autoridades y la población de la ciudad tomaron conciencia de la urgencia de establecer una solución integral al problema de la obtención y distribución de agua potable. En años anteriores, el ingeniero John Coghlan había iniciado estudios sobre el desagüe de aguas pluviales y cloacales por separado, en redes subterráneas. En 1869 el ingeniero inglés John F. La Trobe Bateman había presentado un proyecto de red de aguas corrientes, cloacas y desagües. El mismo Bateman dirigió —a partir de 1874— la construcción de la red de aguas corrientes, que hacia 1880 proveyó de agua a la cuarta parte de la ciudad. En 1873 se inició la construcción de obras cloacales. En 1875 se centralizó la recolección de residuos al crear vaciaderos específicos para depositarlos, ya que hasta entonces usualmente la gente los arrojaba en las zanjas y riachos. Todas estas medidas ayudaron a revertir el estado insalubre de la ciudad, que había sido uno de los motivos de la expansión de la enfermedad, principalmente en los inquilinatos. Al respecto, la mencionada "Memoria presentada a la Municipalidad" por la "Comisión de Salubridad", realizó un enojoso pedido a las autoridades para que los recursos fuesen destinados a mejorar la salud de la población:

(...) Desde el principio de este terrible azote, esta Comisión se colocó a la altura que las circunstancias requerían...pero desgraciadamente en nuestro país se echa mano a recursos á última hora, pésimamente organizados: en la actual epidemia, nada hay preparado, los sucesivos avisos de cólera, tifus, fiebre amarilla, etc., de poco o nada nos ha servido, el estado insalubre de la ciudad es el mismo o peor que antes, por la aglomeración de habitantes en un municipio completamente descuidado; pero si las inmundicias, las aguas corrompidas, las basuras, las letrinas, los sumideros, las fábricas inmundas en el corazón de la ciudad, el hacinamiento en las habitaciones, el asqueroso Riachuelo, los inmundos conventillos, son excelentes causas para que todos los habitantes no gocemos de perfecta salud, inútil es tanta dedicación, para nada sirven las comisiones; pero si por el contrario los hombres científicos creen encontrar las causas del espantoso desarrollo del mal que nos aqueja, ¿Por qué no son removidos con tiempo? Se contestará que no hay recursos, razón que no es admisible en pueblos que empiezan a encorbarse bajo el peso de enormes contribuciones pretendiéndose hacer pesar aun empréstitos extranjeros, a más de otras numerosas cargas, para no tener en recompensa en los momentos supremos porque pasamos, ni dinero para saciar el hambre, ni camas, ni ropas para los apestados indigentes, pero que pagan sus respectivas contribuciones (...)[52]

A partir de la segunda mitad del año 1871 se iniciaron masivamente obras de saneamiento en toda la ciudad. Las zonas ubicadas inmediatamente al norte del centro, habitadas por ciudadanos de recursos medios y altos que no habían sufrido tanto la epidemia con las del sur, fueron las que más avanzaron en este sentido. La Comisión de Salubridad de la Parroquia del Socorro, por ejemplo, logró grandes avances por medio de la intimación a los comerciantes y propietarios más conocidos por su falta de higiene; se pavimentaron veinte cuadras y se realizaron cien cuadras de veredas. Otras comisiones obtuvieron logros más modestos, y el rápido crecimiento de la ciudad anularía parcialmente estos logros en años posteriores.[41]

En cuanto a los saladeros de carne, localizados todos sobre la margen derecha del Riachuelo, se convirtieron en el chivo expiatorio de las muertes por el vómito negro: una ley sancionada el 6 de septiembre de 1871 prohibió sus actividades en la ciudad, prohibición que se extendió a las graserías.[63]

Al año siguiente el médico Eduardo Wilde fue comisionado a Montevideo para firmar un convenio sanitario con el Uruguay, Brasil y Paraguay destinado a prevenir la difusión de enfermedades por vía marítima o fluvial.[29]

En 1884, temiendo la aparición de un nuevo brote, los doctores José María Ramos Mejía, director de la asistencia pública, y José Penna, director de la Casa de Aislamiento (actual Hospital Muñiz), se decidieron por cremar el cuerpo de un tal Pedro Doime, que había sido afectado de fiebre amarilla. Esta se convirtió en la primera cremación realizada en Buenos Aires.[64]

Con posterioridad a la gran epidemia de 1871 se registraron en Buenos Aires casos aislados de fiebre amarilla, hasta principios del siglo XX. En el resto del país también hubo registros de infecciones que no revistieron mayor gravedad. No se registró caso alguno en territorio argentino entre 1966 y 2008, fecha en que fueron detectados diez casos en la Provincia de Misiones; por lo que los médicos infectólogos suelen considerar a la enfermedad como erradicada pero susceptible de volver a ingresar, especialmente en el norte del país.[65]

Expresiones artísticas sobre la gran epidemia

Juan Manuel Blanes, pintor uruguayo que vivió en Buenos Aires, pintó un óleo sobre tela (actualmente en Montevideo) llamado "Episodio de la Fiebre Amarilla", que se reproduce en este artículo, inspirado en un hecho acontecido durante la tragedia, probablemente el 17 de marzo de 1871, en la calle Balcarce. En él se observa a una mujer —Ana Bristani— muerta por la fiebre y caída sobre el piso de un conventillo. Su hijo, un bebé de pocos meses, busca el seno de su madre; a la derecha, sobre un lecho, se encuentra el cadáver del padre. La puerta del cuarto está abierta y en su entrada se observa al abogado Roque Pérez (en el centro) y al doctor Manuel Argerich (a su derecha), ambos miembros de la comisión popular y muertos en las semanas siguientes, víctimas también de la fiebre. Este célebre cuadro se convirtió en un emotivo homenaje a quienes dieron su vida intentando salvar la de los demás, aunque no refleja exactamente el hecho histórico: el cuerpo sin vida de la mujer fue hallado por un vigilante de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y el niño fue trasladado a la comisaría, mientras que su padre no pudo ser hallado.[66][nota 9]

Guillermo Enrique Hudson, naturalista y escritor nacido en Argentina, escribió en 1888 un cuento llamado "Ralph Herne", que transcurre durante la epidemia de 1871. En él realizó la siguiente descripción:

...Pero los años de paz y prosperidad no borraron la memoria de aquella terrible época en que durante tres largos meses la sombra del Ángel Destructor se tendió sobre la ciudad del agradable nombre, cuando la diaria cosecha de víctimas eran arrojadas juntas -viejos y jóvenes, ricos y pobres, virtuosos y viles- para mezclar sus huesos en un sepulcro común; cuando el eco de los pasos interrumpía el silencio cada vez con menos frecuencia, como era antes durante la noche, hasta que las calles estuvieran "desoladas y cubiertas de pasto".[67]

El Monumento a los caídos de la fiebre amarilla erigido en 1899, es el único monumento que existe hoy en la ciudad en memoria de la peor tragedia —por la cantidad de muertos en comparación con el total de la población— que haya sufrido Buenos Aires. Se encuentra situado en el lugar que ocupara el edificio de la administración del Cementerio del Sur (actual parque Ameghino), frente al hospital de infecciosas Francisco Javier Muñiz.[nota 10]​ En medio de este parque, el monumento ostenta una inscripción central:[68]

El sacrificio del hombre por la humanidad es un deber y una virtud que los pueblos cultos estiman y agradecen.

El municipio de Buenos Aires a los que cayeron víctimas del deber en la epidemia de fiebre amarilla en 1871

En 1982 se estrenó la película Fiebre amarilla, de género histórico dramático, dirigida por Javier Torre.

Referencias

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  57. Scenna, 1967, p. 11
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  59. González Arzac, Alberto (1974). La esclavitud en la Argentina. Polémica. 
  60. Schávelzon, Daniel (1999). Buenos Aires negra, arqueología histórica de una ciudad silenciada. Emecé. ISBN 950-04-2459-2. 
  61. . Revista Caoba. Archivado desde el original el 19 de julio de 2011. Consultado el 12 de septiembre de 2012. 
  62. «Cine, literatura, óleos, medallas; testimonios de la fiebre». Sociedad Iberoamericana de Información Científica-Salud. Consultado el 21 de agosto de 2012. «Como consecuencia de la fiebre amarilla vio la luz la primera orden de caballería argentina. El 21 de junio de 1871, una comisión de homenaje, con el auspicio del gobierno, creó la Orden de los Mártires, cuya máxima condecoración sería la Cruz de Hierro en el grado de Caballero. Fue otorgada a 48 miembros de la Comisión Popular que había batallado contra la fiebre. En siete de esos casos, el galardón fue póstumo: los elegidos habían sucumbido a la fiebre. La Cruz era de acero bruñido, con una cinta a rayas amarillas y negras; debía ser usada en el ojal superior. El precio de su realización fue pagado por suscripción popular.» 
  63. Diego M. Zigiotto (2008). Las mil y una curiosidades de Buenos Aires, (pág 111). Grupo Norma. ISBN 978-987-545-483-5. 
  64. «A 140 años de la epidemia más feroz, la fiebre amarilla sigue siendo un peligro». Diario Clarín. 7 de noviembre de 2011. Consultado el 12 de septiembre de 2012. «Los especialistas en infectología dicen que “las condiciones están” para que se dé un nuevo brote.» 
  65. Reynoso, Miguel Ángel. . Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires. Archivado desde el original el 12 de mayo de 2015. Consultado el 12 de septiembre de 2012. 
  66. W.H.Hudson (traducción al español de Alicia Jurado) (2006). Ralph Herne. Letemendia. 987-1316-03-8. 
  67. Parisse, Eduardo (11 de noviembre de 2012). «Una epidemia, un monumento». Diario Clarín. «En donde en 1871 estaba el cementerio, se recuerda a las víctimas de la fiebre amarilla.» 

Notas

  1. Entre los médicos muertos en Corrientes se contó el doctor José Ramón Vidal, que había sido vicegobernador de la provincia y fue el padre del después gobernador y senador Juan Ramón Vidal. Véase Córdova Alsina, Ernesto (agosto de 1970). «Juan Ramón Vidal, el "rubichá" de Corrientes». Todo es Historia (Buenos Aires) (40). ISSN 0040-8611. 
  2. Este grupo estaba formado por los líderes del movimiento político y periodístico que en 1867 habían logrado la renuncia de la Corporación Municipal de Buenos Aires a raíz de su deficiente desempeño durante la epidemia de cólera. Véase Galeano, 2009.
  3. Eduardo O'Gorman era hermano del jefe de policía, Enrique O'Gorman y de la famosa Camila O'Gorman, fusilada veintitrés años antes por orden de Juan Manuel de Rosas.
  4. Caupolicán Molina, Cirujano Mayor del Ejército, estaba a cargo del Hospital Militar de Retiro (Buenos Aires) desde 1867.
  5. José Juan Almeyra fue condecorado con la Cruz de Hierro otorgada por la Municipalidad de Buenos Aires, la medalla de oro del Consejo de Higiene Pública y citado en el informe que presentó la Comisión de Homenaje del gobierno nacional. Sobre el trágico suceso escribiría su Breve memoria sobre la epidemia de la fiebre amarilla que ha visitado la ciudad de Buenos Aires en el año 1871.
  6. Al caer víctima de la enfermedad el doctor Caupolicán Molina, Damianovich quedó al frente del Hospital y por los servicios prestados a la población mereció la medalla de oro acordada por la Municipalidad.
  7. La locomotora La Porteña, primera en haber operado en la Argentina, fue afectada a este servicio. Véase Montórfano, Analía. . Apellidos Italianos. Archivado desde el original el 8 de marzo de 2012. Consultado el 12 de septiembre de 2012. 
  8. En mayúscula en el original.
  9. El cuadro de Blanes también originó un conflicto con el gobierno uruguayo, cuando la Argentina pretendió que el cuadro fuese donado a este país.
  10. La elección del nombre del hospital es también un doble homenaje: el Dr. Muñiz fue un destacado epidemiólogo, y también falleció por la fiebre en 1871.

Bibliografía consultada

  • Scenna, Miguel Ángel (1967). Fiebre amarilla en Buenos Aires. Revista Todo es Historia. N.º 8 (diciembre). 
  • Diario de la Epidemia de Mardoqueo Navarro, publicado en abril de 1894 en Anales del Departamento Nacional de Higiene, N.º 15, Año IV, con el título de Fiebre Amarilla, 10 de abril de 1871.
  • Crónica Histórica Argentina, Tomo IV, (1968) Editorial CODEX.
  • Julio A. Luqui Lagleyze (1998). Buenos Aires: Sencilla Historia, La Trinidad. Librerías Turísticas. ISBN 950-99400-8-9. 
  • José Luis Romero y Luis Alberto Romero, Buenos Aires, historia de cuatro siglos. Editorial Abril, 1983.
  • Centro Cultural de la Cooperación.
  • "Vómito Negro, Historia de la fiebre amarilla, en Buenos Aires de 1871" por Diego Howlin, Revista Persona.
  • Historia de las Organizaciones de Socorro, la epidemia en Buenos Aires de Ángel Jankilevich.
  • La Iglesia en Buenos Aires durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871 según el Diario de la epidemia de Mardoqueo Navarro, de Jorge Ignacio García Cuerva.
  •   Datos: Q8051877

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Las epidemias de fiebre amarilla en Buenos Aires enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti tuvieron lugar en los anos 1852 1858 1870 y 1871 2 La suscitada en este ultimo ano fue un desastre que mato aproximadamente al 8 de los portenos en una urbe donde normalmente el numero de fallecimientos diarios no llegaba a 20 hubo dias en los que murieron mas de 500 personas 3 y se pudo contabilizar un total aproximado de 14 000 muertos por esa causa la mayoria inmigrantes italianos espanoles franceses y de otras partes de Europa 4 5 Juan Manuel Blanes Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires 1871 oleo sobre tela 230 x 180 cm Museo Nacional de Artes Visuales 1 En numerosas ocasiones la enfermedad habia llegado a Buenos Aires en los barcos que arribaban desde la costa del Brasil donde era endemica 2 No obstante la epidemia de 1871 se cree que habria provenido de Asuncion del Paraguay portada por los soldados argentinos que regresaban de la Guerra de la Triple Alianza 6 ya que previamente se habia propagado en la ciudad de Corrientes 7 En su peor momento la poblacion portena se redujo a menos de la tercera parte debido al exodo de quienes abandonaron la ciudad para intentar escapar del flagelo 2 Algunas de las principales causas de la propagacion de esta enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti fueron 8 la provision insuficiente de agua potable la contaminacion de las napas de agua por los desechos humanos el clima calido y humedo en el verano el hacinamiento en que vivian sin que se tomaran medidas sanitarias para ellos especialmente en la epidemia de 1871 los inmigrantes europeos de bajo nivel higienico que ingresaban en forma incesante a la zona mas surena de la ciudad los saladeros que contaminaban el Riachuelo limite sur de la ciudad el relleno de terrenos bajos con residuos y los riachos denominados zanjones que recorrian la urbe infectados por lo que la poblacion arrojaba en ellos La plaga de 1871 hizo tomar conciencia a las autoridades de la urgente necesidad de mejorar las condiciones de higiene de la ciudad de establecer una red de distribucion de agua potable y de construir cloacas y desagues 9 Un testigo de esta catastrofe de nombre Mardoqueo Mordejai Navarro escribio el 9 de abril la siguiente descripcion en su diario personal 10 Los negocios cerrados calles desiertas Faltan medicos muertos sin asistencia Huye el que puede Heroismo de la Comision Popular Indice 1 Brotes de fiebre amarilla anteriores a 1871 2 Epidemia de 1871 2 1 Contexto 2 2 Antecedentes inmediatos 2 3 Los sucesos 2 3 1 Inicio de la epidemia 2 3 2 La Comision Popular 2 3 3 Sintomas y tratamiento 2 3 4 La actuacion de la Iglesia Catolica y de los medicos 2 3 5 Entierro de las victimas 2 3 6 El pico de la epidemia 2 3 7 Ultimos casos 2 4 Cifras finales 2 5 Consecuencias 2 5 1 Mejoras sanitarias en Buenos Aires 2 6 Expresiones artisticas sobre la gran epidemia 3 Referencias 4 Notas 5 Bibliografia consultadaBrotes de fiebre amarilla anteriores a 1871 Editar Mosquito Aedes aegypti Desde 1881 gracias a las investigaciones del cubano Carlos Juan Finlay se describe en detalle a la enfermedad como una zoonosis Antes de esa fecha los medicos atribuian la causa de muchas epidemias a lo que llamaban miasmas emanaciones fetidas de aguas impuras que se suponia flotaban en el ambiente 11 Los primeros casos de esta enfermedad a la que se le solia llamar vomito negro debido a las hemorragias que produce a nivel gastrointestinal aparecieron en la region del Rio de la Plata a mediados de la decada de 1850 en 1852 provoco una epidemia en Buenos Aires Sin embargo por una nota dirigida al practicante Soler se sabe que hubo brotes antes de ese ano 2 de hecho la primera mencion de una posible infeccion de esta enfermedad data del ano 1798 12 Segun algunas fuentes en el ano 1857 una tercera parte de la poblacion de Montevideo sufrio el contagio del virus transportado por barcos provenientes de Brasil 13 En 1858 esa epidemia se traslado con menor intensidad a Buenos Aires sin dejar victimas fatales 14 La prensa portena solia manifestar su preocupacion por el arribo de los buques brasilenos 15 debido a los antecedentes citados y a que la fiebre era una enfermedad costera con caracter endemico en los puertos cariocas entre ellos Rio de Janeiro por aquella epoca capital del Imperio del Brasil La Historia de la Universidad de Buenos Aires y su influencia en la Cultura Argentina La Facultad de Medicina y sus Escuelas de Eliseo Canton exponia que la epidemia era llevada por los navios mercantes del Imperio al sur Agregaba que en el mes de febrero de 1870 verano en el hemisferio sur se habia localizado un caso en el Hotel Roma ubicado en la calle Cangallo en pleno centro de la ciudad traida por un pasajero enfermo del vapor Piutou y habian llegado a morir por la enfermedad unas 100 personas 2 Epidemia de 1871 EditarContexto Editar Plano de Buenos Aires en 1870 En 1871 convivian en la ciudad de Buenos Aires el Gobierno Nacional presidido por Domingo Faustino Sarmiento el de la Provincia de Buenos Aires con el gobernador Emilio Castro y el municipal presidido por Narciso Martinez de Hoz no existia aun el cargo de Intendente creado 9 anos despues al federalizarse la ciudad estos tres gobiernos tenian enfrentamientos politicos y jurisdiccionales 16 Situada sobre una llanura la ciudad no tenia sistema de drenaje salvo el caso particular de unos pocos miles de habitantes que obtenian agua sin impurezas gracias a que en 1856 ante una propuesta de Eduardo Madero el Ferrocarril Oeste decidio aumentar el calibre del cano que transportaba agua desde la Recoleta donde estaban los filtros que servian para quitar las impurezas del agua que se utilizaba para el buen funcionamiento de las locomotoras a vapor hasta la Estacion del Parque para poder asi satisfacer tambien la demanda de agua de los vecinos 8 Para el resto de la poblacion la situacion era muy precaria en lo sanitario y existian muchos focos infecciosos como por ejemplo los conventillos generalmente habitados por inmigrantes pobres venidos de Europa o afroargentinos que se hacinaban en su interior y carecian de las normas de higiene mas elementales Otro foco infeccioso era el Riachuelo limite sur de la ciudad convertido en sumidero de aguas servidas y de desperdicios arrojados por los saladeros y mataderos situados en sus costas Dado que se carecia de un sistema de cloacas los desechos humanos acababan en los pozos negros que contaminaban las napas de agua y en consecuencia los pozos que constituian una de las dos principales fuentes del vital elemento para la mayoria de la poblacion 8 La otra fuente era el Rio de La Plata de donde el agua se extraia cerca de la ribera contaminada y se distribuia por medio de carros aguateros sin ningun saneamiento previo 8 Por anadidura los residuos de todo tipo se utilizaban para nivelar terrenos y calles 17 Estas eran muy angostas no existian avenidas la primera fue la Avenida de mayo inaugurada en el ano 1894 y las plazas eran pocas casi desprovistas de vegetacion 6 La ciudad crecia vertiginosamente debido principalmente a la gran inmigracion extranjera para esa epoca vivian tantos argentinos como extranjeros y estos ultimos sobrepasarian a los criollos pocos anos mas tarde El primer censo argentino de 1869 registro en la Ciudad de Buenos Aires 177 787 habitantes de los cuales 88 126 49 6 eran extranjeros de estos 44 233 la mitad de los extranjeros eran italianos y 14 609 espanoles Ademas de los conventillos mencionados sobre 19 000 viviendas urbanas 2 300 eran de madera o barro y paja 6 Ademas de las epidemias de fiebre amarilla en 1867 y 1868 se habian producido varios brotes de colera que habian costado la vida a centenares de personas y tambien estaban relacionados con la Guerra de la Triple Alianza entre cuyos combatientes habia causado varios miles de muertes 18 Frente a esa situacion el censo antes citado indicaba que en Buenos Aires habia apenas 160 medicos menos de uno por cada 1000 habitantes 6 Las instituciones publicas no estaban preparadas para hacer frente a las consecuencias de las deplorables condiciones higienicas en que se encontraba la ciudad Al respecto en marzo de 1870 la prensa comento con preocupacion una nota enviada por la Municipalidad al Ministerio de Hacienda de la Provincia de Buenos Aires en la que informaba de su carencia de recursos El 2 de abril del mismo ano el diario La Prensa comentaba en su editorial bajo el titulo Desorganizacion de la Municipalidad lo siguiente Los amagos de fiebre amarilla las recientes inundaciones alarmando justamente al pueblo le han impulsado a dirigir su voz a la Corporacion pidiendo se tomen las medidas necesarias y urgentes para remediar los funestos males de que esta amenazado y la Municipalidad fijando la vista en sus arcas tiene que cruzar los brazos y permanecer impasible y sorda hasta el clamor que hasta a ella llega 19 Antecedentes inmediatos Editar Desde principios del ano 1870 se habia tenido noticias en Buenos Aires de un recrudecimiento de la fiebre amarilla en Rio de Janeiro En el mes de febrero y nuevamente en marzo se logro evitar el desembarco de pasajeros infectados que llegaron en dos vapores desde esa ciudad No obstante el presidente Sarmiento veto el proyecto de extender la cuarentena a todos los buques procedentes de esa ciudad y en una oportunidad ordeno autorizar el desembarco de los pasajeros de dos buques provenientes de Rio de Janeiro y la prision del medico del puerto de Buenos Aires por haberlo impedido 20 A fines de ese ano se declaro una epidemia de fiebre amarilla en Asuncion del Paraguay donde la poblacion vivia en un estado de pobreza extrema La Guerra de la Triple Alianza habia finalizado recientemente con la derrota de Paraguay y los diarios locales atribuyeron la epidemia a la llegada de algunas decenas de soldados paraguayos prisioneros que habian sido repatriados desde el Brasil La poblacion debilitada por el hambre tenia pocas posibilidades de resistir la epidemia y se llegaron a registrar veinticinco muertes por dia no existiendo registros del total de victimas 21 Dos hechos facilitaron la entrada de la epidemia a la Argentina por un lado tras la muerte de quince de sus hombres el general Julio de Vedia evacuo centenares de soldados desde Villa Occidental situada frente a Asuncion a la ciudad de Corrientes y asi la enfermedad llego a territorio argentino 22 21 Por otro lado algunos diarios como The Standard de Buenos Aires consideraron que no se trataba de fiebre amarilla sino de afecciones gastricas y que el numero de muertes diarios no era alarmante lo que contribuyo a que no se tomara recaudo alguno para prevenir su traslado a la capital argentina 21 Durante la guerra la ciudad de Corrientes habia sido el centro de comunicacion y abastecimiento de las tropas aliadas incluidas las brasilenas de modo que no es seguro que la enfermedad haya llegado desde el Paraguay En esta ciudad de 11 000 habitantes murieron de fiebre amarilla alrededor de 2 000 personas entre diciembre de 1870 y junio del ano siguiente 7 nota 1 La mayor parte de la poblacion huyo incluyendo el gobierno completo hasta tal punto estaba abandonada la ciudad que un ciudadano llamado Gregorio Zeballos entro por su cuenta al despacho abandonado de la Casa de Gobierno y se hizo cargo en forma provisoria de la gobernacion sin que nadie se le opusiera Otras poblaciones de la provincia de Corrientes sufrieron el castigo de la enfermedad como San Luis del Palmar Bella Vista y San Roque que sumaron unas quinientas victimas mas 23 A lo largo de la Guerra de la Triple Alianza sucesivos grupos de combatientes arribaron a Buenos Aires Estaban formados principalmente por oficiales y correctamente controlados desde el punto de vista sanitario En cambio durante el ano 1870 y a principios de 1871 llegaron directamente desde Asuncion y Villa Occidental grandes contingentes que no habian sido sometidos a ningun recaudo sanitario ni cuarentena 24 Los sucesos Editar Gran parte de los sucesos son conocidos gracias a Mardoqueo Navarro un comerciante catamarqueno que vivia en Buenos Aires dedicado a publicar en la prensa algunas notas historicas Este contacto con la prensa le permitio interiorizarse de las discusiones acerca de si se trataba o no de una epidemia de fiebre amarilla de modo que reunio notas sobre el asunto para una posible publicacion en un periodico 25 La gravedad de la epidemia y la enorme cantidad de informacion que reunio le impidieron su publicacion en los diarios pero se convirtio en un retrato en vivo sobre el desarrollo del drama Con frases breves y cortantes dejo registro de los puntos sobresalientes de cada jornada constituyendose con el tiempo en un documento unico que seria publicado por el autor en el mismo ano de la epidemia Inicio de la epidemia Editar Casa donde se habria registrado uno de los primeros casos segun la Revista Caras y Caretas 1899 Aunque las estadisticas no lo recuerdan se da como fecha de iniciacion de la epidemia el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Publica de San Telmo Las mismas tuvieron lugar en dos manzanas del barrio de San Telmo lugar que agrupaba a numerosos conventillos en los inquilinatos de Bolivar 392 entre Cochabamba y San Juan y en Cochabamba 113 entre Bolivar y Peru 26 fueron los primeros focos de iniciacion y propagacion En Bolivar 392 un pequeno inquilinato de ocho cuartos el italiano Angel Bignollo de 68 de anos de edad y su nuera Colomba de 18 contrajeron la enfermedad siendo asistidos por el doctor Juan Antonio Argerich quien no pudo evitar sus muertes En el certificado de defuncion Argerich expreso que el deceso del primero se debio a una gastroenteritis y el de la segunda a una inflamacion de los pulmones pero en la notificacion que Filemon Naon comisario de la Seccion 14 elevo al jefe de la policia Enrique Gorman se consigno que ambos eran casos de fiebre amarilla 27 La Comision Municipal que presidia don Narciso Martinez de Hoz desoyo las advertencias de los doctores Luis Tamini Santiago Larrosa y Leopoldo Montes de Oca sobre la presencia de un brote epidemico y no dio a publicidad los casos 6 En esta fecha Mardoqueo Navarro ya parecia desconfiar de los datos de la autoridad pues en su diario anoto con cierta ironia 27 de enero Segun las listas oficiales de la Municipalidad 4 de otras fiebres ninguna de la amarilla el texto subrayado figuraba asi en el diario de Navarro Aunque a partir de esa fecha se registraron cada vez mas casos principalmente en el mencionado barrio de San Telmo la Municipalidad continuo con los preparativos relacionados con los festejos oficiales del carnaval que en aquella epoca era un acontecimiento multitudinario y de importancia para la ciudad 28 A fines de febrero el medico Eduardo Wilde que venia atendiendo casos de enfermos aseguro que se estaba en presencia de un brote febril el 22 de febrero se habian registrado 10 casos e hizo desalojar algunas manzanas 29 Pero los festejos de carnaval entretenian demasiado a la poblacion como para escuchar su advertencia los portenos se divertian en bailes y desfiles de comparsas y algunos como Manuel Bilbao director de La Republica afirmaban rotundamente que no se trataba de casos de fiebre amarilla 30 La epidemia prospero en los conventillos humildes de los barrios del sur muy poblados y poco higienicos El mes de febrero termino con un registro de 300 casos en total y el mes de marzo comenzo con mas de 40 muertes diarias llegando a 100 el dia 6 todas a consecuencia de la fiebre Recien el 2 de marzo cuando el carnaval llegaba a su fin las autoridades prohibieron su festejo la peste ahora azotaba tambien a los barrios aristocraticos Se prohibieron los bailes y mas de la tercera parte de los ciudadanos decidio abandonar la ciudad 30 El 4 de marzo el diario La Tribuna comentaba que en horas de la noche las calles eran tan sombrias que verdaderamente parece que el terrible flagelo hubiese arrasado con todos sus habitantes 31 Sin embargo aun se estaba lejos de lo peor El Hospital General de Hombres el Hospital General de Mujeres el Hospital Italiano y la Casa de Ninos Expositos no dieron abasto con la cantidad de pacientes Se crearon entonces otros centros de emergencia como el Lazareto de San Roque actual Hospital Ramos Mejia y se alquilaron otros privados El puerto fue puesto en cuarentena y las provincias limitrofes impidieron el ingreso de personas y mercaderias procedentes de Buenos Aires Los alquileres aumentaron fuertemente en los alrededores de la ciudad 32 La Comision Popular Editar Jose Roque Perez El municipio fue incapaz de sobrellevar la situacion por lo que en respuesta a una campana periodistica iniciada por el periodista Evaristo Federico Carriego de la Torre miles de vecinos se congregaron el 13 de marzo en la Plaza de la Victoria actual Plaza de Mayo para designar una Comision Popular de Salud Publica Al dia siguiente tal agrupacion nombro como presidente al abogado Jose Roque Perez y como vicepresidente al periodista Hector Varela ademas la conformaron entre otros el vicepresidente de la Nacion Adolfo Alsina Adolfo Argerich el poeta Carlos Guido y Spano el expresidente de la Nacion Bartolome Mitre el canonigo Domingo Cesar el sacerdote irlandes Patricio Dillon y el nombrado Carriego nota 2 Este ultimo exhortaba Cuando tantos huyen que haya siquiera algunos que permanezcan en el lugar del peligro socorriendo a aquellos que no pueden proporcionarse una regular asistencia Entre otras funciones la comision tuvo como tarea la expulsion de aquellas personas que vivian en lugares afectados por la plaga y en algunos casos se quemaban sus pertenencias La situacion era aun mas tragica cuando los desalojados eran inmigrantes humildes o que aun no hablaban bien el espanol por lo que no entendian la razon de tales medidas Los italianos que eran mayoria entre los extranjeros fueron en parte injustamente acusados por el resto de la poblacion de haber traido la plaga desde Europa Unos 5000 de ellos realizaron pedidos al consulado de Italia para retornar a su pais pero habia muy pocos cupos ademas muchos de los que lograron embarcar murieron en altamar 33 En cuanto a la poblacion negra el vivir en condiciones miserables los transformo en uno de los grupos poblacionales con mayor tasa de contagio Segun cronicas de la epoca el ejercito cerco las zonas donde residian y no les permitio emigrar hacia el Barrio Norte donde la poblacion blanca se establecio y escapo de la calamidad Murieron masivamente y fueron sepultados en fosas comunes 34 A mediados de mes los muertos eran mas de 150 por dia y llegaron a 200 el 20 de marzo Entre las victimas estuvieron Luis Jose de la Pena educador y exministro de Justo Jose de Urquiza el exdiputado Juan Agustin Garcia el doctor Ventura Bosch y el pintor Franklin Rawson tambien murieron los doctores Francisco Javier Muniz Carlos Keen y Adolfo Argerich El 24 de marzo fallecio el presidente de la Comision Popular Jose Roque Perez quien ya habia escrito su testamento cuando asumio el cargo ante la certidumbre de que moriria contagiado 35 Mientras tanto a mediados de marzo el presidente Domingo Sarmiento y su vicepresidente Adolfo Alsina abandonaron la ciudad en un tren especial acompanados por otros 70 individuos gesto que fue muy criticado por los periodicos 36 Tambien la Corte Suprema en pleno los cinco ministros del Poder Ejecutivo Nacional y la mayor parte de los diputados y senadores abandonaron la ciudad 20 Sintomas y tratamiento Editar Placa recordatoria de las victimas por Fiebre amarilla en la Iglesia de Nuestra Senora de Belen barrio de San Telmo El peor problema a enfrentar era la ignorancia ni siquiera los medicos sabian que era lo que causaba la enfermedad Como la epidemia era mas fuerte en las zonas mas pobladas del sur de la ciudad las autoridades supusieron que la principal causa era el hacinamiento de la poblacion pobre de los conventillos de lo que dedujeron que la solucion era echar la gente a la calle 37 Alarmados por la suciedad que encontraron en las viviendas de la poblacion infectada culparon a esta y destruyeron las pertenencias de sus habitantes Cuando se hizo evidente que la cantidad de muertos era mayor en los barrios centricos pero la cantidad era proporcionalmente mayor en los arrabales mas cercanos al Riachuelo culparon a las miasmas o vapores putridos de las orillas de este 38 Tambien se culpo a los pozos ciegos que nunca se evacuaban 38 Se llego a afirmar que algunas de las causas posibles eran la falta de ozono o la falta de tension electrica en el oxigeno del aire porteno 39 Una observacion del doctor Guillermo Rawson podria haber llevado a entender el vector del contagio muchas familias habian huido tempranamente de la capital a algun pueblo cercano y Rawson observo que los miembros de esas familias que regresaban a la ciudad aunque fuese por unas horas solian enfermar pero no contagiaban a sus familiares Lo que faltaba fuera de las zonas humedas de la ciudad era el mosquito Aedes aegypti pero ni Rawson ni los demas medicos sabian que este es el vector de la enfermedad algo que no seria descubierto hasta una decada mas tarde 40 De modo que aparte de expulsar a los habitantes de los conventillos tarea de la que se encargaba la Comision Popular los medicos solo podian actuar sobre los sintomas 14 Estos se desarrollaban en dos periodos en el primero el paciente tenia repentinos dolores de cabeza con escalofrios y decaimiento general Luego seguia el calor y el sudor la lengua se ponia blanca y habia carencia de sueno El pulso se aceleraba y aparecian dolores en el estomago los rinones muslos extremidades o sobre los ojos La sed se intensificaba y el paciente se debilitaba enormemente sus miembros se agitaban fuertemente A veces existian vomitos biliosos de color amarillo o solo nauseas En este punto la enfermedad a veces podia ser vencida naturalmente y el paciente se hallaba mejor al dia siguiente con tan solo dolores de cabeza y debilidad en el cuerpo y al poco tiempo se recuperaba Pero si los sintomas y signos se agravaban se llegaba entonces al segundo periodo de la enfermedad la piel del paciente tomaba color amarillo los vomitos se volvian sanguinolentos y finalmente negros Las deyecciones tambien eran negras y el enfermo experimentaba opresion en el pecho y dolores en la boca del estomago La orina disminuia hasta suprimirse completamente Se producian hemorragias en las encias lengua nariz y ano El paciente carecia de sed y a veces tenia hipo su pulso se debilitaba Llegaba entonces el delirio seguido de la muerte 41 Durante el primer periodo el medico provocaba adrede la transpiracion con banos de pies con harina de mostaza ingestion de dos o tres tazas de infusion de sauco o de borraja y envolvia al paciente con mantas Luego de algunas horas le suministraba aceite de ricino o magnesia calcinada Tambien le provocaba vomitos dandole a tomar agua tibia con tartaro emetico Pero si la persona ya tenia vomitos debido a la enfermedad entonces le administraban purgante Para la sed solo agua fresca a lo sumo con limon Para los dolores de cabeza se aplicaban panos en la frente con agua fria mezclada con vinagre 41 Si la enfermedad ya habia llegado al segundo periodo el especialista le administraba sulfato de quinina cada dos horas Luego agua destilada de menta algunas gotas de eter sulfurico y jarabe de quina Dos veces por dia se hacia una enema con corteza de quina roja disuelta en agua y se aplicaban sinapismos medicamentos externos con polvo de mostaza En rinones muslos y piernas se friccionaba el cuerpo con vinagre aromatico El enfermo era alimentado con caldos de puchero algo de vino y chupaba gajos de naranja Tambien se usaba alcanfor valeriana calomelano y almizcle Se le daba importancia a la desinfeccion con el gas cloro al que se consideraba un preventivo a las personas que habitaban los lugares en los que atacaba el flagelo se les aconsejaba lavarse las manos con una solucion de cloruro de cal en agua o agua de Labarraque cloruro de sodio y limpiar los cuartos con este liquido Otras medidas preventivas eran mantener aseadas las calles y la casa ventilar las habitaciones preparar los recipientes para recibir las deyecciones de los enfermos con liquido desinfectante alejarse de los lugares humedos y bajos tomar alimentos en cantidad conveniente y conservar las buenas costumbres hacer ejercicio corporal no dejarse dominar por los pesares y tristezas sustraerse a las emociones morales vehementes y vencer el miedo que inspiraba la enfermedad 41 La actuacion de la Iglesia Catolica y de los medicos Editar Aunque las autoridades nacionales y provinciales huian de la ciudad y aconsejaban oficialmente hacer lo mismo fue la unica ocasion en la historia de Buenos Aires en que las autoridades aconsejaron el exodo 10 el clero secular y regular permanecio en sus puestos asistiendo en sus domicilios a enfermos y moribundos Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul tambien conocidas como Hermanitas de la Caridad cerraron sus establecimientos de ensenanza para poder dedicarse a trabajar en los hospitales Mientras Navarro judio sefardi destaco estos hechos en su diario estas nobles acciones de la curia fueron algo silenciadas por los cronistas de la epoca adscriptos al anticlericalismo 42 Una placa del Monumento del actual Parque Florentino Ameghino que recuerda a las victimas enterradas alli agrupa a 21 de ellas bajo el titulo de sacerdotes y religiosas del bajo clero regular y a dos bajo el de Hermanas de caridad Debe agregarse que la Orden de Hermanas de la Caridad como refuerzo ante la emergencia envio desde Francia a otras religiosas de su congregacion De esta orden fallecieron por la fiebre 7 religiosas Las parroquias recibian a los medicos y a los enfermos y en ellas funcionaban las Comisiones Populares Parroquiales Por disposicion municipal el sacerdote estaba obligado a expedir las licencias para sepulturas previa presentacion del certificado medico todo ello sumado al cumplimento de sus deberes evangelicos Senalaba Ruiz Moreno en La peste historica de 1871 que el sacerdote no tenia descanso El cura Eduardo O Gorman nota 3 parroco de San Nicolas de Bari se preocupo por hallar solucion a las necesidades de numerosos ninos desamparados y huerfanos y en abril fundo el Asilo de Huerfanos del que se hizo cargo personalmente hasta que pasada la epidemia la Sociedad de Beneficencia lo sustituyo 43 Los testimonios de algunos anticlericales notables como Eduardo Wilde afirman que la mayor parte del clero huyo de la ciudad 29 pero las cifras parecen desmentir esa afirmacion ya que fallecieron durante la epidemia mas de 50 sacerdotes y el propio arzobispo Federico Aneiros estuvo muy grave y ademas perdio a su madre y una hermana que se habian quedado en la ciudad con el 44 Las cifras de mortalidad por profesiones revelarian que el clero fue el grupo que mayor cantidad de vidas humanas perdio en la tragedia y dio un testimonio de la dedicacion que tuvo durante los aciagos dias 45 Pero he visto tambien senores en altas horas de la noche en medio de aquella pavorosa soledad a un hombre vestido de negro caminando por aquellas desiertas calles Era el sacerdote que iba a llevar la ultima palabra de consuelo al moribundo Navarro da cuenta el dia 27 de abril que ya habian muerto 49 sacerdotes En definitiva de los 292 sacerdotes que habia en la ciudad el medico higienista Guillermo Rawson calculo en 60 los muertos por la epidemia frente a los 12 medicos 2 practicantes 4 miembros de la comision popular y 22 integrantes del Consejo de Higiene publica 42 Entre los medicos que fallecieron en labores para contrarrestar la enfermedad estuvieron los doctores Manuel Gregorio Argerich su hermano Adolfo Argerich Francisco Javier Muniz Zenon del Arca decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires Caupolican Molina nota 4 Ventura Bosch Sinforoso Amoedo Guillermo Zapiola y Vicente Ruiz Moreno Otros medicos que permanecieron en su puesto o incluso acudieron a la ciudad y sobrevivieron fueron Pedro Mallo Jose Juan Almeyra nota 5 Juan Antonio Argerich Eleodoro Damianovich nota 6 Leopoldo Montes de Oca Juan Angel Golfarini Manuel Maria Biedma y Pedro A Pardo Tomas Liberato Peron primer docente de la catedra de Medicina Legal de la UBA formo parte de los equipos medicos que combatieron la enfermedad Tomas Liberato Peron abuelo del quien fue tres veces presidente constitucional de la Argentina Juan Domingo Peron y que fue el primer docente que tuvo a su cargo la catedra de Medicina Legal en la Facultad de Derecho 46 y miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Exactas Fisicas y Naturales 47 formo parte de los equipos medicos que combatieron la enfermedad Dado que en ese momento parte del agua para el consumo de la poblacion se extraia del Riachuelo integro un equipo dedicado a prohibir que los saladeros ubicados sobre sus riberas arrojaran sus efluentes en el curso de agua 48 Entierro de las victimas Editar Monumento erigido en 1873 a los caidos por la fiebre amarilla de 1871 en el centro del Parque Ameghino barrio de Parque Patricios Buenos Aires Obra de Jose Ferrari La ciudad contaba solamente 40 coches funebres de modo que los ataudes se apilaban en las esquinas a la espera de que coches con recorrido fijo los transportasen Debido a la gran demanda se sumaron los coches de plaza que cobraban tarifas excesivas El mismo problema con los precios se dio con los medicamentos que en verdad poco servian para aliviar los sintomas Como eran cada vez mas los muertos y entre ellos se contaban los carpinteros dejaron de fabricarse los ataudes de madera para comenzar a envolverse los cadaveres en trapos Por otra parte los carros de basura se incorporaron al servicio funebre y se inauguraron fosas colectivas Por otro lado el numero de saqueos y asaltos a viviendas aumentaron existieron casos donde los ladrones accionaban disfrazados de enfermeros para introducirse en las casas de los enfermos Fue incesante la actividad que desarrollo la Comisaria N º 14 a cargo del Comisario Lisandro Suarez dia y noche recorrian las calles cerrando con candados cuyas llaves eran entregadas al Jefe de Policia las puertas de calle de las casas de San Telmo abandonadas precipitadamente por sus duenos El cementerio del Sur situado donde actualmente se encuentra el parque Ameghino en la Avenida Caseros al 2300 vio rapidamente colmada su capacidad El gobierno municipal adquirio entonces siete hectareas en la Chacarita de los Colegiales donde hoy se encuentra el Parque Los Andes entre las actuales avenida Corrientes y las calles Guzman Dorrego y Jorge Newbery y creo alli el nuevo Cementerio del Oeste Quince anos mas tarde este se trasladaria a pocos metros de alli al actual Cementerio de la Chacarita 49 El 4 de abril fallecieron 400 enfermos y el administrador de dicho cementerio informo a los miembros de la Comision Popular que tenia 630 cadaveres sin sepultar ademas de otros que habia encontrado por el camino y que 12 de sus sepultureros habian muerto Fue entonces cuando Hector Varela Carlos Guido Spano y Manuel Bilbao entre otros tomaron la decision de oficiar de enterradores al hacerlo rescataron de la fosa comun a algunas personas que aun manifestaban signos de vida entre ellas una francesa lujosamente vestida 50 No fue el unico caso en su diario Navarro afirmaba que hubo enterramientos de gente viva Esto se condice con relatos de diversos periodicos por ejemplo La Prensa del 18 de abril comentaba de un tal Pittaluga que fue dado por muerto y revivio en camino al cementerio y de otro caso ocurrido el 15 de abril en que un enfermero se pesco una borrachera y al ir a su casa se desvanecio y quedo sobre una calle hasta que fue levantado por un recolector de cadaveres que lo arrojo a una fosa El supuesto muerto tuvo la suerte de despertarse a tiempo justo cuando comenzaban a rociarlo con cal 50 En el Cementerio de la Chacarita llegaron a enterrarse 564 personas en un solo dia y en la memoria colectiva quedo el recuerdo macabro de las inhumaciones nocturnas de cadaveres 49 El Ferrocarril Oeste de Buenos Aires extendio una linea a lo largo de la calle Corrientes hoy avenida hasta el mencionado nuevo cementerio de la Chacarita con el objetivo de inaugurar lo que se dio en llamar el tren de la muerte realizaba dos viajes cada noche solo para transportar cadaveres de personas atacadas por la epidemia El trayecto se iniciaba en la estacion Bermejo situada en la esquina sudoeste de la calle homonima hoy Jean Jaures con Corrientes Tenia luego dos paradas una en la esquina sudoeste de Corrientes y Medrano y otra en Corrientes y Scalabrini Ortiz entonces llamada Camino Ministro Ingles angulo sudeste La parada funebre final era en el apeadero de Corrientes y Dorrego en la esquina de la quinta de Alsina junto al cementerio donde los cadaveres eran dejados amontonados en galpones utilizados como depositos nota 7 51 El pico de la epidemia Editar El 7 de abril era Viernes Santo murieron 380 personas por la fiebre y apenas 8 por otras causas El Sabado de Gloria fallecieron 430 de fiebre Del 9 al 11 de abril se registraron mas de 500 defunciones diarias siendo el dia 10 el del pico maximo de la epidemia con 563 muertes debe considerarse que el promedio diario normal de muertes antes de la tragedia era de veinte individuos Comenzaron a producirse ademas casos fulminantes gente que moria uno o dos dias despues de contraer la enfermedad 3 En la Memoria presentada a la Municipalidad en la Comision de Salubridad de la Parroquia del Socorro 1871 1872 se describe en detalle la situacion de los conventillos en cuanto a la mugre y su estado de abandono y desidia la comision multiplico las visitas domiciliarias y fijo toda su atencion en los Conventillos y casas de inquilinato En los ultimos dias del mes de Marzo hizo sacar de una de estas situada en la calle de Artes 433 montones inmensos de basura perros muertos estiercol en descomposicion y una crecidisima cantidad de huevos podridos Es casi imposible decir exactamente lo que costo a la Comision cambiar el aspecto detestable de esta casa El desalojo de los Conventillos vino enseguida En estos establecimientos era especialmente en donde la fiebre se desarrollaba con mas vigor Como hubiera sido inhumano y cruel arrojar a sus habitantes a la calle la Comision les decia que por el tren del Ferro Carril del Oeste se les facilitaria pasaje gratis para que salieran a la campana en donde hallarian casa Si esto no les cuadraba habian ya viviendas improvisadas bajo los Sauces de la Ribera Sin embargo los asilados en los conventillos no entendian absolutamente nada y seguian obstinados en aquellos mortiferos alojamientos La inquebrantable resistencia la ignorancia la decision que mostraban para no abandonar aquellos lugares en que la muerte iba a encontrar un gran elemento a su insaciable voracidad fueron otros tantos escollos contra los cuales fue a chocar la buena voluntad de que la Comision hacia alarde Por ultimo y despues de mucha perseverancia algunos fueron desalojados Con otros fue necesario solicitar la accion de la autoridad para dejar cumplido el mandato debemos tratar de evitar que en lo sucesivo se repita el caso que un cadaver quede cuatro dias insepulto o que presenciemos las horribles escenas que han visto los que realmente hemos penetrado en medio de esos repugnantes cuadros de miseria dolor y degradacion moral la mayor parte de esta gente muere por falta de recursos otros no quieren curarse por ser vulgar entre ellos la idea que el Gobierno paga medicos para matarlos En estos parages es donde se manifiesta lo terrible que seran en el porvenir las masas ignorantes que viven en nuestro pais en los conventillos se encuentran cadaveres comidos por los ratones otros alumbrados en el suelo muchachos saltando por encima de enfermos espirando la mayor parte hacinados en un mismo cuarto tambien nos ocultan los cadaveres para tener tiempo de sustraer sus camas hay quienes abandonan sus deudos en el ultimo trance de su vida sin querer prestarse a encajonarlos y mas de una vez al penetrar en los corralones he visto a los Inspectores Segui Viovide Salvadores y Lopez haciendo de peones cargando con los cadaveres de actos tan meritorios como testigo ocular y miembro de esta Comision me permito enumerarlos haciendo una mencion especial del Sr Segui que es el Inspector que de mi depende por la cooperacion que me ha prestado noche y dia para atender un servicio tan urgente como penoso 52 El 15 de abril como consecuencia de la pretension de la Comision Popular de incendiar los conventillos en uno de ellos se llegaron a contabilizar 72 muertos el Municipio decidio emitir una ordenanza que disponia el desalojo de las casas de inquilinato Las autoridades que aun no habian abandonado la ciudad ofrecieron pasajes gratis a los mas humildes y habilitaron vagones del ferrocarril como viviendas de emergencia en zonas alejadas La Comision Popular tambien aconsejaba abandonar la urbe lo mas pronto posible En la mencionada fecha del pico de muertes 10 de abril los gobiernos Nacional y Provincial decretaron feriado hasta fin de mes una medida que en realidad oficializaba lo que de hecho ya estaba sucediendo Todos los diarios cerraron con dos excepciones La Prensa redujo a dos paginas su edicion que normalmente era de cuatro y el diario La Nacion continuo normalmente pese a la gran cantidad de enfermos de su personal y pese a que el propio director tambien habia caido en la desgracia 45 Ultimos casos Editar Ayudada por los primeros frios del invierno la cifra comenzo a descender en la segunda mitad de abril hasta llegar a 89 Sin embargo a fin de mes se produjo un nuevo pico de 161 probablemente provocado por el regreso de algunos de los autoevacuados lo que condujo a su vez a una nueva huida El mes termino en definitiva con un saldo de mas de 7 500 muertos por el flagelo y menos de 500 por otras enfermedades Los decesos disminuyeron en mayo y a mediados de ese mes la ciudad recupero su actividad normal el dia 20 la comision dio por finalizada su mision El 2 de junio por primera vez ya no se registro ningun caso Anos despues el afamado historiador Paul Groussac que fue testigo de la catastrofe afirmaba que Por centenares sucumbian los enfermos sin medico en su dolencia sin sacerdote en su agonia sin plegaria en su feretro El medico higienista Guillermo Rawson testimoniaba haber visto al hijo abandonado por el padre he visto a la esposa abandonada por el esposo he visto al hermano moribundo abandonado por el hermano Fuera de la ciudad hubo casos de fiebre amarilla en practicamente todas las localidades cercanas en todos los casos introducida por enfermos venidos de la capital En el pueblo de Moron por ejemplo se registraron 40 casos mortales entre el 15 de marzo y el 9 de mayo 53 En otras provincias aparte de Corrientes los danos fueron mucho menores En Santa Fe el gobierno se ufanaba de haber logrado evitar el ingreso de la enfermedad 54 mientras en Cordoba hubo un numero indeterminado de victimas en los barrios mas pobres de la capital 55 Cifras finales Editar Fallecidos por la fiebre amarilla comparacion de cifras RevistaQuirurgica MardoqueoNavarroEnero 6 6Febrero 318 298Marzo 4992 4895Abril 7564 7535Mayo 845 842Junio 38 38Total 13 763 13 614El diario ingles The Standard publico una cifra de victimas fatales por la fiebre que se considero exagerada y provoco indignacion a los portenos 26 000 muertos 56 El doctor Guillermo Rawson afirmo que fallecieron 106 personas por cada 1000 habitantes cifra tambien considerada muy alta Es dificil establecer con exactitud la cantidad correcta pero los datos de las fuentes mas serias la cifran entre los 13 500 y 14 500 En efecto la cifra considerada oficial es la que dio la Revista Medico Quirurgica de la Asociacion Medica Bonaerense una entidad que concentraba a muchos profesionales que habian colaborado en el combate de la epidemia La Asociacion contabilizo 13 763 muertos que es a su vez una cifra mayor aunque muy cercana a la registrada por Mardoqueo Navarro Las cifras de este ultimo mas bajas que las aportadas por otros autores fueron publicadas gracias a la imprenta del desaparecido diario Republica acompanadas con un cuadro con las estadisticas de mortalidad por mes y por nacionalidad 3 El 10 de abril de 1894 las cifras fueron nuevamente publicadas en los Anales del Departamento Nacional de Higiene n º 15 del ano IV del mes de abril de 1894 Sin embargo no fue hasta cincuenta anos despues que un estudioso puso su atencion en las notas de Navarro el doctor Carlos Fonso Gandolfo profesor de enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires dicto en 1940 una conferencia basada esencialmente en dichas notas Con el nombre de La epidemia de fiebre amarilla de 1871 la conferencia aparecio en el tomo III de las Publicaciones de la Catedra de Historia de la medicina tomo III del ano 1940 57 La cifra de Navarro fue tomada por cierta por el historiador Miguel Angel Scenna 58 El doctor Jose Pena a principios de la decada de 1890 investigo la cantidad de cadaveres de personas fallecidas por la fiebre registrados en los cementerios obteniendo Cementerio del Sur 11 044Cementerio de la Chacarita 3 423Total 14 467Sin embargo acoto que Es posible que mi estimacion contenga tambien errores explicables quiza porque muchos fallecidos por enfermedades comunes fueron anotados a continuacion de los febricientes sin establecer el verdadero diagnostico pero aun asi se ve que la mortalidad absoluta producida por la epidemia oscilo alrededor de los 14 000 5 A continuacion el cuadro de las cifras de Navarro por nacionalidad y mes y el detalle de cuantos murieron por otras enfermedades Estadistica de Mardoqueo NavarroEnero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Sub totales TotalesgeneralesFiebre amarilla Otras enfer medades Fiebre amarilla Otras enfer medades Fiebre amarilla Otras enfer medades Fiebre amarilla Otras enfer medades Fiebre amarilla Otras enfer medades Fiebre amarilla Otras enfer medades Fiebre amarilla Otras enfer medadesArgentinos 2 610 90 456 1312 424 1762 258 238 297 3 263 3397 2308 5705Italianos 4 79 167 86 2280 173 3365 108 364 58 21 64 6201 568 6769Espanoles 36 25 34 552 42 935 24 88 34 8 21 1608 191 1799Franceses 28 5 13 407 29 879 24 91 21 2 17 1384 132 1516Ingleses 5 2 6 112 7 95 8 11 5 3 220 34 254Alemanes 3 1 4 87 3 132 6 12 4 1 1 233 21 254Varios 27 8 29 145 46 367 43 48 39 3 32 571 216 787Totales 6 788 298 628 4895 724 7535 471 842 458 38 401 13 614 3470 17 084Estos numeros adquieren su verdadera dimension al ser confrontados con los datos de mortalidad de los anos anteriores y posteriores a la tragedia el ano 1871 termino con un total de 20 748 muertos en la ciudad contra los 5886 del ano anterior y los 5982 del ano 1869 La mayor parte de las victimas vivian en los barrios de San Telmo y Monserrat el centro de Buenos Aires y en los barrios situados en proximidades del Riachuelo bajos y humedos aptos para la proliferacion de mosquitos 41 Del total de muertos 10 217 un 75 del total fueron inmigrantes especialmente italianos 4 Consecuencias Editar Tras la muerte del presidente de la Comision Popular habia asumido el cargo su vicepresidente Hector Varela de intolerante conduccion La comision habia entrado en conflictos con las comisiones de Higiene la Municipal la Medica y todas las autoridades Como si fuese poco sus integrantes se habian peleado entre si el propio Varela lo hizo con quien habia sido hasta entonces su amigo el militar y escritor Lucio V Mansilla Muchos historiadores han considerado a esta epidemia como una de las principales causas de la notable disminucion de las personas de piel negra en Buenos Aires 59 60 pues hizo estragos entre ellos que en su mayor parte vivian en condiciones miserables en la zona sur de la ciudad cerca de las zonas bajas de los arroyos y el Riachuelo 61 No obstante estudios demograficos detallados ponen en duda que la epidemia haya tenido efectos demografica terminales sobre ese sector de la poblacion 4 El final de la epidemia dio lugar al inicio de numerosos juicios relacionados con testamentos sospechosos de haber sido fraguados por delincuentes que buscaban hacer fortuna a costa de los verdaderos herederos de acuerdo al testimonio de Navarro el dia 1 de junio cuando aun habia 51 enfermos y se registraron cuatro nuevos casos el numero de fallecidos sin herederos era de 117 Ademas algunas casas abandonadas habian sido saqueadas por ladrones Una vez mas el dia 22 de junio el cronista sintetizo laconicamente la canallesca situacion La epidemia olvidada El campo de los muertos de ayer es el escenario de los cuervos de hoy Testamentos y concursos edictos y remates son en el asunto AY DE TI JERUSALEM nota 8 El 21 de junio de 1871 se fundo la primera Orden de Caballeria Argentina a la que se denomino Cruz de Hierro de Caballeros de la Orden de los Martires que le fue concedida a quienes habian auxiliado a los damnificados por la enfermedad 62 Mejoras sanitarias en Buenos Aires Editar A partir de la epidemia las autoridades y la poblacion de la ciudad tomaron conciencia de la urgencia de establecer una solucion integral al problema de la obtencion y distribucion de agua potable En anos anteriores el ingeniero John Coghlan habia iniciado estudios sobre el desague de aguas pluviales y cloacales por separado en redes subterraneas En 1869 el ingeniero ingles John F La Trobe Bateman habia presentado un proyecto de red de aguas corrientes cloacas y desagues El mismo Bateman dirigio a partir de 1874 la construccion de la red de aguas corrientes que hacia 1880 proveyo de agua a la cuarta parte de la ciudad En 1873 se inicio la construccion de obras cloacales En 1875 se centralizo la recoleccion de residuos al crear vaciaderos especificos para depositarlos ya que hasta entonces usualmente la gente los arrojaba en las zanjas y riachos Todas estas medidas ayudaron a revertir el estado insalubre de la ciudad que habia sido uno de los motivos de la expansion de la enfermedad principalmente en los inquilinatos Al respecto la mencionada Memoria presentada a la Municipalidad por la Comision de Salubridad realizo un enojoso pedido a las autoridades para que los recursos fuesen destinados a mejorar la salud de la poblacion Desde el principio de este terrible azote esta Comision se coloco a la altura que las circunstancias requerian pero desgraciadamente en nuestro pais se echa mano a recursos a ultima hora pesimamente organizados en la actual epidemia nada hay preparado los sucesivos avisos de colera tifus fiebre amarilla etc de poco o nada nos ha servido el estado insalubre de la ciudad es el mismo o peor que antes por la aglomeracion de habitantes en un municipio completamente descuidado pero si las inmundicias las aguas corrompidas las basuras las letrinas los sumideros las fabricas inmundas en el corazon de la ciudad el hacinamiento en las habitaciones el asqueroso Riachuelo los inmundos conventillos son excelentes causas para que todos los habitantes no gocemos de perfecta salud inutil es tanta dedicacion para nada sirven las comisiones pero si por el contrario los hombres cientificos creen encontrar las causas del espantoso desarrollo del mal que nos aqueja Por que no son removidos con tiempo Se contestara que no hay recursos razon que no es admisible en pueblos que empiezan a encorbarse bajo el peso de enormes contribuciones pretendiendose hacer pesar aun emprestitos extranjeros a mas de otras numerosas cargas para no tener en recompensa en los momentos supremos porque pasamos ni dinero para saciar el hambre ni camas ni ropas para los apestados indigentes pero que pagan sus respectivas contribuciones 52 A partir de la segunda mitad del ano 1871 se iniciaron masivamente obras de saneamiento en toda la ciudad Las zonas ubicadas inmediatamente al norte del centro habitadas por ciudadanos de recursos medios y altos que no habian sufrido tanto la epidemia con las del sur fueron las que mas avanzaron en este sentido La Comision de Salubridad de la Parroquia del Socorro por ejemplo logro grandes avances por medio de la intimacion a los comerciantes y propietarios mas conocidos por su falta de higiene se pavimentaron veinte cuadras y se realizaron cien cuadras de veredas Otras comisiones obtuvieron logros mas modestos y el rapido crecimiento de la ciudad anularia parcialmente estos logros en anos posteriores 41 En cuanto a los saladeros de carne localizados todos sobre la margen derecha del Riachuelo se convirtieron en el chivo expiatorio de las muertes por el vomito negro una ley sancionada el 6 de septiembre de 1871 prohibio sus actividades en la ciudad prohibicion que se extendio a las graserias 63 Al ano siguiente el medico Eduardo Wilde fue comisionado a Montevideo para firmar un convenio sanitario con el Uruguay Brasil y Paraguay destinado a prevenir la difusion de enfermedades por via maritima o fluvial 29 En 1884 temiendo la aparicion de un nuevo brote los doctores Jose Maria Ramos Mejia director de la asistencia publica y Jose Penna director de la Casa de Aislamiento actual Hospital Muniz se decidieron por cremar el cuerpo de un tal Pedro Doime que habia sido afectado de fiebre amarilla Esta se convirtio en la primera cremacion realizada en Buenos Aires 64 Con posterioridad a la gran epidemia de 1871 se registraron en Buenos Aires casos aislados de fiebre amarilla hasta principios del siglo XX En el resto del pais tambien hubo registros de infecciones que no revistieron mayor gravedad No se registro caso alguno en territorio argentino entre 1966 y 2008 fecha en que fueron detectados diez casos en la Provincia de Misiones por lo que los medicos infectologos suelen considerar a la enfermedad como erradicada pero susceptible de volver a ingresar especialmente en el norte del pais 65 Expresiones artisticas sobre la gran epidemia Editar Juan Manuel Blanes pintor uruguayo que vivio en Buenos Aires pinto un oleo sobre tela actualmente en Montevideo llamado Episodio de la Fiebre Amarilla que se reproduce en este articulo inspirado en un hecho acontecido durante la tragedia probablemente el 17 de marzo de 1871 en la calle Balcarce En el se observa a una mujer Ana Bristani muerta por la fiebre y caida sobre el piso de un conventillo Su hijo un bebe de pocos meses busca el seno de su madre a la derecha sobre un lecho se encuentra el cadaver del padre La puerta del cuarto esta abierta y en su entrada se observa al abogado Roque Perez en el centro y al doctor Manuel Argerich a su derecha ambos miembros de la comision popular y muertos en las semanas siguientes victimas tambien de la fiebre Este celebre cuadro se convirtio en un emotivo homenaje a quienes dieron su vida intentando salvar la de los demas aunque no refleja exactamente el hecho historico el cuerpo sin vida de la mujer fue hallado por un vigilante de la Policia de la Provincia de Buenos Aires y el nino fue trasladado a la comisaria mientras que su padre no pudo ser hallado 66 nota 9 Guillermo Enrique Hudson naturalista y escritor nacido en Argentina escribio en 1888 un cuento llamado Ralph Herne que transcurre durante la epidemia de 1871 En el realizo la siguiente descripcion Pero los anos de paz y prosperidad no borraron la memoria de aquella terrible epoca en que durante tres largos meses la sombra del Angel Destructor se tendio sobre la ciudad del agradable nombre cuando la diaria cosecha de victimas eran arrojadas juntas viejos y jovenes ricos y pobres virtuosos y viles para mezclar sus huesos en un sepulcro comun cuando el eco de los pasos interrumpia el silencio cada vez con menos frecuencia como era antes durante la noche hasta que las calles estuvieran desoladas y cubiertas de pasto 67 El Monumento a los caidos de la fiebre amarilla erigido en 1899 es el unico monumento que existe hoy en la ciudad en memoria de la peor tragedia por la cantidad de muertos en comparacion con el total de la poblacion que haya sufrido Buenos Aires Se encuentra situado en el lugar que ocupara el edificio de la administracion del Cementerio del Sur actual parque Ameghino frente al hospital de infecciosas Francisco Javier Muniz nota 10 En medio de este parque el monumento ostenta una inscripcion central 68 El sacrificio del hombre por la humanidad es un deber y una virtud que los pueblos cultos estiman y agradecen El municipio de Buenos Aires a los que cayeron victimas del deber en la epidemia de fiebre amarilla en 1871 En 1982 se estreno la pelicula Fiebre amarilla de genero historico dramatico dirigida por Javier Torre Referencias Editar Juan Manuel Blanes Museo Nacional de Artes Visuales Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires Consultado el 12 de febrero de 2013 a b c d e Howlin Diego octubre de 2004 Vomito Negro Historia de la fiebre amarilla en Buenos Aires de 1871 Revista Persona n º 34 Consultado el 21 de agosto de 2012 a 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Fue otorgada a 48 miembros de la Comision Popular que habia batallado contra la fiebre En siete de esos casos el galardon fue postumo los elegidos habian sucumbido a la fiebre La Cruz era de acero brunido con una cinta a rayas amarillas y negras debia ser usada en el ojal superior El precio de su realizacion fue pagado por suscripcion popular Saladeros contaminacion del Riachuelo y ciencia entre 1852 y 1872 Por Carlos Maria Birocco y Luis Claudio Cacciatore En Revista Ciencia Hoy Vol 17 n º 101 noviembre de 2007 Diego M Zigiotto 2008 Las mil y una curiosidades de Buenos Aires pag 111 Grupo Norma ISBN 978 987 545 483 5 A 140 anos de la epidemia mas feroz la fiebre amarilla sigue siendo un peligro Diario Clarin 7 de noviembre de 2011 Consultado el 12 de septiembre de 2012 Los especialistas en infectologia dicen que las condiciones estan para que se de un nuevo brote Reynoso Miguel Angel La Policia de la Provincia de Buenos Aires y la Fiebre Amarilla Asociacion Profesional de Policias de la Provincia de Buenos Aires Archivado desde el original el 12 de mayo de 2015 Consultado el 12 de septiembre de 2012 W H Hudson traduccion al espanol de Alicia Jurado 2006 Ralph Herne Letemendia 987 1316 03 8 Parisse Eduardo 11 de noviembre de 2012 Una epidemia un monumento Diario Clarin En donde en 1871 estaba el cementerio se recuerda a las victimas de la fiebre amarilla Notas Editar Entre los medicos muertos en Corrientes se conto el doctor Jose Ramon Vidal que habia sido vicegobernador de la provincia y fue el padre del despues gobernador y senador Juan Ramon Vidal Vease Cordova Alsina Ernesto agosto de 1970 Juan Ramon Vidal el rubicha de Corrientes Todo es Historia Buenos Aires 40 ISSN 0040 8611 fechaacceso requiere url ayuda Este grupo estaba formado por los lideres del movimiento politico y periodistico que en 1867 habian logrado la renuncia de la Corporacion Municipal de Buenos Aires a raiz de su deficiente desempeno durante la epidemia de colera Vease Galeano 2009 Eduardo O Gorman era hermano del jefe de policia Enrique O Gorman y de la famosa Camila O Gorman fusilada veintitres anos antes por orden de Juan Manuel de Rosas Caupolican Molina Cirujano Mayor del Ejercito estaba a cargo del Hospital Militar de Retiro Buenos Aires desde 1867 Jose Juan Almeyra fue condecorado con la Cruz de Hierro otorgada por la Municipalidad de Buenos Aires la medalla de oro del Consejo de Higiene Publica y citado en el informe que presento la Comision de Homenaje del gobierno nacional Sobre el tragico suceso escribiria su Breve memoria sobre la epidemia de la fiebre amarilla que ha visitado la ciudad de Buenos Aires en el ano 1871 Al caer victima de la enfermedad el doctor Caupolican Molina Damianovich quedo al frente del Hospital y por los servicios prestados a la poblacion merecio la medalla de oro acordada por la Municipalidad La locomotora La Portena primera en haber operado en la Argentina fue afectada a este servicio Vease Montorfano Analia Cementerios de Buenos Aires Cementerio de la Chacarita ex Cementerio del Oeste Apellidos Italianos Archivado desde el original el 8 de marzo de 2012 Consultado el 12 de septiembre de 2012 En mayuscula en el original El cuadro de Blanes tambien origino un conflicto con el gobierno uruguayo cuando la Argentina pretendio que el cuadro fuese donado a este pais La eleccion del nombre del hospital es tambien un doble homenaje el Dr Muniz fue un destacado epidemiologo y tambien fallecio por la fiebre en 1871 Bibliografia consultada EditarScenna Miguel Angel 1967 Fiebre amarilla en Buenos Aires Revista Todo es Historia N º 8 diciembre Diario de la Epidemia de Mardoqueo Navarro publicado en abril de 1894 en Anales del Departamento Nacional de Higiene N º 15 Ano IV con el titulo de Fiebre Amarilla 10 de abril de 1871 Cronica Historica Argentina Tomo IV 1968 Editorial CODEX Julio A Luqui Lagleyze 1998 Buenos Aires Sencilla Historia La Trinidad Librerias Turisticas ISBN 950 99400 8 9 Jose Luis Romero y Luis Alberto Romero Buenos Aires historia de cuatro siglos Editorial Abril 1983 La ciudad del Tango Fiebre amarilla en Buenos Aires por Angel Pizzorno Centro Cultural de la Cooperacion Vomito Negro Historia de la fiebre amarilla en Buenos Aires de 1871 por Diego Howlin Revista Persona Historia de las Organizaciones de Socorro la epidemia en Buenos Aires de Angel Jankilevich La Iglesia en Buenos Aires durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871 segun el Diario de la epidemia de Mardoqueo Navarro de Jorge Ignacio Garcia Cuerva Datos Q8051877 Obtenido de https es wikipedia org w index php title Fiebre amarilla en Buenos Aires amp oldid 139722253, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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