Época de Oro del cine mexicano
La Época de Oro del cine mexicano es un periodo en la historia del cine mexicano convirtiéndose en el centro de las películas comerciales de Latinoamérica y habla hispana durante ese período. Para muchos autores, comienza en 1936 con el estreno de Allá en el Rancho Grande, y culmina en 1956.[1]
En 1939, durante la Segunda Guerra Mundial, la industria cinematográfica de Estados Unidos y Europa recibió un gran golpe, ya que los materiales, anteriormente destinados a la producción de cine, ahora se estaban destinados a la nueva industria armamentista. Muchos países empezaron a enfocarse en la realización de películas de guerra, dejándole la oportunidad a México, de producir películas comerciales para el mercado mexicano y latinoamericano. Este ambiente cultural favoreció el surgimiento de una nueva generación de directores y de actores considerados hasta la fecha, iconos en México y en los países hispanohablantes.
Antecedentes
En 1939 Europa y los Estados Unidos participaron en la Segunda Guerra Mundial, y las industrias cinematográficas de estas regiones se vieron gravemente afectadas. Europa, debido a su ubicación y los Estados Unidos debido a que los materiales utilizados para producir películas (como la celulosa), comenzaron a escasear y fueron racionados. De esta manera, la industria cinematográfica mexicana encontró nuevas fuentes de materiales y equipos que aseguraron así su posición en la producción de películas de calidad en todo el mundo. Además,durante la guerra, la industria del cine de Francia, Italia, España, Argentina y Estados Unidos, se centró en películas de guerra, lo que hizo posible que la industria cinematográfica mexicana, con temáticas mucho más versátiles, se convirtiera en dominante en los mercados de México y de América Latina.
A principios de los años 30, algunas películas mexicanas como Santa (1931) y La mujer del puerto (1934), habían ganado el reconocimiento del público y la crítica, lo cual que demostró que en México se contaba con el equipo y talento necesarios para sostener una industria cinematográfica sólida. En 1936, se filma la cinta Allá en el Rancho Grande de Fernando de Fuentes, que tiene un éxito inusitado no solo en México y los países hispanoparlantes, sino también en los Estados Unidos.[2] Por ello, se le considera comúnmente como la cinta que dio el punto de partida al esplendor de la cinematografía mexicana.[3] Ante esto, a principios de los años 1940's comienza el surgimiento de grandes estudios cinematográficos asentados en la Ciudad de México, que comienzan a respaldar la producción masiva de películas. Entre las más importantes se encuentran CLASA Films, FILMEX, Films Mundiales, Cinematográfica Calderón, Películas Rodríguez y Mier y Brooks, entre otras.
El cine mexicano continuó realizando obras de espléndida calidad a fines de los 30 y principios de los 40 y comenzó a explorar géneros como la comedia, el romance y el musical. En 1943, la película Flor silvestre, reunió a un equipo cinematográfico conformado por el director Emilio Indio Fernández, el fotógrafo Gabriel Figueroa, el actor Pedro Armendáriz y la actriz Dolores del Río. Las cintas María Candelaria y La perla, son consideradas obras cumbre de Fernández y su equipo, y llenaron al cine mexicano de un enorme prestigio, paseándose a nivel mundial en importantes festivales cinematográficos (María Candelaria fue galardonada en 1946 con el Premio del Grand Prix del Festival de Cannes, el nombre anterior de la Palma de Oro, siendo la primera película de habla hispana en obtenerlo). Por su parte, La perla fue galardonada con el Globo de Oro de la industria fílmica estadounidense, siendo la primera cinta hispana en recibir dicho reconocimiento.[4]
El Cine mexicano en su Época de Oro, imitó el Star System que imperaba en Hollywood. De esta manera, y a diferencia de otras industrias fílmicas, en el cine mexicano se comenzó a desarrollar el «culto al actor», situación que propició el surgimiento de estrellas que causaron sensación en el público y se convirtieron en auténticos ídolos, de una forma muy similar a la de la industria fílmica estadounidense. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedía en Hollywood, los estudios cinematográficos mexicanos nunca tuvieron un poder total sobre las grandes estrellas, y esto permitió a estas brillar de una forma independiente y desarrollarse en una multitud de géneros, principalmente las figuras surgidas en el cine mexicano en la década de los 1950, mucho más versátiles y completas que las de la década previa.
Actores destacados de la época
- Arturo de Córdova, fue otra destacada figura masculina del Cine Mexicano. Su especialidad fueron personajes atormentados que, con frecuencia, se hundían en la locura. Su apostura y rebuscada elegancia lo hicieron célebre. Fue sin duda uno de los galanes cinematográficos hispanos más solicitados por las mujeres. Siempre se rodeaba de repartos femeninos que respiraban belleza, al tiempo que sus canosas sienes se iban convirtiendo en una marca personal e intransferible.[5]
- Agustín Lara, cantante, compositor y actor, tuvo participaciones en películas de los años treintas, cuarentas, cincuentas y sesentas.
- Abel Salazar, tuvo varias participaciones en películas de la época desde los años cuarenta, hasta el final en lo sesentas.
- Antonio Aguilar, cantante y actor, tuvo participaciones en el cine de los cincuentas.
- Amelia Wilhelmy y Delia Magaña, dupla de actrices que destacaron por sus personajes cómicos de «La Guayaba» y «La Tostada» en las películas Nosotros los pobres (1948) y su secuela Ustedes los ricos (1948).
- Andrea Palma, fue considerada como la primera diva del Cine mexicano, inmortalizada en los inicios de la industria fílmica mexicana como La mujer del puerto, y más tarde especializada en roles de elegante dama o prostituta sofisticada.
- Blanca Estela Pavón, con una corta carrera en películas de los años cuarentas y cincuentas, destacó y salto a la fama por su interpretación del papel «La Chorreada» en las películas Nosotros los pobres (1948) y Ustedes los ricos (1948).
- Cantinflas, comediante y mimo surgido de las Carpas populares, se hizo mundialmente célebre con el nombre de su personaje Cantinflas (un «peladito» de barrio dicharachero, simpático e ingenioso), al que dio vida en la mayoría de los filmes que rodó. La popularidad de este monstruo sagrado del cine mexicano y, en general, del cine en español, debe mucho a su trabajo a las películas filmadas con su director ideal, Miguel M. Delgado. En sus cintas, Mario Moreno se convirtió en un portador de juicios y críticas contra la sociedad "pueblerina", en particular, y contra la humanidad, en general. De este modo, arremetió con singular hincapié contra la "aristocracia desnaturalizada", haciendo que triunfara lo auténtico sobre lo falso. Se constituyó en el hombre que siempre decía la verdad, aunque en forma sarcástica, y sufrió las consecuencias de esa fidelidad a sí mismo.[6] El personaje de Cantinflas fue para Mario Moreno, lo que Charlot fue para Charles Chaplin. Pero a diferencia de Chaplin, Cantinflas basaba su personaje en la alegría y no en la melancolía. Sus personajes siempre fueron vivificantes. Cantinflas gozó de un éxito inusitado.
- Carlos López Moctezuma, fue conocido como uno de los mejores «villanos» en varías películas de la época.
- Clavillazo, fue otro de los actores mexicanos que iniciaron su carrera en las carpas y luego pasaron a las grandes pantallas en la época de oro del cine mexicano. Más de 30 películas forman su repertorio y es uno de los artistas más queridos y recordados.
- Columba Domínguez, fue una de las principales actrices de inspiración para el cineasta Emilio Fernández. Trabajó en destacadas películas de renombre internacional como Pueblerina (1949).
- Dolores del Río, representó en sus mejores momentos uno de los máximos ideales de la belleza femenina mexicana. El mito de Dolores del Río no comenzó en México, sino en Hollywood, donde la actriz alcanzó el estatus de «Diva» en los años veinte y treinta, algo muy difícil para una actriz de origen hispano. Tras una carrera más que digna en Hollywood, Dolores regresó a México, donde logró mantener, e incluso elevar el prestigio del que gozó en los Estados Unidos, gracias a una serie de películas, realizadas especialmente para ella, por su eterno admirador, el director Emilio Fernández, donde la despoja de la imagen pétrea adquirida en Hollywood y resalta sus rasgos indígenas. Películas como Flor silvestre y María Candelaria (1943), pasearon la imagen de México por todo el mundo, y Dolores del Río se convirtió en símbolo nacional, luego de ser, por muchos años, símbolo de «lo mexicano» en el extranjero.
- David Silva, alcanzó una enorme popularidad al encarnar al héroe de barrio y de clase baja en numerosas cintas de cine social o cine urbano.
- Evangelina Elizondo, realizó varias películas en los años cincuenta.
- Elsa Aguirre, fue una de las femme fatales más destacadas de la industria fílmica mexicana.
- Emilio Tuero, fue uno de los primeros galanes fílmicos de éxito masivo en la industria fílmica mexicana a principios de los años 1940.
- Eulalio González, mejor conocido como «Piporro», participó en varías películas de los años cincuentas. Algunos de sus papeles fueron mayormente llevados como personajes a manera de comedia.
- Evita Muñoz «Chachita», salto a la fama como niña actriz en 1948 cuando interpretó a «Chachita» (sobrenombre que se le quedó) en las películas Nosotros los pobres (1948) y Ustedes los ricos (1948). Continuo teniendo varias participaciones en películas de los años cincuentas y sesentas.
- Emma Roldán, fue una de las pioneras de la industria fílmica mexicana y con una carrera que abarca más de un centenar de filmes.
- Flor Silvestre, actriz y cantante de rancheras, tuvo participación en películas de los cincuentas como; Primero soy mexicano (1950), y El bolero de Raquel (1956).
- Fernando Fernández, además de ser un destacado cantante, alcanzó una enorme popularidad en cintas de corte musical encarnando roles de hombre bueno y noble.
- Germán Valdés «Tin Tan», fue parte de la dinastía de hermanos «Valdés»; Ramón Valdés «Don Ramón», Manuel «El Loco» Valdés y «El Ratón» Valdés. Poseedor de una enorme gracia y versatilidad (pues era además cantante, bailarín y locutor), Tin Tán hizo célebre al personaje del pachuco (movimiento cultural surgido en los años veinte en Chicago, entre la comunidad hispana de los Estados Unidos). El estilo de Tin Tan se basaba también en mostrar, de manera amable y un poco burlona, al mexicano pobre que se daba aires de grandeza imitando el estilo chicano.[7]
- Gloria Marín, quién gozó de un gran cartel a inicios de los años 1940 gracias en parte a su célebre mancuerna con Jorge Negrete en una serie de películas románticas y rancheras.
- Los Hermanos Soler: Domingo, Andrés, Fernando y Julián, fueron probablemente algunos de los actores mexicanos con mayor cantidad de películas en su trayectoria. Tanto en roles dramáticos como cómicos, como actores estelares o de soporte, su talento histriónico se imponía en sus películas.
- Ignacio López Tarso, uno de los actores latinoamericanos más versátiles y con una carrera fílmica, televisiva y teatral sumamente destacada.
- Jorge Negrete, es otra de las figuras emblemáticas de la cinematografía mexicana. En un México que aún padecía las secuelas de los enfrentamientos civiles de la Revolución, el estilo patriótico de las canciones de Jorge Negrete, en las que se ensalzaban valores como la virilidad, el valor o la familia, cuajó en el seno de una sociedad necesitada de mitos sobre los que reconstruir una identidad nacional. En sus películas y actuaciones, Negrete solía ataviarse como un auténtico charro, luciendo chaqueta bordada, pantalón ajustado, camisa blanca con corbata de moño y un sombrero de ala ancha y alta copa cónica.
- Joaquín Pardavé, fue un popular actor que lo mismo cautivaba con personajes dramáticos o cómicos. Pardavé también era compositor y director cinematográfico, y sus inicios en la industria, desde el Cine Silente, lo convirtieron en una especie de "padre simbólico" de todos los comediantes mexicanos desde los años treinta hasta los sesenta.
- Joaquín Cordero, tuvo varios papeles en películas desde los años cuarenta hasta los sesentas con gran versatilidad para diferentes papeles como charro, mariachi, galán y villano.
- José René Ruiz Martínez, mejor conocido como «Tun Tun», fue un actor con enanismo que apareció principalmente en papeles de comedia en varías películas de los años cincuentas.
- Katy Jurado, se convirtió en actriz en la industria de Hollywood (principalmente en cintas del género western), logrando reconocimientos como el Globo de Oro (1952) y una nominación al Premio Oscar de la Academia Americana de Cine (1954).[8]
- Luis Aguilar, cantante y actor, apareció en varias películas de los años cincuentas y los sesentas, mayormente como charro y mariachi.
- María Félix, actriz en varias películas del inició de la época.[9] En el extranjero, María prefirió inclinarse por el Cine de Europa (España, Francia, Italia), donde sus interpretaciones se inclinaron hacia un cine de autor.
- María Elena Marqués, fue otra importante actriz de carácter y fuerte personalidad.
- Maricruz Olivier, apareció en varias películas de los años cincuentas.
- María Victoria, participó en varías películas de los años cincuentas, y algunas de los años cuarentas.
- Manolín y Shilinsky, son recordados por su gran química en las carpas y posteriormente en el cine. Tuvieron la oportunidad de grabar un disco juntos, pues era a través de sus canciones que exaltaban su comicidad.[10]
- Manuel Medel, fue uno de los pioneros de la comedia en los inicios de la época. Comenzó a aparecer en películas de los años treinta y continuo teniendo participaciones en el cine de los cuarenta. Formó un dúo cómico junto a Cantinflas y destaco por sus actuaciones en películas como ¡Así es mi tierra! (1937), Águila o sol (1938), La vida inútil de Pito Pérez (1944), Bartolo toca la flauta (1945) y Pito Pérez se va de bracero (1948).
- Pedro Infante, es el actor más popular y recordado de la Época de oro del cine mexicano. Tratar de explicar el fenómeno Pedro Infante es, a estas alturas, una empresa inútil. Su estilo alegre y carismático cautivó al público mexicano, y sus actuaciones valientes y pícaras le ganaron la admiración de muchas personas de distintas generaciones. Infante representó al mexicano alegre y enamorado, al héroe urbano de la clase trabajadora, lo que le ganó la identificación de las clases populares de México y otros países. Para muchos, Infante representó lo que todo mexicano debía ser: hijo respetuoso, amigo incondicional, amante romántico, hombre de palabra. Gran parte de la responsabilidad de crear el mito de Pedro Infante fue el director Ismael Rodríguez. Películas de Infante filmadas con Rodríguez como Los tres García (1947) y Nosotros los pobres (1948), contribuyeron a su culto popular. La popularidad de Infante ha seguido creciendo conforme se agregan nuevas generaciones. Su figura sigue siendo la más importante de la cinematografía mexicana.[11]
- Pedro Armendáriz, logró encarnar la esencia de la mexicaneidad mejor que ningún otro actor del cine nacional. Esta apreciación -compartida por historiadores, críticos, colegas y admiradores- se fundamenta de manera importante en los personajes que el actor protagonizó bajo la dirección de Emilio Fernández..[12][2] Fernández supo sacar partido de las características físicas de Armendáriz y lo convirtió en el prototipo del "macho" o galán viril mexicano.[13] Convertido en figura consagrada de la cinematografía mexicana, Armendáriz incursionó después en el cine de Hollywood y de algunos países de Europa.[14]
- Prudencia Griffel, veterana estrella del teatro de revista de los años 1920, quedó inmortalizada (junto a Sara García) en roles de abuelita dentro del cine.
- Resortes, inició en las carpas y destacó por su característica forma de bailar. Tuvo una carrera artística muy larga, pues trabajó por más de 70 años en el cine y la televisión.
- Rita Macedo, tuvo participaciones en varías películas de los cincuenta y la etapa del cine en los sesentas. Con gran versatilidad apareció en películas de diversos géneros como drama, crimen e incluso terror destacando por sus participaciones en películas como Ensayo de un crimen (1955) y La maldición de la Llorona (1963).
- Roberto Cañedo, fue un actor con una carrera fílmica larguísima que abarcó más de cincuenta años en cine, teatro y televisión.
- Sara García, apodada y conocida como la «Abuelita de México», fue una destacada actriz poseedora de una gran versatilidad y una fuerte intensidad dramática. Sus conmovedoras o graciosas interpretaciones de anciana (abuela, madre, nana), la convirtieron, de manera similar a Cantinflas o Tin Tan, en parte de la cultura popular mexicana, y su fama se resiste al paso del tiempo.
- Silvia Pinal, logró reconocimiento en el ámbito del «cine de arte», especialmente gracias a sus colaboraciones con el director Luis Buñuel. La mítica cinta Viridiana (1961), protagonizada por Pinal a las órdenes de Buñuel, fue galardonada con la Palma de Oro del Festival de Cannes.[15]
Cameos y participaciones de otros actores
- Angélica María, destacando como niña actriz, apareció en varías películas de los años cincuentas con pequeños papeles.
- Antonio Valdés Castillo, mejor conocido como «El Ratón Valdés», fue parte de la dinastía Valdés y tuvo unas cuantas apariciones con papeles pequeños en algunas películas de la época.
- Manuel Valdés, mejor conocido como «El Loco Valdés», fue parte de la dinastía Valdés y tuvo apariciones en películas de la época con pequeños papeles.
- María Fernanda Ibáñez, fue la única hija de la actriz Sara García y aunque tuvo una muy corta carrera dentro del mundo del entretenimiento, apareció en algunas películas de los años treinta, destacando su participación en la película La madrina del Diablo (1937), donde protagonizó junto a Jorge Negrete y sería uno de los primeros filmes del actor.
- Ramón Valdés, mejor conocido como «Don Ramón», fue parte de la dinastía Valdés y tuvo varias apariciones con pequeños papeles en diferentes películas de la época.
Actores extranjeros
- Armando Calvo, actor español.
- Bertha Moss, actriz argentina.
- Carmen Montejo, actriz cubana nacionalizada mexicana.
- Fu-Manchú, ilusionista y actor británico, participó en algunas películas de los años cuarenta como El espectro de la novia (1943) Y La mujer sin cabeza (1944).
- Hilde Krüger, actriz alemana, hizo unas cuantas películas de la época durante los años cuarenta y se le acuso de espionaje en México, utilizando la actuación como medio de encubrimiento.
- Irasema Dilián, actriz brasileña.
- Jorge Mistral, actor español.
- Luis Aldás, actor argentino.
- Libertad Lamarque, actriz argentina, tras salir de su país en 1947 luego de una laureada carrera en el Cine argentino, se estableció en México, donde realizó la mayor parte de su filmografía y se mantuvo activa prácticamente por el resto de su vida.
- Lola Flores, bailarina, actriz y cantante española.
- Miroslava Stern, actriz checoslovaca nacionalizada mexicana, alcanzó fama en México a finales de los años cuarenta. Participacó en películas como; ¡A volar joven! (1947), Las tres perfectas casadas (1953), por la cual fue nominada a un Premio Ariel,[16] Ensayo de un crimen (1955) y Escuela de vagabundos (1955).
- Marga López, actriz argentina nacionaizada mexicana.
- Martha Roth, actriz italiana.
- Niní Marshall, actriz argentina.
- Ninón Sevilla, actriz cubana.
- Rosita Quintana, actriz argentina nacionalizada mexicana y cantante de música ranchera.
- René Cardona, actor cubano.
- Rita Montaner, actriz cubana.
- Rosita Fornés, actriz cubana.
- Sara Montiel, actriz española, alcanzó renombre internacional tras su paso por el cine Mexicano en la primera mitad de la década de los cincuenta.
- Wolf Ruvinskis, actor y luchador profesional letón nacionalizado mexicano. Sus papeles son mayormente recordados por sus varias películas de lucha libre y boxeo.
- Yolanda Montes «Tongolele», bailarina, vedette y actriz estadounidense nacionalizada mexicana.
Géneros cinematográficos
Cine musical y cine de rumberas
La música tropical, que estuvo de moda en México y en América Latina desde la década de 1930, también se plasmó en el cine mexicano. Numerosas revistas musicales se realizaron en las décadas de 1940 y de 1950. El cine musical en México estuvo representado sobre todo por el llamado Cine de rumberas, una curiosidad fílmica exclusiva de México, dedicado a la exaltación fílmica de la figura de las «rumberas» (bailarinas de ritmos musicales afroantillanos).
Cine negro
El Cine negro o Cine de Gánsteres (tan popular en Hollywood en los años 1930 y 1940) estuvo representado en México por el director "de culto" Juan Orol. Inspirado en este popular Cine de gánsteres y en figuras como Humphrey Bogart o Edward G. Robinson, Orol creó un universo fílmico y un estilo muy particular al mezclar los elementos clásicos del Cine negro, con el folcklór mexicano, los ambientes urbanos y cabareteros y la música tropical. Ejemplo de ello, el filme clásico Gángsters contra charros (1948).
Cine de terror y fantasía
Aunque los años 1960 son considerados como la época de oro del terror y ciencia ficción en el Cine mexicano, durante la época de Oro se encontraron algunos trabajos notables. Chano Urueta, prolífico director que se inició en la época del cine mudo, ya había tenido sus acercamientos con lo sobrenatural en Profanación (1933) y El signo de la muerte (1939), sin embargo sus mayores aportaciones llegarían con La bestia magnífica (1952), película en la que introduce por primera vez a los luchadores en el género. Otras obras suyas dentro del género serían La Bruja (1954), la trilogía de El jinete sin cabeza (1957), antecedente del terror western, El Barón del Terror (1962) y La cabeza viviente (1963).
Por su parte Fernando Méndez, también director destacado de la época de oro del cine mexicano aunque menos prolífico en el terror que Chano Urueta, comenzó sus andanzas en el género con Ladrón de cadáveres (1956), película de terror con luchadores. El éxito le vendría poco después con El vampiro (1957), obra cumbre del terror mexicano en blanco y negro, protagonizada por Germán Robles, actor principal del género por las siguientes dos décadas. A esta le seguiría su secuela El ataúd del vampiro (1957) y Misterios de ultratumba (1959), además de algunos títulos dedicados al terror western como El grito de la muerte y Los diablos del terror (ambas de 1959).
A la par de estos y en la década de los 60 se multiplica la producción del género con títulos de diferente calidad y directores recurrentes como Rafael Baledón (El pantano de las animas, 1956), Federico Curiel (La maldición de Nostradamus, 1959), Miguel Morayta (La invasión de los vampiros, 1961), Benito Alazraki (Muñecos infernales, 1961), Alfonso Corona Blake (El mundo de los vampiros, 1961) y Alfredo B. Crevenna (Rostro infernal, 1962). Destaca también la labor de René Cardona que, como los ya mencionados, acrecentó los subgéneros de luchadores, terror western y vampiros.
Directores
- Miguel Contreras Torres: Fue uno de los pioneros del cine mexicano, en el que empezó a trabajar en 1926. El único director mexicano que logró hacer la transición del cine mudo al sonoro. La filmografía completa de Contreras Torres habla de un hombre interesado en exaltar el nacionalismo y el patriotismo, desde el cine. En esencia, son básicamente tres las líneas temáticas sobre las que se construyó su carrera: la historia patria, la temática religiosa y el costumbrismo. Aunque no fue el único, en efecto, en el caso mexicano, es Contreras Torres el que incursiona con mayor énfasis en la exaltación de los hechos históricos de su país. La filmografía de Miguel Contreras Torres, en este breve e incompleto repaso, abarcó más de 45 años, en los que participó (fuera como actor, productor, editor, director y/o argumentista) en más de 50 películas. Además de su productiva actividad durante la época muda, los años 30 y 40 son, cuantitativamente, el periodo más representativo de este director.[17]
- Fernando de Fuentes: Pionero del cine sonoro y realizador de tres clásicos del cine mexicano -El compadre Mendoza (1933), Vámonos con Pancho Villa (1936) y Allá en el Rancho Grande (1936)- Fernando de Fuentes es una de las figuras más famosas de la cinematografía mexicana. Los comentarios alrededor de su carrera lo señalan casi siempre como un autor que decidió dejar de serlo para convertirse en un eficiente realizador de cintas taquilleras, dividiendo artificialmente su filmografía en dos períodos caracterizados por la presencia o ausencia de pretensiones estéticas. Vámonos con Pancho Villa, su obra maestra fue incomprendida por varias décadas. La película fue estrenada tres meses después de Allá en el Rancho Grande y solo se mantuvo una semana en cartelera. Éxito y fracaso se presentaron al mismo tiempo y a Fernando de Fuentes le quedó muy claro que la supervivencia estaba en la fórmula, en los géneros y en la satisfacción del naciente público del cine mexicano. Sin embargo, el impresionante éxito de Allá en el Rancho Grande (1936) no debe atribuirse exclusivamente a la exacta combinación de canciones, amores, charros y bailables. Detrás del filme estaba un director verdaderamente dotado de cualidades, poseedor de una excelente habilidad técnica y de un extraordinario sentido para la narrativa visual. Fernando de Fuentes fue, en realidad, el primer director mexicano que comprendió la naturaleza del cine sonoro y que aprovechó con éxito todas las posibilidades de este medio.[18]
- Alejandro Galindo: Durante la época de oro, el naciente México urbano tuvo en Alejandro Galindo a uno de sus más fieles cronistas fílmicos. Poseedor de un talento especial para recrear los comportamientos y el habla popular de la ciudad de México, Galindo fue un director capaz de crear un universo propio a partir de personajes y situaciones representativos del México moderno. A partir de Campeón sin corona (1945) Alejandro Galindo inició la etapa más importante de su carrera, en la que el actor David Silva fue una pieza fundamental. De los boxeadores a los taxistas, de los choferes de autobuses a los vendedores de aspiradoras, la nueva clase media mexicana se encontró en la pantalla a personajes conocidos de su entorno. Una familia de tantas' (1948) representó la cúspide de esta etapa en la que Galindo combinó el genio creativo con un acertado olfato comercial.[19]
- Emilio "Indio" Fernández: Uno de los directores cinematográficos más importantes, influyentes y reconocidos de esta etapa del cine mexicano. Emilio fue el creador de un cine mexicano de tipo folclórico e indigenista que contribuyó al descubrimiento cultural y artístico que vivió México en los años cuarenta, poseedor de una estética impecable y única (lograda en gran medida gracias a la ayuda de su fotógrafo de cabecera, Gabriel Figueroa). Emilio Fernández legó una filmografía que suma alrededor de 129 trabajos, un sinnúmero de hermosas imágenes, cientos de evocaciones de un México que fue planeado, sus costumbres y su identidad, defendida a toda costa. Una trayectoria que fue reconocida en varias ocasiones con el Premio Ariel, el Colón de Oro en Huelva, España, y una silla con su nombre en la Escuela de Cine de Moscú, entre muchos otros premios internacionales. Emilio Fernández Romo no solo fue conocido por su carácter visceral, sino también por lograr la integración de un equipo de filmación que atrajo la atención de Hollywood y Europa. Con Gabriel Figueroa como fotógrafo, Mauricio Magdaleno como escritor y con los actores Pedro Armendáriz, Dolores del Río, Columba Domínguez y María Félix, dirigió varias producciones que promovieron las costumbres y los valores nacionales asociados a la revolución mexicana.
- Roberto Gavaldón: Roberto Gavaldón representa uno de los casos más extraordinarios de apreciación ambivalente que haya registrado la historia del cine mexicano. Sus admiradores destacan la refinada calidad de sus imágenes, su impecable manejo de la cámara y su inclinación hacia temáticas oscuras y personajes atormentados. Las mismas características han sido señaladas como defectos por sus críticos, quienes consideran a Gavaldón como un cineasta académico, frío y hasta narcisista, técnicamente correcto pero carente de autenticidad. Durante la época de oro, Roberto Gavaldón fue reconocido por sus cualidades técnicas y artísticas. Su costumbre de repetir las tomas hasta lograr el efecto o matiz de actuación que deseaba le acarreó fama de obsesivo y perfeccionista. De carácter seco y autoritario, Gavaldón imponía un estricto código de comportamiento en los sets de filmación, razón por la que algunos técnicos y actores se referían a él con el descriptivo apodo de "El Ogro". Sin embargo, las antipatías que despertaba su carácter se compensaban con la admiración y el respeto hacia su trabajo. El cine de Gavaldón era sinónimo de calidad y trabajar con él se consideraba un verdadero honor.[20]
- Ismael Rodríguez: Inquieto, imaginativo, audaz y poseedor de un inigualable olfato para el éxito taquillero, Ismael Rodríguez fue, indiscutiblemente, el cineasta del pueblo mexicano. Con sus hermanos (Joselito y Roberto), fundó Películas Rodríguez, empresa productora de larga y exitosa trayectoria. Cineasta popular por excelencia, entre sus méritos está el haber aprovechado las posibilidades histriónicas de Pedro Infante, actor al que dirigió en dieciséis ocasiones, entre ellas, la comedia ranchera Los tres García (1946) y los melodramas urbanos Nosotros los pobres (1947), Ustedes los ricos (1948) y Pepe El Toro (1952), trilogía que alcanzó la categoría de mito. Además de diversos reconocimientos nacionales e internacionales, Ismael Rodríguez recibió en 1992 un Ariel de oro por la trascendencia de su obra.[21]
- Julio Bracho: El lugar común para definir de manera expedita y ambigua a Julio Bracho, es la de señalarlo como el director de cine más intelectual de la “época de oro”. Si bien no resulta fácil ponerse de acuerdo con la connotación que se le quiere dar a la palabra “intelectual” al hablar de Julio Bracho, sí es posible aceptar que fue uno de los directores más importantes del Cine Mexicano en los años cuarenta y cincuenta, con varias películas interesantes y algunas de ellas dignas de ser señaladas entre las mejores del cine mexicano. Su amplia cultura y su fina sensibilidad, le dan otra dimensión al melodrama en el cine.[22]
- Luis Buñuel: El llamado "Padre del Surrealismo Cinematográfico" realizó en México la mayor parte de su extensa filmografía, y contribuyó enormemente al auge del cine mexicano en la segunda etapa de su Época de Oro, en los años cincuenta. La cinta Los olvidados (1950) logró un enorme impacto en el cine mundial, al grado de ser considerada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad. Una de sus últimas cintas en México, antes de trasladarse a Europa, fue la coproducción hispano-mexicana Viridiana (1961), que se presentó a concurso en el festival de Cannes de 1961 como representante oficial de España y obtuvo la Palma de Oro. Sin embargo, después de que el periódico vaticano L'Osservatore Romano condenara la cinta, a la que tachaba de blasfema y sacrílega, Viridiana no se pudo proyectar oficialmente en España sino hasta 1977. Fue ganador del Premio Nacional de Bellas Artes, otorgado por el Gobierno de México en 1977.[23]
Declive
Las primeras transmisiones de la Televisión mexicana se iniciaron en 1950. Ese año entró en operaciones XHTV-Canal 4. XEWTV-Canal 2 y XHGC-Canal 5, comenzaron transmisiones en 1952. En pocos años, la televisión alcanzó un poder enorme de penetración en el público, especialmente cuando las tres cadenas se unieron para formar Telesistema Mexicano, en 1955. Para 1956, las antenas de televisión eran algo común en los hogares mexicanos, y el nuevo medio se extendía rápidamente en la provincia. Las primeras imágenes de la televisión, en blanco y negro, aparecían en una pantalla muy pequeña y ovalada, y eran bastante imperfectas: no tenían la definición y la nitidez de la imagen cinematográfica. Sin embargo, no solo en México, sino en todo el mundo, el cine resintió de inmediato la competencia del nuevo medio. Esa competencia influyó decisivamente en la historia del cine, obligándolo a buscar nuevas vías tanto en su técnica, como en el tratamiento de temas y géneros.
Las novedades técnicas llegaron de Hollywood. Las pantallas anchas, el cine en tercera dimensión, el mejoramiento del color y el sonido estereofónico, fueron algunas de las innovaciones que presentó el cine norteamericano a principios de los cincuenta. El elevado costo de esta tecnología hizo difícil que en México se llegaran a producir filmes con estas características, por lo menos durante algunos años. Los temas "fuertes" fueron otro recurso utilizado por el cine para atraer de nuevo al público a las salas cinematográficas. La naturaleza familiar del medio televisivo impedía un tratamiento directo de muchos de los temas que el cine -ya maduro- se atrevía a mostrar. En general, la realización del cine se volvió más compleja que nunca. Con una infraestructura técnica anticuada, poco dinero, un público más exigente, y un mercado saturado de producciones norteamericanas, el cine mexicano se enfrentó ante su ocaso.[24]
Equipo de producción
Cinematógrafos
Directores
- Raúl de Anda
- Rafael Baledón
- Arcady Boytler
- Julio Bracho
- Luis Buñuel
- Juan Bustillo Oro
- Miguel Contreras Torres
- Fernando Cortés
- Alfredo B. Crevenna
- Tito Davison
- Miguel M. Delgado
- Emilio Fernández
- Fernando de Fuentes
- Alejandro Galindo
- Roberto Gavaldón
- Emilio Gómez Muriel
- Rogelio A. González
- Alberto Gout
- Matilde Landeta
- Gilberto Martínez Solares
- Miguel Morayta
- Carlos Orellana
- Juan Orol
- Joaquín Pardavé
- Ramón Peón
- Ramón Pereda
- Ismael Rodríguez
- Raphael J. Sevilla
- Fernando Soler
- Julián Soler
- Chano Urueta
- Miguel Zacarías
Guionistas
- Luis Alcoriza
- Arcady Boytler
- Carlos Orellana
- Luis Buñuel
- Juan Bustillo Oro
- Juan García
- Mauricio Magdaleno
- José Revueltas
- Jaime Salvador
- Juan de la Cabada
Productores
- Juan Bustillo Oro
- Guillermo Calderón
- Miguel Contreras Torres
- Fernando de Fuentes
- Jesús Galindo
- Jacques Gelman
- Juan Orol
- Ramón Pereda
- Germán Valdés
- Gregorio Walerstein
- Miguel Zacarías
Compositores
- Miguel Bernal Jiménez
- Manuel Esperón
- Rubén Fuentes
- María Grever
- Sergio Guerrero
- Pepe Guizar
- Rodolfo Halffter
- Agustín Lara
- Chucho Martínez Gil
- Tomás Mendez
- Chucho Monge
- Gilberto Parra Paz
- Cuco Sánchez
- Consuelo Velázquez
Vestuaristas
Estudios
Referencias
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