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Pedro Centeno

Pedro Centeno (c. 1730-Salamanca, 2 de enero de 1803) fue un religioso agustino calzado, teólogo, académico de la historia y escritor satírico español.

El Apologista universal, obra periódica editada en Madrid en la Imprenta Real, n.º 1, 1786. Biblioteca Nacional de España.

Defensor del pensamiento ilustrado, fue procesado por el Tribunal del Santo Oficio y falleció enclaustrado en el convento de su orden en Salamanca el 2 de enero de 1803. Dirigió El Apologista Universal, obra periódica de la que editó dieciséis números entre 1786 y 1787.[1]​ Utilizó los seudónimos de Eugenio Habela Patiño, Policarpo Chinchilla, José Antonio Flox y Simplicio Benedicto.[2]

Biografía

Según alguna información oral llegada a Santiago Vela podría ser natural de Arenillas de Riopisuerga, provincia de Burgos, aunque el biógrafo de la Orden tenía por más probable la opinión del marqués de Valmar que lo hacía extremeño, sin mayor precisión,[3]​ y Rafael Lazcano en su Tesauro Agustiniano lo dice nacido en 1730 en Acebo, provincia de Cáceres.[4]​ En 1787, al tiempo que publicaba, aunque no lo hiciese con su nombre, El Apologista Universal, era lector de Artes en el Colegio de doña María de Aragón de Madrid.[5]​ En 1789 era ya presentado en Teología en el convento de San Felipe el Real (un grado anterior al de maestro que requería el ejercicio de una cátedra durante quince o más años) y en 1791 fue admitido como académico correspondiente en la Academia de la Historia. Por sus conocimientos de historia, tanto civil como eclesiástica, se encargó, junto con el padre Juan Fernández de Rojas, de las Adiciones al año cristiano de Jean Croisset, si bien solo pudo llegar a trabajar en el primero de sus cinco tomos, aparecido en 1794.[3]

Centeno alcanzó celebridad como editor y redactor prácticamente en solitario de El Apologista Universal, publicación satírico crítica subtitulada «Obra periódica que manifestará no solo la instrucción, exactitud y bellezas de las obras de los Autores cuitados que se dexan zurrar de los semicríticos modernos, sino también el interés y utilidad de algunas costumbres y establecimientos de moda», de la que aparecieron dieciséis números sin periodicidad fija entre julio de 1786 y enero de 1788, quedando suspendida su publicación en febrero de este año tras ser prohibido por la censura el número diecisiete.[1]​ Su objeto, según escribía Juan Sempere y Guarinos, cuando la publicación iba por la decimocuarta entrega, era «ridiculizar algunas obras muy malas, costumbres y expresiones extravagantes, particularmente en materia de literatura», para lo que, añadía:

El P. Centeno ha manifestado un talante muy original [...] Su ironía es muy fina y sostenida, su crítica delicada, y el estilo gracioso y lleno de agudeza. Esta obra es muy útil para corregir el mal gusto, el chabacanismo, la irregularidad, pedantería y demás vicios de los escritores.[6]

Menos favorable es el juicio de Menéndez Pelayo, que encontraba en la publicación algunos chistes buenos «y otros pesados y frailunos», acusando cierta monotonía en el continuado recurso burlesco a la defensa irónica de todo aquello que en realidad se proponía atacar.[7]​ Los objetos de su crítica serán la pedantería y la falsa erudición, la superstición en materia de religión y, sobre todo, según Inmaculada Urzainqui, «las apologías de España ayunas de objetividad», lo que le hizo situarse decididamente al lado de El Censor en sus críticas a Juan Pablo Forner y su Oración apologética por la España y su mérito literario, objeto predilecto de sus sátiras a partir del número doce.[8]​ Forner, «archipoeta asiático», protagonizaba precisamente el número prohibido por la censura que puso fin a la publicación.[9]

No obstante, no fueron estas sátiras la causa de los problemas de Centeno con la Inquisición, que no encontró nada censurable en el último número del Apologista dado a la luz,[10]​ sino el único escrito que, junto con las Adiciones al año cristiano, publicó con su nombre: la Oración que en la solemne Acción de gracias que tributaron a Dios en la Iglesia de San Felipe el Real de esta Corte las pobres niñas del barrio de la Comadre, asistentes a su escuela gratuita, por haberlas vestido y dotado S. M. con motivo de su exaltación al trono... dixo el P. presentado en Sagrada Teología...[11]​ En el sermón, pronunciado el 20 de septiembre de 1789, encontraban los censores que en la defensa que Centeno hacía de las sociedades de caridad dedicadas a la instrucción de las niñas pobres, escarnecía a quienes —sin motivo, según aclaraban— tenía por contrarios a tales sociedades, además de que criticaba la instrucción cristiana que se impartía en tales escuelas, «que origina falsas creencias por falta de claridad y método en la exposición», una crítica velada a los catecismos de Ripalda y Astete que, de forma más explícita aunque privada, había expuesto ya en la carta que un mes antes había dirigido a un amigo, Ramón Carlos Rodríguez, en la que detallaba los errores que encontraba en el catecismo de Ripalda, carta que igualmente acabó en poder de los inquisidores.[12]

Las delaciones contra Centeno según Juan Antonio Llorente, que como secretario del tribunal conoció el caso de primera mano, «fueron tan varias como las clases de delatores», pero los inquisidores actuaron en su caso con benevolencia, librándole de las cárceles secretas por su gran fama y la protección de Floridablanca, así como por el temor de que entre los delatores hubiese calumniadores resentidos.[13]​ Las acusaciones principales fueron dos: que reprobaba las prácticas piadosas de rosarios, procesiones, novenas y otras devociones anteponiendo a todas ellas la beneficencia, según había sostenido —decía Llorente— en el sermón predicado con ocasión de las honras de un grande que había hecho poco caso de las prácticas de devoción exteriores, y que negaba la existencia del limbo, por lo que habiendo sido nombrado censor de un catecismo que se imprimía para las escuelas gratuitas de Madrid había tachado toda mención a él. Conminado a decir categóricamente si creía o no en el limbo, respondió que no tratándose de artículo de fe no estaba obligado a contestar, «pero que no teniendo motivos de negar su opinión, confesaba no creer que hubiese limbo», y solicitó licencia para exponer por escrito su dictamen sobre la materia, acerca de la que, una vez autorizado, escribió un «tratado teológico» en setenta pliegos de letra pequeña y renglones muy juntos, según Llorente, que decía haberlo leído por curiosidad y haber quedado admirado de «tanta, tan profunda y tan recóndita erudición».[14]​ Condenado, no obstante, por sospecha vehemente de herejía fue obligado a abjurar, como hizo, y sentenciado a diversas penitencias y reclusión en un convento de la orden, lo que según Llorente le produjo una hipocondría «tan exaltada que le debilitó el uso de la razón».[15]

Tras la condena pasó por los conventos agustinos de Arenas de San Pedro, Toro y Salamanca, falleciendo en este —y no en Arenas, como creía Llorente, ni en Toro, según Menéndez Pelayo— en los primeros días de enero de 1803.[16]​ Tanto el sermón pronunciado ante las niñas pobres de las escuelas gratuitas, como la carta a Ramón Carlos Rodríguez y el escrito de su defensa, tan elogiado por Llorente, fechado en el convento de San Felipe el Real de Madrid el 21 de noviembre de 1791, fueron prohibidos por Edicto de los señores inquisidores fechado el 12 de noviembre de 1796 e incorporados al Índice.[17]

Referencias

  1. El Apologista universal, Hemeroteca Digital, Biblioteca Nacional de España.
  2. Aguilar Piñal, t. II, p. 368.
  3. Santiago Vela, I, p. 691.
  4. Tesauro Agustiniano. Pozuelo de Alarcón (Madrid). 2020, tomo 5, p. 78
  5. Urzainqui, p. 389.
  6. Citado en Urzainqui, p. 387.
  7. Menéndez Pelayo, t. II, p. 545.
  8. Urzainqui, pp. 391-392.
  9. Urzainqui, p. 397.
  10. Urzainqui, p. 390. En nota 11 la respuesta de los calificadores del Santo Oficio a la delación presentada contra ese último número, en la que declaran no haber encontrado nada que merezca censura teológica y, al contrario, advertían que el papel combate «los errores que se publican en algunos libros, y merecen ciertamente aún más agrio desprecio».
  11. Madrid, Imprenta Real [1789]. Aguilar Piñal, t. II, p. 369.
  12. Santiago Vela, I, pp. 695-697.
  13. Llorente, II, p. 319.
  14. Llorente, II, p. 320.
  15. Llorente, II, pp. 319-320.
  16. Santiago Vela, I, p. 692.
  17. León Carbonero y Sol, Índice de los libros prohibidos por el Santo Oficio de la Inquisición española, desde su primer decreto hasta el último, que espidió en 29 de mayo de 1819, y por los Rdos. Obispos españoles desde esta fecha..., Madrid, Imprenta de Antonio Pérez Dubrull, 1873, p. 163. Hay edición facsimilar de Editorial Maxtor, Valladolid, 2001, ISBN 84-95636-68-9

Bibliografía

  • Aguilar Piñal, Francisco, Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, CSIC, Instituto Miguel de Cervantes, 1983, ISBN 84-00-05318-4
  • Lazcano, Rafael, Tesauro Agustiniano. 5. Castelló - Díez García, Pozuelo de Alarcón (Madrid), 2020, pp. 78-88 (elenca 33 escritos de Centeno y 78 referencias bibliográficas "de" y "sobre" Centenero y su obra). ISBN 978-84-09-18686-0
  • Llorente, Juan Antonio, Historia crítica de la Inquisición en España, IV vols. Madrid, Hiperión, 1980, ISBN 84-7517-008-0
  • Menéndez Pelayo, Marcelino, Historia de los heterodoxos españoles, II vols. Madrid, BAC, 1986, ISBN 84-220-0568-9
  • Santiago Vela, Gregorio de, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. I, Madrid, 1913.
  • Urzainqui Miqueleiz, Inmaculada, «La censura de "La Conquista del Parnaso" y el fin de "El Apologista Universal" (1786-1788)», Archivum. Revista de la Facultad de Filología, XXXIV (1984), pp. 385-416.

Enlaces externos

  • Boyano Revilla, Mariano, «Pedro Centeno», Diccionario biográfico español, Real Academia de la Historia.
  •   Datos: Q28662994

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Pedro Centeno c 1730 Salamanca 2 de enero de 1803 fue un religioso agustino calzado teologo academico de la historia y escritor satirico espanol El Apologista universal obra periodica editada en Madrid en la Imprenta Real n º 1 1786 Biblioteca Nacional de Espana Defensor del pensamiento ilustrado fue procesado por el Tribunal del Santo Oficio y fallecio enclaustrado en el convento de su orden en Salamanca el 2 de enero de 1803 Dirigio El Apologista Universal obra periodica de la que edito dieciseis numeros entre 1786 y 1787 1 Utilizo los seudonimos de Eugenio Habela Patino Policarpo Chinchilla Jose Antonio Flox y Simplicio Benedicto 2 Indice 1 Biografia 2 Referencias 3 Bibliografia 4 Enlaces externosBiografia EditarSegun alguna informacion oral llegada a Santiago Vela podria ser natural de Arenillas de Riopisuerga provincia de Burgos aunque el biografo de la Orden tenia por mas probable la opinion del marques de Valmar que lo hacia extremeno sin mayor precision 3 y Rafael Lazcano en su Tesauro Agustiniano lo dice nacido en 1730 en Acebo provincia de Caceres 4 En 1787 al tiempo que publicaba aunque no lo hiciese con su nombre El Apologista Universal era lector de Artes en el Colegio de dona Maria de Aragon de Madrid 5 En 1789 era ya presentado en Teologia en el convento de San Felipe el Real un grado anterior al de maestro que requeria el ejercicio de una catedra durante quince o mas anos y en 1791 fue admitido como academico correspondiente en la Academia de la Historia Por sus conocimientos de historia tanto civil como eclesiastica se encargo junto con el padre Juan Fernandez de Rojas de las Adiciones al ano cristiano de Jean Croisset si bien solo pudo llegar a trabajar en el primero de sus cinco tomos aparecido en 1794 3 Centeno alcanzo celebridad como editor y redactor practicamente en solitario de El Apologista Universal publicacion satirico critica subtitulada Obra periodica que manifestara no solo la instruccion exactitud y bellezas de las obras de los Autores cuitados que se dexan zurrar de los semicriticos modernos sino tambien el interes y utilidad de algunas costumbres y establecimientos de moda de la que aparecieron dieciseis numeros sin periodicidad fija entre julio de 1786 y enero de 1788 quedando suspendida su publicacion en febrero de este ano tras ser prohibido por la censura el numero diecisiete 1 Su objeto segun escribia Juan Sempere y Guarinos cuando la publicacion iba por la decimocuarta entrega era ridiculizar algunas obras muy malas costumbres y expresiones extravagantes particularmente en materia de literatura para lo que anadia El P Centeno ha manifestado un talante muy original Su ironia es muy fina y sostenida su critica delicada y el estilo gracioso y lleno de agudeza Esta obra es muy util para corregir el mal gusto el chabacanismo la irregularidad pedanteria y demas vicios de los escritores 6 Menos favorable es el juicio de Menendez Pelayo que encontraba en la publicacion algunos chistes buenos y otros pesados y frailunos acusando cierta monotonia en el continuado recurso burlesco a la defensa ironica de todo aquello que en realidad se proponia atacar 7 Los objetos de su critica seran la pedanteria y la falsa erudicion la supersticion en materia de religion y sobre todo segun Inmaculada Urzainqui las apologias de Espana ayunas de objetividad lo que le hizo situarse decididamente al lado de El Censor en sus criticas a Juan Pablo Forner y su Oracion apologetica por la Espana y su merito literario objeto predilecto de sus satiras a partir del numero doce 8 Forner archipoeta asiatico protagonizaba precisamente el numero prohibido por la censura que puso fin a la publicacion 9 No obstante no fueron estas satiras la causa de los problemas de Centeno con la Inquisicion que no encontro nada censurable en el ultimo numero del Apologista dado a la luz 10 sino el unico escrito que junto con las Adiciones al ano cristiano publico con su nombre la Oracion que en la solemne Accion de gracias que tributaron a Dios en la Iglesia de San Felipe el Real de esta Corte las pobres ninas del barrio de la Comadre asistentes a su escuela gratuita por haberlas vestido y dotado S M con motivo de su exaltacion al trono dixo el P presentado en Sagrada Teologia 11 En el sermon pronunciado el 20 de septiembre de 1789 encontraban los censores que en la defensa que Centeno hacia de las sociedades de caridad dedicadas a la instruccion de las ninas pobres escarnecia a quienes sin motivo segun aclaraban tenia por contrarios a tales sociedades ademas de que criticaba la instruccion cristiana que se impartia en tales escuelas que origina falsas creencias por falta de claridad y metodo en la exposicion una critica velada a los catecismos de Ripalda y Astete que de forma mas explicita aunque privada habia expuesto ya en la carta que un mes antes habia dirigido a un amigo Ramon Carlos Rodriguez en la que detallaba los errores que encontraba en el catecismo de Ripalda carta que igualmente acabo en poder de los inquisidores 12 Las delaciones contra Centeno segun Juan Antonio Llorente que como secretario del tribunal conocio el caso de primera mano fueron tan varias como las clases de delatores pero los inquisidores actuaron en su caso con benevolencia librandole de las carceles secretas por su gran fama y la proteccion de Floridablanca asi como por el temor de que entre los delatores hubiese calumniadores resentidos 13 Las acusaciones principales fueron dos que reprobaba las practicas piadosas de rosarios procesiones novenas y otras devociones anteponiendo a todas ellas la beneficencia segun habia sostenido decia Llorente en el sermon predicado con ocasion de las honras de un grande que habia hecho poco caso de las practicas de devocion exteriores y que negaba la existencia del limbo por lo que habiendo sido nombrado censor de un catecismo que se imprimia para las escuelas gratuitas de Madrid habia tachado toda mencion a el Conminado a decir categoricamente si creia o no en el limbo respondio que no tratandose de articulo de fe no estaba obligado a contestar pero que no teniendo motivos de negar su opinion confesaba no creer que hubiese limbo y solicito licencia para exponer por escrito su dictamen sobre la materia acerca de la que una vez autorizado escribio un tratado teologico en setenta pliegos de letra pequena y renglones muy juntos segun Llorente que decia haberlo leido por curiosidad y haber quedado admirado de tanta tan profunda y tan recondita erudicion 14 Condenado no obstante por sospecha vehemente de herejia fue obligado a abjurar como hizo y sentenciado a diversas penitencias y reclusion en un convento de la orden lo que segun Llorente le produjo una hipocondria tan exaltada que le debilito el uso de la razon 15 Tras la condena paso por los conventos agustinos de Arenas de San Pedro Toro y Salamanca falleciendo en este y no en Arenas como creia Llorente ni en Toro segun Menendez Pelayo en los primeros dias de enero de 1803 16 Tanto el sermon pronunciado ante las ninas pobres de las escuelas gratuitas como la carta a Ramon Carlos Rodriguez y el escrito de su defensa tan elogiado por Llorente fechado en el convento de San Felipe el Real de Madrid el 21 de noviembre de 1791 fueron prohibidos por Edicto de los senores inquisidores fechado el 12 de noviembre de 1796 e incorporados al Indice 17 Referencias Editar a b El Apologista universal Hemeroteca Digital Biblioteca Nacional de Espana Aguilar Pinal t II p 368 a b Santiago Vela I p 691 Tesauro Agustiniano Pozuelo de Alarcon Madrid 2020 tomo 5 p 78 Urzainqui p 389 Citado en Urzainqui p 387 Menendez Pelayo t II p 545 Urzainqui pp 391 392 Urzainqui p 397 Urzainqui p 390 En nota 11 la respuesta de los calificadores del Santo Oficio a la delacion presentada contra ese ultimo numero en la que declaran no haber encontrado nada que merezca censura teologica y al contrario advertian que el papel combate los errores que se publican en algunos libros y merecen ciertamente aun mas agrio desprecio Madrid Imprenta Real 1789 Aguilar Pinal t II p 369 Santiago Vela I pp 695 697 Llorente II p 319 Llorente II p 320 Llorente II pp 319 320 Santiago Vela I p 692 Leon Carbonero y Sol Indice de los libros prohibidos por el Santo Oficio de la Inquisicion espanola desde su primer decreto hasta el ultimo que espidio en 29 de mayo de 1819 y por los Rdos Obispos espanoles desde esta fecha Madrid Imprenta de Antonio Perez Dubrull 1873 p 163 Hay edicion facsimilar de Editorial Maxtor Valladolid 2001 ISBN 84 95636 68 9Bibliografia EditarAguilar Pinal Francisco Bibliografia de autores espanoles del siglo XVIII CSIC Instituto Miguel de Cervantes 1983 ISBN 84 00 05318 4 Lazcano Rafael Tesauro Agustiniano 5 Castello Diez Garcia Pozuelo de Alarcon Madrid 2020 pp 78 88 elenca 33 escritos de Centeno y 78 referencias bibliograficas de y sobre Centenero y su obra ISBN 978 84 09 18686 0 Llorente Juan Antonio Historia critica de la Inquisicion en Espana IV vols Madrid Hiperion 1980 ISBN 84 7517 008 0 Menendez 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