Desaparición de la Casa de Árpad
La desaparición de la Casa de Árpad fue un suceso que produjo un cambió profundo en la historia de Europa Central con la muerte del último monarca húngaro descendiente de la dinastía de los Reyes Santos en 1301.
El título de rey de Hungría
Para el reinado de Andrés III de Hungría, el Estado medieval englobaba en sus fronteras al territorio actual de Hungría, Eslovaquia, Croacia, parte de Serbia y más de la mitad de la actual Rumania. De esta forma, el poder de la figura del rey húngaro se extendía por una región considerable que contaba con una posición estratégica codiciada. El título completo del rey para 1294 era "Andreas dei gracia Hungarie, Dalmacie, Croacie, Rame, Seruie, Gallicie, Lodomerie, Cumanie, Bulgarieque rex", es decir, Andrés rey de Hungría, Dalmacia, Croacia, Rama, Serbia, Galicia, Lodomeria, Cumania y Bulgaria, conteniendo en sí el destino de numerosas nacionalidades en Europa Central (sin embargo es importante destacar que las entitulaciones de rey de Serbia, rey de Bulgaria y rey de Galicia y Lodomeria eran solo formalidades. El rey del momento los había tomado, tras haber realizado incursiones militares con influencia política en dichos territorios, pero no significó que ellos o sus sucesores fuesen investidos totalmente con la autoridad sobre esos Estados).
Los pretendientes al Trono de Hungría en 1301
En 1301 sobrevino la muerte del rey Andrés III de Hungría, marchándose sin dejar herederos varones o sucesores designados. Con la desaparición de la dinastía húngara que reinaba desde año 1001 con San Esteban I de Hungría dejó de existir generando una seria crisis en Europa Central, ante la cual aparecieron numerosos pretendientes al trono vacante. El rey germánico Rodolfo I de Habsburgo fue uno de los primeros en reclamar el trono húngaro para su hijo Alberto I de Habsburgo, afirmando que décadas atrás durante la invasión mongola de 1241, el rey Bela IV de Hungría había ofrecido el reino húngaro a los germánicos a cambio de ayuda militar. Sin embargo, dicho ofrecimiento jamás fue probado y en su defecto jamás se enviaron fuerzas armadas para la defensa de Hungría, por lo cual, las pretensiones sobre el trono vacío rápidamente quedaron en el olvido.
Por otra parte, ya previa a la coronación de Andrés III en 1290, los monarcas de Nápoles habían reclamado el trono húngaro, pues el rey Carlos II de Nápoles y Sicilia había tomado como esposa en 1270 a la princesa María de Hungría, hija del fallecido rey Esteban V de Hungría. De esta manera, Carlos II de Nápoles a través de su esposa nombró heredero al torno húngaro a su hijo Carlos Martel de Anjou-Sicilia, quien murió en 1295, pasando tales derechos sucesorios a su hijo Carlos Roberto de Anjou, siendo así nieto de Carlos II de Nápoles y María de Hungría.
El joven Carlos de tan solo 13 años de edad fue llevado entonces a Hungría para ocupar el trono, pues el Papa Bonifacio VIII era el señor feudal del reino napolitano y deseaba que la dinastía Anjou-Sicilia llegase al trono húngaro también. Afirmando que el rey San Esteban I de Hungría había ofrecido antes de su muerte su reino a la Iglesia, el Papa afirmaba tener derechos feudales sobre el reino húngaro, por lo cual se sentía con el derecho y en la necesidad de nombrar rey de Hungría a quien el considerase.
Sin embargo, la situación política dentro del reino húngaro era en extremo caótica. Los grandes señores húngaros habían adquirido enorme poder en las últimas décadas durante el débil reinado de Andrés III, y no reconocían la autoridad suprema del rey, gobernando cada uno de manera casi autónoma en sus territorios. Mateo Csák, el más poderoso de ellos se vio entonces en la necesidad de decidir a que pretendiente al trono apoyaría, pues paralelamente también habían reclamado el trono húngaro Otón III Duque de Baviera, quien era hijo de la princesa Isabel de Hungría convirtiéndolo en nieto del fallecido rey Bela IV de Hungría. Igualmente, el rey checo Wenceslao II de Bohemia como bisnieto de Constanza de Hungría, también hija del rey Bela III de Hungría, reclamó el trono para su hijo de 12 años, el futuro Wenceslao III de Bohemia.
Los primeros dos reyes
Wenceslao de Hungría
El periodo durante el cual Wenceslao y Otón gobernaron es conocido como interregno. Inicialmente Carlos Roberto arribó a la región del sur de Hungría, donde fue llevado a la ciudad de Estrigonia por Gregorio Bicskei, arzobispo electo (mas no confirmado por el Papa) de dicha metrópolis. Sin embargo la coronación no fue considerada legitima, pues no cumplía con las tres condiciones reglamentarias. Si bien había sido oficiada por el arzobispo de Estrigonia, no se había ni llevado a cabo en la ciudad de Székesfehérvár, ni se había hecho con la Santa Corona húngara de San Esteban, sino con una corona provisional, pues la joya real de coronación no estaba en manos de los partidarios de los Anjou.
Para la muerte de Andrés III, el papa Bonifacio VIII había decidido que apoyaría al partido de los Anjou, y para mayo de 1301 envió a su legado papa Niccoló Bocasini para que asegurase el trono al joven Carlos Roberto de 12 años. Sin embargo, la gente temiendo la intervención de la Iglesia, temió perder sus derechos de libertad, por lo cual envió un comité a Bohemia para ofrecerle el trono al joven Wenceslao III. El grupo diplomático estaba conducido por Juan Gimesi, el arzobispo de Kalocsa, junto al cual se encontraban también varios obispos húngaros, y muchos nobles como Enrique Kőszegi, Nicolás Balassa, Domonkos Rátót.
Wenceslao III fue llevado a Hungría y coronado el 27 de agosto de 1301 por el arzobispo Juan de Kalocsa en la ciudad de Székesfehérvár, con la Santa Corona de San Esteban. A partir de este momento Wenceslao tomó el nombre de Ladislao (en honor al rey caballero San Ladislao I de Hungría), con el cual hizo imprimir sus monedas, sellos reales y firmó sus documentos. A partir de este momento Carlos Roberto y Wenceslao comenzaron a realizar donaciones y otorgar terrenos a sus súbditos para ganar cada vez más adeptos. Por ejemplo, el poderoso Mateo Csák recibió de Wenceslao la región de Trencsén y de Nitra al norte de Hungría.
La situación comenzó a variar a favor de Carlos Roberto tras la muerte del arzobispo Juan de Kalocsa, dejando sin un poderoso aliado a Wenceslao. El sucesor fue Esteban, partidario de los Anjou, y para otoño de 1301 arribó un legado papal que llamó a los dos reyes ante la presencia papal y los instó a obedecerle.
En otoño de 1302 Carlos Roberto preparó un ataque contra la ciudad de Buda, donde se encontraba residenciado Wenceslao para ese momento. El ataque no resultó victorioso, pues el noble Iván Kőszegi consiguió repelerlo y salvar a Wenceslao. Esto tornó más grave aún, pues el legado papal excomulgó a toda la ciudad de Buda que se negaba a reconocer a Carlos Roberto como su rey. Los ciudadanos de Buda y muchos sacerdotes del bajo clero se burlaron del papa, ellos mismos lo excomulgaron y continuaron oficiando misas y demás ceremonias religiosas a pesar de la excomunión.
A pesar de la derrota militar, el papa Bonifacio VIII siguió apoyando insistentemente a Carlos Roberto, sin embargo en 1303 el papa y el arzobispo Gregorio Bicskei murieron, dejando al pretendiente Anjou sin dos poderosos aliados. Esto no afectó la situación de Carlos Roberto, pues el siguiente papa fue Benedicto XI, el propio Niccoló Bocassini, que había estado en Hungría como legado papal anteriormente. Pronto en 1304, viendo que su hijo no estaba seguro en Hungría, Wenceslao II arribó a Buda y decidió llevarse a Wenceslao III a Bohemia, confiándole la regencia del reino a Iván Kőszegi.
Mientras tanto, el poderoso e influyente Mateo Csák ya había abandonado al partido de Wencel, y se apresuró a cerrarle el paso en la frontera. Aliándose con Carlos Roberto, sus partidarios crecieron cada vez más, incluyendo al Duque Rodolfo de Habsburgo, con los que movilizó sus ejércitos irrumpiendo en Bohemia en otoño de 1304. La campaña no tuvo éxito, pero lo que derrumbó toda la estabilidad de Wenceslao fue la muerte de su padre Wenceslao II en verano de 1305. De inmediato el joven renunció al trono húngaro y prometió la devolución de la Santa Corona Húngara que se hallaba en su posesión.
Otón de Hungría
Una vez que Wenceslao renunció al trono húngaro en 1305, si bien devolvió la Santa Corona Húngara, no se la entregó a Carlos Roberto, sino a su aliado Otón III Duque de Baviera, nieto por vía materna del fallecido rey Bela IV de Hungría. Pronto Otón arribó a Hungría a finales de 1305 y la familia Kőszegi fue la que lo apoyó inicialmente, pues ellos eran los antiguos partidarios de Wenceslao. De esta manera, el 6 de diciembre Otón fue coronado en Székesfehérvár, con la Santa Corona, pero por los obispos de Csanád y Veszprém. Al no haber sido oficiada la ceremonia por el arzobispo de Estrigonia no se consideró legitima.
Carlos II de Nápoles y Sicilia pidió nuevos préstamos a los banqueros de Florencia en 1306, para así poder financiar a su nieto Carlos Roberto en su empresa de obtener el trono húngaro. En 1306, Tomás, el nuevo arzobispo de Estrigonia, excomulgó a los nobles Iván y Enrique Kőszegi, que aún seguían manteniendo en su poder la ciudad arzobispal por órdenes de Wenceslao (el motivo de la excomunión fue que eran infieles a la reina María de Hungría, Reina de Nápoles, esposa de Carlos II de Nápoles y abuela de Carlos Roberto, a quien ella le daba formalmente en herencia el trono húngaro). Para la primavera de 1306 Carlos Roberto ocupó la ciudad de Estrigonia y continuó avanzando hacia el norte recuperando muchos territorios.
Sin embargo, Otón seguía en Buda, y contaba entre sus seguidores a las familias Borsa, Kopasz y Béke. En 1307 Otón partió hacia Transilvania para encontrarse con Ladislao Kán, el voivoda de Transilvania, y pedir su asistencia, como la de los sajones que habitaban en esa región del reino húngaro. En verano de ese mismo año Ladislao Kán capturó a Otón junto con la Santa Corona Húngara y lo mantuvo en prisión durante varios meses. Luego de ser liberado a comienzos de 1308, pronto huyó del reino húngaro a Baviera donde murió en 1312.
Mientras tanto Ladislao Kán mantenía en su poder la Santa Corona Húngara, lo que forzó a actuar a Carlos Roberto a comienzos de 1308.
Carlos Roberto de Anjou
Luego de que el enviado papal amenazase con la excomunión a Ladislao Kán, este pronto devolvió la corona húngara y finalmente Carlos Roberto fue coronado por tercera y última vez como rey húngaro. Posteriormente derrotó a los Barones y suprimió sus poderes regionales, unificando el reino bajo su mano, y manteniendo control sobre todas las regiones (por más remotas que fuesen) con un sistema administrativo bien programado, que le siguió una serie de reformas económicas, así como la introducción del florin de oro sobre la base de la moneda de Florencia.
Consecuencias sobre Europa Central a partir del reinado de Carlos Roberto
El poder real en Hungría se había debilitado considerablemente desde la invasión tártara de 1241, adquiriendo fuerza y poder los señores nobles húngaros. Carlos Roberto sometió a sus ejércitos individuales y para 1317, la figura del rey ya había recuperado su poder sobre todo el reino y sus dependencias. Su política centralista y poco permisiva con los súbditos y la aristocracia mantuvo el orden sólidamente por casi un sigo durante su reinado y el de su hijo Luis I de Hungría a partir de 1342.
Por otra parte, las reformas económicas de Carlos Roberto, cambiando el sistema de impuestos y recolección del dinero para el tesoro real, así como la fundación de muchos asentamientos mineros pronto convirtieron al reino en el más grande exportador de oro y plata en toda Europa, así como en uno de los reinos más ricos de la zona.
La política internacional de Carlos Roberto y su hijo Luis el Grande fue característica por mantener equilibrio y paz con el reino de Polonia, el Sacro Imperio Romano Germánico, y mantuvo como sus súbditos al Principado rumano de Valaquia. El otro posterior principado rumano de Moldavia lo constituyó Luis I de Hungría en 1351. Se le fue ordenado al noble Dragoş, un gobernante local de una minoría rumana en el reino húngaro al servicio del rey, que se trasladase a lo que fue después Moldavia y gobernase un nuevo Estado "colchón", que separase Hungría de los territorios bajo control mongol. Posteriormente este territorio se independizó de Hungría cuando un noble rumano derrocó al regente, nieto de Dragoş, y se hizo nombrar a sí mismo como Bogdan I de Moldavia en 1359.
La cultura italiana del renacimiento gótico, fue llevada en su totalidad a Hungría a partir de la llegada de Carlos Roberto. Numerosos escultores italianos realizaron obras maestras, como iglesias, esculturas, frescos pinturas y códices en Hungría, así como muchos húngaros viajaron a Italia para estudias dichas artes. La prosperidad y riqueza del reino húngaro y Europa central sobrevino entonces a partir de la llegada de los reyes Anjou-Hungría, elevándose el Estado a un nivel cultural excelso, interviniendo en crisis políticas posteriores en Italia y Francia, ante los tronos vacíos en la segunda mitad del Siglo XIV.
Igualmente Luis I de Hungría heredará de su tío materno el trono de Polonia en 1370, estableciéndose relaciones cercanas entre ambos reinos, prosperando el comercio y la asistencia mutua militar, situación que durará durante varios siglos y será alimentada por otros factores.
Bibliografía
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