Campaña de Pasto
La llamada campaña de Pasto fue una serie de operaciones militares libradas entre 1822 y 1824,[3] por parte de la República de Colombia recién independiente contra los bastiones monárquicos de San Juan de Pasto y Patía.
Campaña de Pasto | ||||
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Parte de Campaña del Sur (Independencia de Colombia) | ||||
Fecha | 1822-1824 | |||
Lugar | Actual departamento de Nariño, Colombia, y norte de Ecuador | |||
Resultado | Victoria patriota | |||
Cambios territoriales | Anexión de la región a la Gran Colombia | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
Bajas | ||||
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Antecedentes
Desde 1809, los pastusos y patianos estaban en guerra con los revolucionarios con Quito[4] y a partir de 1811 con los rebeldes neogranadinos. Un año después fueron decisivos en el sometimiento de los quiteños.[5] En 1814 terminaron derrotando al precursor Antonio Nariño en las afueras de Pasto capturándolo y extraditándolo a España. Posteriormente, en 1816 las tropas pastusas también fueron determinantes en la Reconquista. Tras la derrota realista en la batalla de Boyacá, Pasto se convirtió en un baluarte que puso freno a la expansión meridional de la revolución libertadora.[6]
Los pastusos tenían pocas relaciones con Bogotá, mucho más importante era la influencia de Popayán y Quito,[7] aunque la principal era una visión político-religiosa del mundo, las buenas relaciones de los peninsulares con los mandatarios ahí instalados y la defensa de la autonomía tradicional de su cabildo promovido por la metrópolis desde antiguo.[8]
En agosto de 1821, tras vencer en la batalla de Carabobo y considerando que los realistas venezolanos estaban acabados, Simón Bolívar empezó a centrar su interés en liberar los territorios de la Audiencia de Quito y acabar con los monárquicos en el Virreinato del Perú. Su plan inicial era auxiliar a Antonio José de Sucre, quien estaba dirigiendo desde mayo las tropas de la Provincia Libre de Guayaquil contra la guarnición realista de Quito, mediante el envío de 4.000 soldados y 3.000 fusiles por mar desde el puerto de Buenaventura hasta Guayaquil,[9] concentrar entre 10.000 y 12.000 plazas y acabar con toda resistencia.[10] Sin embargo, se encontró con una flotilla realista bloqueando Buenaventura.[11] José de San Martín no pudo enviarle la flota de Lord Cochrane porque no estaba en condiciones para un viaje tan largo y la necesitaba en Perú.[12]
Sin más opciones, Bolívar tuvo que prepararse para avanzar por tierra hacia Quito a través de Pasto con dicha fuerza,[13] lo que no deseaba, pues conocía las malas experiencias que habían vivido otros jefes rebeldes en aquella región fieramente realista y conservadora, especialmente Antonio Nariño. El 13 de diciembre el Libertador salió de Bogotá hacia el sur.
Ya durante las campañas del brigadier español Sebastián de la Calzada en 1820 eran 2.000[14] a 3.000.[15] Considerando las bajas, es poco probable que alcanzaran los 3.000 a 4.000 combatientes (un cuarto de ellos a caballo) que en 1822 temía Bolívar y anunciaba Obando.[16] Lo más probable es que nunca pasaron los 2.000 monárquicos, la mayoría indígenas y campesinos pastusos o milicianos mulatos patianos armados con lanzas e indisciplinados.[2]
Para las operaciones sobre Pasto y Quito, entre 1821 y 1822, los patriotas produjeron más de 14.000 uniformes, 6.500 frazadas, 13.500 camisas, 24.600 alpargatas, 3.000 morrales, 127.000 cartuchos con balas y 82.000 sin balas, 40.000 balas de fusil, 15.000 piedras de chispa, 4.000 fornituras y se apartaron 200.000 pesos del tesoro público.[17]
Campaña de Bolívar
El 31 de enero de 1822 Bolívar llegó a Popayán, donde se le sumó la división del general Pedro León Torres. El 23 de febrero el ejército patriota cruzaba el río Mayo, sin embargo, en lugar de seguir el peligroso camino que llevaba a Pasto, los comandantes revolucionarios decidieron desviarse siguiendo el río Juanambú y evitarlo.[18] El 2 de abril llegaban a Cerro Gordo con sus fuerzas muy reducidas por el actuar de guerrilleros realistas enemigos, la necesidad de dejar guarniciones a lo largo del camino y bajas producto de enfermedades o deserciones. Le quedan mil veteranos y otros mil pastusos reclutados a la fuerza.[19] Dos días después, Bolívar decidía cambiar el rumbo y dirigirse hacia Pasto.[20]
El 7 de abril, el gobernador español Basilio García emboscaba a los patriotas en Bomboná.[21] Ambos bandos sufrieron fortísimas bajas y Bolívar debió retirarse a Cariaco y nueve días después vuelve al norte del Mayo. El 20 de abril los monárquicos eran vencidos en El Peñol, García se retira a Pasto y Bolívar, con refuerzos, vuelve a cruzar el río con 2.500 hombres.[22] Poco después, se producía la victoria de Pichincha, el 24 de mayo. Comprendiendo que con la caída de Quito toda resistencia era inútil, García y la élite criolla pastusa intentó negociar, encabezada por el jefe militar José María Obando que decide capitular[23] a cambio de no perder sus propiedades ni empleos, una amnistía, respetar la ciudad y no alterar la situación social ni el orden preestablecido.[24] Sin embargo, la masa popular indígena y campesina se negó a aceptarlo.[1]
El 8 de junio Bolívar entraba triunfante en la ciudad. Quedaba abierta la ruta terrestre entre Bogotá y Quito[25] (de ahí el valor estratégico de Pasto),[26] llegaba el momento de concentrarse en el Perú.
Primera rebelión
El 16 de junio Bolívar entraba en Quito y se reunía con el general Sucre. Sin embargo, en septiembre estallaba una rebelión liderada por el coronel Benito Remigio Boves, sobrino del célebre José Tomás Boves. El 22 de octubre recuperaban San Juan de Pasto. Ante el levantamiento, Bolívar envía a Sucre a ponerle fin. El 24 de noviembre Boves vencía en la Cuchilla de Taindalá pero el 22 de diciembre Sucre se vengaba en ese mismo lugar. Finalmente, entre el 23 y 25 de diciembre, Sucre entra con el Batallón Rifles a Pasto. En un episodio conocido como la Navidad negra se produce una masacre a sangre fría contra la población civil de la ciudad. Más de 400 civiles entre hombres no combatientes, ancianos, mujeres y niños son asesinados vilmente y la ciudad es entregada al saqueo, violaciones y destrucción por parte de las tropas patriotas. Se ordena además la ejecución de 14 habitantes ilustres de Pasto, arrojándolos en parejas y amarrados a los precipicios del Río Guáitara.[27]
Los castigos continuaron 1.000 pastusos fueron reclutados a la fuerza y 300 exiliados a Quito y Guayaquil, muchos jamás volvieron;[27] se fusilaron a cabecillas y prisioneros realistas y se confiscaron gran cantidad de bienes.[1] Inicialmente el general Bartolomé Salom estaba a cargo de la urbe, pero volvió a Quito por orden de Bolívar. Una guarnición quedó ocupando la ciudad al mando del coronel Juan José Flores.
Segunda rebelión
Inevitablemente, un nuevo levantamiento estalló en Pasto bajo el mando civil del teniente coronel Estanislao Merchán Cano y militar del coronel Agustín Agualongo. Concentraron una tropa de 800 rebeldes con machetes, garrotes y lanzas y 200 con fusiles[28] y asaltaron Pasto el 10 de junio. De los 600 defensores (550 infantes y 50 jinetes) 150 acabaron muertos, 50 heridos y 300 prisioneros.[29][30] Flores huyó a Juanambú, Merchán Cano se convirtió en el último gobernador monárquico de la ciudad y Agualongo fue nombrado comandante general. Pronto alcanzaron los 2.000 alzados,[2] pero apenas 800 tenían fusiles.[31] Determinaron tomar Ibarra y si podían Quito, sabiendo que el grueso de la tropa estaba en Perú.[32] Bolívar salió de Guayaquil para Quito, donde concentró 400 veteranos y 1.600 fusiles para armar los futuros reclutas que debían acabar con el obstáculo para la campaña a Perú. También ordenó al general Salom, quien estaba en Puntal con 500 soldados, observarlos. Su intención era atraer a los pastusos fuera de su territorio montañoso a las llanuras bajas donde su escasa pero buena caballería pudiera aplastarlos.[33]
Agualongo avanzó triunfante sobre Ibarra con 1.500 infantes y 100 jinetes mientras Salom abandonaba la villa (12 de junio).[34] En esos momentos, Bolívar estaba en Babahoyo pero tomó el mando de una división de 1.800 soldados[35] y vencía gracias a su superior caballería en la decisiva batalla de Ibarra, un 17 de junio, donde resultaron muertos 800 pastusos.[36]
El Libertador dejó a cargo al general Salom de someter la región, deportando otro millar de locales como reclutas forzados,[27] lo que endureció la resistencia.[1] El 18 de agosto Agualongo tomaba Anganoy, cinco días después asediaba Pasto y forzaba a Salom y Flores a huir a Catambuco. En la acción capturó al general Pedro Alcántara Herrán.
Finalmente, una nueva expedición patriota quedó al mando de los generales Joseph Mires y José María Córdova. Tras las victorias de Alto de Cebollas (13 de septiembre), Juanambú (13 de octubre) y Tacines (23 de octubre). El 14 de diciembre Mires entraba en Pasto, poco después lo relevaba Córdova al mando de la comarca. El día 23 se rendía el coronel Boves.
Agualongo intentó recuperar la ciudad el 3 y 6 de enero de 1824. El día 7 ocurría un combate en Catambuco, donde volvía a vencer a los patriotas. El 6 y 7 de febrero un nuevo intento de recuperar la ciudad fue infructuoso, Boves se fugaba con rumbo al Putumayo (no se vuelve a saber de él) y Agualongo quedaba cercado en el convento local, donde se le dio asilo. Los generales Flores y Salom quedaron a cargo de rodearlo, pero el caudillo realista supo evadirse y se retiró a Barbacoas, puerto de acceso al Pacífico y lugar donde se guardaban las riquezas mineras de la región.[37] El 31 de mayo una avanzadilla fue rechazada rápidamente, al día siguiente, se produjo el asalto definitivo. El coronel Tomás Cipriano Mosquera dirigió la defensa patriota y resultó herido. La derrota fue total y Agualongo escapó a Patía, perseguido por Mosquera, quien se dedicaba masacrar a los habitantes de todas las aldeas por donde pasaba acusándolos de colaboracionistas.
El 24 de junio Agualongo llegaba al pueblo de El Castigo, donde había acordado reunirse con Obando. Éste le traicionó y lo arrestó junto al grueso de sus hombres. El 8 de julio era llevado a Popayán, donde acabaría fusilado el día 13.
Consecuencias
Partidas guerrilleras monarquistas siguieron actuando entre mayo y octubre de 1825 al mando del sacerdote José Benavides en Juanambú, pero acabaron aniquiladas por Flores.[38]Algunas otras siguieron activas hasta 1826.[39] La región quedaba devastada, su agricultura, ganadería y manufacturas textiles arruinadas, más de 2.000 hombres habían sido movilizados a la fuerza por sus enemigos y muchos más estaban muertos,[40] lo que significaría un fuerte desequilibro demográfico para las décadas siguientes.[1]
El más beneficiado de la guerra fue Obando, durante los años siguientes supo desplazar a sus rivales, como el intendente Flórez, y se hizo con el control de la región, volviéndose un importante caudillo regional en las décadas siguientes.[41]
La guerra de independencia fue devastadora para los neogranadinos. Más de 200.000 murieron,[42] en un país de apenas 1.400.000 habitantes según estudios demográficos de 1808 (189.000 personas en Santafé, 170.000 en Cartagena, 62.000 en Santa Marta, 9.000 en Riohacha, 57.000 en Panamá, 34.000 en Veraguas, 25.000 en Chocó, 111.000 en Antioquia, 175.000 en Popayán, 50.000 en Neiva, 50.000 en Mariquita, 209.000 en Tunja, 162.000 en Socorro, 75.000 en Pamplona y 22.000 en Casanare).[43] Los más afectados fueron los hombres jóvenes, en sus escritos el general Francisco de Paula Santander estimaba que más de 40.000 habían sido reclutados por los ejércitos patriotas sólo hasta 1821 en las provincias de Pamplona, Socorro, Tunja, Bogotá, Mariquita, Antioquia y Cauca, muriendo la mayoría de fiebres y el clima; otra estimación dice que hasta el 80% de los reclutas del Socorro murieron en campaña.[42] Esto afectó a los esclavos, grupo en el que se centraban las levas por considerarse acostumbrados al trabajo duro y las fatigas y ser menos propensos a desertar que los hombres libres.[44]
Referencias
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