Campaña de Pirro en Sicilia
La Campaña de Pirro en Sicilia fue una campaña militar en el año 278 a. C., en la que el rey Pirro de Epiro fue en auxilio de la ciudad de Siracusa, con la cual intentó frenar la expansión cartaginesa en Sicilia.
Campaña de Pirro en Sicilia | ||
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Guerras Pírricas Parte de guerras pírricas | ||
Movimientos del ejército epirota en la guerra contra Roma. | ||
Fecha | 278 a. C. – 276 a. C. | |
Lugar | Sicilia | |
Casus belli | Expansión cartaginesa en Sicilia. | |
Resultado | Victoria cartaginesa. Pirro retira su ejército de Sicilia. | |
Beligerantes | ||
Comandantes | ||
Antecedentes
Después de que Pirro fuera expulsado del Reino de Macedonia por Lisímaco, terminando así con sus ambiciones de expandir su reino hacia el este, recibió una petición de ayuda de la ciudad de Tarento, en la Magna Grecia, en su lucha contra la expansión de la República romana sobre las polis del sur de la península Itálica, en el año 280 a. C. Pirro aceptó la petición de apoyo cruzando poco después, con su ejército, el mar Adriático, pero como decidió navegar en una época poco propicia, en medio del viaje estalló una tempestad que dispersó su flota y que casi mata al rey. Tras su desembarco en las costas tarentinas, Pirro reorganizó sus soldados que llegaron poco a poco. El núcleo del ejército de Pirro en Italia estaba compuesto por 5.000 falangitas macedonios, junto con la falange de las regiones epirotas armadas al estilo macedonio. El ejército de Pirro también tenía una pequeña fuerza de caballería tesalia altamente eficaz, y algunos honderos rodanos, entre otras tropas ligeras como los peltastas y arqueros cretenses. Aunque la principal fuerza del ejército de Pirro eran sus elefantes de guerra, a los que ningún soldado romano se había enfrentado antes.
Mientras, el general romano Publio Valerio Levino asolaba con su ejército la región de Lucania, para así conseguir que Pirro se enfrentara a él en una batalla campal. Como el rey no quería un enfrentamiento directo, debido a que aún no se le habían reunido todos sus aliados, decidió esperar al ejército romano tras el río Sinni, cerca de la ciudad de Heraclea, creyendo que estos no se atreverían a cruzarlo y consiguiendo así ganar tiempo hasta que llegaran sus aliados lucanos y brucios.
Batalla de Heraclea
Sin embargo, los romanos decidieron cruzar el río y fueron atacados inmediatamente por la caballería de Pirro, que lideraba la carga en persona, distinguiéndose como era habitual por sus gestos de valor individual. Los romanos, por su lado, aguantaron el ataque con bravura; y Pirro, viendo que su caballería podía no ser suficiente, ordenó avanzar a la infantería. La batalla seguía disputada, y hasta siete veces avanzaron y retrocedieron ambos ejércitos. No fue hasta que Pirro trajo sus elefantes a vanguardia, avasallando todo a su paso, que los romanos emprendieron la huida. La caballería tesalia completó la persecución y derrota. Los romanos huyeron en una gran confusión a través del río Siris, dejando su campamento al conquistador.
Pirro, aprovechando su victoria, envió a su embajador Cineas para que negociara un tratado de paz con el Senado a cambio de liberar a los prisioneros romanos que capturó en la batalla de Heraclea; pero tras la intervención de Claudio el Ciego los senadores decidieron continuar la lucha contra el «invasor» griego. El rey de Epiro decidió entonces avanzar hacia Roma para intentar forzar al Senado para que aceptara, pero la aproximación de una poderosa fuerza romana lo obligó a parar su marcha a 30 kilómetros de la capital. Tras este fracaso Pirro se retiró al sur de Italia y acuarteló sus ejércitos en las proximidades de Tarento.
Batalla de Asculum
En el año 279 a. C., tras descansar en los cuarteles de invierno, Pirro reanudó su guerra contra Roma. la campaña de ese año se dio sobre todo en la región de Apulia. En la proximidades de la ciudad apulia de Asculum, se dio el segundo enfrentamiento entre los romanos y la coalición greco-epirota. En esta batalla, que duró dos días, se enfrentó el ejército del cónsul Publio Decio Mus contra las heterogéneas tropas de Pirro. A pesar de que el primer día de lucha los romanos pudieron rechazar a las falanges epirotas gracias a lo abrupto del terreno, el segundo día Pirro consiguió dirigir la batalla a una llanura, dónde aplastó a las legiones romanos con su caballería y sus elefantes. A pesar de su victoria, Pirro perdió tal cantidad de tropas que se acuñó el término victoria pírrica para referirse a una victoria con ningún beneficio y a un alto precio. Así pues, Pirro evitó arriesgar las vidas de sus griegos supervivientes en una nueva campaña contra los romanos.
Recibió entonces dos embajadas procedentes de Siracusa. Tras una larga guerra civil entre Tenón y Sóstrato, la ciudad se encontraba indefensa ante la invasión púnica, y ambos generales buscaban el apoyo de Pirro. Esta empresa parecía más sencilla que aquella en la que se encontraba embarcado, y poseía la atracción de la novedad, que siempre había seducido al rey. No obstante, antes era necesario suspender las hostilidades con los romanos, que asimismo se hallaban deseosos de verse libres de un oponente tan formidable y completar la subyugación del sur de Italia sin más interrupciones. Como ambos bandos compartían deseos comunes, no fue difícil que llegaran a un acuerdo para finalizar la guerra. Parece que Roma otorgó entonces una tregua a Pirro, no así una paz formal, ya que el rey no consintió en abandonar Italia.
Cineas, la mano derecha de Pirro se encontraba en Roma para firmar la tregua cuando una flota cartaginesa con 120 barcos de guerra de pronto apareció frente al puerto de Ostia, con almirante Magón. Los cartagineses les dijeron a los romanos que estaban dispuestos a aliarse con ellos en el tiempo que duraba la guerra con Pirro. Los romanos animados por esta nueva alianza, cancelaron la firma del tratado. Esa flota cartaginesa navegó hasta Siracusa en Sicilia, y como parte de esta nueva era de cooperación transportaban soldados romanos a Regio, en un intento por eliminar algunos bandidos campanos que habían emulado a los mamertinos a través del estrecho de Mesina. Pirro, todavía tenía la ventaja militar, pero sus aliados de Tarento y griegos estaban cansados de su liderazgo con mano dura. En su opinión, la amenaza de Roma había terminado y Pirro desea ir a otros lugares. Debido sus aliados volubles se dio cuenta de que la conquista total de Roma estaba más allá de su alcance. Pirro comenzó a buscar pastos más verdes. Esperaba invadir Macedonia, que tenía problemas con los Gálatas que habían rebasado las fronteras y estaban haciendo incursiones en Grecia.
Véase también
Bibliografía
Autores antiguos
- Dion Casio (2004). «Libro IX». Historia romana, Libros I-XXXV (Fragmentos). ISBN 978-84-249-2728-8.
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- Lucio Anneo Floro. Epítome de la historia de Tito Livio. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2270-2.
- Marco Juniano Justino. «Libro XVIII». Epítome de las "historias filípicas" de Pompeyo Trogo.
- Plutarco (2007). «Volumen IV: Arístides & Catón; Filopemen & Flaminino; Pirro & Mario». Vidas paralelas. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2867-4.
- Polibio (1983/1997). «Libro I, 1». Historias. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1841-5.
- Tito Livio (1990). «Volumen III». Ab Urbe condita libri. ISBN 978-84-249-1441-7.
- Tito Livio. Periochae.
Autores modernos
- Theodor Mommsen; C. A. Alexandre (2003). «Libro II, capítulo VII. Guerra entre Roma y el rey Pirro». Historia de Roma. ISBN 978-84-7506-598-4.