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Ad beatissimi apostolorum

Ad Beatissimi Apostolorum (en español A la [cátedra] del Santísimo [Príncipe] de los Apóstoles) fue la primera encíclica de Benedicto XV, dada a conocer en la Fiesta de Todos los Santos, el 1° de noviembre de 1914, en la Basílica Vaticana, coincidiendo con el inicio de la Primera Guerra Mundial; en ella el papa aboga por la paz.

Ad beatissimi apostolorum
Encíclica del papa Benedicto XV
1 de noviembre de 1915, año I de su Pontificado

In te, Domine, speravi; non confundar in æternum
Español A la [cátedra] del Santísimo [Príncipe] de los Apóstoles
Destinatario A los Patriarcas, Primados, Arzobispos y Obispos y otros Ordinarios locales
Argumento Abogando por la paz
Ubicación Original en latín
Sitio web Versión no oficial en español
Cronología
Documentos pontificios
Constitución apostólicaMotu proprioEncíclicaExhortación apostólicaCarta apostólicaBreve apostólicoBula

Contexto histórico

Tras la muerte de Pío X, el 20 de agosto, el Colegio Cardenalicio eligió papa, el 3 de septiembre de 1914, a Giacomo della Chiesa, que tomó el nombre de Benedicto XV. El inicio de su pontificado coincidió por tanto con los primeros meses de la Gran Guerra, iniciada formalmente el 28 de julio de ese mismo año; y la guerra que se prolongó durante más de cuatro años (concluyó el 11 de noviembre de 1918) y la posterior pacificación, ocupó una buena parte de la labor pastoral del papa: no solo con esta su primera encíclica, sino también con Quod iam diu (1.12.1918), en que pide oraciones por los frutos de la Conferencia de Paz, que se celebraría en París, y la Pacem Dei munus pulcherrimus (23.05.1020), sobre la restauración cristiana de la paz.

Con otras encíclicas -Paterno iam diu (del 14 de noviembre de 1919) y Annus iam plenus (del 1 de diciembre del año siguiente)- señaló la necesidad de ayudar económicamente, con alimentos y ropa a las poblaciones empobrecidas y a los niños que, como resultado de la guerra, habían quedado huérfanos.

Contenido[1]

Ad beatissimi Apostolorum Principis cathedram arcano Dei providentis consilio, nullis Nostris meritis, ubi provecti sumus, cum quidem Christus Dominus ea ipsa Nos voce, qua Petrum, appellaret, pasce agnos meos, pasce oves meas,[2]​ continuo Nos summa cum benevolentiae caritate oculos in gregem, qui Nostrae mandabatur curae, convertimus; innumerabilem sane gregem, ut qui universos homines, alios alia ratione, complectatur.
Apenas elevado, por inescrutables designios de la Providencia divina, sin mérito alguno Nuestro, a ocupar la Cátedra del príncipe de los Apóstoles, Nos, considerando como dichas a nuestra persona aquellas mismas palabras que Nuestro Señor Jesucristo dijera a Pedro: "Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos"[2]​ dirigimos enseguida una mirada llena de la más encendida caridad al rebaño que se ha confiado a Nuestro cuidado: rebaño verdaderamente innumerable, como que, por una o por otra razón, abraza a todos los hombres.
Enc. Ad beatissimi apostolorum, p.1

Continúa el papa exponiendo que su primer afecto fue de vehemente deseo de salvar a todos los hombres, pero que, en seguida, al contemplar la situación en que se encuentra la sociedad civil, se llenó de dolor ante el espectáculo que presenta Europa golpeada por la guerra. El Papa describe a las naciones beligerantes como las más grandes y más ricas de la Tierra, afirmando que

están bien provistas de las más terribles armas que la ciencia militar moderna ha ideado, y se esfuerzan por destruirse uno a otros con refinamientos de horror. No hay límite a la medida de la ruina y la masacre; día a día la tierra está empapada de sangre recién derramada y se cubre con los cuerpos de los heridos y los muertos
Enc. Ad beatissimi apostolorum, §2.

A la luz de esta masacre sin sentido, el papa aboga por la «paz en la tierra a los hombres de buena voluntad» (Lc.2, 14.), insistiendo en que si los propios derechos han sido violados, existen otros procedimientos para de arreglar y corregir esa situación.[3]​ Pero no es solo la guerra la que produce la miseria de los pueblos, existe otro mal que, es además causa de la guerra. Se ha dejado de aplicar en el gobierno de los estados la norma y la práctica de la sabiduría cristiana, así se ha esparcido en la sociedad:

el desprecio de la autoridad de los que gobiernan; la injusta lucha entre las diversas clases sociales; el ansia ardiente con que son apetecidos los bienes pasajeros y caducos, como si no existiesen otros, y ciertamente mucho más excelentes, propuestos al hombre para que los alcance. En estos cuatro puntos se contienen, según Nuestro parecer, otras tantas causas de las gravísimas perturbaciones que padece la sociedad humana. Todos, por lo tanto, debemos esforzarnos en que por completo desaparezcan, restableciendo los principios del cristianismo, si de veras se intenta poner paz y orden en los intereses comunes.
Enc. Ad beatissimi apostolorum, §4.

Así se ha olvidado la enseñanza de Cristo, pues como él dijo: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos a los otros» (Jn. 14, 34); y también, «Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros». Ante ese olvido ha desaparecido la fraternidad en las relaciones entre los hombres, y se ha perdido todo respeto por la autoridad de los que gobiernan; ha desaparecido así el doble vínculo que da cohesión a la sociedad: la unión de los miembros entre sí, y de ellos con los que gobiernan.

Frente a los que la suerte, o la propia actividad ha dotado de bienes de fortuna, están los proletarios y obreros, ardiendo de odio, porque participando de la misma naturaleza de ellos, no gozan sin embargo, de la misma condición. Naturalmente una vez infatuados como están por las falacias de los agitadores, a cuyo influjo por entero suelen someterse, ¿quién será capaz de persuadirlos que no por que los hombres sean iguales en naturaleza, han de ocupar el mismo puesto en la vida social; sino que cada cual tendrá aquél que adquirió con su conducta, si las circunstancias no le son adversas?
Enc. Ad beatissimi apostolorum, §9.

No considera necesario repetir ahora los argumentos que muestran los absurdo del socialismo, pues esto ya lo hizo espléndidamente León XIII; sin embargo, sí ve preciso señalar una vez más que "la raíz de todos los males es la concupiscencia" (I Tim. 6, 10.) y las enseñanzas de Cristo sobre las bienaventuranzas. Teniendo presentes estas verdades pide a los obispos, a quien se dirige esta encíclica, que se dediquen con todo empeño en que los hombres se afiance la fe en la verdades sobrenaturales y la esperanza de los bienes eternos.

Tras considerar los frutos del pontificado de su antecesor, San Pío X, el papa pasa a señalar los puntos principales que se ha propuesto cuidar en su pontificado: comienza exponiendo uno de ellos, especialmente necesario, en el contexto de la guerra que acaba de lamentar, se trata de la unión y la concordia que debe vivirse entre los católicos, cesando cualquier disensión o discordia entre ellos; en este sentido concreta un objetivo muy preciso:

Queremos también que los católicos se abstengan de usar aquellos apelativos que recientemente se han introducido para distinguir unos católicos de otros, y que los eviten, no sólo como innovaciones profanas de palabras, que no están conformes con la verdad ni con la equidad, sino también porque de ahí se sigue grande perturbación y confusión entre los mismos. La fe católica es de tal índole y naturaleza, que nada se le puede añadir ni quitar: o se profesa por entero o se rechaza por entero: "Esta es la fe católica; y quien no la creyere firme y fielmente no podrá salvarse"[xxvii].
Enc. Ad beatissimi apostolorum, §15.

Trata a continuación de la necesidad de superar el perjuicio que causó el Modernismo, del que no solo hay que evitar sus errores, sino guardarse también de las tendencias y del espíritu modernista que se manifiesta en la búsqueda de novedades. El fomento y la protección de las asociaciones católicas es otro de los objetivos que se propone el papa. Señal el papa la necesaria cooperación del clero para sacar adelante estos objetivos, y pide que no se olviden y sean cuidadosamente observadas las enseñanzas y orientaciones que sus antecesores han dado sobre los sacerdotes, y especialmente la Exhortación ad clerum[4]​ de San Pío X, en este sentido Benedicto XIV quiere recordar a los sacerdotes la necesidad de estar estrechamente unido a su propio obispo, pues "El Espíritu Santo ha constituido a los Obispos para que gobiernen la Iglesia de Dios".[5]

Termina la encíclica volviendo la mirada al tema con que comenzó rogando por

el fin de esta desastrosísima guerra, tanto para el bien de la sociedad, como el de la Iglesia; de la sociedad, para que, obtenida la paz, progrese verdaderamente en todo género de cultura: de la Iglesia de Jesucristo, para que, libre ya de ulteriores impedimentos, siga llevando a los hombres el consuelo y la salvación hasta los últimos confines de la tierra. Desde hace mucho tiempo la Iglesia no goza de aquella independencia que necesita, esto es, desde que su cabeza, el Pontífice Romano, empezó a carecer de aquel auxilio que por disposición de la divina Providencia, en el transcurso de los siglos, había obtenidos para defensa de su libertad
Enc. Ad beatissimi apostolorum, n. 20.

Este último pensamiento le lleva a manifestar su deseo de que, con la paz entre todas las naciones, "también cese para la Cabeza de la Iglesia la situación anormal que daña gravemente, por más de una razón, a la misma tranquilidad de los pueblos"[6]​ (enc. §21). Con una oración por la paz, e impartiendo la bendición apostólica concluye la encíclica.

Notas y referencias

  1. El texto original, tal como aparece en el Acta Apostolicae Sedis (vol. 06, pp. 565-582) , no incluye ningún epígrafe ni numera los párrafos. En las citas que se incluyen en este artículo, los párrafos se identifican por el número ordinal que les correspondería.
  2. Jn 21, 15-17.
  3. Ad Beatissimi Apostolorum 4
  4. Con este título se refiere Benedicto XV a la exhortación Haerent Animo de Pío X
  5. Hechos de los apóstoles, 20.28
  6. Enc. Ad beatissimi apostolorum, §21.

Véase también

Enlaces externos

  • Original latino de Ad beatissimi apostolorum
    • en Acta Apostolicae Sedis, vol. 06 (1914), pp. 565-582
    • y en la página web del Vaticano
  • Versión no oficial en español de Ad beatissimi apostolorum
  •   Datos: Q345606

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Ad Beatissimi Apostolorum en espanol A la catedra del Santisimo Principe de los Apostoles fue la primera enciclica de Benedicto XV dada a conocer en la Fiesta de Todos los Santos el 1 de noviembre de 1914 en la Basilica Vaticana coincidiendo con el inicio de la Primera Guerra Mundial en ella el papa aboga por la paz Ad beatissimi apostolorumEnciclica del papa Benedicto XV 1 de noviembre de 1915 ano I de su PontificadoIn te Domine speravi non confundar in aeternumEspanolA la catedra del Santisimo Principe de los ApostolesDestinatarioA los Patriarcas Primados Arzobispos y Obispos y otros Ordinarios localesArgumentoAbogando por la pazUbicacionOriginal en latinSitio webVersion no oficial en espanolCronologiaSingulari quadam de Pio X Humani generis redemptionemDocumentos pontificiosConstitucion apostolica Motu proprio Enciclica Exhortacion apostolica Carta apostolica Breve apostolico Bula editar datos en Wikidata Indice 1 Contexto historico 2 Contenido 1 3 Notas y referencias 4 Vease tambien 5 Enlaces externosContexto historico EditarTras la muerte de Pio X el 20 de agosto el Colegio Cardenalicio eligio papa el 3 de septiembre de 1914 a Giacomo della Chiesa que tomo el nombre de Benedicto XV El inicio de su pontificado coincidio por tanto con los primeros meses de la Gran Guerra iniciada formalmente el 28 de julio de ese mismo ano y la guerra que se prolongo durante mas de cuatro anos concluyo el 11 de noviembre de 1918 y la posterior pacificacion ocupo una buena parte de la labor pastoral del papa no solo con esta su primera enciclica sino tambien con Quod iam diu 1 12 1918 en que pide oraciones por los frutos de la Conferencia de Paz que se celebraria en Paris y la Pacem Dei munus pulcherrimus 23 05 1020 sobre la restauracion cristiana de la paz Con otras enciclicas Paterno iam diu del 14 de noviembre de 1919 y Annus iam plenus del 1 de diciembre del ano siguiente senalo la necesidad de ayudar economicamente con alimentos y ropa a las poblaciones empobrecidas y a los ninos que como resultado de la guerra habian quedado huerfanos Contenido 1 EditarAd beatissimi Apostolorum Principis cathedram arcano Dei providentis consilio nullis Nostris meritis ubi provecti sumus cum quidem Christus Dominus ea ipsa Nos voce qua Petrum appellaret pasce agnos meos pasce oves meas 2 continuo Nos summa cum benevolentiae caritate oculos in gregem qui Nostrae mandabatur curae convertimus innumerabilem sane gregem ut qui universos homines alios alia ratione complectatur Apenas elevado por inescrutables designios de la Providencia divina sin merito alguno Nuestro a ocupar la Catedra del principe de los Apostoles Nos considerando como dichas a nuestra persona aquellas mismas palabras que Nuestro Senor Jesucristo dijera a Pedro Apacienta mis ovejas apacienta mis corderos 2 dirigimos enseguida una mirada llena de la mas encendida caridad al rebano que se ha confiado a Nuestro cuidado rebano verdaderamente innumerable como que por una o por otra razon abraza a todos los hombres Enc Ad beatissimi apostolorum p 1 Continua el papa exponiendo que su primer afecto fue de vehemente deseo de salvar a todos los hombres pero que en seguida al contemplar la situacion en que se encuentra la sociedad civil se lleno de dolor ante el espectaculo que presenta Europa golpeada por la guerra El Papa describe a las naciones beligerantes como las mas grandes y mas ricas de la Tierra afirmando que estan bien provistas de las mas terribles armas que la ciencia militar moderna ha ideado y se esfuerzan por destruirse uno a otros con refinamientos de horror No hay limite a la medida de la ruina y la masacre dia a dia la tierra esta empapada de sangre recien derramada y se cubre con los cuerpos de los heridos y los muertosEnc Ad beatissimi apostolorum 2 A la luz de esta masacre sin sentido el papa aboga por la paz en la tierra a los hombres de buena voluntad Lc 2 14 insistiendo en que si los propios derechos han sido violados existen otros procedimientos para de arreglar y corregir esa situacion 3 Pero no es solo la guerra la que produce la miseria de los pueblos existe otro mal que es ademas causa de la guerra Se ha dejado de aplicar en el gobierno de los estados la norma y la practica de la sabiduria cristiana asi se ha esparcido en la sociedad el desprecio de la autoridad de los que gobiernan la injusta lucha entre las diversas clases sociales el ansia ardiente con que son apetecidos los bienes pasajeros y caducos como si no existiesen otros y ciertamente mucho mas excelentes propuestos al hombre para que los alcance En estos cuatro puntos se contienen segun Nuestro parecer otras tantas causas de las gravisimas perturbaciones que padece la sociedad humana Todos por lo tanto debemos esforzarnos en que por completo desaparezcan restableciendo los principios del cristianismo si de veras se intenta poner paz y orden en los intereses comunes Enc Ad beatissimi apostolorum 4 Asi se ha olvidado la ensenanza de Cristo pues como el dijo Un mandamiento nuevo os doy Que os ameis los unos a los otros Jn 14 34 y tambien Este es mi mandamiento que os ameis los unos a los otros Ante ese olvido ha desaparecido la fraternidad en las relaciones entre los hombres y se ha perdido todo respeto por la autoridad de los que gobiernan ha desaparecido asi el doble vinculo que da cohesion a la sociedad la union de los miembros entre si y de ellos con los que gobiernan Frente a los que la suerte o la propia actividad ha dotado de bienes de fortuna estan los proletarios y obreros ardiendo de odio porque participando de la misma naturaleza de ellos no gozan sin embargo de la misma condicion Naturalmente una vez infatuados como estan por las falacias de los agitadores a cuyo influjo por entero suelen someterse quien sera capaz de persuadirlos que no por que los hombres sean iguales en naturaleza han de ocupar el mismo puesto en la vida social sino que cada cual tendra aquel que adquirio con su conducta si las circunstancias no le son adversas Enc Ad beatissimi apostolorum 9 No considera necesario repetir ahora los argumentos que muestran los absurdo del socialismo pues esto ya lo hizo esplendidamente Leon XIII sin embargo si ve preciso senalar una vez mas que la raiz de todos los males es la concupiscencia I Tim 6 10 y las ensenanzas de Cristo sobre las bienaventuranzas Teniendo presentes estas verdades pide a los obispos a quien se dirige esta enciclica que se dediquen con todo empeno en que los hombres se afiance la fe en la verdades sobrenaturales y la esperanza de los bienes eternos Tras considerar los frutos del pontificado de su antecesor San Pio X el papa pasa a senalar los puntos principales que se ha propuesto cuidar en su pontificado comienza exponiendo uno de ellos especialmente necesario en el contexto de la guerra que acaba de lamentar se trata de la union y la concordia que debe vivirse entre los catolicos cesando cualquier disension o discordia entre ellos en este sentido concreta un objetivo muy preciso Queremos tambien que los catolicos se abstengan de usar aquellos apelativos que recientemente se han introducido para distinguir unos catolicos de otros y que los eviten no solo como innovaciones profanas de palabras que no estan conformes con la verdad ni con la equidad sino tambien porque de ahi se sigue grande perturbacion y confusion entre los mismos La fe catolica es de tal indole y naturaleza que nada se le puede anadir ni quitar o se profesa por entero o se rechaza por entero Esta es la fe catolica y quien no la creyere firme y fielmente no podra salvarse xxvii Enc Ad beatissimi apostolorum 15 Trata a continuacion de la necesidad de superar el perjuicio que causo el Modernismo del que no solo hay que evitar sus errores sino guardarse tambien de las tendencias y del espiritu modernista que se manifiesta en la busqueda de novedades El fomento y la proteccion de las asociaciones catolicas es otro de los objetivos que se propone el papa Senal el papa la necesaria cooperacion del clero para sacar adelante estos objetivos y pide que no se olviden y sean cuidadosamente observadas las ensenanzas y orientaciones que sus antecesores han dado sobre los sacerdotes y especialmente la Exhortacion ad clerum 4 de San Pio X en este sentido Benedicto XIV quiere recordar a los sacerdotes la necesidad de estar estrechamente unido a su propio obispo pues El Espiritu Santo ha constituido a los Obispos para que gobiernen la Iglesia de Dios 5 Termina la enciclica volviendo la mirada al tema con que comenzo rogando por el fin de esta desastrosisima guerra tanto para el bien de la sociedad como el de la Iglesia de la sociedad para que obtenida la paz progrese verdaderamente en todo genero de cultura de la Iglesia de Jesucristo para que libre ya de ulteriores impedimentos siga llevando a los hombres el consuelo y la salvacion hasta los ultimos confines de la tierra Desde hace mucho tiempo la Iglesia no goza de aquella independencia que necesita esto es desde que su cabeza el Pontifice Romano empezo a carecer de aquel auxilio que por disposicion de la divina Providencia en el transcurso de los siglos habia obtenidos para defensa de su libertadEnc Ad beatissimi apostolorum n 20 Este ultimo pensamiento le lleva a manifestar su deseo de que con la paz entre todas las naciones tambien cese para la Cabeza de la Iglesia la situacion anormal que dana gravemente por mas de una razon a la misma tranquilidad de los pueblos 6 enc 21 Con una oracion por la paz e impartiendo la bendicion apostolica concluye la enciclica Notas y referencias Editar El texto original tal como aparece en el Acta Apostolicae Sedis vol 06 pp 565 582 no incluye ningun epigrafe ni numera los parrafos En las citas que se incluyen en este articulo los parrafos se identifican por el numero ordinal que les corresponderia a b Jn 21 15 17 Ad Beatissimi Apostolorum 4 Con este titulo se refiere Benedicto XV a la exhortacion Haerent Animo de Pio X Hechos de los apostoles 20 28 Enc Ad beatissimi apostolorum 21 Vease tambien 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