Batalla de Ibarra (1823)
La Batalla de Ibarra o Batalla de la Ribera de Tahuando[13] fue un enfrentamiento ocurrido el 17 de julio de 1823 entre tropas independentistas lideradas por Simón Bolívar y tropas realistas lideradas por Agustín Agualongo.
Batalla de Ibarra | ||
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Parte de Campaña de Pasto | ||
Tropas independentistas luchando contra los realistas de Agualongo. En el cuadro del siglo XIX puede apreciarse a Bolívar dirigiendo a su ejército. | ||
Fecha | 17 de julio de 1823 | |
Lugar | Ibarra | |
Resultado | Victoria patriota | |
Combatientes | ||
Comandantes | ||
Fuerzas en combate | ||
Bajas | ||
Esta "masacre" es la única acción militar dirigida personalmente por Bolívar en territorio ecuatoriano[14] y la última acción de armas de la independencia que se llevó a cabo en Ecuador, en ese entonces Real Audiencia de Quito.
Antecedentes
Rebelión
El coronel Agualongo, comandante realista de Pasto, aprovechando el descanso de Bolívar en la hacienda El Garzal, cerca de Babahoyo (provincia de Los Ríos), se sublevó el 12 de junio de 1823. Bolívar, al enterarse de la victoria del monárquico sobre el coronel Juan José Flores, se pone en marcha para acabar con la rebelión.[15][9][16] Los pastusos se habían hecho con la ciudad de San Juan de Pasto, nombrando al teniente coronel Estanislao Merchán Cano como gobernador y al coronel Agualongo como comandante general.[17] Tres días después, las noticias llegaron a Popayán, donde las autoridades se prepararon para defender la ciudad de un ataque o avanzar sobre Pasto, reclutando hombres y caballos en Patía y el valle del Cauca y pidiendo refuerzos y armamento en Santiago de Cali.[18] El 20 de junio, un centenar de pastusos reclutados a la fuerza se amotinaron en un bergantín que estaba anclado en Tumaco y debía llevarlos al Callao, estaban desarmados e intentaron escapar a los alrededores pero fueron cazados y exterminados por el jefe militar local.[19]
Finalmente, considerando débiles las defensas de Quito, Agualongo decidió avanzar sobre ella.[20] Al parecer, tanto él como sus lugartenientes creían que Bolívar, sus principales generales y la mayoría de sus soldados ya se habían embarcado al Perú.[21][22] Durante su avance hacia el sur, los monárquicos avanzaron y escribieron cartas al cabildo de Otavalo para conseguir su apoyo, temerosos que encontrarían resistencia en Ibarra, pues la villa era conocida por ser un centro patriota.[21]
Preparativos
El 17 de junio las noticias de la rebelión llegaron a Quito[23] y de inmediato se preparó su sofocamiento. El plan era establecer contacto por mar con el gobernador de Cauca para que este atacara por Juanumbú a Pasto mientras el ejército principal avanzaba desde el sur.[24] Al mismo tiempo, el Libertador había publicado una proclama en Quito animando a los locales a defender su ciudad, consiguió que se presentaran voluntariamente milicianos y la población financiara el esfuerzo bélico.[21] También se ordenó traer desde Guayaquil a 400 veteranos[6][25][26] y 1600[6] a 1700[25][26] fusiles para armar a las milicias.
El 12 de julio Agualongo avanzaba sobre Ibarra, ocupándola sin resistencia con una fuerza de campesinos indisciplinados y mal armados.[27] Durante su marcha, Agualongo reclutó hombres en Túquerres e Ipiales, tenía los fusiles tomados a Flores para armarlos.[28] El caudillo pastuso permaneció en la villa de Ibarra entrenando a sus hombres y recogiendo vituallas.[3]
Inicialmente, a finales de junio, el general Salom quería marchar sobre Pasto con sus propias fuerzas, 250 a 350 veteranos y otros tantos reclutas,[29][7] pero recibió órdenes de retirada[30] «con el fin de hacer avanzar a los pastusos y aplastarlos a campo abierto y lo más lejos posible de su territorio».[27][31] En efecto, los rebeldes habían salido de su comarca, conocida por su clima y topografía hostil para todo ejército invasor y perfecta para las emboscadas y guerrillas.[32] La razón de su actitud defensiva está sintetizada en una carta que escribió al general Antonio José de Sucre en El Garzal el 21 de junio de ese año:
Los pastusos entre sus montañas y torrentes nos van a dar que hacer lo mismo que al principio, como Usted lo experimentó en la última campaña. Desde luego nos cortarán las comunicaciones con Bogotá, y hasta dentro de dos meses no sabré la resolución del congreso sobre mi marcha al Perú. Además, la campaña de Pasto debe prolongarse, porque sin menos de mil hombres de muy buena tropa no es posible tomar aquel país.
Usted sabe que no los tenemos ahora sin sacarlos de Guayaquil... Por Barbacoas y Esmeraldas los rebeldes nos llaman la atención y debemos exterminarlos antes de que haya un mal suceso en el Perú; esto lo aconseja la prudencia, pero ni por eso es tan fácil ejecutarlo como dice, como la experiencia lo ha demostrado siempre en tales casos. Todo esto quiere decir que yo me voy para Quito a dar impulso a las operaciones y a tratar de levantar tropas contra Pasto.[33]
Finalmente, desde Guayaquil venía el coronel Diego Ibarra con una columna del batallón Vargas de la Guardia (comandante Antonio Payares), el escuadrón Granaderos de Colombia (capitán Sandoval), 100 veteranos de diferentes cuerpos dados de alta en los hospitales, fusiles y municiones.[3] El 27 de junio Bolívar entró en Quito y el 6 de julio salió a Otavalo, donde llega dos días más tarde, ahí permanece por tres jornadas para reunir sus fuerzas.[34][35] El 28 de junio empezó a enviar contingentes hacia el norte.[21] El 11 de julio estaba en Guayllabamba, que se convierte en el centro de operaciones de la campaña.[36] Tras días de marchas forzadas llega a San Pablo el 16 de julio.[37]
Fuerzas enfrentadas
Patriotas
El ejército republicano se componía de veteranos agrupados en los batallones de infantería Rifles de Bomboná, Rehincha, Yaguachi, Vargas y el escuadrón de caballería Guías del Alto Apure.[38] Un tercio eran veteranos. Bolívar decidió dividir su ejército en tres columnas: la primera con el escuadrón Guías (Martínez y Herrán) y el batallón Yaguachi (Arévalo) bajo las órdenes del general Bartolomé Salom; la segunda con el escuadrón Granaderos (Paredes, Sandoval y Camacaro) y el batallón Vargas (Payares y Farfán) y dirigida por el brigadier venezolano José de Jesús Barreto; y la tercera con el batallón Quito (Chiriboga e Izquierdo), una compañía de zapadores y piezas de artillería a las órdenes del coronel Hermógenes Maza.[3][36] La mayoría de los autores estiman a las fuerzas republicanas en unas 1500 plazas,[1][2][3][4][5][6][26][8][39] Al parecer, se basan en el informe oficial de la batalla escrito por el teniente coronel francocanadiense Carlos Eloy Demarquet para el secretario de guerra, fechado en Ibarra el 18 de julio de 1823, donde afirmaba que los republicanos eran 1500, de los que solamente 350 eran veteranos.[7]
Aunque el historiador colombiano Antonio Cacua Prada habla de 1800[40] y el español Salvador de Madariaga de 2000.[31][13] De hecho, en una carta del teniente coronel Demarquet para el secretario de guerra, fechada en Quito el 3 de julio de 1823, se estimaba que se necesitarían no menos de 2.000 hombres para conseguir la victoria.[29] Además, poseían dos[3] a cuatro[31][29] cañones.
Los veteranos Manuel Zambrano y Pedro Montufar quedaron a cargo de los milicianos quiteños. Sabedores de la habilidad de los pastusos con las armas blancas, formaron un cuerpo de 136 hombres a las órdenes del teniente Borrero, casi todos reclutados entre el gremio de cuchilleros.[21]
Realistas
Por su parte, los monárquicos probablemente sumaban unos 2000 efectivos,[1][9][10] la mayoría pastusos y en menor medida patianos.[41] Sin embargo, el historiador venezolano Vicente Lecuna habla de 1400[4] a 1500[3] pero en estimaciones iniciales creía que eran 2000, la mitad «mal armados».[42] El sociólogo colombiano Jairo Gutiérrez Ramos y el historiador José Manuel Restrepo de 1500.[27][5] El colombiano Carlos Gómez Botero cree que eran 1500 infantes y 100 jinetes.[28] José Manuel Groot los estimaba en 1200 realistas, de los que 800 tenían fusiles y había alguna caballería.[6][43][26] En cambio, José María Obando creía que Agualongo no se había llevado más de 1000 hombres en su campaña.[44] El informe oficial de Demarquet afirma que eran 1500.[7][26][45][13] Por último, según una carta de Bolívar al vicepresidente Francisco de Paula Santander fechada el 21 de julio de 1823 en Quito serían 3000 los enemigos.[46][41]
Batalla
A las 6:00 horas del día 17 Bolívar salió de San Pablo y por la vía del Abra y Cochicaranqui avanzó con la intención de sorprender a los pastusos, que sólo tenían avanzadillas vigilando la ruta, primero son lanceados los centinelas en la hacienda Yacucalle. La infantería y artillería patriotas marchan a ambos lados del camino y la caballería en medio. El Libertador iba en la vanguardia con sus ayudantes de campo y ocho guardias del Guías.[30][36] Entre tanto, los pastusos, más preocupados de conseguir botín en las cercanías, apenas tenían vigías y fueron tomados por sorpresa.[5]
A las 14:00,[47] en un caluroso día de verano, corría un viento que levantaba mucho polvo sobre la villa.[30] Bolívar decidió no intentar asaltar la ciudad, sino que rodearla.[48] Los jinetes del centro lideraron la carga, cuyo peso se centró en el norte del pueblo. El ejército enemigo se desordenó y muchos realistas fueron muertos en las calles de Ibarra.[30] De este modo, el Libertador estaba acorralándolos en las estrechas calles del pueblo gracias a su numerosa caballería y el mejor armamento de su infantería.[49] Al notar el asalto simultáneo de la caballería y la infantería, Agualongo ordenó retirarse al otro lado del río Tahuando, posición más defendible por su terreno escarpado y estrecho.[47][8][45] Sin embargo, Bolívar no se lo permitió y siguió con sus ataques. El ejército realista se desbandó tres veces pero en cada una consiguió rehacerse.[47][30][50]
Finalmente, los pastusos se llegaron al alto de Alaburo, pero fueron masacrados por las lanzas de los escuadrones Granaderos y Guías, que destacaron en aquella jornada.[47][6] Los jinetes llaneros buscaban venganza tras la humillación de Bomboná y la villa de Ibarra, frente a una gran llanura era el terreno perfecto para ellos;[51] los pastusos habían caído en una trampa al instalarse en dicha localidad.[52] Incluso Bolívar, con sable en mano, dirigió el asalto del farellón ocupado por los monárquicos.[50]
La batalla duró tres horas[30] y se caracterizó por el uso mayoritario de armas blancas.[50] Después de la victoria, Bolívar envió a la caballería del brigadier Barreto a perseguir a cualquier realista que intentaba huir. Los persiguió un largo trecho y muy pocos lograron escapar.[46][47][53] Los pocos sobrevivientes acompañaron a Agualongo por el camino de Olivo y Aloburo hasta cruzar el río Chota, quedando a salvo de la caballería republicana.[54][50] Bolívar, furioso porque los pastusos no habían respetado la paz que les había ofrecido, ordenó no tener piedad con ningún enemigo capturado.[45][8]
Bolívar dirigió a sus tropas en la hacienda La Victoria, en la otra orilla del río Tahuando, donde estaba una piedra llamada Chapetona.[11] Después de su victoria, el Libertador se dio el tiempo de visitar la cercana laguna de Cuicocha.[50]
Consecuencias
Las bajas de los vencedores fueron de apenas 13 muertos y 8 heridos.[4][11][47][12] En cambio, los vencidos fueron aniquilados, dejando en el campo 800 cadáveres,[11][54][31][46][50][47][6][26][55][8][45] aunque algunos estudiosos los reducen a 600.[1][2] Obando menciona que sólo 200 pastusos consiguieron[44] cruzar de vuelta el río Guáitara.[47] Lecuna dice que las bajas la cifra más certera son 550 muertos y 120 heridos.[4] Restrepo menciona que también perdieron todo su armamento, municiones y el botín conseguido[47][56] al saquear el valle de Ibarra.[5]
La victoria impidió a Agualongo tomar Quito y permitió a Colombia, ya debilitada por conflictos internos, concentrarse en apoyar la independencia peruana.[57]
El combate guarda especial importancia por ser la única dirigida personalmente por Bolívar en territorio ecuatoriano. Para algunos historiadores fue más una masacre que una batalla,[58] lo que indicaría la enorme diferencia de muertos entre cada bando.[11] Después de la victoria Bolívar dio órdenes a Salom de pacificar Pasto sin contemplaciones de ningún tipo, lo que el general hizo en los dos meses siguientes:[59] «así los jefes patriotas que intervinieron en las crueles campañas llevadas al cabo contra aquella Vendée colombiana, hasta el punto de haber violado cínicamente compromisos solemnemente adquiridos».[60] Sin embargo, el 18 de agosto Agualongo volvió a concentrar suficientes guerrilleros alrededor de San Juan como para asediar a la guarnición republicana, la que tuvo que abandonarla cinco días después.[61] Salom fue reemplazado por el general José Mires al mando de las fuerzas. El 13 de septiembre Flores venció a Agualongo y reconquista Pasto y el 13 de octubre Salom vence al coronel realista en Catambuco.[62]
En noviembre, el vicepresidente Francisco de Paula Santander intenta negociar la paz con los realistas pero estos se negaron. Agualongo continuó con sus actividades y durante el 6 y 7 de febrero de 1824 reconquistó Pasto en un ataque sorpresa. Sin embargo, Flores recuperó la urbe tres días después y fusiló a los doscientos realistas que capturó.[63] El 24 de junio Agualongo fue capturado en El Castigo y fusilado el 13 de julio en Popayán.[64]
Se ha especulado que si Agualongo hubiera triunfado en Ibarra el Libertador habría tenido que retroceder hasta Quito y quizás no podría defenderla. En tal caso, los monárquicos la habrían tomado y las fuerzas republicanas no les quedaría más opción que refugiarse en Riobamba a la espera de refuerzos para levantar un nuevo ejército con el que aplastar a los pastusos. Eso hubiera tomado meses, tiempo en que la consolidación de Colombia y la independencia de Perú estarían en pausa.[65]
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Véase también
- Batalla de Ibarra, en 1812.