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Viaje de Amaniel

El viaje de Amaniel o viaje de Palacio fue un viaje de agua de la ciudad de Madrid construido entre 1614-1616. Era de propiedad real y se creó durante el reinado de Felipe III para abastecer el Alcázar. También proporcionaba caudal a tres fuentes públicas: la fuente de Matalobos, la fuente del Cura y la fuente de la plaza de la Armería.[1]​ Del Real Patrimonio pasó a manos de la Junta de Aguas de Madrid. Se conservan algunas galerías en el Paseo de Juan XXIII (a la altura del nº 46) y en el museo metropolitano de la Estación de Ópera.

Sección del viaje de Amaniel en el Museo metropolitano de Madrid en el Metro de Ópera.

En 2018, comenzaron los trabajos de restauración para permitir visitas didácticas.[2]​ Desde 2019 es posible visitar el interior de las galerías de la calle Juan XXIII.

Recorrido y uso

Es difícil precisar la fecha exacta de construcción del viaje, puesto que incluso las fuentes originales difieren: algunos legajos establecen la fecha de inicio de las obras en torno a 1611, mientras que otros la sitúan, implícita o explícitamente, entre 1612 y 1614. Esta última fecha es del todo improbable, puesto que es seguro que el viaje se encontraba ya operativo hacia mediados de 1613. Así lo confirma un documento firmado por el intendente de la Junta de Obras y Bosques, Tomás de Angulo, quien asevera que aquel verano las galerías llevaban un caudal de ocho reales fontaneros.[3]

Aunque el viaje de Amaniel fue propiedad exclusiva de la Corona, la generosidad de los reyes hizo que terminase por suministrar agua potable a algunos conventos, cuarteles y fuentes públicas. Se hizo con ello habitual que las mercedes de agua concedidas excediesen de largo el caudal del viaje. Los legajos ponen de manifiesto que esto causó abundantes quebraderos de cabeza a los arquitectos y fontaneros del rey a través de los tiempos. No en vano, ya en 1631 encontramos un documento en el que el propio Angulo reprocha al soberano su magnificencia en el otorgar mercedes de agua:

“(…) haviendo yo ofrecido a su Magd. ocho reales de agua y traendole treinta y dos, sus Magds con larga y libera mano an dado treinta y cinco, de manera q faltan tres reales”

El suministro de agua recibió relativamente pocas atenciones durante los reinados de Carlos II y Felipe V. Aunque ha quedado constancia de algunas obras, la mayoría de los documentos que se conservan de estos períodos hacen referencia a cuestiones económicas, como los contratos de arrendamiento de las tierras de Amaniel a distintos labradores o las relaciones de mercedes con sus respectivos expedientes de cobros y morosidades.

Aunque algunas mercedes iban acompañadas de una pequeña tasa, los pagos distaban mucho de realizarse con puntualidad. No extraña, por tanto, que la falta de fondos para mantenimiento se convirtiese en uno de los males endémicos del viaje. Hay que tener en cuenta que eran años difíciles para la economía española en general y para la Real Hacienda en particular: los informes de cuentas revelan que algunos de los trabajadores que participaron en las obras del viaje de la década de 1630 tardaron hasta veinte años en cobrar por sus servicios.

La naturaleza geológica de Madrid, caracterizada por la omnipresencia de sedimentos poco consolidados, daba lugar a frecuentes hundimientos en las galerías. Estos obstruían el flujo de agua, disminuyendo los caudales. La situación se agravaba cada vez que la sequía hacía su aparición. Un documento remitido por el Fontanero Real a la Junta de Obras y Bosques en 1737 revela que en aquel entonces muchas galerías del viaje estaban completamente arruinadas, y que el viaje llevaba sólo veinte reales de agua –un treinta por ciento menos que cien años antes– a distribuir entre el Palacio y otros cuarenta y ocho aprovechamientos.

El incendio que asoló el Real Alcázar en 1734 tuvo como consecuencia su total reconstrucción. Durante la misma se prestó atención a la problemática del abastecimiento de agua, ejecutándose importantes obras en el viaje de Amaniel entre 1737 y 1752. Entre ellas destacan las realizadas por Saqueti, que dejaron inoperativos largos tramos de las cabeceras del viaje original a favor de una ruta más corta y directa. También tenemos noticias de obras en el interior del casco urbano entre 1765 y 1785, algunas de las cuales fueron dirigidas por Francisco de Sabatini en persona.

El viaje fue reconocido por el fontanero mayor de Palacio en 1750 y disponía de 50,5 reales de caudal. De ellos una cuarta parte casi en exclusiva para abastecer las dependencias de la Corona (26%) –que incluían las fuentes del Callejón de la Cadena y la de Cuatro Caños–; también se beneficiaban particulares (68%) y tan solo dos fuentes públicas (6%), las de Matalobos en la calle Ancha de San Bernardo y la del Cura en la calle del Pez, con un caudal de 1 y 2 reales, respectivamente. Hay que notar que estas dos fuentes estaban sufragadas por la Villa, en virtud de un trueque por el que a cambio la Corona recibía de otros viajes municipales los mismos caudales que el viaje de Amaniel dejaba en ellas.[4]

Debido a la fuerte sequía de finales de la década de 1820, durante los últimos años del reinado de Fernando VII y las regencias de María Cristina y Espartero se pusieron en práctica distintas iniciativas para la mejora del suministro de aguas a Palacio. Entre ellas destaca la asignación de una cantidad fija de dinero para el mantenimiento del viaje y para la ejecución de obras de ampliación. De esta época data la construcción del ramal de Cantarranas -Ciudad Universitaria- y la ampliación de la cabecera del norte hasta el Cerro de los Pinos, hoy parques de la Ventilla y los Pinos. Cabe asimismo citar los trabajos de los arquitectos Custodio Moreno, Tiburcio Pérez y Narciso Pascual y Colomer, que auspiciaron diversos reconocimientos de la traza, reformaron algunos tramos y estandarizaron el método de aforo de caudales.

La última gran crisis de abastecimiento de los viajes de agua tuvo lugar a mediados del siglo XIX, y fue la que en último término precipitó su abandono. La construcción del Canal de Isabel II, un imponente acueducto de casi ochenta kilómetros de longitud, fue coronada una tarde de verano de 1858 con la espectacular llegada de las aguas del valle del Lozoya a la fuente que entonces presidía la Glorieta de San Bernardo. A partir de aquel momento, las modernas tomas del Canal fueron sustituyendo a los viajes.

Pese a todo, el viaje de Amaniel todavía se mantuvo operativo durante casi un siglo. De finales del siglo XIX y principios del XX datan multitud de expedientes administrativos que revelan que el crecimiento de Madrid por el norte –hoy barrios de Fuencarral, Tetuán y Chamartín– fue contribuyendo poco a poco a su desmantelamiento: entre ellos observamos la retirada de muchos capirotes que entorpecían el paso en las nuevas calles, la excavación de pozos cercanos al viaje para el abastecimiento de propiedades de reciente construcción o el abandono progresivo  de pequeños ramales.

Su origen estaba en el cementerio de Fuencarral y desde allí se bifurcaba en dos ramales: uno atravesaba la Dehesa de la Villa (antigua dehesa de la corte de Castilla en Madrid encomendada al ballestero de Enrique II de Castilla Lope de Amaniel),[5]​ mientras que el otro cruzaba la antigua huerta del Obispo (en la actualidad colonia de Villaamil). Ambos ramales de captación confluían en la Quinta de los Pinos, situado al final de la Dehesa. Desde la quinta el viaje discurría a lo largo de la calle Guzmán el Bueno, atravesando el antiguo cementerio conocido con el nombre de las Calaveras, que luego ocuparía el Estadio de Vallehermoso. Desde allí llegaba a la Glorieta de San Bernardo y bajaba hacia la Gran Vía finalizando en la Plaza de Oriente.[6]

Referencias

  1. Madoz, Pascual (1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. tomo XIV. Madrid: Imprenta del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de D. Pascual Madoz. p. [1]. 
  2. Comienza la restauración del Viaje de Agua de Amaniel para permitir visitas didácticas
  3. Martínez Santos (2013). El viaje de aguas de Amaniel. Asociación Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa. p. 198. ISBN 978-84-616-3591-7. 
  4. Pinto, Gili y Velasco, 2012, p. 121.
  5. Mesonero Romanos, Ramón de (1861). El antiguo Madrid. Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta villa (primera parte) (2010 edición). Madrid: edición facsímil de Trigo Ediciones. ISBN 9788489787414. 
  6. Mª Teresa Solesio de la Presa, (1992), Los viajes de agua madrileños. Capt. "Mayrit. Estudios de arqueología medieval madrileña." Ed. Polifemo. Madrid .

Bibliografía

  • Bellido, Luis (1928). «Fuentes de Madrid». Universidad Autónoma de Barcelona. Consultado el 14 de mayo de 2017. 
  • Guerra Chavarino, Emilio (2011). Los viajes de agua y las fuentes de Madrid. La Librería. ISBN 9788498731194. 
  • Gea, María Isabel (2002). Diccionario enciclopédico de Madrid. Madrid: La Librería. ISBN 8495889099. 
  • Martínez Santos, Pedro (2013). El viaje de aguas de Amaniel. Madrid: Asociación Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa. ISBN 978-84-616-3591-7. 
  • Pinto Crespo, Virgilio; Gili Ruiz, Rafael; Velasco Medina, Fernando (2010). Fundación Canal, ed. Los Viajes de Agua de Madrid durante el Antiguo Régimen. ISBN 978-84-932119-6-7. 
  • Bellido, Luis (1928). «Exposición del Antiguo Madrid. Sociedad Española de Amigos del Arte». madrid.es. Consultado el 14 de mayo de 2017. «Catálogo General Ilustrado». 

Enlaces externos

Enlaces externos

  •   Datos: Q6160875
  •   Multimedia: Viaje de Amaniel

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El viaje de Amaniel o viaje de Palacio fue un viaje de agua de la ciudad de Madrid construido entre 1614 1616 Era de propiedad real y se creo durante el reinado de Felipe III para abastecer el Alcazar Tambien proporcionaba caudal a tres fuentes publicas la fuente de Matalobos la fuente del Cura y la fuente de la plaza de la Armeria 1 Del Real Patrimonio paso a manos de la Junta de Aguas de Madrid Se conservan algunas galerias en el Paseo de Juan XXIII a la altura del nº 46 y en el museo metropolitano de la Estacion de opera Seccion del viaje de Amaniel en el Museo metropolitano de Madrid en el Metro de opera En 2018 comenzaron los trabajos de restauracion para permitir visitas didacticas 2 Desde 2019 es posible visitar el interior de las galerias de la calle Juan XXIII Indice 1 Recorrido y uso 2 Referencias 3 Bibliografia 4 Enlaces externos 5 Enlaces externosRecorrido y uso EditarEs dificil precisar la fecha exacta de construccion del viaje puesto que incluso las fuentes originales difieren algunos legajos establecen la fecha de inicio de las obras en torno a 1611 mientras que otros la situan implicita o explicitamente entre 1612 y 1614 Esta ultima fecha es del todo improbable puesto que es seguro que el viaje se encontraba ya operativo hacia mediados de 1613 Asi lo confirma un documento firmado por el intendente de la Junta de Obras y Bosques Tomas de Angulo quien asevera que aquel verano las galerias llevaban un caudal de ocho reales fontaneros 3 Aunque el viaje de Amaniel fue propiedad exclusiva de la Corona la generosidad de los reyes hizo que terminase por suministrar agua potable a algunos conventos cuarteles y fuentes publicas Se hizo con ello habitual que las mercedes de agua concedidas excediesen de largo el caudal del viaje Los legajos ponen de manifiesto que esto causo abundantes quebraderos de cabeza a los arquitectos y fontaneros del rey a traves de los tiempos No en vano ya en 1631 encontramos un documento en el que el propio Angulo reprocha al soberano su magnificencia en el otorgar mercedes de agua haviendo yo ofrecido a su Magd ocho reales de agua y traendole treinta y dos sus Magds con larga y libera mano an dado treinta y cinco de manera q faltan tres reales El suministro de agua recibio relativamente pocas atenciones durante los reinados de Carlos II y Felipe V Aunque ha quedado constancia de algunas obras la mayoria de los documentos que se conservan de estos periodos hacen referencia a cuestiones economicas como los contratos de arrendamiento de las tierras de Amaniel a distintos labradores o las relaciones de mercedes con sus respectivos expedientes de cobros y morosidades Aunque algunas mercedes iban acompanadas de una pequena tasa los pagos distaban mucho de realizarse con puntualidad No extrana por tanto que la falta de fondos para mantenimiento se convirtiese en uno de los males endemicos del viaje Hay que tener en cuenta que eran anos dificiles para la economia espanola en general y para la Real Hacienda en particular los informes de cuentas revelan que algunos de los trabajadores que participaron en las obras del viaje de la decada de 1630 tardaron hasta veinte anos en cobrar por sus servicios La naturaleza geologica de Madrid caracterizada por la omnipresencia de sedimentos poco consolidados daba lugar a frecuentes hundimientos en las galerias Estos obstruian el flujo de agua disminuyendo los caudales La situacion se agravaba cada vez que la sequia hacia su aparicion Un documento remitido por el Fontanero Real a la Junta de Obras y Bosques en 1737 revela que en aquel entonces muchas galerias del viaje estaban completamente arruinadas y que el viaje llevaba solo veinte reales de agua un treinta por ciento menos que cien anos antes a distribuir entre el Palacio y otros cuarenta y ocho aprovechamientos El incendio que asolo el Real Alcazar en 1734 tuvo como consecuencia su total reconstruccion Durante la misma se presto atencion a la problematica del abastecimiento de agua ejecutandose importantes obras en el viaje de Amaniel entre 1737 y 1752 Entre ellas destacan las realizadas por Saqueti que dejaron inoperativos largos tramos de las cabeceras del viaje original a favor de una ruta mas corta y directa Tambien tenemos noticias de obras en el interior del casco urbano entre 1765 y 1785 algunas de las cuales fueron dirigidas por Francisco de Sabatini en persona El viaje fue reconocido por el fontanero mayor de Palacio en 1750 y disponia de 50 5 reales de caudal De ellos una cuarta parte casi en exclusiva para abastecer las dependencias de la Corona 26 que incluian las fuentes del Callejon de la Cadena y la de Cuatro Canos tambien se beneficiaban particulares 68 y tan solo dos fuentes publicas 6 las de Matalobos en la calle Ancha de San Bernardo y la del Cura en la calle del Pez con un caudal de 1 y 2 reales respectivamente Hay que notar que estas dos fuentes estaban sufragadas por la Villa en virtud de un trueque por el que a cambio la Corona recibia de otros viajes 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que en ultimo termino precipito su abandono La construccion del Canal de Isabel II un imponente acueducto de casi ochenta kilometros de longitud fue coronada una tarde de verano de 1858 con la espectacular llegada de las aguas del valle del Lozoya a la fuente que entonces presidia la Glorieta de San Bernardo A partir de aquel momento las modernas tomas del Canal fueron sustituyendo a los viajes Pese a todo el viaje de Amaniel todavia se mantuvo operativo durante casi un siglo De finales del siglo XIX y principios del XX datan multitud de expedientes administrativos que revelan que el crecimiento de Madrid por el norte hoy barrios de Fuencarral Tetuan y Chamartin fue contribuyendo poco a poco a su desmantelamiento entre ellos observamos la retirada de muchos capirotes que entorpecian el paso en las nuevas calles la excavacion de pozos cercanos al viaje para el abastecimiento de propiedades de reciente construccion o el abandono progresivo de pequenos ramales Su origen estaba en el cementerio de Fuencarral y desde alli se bifurcaba en dos ramales uno atravesaba la Dehesa de la Villa antigua dehesa de la corte de Castilla en Madrid encomendada al ballestero de Enrique II de Castilla Lope de Amaniel 5 mientras que el otro cruzaba la antigua huerta del Obispo en la actualidad colonia de Villaamil Ambos ramales de captacion confluian en la Quinta de los Pinos situado al final de la Dehesa Desde la quinta el viaje discurria a lo largo de la calle Guzman el Bueno atravesando el antiguo cementerio conocido con el nombre de las Calaveras que luego ocuparia el Estadio de Vallehermoso Desde alli llegaba a la Glorieta de San Bernardo y bajaba hacia la Gran Via finalizando en la Plaza de Oriente 6 Referencias Editar Madoz Pascual 1850 Diccionario geografico estadistico historico de Espana y sus posesiones de Ultramar tomo XIV Madrid Imprenta del Diccionario geografico estadistico historico de D Pascual Madoz p 1 Comienza la restauracion del Viaje de Agua de Amaniel para permitir visitas didacticas Martinez Santos 2013 El viaje de aguas de Amaniel Asociacion Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa p 198 ISBN 978 84 616 3591 7 Pinto Gili y Velasco 2012 p 121 Mesonero Romanos Ramon de 1861 El antiguo Madrid Paseos historico anecdoticos por las calles y casas de esta villa primera parte 2010 edicion Madrid edicion facsimil de Trigo Ediciones ISBN 9788489787414 Mª Teresa Solesio de la Presa 1992 Los viajes de agua madrilenos Capt Mayrit Estudios de arqueologia medieval madrilena Ed Polifemo Madrid Bibliografia EditarBellido Luis 1928 Fuentes de Madrid Universidad Autonoma de Barcelona Consultado el 14 de mayo de 2017 Guerra Chavarino Emilio 2011 Los viajes de agua y las fuentes de Madrid La Libreria ISBN 9788498731194 Gea Maria Isabel 2002 Diccionario enciclopedico de Madrid Madrid La Libreria ISBN 8495889099 Martinez Santos Pedro 2013 El viaje de aguas de Amaniel Madrid Asociacion Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa ISBN 978 84 616 3591 7 Pinto 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