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Tiburcio de Redín y Cruzat

Tiburcio de Redín y Cruzat, (Pamplona (Navarra, España), 11 de agosto de 1597, La Guaira (Venezuela), 31 de agosto 1651), barón de Bigüezal, caballero de Santiago[1]​ fue un militar y marino de comportamiento ejemplar en lo castrense, pero de vida agitada y conflictiva. Al llegar a la madurez, su vida sufrió una profunda y repentina transformación al descubrir su vocación misionera para seguir el camino clerical que habían seguido la mayoría de sus hermanos tomando los hábitos capuchinos bajo el nombre de fray Francisco de Pamplona.

Tiburcio de Redín y Cruzat
Francisco de Pamplona

Retrato de Tiburcio de Redín y Cruzat retrato atribuido a fray Juan Andrés Ricci, Museo del Prado, Madrid.
Información personal
Nombre de nacimiento Tiburcio de Redín y Cruzat
Nacimiento 11 de agosto de 1597
Pamplona (Navarra, España).
Fallecimiento 31 de agosto de 1651
La Guaira (Venezuela).
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Infante, Marino y Gobernador.
Orden religiosa Orden de Frailes Menores Capuchinos

Fray Baltasar de Lodares, en su obra Los franciscanos capuchinos de Venezuela, basada en un retrato existente en el Museo del Prado (Madrid), atribuido al padre Juan Ricci, lo presenta en los siguientes términos:

El entrecejo fruncido como un nubarrón de tormenta, sobre su mirada dura y desafiadora; los bigotes encabritados por las puntas, el mentón audaz y provocativo, orlado de un pelillo áspero e impertinente; la cabeza revuelta e indómita, cayendo sobre el cuello; las botas altas y pesadas.
Baltasar de Lodares, Caracas, 1929

En su memoria se le dedicó el nombre de una calle en Pamplona, su ciudad natal.


Biografía

Nació en Pamplona el 11 de agosto de 1597 y era el menor de los nueve hijos de don Carlos de Redín y de doña Isabel Cruzat. Es, por ello, hermano de Martín de Redín y Cruzat.[2][3]

Al cumplir los catorce años, ingresaba en los Tercios de Infantería Españoles para combatir en las guerras de Italia, donde al poco tiempo, por su arrojo y valentía lograba el grado de alférez, grado militar que se le concedió para recompensarle sus méritos en el asalto de la fortaleza de San Andrés, en el sitio de Vercelli.

A sus pocos años, por su capacidad castrense, en 1620 ocupaba el cargo de capitán de mar y guerra, estando al mando de uno de los galeones que hacían la travesía atlántica hacia el Nuevo Mundo (parece ser que era el “Nuestra Señora de Atocha”), En 1624, se le destinó a Portugal, al mando de una compañía de Piqueros de Infantería, bajo las órdenes del marqués de Hinojosa, con el que ya había combatido en las guerras de Italia.

Después pasaría a Armada del Océano, prestando su apoyo y auxilio al marino don Antonio de Oquendo donde sostendría algunos combates navales. En alguno de estos enfrentamientos resultó herido, en un brazo y en el pecho. Al recuperarse fue llamado a la Corte, donde el rey Felipe IV le recompensó su demostrada valentía, regalándole una cadena de oro y dándole el cargo de Gobernador, de la nueva armada que se estaba aprestando en la ensenada de Barcelona.

El valor era su divisa

Tiburcio de Redín, era tajante a la hora de solventar situaciones difíciles, lo que le hacía ser temido por los que se veían obligados a enfrentarse con el aristócrata pamplonés. Uno de los ardides, que empleó en una ocasión, fueron de los que le hicieron pasar a la historia legendaria; en esa ocasión, fue conocedor de que un pirata holandés le estaba esperando a que se hiciera a la mar con su bajel; pero Redín mandó cargarlo con piedras, para aparentar que iba sobre cargado de tesoros.

Redín ordenó inutilizar la artillería de su buque y reforzó a la tripulación con infantes españoles, se hizo a la mar sin preocuparse de los que le esperaban. Sopesando vencer la embestida, el buque holandés, puso rumbo de encontrada hacía la nao española, al llegar le pidieron cuartel aduciendo que su capitán estaba gravemente enfermo, al mismo tiempo que todos los españoles aparentaban estar enormemente asustados.

Persuadido el capitán holandés de que eran ciertos los hechos, pasó a tomar el buque español y se dirigió a la cámara del capitán, supuestamente enfermo, al entrar se encontró con que Redín le descerrajó un tiro que lo echó por tierra, sirviendo al mismo tiempo de aviso a la gente de Redín para que abordaran la nave holandesa. La reacción de los piratas, fue intentar disparar sobre su propio buque, que ya había sido abordado y conquistado por los españoles, pero como encontraron la artillería inutilizada, no tuvieron más remedio que resignarse a ser apresados por los españoles.

Esta acción sucedía en unas circunstancias especiales, ya que Redín iba como arrestado con destino a España, por orden de la Real Audiencia de Santo Domingo y por una de sus acostumbradas travesuras. Es este caso, poco más se le podía pedir, ya que las que utilizaba con sus enemigos, también lo hacía con los amigos, era su forma de ser. En este caso, la jugada le salió redonda, puesto que logró entrar en la bahía de Cádiz, con el buque holandés apresado.

Por su conflictivo carácter, siempre andaba huyendo de la justicia, su vida era una constante zozobra, y los accidentes y las pendencias inevitablemente se le atravesaban en su camino. Una de las veces que se encontraba en Madrid, y obligado a huir de la justicia que lo andaba buscando, su ingenio se impuso una vez más y logró esquivarlos haciéndose pasar por un lisiado paralítico.

Regresó a Sevilla y de nuevo tuvo que salir huyendo, por la persecución, está vez de un marido celoso, pero otra vez su inventiva se puso de manifiesto; se dirigió a su general y le pidió le entregara el mando de cuatro bajeles, con el pretexto de tener una misión oficial para realizar un servicio señalado.

Cambio de rumbo

A sus 40 años, aunque en su vida militar había cumplido con su misión sirviendo a la patria en las acciones encomendadas, quizás cansado de tanta aventura y de aquella vida de pendencias y sobresaltos que llevaba, decidió buscar la paz espiritual e ingresó en un convento, siendo admitido en la Orden Capuchina de Tarazona, el día 26 de junio del año de 1637, tomando el nombre de fray Francisco de Pamplona.

Aunque ahora vestía hábito monástico, parecía que las dificultades le buscaban allá por donde iba, de nuevo, en un viaje al norte de África, el buque en el que viajaba junto a otros frailes y el prefecto de la Orden, fue visto por un navío holandés, que inmediatamente se puso a dar caza al español. Enterado el capitán del buque de que él estaba a bordo, le rogó al prefecto de los capuchinos que le pidiese a Redín que se pusiera al mando del buque, pues no encontraba otra solución.

Cuando el prefecto de la Orden le indicó que era su obligación para evitar caer en manos de herejes y que le obedeciese, quedando de momento a su entera libertad de acción y sin obligación ni pena para su alma, ya que estaba en juego la defensa de España y de su Cristianismo; Redín de un manotazo arrebató la espada del capitán, comenzó a dar órdenes, entraron en combate y después de que se impuso la superioridad española, los holandeses no tuvieron otro remedio que escapar para no ser castigados con mayor dureza. Algún tiempo después solicitaba formar parte de las misiones venezolanas.

Leyenda o realidad

En su nuevo estatus se comportó muy dignamente, era muy devoto y cumplía a rajatabla las disciplinas de la orden. Pero “donde hubo fuego siempre quedaron cenizas”. Tanto de su vida militar como de la evangélica, se comentan hechos que rayan lo legendario, pero dado su fuerte carácter y su forma de solucionar los problemas, a estas posibles leyendas se les pueden dar visos de realidad.

En una ocasión, estando de viaje, se encontró en un mesón de Tudela, donde unos matones intentaron abusar de la mesonera y de sus hijas; Redín les recrimino su actitud, pero los fanfarrones viendo delante de ellos un pobre fraile, no lo tomaron en cuenta y siguieron con su molesta diversión. Esto hizo resucitar las mañas del viejo capitán, por lo que sirviéndose de un látigo, comenzó a darles tales trallazos de manera que los otros no tuvieron otra opción que la de darse a la fuga.

En otra ocasión en que se dirigía al sur de España, se hospeda en un pueblo de Toledo; el curioso ventero, amigo de enterarse de vidas ajenas, entabla diálogo con el recién llegado clérigo:-¿Es cierto que el célebre soldado, don Tiburcio de Redín ha tomado él hábito capuchino? -Sí, hermano -le responde el fraile ¡Gracias a Dios!, -contesta el ventero- que se ha corregido; pero…, ¿Cree ud.. padre que perseverará en los votos que ha hecho?-Confío en Dios que sí, hermano, -le responde fray Francisco de Pamplona- ¡Vive Dios…! -exclama el ventero-, mucho me temo…, porque hombre más tremendo que ese no lo he conocido jamás. Cuando pasaba por aquí, eran seguras las riñas, las heridas, la sangre…

El ventero seguía con su retahíla, comentando la turbulenta vida del personaje, mientras este le escuchaba dando cuenta de un plato de lentejas. Cansado el fraile de tanta historia mundana que le apartaba de sus pensamientos evangélicos, secamente le suelta al ventero: -Perdón, hermano…. ¡Yo soy Tiburcio de Redín!

Este clérigo, que tan bien conocía el área del Caribe por su destino en los barcos que perseguían la piratería, a partir de 1650 fue uno de los grandes impulsores de las misiones venezolanas, a él particularmente y a otros impulsores misionales que cumplieron con su apostolado, se deben estas palabras de agradecimiento que les dedica Duarte Level:

“Empero sobre la tumba de los capuchinos, Venezuela está obligada a depositar coronas de agradecimiento. Esos frailes salvaron la integridad de la Patria. En nuestra cuestión de límites con la Guayana inglesa, el único argumento sólido e incontestable que pudimos presentar para justificar nuestro derecho sobre Guayana fue la obra que allí hicieron los misioneros. A ellos les debemos no haberlo perdido todo. Hasta donde llegaron los religiosos en su misión evangélica puede decirse que llegaron nuestras fronteras. Al plantar la cruz fijaron los linderos de Venezuela”.

Tiburcio de Redín y Cruzat, el soldado y el marino que cumplió con su deber obtuvo y tantos premios mereció (entre estos el hábito de Santiago), o el humilde fray Francisco de Pamplona, como se le conoció en su corta vida religiosa, imprevistamente moría en el puerto de La Guaira (Venezuela) el 31 de agosto de 1651, cuando venía a España a reclutar más misioneros para contribuir a la evangelización que llevaban a cabo las misiones venezolanas.

Referencias

  1. El hábito de Caballero de Santiago le fue otorgado por Felipe IV en 1624
  2. Huarte Jáuregui, 1926, pp. 343-344
  3. Ibarra Murillo, 1951, p. 183

Bibliografía

  • Puyol y Alonso, Julio (1913). Vida y aventuras de Don Tiburcio de Redín. Renacimiento. Archivado desde el original el 22 de septiembre de 2009. Consultado el 30 de julio de 2020. 
  • Huarte Jáuregui, José María (1926). «El capuchino español fray Francisco de Pamplona (1597-1651); nuevos documentos». Boletín de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra (Pamplona: Imprenta Aramburu) 17 (68): 334-404. 
  • Ibarra Murillo, Javier (1951). Biografías de ilustres navarros del siglo XVII. Pamplona: Imp. Jesús García. pp. 182-194. Archivado desde el original el 17 de mayo de 2010. Consultado el 30 de julio de 2020. 
  • Historia de Venezuela.. Ediciones Edime. 1975. ISBN 84-7156-163-8. OCLC 4910343. Consultado el 30 de julio de 2020. 
  • Siso, Carlos (1982). La formación del pueblo venezolano : estudios sociológicos (6a ed edición). Escritorio Siso. ISBN 84-365-2309-1. OCLC 13495285. Consultado el 30 de julio de 2020. 

Enlaces externos

  •   Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Tiburcio de Redín y Cruzat.
  •   Datos: Q9087538
  •   Multimedia: Tiburcio Redin Cruzat

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Tiburcio de Redin y Cruzat Pamplona Navarra Espana 11 de agosto de 1597 La Guaira Venezuela 31 de agosto 1651 baron de Biguezal caballero de Santiago 1 fue un militar y marino de comportamiento ejemplar en lo castrense pero de vida agitada y conflictiva Al llegar a la madurez su vida sufrio una profunda y repentina transformacion al descubrir su vocacion misionera para seguir el camino clerical que habian seguido la mayoria de sus hermanos tomando los habitos capuchinos bajo el nombre de fray Francisco de Pamplona Tiburcio de Redin y Cruzat Francisco de PamplonaRetrato de Tiburcio de Redin y Cruzat retrato atribuido a fray Juan Andres Ricci Museo del Prado Madrid Informacion personalNombre de nacimientoTiburcio de Redin y CruzatNacimiento11 de agosto de 1597Pamplona Navarra Espana Fallecimiento31 de agosto de 1651La Guaira Venezuela NacionalidadEspanolaInformacion profesionalOcupacionInfante Marino y Gobernador Orden religiosaOrden de Frailes Menores Capuchinos editar datos en Wikidata Fray Baltasar de Lodares en su obra Los franciscanos capuchinos de Venezuela basada en un retrato existente en el Museo del Prado Madrid atribuido al padre Juan Ricci lo presenta en los siguientes terminos El entrecejo fruncido como un nubarron de tormenta sobre su mirada dura y desafiadora los bigotes encabritados por las puntas el menton audaz y provocativo orlado de un pelillo aspero e impertinente la cabeza revuelta e indomita cayendo sobre el cuello las botas altas y pesadas Baltasar de Lodares Caracas 1929 En su memoria se le dedico el nombre de una calle en Pamplona su ciudad natal Indice 1 Biografia 2 El valor era su divisa 3 Cambio de rumbo 4 Leyenda o realidad 5 Epilogo 6 Referencias 7 Bibliografia 8 Enlaces externosBiografia EditarNacio en Pamplona el 11 de agosto de 1597 y era el menor de los nueve hijos de don Carlos de Redin y de dona Isabel Cruzat Es por ello hermano de Martin de Redin y Cruzat 2 3 Al cumplir los catorce anos ingresaba en los Tercios de Infanteria Espanoles para combatir en las guerras de Italia donde al poco tiempo por su arrojo y valentia lograba el grado de alferez grado militar que se le concedio para recompensarle sus meritos en el asalto de la fortaleza de San Andres en el sitio de Vercelli A sus pocos anos por su capacidad castrense en 1620 ocupaba el cargo de capitan de mar y guerra estando al mando de uno de los galeones que hacian la travesia atlantica hacia el Nuevo Mundo parece ser que era el Nuestra Senora de Atocha En 1624 se le destino a Portugal al mando de una compania de Piqueros de Infanteria bajo las ordenes del marques de Hinojosa con el que ya habia combatido en las guerras de Italia Despues pasaria a Armada del Oceano prestando su apoyo y auxilio al marino don Antonio de Oquendo donde sostendria algunos combates navales En alguno de estos enfrentamientos resulto herido en un brazo y en el pecho Al recuperarse fue llamado a la Corte donde el rey Felipe IV le recompenso su demostrada valentia regalandole una cadena de oro y dandole el cargo de Gobernador de la nueva armada que se estaba aprestando en la ensenada de Barcelona El valor era su divisa EditarTiburcio de Redin era tajante a la hora de solventar situaciones dificiles lo que le hacia ser temido por los que se veian obligados a enfrentarse con el aristocrata pamplones Uno de los ardides que empleo en una ocasion fueron de los que le hicieron pasar a la historia legendaria en esa ocasion fue conocedor de que un pirata holandes le estaba esperando a que se hiciera a la mar con su bajel pero Redin mando cargarlo con piedras para aparentar que iba sobre cargado de tesoros Redin ordeno inutilizar la artilleria de su buque y reforzo a la tripulacion con infantes espanoles se hizo a la mar sin preocuparse de los que le esperaban Sopesando vencer la embestida el buque holandes puso rumbo de encontrada hacia la nao espanola al llegar le pidieron cuartel aduciendo que su capitan estaba gravemente enfermo al mismo tiempo que todos los espanoles aparentaban estar enormemente asustados Persuadido el capitan holandes de que eran ciertos los hechos paso a tomar el buque espanol y se dirigio a la camara del capitan supuestamente enfermo al entrar se encontro con que Redin le descerrajo un tiro que lo echo por tierra sirviendo al mismo tiempo de aviso a la gente de Redin para que abordaran la nave holandesa La reaccion de los piratas fue intentar disparar sobre su propio buque que ya habia sido abordado y conquistado por los espanoles pero como encontraron la artilleria inutilizada no tuvieron mas remedio que resignarse a ser apresados por los espanoles Esta accion sucedia en unas circunstancias especiales ya que Redin iba como arrestado con destino a Espana por orden de la Real Audiencia de Santo Domingo y por una de sus acostumbradas travesuras Es este caso poco mas se le podia pedir ya que las que utilizaba con sus enemigos tambien lo hacia con los amigos era su forma de ser En este caso la jugada le salio redonda puesto que logro entrar en la bahia de Cadiz con el buque holandes apresado Por su conflictivo caracter siempre andaba huyendo de la justicia su vida era una constante zozobra y los accidentes y las pendencias inevitablemente se le atravesaban en su camino Una de las veces que se encontraba en Madrid y obligado a huir de la justicia que lo andaba buscando su ingenio se impuso una vez mas y logro esquivarlos haciendose pasar por un lisiado paralitico Regreso a Sevilla y de nuevo tuvo que salir huyendo por la persecucion esta vez de un marido celoso pero otra vez su inventiva se puso de manifiesto se dirigio a su general y le pidio le entregara el mando de cuatro bajeles con el pretexto de tener una mision oficial para realizar un servicio senalado Cambio de rumbo EditarA sus 40 anos aunque en su vida militar habia cumplido con su mision sirviendo a la patria en las acciones encomendadas quizas cansado de tanta aventura y de aquella vida de pendencias y sobresaltos que llevaba decidio buscar la paz espiritual e ingreso en un convento siendo admitido en la Orden Capuchina de Tarazona el dia 26 de junio del ano de 1637 tomando el nombre de fray Francisco de Pamplona Aunque ahora vestia habito monastico parecia que las dificultades le buscaban alla por donde iba de nuevo en un viaje al norte de Africa el buque en el que viajaba junto a otros frailes y el prefecto de la Orden fue visto por un navio holandes que inmediatamente se puso a dar caza al espanol Enterado el capitan del buque de que el estaba a bordo le rogo al prefecto de los capuchinos que le pidiese a Redin que se pusiera al mando del buque pues no encontraba otra solucion Cuando el prefecto de la Orden le indico que era su obligacion para evitar caer en manos de herejes y que le obedeciese quedando de momento a su entera libertad de accion y sin obligacion ni pena para su alma ya que estaba en juego la defensa de Espana y de su Cristianismo Redin de un manotazo arrebato la espada del capitan comenzo a dar ordenes entraron en combate y despues de que se impuso la superioridad espanola los holandeses no tuvieron otro remedio que escapar para no ser castigados con mayor dureza Algun tiempo despues solicitaba formar parte de las misiones venezolanas Leyenda o realidad EditarEn su nuevo estatus se comporto muy dignamente era muy devoto y cumplia a rajatabla las disciplinas de la orden Pero donde hubo fuego siempre quedaron cenizas Tanto de su vida militar como de la evangelica se comentan hechos que rayan lo legendario pero dado su fuerte caracter y su forma de solucionar los problemas a estas posibles leyendas se les pueden dar visos de realidad En una ocasion estando de viaje se encontro en un meson de Tudela donde unos matones intentaron abusar de la mesonera y de sus hijas Redin les recrimino su actitud pero los fanfarrones viendo delante de ellos un pobre fraile no lo tomaron en cuenta y siguieron con su molesta diversion Esto hizo resucitar las manas del viejo capitan por lo que sirviendose de un latigo comenzo a darles tales trallazos de manera que los otros no tuvieron otra opcion que la de darse a la fuga En otra ocasion en que se dirigia al sur de Espana se hospeda en un pueblo de Toledo el curioso ventero amigo de enterarse de vidas ajenas entabla dialogo con el recien llegado clerigo Es cierto que el celebre soldado don Tiburcio de Redin ha tomado el habito capuchino Si hermano le responde el fraile Gracias a Dios contesta el ventero que se ha corregido pero Cree ud padre que perseverara en los votos que ha hecho Confio en Dios que si hermano le responde fray Francisco de Pamplona Vive Dios exclama el ventero mucho me temo porque hombre mas tremendo que ese no lo he conocido jamas Cuando pasaba por aqui eran seguras las rinas las heridas la sangre El ventero seguia con su retahila comentando la turbulenta vida del personaje mientras este le escuchaba dando cuenta de un plato de lentejas Cansado el fraile de tanta historia mundana que le apartaba de sus pensamientos evangelicos secamente le suelta al ventero Perdon hermano Yo soy Tiburcio de Redin Epilogo EditarEste clerigo que tan bien conocia el area del Caribe por su destino en los barcos que perseguian la pirateria a partir de 1650 fue uno de los grandes impulsores de las misiones venezolanas a el particularmente y a otros impulsores misionales que cumplieron con su apostolado se deben estas palabras de agradecimiento que les dedica Duarte Level Empero sobre la tumba de los capuchinos Venezuela esta obligada a depositar coronas de agradecimiento Esos frailes salvaron la integridad de la Patria En nuestra cuestion de limites con la Guayana inglesa el unico argumento solido e incontestable que pudimos presentar para justificar nuestro derecho sobre Guayana fue la obra que alli hicieron los misioneros A ellos les debemos no haberlo perdido todo Hasta donde llegaron los religiosos en su mision evangelica puede decirse que llegaron nuestras fronteras Al plantar la cruz fijaron los linderos de Venezuela Tiburcio de Redin y Cruzat el soldado y el marino que cumplio con su deber obtuvo y tantos premios merecio entre estos el habito de Santiago o el humilde fray Francisco de Pamplona como se le conocio en su corta vida religiosa imprevistamente moria en el puerto de La Guaira Venezuela el 31 de agosto de 1651 cuando venia a Espana a reclutar mas misioneros para contribuir a la evangelizacion que llevaban a cabo las misiones venezolanas Referencias Editar El habito de Caballero de Santiago le fue otorgado por Felipe IV en 1624 Huarte Jauregui 1926 pp 343 344 Ibarra Murillo 1951 p 183Bibliografia EditarPuyol y Alonso Julio 1913 Vida y aventuras de Don Tiburcio de Redin Renacimiento Archivado desde el original el 22 de septiembre de 2009 Consultado el 30 de julio de 2020 Huarte Jauregui Jose Maria 1926 El capuchino espanol fray Francisco de Pamplona 1597 1651 nuevos documentos Boletin de la Comision de Monumentos Historicos y Artisticos de Navarra Pamplona Imprenta Aramburu 17 68 334 404 Ibarra Murillo Javier 1951 Biografias de ilustres navarros del siglo XVII Pamplona Imp Jesus Garcia pp 182 194 Archivado desde el original el 17 de mayo de 2010 Consultado el 30 de julio de 2020 Historia de Venezuela Ediciones Edime 1975 ISBN 84 7156 163 8 OCLC 4910343 Consultado el 30 de julio de 2020 Siso Carlos 1982 La formacion del pueblo venezolano estudios sociologicos 6a ed edicion Escritorio Siso ISBN 84 365 2309 1 OCLC 13495285 Consultado el 30 de julio de 2020 Enlaces externos Editar Wikimedia Commons alberga una categoria multimedia sobre Tiburcio de Redin y Cruzat Datos Q9087538 Multimedia Tiburcio Redin Cruzat Obtenido de https es wikipedia org w index php title Tiburcio de Redin y Cruzat amp oldid 128130488, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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