Theresa Knorr
Theresa Jimmie Francine Cross, conocida como Theresa Knorr por su segundo matrimonio (Sacramento, California, Estados Unidos; 12 de marzo de 1946), es una convicta Estadounidense que adquirió fama mundial debido a las múltiples torturas propinadas contra sus hijos, sobre todo a quienes asesinó (en este caso dos de sus hijas mayores). Theresa fue sentenciada a dos cadenas perpetuas consecutivas, pudiendo ser elegible para obtener la libertad condicional en 2027.
Theresa Knorr | ||
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Información personal | ||
Nombre completo | Theresa Jimmie Francine Cross | |
Otros nombres | La madre Monstruo | |
Nacimiento | 12 de marzo de 1946 (75 años) Sacramento, California, Estados Unidos | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Familia | ||
Cónyuge | Clifford Clyde Sanders (1962-1964 -asesinado-); Robert Knorr (1966-1970) ; Robert Pulliam ; Chet Harris | |
Hijos | Howard Knorr; Sheila Knorr (muerta) ; Susan Knorr (muerta); Theresa "Terry" Knorr-Walker (1970-2011) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Asesina en serie | |
Información criminal | ||
Cargo(s) criminal(es) | asesinato y tortura | |
Condena | Condenada a 2 cadenas perpetuas | |
Situación penal | Encarcelada, con posibilidad de libertad condicional en el año 2027. | |
Infancia
Theresa Knorr nació en Sacramento, California el 12 de marzo de 1946 producto de la relación de su madre, Swannie Gay y su padre James "Jim" Cross quien tenía dos hijos (un hijo y una hija) de un matrimonio anterior. El padre de Theresa fue diagnosticado con la Enfermedad de Parkinson por lo que tuvo que dejar su remunerado trabajo como asistente en una fábrica de Queso en Rio Linda, California. Su madre posteriormente, fallece a consecuencia de una Insuficiencia cardíaca. Theresa estaba muy apegada a su madre por lo que, cuando su madre falleció en 1961 ella se sumió en una gran depresión.
Matrimonios, asesinato de su primer esposo y divorcio de su segundo esposo
A la edad de 16 años se casó con Clifford Clyde Sanders un hombre cinco años mayor, con quien tuvo un hijo al que se le dio por nombre Howard, las peleas constantes en la pareja atribuidas al carácter posesivo de Theresa y a los rumores de infidelidad de su esposo, hicieron que se deteriorara la relación de tal manera que Clifford estaba por abandonarla. Esto desencadenó la furia de Theresa asesinándolo en 1964 de un disparo de rifle en el pecho. Fue absuelta de los cargos al alegar defensa propia, para ese momento estaba embarazada de su segunda hija Sheila.
En 1966 contrajo nupcias con Robert Knorr estando embarazada de 7 meses de su tercera hija Susan la cual nació el 13 de marzo de ese mismo año, seguida un año después por William, por Robert en 1968 y por Theresa en 1970, conocida como Terry la más joven de los Knorr. Durante estos años, Theresa se hundió en el alcoholismo desarrollando con ello una desmedida esquizofrenia. Encontrándose sola y con seis hijos, además de su adicción al licor, Theresa pronto encontraría en sus hijos, el objeto y la excusa perfecta para descargar sobre ellos toda su rabia y frustración.
Maltratos sistemáticos
Theresa solía pasar el tiempo intimidando y amedrentando a sus seis hijos a quienes hacía sentar en el piso de la cocina y los hacía quedarse inmoviles mientras ella no paraba de mirarlos fijamente durante horas. Al menor movimiento que ellos hicieran, agarraba a sus hijos y les propinaba sendas palizas y en algunas ocasiones los encerraba y les arrojaba cuchillos de cocina. En cierta ocasión, tomó a su hija menor, Terry a quien amenazó con una pistola calibre 22 apuntando con su arma a la cabeza de la pequeña para asustarla. Terry, su hija menor, tuvo numerosas pesadillas a raíz de este suceso.
Asesinato de Susan Knorr
Producto de su estilo de vida sedentario y su mala alimentación, Theresa comenzó a engordar desmedidamente y culpó de esto a su hija Susan, argumentando -producto de sus delirios inducidos por el licor-, que esta estaba poseída por el Diablo y le lanzaba hechizos para hacerla engordar. Como castigo, Theresa cocinaba grandes ollas de pasta con queso y grasa y obligaba a su hija a comer excesivamente para que engordara como ella. El ritual consistía en sentarla en el piso de la cocina, poner la olla ardiente sobre las piernas desnudas de Susan para quemarla y supervisar que terminara con la olla entera. Un día, Susan escapó de casa y denunció a su madre ante la policía local, denunciando todo lo que su madre les hacía a ella y a sus hermanos, pero Theresa alegó que eran mentiras, que su hija tenía problemas mentales y necesitaba de ayuda psiquiátrica.
Al regresar a casa, Susan se encontró con su madre que la tomó de sus ropas, la llevó al comedor de la casa y la humillo frente a sus hijos e hijas, esta le pidió a sus hijos William y Robert que la sostuvieran y ella le asesto un golpe a Susan en el estómago con un guante de cuero que se turnaba con sus otros hijos quienes eran forzados a participar en la paliza a Susan. En la autopsia posterior se determinó que Susan había desarrollado un tumor en uno de sus ovarios así como varias hemorragias internas producto del cruel trato que recibió ese día. Pero para Susan el castigo no había acabado. Luego de la paliza, Susan fue amarrada a una de las camas y supervisada por sus hermanos para que no escapara y así mismo, era alimentada dos veces al día hasta que finalmente Susan se rindió. Theresa convencida de que Susan no intentaría escapar de nuevo, decidió dejarla libre con la condición de que no saliera de su casa lo cual le impidió volver a su escuela.
Theresa sin embargo, estaba convencida de que Susan le seguía lanzando el hechizo que la hacía verse cada vez más gorda y esto desató su furia lo que terminó por llevarla al límite y tras recriminar a su hija por ello que lo negaba todo, Theresa le propina un disparo en el pecho en un arrebato de furia. Como no quería que la policía se entrometiera, Theresa obligó a su hija mayor Sheila a dejar a Susan en la bañera. Allí su madre limpió la herida y la curó con vendas y gasas. Las hermanas de Susan se turnaban para bañarla y alimentarla hasta que se recuperó y volvió a la vida normal, pero la bala no atravesó el cuerpo de Susan, sino que quedó alojada en su espalda.
En una fuerte discusión, poco tiempo después, Theresa apuñaló a Susan en la espalda con unas tijeras afiladas. Las heridas eran muy graves, y Susan, que no soportaba más tiempo los maltratos, le dijo a su madre que quería irse de esa casa. Por extraño que parezca, Theresa aceptó, pero puso una condición: la bala que seguía en la espalda de Susan tenía que desaparecer. No quería que nadie pudiera acusarla.
A la chica no le quedaba más remedio que aceptar, tenía que salir de allí como fuera. Su madre le dio una gran cantidad de alcohol y pastillas, con lo que estaría drogada mucho tiempo. Los niños fueron obligados a ayudar en la rudimentaria operación. Theresa no paraba de gritar órdenes a su hijo de 15 años, Robert, para que tomara un cuchillo, hiciera un gran corte en la espalda de Susan y extrajera la bala.
Tuvo que cortar una gran cantidad de tejido muscular y remover con los dedos en la herida para encontrarla. Las condiciones eran horribles, poco higiénicas e inexpertas. La niña había tenido mucha suerte de sobrevivir al disparo, pero era evidente que esta operación no podía salir bien.
Al día siguiente Susan se despertó entre gritos con un dolor insoportable. Su madre le dio un montón de pastillas como antibióticos y antiinflamatorios pero la infección y los daños eran demasiado grandes. Su piel y sus ojos se volvieron amarillos y perdió el control sobre sus propios intestinos.
Al no soportar más los gritos de dolor de Susan, Theresa tomó a Susan y luego de amordazarla con cinta americana, la amarró de pies y manos y luego subió todas sus pertenencias las cuales estaban en una bolsa de basura. Condujeron con Susan varios kilómetros hasta salir de la ciudad y llegaron a un puente cercano, donde Theresa, tras empapar todas sus cosas en gasolina y a la propia Susan, coloca a la joven sobre las bolsas de basura y luego sin remordimiento alguno, le prendió fuego asumiendo que estaba muerta. La autopsia posterior determinó que Susan estaba aún con vida cuando fue quemada. Debido al deteriorado estado del cadáver, Susan nunca pudo ser identificada a plenitud y fue clasificada como NN (Jane Doe#4873/84).
Asesinato de Sheila
A los dos años de aquel asesinato, Theresa con tal de aumentar los ingresos económicos de su familia, obligó a su hija mayor Sheila a prostituirse. Sheila teniendo miedo de correr con la misma suerte que su hermana Susan, no tuvo más remedio que obedecer. Al principio, a Sheila le iba bien y podía traer dinero a la casa, pero pronto, los delirios de Theresa volvieron a aparecer y esta comenzó a hostigar a su hija al acusarla de estar embarazada y de haber supuestamente contraído una enfermedad venérea, lo cual Sheila negaba categóricamente. Theresa, encolerizada, le propinó una golpiza muy fuerte, la amarró de pies y manos, y luego la encerró en un armario muy pequeño en el cual hacía demasiado calor. Obligaba a sus hijos a vigilar la puerta y a no abrirla bajo ningún concepto. También tenían prohibido darle a Sheila de comer o de beber hasta que confesara. Sheila le dijo a Theresa lo que quería oír, pero aun así la mantuvo encerrada, acusándola de mentir.
Varios días después, oyeron un ruido muy fuerte dentro del armario, que sería la última señal de vida que daría Sheila. Cuando sus hermanos la sacaron del armario, tres días después, ya estaba descompuesta. Había muerto de desnutrición y deshidratación.
Theresa, teniendo miedo de verse implicada en el asesinato de su hija (ya que el cadáver de Sheila comenzó a emanar un fuerte olor que se sentía por toda la casa), ordenó a sus hijos poner a Sheila en una caja de cartón. Luego, los hijos de Theresa arrojaron el cuerpo cerca del aeropuerto de Truckee (California). El cuerpo de Sheila fue encontrado varios días después, pero estaba tan descompuesto que nunca fue identificado. Actualmente está registrado con el nombre Jane Doe #6607-85.
En un esfuerzo posterior para tratar de destruir cualquier evidencia que probara la muerte de Sheila, Theresa ordenó a su hija menor, Terry a que prendiera fuego a la casa, cosa que al final hizo, dejando pistas suficientes a los bomberos y a la policía de que el incendio fue provocado para ocultar el asesinato. Después de esto, cada uno de los hijos de Knorr decidió huir lejos de la casa. Todos menos Robert Jr.,quien, desesperado por el hecho de que tuviera que empezar prácticamente de cero, robó a un bar en Las Vegas en 1991, matando a su propietario, y siendo posteriormente condenado a 16 años de prisión, obligando a Theresa a huir de Las Vegas a Salt Lake City.
Terry, por su parte, para sobrevivir, tuvo que usar la identificación de su hermana Sheila para esconder su edad. Se casó y su esposo le ayudó a superar este trauma, pero ella quería hacer justicia por sus hermanas fallecidas a manos de su demente madre. Once años después de la muerte de Sheila, acudió a la Policía a denunciar el caso.
Arresto y condena
Con las pruebas recopiladas con base en el testimonio de Terry, la policía comenzó la búsqueda de Theresa Knorr, localizándola finalmente en Salt Lake City el 10 de noviembre de 1993. Cuando la arrestaron, Theresa se presentó con su apellido de soltera Cross y se encontraba cuidando a la madre de su casero, una mujer de 86 años.
Theresa se declaró inocente de los cargos pero al sospechar que uno de sus hijos declararía contra ella, debido a que había evidencia suficiente para recomendar la pena de muerte para su caso, decidió declararse culpable para rebajar su condena. El 17 de octubre de 1995, Theresa fue condenada a 2 cadenas perpetuas consecutivas, pudiendo salir bajo libertad condicional en el año 2027 y de sobrevivir para ese entonces, tendrá 80 años.
Según la escala que desarrolló el Dr. Michael Stone basada en sus investigaciones sobre las motivaciones de los asesinos para cometer diversos crímenes, llegó a la conclusión de que Theresa está en la categoría 22 de dicha escala, la cual describe a asesinos psicópatas y torturadores. La tortura es su principal motivo.