Pedro Coelho
Pedro Esteves Coelho, (Braga, Portugal, 1307 - Lisboa, 1361) fue un ricohombre portugués consejero del rey Alfonso IV.
Estuvo implicado en el asesinato de Inés de Castro, de la poderosa Casa de Castro, quien era amante del infante Pedro de Portugal.
Biografía
Su familia se había establecido desde el siglo de hierro en la región de Entre Douro e Minho y Riba de Mouro, distrito de Viana do Castelo. Era descendiente de Lourenço Viegas de Ribadouro "el espadeiro" (1110-1160), Egas Moniz "el Aio" (1080-1146) y de Monio Viegas I de Ribadouro "el Gasco" (950-1022), un caballero medieval que participó en las cruzadas cristianas contra los moros. Sus padres fueron Maria Mendes Petite y Estevao Coelho, cortesano de Alfonso III.
Llegó a ganarse la confianza de Alfonso IV de Portugal y se convirtió en uno de sus más cercanos colaboradores. Participó en política durante los conflictos dinásticos entre Portugal y el Reino de Castilla (que culminaría en el interregno de 1383-1385). Fue tutor del infante Pedro, heredero del trono, casado con Constanza Manuel de Villena (hija del escritor Don Juan Manuel, príncipe de Villena).
El infante mantenía una relación a escondidas con Inés de Castro que comenzó a ser notoria y mal aceptada, en especial por Alfonso, que temía la influencia castellana y una eventual perdida de poder. La corte tampoco aprobó la relación, no solo por diplomacia hacia Don Juan Manuel sino por la estrecha amistad del infante con los hermanos de Inés, Fernán Ruíz de Castro y Álvar Pérez de Castro; dos personajes muy poderosos cercanos a Alfonso XI de Castilla a quienes Pedro comenzaba a favorecer.
En 1344 Inés es alejada de Pedro y enviada al castillo de Albuquerque. En octubre de 1345 sdoña Constanza Manuel de Villena fallece durante el parto del futuro rey Fernando I de Portugal, y en diciembre de ese mismo año Alfonso IV traslada su corte a Montemor-o-Velho.
Pedro se instala con Inés en Albuquerque haciendo estallar una disputa con su padre. El consejo real propone un casamiento de urgencia con una dama de la aristocracia portuguesa pero es categóricamente rechazado por el infante. Conviven varios años y en total tendrían cuatro hijos. El nacimiento de su último hijo, Dionisio, agrava la situación. Llamar a su hijo Dionisio, era visto como una provocación, teniendo en cuenta la conflictiva relación que tenía Alfonso con su padre, Dionisio I de Portugal. Alfonso de hecho, estuvo cerca de ser derrocado en sucesión por uno de los hijos bastardos de Dionisio, Pedro Alfonso de Portugal.
Los consejeros Pedro Coelho, Álvaro Gonçalves y Diego López Pacheco se radicalizan y son señalados como los más incisivos en presionar al rey para que se asesine a Inés de Castro. Pese al rechazo de otros consejeros como João Domingues de Beja, no debió el rey oponerse, puesto que ese día de 1355 entraron los tres hombres a la Quinta das Lágrimas y degollaron a Inés de Castro. Los asesinos consiguen fugarse a España con la complicidad de Alfonso IV.
Al fallecer Alfonso en 1357, Coelho y Gonçalves, que estaban escondidos en Andalucía, son capturados y ajusticiados por el flamante rey, Pedro I de Portugal. Diego López Pacheco logra escapar y más tarde Pedro le perdonaría la vida.
A Coelho le fue arrancado el corazón desde el pecho y a Gonçalves desde la espalda. Una respuesta conocida que dio Coelho antes de ser torturado fue; «Achá-lo-ás mais forte que o de um touro e mais leal do que o de um cavalo», «Me encontrarás más fuerte que un toro y más leal que un caballo» (en relación a la supuesta complicidad de Alfonso en el complot para asesinar a doña Inés).
Escritores de tinte nacionalista como Manuel José da Costa Felgueiras Gaio, José Leite de Vasconcelos y Herberto Helder de Oliveira, presentan a Alfonso IV y a sus tres consejeros como heraldos de la soberanía lusitana, ante un inminente conflicto dinástico y la posible anexión de Portugal al antiguo Reino de Castilla, en un contexto en el que las pretensiones de Castilla amenazaban la dinastía Avís y traerían más tarde una etapa de interregno.
Inés fue coronada reina consorte de Portugal de manera póstuma en 1357 (Pedro alegó la existencia de un casamiento encubierto). La conocida leyenda, no constatada por la historia, relata que el rey Pedro tomó su cadáver —en descomposición avanzada— y lo colocó en el trono, obligando a la corte y a todos los allí presentes a besarle la mano. Algunos historiadores creen que el origen de esta leyenda se debe a la costumbre portuguesa de besar la mano de los reyes difuntos.
Referencias
Bibliografía
- Manuel Abranches de Soveral , Visienses. Ensayo genealógico sobre la nobleza de Viseu. Siglos XIV al XVII , Porto 2004, ISBN 972-97430-6-1 .
- De Oliveira Marques, A.H., Historia de Portugal