Nacionalización de la banca en México
La nacionalización de la banca en México es un proceso mediante el cual a principios de los años ochenta determinó la elección de diversas medidas de política económica que modificaron la operación del sistema financiero mexicano. El 1 de septiembre de 1982, durante su último informe de gobierno el presidente José López Portillo anunció la nacionalización de la banca y el decreto que sentó las bases de operación del nuevo régimen, así como las reformas a los artículos 25° y 28° de la Constitución.
Antecedentes
Durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, México luchó contra una crisis política que fue resultado del desgaste de las instituciones del país. Asimismo, contra una desaceleración económica provocada por el entorno internacional, la cual evidenció las debilidades económicas del modelo económico seguido, llamado desarrollo estabilizador, que fue sustituido por el esquema de desarrollo compartido. Tras el rompimiento del Acuerdo de Bretton Woods, la política económica fue de una gran expansión del gasto público financiada con impresión de dinero (ejemplificada por la célebre frase del presidente Echeverría "las finanzas se manejan desde Los Pinos") y con endeudamiento externo. Con el aumento internacional del precio del petróleo, México reinició las exportaciones hacia 1975.[1]
Luis Echeverría finalizó su sexenio en 1976 con una crisis de la balanza de pagos, acompañada por una fuerte fuga de capital, que llevó a la devaluación del peso. Todo ello afectó la confianza del pueblo mexicano. Era la primera vez que bajaba la paridad del peso, desde 1954.
Asimismo, hubo un intento de reforma fiscal que agudizó el enfrentamiento entre el gobierno y el sector privado iniciado al principio del sexenio. Al respecto, escriben los economistas Carlos Tello y Domingo Hernández:
Con el gobierno del presidente Luis Echeverría se renovaron los esfuerzos para aumentar los ingresos tributarios del gobierno federal. En los primeros años se hace un nuevo intento de modificaciones a las leyes (se les llamó adecuaciones fiscales), pero fue poco lo que se logró: un aumento de 3 a 4% en el Impuesto a los Ingresos Mercantiles (IIM) y, con ello, una mayor armonía tributaria entre el gobierno federal y las entidades federativas, pues se subscribió un acuerdo de coordinación con ellas. Hubo, también, varios aumentos a diversos impuestos indirectos a productos específicos y ajustes al Impuesto Sobre la Renta (ISR). [2]
Durante el sexenio de López Portillo
Al asumir la presidencia, López Portillo adoptó las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional para reducir la inflación y ajustar la balanza de pagos; por otro lado, se impusieron topes a los aumentos salariales, límites a la capacidad de endeudamiento externo del país, y se iniciaron mecanismos de supervisión internacional para las finanzas públicas.
Desde la toma de posesión, el nuevo presidente buscó una reconciliación nacional, con el sector empresarial y con otros sectores, por lo que se crearon mecanismos para compensar a los sindicatos y organizaciones campesinas.
A partir de 1978,cuando el petróleo subió hasta 12.80 dólares el barril se dio el auge petrolero, las cosas empezaron a cambiar, se desató una "exuberancia presidencial" lo que llevó a hablar de una administración de la abundancia. Sin embargo, esta abundancia producto de las ganancias del petróleo provocó una gran expansión del gasto, un aumento considerable en los niveles de endeudamiento del país y una afectaciòn en el impacto en el desempeño de la banca, que, por el alto encaje legal, se volvió prácticamente una ventanilla de recaudación gubernamental.
Un conflicto importante se fue alimentando de los incrementos en el encaje marginal a los depósitos; Ante el alto déficit, las necesidades del sector público eran crecientes por lo que el gobierno se sobregiraba en su cuenta con el Banco de México, el cual aplicaba automáticamente altos encajes legales.
La inestabilidad y la creciente inflación causaron una sobrevaluación del peso, por lo que las empresas e individuos aprovecharon para comprar dólares los cuales estaban baratos en términos relativos, y la aceleración de la fuga de capitales. Ambos provocaron presiones sobre el tipo de cambio y sobre la balanza de pagos, lo que eventualmente propició una disminución en las reservas. A ello se sumó el desplome del precio de la plata y los de otros productos de exportación que el país estaba realizando como los precios del café, del camarón, del algodón, del plomo y otros que cayeron en más del veinte por ciento entre 1980 y 1981 En cambio, el petróleo continuó aumentando hasta alcanzar en el mercado mundial hasta 37 dólares por barril en 1980. La mezcla mexicana alcanzó 31.19 dólares en 1980 y 33.20 dólares en 1981. [3]
Frente a un monto de gasto e inversión pública considerable, los ingresos propios del sector público no aumentaron de manera proporcional. Durante el mismo año se combinaron: por un lado, la caída en el precio y demanda de petróleo y, por otro lado, el alza en la tasa de interés y un incremento del gasto público por encima de lo presupuestado, lo que provocó que el déficit del sector público como proporción del PIB aumentara sustancialmente.
La inquietud de los trabajadores empeoraba de la mano de la situación macro económica que a su vez causó una preocupación generalizada. En este contexto, la compra de dólares y la fuga de divisas a través de la banca era un fenómeno inevitable. La emproblemada situación económica se complicó más aún a mediados de 1981, cuando el gobierno introdujo una serie de medidas que tenían como propósito mejorar la situación de la balanza de pagos y reducir el déficit público; sin embargo, ante la ineficiencia de la política puesta en práctica, en la formulación del presupuesto de egresos para 1982 se volvió a insistir en la fórmula tradicional que procurara el freno de la demanda agregada mediante una reducción en el gasto público, lo que provocó entre otras cosas la aceleración en el ritmo de devaluación de la moneda.
1982: la crisis
En 1982 ocurrieron dos acontecimientos internacionales que alteraron el escenario económico: el primero fue la caída en los precios del petróleo en el mercado mundial por primera vez en muchos años, que hizo que el precio promedio del crudo de exportación de México descendiera a 28.69 dólares, 14% menos que en 1981,[4] y un aumento en las tasas de interés internacionales. El gobierno mexicano no reparó en estos cambios sino aceleró su política expansiva del gasto público, lo que provocó salida de capitales y mayor endeudamiento del país. Ello contribuyó definitivamente al estallido de la crisis.[5]
En el mes de febrero, la especulación contra el peso y la fuga de capitales llevó a una disminución de las reservas internacionales del Banco de México. Esta pérdida significativa causó que el banco finalmente se retirara temporalmente del mercado cambiario lo que depreció el peso. No obstante, el gobierno continuó su política expansionista financiada con impresión de dinero y deuda externa. A la crítica situación económica se sumaron, a lo largo de 1982, los conflictos entre clases sociales y al interior del gobierno.[6] Además, el Fondo Monetario Internacional señalaba que los problemas de México eran resultado de la acelerada expansión de la economía y sugerían una reducción en el gasto y una mayor devaluación de la moneda.
La imagen prevaleciente en el país y en el extranjero de la banca privada y de los banqueros mexicanos era una de solidez, seriedad, probidad, eficiencia y profesionalismo en el manejo y prestación del servicio público concesionado de la banca y del crédito, a pesar de lo expresado por el presidente de la República.
El 1º de septiembre de 1982 en su sexto y último informe de gobierno el presidente José López Portillo dijo:
He expedido en consecuencia dos decretos: uno que nacionaliza los bancos privados del país y otro que establece el control generalizado de cambios… Es ahora o nunca, ya nos saquearon. México no se ha acabado. No nos volverán a saquear.López Portillo, J. Sexto informe.[7]
Expropiación de la Banca
En ejercicio de sus facultades para expropiar la banca, José López Portillo mencionó las principales razones para tomar esta decisión: por un lado, la banca privada había obtenido ganancias excesivas en la prestación de un servicio público concesionado; por otro lado, había creado fenómenos monopólicos con dinero aportado por el público a fin de que el crédito no se siguiera concentrando en los estratos altos de la sociedad y llegara oportuno y barato a la mayor parte del pueblo y, por último, para facilitar salir de la crisis económica que se había agravado por falta de control directo del Estado sobre el sistema financiero. Entre estas medidas necesarias sobresalía claramente la implantación de un control de cambios generalizado dado que las acciones de austeridad y ajuste en materia de política económica que se habían aplicado para contener la crisis no habían dado resultado, principalmente por el monto de las fugas de capital.
En cuanto al objeto expropiado, en el decreto correspondiente, se estableció que se expropiaban las instalaciones, edificios, mobiliario, equipo, activos, cajas, bóvedas, sucursales, agencias y todo los demás muebles e inmuebles de los bancos expropiados a favor de la nación. Quedaron exceptuadas de expropiación las Instituciones Nacionales de Crédito, la banca mixta, en la que las instituciones eran parte del gobierno y parte privadas, el Banco Obrero, además de Citibank y las oficinas de representación de bancos extranjeros.
Una vez consumada la expropiación de los bancos, se implementaron una serie de medidas en relación a la tasa de interés y respecto a las políticas del tipo de cambio.
Impactos en el sexenio de la Madrid
El gobierno de López Portillo fue el que nacionalizó la banca; sin embargo, fue el régimen de Miguel de la Madrid el que tuvo que encargarse de la indemnización de los banqueros expropiados y de organizar la banca en manos del sector público. La indemnización de los ex-accionistas de la banca se concluyó hacia el otoño de 1985.
Es reconocido que Miguel de la Madrid no estuvo de acuerdo con la expropiación de la banca, aunque acordó no revertir la situación; no obstante, sí decidió que se conformara una banca mixta y competitiva.
Durante los primeros años del régimen del presidente De la Madrid, hubo mucho interés en restituir la confianza que había sido tan dañada por la expropiación de la banca. A pesar de la crisis económica que prevaleció de 1983 hasta el final del sexenio, los números de la banca no fueron desfavorables, lo que ayudó a recuperar de manera paulatina la confianza de los inversionistas y poco a poco la inversión privada.
Referencias
- Bazdresch, Carlos y Levy, Santiago (1991). "Populism and Economic Policy in Mexico, 1970-1982" en R. Dornbusch y S. Edwards, ed. The Macroeconomics of Populism in Latin America. The University of Chicago Press. p. 223-262. ISBN 9780226158440.
- Tello, C. y D. H. Sobre la Reforma... p. 5
- Colmenares, F. Petróleo y crecimiento...
- Colmenares, F. Op.cit.
- Cárdenas Sánchez, Enrique (2015). El largo curso de la economía mexicana. De 1780 a nuestros días. Fondo de Cultura Económica. p. 640-644. ISBN 9786071628121.
- Romero Kolbeck, Gustavo (2010). A. Espinosa y E. Cárdenas, ed. "Testimonio sobre las condiciones que prevalecían en México y que llevaron a la nacionalización de la banca" en A. Espinosa y E. Cárdenas La nacionalización de la banca.. Centro de Estudios Espinosa Yglesias. p. 180-181. ISBN 9786078036011.
- López Portillo, J. Sexto informe...
Bibliografía
- ACOSTA ROMERO, Miguel La Banca Múltiple. Porrúa. México. 1981.
- COLMENARES, Francisco. Petróleo y crecimiento económico en México 1938-2006. http://www.economia.unam.mx/publicaciones/econunam/pdfs/15/04colmenares.pdf
- DEL ÁNGEL MOBARAK, Gustavo A. y MARTINELLI MONTOYA, César. La Expropiación de la Banca en México, Un Ensayo de Economía Política. Centro de Estudios Yglesias. México. 2009.
- ESPINOSA RUGARCÍA, Amparo. CÁRDENAS SÁNCHEZ, Enrique. La Nacionalización Bancaria, 25 años después. Centro de Estudios Yglesias. Tomo II. Segunda Edición. México. 2010.
- LÓPEZ PORTILLO, José. Sexto informe de gobierno, 1982. http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1982_73/Sexto_Informe_de_Gobierno_del_presidente_Jos_L_pez_1221.shtml
- PÉREZ LÓPEZ, Enrique. Expropiación de la Banca en México y Desarrollo Estabilizador. Diana. México. 1987.
- QUINTANA ADRIANO, Elvia Arcelia. Aspectos Legales y Económicos del Rescate Bancario en México. Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM. 2002.
- TELLO, Carlos. La Nacionalización de la Banca en México. Siglo XXI Editores. 5 Ed. México. 1995.
- TELLO, Carlos y Domingo Hernández. Sobre la Reforma Tributaria en México. http://www.economia.unam.mx/publicaciones/nueva/econunam/pdfs/21/03tello.pdf