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De Oñate a La Granja

De Oñate a La Granja es la tercera novela de la tercera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, escrita en su finca de San Quintín (Santander),[1]​ en octubre-noviembre de 1898 y publicada ese mismo año.[2][3]​ El título alude a la localidad guipuzcoana de Oñate, establecida como ‘corte del pretendiente’ y «capital del estado absolutamente absoluto», y el Real Sitio de La Granja, donde permanece Isabel II bajo la regencia de su madre, y que sería escenario del “motín de los Sargentos” de 1836 que restauró fugazmente la Constitución de 1812. Escenarios que le sirven a Galdós para contrastar una vez más la idiosincrasia de «las dos Españas»,[4]​ y en este caso –encarnadas por carlistas e isabelinos–, en su más alto estrado de poder y ambición.[5]​ Finalmente, el capítulo recoge la rocambolesca caída del Mendizábal y la ascensión de Istúriz como primer ministro de la Regencia.

De Oñate a la Granja
de Benito Pérez Galdós
Género Novela
Ambientada en Reinado de Isabel II de España y Motín de La Granja de San Ildefonso
Oñate
Idioma Español
País España
Fecha de publicación 1898
Texto en español De Oñate a La Granja en Wikisource
Episodios nacionales y Tercera serie de los Episodios nacionales
De Oñate a la Granja

Con el personaje romántico Fernando Calpena como protagonista de la trama folletinesca, Galdós continúa con la habitual profundidad psicológica el análisis de círculos políticos como el que compone la corte del infante Carlos María Isidro,[6]​ o fantasías en la frontera de lo literario y lo histórico como la que Calpena elabora comparando a los dos funestos hijos de Carlos IV de España:

Hizo Calpena mental paralelo entre su tocayo Narizotas y el llamado Pretendiente, llegando a la conclusión triste de que si hubiera un infierno especial para los reyes, en el más calentito rescoldo de este tártaro regio debían purgar sus pecados contra la humanidad estos dos señores, que simbolizando la misma idea, por la supuesta ley de sus derechos mataron o dejaron matar tal número de españoles, que con los huesos de aquellos nobles muertos, víctimas unos de su ciego fanatismo, inmolados otros por el deber o en matanzas y represalias feroces, se podría formar una pira tan alta como el Moncayo. En todos los países, la fuerza de una idea o la ambición de un hombre han determinado enormes sacrificios de la vida de nuestros semejantes; pero nunca, ni aun en las fieras dictaduras de América, se han visto la guerra y la política tan odiosa y estúpidamente confabuladas con la muerte. La historia de las persecuciones del 14 al 20, de la reacción del 24, de las campañas apostólicas y realistas, así como del recíproco exterminio de españoles en la guerra dinástica hasta el Convenio de Vergara, causan dolor y espanto, por el contraste que ofrece la grandeza de tan extraordinario derroche de vidas con la pequeñez de las personas en cuyo nombre moría o se dejaba matar ciegamente lo más florido de la nación. Considerados en lo moral, grande era la diferencia entre Fernando y Carlos, pues la bajeza y sentimientos innobles de aquel no tuvieron imitación en su hermano, varón puro y honrado, con toda la probidad posible dentro de aquella artificial realeza y de la superstición de soberanía providencial. Trasladados los dos a la vida privada, donde no pudieran llamarnos vasallos ni suponerse reyes cogiditos de la mano de Dios, Fernando hubiera sido siempre un mal hombre; D. Carlos un hombre de bien, sin pena ni gloria. En inteligencia, allá se iban, ganando Fernando a su hermano, si no en ideas propiamente tales, en marrullerías y artes de la vida práctica. Las ideas de Don Carlos eran pocas, tenaces, agarradas al magín duro, como el molusco a la roca, con el conglutinante del formulismo religioso, que en su espíritu tenía todo el vigor de la fe. De la piedad de Fernando no había mucho que fiar, como fundada en su propia conveniencia; la de D. Carlos se manifestaba en santurronerías sin substancia, propias de viejas histéricas, más que en actos de elevado cristianismo. En sus reveses políticos, no supo Fernando conservarse tan entero como cuando ejercía de tiranuelo, comiéndose los niños crudos; D. Carlos mantuvo su dignidad en el ostracismo y en la mala ventura, y acabó sus días amado de los que le habían servido. Fernando se compuso de manera que, al morir, los enemigos le aborrecían tanto como le despreciaban los amigos.
Capítulo XX, (Galdós, 1898)

Referencias

  1. Madariaga, Benito (1979). Pérez Galdós. Biografía santanderina. Santander: Instituto Cultural de Cantabria. 
  2. Ortiz, 2000, p. 368.
  3. García Lorenzo, 1971, p. 759.
  4. Zambrano, 1982, p. 124.
  5. «Los Episodios Nacionales: una interpretación (una historia de España novelada)». Fundación Progreso y Cultura. 23 de febrero de 2017. Consultado el 1 de abril de 2018. 
  6. Muñoz Marquina, Francisco (1988). Madrid en Galdós. Galdós en Madrid (catálogo de la exposición). Madrid: Comunidad de Madrid. pp. 256-257. ISBN 8445100203. 

Bibliografía

  • Berkowitz, Hyman Chonon (1948). . Madison (WI): The Wisconsin University Press. Archivado desde el original el 10 de septiembre de 2014. 
  • García Lorenzo, Luciano (1970-1971). cervantesvirtual.com, ed. Bibliografía galdosaina (Edición digital a partir de Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 250-251-252 (octubre 1970 a enero 1971) edición). Alicante. pp. 758-797. Consultado el 31 de marzo de 2018. 
  • Muñoz Marquina, Francisco (1988). Comunidad de Madrid, ed. Los Episodios Nacionales. Madrid en Galdós. Galdós en Madrid. Madrid. pp. 256 y ss. ISBN 8445100203. 
  • Ortiz-Armengol, Pedro (2000). Vida de Galdós. Barcelona: Crítica. ISBN 8484320731. 
  • Zambrano, María. La España de Galdós. Barcelona año=1982: La Gaya Ciencia. ISBN 9788470802034. Archivado desde el original el 15 de abril de 2018. 

Enlaces externos

  •   Wikisource contiene una copia de De Oñate a La Granja.
  •   Datos: Q18635260
  •   Multimedia: Episodios Nacionales: De Oñate a La Granja
  •   Textos: De Oñate a La Granja

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De Onate a La Granja es la tercera novela de la tercera serie de los Episodios Nacionales de Benito Perez Galdos escrita en su finca de San Quintin Santander 1 en octubre noviembre de 1898 y publicada ese mismo ano 2 3 El titulo alude a la localidad guipuzcoana de Onate establecida como corte del pretendiente y capital del estado absolutamente absoluto y el Real Sitio de La Granja donde permanece Isabel II bajo la regencia de su madre y que seria escenario del motin de los Sargentos de 1836 que restauro fugazmente la Constitucion de 1812 Escenarios que le sirven a Galdos para contrastar una vez mas la idiosincrasia de las dos Espanas 4 y en este caso encarnadas por carlistas e isabelinos en su mas alto estrado de poder y ambicion 5 Finalmente el capitulo recoge la rocambolesca caida del Mendizabal y la ascension de Isturiz como primer ministro de la Regencia De Onate a la Granjade Benito Perez GaldosGeneroNovelaAmbientada enReinado de Isabel II de Espana y Motin de La Granja de San Ildefonso OnateIdiomaEspanolPaisEspanaFecha de publicacion1898Texto en espanolDe Onate a La Granja en WikisourceEpisodios nacionales y Tercera serie de los Episodios nacionalesMendizabalDe Onate a la GranjaLuchana editar datos en Wikidata Con el personaje romantico Fernando Calpena como protagonista de la trama folletinesca Galdos continua con la habitual profundidad psicologica el analisis de circulos politicos como el que compone la corte del infante Carlos Maria Isidro 6 o fantasias en la frontera de lo literario y lo historico como la que Calpena elabora comparando a los dos funestos hijos de Carlos IV de Espana Hizo Calpena mental paralelo entre su tocayo Narizotas y el llamado Pretendiente llegando a la conclusion triste de que si hubiera un infierno especial para los reyes en el mas calentito rescoldo de este tartaro regio debian purgar sus pecados contra la humanidad estos dos senores que simbolizando la misma idea por la supuesta ley de sus derechos mataron o dejaron matar tal numero de espanoles que con los huesos de aquellos nobles muertos victimas unos de su ciego fanatismo inmolados otros por el deber o en matanzas y represalias feroces se podria formar una pira tan alta como el Moncayo En todos los paises la fuerza de una idea o la ambicion de un hombre han determinado enormes sacrificios de la vida de nuestros semejantes pero nunca ni aun en las fieras dictaduras de America se han visto la guerra y la politica tan odiosa y estupidamente confabuladas con la muerte La historia de las persecuciones del 14 al 20 de la reaccion del 24 de las campanas apostolicas y realistas asi como del reciproco exterminio de espanoles en la guerra dinastica hasta el Convenio de Vergara causan dolor y espanto por el contraste que ofrece la grandeza de tan extraordinario derroche de vidas con la pequenez de las personas en cuyo nombre moria o se dejaba matar ciegamente lo mas florido de la nacion Considerados en lo moral grande era la diferencia entre Fernando y Carlos pues la bajeza y sentimientos innobles de aquel no tuvieron imitacion en su hermano varon puro y honrado con toda la probidad posible dentro de aquella artificial realeza y de la supersticion de soberania providencial Trasladados los dos a la vida privada donde no pudieran llamarnos vasallos ni suponerse reyes cogiditos de la mano de Dios Fernando hubiera sido siempre un mal hombre D Carlos un hombre de bien sin pena ni gloria En inteligencia alla se iban ganando Fernando a su hermano si no en ideas propiamente tales en marrullerias y artes de la vida practica Las ideas de Don Carlos eran pocas tenaces agarradas al magin duro como el molusco a la roca con el conglutinante del formulismo religioso que en su espiritu tenia todo el vigor de la fe De la piedad de Fernando no habia mucho que fiar como fundada en su propia conveniencia la de D Carlos se manifestaba en santurronerias sin substancia propias de viejas histericas mas que en actos de elevado cristianismo En sus reveses politicos no supo Fernando conservarse tan entero como cuando ejercia de tiranuelo comiendose los ninos crudos D Carlos mantuvo su dignidad en el ostracismo y en la mala ventura y acabo sus dias amado de los que le habian servido Fernando se compuso de manera que al morir los enemigos le aborrecian tanto como le despreciaban los amigos Capitulo XX Galdos 1898 Referencias Editar Madariaga Benito 1979 Perez Galdos Biografia santanderina Santander Instituto Cultural de Cantabria Ortiz 2000 p 368 Garcia Lorenzo 1971 p 759 Zambrano 1982 p 124 Los Episodios Nacionales una interpretacion una historia de Espana novelada Fundacion Progreso y Cultura 23 de febrero de 2017 Consultado el 1 de abril de 2018 Munoz Marquina Francisco 1988 Madrid en Galdos Galdos en Madrid catalogo de la exposicion Madrid Comunidad de Madrid pp 256 257 ISBN 8445100203 Bibliografia EditarBerkowitz Hyman Chonon 1948 Perez Galdos Spanish Liberal Crusader 1843 1920 Madison WI The Wisconsin University Press Archivado desde el original 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