Real Gabinete de Historia Natural
El Real Gabinete de Historia Natural fue una institución cultural que estuvo en funcionamiento durante la última época de la Ilustración en España, concretamente desde su creación en 1771 hasta 1815, fecha en la que fue creado el Real Museo de Ciencias Naturales, que absorbió, entre otros, a este organismo. Fue una de las instituciones culturales más importantes del reinado de Carlos III y tuvo un papel destacado en la difusión y el desarrollo de la historia natural en España durante el siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Real Gabinete de Historia Natural | ||
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Salas del Museo de América en las que se ha recreado, basándose en planos y dibujos originales, el aspecto del Real Gabinete de Historia Natural. | ||
Localización | ||
País | España | |
Comunidad | Comunidad de Madrid | |
Localidad | Madrid | |
Información general | ||
Creación | 17 de octubre de 1771 | |
Inauguración | 4 de noviembre de 1776 | |
Disolución | 1 de octubre de 1815 | |
Constituyó el origen de varios museos nacionales españoles de la actualidad: el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el Museo Arqueológico Nacional y el Museo de América. También se encuentran algunas piezas procedentes de él en otros museos como el Museo Nacional de Artes Decorativas (buena parte de la colección de arte asiático), el Museo Nacional de Antropología (la serie de pintura de castas del Virreinato del Perú, única en el mundo), el Museo del Prado (Tesoro del Delfín y dos esculturas atribuidas a Agostino Cornacchini), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo Naval de Madrid, el Museo del Traje y organismos como el Real Jardín Botánico,[1] y la Real Biblioteca (Códice Trujillo del Perú o Martínez Compañón).
Historia
Antecedente
Hubo en realidad dos Reales Gabinetes: el primero, la Real Casa de la Geografía y Gabinete de Historia Natural, fue creado en 1752 por el marqués de la Ensenada a instancias de Antonio de Ulloa, de existencia fugaz; y el definitivo, instituido por el rey Carlos III en 1771, cuyos fondos fundacionales fueron las piezas de la colección de Pedro Franco Dávila, comerciante español natural de Guayaquil (Virreinato del Perú, actual Ecuador).
En 1752 el marino y naturalista Antonio de Ulloa presentó al Gobierno un proyecto de Estudio y Gabinete de Historia Natural, que fue bien recibido. El Marqués de la Ensenada, primer ministro de Fernando VI, dio orden de que se constituyera, y puso a Ulloa al frente del mismo. Se llegó a disponer que se remitiese a todos los dominios del rey una circular e instrucción impresa con indicación de que se recopilasen todo tipo de minerales, producciones naturales y curiosas, con el objeto de ser enviadas a la Real Casa de Geografía de la Corte y Gabinete de Historia Natural, que tenía su sede en Madrid, en un edificio alquilado en la esquina de las calles Magdalena y Lavapiés. Sin embargo el proyecto finalmente no prosperó: Ensenada cayó en desgracia al poco tiempo -1754-, Ulloa presentó su dimisión, y los fondos acopiados fueron distribuidos entre diferentes instituciones, aunque algunos objetos naturales, colecciones de monedas y veintiocho armarios acabaron pasando finalmente al Real Gabinete creado años más tarde por Carlos III.
Creación
Las colecciones que Pedro Franco Dávila había reunido durante 25 años constituyeron el lote fundacional del segundo y definitivo Real Gabinete de Historia Natural, el cual se estableció por Decreto del rey Carlos III de 17 de octubre de 1771, mediante el que se aceptaba la oferta de donación que había hecho Dávila a la Corona española. Tras tres intentos de venta rechazados (dos con Fernando VI -en 1753 y en 1754- y uno al rey Carlos III -entre 1759 y 1754-) Dávila acabó por cederlas de forma gratuita para constituir con ellas una institución de utilidad pública al estilo de los Reales Gabinetes de Historia Natural como los que había en la Europa de la época y con la única condición de ser nombrado él director del mismo, con el sueldo que el rey estimase oportuno. Este sueldo se fijó en 60.000 reales de vellón anuales.[2] Para que esta donación fuera aceptada se necesitó la mediación de destacadas personalidades de la época como Manuel de Junco y Pimentel, el padre Flórez (célebre erudito ilustrado), el conde de Campomanes (director entonces de la Real Academia de la Historia), el marqués de Montehermoso, el conde de Peñaflorida (ambos impulsores de la Sociedad Bascongada de Amigos del País), el conde de Fuentes (embajador español en París), Bernardo de Iriarte (personaje destacado de la Corte y autor de las "Fábulas") o el conde de Aranda.[3]
El dictamen positivo que emitió el padre Flórez el 12 de octubre de 1771 para que las colecciones de Dávila fueran aceptadas por la Corona fue determinante para que el 17 de octubre de ese mismo año el primer Secretario de Estado de Carlos III (el marqués de Grimaldi) escribiera a Dávila una misiva en la que se le informaba de la aceptación de su donación y de la creación de un gabinete de historia natural con ella.
Elección de la sede
Las colecciones de Dávila llegaron a Madrid desde París en cuatro viajes: uno por tierra y tres por mar. El primero fue realizado por tierra en diciembre de 1771 (con 34 cajones): Dávila quiso que todo el envío fuera terrestre para evitar un naufragio por la ruta marítima; pero el alto coste por tierra hizo que el transporte se realizara por mar en mayo (152 cajones), en junio (47 cajones) y en septiembre (17 fardos) de 1772.[3] [2] Los gastos del traslado fueron pagados por España y fue el propio Dávila desde París el que se encargó de preparar los cajones y los fardos del modo más conveniente para asegurar la preservación de las piezas. En total se transportaron 250 cajones que llegaron desde Francia al puerto de Santander.[2]
Después los cajones y fardos fueron conducidos a Madrid y depositados en el Palacio del Buen Retiro. Con las colecciones ya en la capital del reino fue el momento de elegir una sede para este nuevo Real Gabinete de Historia Natural que se iba a crear. Tras descartar varios posibles emplazamientos, se eligió el Palacio del conde de de Saceda o Palacio de Goyeneche, en el número 13 de la calle de Alcalá de Madrid, en el que ya con anterioridad tenía su sede la Real Academia de las tres Nobles Artes de San Fernando (actual Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), razón por la cual pasó a recibir la denominación de Real Casa de la Academia de las tres Nobles Artes y Gabinete.
Al Real Gabinete le correspondieron concretamente el segundo piso del edificio y las buhardillas. Se procedió a realizar una obras de acondicionamiento que duraron de mayo de 1773 a junio de 1775, y que fueron llevadas a cabo por el arquitecto Diego de Villanueva (hermano del también arquitecto del Museo del Prado, Juan de Villanueva) y continuadas por el conde de Pernia, cuando Villanueva falleció en 1774.[2]
Inauguración
Las obras de acondicionamiento fueron supervisadas por Dávila. También diseñó la nómina (documento) en el que detallaban las condiciones requeridas para exponer las piezas del nuevo gabinete. En la nómina se especificaba la necesidad de tener dos salas de animales, otra para minerales, una tercera para el reino animal, una para libros y estampas, otra para bronces, medallas y objetos arqueológicos, una más para instrumentos científicos y otra para objetos etnológicos. Cerraba la nómina un laboratorio de química, otro laboratorio de piedras duras y una sala para duplicados, es decir, una sala donde se guardaran las piezas duplicadas para intercambiarlas con otras instituciones.[2] No solo se trataba de un emplazamiento en el que exponer objetos para ser contemplados, Dávila también reservó dentro de la estructura del Gabinete espacio para laboratorios donde preparar piezas, practicar disecciones o cortar piedras.[4] El gabinete debía también cumplir un fin didáctico y mostrar a su público nociones del orden natural tal y como la ciencia de la época lo concebía.[5] Todos estos detalles prácticos fueron incorporados por Dávila, gracias al conocimiento que tenía del funcionamiento de otros gabinetes europeos ilustrados de la época que había visitado.[2]
A las colecciones de Dávila se le sumaron lo que aún quedaba de la Real Casa de la Geografía en los almacenes de la Corona de la calle de la Magdalena, la colección del Gabinete del conde de Saceda y en 1785 la del infante don Luis. También fueron llegando remesas procedentes de diversos lugares de la Península y de ultramar.
Abrió sus puertas al público el 4 de noviembre de 1776, aunque las obras ya habían finalizado un año antes. El retraso en la apertura se debió a que se esperó a recibir las 169 piezas talladas en cristal de roca, jade, jaspe, ágata con remates en oro e incrustaciones de piedras preciosas, procedentes del Tesoro del Delfín (entregado por Luis XIV de Francia a su nieto Felipe V de España como herencia del padre del último, Luis de Francia, el Gran Delfín) y que habían sido donadas al Real Gabinete por el propio monarca Carlos III.[4]
Se eligió esa fecha para hacerla coincidir con la onomástica de Carlos III. El día de la apertura se repartieron 300 entradas (billetes); pero solo acudieron 200 personas, debido a que ese día llovió toda la jornada. Unos días más tarde, el 21 de noviembre, visitaron el gabinete 1500 personas por la mañana y un número superior por la tarde. Hizo falta traer una guardia de seis soldados para contener la avalancha de gente que se agolpaba a la entrada del gabinete. Estaba abierto al público en general, si restricción alguna, solo se pedía decencia en la vestimenta y buen comportamiento durante la visita.[6] Abría todos los lunes y jueves del año, excepto cuando alguno de ellos fuera festivo, pues entonces se trasladaba al siguiente día laborable. El horario de apertura al público variaba dependiendo del mes del año: de octubre a mayo el gabinete recibía visitantes de 9 a 12 por la mañana y de 3 a 5 por la tarde, de junio a septiembre (meses de verano) de 9 a 12 y de 4 a 7.[2]
Etapa central
Fue una institución muy popular, que contó con el apoyo continuo por parte de la Corona. El propio Carlos III hizo varios envíos al Real Gabinete, además del mencionado Tesoro del Delfín, como un elefante asiático que vivió en los jardines del Palacio Real de Aranjuez y otros animales exóticos que le regalaron, como una osa hormiguera traída de Buenos Aires y exhibida por primera vez en Europa, que fue retratada en un lienzo cuya autoría se atribuye al taller del pintor alemán Anton Raphael Mengs. Una vez muertos, pasaron a ser disecados y a formar parte de la colección del Gabinete. El contacto directo con la Casa Real para este tipo de donaciones se realizaba a través de Almerico Pini, el ayuda de cámara favorito de Carlos III.
Pronto el espacio facilitado para albergar el Real Gabinete resultó insuficiente, pues a estos envíos reales había que sumarles los que se fueron llegando de todos los rincones de la España peninsular y de ultramar, en virtud del cumplimiento de una Real Orden del año 1776, la Instrucción, que mandaba a todas las autoridades (virreyes, intendentes, corregidores, alcaldes...) remitir al Real Gabinete todas las producciones naturales estimables que encontrasen. Esta Real Orden propició envíos notables; pero también se remitieron piezas que no tenían interés o que llegaban en mal estado; a pesar de que la Instrucción, cuyo borrador fue redactado por Dávila, recogía de forma detallada cómo debía prepararse el envío.[4]
Otra vía de incremento de las colecciones del Gabinete fue el apoyo de una red de colaboradores que hicieron prospecciones para encontrar piezas que tuvieran interés para el Real Gabinete para después remitirlas. Entre los colaboradores figuran: Francisco Javier Molina, que trajo en 1792 desde Conil (Cádiz) ejemplares de azufre cristalizado; Cristóbal Vilella y Amengual, que durante veinte años envío ejemplares marinos desde Mallorca; Williams Bowles, trabajador de la antigua Real Casa de la Geografía experto en minerales, que recorrió la Península para recabar ejemplares; Antonio Parra, que desde Cuba envío peces, esponjas y decápodos; Simón de Anda y Salazar, que remitió objetos de arte y vestimentas asiáticos desde Filipinas o Simón Rojas Clemente y Rubio que envío animales herborizados.[2]
El intercambio con otras instituciones de toda Europa también fue una vía de entrada de piezas para el Gabinete. Entre las instituciones con las que más colaboró Dávila para el intercambio de piezas estaban la Royal Society del Reino Unido, el Gabinete Imperial de Viena o el Gabinete de Curiosidades del rey de Dinamarca. La compra de piezas fue una constante durante el funcionamiento del Gabinete, el interés científico debía prevalecer sobre otras consideraciones, como por ejemplo, la espectacularidad de la pieza; así como el origen: se daba prioridad a los ejemplares autóctonos de los dominios españoles, tanto peninsulares como americanos o filipinos.[2] En 1785, pocos meses antes de la muerte de Dávila, ingresó en el Gabinete la colección de 4.400 láminas (entre dibujos y estampas), principalmente de historia natural, y algunos libros del naturalista neerlandés Johannes Le Francq van Berkhey (también escrito Berkheij), una de las más destacadas de la Europa de su tiempo, que había salido a pública subasta en los Países Bajos y había sido adquirida por Carlos III a instancias del propio Franco Dávila, que la había conocido personalmente.[7][3]
Todo ello contribuyó a la falta de espacio, lo que hizo que no pudieran ser desembaladas muchas de las remesas que se remitieron al Gabinete. Dada la importancia que para la Corona tenía el Real Gabinete, en 1785 Carlos III decidió levantar un nuevo edificio para el Gabinete en el Salón del Prado, encargando el proyecto a Juan de Villanueva. Dávila redactó una "nómina" (documento) que dirigió al Conde de Floridablanca a petición del arquitecto Juan de Villanueva, donde detallaba la disposición de las salas que el edificio debía tener.[3] Cuando el edificio estaba aún en obras la Real Biblioteca Pública, antecesora de la actual Biblioteca Nacional, solicitó tener también cabida en el mismo. Pero la Invasión francesa supuso la paralización de las obras y un gran destrozo en lo ya ejecutado, puesto que fue utilizado como cuartel y el plomo de las cubiertas se fundió para fabricar proyectiles. No fue hasta ya el reinado de Fernando VII cuando, tras emplear grandes sumas de dinero, el edificio pudo ser finalmente reparado y completado. Sin embargo el destino que se le dio fue distinto del inicialmente previsto, puesto que fue asignado al entonces recién constituido Museo Real de Pinturas, actual Museo del Prado, no llegando por tanto el Real Gabinete a ocuparlo nunca.
Última época
Además de la escasez de espacio, la falta de personal, la afluencia de visitantes, las averías y el desgaste de las instalaciones hicieron muy difícil la continuidad del Gabinete.[8]
Sus años finales estuvieron marcados por la guerra de la Independencia y el saqueo al que fue sometido por las tropas francesas cuando José I Bonaparte tuvo que abandonar España: el disecador francés, Pascual Moineau, que trabajaba en el Gabinete desde el año 1809, fue cómplice del robo de piezas, al señalar dónde se hallaba lo más valioso para ser expoliado. Derrotado Napoleón, el gobierno de España reclamó su restitución, la cual se consiguió en gran parte, aunque no en su totalidad, y además muchas de las piezas fueron devueltas con numerosos desperfectos. Del saqueo se salvaron la mayor parte de las piezas de interés científico, el mobiliario, el reloj de pared del conde de Floridablanca, los documentos del archivo y los libros de gran valor de la biblioteca.[9]
La desaparición del Real Gabinete de Historia Natural se produjo el 1 de octubre de 1815, con la creación del Real Museo de Ciencias Naturales de Madrid (que posteriormente recibió su denominación actual de Museo Nacional de Ciencias Naturales), institución que absorbió, además de al Real Gabinete, al Real Jardín Botánico, al Real Laboratorio de Química y al Real Estudio de Mineralogía, a los que se sumó en diciembre de ese mismo año el Real Observatorio Astronómico. En 1868 las colecciones de antigüedades y etnográficas fueron transferidas al Museo Arqueológico Nacional, creado el año anterior, del que a su vez se separarían en 1941 las de origen americano para constituir el Museo de América.
Directores
La primera plantilla del Real Gabinete de Historia Natural estaba integrada por: Pedro Franco Dávila (director), Francisco de Eguía y Arrese (disecador, que sería a su muerte sustituido por Juan Bautista Bru), Juan Berton (conserje), Juan Antonio Peláez (portero), Juan Bertina (barrendero), Mato Jorde (sargento) y José Guerrero (soldado). El 1 de enero de 1977 se nombró formador de índices a José Clavijo y Fajardo, y unos días más tarde a Eugenio Izquierdo vicedirector.[10]
Pedro Franco Dávila fue director del Real Gabinete desde la fundación del mismo en 1771 hasta su muerte el 6 de enero de 1786. El hombre clave de la institución desapareció y quedó muy afectada la ordenación de las colecciones, así como las adquisiciones procedentes del exterior.[10] La dirección del Gabinete pasó a Eugenio Izquierdo, aunque por sus misiones diplomáticas y de otra índole permanecía ausente de forma prolongada y fue José Clavijo y Fajardo quien asumió de facto la dirección del Gabinete hasta 1802, año en que se produjo un enfrentamiento entre él y Eugenio Izquierdo, que obligó a Clavijo a salir del Gabinete.
Manuel Cástor González (1804-1808) sustituyó a Clavijo, y al igual que su antecesor, se convirtió en el verdadero director de la institución ante las reiteradas ausencias del Eugenio izquierdo. Fue destituido en 1808 y su lugar lo ocupó José Mariano Mociño (1808-1813), quien tras la derrota de las tropas francesas abandonó con ellas España al ser afrancesado.
De forma provisional, se volvió a nombrar a Manuel Castor González al frente del Gabinete hasta su disolución en 1815.
Colecciones
El Real Gabinete de Historia Natural reunió en sus salas ejemplares de historia natural, pero también instrumentos científicos, libros, trajes, esculturas, cuadros, bronces, medallas, grabados y mapas. Había más de 300 piezas de etnografía (de los pueblos americanos, indostánicos, de Extremo Oriente y Turquía), entre 12.000 y 13.000 objetos de arte y arqueología, 1.234 libros, 200 mapas y 50 instrumentos científicos. Los ámbitos culturales de los procedían los objetos expuestos abarcaban la civilización egipcia, griega, romana, amerindia, asiático-indostánica y de Extremo Oriente (especialmente de China).
Algunas obras que pertenecieron a la colección del Real Gabinete de Historia Natural.
Esqueleto de megaterio (Megatherium americanum). Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Jarro de cristal con Narciso y una sirena en el asa (Richard Toutain), pieza integrante del Tesoro del Delfín. Museo del Prado.
Mestizo. Mestiza. Mestiza. Pintura de castas del Virreinato del Perú, 1771-1776, atribuida a Cristóbal Lozano y taller. Museo Nacional de Antropología.
Legado del Real Gabinete en el Museo Nacional de Ciencias Naturales
El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) es heredero de una parte del antiguo Real Gabinete de Historia Natural. Millares de piezas de sus colecciones de historia natural proceden del Real Gabinete: destacan la colección de 370 corales antiguos de la Colección de Invertebrados del MNCN o el más de medio millar de crustáceos (decápodos y estomatópodos) de la Colección de Artrópodos del MNCN.
En cuanto a la Colección de Malacología los primeros ejemplares de moluscos pertenecieron a la colección de Dávila y en la Colección de Ictiología los ejemplares de peces naturalizados más antiguos que custodia esta colección también proceden del Real Gabinete de Historia Natural, entre ellos catorce peces naturalizados traídos de la Habana por el naturalista portugués Antonio Parra.[8]
Algunas piezas emblemáticas del MNCN como el elefante indio de Carlos III o el Megaterio también proceden del Real Gabinete de Historia Natural. Hay otros elementos como la documentación histórica (informes, correspondencia, etc.) de Pedro Franco Dávila -custodiada en el Archivo Histórico del MNCN- que son herencia también del antiguo Gabinete. La Colección de Instrumentos Históricos Científicos custodia dos microscopios del siglo XVIII: uno simple-compuesto y el otro compuesto. La Colección de Minerales del Departamento de Geología procede en su mayoría de las expediciones científicas cursadas durante el periodo que estuvo vigente el Gabinete.[8]
Se conserva mobiliario de época de Dávila[11]:
- Una mesa redonda de madera de árbol de narra asanade 2 metros de diámetro procedente de Manila (Filipinas) por vía del Galeón de Manila.
- Cinco mesas de piedras duras: cuatro de ellas manufacturadas con piedras de lava volcánica de Nápoles y Sicilia, y una de ellas con varios tipos de mármol italiano antiguo. Están expuestas permanentemente en la Zona de Geología del MNCN.
- Una librería de dos cuerpos y un reloj de columna de madera de caoba, encargados por José Moñino y Redondo (conde de Floridablanca) para el Real Gabinete de Historia Natural, que componen un conjunto mobiliario representativo del Madrid de finales del siglo XVIII.
Otros de los objetos a destacar son las cuatro piedras bezoares: dos montadas en plata labrada del siglo XVIII y las otras dos carentes de montaje. Eran muy apreciadas como preventivos y remedios contra contagios, mordeduras de animales rabiosos y venenosos y contravenenos, así como amuletos.
Referencias
- . Museo Nacional de Ciencias Naturales. 4 de noviembre de 2016. Archivado desde el original el 13 de julio de 2017. Consultado el mismo día.
- ↑ Sánchez Almazán y Cánovas Fernández, Javier y Cristina (2016). Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, ed. Una colección, un criollo y un rey: un gabinete para una monarquía ilustrada. ISBN 978-84-00-10144-2.
- ↑ Sánchez Almazán, Javier (Diciembre 2021). «20 preguntas a propósito del Real Gabinete de Historia Natural». NaturalMente.
- ↑ Doadrio I., Araujo R., Sánchez-Almazán, J. (2019). Las Colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Investigación y Patrimonio. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN 978-84-00-10590-7.
- Sánchez Almazán, Javier (Diciembre 2011). «Se cumplen 250 años de la creación del Real Gabinete de Historia Natural». Quercus (430): 38-44 pp.
- Calatayud, María de los Ángeles (1988). Pedro Franco Dávila y el Real Gabinete de Historia Natural. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN 978-84-00-06817-2.
- . Museo Nacional de Ciencias Naturales. Archivado desde el original el 17 de octubre de 2016. Consultado el 18 de octubre de 2016.
- ↑ Doadrio I., Araujo R., Sánchez-Almazán, J. (2019). Las Colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Investigación y Patrimonio. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN 978-84-00-10590-7.
- Sánchez Almazán, Javier (Diciembre 2021). «20 preguntas a propósito del Real Gabinete de Historia Natural». NaturalMente.
- ↑ Calatayud, María de los Ángeles (1988). Pedro Franco Dávila y el Real Gabinete de Historia Natural. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN 978-84-00-06817-2.
- Sánchez-Almazán, Javier I. (Coord.) (2012). Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ed. Pedro Franco Dávila (1711-1786). De Guayaquil a la Royal Society: la época y la obra de un ilustrado criollo. p. 273-312. ISBN 978-84-00-09576-5.
Bibliografía
- Barreiro, Agustín Jesús (1992 —reedición—). El Museo Nacional de Ciencias Naturales (1711-1935). Ediciones Doce Calles. ISBN 978-84-87111-16-7.
- Calatayud, María Ángeles (1988). Pedro Franco Dávila y el Real Gabinete de Historia Natural. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN 978-84-00-06817-2.
- Doadrio, I.; Araujo, R. y Sánchez-Almazán, J. (eds.) (2019). Las Colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Investigación y Patrimonio. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN: 978-84-00-10590-7.
- Gomis Blanco, A. y Peña de Camús Sáez, S. (eds.) (2011) Hace 100 años el Museo estrenó sede (1910-2010). Museo Nacional de Ciencias Naturales. ISBN: 978-84-615-1545-5.
- Martín Albaladejo, C.; Galera Gómez, A.; Peña de Camus, S. (2021). Una historia del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Ediciones Doce Calles. ISBN 978-84-9744-384-5.
- Sánchez Almazán, J. (ed.) (2012) Pedro Franco Dávila (1711-1786): de Guayaquil a la Royal Society. La época y la obra de un ilustrado criollo. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN: 978-84-00-09576-5.
- Sánchez Almazán, J. y Cánovas Fernández, C. (2016) Una colección, un criollo erudito y un rey: un gabinete para una monarquía ilustrada. Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Museo Nacional de Ciencias Naturales y Ediciones Doce Calles. ISBN: 978-84-00-10144-2.
- Sánchez Almazán, J. "Se cumplen 250 años de la creación del Real Gabinete de Historia Natural" en Quercus, cuaderno 430, diciembre 2021, págs. 38-44.
- Villena Sánchez-Valero, Miguel; Sánchez Almazán, Javier Ignacio; Muñoz Fernández, Jesús; Yagüe Sánchez, Francisco (2009). El gabinete perdido. Pedro Franco Dávila y la Historia Natural del Siglo de las Luces. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ISBN 978-84-00-08753-1.
Véase también
Enlaces externos
- Artículo sobre el Real Gabinete en la Enciclopedia del Museo del Prado.
- Vídeo de la conferencia «Pedro Franco Dávila y los gabinetes de Historia Natural», impartida por Javier Sánchez Almazán, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
- Folleto de la exposición «Una colección, un criollo erudito y un rey: Un gabinete para una monarquía ilustrada» y visita virtual a la misma.
- Ficha en el sitio web de madri+d.