Museo de las Encartaciones
Museo de Las Encartaciones, ubicado en la antigua Casa de Juntas de Avellaneda ubicada en el municipio de Sopuerta en la comarca de Las Encartaciones (Vizcaya), en el límite con el municipio de Zalla, constituye el símbolo más emblemático e identificable de la comarca de Las Encartaciones.[1]
Museo de Las Encartaciones | ||
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Casa de Juntas de Avellaneda | ||
Localización | ||
País | España | |
Comunidad | País Vasco | |
Provincia | Vizcaya | |
Localidad | Sopuerta | |
Dirección | Barrio Avellaneda , s/n. Casa de Juntas de Avellaneda 48869 Sopuerta Las Encartaciones Vizcaya, País Vasco | |
Coordenadas | 43°13′44″N 3°09′40″O / 43.228927, -3.161126Coordenadas: 43°13′44″N 3°09′40″O / 43.228927, -3.161126 | |
Información general | ||
Creación | 1933 | |
Inauguración | 1934 (primera)-1994 (última | |
Información del edificio | ||
Construcción | 1590-1632 | |
Sitio web oficial | ||
Edad Media:
La primera mención a las Juntas Generales de Abellaneda se remontan a 1394 pero es probable que existiesen ya desde el siglo XIII. Durante la Edad Media las reuniones giraban en torno a los cabezas de linaje que acudían acompañados de miembros de sus familias y soldados. Las reuniones se realizaban al exterior, en torno a un gran roble, y es posible que también en torno a una ermita como ocurría en Gernika y Gerediaga.
La elección del lugar de Abellaneda como lugar de reunión debió girar en torno a diversos aspectos. Por una parte, allí se situaba la Torre de los Avellaneda, uno de los linajes más importantes del entorno y familia que debió dar nombre al lugar. Su prestigio debió influir en que las reuniones se celebrasen allí aunque el lugar también era adecuado para ello pues, por una parte, estaba atravesado por la Calzada Real -de hecho las torres elegían su ubicación preferentemente en función de estas-, era amplio -lo que permitía grandes reuniones como era habitual durante la Edad Media- y estaba en un punto relativamente céntrico de Las Encartaciones.
Edad Moderna:
Hacia 1500, con la finalización de las guerras banderizas y el inicio del renacimiento, las estructuras organizativas se modernizaron. Europa entraba en una nueva época y, a nivel local vasco, eso se reflejó en la renovación arquitectónica de los pueblos -se crearon cientos de caseríos, iglesias, ermitas...-, el crecimiento del comercio o la renovación de las estructuras políticas. De esta manera, las Juntas de Abellaneda -como ocurrió en Gernika y Gerediaga- pasaron a ser reuniones en las que cada valle o concejo enviaba un representante para discutir problemas comunes a la comarca. Estas reuniones estaban presididas por el Teniente Corregidor, representante del principal que se ubicaba en Gernika. Para acudir a las Juntas Generales de Gernika -al igual que hacían los del Duranguesado- los encartados elegían uno o dos representantes para toda la comarca.
Los concejos o valles representados eran Tres Concejos (Santurtzi, Sestao y Trapagaran), Cuatro Concejos (Muskiz, Zierbena, Santa Juliana de Abanto y San Pedro de Abanto), Sopuerta, Galdames, Gordexola, Gueñes, Zalla, Arcentales, Trucíos y Carranza. Las villas de Portugalete, Balmaseda y Lanestosa, aunque encajadas dentro del marco cultural y territorial de Las Encartaciones, tenían un estatus jurídico diferenciado, al igual que ocurría con el resto de las de Vizcaya. En ocasiones también tomaban parte los denominados Aforados de Moneo, un grupo de pequeños pueblos del norte de Burgos que habían establecido una serie de relaciones con Las Encartaciones, beneficiándose de las condiciones legales de aquellos. No está muy bien estudiado la razón de esta relación y de su participación puntual en las Juntas de Abellaneda pero lo cierto es que así ocurrió durante un tiempo.Los Aforados de Moneo eran: Moneo, Bustillo, Villalacre, Villarán, Momendiano, Villaventín, Bascuñuelos y Paresotas.
Con la modernización de las estructuras políticas a principios del siglo XVI, aparecieron también nuevas necesidades como la creación de un espacio fijo y cerrado que permitiese realizar convenientemente las Juntas. Esto llevó a que, hacia 1500, se construyera una casa de juntas que, al parecer, se quedó pequeña rápidamente por lo que, en 1590, se encargó la construcción de una nueva cuyo remate final se produjo en 1632 con la colocación del gran escudo que a día de hoy aun podemos ver. Este edificio era un gran caserón cúbico con arco de medio punto que seguía principalmente criterios renacentistas. Disponía de dos plantas, la de abajo para cárcel, y la de arriba para las Juntas. Enfrente debió situarse una ermita (denominada del Ángel) que se reformó completamente en 1675/76.
En el siglo XVIII se construyó la denominada Posada de los Junteros, hoy convertida en hotel y casa rural, y la Casa del Corregidor, actuales oficinas del Museo de Las Encartaciones. La construcción de la Posada supuso, no obstante, la desaparición de la ermita del Ángel, hoy limitada a un pequeño añadido a un agua en la antigua Posada. El siglo XVIII fue, no obstante, un periodo conflictivo, pues los concejos encartados discutieron constantemente sobre la conveniencia de suprimir sus juntas e integrarse plenamente (de manera individual, no como comarca) en las de Gernika como ya habían hecho en 1629 los del Duranguesado. Finalmente, tras numerosas disputas y escisiones de diferentes valles y concejos, en 1801 se decidió suprimir las Juntas y la integración plena de cada municipio en las Juntas de Gernika.
Siglos XIX, XX y XXI:
Con la supresión de las Juntas, la Casa de Juntas entró en un proceso de deterioro que la Diputación logró frenar a principios del siglo XX. En ese momento se encargó una gran reforma al arquitecto Antonio Carvelaris que le devolvió su aspecto original. Años después se decidió convertir a la Casa de Juntas en un museo, acogiendo piezas aportadas principalmente por religiosos y personajes relevantes de Las Encartaciones. Así, el 26 de julio de 1934 se inauguró el Museo de Las Encartaciones, uno de los más antiguos de Vizcaya.
La guerra civil y la posguerra debieron afectar al edificio pues en los años 40 se hicieron varios reformas y se le añadió un pequeño altillo en el tejado. Finalmente, a mediados del siglo XX se encargó al arquitecto Eugenio de Aguinaga la reforma del edificio que se debió prolongar hasta principios de los años 60, momento en el que se reinauguró con el nombre de Museo de la Casa de Juntas de Avellaneda. La obra de Eugenio María de Aguinaga fue muy profunda, considerando que el edificio había perdido su impronta como torre, nombre que se le daba erróneamente en algunos documentos debido a altura que cogían algunos de sus muros al estar construido en pendiente. Por ello, Aguinaga decidió añadir un alto tercer piso rematado con almenas y abrió numerosas ventanas que imitaban estilos propios del siglo XVI. También hizo lo mismo en la Casa del Corregidor. Por dentro, intentó dotar de solemnidad al edificio, reconstruyendo sus plantas en madera noble y añadiendo una señalable escalera de caracol en piedra. Creó de esta manera, un edificio ecléctico en el que mezclaba estilos diversos y al que dotó, a pesar de respetar las partes más antiguas de los edificios (muros, escudo...), de una nueva imagen. Incluso para unir la Casa de Juntas y la Casa del Corregidor creó un pasadizo volado. Nació así un bello edificio, muy significativo y muy visual pero que se alejaba mucho de la imagen real que tuvo desde el siglo XVI hasta el siglo XIX.
Finalmente, en 1989, por encargo de las Juntas Generales de Vizcaya (propietarias ya de las sedes históricas de Gernika, Abellaneda y Gerediaga), los arquitectos Javier Muñoz y Josu Urriolabeitia llevaron a cabo la última gran reforma del edificio con el fin de convertirlo en un museo moderno, dinámico y capaz de llevar a cabo actividades diversas. Con ese objetivo, se tomaron las siguientes decisiones. Rehacer interiormente todo el edificio ya que las plantas de madera eran modernas (de mediados del siglo XX) y no correspondían al momento de creación de la casa -lo mismo se hizo en la Casa del Corregidor- ampliar el espacio construyendo un edificio moderno en la parte delantera, a cota más baja que la casa, y crear un gran salón de actos debajo de la casa del corregidor. Igualmente, se creó una pequeña sala de juntas donde actualmente se realiza una reunión anual además de ser usada por la Mancomunidad de Las Encartaciones. El museo fue inaugurado en 1994, de nuevo con el nombre de Museo de Las Encartaciones.
El actual Museo de Las Encartaciones:
El actual Museo de Las Encartaciones es un museo moderno, perteneciente a Juntas Generales de Vizcaya, que tiene como objetivo promover el estudio, al investigación y la difusión de todos los aspectos culturales que conforman la comarca de Las Encartaciones (historia, antropología, patrimonio, arte...), esta entendida en su sentido histórico, es decir incluyendo los municipios que conforman las actuales Encartaciones así como los que forman parte de las actuales Margen Izquierda y Zona Minera, desgajados de Las Encartaciones en 1978 e integrados desde entonces en la comarca del Gran Bilbao. Otro gran objetivo es promover el conocimiento de las Juntas Generales de Vizcaya.
El Museo de Las Encartaciones realiza numerosos proyectos de investigación, exposiciones y publicaciones. Además,cuenta con un importante programa pedagógico que atrae a miles de alumnas y alumnos todos los años. Igualmente realiza funciones de adquisición y restauración de patrimonio, colabora con ayuntamientos y entidades culturales y educativas de todo tipo, y lleva a cabo un amplio número de actividades culturales y de difusión, desde conferencias, talleres, exposiciones externas, otras publicaciones... a itinerarios culturales, actividades para familia, etc... Su programa es muy amplio y se puede consultar en su página web y en las redes sociales.
Referencias
- «Museo de Las Encartaciones». museoak.bizkaia.eus. Consultado el 20 de septiembre de 2019.