Luis Ortiz (empresario)
Luis Ortiz Martínez (San Pedro del Romeral, España; 1889 - Saint-Dizier, Francia; 1948) fue un empresario español y una personalidad importante en el patrimonio industrial de Cantabria, gracias a la fundación de su empresa «Glaces Ortíz» que luego se convirtió en la multinacional de helados «Miko».[1]
Luis Ortiz Martínez | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 14 de febrero de 1889 San Pedro del Romeral (España) | |
Fallecimiento | 1948 Saint-Dizier (Francia) | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Hijos | Louis Ortiz, Vidal Ortiz, José Ortiz, Joséphine Ortiz, Juan Ortiz, Andres Ortiz | |
Información profesional | ||
Ocupación | Empresario | |
Conocido por | Fundador de Miko | |
Biografía
Infancia
Luís Ortíz Martínez nació el 14 de febrero de 1889[2] en San Pedro del Romeral, un pueblo de la Cordillera Cantábrica, en el barrio llamado «La Sota». Forma parte de la comunidad de «pasiegos», etnia del norte de España, muy frecuente en Cantabria. En esta región, viven principalmente del ganado, pero también de la venta de productos lácteos (queso, mantequilla ..), lo que permitió formar a Luís Ortíz, trabajando con sus padres José Ortíz Martínez dentro de la finca familiar.[3] No sabemos mucho de la niñez de Luís Ortíz, excepto que duras condiciones clímaticas atraviesan la región en este momento, como resultado, en particular, de epidemias, pero también las guerras carlistas[4] que provocan crisis en la región.
Emigración a Francia
Cruce de los Pirineos y primeras instalaciones
Las difficiles condiciones de vida en el valle cantábrico impulsaron la marcha de muchos jóvenes, al igual que Luís Ortíz. En 1905, cruzó los Pirineos con la esperanzade mejorar su situación y trabajó primero como « barquillero » en Marsella[2] y luego en la Costa Azul. De 1905, Luís Ortíz Martínez llevaba muy a menudo a la espalda un enorme cilindro lleno de gofres. Con esto Luís Ortíz propuso una lotería, que era un juego popular entre los niños. Las recompensas de esta lotería podían variar desde una hasta tres gofres. Originalmente vendía helados a niños en parques públicos. Como resultado, las ventas fueron satisfactorias. Este es el comienzo de su negocio de helados, vendiendo productos según las estaciones : helados en verano y castañas en invierno. En 1911 decidió dejar el sur de Francía para ir a París. Luís Ortíz luego trabajó en una fábrica de vidrio en Clichy mientras seguía vendiendo helados en las plazas.
Requisa durante la Primera Guerra Mundial
Tras ser expulsado en 1914, finalmente fue requisado durante la Primera Guerra Mundial para trabajar en los astilleros de Rochefort-sur-Mer. Allí realizó tareas muy físicas, entre la que se destacó en la participación de la construcción de embarcaciones de hormigón, cargando bolsas de hormigón para verterlas en el casco. Cuando tenía días libres, Luís Ortíz seguía vendiendo gofres y helados como hacía cuando era más joven en España.
Instalación en Saint-Dizier
Después de viajar por Francia durante varios años, partió hacia el Este, en Nancy, y acabó reuniéndose con su primo que vivía en Bar-le-Duc, pero abandonó la ciudad en 1921, prefiriendo la Haute-Marne y Saint-Dizier. Esta ciudad le pareció propicia para la instalación de su oficio, porque la competencia allí estaba ausente, y también permitía tener una influencia más importante en las comunas vecinas. La ciudad se convertirá hasta hoy en la sede de Miko, y el lugar del deslumbrante desarollo de la empresa Ortíz.
Fundación de Glaces Ortíz
En 1922, afectada por la crisis, su pequeña socieda de helados se desarrolla con dificultad y no consigue abrirse nuevas perspectivas económicas. Luís Ortíz decidió crear su propio mercado llamado « Les glaces Ortiz ». También se inspira en la tradición del « sherbet », gofres rellenos de helado, que vendo con otros productos, siempre a base de helado o productos lácteos. Para seguir haciendo funcionar su comercio, Luís Ortíz decidió utilizar un triciclo para ir a vender lo que suscitaba curiosidad entre los « Bragard ». También pretende aprovechar todas las oportunidades que ofrece la ciudad de Saint-Dizier utilizando el cine[5] (hay cinco salas repartidas por la ciudad) para aumentar su clientela y desarrollar sus productos. El éxito es inmédiato, y pronto, los Ortíz recorren el territorio, vendiendo helados durante los acontecimientos que tienen lugar en la región. A pasar de este primer éxito, Luis no desea basarse en sus logros y no deja de trabajar con la esperanza de desarrollar su comercio en toda Francia. Para ello, recorre el fin de la semana las carreteras del país en busca de clientelas: fiestas caritativas, kermeses, bailes concurso de pesca, etc.[6] Fue entonces cuando la empresa iniciada por Luis Ortíz, se convirtió en un verdadero negocio familiar, en un verdadero negocio familiar, en el que sus hijos se involucraron mucho. Paralelamente a esta actividad, la familia Ortíz desarolla también la venta de productos lácteos (mantequilla, quesos ..) que multiplican las fuentes de ingresos.
Miko
Fue en 1930 cuando Louis, el primogénito, lanzó el asunto Miko. En 1931 compró un tostador, para complementar su actividad con la venta de cacahuetes tostadas que la familia ofrecía en los cafés, desde Chaumont hasta Vitry-le-François. Posteriormente, Luís Ortíz moderniza la empresa mediante la compra de material. También será en este momento que Luís Ortíz decidirá trabajar con artistas locales para realizar anuncios que permitirán a la marca de ser más visible en la ciudad.
Segunda Guerra Mundial
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el negocio seguía siendo en gran parte artesanal y logró mantener su actividad gracias a los asignaciones de leche y azúcar que podía proporcionar la Confederación Nacional de las Heladerías de Francia. En septiembre de 1944, mientras Francia era liberada gradualmente por las fuerzas aliadas, los hermanos Ortíz fueron repatriados a Saint-Dizier con su familia. La familia vuelve a estar completa y puede así lanzar de nuevo el negocio de venta de helados. Ese año, la ciudad de Saint Dizier recibió a muchos soldados estadounidenses, grandes consumidores de lo que llamaban “ice cream”[7]. Entre ellos había muchos puertorriqueños y mexicanos, a menudos originarios de España. Fue une bendición para los hermanos Ortíz, que lograron comunicarse fácilmente con ellos en español y luego encontrar clientes habituales entre el ejército estadounidense desplegado en Haute-Marne. La compañía incluso llegó a lanzar en paracaídas, helado para los soldados estacionados en Bastogne el día de Navidad de 1944. Llegaron así a un trato con ella: los norteamericanos obtendrían su helado de forma gratuita, pero a cambio proporcionarían los bienes necesarios para la fabricación de dulces (palitos, sabores, máquinas ..) y darían cantidades suficientes de comida para los civiles. Gracias a ello, la actividad de la familia Ortíz se desarrolla, y consigue el mejor helado que jamás ha salido de su heladera gracias a materias primas importadas de Estados Unidos, reproduciendo a la perfección helados del otro lado del Atlántico. Porque además de este ventajoso intercambio, la intervención del ejército estadounidense también permitirá a la familia hacer su helado con más rigor. A lo largo de este período, es un major del ejército estadounidense quien supervisa la maniobra, centrándose en particular en la higiene y las condiciones en las que se crea el helado. Joseph Ortíz dirá más adelante que efectivamente fue en este momento cuando pudieron desarrollar buenos hábitos de trabajo. En ese momento, los Ortíz lograron comprar máquinas en Dinamarca para automatizar su producción de helados. Con este nuevo paso dado, la empresa familiar abre sus puertas a nuevos miembros, contratando a dos empleadosen 1940, luego a varios más en La Liberación. El período americano de los Ortíz pudo así dar un nuevo impulso a su empresa, dándoles una idea del extraordinario potencial de los palitos de helado[8].
Vida familiar
Matrimonio y hijos
Luís Ortíz se casó en 1911 com Mercedes Martínez. De esta unión nacerá una hija, que morirá a los cincos años, y cinco hijos. Los dos primeros, Louis y Juan, nacieron en 1913 y 1914. Vidal, André y José nacieron unos años después en 1918, 1920 y 1922. Fueron ellos quienes posteriormente se hicieron cargo del negocio familiar.[1]
Muerte y homenaje
Luís Ortíz Martínez murió en Saint-Dizier el 11 de enero de 1948, a la edad de 58 años. Murió de cirrosis hepática como resultado del consumo regular de alcohol. Fundador de los helados Ortíz, por lo tanto, nunca podrá experimentar el éxito nacional y deslumbrante de la empresa Miko, cuya gestión y desarrollo estará a partir de ahora en manos de sus hijos. Uno de los colegios de Saint-Dizier lleva ahora su nombre, el colegio Luís Ortíz, para rendirle homenaje a él y a su familia.
Referencias
- ↑ Gómez Arroyo, José Javier (12 de enero de 2021). «Un imperio de humanidad». El Diario Montañés. Consultado el 1 de abril de 2021.
- ↑ admin2107 (15 de noviembre de 2015). «De cuando los pasiegos pusieron una pica en PARÍS…». Consultado el 31 de marzo de 2021.
- «Luis Ortiz y Mercedes Martinez». sanpedrodelromeral.fr. Consultado el 31 de marzo de 2021.
- «Miko, el gran imperio pasiego». El Diario Montañes. 5 de septiembre de 2019. Consultado el 31 de marzo de 2021.
- Anaïs Bouissou (2019). City édition, ed. Histoires insolites des marques. p. 272.
- «Les glaces Miko, de la Haute-Marne au grand écran». La Croix (en francés). 7 de agosto de 2020. ISSN 0242-6056. Consultado el 31 de marzo de 2021.
- Chirat, Didier (19 de septiembre de 2018). Les petites histoires de l'Histoire de France (en francés). Larousse. ISBN 978-2-03-594784-0. Consultado el 31 de marzo de 2021.
- Oudiette, Olivier Auteur du texte; Jelen, Christian (1938-1998) Auteur du texte (1969). La Guerre industrielle . Christian Jelen, Olivier Oudiette et l'équipe d'"Édition spéciale", Julien Fanjeaux, Maurice Noyer, Jean Contenay, Martine Aron et la collaboration de la revue "Agenor" (en francés). Consultado el 31 de marzo de 2021.
Bibliografía
- Jean Garrigues, Miko : Le goût de l'entracte, Éditions du May, 1992, 117 p. ISBN 2906450731
- Richard Batchelor, French for Marketing: Using French in Media and Communications, Cambridge University Press , 2010, 372 p. ISBN 978-0521585354
- Bernard-C Galey, DE MEMOIRE DE MARQUES. Dictionnaire de l'origine des noms de marque, Éditions Tallandier, 1997, 324 p. ISBN 2235021697
- Pascal Baudoin, Frédéric Plancard, et Michel Vagner, La (petite) histoire gourmande des (grandes) marques champenoises, Food Edtions, 2018, 168 p. ISBN 2955349763
- Jacky Durand, Coquillages et crèmes glacées, Libération, 22 juillet 2010 (lire en ligne)
- Ana Vega Pérez De Arlucea, Los pasiegos que conquistaron el hielo, Degusta, 3 septembre 2019 (lire en ligne)
- Rémy Lemoine, Ces noms qui ont marqué le siècle : Miko, Technica, janvier 2003 (Plantilla:N°), Plantilla:P.
- Frédéric Gouis, Miko, la marque bragarde, L'Union presse, juillet 2011
- Chantal Bialobos, Pain dur et chocolats glacés, L'Expansion, 17 juillet 1984, Plantilla:P.
- La saga de la crème glacée, Gazoline, avril 2001
- Jean Watin-Augouard, « », Historia, juillet 2003, p. 88 à 89
- Soazick Carré et Jean Watin-Augouard, « », Enjeux-Les Échos, juillet-août 1995, p. 82 à 85
- Frédérique Daoust, « », Journal de la Haute-Marne, 1er mars 2006
Enlaces externos
- Site de la ville de Saint-Dizier
- Site du Musée Miko
- Les glaces Miko, une aventure rendue possible par le cinéma, Il était une fois une marque, Anaïs Bouissou, 07 août 2019.