La Prada
La Prada es una entidad local menor, perteneciente al municipio de Valle de Toabalina, situado en la Provincia de Burgos, Comunidad Autónoma de Castilla y León (España) comarca de Las Merindades, partido judicial de Villarcayo.
La Prada | ||
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localidad | ||
La Prada | ||
La Prada | ||
País | España | |
• Com. autónoma | Castilla y León | |
• Provincia | Burgos | |
• Municipio | Valle de Tobalina | |
Ubicación | 42°50′30″N 3°16′19″O / 42.841588888889, -3.2719305555556 | |
• Altitud | 669 metros msnm | |
Superficie | 0,043 km² | |
Población | 19 hab. (INE 2020) | |
• Densidad | 441,86 hab./km² | |
Gentilicio | Lapradés/lapradense | |
Código postal | 09212 | |
Alcalde | Iñigo Hernani Salto | |
Patrón | San Pelayo | |
Patrona | Nuestra Señora de Calleros | |
Sitio web | http://www.valledetobalina.burgos.es/pueblo/la-prada | |
El casco urbano cuenta con algunas casas solariegas construidas en los siglos XIX y XX, realizadas con estructura de madera y mampostería de arenisca y sillares en las esquinas, generalmente de dos o tres plantas, algunas de ellas con la balconada o solana de madera en la última planta y orientada al naciente o mediodía, elemento típico de influencia de norteña, de la casa montañesa o cántabra y del caserío vasco. Asociadas a estas casas se han documentado algunas edificaciones auxiliares o adosadas a las casas, con finalidades agropecuarias (pajares, graneros). Destaca por su singularidad, un pasadizo creado a partir de un voladizo que une dos casas, llamado popularmente El Soportal. Algunas de estas casas se encuentran semiderruidas. Existe un segundo grupo de casas, de tradición norteña pero con reformas y materiales recientes.
Por último, y en menor medida, existe un tercer grupo de casas constituido por casas de nueva planta, chalets, de construcción muy reciente, con materiales moderno. Algunos amenazan gravemente la tipología tradicional de la vivienda del valle, en ocasiones simplemente ignorada, en pos de otros estilos más modernos.
Geografía
Esta localidad se encuentra a 669 msnm, en el interfluvio formado por los arroyos de Prada y de Revilla, muy próxima al pie de monte de la Sierra de Arcena, al suroeste de la misma.
El acceso al pueblo se realiza desviándose de la carretera comarcal BU-532, que conduce a Pedrosa, en dirección noreste a lo largo de unos 300 metros.
Distancias
- 7,4 km a Quintana Martín Galindez, capital del municipio
- 20 km a Trespaderne
- A 35 km a Medina de Pomar
- 43 km a Villarcayo, cabeza de partido
- 91 km a Burgos capital.
Patrimonio Cultural
La parroquia es dependiente del Arciprestazgo de Medina de Pomar, diócesis de Burgos y está dedicada a San Pelayo, lo que podría indicar una temprana repoblación mozárabe. La nave es de aproximadamente 16x8 metros y su eje longitudinal está orientado de sureste a noroeste. En el costado norte de la nave está adosado el campanario, la sacristía y el cementerio. En el costado sur está el pórtico de ingreso. Al exterior se aprecia perfectamente cómo la parte superior del edificio es obra posterior.
Recientemente fue restaurada la iglesia de San Pelayo, gracias a una aportación de un antiguo vecino, ahora párroco en los EE.UU. En su interior sobresale especialmente el altar, en cuyo centro está la imagen de San Pelayo. La planta del templo muestra claramente un crucero, aunque las capillas que lo forman son de distinto tamaño. El presbiterio es profundo y está cubierto de bóveda estrellada muy conseguida, consecuencia de un ábside poligonal. Presenta lunetos en las esquinas en cuyos apoyos aparecen tenantes; todo en buena sillería. Recuerda a las conocidas capillas renacentistas de los Velasco. En la capilla derecha del crucero hay un nicho que lo ocupa la venerada imagen románica de Nuestra Señora de Calleros. Es semejante a otras medievales de la región, y mide 0.92 metros de altura.[1] En la capilla del crucero izquierdo, en una parte elevada, se encuentra el escudo de armas de la familia que posiblemente fue la que apoyó especialmente la edificación de la iglesia. Esta, data posiblemente de la segunda parte del siglo XVI, aunque se sospecha que pudiera haber sido edificada sobre los restos de una capilla más antigua, pues el crucero derecho cuenta con un arco de medio punto y una bóveda de cañón, los cuales resaltan sobre el marcado carácter gótico del resto de la estructura. Podrían, por tanto, haber pertenecido a una edificación previa.
En 1569 se colocaron las campanas en la espadaña, levantada por maese Pedro, cantero. Diez años más tarde, Pedro Vázquez debió de pintar parte del templo así como el retablo y la figura de San Pelayo (trabajo realizado por el imaginero Juan de Bueras). Al finalizar el siglo, el cantero local Francisco García utilizaba 25.500 maravedíes para hacer un entablamento. En 1611 hizo el coro Juan de Revola. La cerca de piedra que rodea la iglesia se levantó un siglo después, también por esas fechas se retocaba la imagen de San Pelayo, el retablo y el frontal del altar.[1] Los dos retablos laterales están dedicados al Santo Cristo y a la Dolorosa. A comienzos del XVII fundía las campanas Juan del Valle. Unos años después el cantero Juan García de Partearroyo reformaba buena parte de la iglesia. A mediados de siglo, Juan y Domingo de la Peña se comprometían a construir una nueva sacristía por 130 ducados. Como en tantos otros lugares a mediados del S. XVIII era renovada la iglesia, desde la capilla mayor hasta la espadaña, es decir, casi completamente, correspondiendo al edificio actual.
Además de la Iglesia de San Pelayo, cabe destacar la ermita de Nuestra Señora de Calleros, situada junto al monte, donde nace el arroyo Palacios y en el punto en el que confluyen los caminos procedentes de Las Viadas y Santa Coloma que llevaban a Losa y Valderejo. Es de planta cuadrada y con la cabecera más pequeña y muy saliente. Presenta el aspecto de una sencilla vivienda, con escasas ventanas y construida de mala mampostería. El retablo es barroco, y antiguamente hubo una ermitaña que cuidaba de ella. Aparece citada ya en 1273, en el fuero de Valderejo. Antiguamente existió otra ermita, Nuestra Señora de la Soledad.
En las inmediaciones del pueblo se encuentra el Monasterio de San Julián de Tobalina. De él solo quedan escasos vestigios y el recuerdo entre el vecindario. Aparece citado en el año 967, cuando Doña Eldoara se lo entregó a los monjes de Oña. Posiblemente es el mismo que cita Doña Velasquita en 1073. Actualmente se encuentra gravemente amenazado, debido a la falta de interés municipal por recuperar sus restos y se encuentra bajo riesgo de expolio mediante detectores de metales.
Actualmente el patrimonio cultural que supone el propio pueblo de La Prada, de gran belleza y composición en sus calles y estructuras, se está perdiendo con nuevas construcciones verdaderamente anacrónicas o estéticamente reprobables, traídas por veraneantes o nuevos pobladores. Basta con ver el padrón para apreciar como la zona urbana se está alejando de lo que antaño fuese el núcleo de la población, acercándose peligrosamente a la carretera.
Además, una de las moreras de más edad, un verdadero testigo del pasado, casi se perdió por la falta de planificación y mantenimiento tras un na ciclogénesis explosiva. Destacar que a los pies de dicha morera que está en las inmediaciones de la bolera (patrimonio cultural de Las Merindades) había un pequeño merendero pétreo, bastante rústico, perdido hoy entre la maleza por dejadez y desuso. También se ha expoliado una antigua rueda de molino que había alrededor.
En general la estética de la villa ha tenido sus altibajos con el tiempo: por ejemplo, tras ir agotándose tras muchos años las bombillas de las farolas del pueblo, el consistorio decidió cambiarlas por unas naranjas que realmente afeaban el ambiente nocturno del municipio. Afortunadamente poco después de iniciarse la sustitución de las bombillas, dicha afrenta estética fue solventada de golpe y porrazo por el ayuntamiento del valle, que no solo cambió todas las bombillas por led, mucho más respetuosas con el medio ambiente, sino que cambió el total de las farolas en favor de unas con una estética de lámpara de gas más acordes con el entorno. Además, se iluminó el camino al parque, que, desde siempre sumido en la más absoluta oscuridad, suponía un inconveniente para las personas que, sobre todo en los umbríos meses de invierno, tenían que realizar el camino valiéndose de linternas para poder acceder a los contenedores de basura situados a las afueras del municipio. Esta última medida ha recibido críticas, por iluminar una zona del pueblo tradicionalmente no iluminada, a la que se acudía para observar los astros por la noche. Actualmente la mayor atrocidad contra el patrimonio, cometida por el Ayuntamiento del Valle de Tobalina, ha sido el asfaltado con hormigón de una parte alta del pueblo, dándole un aspecto industrial que está totalmente fuera de lugar.
De especial interés son los escudos heráldicos que se esconden como testigos del pasado entre las casas del pueblo. En una casa de la plaza, puede verse un escudo. En otro más escondido se ven las trece estrellas de los Salazar. Se trasladó junto con otros materiales desde la torre de los Salazar, hace ya unos 70 años. Parece que en el S. XVIII Silvestre Gómez de Salazar tenía en la Prada una casa en el término de la Torre, su alto siete varas, su ancho doze y su largo lo mismo, toda aislada y rodeada de una gran finca. Parece que fue cuadrada y que ya se hallaba rebajada en esa época. En otras viviendas hay letreros pintados que hacen referencia a la construcción de las mismas en el S. XIX.[1]
Festividades
En la villa existen tres festividades:
- Nuestra Señora de Calleros, celebrada el primer sábado de junio, donde se lleva a cabo una romería y posterior comida popular en la que se traslada en procesión a la virgen de Calleros desde la iglesia del pueblo hasta la ermita del mismo nombre.
- San Pelayo, celebrada el 26 de junio
- Natividad de la virgen, celebrada el 8 de septiembre.
Aunque no es propiamente una festividad del pueblo, tiene gran renombre la fiesta de San Lorenzo, el 10 de agosto. En ella muchos senderistas marchan hasta la ermita homónima, en el Parque de Valderejo. Un gran número de los que provienen de pueblos vecinos pasan por La Prada en el curso del trayecto.
Historia
En el Catastro de Ensenada de 1762, La Prada consta en la Intendencia de Burgos. Habría 17 labradores cobrando 2.9 reales de vellón por día de trabajo (de sol a sol) y otros 3 que cobran 1.4. Además, se indican 20 personas, 37 rentas y 25 vecinos, atendiendo a la terminología de la época y el documento[2]
En el Censo del Conde de Aranda (1768-1769) La Prada aparece con 56 varones y 53 mujeres, todos ellos exentos mediante la hidalguía, y otro estando exento además de la hidalguía, por real servicio a La Corona (109 habitantes en total y aparte de los mismos un párroco).[3][4]
En el Censo de Floridablanca de 1787 es nombrada como Villa del Valle de Tobalina, dentro del partido de Castilla la Vieja en Burgos, que junto con otros trece componían la Intendencia de Burgos entre 1785 y 1833.
Su jurisdicción era de señorío recayendo su titularidad en el Duque de Frías que era quien designaba al alcalde ordinario local. Tras la caída del Antiguo Régimen se incorpora al municipio de Valle de Tobalina, dentro del partido de Villarcayo.
Así se describe a La Prada en el tomo XIII del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, obra impulsada por Pascual Madoz a mediados del siglo XIX:[5]
Lugar en la provincia, diócesis, audiencia territorial y capitanía general de Burgos (13 leguas), partido judicial de Villarcayo (5) y ayuntamiento titulado del valle de Tobalina (1); Situado en una llanura, donde reinan con más frecuencia los vientos del N, cuya circunstancia hace que su clima sea frío. Tiene 40 casas, con una del concejo; escuela de primera educación a la que asisten 14 alumnos, dotada con 13 fanegas de trigo; una fuente en el término llamado de Calleros, cuyas aguas son de buena calidad; una iglesia parroquial (San Pelayo) de la cual es aneja la de Rufrancos, sirviendo el culto de una y otra, un cura párroco y un sacristán; y finalmente una ermita (Nuestra Señora de Calleros) al pie de un monte en el término de su mismo nombre. Confina el término N valle de Valderejo; E las Viadas; S Parayuelo y Santa Coloma, y O Rufrancos. El terreno es gredoso y bastante fértil; hay un monte poblado de hayas, encinas, robles y enebros, el cual disfrutan en comunidad los pueblos de las Viadas, Rufrancos y el que nos ocupa. Los caminos son todos locales; y la correspondencia se recibe de la estafeta de Frías. Producciones: trigo y cebada; ganado lanar churro y caza de bastantes perdices, codornices y liebres. Industria: la agrícola y arriería. Población: 19 vecinos, 71 almas. Capital productivo: 176.600 reales. Imponible: 15.261.Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar
En la Guerra Civil el Valle quedó en un primer momento en tierra de nadie, pero poco después en la llamada zona nacional. Un hecho decisivo fue la llegada al Valle del teniente Julio del Amo Sáiz con un grupo de guardia civiles, destituyendo al ayuntamiento republicano y nombrando uno nacional.[6] Tras la Guerra Civil, en La Prada se depuró a una maestra (probablemente procedente del programa de educación republicano). Se trata de María de la Paz Urdampileta Arzanegui, nacida en 1897 y procedente de Guipúzcoa.[7]
1956-57 1973-86 1981-86
1997-98 1997-2003 2007
2008 2018
Demografía
Aunque la comarca de Las Merindades ha experimentado un fuerte descenso poblacional, especialmente en los núcleos de población pequeños, como es La Prada (que actualmente cuanta con 21 habitantes censados), en los meses de verano la población aumenta ya que la mayoría de casas son habitadas por personas que viven fuera del pueblo, casi todos en Bilbao y alrededores, y que solo van allí en vacaciones y fines de semana. Últimamente también nuevos pobladores de Castilla o de la zona de País Vasco queriendo adoptar el modo de vida rural, lo que ha revitalizado la zona. Sobre las consecuencias que a veces derivan de esta nueva población ver el apartado Patrimonio Cultural.
A continuación, se muestra un gráfico de evolución demográfica del pueblo entre los años 2000 y 2017:
Gráfica de evolución demográfica de La Prada entre 2000 y 2017 |
Población de derecho (2000-2017) según el padrón municipal del INE |
Situación Administrativa
La Prada, al ser una entidad local menor, cuenta con una junta administrativa, que es dirigida por un alcalde-presidente pedáneo. Actualmente este cargo lo ostenta el Sr. Iñigo Hernani Salto.
¿Qué Ver?
Lugares Emblemáticos
Es posible visitar la poza, la Ermita de Calleros, a unos 30 minutos a pie desde La Prada y por supuesto la Iglesia de San Pelayo y su respectivo campanario, desde donde se puede contemplar una preciosa panorámica de la zona. Además de ello, las grandes moreras en los alrededores de la iglesia y la bolera que está en sus inmediaciones; patrimonio inmaterial de los pueblos de esta zona.
Naturaleza
- A una distancia de 7 km de La Prada, el Desfiladero del río Purón en Herrán, que comunica la provincia de Burgos con el parque natural de Valderejo (Álava). Este último está en plena Sierra de Arcena, por la que discurre el río Purón, formando cascadas y estrechas gargantas. Es sin duda una visita obligada si se está por la zona. Es de especial interés mencionar que existe una ruta no oficial seguida por aquellos que en agosto realizan la romería de San Lorenzo, dicha ruta permite visitar algunas de las zonas más impresionantes del parque incluyendo el desfiladero del Purón al completo. Comenzando desde la ermita de Calleros se ha de ascender por la montaña hasta llegar a la Peña del Agujero, desde allí se puede continuar y (pudiendo visitar la ermita de San Lorenzo) se ha de descender a través del hayedo que hay en la cara norte de la sierra de Árcena hasta llegar al pueblo abandonado de Ribera, donde es posible visitar una iglesia gótica con imponentes frescos y gárgolas conservadas en su interior. Continuando la ruta hacia el nordeste llegaremos al desfiladero del río Purón, entorno de inmensa belleza y gran valor natural. El camino desde aquí no tiene pérdida y sin mucho esfuerzo llegaremos al pueblo de Herrán, desde donde siguiendo o bien la carretera comarcal o alguno de sus caminos adyacentes volveremos sin mucho problema a La Prada.
- A 5 km de La Prada, la Cascada de Pedrosa de Tobalina, en la ribera del río Jerea, más espectacular en épocas de deshielo. Es un habitual punto de baño para los veraneantes del valle, por lo que, lamentablemente, se ha masificado de forma excesiva en las últimas décadas.
Curiosidades
El alcalde es un cortometraje hecho el verano de 2016 en el pueblo de La Prada (Burgos) realizado con cariño por los jóvenes del pueblo como diversión, parodiando la política actual y la convivencia en los pueblos pequeños. Ya tiene más de 1000 visitas en YouTube.
Se rumoreaba una secuela, El alcalde 2: electric boogaloo pero no hay mucha información sobre el rodaje. El elenco de actores ha trabajado también en una producción de terror y suspense, pero no se han tenido más noticias al respecto.
Está disponible para ver en YouTube, tecleando: El Alcalde de La Prada.
Las Guerras de la Montañuela es un conflicto poco estudiado (por la ausencia de fuentes) que se desarrolló entre 2005/2006 y 2009. En él, los jóvenes lapradeses se enfrentaron a los viadenses por el control del espacio entre ambos pueblos. El teatro de operaciones fue principalmente el espacio señalado, pero las batallas más importantes se desarrollaron en los propios pueblos. Con el tiempo el conflicto se llevaría incluso a Rufrancos (aliado lapradés) e incluso se harían incursiones hasta Extramiana. Destaca la Batalla del Parque, considerada una victoria táctica de La Prada (a pesar de la inferioridad numérica y las represalias posteriores por parte del enemigo). Se reseña en ella el valiente Ibón, desde entonces héroe del pueblo, cuyo desesperado contraataque permitió la retirada de las fuerzas lapradesas, que estaban ya acorraladas. El resto del conflicto se desarrolló en pequeñas escaramuzas aisladas, en las que las primeras víctimas fueron el mobiliario urbano, bienes públicos, o civiles que no participaban en el conflicto. Se entró en una fase de neutralidad e inactividad que culminó en una etapa de buenas relaciones hasta que c.a. 2009, un ataque sin previo aviso a la cabaña (base de operaciones lapradesa) provocó un regreso a las hostilidades. Este episodio se ha llegado a comparar con el bombardeo japonés de Pearl Harbor. El bando lapradés quedó muy afectado, y la cabaña nunca se reconstruiría. Aunque este ataque inesperado fue poco a poco olvidado por la memoria colectiva, puede considerarse que los lapradeses salieron reforzados del conflicto, y la generación que participó en este no se ha disgregado. Este aspecto no queda tan claro en el caso de Las Viadas.
Localidades limítrofes
Confina con las siguientes localidades:
- Al sureste con Las Viadas.
- Al suroeste con Parayuelo, Hedeso y Santa Coloma.
- Al oeste con Extramiana.
- Al noroeste con Rufrancos.
Referencias
- ↑ Cadiñanos Barcedi, Inocencio (1995). «V- Datos Locales (La Prada)». En Excmo Ayuntamiento del Valle de Tobalina, ed. El Valle de Tobalina. Excmo Ayuntamiento del Valle de Tobalina. p. 157-158.
- «Instituto Nacional de Estadística. Censo de Población de la Corona de Castilla. Marqués de la Ensenada 1752. Tomo III: Menestrales (volumen A). INE, Madrid.».
- «Simplificación del Censo del Conde de Aranda por el Instituto Nacional de Estadística».
- «Edición del INE del texto original del Censo del Conde Aranda».
- Madoz, Pascual (1989). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Biblioteca Santa Ana. ISBN 978-84-600-7318-5.
- Cadiñanos Barcedi, Inocencio (1995). «II-Historia». En Excmo Ayuntamiento del Valle de Tobalina, ed. El Valle de Tobalina. Excmo Ayuntamiento del Valle de Tobalina. p. 64.
- «Página web de represaliados en el Valle de Tobalina».