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Expulsión de los jesuitas de la Monarquía Hispánica de 1767

La expulsión de los jesuitas de España de 1767 fue ordenada por el rey Carlos III bajo la acusación de haber sido los instigadores de los motines populares del año anterior, conocidos con el nombre de Motín de Esquilache. Seis años después el monarca español consiguió que el papa Clemente XIV suprimiera la orden de los jesuitas. Fue restablecida por Pío VII el 7 de agosto de 1814 y Fernando VII les permitió el regreso a España el 15 de mayo de 1815,[1]​ pero los jesuitas serían expulsados de España dos veces más, en 1835, durante la Regencia de María Cristina de Borbón, y en 1932, bajo la Segunda República Española.

Carlos III hacia 1760

Antecedentes

El Antijesuitismo en el siglo XVIII

 
Expulsión de los jesuitas de Portugal en 1759 por el ministro Marqués de Pombal (grabado de la época)

La difusión del jansenismo —doctrina y movimiento de una fuerte carga antijesuítica— y de la Ilustración a lo largo del siglo XVIII dejó desfasados ciertos aspectos del ideario jesuítico, especialmente, según Antonio Domínguez Ortiz, «sus métodos educativos, y en general, su concepto de la autoridad y del Estado. Una monarquía cada vez más laicizada y más absoluta empezó a considerar a los jesuitas no como colaboradores útiles, sino como competidores molestos». Además continuaron los conflictos con las órdenes religiosas tradicionales, como la inclusión en el Índice de Libros Prohibidos de la Historia Pelagiana del cardenal agustino Noris, gracias a la influencia que tenía la Compañía en la Inquisición, o como el rechazo que produjo la publicación de la obra Fray Gerundio de Campazas del Padre Isla, en la que el jesuita satirizaba a los frailes.[2]

La llegada al trono del nuevo rey Carlos III en 1759 supuso un duro golpe para el poder y la influencia de la Compañía, pues el nuevo monarca, a diferencia de sus dos antecesores, no era nada favorable a los jesuitas, influido por su madre la reina Isabel de Farnesio, que «siempre les tuvo prevención», y por el ambiente antijesuítico que predominaba en la corte de Nápoles de donde provenía. Así que Carlos III rompiendo la tradición de los Borbones nombró como confesor real al fraile descalzo Padre Eleta.[3]

El «motín de Esquilache» de 1766

El llamado motín de Esquilache de 1766 se inició en Madrid y el desencadenante fue un decreto impulsado por el secretario de Hacienda, el «extranjero» marqués de Esquilache, que pretendía reducir la criminalidad y que formaba parte de un conjunto de actuaciones de renovación urbana de la capital —limpieza de calles, alumbrado público nocturno, alcantarillado—. En concreto, la norma objeto de la protesta exigía el abandono de las capas largas y los sombreros de grandes alas, ya que estas prendas ocultaban rostros, armas y productos de contrabando. El trasfondo del motín era una crisis de subsistencias a consecuencia de un alza muy pronunciada del precio del pan, motivada no solo por una serie de malas cosechas sino por la aplicación de un decreto de 1765 que liberalizaba el mercado de grano y eliminaba los precios máximos —los precios tasados—.[4]

Durante el motín la casa de Esquilache fue asaltada —al grito de ¡Viva el rey, muera Esquilache!— y a continuación la multitud se dirigió hacia el Palacio Real donde la Guardia Real tuvo que intervenir para restablecer el orden —hubo muchos heridos y cuarenta muertos—. Finalmente Carlos III apaciguó la revuelta prometiendo la anulación del decreto, la destitución de Esquilache y el abaratamiento del precio del pan. Sin embargo, el motín se extendió a otras ciudades y alcanzó gran virulencia en Zaragoza. En algunos lugares, como Elche o Crevillente, los motines de subsistencias se convirtieron en revueltas antiseñoriales. En Guipúzcoa, la revuelta fue llamada machinada (en vasco, revuelta de campesinos). Todos estos motines fueron muy duramente reprimidos y el orden fue restablecido.[4]

El proceso que conduce a la expulsión

 

El fiscal del Consejo de Castilla Pedro Rodríguez de Campomanes, un furibundo antijesuita,[5]​ fue encargado de abrir una «pesquisa» secreta para averiguar quién o quiénes habían sido los instigadores de los motines. Campomanes enseguida dirigió su atención hacia los jesuitas a partir de la evidencia de la participación de algunos de ellos en la revuelta. Así fue reuniendo material procedente de diversas provincias, obtenido, según Domínguez Ortiz, mediante «la violación del correo, informes de autoridades, delaciones, confidencias de soplones recogidas con gran misterio, en las que se señalaban amistades o concomitancias de amotinados con jesuitas, frases sueltas, hablillas y chismes».[6]

Con la documentación acumulada en la «Pesquisa» —según Domínguez Ortiz, «de tan sospechoso origen y tan escasa fuerza probatoria, que a lo sumo podía acusar a individuos aislados»— Campomanes elaboró su Dictamen que presentó ante el Consejo de Castilla en enero de 1767 y en el que acusó a los jesuitas de ser los responsables de los motines con los que pretendían cambiar la forma de gobierno. En sus argumentos inculpatorios, según Domínguez Ortiz, recurrió también a «todo el arsenal antijesuítico elaborado en dos siglos», como «la doctrina del tiranicidio, su relajada moral, su afán de poder y riquezas, su manejos en América [en referencia a las misiones jesuíticas ], las querellas doctrinales...». El presidente del Consejo de Castilla, el conde de Aranda formó un Consejo extraordinario que emitió una consulta en la que consideraba probada la acusación y proponía la expulsión de los jesuitas de España y sus Indias. Carlos III para tener mayor seguridad convocó un consejo o junta especial presidida por el duque de Alba e integrada por los cuatro Secretarios de Estado y del DespachoGrimaldi, Juan Gregorio de Muniain, Múzquiz y Roda— que ratificó la propuesta de expulsión y recomendó al rey no dar explicaciones sobre los motivos de la expulsión. Tras la aprobación de Carlos III, a lo largo del mes de marzo de 1767 el Conde Aranda dispuso con el máximo secreto todos los preparativos para proceder a la expulsión de la Compañía.[7]

Tras la expulsión el rey pidió la aprobación de las autoridades eclesiásticas en una carta que se envió a los 56 obispos españoles, de los que en su respuesta sólo seis se atrevieron a desaprobar la decisión y cinco no contestaron. «El resto, la gran mayoría, aprobó con más o menos entusiasmo el decreto de expulsión».[8]

La expulsión

El 2 de abril de 1767 las 146 casas de los jesuitas fueron cercadas al amanecer por los soldados del rey y allí se les comunicó la orden de expulsión contenida en la Pragmática Sanción de 1767 que se justificaba:[9]

por gravísimas causas relativas a la obligación en que me hallo constituido de mantener en subordinación, tranquilidad y justicia de mis pueblos, y otras urgentes, justas y necesarias que reservo en mi real ánimo, usando la suprema autoridad que el Todopoderoso ha depositado en mis manos para la protección de mis vasallos y respeto a mi Corona

Fueron expulsados de España 2641 jesuitas y de las Indias 2630. Los primeros fueron concentrados y embarcados en determinados puertos, siendo acogidos inicialmente en la isla de Córcega perteneciente entonces a la República de Génova. Pero al año siguiente la isla cayó en poder de la Monarquía de Francia donde la orden estaba prohibida desde 1762, lo que obligó al papa Clemente XIII a admitirlos en los Estados Pontificios, a lo que hasta entonces se había negado. Allí vivieron de la exigua pensión que les asignó Carlos III con el dinero obtenido de la venta de alguno de sus bienes.[10]

Los motivos

Gracias sobre todo al descubrimiento del documento del Dictamen del fiscal Campomanes, en el que queda claro que no se trató de un problema religioso, hoy está totalmente descartada tanto la tesis liberal de que la medida fue tomada para permitir el triunfo de «las luces» sobre el «fanatismo» representado por los jesuitas, como la tesis conservadora elaborada por Menéndez y Pelayo de que la expulsión era el fruto de la «conspiración de jansenistas, filósofos, parlamentos, universidades y profesores laicos contra la Compañía de Jesús».[11]​ «Las razones expuestas en documento de Carlos III son múltiples: la tendencia del gobierno por hacer recaer en los jesuitas la responsabilidad del Motín de Esquilache, el acoso internacional, con los ejemplos de Portugal y Francia, la discrepancia entre el absolutismo político de Carlos III por derecho divino y el populismo atribuido a los padres de la Compañía o los intereses económicos —los que apoyaron la tesis de Campomanes en el Tratado de la Regalía de Amortización—, sociales —enfrentamiento entre golillas o colegiales y manteístas[12]​— y políticas —intento de identificar a los jesuitas con los opositores al gobierno de Carlos III, y aun las discrepancias entre las órdenes religiosas y de los obispos con los padres de la Compañía— contribuyen a comprender la dramática decisión del monarca», afirman Antonio Mestre y Pablo Pérez García.[13]

Estos historiadores además relacionan la expulsión con la política regalista llevada a cabo por Carlos III, aprovechando los nuevos poderes que había otorgado a la Corona en los temas eclesiásticos el Concordato de 1753, firmado durante el reinado de Fernando VI, y que constituiría la medida más radical de esa política, dirigida precisamente contra la orden religiosa más vinculada al papa debido a su «cuarto voto» de obediencia absoluta al mismo. Así la expulsión «constituye un acto de fuerza y el símbolo del intento de control de la iglesia española. En ese intento, resulta evidente que los principales destinatarios del mensaje eran los regulares. La exención de los religiosos era una constante preocupación del gobierno y procuró evitar la dependencia directa de Roma (de ahí una de las razones del episcopalismo gubernamental). Por eso, dado que no pudo eliminar la exención, procuró colocar a españoles al frente de las principales órdenes religiosas [como dijo el conde de Floridablanca en su Instrucción reservada había que evitar que «se elijan a los que no son gratos al soberano y si, en cambio, a los agradecidos y afectos»]. Así el P. Francisco X. Vázquez, exaltado antijesuita, al frente de los agustinos, mientras Juan Tomás de Boxadors (1757-1777) y Baltasar Quiñones (1777-1798) fueron los generales de la orden dominicana. Por lo demás, intentaron conseguir de Roma un Vicario General para los territorios españoles, cuando el general era extranjero».[14]

Las consecuencias

 
Antiguo Colegio Imperial de los jesuitas, convertido tras la expulsión en los Reales Estudios de San Isidro.

En cuanto a las «temporalidades» de los jesuitas —es decir, los bienes de los jesuitas— las fincas rústicas fueron vendidas en pública subasta, los templos quedaron a disposición de los obispos y los edificios y casas se convirtieron en seminarios diocesanos, fueron cedidos a otras órdenes religiosas o mantuvieron su finalidad educativa, «pues todos eran conscientes del gran vacío que la expulsión dejaba en la enseñanza» —como sucedió con el Colegio Imperial de Madrid reconvertido en los Reales Estudios de San Isidro—.[8]

Según Antonio Mestre y Pablo Pérez García, «la expulsión de los jesuitas entrañaba un acto de profundas consecuencias. Había que reformar los estudios y el gobierno aprovechó para modificar los planes de estudio tanto en las universidades como en los seminarios. [...] La mayoría de los obispos, en aquellos lugares donde no se había cumplido el decreto de Trento, los erigieron aprovechando las casas de los jesuitas para instalarlos. No es necesario advertir que también en los seminarios obligó el monarca a seguir las líneas doctrinales que había impuesto en las facultades de Teología y de Cánones de las distintas universidades, regalistas fundamentalmente, pero con gran influjo jansenista [y en las que habían sido prohibidos los autores jesuitas o de su escuela]».[15]

En cuanto a las consecuencias de la expulsión para la política y la cultura españolas ha habido interpretaciones dispares. «Algunos autores creyeron ver en esa orden real el inicio de la expansión del espíritu ilustrado, que se veía constreñido por la poderosa acción regresiva y reaccionaria de los jesuitas. Para otros, aparte de que se perdieran brillantes cabezas de nuestra ciencia, tampoco puede decirse que las otras órdenes religiosas beneficiadas a corto plazo con la expulsión y con los bienes de los expulsos fueran más abiertas y progresistas en sus planteamientos religiosos o políticos. Además, para hacer cumplir la orden que prohibía la difusión de las “perniciosas” doctrinas jesuíticas, el poder real vio fortalecido su poder censor y lo aplicó desde entonces en otros temas, con lo que no hubo ningún avance en el terreno de la libertad de pensamiento».[16]

Referencias

  1. Cervantes, Biblioteca Virtual Miguel de. «Muerte y Resurrección de la Compañía de Jesús: 1773-1814 / textos recopilados y comentados por el p. Isidro María Sans, procedentes del "Diario" de M. Luengo». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Consultado el 6 de diciembre de 2020. 
  2. Domínguez Ortiz, 2005, pp. 135-137.
  3. Domínguez Ortiz, 2005, pp. 137-138.
  4. Domínguez Ortiz, 2005, pp. 95-130.
  5. Domínguez Ortiz, 2005, pp. 131. «Su actitud con los jesuitas demuestra una capacidad de odio poco común. ¿Los odiaba por algún motivo personal, por convencimiento o simplemente porque su carrera política así lo exigía? No es fácil contestar a esta pregunta».
  6. Domínguez Ortiz, 2005, pp. 138-139.
  7. Domínguez Ortiz, 2005, pp. 139-140.
  8. Domínguez Ortiz, 2005, p. 141.
  9. Domínguez Ortiz, 2005, p. 140.
  10. Domínguez Ortiz, 2005, pp. 140-141.
  11. Mestre y Pérez García, 2004, p. 521.
  12. «Concepto de colegiales y manteistas universidad española ss.XVI-XVIII». personal.us.es. Consultado el 8 de diciembre de 2020. 
  13. Mestre y Pérez García, 2004, pp. 521-522.
  14. Mestre y Pérez García, 2004, p. 522.
  15. Mestre y Pérez García, 2004, p. 524.
  16. Capel Martínez y Cepeda Gómez, 2006, p. 275.

Bibliografía

  • Capel Martínez, Rosa Mª; Cepeda Gómez, José (2006). El Siglo de las Luces. Política y sociedad. Madrid: Síntesis. ISBN 84-9756-414-6. 
  • Domínguez Ortiz, Antonio (2005) [1988]. Carlos III y la España de la Ilustración. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-5970-3. 
  • Mestre, Antonio; Pérez García, Pablo (2004). «La cultura en el siglo XVIII español». En Luis Gil Fernández y otros, ed. La cultura española en la Edad Moderna. Historia de España XV. Madrid: Istmo. ISBN 84-7090-444-2. 


  •   Datos: Q16565741

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La expulsion de los jesuitas de Espana de 1767 fue ordenada por el rey Carlos III bajo la acusacion de haber sido los instigadores de los motines populares del ano anterior conocidos con el nombre de Motin de Esquilache Seis anos despues el monarca espanol consiguio que el papa Clemente XIV suprimiera la orden de los jesuitas Fue restablecida por Pio VII el 7 de agosto de 1814 y Fernando VII les permitio el regreso a Espana el 15 de mayo de 1815 1 pero los jesuitas serian expulsados de Espana dos veces mas en 1835 durante la Regencia de Maria Cristina de Borbon y en 1932 bajo la Segunda Republica Espanola Carlos III hacia 1760 Indice 1 Antecedentes 1 1 El Antijesuitismo en el siglo XVIII 1 2 El motin de Esquilache de 1766 2 El proceso que conduce a la expulsion 3 La expulsion 4 Los motivos 5 Las consecuencias 6 Referencias 7 BibliografiaAntecedentes EditarEl Antijesuitismo en el siglo XVIII Editar Articulo principal Antijesuitismo Expulsion de los jesuitas de Portugal en 1759 por el ministro Marques de Pombal grabado de la epoca La difusion del jansenismo doctrina y movimiento de una fuerte carga antijesuitica y de la Ilustracion a lo largo del siglo XVIII dejo desfasados ciertos aspectos del ideario jesuitico especialmente segun Antonio Dominguez Ortiz sus metodos educativos y en general su concepto de la autoridad y del Estado Una monarquia cada vez mas laicizada y mas absoluta empezo a considerar a los jesuitas no como colaboradores utiles sino como competidores molestos Ademas continuaron los conflictos con las ordenes religiosas tradicionales como la inclusion en el Indice de Libros Prohibidos de la Historia Pelagiana del cardenal agustino Noris gracias a la influencia que tenia la Compania en la Inquisicion o como el rechazo que produjo la publicacion de la obra Fray Gerundio de Campazas del Padre Isla en la que el jesuita satirizaba a los frailes 2 La llegada al trono del nuevo rey Carlos III en 1759 supuso un duro golpe para el poder y la influencia de la Compania pues el nuevo monarca a diferencia de sus dos antecesores no era nada favorable a los jesuitas influido por su madre la reina Isabel de Farnesio que siempre les tuvo prevencion y por el ambiente antijesuitico que predominaba en la corte de Napoles de donde provenia Asi que Carlos III rompiendo la tradicion de los Borbones nombro como confesor real al fraile descalzo Padre Eleta 3 El motin de Esquilache de 1766 Editar Articulo principal Motin de Esquilache El llamado motin de Esquilache de 1766 se inicio en Madrid y el desencadenante fue un decreto impulsado por el secretario de Hacienda el extranjero marques de Esquilache que pretendia reducir la criminalidad y que formaba parte de un conjunto de actuaciones de renovacion urbana de la capital limpieza de calles alumbrado publico nocturno alcantarillado En concreto la norma objeto de la protesta exigia el abandono de las capas largas y los sombreros de grandes alas ya que estas prendas ocultaban rostros armas y productos de contrabando El trasfondo del motin era una crisis de subsistencias a consecuencia de un alza muy pronunciada del precio del pan motivada no solo por una serie de malas cosechas sino por la aplicacion de un decreto de 1765 que liberalizaba el mercado de grano y eliminaba los precios maximos los precios tasados 4 Durante el motin la casa de Esquilache fue asaltada al grito de Viva el rey muera Esquilache y a continuacion la multitud se dirigio hacia el Palacio Real donde la Guardia Real tuvo que intervenir para restablecer el orden hubo muchos heridos y cuarenta muertos Finalmente Carlos III apaciguo la revuelta prometiendo la anulacion del decreto la destitucion de Esquilache y el abaratamiento del precio del pan Sin embargo el motin se extendio a otras ciudades y alcanzo gran virulencia en Zaragoza En algunos lugares como Elche o Crevillente los motines de subsistencias se convirtieron en revueltas antisenoriales En Guipuzcoa la revuelta fue llamada machinada en vasco revuelta de campesinos Todos estos motines fueron muy duramente reprimidos y el orden fue restablecido 4 El proceso que conduce a la expulsion Editar Campomanes por Francisco Bayeu 1777 El fiscal del Consejo de Castilla Pedro Rodriguez de Campomanes un furibundo antijesuita 5 fue encargado de abrir una pesquisa secreta para averiguar quien o quienes habian sido los instigadores de los motines Campomanes enseguida dirigio su atencion hacia los jesuitas a partir de la evidencia de la participacion de algunos de ellos en la revuelta Asi fue reuniendo material procedente de diversas provincias obtenido segun Dominguez Ortiz mediante la violacion del correo informes de autoridades delaciones confidencias de soplones recogidas con gran misterio en las que se senalaban amistades o concomitancias de amotinados con jesuitas frases sueltas hablillas y chismes 6 Con la documentacion acumulada en la Pesquisa segun Dominguez Ortiz de tan sospechoso origen y tan escasa fuerza probatoria que a lo sumo podia acusar a individuos aislados Campomanes elaboro su Dictamen que presento ante el Consejo de Castilla en enero de 1767 y en el que acuso a los jesuitas de ser los responsables de los motines con los que pretendian cambiar la forma de gobierno En sus argumentos inculpatorios segun Dominguez Ortiz recurrio tambien a todo el arsenal antijesuitico elaborado en dos siglos como la doctrina del tiranicidio su relajada moral su afan de poder y riquezas su manejos en America en referencia a las misiones jesuiticas las querellas doctrinales El presidente del Consejo de Castilla el conde de Aranda formo un Consejo extraordinario que emitio una consulta en la que consideraba probada la acusacion y proponia la expulsion de los jesuitas de Espana y sus Indias Carlos III para tener mayor seguridad convoco un consejo o junta especial presidida por el duque de Alba e integrada por los cuatro Secretarios de Estado y del Despacho Grimaldi Juan Gregorio de Muniain Muzquiz y Roda que ratifico la propuesta de expulsion y recomendo al rey no dar explicaciones sobre los motivos de la expulsion Tras la aprobacion de Carlos III a lo largo del mes de marzo de 1767 el Conde Aranda dispuso con el maximo secreto todos los preparativos para proceder a la expulsion de la Compania 7 Tras la expulsion el rey pidio la aprobacion de las autoridades eclesiasticas en una carta que se envio a los 56 obispos espanoles de los que en su respuesta solo seis se atrevieron a desaprobar la decision y cinco no contestaron El resto la gran mayoria aprobo con mas o menos entusiasmo el decreto de expulsion 8 La expulsion EditarEl 2 de abril de 1767 las 146 casas de los jesuitas fueron cercadas al amanecer por los soldados del rey y alli se les comunico la orden de expulsion contenida en la Pragmatica Sancion de 1767 que se justificaba 9 por gravisimas causas relativas a la obligacion en que me hallo constituido de mantener en subordinacion tranquilidad y justicia de mis pueblos y otras urgentes justas y necesarias que reservo en mi real animo usando la suprema autoridad que el Todopoderoso ha depositado en mis manos para la proteccion de mis vasallos y respeto a mi Corona Fueron expulsados de Espana 2641 jesuitas y de las Indias 2630 Los primeros fueron concentrados y embarcados en determinados puertos siendo acogidos inicialmente en la isla de Corcega perteneciente entonces a la Republica de Genova Pero al ano siguiente la isla cayo en poder de la Monarquia de Francia donde la orden estaba prohibida desde 1762 lo que obligo al papa Clemente XIII a admitirlos en los Estados Pontificios a lo que hasta entonces se habia negado Alli vivieron de la exigua pension que les asigno Carlos III con el dinero obtenido de la venta de alguno de sus bienes 10 Los motivos EditarGracias sobre todo al descubrimiento del documento del Dictamen del fiscal Campomanes en el que queda claro que no se trato de un problema religioso hoy esta totalmente descartada tanto la tesis liberal de que la medida fue tomada para permitir el triunfo de las luces sobre el fanatismo representado por los jesuitas como la tesis conservadora elaborada por Menendez y Pelayo de que la expulsion era el fruto de la conspiracion de jansenistas filosofos parlamentos universidades y profesores laicos contra la Compania de Jesus 11 Las razones expuestas en documento de Carlos III son multiples la tendencia del gobierno por hacer recaer en los jesuitas la responsabilidad del Motin de Esquilache el acoso internacional con los ejemplos de Portugal y Francia la discrepancia entre el absolutismo politico de Carlos III por derecho divino y el populismo atribuido a los padres de la Compania o los intereses economicos los que apoyaron la tesis de Campomanes en el Tratado de la Regalia de Amortizacion sociales enfrentamiento entre golillas o colegiales y manteistas 12 y politicas intento de identificar a los jesuitas con los opositores al gobierno de Carlos III y aun las discrepancias entre las ordenes religiosas y de los obispos con los padres de la Compania contribuyen a comprender la dramatica decision del monarca afirman Antonio Mestre y Pablo Perez Garcia 13 Estos historiadores ademas relacionan la expulsion con la politica regalista llevada a cabo por Carlos III aprovechando los nuevos poderes que habia otorgado a la Corona en los temas eclesiasticos el Concordato de 1753 firmado durante el reinado de Fernando VI y que constituiria la medida mas radical de esa politica dirigida precisamente contra la orden religiosa mas vinculada al papa debido a su cuarto voto de obediencia absoluta al mismo Asi la expulsion constituye un acto de fuerza y el simbolo del intento de control de la iglesia espanola En ese intento resulta evidente que los principales destinatarios del mensaje eran los regulares La exencion de los religiosos era una constante preocupacion del gobierno y procuro evitar la dependencia directa de Roma de ahi una de las razones del episcopalismo gubernamental Por eso dado que no pudo eliminar la exencion procuro colocar a espanoles al frente de las principales ordenes religiosas como dijo el conde de Floridablanca en su Instruccion reservada habia que evitar que se elijan a los que no son gratos al soberano y si en cambio a los agradecidos y afectos Asi el P Francisco X Vazquez exaltado antijesuita al frente de los agustinos mientras Juan Tomas de Boxadors 1757 1777 y Baltasar Quinones 1777 1798 fueron los generales de la orden dominicana Por lo demas intentaron conseguir de Roma un Vicario General para los territorios espanoles cuando el general era extranjero 14 Las consecuencias Editar Antiguo Colegio Imperial de los jesuitas convertido tras la expulsion en los Reales Estudios de San Isidro En cuanto a las temporalidades de los jesuitas es decir los bienes de los jesuitas las fincas rusticas fueron vendidas en publica subasta los templos quedaron a disposicion de los obispos y los edificios y casas se convirtieron en seminarios diocesanos fueron cedidos a otras ordenes religiosas o mantuvieron su finalidad educativa pues todos eran conscientes del gran vacio que la expulsion dejaba en la ensenanza como sucedio con el Colegio Imperial de Madrid reconvertido en los Reales Estudios de San Isidro 8 Segun Antonio Mestre y Pablo Perez Garcia la expulsion de los jesuitas entranaba un acto de profundas consecuencias Habia que reformar los estudios y el gobierno aprovecho para modificar los planes de estudio tanto en las universidades como en los seminarios La mayoria de los obispos en aquellos lugares donde no se habia cumplido el decreto de Trento los erigieron aprovechando las casas de los jesuitas para instalarlos No es necesario advertir que tambien en los seminarios obligo el monarca a seguir las lineas doctrinales que habia impuesto en las facultades de Teologia y de Canones de las distintas universidades regalistas fundamentalmente pero con gran influjo jansenista y en las que habian sido prohibidos los autores jesuitas o de su escuela 15 En cuanto a las consecuencias de la expulsion para la politica y la cultura espanolas ha habido interpretaciones dispares Algunos autores creyeron ver en esa orden real el inicio de la expansion del espiritu ilustrado que se veia constrenido por la poderosa accion regresiva y reaccionaria de los jesuitas Para otros aparte de que se perdieran brillantes cabezas de nuestra ciencia tampoco puede decirse que las otras ordenes religiosas beneficiadas a corto plazo con la expulsion y con los bienes de los expulsos fueran mas abiertas y progresistas en sus planteamientos religiosos o politicos Ademas para hacer cumplir la orden que prohibia la difusion de las perniciosas doctrinas jesuiticas el poder real vio fortalecido su poder censor y lo aplico desde entonces en otros temas con lo que no hubo ningun avance en el terreno de la libertad de pensamiento 16 Referencias Editar Cervantes Biblioteca Virtual Miguel de Muerte y Resurreccion de la Compania de Jesus 1773 1814 textos recopilados y comentados por el p Isidro Maria Sans procedentes del Diario de M Luengo Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Consultado el 6 de diciembre de 2020 Dominguez Ortiz 2005 pp 135 137 Dominguez Ortiz 2005 pp 137 138 a b Dominguez Ortiz 2005 pp 95 130 Dominguez Ortiz 2005 pp 131 Su actitud con los jesuitas demuestra una capacidad de odio poco comun Los odiaba por algun motivo personal por convencimiento o simplemente porque su carrera politica asi lo exigia No es facil contestar a esta pregunta Dominguez Ortiz 2005 pp 138 139 Dominguez Ortiz 2005 pp 139 140 a b Dominguez Ortiz 2005 p 141 Dominguez Ortiz 2005 p 140 Dominguez Ortiz 2005 pp 140 141 Mestre y Perez Garcia 2004 p 521 Concepto de colegiales y manteistas universidad espanola ss XVI XVIII personal us es Consultado el 8 de diciembre de 2020 Mestre y Perez Garcia 2004 pp 521 522 Mestre y Perez Garcia 2004 p 522 Mestre y Perez Garcia 2004 p 524 Capel Martinez y Cepeda Gomez 2006 p 275 Bibliografia EditarCapel Martinez Rosa Mª Cepeda Gomez Jose 2006 El Siglo de las Luces Politica y sociedad Madrid Sintesis ISBN 84 9756 414 6 Dominguez Ortiz Antonio 2005 1988 Carlos III y la Espana de la Ilustracion Madrid Alianza Editorial ISBN 84 206 5970 3 Mestre Antonio Perez Garcia Pablo 2004 La cultura en el siglo XVIII espanol En Luis Gil Fernandez y otros ed La cultura espanola en la Edad Moderna Historia de Espana XV Madrid Istmo ISBN 84 7090 444 2 Datos Q16565741 Obtenido de https es wikipedia org w index php title Expulsion de los jesuitas de la Monarquia Hispanica de 1767 amp oldid 138202656, wikipedia, wiki, leyendo, leer, libro, biblioteca,

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