Disolución de la Confederación Perú-Boliviana
Por disolución de la Confederación Perú-Boliviana se entiende la desintegración de la Confederación Perú-Boliviana, encendido a los extintos estados, la República Peruana y Bolivia, escisión que entró en vigor el 25 de agosto de 1839 por el gobierno provisorio de Agustín Gamarra instaurado por los restauradores. A menudo es referido como la separación forzada por algunos grupos unionistas actuales por los lazos culturales que ambos países guardan.[cita requerida] Paralelamente desde el lado peruano esto contribuyó a la separación final después de la Guerra de la Confederación.
La desintegración de la Confederación Perú-Boliviana está claramente relacionada con los choques de intereses entre la Confederación Perú-Boliviana y la República de Chile, al igual que los roces heredados por el lado boliviano con este último.[cita requerida] A diferencia de la Gran Colombia que fue creada en 1819 y desapareció en 1831, la disolución estuvo marcada por cierta tranquilidad y tolerancia por cierto periodo de un año cuando el mismo Agustín Gamarra inicia la campaña de reconquista en territorio boliviano, dando como resultado la expulsión de los invasores y la muerte del presidente peruano, poniendo punto final a toda idea de unión, anexión, confederación o federación entre los dos países por lo menos durante el inicio del Siglo XIX.
Antecedentes
Después de la creación de la Confederación Perú-Boliviana por Andrés de Santa Cruz, comenzaron las protestas por lados opositores y nacionalistas de ambas naciones, provocando deportaciones masivas hacia Europa u otras países de América varios de ellos como refugiados políticos. En el ámbito exterior Andrés de Santa Cruz también tenía opositores especialmente en Chile como el ministro Diego Portales y el presidente chileno Joaquín Prieto.
Diego Portales en uno de sus cartas hablo sobre la Confederación Perú-Boliviana y su «inaceptable» existencia.
“(...) La posición de Chile frente a la Confederación Perú Boliviana es insostenible. No puede ser tolerada ni por el pueblo ni por el Gobierno porque ello equivale a su suicidio. No podemos mirar sin inquietud y la mayor alarma, la existencia de dos pueblos, y que, a la larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos, religión, ideas, costumbres, formarán, como es natural, un solo núcleo. Unidos estos dos Estados, aun cuando no más sea que momentáneamente, serán siempre más que Chile en todo orden de cuestiones y circunstancias(...) La confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización trataría de ejercer en el Pacífico arrebatándonoslo; por el mayor número también de gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculadas a las familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por todas estas razones, la Confederación ahogaría a Chile ante de muy poco(...) Las fuerzas navales deben operar antes que las militares, dando golpes decisivos. Debemos dominar para siempre en el Pacífico: ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre (...)”.Carta de Diego Portales a Blanco Encalada, 10 de septiembre de 1836.[1]
Peruanos opositores como Agustín Gamarra, Ramón Castilla o Antonio Gutiérrez de la Fuente aceptaron la alianza con Chile para destituir a Andrés de Santa Cruz y volver a su estado normal a las respectivas naciones unidas.
El caso del Estado Nor-peruano
Durante la invasión aliada restauradora de 1838 a la Confederación Perú-Boliviana, el presidente del Estado Nor-Peruano Luis José de Orbegoso[2] declaró independiente a su respectiva entidad administrativa, provocando la primera secesión importante contra la Confederación Perú-Boliviana, Santa Cruz en su astucia logró mantener al estado rebelde como una república autónoma al ponerlo en contra de los aliados restauradores, provocando la inminente invasión del norte confederado y poniendo en su lugar al gobierno provisional peruano de Agustín Gamarra desconociendo al régimen de Luis José de Orbegoso. Al año, los confederados lanzaron una campaña de reconquista en el norte provocando la huida de los restauradores y reanexándose el territorio del norte peruano.
Desunión
Durante el proceso de desunión ambas naciones se distanciaron.
Perú
Después de la guerra y la derrota confederada en la Batalla de Yungay el nuevo gobierno provisional peruano de Agustín Gamarra con protección del Ejército de Chile[3] inició la llamada restauración nacional, crea el Nuevo Congreso General Constituyente del Perú, sustituyó la organización confederada por la organización unitaria, retiró a trabajadores públicos bolivianos, reconstruyó las relaciones internacionales del Perú.
Bolivia
Bolivia no tuvo un cambio severo a diferencia de su vecino por el hecho de que los acontecimientos se habían librado en suelo peruano, sus tensiones secesionistas y la posterior transición de poderes se dio por José Miguel de Velasco, presidente del Estado Boliviano, quien negocio la cuestión de Tarija y la devolución de los territorios ocupados con la Confederación Argentina.
Guerra Peruano-Boliviana
Agustín Gamarra aun consideraba la idea de unir Perú y Bolivia pero con la jerarquía del primero poniendo en funcionamiento su ambicioso plan de conquistar a Bolivia que debía ser rápido, el resultado fue lo contrario ya que Bolivia logró oponer resistencia y eliminando en las primeras batallas a Gamarra. Sin la presencia de Gamarra como líder y la lucha por el poder interno en el Perú, Bolivia lanzó una campaña de invasión, obteniendo bajo ocupación por meses a los departamentos del sur peruano.
Consecuencias
Después de la desunión entre Perú y Bolivia y el desenlace fatal de la guerra ambos países se distanciaron y comenzaron el proceso de delimitación de sus fronteras hasta el comienzo de la Era del Guano y el acercamiento comercial de estos países con Chile. En 1873 la República Peruana y Bolivia sellan el Tratado de Alianza Defensiva peruano-boliviano para proteger sus intereses comerciales.
Véase también
- Unionismo peruano-boliviano (corriente política)
- Estados Unidos Perú-Bolivianos (proyecto de creación de un Estado)
Referencias
- Sergio Villalobos R. "Chile y su historia" págs. 241-242
- Modesto Basadre, "Diez años de historia política del Perú, 1834-1844", pág. 68
- Jorge Javier Molina "Vida de un soldado: Desde la Toma de Valdivia(1820) a la Victoria de Yungay" págs. 232 a 253