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Batalla de Monterrey (Nuevo León)

La batalla de Monterrey fue una batalla de la guerra entre México y Estados Unidos que se libró durante el mes de septiembre de 1846 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Sus habitantes mostraron temple y valor durante los combates registrados.

Batalla de Monterrey
Intervención estadounidense en México
Parte de guerra mexicano-estadounidense

Combate urbano por las calles de Monterrey
Fecha 21 de septiembre de 1846 - 23 de septiembre de 1846
Lugar Monterrey, Nuevo León
Coordenadas 25°40′56″N 100°18′40″O / 25.682222222222, -100.31111111111
Resultado Capitulación honrosa
Beligerantes
Comandantes
Fuerzas en combate
6000 (incluidos 2000 de caballería), 40 de artillería[1] Regulares 4000, 2000 de caballería, 46 de artillería, 3000 de milicia
Bajas
120 muertos
368 heridos
43 desaparecidos
531 total
367 muertos y heridos
Croquis de las fortificaciones y suburvios de Monterrey con el ataque que dieron los estadounidenses los días 21, 22 y 23 de septiembre de 1846 (croquis del siglo XIX)

La plaza fue dirigida por el General Pedro Ampudia desde diversos cuarteles: el Fortín de la Ciudadela, Fortín de la Tenería, Fortín de la Federación,[2]​ Rincón del Diablo, Fortín Puente de la Purísima y Cerro del Obispado. El llamado a la defensa de la plaza se hizo el 21 de junio de 1846 ante el inminente ataque a la ciudad.

En esta batalla se contó con la participación del Coronel José López Uraga y del Batallón de San Patricio. El primer combate de los San Patricios como unidad mexicana se dio en esta batalla (21 de septiembre de 1846) con una batería de artillería al mando de John Riley, anteriormente teniente del Ejército de Estados Unidos e inmigrante irlandés. Sirvieron con distinción y está acreditado que rechazaron con éxito dos diferentes asaltos al corazón de la ciudad.

El 19 de septiembre de 1846 los estadounidenses llegaron a las inmediaciones de la ciudad, por lo que empezaron a investigar las principales defensas de la ciudad,[1]​ dividiendo dos frentes principales comandados por el General William J. Worth[3]​ y el otro por el General Zachary Taylor, el primero con intenciones de tomar el Cerro del Obispado y el segundo para atacar los diversos fortines de la ciudad.

Batalla

Las tropas de Taylor acamparon en el nogalar de Santo Domingo, tomando el 20 de septiembre la villa de Guadalupe, mientras que Worth y los voluntarios texanos del capitán John Coffee Hays avanzaron hacia el Obispado por San Jerónimo para atacar a la caballería de Torrejón al mando del coronel Juan Nepomuceno Nájera, Jefe de lanceros de Jalisco, con miras a bloquear el camino a Saltillo. Era ésta la única vía por la que Monterrey podría recibir auxilio del interior en su convergencia con el camino del Topo.

Cuenta la historia que, detenida la caballería mexicana ante la compacta y sólida infantería estadounidense y muerto el coronel Nájera, "El Teniente Coronel Mariano Moret, que pudo llegar al frente de 50 lanceros de Guanajuato hasta la terrible línea de hierro y fuego de los estadounidenses, hace atroz carnicería entre la infantería invasora, lanza en ristre, hasta quedar aislado en la refriega, muertos sus bravos soldados y él solo, herido, llega intrépido hasta los mismos cañones enemigos donde, rota su lanza, tira de la espada y acuchilla, heroico y sublime, a los artilleros estadounidenses, desconcertados en aquel punto por tan valiente carga. Después vuelve bridas y regresa a galope, cubierto de sudor, polvo y sangre, yendo a reunirse con el resto de la caballería que no pudo cargar... ¡Había recibido en su cuerpo, caballo y montura quince balas!..."

Desarrollo

Una vez enfrentadas las dos fuerzas, ante el acoso de los estadounidenses, las fuerzas mexicanas se retiraron al Cerro del Obispado, donde los cañones comenzaron a disparar a las fuerzas de Worth, que se vio atacado por dos frentes, al unirse a la batalla el Fortín de la Federación, pero la falta de una ofensiva tenaz impidió definir una situación favorable para los mexicanos.

Sin mayor dilación, Taylor ordenó que su 1.ª División partiera de inmediato y se desplegara en la llanura frente a la ciudad en espera de nuevas instrucciones. La orden fue obedecida con prontitud y la columna abandonó su campamento en El Nogalar. Originalmente al mando del general David E. Twiggs, la 1.ª División estaba compuesta por los regimientos 1.º y 3.º de Infantería y el Batallón de Baltimore-Washington. La otra unidad que conformaba la División, el 4.º Regimiento de Infantería, se encontraba separada de la fuerza, asignada a proteger el mortero en la hondonada. Sin embargo, aquella mañana el general Twiggs no pudo acompañar a sus tropas ni salir del campamento, debido a una dosis excesiva de purgante que había tomado la noche anterior, en la creencia de que los intestinos vacíos eran menos vulnerables a la infección en el caso de una herida de bala en el abdomen. En su lugar, el teniente coronel John Garland, jefe del 4° de Infantería, comandaba la División. A medida que la columna se iba acercando a la planicie, el estruendo de los cañones comenzó a escucharse con mayor intensidad. En la hondonada el mortero y una batería de cañones ligeros, que también ya había sido instalada ahí, se encontraban en un duelo cerrado de artillería con la Ciudadela.

El teniente coronel Garland colocó sus hombres en una posición segura, junto a unos maizales a bastante distancia a la izquierda de la hondonada, y aguardó por sus órdenes. Un soldado escribió: “Era entendido que el general Taylor no mediaba entonces por un serio asalto, sino que deseaba hacer una fuerte diversión sobre el centro y la izquierda de la ciudad, a favor del distante Worth”. No muy lejos de ahí, en un punto más avanzado, el Mayor Joseph Mansfield, jefe de ingenieros del ejército estadounidense, realizaba sus observaciones sobre la ciudad. De 43 años y graduado como segundo en su clase de la Academia de Militar de West Point en 1822, Mansfield vislumbraba sobre su izquierda un importante fuerte con troneras o aberturas para varios cañones, que dominaba el extremo oriental de Monterrey, y que era conocido por los mexicanos como el fortín de Las Tenerías. Repentinamente un mensajero a caballo llegó hasta él. Era una orden del general Taylor para que realizara un “reconocimiento cercano” a las baterías del enemigo, y si acaso él veía la posibilidad de capturar alguno de los reductos, sería apoyado por la Brigada de Garland.

Mientras tanto, Taylor se encontraba ya sobre el campo con la otra parte de su fuerza, la División de Voluntarios del General William O. Butler, la cual fue colocada justo detrás de la hondonada. Más que el comandante general de un ejército sobre el campo de batalla, Taylor parecía esa mañana un campesino, ya que no vestía de uniforme y portaba un enorme sombrero de paja. Cabalgando en su caballo “Old Withney” y acompañado por los miembros de su plana mayor, se dirigió hacia el Teniente Coronel John Garland para darle instrucciones. Rápido y en forma verbal, según algunos testigos, el general ordenó que protegiera el reconocimiento que estaban haciendo los ingenieros, y si era practicable atacar algunas de las baterías que estaban sobre la izquierda.

La orden era confusa y el objetivo bastante incierto, sobre todo porque no indicaba cuáles eran las intenciones de Taylor. Si aquello era solo una finta o un ataque en forma sobre la ciudad. Garland, de 54 años y quien no tenía el privilegio de llevar un anillo de graduado de West Point, debió haber sentido una gran peso sobre sus hombros, ya que literalmente le dejaban a él y a un oficial de ingenieros la responsabilidad de la batalla. Momentos después uno de los ingenieros topográficos, el teniente Pope, se presentó solicitando una compañía para escoltar los reconocimientos. Con la protección de menos de 40 hombres, el mayor Mansfield comenzó a acercarse a la ciudad. Dos veces se detuvo para observar con su telescopio. A pesar de los árboles y cercas que ocultaban parcialmente el panorama, el reducto a su izquierda en el extremo oriental de la ciudad era bastante visible. Concibiendo la idea de tratar de alcanzar a los suburbios más hacia la derecha, y atacar por la retaguardia el fuerte, el jefe de ingenieros continuó su avance. “Para mi sorpresa, se nos permitió acercarnos a una calle y entrar completamente a los suburbios sin que nos dispararan” –narró en una carta Mansfield-. “Viendo la factibilidad de cubrirnos en las casas hechas de piedra y de llegar al reducto por la retaguardia, mandé decir al Coronel Garland ‘Adelante’”. Extendidos en una larga línea de ataque, la Brigada de Garland se puso en movimiento. El 3° Regimiento, compuesto por 240 hombres, se colocó a la derecha; el 1° de Infantería al centro con 162 soldados; y el Batallón de Baltimore-Washington a la izquierda, con 239 bayonetas. En total 641 estadounidenses desplegados en línea hombro con hombro avanzaron sobre la planicie. Pero casi de inmediato se vieron envueltos en un fuego cruzado que les hacían desde la Ciudadela y La Tenería. “El primer tiro golpeó inmediatamente en frente de nuestra línea y rebotó pasando sobre nuestras cabezas”, escribió un oficial. Las bajas comenzaron a aparecer. Una bala de cañón, disparada desde la Ciudadela, arrancó el pie de un joven teniente del 1° de Infantería, y a su pasó mató al soldado de al lado. “Hasta el más tonto soldado de la brigada sintió que habíamos dado un falso y fatal paso”, afirmó otro oficial. Las bajas aumentaron a medida que la artillería mexicana corregía su puntería. El Coronel Garland ordenó acelerar el paso, para tratar de cruzar el campo abierto y llegar a los suburbios en busca de refugio. Pero sin imaginarlo, la situación se pondría aún peor.

“Esto solo nos llevó a colocarnos dentro del alcance de los mosquetes y pronto nos encontramos en calles estrechas, en donde recibimos el más destructivo fuego de todas direcciones”- relató Garland. Desde los tejados, desde las ventanas, desde aspilleras abiertas en los muros de las casas o barricadas que atravesaban las calles, los disparos de rifles y mosquetes de los defensores mexicanos se concentraron sobre los invasores.

El mayor Philp Barbour cayó atravesado por una bala de escopeta en el pecho, y el capitán Williams, de los ingenieros topográficos, con una herida fatal en la cabeza. El coronel Watson, comandante del Batallón de Baltimore-Washington, fue alcanzado mortalmente en el cuello por un francotirador, e incluso el mayor Mansfield resultó herido en una pierna. Una batería de artillería ligera logró cruzar la planicie y llegar a galope hasta las angostas calles, pero como el mismo Garland escribió: “Después de varios disparos, viendo que poco daño estaban causando sobre las barricadas, ordené al capitán que retirara su batería a un lugar más seguro”. Sin mapas y extraviados en un laberinto de calles, los regimientos se separaron y el ataque perdió cohesión. “La naturaleza del terreno era tal, que el orden se rompió”, declararía después el coronel Henry Wilson del 1° de Infantería. Lejos de llegar a la retaguardia de La Tenería, los invasores se toparon con una serie de fortines y reductos, de cuya existencia no tenían la más mínima idea. El conflicto se generalizó por todas las calles, con regimientos y compañías luchando cada una por su cuenta. En el Fortín del Rincón del Diablo, el capitán Joaquín de Arenal mantuvo un constante fuego de artillería con las piezas del teniente José Terroboa y el subteniente Andrés de León. En el Puente de la Purísima, el general Mejía dirigió las defensas, teniendo entre sus correos a un joven de 20 años de las milicias de Nuevo León: el alférez Mariano Escobedo. A mitad de los tiroteos, el ciudadano Macedonio Covarrubias se presentó en el Puente de la Purísima fusil en mano, dispuesto a ayudar. “Lleno de entusiasmo —escribió Mejía en su reporte— corrió el mismo peligro que los soldados, prestando buenos servicios con su carabina”.

 
La guarnición del Obispado de 300 hombres bajo el mando del Teniente Coronel Francisco Berra resistió durante toda la mañana del 22 de septiembre de 1846,frente al ataque de más de mil soldados estadounidenses.

Forzado a auxiliar a sus tropas atrapadas en un combate urbano, el general Taylor envió la División de Voluntarios para apoyar el ataque, y más bajas se sumaron al conflicto. Al final del día, a pesar de que los voluntarios de Mississippi y Tenneessee lograron tomar el fortín de la Tenería, resultó evidente que el ataque en el lado de oriente había sido un fracaso. El General Worth, que esa misma mañana había logrado bloquear exitosamente el camino a Saltillo en el extremo poniente con mínimas pérdidas, comentó en una carta privada al enterarse de los detalles: “La 1ª División y los Voluntarios fueron llevados hacia la acción sin orden, dirección, apoyo o mando; fue, de hecho, un asesinato”. Por la noche, Taylor se retiró maltrecho con sus dos divisiones al campamento de El Nogalar, dejando solo un destacamento en el fortín que habían ocupado. Por desgracia el jefe del ejército mexicano, el general Pedro de Ampudia, no supo capitalizar para su beneficio aquel desgastante y sangriento combate sufrido por los estadounidenses.

Aunque Taylor nunca se expresó abiertamente sobre este hecho, después de la batalla entre los numerosos ascensos y promociones que se otorgaron a oficiales por su conducta en el combate, Garland no fue recomendado, lo cual sin duda representó una censura implícita. En el mal logrado ataque sobre Monterrey del 21 de septiembre de 1846, el general Zachary Taylor había experimentado sin duda uno de los peores días de su vida, y un total de pérdidas, entre heridos y muertos.

Final

 
El General Pedro Ampudia pactando la capitulación de Monterrey con el General Zachary Taylor el 24 de septiembre de 1846

Tras tres días de cerco estadounidense, se llegó a un armisticio entre las dos fuerzas, dando una capitulación a la guarnición mexicana que salió de la plaza con toda su artillería, armas, trenes de víveres y municiones, a tambor batiente y con banderas desplegadas, saludadas por el ejército estadounidense con todos los honores de la ordenanza. La evacuación de la plaza se verificó el 25 de septiembre, tomando el rumbo del Saltillo. En la noche del 23, en un último esfuerzo de Estados Unidos para capturar las murallas de la ciudad, se encontraron con una feroz resistencia. La línea de los Estados Unidos, cercana a las grietas, inició un retiro un poco desorganizado. Al mismo tiempo, Zachary Taylor ordenó a su mortero que comenzara a bombardear indiscriminadamente. Este acto finalmente abrió una brecha en la parte posterior de la resistencia mexicana y, con las fuerzas estadounidenses en plena retirada, de manera inesperada Ampudia ordenó izar la bandera blanca de rendición. Después de este punto, muchos soldados estadounidenses actuaron de manera salvaje en la ciudad capturada, incluso contra la población civil de Monterrey, especialmente los voluntarios de Texas conocidos como Texas Rangers. Corrieron a saquear y quemar casas, violando mujeres y matando a familias enteras. Taylor admitió las atrocidades cometidas por sus hombres, pero no tomó ninguna medida para castigarlos.[4][5]

Consecuencias de la ocupación

 
Litografía que muestra la bandera estadounidense ondeando en el Palacio del Obispado el 23 de septiembre de 1846

Después de la ocupación, el ejército estadounidense cometió crímenes de guerra en la ciudad, que en muchos casos no fueron reportados, o que se mantuvieron ocultos por las autoridades locales por temor a represalias. Entre los disturbios más recordados se cuenta el reportado por el Houston Telegraph and Register el 4 de enero de 1847, cuando voluntarios de Texas culparon a los mexicanos de asesinar a varios de sus compañeros en Monterrey. En consecuencia, los estadounidenses comenzaron a disparar a todos los civiles que encontraban. El diario, citando a fuentes del ejército, informó que mataron a más de cincuenta civiles de Monterrey. Similares actos de violencia se registraron en otras villas tomadas, como Marín, Apodaca y otras entre el Río Bravo y Monterrey. En la mayoría de los casos perpetrados por los Texas Rangers.[6]​ Antes y después de la ocupación estadounidense, una gran cantidad de civiles abandonaron la ciudad. En respuesta a la ocupación se presentó el surgimiento de grupos de guerrilla locales, como los liderados por Antonio Canales Rosillo y José Urrea, este último ampliamente repudiado por los texanos debido a su participación en las campañas de la guerra de Texas diez años atrás.[7]​ El ejército invasor mantuvo ocupada la ciudad hasta su retirada el 18 de junio de 1848.

Referencias

  1. Rocha, 1892; 27
  2. Rocha, 1892; 26
  3. Rocha, 1892; 32
  4. Curtis, Ryan. Mexico Under Fire: Being the Diary of Samuel Ryan Curtis, 3rd Ohio Volunteer Regiment, During the American Military Occupation of Northern Mexico, 1846-1847. TCU Press. p. 30. ISBN 9780875651279. Consultado el 6 de marzo de 2015. 
  5. http://www.fresnostate.edu/folklore/ballads/R665.html
  6. González Quiroga, Morado Macías, 2006; 65
  7. González Quiroga, Morado Macías, 2006; 69

Bibliografía

  • Rocha, Sostenes (1892). Enquiridión para los sargentos y cabos del Ejército Mexicano VII. México: Imprenta de El Combate. Consultado el 22 de octubre de 2012. 
  • Cavazos Garza, Israel (1994). Breve historia de Nuevo León. México: Fondo de Cultura Económica. p. 231. ISBN 968-16-4541-3. Consultado el 22 de octubre de 2012. 
  • González Quiroga, Morado Macías, Miguel A., César (2006). Nuevo León ocupado: aspectos de la guerra México-Estados Unidos. Nuevo León, México: Fondo Editorial de NL. p. 200. ISBN 9789709715194. Consultado el 6 de abril de 2015. 
  •   Datos: Q1628057
  •   Multimedia: Battle of Monterrey

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Este articulo o seccion necesita referencias que aparezcan en una publicacion acreditada Este aviso fue puesto el 8 de junio de 2010 No debe confundirse con Batalla de Monterrey California La batalla de Monterrey fue una batalla de la guerra entre Mexico y Estados Unidos que se libro durante el mes de septiembre de 1846 en la ciudad de Monterrey Nuevo Leon Sus habitantes mostraron temple y valor durante los combates registrados Batalla de MonterreyIntervencion estadounidense en MexicoParte de guerra mexicano estadounidenseCombate urbano por las calles de MonterreyFecha21 de septiembre de 1846 23 de septiembre de 1846LugarMonterrey Nuevo LeonCoordenadas25 40 56 N 100 18 40 O 25 682222222222 100 31111111111ResultadoCapitulacion honrosaBeligerantes Estados Unidos Segunda Republica FederalComandantesZachary Taylor Pedro AmpudiaAntonio Canales RosilloFuerzas en combate6000 incluidos 2000 de caballeria 40 de artilleria 1 Regulares 4000 2000 de caballeria 46 de artilleria 3000 de miliciaBajas120 muertos368 heridos43 desaparecidos531 total 367 muertos y heridos editar datos en Wikidata Croquis de las fortificaciones y suburvios de Monterrey con el ataque que dieron los estadounidenses los dias 21 22 y 23 de septiembre de 1846 croquis del siglo XIX La plaza fue dirigida por el General Pedro Ampudia desde diversos cuarteles el Fortin de la Ciudadela Fortin de la Teneria Fortin de la Federacion 2 Rincon del Diablo Fortin Puente de la Purisima y Cerro del Obispado El llamado a la defensa de la plaza se hizo el 21 de junio de 1846 ante el inminente ataque a la ciudad En esta batalla se conto con la participacion del Coronel Jose Lopez Uraga y del Batallon de San Patricio El primer combate de los San Patricios como unidad mexicana se dio en esta batalla 21 de septiembre de 1846 con una bateria de artilleria al mando de John Riley anteriormente teniente del Ejercito de Estados Unidos e inmigrante irlandes Sirvieron con distincion y esta acreditado que rechazaron con exito dos diferentes asaltos al corazon de la ciudad El 19 de septiembre de 1846 los estadounidenses llegaron a las inmediaciones de la ciudad por lo que empezaron a investigar las principales defensas de la ciudad 1 dividiendo dos frentes principales comandados por el General William J Worth 3 y el otro por el General Zachary Taylor el primero con intenciones de tomar el Cerro del Obispado y el segundo para atacar los diversos fortines de la ciudad Indice 1 Batalla 2 Desarrollo 3 Final 4 Consecuencias de la ocupacion 5 Referencias 6 BibliografiaBatalla EditarLas tropas de Taylor acamparon en el nogalar de Santo Domingo tomando el 20 de septiembre la villa de Guadalupe mientras que Worth y los voluntarios texanos del capitan John Coffee Hays avanzaron hacia el Obispado por San Jeronimo para atacar a la caballeria de Torrejon al mando del coronel Juan Nepomuceno Najera Jefe de lanceros de Jalisco con miras a bloquear el camino a Saltillo Era esta la unica via por la que Monterrey podria recibir auxilio del interior en su convergencia con el camino del Topo Cuenta la historia que detenida la caballeria mexicana ante la compacta y solida infanteria estadounidense y muerto el coronel Najera El Teniente Coronel Mariano Moret que pudo llegar al frente de 50 lanceros de Guanajuato hasta la terrible linea de hierro y fuego de los estadounidenses hace atroz carniceria entre la infanteria invasora lanza en ristre hasta quedar aislado en la refriega muertos sus bravos soldados y el solo herido llega intrepido hasta los mismos canones enemigos donde rota su lanza tira de la espada y acuchilla heroico y sublime a los artilleros estadounidenses desconcertados en aquel punto por tan valiente carga Despues vuelve bridas y regresa a galope cubierto de sudor polvo y sangre yendo a reunirse con el resto de la caballeria que no pudo cargar Habia recibido en su cuerpo caballo y montura quince balas Desarrollo EditarUna vez enfrentadas las dos fuerzas ante el acoso de los estadounidenses las fuerzas mexicanas se retiraron al Cerro del Obispado donde los canones comenzaron a disparar a las fuerzas de Worth que se vio atacado por dos frentes al unirse a la batalla el Fortin de la Federacion pero la falta de una ofensiva tenaz impidio definir una situacion favorable para los mexicanos Sin mayor dilacion Taylor ordeno que su 1 ª Division partiera de inmediato y se desplegara en la llanura frente a la ciudad en espera de nuevas instrucciones La orden fue obedecida con prontitud y la columna abandono su campamento en El Nogalar Originalmente al mando del general David E Twiggs la 1 ª Division estaba compuesta por los regimientos 1 º y 3 º de Infanteria y el Batallon de Baltimore Washington La otra unidad que conformaba la Division el 4 º Regimiento de Infanteria se encontraba separada de la fuerza asignada a proteger el mortero en la hondonada Sin embargo aquella manana el general Twiggs no pudo acompanar a sus tropas ni salir del campamento debido a una dosis excesiva de purgante que habia tomado la noche anterior en la creencia de que los intestinos vacios eran menos vulnerables a la infeccion en el caso de una herida de bala en el abdomen En su lugar el teniente coronel John Garland jefe del 4 de Infanteria comandaba la Division A medida que la columna se iba acercando a la planicie el estruendo de los canones comenzo a escucharse con mayor intensidad En la hondonada el mortero y una bateria de canones ligeros que tambien ya habia sido instalada ahi se encontraban en un duelo cerrado de artilleria con la Ciudadela El teniente coronel Garland coloco sus hombres en una posicion segura junto a unos maizales a bastante distancia a la izquierda de la hondonada y aguardo por sus ordenes Un soldado escribio Era entendido que el general Taylor no mediaba entonces por un serio asalto sino que deseaba hacer una fuerte diversion sobre el centro y la izquierda de la ciudad a favor del distante Worth No muy lejos de ahi en un punto mas avanzado el Mayor Joseph Mansfield jefe de ingenieros del ejercito estadounidense realizaba sus observaciones sobre la ciudad De 43 anos y graduado como segundo en su clase de la Academia de Militar de West Point en 1822 Mansfield vislumbraba sobre su izquierda un importante fuerte con troneras o aberturas para varios canones que dominaba el extremo oriental de Monterrey y que era conocido por los mexicanos como el fortin de Las Tenerias Repentinamente un mensajero a caballo llego hasta el Era una orden del general Taylor para que realizara un reconocimiento cercano a las baterias del enemigo y si acaso el veia la posibilidad de capturar alguno de los reductos seria apoyado por la Brigada de Garland Mientras tanto Taylor se encontraba ya sobre el campo con la otra parte de su fuerza la Division de Voluntarios del General William O Butler la cual fue colocada justo detras de la hondonada Mas que el comandante general de un ejercito sobre el campo de batalla Taylor parecia esa manana un campesino ya que no vestia de uniforme y portaba un enorme sombrero de paja Cabalgando en su caballo Old Withney y acompanado por los miembros de su plana mayor se dirigio hacia el Teniente Coronel John Garland para darle instrucciones Rapido y en forma verbal segun algunos testigos el general ordeno que protegiera el reconocimiento que estaban haciendo los ingenieros y si era practicable atacar algunas de las baterias que estaban sobre la izquierda La orden era confusa y el objetivo bastante incierto sobre todo porque no indicaba cuales eran las intenciones de Taylor Si aquello era solo una finta o un ataque en forma sobre la ciudad Garland de 54 anos y quien no tenia el privilegio de llevar un anillo de graduado de West Point debio haber sentido una gran peso sobre sus hombros ya que literalmente le dejaban a el y a un oficial de ingenieros la responsabilidad de la batalla Momentos despues uno de los ingenieros topograficos el teniente Pope se presento solicitando una compania para escoltar los reconocimientos Con la proteccion de menos de 40 hombres el mayor Mansfield comenzo a acercarse a la ciudad Dos veces se detuvo para observar con su telescopio A pesar de los arboles y cercas que ocultaban parcialmente el panorama el reducto a su izquierda en el extremo oriental de la ciudad era bastante visible Concibiendo la idea de tratar de alcanzar a los suburbios mas hacia la derecha y atacar por la retaguardia el fuerte el jefe de ingenieros continuo su avance Para mi sorpresa se nos permitio acercarnos a una calle y entrar completamente a los suburbios sin que nos dispararan narro en una carta Mansfield Viendo la factibilidad de cubrirnos en las casas hechas de piedra y de llegar al reducto por la retaguardia mande decir al Coronel Garland Adelante Extendidos en una larga linea de ataque la Brigada de Garland se puso en movimiento El 3 Regimiento compuesto por 240 hombres se coloco a la derecha el 1 de Infanteria al centro con 162 soldados y el Batallon de Baltimore Washington a la izquierda con 239 bayonetas En total 641 estadounidenses desplegados en linea hombro con hombro avanzaron sobre la planicie Pero casi de inmediato se vieron envueltos en un fuego cruzado que les hacian desde la Ciudadela y La Teneria El primer tiro golpeo inmediatamente en frente de nuestra linea y reboto pasando sobre nuestras cabezas escribio un oficial Las bajas comenzaron a aparecer Una bala de canon disparada desde la Ciudadela arranco el pie de un joven teniente del 1 de Infanteria y a su paso mato al soldado de al lado Hasta el mas tonto soldado de la brigada sintio que habiamos dado un falso y fatal paso afirmo otro oficial Las bajas aumentaron a medida que la artilleria mexicana corregia su punteria El Coronel Garland ordeno acelerar el paso para tratar de cruzar el campo abierto y llegar a los suburbios en busca de refugio Pero sin imaginarlo la situacion se pondria aun peor Esto solo nos llevo a colocarnos dentro del alcance de los mosquetes y pronto nos encontramos en calles estrechas en donde recibimos el mas destructivo fuego de todas direcciones relato Garland Desde los tejados desde las ventanas desde aspilleras abiertas en los muros de las casas o barricadas que atravesaban las calles los disparos de rifles y mosquetes de los defensores mexicanos se concentraron sobre los invasores El mayor Philp Barbour cayo atravesado por una bala de escopeta en el pecho y el capitan Williams de los ingenieros topograficos con una herida fatal en la cabeza El coronel Watson comandante del Batallon de Baltimore Washington fue alcanzado mortalmente en el cuello por un francotirador e incluso el mayor Mansfield resulto herido en una pierna Una bateria de artilleria ligera logro cruzar la planicie y llegar a galope hasta las angostas calles pero como el mismo Garland escribio Despues de varios disparos viendo que poco dano estaban causando sobre las barricadas ordene al capitan que retirara su bateria a un lugar mas seguro Sin mapas y extraviados en un laberinto de calles los regimientos se separaron y el ataque perdio cohesion La naturaleza del terreno era tal que el orden se rompio declararia despues el coronel Henry Wilson del 1 de Infanteria Lejos de llegar a la retaguardia de La Teneria los invasores se toparon con una serie de fortines y reductos de cuya existencia no tenian la mas minima idea El conflicto se generalizo por todas las calles con regimientos y companias luchando cada una por su cuenta En el Fortin del Rincon del Diablo el capitan Joaquin de Arenal mantuvo un constante fuego de artilleria con las piezas del teniente Jose Terroboa y el subteniente Andres de Leon En el Puente de la Purisima el general Mejia dirigio las defensas teniendo entre sus correos a un joven de 20 anos de las milicias de Nuevo Leon el alferez Mariano Escobedo A mitad de los tiroteos el ciudadano Macedonio Covarrubias se presento en el Puente de la Purisima fusil en mano dispuesto a ayudar Lleno de entusiasmo escribio Mejia en su reporte corrio el mismo peligro que los soldados prestando buenos servicios con su carabina La guarnicion del Obispado de 300 hombres bajo el mando del Teniente Coronel Francisco Berra resistio durante toda la manana del 22 de septiembre de 1846 frente al ataque de mas de mil soldados estadounidenses Forzado a auxiliar a sus tropas atrapadas en un combate urbano el general Taylor envio la Division de Voluntarios para apoyar el ataque y mas bajas se sumaron al conflicto Al final del dia a pesar de que los voluntarios de Mississippi y Tenneessee lograron tomar el fortin de la Teneria resulto evidente que el ataque en el lado de oriente habia sido un fracaso El General Worth que esa misma manana habia logrado bloquear exitosamente el camino a Saltillo en el extremo poniente con minimas perdidas comento en una carta privada al enterarse de los detalles La 1ª Division y los Voluntarios fueron llevados hacia la accion sin orden direccion apoyo o mando fue de hecho un asesinato Por la noche Taylor se retiro maltrecho con sus dos divisiones al campamento de El Nogalar dejando solo un destacamento en el fortin que habian ocupado Por desgracia el jefe del ejercito mexicano el general Pedro de Ampudia no supo capitalizar para su beneficio aquel desgastante y sangriento combate sufrido por los estadounidenses Aunque Taylor nunca se expreso abiertamente sobre este hecho despues de la batalla entre los numerosos ascensos y promociones que se otorgaron a oficiales por su conducta en el combate Garland no fue recomendado lo cual sin duda represento una censura implicita En el mal logrado ataque sobre Monterrey del 21 de septiembre de 1846 el general Zachary Taylor habia experimentado sin duda uno de los peores dias de su vida y un total de perdidas entre heridos y muertos Final Editar El General Pedro Ampudia pactando la capitulacion de Monterrey con el General Zachary Taylor el 24 de septiembre de 1846 Tras tres dias de cerco estadounidense se llego a un armisticio entre las dos fuerzas dando una capitulacion a la guarnicion mexicana que salio de la plaza con toda su artilleria armas trenes de viveres y municiones a tambor batiente y con banderas desplegadas saludadas por el ejercito estadounidense con todos los honores de la ordenanza La evacuacion de la plaza se verifico el 25 de septiembre tomando el rumbo del Saltillo En la noche del 23 en un ultimo esfuerzo de Estados Unidos para capturar las murallas de la ciudad se encontraron con una feroz resistencia La linea de los Estados Unidos cercana a las grietas inicio un retiro un poco desorganizado Al mismo tiempo Zachary Taylor ordeno a su mortero que comenzara a bombardear indiscriminadamente Este acto finalmente abrio una brecha en la parte posterior de la resistencia mexicana y con las fuerzas estadounidenses en plena retirada de manera inesperada Ampudia ordeno izar la bandera blanca de rendicion Despues de este punto muchos soldados estadounidenses actuaron de manera salvaje en la ciudad capturada incluso contra la poblacion civil de Monterrey especialmente los voluntarios de Texas conocidos como Texas Rangers Corrieron a saquear y quemar casas violando mujeres y matando a familias enteras Taylor admitio las atrocidades cometidas por sus hombres pero no tomo ninguna medida para castigarlos 4 5 Consecuencias de la ocupacion Editar Litografia que muestra la bandera estadounidense ondeando en el Palacio del Obispado el 23 de septiembre de 1846 Despues de la ocupacion el ejercito estadounidense cometio crimenes de guerra en la ciudad que en muchos casos no fueron reportados o que se mantuvieron ocultos por las autoridades locales por temor a represalias Entre los disturbios mas recordados se cuenta el reportado por el Houston Telegraph and Register el 4 de enero de 1847 cuando voluntarios de Texas culparon a los mexicanos de asesinar a varios de sus companeros en Monterrey En consecuencia los estadounidenses comenzaron a disparar a todos los civiles que encontraban El diario citando a fuentes del ejercito informo que mataron a mas de cincuenta civiles de Monterrey Similares actos de violencia se registraron en otras villas tomadas como Marin Apodaca y otras entre el Rio Bravo y Monterrey En la mayoria de los casos perpetrados por los Texas Rangers 6 Antes y despues de la ocupacion estadounidense una gran cantidad de civiles abandonaron la ciudad En respuesta a la ocupacion se presento el surgimiento de grupos de guerrilla locales como los liderados por Antonio Canales Rosillo y Jose Urrea este ultimo ampliamente repudiado por los texanos debido a su participacion en las campanas de la guerra de Texas diez anos atras 7 El ejercito invasor mantuvo ocupada la ciudad hasta su retirada el 18 de junio de 1848 Referencias Editar a b Rocha 1892 27 Rocha 1892 26 Rocha 1892 32 Curtis Ryan Mexico Under Fire Being the Diary of Samuel Ryan Curtis 3rd Ohio Volunteer Regiment During the American Military Occupation of Northern Mexico 1846 1847 TCU Press p 30 ISBN 9780875651279 Consultado el 6 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