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Batalla de La Ciudadela

La Batalla de La Ciudadela fue un combate ocurrido durante las guerras civiles argentinas, librado entre las fuerzas federales al mando de Juan Facundo Quiroga y los unitarios de Gregorio Aráoz de Lamadrid en las afueras de San Miguel de Tucumán, Argentina, el 4 de noviembre de 1831.

Batalla de La Ciudadela
Guerras civiles argentinas
(Segunda guerra entre unitarios y federales en el interior)
Fecha 4 de noviembre de 1831
Lugar Alrededores de Tucumán, Argentina
Resultado Victoria federal decisiva
Beligerantes
Comandantes
Fuerzas en combate
Estimaciones
Scheina/Marley: 1.200 jinetes y 450 infantes[1][2]
Camogli: 1.220 jinetes y 450 jinetes[3]
Saldías: 3.000[4][5]
Abad de Santillán: 4.000[6]
Estimaciones
Scheina/Marley: 1.200 jinetes y 750 infantes[1][2]
Camogli: 1.180 jinetes, 770 jinetes y 10 cañones[3]
Saldías/Rosa: 3.000[4][5][7]
Bajas
42 muertos y 86 heridos (según Quiroga)[3] 500[3]​-1.000[8]​muertos
400 prisioneros[9]

Antecedentes

La Liga Unitaria del Interior había durado lo que duró el mando del general José María Paz y la guerra civil iniciada en 1828 se acercaba a su fin.[10]​ Con la prisión de este en manos de los federales, Lamadrid retrocedió con su ejército de 1.500 desmoralizados soldados hacia Tucumán, su provincia natal, lugar donde sabría que podría recuperarse considerando que Córdoba era indefendible.[11]​ A eso se sumaba la cercanía de Bolivia, cuyo régimen era favorable a su causa.

Mientras tanto, Quiroga recuperaba el poder en Cuyo con apenas 450 hombres, principalmente sacados de las cárceles y calles de Buenos Aires, aunque el reumatismo le impedía moverse con la debida rapidez.[12]​ Pronto reunió en Mendoza un ejército 1.200 a 1.500 jinetes, 500 infantes, 200 artilleros y 4 cañones con los que decidió avanzar hacia Tucumán.[13]​ El general en jefe de los federales, Estanislao López, ordenó a Balcarce retirarse con el grueso del ejército federal de Córdoba a Buenos Aires sin explicación.[7]​ Quiroga quedaba solo.

El ejército unitario estaba falto de buenos caballos, lo que hacía más lentos sus movimientos, siendo posible ser vigilado por Quiroga.[14]​ A pesar de sus limitados recursos y las constantes desavenencias entre Lamadrid y el gobernador Javier López, ambos supieron olvidar sus diferencias y colaborar en la defensa de su provincia, de hecho, el gobernador quedara al mando de la división tucumana, una tropa de más de mil locales.[8]​ El nuevo ejército organizado por los unitarios sumaba más de tres mil efectivos, para ello se trajeron armas desde Bolivia y se atrincheraron en La Ciudadela, fortaleza construida muchos años atrás por José de San Martín.[7]​ Los gobiernos de las provincias de Salta y Tucumán habían sido los mejores aliados de Paz, las únicas administraciones unitarias anteriores a su llegada.[8]​ Caído el resto del país en poder federal, ambas provincias del norte sabían lo que se les venía encima. Ayudados por el tradicional apoyo al centralismo unitario de parte del pueblo, prepararon su defensa y demostrarían ser huesos duros de roer.[15]

Lamadrid rechazo los ataques de los santiagueños en Salta. Esto significó una preocupación tal para las autoridades salteñas que se negaron a enviar los 3.000 hombres que Lamadrid pedía desesperadamente de refuerzo.[14]​ Además, López rechazó a Juan Felipe Ibarra y sus 1.500 santiagueños en Río Hondo el 20 de octubre, obligándolo a regresar a Santiago del Estero.[16]​Quiroga envió a su segundo, el coronel Juan de Dios Bargas, a enfrentar a los unitarios en Catamarca, pero este fue derrotado en Miraflores. Entonces el mismo Quiroga se puso al frente de sus hombres y avanzó hacia Tucumán, persiguiendo a Lamadrid.

La batalla

El 3 de noviembre al mediodía hubo un principio de batalla en Famaillá, pero las tropas federales fueron detenidas por la espesa selva. A la mañana siguiente, ya en la Ciudadela, Quiroga dividió sus fuerzas en dos mitades y cada una en dos cuerpos,[3]​ la izquierda, al mando del general José Ruiz Huidobro, y la derecha, al mando de Martín Yanzón y Nazario Benavídez, que serían después gobernadores de la provincia de San Juan.[4]​ Las fuerzas de Lamadrid iban al mando de Javier López (ala izquierda apoyada en una zanja) y Juan Esteban Pedernera (ala derecha apoyada en La Ciudadela). En el centro tenía una nutrida infantería y tres baterías de artillería cuyo fuego causaría estragos en el enemigo.[3]​ Otros coroneles destacados serían Juan Arengreen, José María Aparicio y José Félix Correa de Saá. La mayoría de la oficialidad unitaria era veterana de las victorias de Paz en San Roque, La Tablada y Oncativo.[4]​ El plan de Quiroga era flanquear al enemigo con su superior artillería y rodear su bien posicionado centro.[3]

La batalla se desarrolló durante dos horas y media, sin decidirse para ninguno de los dos bandos, y varias veces la victoria pareció a punto de declararse a favor la Lamadrid. Pero Quiroga traía personalmente de regreso al campo de batalla a cada regimiento que se dispersaba, y lentamente quedó claro que la victoria quedaría para las fuerzas federales ya que los subordinados del caudillo lo obedecían incondicionalmente.[17]​ Por otro lado, los unitarios se celaban mutuamente, Lamadrid no tenía la autoridad como para hacerlos obedecer a todos y al final cada oficial hizo con su unida lo que quiso.[4]​ En consecuencia, la ventajosa posición de los tucumanos, un cinturón de fuego formado por la artillería y la infantería atrincheradas alrededor del castillo,[4]​ fue poco importante en el resultado.[17]​ Quiroga cargo con sus tropas contra la artillería con la intención de neutralizarla.[17]​ De los mil dragones a caballo que lo acompañaron en la batalla, solo cuatrocientos sobrevivieron a las cargas contra un ejército muy superior, de las tres armas y perfectamente pertrechado.[11]​ Finalmente, ordena a una de sus alas flanquear al enemigo y atacar la infantería de Lorenzo Barcala, obligando a su rival a usar todas sus reservas en contener ese ataque.[9]​ Los infantes formaron un cuadro pero empezaron a caer ante sus enemigos.[3]​ Entonces el riojano decidió encabezar el mismo una nueva carga apoyado por Ibarra y Reynafé, aunque serían necesarias dos horas para derrotar a los unitarios.[9]​ Lamadrid achacó la derrota a las dudas que tuvieron algunos de sus coroneles al ordenárseles atacar, sobre todo Pedernera.

Los unitarios sufrieron un total de más de mil muertos y más de cuatrocientos prisioneros.[18]​ La caballería escapo con sus oficiales a Salta, mientras la infantería -preparada por Paz en Córdoba- se rindió y paso a los federales.[11]​ Unos treinta y tres oficiales unitarios capturados fueron ejecutados.[1]​ Se desconoce el número exacto de muertos en el campo federal, pero fueron tal altas que toda posibilidad de invadir Salta quedaba descartada.[7]​ Entre ellos estaba el coronel Bargas y otros tres oficiales. Como escribió Quiroga en el parte de la victoria:[19]

Los enemigos han perdido hasta la esperanza de dominar a los pueblos, y entre los muertos, el coronel de artillería don Juan Arengreen, el del 5to, don José María Aparicio...

Desconfiando de Estanislao López, con su división menguada y temiendo sufrir como los españoles con la Guerra Gaucha si intentaba invadir Salta, Quiroga terminó por renunciar al mando pero esto fue rechazado por sus superiores, Rosas y López.[7]​ El gobernador salteño, Rudecindo Alvarado, pudo aprovechar la debilidad de su enemigo para acabar con él, contaba con armas, hombres y el apoyo boliviano pero tras enterarse del resultado de La Ciudadela supo que estaba solo contra los federales e inicio negociaciones de paz.[20]

Consecuencias

Lamadrid y la mayor parte de sus oficiales intentaron refugiarse en Salta, pero el gobierno provincial se negó a organizar un nuevo ejército para oponer a Quiroga, y debieron huir a Bolivia. La victoria federal terminó por varios años con los intentos del partido unitario de controlar la Argentina. A finales de ese año los aliados de Quiroga controlaron la provincia de Salta.

El 2 de diciembre, los gobernadores de La Rioja y Salta firmaron en Tucumán un acuerdo de paz, en el que la segunda provincia se comprometía a seguir políticas claramente federales y a pagar los costes de la guerra a la primera.[21]​ El general Alejandro Heredia fue elegido gobernador de Tucumán, y por su influencia el gobierno salteño fue asumido por el federal Pablo Latorre; años más tarde, el mismo Heredia expulsaría del gobierno a Latorre.[22]​ Gracias a la influencia de su gobernador, Tucumán no tuvo que pagar indemnización.[21]​ Los dirigentes más destacados del partido unitario tucumano fueron obligados a pagar las contribuciones de guerra exigidos por Quiroga, pero éstos no fueron saldados en su totalidad debido a la amistad de Heredia y Quiroga. También la provincia de Catamarca fue obligada a pagar una costosa reparación por la guerra a los riojanos.[21]​ Igualmente fue obligada a pagar la vecina de Santiago del Estero como muestra de la hegemonía que había conseguido Quiroga en el noroeste del país.[21]​ Mientras sigilosamente Heredia extendía sus lazos a Catamarca y Santiago del Estero, pero con asperezas y lentitud se adhería a la Liga del Litoral de Rosas.

Los gauchos apoyaban a Quiroga y López, y estos por un juego de alianzas a Rosas, quien resultaba más un negociador que un guerrero (como se vio en Caseros).[23]​ Tras la guerra se iniciaba un triunvirato entre los caudillos, pero tras la muerte de los dos primeros el porteño Rosas surgiría a finales de esa misma década como el amo absoluto de la Confederación.[24]

Por esa época una comisión de salteños y jujeños llegaba a La Paz para solicitarle a Andrés de Santa Cruz su anexión a Bolivia, país mucho más estable en ese entonces que la confederación.[25]​ Quiroga tuvo que mover los hilos de la diplomacia y sus influencias para impedir un conflicto en que el presidente boliviano intentara expandir sus fronteras sobre Salta y Tucumán, como venía planeándolo desde antes de La Ciudadela.[20]​ Santa Cruz había declarado estar dispuesto a proteger una provincia «soberana e independiente», lo que hubiera sido la excusa para intervenir e invadir el territorio, sin embargo, la guerra que estalló en el Perú le obligó a cambiar de prioridades.[20]​ Pero los conflictos entre ambas repúblicas no pararon durante la década.

Heredia veía la amenaza que se cernía sobre su provincia (además de Jujuy y Salta) y solicitó constantemente apoyo político y militar a Rosas, pero aquel siempre desestimó el poder boliviano, aunque también estaba interesado en anexarse Tarija le movía más el deseo de enfrentar a los unitarios exiliados en Bolivia y que eran el principal apoyo a las ambiciones de Santa Cruz.[26]​ Más interesado en la integridad nacional frente al expansionismo boliviano, Heredia mantendrá una política más tolerante con los unitarios, permitiendo incluso que lleguen al poder en Salta en 1835 a fin de negárselos como aliados a Santa Cruz. Esto motivara a Rosas a planear una expedición contra dicha provincia pero el tucumano lo convencerá de no hacerla.[26]​ Aunque esta política no impedirá un intento de invasión de los opositores de Heredia a Tucumán un año más tarde con apoyo boliviano y unitario, el tucumano seguirá con su estrategia (Santa Cruz esperaba que dichos opositores, una vez en el poder, facilitarían su deseo de anexarse en noroeste argentino).[26]​ Finalmente, para 1837 Heredia unificaría todo el noroeste bajo su poder, justo cuando estallaría el conflicto abierto contra Santa Cruz.

Referencias

  1. Scheina, 2003
  2. Marley, 2008: 712
  3. Camogli, Pablo (2011). Batallas entre hermanos. Todos los combates de las guerras civiles argentinas. El Mercurio & Aguilar. ISBN 9789870421443.
  4. Saldías, 1911: 84
  5. Saldías, 1973: 195
  6. Abad de Santillán, 1965: 263
  7. Rosa, 1972: 162
  8. López, 1939: 78
  9. Saldías, 1894: 52
  10. Revisionistas » Blog Archive » Batalla de la Ciudadela
  11. Rosa, 1972: 161
  12. Revisionistas » Blog Archive » Facundo Quiroga
  13. Hudson, 1931: 308; Newton, 1965
  14. La Gazeta. Batalla de La Ciudadela. 22 de junio de 1829 [sic]
  15. Rosa, 1972: 161-162
  16. López Rouges, Manuel (2014). La Anarquía Tucumana y la guerra civil. Editorial Dunken, pp. 173. ISBN 9789870274544.
  17. Saldías, 1894: 51
  18. López, 1939: 78; Saldías, 1894: 52
  19. Reyes, 1913: 87
  20. Rosa, 1972: 163
  21. Escudé, Carlos; Andrés Cisneros & Alejandro L. Corbacho (1998). "La situación del noroeste entre 1830 y 1834". Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas. Parte I: Las relaciones exteriores de la Argentina embrionaria (1806-1881). Tomo III: Los mini-Estados provinciales del Río de la Plata en tiempos de las guerras contra el Brasil y contra la Confederación peruano-boliviana. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano. Digitalizado en 2000 por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
  22. Rosa, 1972: 164
  23. Liscano, 1991: 210
  24. Liscano, 1991: 211
  25. Basandre, 1961: 295
  26. Escudé, Carlos; Andrés Cisneros & Alejandro L. Corbacho (1998). "Las diferencias de percepción entre los gobiernos de Buenos Aires y Tucumán respecto de la cuestión norteña". Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas. Parte I: Las relaciones exteriores de la Argentina embrionaria (1806-1881). Tomo III: Los mini-Estados provinciales del Río de la Plata en tiempos de las guerras contra el Brasil y contra la Confederación peruano-boliviana. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano. Digitalizado en 2000 por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

Bibliografía

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  • Basadre, Jorge (1961). Historia de la República del Perú. Tomo I. Lima: Ediciones Historia.
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  • Liscano, Juan (1991). Fundaciones, vencimientos y contiendas. Caracas: Fundación Ayacucho. ISBN 978-9-80276-145-6.
  • López, Vicente Fidel (1939). Historia de la República Argentina: su origen, su revolución y su desarrollo político hasta 1852. Buenos Aires: Editorial Sopena.
  • Marley, David (2008). Wars of the Americas: a chronology of armed conflict in the Western Hemisphere, 1492 to the present. Tomo I. Santa Bárbara: ABC-CLIO. ISBN 978-1-59884-101-5.
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  • Rosa, José María (1972). Historia argentina: Unitarios y federales (1826-1841). Tomo IV. Buenos Aires: Editorial Oriente.
  • Saldías, Adolfo (1894). Páginas históricas de la historia de la Confederación Argentina. Rosario: Tipografía Italo Suiza. Edición de Prudencio Arnold.
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  • Saldías, Adolfo (1973). ¿Por qué surgió Rosas?. Buenos Aires: Plus Ultra.
  • Scheina, Robert L. (2003). Latin America's Wars. The Age of the Caudillo (1791-1899). Tomo I. New York: Potomac Books, Inc. ISBN 978-1-57488-450-0.
  •   Datos: Q3636286

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La Batalla de La Ciudadela fue un combate ocurrido durante las guerras civiles argentinas librado entre las fuerzas federales al mando de Juan Facundo Quiroga y los unitarios de Gregorio Araoz de Lamadrid en las afueras de San Miguel de Tucuman Argentina el 4 de noviembre de 1831 Batalla de La CiudadelaGuerras civiles argentinas Segunda guerra entre unitarios y federales en el interior Fecha4 de noviembre de 1831LugarAlrededores de Tucuman ArgentinaResultadoVictoria federal decisivaBeligerantesLiga del Litoral Liga del InteriorComandantesFacundo Quiroga Gregorio Araoz de LamadridFuerzas en combateEstimaciones Scheina Marley 1 200 jinetes y 450 infantes 1 2 Camogli 1 220 jinetes y 450 jinetes 3 Saldias 3 000 4 5 Abad de Santillan 4 000 6 Estimaciones Scheina Marley 1 200 jinetes y 750 infantes 1 2 Camogli 1 180 jinetes 770 jinetes y 10 canones 3 Saldias Rosa 3 000 4 5 7 Bajas42 muertos y 86 heridos segun Quiroga 3 500 3 1 000 8 muertos 400 prisioneros 9 editar datos en Wikidata Indice 1 Antecedentes 2 La batalla 3 Consecuencias 4 Referencias 5 BibliografiaAntecedentes EditarLa Liga Unitaria del Interior habia durado lo que duro el mando del general Jose Maria Paz y la guerra civil iniciada en 1828 se acercaba a su fin 10 Con la prision de este en manos de los federales Lamadrid retrocedio con su ejercito de 1 500 desmoralizados soldados hacia Tucuman su provincia natal lugar donde sabria que podria recuperarse considerando que Cordoba era indefendible 11 A eso se sumaba la cercania de Bolivia cuyo regimen era favorable a su causa Mientras tanto Quiroga recuperaba el poder en Cuyo con apenas 450 hombres principalmente sacados de las carceles y calles de Buenos Aires aunque el reumatismo le impedia moverse con la debida rapidez 12 Pronto reunio en Mendoza un ejercito 1 200 a 1 500 jinetes 500 infantes 200 artilleros y 4 canones con los que decidio avanzar hacia Tucuman 13 El general en jefe de los federales Estanislao Lopez ordeno a Balcarce retirarse con el grueso del ejercito federal de Cordoba a Buenos Aires sin explicacion 7 Quiroga quedaba solo El ejercito unitario estaba falto de buenos caballos lo que hacia mas lentos sus movimientos siendo posible ser vigilado por Quiroga 14 A pesar de sus limitados recursos y las constantes desavenencias entre Lamadrid y el gobernador Javier Lopez ambos supieron olvidar sus diferencias y colaborar en la defensa de su provincia de hecho el gobernador quedara al mando de la division tucumana una tropa de mas de mil locales 8 El nuevo ejercito organizado por los unitarios sumaba mas de tres mil efectivos para ello se trajeron armas desde Bolivia y se atrincheraron en La Ciudadela fortaleza construida muchos anos atras por Jose de San Martin 7 Los gobiernos de las provincias de Salta y Tucuman habian sido los mejores aliados de Paz las unicas administraciones unitarias anteriores a su llegada 8 Caido el resto del pais en poder federal ambas provincias del norte sabian lo que se les venia encima Ayudados por el tradicional apoyo al centralismo unitario de parte del pueblo prepararon su defensa y demostrarian ser huesos duros de roer 15 Lamadrid rechazo los ataques de los santiaguenos en Salta Esto significo una preocupacion tal para las autoridades saltenas que se negaron a enviar los 3 000 hombres que Lamadrid pedia desesperadamente de refuerzo 14 Ademas Lopez rechazo a Juan Felipe Ibarra y sus 1 500 santiaguenos en Rio Hondo el 20 de octubre obligandolo a regresar a Santiago del Estero 16 Quiroga envio a su segundo el coronel Juan de Dios Bargas a enfrentar a los unitarios en Catamarca pero este fue derrotado en Miraflores Entonces el mismo Quiroga se puso al frente de sus hombres y avanzo hacia Tucuman persiguiendo a Lamadrid La batalla EditarEl 3 de noviembre al mediodia hubo un principio de batalla en Famailla pero las tropas federales fueron detenidas por la espesa selva A la manana siguiente ya en la Ciudadela Quiroga dividio sus fuerzas en dos mitades y cada una en dos cuerpos 3 la izquierda al mando del general Jose Ruiz Huidobro y la derecha al mando de Martin Yanzon y Nazario Benavidez que serian despues gobernadores de la provincia de San Juan 4 Las fuerzas de Lamadrid iban al mando de Javier Lopez ala izquierda apoyada en una zanja y Juan Esteban Pedernera ala derecha apoyada en La Ciudadela En el centro tenia una nutrida infanteria y tres baterias de artilleria cuyo fuego causaria estragos en el enemigo 3 Otros coroneles destacados serian Juan Arengreen Jose Maria Aparicio y Jose Felix Correa de Saa La mayoria de la oficialidad unitaria era veterana de las victorias de Paz en San Roque La Tablada y Oncativo 4 El plan de Quiroga era flanquear al enemigo con su superior artilleria y rodear su bien posicionado centro 3 La batalla se desarrollo durante dos horas y media sin decidirse para ninguno de los dos bandos y varias veces la victoria parecio a punto de declararse a favor la Lamadrid Pero Quiroga traia personalmente de regreso al campo de batalla a cada regimiento que se dispersaba y lentamente quedo claro que la victoria quedaria para las fuerzas federales ya que los subordinados del caudillo lo obedecian incondicionalmente 17 Por otro lado los unitarios se celaban mutuamente Lamadrid no tenia la autoridad como para hacerlos obedecer a todos y al final cada oficial hizo con su unida lo que quiso 4 En consecuencia la ventajosa posicion de los tucumanos un cinturon de fuego formado por la artilleria y la infanteria atrincheradas alrededor del castillo 4 fue poco importante en el resultado 17 Quiroga cargo con sus tropas contra la artilleria con la intencion de neutralizarla 17 De los mil dragones a caballo que lo acompanaron en la batalla solo cuatrocientos sobrevivieron a las cargas contra un ejercito muy superior de las tres armas y perfectamente pertrechado 11 Finalmente ordena a una de sus alas flanquear al enemigo y atacar la infanteria de Lorenzo Barcala obligando a su rival a usar todas sus reservas en contener ese ataque 9 Los infantes formaron un cuadro pero empezaron a caer ante sus enemigos 3 Entonces el riojano decidio encabezar el mismo una nueva carga apoyado por Ibarra y Reynafe aunque serian necesarias dos horas para derrotar a los unitarios 9 Lamadrid achaco la derrota a las dudas que tuvieron algunos de sus coroneles al ordenarseles atacar sobre todo Pedernera Los unitarios sufrieron un total de mas de mil muertos y mas de cuatrocientos prisioneros 18 La caballeria escapo con sus oficiales a Salta mientras la infanteria preparada por Paz en Cordoba se rindio y paso a los federales 11 Unos treinta y tres oficiales unitarios capturados fueron ejecutados 1 Se desconoce el numero exacto de muertos en el campo federal pero fueron tal altas que toda posibilidad de invadir Salta quedaba descartada 7 Entre ellos estaba el coronel Bargas y otros tres oficiales Como escribio Quiroga en el parte de la victoria 19 Los enemigos han perdido hasta la esperanza de dominar a los pueblos y entre los muertos el coronel de artilleria don Juan Arengreen el del 5to don Jose Maria Aparicio Desconfiando de Estanislao Lopez con su division menguada y temiendo sufrir como los espanoles con la Guerra Gaucha si intentaba invadir Salta Quiroga termino por renunciar al mando pero esto fue rechazado por sus superiores Rosas y Lopez 7 El gobernador salteno Rudecindo Alvarado pudo aprovechar la debilidad de su enemigo para acabar con el contaba con armas hombres y el apoyo boliviano pero tras enterarse del resultado de La Ciudadela supo que estaba solo contra los federales e inicio negociaciones de paz 20 Consecuencias EditarLamadrid y la mayor parte de sus oficiales intentaron refugiarse en Salta pero el gobierno provincial se nego a organizar un nuevo ejercito para oponer a Quiroga y debieron huir a Bolivia La victoria federal termino por varios anos con los intentos del partido unitario de controlar la Argentina A finales de ese ano los aliados de Quiroga controlaron la provincia de Salta El 2 de diciembre los gobernadores de La Rioja y Salta firmaron en Tucuman un acuerdo de paz en el que la segunda provincia se comprometia a seguir politicas claramente federales y a pagar los costes de la guerra a la primera 21 El general Alejandro Heredia fue elegido gobernador de Tucuman y por su influencia el gobierno salteno fue asumido por el federal Pablo Latorre anos mas tarde el mismo Heredia expulsaria del gobierno a Latorre 22 Gracias a la influencia de su gobernador Tucuman no tuvo que pagar indemnizacion 21 Los dirigentes mas destacados del partido unitario tucumano fueron obligados a pagar las contribuciones de guerra exigidos por Quiroga pero estos no fueron saldados en su totalidad debido a la amistad de Heredia y Quiroga Tambien la provincia de Catamarca fue obligada a pagar una costosa reparacion por la guerra a los riojanos 21 Igualmente fue obligada a pagar la vecina de Santiago del Estero como muestra de la hegemonia que habia conseguido Quiroga en el noroeste del pais 21 Mientras sigilosamente Heredia extendia sus lazos a Catamarca y Santiago del Estero pero con asperezas y lentitud se adheria a la Liga del Litoral de Rosas Los gauchos apoyaban a Quiroga y Lopez y estos por un juego de alianzas a Rosas quien resultaba mas un negociador que un guerrero como se vio en Caseros 23 Tras la guerra se iniciaba un triunvirato entre los caudillos pero tras la muerte de los dos primeros el porteno Rosas surgiria a finales de esa misma decada como el amo absoluto de la Confederacion 24 Por esa epoca una comision de saltenos y jujenos llegaba a La Paz para solicitarle a Andres de Santa Cruz su anexion a Bolivia pais mucho mas estable en ese entonces que la confederacion 25 Quiroga tuvo que mover los hilos de la diplomacia y sus influencias para impedir un conflicto en que el presidente boliviano intentara expandir sus fronteras sobre Salta y Tucuman como venia planeandolo desde antes de La Ciudadela 20 Santa Cruz habia declarado estar dispuesto a proteger una provincia soberana e independiente lo que hubiera sido la excusa para intervenir e invadir el territorio sin embargo la guerra que estallo en el Peru le obligo a cambiar de prioridades 20 Pero los conflictos entre ambas republicas no pararon durante la decada Heredia veia la amenaza que se cernia sobre su provincia ademas de Jujuy y Salta y solicito constantemente apoyo politico y militar a Rosas pero aquel siempre desestimo el poder boliviano aunque tambien estaba interesado en anexarse Tarija le movia mas el deseo de enfrentar a los unitarios exiliados en Bolivia y que eran el principal apoyo a las ambiciones de Santa Cruz 26 Mas interesado en la integridad nacional frente al expansionismo boliviano Heredia mantendra una politica mas tolerante con los unitarios permitiendo incluso que lleguen al poder en Salta en 1835 a fin de negarselos como aliados a Santa Cruz Esto motivara a Rosas a planear una expedicion contra dicha provincia pero el tucumano lo convencera de no hacerla 26 Aunque esta politica no impedira un intento de invasion de los opositores de Heredia a Tucuman un ano mas tarde con apoyo boliviano y unitario el tucumano seguira con su estrategia Santa Cruz esperaba que dichos opositores una vez en el poder facilitarian su deseo de anexarse en noroeste argentino 26 Finalmente para 1837 Heredia unificaria todo el noroeste bajo su poder justo cuando estallaria el conflicto abierto contra Santa Cruz Referencias Editar a b c Scheina 2003 a b Marley 2008 712 a b c d e f g h Camogli Pablo 2011 Batallas entre hermanos Todos los combates de las guerras civiles argentinas El Mercurio amp Aguilar ISBN 9789870421443 a b c d e f Saldias 1911 84 a b Saldias 1973 195 Abad de Santillan 1965 263 a b c d e Rosa 1972 162 a b c Lopez 1939 78 a b c Saldias 1894 52 Revisionistas Blog Archive Batalla de la Ciudadela a b c Rosa 1972 161 Revisionistas Blog Archive Facundo Quiroga Hudson 1931 308 Newton 1965 a b La Gazeta Batalla de La Ciudadela 22 de junio de 1829 sic Rosa 1972 161 162 Lopez Rouges Manuel 2014 La Anarquia Tucumana y la guerra civil Editorial Dunken pp 173 ISBN 9789870274544 a b c Saldias 1894 51 Lopez 1939 78 Saldias 1894 52 Reyes 1913 87 a b c Rosa 1972 163 a b c d Escude Carlos Andres Cisneros amp Alejandro L Corbacho 1998 La situacion del noroeste entre 1830 y 1834 Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas Parte I Las relaciones exteriores de la Argentina embrionaria 1806 1881 Tomo III Los mini Estados provinciales del Rio de la Plata en tiempos de las guerras contra el Brasil y contra la Confederacion peruano boliviana Buenos Aires Grupo Editor Latinoamericano Digitalizado en 2000 por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales CARI Rosa 1972 164 Liscano 1991 210 Liscano 1991 211 Basandre 1961 295 a b c Escude Carlos Andres Cisneros amp Alejandro L Corbacho 1998 Las diferencias de percepcion entre los gobiernos de Buenos Aires y Tucuman respecto de la cuestion nortena Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas Parte I Las relaciones exteriores de la Argentina embrionaria 1806 1881 Tomo III Los mini Estados provinciales del Rio de la Plata en tiempos de las guerras contra el Brasil y contra la Confederacion peruano boliviana Buenos Aires Grupo Editor Latinoamericano Digitalizado en 2000 por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales CARI Bibliografia EditarAbad de Santillan Diego 1965 Historia argentina Tomo II Buenos Aires Editora Argentina Basadre Jorge 1961 Historia de la Republica del Peru Tomo I Lima Ediciones Historia Hudson Damian 1931 Recuerdos historicos sobre la provincia de Cuyo Buenos Aires Editorial Revista Mendocina de Ciencias Liscano Juan 1991 Fundaciones vencimientos y contiendas Caracas Fundacion Ayacucho ISBN 978 9 80276 145 6 Lopez Vicente Fidel 1939 Historia de la Republica Argentina su origen su revolucion y su desarrollo politico hasta 1852 Buenos Aires Editorial Sopena Marley David 2008 Wars of the Americas a chronology of armed conflict in the 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