Autodesignación de la identidad
La autodesignación de la identidad es una teoría basada en las ideas de la filósofa estadounidense Judith Butler, quien considera al género y a la identidad en términos de performatividad, que sostiene que lo importante es el género sentido por el individuo, que es interno e innato.[1] El género sentido es una esencia verdadera, innata e inmutable que viene dada por la misma naturaleza.[2][3] Está directamente relacionada con las identidades queer. Cada persona puede hacer su elección individual, más allá de la biología y su sexo asignado al nacer y construir su propia identidad de género aunque no coincida con su sexo biológico.[4] el sexo es una invención mientras que el género viene dado y es innato: se nace con cerebro femenino o cerebro masculino, aunque haya una discordancia entre el sexo psicológico y el sexo biológico y el segundo no coincida con los genitales.[4] Los componentes biológicos carecen de importancia (cromosomas, ADN, genitales, sistema reproductor). El sexo no está esencialmente inscripto en la naturaleza biológica humana, sino que es el resultado de una construcción social, por lo cual el género psicológico sentido por el propio deseo individual hace que el sexo pueda ser elegido para que concuerde con el género. Es por eso que esta teoría sostiene la autodeterminación de género, es decir, que basta que una persona declare su género sentido para que deba ser reconocida legalmente como tal. La consecuencia de esto es que pueden existir mujeres con pene y varones con vulva.
Supuestos teóricos
La teoría de la autodesignación de la identidad sostiene que la identidad sexual o identidad de género es producto de un proceso de construcción social independientemente del sexo biológico de nacimiento. No se nace varón o mujer, sino que esa diferenciación es únicamente el resultado de un proceso social.[5] [6]
El individuo puede decidir en el transcurso de su vida a qué sexo y género quiere pertenecer, porque el género es un sentimiento interno e innato. Se parte del presupuesto teórico de que no existen realmente diferencias biológicas entre los sexos, varón y mujer, porque tanto el sexo como el género son construcciones culturales. Ser varón o mujer no depende de la biología o los factores genéticos sino de la libre elección del sujeto deseante que construye su propia identidad sexual de acuerdo a su sentir. Se hipotetiza una identidad personal desvinculada del sexo cromosómico pero innata para el individuo que la siente como propia. Esta concepción se basa en las ideas de la filósofa estadounidense Judith Butler, quien considera al género y a la identidad en términos de performatividad. No existe el sexo biológico sino la construcción discursiva. Ser “mujer” o "varón" o “sexo” son solo construcciones discursivas y performativas, no realidades biológicas. Hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino, mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como un femenino. La tesis que Butler defiende afirma que el sexo no es dado biológicamente sino que es un ideal regulativo materializado en el cuerpo a través de reiteradas prácticas normativas y performativas.[7]
El género está divorciado del sexo biológico tras la idea de que lo fundamental es la identificación con el otro sexo. No habla del sexo del recién nacido sino del “sexo asignado al nacer“, pues se concibe esta categoría como algo externo e impuesto y que no necesariamente tiene que ver con la identidad de la persona. Cada persona puede hacer su elección individual, más allá de la biología y el sexo asignado al nacer, y construir su propia identidad de género aunque no coincida con su sexo biológico.[4] [8]
El sexo no tiene un componente biológico sino que sería el resultado de una construcción social e individual. No existe una definición universal singular de la mujer. Las mujeres no pueden ser definidas en base a sus vaginas, úteros, períodos menstruales o capacidad de gestar y maternidad. Eso no define a una mujer. [9]
El concepto de autodesignación de la identidad no reconoce el sexo anatómico y sostiene que una persona que tiene un cuerpo de varón, puede sentirse mujer pero, como la orientación sexual es diferente del género, podría ser, a la vez, una mujer transexual lesbiana y querer salir con mujeres.[10][11] [12] [13] [14] [15] Existen mujeres y niñas con pene y niños con vulva.[16]
Esta idea de la identidad sostiene una concepción de la persona como algo distinto de su existencia corporal. Esta distinción entre conciencia y corporalidad se concibe como una separación real. El sujeto es solamente la conciencia, mientras que el cuerpo es un objeto a disposición de su voluntad, que puede y debe modificar según su deseo personal de autodesignación de la identidad o autoidentificación sexual para alinearse con su género real.[2]
Esta corriente, sostiene que el sexo es una invención mientras que el género viene dado y es innato: se nace con cerebro femenino o cerebro masculino, aunque haya una discordancia entre el sexo psicológico y el sexo biológico y el segundo no coincida con los genitales.[4]
El género es una fuerza fija que subyace a la identidad nuclear, que nace de lo más profundo del ser.[2][17] El género sentido es una esencia verdadera, innata e inmutable que viene dada por la misma naturaleza.[18]
Por eso puede alinearse el cuerpo equivocado con el género sentido, real, verdadero, con ayuda de la medicina.[2]
Véase también
Referencias
- Butler 1999
- ↑ Soley-Beltran, Patrícia (00/2014). «Transexualidad y Transgénero: una perspectiva bioética». Revista de Bioética y Derecho (30): 21-39. ISSN 1886-5887. doi:10.4321/S1886-58872014000100003. Consultado el 12 de diciembre de 2020.
- Debra Soh (2020)
- ↑ Berdundi (23 de julio de 2012). «Berdindu · Identidad de género · Transexualidad». www.euskadi.eus. Consultado el 7 de diciembre de 2020.
- Mª Luisa Di Pietro, “Identidad sexual y género”, Medicina y Ética, 17 (2006), p. 97.
- Debra Soh (2020)
- Butler 1999
- Debra Soh (2020)
- Richards, Jen (13 de julio de 2017). «I've Never Had a Period But I'm Still a Woman». Harper's BAZAAR (en inglés estadounidense). Consultado el 18 de diciembre de 2020.
- Miranda (20 de enero de 2020). «El pene femenino, el techo de algodón y la guerra cultural contra mujeres y lesbianas». Miranda Yardley. Consultado el 16 de diciembre de 2020.
- Cavia, Beatriz; Cavia, Beatriz (2019-06). «La gestión de lo patológico: Itinerarios de la transexualidad». Estudios atacameños (62): 223-245. ISSN 0718-1043. doi:10.22199/issn.0718-1043-2019-0008. Consultado el 28 de noviembre de 2020.
- «Las mujeres lesbianas, transexuales y bisexuales con discapacidad intelectual deben ser visibles». Plena inclusión. 25 de junio de 2020. Consultado el 7 de diciembre de 2020.
- «Mujer trans lesbiana cuenta cómo aceptó su orientación sexual». Homosensual. 9 de septiembre de 2020. Consultado el 7 de diciembre de 2020.
- «Transexualidad y lesbianismo».
- «Reflexiones críticas de una mujer trans lesbiana». Consultado el 7 de diciembre de 2020.
- Educatolerancia (14 de marzo de 2017). «“Hay niñas con pene y niños con vulva, el género binario hombre-mujer es una construcción social”». Educatolerancia. Consultado el 2 de diciembre de 2020.
- «“Mujeres con pene, hombres con vagina… la Transexualidad”». Instituto Psicología-Sexología Mallorca. Consultado el 16 de diciembre de 2020.
- Soley-Beltran, Patrícia (00/2014). «Transexualidad y Transgénero: una perspectiva bioética». Revista de Bioética y Derecho (30): 21-39. ISSN 1886-5887. doi:10.4321/S1886-58872014000100003. Consultado el 12 de diciembre de 2020.
Bibliografía
- Soh, Debra (4 de agosto de 2020). The End of Gender: Debunking the Myths about Sex and Identity in Our Society (en inglés). Simon and Schuster. ISBN 978-1-9821-3253-8. Consultado el 23 de diciembre de 2020.
- Butler, Judith (1999). Gender trouble: feminism and the subversion of identity (en inglés). Routledge. ISBN 978-0-203-90275-2. OCLC 50506678. Consultado el 15 de diciembre de 2020.